Capítulo 4: Bywater, 7 de mayo de 1979

Bywater, 7 de mayo de 1979

Era el cumpleaños de los gemelos, aunque Sofía no lo había olvidado. Ambos cumplían 5 años, y su madre no podía estar más orgullosos de su crecimiento. El parto había sido complicado, y al nacer, el doctor le había dicho que los niños pesaban muy pocos y estaban muy débiles, y que era posible que murieran en sus dos primeros años. Nada de eso había ocurrido. Fernand y Noah estaban más sanos que nunca, y también más revoltosos que nunca. Siempre estaban jugando a algo fuera de casa, corriendo y divirtiéndose, y siempre estaban juntos. No se podían separar ni para bañarse. Incluso cuando uno de los dos iba al baño, el otro se quedaba al otro lado de la puerta, esperando. Estaban muy unidos.

Por desgracia, la vida no era siempre buena. Aunque el matrimonio de Sofía y Fernand Sn iba mejor que nunca, una sombra oscura venía desde el pasado para oscurecer sus vidas. En la adolescencia, se podría decir que ambos no habían sido muy buenos niños. Se habían involucrado en el tráfico de drogas, y luego, para satisfacer a los padres de él, se habían casado a los 20. Sofía había tenido los gemelos dos años después, y aunque los asuntos del pasado parecían olvidados, un traficante de droga local se había visto envuelto en algo peor, y había decidido "cantar" los nombres de los otros traficantes y ex traficantes de la ciudad para rebajarse la condena.

Ahora, Sofía y Fernand Sn podían ir a la cárcel, dejando solos a los gemelos con sus abuelos, unas personas mayores y enfermas –habían tenido a Fernand padre a los 50-. Los padres de Sofía habían fallecido cuando esta tenía diez años, y no quería que sus hijos pasaran por lo mismo que ella. Iba a hacer lo que fuera para evitar ir a la cárcel. Tenía que hacer un trato, fuese como fuese, con aquel "camello traidor" para que no los delatara, y por su reputación, parecía que iba a ser imposible. Nath era despiadado y cruel, y era famoso por cobrar sus deudas de manera extrema. Contaban por la calle que a un adolescente que no había podido pagar sus deudas le había obligado a subir un video porno a Internet, arruinando su reputación.

Así pues, Sofía tenía que lograr el mejor trato para proteger a sus hijos. Fernand Sn no sabía nada de su plan, y era mejor así. Él nunca entendería lo que es crecer sin padres.

Sofía sonrió al ver a Fernand Junior y a Noah revolcarse por la hierba. Cogió su bolso y salió de casa en dirección a la prisión donde Nath estaba encerrado de manera preventiva. Iba a hacer lo que fuera. Lo que fuera.

Al entrar en la sala, Nath soltó una carcajada. Sofía se sentó y cogió el teléfono.

- Vaya, vaya, mira a quién tenemos aquí. ¡Si es Miss Green en persona! ¡La Emperatriz de la Perdiz!

- Muy gracioso, Nath –dijo Sofía en un tono seco-.

- A que debo la presencia de semejante celebridad –dijo este, continuando con la burla.

Sofía vaciló un momento antes de contarle lo que quería hacer. Solo un momento.

- Dime que tengo que hacer para que no digas nuestros nombres ante la policía.

Nath soltó otra carcajada.

- Fíjate, la Reina del Baile viene a pedirme un favor a mí, el miembro más sucio y roñoso de la plebe.

Sofía bufó:

- No estoy para bromas, Nath. Dime que tengo que hacer ya.

Nath la miró fijamente, y luego volvió a reír.

- ¡Vas en serio! Dios mío, vas en serio.

- Si, Nath, voy en serio.

El delincuente se quedó un momento pensando, y finalmente expuso su petición.

- Quiero que me des uno de tus hijos.

Sofía se tambaleó.

- Pero estás en la prisión. Si hago eso, uno de mis hijos iría...

- Parece que lo has pillado. Si yo fuera a ingresar en la cárcel, dejaría a mi hijo en la puerta de un convento en otro estado. Las monjas suelen portarse bien en esos casos. Luego diría a todos mis conocidos que había muerto espontáneamente de una enfermedad. Lloraría un poco en el funeral, y continuaría con mi vida...

Sofía cogió su bolso, enfurecida e indignada en partes iguales por la petición de Nath.

- Me voy.

Y cuando iba a colgar el teléfono, Nath le dio un argumento razonable. Quizás demasiado.

- He oído que los abuelos Green comienzan a irse de la cabeza. Al parecer empiezan a olvidarse de las cosas. Me han contado que todos sus animales murieron de hambre al no darles de comer. Espero que no se les olvide darle de comer a tus hijos cuando obtengan la custodia... La verdad es que yo preferiría tener un hijo conmigo que dos hijos muertos.

Sofía se dejó caer levemente en la silla, con los ojos cubiertos de lágrimas.

- Acepto.

Nath asintió, y ambos cerraron los detalles del trato.

Fernand Sn se negó primero, pero acabó aceptando al escuchar el último argumento de Nath. Sí que era verdad que sus padres se iban de la cabeza.

Sofía subió a Noah en el coche al día siguiente, teniendo mucho cuidado de no despertarlo ni a él ni a su hermano Fernand, que aún dormía en su cama. Noah se despertó cuando Sofía iba a arrancar.

- ¿A dónde vamos, mami? Preguntó inocentemente.

- A un lugar muy interesante, cariño. A un lugar muy, muy interesante.

Y arrancó el coche.


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