19. Vía Láctea de amor en odio

—Marion, ¿tienes una toallita?

Mi madrastra alza la vista de su lectura y me guiña un ojo. Sin decir nada, se pone de pie y sube las escaleras. La sigo de cerca.

—Tú eres de las mías. Gretha está metida en ese movimiento ecológico de la copa menstrual. —Veo rodar sus ojos en el reflejo del espejo al entrar al baño privado de la habitación matrimonial—. No entiendo cómo le resulta cómodo tener esa cosa metida entre las piernas. Yo no podría.

Bueno, no se queja de que mi padre se la meta. Es más, parece feliz al respecto.

No vi a mi madre sonreír así por tal tema desde que soy pequeña. Es un pensamiento desagradable, pero necesario. Dicen que cuando tu vida sexual se apaga con alguien, es muy difícil encenderla otra vez y que siga teniendo el mismo tipo de llama o uno mejor, sobre todo cuando hay viento de problemas.

—Hablando de Grethalyn, ¿siempre hace viajes improvisados?

Si le dijera a mi padre que me voy de pesca con mis amigos, se reiría en mi cara. Me preguntaría si es una broma ya que sostiene que las actividades que requieren ensuciarse no son adecuadas para una chica. La pesca y hacer arte entran en esa categoría. Incluso la medicina. No quiere que esté en un quirófano cubierta en sangre y tripas como él, sino que sea pediatra en un consultorio o anestesióloga, como Marion.

Ni quiera me quiere dejar elegir en qué especializarme aunque haya elegido una carrera por mí cuando ni empecé la universidad.

Recuerdo oírlo quejarse de que mi madre estaba desaliñada, con pintura en el cabello y la ropa todo el tiempo. Es irónico ya que fue una de las razones por las que se enamoró de ella hace 17 años. En algún punto se habrá cansado de tener a una mujer creativa a su lado, y la reemplazó por la madre de Gretha: siempre arreglada, en forma y elegante hasta para meter la cabeza dentro de un armario bajo el lavamanos.

—De vez en cuando. Lo sacó de su padre, Collin. —Levanta las manos con un paquete de toallitas y lo tomo—. A veces él despertaba y saltaba fuera de la cama. Corría hacia el cuarto de Gretha como un niño en la mañana de Navidad. «Astronauta mía, despierta, ¡hoy llevaremos ovejas a pastar!». —Imita con fingida emoción al incorporarse con una pincita de depilar—. Eran cosas raras, como una lección de cocina alemana en casa de la vecina Rosa, quien es mexicana; seguir en bicicleta al cartero para hacerle compañía o ir a la fábrica de velas a las afueras de la ciudad. —Ríe con cariño hacia su ex esposo—. Ese hombre es raro, querida. Según él, sus rarezas eran mera investigación para los libros que un día escribiría, y arrastraba a Gretha con él.

No tiene que añadir que Gretha amaba ese tipo de salidas. Se nota en la forma en que Marion sonríe y en la advertencia de mi padre al decir que no debía entrar al cobertizo del patio.

Ojalá a mi papá le hubiera gustado hacer ese tipo de cosas divertidas conmigo. Aunque desde mi punto de vista, mi mamá sería Collin. Grethalyn y yo tenemos algo en común: nunca pudimos tener un lazo igual de fuerte con ambos de nuestros padres.

¿A todo el mundo le sucede?

Observo a Marion acercarse al espejo y comenzar a remover los únicos dos vellos casi invisibles que hacen que sus cejas no sean simétricas y pienso que de igual manera no es lo mismo. Esta mujer es buena. No hace sentir mal a Gretha por ser como es o las cosas que le gusta hacer. Jamás se enoja con ella, la presiona o la critica como mi padre hace conmigo. No se ríe de su hija, le escoge las amistades, la pareja o habla mal de la otra persona que ayudó a crearla.

—¿No te molesta que ande vagando por ahí con esos chicos?

Uno de esos chicos es tu novio, por cierto.

Frunce el ceño y baja la pincita. Me mira con cautela. No sé si soné como si juzgara a su descendencia. A veces mi forma de hablar me mete en problemas cuando en realidad solo me sorprende que no tenga nada negativo que decir de Gretha.

—Confío en mi hija, Cora. Es la persona más responsable que conozco. —La piel de su frente se alisa cuando asiento y suspira—. Además, no sabes el alivio que me da que haya vuelto a tener vida social. Era tan extrovertida, alegre y parlanchina cuando estaba en el escuadrón de porristas. Este último año cambió, pero creo que se está reencontrando de a poco otra vez.

Guarda la pincita de nuevo en su lugar y le da un apretón a mi hombro al pasar.

Qué suerte. Gretha sabía quién era, experimentó ser diferente y ahora está regresando a su antigua versión porque le gusta más. Yo ni siquiera me encontré una vez o pude experimentar ser alguien fuera de las expectativas de mi padre.

A veces me gustaría dejar de intentar vivir como otros esperan que lo haga, porque sé que eso no es vivir en absoluto. Es sobrevivir a la sociedad y a que no te ataque en el camino. En realidad, es una bestia que puede saltar sobre ti en cualquier momento. Para seguir de pie, no puedes bajar tu escudo.

Sin embargo, con o sin escudo sientes el golpe de las expectativas. Puede que no te arrojen al suelo de inmediato, pero en algún momento lo harán.

Hay personas que tienen alas, ya que eso ganas cuando dejas de intentar ser lo que otros quieren. El peso del escudo queda a tus pies y te alejas de la bestia con la tranquilidad de que las estrellas —tus sueños— te darán una batalla para alcanzarlos que valga la pena, en lugar de luchar contra ti mismo para cumplir una idealización ajena y seguir sobreviviendo hasta la próxima expectativa, en un ciclo autodestructivo.

El problema es que mi padre me hace sentir que debo ser esta persona solo porque me trajo al mundo y me mantuvo segura, al menos físicamente, dentro de cuatro paredes y con todos los lujos incluidos. Con mi madre es distinto. Ella antepone mi felicidad a las expectativas, pero mi padre solo es feliz si cumplo con su ideal de hija perfecta.

Sin importar lo imperfecto que sea papá, lo amo. Quiero hacerlo sentir orgulloso, pero en su mente hay una única forma de lograrlo y es a su manera.

Mi madre entendió que un hijo es un lienzo en blanco. Al principio, son los padres los pintores. Sin embargo, es su deber enseñarle al niño cómo sostener un pincel. En un punto deben ceder el control, porque nunca fue del todo suyo; fueron como el caballete, un soporte.

Deben permitir que el niño pinte con las manos, salpique pintura, rompa el lienzo, lo arregle y mezcle los colores que quiera porque es su obra de arte, su vida, no la de ellos.

A mi padre no le gusta esa clase de creatividad. Quiere que pinte una réplica de él sin salirme sin siquiera un centímetro del borde.

Miro a Marion desaparecer por el corredor y entro al baño, que es el único en la casa que tiene pestillo debido a que el del baño que comparto con Gretha está roto. Lo de las toallitas fue una excusa para meterme en su habitación, aunque también un plan de escape si sospechan algo.

Saco el test de embarazo que se clava entre la costura de mis jeans y mi estómago.

Según el instructivo, debo esperar cinco minutos para tener un resultado claro. Tiene que dar negativo. Incluso si da positivo, no tendré al bebé. No puedo. Sin embargo, en el segundo caso sé que debo decirle al padre.

Y no sé si es de Sawyer o de Arlo.

Mientras espero una respuesta del maldito palo plástico, entro a la aplicación del juego por el que nos conocimos y abro el chat:

BellaInW0nderland07: ¿Podemos vernos?

UnDinosaurioOscuro: Una amiga me necesita ahora, ¿estás bien? Avísame si estás despierta a medianoche y pasaré por tu casa.

—Pero… —Sawyer niega con la cabeza, todavía procesando la información—. ¿Bianca no te dejó defenderte?

A pesar de las lágrimas que se acumulan en sus ojos, Liv no deja caer ninguna y le sostiene la mirada al novio de Cora con el mentón en alto.

—Todo indicaba que yo lo había hecho y no hay forma de probar que fue alguien más a menos que esa persona confiese. —Se encoge de hombros—. Siempre soy la primera en llegar al aula los días de examen. Recuerdo cada rostro que pasó bajo el umbral de la puerta, quién se sentó a mi lado, frente y detrás de mí. Intenté por meses hallar al culpable y hablé con todos, pero no sé quién tendría motivos para hacerme eso cuando en la escuela jamás me relacioné con nadie antes de ellos. —Nos señala con un ademán—. Alguien cambió los exámenes. Asumo que al mío le borraron un par de respuestas para que tuviera una calificación promedio, porque nadie sacó una nota así de perfecta.

Alguien lo suficientemente inteligente, una persona que Bianca y Liv subestimaron, fue capaz de sacar la mayor puntuación. Solo una persona a quien no le importa la escuela, pero es muy capaz y cruel, estudiaría tanto con el propósito de meter a Liv en problemas.

Si ella jamás tuvo una discusión con nadie, si siempre fue un fantasma, ¿qué podrían tener en su contra? ¿Quién la estudió a ella y a Bianca en silencio, vio que compartían algo que era importante para ambas, y decidió arruinarlo por envidia o lo que sea?

Liv nos contó que alguien había cambiado los exámenes, aunque omitió lo que habían escrito en el que llevaba su nombre. Jamás dijo que perdió a la única amiga que tuvo en 16 años. Creímos que solo se llevaba bien con la profesora, no que la quería tanto.

Siento que me miran. Al levantar la mirada, me encuentro con los ojos de Sawyer. Se desvían despacio para que los siga y terminan sobre Arlo, quien escribe algo con rapidez en su móvil antes de guardarlo.

Con sutileza para que el resto no lo note, niego con la cabeza. No es posible.

Sin embargo, fue el mismo día que Bianca y Liv pelearon que Arlo se enemistó con su madre y su padre le dio la primera paliza. Me digo que es una coincidencia. Muchas cosas malas pasaron ese día, por eso nos conocimos. Además, Arlo nunca estuvo en clase de historia con nosotros porque los profesores no pueden enseñar a sus hijos.

Aunque los hijos viven bajo el mismo techo donde los profesores corrigen los exámenes...

Niego con la cabeza otra vez. Él no conocía a Liv. A menos que su madre le haya contado sobre ella y su relación y él sintiera celos. Aunque conozco al Arlo posterior al maltrato, no creo que el anterior, ese que tenía buena relación con sus padres, fuera capaz de eso.

Confirmo que estoy creyendo en la persona correcta cuando el mencionado aparta la bufanda que estaba tejiendo de su regazo, extiende la pierna y golpea suavemente su bota contra la rodilla de Liv.

—No podré arreglar la relación que tenías con ella ni atrapar a quien sea que les hizo esto. —Inclina la cabeza hacia su bolsillo, del cual el conejo sale para acercarse a la caja de donas como si no hubiera cinco pares de ojos sobre él—. Aunque me encantaría que Camello le diera un mordisco en el trasero al responsable, estoy aquí para escuchar y creo que mi madre tendría que haberte dado el beneficio de la duda. Yo te lo habría dado. —Vuelve a darle un toque con la bota en otro gesto de acompañamiento—. Demonios, te daría un riñón sin pestañear, Liv. Y sé que me darías uno a mí. Siento mucho que las personas sean una mierda injusta contigo.

No hay nada que añadir. Liv exhala como si se quitara la armadura tras la guerra. No necesita decir que estaba nerviosa de sentirse incómoda alrededor de Arlo por hablar de Bianca.

Lo toma del tobillo y le da un ligero apretón. Las lágrimas siguen acumuladas y su sonrisa dice: «La perdí, pero gracias a eso te encontré a ti». Luego, mira alrededor y se corrige al morderse el labio inferior: «Los encontré a todos».

El conejo, que rodeaba la caja de la panadería Claire’s Place en el intento de encontrar una abertura, se cansa y da un salto. Una vez dentro de la caja, le da un mordisco a una dona.

—Esperen… —Timmy señala con el índice al animal—. ¿Camello? ¿Se llama Camello? —Sus ojos se agrandan y se pone de pie con una maldición, tropezando al alejarse—. ¡Niñas, nos vamos! ¡Le pusieron Camello al conejo!

—¡¿Por qué le ponen Camello si es un conejo?! —grita Venecia con el frasco de lombrices todavía contra el pecho, a la lejanía.

—¡Es una buena maldita pregunta que Arlo deberá responder! —chilla Timmy, enojado como nunca.

El dueño del animal se echa a reír. Se incorpora y extiende las manos hacia Liv para ayudarla a ponerse de pie. No la suelta por unos segundos, para asegurarle que están bien y que saber lo de Bianca no cambia su amistad.

Sawyer imita el gesto conmigo, pero niego con la cabeza porque cada centímetro de mi piel es un copo de nieve y sé que él lleva el sol en las palmas de las manos.

No sería una sensación linda para él. Se la ahorro y mientras juntamos nuestras cosas, sigo a Liv hacia el baúl de la camioneta, donde ordena la caja de pesca, la canasta, las cañas y las mantas como si estuviera jugando al Tetris.

Cuando quiero saber cuánto significa una persona para mí, pienso en cómo sería un día sin ella; una semana, un mes, un año, una década. Imagino cómo habría sido mi vida sin ella para acompañarme en todos los momentos que estuvo ahí. Pienso en lo que querría contarle y no podría, en la complicidad que perdería y en el vacío que me dejaría no poder estar a su alrededor.

Liv se convirtió en lo más cercano a una mejor amiga que tuve. Si ese dolor imaginario pero tangible que sentí al pensarla fuera de mi vida fue al menos una pequeña parte de lo que sintió al perder a Bianca, no sé cómo sigue de pie.

Aunque es Liv Ágatha Judith Archer. Por supuesto que al final siempre estará de pie.

Me acerco para que solo ella pueda oírme.

—No pretendo reemplazar a Bianca, pero sabes que soy tu amiga y si quieres hablar más seguido sobre ella podemos...

—Aunque pretendieras, jamás podrías.

Parpadeo y cierra el baúl. Ni siquiera me mira antes de rodear el coche para volver al lago.

«No lo dijo en mal tono ni con mala intención, Gretha».

«No está diciendo que no eres una amiga lo suficientemente buena, Gretha».

«No te está comparando con alguien más, Gretha».

Aún así, las palabras se sienten como una herida hecha en casa; crees que estás seguro ahí, pero rozas el borde afilado de un mueble y comienzas a sangrar. Intentas no darle importancia, pero puede doler mucho.

Hay heridas caseras que derivan en el hospital.

Incluso creo que las heridas que te haces o hacen en casa son las peores, se vea el sangrado o no.

A veces siento que por las personas voy al aeropuerto sin importar qué tan lejos esté. Les doy la bienvenida a quienes llegan. Recojo su equipaje emocional y conduzco a través de la autopista de su historia, sin perderme una palabra. Los llevo al teatro, hacia el reflector que tanto lucharon por alcanzar. Les aseguro que lo harán bien, y sino que ahí estaré con un plan de escape. No me pierdo ni un chispa de su forma de brillar en el escenario. Soy la primera en aplaudir y la última en marchar, luego de limpiar. Me aseguro que lleguen a casa y sean arropados en sus camas para que puedan soñar con su próximo obstáculo a enfrentar y premio a ganar.

«Brillas como una Vía Láctea de amor en un universo de odio», le susurro a cada uno.

No espero un agradecimiento. No espero nada a excepción de que no me hagan sentir mal, y aún así, a veces lo hacen.

Sin embargo, creo que malinterpreto las palabras. Siempre tiendo a pensar lo peor en mi interior, así que me trago cualquier reclamo o explicación de lo que me hacen sentir porque existe la posibilidad de que esté exagerando, y la culpa de ser más sensible que el resto es mía en ese caso, no de ellos.

A pesar de eso, mi autoconvencimiento se tambalea cuando me subo a la camioneta y la cabeza de Sawyer se asoma entre los asientos. Ni siquiera lo vi subirse.

—Escuché lo que te dijo.

Me encojo de hombros.

—Solo está dolida.

—Lo sé, pero, ¿no lo estás tú también?

Apoya el mentón en el borde de mi asiento. Examina mi reacción como un rompecabezas de cuatro piezas; sencillo de armar, pero para el que aún así debes pensar antes de tocar.

—Desquitarse con las personas que intentan ayudar solo te hace un idiota —insiste.

—Los humanos somos idiotas a veces, entra en nuestro top de adjetivos.

Su boca se tuerce en una sonrisa ladeada, en dirección contraria hacia donde cae el flequillo sobre su frente.

Aprieto las manos en mi regazo. Tengo muchas ganas de apartar su cabello.

—Tú no eres una idiota con ellos. No deberían serlo contigo. Punto. ¿Sabes qué? —Se echa hacia atrás con decisión—. Si no se lo dices tú, lo haré yo. El dolor que siente no le da derecho a…

En un movimiento desesperado para que no le diga nada a Liv, quien ya está lidiando con mucho, me estiro hacia atrás con un chillido muy impropio de mí. Cazo el frente de su chaleco y tiro de él hacia mí cuando está por tocar la manija trasera.

Nuestras narices casi se rozan. El silencio inunda el vehículo. Afuera, Timmy discute con Arlo por ponerle Camello al conejo, Liv toma el rol de mediadora de paz y las niñas intentan atrapar a la mascota que corretea por el césped. Sin embargo, sus voces se reducen hasta perderse, o tal vez yo me acabo de perder en este momento.

Suelto la prenda de Sawyer avergonzada y regreso a mi asiento repitiendo que lo siento más veces de las que puedo contar. Vuelve a asomarse entre los asientos, despacio. Su expresión es suave, como un arcoíris de colores tenues pero aún así brillantes.

—Solo callaré esta vez, hermanastra de Cora —advierte en voz baja.

Asiento y cierro los ojos un segundo. No sé qué hubiera hecho si le decía algo a Liv.

—Eres tan Vía Láctea, novio de Cora. —Río cuando el pánico abandona mi cuerpo.

Al mirarlo de reojo, lo veo sonreír a pesar de que no sabe lo que significa.

—¿Tienes un retraso?

Me quedo helada, con las llaves todavía en la mano y la puerta abierta. Junto al serio padre de Cora, mi madre tiene un test de embarazo en la mano y me mira como si una madre pudiera odiar a su hijo.

Sé que no lo hace, pero así me hace sentir.

Mi mirada se desvía a las escaleras a sus espaldas, donde Cora observa la escena cruzada de brazos. Asiente con la cabeza muy discretamente, como si tuviera un plan.

En otras palabras: «Di que estás embarazada por mí, Grethalyn».

Hola a mis pequeños humanos que enfrentan esta (difícil, pero bonita) vida. 🥺💕 ¿Están bien, mal, más o menos, no saben, excelente...? ¿Les gustaría un abrazo? Porque a mí sí. Creo que deberíamos hacer un apapacho grupal. 🤗

1. Ya que la mayoría son lectoras, ¿a qué edad les vino? ¿Suelen tener síntomas premenstruales? ¿Sufren mucho los días que están en modo volcán? *Inserte un estornudo y la cara de pánico por no saber qué destrozos hay ahí abajo* 😂/😭

2. ¿Sienten que en este momento de sus vidas son los pintores principales del lienzo? ¿Quieren más independencia? ¿Les gustaría no tener tanta ya que implica muchas responsabilidades? ¿Están haciendo lo que les gusta?

3. Cora es BellaInW0nderland07... Sawyer, Arlo, posible bebé, Gretha, engaños, mentiras. ¿Cuál fue su reacción? ¿Qué piensan que sucederá?

4. Parte favorita del capítulo o alguna observación de los personajes 📑

5. ¿Les gusta el pescado?

Con amor cibernético y demás, S. ♥️

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