Capítulo Único


Perdonen las faltas de ortografía.




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Los rayos de luz entraban por las cortinas blancas de la habitación.


El pequeño y delgado cuerpo que yacía sobre la enorme cama se movía en cuanto sintió los rayos del sol sobre sus parpados. Perezosamente se giro abriendo los ojos poco a poco enfocando su visión en aquel diminuto aparato que marcaba las 8:00 am. No deseaba levantarse, quería seguir durmiendo un poco más.


No se creía aun el echo de estar viviendo con Taiga, no después de que el mayor se fue de Japón de vuelta para estados unidos. Se alegraba sinceramente por que este hiciera realidad una de sus metas, ser jugador de la NBL.


Naturalmente algo como eso cambiaria el carácter de cualquiera que llegue a conseguir la fama como la que Kagami tiene, confió en que nada de eso cambiaría la forma de ser de su pareja, respiro aliviado cuando comprobó que no existía ningún cambio en su persona, ni en su personalidad. ¡Como lo amaba!


Todo esto sucedió fue hace cinco años atrás.


Cuando la sombra termino de graduarse en la universidad, Taiga inmediatamente le pidió que vivieran juntos.


El de cabello bicolor estaba por regresar al país asiático para vivir como pareja, pero Kuroko antepuso los intereses de su Tigre por lo que por primera vez fue el quien decidió irse a vivir a estados unidos. Al principio fue algo complicado adaptarse a la cultura e idioma pero fue fácil todo gracias a Taiga.


A sus oídos llego el ruido del agua correr por la regadera, sonrió perezosamente.


Su amado Tigre ya se encontraba levantado.


Se levantó de la cama estirando su cuerpo desentumiendo los músculos. Busco entre las sabanas la enorme camisa de la parte superior de la pijama de Taiga y se la coloco sobre su cuerpo.


Se puso de pie bostezando un poco frotando sus ojos para deshacerse del sueño que aun le abordaba.


Entro al baño con cuidado no de no alertar al hombre que disfrutaba de un excelente baño, cepillo sus dientes, se lavo el rostro y peino un poco sus cabellos azules alborotados.


Satisfecho con el resultado salió del baño cuidando de no hacer ruido alguno.


Entro a la pequeña cocina que compartían, dirigió sus paso al refrigerador para abrirlo y sacar las cosas que usará para hacer un delicioso desayuno.


Su amado novio no tenía idea que durante sus ratos libres tomaba clases de cocina. Si era sincero solo sabía hacer huevos cocidos, lo que el llamaba su especialidad.


No era algo de lo que deba estar orgulloso y aunque no cocinaba ni la mitad de bien que Taiga, se alegraba de todo corazón cuando el de cabello bicolor se engullía el platillo sin queja alguna.


Puso agua para el café© y un par de rebanadas de pan en la tostadora.


¿Quizás debería preparar huevo con tocino? ¿Huevo estrellados?


Definitivamente quizás algo de huevo con tocino, pan tostado, café© y algo de jugo de naranja, si­, no sonaba para nada mal.


Tomo el delantal para evitar salpicaduras de aceite caliente así­ como evitar manchas en la ropa y con los ingredientes listos se puso manos a la obra.


El tocino se cocinaba en la sartén, los ojos celeste no apartaban su mirada de aquella parte del cerdo. Para conseguir el tostado perfecto no debía alejar su mirada, pero la Ávida imaginación del peli celeste lo lleno de imágenes de Taiga. ¿Se sorprendería al ver un almuerzo hecho por sus manos? ¿Se alegrará? Sinceramente esperaba que todo fuera del agrado de su pareja.


Tan sumido estaba en sus pensamientos que dejó de preocuparse por todo aquello que tenía en la cocina funcionando, pensando y viviendo feliz e ilusionado en su mundo de ensueño.


La realidad lo golpeo cuando a sus fosas nasales llegó un olor a quemado. Alarmado miro al tocino que ya estaba muy crujiente...adiós al tostado perfecto...ya era una tira totalmente carbonizada. El sonido de la alarma de incendios le recordó el descuidado pan que tenía en la tostadora y que ya a estas alturas estaba quemado. ¿En que momento el agua se había evaporado?


Apago a toda prisa la estufa donde había puesto la sartén y la tetera. Se movió con prisa para acercarse al aparato sacando las carbonizadas rodajas de pan.


Todo era un total desastre...nada de lo que había planeado resulto como quería. Tenía unas enormes ganas de llorar. Adiós a la gran sonrisa como sorpresa de su Tigre.


Tan sumido estaba en su decepción que no se percato de los rápidos pasos que se acercaban a la cocina.


Taiga salió corriendo de la habitación vistiendo solo el pantalón de la pijama, asustado por aquel aroma a quemado que inundaba el departamento.


Su corazón se contrajo al ver como su pequeño siberiano veía con tristeza aquello que alguna vez había sido pan.


Eso explicaba aquel aroma.


Su pequeño Kuroko había intentado preparar el desayuno para darle una sorpresa.


No se resignaba a aceptar que la cocina era su ardua enemiga.


Suspiro acercándose a la pequeña figura del peli celeste, rodeando la pequeña cintura con ambos brazos y apoyando la barbilla en el hombro de Kuroko.


-Menos mal que solo fue el pan y no algo más.


-Lo siento...


-No pasa nada, amor.


-Quería sorprenderte con un delicioso desayuno...pero...


-Gracias.


-No tengo absolutamente nada, ni siquiera el café ¿Por que me das las gracias?


-Te esforzaste, pusiste tu corazón en esto y eso es más que suficiente para mi.


-Pero en verdad deseaba darte una sorpresa...


El tono derrotado conmovió al mayor.


-¿Te gustaría que hiciéramos el almuerzo juntos?


-¿No estás enojado? Es tu día de descanso...


-No existe nada que me guste más que compartir tiempo contigo.


Sonrió tenuemente por las dulces palabras de su amado.


Giró entre los brazos del mayor y se puso de puntillas para dejar un beso tierno en los labios de su amado.


-Me encantaría cocinar contigo.


-Manos a la obra.


Ambos se sonrieron.


Kagami ayudo a Kuroko para limpiar el pequeño desastre que se ocasiono durante el intento de desayuno del peli celeste.


El de cabello bicolor, con paciencia, le explicaba paso a paso la manera de hacer las cosas.


Kuroko no se ofendió por lo que hacia el pelirrojo, al contrario, le fascinaba ver a su bicolor en modo maestro de cocina.


Entre risas y bromas fue que ambos se distribuyeron las tareas para realizar un exquisito almuerzo.


Siempre con la vigilante mirada felina de Kagami sobre su torpe pareja Kuroko.


Ambos sonrieron satisfechos con el resultado de su esfuerzo, más por parte del mayor, pero no deseaba quitar nada de crédito a su pequeño. Menos cuando tenía aquella mirada, esa que delataba la felicidad por compartir más tiempo en pareja.


El peli celeste alzo la mirada para cruzarla con la borgoña de Taiga.


Nuevamente comprobaba la suerte que tenía al tener a cierto Tigre por compañero y pareja.


Por en el fondo de su corazón amaba compartir cualquier cosa con el mayor por más pequeña que está fuera.


Definitivamente estaba locamente enamorado de la leyenda viviente Tigre de Seirin.








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Espero que fuera de su total agrado :3

Disfrute escribiendo de esta hermosa pareja >w<

¡Hasta la próxima!



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