Capítulo 7: El escándalo del consejo estudiantil

La escuela Sakurajima se encontraba en un estado de paz esa tarde. Las únicas personas que caminaban por los pasillos eran los alumnos que seguían en las actividades de sus clubs, esto no era una excepción para los miembros del consejo estudiantil.

Dentro del despacho, Shinobu terminaba de revisar los documentos que tenía entre manos y los dejó en la mesa delante de ella para después permitirse dar un suspiro de cansancio.

- ¡Mouuuu! - una chica de pelo rosa se estiró agotada al otro lado de la mesa - ¡Estoy muy cansadaaaaa!

- Menos mal que esto es lo último, ya nos podremos ir a casa – un chico de ojos de distinto color dejó también los documentos sobre la mesa.

- Quiero llegar a casa y tomar un baño de espuma – la chica volvió a estirarse arqueando la espalda y echando hacia delante sus desarrollados pechos - ¡Y comer muchos sakura mochi! ¡Senjuro-kun, come mochis conmigo!

- Claro – sentado al lado de Shinobu estaba un chico de secundaria que era prácticamente una versión más joven del presidente del consejo estudiantil.

- ¡Kyaaaaa! ¡Senjuro-kun, es tan lindo, quiero llenarlo de besos!

- Kanroji-san, contrólese por favor – Aoi regañó a la chica tras terminar de guardar unas carpetas en un armario – Hoy se nos ha hecho algo tarde, que envidia que Kanao se haya librado de este papeleo.

- Ella se encarga de vigilar al Club de Investigación de Demonios, es lo justo librarla de algunas tareas – Shinobu se levantó y recogió su bolso del suelo para dirigir su mirada al escritorio perteneciente al presidente del consejo estudiantil – Buen trabajo el día de hoy, Rengoku-san.

- ¡Sí! - Rengoku se levantó energético de su sitio dando un pequeño susto a Aoi - ¡Buen trabajo! - los ojos saltones recorrieron a las personas de la sala y les dedicó una brillante sonrisa - ¡Iguro, Kanroji, Kochou, Kanzaki, Senjuro, mantened ardiendo vuestros corazones!

- ¡Sí! - la chica de pelo rosa respondió emocionada a las palabras del rubio.

El consejo estudiantil, un grupo formado en la actualidad por siete personas, eran los que mantenían el orden en la escuela Sakurajima. No era un grupo ordinario ya que contaba con cuatro de los mejores alumnos de la escuela. Rengoku Kyojuro, el presidente y el mejor alumno de la escuela, Kochou Shinobu, la vicepresidenta y segunda mejor alumna, Kanroji Mitsuri, la secretaria y sexta mejor alumna, Iguro Obanai, tesorero y séptimo mejor alumno y como aprendices del consejo y por lo tanto futuros sucesores estaban Rengoku Senjuro, hermano pequeño del presidente y por supuesto Kanzaki Aoi y Tsuyuri Kanao.

- ¡Hoy habéis trabajado duro! ¡Espero lo mismo el día de mañana! JAJAJAJAJAJA.

La potente risa de Rengoku empezó a sonar sin ningún motivo provocando que una sonrisa se escapara del rostro de Shinobu mientras Iguro hacía una mueca rara.

- Por favor, no grites, me duele la cabeza – Iguro se levantó de su sitio y masajeó sus adoloridos hombros – Si por hoy hemos acabado, yo me marcho ya.

- ¡Claro!

- Aoi, nosotras también.

- Sí - Aoi asintió ante las palabras de su superiora así que recogió sus cosas y se marchó junto a Shinobu detrás de Iguro después de despedirse de los demás.

- Mochis de sakura... - la tripa de Mitsuri empezó a gruñir - Iré directa a comprarlos, pero no iré sola – la chica fue rápidamente a sentarse al lado del Rengoku más joven para atraparle entre sus brazos - ¡Comeré mochis junto a Senjuro-kun porque es adorable!

- Mi... Mitsuri-san, no puedo respirar...

- ¡JAJAJAJAJA! ¡Lo siento Kanroji, pero tenemos que ir directos a casa!

- ¡¿Eh?! ¡Nooooo! ¡No pienso soltar a Senjuro-kun hasta que comamos juntos! Quiero abrazar cada día a Senjuro-kun y llenarlo de besos por lo adorable que es. ¡Kyaaaa! ¿Cómo puede ser tan adorable?

Mitsuri empezó a frotar su mejilla contra la del más joven provocándole una pequeña risa.

- ¡Bien, tú ganas! - Rengoku se rindió sin apenas ejercer resistencia - ¿Puedo ir yo también?

- ¡Sí, por supuesto! Así será más divertido.

Entre los tres terminaron de ordenar los pocos documentos que quedaban fuera y tras cerrar la puerta de la sala se dispusieron a abandonar la escuela, pero Senjuro frenó en seco tras acordarse de algo.

- Me he dejado un cuaderno en mi aula – bajó la mochila de su espalda para comprobarlo - ¿Os importa esperarme un momento?

- ¡Sin problema!

- No puedo negar nada a la carita de ángel de Senjuro-kun. 

- Vuelvo enseguida – Senjuro desapareció por los pasillos dejando solos al presidente y a la secretaria.

- Mmm... aparte de mochis sakura ¿Cuáles más debería comer?

- Comer mucho hará que te duela la tripa, ¡Ten cuidado! - le advirtió Rengoku con una sonrisa.

- Sin problema, cuando estoy con hambre nunca puede dolerme la tripa. Hacía ya algo de tiempo que no comíamos juntos, Rengoku-san.

- ¡Sí! El consejo estudiantil nos mantiene siempre ocupados.

- Pero hoy... ¡Kyaaaa! ¡Voy a comer mochis con Senjuro-kun, él es tan kawaii! ¡Sus mejillas deben ser los verdaderos mochis! - Mitsuri empezó a dar saltitos emocionada – Ah...

La emoción de la chica desapareció llamando la atención de Rengoku.

- ¿Ocurre algo?

- No, es que... - Mitsuri cerró los ojos con fuerza – Creo que me ha entrado algo en el ojo.

- Déjame ver – Rengoku tomó la barbilla de la chica con una mano y acercó sus rostros – Seguramente sea una mota de polvo.

- Mouuuu... no quiero que Senjuro-kun me vea con lágrimas cuando vuelva. ¿Qué haré si se preocupa?

- Tranquila, abre los ojos.

La chica le hizo caso y separó los párpados dejando ver los brillantes y siempre animados orbes verdosos. Rengoku sopló con delicadeza en sus ojos y tras pestañear un par de veces, el buen ánimo de Mitsuri regreso.

- Muchas gracias, Rengoku-san.

- ¡De nada! - Rengoku le dedicó una sonrisa, aunque esta desapareció al mirar el pasillo vacío detrás de la chica.

- ¿Ocurre algo?

- No... ¡Tranquila, no pasa nada!

Mitsuri asintió con una sonrisa, si Rengoku decía que no pasaba nada era porque no pasaba nada, sin embargo, esta vez no era así. El presidente de ojos de búho había tenido la extraña sensación de estar siendo observado de lejos y la verdad es que estaba en lo cierto.

Fuera de la vista de ambos, estaba oculto un alumno de tercero que llevaba entre sus manos una cámara.

- Vaya, vaya – una sonrisa traviesa se dibujó en sus labios – Esto da para mucho.

La fotografía sacada con su cámara estaba realizada desde el ángulo perfecto para que la inocente acción de limpiar el ojo de Mitsuri pareciera otra cosa, para ser más exactos, sacada desde ese ángulo parecía que ambos se estaban besando.

- Jajaja, Kyo-chan, mañana será un día ruidoso para vosotros.  

Cuando llegó el día siguiente, el ambiente tranquilo de la tarde se transformó a un ambiente mucho más animado y ruidoso por la mañana. Alumnos en los pasillos comentando sobre cualquier tontería y riendo entre ellos, ese era el ambiente de siempre, pero parecía que el día de hoy había algo mucho más interesante que circulaba entre todos.

Algunos de los alumnos que estaban por los pasillos dejaron de hablar cuando una poco contenta Shinobu pasaba por ellos en dirección al consejo estudiantil. Los ojos morados de la chica miraron de reojo como todos los alumnos tenía entre sus manos sus teléfonos y en las pantallas de estos relucía la página web perteneciente al club de periodismo.

Al llegar delante de la puerta del consejo estudiantil, respiró profundamente y se preparó para enfrentar a los protagonistas de la noticia que circulaban por toda la escuela.

- Rengoku-san.

- ¡Kochou! - Rengoku se giró en su silla nada más ver a la chica entrar - ¡Buenos días, hoy el sol brilla intensamente pero no pienso dejar que me gane! JAJAJAJAJA.

- Rengoku-san... ¿cómo puedes estar tan animado?

- ¿Ocurre algo? - Senjuro preguntó confuso, estaba sentado en el sofá de la sala junto a Mitsuri e Iguro, parece que ninguno de ellos se había enterado de lo que había hecho el club de periodismo.

- Me temo que tenemos un problema, obsérvalo por ti mismo.

Shinobu manipuló su teléfono para meterse en la página web del club de periodismo de la escuela y lo dejó sobre la mesa de Rengoku. El resto de los presentes se levantaron de su sitio para ir hacia la mesa y ver de que hablaba Shinobu.

- ¿Qué...? - Iguro se quedó pálido.

- ¡Kyaaa! ¿Có-cómo es que...?

- Kyojuro... - el rostro de Senjuro se puso rojo - Tú... ¿Estás saliendo con Mitsuri-san?

- ¿Mm? - Rengoku miró confuso la noticia que se mostraba en el teléfono de Shinobu. La foto del suceso de ayer estaba expuesta en un buen tamaño y aunque fue algo tan inocente como ayudar a Mitsuri con una mota de polvo en su ojo, el ángulo de la foto y el título solo ayudaban a malinterpretar - "Rengoku Kyojuro y Kanroji Mitsuri, el romance secreto del consejo estudiantil" Vaya...

- ¡¿Cómo que "vaya"?! Rengoku-san, esto es falso ¿verdad?

- Mmm... parece que después de todo, ayer si había alguien.

- ¿Se puede saber de qué estás hablando? Rengoku-san, por favor, responde a mi pregunta, es falso ¿verdad?

- ¡Cla-claro que sí! - Mitsuri se apresuró a contestar con el rostro completamente rojo – Yo tengo un gran respeto por Rengoku-san, pero es solo eso. Nunca me atrevería a... a be-be-besar a Rengo... ¡Kyaa! ¡Ni siquiera puedo decirlo!

- Si Mitsuri-san se pone así, entonces debe estar diciendo la verdad.

- ¡Kyaaa! Senjuro-kun, te quiero – Mitsuri se lanzó hacia el menor y casi le asfixió con uno de sus potentes abrazos.

- Tch, entonces es una mentira de las ratas del club de periodismo – Iguro frunció el ceño, esa noticia le había enfadado – Vayamos a hablar con ese club de idiotas.

- Iguro-san tiene razón, siempre permitimos completa libertad de expresión al club de periodismo, pero publicar noticas falsas sin base alguna es algo que debería ser castigado. Rengoku-san, con tu permiso iré y...

- No.

Iguro, Shinobu, Mitsuri y Senjuro se sorprendieron por la negativa del presidente del consejo estudiantil.

- ¿Qué? ¿Puedes repetir lo que has dicho? - preguntó Iguro, inseguro de haber escuchado bien a Rengoku.

- ¡Por supuesto! - un animado Rengoku se levantó de su sitio y sonrió a todos - ¡He dicho "No"!

- ¡Pero el club de periodismo...!

- ¡Kochou, no te preocupes por eso! La juventud es ruidosa y curiosa, es normal que quieran difamar cosas sobre nosotros.

- ¡Pero están contando mentiras sobre Kanroji! ¡Es decir! - Iguro empezó a toser nervioso con el rostro algo rojo – Si no negamos los hechos, entonces la gente creerá que es cierto. ¿Te parece eso bien?

- Bueno... digamos que... ¡No estoy en desacuerdo! JAJAJAJAJA.

- ¡Deja que reír!

- Rengoku-san, por favor, recapacita y...

- ¡Mi decisión ha sido tomada, pasad un buen día!

Aunque no estaba conforme con la decisión, Shinobu relajó su postura y asintió con la cabeza. Mitsuri no se veía enfadada por haber sido parte del centro de la noticia, solo se veía avergonzada, sin embargo, en la sala sí que había alguien que se veía realmente molesto.

- Rengoku, ¿se puede saber qué te pasa? - preguntó Iguro con desprecio ganándose una mirada de advertencia de Shinobu.

- Iguro-san, por favor, guarda respeto a Rengoku-san.

- Le guardo respeto, pero no pienso dejar que el club de periodismo difame mentiras como si fueran la realidad. Sancióname o expúlsame del consejo estudiantil, haré que ese club de idiotas retire esa noticia falsa.

Un malhumorado Iguro abandonó el consejo estudiantil sin un rumbo fijo. A su alrededor todos seguían cuchicheando con sus teléfonos en las manos, seguramente la supuesta relación de Rengoku y Mitsuri estaría en la boca de todos, lo cual le molestaba demasiado y el hecho de que Rengoku no tuviera ninguna intención de negar esa mentira solo conseguía incrementar su enfado.

- Siempre deja que ese club de cotillas haga lo que quieran, si todos piensan que Kanroji está saliendo con él... - frenó en seco su caminata y se tiró frustrado de los pelos – Mierda... estoy celoso.

Si Iguro se comparaba con Rengoku, para su mala suerte saldría perdiendo. Rengoku es sociable y animado, él no. Rengoku es rubio y fuerte, él no. Rengoku es el mejor alumno de la escuela, él no. Rengoku es el chico más respetado en la escuela, él no. Rengoku está clasificado por las chicas como uno de los chicos más guapos, él no.

- Mierda, mi autoestima está bajando mucho con esas comparaciones.

Podría ir ahora y enfrentarse al club de periodismo, pero siendo realistas, ¿Iban a hacer caso a las órdenes del tesorero del consejo estudiantil? Ni siquiera intimidaba si iba él solo, si tan solo fuera más gente a quejarse por esa noticia.

Al caminar atrapado en sus pensamientos, Iguro no se percató de que acabó chocando con el cuerpo de un chico de cabellos pelirrojos que iba caminando junto a un chico rubio y otro de rostro extrañamente femenino.

- Oh, perdón - a pesar de que fue culpa de Iguro, Tanjiro se adelantó y se disculpó.

- ¿Por qué pides tú perdón? Ha sido culpa del chico de ojos de dos colores. ¡Oye, tú! Inosuke-sama te ordena pedir perdón.

- ¿Tú ordenas pedir perdón? Vaya chiste - comentó Zenitsu ganándose una mala mirada de Inosuke.

Iguro los recorrió aburrido con la mirada, reconocía a estos tres chicos. Eran parte del Club de Investigación de Demonios, el club que había estado a punto de cerrar a principio de curso pero que se salvó por la incorporación de Tomioka Giyuu. No le apetecía perder el tiempo con ellos, así que se dispuso a continuar caminando, pero las palabras que salieron de la boca de Tanjiro llamaron su atención.

- Inosuke, si quieres que te reconozcan como un dios deberías actuar más educado y formal, igual que Rengoku-senpai, ¿no es él genial? - preguntó con un ligero sonrojo en sus mejillas.

- Vaya... que buen encuentro – una sonrisa traviesa se dibujó en el rostro de Iguro pero fue imposible de ver al estar tapada por una mascarilla de vendas – Hey, eres Kamado Tanjiro ¿verdad?

- Sí.

- ¿Te gusta Rengoku Kyojuro?

- ¡¿Gu-gustar?! ¡N-no, no, no, no, no, no! E-e-es decir, Rengoku-senpai es tan guapo, increíble y valiente, siempre ayuda a los demás y es un ejemplo a seguir y... ¡Ah! Cuando sonríe... ¡Está tan guapo cuando sonríe!

- También grita todo el tiempo, podrías quedarte sordo si pasas una hora con él - aportó Zenitsu.

- Y su cara es rara ¿Por qué lleva orugas en las cejas?

- Y es tan... ¡Ay, no hay palabras para describir lo increíble que es Rengoku-senpai! ¡Pe-pero no me gusta en plan gustar de salir con él, besarnos, casarnos y tener familia numerosa! Es... es solo respeto y admiración, por supuesto.

- Ya... lo que digas.

La verdad es que Iguro no le preguntaba con un gustar en sentido romántico pero el chico había acabado delatándose él solito. Desde luego que no sabía mentir.

- Me imagino que te parecerá vergonzosa la noticia publicada por el club de periodismo ¿verdad?

- La... ¿la qué?

- ¿Tú no te has enterado? - Iguro buscó en su teléfono la noticia que tanta rabia le causaba y se la enseñó a Tanjiro.

El dulce rostro de Tanjiro experimentó varias expresiones, primero una mirada inocente al móvil de otra persona, luego desconcierto al ver la foto, agobio al leer el titular, vergüenza cuando reflexionó que era sobre Rengoku y pánico cuando unió todo junto.

- ¡¡¡¡¡¡¡¡¿QUÉ?!!!!!!! - su chillido superó en potencia a los que podía emitir Zenitsu y eso era mucho decir - ¡Eso es mentira! ¡¿Verdad?!

- En la foto parece que se besan - comentó Zenitsu.

- El presidente de orugas en las cejas tiene un lío con la chica de trenzas rosas.

- ¡Claro que no! - Iguro se exaltó por los comentarios de Zenitsu e Inosuke – E-es decir, ejem, esto es un cotilleo falso creado por un club que se ha quedado sin contenido, pero Rengoku no se ve dispuesto a desmentirlo.

- ¿Y eso por qué? - pregunta un preocupado Tanjiro – La noticia no es cierta ¿verdad?

- Que ya he dicho que no. ¿Sabes? A mí tampoco me parece bien que manchen así el nombre del presidente, por eso he decidido tomar medidas en solitario, pero es un poco difícil. ¿Qué te parece si...?

- ¿Si...?

- Vuestro club y yo unimos fuerzas para obligar a ese club de cotillas a retirar esa falsa noticia.

Zenitsu arqueó una ceja al entender cuáles eran las verdaderas razones de Iguro. El chico se había molestado mucho con sus palabras y las de Inosuke, una molestia que para él se escuchaba como un chico celoso, pero ¿celoso por quién? O Iguro estaba enamorado de Rengoku o estaba enamorado de Mitsuri, si había buscado la ayuda de Tanjiro, la respuesta era obvia.

- Oye, Monitsu – Inosuke le habló cerca del oído - Creo que este chico está celoso.

Vaya, Iguro debía haber sido muy obvio si hasta Inosuke se daba cuenta.

- Creo que le gusta el presidente de orugas en las cejas.

Retiraba lo dicho.

- Tanjiro, ¿de verdad vas a...?

- Acepto – la mirada determinada de Tanjiro se encontró con la de Iguro para posteriormente darse un apretón de manos.

- Oye... ¿qué pasa con los demonios?

- Esto tiene prioridad ahora mismo.

Los tres chicos junto a Iguro acabaron reuniendo a todo el club, incluida Kanao, en su sala correspondiente. Giyuu supo en seguida que algo estaba mal al ver al chico de ojos heterocromáticos detrás de Tanjiro.

Este día tampoco sería pacífico.

- Chicos, la actividad de hoy de nuestro club es de vital importancia. Es muy seria y por eso espero que os la toméis muy en serio.

- Inosuke-sama os pateará si no os lo tomáis en serio - amenazó Inosuke mirando mal a todos.

- El día de hoy, una honorable persona ha sido víctima de una terrible mentira creada solamente para perturbar su entorno. Se trata de un chico noble, honrado, energético y valiente. ¿Sabéis de quien hablo?

- ¿Genya? - respondió Muichiro ladeando un poco su cabeza en un gesto adorable.

- ¡¿Qué?! - Yuichiro se exaltó por eso – Genya, ¿qué han dicho de ti? Quien haya sido lo pagará muy caro.

- Oh, se me olvidaba comentar que puede hablar con chicas.

- Ah, entonces no es Genya.

- Que graciosete - comentó Genya con una sonrisa falsa.

- ¿Hablas de Rengoku Kyojuro? - preguntó Kanao sin levantar la vista del libro que estaba leyendo.

- ¡Acertaste! Rengoku-senpai es víctima del rumor de que está saliendo con Kanroji-senpai.

- ¿Seguro que es falso? - preguntó Giyuu.

- ¡Por supuesto! - Iguro le respondió enfadado.

- ¿Y nosotros que pintamos en todo esto? - Genya preguntó mientras giraba su rostro para que Kanao no estuviera en su línea de visión - ¿Acaso somos el club de fans de Rengoku Kyojuro?

- Está mal que difundan mentiras de Rengoku-senpai.

- Pero eso no es responsabilidad nuestra. El mismo consejo estudiantil dirá que es falso y si no lo dicen será porque es cierto ¿no crees?

- ¡Que te digo que es mentira! - Iguro volvió a enfadarse.

- Me da igual lo que tú digas, no pienso perder el tiempo con esta tontería.

- Genya – la cálida voz de Muichiro sonó justo en su oreja poniendo el rostro de Genya completamente rojo – Si yo te pido que te intereses ¿no lo harás?

- ¡¿Q-qué dices?!

- Genya – la mano de Yuichiro se posó sobre su pierna poniéndole nervioso – Si haces esto, podríamos compensarte luego.

- ¿Se puede saber qué tenéis vosotros que me pueda compensar?

- Podemos... - Muichiro pegó sus cuerpos quedando su boca todavía más cerca de su oreja – Podemos tomar otro baño juntos, esta vez enjabonaré cada rincón del cuerpo de Genya.

- Podemos hacer también lo de los besos – ahora fue Yuichiro quien invadió su espacio personal – Esta vez si no me reconoces tendrás un castigo muy especial.

- ¡AHHHH! - Genya se levantó para alejarse de los gemelos - ¡N-NO...! ¡ESO QUE DECÍS NO SON PREMIOS PARA MÍ! ¡¿OS QUEDA CLARO?!

- ¿Entonces Genya está de acuerdo?

- Sí - respondió Yuichiro por él.

- ¡No! No lo...

- Genya – Muichiro se levantó y se pegó a su cuerpo – Nosotros iremos y podemos meternos en líos, creí que querías protegernos.

- Pero seréis... ¡Mierda! Vale, vale, me apunto a esta tontería.

- ¡Bien! - Tanjiro se giró feliz para mirar a Giyuu sentado en una de las esquinas de la sala – Tomioka-senpai, ¿tú qué dices?

- Lo de siempre supongo.

- ¿Qué quieres hacerme algo pervertido?

- Eso no.

- Bien, entonces senpai también se apunta a esta actividad.

- Pero Tanjiro, ¿qué vamos a hacer exactamente? – preguntó Zenitsu.

- Bastará con ir – Iguro respondió en lugar del chico – Somos un grupo grande, el club de periodismo se intimidará y retirará la noticia.

Tanjiro asintió ante sus palabras, se veía confiado en lo que decía Iguro aunque no se podía decir lo mismo de Zenitsu y Giyuu, ellos estaban casi seguros de que el viaje a ese club iba a ser una pérdida de tiempo. 

Situado detrás de su escritorio y con una fila de mesas a cada lado suyo con varias chicas escribiendo en ordenadores de mesa, Douma jugaba entretenido con un pájaro hecho de papel. Ninguna de las chicas presentes decía nada, causando que lo único que se pudiera escuchar fueran sus dedos tecleando en el ordenador.

- Creo que ya va siendo hora ¿no? – dejó el animal hecho de papel en la mesa y se preparó para recibir a alguien que todavía no había aparecido.

La puerta del club se abrió con fuerza y por ella entraron Tanjiro, Iguro e Inosuke aparentemente furiosos, con los demás detrás de ellos.

- ¡Quiero hablar con el presidente de este club! – exigió Tanjiro con agresividad.

- Buenos días – saludó Douma con una sonrisa.

- Oh, sí, es verdad, perdóname – la expresión seria de Tanjiro se relajó e hizo una reverencia – Buenos días, sentimos causar molestias.

- ¿Qué haces? ¡Teníamos que hacer una entrada agresiva! – le regañó Iguro.

- ¡HEY, HEY, HEY! Me llamó Hashibira Inosuke-sama ¡SOY MUY AGRESIVO Y ESTOY MUY LOCO! ¡AHHHHH!

El grito de Inosuke no altero a ninguna de las chicas presentes y tampoco a Douma que les seguía dedicando una sonrisa.

- ¡HEY! ¿Acaso no os doy miedo?

- Eres adorable, Ino-chan.

- ¡¿AH?! ¡¿A quién llamas Ino-chan?!

- Mierda, ¿qué clase de grupo intimidante somos?

- Tranquilo Iguro-senpai, queda alguien más – Tanjiro obligó a Genya a pasar y a ponerse delante de todos – Vamos Genya, intimídales con tu cara.

- ¡Eso, Genta! Intimídales con tu virginidad.

- ¡¿Te quieres callar?! – Genya le dedicó una mala mirada a Douma e intentó hacer la mejor pose de chico malote que pudiera, aunque no intimidaba mucho que digamos – Eh... - una vez que abrió la boca se pudo dar cuenta de un gran problema, a excepción de Douma, todos en el club de periodismo eran chicas, chicas que formaban con sus mesas un pasillo hacia Douma y que dejaban a Genya en medio de este – Miirdiii.

- Oh, no. Gonpachiro, la virginidad de Genta le impide hablar.

- Nosotros podríamos arreglar eso – comentó Muichiro.

- Iriiis i li miirdi.

- No decías eso cuando nos estabas besando en la bañera – le echó en cara Yuichiro.

- ¡Genya! – la cara de Tanjiro fue de horror – No sabía que eras esa clase de ser humano.

- ¡IIIIIIIIII!

Giyuu, Zenitsu y Kanao observaban la escena de lejos. El plan era intimidar al club de periodismo, pero parece que estaba siendo un enorme fracaso.

- Disculpad, ¿habéis venido solamente para esto? No os ofendáis, sois divertidos, pero tengo cosas que hacer.

- En realidad habíamos venido por... - Tanjiro dejó de hablar cuando vio mejor a Douma. No era la primera vez que le veía, lo podía asegurar al enfocarse en esos ojos arcoíris ¿acaso no era él el chico que le salvó a él y a Rui de caer por las escaleras? – Esto...

- Mierda, no sé para que os he traído – un enfadado Iguro caminó hasta llegar delante de la mesa de Douma y estampó allí su mano con fuerza – Me llamo Iguro Obanai, miembro del consejo estudiantil y me temo que tengo que ordenarte que retires esa noticia falsa.

- Yo soy Douma y me temo que no voy a hacer lo que me pides, es decir, ¿El contable del consejo estudiantil quiere darme órdenes? Eso es divertido.

- Estoy actuando como representante del consejo.

- Buuu, buuuu, eso es mentira. Si fuera así, vendría Shinobu-chan o puede que uno de vuestros cachorritos, Aoi-chan o Senjuro-chan tal vez. Desde luego que no vendría alguien con tan poca presencia como tú.

- ¿Qué dices? ¡Borra esa noticia ya!

- ¿Por qué?

- ¡Porque es falsa!

- Oh.

- Iguro-senpai – Tanjiro se adelantó y se puso al lado de Iguro – Creo que ser brusco no funcionará. Esto... Douma-senpai, me gustaría pedirte por favor que borres esa noticia, es falsa y solo sirve para causar problemas a Rengoku-senpai y Kanroji-senpai. Difundir cosas falsas sobre los demás no está nada bien.

- Sí, lo que dices tiene sentido, pero... ¿estáis de verdad seguros de que su relación amorosa es falsa?

- ¡Claro que sí! – Iguro volvió a golpear la mesa – Si ellos estuvieran saliendo, los primeros en saberlo serían el propio consejo estudiantil ¿no crees?

- Nop.

- ¡¿Qué?!

- Kyo-chan es un chico muy respetado en la escuela, siempre todos están esperando que haga un buen trabajo y que sea el mejor. Debido a esto el tiempo que tiene para relaciones personales es increíblemente reducido, era de esperar que si salía con alguien fuese alguien perteneciente al consejo estudiantil que son quienes absorben todo su tiempo ¿no crees?

Tanjiro e Iguro se quedaron sin palabras, el chico tenía razón en eso.

- Pero Rengoku-senpai... Rengoku-senpai no saldría con alguien sin...

- ¿Sin qué? ¿Sin consultártelo a ti? Dime una cosa – Douma apoyó sus brazos en la mesa y unió su mirada con la de Tanjiro - ¿Qué eres tú exactamente de Kyo-chan? ¿No eres acaso otro de los miles de estudiantes que le admiran? Una de las razones por la que se tiene que estar esforzando tanto eres tú. Los fans de Kyo-chan son taaaan aburridos, le admiran por conseguir increíbles resultados, pero no les importa lo que haya tenido que sufrir para conseguirlos. Es tan fácil ver el resultado, pero nunca nadie ve las lágrimas detrás de él.

- Yo... yo no...

- Que todos esperéis tanto de Kyo-chan solo le causa problemas cada día, ¿no te alegras de que por fin haya encontrado el amor?

Tanjiro agachó el rostro, ¿era eso cierto? Él siempre esperaba que todo lo que Rengoku hiciera lo hiciera bien, porque él en su mente había construido la imagen de un chico que conseguía todo lo que se proponía si se esforzaba, pero las cosas no son así de simples. El esfuerzo constante causa agotamiento y dolor, algo que nunca había visto en Rengoku.

¿Era posible que detrás de la brillante sonrisa de Rengoku se encontrara un chico cansado de dar siempre el 100% por lo que esperaban los demás?

- ¡Eso que dices es mentira! – el grito de Iguro hizo a Tanjiro levantar el rostro pero su expresión no cambió – Claro que Rengoku se esfuerza todos los días, pero no lo hace por algo tan estúpido como para mantener las expectativas de los demás.

- ¿Y tú que sabes? Pasáis mucho tiempo con Kyo-chan pero ¿de verdad le conocéis?

- Claro que... - Iguro dejó de hablar ¿qué sabía en realidad de Rengoku? Él nunca les contaba ningún problema y seguro que tenía más de uno, pero en su lugar siempre formaba una sonrisa y se dedicaba a solucionar los problemas de los demás.

¿Acaso no les hablaba de sus problemas porque no confiaba en ellos? Entonces ¿tampoco confiaba en ellos como para decirles que había empezado a salir con Mitsuri?

- Bueno, creo que la charla ya ha acabado.

- Tanjiro – Zenitsu se acercó preocupado a su amigo - ¿Estás bien?

- Sí, yo... sentimos haberte molestado.

- Tranquilo, tú nunca me molestarás Tanjiro-chan, es al contrario, cuando te veo noto como se ilumina mi día.

Tanjiro se giró para mirar a los miembros de su club a los cuales había hecho venir para nada.

- Chicos, siento haberos hecho perder el tiempo – tras hacer una reverencia, Tanjiro salió corriendo del club, cuando pasó al lado de Giyuu, este pudo ver como los ojos rojizos parecían ser capaces de ponerse a llorar en cualquier momento.

Los conocimientos teóricos eran extremadamente difíciles, pero había algo muchísimo más complicado para una persona y eso era comprende sus propios sentimientos ya que sobre estos no hay nada escrito.

Tanjiro lloraba por creer ser una molestia para Rengoku pero ¿por qué algo se sentía raro dentro de Giyuu al ver lágrimas caer de los ojos de ese chico?  

El resto del día pasó relativamente tranquilo para Giyuu, el club no fue llamado para reunirse en ningún momento más así que se podría decir que pudo disfrutar de un poco de tranquilidad y soledad, justo como a él le gustaba ¿no? Porque le seguía gustando estar solo ¿verdad?

El timbre que anunciaba el final de las clases despertó a Giyuu de su ensoñación y tras levantar su mochila para ponérsela en la espalda y marcharse a su casa se pudo percatar de algo importante.

El llavero que le obligó a llevar Tanjiro no estaba.

- Mierda – maldijo por lo bajo y revisó debajo de la mesa, si el pelirrojo veía que ya no lo llevaba seguramente le dejaría de cocinar el salmón con daikon o, aunque se lo hiciese, podría llegar a quemárselo.

¿Dónde podía estar ese llavero de conejo de peluche? El único sitio que pudo llegar a su mente fue la azotea de la escuela así que se echó la mochila a la espala y abandonó su aula para dirigirse allí. Tras abrir la puerta de esta, Giyuu fue bienvenido con la llegada de una agradable brisa de aire todavía primaveral, en verano lo pasaría muy mal si quería estar en su querida azotea.

Se dirigió hacia donde siempre se sentaba para ver si el llavero estaba allí, pero en su lugar se pudo encontrar con algo mucho más distinto. Kamado Tanjiro se encontraba allí sentado y abrazando sus piernas contra su pecho, dejando su rostro oculto en sus rodillas.

¿Qué hacía el chico allí?

- ¿Tanjiro?

- ¿Mm? – el chico alzó el rostro dejando ver como sus ojos estaban algo rojos, señal de que había estado llorando, pero aun así con lo que se encontró Giyuu fue con que Tanjiro le dedicaba una sonrisa – Tomioka-senpai, ¿vas ya para casa?

- Sí – los ojos azules fueron hacia el sitio donde estaba sentado Tanjiro, se podía ver como una pequeña cadena sobresalía debajo de su trasero - ¿Te importa levantarte?

- ¿Por qué?

- Solo hazlo.

- Vale – Tanjiro se levantó, dejando ver que debajo de su trasero era donde había estado su llavero perdido - ¡Ah! Senpai, ¿perdiste tu llavero?

- No – se agachó y lo recuperó – Lo acabo de encontrar.

- Pero lo perdiste.

- Vaya – Giyuu se quedó mirando el llavero y se preparó para molestar un poco al pelirrojo – Este llavero me da ahora mismo mucha envidia.

- ¡Senpai! – Tanjiro se puso completamente rojo - ¡Deja de ser un pervertido por un solo segundo!

- Aquel que aplastes con tu trasero debe sentirse en el cielo.

- ¡Senpai!

- Dejando eso de lado, dijiste que no te gustaba estar solo ¿Por qué lo estás ahora?

- Es que... necesitaba pensar, solo eso.

- ¿Sí? – Giyuu suspiró mientras metía las manos en sus bolsillos - ¿Es por lo que dijo el presidente del club de periodismo?

El silencio de Tanjiro fue una completa confirmación para Giyuu.

- ¿Crees... que al admirarle tanto contribuyo a poner presión sobre sus hombros?

- No lo sé, como podrás imaginar, soy un necio si de relaciones sociales se trata. ¿Por qué no hablas de esto con Zenitsu o Inosuke?

- Porque sé que no serían completamente objetivos conmigo. Zenitsu me diría que todo está bien, aunque sea mentira. Quiero saber una opinión objetiva e imparcial – la mirada triste de Tanjiro se cruzó con la de Giyuu - ¿Qué opinas tú? ¿Soy una molestia para Rengoku-senpai?

¿Molestia? Si se tratara de Giyuu, para él no supondría ningún problema mantenerse en los mejores puestos. Conseguir notas perfectas no significaría un esfuerzo exagerado por su parte ya que él había sido bendecido con talento, pero esto era aplicable solamente para Giyuu, no sabía que había detrás de todos los resultados de Rengoku y había otra cosa más importante para él ahora mismo.

- No me gusta.

- ¿El qué? – Tanjiro ladeó la cabeza sin entender.

- Tu cara ahora mismo.

- Senpai – Tanjiro hizo un puchero – Ya sé que a ti solo te gustan mis muslos.

- No me refiero a eso, siempre estás sonriendo por eso ver una cara distinta a esa es raro.

- Entonces, ¿podría decir que a Tomioka-senpai le gusta mi sonrisa?

- Yo no he dicho eso.

- ¿No? – la sonrisa de Tanjiro volvió a su rostro – Es raro ver una faceta tan tierna de Tomioka-senpai.

- No soy tierno, ahora, si me disculpas – Giyuu intentó abandonar la azotea, pero lo que no esperaba era que los brazos de Tanjiro le detuvieran - ¿Qué pasa?

- ¿No me vas a invitar a algo dulce para que pase mi tristeza?

- ¿Qué?

- Cuando alguien está triste, tienes que darle algo dulce para que pasen sus penas. ¿No lo sabías, senpai?

- ¿Tengo pinta de saber esas cosas?

- No, pero seguro que sabes un montón de cosas complicadas. Tus conocimientos son complejos.

- Y los tuyos algo raros.

- ¿Sí? Jajajaja, imagínate como sería una mezcla de ambos.

- ¿Un hijo?

- Sí.

- ¿Tuyo y mío?

- Sí.

- ¿Quieres que te haga un hijo?

- Sí, espera ¡¿Qué?! ¡Senpai, ya estás insinuado cosas pervertidas conmigo! A este paso me tendré que chivar a Himejima-senpai.

- Lo siento pero no llevo nada dulce y tampoco llevo dinero encima.

- ¿Y en tu casa? Te gusta el pan de chocolate, ¿tienes en casa?

Giyuu tragó duro, ya sabía por dónde iban los tiros.

- ¿No querrás...?

- Iré a tu casa y me darás algo dulce para que se pase mi tristeza.

- Paso.

- Has dicho que no te gusta mi cara ahora mismo, cámbiala con algo dulce.

- Retiro lo dicho.

- Bien, entonces le diré a Himejima-senpai que has insinuado que quieres que te aplaste la cara con mi trasero y además que quieres hacerme distintas cochinadas para tener un hijo conmigo.

Giyuu suspiró rendido, gastarle bromas a Tanjiro era hasta cierto punto entretenido siempre que no entrase la amenaza de que Gyomei le daría una paliza por insinuar cosas pervertidas con el pelirrojo.

- Vale, tú ganas. Te llevaré a mi casa.

- ¿Sí? ¡Bien! – Tanjiro agarró contento la mano de Giyuu y bajó de la azotea con una sonrisa - ¡Vamos!

A pesar de que quería protestar, sus ganas se quedaron simplemente en eso ya que el sentimiento raro tras ver los ojos llorosos de Tanjiro había desaparecido.

Verle sonriendo era mejor que verle triste, pero ¿por qué? 

Tanjiro recorrió con la mirada la construcción que era la casa de Giyuu, era una casa pequeña de dos pisos con una pequeña entrada decorada con algunas flores.

- Tomioka-senpai, ¿te gusta la jardinería?

- No, eso es cosa de mi hermana.

- Oh, no sabía que tenías una hermana.

- No soy muy abierto cuando se trata de hablar de mí, bueno, en realidad no soy abierto a hablar de nada.

- Ya veo.

Tras esperar pacientemente detrás de Giyuu, este acabó abriendo la puerta de la vivienda, entrando él primero con Tanjiro detrás.

- Con permiso – Tanjiro habló al aire esperando que alguien dentro de la casa le respondiera, pero no fue así.

- No hay nadie en casa.

- ¿Mm? – pestañeó confuso mientras procesaba la información, después de hacerlo se puso completamente rojo - ¡Senpai! ¡¿No me habrás traído para hacerme guarrerías impronunciables?! ¡Yo no hago cochinadas!

- Pero si eras tú el que quería venir – Giyuu desapareció un momento para volver a la entrada con un pan de chocolate en la mano – Ya está ¿contento? – lanzó el pan y Tanjiro lo atrapó en el aire.

- Gracias – los ojos de Tanjiro se pasaron curiosos por los espacios que podía ver de la casa. Se veía extremadamente limpia, pero también se veía extremadamente vacía – Tomioka-senpai.

- ¿Sí?

- ¿Cuándo vuelves de clase tu casa siempre está así?

- ¿Así?

- Me refiero a... vacía. ¿No se te cae todo este espacio encima?

- Me gusta estar solo.

- ¿Seguro?

- ¿Qué?

- Me lo comeré luego – guardó el pan de chocolate en su mochila y subió las escaleras de la casa con una sonrisa.

- Oye, ¿A dónde vas?

- Quiero cotillear la habitación de senpai.

- ¿Qué? ¡No!

- ¿Qué pasa? ¡Ah, ya sé! La habitación de senpai esa llena de fotos de chicas ligeras de ropa. ¡Ah! Se-senpai, espero que no te toques pensando en mí.

- ¿Por qué iba a...? ¡Oye! – como el pelirrojo no le hacía caso, Giyuu acabó subiendo detrás de él y le siguió mientras buscaba su habitación – Eres un cotilla ¿lo sabes?

- No soy cotilla, soy curioso.

- Para mí es lo mismo ¡oye!

Tanjiro acabó abriendo una de las puertas al azar y para su buena suerte acabó siendo la habitación de Giyuu.

- ¡La encontré! – como si fuera su propia casa, se metió dentro y dejó su mochila en el suelo para ponerse a cotillear - ¡Waa! ¿Con qué es aquí dónde senpai duerme? Es una habitación muy simple.

- ¿Qué esperabas?

- No sé, algo como... - Tanjiro dejó de hablar al ver una caja de pañuelos sobre la mesa – Se... ¡SE-SE-SE-SENPAI! ¡¿Entonces es verdad que aquí haces cochinadas?! ¡Kyaaa! ¡E-e-espero que no las hagas pensando en mí!

- ¿No puedo tener pañuelos sin ser un pervertido?

- ¡Pero...! ¡Pero...!

- Puede que tú seas más pervertido que yo. Dime una cosa ¿por qué te hacía tanta ilusión subir a mi habitación?

- ¿Eh?

- Ah, ya sé, tú lo tenías todo planeado – Giyuu empezó a acercare a Tanjiro poniendo nervioso a este – En tu plan estaba lo de que yo te encontrara en la azotea y que vinieras a mi casa, ya veo, no me extrañaría que debajo de la ropa lleves algo atrevido.

- ¿Atrevido?

- Sí, porque esto estaba en tu plan también ¿no? – Giyuu acabó acorralándole contra una de las estanterías.

- N-no, no estaba en...

- ¿Sabes? Lo que dices es verdad, hago cochinadas pensando en ti.

- ¿Eh...? ¡¡¿EHHHHH?!!

- Pero ahora que tengo al real aquí, ya no necesito mi imaginación.

- ¡¡¡¡¿AHHHHHH?!!!!!!

- Llevo conteniéndome mucho tiempo, pero ya se acabó.

Tanjiro intentó protestar, pero el rostro de Giyuu se acercaba más al suyo con la intención de besarle, por instinto cerró los ojos y se preparó para empujarle, su primer beso debía ser con Rengoku ¿no?

Pensar en ese nombre le hizo perder sus fuerzas, cosa que fue notada por Giyuu.

- Voy a besarte.

- ...

- Y voy a lanzarte a mi cama.

- ...

- Enterraré mi cara entre tus muslos.

- ...

- Tanjiro – se separó lentamente del chico, su rostro triste había vuelto una vez más – Esto era una broma, no te lo tomes como que...

Tanjiro cayó de rodillas al suelo, sin poder contenerlo más, empezó a llorar.

- ¡Oye! – Giyuu se agachó a su lado – Yo no quería que... era una broma Tanjiro. Siempre te las estoy gastando.

- No es... no es eso – limpió unas cuantas lágrimas con la manga de su uniforme – Yo ya sé que toqueteas tus partes bajas en esta habitación mientras piensas en mí y que lo disfrazas de broma.

- No, de vedad que son bromas.

- Entiendo que seas un pervertido, senpai.

- Que es broma.

- Y entiendo que haya sido mucha tentación tenerme en tu habitación. Seguro que sueñas cada noche con esto.

- Tú no me estás escuchando ¿verdad?

- Y seguro que también te toqueteas en la bañera.

- Oye...

- Pero no estoy llorando porque me hayas querido hacer cochinadas en tu cama. Estoy llorando porque... no le puedo alcanzar – tapó su rostro con sus manos para intentar controlar sus lágrimas – Quiero hablar con él, quiero estar con él, quiero... quiero salir con él, pero Rengoku-senpai está tan arriba que lo único que puedo hacer es mirarle desde lejos, yo solo...

Las lágrimas impidieron que Tanjiro continuara hablando, Giyuu supuso que así es como debía haber estado antes de que él llegara a la azotea. Ante las lágrimas de Tanjiro, algo volvió a sentirse raro dentro de Giyuu.

- ¿Por qué no te confiesas?

- ¿Eh?

- ¿Por qué no le dices que te gusta?

- Me da miedo...

- ¿En serio? Debe ser una broma. ¿No eres tú el chico que se lanzó por las escaleras para salvar a Rui? Plantaste cara a un demonio, pero me estás diciendo que te da miedo confesarte a Rengoku, ¿no es eso algo raro?

- Pelear con demonios es más fácil que declararte al chico que te gusta.

- Vaya, pues entonces cada día entiendo menos a las personas.

- Senpai, tú no sabes nada de personas. Eres un desastre social.

- Sí, supongo que sí pero aun así hay un chico bastante pesado que me arrastra siempre.

- Oye, no hables así de mal de Genya, es un pervertido como tú, pero es un buen chico.

- Hablaba de ti, tonto.

- Ya lo estás haciendo otra vez senpai. Tienes delante a una persona llorando y lo que haces es llamarle tonto.

- Ya te he dicho que no entiendo a las personas. ¿Qué se supone que tengo que hacer cuando alguien llora delante de mí?

- Abrazarle...

- ¿Qué?

Tanjiro volvió a secar sus ojos, dejando ver otra vez a Giyuu esa expresión que causaba una molestia en su interior.

- Abrázame.

Algo inseguro de sus acciones, Giyuu separó los brazos y se acercó a Tanjiro. Antes de poder envolverle con sus brazos, el pelirrojo dio un salto hacia delante, empezando así el abrazo. Lentamente y todavía dudando de sus acciones, Giyuu pasó sus brazos por detrás de Tanjiro, dejando sus cuerpos unidos en una muestra de afecto que él pocas veces realizaba.

Era algo cálido, el cuerpo de Tanjiro pegado al suyo era cálido y a sus fosas nasales pudo llegar un aroma dulce, como de vainilla, supuso que pertenecía a Tanjiro.

Era un aroma agradable.

- Tan... Tanjiro.

- ¿Mm?

- ¿Cuánto... cuánto dura un abrazo?

- Hasta que deje de llorar.

- ¿Y eso...?

- Senpai, simplemente guarda silencio.

El abrazo duró un buen rato mientras Giyuu escuchaba sin decir nada como Tanjiro seguía llorando. Supuso que esto era algo común en adolescentes, crees que el chico que te gusta está con otra y sientes que el mundo se acaba. Una mentalidad estúpida pero muy normalizada en la sociedad.

Poco a poco, los sollozos de Tanjiro dejaron de escucharse y su respiración empezó a tranquilizarse. Giyuu bajó la cabeza y se encontró con el cuerpo dormido de Tanjiro entre sus brazos.

- No te relajes tanto en una casa que no es tuya.

Atrapando al chico con fuerza entre sus brazos, Giyuu le llevó hacia su cama y le depositó con cuidado sobre las blancas sábanas.

¿Ahora qué? ¿Le despertaba? No, Tanjiro era ahora un adolescente con el corazón roto. ¿Cómo se arregla eso? Él dijo que con algo dulce. ¿Más pan de chocolate entonces?

- No sé qué hacer – se agachó para quedar a la altura de la cama en la que se encontraba el chico.

Los ojos de Giyuu pasaron por los labios ligeramente abiertos del chico, gracias a ellos se podía ver lo calmada que era su respiración. Los pendientes colgando en sus orejas llamaron su atención, ¿no era molesto dormir con ellos puestos? Bueno, de cualquier manera, lo mejor era no tocar a Tanjiro, no quería que se despertara y malinterpretara lo que hacía.

Debería haber dejado de mirarle mientras dormía, pero por alguna razón no podía, la figura de Tanjiro era ahora mismo hipnotizante, aunque no sabía por qué. Sus mejillas se veían húmedas debido a las lágrimas que derramó antes y aunque creía que estas se habían detenido, algunas seguían cayendo aún con los ojos del chico cerrados.

Giyuu pasó su dedo con delicadeza por debajo de uno de los ojos de Tanjiro para limpiar una lágrima reciente, lo que no se esperó es que se encontrara con los brillantes ojos rojos abriéndose para mirarle.

- N-no es...

Tanjiro no se puso a gritar ni a montar ningún escándalo por haberse despertado en la cama de Giyuu, simplemente le dedicó una sonrisa con un pequeño sonrojo en las mejillas.

- Senpai, eres un pervertido, ¿tantas ganas tenías de tenerme en tu cama?

El calor llegó a las mejillas de Giyuu, ese tipo de bromas las hacía él, pero Tanjiro había dado la vuelta a la situación.

- ¿Mm? Es la primera vez que veo a Tomioka-senpai avergonzado, creo que ya sé porque me lo haces todo el rato.

- Cállate - cogió una de las almohadas de la cama y la estampó en la cara de Tanjiro.

- ¡Waa! ¡Senpai, no puedo respirar!

- Mentiroso, si hablas puedes respirar.

- ¡Jooooo! ¡Senpai! - Tanjiro quitó la almohada de su rostro y tiró del brazo de Giyuu haciendo que este cayera en la cama, encima de él.

- O-oye...

Gracias a que reaccionó a tiempo, Giyuu paró la caída apoyando sus brazos en la cama, a cada lado de Tanjiro. ¿Iba a gritar? Si era Tanjiro seguramente sí, daba gracias a dios que no hubiera nadie en casa.

- N-no pienses cosas raras, esto lo has causado tú.

- Qui... - Tanjiro apartó la mirada avergonzado - Quítate, senpai pervertido. Te has emocionado por haberme subido a tu cama.

- Fuiste tú el que quería venir a mi casa para que te diera algo dulce.

Las mejillas de Tanjiro se tiñeron de un potente rojo por las palabras que tenían un doble sentido. 

- ¡Se-senpai! ¡¿Qué estás insinuando?! ¡¿Qué soy un chico fácil?!

- Yo no he dicho eso, oh, ¿acaso has malpensado lo de algo dulce? Deberías aclararle a Himejima quien es el verdadero pervertido.

- ¡Ah...! ¡T-te estás ganando uno de mis potentes cabezazos!

- ¿Sí? - Giyuu apresó las muñecas de Tanjiro contra la cama – Intenta darlos ahora.

- ¡Ah! ¡Tomioka-senpai! ¡¿Qué fetiche raro estás intentando realizar?!

Los ojos azules de Giyuu fueron hacia las caderas de Tanjiro, avergonzando más al otro. Cambiando el agarre de sus muñecas y sujetando ambas con una sola mano, Giyuu usó la mano que le quedó libre para buscarle las cosquillas.

- ¡Senpai! ¡Jajajaja! ¡¿Qué haces?!

- Se escucha mejor.

- ¿El qué...? ¡Jajajajaja!

- Tu risa es más agradable que tus lágrimas.

- ¿Eh...? - dejó de intentar librarse del agarre de Giyuu, ante la expresión de Tanjiro, Giyuu le soltó pensando que había hecho algo mal.

- Lo siento, ya sabes que no sé tratar con personas. Esto simplemente lo he hecho por... ¿instinto? Quería dejar de escucharte llorar.

- ¿Eh?

- ¿No ha estado bien?

- ¿Por qué...?

- No sé - rascó su cabeza confundido – Es lo que te dije antes ¿no? Me parece raro ver llorar a alguien que siempre está sonriendo.

Giyuu se bajó de encima de Tanjiro y se sentó en la cama, el pelirrojo hizo lo mismo para sentarse a su lado.

- Tomioka-senpai...

- Cambiando de tema, ¿todavía quieres mi opinión objetiva e imparcial sobre si eres una molestia para Rengoku?

- Sí...

- Tú tienes un efecto raro en las personas, no llevo mucho tiempo a tu lado, pero tampoco es que haya sido algo difícil de ver. Creo que el hecho de que admires tanto a Rengoku no es ninguna molestia para él, es algo que le anima a seguir adelante. ¿Te basta con esa respuesta?

Tanjiro se sorprendió por un momento, pero una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.

- Sí - de un salto se levantó de la cama y recogió su mochila del suelo – Tomioka-senpai, muchas gracias por tu opinión y... - llevó sus manos a su pecho y le dedicó una brillante sonrisa – Gracias por detener mis lágrimas, me alegro de que seamos amigos.

- No creo haber hecho nada importante.

- Si que lo has hecho, tengo algo importante que hacer ¡Nos vemos mañana! - se despidió con la mano y salió corriendo de la casa de Giyuu.

Una vez que el mayor se quedó solo, se dejó caer en la cama, mirando hacia el techo de su habitación. Un ligero aroma llegó a sus fosas nasales, era dulce y algo débil, pero lo reconocía bien.

El aroma a vainilla de Tanjiro se había quedado en su almohada, podría molestarse por eso, pero no lo hizo.

Era un aroma que le parecía agradable. 

La noticia del supuesto noviazgo de Rengoku y Mitsuri seguía siendo el principal tema de conversación entre los alumnos el día siguiente. Independientemente de por cual pasillo caminara Giyuu, en todos había alguien hablando del romance de presidente y secretaria. ¿De verdad Rengoku no iba a negar ese rumor?

- ¡Tomioka-senpai! - la animada voz de Tanjiro sonó a sus espaldas, el pelirrojo venía junto a Zenitsu e Inosuke.

- Buenos días - Zenitsu le saludó de manera simple.

- ¿No saludas a tu dios?

- ¿No estáis un poco lejos de vuestra aula?

- Es que... - Tanjiro empezó a jugar nervioso con las correas de su mochila – Hoy tenía que hacer algo importante.

Los chillidos de un par de alumnos llamaron su atención, por el pasillo estaban caminando todos los miembros del consejo estudiantil y los alumnos les saludaban emocionados o los miraban en silencio con admiración. Los ojos de Tanjiro fueron directos a la imponente figura de Rengoku y sus mejillas se tiñeron de rojo, acto que fue notado por Giyuu.

- ¿Le esperabas a él?

Tanjiro se vio descubierto, así que bajó la mirada avergonzado.

- Pero el presidente de ojos saltones sale con la niña de trenzas rosas ¿no?

- Inosuke – Zenitsu le regañó con la mirada – Oye Tanjiro, ¿nos vamos ya?

- Un... un momento - cerró los ojos con fuerza y contó hasta diez. Cuando el consejo estudiantil llegó hasta donde estaban ellos, Tanjiro pegó un salto y les cortó el camino.

- Ara, ara, ¿ocurre algo? - Shinobu, que estaba al lado de Rengoku, preguntó con una sonrisa.

- Yo... ¡Rengoku-senpai! - en el momento en que alzó la mirada y se encontró con los hipnotizantes ojos naranjas, el rojo volvió al rostro de Tanjiro – Yo...

- ¡No tengas vergüenza! - la potente voz de Rengoku aumentó sus nervios - ¡Escucharé todo lo que tengas para decirme!

- N-no, es decir, es... - tras sacar algo de sus bolsillos, Tanjiro hizo una reverencia y se lo ofreció sin mirarle a la cara - ¡Por favor, acéptalo!

Todos los que estaban alrededor se quedaron sorprendidos al ver como Tanjiro le estaba ofreciendo un llavero de conejo de peluche, justo como el que tenían él y Giyuu, solo que este era naranja y tenía estampados de llamas de fuego. Los murmullos empezaron a sonar entre los alumnos, Zenitsu e Inosuke estaban sorprendidos de que su amigo se hubiera atrevido a dar un paso mientras que las expresiones del consejo estudiantil eran variadas. Shinobu, Aoi, Kanao e Iguro se mantenían inexpresivos ante esto mientras que Mitsuri y Senjuro estaban sonrojados al interpretar el regalo como algo romántico. El rostro de Rengoku seguía mostrando la misma sonrisa de siempre, el de Giyuu tampoco mostraba nada diferente, aunque algo dentro de él volvía a sentirse mal.

El llavero de conejo de peluche parecía algo entre ellos dos, pero parece que no era así.

Como Rengoku no hacía nada, Tanjiro empezó a ponerse nervioso, en cualquier momento podría salir corriendo, pero antes de que hiciera eso, sintió como Rengoku recogía el llavero de sus manos.

- ¡Gracias, es muy bonito!

Una brillante sonrisa se dibujó en el rostro de Tanjiro tras oír eso.

- ¿En serio?

- ¡Por supuesto, lo llevaré siempre!

- Eh... esto... ¡Re-rengoku-senpai! Estás... ¿estás saliendo con Kanroji-senpai?

Shinobu e Iguro miraron a Rengoku, el chico ya había dejado claro que no iba a desmentir la noticia. ¿Qué le iba a decir al chico?

- ¡No, es mentira!

- ¡¿EHHH?! - Shinobu e Iguro casi se caen al suelo por eso.

- ¡Pe-pe-pero! ¡¿De qué vas?! - Iguro le gritó enfadado - ¡¿Por qué no lo negaste ayer?! ¡Me habrías ahorrado visitar el club de cotillas!

- Rengoku-san, ¿por qué actúa ahora?

- ¡Bueno, me han hecho una pregunta! JAJAJAJAJAJJAJAJAJA.

- ¡¿Era tan simple?! - Shinobu e Iguro volvieron a gritar al mismo tiempo.

- Ya veo... - Tanjiro pudo respirar más tranquilo – Me alegra escuchar eso.

Los cuchicheos entre los demás alumnos volvieron a sonar, el club de periodismo había dicho una cosa, pero nadie dudaría de las palabras de Rengoku así que, si él decía que era mentira, entonces era así.

- ¿Algo más? - preguntó calmado Rengoku.

- S-sí... - Tanjiro se mordió los labios mientras empezaba a sudar, sus labios se separaban intentando hablar pero las palabras que quería decir simplemente no salían - Yo... a mí... ¡A mí me gusta...! - cuando sus ojos volvieron a encontrarse con los de Rengoku, no pudo sostener durante más tiempo su mirada y cerró los ojos con fuerza - ¡Me gusta mucho investigar demonios!

No era lo que quería decir, pero todavía no estaba emocionalmente preparado para confesar sus sentimientos.

- ¡Comprendo! ¡Es bueno que algo te guste mucho! JAJAJAJAJAJAJAJA. ¡Hablemos otro día!

Rengoku retomó su caminata con el resto del consejo estudiantil detrás de él y los alumnos empezaron a comentar que la relación de Rengoku y Mitsuri era falsa.

- Ah... casi me muero por esto – Tanjiro se dejó caer de rodillas mientras Zenitsu e Inosuke se acercaban a él.

- Buen trabajo Gonpachiro, para la próxima ofrécele tu trasero.

- Tú cállate - Zenitsu fulminó con la mirada a Inosuke – Estabas tan cerca, ¿por qué has cambiado lo de que te gusta?

- E-es que... ¡No podía, todavía no! Pero más importante, ¡ha dicho que es mentira! Rengoku-senpai no está saliendo con nadie. Todavía tengo oportunidades.

- Tú practica para chupar penes y todo irá bien, confía en tu dios.

- ¡¿Te quieres callar?!

Tanjiro buscó con la mirada a Giyuu para compartir su emoción, pero el mayor ya no estaba por el pasillo, el chico había entrado en su aula y se había sentado en el último puesto de la fila de mesas. Tras dejar su mochila encima de su mesa, el llavero de conejo captó su atención. Otra vez algo volvía a sentirse raro dentro de él, no entendía el que.

Lo que le hacía sentirse así eran las lágrimas de Tanjiro pero el chico ya no estaba triste, era lo contrario, estaba feliz. Eso debería calmar ese sentimiento dentro de él, pero no era así.

De verdad que las relaciones humanas eran difíciles de comprender. Se sentía raro cuando veía a Tanjiro llorar por Rengoku pero se sentía igual de raro cuando veía a Tanjiro sonreír por Rengoku.

¿Qué le estaba pasando exactamente? 

En el club de periodismo solo quedaban unas pocas chicas tecleando en los ordenadores sin levantar la vista en ningún momento. Douma se encontraba en su sito abanicándose con uno de sus abanicos dorados.

El sonido de la puerta abriéndose llamó su atención, sabía quién era, después de todo le estaba esperando, aunque la apariencia con la que apareció le sorprendió.

- ¡Waaa! No sabía que podías tener pechos.

- Cállate - Muzan caminó hacia su mesa, su apariencia era muy distinta a la de siempre, después de todo hoy no se veía como un chico sino como una chica, con sus cabellos negros peinados en un elegante recogido y dos de sus mechones ondulados libres.

- Deberías venir a hablar conmigo siempre así - se levantó para mirarle las piernas - Señorita, ¿me permite tocar?

- Cállate - repitió y miró de reojo a las pocas chicas que quedaban – Quiero hablar a solas.

- ¿Mm? Ah, no te preocupes, ellas no son problema.

- Quiero hablar a solas.

- Waa, vale, vale – Douma chasqueó los dedos y las chicas dejaron de escribir – Iros.

- Sí, Douma-sama – sin ningún rostro de luz en sus ojos, las chicas abandonaron el club dejando a Muzan y a Douma solos.

- ¿Qué ocurre? - preguntó con una sonrisa.

- ¿Por qué has hecho lo de la foto?

- ¡Ah! Lo de Kyo-chan y Mitsuri-chan, en realidad lo hice por ti.

- ¿Qué? - las finas cejas de Muzan formaron un rostro de desconfianza.

- Pensé que podríamos trabajar juntos. Yo podría causar sentimientos de los que pudieran alimentarse los demonios pero a cambio, me dejarás absorberlos después. Buen plan ¿verdad?

- No.

- ¿No?

- Yo no te necesito para eso. Es más, me pareces una molestia, ¿cuándo vas a desaparecer?

- ¡AH! ¡CRUEL, ESO ES MUY CRUEL! – las lágrimas empezaron a salir de los ojos de Douma - ¡Me has hecho llorar! ¿No te doy pena?

- No y dime una cosa, ¿en quién exactamente estabas intentando crear un sentimientos del que se pudiera alimentar un demonio?

Douma hizo un puchero y limpió sus lágrimas de cocodrilo para cambiar su actitud completamente.

- Tanjiro-chan – al pronunciar ese nombre, Muzan frunció el ceño – Es una buena manera de quitar obstáculos del camino ¿no? Volviéndolos tus víctimas, pero... se ve que no se ha podido. ¿Por qué no has actuado? Habría disfrutado tanto absorbiendo el dulce cuerpo de Tanjiro-chan.

- Yo no trabajo contigo, deja de hablar como si fuera así.

Douma suspiró cansado y se recostó en el respaldo de su silla.

- ¿Qué vas a hacer entonces? ¿Quién es tu siguiente víctima?

- Oh – una pequeña sonrisa de superioridad se dibujó en el rostro de Muzan – No te lo voy a decir, pero si te diré una cosa. Los demonios fuertes que buscas absorber ya tienen recipientes, pero, aunque los encuentres, no creo que sea tarea fácil hacer lo que quieres. Si de verdad tienes tantas ganas de morir, ¿por qué no te matas tú mismo?

- No puedo hacer eso – la respuesta de Douma captó el interés de Muzan. El rubio se puso a jugar con el pájaro de papel entre sus manos – Hay algo muy importante que tengo que hacer.

- Comprendo. Nunca dejará de fascinarme lo estúpidos que sois los adolescentes - Muzan se giró para salir del aula.

- Oye, ¿puedo preguntarte una última cosa?

- ¿Qué?

Douma se levantó de su silla manteniendo su expresión seria.

- ¿De qué color son tus braguitas?

- ...

- Es para una tarea.

Muzan ignoró la estúpida pregunta del chico y abandonó el club de periodismo. Nada más salir por la puerta, el cuerpo de un chico chocó contra el suyo, aunque Muzan ni se inmutó, el chico cayó de espaldas al suelo.

- Ouw...

Los ojos rojos recorrieron el cuerpo tirado en el suelo, era el cuerpo de un adolescente de pelo oscuro cuyos mechones de pelo acaban en color rojo. Su piel lisa y libre de cualquier imperfección era similar al de una muñeca de porcelana. Tras respirar hondo, Muzan relajó su postura y se agachó a la altura del chico.

- ¿Estás bien?

- Sí... aunque ha sido un buen... un buen golpe – los ojos azules recorrieron el cuerpo de Muzan - ¿Tú estás bien?

- Sí.

- Oh – en su rostro se dibujó una expresión de fastidio lo cual llamó la atención de Muzan - ¿No te has hecho ni una herida?

- No.

- Oh – otra vez la misma expresión - ¿Ninguna herida que sangre?

- No.

- Ya veo – lentamente se fue levantando del suelo – Que mal. Señorita, su rostro se habría visto tan bonito sintiendo dolor.

- ¿Eso crees?

- Sí - tras un bostezo, intentó volver a andar, pero Muzan atrapó su brazo deteniéndolo - ¿Señorita?

- ¿Cómo te llamas? - preguntó con dulzura.

- Tamio Enmu.

- Enmu – los labios rojos se separaron para pronunciar con dulzura su nombre – Dime una cosa Enmu, ¿te gusta ver sufrir a los demás?

- ¿Mm? - Enmu pensó un momento antes de responder – ¿Esto es un sueño? Si no es así, tengo que irme.

- Espera – Muzan agarró su mano y depositó un suave beso sobre esta – Veo mucho potencial en ti Enmu, pareces una persona... única - los ojos rojos de Muzan se conectaron con los de Enmu – Me llamo Kibutsuji Muzan. A mí también me gusta ver el sufrimiento en los ojos de los demás, después de todo, la crueldad es una característica de la naturaleza humana.

Enmu alejó su mano lentamente del agarre de Muzan, el beso en su mano se había sentido extraño, como si de alguna manera le estuviera pasando una especie de maldición.

- Me tengo que ir.

Esta vez Muzan no hizo nada, se despidió con la mano del chico y dejó que desapareciera por los pasillos.

- Empecemos de nuevo, una vez más. 


Hola!!! Hasta aquí el capítulo. Parece que nuestro Giyuu siente esa molestia en la tripa denominada celos, ¿se estará empezando a enamorar de nuestro rayito de sol? Las cosas se van a poner muy complicadas e interesantes en este triángulo amoroso. 

Por fin me he visto la peli de Kimetsu (tarde, como siempre), y me ha hecho amar todavía más a Rengoku y sorprendentemente, ha hecho que me guste más el Rengoku x Tanjiro pero lo siento, soy team emo pase lo que pase y para siempre. Por esto precisamente me ha hecho daño escribir como Tanjiro le da el llavero a Rengoku. ¡Aguanta Giyuu! ¡El team emo debe alzarse con la victoria! 

¿Qué busca hacer Douma? Lo sabremos con el tiempo, de momento vamos a por el siguiente demonio que parece ser Enmu. 

Gracias por leer, os quiero y nos vemos en el próximo capítulo. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top