xi. A Human Heart


ELEVEN A HUMAN HEART

(THE FULL MOON, PT II)

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ES SEGURO DECIR QUE BRIAR ya se siente fatal. Su corazón se desgarra, el estómago se le hace nudos, todo va mal. Mal, mal, mal. Sigue pensando en ello y piensa, ¿por qué diablos lo dije? Se siente fatal... Y no sabe qué va a hacer ahora porque ¿y si esto sucede también en la próxima luna llena? No puede discutir con sus amigos cada vez que ocurra...

La luna es mañana por la noche, el mismo día que la primera prueba. Briar ya se siente mal, sabiendo que Fleur se está preocupando por ella cuando tiene cosas mucho más importantes en las que centrarse. Todo se siente como si se estuviera desmoronando. Briar sintió que tenía una firme comprensión de esta maldición durante mucho tiempo, pero ahora, la ha perdido por completo. Es como si hubiera notado que flotaba lo suficientemente lejos como para no poder agarrarla, sin podía arreglar las cosas. En cambio, desapareció en el océano y la ahogó.

Llega al final de sus clases de los viernes y decide que tiene que compensar a Fred. No sabe lo que va a decir, no sabe qué sucederá en la próxima luna llena, pero no puede quedarse ni un minuto más sentada sabiendo que lo ha molestado, sabiendo que no se está esforzando por arreglarlo. todo. Porque aquí está la cosa: cuando aún era una estudiante de Gryffindor, él era la persona más cercana. Claro, ella también era la mejor amiga de George y Lee, pero siempre fue Fred a quien acudió primero, siempre fue él quien estuvo allí para ella. Y sabe que las cosas han cambiado desde el año en que se fue, pero el punto sigue siendo válido. Mo puede perderlo. Simplemente no puede.

Briar ata su pelo con un coletero rojo mientras sale del carruaje, camino del castillo. Su ojo interior le dice que, precisamente en tres minutos, Fred estará en el pasillo a la izquierda del Gran Comedor, por lo que irá hasta allí. Intenta pensar qué decir, pero aún no lo sabe. Espera que le salga sobre la marcha, porque si no, estará jodida.

Camina hacia el pasillo y ve a Fred yendo en su dirección, lejos de donde está el pasillo que conduce a Pociones. Él la mira y ella no está segura de lo que se supone que es la expresión. Se ve molesto, pero no solo eso. Dañado, también...

—Hola —saluda Briar, pero siquiera puede forzar una sonrisa.

—Snape me ha castigado. ¿Predijiste que iba a suceder y decidiste que ahora sería el momento perfecto para arruinar mi día? —cuestione Fred, frunciéndole el ceño. Ella sabe que se merece esto.

—Lo siento —Briar se acerca.

Hay una pausa. Fred sigue frunciendo el ceño.

—No te entiendo, Briar, ¿qué te hace pensar que podría odiarte?

Briar debería haberse dado cuenta de que él preguntaría esto... O al menos algo, sobre su extraño comportamiento...

—No puedo decírtelo.

Fred la mira.

—Ya.

—Me gustaría poder —dice Briar.

—¿Qué te lo impide?

¿Qué se lo impide? Ya puede imaginárselo en su cabeza, la forma en que cambiará su expresión cuando escuche esas palabras. Ya puede imaginar su reacción, las consecuencias de ello. Cómo dejará de ser tan afectuoso con ella, tan cercano, sólo porque tomó esa decisión y dijo las palabras... Si es que puede decirlas. Aún no dijo la frase "soy una mujer lobo." No puede, pero aún así. Sabe cómo reaccionará y eso la asusta.

—No quiero que las cosas cambien —dice Briar.

—¿Cómo iban a cambiar? —Fred sigue frunciendo, aún dolido.

Briar no sabe qué decir.

—No entiendo por qué has estado tan rara últimamente, Briar —dice Fred. Él no la mira cuando habla. Ella piensa que es lo mejor, porque eso probablemente la haría sentir aún peor—. Me doy cuenta cuando estás actuando, y no sé por qué sigues excluyéndome de todo, como cuando llegaste, cómo desapareciste o toda esta semana...

Él se aleja. Ella se queda callada. Sabe lo que debería decir, pero no puede. No puede. El mundo se tendría que acabar, derrumbarse por completo, para que finalmente diga la verdad.

Así que en cambio dice:

—¿Cuál es el sueño más extraño que has tenido?

Fred parece desprevenido.

¿Qué?

—¿Cuál es el sueño más extraño que...?

Las cejas de Fred se fruncen, los ojos entornados en confusión.

—¿Por qué lo estás...?

Briar deja escapar un suspiro.

—Porque no sé qué más decir, pero sé que no puedo perderte así, ¿cuál es el sueño más extraño que has tenido?

Sin decir una palabra, se acerca y la abraza. Briar se siente aliviada y devuelve el abrazo. Cierra los ojos, ya se siente mucho mejor. No sabe de qué se trata, pero se siente muy reconfortada con él.

—Lo siento mucho —dice Briar—, lo siento muchísimo...

—Lo entiendo, Briar —dice Fred.

Ella se aparta de él, frunciendo el ceño.

—No entiendo por qué eres tan amable conmigo.

Él pausa por un segundo.

Fred mira a Briar. Él le sonríe.

—Porque sigues siendo mi mejor amiga —ella sonríe suavemente y él pone su mano en su mejilla, moviendo los pelos sueltos detrás de su oreja. Briar puede sentir su corazón latiendo en su pecho, mientras él retrocede, sonriéndole alegremente—. Vamos, apuesto a que sobra mucho pastel en las cocinas.

—¿Pastel para cenar? —dice Briar, radiante—. ¡Mi favorito!

Caminan hacia las cocinas y Briar ya se siente mejor.

—¿Por qué te castigó? —pregunta Briar cuando pasan la entrada a la sala común de Hufflepuff, unos pocos metros antes de la entrada oculta en las cocinas del colegio.

Fred se encoge de hombros.

—Se rompió un caldero, lo usual —contesta con indiferencia—. No el mío, sino el de Montague —es decir, uno de los Slytherins en su año con la reputación de meterse con los nacidos de muggles—, pero no fue mi culpa. Creo que Snape tiene un problema de audición, tal vez su arrogancia lo hace envejecer más rápido.

—Oh, totalmente —dice Briar, con una sonrisa.

Él le sonríe.

Entran en las cocinas, pero antes de que la puerta esté completamente abierta, Briar oye su ojo interior y dice que hay otros allí. Briar salta hacia adelante, para evitar que Fred entre y los avergüence, pero la puerta ya está abierta, y Harry y Holly están de pie junto a una de las mesas.

Briar puede sentir la vergüenza de ambos. Fred comienza a reírse.

—¡Así que aquí es donde Harry se ha estado escondiendo!

Briar deja escapar:

¡Fred Weasley!

—Sí, sí, démosles algo de privacidad —dice Fred. La cara de Harry es de un rojo brillante. Briar se siente tan culpable. Mira a Fred, que se ve increíblemente encantado consigo mismo, mientras agarra a Briar y la saca de las cocinas. Tan pronto como la puerta se cierra, Briar le frunce el ceño y Fred le devuelve la sonrisa—. Debes admitir que fue muy divertido.

—Fue muy vergonzoso...

Sin embargo, al otro lado de la puerta, Harry se rasca la nuca. Holly no tiene nada que ver con eso; no es como si su primo lo hubiera descubierto, ¿verdad? Estaría muerta si fuera así... Dios, ni siquiera se lo puede imaginar, cómo sería si Draco descubriera esto...

—Creo que me iré —dice Harry.

Holly asiente.

—Buena suerte mañana.

—Gracias —Harry sonríe débilmente.

Ella le devuelve la sonrisa y cuando él se aleja se cruza de brazos. La puerta se abre y se cierra, y se queda sola en las cocinas, los elfos domésticos se han ido para atender el resto de sus deberes. Solo está Holly, ahí de pie, con el estómago atado en nudos, como lo ha estado durante semanas.

Su mirada atrapa la gata blanca en una encimera y suspira.

—Estoy haciendo lo que me pediste, madre...

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DEJEMOS QUE SE EXPLIQUE: esto no estaba destinado a suceder. Nada de esto tenía que pasar. Se sentía mal por Harry, claro, pero no se refería a nada de esto. Fue solo su suerte, su madre fue a verla y descubrió su secreto más reciente... Y fue solo suerte, su madre convirtió una amistad inocente en algo malo. Pero eso es lo que Holly es, ¿no es así? Mala.

La gata blanca salta de la encimera y se convierte en su madre. Margo Malfoy camina hacia su hija y coloca su mano en su mejilla, sonriendo suavemente.

—Sé que esto es difícil, mi querida Holliday, pero valdrá la pena —le asegura a su hija. Los brazos de Holly todavía están cruzados—. Cuando el Señor Tenebroso retorne, seremos las primeras en su lista.

—Lo sé, madre —dice Holly.

—Puedes hacer esto —Margo besa su frente—. Te quiero mucho, Holliday.

Es Holly, piensa.

—Yo a ti más —Holly se aleja.

—Y yo muchísimo más —dice Margo.

No discutiré contigo allí, madre...

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EL DÍA DE LA LUNA LLENA comienza con Briar levantándose temprano para ayudar a Fleur en su entrenamiento de último minuto. Al parecer, la primera prueba son los dragones, por lo que prueba a Fleur sobre los diferentes dragones con los que podría enfrentarse, y ella le dice a Briar cómo ser más astuta y pelear contra cada uno. Briar también recibe una carta de Remus, deseándole buena suerte esta noche; le responde al instante, diciendo lo mismo de vuelta. Ya puede sentir el costo de la luna llena en ella, la forma en que su ojo interior está constantemente murmurando profecías, pero hace todo lo posible para convertirse en soldado, mientras se ata el pelo.

Briar ve a su abuelo a lo largo del día, pero él la ignora en todo momento. Cada vez que lo mira, él actúa como si no la viera, igual que la noche en que los campeones fueron elegidos...

A medida que avanza la mañana, Briar mira a Fleur cada vez más nerviosa y su piel palidece ligeramente. Cuando Fleur se levanta para ir temprano a la primera prueba, Briar lo hace también y sonríe suavemente a su mejor amiga.

—Te acompaño —le dice en francés, principalmente porque es menos tenso responder para Fleur.

—¿Segura que te encuentras bien? —dice Fleur, frunciendo el ceño. Le tiemblan las manos, advierte Briar, mientras coloca un mechón rubio detrás de la oreja.

Briar se encoge de hombros.

—Puedo con ello —dice ella, mintiendo por completo. Sonríe suavemente a Fleur—. Además, eres la campeona de Beauxbatons, ¡quiero asegurarme de que te sientas bien!

—No me siento lo suficientemente preparada —Fleur habla más rápido de lo normal, como si no pudiera pronunciar las palabras lo suficientemente rápido.

Briar nunca antes había visto a Fleur tan nerviosa.

—Te sentirás siempre poco preparada —dice Briar—. Nadie suele sentirse preparado, pero yo sé que tú lo estás, confía en mi palabra.

Fleur frunce.

—¿Y si pierdo?

Briar deja de caminar. Ya están afuera y, como hace mucho frío y es demasiado pronto para que las personas caminen hacia los terrenos, están solas. Fleur también deja de caminar y Briar se vuelve hacia ella, poniendo sus manos en sus brazos.

—Escúchame, Delacour —Briar intenta ser lo más severa posible—. ¿Qué más da si pierdes? Saldrás y lo darás todo. Porque si haces tu mayor esfuerzo, lo sabrás. Y estarás orgullosa de ti misma independientemente de que hayas trabajado tanto y, en todo caso, eso es más importante que todo esto. Fleur, le has puesto empeño a esto, eso es lo que te hace una campeona. La gran cantidad de trabajo duro que has puesto en ser una —Briar sonríe—. Así que vas a salir, y si ganas o pierdes, será mejor que te sientas orgullosa, porque yo lo estoy de ti.

Fleur mira a Briar hecha piedra.

—Mierda, Briar —dice en voz baja.

—He dicho la verdad —Briar se encoge de hombros. Sonríe a Fleur y extiende su mano para que la agarre—. Vamos.

Fleur toma la mano de Briar, una sonrisa aparece en su rostro.

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ECHAN A BRIAR DE LA TIENDA rato después, pero está bien, aún puede sentarse con los gemelos, no es como si estuviera sola. Puede parecer un poco rara, la única defensora de Beauxbatons entre un grupo de Gryffindors, pero lo que sea. Han ocurrido cosas más raras.

Empieza a caminar hacia donde están sentados Fred, George y Lee, bastante arriba en las gradas. Tendrá una buena vista, recordando cómo ayer Fred decía que iban a bajar temprano para asegurarse de que tuvieran buenos asientos. Pero, mientras camina hacia ellos, Briar ve a su abuelo. Él la mira directamente, pero sin expresión en su rostro. Ella frunce.

—Hola, abuelo.

Él no da respuesta.

—Abuelo...

Y se aleja, como si ella no fuera nada. Briar no se mueve por un minuto, en shock. Se da cuenta de que él la odia, se da cuenta de que ya no lo quiere, pero aún así. Solían ser familia. Es raro que actúe como si nunca hubiera tenido corazón.

Camina hacia donde sus amigos están sentados después de un par de minutos, y se sienta entre Fred y Lee. Deja escapar un suspiro.

Bagman comienza a hablar, su voz retumba a través de las gradas, dentro del recinto, y todos se ponen de pie para comenzar a gritar. Briar intenta pensar más allá de lo que Fred iba a responder. Trata de pensar más allá de su ojo interior murmurando constantemente, lentamente haciéndose más y más fuerte a medida que la luna llena se acerca. Intenta pensar más allá de lo que va a pasar esta noche... Porque no sabe por qué, pero su estómago hace nudos lentamente, temiendo que algo suceda...

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FLEUR NO GANA, PERO ESTÁ BIEN, porque Briar sigue orgullosa de todo lo que su mejor amiga ha puesto en el Torneo hasta ahora. El carruaje está tranquilo, el resto de los estudiantes de Beauxbaton están bastante decepcionados, pero Fleur se ve orgullosa de sí misma, que es lo único que importa. Antes, Briar fue invitada a la fiesta que celebran los Gryffindors, para celebrar el éxito de Harry, y durante un tiempo estaba convenciendo a Fleur para ir y celebrar su propio éxito, aunque no ganara, pero finalmente Fleur decidió que no, y en cambio Briar decide ir por su cuenta. Solo por una hora, su excusa para irse al anochecer es que Maxime no estará contenta, es tiempo suficiente para pasar el rato con sus antiguos amigos.

Los cuatro están en la sala común de Gryffindor. Ella sigue revisando su reloj, mirando por la ventana para ver si el sol sigue fuera. El temor está ahí, en su estómago. Sigue pensando en su abuelo, lo raro que actuó antes. Briar no tiene idea, simplemente no quiere que sus amigos se den cuenta de que algo anda mal.

Briar mira su reloj. Tiene cinco minutos... mierda. Debería haberse ido hace rato.

—Tengo que irme —Briar sonríe—, os veo mañana.

Fred es empujado hacia adelante por George.

—¿Quieres que uno de nosotros te acompañe?

Briar sacude la cabeza.

—Estoy bien.

Se despide y se va rápidamente, aún conociendo el diseño de la sala común lo suficientemente bien como para saber cuál es la mejor manera de salir sin tropezar con una alfombra o la mochila de alguien. El ruido de la fiesta desaparece cuando el retrato cierra la puerta detrás de ella, y se queda sola en el pasillo, mientras baja rápidamente las escaleras, dirigiéndose hacia el Sauce Boxeador. Debería haberse ido antes, no debería haber ido a la fiesta en primer lugar...

—Uh, ¿Briar?

Se gira y Fred está de pie allí porque la ha seguido. Obviamente, ella lo había ignorado, cuando George y Lee empujaron a Fred para que la siguiera, antes de que ella abandonara la fiesta. Mierda, mierda, mierda.

—Tienes que irte —dice Briar.

—Este no es el camino al carruaje —Fred frunce.

Briar ya puede sentir sus uñas crecer, convirtiéndose lentamente en garras. Mantiene sus manos detrás de su espalda.

Tienes que irte, Freddie —repite.

—¿Estás bien?

—¡No quiero tener otra discusión, Freddie, pero tienes que irte! Lo... lo empeorarás, y sé que no quiere, así que por favor, vete...

Fred avanza y ella da tres pasos hacia atrás. Está respirando pesadamente, las visiones ya comienzan, los murmullos de su ojo interior se sientan uno encima del otro, el volumen crece y crece...

—Pero, ¿qué voy a empeorar? ¿Por qué actúas así? Sé que estás ocultando algo, te conozco lo suficiente como para saberlo, pero ¿por qué...?

¡Porque soy una mujer lobo!

Briar no conoce su reacción, no se queda lo suficiente para verla. No quiere saber cuál es. Se lanza hacia el Sauce Boxeador, se desliza más allá de las ramas en movimiento y se sienta en La Casa de los Gritos, dejando que la transformación suceda. Lo ha hecho. Lo ha hecho. Lo ha arruinado todo. Se lo dijo a Fred. Él nunca la mirará igual, por el resto de su vida la mirará como si fuera un monstruo... Porque ella es uno...

Simplemente no quería que él lo supiera.

Las lágrimas caen por su cara y se acuesta en las tablas del suelo, esperando que suceda. Sus huesos se mueven dentro de ella, sus dientes se convierten en colmillos. Sigue deseando que esta transformación la mate, que nunca tenga que ver la reacción de Fred ante lo que realmente es...

Sus ojos se cierran.

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ESTA ES SU PEOR LUNA LLENA hasta la fecha: no recuerda las visiones, pero sí el miedo en su estómago, el intenso arrepentimiento que nunca la abandonó, ni siquiera cuando la luna estaba en su plenitud. Toda la noche, Briar desea que la maldición la mate, pero no ocurre, porque esa es la forma en que esta maldición te mata. Te salva la vida, claro, pero va directo a tu alma.

Briar se sienta a la mañana siguiente y el arrepentimiento y el temor siguen allí. Su cabeza la está matando mientras se pone de pie, su ropa de repuesto se encuentra en la cómoda, donde la dejó hace unos días. Se cambia y se abre camino a tientas por el túnel, de regreso al colegio. Se desliza de nuevo junto al Sauce Boxeador y camina por los terrenos, mirando a su alrededor. El lago parece estar más claro, como si la luna llena lo limpiara o algo así. Al menos ayuda a algo...

Pero eso no es todo lo que hay; la respuesta al temor de Briar se encuentra allí, más allá de donde los estudiantes se sientan durante el verano. Más allá de la pareja de árboles que esconden a los estudiantes para estar juntos, más allá de la sección de margaritas y ranúnculos, flores que florecen durante el verano, flores que los estudiantes arrancan de la hierba y se convierten en pequeñas cadenas...

Justo en el borde del lago se encuentra el cuerpo de Barty Crouch Sr., con marcas de garras rasgando su piel, demostrando que una vez tuvo corazón...

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