7

Se oía un murmullo lejano mezclado con la suave música de la radio.

Se puso de pie y bajó el volumen, agudizó el oído para poder alcanzar a oír lo que los hombres hablaban en la otra habitación. Al parecer su madre se había quedado dormida con un cigarro en la mano y debido al alcohol mezclado con las pastillas de clonazepam, había generado en ella un efecto adormecedor por el cual no pudo reaccionar al momento en que su casa se comenzó a envolver en llamas. El humo la había matado antes que el fuego, la había asfixiado.

Volvió a subir el volumen, esta vez un poco más alto, ya no quería oir nada, no quería nada.

Estaba deseando desaparecer en ese momento, quería que un rayo le cayera en ese momento y acabara con su existencia.

Su vida había sido sumamente dolorosa hasta ese momento, el primero en dejarlo había sido su padre, y ahora, en solo unas horas, había perdido lo único que le quedaba para vivir. El fuego le había quitado a su madre y su hogar, ¿ahora que iba a hacer?, tenía tan solo doce años, aún le costaba leer, no sabía cocinar, no tenía idea de como lavar una prenda de ropa y mucho menos como conseguir dinero si no era quitandoselo de la cartera a su madre o robandole el dinero del almuerzo a sus compañeros de colegio.

Era un niño, no había manera de que sobreviviera solo.

Estaba sentado dentro de la oficina, sobre una gran silla, entre sus manos tenía su robot de juguete que él mismo había construido, uno de los oficiales lo había encontrado entre los escombros y se lo había devuelto en la estación. Tenía olor quemado, estaba sucio con las cenizas.

Intentó limpiarlo con el borde de su camiseta, un brazo se le cayó. Lo recogió del suelo y se lo guardó en el bolsillo de su pantalón.

-Todo se me cae a pedazos.-Murmuró.-Mi mundo se esta desmoronando.

Tragó con dificultad y apretó los ojos, no quería llorar.

-Si lloro me saldrán arrugas.-Recordó las palabras de su mamá.-Yo soy fuerte, yo no lloro.-Tomó una gran bocanada de aire.-Soy el capitán Eustass Kid, el hombre más fuerte de todo el South Blue.-Sintió sus ojos empañarse.-Soy el héroe de mamá.-Miró el robot entre sus manos.-No llegué a tiempo para salvarla.-Apretó con fuerza al juguete. Lo arrojó con fuerza contra el suelo.-¡Ni si quiera a este trozo de chatarra he podido salvar!.

Se cruzó de brazos y comenzó a respirar hondo, poco a poco fue abrazándose a si mismo. Se sentía sólo, estaba sólo. Era lo único que le quedaba en ese momento, su propia compañía, ya no había nadie más en la familia Eustass, era solo él, el último en la linea de sangre.

Miró con rabia hacía el suelo, tenía tanta impotencia en su interior que necesitaba romper algo, quería desquitarse con la vida a los golpes, necesitaba canalizar su ira de inmediato o la sangre le herviría hasta la muerte.

Se puso de pie y tomó uno de los paraguas que habían cerca del perchero, caminó hasta la radio y le subió el volumen, volteó hacia el escritorio y comenzó a golpear la superficie de este, arrojando y rompiendo en el acto todo lo que había en su superficie.

Rompió cuadros, arrojó libros, pateó el tacho de basura y transformo todo lo que había en aquella habitación en su propia terapia para deshacerse del dolor que presionaba su pequeño corazón.

Ya no le quedaba nada más que romper, sintió bajo su pie el sonido de la lata de su robot abollándose. Tomó el paraguas y se dispuso a golpearlo, pero no pudo, algo en su interior se negaba a reducirlo a añicos. No fue hasta ese entonces que pudo hacer memoria, intento recordar como fue que ese robot había llegado a su vida, en que momento lo había construido.

-(Tn).-Murmuró. Arrojó el paraguas a un lado y lo tomó entre sus manos.-Aún tengo a (Tn).

LA puerta se abrió y por ella entró Garp acompañado de Sengoku y un sujeto más.

-¿¡Que demonios sucedió aquí!?.-Preguntó el más adulto con enfado.

-Yo...Me sentí mal.

-¿¡Y por eso destrozaste mi oficina!?.

-Tranquilo.-Su compañero lo tomó del hombro.-Es el peor día de su vida, que destroce toda la estación si eso le ayuda.

Los ojos ámbar de Kid intentaron ver tras las gafas de aquel sujeto desconocido. Él se mantenía mirándolo con una sonrisa en los labios, pero la curva que formaban sus cejas le hacía saber que estaba sorprendido, preocupado.

-¿Que miras?.-Le dijo, sin saber concretamente si lo que estaba mirando era a él.-¿Quien es este?.-Le preguntó a Garp, quien recogía el cuadro con la foto de sus nietos del suelo.

-Él es...

-Es un muy buen amigo mío.-Respondió Sengoku.-Su nombre es Donquixote Rosinante.

-Es un placer, Kid.-Dijo él saludando con su mano.

-Tu situación es un caso muy particular y la única persona en la que confiaría un deber tan importante como mantenerte a salvo y darte un buen hogar, al menos hasta que las cosas mejoren, es él. 

-En cuanto me llamó vine lo más pronto posible hasta aquí.-Caminó hasta él y se puso de cuclillas, intentando tomar su misma altura, vio que era demasiado alto aún estando en esa posición, por lo que se sentó en el suelo.-He tenido que pasar por cosas muy difíciles al igual que tu y nadie merece pasar por todo este sufrimiento solo, la vida es difícil e injusta, le pude dar todo a unos y arrebatarle todo a otros.-Intentó acariciar su cabello pero el pelirrojo se hizo hacia atrás.-Yo estoy aquí ahora para que desde el comienzo sepas, que no estas sólo en esto, no me conoces, no te conozco, pero si hay algo que tenemos en común, es el haberlo perdido todo.

-¿No me conoces y aún así quieres llevarme?.-Su rostro se endureció.-¿Acaso soy una mascota para ustedes?, ¿Un perro de la calle?.

-No, eres un niño.-Intervino Sengoku.-Un niño muy joven con una vida muy corta y un gran futuro por delante.

-¿Futuro?, ¡No tengo nada!, ¿Como diablos construiré un futuro?.

-Para eso estoy yo aquí.-Habló el rubio.-Para ayudarte a construir un buen futuro, el que tu quieras.

-¡No necesito tu ayuda!, ¡Si se me antoja tener un futuro lo construiré yo mismo!.

-Me gusta su determinación.-Habló Garp terminando de acomodar todo sobre su escritorio.-Pero te seremos sinceros niño, tu escoges lo que te parezca mejor.

-Bien.-Se volteó hacia él y se cruzó de brazos.-Lo escucho.

-Hasta ahora, las unicas opciones que tienes son la de irte con Rosinante o ir a parar a un orfanato hasta que quien sabe cuando, te adopten.

-¿Y cual es la diferencia?, ¡Hasta donde veo son la misma cosa!, ¡Me pasan de mano en mano como si fuera un paquete!.

-Si vas con Rosinante, no tendrás que cambiarte de colegio, podrás seguir asistiendo a la escuela primaría de Ohara y te mudarás a Raftel con él. Es una ciudad muy tranquila y segura, llena de lugares interesantes a los que ir...

-Abrieron un acuario hace poco, podríamos ir y luego ir al cinema, ¿Alguna vez has ido al cine?.

-¿Y que si me voy al orfanato?.-Preguntó ignorando al rubio.-Es lo mismo, y si nadie me adopta puedo esperar a ser mayor de edad e irme solo, ahí veré como seguir.

-Pero ¿y si te adoptan?, quienes lo hagan te manejaran de aquí para allá a su gusto, si deciden mudarse a otro país lo harán y tu no podrás hacer nada para impedirlo, podrían incluso cambiarte el nombre a algún nombre ridículo como ''Bartolomeo'' o ''Sengoku''.

-O Garp.-Respondió su compañero mirando al anciano con cara de pocos amigos.

-¿Me van a cambiar el nombre?.

-Es probable.

Bajó la mirada a sus manos, aún sujetaba el robot.

-¿Y mis amigos?.-Preguntó pensando en (Tn) y Killer.-¿Los podré ver?.-Miró al rubio.-Si voy contigo, ¿Aún podré mantener a mis amigos?.

-Por supuesto que si, podrás traerlos a casa cuando quieras y podré llevarte a las de ellos cuando lo desees.

-No me vas a cambiar el nombre.-Comenzó a enumerar con los dedos de su mano.-No vas a tratarme como un niño y no vas a que hora debo ir a la cama.

-¿Podemos llegar a un acuerdo con eso último?.

-No. Sino no hay trato.

-¿Tienes alguna comida favorita, Kid?.

-Los rollos de Col.

-Bien, te haré rollos de col para la cena todos los días que los quieras si te vas a dormir antes de las diez.

-Los quiero todos los días.

-¿Es un trato entonces?.-Le tendió la mano.

-Si.-La estrechó.-Ah, y una cosa más, no quiero que me pongas tu apellido, es raro, quiero conservar el mío.

-Tu nombre se quedará intacto, por eso no te preocupes.

Iba sentado en el asiento del copiloto, Rosinante ya había hecho el papeleo necesario para quedarse con la custodia de Kid de manera temporal, no quería obligarlo a permanecer con él si no era lo que quería pero tampoco quería dejarlo a la deriva en el día mas trágico de su vida.

Iban en silencio, no habían encendido la radio y tampoco pleneaban hacerlo, el niño no se había movido desde que se había sentado, tampoco era que quisiera hacerlo, se le hacía incomodo y triste el viajar en el coche de un extraño con el cual debía vivir de ahora en más. Empezar de cero en otra ciudad, en otra casa, con otra familia, nunca se había imaginado algo así.

No dejaba de pensar en (Tn) y en la manera en la que ella temblaba cuando lo abrazó, la vio tan frágil que hasta se olvidó de que era él el que estaba con el corazón roto, deseó poder absorber su amargura en ese momento más allá de que él ya contenía mucho daño en su ser.

Recordó el beso que le dio en la mejilla y disimuladamente se tocó la zona, sintió su estomago darse vuelta y una sonrisa amenazó con escapársele. Respiró profundo para quitarse la sensación rara del estómago y logro inhalar el olor a humo adherido a su ropa, el pecho se le contrajo en ese mismo momento, su pequeña sonrisa se desvaneció.

Bajó la ventanilla, dejó el aire frío de la noche le diera en la cara.

-Puedo prender el aire si quieres.-Le dijo el rubio.-Así no te congelas con...

-Así esta bien.-Lo interrumpió.-Gracias.

Él asintió con la cabeza y continuó con la mirada fija en la ruta.

-Era un niño como tú cuando mi madre murió.-Soltó.-Estaba enferma, mi padre renunció a su trabajo e intento sacar a flote un negocio familiar, nos fue mal y lo perdimos todo, acabamos en la calle.

Kid lo miró, se acomodó de lado para poder seguir oyendo la historia.

-Al poco tiempo de que mamá muriera, mi padre le siguió, tuvo un infarto luego de una discusión muy fuerte con mi hermano, Doffy.-Lo miró y le sonrió.-Lo conocerás pronto, te caerá bien, su actitud es muy parecida a la tuya.

-¿Que pasó después?.-Preguntó con interés.-Se quedaron solos, en la calle, ¿Como hiciste para tener un coche ahora?, ¿Lo robaste?.

-No, no lo robé, lo compré.

-¿Con que dinero?.

-Con el dinero que gano con mi trabajo.

-¿Como conseguiste trabajo?.

-Estoy donde estoy ahora, gracias a mis propios esfuerzos y a la ayuda cierto oficial de la policía que me encontró vagando por la calle.

-¿Ese Garp?.

-No, Sengoku.-Sonrió.-Es como un padre para mi. Él nos acogió a mi hermano y a mi en su hogar hasta que fuimos mayores, me apoyó en mis estudios y en cuanto tuve la edad suficiente comencé a trabajar.-Hizo un gesto extraño, como si fuera un mal recuerdo.-Junté mucho dinero y me mude sólo, ahora tengo mi propia casa y tengo todas las comodidades necesarias para realizar mi trabajo.

-¿De que trabajas?.

-Soy detective privado, básicamente me pagan para espiar a la gente.

-Ja, suena divertido.-Comentó con una sonrisa.-¿Tu hermano también es espía?.

-No.-Una mueca de desilusión se dibujó en su rostro.-Él...él tiene otros negocios.

-¿Alguna vez te mandaron a espirar a Roger?.

-¿Gol D Roger?.-El pequeño asintió con la cabeza.-No, y si lo preguntas por el One Piece, no seas ingenuo, no existe, es una farsa.

-Yo lo voy a encontrar.

-Me recuerdas a mi vecinito, es un niño como de tu edad más o menos, muy hiperactivo, se la pasa gritando que quiere ser el rey de los piratas, a lo mejor ustedes dos se lleven bien.

-Ya tengo amigos, no necesito más.

-Como quieras.

El silencio se instaló entre los dos, sólo se oían a los autos pasar y el sonido del motor.

-¿Para que me contaste todo eso?.-Preguntó intentando comprender a que se había debido toda aquella historia.

-Es para que veas, que nada es imposible, tu vida no esta arruinada, puede parecerlo ahora y sé que es muy difícil decirle a un niño que siga adelante o exigirle que sea fuerte.-Alargó su mano y le acarició el cabello.-Pero yo se que tu puedes, que estés aquí ahora ya lo dice todo. Eres capaz de salir adelante, solo pon de tu parte y mantén la mente clara, no te dejes llevar por el dolor, eso solo corromperá tu corazón. Mantén la meta clara, Kid, yo me encargaré del resto, haré que lo logres por tu cuenta.


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