29
—Ya te dije que dejes eso.—Le retó pasando por su lado, cargando un cesto de ropa recién sacada del tendero.
Kid ni siquiera la oyó, estaba muy ocupado cantando con alegría mientras fregaba los platos.
—¿Necesitas ayuda?.—Preguntó a los gritos viéndola a través del reflejo de la ventana, luchando por cargar el cesto por la escalera.
—Si, no te preocupes.—Mintió haciendo su mayor esfuerzo por no tropezar con los escalones.
El chico negó con la cabeza y cerró el grifo. Dejó el último plato que restaba lavar, limpio, sobre el escurridor de trastes y sacudió sus manos dentro del lavabo.
—Dame eso—Le dijo tomando el canasto y comenzando a subir las escaleras—Ve a fijarte que más nos queda limpiar así nos podemos largar de aquí.
—Me queda recoger la sala.
—Dejo esto y te ayudo.—Sentenció.
(Tn) sonrió viéndolo subir, le causaba mucha ternura verlo hacer los quehaceres de la casa.
Un chico como él nunca había tenido que realizar ninguna de esas tareas. Antes se ocupaba su madre y ahora se ocupaba Rosinante. La limpieza no eran temas que el debería atender pero, cuando se trataba de (Tn), eso no parecía importarle.
Siempre era así con ella.
Con el estatus económico que tenía el pelirrojo sus únicas preocupaciones eran procurar aprobar aunque sea con la nota mínima los exámenes del colegio, no llegar tarde a los ensayos con la banda que había formado con los chicos y no saltearse un solo día de gimnasio. En cambio ella, tenía prioridades que atender que no le gustaban del todo.
El colegio, el trabajo, los mellizos, las deudas que tenían con el banco, eran muchos factores que hacían que su vida girase en torno a atenderlos de manera inmediata.
Dormía, estudiaba, trabajaba y si tenía algo de tiempo, alcanzaba a tener con suerte dos comidas al día.
Su vida parecía ir en picada a pesar de que se esforzara por mantenerla en orden.
Kid ya le había dicho en miles de ocaciones que renunciase a su trabajo, que el podía darle el apoyo económico que necesitaban su familia y ella. Pero el orgullo de Gunn le impedía aceptar esa ayuda de él. Se negaba a conseguir las cosas del modo "fácil". Decía que todo ese esfuerzo le serviría para forjar el carácter y en eso no se equivocaba. Su mente había madurado a mayor velocidad que su cuerpo. Había dejado de llorar ante las dificultades y había conseguido hacerles frente de manera inteligente. Frente a algún problema no se wu daba sentada, buscaba la manera de solucionarlo y en cuanto a su manera de ver el mundo ya tenía bien en claro su posición en él.
Se había vuelto fuerte. Lo suficiente como para fingirles una sonrisa a sus hermanos en los momentos más devastadores.
Cómo lo había sido la muerte de su madre.
Un dolor agudo atacó su vientre instante en que esa escena vino a su mente. Se preguntaba que tanto el universo la odiaba como para arrebatarle a dos personas que amaba un mismo día. Su madre por un lado y su hermano mayor por el otro, uno no pudiendo regresar jamás de aquel lugar llamado infierno y el otro no sabiendo como regresar de él. Negó con la cabeza y camino rumbo al baño para refrescarse el rostro con agua, necesitaba salir de sus pensamientos y volver a la realidad.
Mientras tanto Kid bajaba las escaleras con la aspiradora en la mano pensando entre otras cosas sobre lo bien que se sentía de poder pasar el tiempo así con (Tn). Recorrer los pasillos de esa casa le daba una nostalgia terrible, ¡Si es que hasta en el marco de la puerta de la cocina había una línea con la fecha el nombre de Kid indicando su altura a los nueve años!. Cada rincón de aquella pobre y maltratada casa le hacía memoria de sus tiempos infantes: el lugar frente a la chimenea dónde se paraba junto con Gunn para secar sus ropas de la lluvia, el ático en el que solían hacer pijamada de puta madre.esa cocina donde habían compartido tantas meriendas. Ese patio en dónde tantas veces habían arruinado las flores de la mamá de (Tn) mientras jugaban y esa habitación tan particular dónde pudo por primera vez probar sus labios. Una oleada de calor lo recorrió al momento en el que se volvió a imaginar el movimiento de sus labios sobre los suyos. Sintió electricidad subirle por toda la espina y bajar nuevamente hacía la yema de sus dedos. Conecto la aspiradora aún manteniéndose en su nube de pensamientos y comenzó a aspirar la sala.
—Kid—Llamó ella regresando a sala trayéndolo de nuevo a tierra. Él volteo sobre su hombro a verla.
Veía sus labios moverse pero no escuchaba sus palabras, no podía apartar la mirada de ellos.
—idiota—Sin darse cuenta ya la tenia en frente—Respóndeme cuando te hablo.—Le retó dándole un golpe suave con los nudillos en el pecho.
Él soltó la aspiradora y antes de cometer una locura, se inclinó hacia adelante, la agarró por detrás de las rodillas, cargándola en su antebrazo y acto seguido se la cargo al hombro como si se tratase de una bolsa.
—¡Hey!.
—Estoy aspirando, no seas un estorbo.
—Perdóneme señor.
Él a modo de respuesta le mordió suavemente el muslo, haciéndole cosquillas.
—¿Que me estabas diciendo antes?, con el ruido de la aspiradora no te oí—Mintió.
—Te contaba que he estado viendo universidades.
—¿Tan temprano?, aún te quedan dos años para ir.
—Pero debo ahorrar y conseguí una pública en Raftel de muy buen nivel.
—¿Raftel?, interesante, podríamos ir juntos.
—¿No que Rosinante quiere que estudies donde Law?.
Rodó los ojos molesto de escuchar el nombre del ojigris. Ni estando fuera de su casa lograba librarse de él y su existencia.
—Yo iré a la universidad que quiera—Aprovechó que estaba aspirando cerca del sofá y con cuidado de no hacerle daño, la volcó sobre el mismo—Y si es una en la que ese idiota no asista mucho mejor, ya tengo suficiente con tener que ver su rostro todos los días en casa.
—No entiendo cómo puede caerte mal Law, es un chico genial.
«¿Chico genial?» Pensó Kid deteniéndose en seco «¿Como que chico genial?»
—¿A que te refieres?—Se le escapó de los labios cuando accidentalmente pensó en voz alta. Volteó la vista hacia ella con el ceño fruncido.
—Ya sabes—Dijo ella intentando descifrar qué emoción en el joven que tenía enfrente había desencadenado esa expresión en su rostro—Que es cool—Él rodó los ojos y continuó aspirando.
—Damas y caballeros, les presento a Eustass Kid el celoso.—Tomó una de las revistas que había dejado sobre la mesita de café y la abrió para husmear entre las páginas mientras hacia rabiar al pelirrojo.
—¿Celoso yo?, ¡Ja!, ¿Que se supone que debería celarle a ese imbécil?.
—Sus calificaciones, su estilo, su madurez, su...
—Soy maduro.
—¿Ah, si?—Preguntó con burla.
—Y no me va tan mal en el instituto.
—Si zafar de repetir el año por hacerle ojos a la maestra es ser un buen alumno entonces...
—Y mi estilo no tiene nada de malo—Sentencio más que ofendido—Es mas, tengo mas estilo que él. Se viste como si fuera un jubilado, quiere aparentar más edad para hacerse el que es más maduro, es un imbécil, aparte, ¿Quien usa poleras de cuello alto teniendo menos de treinta?.
—Los hombres con clase—Le enseñó una imagen de la sección de moda, el modelo vestía una camiseta de cuello alto negra con un blazer gris encima—¿Puedes creer que este bomboncito iba con nosotros a la escuela?—Dijo mirando atentamente la imagen de peliverde mientras se mordía el labio—Y yo bailé con él en el baile de graduación.
Kid sintió su estomago revolverse recordando esa noche, mordió el interior de su mejilla con rabia deseando poder volver al pasado y decirse a si mismo que no fuera al baile con Nojiko, que tomara a (Tn) le gritara cuanto la amaba y le robara un beso.
Las cosas hoy en día entre ambos serian muy diferentes si él no hubiera sido un maldito cobarde.
Ella levanto la mirada de la revista y lo vio aspirar en silencio, una sonrisa divertida se formó en su rostro. Amaba hacerlo sentir celoso, era como su pequeña venganza por tener que soportar verlo con otras chicas todo el rato.
—Oh vamos—Arrojó la revista a un lado y se puso de pie—No te pongas mal, tu también eres un bombón—Le abrazó por la espalda.
—No me pongo mal, se que soy un bombón—Fingió seguridad.
—No mas que tu hermano, por supuesto, pero aún así lo eres.
—¿Ya vas a empezar a joder con eso?—preguntó fastidiado.
—Uff y tu padre—Se mordió el labio—Voy a contratarlo para que me investigue las panties.
—(Tn)—Se quejó deshaciendo el agarre con su mejor mueca de disgusto—Que asco.
—Uy y el señor Donquixote Doflamingo, ah—Soltó un suspiro—Que buenos que están los hombres maduros, ¡Agradezco al señor por darnos este regalo!.
—Eres la chica mas asquerosa que conozco—Apago la aspiradora, había terminado—Y la mas morbosa también.
—Me pregunto si estarán dispuestos a festejar mi cumpleaños numero dieciocho con una orgía, es un regalo económico.
—¡Maldita sea (Tn)!—Grito asqueado. Ella rompió a reír viendo su rostro disgustado—¡Que rara que eres!.
—Oh vamos, sabes que bromeo...aunque si Law...
—¿Si Law que?—La interrumpió, volteó hacia ella—¿Por que hablas tanto de él?—Terminó de enrollar el cable y tomó la aspiradora para devolverla al ático—¿Te gusta o algo por el estilo?.
Ella sonrió con triunfo. Lo había enfadado.
—Te ves bien enojado, Eustass.
—No estoy enojado.
—Te conozco bien amor, créeme que se cuando lo estas.
—¿y que si lo estoy?, ¿Esta mal que me preocupe por ti?.
—Esa ultima pregunta se sintió como si te preocuparas mas de ti, ¿tienes miedo de que pueda reemplazarte por él?
Exactamente era eso a lo que le temía y por eso debía actuar ya, debía demostrar en ese momento que ella debía estar con él, porque así él lo sentía y porque así era su destino.
—Ja—Se mostró lo más seguro de si mismo que de lo que jamás lo había estado—Imposible. Tal vez no sea el mejor amigo que haya, pero soy el más lindo que jamás tendrás y digas lo que digas yo sé que tú me perteneces—Dijo eso último más tratando de convencer de a si mismo, como diciéndose a mi mismo que ella nunca se separaría de el—No hay manera posible de que ese imbécil tome mi lugar y mucho menos que me quite lo que es mio.
—No soy tuya—Respondió sintiendo cosquillas en el vientre, esas palabras, ese tono de voz y esa mirada tan penetrante la habían dejado anonada. El pelirrojo le dedicó una sonrisa de lo más criminal—Por supuesto que no.—Reafirmó nerviosa ante su mirada tan intimidante y persistente.
Él sonrió con picardía al escucharla hablar con ese tono tan tímido, sabía que había logrado impactar en algún lado con su voz tan ronca y su manera de actuar. Ese tipo de tensión que había siempre entre ambos. Era como un modo que podía conseguirse actuando arrogante y seductor. Un modo que ella también seguía, en el que participaba. Se hacían de rogar entre ellos, se peleaban, se histeriqueaban y se provocaban entre ellos, pero el orgullo era tal que ninguno de los dos quería ceder antes que el otro. Ambos querían ganar, querían que el otro se rindiera y que ninguno tomara la iniciativa los volvía inseguros.
Así es damas y caballeros, eran unos completos imbéciles.
—No te ves muy convencida.
—Piensa lo que quieras Eustass, tal vez con el tiempo te des cuenta de que estás equivocado. No soy de tu propiedad.
Ella se le plantó delante, cortándole el paso hacia las escaleras.
—De acuerdo, si eres feliz creyendo eso...
Con un solo brazo la atrajo hacia él, la pegó a su pecho. Ella entrelazó sus brazos sobre su cuello y lo miró con una sonrisa cómplice en los labios. Él paseó la mirada por todo su rostro y bajó a su escote, volvió a subir la mirada y acercó aún más su rostro al de ella, manteniendo una muy escasa distancia entre ambos.
—No me perteneces pero te sientes muy cómoda entre mis brazos—Al hablar, sus labios rozaban con los de ella—¿A qué estás jugando, Gunn?.
—A ver hasta donde eres capaz de mantener la cabeza cuerda.
—Cielo, ¿Pretendes que te ruegue?
—No, pero acabarás haciéndolo cuando te haya vuelto completamente loco.
—Mhm—Se acercó a su frente y le plantó un beso. La empujó suavemente haciéndola caer a lo largo de sofá.
Ella aprovechó la oportunidad para estirarse en el sofá, curvando la espalda y estirando los brazos, haciendo que se le levántese un poco la blusa, dejando a la vista parte de su vientre y asentando aún más sus atributos físicos.
Él pasó lentamente con la aspiradora en la mano, sin apartar sus ojos de los de ella y recorriendo con su mano desde sus rodillas, pasando por su cintura, contorneado toda la silueta de la chica provocándole una corriente eléctrica que recorrió todo su cuerpo y continuó con su camino escaleras arriba, intentando calmar sus pensamientos para evitar que la erección que estaba comenzando a crecer en sus pantalones incrementase.
«Bueno» pensó ella volteándose boca abajo sobre el sillón y hundiendo su cara de tonta enamorada en uno de los cojines «esperaba que me tocará al menos un seno» se encogió de hombros «ya que, la próxima sera»
Tomó su celular y miró la hora eran las tres de la tarde, no se irían hasta la noche y la casa estaba impecable.
¿Que iban a hacer los dos solos en la casa lo que quedaba del día?.
Vio la oportunidad de no tener niños rondando la casa y la aprovecho, envió un mensaje al grupo que tenia con los chicos y les invito a pasar el día en su casa.
Unas cuantas cervezas, música y posiblemente una buena partida de poker harían que la espera para ir a cenar a la casa de Rosinante fuera menos larga.
Y también evitaría estar a la merced de Kid. Estaba mas que segura de que si se quedaba sola con el tanto tiempo acabarían cogiendo, la tensión sexual entre ellos había aumentado muchísimo en el ultimo tiempo.
Siempre había habido atracción entre ellos, también se celaban y se histeriqueaban o se provocaban de alguna manera pero ahora estaban pasando las barreras, era cuestión de tiempo, tal vez minutos, para que ella decidiera cagarse en su orgullo y entregársele enteramente a su mejor amigo.
Recordó lo ocurrido esa mañana, no era la primera vez que Kid se le insinuaba o que le hablaba sucio, mucho menos la primera vez que le abofeteaba el trasero o dormía con ella, su relación había sido así desde que decidieron reírse de haber querido ser novios en el pasado y de que Kid fuera un casanova, aunque a ninguno de los dos le sentara del todo bien reírse de ello, aveces era gracioso, otras veces era realmente triste.
En el fondo ambos se habían quedado con las ganas de intentarlo, de salir y de tener una relación. Si por el amor de dios, eran el mejor dúo que existía.
Era tal la confianza y la comodidad que manejaban entre ellos que conocían cada pequeño detalle del otro, se comunicaban con la mirada, se complotaban en todo, se reían de las mismas cosas.
La complicidad y la lealtad que se tenían era algo que no podía explicarse, simplemente eran la mejor pareja.
Pero los celos, las inseguridades, el orgullo... eran factores que los hacían odiarse en ocasiones, eran cosas que estaban mas allá de su control, y por esos motivos dudaban a menudo sobre su relación.
Tal vez habían coincidido en esta vida para soportarse entre ellos, para ser compañeros de vida, sin darle cabida al amor en lo suyo.
O tal vez había sido obra del maldito destino que se hubieran iluminado el uno al otro en el momento en el que mas lo necesitaban, tal vez se habían conocido para salvarse mutuamente, tal vez en ellos estaba el amor que anhelaban encontrar antes de la muerte.
Oyó al chico bajar más escaleras.
—Hey, tonto—Le preguntó mirando su celular—Le he dicho a los chicos que...—lo siguiente que sintió fue la mano del muchacho azotándole el trasero.
Se mordió el labio y frunció el ceño. Se tomó unos segundos para asimilar el placentero dolor y volteo el rostro para mirarlo.
—¿Perdona?.
—Creí que me lo habías dejado así servido para mí.
—El arte se mira, no sé toca, ¿Nunca has ido a un museo maldito inculto?.
—Vaya, pues no, no sé lo que es el arte—se puso de cuclillas frente a ella, ¿me enseñas?.
—En serio nunca fuiste?.
—No fui a uno que valga la pena, todos a los que fui fueron con el colegio.
—Podríamos ir a uno si quieres, el Museo de historia de Wano, lo abrieron hace uno hace unos años en Water Seven.
—Me estás invitando a una cita?.
—No pero si eres feliz creyendo eso...
Rió ante la astuta respuesta de la chica, le había dado una cucharada de su propia medicina.
—Deja de evadir el hecho de que te mueres por mi, dímelo, me gustas y quiero salir contigo es así de fácil.
—Oh vamos—se sentó—Déjate de fantasías.
—Dime que te gustó, dilo de una vez.
—Cielo, creo que te has quedado unos años en el pasado.
—¿Me vas a negar que te atraigo?.
—¿y tú?, Me vas a negar que no tienes ganas de cogerme?.
—No, no te lo niego, no soy un cobarde como tú.
—Pfff.
Antes ese golpe bajo la tomo cuando intento pararse y la hizo sentarse en su regazo.
Acto seguido le apretó los glúteos.
—Ya no somos niños de 12 años, Gunn, estamos a un paso de estar al último año del secundario, somos prácticamente adultos—Escurrió sus manos por debajo de su camiseta—Se lo que quiero, se lo que necesito y se lo que es mío por derecho—Jugueteo con subió las manos por su espalda y desabrochó su sostén—Y no tengo miedo de reclamarlo.
—No se que tanto has madurado si aún te aferras a un jueguito de niños que querían ser piratas—Sintió las manos del muchacho acariciar su espalda descubierta, su estomago comenzó a burbujear de los nervios—madurar también es aceptar la realidad—se acomodo mejor sobre su pelvis quedando ubicada exactamente sobre su miembro, de manera tentadora hizo una ligera presión hacia abajo, con la intención de provocarle—Y la realidad amor es que, no soy tuya.
—¿No?—Ella negó sonriente—¿Que tan segura estás de eso?.
—Demasiado.
—Creo, que estás equivocada.
—Demuéstralo.
Eso fue como el pase libre para el, si esa no era la señal de que la tomara ahí mismo, entonces, ¿Cuál era?.
Paso su mano de atrás hacia adelante y le apretó un seno, su otra mano bajo hasta su glúteo y estrujó con fuerza, haciéndola arquear la espalda.
—Ouch—Soltó casi en un gemido—Sin apretar sus ojos de los de él.
Kid se inclinó hacia adelante aprovechando el espacio descubierto en su cuello y beso sin descaro.
—Vaya, llevas puesto el perfume que te regalé—Murmuró sobre su piel.
—Sé que te gusta—Le respondió enredando su mano en sus cabellos y aferrándose a su espalda con la otra.
—Hueles exquisito—Logró decir sin contenerse en un tono casi inaudible, se encontraba extremadamente nervioso.
De haber sido otra chica ya la tendría empotrada sobre el sofá pero con (Tn), con ella tenía que aprovechar cada segundo y disfrutarlo al máximo, cada experiencia, cada aroma, cada expresión cada gesto, cada centímetro aterciopelado de su piel, cada pequeño sonido que escapaba de su boca, incluso aveces cerraba los ojos del placer que le causaba experimentarla así.
Experimentar a su mejor amiga de una manera tan íntima y candente, era algo que debía vivirse lentamente, saborearlo como un buen trozo de chocolate. Dulce y caliente derritiéndose en su boca.
Ella no se quedó atrás, comenzó a volver su pelvis de una manera tortuosamente lenta y sensual sobre el, rozando contra su erecto amigo, provocándole al muchacho la urgencia de sentirla lo lo más apegado a él posible. Ansiaba de sobremanera poder dale un beso, era lo mas cercano que iba a estar ese día de estar entrelazado con ella, pero, su maldito orgullo se lo impedía, quería que ella fuera la que buscará sus labios, la que suplicara por rozarlos con los suyos.
En un abrir y cerrar de ojos la chica se había quitado la camiseta por su propia cuenta, dejando sus senos al aire, disfrutando de la atónita mirada de su amigo.
—Joder, Gunn—Logro balbucear con asombroso—La tomó de la cadera y simuló una estocada suave, deleitándose con la manera en la que sutilmente estos habían brincado—Debes estar bromeando.
—¿Que paso?—Preguntó ella chistosa—Te veo nervioso—se apoyó a cada lado de su rostro con los brazos sobre el respaldar del sofá—¿Terminé de enloquecerte?.
—Apenas estás comenzando a hacerlo—Respondió tragando saliva sin poder apartar la mirada de su cuerpo. Asimiló la situación y se dio cuenta de lo debilitado que había quedado ante esa escena, parecía que su imaginación había personificado una realidad. Espabiló y aún con rubor en sus mejillas, volvió y a encarnar su personalidad dominante. Se quitó la camiseta dejando a la vista su pecho fornido—Yo también puedo jugar sucio, linda.
Ella paseó sus manos por todo su pecho hasta detenerse en sus caderas. Esa ''V'' tan bien formada allí, le volvía loca, se la imaginaba en movimiento, entre sus piernas, podía imaginarse esos músculos tensándose, contrayéndose, relajándose, era un deleite.
Veía su pecho respirar y sus abdominales marcarse a medida que su pecho se decomprimia, en ese momento más que cogérselo ansiaba poder recostar su cabeza sobre ese fornido pecho y que la abrazase con sus gigantes brazos. Un pequeño sentimiento de angustia la atacó cuando recordó que no eran más que amigos, ahora amigos con derechos, pero no eran más que eso.
También sintió algo de tristeza, pensando la cantidad de chicas que habían amanecido a su lados envuelta en esos brazos o recostadas sobre esos pectorales. Tal como ella lo habia hecho esa mañana.
Él por otra parte, se sentía eufórico de ser el primer chico que la veía así, se sentía bien de ser el primer hombre en experimentarla de una manera tan íntima pero al mismo tiempo se sentía fatal. Se sentía culpable de esa mirada un poco apagada en sus ojos, él sabía bien lo que ella estaba pensando, ellos eran así, sabían lo que le sucedía al otro con solo mirarlo.
Soltó sus glúteos y con una mano la hizo elevar la mirada para conectar con sus ojos.
—¿Que pasa, bebé?.
—Nada—Mintió ella notando sus ojos preocupados, fingió una sonrisa—Te ves muy bien, eso es todo.
—Lo sé, amor—con delicadeza, la tomó de la cintura los tumbó a ambos sobre el sofá—Siempre me veo bien—ella lo miró a los ojos confundida, no sabía que era lo que estaba sucediendo.
Él acomodó con suma cautela su cabello, con mucho más cuidado que la noche anterior, siendo más cuidadadoso, la abrazó y pegó su pecho desnudo al de él. Dejó escapar un suspiro cuando la piel caliente de la chica chocó contra su pecho, se sintió como si se sumergiera en agua tibia. Se vio invadido por una oleada de sentimientos románticos.
El corazón de Gunn comenzó a latir a gran velocidad sintiendo como el corazón de Kid latía en la misma intensidad.
Se animó a corresponderle el abrazo, jugando a trazar con sus dedos por toda la espalda del chico dibujos sin sentido.
Con la cabeza aún apoyada en su pecho, vio la mano del chico recorrer su brazo deshaciendo el agarre para poder entrelazar sus dedos con los suyos.
Levantó la cabeza para poder mirarlo a los ojos y vio ahí, en esas dos esferas anaranjadas, vergüenza.
Vergüenza de como se comportaba, vergüenza del topo de chico en el que se había convertido, vergüenza de no ser tan valiente como decía serlo para serle sincero y confesarle que era la única dueño de su corazón desde que tenía memoria.
—Perdón si te hice sentir mal—Murmuro.
—No lo haces, no te preocupes.
—Gunn, te vi, vi como me mirabas. Me has mirado así antes.
—No es mi intención lastimarte, Kid.
—La mía tampoco, Gunn, no quiero ser un imbécil contigo.
—Pero lo serás, es tu forma de ser Kid, puedes cambiarla.
—No quiero que creas que esto que acabamos de hacer, fue solamente un momento de calentura, eres especial para mí.
—Kid, está bien, no tienes que darme explicaciones de nada.
—Si debo hacerlo.
—¿Por qué?.
—Para que no tengas miedo de mi.
—No lo tengo, no tengo miedo de ti.
—¿Por que me miraste así?—Interrogó aun dolido por la forma en la que le había escapado a su mirada—Me miraste como si fuera una decepción, una mala noticia, como si estuvieras cometiendo un error...
—Porque...—intento buscar una excusa pero solo le quedó ser sincera—porque me sentí una estúpida. Sentí que te estaba dando mi nombre para que lo agregues a tu lista de polvos fáciles.
—Eres muy importante para mí, ¿En serio crees que te trataría de esa manera?.
—A la lista de polvos premium entonces.
—No. A ninguna lista—Corrigió con molestia en su tono de voz, detestaba oirla hablar asi de si misma, como si fuera una don nadie—Tu me gustas.
—¿Que?.
—Quiero estar contigo.
—Es lo más lejos que has llegado para cogerte a alguien.
—Hablo en serio. Siempre hablo en serio—Ella rodó los ojos y volteó el rostro para escaparle a la cercanía que mantenía con el de Kid—Hablo en serio cuando digo que me pareces hermosa—Hizo a un lado el cabello que cubría su cuello, acariciando con la yema de sus dedos la piel de esa zona—También lo hago cuando te pido que me beses—Dejo un beso en el lugar—O que me dejes besarte—Le dejó otro beso en la mandíbula—Es en serio cuando te digo que tú cuerpo es una maravilla—Contorneó con su mano la silueta de la chica, deteniéndose sobre su cadera, intentando controlarse del impulso de urgencia que tenía de arrancarle las bragas, en cambio, la atrajo más hacia él, pegándose a su espalda y volviendo a atacar su cuello con besos—Nunca bromeo cuando digo que quiero estar contigo, no juego cuando te digo que me traes loco.
—Kid—Susurró disfrutando de la sensación cálida de sus labios repartiendo besos por su cuerpo.
Sonrió sobre su piel.
—Diablos—negó con la cabeza alejándose de su cuello a la vez que sonreía como un condenado, quería mirarla a los ojos, quería que ella viera lo feliz que se encontraba de poder estar así con ella, de poder decirle todo lo que llevaba pensando hace años—Que hermoso oírte decir mi nombre en ese tono.
—Amor—Se dio vuelta para poder estar frente a frente—Es...es difícil de creer.
Disminuyó su sonrisa, aunque no dejó de sonreír. Era imposible no sonreír teniéndola en frente. El temor lo iba invadiendo de a poco, ¿Ahora que seguía?, ¿Cual sería su reacción?. Cayó en cuenta de lo que había dicho, creyó que se había excedido pero...realmente le había parecido el momento, era en ese entonces o nunca.
Y lo que siguiera ahora, lo que (Tn) eligiera para ellos, podría sentenciar el destino del pelirrojo.
—¿Tu confías en mi?—Agregó al cabo de unos segundos de silencio.
—Lo hago—Respondió de inmediato, no lo dudo ni por un segundo.
—¿Lo suficiente como para intentar algo conmigo?.
—¿A que te refieres?.
—Salir—Soltó atropelladamente—Yo...—Los nervios culminaban en su interior—yo quiero que salgamos...en una cita. Muchas citas en realidad—Se corrigió
—Es lindo lo que me propones, créeme que incluso he deseado con este momento hace mucho tiempo atrás pero no estoy segura de querer arriesgarme contigo de nuevo, ¿Sabes?.
Con eso supo que aún se encontraba dolida por todo el problema que habían tenido con Nojiko en el pasado.
Habían pasado años y las heridas aún no terminaban de cerrar para (Tn). Eso significaba que entonces él si había sido alguien significativo para ella, tanto que incluso después de cuatro años continuaba sintiéndose mal por el daño que él le había causado.
El peso de sus propias decisiones anteriores le volvieron el corazón de plomo. No se animó a mirarla a los ojos.
—¿Me dejas intentarlo?—Preguntó a costa de saber que era egoísta de su parte.
—Es que...—El naranja de sus ojos le estaba perforando el corazón, no había manera de que estuviera mintiendo, no era posible—No quiero que me lastimes—Acarició su mejilla con la mano.
—No lo haré—Dijo dejando un beso en ella.
—¿Lo prometes?—Tomó su mentón para poder acercar el rostro del chico a el de ella.
—Te lo prometo—Murmuró al borde de rozar sus labios.
—Entonces bésame, idiota
Y como si se tratase de una broma de mal gusto, el timbre la casa sonó.
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