Capítulo 39
—Hola papá. —Saludo triste. Yoongi no sabía, pero siempre esperaba el “hola hijo” de su padre. Cada que venía, creía oír esa voz característica de él cuando lo saludaba tras llegar de la escuela, pensar que algún día lo volvería a oír, lo quebraba un poco. —Sé que ha sido mucho tiempo, pero mi año ha sido... —Miro a Taehyung y le sonrió. —Una montaña rusa llena de emociones que no pensé vivir ahora. Por primera vez estoy sintiendo lo que es estar enamorado y es jodido porque es una lucha entre el corazón y la mente. Pero prefiero el sentimiento.
Taehyung lo oía y se ruborizaba cada vez más. Oírlo hablar de aquel modo le gustaba.
Pasaron minutos en donde Yoongi hablaba y narra cada momento vivido durante el año, como si de verdad el hombre lo estuviera oyendo, Kim no se aburrió, de hecho, lo complementaba cada que lo señalaba o lo miraba con una enorme sonrisa. Le contó como conoció a Taehyung obviando las partes un poco subidas de tono, también le dijo que el negocio le iba bien y que mucha gente de Daegu le siguió los pasos por más tatuajes. Así mismo le contó sobre su madre y la aparición de Jihoon otra vez, finalmente le contó sobre el embarazo de Taehyung, cambiado un poco el tono a uno más serio, admitiendo que aún no podía ser padre como alguna vez él quiso ver a su hijo.
—Sé que es difícil, pero créeme que es lo correcto... Aún tengo planes, y Taehyung igual.
Kim extendió las flores que él también le compró.
—Espero que le gusten, señor Min... —murmuro.
—Me veo como un loco, pero... me desahogo haciendo esto.
—No te ves como un loco, es bueno que lo hagas. Quien mejor que contarle a tu padre tus problemas y tus mejores momentos, Yoongi. —Le dijo tomándole la mano.
—Me hace falta, mucha falta, Taehyung... —Confesó acomodándose en su hombro.
—Él te debe estar orgulloso de quién eres hoy en día. Cada esfuerzo que has dado él debe saberlo de algún modo, ¿no?
—No creo que muchas cosas, sin embargo, prefiero aferrarme a que si es como lo dices.
El castaño sonrió levemente.
Mientras que Min arreglaba el jarro de flores, no podía negar que la duda de como supieron de la otra vida de la mujer salió a la luz. Así que se atrevió un poco a preguntar esperando que Min no se enojase.
—¿Puedo preguntarte algo? —Le miro nervioso.
—Sí, claro.
—¿Por se enteraron de lo de tu madre? —preguntó mordiéndose los labios.
Yoongi miro la foto de su padre regresando a la misma posición que adopto en un principio.
—Lo confeso ella misma —dijo seriamente.
—Ya veo...
—Papá sospechaba que quizás era una aventura normal, pero no quiso buscar más porque las cosas ya estaban mal entre ellos. Cada que volvía de sus “viajes de trabajo” peleaban como no imaginas. Mi madre gritaba como desquiciada y mi padre... Solo le pedía respuestas. —Contó haciendo memoria a esos años de su vida. —Hasta que, en el último viaje, atendí el teléfono de casa; era Jihoon, se equivocó y marco a ese número.
—¿Pregunto por ella?
—Sí, aún recuerdo las palabras de Jihoon. —Suspiro pesado. —“Mamá, ¿cuándo vas a volver? Te extraño mucho”.
El corazón de Kim se apretó con fuerza.
—Dios, Yoongi, perdón por insistir. —Pidió perdón.
—No te preocupes, tarde o temprano te lo iba a contar. —Sonrió para que no se preocupara. —En fin, no sospeche mucho, hasta que ella regresó el llamado diciendo que acabaría con los asuntos en Corea y regresaría a Japón, ahí la atrapa para interrogarla y ella llorando me pidió perdón. Papá oyó todo y fue cuando a gritos confesos que conoció a un hombre de la agencia en la que trabajaba, se enamoraron y... nació Jihoon, él y yo vivíamos realidades distintas. Mientras él se llevaba las mejore sonrisas de mi madre, yo veía los malos momentos.
—¿Cuánto tiempo después se fue? —Continúo preguntando el menor.
—Un mes. —Rio. —No duro nada... Se fue en la noche, no la vimos más. Dejo una carta que mi padre nunca me mostró hasta el día que murió y la encontré en sus pertenencias. Leerla me confirmo que mi madre fue egoísta, pensó en ella y en nadie más. Menospreciaba el trabajo de papá.
—Que era tatuador... ¿No?
—Así es... —Afirmo el joven. —De pequeño iba a un local entre las calles de Daegu, escondido, él llevaba. —Lo recordó con gracia. —No era el lugar para un niño de diez, pero ver que la gente le agradecía y le deseaba suerte, era suficiente. No sé qué fue, me decidí a seguir sus pasos. Espero estar haciéndolo bien.
—Lo hace y bien. He visto personas, incluso Jimin agradecido de esas manos. —Se las tomo y acarició el dorso.
—Gracias, por venir y oírme. Sé que le hubieras caído bien —dijo refiriéndose a su padre.
—Espero que si...
Ambos se pusieron de pie listo para irse.
Yoongi se despidió de su padre dejando tu espacio ordenado y bien presentando con las flores que habían comprado para él. No lo vería en otro largo periodo de tiempo. Sin embargo, jamás se perdía tanto, sabía que ni él era capaz de estar sin ver, solo, la foto del hombre que tanto quiso y aún quiere, a pesar de no estar presente.
Caminaron de regreso al auto, pasando por el mismo sendero del principio, y juntos de la mano.
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Sábado.
Taehyung apretó la mano de Yoongi mientras le colocaban la pulsera para identificarlo, a su lado derecho había una mujer de unos treinta años, al izquierdo un joven no más de diecinueve y en el centro estaba él con su pareja de pie frente suyo que le acariciaba la mano con parsimonia mientras le sonreía.
La mujer miró de reojo al de tez pálida. Sonrió débilmente hacia Kim.
—Oye. —Llamo bruscamente a Kim. —Todo estará bien. —Con confianza y sin permiso alguno le tomo la mano para regalarle otra sonrisa. Luego miro hacia el joven, el más menor. —Tú también dame la mano.
El castaño miró a su novio algo cohibido. En eso llega la enfermera del lugar.
—Joven, debe esperar en la sala, se le avisará cuando acabe el procedimiento. —Explico mientras tenía algunas hojas entre sus brazos. Yoongi asintió.
Taehyung le agarro la mano haciendo que se detuviera.
—Gracias por no huir. —Murmuro. —Te amo.
—Ya te dije, no soy de esos. Y... también te amo. —Besó la frente del menor.
Se quedó viendo como el tatuador salía acompañado de la enfermera.
—¿Dónde lo conseguiste? —pregunto la mujer con una sonrisa aún en su rostro.
—Y-Yo... tuve suerte, creo...
—Si... Se nota que te quiere.
Pasado unos minutos el primero en pasar fue Taehyung, este paso a una sala muy similar a la de un quirófano solo que más pequeña. En ella había tres personas, una completamente cubierta por equipo de operaciones y otros con su solo uniforme. Paso algo asustado, no podía mentir, cada que caminaba hacia la mesa de operaciones sentía las piernas flaquear, pero... no podía echarse para atrás, había muchas cosas en juego como para decir
“ya no quiero”. Respiro hondo y dejo ir todo el aire para soltar ese pavor que lo estaba frenando.
—¿Taehyung? —pregunto el médico. El chico asintió. —Recuéstate en la mesa de operaciones, por favor.
El chico apenas se sentó, lo ayudaron a levantar las piernas para cubrírselas un poco con una manta. Una enfermera le tomo la presión, otro algunos electrodos para monitorear su frecuencia cardiaca. Al minuto llego una chica, también enfermera, con gafas y protegida con su cofia, tomando algunos insumos para colocarle una vía.
—Vas a sentir un pinchazo pequeño. Calma. —La aguja apenas penetró su piel, Kim miro hacia el blanco techo. Estaba un poco más tranquilo cada que pasaban los segundos. Luego coloco la anestesia por aquella vía. —Te dará sueño, pero no te preocupes. —Explico. La respiración del castaño comenzó acelerarse un poco. La enfermera le toco su mano con delicadeza para relajarlo.
—¿Qué te gusta hacer, Taehyung? —Quiso saber el médico a cargo.
—A-Ah... M-Me gusta la danza, estudio eso. También me gusta el jazz —rio. —Me compro una caja llena de discos cuando tenía dieciséis... e-eran muchos discos... que... —Cerro un poco los ojos viendo borroso. —Parece que no hace efecto...
—Tranquilo, solo será una pequeña siesta, Taehyung.
Para ese momento, Kim ya había cerrado sus ojos cayendo en los más profundos del velo oscuro que rodeo sus ojos.
Mientras tanto, en la sala de espera, el ambiente era distinto. Se encontraba algunas chicas, chicos esperando ser atendidos, y las enfermeras en turno merodeando por allí entregando algunos formularios de inscripción. Entre ellos, el azabache miraba el periódico en el apartado de puzles; el tatuador analizaba el crucigrama del día.
La recepcionista sabía que estaba nervioso, así que le regalo un par con tal de dejarlo sentando y quieto, pues Yoongi ya había caminado y recorrido el piso de la clínica tres veces. Ella comprendía eso, ya que no era el primero y el único que paso por ese momento, hasta podría decir que era el chico número cuatro que veía ahí acompañando a la persona que quedo en cinta. No había muchos hombres que... acompañaran a un proceso como este.
Negó con la cabeza al darse cuenta de que la letra era incorrecta.
—¿Esperas a tu novia? —Una voz femenina se oyó a su lado. Alzo la mirada, la giro y se encontró con una señora de unos cuarenta más o menos con unos jeans holgados, suéter abrigador y cabello tomado. Su apariencia se veía algo desordenada.
—Novio —respondió cortante continuando con lo suyo.
—Yo espero a mi hijo... Entro hace un rato con la doctora. —Min asintió con una sonrisa obligada. ¿Acaso esperaba que también le contara su vida? —Como ves tengo un don de contar mi vida.
—Ya lo creo... —No aparto la vista del crucigrama.
—A veces es complicado. —Min lo miró por el rabillo del ojo. —Te preguntas constantemente si lo estás haciendo bien o... mal. Es un largo procesos donde se aprende por y con ellos. Nadie nace sabiendo como criar a un hijo o hija. —Contaba la mujer jugando con sus manos mirando el suelo
Agust soltó una risa nasal.
—¿Por qué me cuenta esto? Ni sabe cómo me llamo.
—Estamos aquí porque lo mismo. A veces es mejor no ser padres, a ser unos malos padres, mi hijo menor lo comprendió y... por eso está aquí. El sintió que su mundo se detuvo por un tiempo.
Min se quedó mirando el crucigrama. Asintió de acuerdo, además a historia coincidía en algo, había algo en común después de todo.
Yoongi la miro y le sonrió.
—Sus hijos deben amarla. —Afirmó.
Ella asintió con una sonrisa, regresando a ver el pasillo de donde venía un muchacho de estatura baja, medio somnoliento, con una leve sonrisa hacia la mujer. Ella se levantó casi de un salto y fue con él para abrazarlo y besarle la frente. Se despidió de ella con una leve reverencia y la última sonrisa de sus labios, volviendo a su crucigrama en donde al fin coloco la palabra que tanto le faltaba.
“Apoyo”.
Enarco una ceja pensando que fue curiosa aquella palabra.
Al cabo de horas más tarde, cuando la tarde había caído sobre Daegu dejando un cielo casi medio oscuro, y las personas se estaban comenzando a ir, oyó unos pasos provenientes del pasillo de donde se realizaban los procedimientos, se dirigió hasta allá y allí vio a Taehyung salir con la cara pálida, con sueño y caminando algo lento. Min respiró aliviado al verlo otra vez.
Taehyung le tomo la mano y se acurrucó en su pecho, sintiendo sus latidos que le reconfortaban, pues ahora lo que más necesitaba era a su novio, que aún seguía allí dentro a esperas de él. Agust lo rodeo con sus brazos y le beso una mejilla levanto su mentón.
Se acercaron a la recepcionista que le entregaría algunas indicaciones.
—Es normal como te sientes, aún estás bajo efectos de la anestesia. —Le dejo un papel frente a él. —Si presentas vómitos, mareo o algún tipo de dolor, no dudes en regresar. También es importante que te mantengas hidratado
Kim sonrió.
Al salir de la clínica el cielo ya estaba oscuro debido a la noche.
Min se detuvo frente al auto.
—¿Todo bien? ¿Cierto? —Lo detuvo apretando su mano. —¿Tienes hambre? ¿Sed?
—Estoy... cansado, solo eso —respondió.
—¿Solo eso verdad? —Insistió preocupado.
El castaño le tomo las mejillas.
—Estoy bien... fue lo correcto para los dos, no solo para mí. Espero que las cosas no cambien en nada entre nosotros. Gracias, pensé que estarías molesto por esta decisión.
—Para nada Tae. —Yoongi entrelazo sus dedos con los de Taehyung. —Estoy feliz de todo saliera bien, aun así... te noto triste. —Le busco la mirada.
Kim apretó su mano para después ver a Min a los ojos dándole un beso en sus belfos.
—Estoy mejor ahora.
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