xxi. The Weirdest Dream
TWENTY-ONE THE WEIRDEST DREAM
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MIA SE SIENTA EN UN ESCALÓN de piedra con las manos en la cara. Si pasas junto a ella, un poco más adelante en el pasillo, encontrarás la enfermería, donde está su padre. Donde ella estuvo hace unos minutos, hasta que vio al menos cuatro mechones de pelo rojo y luego a Harry y pensó no lidiaré con esto ahora. Entonces se fue, alejándose de su padre. Él no sabía qué hacer. No estuvo cuando ella era pequeña. Ni siquiera intentó encontrarla cuando escapó de Azkaban. No sabe cómo consolarla...
Espera desesperadamente que su madre aparezca pronto. La cara de su padre parecía grave cuando Mia le preguntó dónde estaba, por lo que le preocupa que la hayan acorralado en la Orden. Merlín. Mia odia todo esto. Odia el hecho de que su padre esté demasiado ocupado informando a los jodidos Gryffindors sobre lo que sucedió. Odia el hecho de que estuvo sollozando y toda la familia Weasley se entrometió. Odia el hecho de que no pueda encontrar a su madre. Pero, lo más importante, odia que su mejor amigo esté muerto. Y podría haberlo evitado.
Así que está llorando en las palmas de sus manos. El pasillo se ha oscurecido ahora y las velas cercanas iluminan mucho el pasillo para que la gente la vea allí, sola. Aunque duda de que alguien pase, ya que Dumbledore pidió que todos los estudiantes fueran enviados a sus dormitorios y que se quedaran allí hasta mañana... Así está solo ella, pero supone que debe acostumbrarse. No es como si Cedric volviera. No tiene a nadie.
No sabe dónde está su madre, pero sí que algo sospechoso ha estado sucediendo durante el año pasado, desde que su padre apareció (un año entero después de que se escapara, hay que tenerlo en cuenta) y su madre lo llevó a un lado, estuvo pasando algo. Mia, por sus habilidades de espionaje superiores a la media, cree que tiene algo que ver con el hecho de que se suponía que su madre era mortífaga, pero aún así. La quiere. Quiere que su madre la abrace, la consuele y le diga que todo va a estar bien. Su madre perdió a todas sus amigas a la vez, sabe por lo que está pasando Mia. Su padre está demasiado preocupado por Harry como para pensar así.
No escucha los pasos que se acercan a ella en el pasillo, pero sí a alguien aclararse la garganta con torpeza.
Y la persona habla.
—Ah, eres tú —dice George.
Las velas alrededor de Mia arden más. Siente como si su sangre estuviera a punto de hervir mientras voltea hacia él, poniéndose de pie. No tendrá una pelea. Hoy no. No cuando le dijeron esta mañana que su mejor amigo, su primer amor, iba a morir y no logró detenerlo.
—¿Estás feliz ahora? —escupe ella—. ¡Está muerto, ya no tienes que preocuparte por perder un jodido partido de quidditch, Dios no lo quiera, con Hufflepuff!
Los ojos de George se abren en sorpresa.
Por lo bajo dice:
—Yo no...
Pero Mia lo ignora, mientras se pasa los dedos por el pelo y siente que las lágrimas vuelven a aparecer en sus ojos. Desea que él no estuviera aquí. Odia llorar delante de la gente, ¿pero delante de alguien que no le cae bien? Que alguien llame a Voldemort para matarle.
—Tendría que haber hecho algo —murmura—, haberlo impedido...
—¿Peleando contra Quien-tú-sabes? —dice George.
Ella no sabe si se supone que esa es otra versión de lo asesinó Quien-tú-sabes, no pudo haber sobrevivido, pero no le sienta bien. ¿Quién piensa así? Todos desearían haberlo detenido... Y ella podría haberlo hecho. Le dijeron lo que iba a pasar. Debería haberlo evitado.
—Vete a la mierda —le dice a George. Aprieta los dientes para no llorar, pero lo mira, aún más enojada—. ¿Y si hubiera sido tu hermano?
George frunce el ceño.
—¿Qué?
—¿Y si hubiera sido Fred? —dice Mia, entrecerrando los ojos vidriosos. Quiere quedarse sola, por el amor de Dios, está enferma y jodidamente cansada. No le gustan los gemelos Weasley porque se portaron mal con mejor amigo, y ahora su mejor amigo se ha ido y todo lo que queda son ellos. Está cabreada—. ¿O Briar o Lee?
George no responde.
—Eso pensaba —dice Mia—. Puedes soltar tu mierda acerca de cómo no tenía ninguna posibilidad, pero si fueras yo, estarías pensando lo mismo, Weasley.
George mira hacia otro lado por un rato, pero luego se voltea a ella cuando baja del escalón para alejarse.
—Espera.
Ella se da la vuelta.
—¿Qué?
—¿Puedes distinguirnos?
Mierda.
Siente que está en cuarto año otra vez.
Mia se da vuelta.
—Ha sido suerte.
—Espera —repite él.
Mia quiere matarlo.
Se da la vuelta y se cruza de brazos. Las lágrimas todavía se acumulan en sus ojos y le duele la mandíbula por haber apretado los dientes con tanta fuerza. Quiere quedarse sola... Su mejor amigo está muerto. ¿No puede tener algo de espacio?
George frunce el ceño.
—No me caes bien, pero lamento lo sucedido —dice lentamente, como si pensara que la palabra equivocada podría matarla... Tal vez, teniendo en cuenta que Mia se enfadó tanto que el pelo de Zacharias Smith se incendió. El cabello de George ya es jodidamente naranja, ni siquiera notaría las llamas hasta que su cerebro se derritiera—. No sé qué haría si uno de mis amigos muriera.
Mia ni siquiera puede responder; las lágrimas caen por su rostro y estalla en sollozos. Sus dos mejillas están completamente húmedas mientras trata furiosamente de secarse las lágrimas, pero no sirve de nada. Toda una cascada corre por sus mejillas, cayendo al suelo.
Y no sabe cómo sucede la siguiente parte, pero un segundo, Mia quiere estrangular a George Weasley y, al siguiente, su rostro está enterrado en su pecho mientras llora... Y él no la abraza. No como solía hacerlo Cedric. Pero la rodea con sus brazos torpemente. Se siente como si la estuviera sosteniendo. Como si fuera algo hecho de porcelana. Mia piensa, qué mierda.
Después de un rato, se aleja de él y se limpia las mejillas con la parte de atrás de su jersey. Mira a George entrecerrando los ojos.
—No se lo digas a nadie.
—Como si quisiera...
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BRIAR SE FROTA LOS OJOS, DECIDIENDO que ahora no es el momento de preocuparse por las manchas de rímel. George regresa a la enfermería, luciendo un poco aturdido. Fred, que ha estado sentado junto a Briar en una cama desde que llegó, frunce el ceño a su gemelo.
—Pensé que ibas en busca de un jersey.
George frunce el ceño, perdido en sus pensamientos, mientras se sienta.
—Me desvié.
Briar técnicamente tiene una cama allí, pero se siente bien, por lo que se sienta con las piernas cruzadas encima del edredón para que los gemelos puedan sentarse a su lado. Tiene que dormir aquí, pero ahora está bien. Y cuando le digan que descanse, se asegurará de que Fleur se quede con ella. La señora Weasley está de pie en el centro de la sala, increíblemente preocupada. Briar se sienta con las manos en su regazo, hasta que Fred se aferra a una de ellas... Supone que ya no está enfadado.
Dumbledore está también hablando con los adultos. Briar escucha, una sensación de temor crece en su estómago. Por primera vez se dice que Voldemort ha regresado. Está asustada.
En un punto se dirige a alguien llamado Atticus, y Briar se da cuenta de que, detrás de una cortina, Holly está dormida con vendajes que cubren su pierna izquierda. Atticus, el padre de Holly, empieza a hablar con Dumbledore. Briar está sorprendida.
—¿Un Malfoy abandonó a los mortífagos? —susurra Fred a Briar y George.
—No me lo creo —dice George.
La puerta se abre de golpe con Madame Maxime hablando en frenético francés, camina directamente hacia Briar, quien rápidamente se pone de pie y se dirige al centro de la enfermería, por lo que hay suficiente espacio para que hablen. Abraza a Briar incómodamente, pero sabe que su directora es sincera. Maxime la mira.
—Lo que hiciste fue muy estúpido, pero valiente, y no puedo criticarte por eso —le dice en francés. Briar se alegra; preferiría que sus amigos no escucharan a su directora llamarla estúpida o algo así. Lo que sea—. Tienes las cualidades que admiro, Briar, estoy muy orgullosa de ti.
—No evité nada —dice Briar.
—Pero lo intentaste y te defendiste —dice Maxime. Briar asiente. Sus mejillas arden—. Eso es igual de importante —Maxime mira detrás de Briar, hacia donde está Remus hablando con Sirius—. Ahora, ¿podría conocer a tu padre?
—Sí, claro —dice ella, y se hace a un lado antes de mirar a su padre—. Em, ¿papá?
Remus se gira hacia ella y, al momento, Maxime le habla.
Briar se aleja. Llama la atención de su padrino y sonríe débilmente.
La puerta se abre de nuevo y una ráfaga de luz azul se precipita por la enfermería. Briar siente cálido su corazón, nunca se sintió tan feliz de ver a Fleur. Esta vez, sonríe adecuadamente.
Fleur pasa corriendo a Bill, a quien golpea sin darse cuenta, y se arroja sobre Briar, abrazándola con fuerza.
—¡Briar! Qué horrible fue —le dice en francés—. ¡Pero debe haber sido peor para ti! ¿Estás bien? ¿Estás herida? No me apartaré de tu lado de ahora en adelante. ¡No puedo creer que supieras lo que iba a pasar!
—Estoy bien, te contaré todo más tarde, pero lo importante es si tú estás bien —Briar frunce—. Harry dijo que el laberinto era horrible y que casi te atrapan... y que Viktor estaba bajo Imperius. Fleur, ¿estás segura de que te sientes bien?
—Sí —responde Fleur.
Por encima del hombro de Fleur, Briar mira a Bill, que no tiene una mano en el brazo que fue golpeado, probablemente para evitar que los gemelos se burlen de él, pero está mirando a Fleur... Y Briar tiene su visión habitual... ¿oh?
Dumbledore se va después de un rato y la señora Weasley se vuelve hacia el resto. Harry está sentado en la cama junto a Briar, lo que significa que todos los Weasley, y Hermione y Ron, están juntos. Ella le sonríe débilmente a Harry.
—Intenta pensar en otra cosa por un rato... —y mientras dice esto, Mia entra en la enfermería. Sirius abre los brazos para abrazarla, pero ella los cruza—. ¡Piensa en lo que vas a comprarte con el dinero!
—No lo quiero —replica Harry—. Se lo merecía Cedric.
Briar levanta la vista y ve a Mia salir. Briar se aleja de Fleur y le dice:
—Debemos ir tras ella.
Fleur asiente sin pensarlo dos veces y Briar rápidamente le dice a su padre a dónde van, antes de que las dos se vayan juntos de la enfermería, tomándose de la mano.
Cuando salen, aparece Livvy, sin aliento. Briar frunce el ceño.
—Me las arreglé para escabullirme de todos los profesores que vigilan. Jesús, Briar, ¿estás bien?
—Sí —dice Briar—. Holly está la enfermería. Papá también.
Livvy parece haber recibido una bofetada en la cara, asiente y pasa junto a ellas.
Briar y Fleur encuentran a Mia, sentada sola en un pasillo, y se sientan a cada lado de ella. Mia se limpia la cara rápidamente, pero sus ojos siguen vidriosos y rojos, y las marcas grises alrededor de sus ojos muestran su maquillaje corrido.
—Queríamos ver si estás bien...
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AL FINAL DE CURSO, todo sigue silencioso. El colegio parece aún petrificado. ¿Quién hubiera pensado que esto podría pasar? Cedric Diggory estaba muerto y Voldemort había vuelto. Todos temen a lo último, se nota. Cuando las personas bromean con sus amigos, se ríen y en voz baja les dicen cuánto los quieren. Los ruidos fuertes hacen salten y busquen sus varitas. Todos actúan como si estuvieran viviendo en una guerra... pero ahora lo están, ¿verdad?
Holly deja el colegio un mes antes. Atticus abandonó a los mortífagos y lo están clasificando en cuanto a su seguridad, para irse ahora, pero Briar cree que solo quiere irse. Lo entiende. Mia ha logrado hacer lo mismo por diferentes circunstancias.
Es el penúltimo día cuando Briar está sentada en Las Tres Escobas con su padre. Es fin de semana y todos vuelven a casa el lunes, pero los dos días libres del colegio están ahí para que la gente haga las maletas. Briar habló con Maxime y se le permite irse a casa en el Expreso de Hogwarts; sin embargo, cree que Fleur la acompañará, pero se debe principalmente a que ya no se separan.
O al menos no, pero esta tarde Briar quiere hablar con su padre, sin su padrino ni nadie más allí. Quiere hablar sola sobre lo que vio hace tantos meses.
—¿Fue todo bien? —pregunta Remus.
Briar asiente. Sus cejas se fruncen ligeramente, sintiéndose un poco incómoda al mencionar esto. Realmente no se dio cuenta de lo extraño que sonaba: "papá, ¿crees que mataste a alguien? ¿Qué pasó?" hasta que se sentó aquí, tratando de encontrar las palabras adecuadas.
—Um, quería hablar contigo sobre algo —le dice, y su padre asiente. Ella aparta la vista de él mientras trata de decir esto de la mejor manera posible—. Hace unos meses, Maxime me enseñó a mirar el pasado, um, en lugar del futuro... Y te vi. Y quería preguntarte... —baja la voz, en caso de que su padre no quiera que alguien lo escuche—. ¿Qué pasó con esa chica? ¿Emily Murphy?
—Ah —Remus sonríe incómodamente—, hace años que no escucho ese nombre.
—Si no quieres hablar de eso, lo entiendo...
—No, está bien —se sienta más recto. La mira directamente aunque ella no lo haga. No parece molesto por eso, Briar piensa que es positivo—. No fui yo. Resultó que fue atrapada con la multitud equivocada e intentaron hacer que pareciera un ataque de hombre lobo para no ser arrestados... No lo sé con certeza, creo que Laurel se dio cuenta, pero quienquiera que lo hiciera se salió con la suya, de todos modos... En ese punto, al menos, creo que la persona que lo hizo estaba en lo alto del Ministerio. Nadie podría tocarla aunque lo intentara, incluyendo a Laurel.
Briar se inclina hacia adelante sobre la mesa.
—¿Quién crees que...?
—Conoces a su hija.
Briar piensa. ¿En lo alto del ministerio?
Recuerda los Mundiales, específicamente el lugar en el que se sentaron, y sus ojos se abren.
—¿La madre de Holly?
Remus asiente.
Briar intenta imaginarlo: una niña que se parece a Holly, la niña que es la mejor amiga de su hermano, matando a alguien, y no solo eso, encubriéndolo y saliéndose con la suya. Briar siente que se le revuelve el estómago. Holly, la mejor amiga de su hermano pequeño, creció con una madre así...
Ella se recuesta en su silla.
—Mierda.
—Pero no podría ser el caso —dice Remus.
Briar levanta una ceja.
—Pero crees que es así.
Remus asiente.
—Emily nunca fue agradable, creo que Laurel se sintió mal porque compartieron dormitorio durante años.
—Oh —dice Briar.
—Ahora, no es por cambiar de tema, pero... ¿has pensado en tu regalo de cumpleaños?
Una sonrisa se extiende por la cara de Briar.
—Bueno...
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HAY LUZ AFUERA CUANDO Briar sale del pasillo después de cenar. Sin embargo, Fred se volvió hacia ella durante la cena y le preguntó si podían hablar en privado. Lo que nos lleva a este punto.
A medida que caminan hacia los terrenos, ella comienza a darse cuenta de que ha pasado un año desde que comenzó todo esto: desde que Briar se dio cuenta de que le gustaba Fred, desde que le dijo a su padre que ella también era un hombre lobo. ¿No es raro? Todo ocurrió en un año... Hace un año, seguía vivía con sus abuelos. Raro.
Terminan al lado del lago y Briar levanta una ceja. Honestamente, no han hablado correctamente por todo lo sucedido. Se tomaron de las manos en la enfermería y nada más. Pero a Briar no se la ha visto sin Fleur en el último mes, por lo que no tiene la oportunidad de hablar con ella en privado.
—¿Por qué quieres hablar? —ella pregunta, mirando el lago con nerviosismo. De repente, le disgustan los cuerpos que habitan el agua—. A menos que quisieras mostrarme el lago en el que casi muero...
Fred sacude la cabeza.
—No hubieras muerto en él.
Briar levanta una ceja.
—¿Entonces las sirenas y los demás habitantes no eran reales?
—No... —comienza, y se encoge de hombros, viéndose avergonzado—. Yo te habría salvado.
Briar lo mira y sonríe suavemente.
—Aw.
—Lamento haberme enfadado contigo —dice Fred. Entonces se trata de esto. Briar olvidó que se pelearon. Se ha acostumbrado a que no hablen realmente, a no saber realmente si iban a salir o no—. Es que pude ver que estabas preocupada y quería ayudarte...
—Siento haberte apartado. Lo siento mucho por todo —dice Briar, y ella lo toma de las manos—. Te he hecho pasarlo mal, Freddie, y sigues mirándome como si fuera de oro.
—Lo eres para mí.
Briar frunce el ceño.
—Para.
Fred suelta sus manos para levantar las suyas en defensa.
—¡Lo digo en serio!
Ella niega con la cabeza, sin impresionarse, y él le sonríe.
—¿Recuerdas que nunca te dije cuál es mi sueño más extraño?
—Ajá.
—Éramos nosotros saliendo —dice Fred. ¿Oh?—. Y había sido la cosa más ridícula en la que había pensado... Pero luego me di cuenta de que siempre pensé que eras guapa y como hemos más cercanos de una forma diferente a los demás, ¿no? —Briar asiente. Entiende lo que quiere decir. Está contenta de que no ser la única en pensarlo—. Y no quería contártelo porque no quería que lo descubrieras. Porque, Briar —Fred hace una pausa. Briar no sabe qué hacer consigo misma—, estoy enamorado de ti.
Briar se arroja sobre él y le rodea el cuello con los brazos.
—¡Freddie! —lo besa—. ¡Te amo muchísimo!
Fred le sonríe.
—Bueno, es un alivio. Hubiera sido incómodo, ¿no?
—Cállate y bésame —dice Briar, riendo.
Aquí está la cosa. Ella ya no se siente avergonzada. Ha pasado los últimos dos años odiando parte de sí misma por ser atacada. No se siente avergonzada cuando le dice a su padre que Harry sabe la verdad. No se siente avergonzada cuando su tío, ahora despierto, la llama monstruo, porque sabe que no es verdad. Briar ha pasado demasiado tiempo viéndose a sí misma monstruosa, e incluso antes de eso, había dejado que sus visiones la superaran. Ha pasado demasiado tiempo dejando que todo la controle.
Pero no lo hará. Y aunque no detuviera la visión, lo hará la próxima vez. Cuando las cosas se ponen difíciles, te vuelves más fuerte. Predijo muchas tragedias y pensó que no podría solucionarlas, pero ya terminó con eso. Detendrá la próxima... Lo hará todo en nombre de Cedric, porque debería haberlo detenido, pero no lo hizo, así que la próxima vez tendrá que hacerlo.
Porque Briar no es solo Briar, la Vidente o la mujer lobo. Briar es Briar, una chica con cabello rubio y la cara más pecosa imaginable. El peso del mundo ya no descansa sobre sus hombros, porque sabe que no tiene que hacerlo. Sabe que no es un monstruo, y sabe que detendrá la próxima visión. Se siente contenta consigo misma y, por primera vez en su vida, Briar Crouch no se siente tan desorientada.
end of part i
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