Capítulo 5

—Soy yo, ¿Park Jimin, no?

—Sí, vine por recomendación, dicen que eres bueno tatuando.

—En eso y más… —dijo mirando a Taehyung con una sonrisa ladina. —Llegaste justo, acabo de terminar, pasa mientras te mostraré unos bocetos que hice para ti.

Kim se sentó en las sillas de fuera, pero Jimin le tomó del brazo y lo obligo a apartarse. Sin poder escapar de él, cedió y paso junto al pelirosa.

Taehyung vio que un muchacho se levantaba de la camilla en donde estaba y se miraba la pantorrilla. Allí Kim vio un gran tatuaje de un dragón estilo Japonés con colores vivos, que para él era demasiado, pero era realmente increíble la calidad.

—Oh mierda… Te quedo increíble —dijo el chico con gran fascinación. —Sabía que podía contar contigo.

—Hago lo que puedo.

—Deja la modestia… Eres un maestro, en serio te lo digo.

El tipo se paró y buscó su billetera, de ella saco bastante dinero. Kim frunció el ceño.

—Ten, y cómprate algo bonito con el resto —bromeó el tipo. Agust se rió dejando ver sus encías y dientes blancos.

El de cabello largo agradeció y vio como otro cliente más se iba de su local. Lo quedo mirando más que nada porque paso por el lado del chico de actitud difícil que conocía ese viernes en el bar. Kim se había sentado en un sofá individual contra la pared, la manera de sentarse que tenía era particularmente elegante; brazos y piernas cruzadas y mirada fría, neutra, sin expresión alguna.

Le daba gracia verlo tan serio, seguro estaba fingiendo porque era bastante probable que no se esperara volver a verlo de nuevo.

Kim, por otra parte, miraba el ambiente decorado con pocas cosas, lo que más abundaban era dibujos y fotos de tatuajes ya realizados. En algunos momentos miraba de reojo a Agust, quien estaba en el escritorio con Jimin enseñándole algunos diseños para su amigo.

En ese momento solo quería irse de ahí.

—¿Tae? ¡Taehyung!

Él grito de Jimin lo hizo reaccionar.

—¿Qué?

—Te pregunté que cuál te parece mejor —dijo molesto.

—N-No sé… —respondió sin tener idea. —Lo que tú quieras.

—Gracias por nada. —Jimin le dio la espalda y se dirigió al tatuador. —Me gusta este. —Enseño uno en donde estaba cada fase de la luna.

—Sabía que lo elegirías. —Agust tomó la hoja con satisfacción. —Debes sentarte dándome la espalda y también quítate la parte de arriba.

Park asintió.

Agust vio como el chico se preparaba, él por su parte también lo haría. Se quitó los guantes negros que ya había usado lanzándolos en la papelera que justo estaba cerca de Taehyung. Después botó la mascarilla del mismo color, todo esto lo hizo mirando fijamente a Kim y este haciendo lo mismo. Había una tensión matadora entre ambos, algo que tenía al menor ansioso y nervioso.

—¿Lo acompañas? —preguntó con curiosidad.

—Sí, solo de compañía.

—Pensé que también buscabas tatuarte algo.

—Lo tuyo no es pensar —susurró lo suficientemente bajo para que Agust lo escuchara y Jimin, que estaba en el teléfono, no lo oyera.

El hombre bufó. Algo de lo que no se olvidó, era de ese carácter que lo distinguía.

—Lo que son las vueltas de la vida, ¿no crees?

Taehyung lo miró con mala cara.

—¿Me vas a molestar o atender a mi amigo?

—¿Me das órdenes? —Agust había pateado la papelera provocando que cayera, con intención de agacharse y estar cerca de Taehyung y así hablarle. —Ubícate un poco, estás en mi espacio, Taehyung.

Por un instante los dos se quedaron viendo fijamente. Si las miradas mataran, Agust sería el culpable de dejar a Kim débil por culpa de esos ojos filosos que lo devoraban.

—¿Cuántos tardas más o menos?

Park preguntó en el momento preciso para salvar a Taehyung de esa situación. Agust lo dejo de lado poniéndose de pie y caminando en dirección a Jimin.

—Depende, pero viendo el tuyo, tardaré tres horas y media más o menos, también puedes dividirlo en dos sesiones más…

—Sí, lo haré. ¿Cuándo puedes? —respondió apresurado.

El de tez pálida miro la espalda de Jimin y el tamaño del tatuaje. Cálculo, y en una hora y media tendría la mitad, pero la razón de ofrecerle otra sesión era porque le picaba ese bicho de la curiosidad para ver si Taehyung regresaba.

—¿Mañana tipo cinco de la tarde?

—Me parece bien, además justo quedo libre de obligaciones, así que no tengo problemas.

Agust sonrió satisfecho.

—Bien, empecemos entonces. Si duele me avisas, aunque tengo la mano suave… —Regresó la mirada a Taehyung, quien ya estaba enojado. Rió al ver la expresión del chico.

—Ok… Hazlo, me preparé mentalmente toda la semana.

Fue así como el ruido repetido de la máquina comenzó a escucharse sin cesar, pinchando y pinchando continuamente la piel lechosa y suave de Jimin. Taehyung se asomaba de vez de cuando para ver como era que trabajaba el tipo. Vio lo firme de su mano, esta no temblaba ni por un segundo. Usaba mascarilla y eso dejaba ver solo sus ojos y el entrecejo arrugado debido a la concentración, a cada instante limpiaba los restos de tinta y se hacía el cabello hacia atrás, se notaba lo pulcro que era para trabajar.

Solo pasaron veinte minutos y una luna, la que era creciente, cóncava, ya estaba lista y la segunda por comenzar. Desde lejos aprecio un poco el nivel de detalle que tenía, quiso ver más de cerca y sin darse cuenta ya estaba de pie a solo pasos de su amigo y del tatuador, este último lo miró con una sonrisa oculta tras la mascarilla negra.

—¿Te sientes bien? ¿Te duele?

—Un poco, sí.

—Fue cerca del hueso, normalmente duele. Podemos tomarnos un break si quieres.

Jimin asintió y enderezo su espalda un poco, pues también le dolía por estar así veinte minutos, quito y sin moverse un centímetro.

Taehyung sacó su celular y vio la hora. No haya el momento que todo acabara para irse a casa y olvidarse de la cara del tipo, pero como era Jimin seguramente lo iba a traer mañana también y estaba obligado a verlo una vez más. No daba más, se sentía ahogado en ese espacio e intimidado por la mirada que de vez cuando Agust le dedicaba.

—Voy al baño, no tardo. —Le dijo a Jimin.

Kim salió casi que corriendo de la sala y dejando a Jimin por un momento solo con los dos. Quería algo de aire para respirar con calma.

No tenía ni la más mínima idea de donde había un baño, llego y salió como caballo de carrera. Estaba algo desorientado, solo se metió por un pasillo que iba hacia la derecha y ahí mismo vio una puerta cerrada, sin ver alguna señal que le dijera que era el baño entro.

Se quedó estático al ver que era otra habitación de trabajo, vacía y con las mismas cosas que en donde estaba atendiendo a Jimin. Se había equivocado, pero le valía igualmente, era un espacio sin nadie.

—Maldición… —susurró sentándose en un sofá acolchado.

La calma lo rodeó, pero solo por unos pocos minutos, pues, había oído como la puerta era abierta de golpe, luego siendo cerrada con cuidado y con seguro. Kim alzó la mirada y se encontró con Agust que lo miraba fijo y con una sonrisa socarrona.

—Lugar equivocado —dijo cerrando la puerta detrás de sus espaldas—, era al final y luego a la derecha.

—Gracias… ahora córrete para irme.

El chico paso por el lado de Agust para salir. Sin éxito de escapar, sintió la mano grande del tipo, detenerlo y hacer que se volteara para verlo a la cara. Kim forcejeó un poco, pero el muchacho tenía fuerza para retenerlo.

—Te doy tres segundos para que me sueltes... o te daré la cachetada de tu vida —amenazo entre diente el menor.

Agust se pasó la lengua por su mejilla interna y soltó una risa grave. Posteriormente, se acercó a Kim para acorralarlo contra la puerta para volver a sentir ese aroma a coco que no ha podido olvidar desde esa noche. Su carro había quedado impregnado con ese olor que le llamó a querer probar los labios del chico.

—No he dejado de pensar en ti, ¿y tú? —Se apegó a su cuerpo acortando distancia. —¿Pensaste en mí o soñaste conmigo?

Taehyung lo empujó con toda la fuerza que tenía dejando a Agust tabaleando.

—¿Soñar contigo? —Miro indignado al sujeto. —No me libre de Minjae para ahora tenerte a ti jodiéndome la existencia. —Atacó.

Todo era un teatro montando por sí mismo para ocultar la verdad. Kim no ha dejado de pensar en Agust, en su clase se dio cuenta de ello, ya que cada vez que la imagen de él acercándose para devorarle la boca lo debilitaba. Mejor ocultarlo, pero tenerlo otra vez así, con esas pintas de haber trabajado todo el día le. Generaba un curioso calor en el cuerpo.

Taehyung suspiró cansado de que su cabeza le estuviera torturando con un tipo que conocía de nada, pero lo que era nada. Sí, lo ayudo y lo agradecía, sin embargo, no podía confiar tan fácilmente.

—Oye ya... Cálmate, solo quiero que empecemos de nuevo.

—Yo no quiero empezar nada contigo. Quiero acabes de atender a Jimin e irme de aquí.

Taehyung se dio la vuelta para salir, en eso que ponía la mano para abrir la puerta sintió unos pasos, de pronto una cálida respiración que le erizaba cada vello de la nuca generando un escalofríos por todo su espina dorsal. Antes que pudiera actuar se percató que era tarde, pues Agust lo tenía acorralado con sus brazos, uno de cada lado de su cabeza.

Desvió su mirada y se topó con el tatuaje que vio la noche del viernes. Su aroma a tabaco y a perfume varonil se apoderó de sus fosas nasales generándole algo incomodad.

—¿Te gusta hacer las cosas difíciles? Trato de ser una buena persona —susurro sobre su piel.

—No cedo con facilidad, de hecho, esa es mi arma para apartar a tipos como tú que solo quieren follar.

Así era como Kim se metía en su juego de dobles intenciones para robarle cada suspiro al hombre que estaba a sus espaldas.

—Te hace falta que te sacudan el cuerpo, parece un anciano gruñón. —Se burló a lo que Taehyung rio sin llegar a ofenderse.

Kim giró sobre sus talones y quedo cada a cara del tipo que susurraba ñoñerías “románticas”, pero un coqueteo banal que no tenían tanto sentido, pero sí un propósito y era ver si Taehyung enganchaba con alguno. Era una lástima que el azabache era inteligente y que ese humor de mil demonios le servían.

—Sigo creyendo que tu coqueteo es estúpido y, ¿sabes qué? —Taehyung atrajo la cadera del hombre agarrándolo del inicio del pantalón. —Cuando no hablas y solo actúas... eres sexy, como ese viernes en tu auto.

—Me estás volviendo loco chico...

—Demuestra que tan loco te tiene este chico... —Taehyung se aproximó a los labios ajenos y mordió el labio inferior.

A Taehyung le tentaba ver como el hombre se quedaba embobado por él y solo por él. Kim se estaba haciendo fanático de esos ojos felinos que estaban puestos en él.

Agust lo tomo del rostro con sus manos y comenzó a besarlo con la misma rudeza que esa noche. Taehyung esta vez se dejó llevar por ese deseo de volver a sentir esa boca robándole el oxígeno. Ambos a solas en una habitación con las luces apagadas y solo la luz exterior se filtraba por la ventana, le daba un ambiente más lujurioso, besarse de esa amanera bestial a pleno día les excitaba.

Sentir que en cualquier momento lo interrumpirían los llenaba de adrenalina pura.

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