xiv. Golden Girl (Pt. II)
FOURTEEN GOLDEN GIRL (PT. II)
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HOLLY ENCUENTRA A SU MADRE ESPERANDO por ella en un aula vacía de Pociones que ya no se usa. Esto hace que Holly crea que Snape sabe acerca de su madre y de lo que está planeando, pero no se lo va a mencionar. En primer lugar, no le cae bien, y en segundo, no va a ceder, ¿verdad? Merlín, ¿te lo imaginas? La razón por la que el plan de su madre, creado para ser tan indestructible, se derrumba porque Holly presume que alguien lo sabe. No se arriesgará. No quiere ver la reacción de su madre si sale mal.
Margo se sienta en el escritorio, la puerta ha sido cerrada con llave detrás de ellas. En media hora hay una reunión especial que se celebra por la noche, por lo que Holly vigila el reloj en la sala. Su madre, sin embargo, se ve cómoda donde está sentada, pero la chaqueta de su traje morado oscuro está un poco torcida.
—¿Has oído hablar de Barty Crouch? —pregunta Holly.
Margo asiente, es el tipo de reconocimiento que hace que Holly piense: tuviste algo que ver con eso.
—¿No era... buena persona? —murmura Holly.
—Por lo que he oído, era horrible —responde Margo—. Tu amigo Livvy fue criado por él, ¿no es así? —Holly asiente, Margo suspira—. Por lo que se ha comentado acerca de Crouch a lo largo de los años, nunca fue amable... Estaba demasiado absorto en su trabajo. Se ve que estaba perturbado cuando se dio cuenta de que sus tres hijos estaban muertos o algo peor, por eso se llevó con él a Livvy y a la chica de oro.
Holly frunce el ceño.
—¿Chica de...?
—Conocí un poco a Laurel Crouch —dice Margo, en voz baja pero amarga—. La última vez que la vi, esa hija suya tenía como uno o dos años. Siempre la trataron como si fuera la razón de seguir caminando por la tierra...
—¿No es eso algo bueno? —Holly frunce el ceño ligeramente.
—Construye el peor tipo de persona —dice Margo, se levanta para caminar hacia su propia hija. Coloca su mano en la mejilla de Holly, sonriendo suavemente—. Mira, sabes que eres hermosa y perfecta... Pero Briar Lupin es diferente —Holly casi pregunta por ese Lupin, pero luego se da cuenta de que Margo sabía de ella cuando ese era su apellido—. Solo tienes que mirarla la próxima vez que la tengas cerca. Nada puede explotar esa burbuja de arrogancia e ignorancia.
Holly mira hacia otro lado. Se siente rara. Apenas ha hablado con Briar, pero por lo que ha escuchado no es mala. Tal vez un poco egocéntrica, pero no es mala con los demás por eso. Por lo que dijo Harry, Briar lo ayudó mucho...
—Aparte —continúa Margo—, mientras los Aurores investigan la muerte de Crouch, ¿podrías hacerme saber si Briar se involucra?
Holly frunce el ceño.
—¿Por qué?
—Holliday, querida —dice Margo, con una sonrisa en su rostro. Si Holly no hubiera sido criada por ella, lo vería como malicioso. Pero es normal—, no queremos que la chica de oro arruine el plan, ¿verdad?
Holly puede sentir su estómago atarse en nudos.
—¿Verdad? —repite Margo.
—Verdad, madre —dice Holly en voz baja.
Lo tiene en cuenta cuando deja a su madre en el aula para ir a la reunión. Chica de oro. Es extraño pensar que su madre tiene algo contra una chica que nunca conoció. Tal vez a su madre no le gustaban sus padres, o algo así, porque a Holly le parece extraño. Ella nunca hubiera pensado en Briar como la chica de oro...
Supone que podría tener sentido. Podría. Holly sigue sintiéndose rara pensando así de ella, pero figura que tiene algún sentido. Briar es realmente bonita, cualquiera con ojos puede ver eso, y también es muy popular... Sin mencionar que Livvy habla de ella, la mayoría la ha puesto en un pedestal porque puede predecir el futuro sin pensar dos veces en ello...
Aunque todavía es raro pensar en eso.
Holly se sienta en la mesa de Slytherin al lado de su primo, aún con el ceño fruncido en su cara. Mira hacia el otro lado y, afortunadamente, mientras mira hacia la puerta, Briar Crouch entra caminando, hablando con uno de los gemelos Weasley. A mitad de camino, los dos se detienen y ella sonríe rápidamente a Cedric Diggory, luego a su mejor amigo... Y algo hace click.
Todos la miran como si fuera especial, como si tuviera un brillo dorado o maldito halo flotara sobre su cabeza. Weasley la mira como si fuera el mundo, pero Livvy lleva meses diciendo que uno de ellos está enamorado de ella. Pero Cedric Diggory y su mejor amigo, dos personas muy diferentes, independientemente de su amistad cercana, la miran y es como si sus ojos se iluminaran. No tiene sentido. Pero ahí está ella: Briar Crouch, la vidente, la chica que tiene un poder increíble y que ni siquiera tiene que intentar usarlo para ser así. Briar Crouch, posiblemente una de las chicas más bonitas de Hogwarts. Briar Crouch, la chica que es tan especial y tan bonita que tiene a alguien completamente embelesado. Y por todo eso, ni siquiera lo intenta. Holly no lo entiende.
La ve alejarse de Weasley, donde están sentados los estudiantes de Beauxbatons, y aparta la vista. Un intenso sentimiento de culpa la consume. Se siente mal, incluso comienza a creer lo que su madre estaba diciendo. ¿Cómo podría Margo saber algo al respecto? No ha visto a la chica en años...
—Buenas noches a todos, espero que la semana os haya ido bien —dice Dumbledore, y comienza a adentrarse en una extraña tangente sobre cómo ha sido su semana y algo sobre quedarse sin mermelada...
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—SE ACERCA EL BAILE DE NAVIDAD: constituye una parte tradicional del Torneo de los tres magos y es al mismo tiempo una buena oportunidad para relacionarnos con nuestros invitados extranjeros —dice Dumbledore a todos los presentes. Mientras menciona a los invitados extranjeros, Fred atrapa la mirada de Briar, quien está sentada con los Beauxbatons en la mesa de Hufflepuff. Él le guiña un ojo y los rueda—. Al baile sólo irán los alumnos de cuarto en adelante...
Briar no sabe si está emocionada o nerviosa. Una parte de ella está emocionada de usar el vestido que compró con su padre, especialmente ahora que sabe por qué lo compraron, pero la otra comienza a preocuparse. Sabe con quién quiere ir, pero no si Fred le preguntará...
—Será obligatoria la túnica de gala. El baile tendrá lugar en el Gran Comedor, comenzará a las ocho en punto del día de Navidad y terminará a medianoche. Ahora bien... El baile de Navidad es por supuesto una oportunidad para que todos echemos una cana al aire
Fleur, sentada junto a Briar, resopla. Briar esconde su sonrisa.
—Ahora, os deseo buenas noches y que tengáis una agradable cena —dice Dumbledore, y se sienta nuevamente, terminando su pequeño discurso.
La comida aparece a lo largo de las mesas. Briar toma un poco del brócoli y patatas asadas.
—Me pregunto cuándo te preguntará Fred —comenta Fleur.
Briar casi se ahoga con la comida.
—¿Qué?
—Literalmente te guiñó un ojo, Briar, cuando Dumbledore mencionó el tema de relacionarnos con los invitados —dice Fleur, dándole una mirada extraña. Briar no está convencida y Fleur rueda los ojos—. Pasará tarde o temprano. No necesitas ser Vidente para saberlo.
Briar sacude la cabeza.
—Bueno, uh, no necesitas ser Vidente para saber que no pasará y, en realidad, es posible que quiera que pase, pero no será así. Solo somos amigos. ¿Por qué me lo preguntaría?
Fleur se burla.
—Porque te amaaaaaaaaaaaaa.
—Claro que no.
—Te digo que sí.
—No...
—Pues, entonces, ¿con quién irás si él no te pregunta? —dice Fleur, mientras se tritura su panecillo. Levanta las cejas a Briar.
Briar se encoge de hombros.
—Contigo.
Fleur rueda los ojos.
—Otra vez no.
Briar hace una mueca.
—Pero Madame Pudipié piensa que estamos enamoradas...
—Pero tú estás enamorado de Fred —dice Fleur.
Briar suspira.
—No me preguntará.
Aquí está la cosa: Briar no cree que lo ame, o al menos no está segura, pero sabe a ciencia cierta que tiene un enorme crush en su mejor amigo. Y sabe que él no siente lo mismo, ¿por qué lo haría? No tiene sentido. Es su mejor amiga. No hay ninguna razón por la que él la amara... Y tampoco la hay para invitarla al baile, ya que, una vez más, ¿por qué lo haría?
Al final de la cena, Briar se va con Cedric, su mejor amigo se fue antes. Fleur está hablando con Maxime sobre el torneo, así que ella camina junto a Cedric porque el trayecto a la sala común de Hufflepuff es similar al del carruaje de Beauxbatons. Y las cocinas están en el mismo pasillo que la sala común, puesto que Briar planea ir después de saber que la elfina doméstica despedida de Crouch trabaja ahora en el colegio.
—No sé a quién invitar —dice Cedric, encogiéndose de hombros. Se mete las manos en los bolsillos mientras mira a Briar—. Nos han dicho que los campeones tienen que iniciar el baile, y eso es un gran problema —menciona llevar a una de sus amigas, específicamente a una amiga de familia, ahora mejor amiga, del año por debajo a Briar.
Briar le sonríe.
—Apuesto a que querrá asistir.
—Podría distraerse un rato y dejar los pensamientos a un lado —dice Cedric.
—Sí...
—¿Hay alguien con quien quieras ir tú? —pregunta Cedric.
Briar se detiene por un segundo. Cedric le sonríe.
—Ah, vale —él dice con aspecto pícaro—, lo entiendo.
—No he dicho nada —dice Briar, dándole una mirada.
Cedric sacude la cabeza.
—Pero pensabas en Fred.
—¡Cállate! —dice Briar rápidamente.
Cedric le sonríe. Briar le frunce el ceño.
—Eres horrible —dice ella.
Cedric empieza a reír. Briar suspira.
—¿Cómo lo sabes?
Cedric se encoge de hombros.
—Me di cuenta cuando se puso celoso de mí, ya sabes, durante los Mundiales —comienza. Briar frunce el ceño—. Y pensé que no había nada, pero luego vi cómo lo miraste...
—Oh —dice Briar.
¿Le gusto a Fred?
¡Le gusto a Fred!
Briar deja a Cedric cuando llega a su sala común, ella camina el resto hasta las cocinas con una pequeña sonrisa en su rostro. Los pensamientos están nadando alrededor de su cabeza, mientras encuentra a Winky en la esquina, quien rompe a llorar cuando la ve.
—¡Briar! —solloza. Briar se agacha, abrazando a la enfina. Winky solloza en el hombro de Briar y ella siente rápidamente que la tela de su uniforme de Beauxbatons se humedece con sus lágrimas—. ¡Winky es una mala elfina! ¡Winky ha puesto en vergüenza el apellido Crouch!
—Um —dice Briar, levantando una ceja.
—¡Winky es repugnante! —dice, y se aleja de Briar, sacudiendo violentamente la cabeza, con lágrimas volando en el aire. Briar la mira con preocupación—. ¡No me mires, señorita Briar! ¡Winky ha deshonrado a la familia que más ama!
—No lo has hecho, Winky—Briar frunce lentamente el ceño.
—¡Sí, Winky lo hizo!
—Vale, está bien —dice Briar—. Winky, tienes a tu amigo Dobby —hace un gesto hacia Dobby, que está de pie en la esquina con aspecto aprensivo. Briar se vuelve hacia Winky, que niega con la cabeza ante la idea de ser amiga de Dobby—. Estás mejor sin mi abuelo, él no era un buen hombre. Mira cómo te dejó sola...
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LOS PRÓXIMOS DÍAS PASAN lentamente; Briar cree que es debido a la terrible lluvia que no parece terminar, pero otra parte de ella piensa que tiene que ver con lo tortuoso que es cada momento de vigilia. Briar sabe que es bonita, pero esto es ridículo. Cada minuto que está fuera del carruaje de Beauxbatons, su ojo interior cuenta para que el próximo chico la invite al baile de Navidad. Lee empezó a tener la cuenta. La perdió a los diecinueve
Ha llegado al punto en que está evitando ir al castillo, a menos que sea absolutamente necesario. Fred sigue saludándola como si estuvieran realmente juntos, lo que ha logrado asustar a algunos de los chicos que la invitan. Sin embargo, no ayuda, porque después se siente extraña, Briar mira a Fred, quien tiene el brazo alrededor, y recuerda lo que dijo Cedric. Cómo le gusta a Fred. En todo caso, le agradecería que tuviera el valor de preguntarle. Hay una razón por la que está rechazando a todos. (Briar está orgullosa de sí misma por ello, esperando que alguien le pregunte... Algunos son del curso por encima. Eso es poderoso.)
¿Sabes qué, en realidad? Briar sabe que le gusta a Fred. En todo caso, es un poco molesto que Briar se quede esperando que pase.
Se sienta en el pasillo con Fred, George y Lee para la cena. Fleur se reunirá con Maxime esta noche para discutir la segunda prueba, aunque aún faltan meses. Pero Fleur está ocupada y Briar está un poco más segura de la emboscada cuando está con un grupo de chicos. Se las arreglan para asustar a los demás.
—¿Sabéis qué es lo peor? —dice Briar.
George frunce el ceño.
—¿Que gustas a todos en nuestro curso?
—No —dice Briar—. Pero eso es raro.
Fred asiente.
—Tal vez nosotros tres estemos ciegos.
Capullo, piensa Briar para sí misma. Sé lo que piensas. Jesucristo. PREGÚNTAME YA.
—Ajá —dice Briar. George la mira. Ella deja escapar un gruñido—. Lo peor es el hecho de que todos son aburridos. Solo preguntan.
—¿Qué más quieres? —dice Lee—. ¿Que canten?
—No —responde Briar—. Quiero que pregunten apropiadamente... No pretendo ser graciosa, pero no han pasado tantos años desde que salió True Romance, así que el romance no está muerto. Tal vez quiero flores... Algo original —se queja de nuevo, pinchando agresivamente su brócoli, lo suficiente como para cortarlo por la mitad—. Por las barbas de Merlín. Al menos podrían demostrar que les gusto.
—Ya... —George frunce—. ¿Te encuentras bien?
—Solo digo —dice Briar.
—Vale...
Terminan yendo a la sala común de Gryffindor, los gemelos la arrastran a través del lugar hasta donde están sentados Ron, Hermione y Harry, y los dos explican que necesitan pedir prestada la lechuza de Ron para algo. Fred se aferra a su mano, sin siquiera pensarlo, y Briar mira hacia abajo y piensa: ¡pregúntame!
—Ron, ¿nos puedes prestar a Pigwidgeon? —pregunta George.
—No, está entregando una carta —contesta Ron, frunciéndole el ceño. Mira a Briar por un segundo, todavía sorprendido por su uniforme de Beauxbatons. Lo cual es comprensible. Toda la sala común la mira cuando ven el uniforme azul claro. Gracias a Malecrit no tiene que usar el sombrero todos los días—. ¿Por qué?
Fred le da una mirada a su hermano.
—Porque George quiere que sea su pareja de baile —repone, y se cruza de brazos.
—Pues porque queremos enviar una carta, so tonto —dice George.
Briar sonríe a Harry y Hermione.
—Hola...
—¿A quién seguís escribiendo vosotros dos, eh? —pregunta Ron.
—Aparta las narices, Ron, si no quieres que se te chamusquen también —dice Fred, agitando su varita hacia su hermano menor. La guarda en el bolsillo y Briar le frunce el ceño—. Bueno... ¿ya tenéis todos pareja para el baile?
—No —responde Ron.
Fred asiente.
—Pues mejor te das prisa, tío, o pillarán a todas las guapas.
Um, ¿hola?
—¿Con quién vas tú? —quiere saber Ron.
Eso, Freddie.
—Estoy en ello —dice Fred, sonando confidente.
Briar lo mira raro.
¿Que estás en ello?
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ALGUNOS DÍAS HAN PASADO, Y HOLLY evitó a Harry todos ellos. Estaban en las cocinas, mencionaron el baile y, cuando pensó que sería fácil ir juntos, Holly se disculpó y se fue. No lo hará. Sabe que esto es parte del gran plan de su madre, pero no puede hacerlo. ¿Por qué no lo hace la hija de la mujer a la que están obligando a ayudar? ¿Por qué no puede meterse en esto como lo ha hecho Holly?
Merlín... Se siente mal por pensar así. Pero no puede. No quiere hacer daño a Harry. Habló con él al principio porque se sentía mal por la mierda que tiraba su primo, realmente quería ser amable con él. Tal vez incluso hacerse su amiga... Y luego su madre lo giró todo, lo convirtió en un horrible plan para hacerle daño. Holly odia esto.
Han pasado cinco días desde que recibieron la noticia y Holly evitó a Harry desde el principio. Tal vez pueda evitarlo por el resto del año. Así el plan acabará, Holly podrá disculparse y seguirán adelante y todo estará bien porque el plan habrá pasado o, tal vez, no suceda porque Holly no participa. (A Holly le gusta pensar que puede frenarlo...)
Así que ahora, cuando mira la nota de él, frunce el ceño.
Hay un chico en su curso, en Slytherin, con el que ha hecho buenas migas. Un buen chico llamado Harlow Capote. Le gusta pensar que son cercanos, o al menos lo suficiente como para ayudarse mutuamente con la tarea, especialmente cuando Holly tiene problemas y Pansy no sabe la respuesta. Entonces, cuando Holly ve la nota de Harry y le pide que la vea más tarde, busca a Harlow y lo lleva hacia un lado.
—Esto... ¿tienes pareja para el baile? —ella le pregunta.
—Todavía no. ¿Por qué?
—Sólo como amigos —dice Holly—. Mi... Mi madre sigue preguntando. Dice que me pondrá con un aterrador chico de Durmstrang si no tengo pareja.
Harlow le sonríe.
—Es bueno saber que no soy un chico que da miedo.
Holly le devuelve la sonrisa.
—Simplemente no eres uno de Durmstrang.
Se encuentra con Harry más tarde. Sus amigos aún no saben que ella es su amiga, se las arregló para ocultarlo; si algo la sorprende, es que su primo no se ha enterado, pero no cree que sus padres sepan sobre el plan de Margo, así que se han estado reuniendo durante la noche, después de apagar las luces. Las cocinas a medianoche, ahí es donde van. Holly piensa que es lindo.
Pero no puede pensar eso, ¿verdad? No cuando su madre está al acecho, a punto de convertir todo lo bueno de la vida de Holly en su propia y corrupta red.
—Hola —saluda Holly, sonriendo torpemente a Harry—. Lo siento, últimamente no he podido... alejarme de mi primo —sí, haz que odie a Draco más. Bien, Hol, arrastra a tu primo para que lo atropelle un autobús.
—Uh, hola —dice Harry.
Holly ya se siente terrible.
—Me estaba preguntando sobre el baile...
Holly se apoya en una de las mesas, asintiendo. Cruza los brazos y mira a su alrededor con torpeza.
—Oh, sí —dice ella—, apuesto a que muchas chicas te han preguntado.
—Um, en realidad —dice, pareciendo nervioso.
Ella odia esto.
—Harlow Capote me preguntó antes —dice Holly.
Aquí está la cosa: Holly no quiere que él se arme de valor para mencionárselo, para que ella diga que no pueden ir juntas. Sabe que empeoraría las cosas. Al menos ahora, no ha tenido que pasar por todo ese nerviosismo, todo ese está bien, vamos a preguntar en tres, dos... Al menos ahora se lo ha puesto más fácil.
Se preocupa por Harry, realmente quiere que esté bien. Solo le habló esa primera vez porque se sentía mal por la forma en que su primo lo trata. Holly no quiere hacerle daño. Desea que su madre no haya visto esto como una oportunidad para sus propios planes maliciosos.
—Oh —es todo lo que dice Harry.
Holly sonríe débilmente, camina hacia adelante para abrazarlo torpemente.
—Mi madre te mataría —le susurra.
—Yo... solo preguntaba como amigos...
—Aún así, lo haría —dice Holly, y suspira suavemente, alejándose de él. Se ve increíblemente confundido. Ella se siente increíblemente molesta. Sabe que es lo mejor, tal vez si empieza a distanciarse ella misma puede encontrar una manera de evitar que se haga daño por culpa del plan. No lo sabe. Todo lo que sí es que no quiere que su amiga se lastime.
Merlín, ¿por qué no pudieron involucrar a esa otra chica?
Después de un tiempo se va, una vez que han hablado de otras cosas, como la Navidad, la segunda prueba y las cosas que no están relacionadas con mi madre te quiere muerto. Ve a una gata blanca siguiéndola, caminando dentro y fuera de las sombras, y Holly deja escapar un suspiro; llegando a su sala común se para donde nadie puede verla.
—Holliday...
—Sé realista, madre, sería extraño para ir con él, ¿no es así? —dice Holly, forzando las palabras. Se siente terrible, atrapada—. Sería más extraño para mí estar de acuerdo... Tiene más sentido, si le digo que no podemos ir juntos...
Margo asiente, sonriendo suavemente a su hija. Coloca su mano sobre la cabeza de Holly, pasando sus dedos por su cabello.
—Mi niña inteligente —dice en voz baja—. Mientras esté en el cementerio, todo irá bien. Y te asegurarás de eso, ¿verdad, Holliday?
Holly asiente.
—Sí, madre.
Margo le sonríe, abrazándola.
—Te quiero mucho.
Holly vacila.
—Yo a ti más.
—Y yo muchísimo más —dice Margo.
Holly desea no tener que lidiar con esto. Pensó que Durmstrang era suficientemente malo, pero este es un nivel nuevo de cosas horribles...
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DESPUÉS DE CLASE AL DÍA SIGUIENTE, BRIAR sale del carruaje solo para ser recibida por Fred con el rostro iluminado. Le dice algo sobre un regalo de Navidad adelantado, que es como el pergamino, un producto de broma que cree que le gustará, y Briar le sonríe. No va a rechazar un regalo adelantado, ¿verdad?
Así que camina a su lado y él le pregunta acerca de sus clases, y ella entra en una tangente sobre cómo Maxime le estaba hablando sobre las formas en que puede ayudar personalmente a Briar con las lunas llenas.
—Sugirió tener las mañanas libres, o incluso todo el día después de la luna llena para poder recuperarme —explica Briar—. El próximo año los tendré, así que dice que no habrá mucha diferencia, pero me ayudará muchísimo...
—Eso es bueno —dice Fred, pero se ve extraño.
Briar frunce el ceño.
—¿Estás bien, Freddie?
—Solo espero que te guste —dice Fred.
Ella le sonríe suavemente.
—Estoy segura de que me encantará.
Caminan por un pasillo, uno que está lo suficientemente lejos para que esté prácticamente muerto, ahora que el colegio ha terminado por hoy. Toda la pared está en blanco, no hay puertas visibles. Pero Fred detiene a Briar, a mitad de camino, y le sonríe.
—Cierra los ojos —le dice a ella.
Briar frunce el ceño.
—¿Por qué? Son ladrillos.
—Por favor.
Briar levanta una ceja.
—Wow, ¿Fred Weasley teniendo modales? —le sonríe, esperando que eso lo deje un poco menos preocupado—. Debo haber entrado en otra dimensión.
—Briar.
—Lo siento —ella cierra los ojos. Él pone sus manos en la parte superior de sus ojos de todos modos, por lo que no está segura de lo bueno que sería cerrar los ojos, pero se queda callada. Fred se aferra a ella y la lleva al lado del pasillo: oye que se abre una puerta delante y Briar está confundida. Podría haber jurado que este pasillo no tenía puertas...
La puerta se cierra detrás de ellos. Fred mantiene sus manos sobre sus ojos. Ella puede escuchar su ojo interior contando.
—Agregaré que pretendía hacer esto, antes de que dijeras que querías un gesto bonito —dice Fred, y Briar frunce el ceño.
—¿Qué?
Tres, dos...
Fred quita las manos de sus ojos.
—Puedes mirar.
Briar los abre. Toda la habitación, un aula vacía, o simplemente una especie de habitación pequeña, está cubierta de flores. Van desde el blanco al rosa y al rojo. Margaritas, rosas, tulipanes... Cada flor cubre la sala. Una sonrisa aparece en su rostro y Briar se vuelve hacia Fred, sus ojos se iluminan.
—No tenías que... —ella comienza.
—Pero quería —dice Fred—. Mira, Briar, te conozco lo suficiente como para saber cómo eres. Sé que sabes como soy yo, o como es George... Sé que no nos dices cosas que crees que nos preocuparán, porque no quieres que nos molestemos. Sé que solo piensas que eres buena en adivinación cuando eres realmente inteligente. Sé que intentas y ves lo mejor de todos... Y sé que este es el tipo de cosas que te gustan. Por eso me tomó tanto tiempo llegar hasta aquí. Créeme, yo hubiera sido la primera persona en invitarte cuando anunciaron el baile...
Fred se ve nervioso. O al menos más que antes, anticipando el futuro cercano.
—Te quiero, Briar —Fred sonríe con nerviosismo—, hasta el punto en que George y Lee se estaban quejando porque hablaba mucho de ti. Entonces, ¿te gustaría ir al baile conmigo?
Por un momento el tiempo se congela, el mundo entero se convierte en un recuerdo lejano. En ese momento, solo están Briar y Fred, Fred y Briar. Los mejores amigos desde el primer año. En ese momento, ella se olvida del futuro. Se olvida de que todo va mal en el mundo y solo puede verlo a él.
Briar siente que vuelve a la realidad, y en el instante en que lo hace, se lanza sobre él, rodeando su cuello con los brazos.
Briar le sonríe, su rostro completamente iluminado. Lo mira como si fuera el mundo entero. Se siente como si su corazón creciera a mil, como si el aire del invierno se hubiera vuelto tan cálido como a mediados de junio.
—¿Por qué crees que dije que no a los demás? —menciona ella.
Fred le sonríe. Ella lo abraza y él la levanta, abrazándola con fuerza. La abraza como si estuviera sosteniendo todo el mundo, la mira y Briar puede ver que esta es la mirada de la que Cedric estaba hablando antes... Briar sonríe a su mejor amigo, su corazón crece y crece, cuando un pensamiento la golpea.
No cree que esto sea solo un crush.
Briar Crouch ama muchas cosas. Coronas hechas de cuarzo, la película muggle True Romance (¿has escuchado un xilófono tan majestuoso?) y, en lo alto de la lista, a Fred Weasley.
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