8
Como el rubio había prometido, la cena de esa noche fueron rollos de col. Aunque el horario de ir a la cama se había extendido un poco. Kid tenía problemas para conciliar el sueño, no estaba acostumbrado a dormir en una cama tan grande, en una habitación tan ajena, tan de adulto y ni siquiera estaba usando pijama, estaba utilizando una remera que le iba enorme de color blanco, parecía que usaba una especie de vestido.
Se había quedado con la habitación de huéspedes debido a que las otras dos habitaciones aún no estaban disponibles. Aparte de la habitación en la que él se encontraba y la de Rosinante, habían dos más, una que estaba funcionando de oficina secundaria para el rubio y otra que solía ser la habitación de Doflamingo cuando estos dos vivían juntos.
El azul oscuro de las paredes, el edredón gris, la lampara veladora no era un cohete, no habían estrellas de neón pegadas en el techo, las almohadas eran cómodas pero demasiado grandes para su pequeña cabecita, las sábanas estaban frías, olían a lavanda pero no era lo mismo que el suavizante de tela que usaba mamá. Esperaba que todo fuera una mentira, una broma de muy mal gusto, una pesadilla. Esperaba que en algún momento la puerta se abriera y por ella entrara la mujer pelirroja con sus mejillas sonrosadas y el cabello atado en un moño, con su uniforme de secretaria desarreglado, con la camisa fuera de la falda y con algunos botones sueltos, en pantuflas, sonriente. Quería que se sentara a su lado y le besara repetidas veces las mejillas, quería abrazarla y decirle que la amaba, que la extrañaba, que le hacía falta. Cerró los ojos y por un segundo se imaginó la noche anterior, le parecía irreal que ya no pudiera volver a sentir su calor otra vez, no poder abrazarla y sentir en el cuello de su camisa el olor a cigarro mezclado con el perfume con aroma a fresas que le había regalado para el día de las madres.
¿Como fue posible?, ¿Como era posible que de un día al otro ya no estuviera?.
Se volteó sobre la cama y se tapó con la sabana hasta la cabeza.
-Es un sueño, es un sueño.-Repitió con la voz quebrada, se había puesto a llorar.-No es real.
Se cubrió la boca con la mano para ahogar un sollozo, no quería que Rosinante se enterara de lo mal que estaba.
Sintió un peso extra en el colchón, una mano le acarició la espalda por encima de la tela. sintió que lo estaban descubriendo, se tapó la cara con ambas manos. La caricia subió hasta su cabello, enrredó sus largos dedos en el cabello rojizo del niño y le dio una suave caricia.
-¿Necesitas un abrazo?.-Habló con un tono amable, se le partía el corazón al verlo así.
-Estoy bien.-Murmuró.
-¿Quieres ir a dormir a la sala?, te dejaré ver caricaturas hasta que te duermas.
-Sólo quiero...llorar.
-Esta bien, ¿Quieres que te deje sólo?.
Asintió con la cabeza.
-Iré a prepararte un chocolate caliente, ¿Quieres?.-Le dio una última caricia y se puso de pie.-Estoy seguro de que te gustará, creo que tengo malvaviscos también. En un rato regre...
-Espera.-Lo detuvo antes de que cruzase la puerta.-¿Puedo ir contigo?, esta habitación es muy oscura y...
-Por supuesto, hay unas batas y unas pantuflas en el mueble, te quedarán un poco muy grandes, pero es para que no cojas frío en la cocina.-Le sonrió y giró el domo de la puerta.-Iré calentando la leche.
Dicho eso desapareció, Kid bajó de la cama de un salto y corrió al armario tomó rápidamente las prendas y corrió de aquella habitación tan siniestra lo más rápido que pudo.
Se puso las pantuflas y la bata, ambos le quedaban enormes. Tuvo que agarrar la bata con las manos para andar, no logró que no se arrastrase por el suelo pero consiguió no tropezar con ella.
Entró a la cocina y vio al hombre de espaldas a él, controlando la hornalla. La apagó y tomó la lechera del mango, volteó y se llevó un susto al ver al niño de pie justo detrás de él.
-¡Ah!, ¡Que susto!.-Del respingo que dio, casi deja caer la pieza de metal al suelo, intentando evitarlo la tomó con ambas manos.-¡Ah!.-Gritó al quemarse la mano. Lo dejó con rapidez sobre la mesada y corrió al fregadero. Abrió la canilla de agua fría y metió la mano.-¡Como arde esta mi...-Se percató de la presencia del menor.-...Minami mo shima wa.-Comenzó a cantar.-Atta ke e...
-¿Que haces?.-Preguntó el pelirrojo con una sonrisa en los labios.
-Paina puru puru.-Cerró el grifo.-Atama poka poka.-Buscó algo con que secarse las manos y no lo encontró, se acercó a Kid.-¡Aho baka!.-Salpicó el agua de sus manos en la cara del niño.
-Que tonto eres.-Respondió riendo mientras se secaba la cara.-Eres muy torpe, amigo.
-Aveces.-Respondió comenzando a preparar las bebidas.
-Hoy te cortaste los dedos mientras cocinabas.
-Los cuchillos son filosos.
-Te caíste en la entrada.
-La acera estaba resbalosa.
-¿y lo de recién?.
-Me sorprendiste.
-Eres torpe, no pongas excusas.
-Y tu un enano bastante terrorífico, sólo mira esa carita diablo que traes, pareces endemoniado.
El niño rió, y buscó una banca para sentarte.
-¿sigues pensando que hiciste lo correcto en querer traerme aquí?, porque no suelo portarme muy bien que digamos.
-Estoy muy seguro, domar a la bestia revoltosa que llevas adentro será un reto, pero no es nada que el gran Donquixote Rosinante no pueda controlar.
Una vez preparados los chocolates, tomaron las tazas y fueron a dar una vuelta al lugar para enseñarle casa a Kid.
Era una casa costosa, cuando el niño preguntó cuanto le había costado, él desvió el tema para no responder, supuso que se debía a que había sido una fortuna y por modestia prefirió no contarlo. Contaba con dos baños, uno arriba y uno abajo, una amplia cocina con todo tipo de utensilios, un living, un comedor, un hall, lavadero y un pequeño jardín interno techado, que aparte, conducía al patio trasero, el cual contaba con una piscina. El rubio le había contado que su hermano lo visitaba con frecuencia y solían hacer parrilladas, beber y si el clima era bueno, meterse al agua un rato.
Ahora se encontraban en la antigua habitación del hermano de Rosinante, las pertenencias del rubio aún se encontraban ahí, intactas.
Las paredes estaban pintadas de rojo, había una cama King size en el medio de la habitación, con dos mesas auxiliares a cada lado llenas de libros, novelas e historietas.
''Parece que le gustaba leer'' Pensó¿, tomó el primer cajón de la mesita y lo abrió, dentro encontró pura chatarra, una caja de cigarros, un encendedor, algún que otro colgante, separadores de diferentes colores, una caja de aspirinas, unos lentes ovalados negros y una baraja de cartas, nada de otro mundo. Tomó las gafas y se las colocó, rodeó la cama y abrió el cajón de la otra mesa.
-¿Tu hermano es policía?.-Preguntó tomando entre sus manos unas esposas. El rubio apretó con fuerza los álbumes de fotos que tenía en las manos y abrió los ojos como platos, volteó a verlo aterrado.-Vaya.-Quitó del interior un arnés de cuero para el pecho que contaba con una cadena que iba sujeta a un collar de púas al rededor del cuello.-¡Hasta tenía perro policía!.-Volteó emocionado hacía el hombre.-¡Siempre quise un pastor alemán!, ¡Quiero verlo!.
Rosinante negó con la cabeza, salió del trance y ahogó un grito.
-¡No toques eso!.
-¿Eh?.
-¡Vuelve a dejarlo en el cajón!.
-De acuerdo.-Dijo de mala manera. Los arrojó dentro del cajón y lo cerró.-Sólo preguntaba, malhumorado.
-Es que esas cosas de Doffy están...sucias.
-¿Sucias de que?, ¿El perro tenía pulgas?.-Sus ojos se iluminaron.-¿¡Acaso esas esposas las uso para atrapar a un gran criminal?.
-Atrapó a muchas criminales con esas esposas.-Dijo en tono de burla.-Y es por eso que no debemos tocarlas, son sus esposas de la buena suerte y deben permanecer intactas en su cajón hasta que la ciudad necesite de la ayuda de Doffy.
-Debe ser genial ser policía.-Se sentó en una de las sillas del escritorio.-Andar todo el día dando vueltas en la patrulla por la ciudad, tener un arma en la cadera, comer donas...
-Ser corrupto.-Mumuró para si mismo.
-¿Por que no quisiste ser policía?, ¿No te admitieron por descuidado?.
-Ouch.-Se llevó una mano al pecho simulando sentirse atacado.-Para tu información, mocoso, si estuve en el cuerpo de policías, estuve bajo el mando de la división de Sengoku por seis años.
-¿Y por que te echaron?.
-¡No me echaron!, ¡Cambié de rubro!, ¡Me pasé al equipo de detectives y luego comencé a trabajar sólo!.
-Seguro te echaron y no me quieres decir.-Comenzó a dar vueltas en la silla.-Perdedor.
''Si que puede ser cruel este niño si se lo propone'' se cruzó de brazos y fijo su vista en el mueble que tenía al lado, caminó hasta allí ''No me llamaban perdedor desde el colegio'' Tomó un cuadro, en la foto salían Doflamingo y él en el baile de graduación. Una sonrisa se formó en sus labios. Levantó la vista y se encontró con la mirada curiosa de Kid. Le enseñó la foto.
-Todos unos galanes, ¿No crees?.
-Él si, tu no, pareces un payaso.
-En mi defensa, me habían dicho que era de disfraces.
-¿Y tu hermano no te dijo nada?.
-No, le gustaba que hiciera el ridículo.-Rió.-Como nuestras fotos eran consecutivas en el anuario, me dijo que como frase él iba a poner ''Yo soy el Donquixote malo, él es el bueno'' para que yo pusiera ''Él tiene razón'' y en realidad puso ''Yo soy el guapo, él es torpe''. Como sea, fue hace tiempo, me acostumbre a sus bromas pesadas y con el tiempo aprendí a convivir con él. Lo bueno de que el bully de la escuela sea tu hermano es que no te golpea tan fuerte.
''Este tipo es un perdedor'' pensó Kid ''No se como es que sigue vivo con lo tonto que es''.
-¿Como llegaste a la preparatoria?, o sea, vivías en la calle...
-Recibimos educación en casa, adelantamos los años perdidos y una vez que nos pusimos al día nos incribimos en la preparatoria de Ohara, una de las mejores.
-Oh, (Tn) quiere ir allí.
-¿(Tn)?, ¿Quien es?.
-Mi mejor amiga, vive en Spider Miles.
-Oh.-Una mueca triste se dibujó en su rostro.-¿Cerca de tu antigua casa?.
-En frente.
-Oh, vaya.
Un silencio incomodo se instaló entre ambos por unos segundos, el pelirrojo comenzó a ojear un álbum de fotos. En su mayoría eran de Doflamingo, le creyó a Rosinante el hecho de que había sido un bravucón, porque tenía toda la pinta. Reconoció las gafas negras en las fotos, en todas las de niño salía con ellas, en la adolescencia ya aparecía con otras gafas más extravagantes, de marco blanco y lente roja. Encontró algunas de él en una competencia de nado, al parecer le gustaba la natación, esperó ver sus ojos en algunas de esas tomas pero tampoco lo consiguió, le estaba carcomiendo la curiosidad por saber el motivo por el cual no los enseñaba.
-¿Por que no tiene fotos sin sus gafas?, ¿Lo hace solo para las fotos o que?.
-No le gusta enseñar sus ojos, siempre lo ha hecho, desde que tengo memoria.
-Que raros son en esta familia.-Dijo sin ningún problema.-¿Me adoptaste para que formemos un circo o que?.
-Te adopté para tener un pulmón asegurado en caso de que algún día lo necesite.
-Llamaré a servicios sociales y te quitaran mi custodia, les diré que me hiciste hacer cosas que no quería y me quedaré con tu casa.
-Cielos.-Dijo sorprendido.-Eres un pequeño psicópata.
-Soy el angelito de mamá.-Dijo bajando de la silla. Su sonrisa se apagó.-¿Puedo dormir aquí?.
-¿Estás seguro?.
-Si, esta cama parece más cómoda que la otra.-Vio una lampara de lava roja sobre el armario.-¡Uh!, ¡Dame eso!.
El rubio la tomó y la colocó sobre la mesa auxiliar, la conecto.
-¡Siempre quise una de estas!, ¡El hermano de (Tn) tenía una verde!.
Rosinante sonrió mientras lo veía meterse en la cama, era un alivio que él se encargara de lavar las sabanas siempre después de que Doffy se quedara.
-Debes presentarme a esa (Tn), espero que no sea igual de revoltosa que tú.
-No es revoltosa, es linda.
-Mhm.-Un sonrisa pícara se formó en sus labios.-¿Te gusta tu amiguita, eh?.
-¿¡Que!?.-Sus mejilla lo delataban.-¡Por supuesto que no!, ¿Estas loco?, ¡Idiota!.
-Tápate bien.-Dijo caminando hacía la salida entre risas.-Suele refrescar a la madrugada.
-Ya lo sé, tonto.
-Descansa, mocoso.-Apagó la luz y se dispuso a salir.
-Hey.-Lo detuvo. Él lo miró.-¿Puedes dejar la luz del baño encendida?, por si tengo que ir.
-Sabía que querías dormir aquí porque eres un miedoso.
-¡No tengo miedo!, ¡Sólo no quiero caer por las escaleras si necesito orinar!.
-De acuerdo, de acuerdo, lo haré.
-Gracias, descansa, torpe.
-Descansa, Kid.
Cerró la puerta y aguantó una risa. Caminó desperezándose hasta su habitación.
Se quitó las pantuflas y se metió en la cama, chequeó que el despertador estuviera programado y revisó su celular antes de ponerlo a cargar.
-Ah.-Suspiró acostándose boca abajo, hundió el rostro en la almohada.-Que día más extraño.
Sólo pasaron cinco minutos cuando sintió pasos pequeños y apresurados en el pasillo, una sonrisa se formó en sus labios. La puerta de su habitación se abrió un poco, el niño ingresó y la cerró detrás de si, caminó sigilosamente hasta estar en frente al rubio.
-Hey, ¿Estás dormido?.-No recibió respuesta.-Genial.-Murmuró.-Rodeó la cama y se metió a ella, quedando en la otra punta, de espaldas a él.-Buenas noches, Rosinante.-Susurró.-Gracias.
Fotografía del baile de graduación.
Casa de Rosinante.
Jardín techado que conduce al patio.
Patio trasero, piscina.
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