Capítulo 12
Taehyung miraba fijamente su té dentro del vaso. Jimin trataba de conversar con él, pero era absurdo, Kim no estaba cien por ciento concentrado ahora.
—¿Paso algo esta mañana? —preguntó Jimin. —Estás en las nubes por lo que veo.
Taehyung dejó de lado su vaso y cruzo de brazos sobre la mesa. Miró a Jimin fijamente.
—Mi padre quiere que me case con Bogum y probablemente mi madre igual —confesó sin más.
—Es una mierda, Taehyung. —Fue lo único que salió de la boca de Park pasando sus manos por el cabello de manera frustrada.
En serio que sus padres eran horribles personas.
—Ya sé… Me dijo que Bogum también irá a Londres, supongo que querrá que tenga una vida con él allí —contó alterado tomando la cuchara para revolver el té, sin saber qué hacer. Estaba tan alterado que no controlaba ni un movimiento.
—No tiene nada de sentido, dejamos de verlo luego del instituto, además tiene una religión. ¡No tiene ni pies, ni cabeza esa idea! —alzó la voz enojado.
—Creo que es más que claro que me vendieron por algún maldito bien común entre ellos y mi familia. —Se puso de pie. Tomó el vaso y lo botó dándole igual si estaba hasta la mitad.
—Vente a vivir conmigo, al carajo todo —propuso Park. —Terminemos esto y vámonos a Londres.
—¿Y tus padres?
—Mis padres no serán problema, te adoran y pasan fuera de casa, da igual.
Jimin le sujeto las manos a Taehyung, se miraron por un instante y Kim no hizo más que abrazar a su mejor amigo. Si no fuera por el pelirosa, estaría hecho un lío entre manojos de nervios, llanto y, hubiese caído en la desesperación misma.
—Gracias, perdón, si soy odioso contigo a veces.
—Eres mi odioso favorito, Tae. Además, no voy a permitir que te casen con un puritano de cartón.
Taehyung soltó una risa y lo abrazo con fuerza.
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La semana avanzó tan rápido que no daba tiempo a hacer todo lo planeado. Muchas cosas quedaron en segundo plano, así como sus frecuentes pensamientos de la noche con Agust, del cual no ha sabido nada y eso le tranquilizaba. Era algo pasajero que sí le dio lo que quería en su momento.
Su mente se mantenía ocupada con la universidad, y claro, su compromiso con Bogum, pero le daba igual en el fondo, por lo más insistentes que fueran sus padres, Taehyung no se iba a atar de por vida con un extraño del cual apenas tuvo una relación de compañeros en el instituto. Era realmente estúpido.
Por otro lado, la universidad estaba comenzando con algunos arreglos para el aniversario, del cual la clase de Taehyung y Jimin estaba dentro de la organización.
Así fue como llegó el martes, se encontraba guardado algunos libros y cuadernos que utilizó en la clase. Se colgó su mochila para salir del aula junto a Park. Al ponerse de pie sintió una punzada que lo hizo arrugar la frente. Se miró el tobillo, que seguía igual de inflamado que el viernes, y presentaba una leve marca violácea que decidió pasar por alto con ayuda de un par de pastillas para aliviar el dolor.
Las sacó de su mochila, un par nada más, y se las bebió con algo de agua que tenía en su botella.
—Ve a enfermería, eso está peor que el viernes —dijo Jimin caminando a su lado hacia la salida.
—No tengo tiempo, menos hoy.
—¿Qué es más importante que tu tobillo? —preguntó sin comprender.
—Hoy es la cena con Bogum y sus padres... —murmuró. Jimin lo miraba algo preocupado. —Estaré bien, solo espero que sea rápido.
—No vayas y ya, así de simple.
—Ojalá fuera fácil, Jimin. No puedo huir, otra vez. Papá me hizo la cruz desde esa noche que me fui del restaurante.
—¿No preguntaron nada cuando llegaste? —quiso saber Jimin. Recuerda que Taehyung se fue con ropa que no era de él.
—Papá me gritó diciendo que dónde carajos andaba, y bueno, mamá, simplemente me dijo que estaba rebelde, incontrolables y que fue una falta de respeto —contó mientras caminaba cruzado de brazos.
El pelirosa apretó sus labios. De verdad quería hacer algo por Taehyung, verlo en esa situación era deprimente, era su amigo. Los Kim eran una familia incomprensible, le exigían a Taehyung que fuera el mejor en lo que hacía; la perfección misma. Pero llegada la hora, solo lo criticaban y decían que arquitectura era mejor que esto. Y para remate, lo comprometieron con alguien con el que su amigo no se sentía cómodo. Era absurdo, por no decir que era una completa idiotez.
De pronto, a su mente vino un momento de iluminación donde recordó que Jungkook, el mismo chico del brazo tatuado, lo había invitado a un lugar cerca de donde trabajaba. Park sabia que Kook era compañero de Agust, así que podía mover los hilos para hacer que Kim se reencuentran con el famoso Agust D.
—Auch… Bueno, hoy iré con Kook a un pub, algo tranquilo… —habló tratando de convencerlo de una manera.
Hace día que no hablaban de eso e intuía que de verdad Taehyung ya se olvidó, pero conocía a Kim. Podía decir y demostrar una cosa, pero sentía otra muy distinta.
Taehyung negó.
—Aunque quisiera, no podría. Mis padres quitarían mi herencia por dejar plantado a Bogum —habló mosqueado. —Y no es una mala herencia... —sonrió levemente.
—Eres un interesado. —Golpeó su hombro.
—Cuidó lo que es mío. Sin dinero no me voy a ni un lado, Jimin...
—Bueno, trabaja...
Taehyung se detuvo de golpe en el arco que separaba el edificio con el patio de la facultad. Jimin se quedó callado al ver que Kim no iba a su lado y hubo un extraño silencio entre ellos. Se volteó a verlo y este no se movía, estaba estático en la misma posición.
—¿Tae?
—Debe ser una broma —susurró Taehyung apretando sus puños.
Park dirigió su morada a la misma dirección que Kim. Y allí vio la razón de porque su amigo estaba anonadado.
—¡¿Bogum?! —elevó la voz debido a la sorpresa.
—Tae, Jimin. ¿Cómo están? Tanto tiempo. —Saludó el muchacho con una espléndida sonrisa y que miraba fijamente a Taehyung como su fuera lo único en su alrededor.
El Bogum del instituto no era nada comparado con el de ahora. Este Bogum estaba mejor vestido, con el cabello bien peinado y una camisa arremangada que dejaba ver sus brazos y en el izquierdo un reloj que lucia costoso. Denotaba elegancia y buen. Ahora Jimin, comprendía que esa era una posible razón para comprometerlo con él.
—Sí, lo mismo digo yo —habló Park con hostilidad cruzándose de brazos.
Taehyung se paró delante de Bogum, cara a cara, y lo alejo un poco de la entrada al edificio para que la gente no los viera.
—¿Qué haces aquí? Supuestamente nos veríamos a la noche.
—Lo sé, pero tu madre estuvo de acuerdo que viniera a recogerte y fuéramos juntos. Ya sabes, para ponernos al día —explicó el chico mientras que buscaba contacto con la mano de Taehyung, pero este solo la escabullía entre sus brazos.
—Te digo desde ya, que fue una mala idea, Bogum. Me iré a casa y te veré a la noche. —Cambió de dirección hacia Jimin, pero su mano fue atrapada por el chico.
—No seas así, déjame llevarte a que te compres algo para hoy… Dudo que vayas así —dijo mirándolo de pies a cabeza.
Por supuesto que trato de sonar cortés, no quería hacer enojar a Taehyung en ese momento, pero lo que él no sabía que por dentro la rabia corría por las venas de Kim. El chico apartó de golpe su mano liberándose del agarre de Bogum. Este quedo estupefacto.
Taehyung vestía un short de cuero, un suéter sin mangas de entre grises y leves azules, para cubrirse otra chaqueta de la misma tela y color que su prenda inferior.
—Así me gusta vestirme, y si no te gusta, pues es tu maldito problema, no él mío, Bogum.
Taehyung fue hasta donde Jimin y este le dedico una mirada de desprecio al chico que quedo sin palabras ante la feroz reacción de Taehyung. No lo recordaba tan así, o quizás lo era, pero no en ese nivel.
El azabache iba a pasos acelerados pasando a llevar a quien se le cruzara por el camino. Iba en dirección a las duchas del gimnasio, se sentía horriblemente ahogado, Jimin corría detrás de él. Park sabía que Kim era una bomba de tiempo que estallaría en cualquier momento, estaba sometido a tanta presión que estaba seguro de que, por más rudo que se hiciera ver, Kim era frágil por dentro.
Apenas entro a las duchas se dejó caer sobre una banca tirando su mochila al lado.
—¡Mierda! —gritó cubriéndose su rostro por frustración.
Park se sentó a su lado y acarició su espalda.
—Déjame ayudarte, ¿sí?
Taehyung lo miró, no estaba llorando, solo estaba claramente furioso.
—Quiero ir contigo, Jimin.
Park sonrió ampliamente y asintió emocionado. Luego se abrazaron con fuerza.
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Jimin se miraba al espejo por quinta vez y esta si era la última. Estaba listo para recibir a JK e irse al lugar que tenían pesado visitar esa noche.
Park vio como Taehyung se colocaba perfume en su cuello y muñecas. No se cambió la ropa para refutar que él se vestiría como quisiera, pues así le gusta. Se arregló el cabello y coloco algo de labial hidrante con un tono cherry tenue que le daba un resalte a sus labios.
—Te ves increíble —elogió Park.
—Gracias… —dijo mirando su teléfono.
—¿Tus padres de nuevo? —preguntó acercándose para ver la pantalla. —¡¿Veinte llamadas perdidas?!
—Sí, unas cinco de Bogum, pero me da igual. —Taehyung colocó en silencio el celular, y lo metió al bolsillo dentro de la chaqueta. —¿A qué hora vendrá el tal JK?
—Jungkook... —repitió. —A las ocho, no falta casi nada. —Miró su teléfono, mientras que escribía sonreía.
—¿Tendrás sexo con él hoy? —interrogó Kim frunciendo el ceño cuando vio esa sonrisa en su rostro.
Jimin se quedó en silencio.
—El silencio otorga...
—¡Oye! —Le lanzó una almohada. —No sé… ¿Quizás? —Se encogió de hombros. —Si es que pasa, puedes dormir en la habitación de mis padres.
—Lo sé, eres bullicioso cuando tienes sexo.
—Eso es mentira, tengo un volumen promedio. —Trato de defenderse. —¿Y tú qué? Seguramente tú también gritaste el nombre de Agust esa noche.
Taehyung no dijo nada. Solo dejó que su cuerpo le jugara una mala pasada y permitiera que sus mejillas se encendiera otra vez. La verdad, no grito su nombre, pero las ganas siempre estuvieron ahí.
—El silencio otorga, Tae —imitó las palabras que Kim le había dicho.
El azabache le miró con mala cara.
Posteriormente, un sonido proveniente del teléfono de Jimin lo hizo ponerse en alerta.
—Ya llegó. ¿Seguro que quieres hacer esto?
Taehyung asintió.
—Suena mil veces mejor que la cena de un compromiso arreglado. Créeme.
Park no preguntó más. Tomo la mano de Taehyung y bajaron hasta la puerta principal de la casa. Al llegar oyeron la bocina del vehículo, Jimin abrió la puerta y allí vio el auto de color blanco esperándolos.
Dejando todo cerrado, Jimin fue hasta la ventana del automóvil y golpeo suavemente. Al bajar el vidrio vio a Jungkook a su acompañante de esa noche.
Era el famoso Min Yoongi que lo miraba incrédulo
—¡¿Qué hace él aquí?!
Las voces de ambos se mezcló, provocando unas sonrisas de complicidad en Jungkook y Jimin. Estaban cantando victoria al ver que su pequeño plan de reunirlos había resultado.
Taehyung y Yoongi se volvían a ver después de todo.
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