Capítulo 38: Rojo
Kanao y Aoi irrumpieron rápidamente y sin pensárselo en el hospital. Con la respiración agitada, fueron directas a la habitación informada por Shinobu. De un empujón fuerte, Aoi abrió la puerta con Kanao igual de agitada detrás de ella.
- ¡Kanae!
- ¡Hmp! - la chica a la que venían a ver se sobresaltó por el susto de la llegada. Se encontraba vistiendo un pijama de hospital, sobre la cama y con la boca ocupada masticando un dulce de crema cuya caja reposaba en la mesilla justo a su lado - A... Aoif-chan - pronunció como pudo con la boca llena de comida y después le dedicó una suave sonrisa - Hola - dijo más claro tras tragar el dulce.
- ¿Estás... ? Estás bien - viéndola de una pieza, Aoi se permitió respirar tranquila, de la misma manera que Kanao justo detrás de ella que se llevaba ambas manos al pecho aliviada.
- Menos mal - se tranquilizó Kanao acercándose junto a Aoi a la alumna mayor.
- Nos... ¡Nos has asustado! ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien?
- Cálmate, Aoi - Shinobu, que era la única que se encontraba allí junto a su hermana mayor intentó calmar los nervios de la chica de dos coletas, que, por otro lado, eran completamente normales - No es correcto gritar en un hospital.
- S-sí... lo siento.
- Y en cuanto a vosotros... - Shinobu dejó de mirar hacia la puerta - Podéis pasar. A pesar de mi presencia, no muerdo.
- No te creo.
- ¡Senpai!
Tras aquel regaño fuera de la habitación, el club de Investigación de Demonios terminó entrando en la habitación por voluntad propia (menos Giyuu que entraba arrastrado por Tanjiro).
- No pongas esa cara, Tomioka-san. Haz como si no estuviera.
Giyuu hizo una mueca de disgusto y se dejó arrastrar por Tanjiro hacia la cama donde estaba Kanae.
- ¿Se encuentra bien, senpai?
- Sí - Kanae asintió y sonrió a todos - Muchas gracias por venir a verme y lo siento si os he preocupado.
- ¿Qué te ha pasado? - preguntó Zenitsu sin hacer mucho ruido, prefiriéndose quedarse a los pies de la cama.
- Bueno... - miró hacia uno de sus costados. La herida no era visible gracias al pijama del hospital - Un accidente.
- De eso nada - la cortó de manera tajante Shinobu - Algún loco la ha apuñalado con una hoz. No me puedo creer que exista gente así.
Al escuchar aquello, Tanjiro se tensó y buscó a Zenitsu con la mirada. El rubio, en vez de dedicarle una mirada de "te lo dije", optó mejor por apartarla. Ese ataque tampoco era prueba de que hubiese sido Gyutaro, pero tampoco lo contrario.
- ¿Viste quién fue? - le preguntó Yuichiro.
- Me temo que no... estaba muy oscuro e iba muy cubierto. Lo único que vi... fue la hoz atravesando mi piel - Kanae se acarició el lado de su cuerpo donde la habían apuñalado - Pero me alegro de estar bien.
- ¿Cómo te atreves a preocuparnos, mujer mariposa? - Inosuke, sin cuidado ninguno, se sentó de golpe en la cama de Kanae. Shinobu se preparó para regañarle, pero su hermana mayor negó con una sonrisa - Tienes que regar las flores con Kanao, ¿vas a dejarla sola?
- Jajaja, tienes razón. Pero de todas formas, Kanao no me preocupa en ese sentido, porque si yo no pudiese, la ayudarías tú, ¿no, Inosuke-sama?
- Ka-Kanae - intentó protestar Kanao con las mejillas algo coloradas.
- ¡Pues claro! No puedo rechazar peticiones de mis regordos.
- No, no~ - Kanae agarró la mejilla de Inosuke y tiró de ella con un poco de fuerza - No está bien llamar a una chica guapa regorda.
- ¡Aaaaah! ¡Suelta, suelta! ¡Que tampoco está bien agredir a un dios! ¡Jope! - Inosuke se libró del agarre, sobándose la mejilla con aparente molestia mientras Kanae continuaba sonriendo.
- Aoi.
- ¿Sí?
- Prometí a Koinatsu ayudar en la obra de teatro que está organizando, pero me temo que me uniré al equipo un poquito más tarde. ¿Puedes disculparme con ella?
- Sí, pero... no tienes que participar. Teniendo en cuenta la situación...
- No me gusta faltar a mi palabra. Además, aunque no lo parezca, tengo una salud y un estado físico envidiables. Mis heridas tienden a cicatrizar rápido y el dolor a los pocos días no me afecta.
- Pero...
- Venga, venga, no pongas esa cara que en realidad no ha sido para tanto. ¿Ves? Estoy bien - Kanae se levantó la camisa lo justo para que se viese su estómago.
- Por favor... - con voz ahogada y rojo hasta las orejas, Genya optó por suplicar - N-no hagas eso... - sintiendo la mirada inquisitiva de Muichiro sobre él, tuvo que justificarse - N-ni se os ocurra pensar mal sobre mí.
- No he dicho nada, Genya.
- Ni falta que hace, te leo la mente.
- ¿Sí? Debe ser porque estamos enamorados.
- ¡OYE!
- De todas formas - Muichiro ignoró las quejas de Genya y dirigió su atención a Kanae - ¿Qué es eso? - señaló la caja de bollos en la mesilla al lado de su cama - ¿Está bien que comas esas cosas? La puñalada podría haber dañado tu estómago.
- Ah, ¿eso? No pasa nada, mi estómago está bien, ya os he dicho que fue solo un susto y además, es que ha sido un regalo de Oyakata-sama, me sabía mal no empezarlos... además de que están muy ricos - confesó sonrojada por dejar ver una faceta golosa.
- ¿El director? - Giyuu arqueó una ceja confuso.
- ¿El director ha estado aquí? - preguntó Tanjiro ansioso. Había sido difícil verle por la escuela después de lo de la montaña.
- Sí, vino con su esposa a asegurarse de que estuviese bien.
- ¡Y te trajo comida! ¡Qué suerte! - Inosuke comenzó a salivar mientras miraba la caja de bollos. Kanae rio por eso y le acercó uno.
- ¿Quieres?
- ¡Siiiiii! - aceptó el bollo y lo mordió con ganas.
- Inosuke, ¿no deberías decir algo a Kanae-senpai por el bollo?
- ¡Ah, sí! De nada por el bollo.
- Es "gracias" - le corrigió Zenitsu sabiendo en realidad que era para nada.
- ¿Y qué he dicho? - su cara de satisfacción se fue tornando en una de amargura a medida que masticaba el dulce - Mmm... ¿y a ti te gustan? Tienen un sabor un poco raro.
- ¿Sí? Supongo que no todos tenemos los mismos gustos.
- ¿De qué pastelería es? Quiero que el Gonpachiro me invite con su dinero.
- De ninguna, son caseros.
- No veía al director como un cocinero - opinó Giyuu a lo que Kanae se encogió de hombros.
- Tal vez no los haya hecho él.
Tanjiro miró de reojo al mayor. Puede que fuese por haber pasado mucho tiempo a su lado, pero ya conocía su cara cuando estaba pensando y reflexionando sobre algo.
- Oye.
- ¿Sí?
- ¿Te importa que me lleve uno?
Giyuu salió del club de farmacéutica después de dejarles un recado que hacer. Era impropio de él solicitar ayuda de desconocidos, pero tratándose de un club pequeño y de gente introvertida como él, le resultó bastante fácil pedir el favor. Por supuesto que estaban en su derecho de negarse, pero en el momento en que lo pidió de manera seria, la única chica que había allí se sonrojó hasta las orejas y aceptó en voz baja. No comprendió el motivo, pero le bastó con que lo hiciera.
No iba a negar que no se fiaba del director, así que precisamente por eso tenía que investigar las cosas que los adultos no se atrevían a decirle a la cara.
Dejando al director, Kanae y el bollo a un lado, se dirigió al auditorio de la escuela, a donde llegó más rápido de lo que deseaba y allí se encontró con todo el equipo que participaría en la obra de Koinatsu. La chica de tercero le saludó con una deslumbrante sonrisa, pero era demasiada energía juvenil femenina para él así que optó por ignorarla y plantarse justo al lado de Tanjiro.
- ¿Dónde estabas, senpai? - le preguntó Tanjiro al oído.
- Encargándome de un asunto, descuida porque te mantendré informado - le contestó en voz baja, revisando de un vistazo todas las personas reunidas en el auditorio - ¿Y Zenitsu?
- Dijo... que no quería participar.
- ¿Por qué? - miró al pelirrojo, pero este se mostraba decaído por no tener la respuesta a la pregunta.
- Todos, atención por favor - Koinatsu aplaudió un par de veces para ganarse la atención del grupo de la obra - Me complace informaros de que el casting de la obra está completo. Ya tenemos a nuestra Warabihime, a la cual es un honor presentar ante todos. Por favor - la chica se giró para hablar hacia uno de los laterales del escenario - Por favor, únete a nosotros.
La protagonista femenina apareció en el escenario, meciendo sus cabellos blancos suavemente y dedicando una fría mirada a todo el club. Al llegar al lado de Koinatsu y Nezuko, Daki se detuvo, pero no parecía tener intenciones de presentarse por lo que Koinatsu lo hizo en su lugar.
- Esta es Shabana Ume.
- Daki - la corrigió sin despegar su vista de Tanjiro - Me llamo Daki.
- Sí, lo siento. Esta es Shabana Daki, quien interpretará a Warabihime, nuestra protagonista y oiran más deseada del Yoshiwara de nuestra obra. Como ya os comuniqué a todos, no empezaríamos a ensayar hasta no completar el casting, pero como ya está entero, podemos ponernos con ello manos a la obra. No disponemos tampoco de mucho tiempo, con lo que quiero hacer los ensayos lo más productivos y eficientes que podamos. El personal de apoyo también necesita nuestra cooperación pues una obra no es nada sin el escenario y los disfraces. Esta es Koyuki - presentó ahora a la compañera de clase de Tanjiro y los demás que dedicó una sonrisa general a todos - Nos ayudará con el vestuario y el maquillaje, pero necesita tomar nuestras medidas. Colaborad con ella, por favor.
- Sí, pues que tome las medidas y pruebe el maquillaje en los extras - interrumpió Daki de manera arrogante - Los protagonistas tenemos cosas más importantes que hacer.
- Oye - Nezuko intentó reprenderla por interrumpir a Koinatsu pero esta calmó los ánimos.
- Es una buena idea. Los extras no disponen de mucho diálogo, está bien que Koyuki empiece con ellos, pero las vestimentas de los protagonistas son más detalladas e importantes. No lo descuidemos.
Daki apartó la mirada, calmando los ánimos en general gracias a que Koinatsu había transformado una futura situación tensa en una más agradable.
- Daki, Tomioka, ¿qué os parece si empezamos a ensayar con vosotros? Haremos una lectura de líneas.
- Bueno.
- Como sea.
El auditorio entero contuvo un suspiro. Para ser los dos protagonistas no se veían nada emocionados ni entusiasmados. Separando el escenario en dos, Koinatsu se quedó con los personajes con más relevancia en la obra para leer y explicar la obra mientras que Koyuki, con la ayuda de Mitsuri e Iguro, se quedaba con el resto para empezar a tomarles medidas y hacerles pruebas de maquillaje.
- Espero que a senpai le vaya bien... - murmuró Tanjiro.
Genya, que le miraba de reojo, optó por cotillear un poco ahora que sabía lo que Giyuu sentía por su amigo.
- A ti... sí que te preocupa Tomioka, ¿no?
- ¿Mm? Pues claro. Es Tomioka-senpai al fin y al cabo.
- ¿Y eso qué significa?
- ¿Hace falta explicarlo?
Y sin explicarlo con palabras, Tanjiro y Genya se entendieron, sonriendo amargamente por ello.
- Sí... entiendo, pero de todas formas... hay que ver lo bien que os lleváis, ¿no?
- ¿Mm? Bueno, vosotros también. Es bueno ver a Tomioka-senpai interactuando con los demás. Creo que le gusta hablar contigo. ¡Ah! Pero no aproveches que os lleváis bien para meterle ideas pervertidas en la cabeza.
- ¿Yo? ¿A él? - Genya se tuvo que morder la lengua. Si había sido Giyuu el que había saltado con perversiones en el baño, pero él siempre terminaba siendo el culpable.
Escuchando la conversación discretamente de esos dos se encontraba Iguro, que puso mala cara al escuchar decir al pelirrojo que Genya y Giyuu se llevaban tan bien. ¿Cómo explicaba a Sanemi el malentendido si escuchaba esas cosas? Suspiró resignado y prefirió centrarse en sus deberes en la obra.
- Oye, escuchadme - habló dirigiéndose a todos los que estaban en esa mitad del escenario - Kanroji y yo vamos a tomaros las medidas para los trajes detrás del escenario. Yo mediré a los chicos y Kanroji a las chicas, así no habrá problemas.
- Sí, así es - Mitsuri asintió sonriendo y se quedó detrás de Muichiro, con ambas manos en sus hombros intentando llevarle detrás del escenario - Vamos, Muichiro-kun, a tomarte tus medidas.
- Queja - Muichiro intentó con fuerza frenar con sus pies el empuje de la chica - Iguro ha dicho que él medía a los chicos.
- Oh, s-sí... es verdad... bu-bueno... te las tomaré yo para una segunda opinión.
- ¿Por qué se necesitaría una segunda opinión en esto? - Muichiro consiguió librarse de la chica, ocultándose al lado de Koyuki mientras estaba revisaba tranquilamente todos sus útiles de maquillaje.
- Joooo.
- Mientras Iguro-san y Kanroji-san toman las medidas a los demás, nosotros haremos pruebas de maquillaje, ¿qué os parece?
- ¿Por qué hay que maquillarse? - le cuestionó Inosuke tomando asiento en el suelo al lado de Koyuki - Yo soy muy genial sin maquillar.
- Pero las cortesanas siempre llevaban maquillaje.
- ¿Y eso por qué? ¿No eran tan geniales como yo?
- Pues... supongo que para seducir a sus clientes.
- ¿Mm? - Inosuke ladeó el rostro confuso - ¿Y por qué iban a seducir...?
Nadie le contestó porque, evidentemente, Inosuke no se terminaba de enterar del contexto en el que se desarrollaba la obra ni el papel que tenía que interpretar él.
- Elijamos los colores - Koyuki evadió la pregunta de Inosuke, destapando una paleta de colores - El maquillaje para la piel debe ser pálido. Los labios...
- Deben ser rojos - opinó Muichiro a lo que Koyuki le dedicó una sonrisa.
- Sí, puede que un color intenso...
- No lo digo por eso.
- ¿No?
- Lo digo porque el rojo es el color de la lujuria.
- Ah... su-supongo - escuchar un rostro tan lindo decir "lujuria" tiñó las mejillas de Koyuki de rojo mientras que Tanjiro se llevaba las manos a la cabeza, exactamente, a sus cabellos rojos.
- ¡¿Co-como que de la lujuria?!
- El rojo induce a la lujuria.
- ¡Mentira!
- En realidad, es cierto - Kanao apoyó la opinión de Muichiro - Artísticamente, siempre se ha considerado que el rojo tiene un alto poder de pasión y seducción, es lógico relacionarlo con la lujuria.
- Pero...
- ¿Qué te pasa? - Genya le miró de reojo de manera sospechosa - Te has puesto tan nervioso... ¿temes despertar los bajos instintos de alguien por el color de tu pelo?
- ¡¿EH?! ¡¿Q-qué dices, Genya?!
- Solo preguntaba.
- ¡Cla-claro que no pensaba...! - sus ojos casi viajan furtivamente hacia Giyuu, pero supo controlarlos a tiempo y mirar mejor hacia el suelo - ¡A-Al contrario que tú, no me paso todo el tiempo pensando en cosas pervertidas!
- Bueno, bueno... tranquilo.
- Tanjiro - Koyuki le llamó sosteniendo la paleta de colores en alto - ¿Quieres que pruebe el maquillaje en ti? Color rojo, como ha dicho Muichiro.
- ¡¿EEEEEH?! ¡NO, NO! Mejor... - se tapó la boca, esta vez no pudo evitar mirar hacia Giyuu - Mejor no.
- Empieza conmigo entonces - Yuichiro se sentó frente a Koyuki que con calma comenzó a aplicar el labial recogido en un pequeño recipiente con un pincel de punta fina sobre los labios del gemelo mayor. Cuando acabó, le dejó un espejo de mano para que pudiera verse.
- ¿Qué tal? Creo que estás muy bien.
- Sí, eso parece - Yuichiro se observó desde distintos ángulos para después devolver el espejo a Koyuki y girarse para mirar a Genya - ¿Qué opinas, Genya? ¿Incita a la lujuria de verdad?
- E-eh... - se atragantó con su propia saliva al ver los labios de Yuichiro pintados de rojo y a este mirándole de manera coqueta, con lo que prefirió apartar la mirada - ¿Y-yo qué sé? No sé de maquillaje.
- Vale, me gusta el color - Yuichiro sonrió satisfecho, provocando en Muichiro un ceño fruncido y que este comenzara a tirar del brazo de Koyuki.
- Mi turno. Píntame a mí.
- Os gusta el color, ¿verdad? Oye, Tanjiro, a los demás les gus...
- Voy a que Iguro-senpai me tome las medidas - queriendo evadir hablar del color rojo, Tanjiro huyó hacia detrás del escenario, dejando a Koyuki algo confusa.
Aunque Iguro no tardó mucho en tomar sus medidas, Tanjiro no regresó al escenario con todos. Contrario a su personalidad sociable y extrovertida, prefirió quedarse detrás de escena, alejado de todos solo con tal de evitar las pruebas de maquillaje de Koyuki.
Aun así, no es que se quedase precisamente con los brazos cruzados pues estaba con el móvil entre las manos pensando qué decir exactamente a Zenitsu por ese medio. No se había disculpado con él y este se había apartado de la obra, con lo que reducía las oportunidades que tenía para disculparse correctamente. ¿Se habría ido por él? ¿Por qué está tan enfadado con él? Sí que era un tema serio, pero, ¿tanto como para evitarle? Si de verdad el rubio estaba tan enfadado, debía ser cauteloso con sus palabras pues en vez de arreglarlo podía estropearlo todo más, pero...
Zenitsu es su amigo. No le ve capaz de odiarle de una manera tan fuerte.
Con duda comenzó a teclear, pero a los pocos segundos comenzó a borrar el mensaje, lo intentó de nuevo un par de veces más, pero acabó de la misma manera. Suspiró profundo, ya para el noveno intento no sabía ni con qué palabra empezar.
- Tanjiro - Koyuki se acercó, con la pequeña maleta de maquillaje entre sus manos, al rincón donde Tanjiro había decidido sentarse en el suelo - Por hoy hemos acabado.
- ¿Ya? - comprobó la hora en su móvil, aunque no le pareciese, sí que había pasado tiempo - Sí... habrá que irse ya. ¿A Tomioka-senpai le ha ido bien?
Koyuki no supo cómo contestar exactamente, solo le dedicó una sonrisa algo forzada que le dio a entender más de lo que quería.
- Era de esperar... supongo. Bueno, seguro que ensayando le irá mejor.
- Seguro, esto... - se meció suavemente algo nerviosa - Tanjiro... ¿no has regresado porque te has molestado?
- ¿Eh? ¿Molestado?
- Por lo que Muichiro y Kanao han dicho, lo del... lo del color rojo... ¡N-no te enfades por favor! No lo decían con intención de ofenderte.
Enternecido por la preocupación de su amiga, Tanjiro le sonrió.
- Ya lo sé y tranquila, no es... que me moleste eso ni nada parecido, solo... - tuvo que apartar la mirada pues estaba comenzando una mentira. En realidad, el significado del color sí que le estaba haciendo a su cabeza dar vueltas - Es que nunca he pensado... que mis ojos pudieran tener un color tan sucio...
- ¡No es sucio! - interrumpió apresurada Koyuki - Es hermoso, a mí me gusta el rojo.
- Gracias, pero de todas formas, no tienes que preocuparte, tampoco pensaba hacer de cortesana...
- ¿Seguro?
- Sí, después de todo mi cara no es tan femenina como la de Inosuke y los Tokito, creo que no quedaría bien.
- De acuerdo, de todas formas... - Koyuki se agachó para ponerse a su altura. De la caja de maquillaje sacó un pequeño tubo que entregó al pelirrojo - Por si prefieres pensártelo.
Después de aquello, la chica le sonrió de nuevo y se marchó por donde había venido. Tanjiro bajó la vista al objeto desconocido que le había dejado y tras observarlo un rato y sin necesidad de abrirlo, comprendió que se trataba de una barra de labios. Las intenciones de Koyuki eran buenas, pero la vergüenza que sentía era mayor así que simplemente se la guardó y se puso de pie para marcharse con los demás.
En otro lado de la escuela y como lejos del club en realidad no tenía mucho que hacer, Zenitsu abrazaba sus rodillas contra su pecho en la azotea mientras pensaba cabizbajo en los últimos acontecimientos, principalmente en como gritó a Tanjiro el otro día y como se acaba de apartar voluntariamente de la obra solamente porque Kaigaku forma parte de ella.
Pero es que, ¿qué otra opción tiene?
De repente, las palabras que Hinatsuru dijo en la casa encantada y que él quería fingir no comprender regresaron a su mente. ¿Cuánto tiempo piensa poder seguir así?
Lastimosamente, sospecha que no será mucho.
Sacó su teléfono y buscó entre sus contactos a Tanjiro. No le agradaba estar molestos entre ellos, pero tampoco le agradaba ir ahora y reconciliarse como los mejores amigos de la historia cuando le ha estado ocultando tantas cosas. Genial, ahora se sentía peor. ¿Con qué derecho se enfadó con Tanjiro cuándo no ha sido sincero con él en ningún momento? Pero es que en realidad había mucho más que el tema de Gyutaro y es que Zenitsu se pasó desahogándose y frustró su rabia sobre ese tema, pues pensar que Tanjiro acabaría defendiendo a Kaigaku solo por ser un demonio en vez de a él, le provocaba retortijones en el estómago.
Al final desistió en su intento de llamarle y devolvió su teléfono a su bolsillo. Tampoco pintaba mucho en la escuela si no tenía nada que hacer, de hecho, sería mejor irse y eso es lo que iba a hacer. Se levantó del suelo, observó el panorama vacío de la azotea sin ningún miembro del club en ella y regresó al interior de la escuela.
Concentrado en sus propios asuntos, iba tan metido en su mundo que solo salió de él cuando escuchó el ruido de algo cayendo al suelo. Levantó la mirada, varios pasos por delante estaba Hinatsuru sujetando una pequeña caja llena de frascos de pintura. Uno de esos pequeños botes había caído al suelo, menos mal que eran de plástico. Observó el amago de la chica de intentar recogerlo, pero se adelantó y lo recogió por ella.
Hinatsuru iba a agradecer con una sonrisa, pero el gesto en su rostro se congeló cuando reconoció al rubio.
- Eh... gracias - al final agradeció de todas formas, solo que con una expresión menos animada.
- ¿Necesitas ayuda?
- No... o... o sí. Perdón - Hinatsuru negó un par de veces con la cabeza - No quiero molestarte.
- No lo haces, después de todo, no tengo otra cosa que hacer...
- ¿Y tu club?
- En la obra de teatro.
- ¿Y tú?
- Pues aquí.
- Entiendo - bajó la mirada a la caja de pinturas - ¿Él... tiene algo que ver? - que su pregunta no fuese contestada le sirvió de mejor contestación que una respuesta apropiada, así que simplemente extendió la caja hacia él - Lo siento, ¿podrías llevar esto al club de arte?
- Supongo... - aunque sentía que le estaban encasquetando una tarea que no le correspondía, era difícil negarse a una chica como Hinatsuru que parecía una princesa - Pero yo no sé dónde está el club de arte.
- ¿Seguro?
- Sí.
- Vale, entonces llévalo a donde creas que corresponde.
- ¿Eh? Oye... ¡oye! - a pesar de gritarla, Hinatsuru pasó de largo y le dejó en la mitad del pasillo con la caja entre los brazos.
Durante unos segundos no tuvo ni idea de qué se suponía qué tenía que hacer. Le habían encasquetado la tarea de llevar algo a un club que no sabía dónde estaba. ¿Por qué siempre terminaba en las situaciones más complicadas? Pensó en ir detrás de la chica y devolverle la caja por sus imprecisas indicaciones, pero en lugar de eso, actuó de otra manera pues fue su cuerpo quien actuó antes que su cabeza.
Comenzó a andar, recorriendo los pasillos como si supiese a donde se dirigía cuando en realidad no era así, ¿o sí? Un recorrido conocido pero que nunca había hecho, así es como acabó delante de la puerta de un aula bastante más amplia que la de su club. El letrero del club, puesto en la parte alta de la puerta era llamativo, tanto que incluso te podía parecer dañino a los ojos e incluso algo feo. No le hacía falta investigar profundamente para saber quién era su creador.
Sujetando la caja con una mano, usó la otra para abrir la puerta y echar un pequeño vistazo dentro. Mentiría si dijera que no sufrió un pinchazo doloroso en la cabeza en el momento en el que el interior del club se expandió ante sus ojos. Aunque no conociese nada, comprendía perfectamente que esta no era la primera vez que estaba aquí. Y si le quedase alguna duda, se extinguió completamente cuando vio a Uzui despilfarrando colores frente a un lienzo del que ya no quedaba ni un hueco blanco. La nostalgia que experimentaba al verle así no podía ser falsa.
Entró en silencio, observando cada detalle del club. La multitud de lienzos acumulados contra las paredes y los cuadros colgados de las paredes, de los cuales no le hacía falta buscar la firma del artista para averiguar que miembro del club los había pintado. Al menos los de Uzui, pues eran bastante evidentes que eran suyos por el uso abusivo de colores chillones.
Inhaló profundo, el olor a pintura le dibujó una pequeña sonrisa nostálgica y continuó desplazándose por el club, acercándose a uno de lienzos tapados que estaban apoyados contra la pared. No sabe por qué, pero de entre todos los que había ahí acumulados, se tuvo que quedar mirando el que estaba más pegado a la pared.
- ¿Piensas saludar? - Uzui se dio la vuelta, llevaba un delantal manchado completamente de pintura - ¿O vas sigiloso para hacerme algo pervertido?
- No quería molestarte - se alejó de los lienzos y caminó hacia el mayor - Se te veía concentrado - señaló con la cabeza la explosión de colores en el lienzo - ¿Qué es?
- Es... pues no lo sé. Quería experimentar.
- Parece el vómito de un oso amoroso.
- Gracias por la crítica constructiva. ¿Qué llevas ahí?
- Más material de vómito de oso amoroso - dejó la caja en un taburete al lado del mayor - Hinatsuru me la dio.
- ¿Y le has hecho el favor de traerla? Que amable, aunque debes estar ocupado, ¿no? - le preguntó mientras se deshacía del delantal y se limpiaba la cara con un pañuelo - Me he enterado de que tu club está ayudando al de teatro o que al menos Tomioka va a ser el protagonista de la obra.
- Sí... te has enterado bien.
- Y si me he enterado bien, ¿qué haces aquí en lugar de estar con ellos?
- No me gustaba la idea - se encogió de hombros - Creo que ahí no pinto nada.
- Entonces debes sentirte algo solito.
- No te creas. Casi prefiero sentirme solo a tener que formar parte de eso.
- Guau. Te debe caer fatal el club de teatro.
- No es eso.
- ¿Entonces?
- Simplemente... - Zenitsu agachó la mirada y jugueteó con sus dedos. No podía decirle el verdadero motivo por el que se había apartado, a pesar de que Uzui sospechaba que había un motivo más serio que el de no querer participar voluntariamente - Actúo muy mal y me pondría muy nervioso. No quiero fastidiarlo. ¿Y tú? ¿No te apuntas? Te gusta tanto ser el centro de atención...
- Pues precisamente por eso. Si Tomioka es un protagonista y salgo yo como extra, inevitablemente le robaré la atención del público.
- Que ego tienes - negó con una sonrisa divertida - Aunque creo que es cierto.
- Oye y si no te has apuntado a eso... ¿qué te parece si te ofrezco una alternativa para matar el tiempo estas tardes solitarias tuyas?
- ¿Qué alternativa?
- Es una actividad de mi club, ¿te interesa?
- No soy de tu club - se sintió raro al decir aquello y casi pensó que de alguna manera podría haber dañado a Uzui, pero de ser así, el mayor no lo demostró para nada.
- No hace falta que lo seas. Es solo pintar un cuadro. Escucha, todos los meses hacemos un cuadro con una temática distinta, el mejor del club lo dejamos expuesto un mes entero.
- Suma no querrá exponer un cuadro mío... no le caigo bien por ser del club del que soy.
- Ay, Zenitsu, ¿quieres dejar de maquinar excusas en esa cabecita de color llamativo? - Uzui rodó los ojos, aplastando despreocupadamente la cabeza de Zenitsu y despeinándole en el proceso, aunque al rubio no pareció importarle mucho. Ni siquiera a riesgo de que viese las raíces negras emergiendo de sus cabellos o algún mechón ya de ese color - Es solo pintar. ¿No te apetece la idea?
- No es eso... después de todo, parece una buena manera de distraerse.
- Pues sí, ¿o tienes algo mejor qué hacer?
- No.
- ¿Entonces? - le tendió un pincel, pero Zenitsu negó con la cabeza.
- Si voy a hacerlo, necesito hacer bocetos primero.
- Que perfeccionista.
- Pues sí. Dime el tema.
- ¿Si te digo el amor me dibujarías a mí?
- Si ese fuese el tema, preferiría no pintar nada.
- ¿Ni siquiera a...? - ambos cruzaron miradas, comprendiendo Uzui a través de aquellos ojos ámbar que era mejor no continuar por ahí - Vale, perdón. El tema real es la libertad. ¿Puedes con eso?
- Sí, creo que sí.
- Vale, puedes ponerte con el boceto, cuando lo tengas claro, ven de nuevo al club, te proporcionaré el lienzo y los materiales.
- Vale - volvió a mirar la espantosa mezcla de colores de Uzui - ¿Ese es el tuyo con esa temática?
- Es un boceto, bobo. Yo también soy perfeccionista - le guiñó el ojo con una sonrisa de lado a lo que Zenitsu negó con la cabeza y con una pequeña sonrisa en los labios.
- Esta noche me pondré con el boceto.
- ¿Tan impaciente estás? ¿Seguro que no quieres pintar ya?
- No... quiero que quede bien.
- De acuerdo, como veas.
- Nos vemos.
- Sí, hasta mañana.
La despedida fue simple y corta, respetando la línea invisible trazada por alguien más entre ellos. Uzui regresó a su lienzo y Zenitsu se dirigió a la salida, parándose en ella durante un momento para observar a Uzui continuar su estrafalaria obra de arte. Sintió un pinchazo primero en la cabeza, causado por sus recuerdos encerrados. El segundo pinchazo fue en el pecho, causado por sus sentimientos reprimidos.
Aun así, se marchó con la idea de hacer el boceto y el cuadro. Tenía curiosidad sobre lo que podría salir de allí.
Honestamente, no sabía que esperaba. Solo había pasado un día, solo habían leído el guion y solo se habían atrevido a comenzar alguna pequeña escena, pero solo con eso había sido suficiente para que Giyuu supiera que todo esto no es que le viniera grande, le venía grandísimo. Imaginarse que tendría que actuar delante de público le abrumaba (aunque esperaba ingenuamente que viniera poca gente) y compararse con los demás también.
Se notaba que Koinatsu y Nezuko eran parte del club de teatro, lo demostraban sabiendo actuar. Los que no eran parte del club de teatro tampoco lo hacían mal, a ellos les bastaba con no ser seres robóticos y con sentimientos recelosos hacia la sociedad como él. Y Daki, su coprotagonista... ya sospechaba que no iba a ser indulgente y amable con él. La chica actuaba bien y aprovechaba esa posición en el pedestal para mirarle con condescendencia.
Había tensión entre ellos y se lo esperaba pues después de su cita triple accidental con Hinatsuru y las chicas, Daki no se quedó nada contenta con él. Pero a él le bastaba con que no le empujase por las escaleras o usase su demonio para asesinarle.
Sí, ya veis, Giyuu tiene problemas de adolescente normal (dependiendo de cómo consideréis el vigilar tu espalda para que tu compañera de escuela poseída por un demonio no te asesine).
No habían hecho mucho, pero estaba cansado y es que, aunque no lo pareciese, interactuar con personas cansaba.
Llegó a su casa cuando estaba anocheciendo y nada más cruzar el umbral de la puerta, Tsutako llegó corriendo a recibirle con su lazo nuevo destacando sobre su cabeza y una enorme sonrisa de oreja a oreja.
- ¡Giyuuuuu! ¿Qué tal fue? ¿Te fue bien? ¿Te divertiste? ¡Cuéntame, cuéntame!
- Pues...
- ¿Qué haremos, qué haremos? - se preguntó a sí misma demasiado emocionada - Cuando seas un actor super famoso, ¡se nos llenará la puerta de fans y el buzón de sus cartas! ¡AH! ¡Espera, Giyuu! Cuando te vuelvas super famoso y miles de millones de mujeres se enamoren de ti... ¡¡Tienes que dejarlas claro que tu corazón ya tiene dueño!! ¡No te dejaré dormir nunca más en casa si me entero de que te vuelves un mujeriego!
Oír las esperanzas infantiles e ingenuas de Tsutako solo le hicieron sentirse más decepcionado consigo mismo.
- Fue... normal.
- ¿Normal? - se quedó viendo a su hermano mientras se dirigía a las escaleras - ¿Puedo ir a verte ensayar un día? Me hace mucha ilusión. ¡Y así te puedo apoyar! Prepararé un delicioso bento y...
- No vengas, no hace falta.
- ¿Eh? Pero...
Giyuu no se detuvo a escuchar a su hermana, terminó de subir las escaleras y se encerró en su habitación, dejando su mochila sobre el escritorio y lanzándose él sobre el colchón, haciendo rebotar en el proceso el peluche de oso verde con una curiosa cicatriz en la frente que ganó en la máquina de gancho. Se hizo con él y lo levantó para quedarse viéndolo un rato.
En situaciones así, lo único que quiere hacer es escuchar la voz de Tanjiro.
Y como lo que quiere hacer es escuchar la voz de Tanjiro, lo que hizo fue sacar su móvil, buscar sus contactos, pasar de alto el de Tanjiro y llamar a Genya.
No le juzguen, es Giyuu.
Tardó un rato, pero finalmente Genya descolgó al otro lado.
- ¿Sí?
- Quiero hablar con Tanjiro - confesó mientras abrazaba al oso.
- ¡PUES LLÁMALE A ÉL! ¡¿Me estás tomando el pelo?!
- Genya... - suspiró decepcionado - Parece mentira que no sepas lo inadecuado que es llamar después del anochecer a una persona en la que tienes un interés amoroso. Se sentiría sucio de alguna manera.
- ¡Ni que te estuvieses colando en su cama! ¡Maldición, tú en serio...! - Genya respiró hondo un par de veces. Menudo amigo íntimo se había hecho - Escucha, aunque tú lo veas inadecuado, Tanjiro es muy inocente en esas cosas y él no sabe que estás enamorado de él. Lo verá como una llamada de un amigo, como lo que estás haciendo ahora mismo conmigo.
- Pero, ¿qué haré si me contesta con algo como "acabo de salir de la ducha"? Eso inevitablemente conducirá a pensamientos sucios.
- ¡No tiene por qué salir el tema de que ha salido de la ducha! ¡Y ni siquiera sabes si se está duchando a estas horas!
- Es verdad... parece peor. ¿Qué haré si me contesta en la bañera? En una videollamada en la que solo puedo ver el vapor de la habitación y de su cuello para arriba con su piel y sus cabellos húmedos, pero que en un momento dado, la cámara tiene un giro accidental e inesperado y veo mucho más allá de lo moralmente permitido.
- ¡¿En qué anime ecchi te crees que estás?!
- En uno bastante bueno si pasa eso que describo.
- Llámale y ya.
- Pero, ¿qué pasará si por accidente mantenemos sexo telefónico?
- ¡¿CÓMO VAS A TENER ESO POR ACCIDENTE?!
- No lo sé, nunca lo he hecho.
- ¡Llámale!
- Suena inadecuado.
- ¡Que le llames!
- Creo que optaré por continuar nuestra conversación.
- ¡AAAAAAH!
- ¿Genya? - despegó el teléfono de su oreja para ver que la llamada había finalizado - Se habrá cortado.
Abandonó el teléfono a un lado de la cama hasta que este sonó, al comprobar la pantalla se trataba de Tanjiro. Se tensó estando todavía sobre la cama, pero aun así contestó.
- ¿Sí?
- Buenas noches, senpai.
- Buenas noches.
- Genya me ha llamado, me ha dicho que te llame. ¿Todo bien?
- Más o menos... ¿puedes contestarme algo antes?
- ¿Sí?
- ¿Estás en la bañera?
- Eh... no.
- ¿Y recién salido de la ducha?
- No... ¿por?
Giyuu hizo una mueca, sus sueños y esperanzas destruidos.
- No, por nada.
- No sé si es tan importante que esté o no en la bañera, pero... ¿ha pasado algo? ¿Estás bien?
- Sí, es solo que... creo que puedo haberme precipitado aceptando el papel en la obra.
- ¿Por qué dices eso?
- Pues porque no sé actuar y pensar en el público que habrá hace que me entren ganas de vomitar. Tsutako tiene altas expectativas y creo que no voy a cumplir ni la mitad.
- Ya veo... - Tanjiro dejó transcurrir un silencio entre ambos, haciendo temer a Giyuu estar decepcionándole por echarse atrás con un trabajo ya aceptado.
- ¿Estás decepcionado?
- ¿Mm?
- Porque estoy pensando en rechazar algo que ya acepté. ¿Te desilusiona verme actuar así?
- Pues... la verdad es que no. Actuar o no es una decisión que solo depende de ti, senpai. Has avanzado mucho con cosas que son difíciles para ti. Por supuesto que quiero que superes todas, pero si una es demasiado complicada para ti, tampoco quiero forzarte. No quiero ser quien marque tu ritmo y tus tiempos. Aunque...
- ¿Aunque?
- También creo... que no existe obstáculo ni miedo lo suficientemente grande para Tomioka Giyuu. Creo que eres capaz de enfrentar y superar todos, pero si tú de verdad crees que no...
- ¿De verdad piensas así?
- Sí - asintió con una voz tan tranquila que relajó todas las inseguridades de Giyuu - Creo que, si senpai se esfuerza con todo lo que tiene, no existe cosa en el mundo que no pueda lograr.
- ¿Será así de verdad? - despegó el peluche de su pecho para quedarse viéndolo - ¿Puedo obtener todo lo que quiero si me esfuerzo? ¿Todo?
- Claro, de hecho, seguro que hay cosas que ya has conseguido aunque no te hayas dado cuenta. Oye, senpai.
- ¿Qué? - devolvió el peluche a su pecho.
- Yo también... yo también voy a ser tu aliado siempre - mencionó haciendo alusión a lo que Giyuu le dijo después de la discusión en el arcade por Gyutaro - Independientemente de cómo salga la obra o de la decisión que tomes, yo me quedaré a tu lado.
- ¿En serio?
- Sí, no puedo abandonar a mi "sentido común". Es lo que tú eres, ¿no?
- Sí. Yo tampoco podría abandonar a mi "corazón". Es lo que tú eres, ¿no?
- Suena algo raro... - opinó con clara vergüenza en su voz - Pero sí, supongo que es lo que somos.
- De ser así... entonces creo que merece la pena intentarlo. Si te vas a quedar a mi lado pase lo que pase, entonces no debe importarme hacerlo mal. Aunque tengo que hacerlo bien, ¿no? Por mi "corazón".
Tanjiro no aportó ninguna respuesta tras eso, lo cual extrañó a Giyuu.
- ¿Tanjiro?
- ¿Eh? S-sí, estoy aquí, pe-perdón... es que... na-nada, olvídalo. Me alegra que quieras seguir adelante con la obra. Yo te apoyaré y seguro que Tsutako-san también, independientemente de lo bien o mal que lo hagas. Ella estará feliz solo con verte en el escenario.
- Sí... ella es así.
Y él había sido muy frío con ella antes cuando llegó a casa. Todavía tenía detalles en su personalidad que quería corregir pero que al final no conseguía controlar y ser más abierto con su hermana era uno de ellos.
- Oye, ¿te importa que cambie de tema? Hay algo que quiero preguntarte.
- ¿Qué es?
- Es sobre lo que te pregunté en la azotea. ¿Te acuerdas?
- S-sí...
- Discúlpame, pero mi entendimiento social para estas cosas es limitado y aunque te molestaste por mi pregunta, no me quedó claro si estabas diciendo que no, así que lo pregunto de nuevo. Si en el 2030 seguimos estando solteros... ¿te casarías conmigo?
Tanjiro suspiró profundo, no contestando inmediatamente, lo cual Giyuu no supo interpretar como una buena o mala señal.
- La verdad... es que no creo que senpai llegue soltero al 2030.
- ¿Viste el futuro?
- No, pero... es algo que supongo.
- No quiero suposiciones, solo una afirmación o una negación.
- Entonces... ¿qué tal un "déjame pensarlo"?
- Que remedio. De acuerdo.
- Vale, gracias. Senpai, lo siento, pero tengo que colgar. Si quieres, puedes llamarme otro día.
- De acuerdo, ¿cuándo es tu hora de baño?
- Senpai... en serio no entiendo por qué te interesa eso.
- Para saber cuándo no llamar.
- No me parece que sea por eso...
- Entonces parece que me conoces bien.
- ¿Te molesta?
- No, al contrario.
Ambos compartieron un agradable silencio entre ellos, sin compartir palabras, solo imaginando que el otro estaba justo a su lado. Podrían haber seguido así un rato más largo, pero Tanjiro prefirió cortar ya.
- Voy a colgar ya, senpai.
- De acuerdo.
- Buenas noches, mi "sentido común".
- Buenas noches, corazón.
Giyuu se despegó el móvil de la oreja y vio que Tanjiro había colgado. Eso fue algo decepcionante, había sido vergonzoso llamarle corazón, un apelativo cariñoso, aprovechando que así se referían entre ellos. Él su sentido común y Tanjiro su corazón. Y fíjate, no había obtenido reacción alguna.
O eso pensaba.
En otra casa de la ciudad, en la casa Kamado para ser más exactos, Tanjiro se encontraba tumbado de lado en su cama, abrazando con fuerza un peluche de oso azul con cara de indiferencia similar a la de Giyuu y con el móvil tirado a un lado suyo.
Aparentemente sereno, no tardó en despegar la cara de la cabeza del oso para dejar a la vista su rostro completamente rojo. ¿Qué había sido eso? ¿Le había llamado corazón? Pero porque así se llamaban entre ellos, ¿no? ¡¿NO?!
- ¡Aaaaaaaaaaaah! - chilló abrazando de nuevo al oso y usándolo para amortiguar el sonido - ¡¿Q-qué ha sido todo eso?!
Cuando Genya le llamó de repente exigiéndole que llamase a Giyuu, no sabía que pensar. No lo entendía y le parecía algo descarado llamarle cuando estaba anocheciendo. ¿Y si Tsutako los escuchaba hablar y se pensaba que iban a hacer algo inadecuado por teléfono? No, antes que eso. ¡¿Por qué pensaba él que llamar a Giyuu podía malinterpretarse como algo sucio?! Pero es que en muchas películas siempre había una escena inadecuada de una pareja en el teléfono a altas horas de la noche. ¡Pero ellos no son pareja! Son dos amigos hablando de sus problemas después de clase, dos amigos normales, solo que uno de ellos le acaba de pedir matrimonio al otro por segunda vez.
- ¡¿Los amigos hacen eso?! - se cuestionó en voz alta.
No, no lo hacían, al menos ninguno suyo lo había hecho hasta ahora.
Chilló de nuevo, aplastando su rostro contra el oso y pataleando varias veces, deshaciendo así las sábanas. Después de desahogarse, consiguió tranquilizarse y se levantó para quedar sentado en el colchón, todavía con el osito entre sus brazos y sentado sobre su regazo.
Era obvio que Giyuu no había hecho nada de eso con segundas intenciones, es solo que su torpeza social le puede y hace cosas malinterpretables y él, influido por el color rojo lujurioso adherido en su pelo y en sus ojos pues acaba pensando siempre mal de sus palabras o sus acciones.
Dejó el osito a un lado y se acercó a su mesilla de noche donde había dejado el labial que le había dado Koyuki. Por primera vez lo destapó y le avergonzó descubrir que el tono rojo que tenía era muchísimo más intenso que el de su pelo o sus ojos, con lo que tenía un matiz más pecaminoso.
Rápidamente lo tapó de nuevo y lo devolvió a la mesilla, recogiendo al osito y metiéndose con él debajo de las sábanas cubriendo todo su cuerpo con ellas.
Si de verdad estaba contaminado por la lujuria solo por sus rasgos físicos, entonces quería que esto afectase lo menos posible a Giyuu.
Dando pinceladas sin prisa y sin motivación, Genya se encontraba junto a Iguro pintando en el auditorio uno de los decorados mientras el centro del escenario era tomado por Daki para ensayar, robándose la atención de casi todos.
- Es mejor de lo que se podría pensar - opinó Iguro - Si solo diese menos problemas, fuese menos conflictiva y acudiese a todas sus clases... ¿cómo se porta en vuestro club?
- ¿Eh? Pues... - Genya miró hacia otro lado. ¿Cómo decirle finamente que la chica estaba poseída por un demonio? - Es... diferente o algo así.
- ¿Y eso qué significa?
- No lo sé.
- Da igual. Oye... cambiando de tema... - ahora era Iguro quien se incomodaba, ¿cómo le preguntaba si estaba manteniendo una relación impura con Giyuu? - Q-que bien te llevas con Tomioka, ¿no?
- Sí.
- Es raro eso, ¿no? Él no es abierto. ¿Cómo es?
- ¿Eh? Pues... - Genya miró de nuevo hacia otro lado. ¿Cómo decirle finamente que el chico estaba medio bobo por estar enamorado de un friki de los demonios? - Es... diferente o algo así.
- ¿No estás repitiendo esta contestación?
Iguro le miró de manera extraña, pero no le dio tiempo a continuar interrogándole porque una sombra les tapó la luz. Al levantar la mirada ambos, descubrieron que el ladrón de su luz era el mismísimo Giyuu.
- Hola - saludó de manera general a ambos - Genya, necesito hablar contigo.
- ¿Ahora? Estoy ocupado.
- Es importante.
- Bueno, si esperas un poco...
- Es un tema íntimo, personal, romántico y puede que sexual. Necesito que hablemos.
Tanto Genya como Iguro se congelaron con los pinceles en la mano. Mirándose ambos chicos entre ellos. Genya sabiendo lo mal que sonaba lo que Giyuu acababa de decir e Iguro temiendo que las sospechas de Sanemi terminasen siendo ciertas.
- Eeeeeeh... ¡ahora vuelvo! - Genya soltó el pincel y se llevó a rastras a Giyuu hacia detrás del escenario. Una vez allí, le miró mal y le quiso regañar, pero a ver como regañas a alguien como Giyuu con esa cara de pez muerto que no parece ver que las palabras que ha usado no eran las más correctas - Haz el favor de pensar antes de hablar, ¿y qué es de lo que quieres hablar?
- Verás, ayer, mantuve una conversación telefónica con Tanjiro incitado por ti.
- Sí, de nada.
- Pero pasaron cosas raras.
- Me gustaría saber qué es raro para ti.
- Lo primero desconcertante que pasó fue que no estaba en la bañera, ni saliendo de ella. ¿No es acaso semejante escenario subido de tono un evento obligatorio en la vida de todo adolescente?
- Creo que mejor me voy - metió las manos en los bolsillos del pantalón del uniforme y caminó para irse, pero Giyuu continuó hablando.
- Además, usé un apelativo cariñoso para llamarle y parece que no obtuve reacción.
- ¿Ape...? - frenó de golpe y le miró curioso - ¿Cómo le llamaste?
- Corazón.
- ¡¡¿EEEEH?!! ¡E-eres un descarado! ¡¿Cómo hiciste eso?!
- ¿No hice bien? Yo considero que sí.
- Pero... llamarle así por teléfono...
- ¿No estuve bien? Vaya, entonces pedirle matrimonio tal vez también pudo estar un poco fuera de lugar.
- ¡¿EEEEEEEEH?! - chilló de nuevo con más fuerza que antes. De verdad que Tomioka Giyuu le estaba volviendo loco. En el peor de los sentidos - ¡¿Pero cómo...?! ¿Cómo te atreves a hacer eso por teléfono?
- Bueno, la primera vez se lo pregunté en persona y tampoco obtuve una respuesta. Al menos esta vez ha dicho que se lo pensará.
- ¡¿ES LA SEGUNDA VEZ?! ¡¿CÓMO ERES TAN DESCARADO?!
- ¿Estuvo mal?
- ¡Fue claramente precipitado!
- ¿Crees que por eso no reaccionó a mi acto descarado de llamarle corazón?
- Bueno... eso de que no reaccionase... ¿cómo lo sabes? No estabais cara a cara.
- Pero me habría dicho algo en el momento, ¿no? Ni siquiera se enfadó. ¿No le afectó de ninguna manera?
- No sé, es raro que no te afecte eso... - Genya miró un rato al suelo para después levantar la vista algo preocupado hacia Giyuu - Oye... pedir matrimonio a un chico que está enamorado de otro es algo bastante arriesgado. ¿Estás bien con eso?
- No existe persona en el mundo que pueda amar más que a Tanjiro. Si mi relación amorosa con él no puede ser, entonces prefiero renegar de cualquier relación amorosa.
- ¿Hace falta llevarlo a ese extremo? - Genya apartó la mirada, señal suficiente para Giyuu de que sus palabras parecían cruzar barreras hacia su problema.
- Que esa sea mi decisión tras un rechazo, no quiere decir que sea la que tome todo el mundo. Los Tokito tampoco.
- Da igual.
- Oye, Genya, en esta relación masculina de amistad juvenil no tengo que ser yo el único que hable de sus problemas, tú también me los puedes contar.
- Pero si mis problemas no son tan sencillos como los tuyos. Te recuerdo que el tuyo ayer era llamar a Tanjiro por teléfono.
- Ya te dije que parecía inadecuado llamarle tan tarde y temía comenzar una relación sexual telefónica sin querer.
- ¿Tú acaso sabes en que consiste eso último...?
- Todavía debo investigarlo, pero ahora que sale el tema sexual a relucir, parece que los amigos íntimos como nosotros suelen mantener conversaciones sobre sus profundos e intensos deseos sexuales por sus intereses amorosos. Pues resulta que ahora, cuando veo a Tanjiro con el uniforme de gimnasia, solo puedo pensar en las ganas que tengo de...
- ¡NO QUIERO TENER ESTA CONVERSACIÓN!
- Oye - la voz repentina de una fémina pilló por sorpresa a Genya asustándolo, mientras que Giyuu miró tranquilo a la chica que resultaba ser Daki y que para sorpresa de nadie, les miraba con superioridad - ¿Qué haces detrás de escena si eres el protagonista? Te recuerdo que tienes que ensayar conmigo y muchísimo mejor que ayer si puede ser.
- Es una manera algo curiosa y grosera esa que tienes de pedirme ensayar.
- Ven.
No dijo más, Daki se dio la vuelta y regresó al escenario tras dedicarle esa mirada severa como si le estuviese retando. Y a Giyuu, que poco le interesa la opinión de los demás (salvo la de Tanjiro), la siguió tranquilo, ignorando el hecho de que había sido tan borde con él.
Ambos se plantaron en el centro del escenario, con Daki dándole la espalda tal y como estipulaba el guion.
- Hagamos la escena en la que Warabihime y Tsurugi se encuentran por segunda vez, después de que el cliente intentase agredirla. ¿Eres capaz de eso?
- Memorizar los diálogos no fue ningún inconveniente para mí.
- Memorizarlos no es el problema - la chica le dedicó una última mirada de reojo de autosuficiencia - ¡Comencemos!
- Sí.
Como Daki era la que había tomado las riendas, Giyuu esperó a que ella diese comienzo a la escena. La vio inspirar y espirar un par de veces por el movimiento de sus hombros, supuso que para, coloquialmente hablando, meterse en el papel.
- ¿Qué haces aquí? - con una voz alta y clara comenzó la escena. En ella, Tsurugi entraba en la habitación de Warabihime tras escuchar los lamentos de un cliente al que el demonio se había encargado de atacar después de que este se intentase sobrepasar con ella - No recuerdo que nadie haya llamado tu nombre.
- No, pero ante gritos de dolor, todos los hombres deben entenderse convocados - aunque no fue muy efusivo en su frase, se dio una palmadita en el hombro imaginaria. No era necesaria tanta efusividad en esa frase así que no la consideró necesaria - Ahora contesta, ¿qué estás haciendo? No - bajó la mirada al espacio vacío en el suelo a los pies de Daki, donde estaría situado el hombre al que atacaría y luego la alzó para observar la espalda de la chica - ¿Qué eres? No creo que una simple cortesana, por muy oiran que sea, haya podido hacer eso a un hombre que le gana en tamaño.
- Como cabría de esperar de un antiguo soldado del emperador. Te habrán desechado, pero te han adiestrado bien. Entonces... respecto a tu pregunta. ¿Qué soy? - Daki se dio la vuelta. Sus enormes ojos de color lima, similares a los de una serpiente hambrienta, monopolizaron toda su atención. Sus finas y largas cejas relajaron su expresión denotando satisfacción y sus labios se arquearon en una sonrisa, transformando su hermoso rostro en uno aterrador - Estás en Yoshiwara. ¿Esperabas algo que no fuese un demonio?
Aun sabiendo que era una actuación y que estaba en el guion, sus palabras se transmitieron con tanta seguridad que Giyuu comenzó a dudar de si la chica estaba dentro o fuera del guion. La verdad es que le dejó en blanco, temiendo que en cualquier momento su equilibrio se rompiese y enloqueciese ahí mismo.
Nadie sabía ni de lo que era capaz ni de lo que quería Daki.
Y ahora mismo, con tanta gente de la obra mirándolos fascinados por la actuación de Daki (entre ellos Koinatsu y Nezuko), parecía el momento menos indicado para perder los papeles.
La expresión actuada de Daki se deshizo ante el silencio de Giyuu, frunció el ceño y lo miró enfadada pensando que se le habían olvidado las líneas.
- ¡Oye! ¿Por qué no continuas? ¿No te has estudiado los diálogos?
- No seas dura, Daki - Koinatsu se acercó a ellos para mediar - Es normal quedarse en blanco algunas veces. No te preocupes, Tomioka, nos pasa a todos.
- Eh... sí, lo siento.
- Descuida. ¿Qué os parece si empezáis de nue...?
La puerta del auditorio abriéndose desconcentró a Koinatsu que se giró para ver de quien se trataba. La persona que se unía tarde, extrañamente, se trataba de Kanao, que había intentado ser lo más sigilosa posible para ni molestar ni llamar la atención, aunque al menos lo segundo si lo había hecho.
- Lo siento, llego tarde.
- No, no, no te preocupes. Estás excusada. ¿Qué tal se encuentra Kanae?
- Mejor, gracias por preguntar - aferrándose con fuerza al asa de su bolso, subió al escenario intentando mirar lo menos posible a Daki - No quería interrumpir, podéis continuar.
- Sí, eso haremos, pero... ¿qué te parece si das otro repaso al guion antes de intentarlo de nuevo, Tomioka? - las palabras de Koinatsu salían suaves y comprensivas y Giyuu lo agradecía internamente. Si Koinatsu hubiese resultado ser super exigente no sabía si podría haber mantenido el estrés bajo control.
- Sí, le daré otra vuelta - Giyuu miró de reojo a Daki, quien le dedicaba una mirada aburrida con los brazos cruzados y después se marchó detrás de Kanao que ya estaba reunida junto a Inosuke, Genya y los Tokito.
- Si fuiste a ver a Kanae, no hacía falta que vinieses, ¿sabes? - le comentó Yuichiro - Somos extras, así que en realidad no somos imprescindibles.
- ¡Oye, oye! Si fuiste a ver a Kanan, ¿trajiste más dulces? - Inosuke se sobó el estómago ansioso.
- La verdad... es que no fui a ver a Kanae.
- ¿Dónde estabas entonces? - le preguntó Giyuu, observando detenidamente como Kanao volvía a apretar con fuerza el asa de su bolso.
- Yo... he estado buscando a... Gyutaro.
- ¿Gyutaro? - repitió Yuichiro confuso, aunque su boca fue tapada rápidamente por Genya que se había percatado de como Daki les miraba de reojo todavía desde el centro del escenario.
- Ven - Giyuu tomó la iniciativa y guio a la chica y al resto del club detrás del escenario, donde ya Daki tenía más complicado poner la oreja en su conversación - ¿Por qué has hecho eso?
- ¿Y qué se supone que debía hacer? Necesitaba una explicación, que me dijese de frente por qué le ha hecho eso a una persona que no tiene nada que ver con todos nuestros problemas. Kanae es ajena a todo esto, ella ni siquiera está relacionada con los demonios, entonces... yo solo... - la voz de Kanao comenzó a fallar, esto, sumado al hecho de que parecía incapaz de levantar en alto la cabeza eran indicadores suficientes de que los hechos recientes la habían superado - Si lo ha hecho porque está enfadado con nosotros... entonces la hoz debería haberla clavado en mi estóma...
- ¿Qué dices? - la interrumpió Inosuke mirándola raro - ¿Por qué vas a querer que te claven una hoz en el estómago? ¡Necesitas el estómago para comer! - palmeó con fuerza la espalda de la chica, provocando que por fin alzase bien la mirada - Y si no comes te pierdes muchos platos ricos. Si no comes y mueres te hambre, la Kanan seguro que te regañaría.
- Sí... tienes razón, seguro que lo haría.
Giyuu observó ahora como Kanao aflojaba por fin el agarre de su bolso. Las interacciones sociales de ciertas personas y sus resultados seguían siendo tan sorprendentes que lo mismo habría que dedicarles un estudio intenso.
- Oye - Muichiro se acercó a la chica - Si fuiste a hablar con Gyutaro, eso quiere decir que piensas como Zenitsu, ¿no? Piensas que ha sido él.
- Bueno... es demasiada casualidad que esto pasase justo después de que discutiéramos en el arcade. Además, aunque he dicho que he ido a buscarle, en realidad no le he encontrado. Desaparecer de la escuela después de que pasase esto también es bastante sospechoso - Kanao giró su cuerpo para quedarse mirando directamente a Giyuu - Sé que piensas y analizas con cuidado las situaciones, mucho mejor de lo que yo soy capaz, por eso... quiero saber tu opinión por favor. ¿Piensas que es Gyutaro quién está detrás de todas estas agresiones?
Y no fue solo Kanao, el resto también se giró para mirar a Giyuu. Era natural. Era el vicepresidente y su opinión, al contrario que la de Tanjiro y Zenitsu, no estaba clara para los demás. Culpar o no culpar a Gyutaro. Pensar como Tanjiro o como Zenitsu, parece que no existía nada más allá de esas dos opciones.
- No emitiré un juicio sin pruebas. Estás, no, estáis en vuestro derecho de pensar que ha sido Gyutaro, pero os pediré que no sentencies a nadie a la hoguera si no contáis con pruebas sólidas. Ahora, si me disculpáis, tengo un guion que repasar.
Giyuu se alejó del grupo, buscando su guion entre sus pertenencias y repasándolo apoyado contra una pared. Sabía que su contestación no dejaría satisfecha a Kanao, a nadie en realidad. El ser humano necesitaba una respuesta inmediata de sí o no, una respuesta vaga y nada concreta como la suya, aunque era prudente, no era popular.
Pero esperaba que este hecho pudiese cambiar dentro de poco.
Incapaz de concentrarse ahora mismo, cerró el guion de golpe y sin soltarlo se asomó al escenario donde Daki seguía en el centro ensayando una escena distinta. No perdió de vista ninguno de sus movimientos actuados. Aun a pesar de su inexistente conocimiento sobre teatro, podría admitir que la chica era buena en esto y que se movía como pez en el agua, pero era irónico que un demonio real hiciese el papel de uno ficticio.
En un momento dado, Daki giró la cabeza como parte de la actuación y sus ojos se encontraron. Giyuu no apartó la mirada y Daki tampoco. La mirada afilada de la chica le atravesó como si fuese un cuchillo y la sangre recorriendo su cuerpo se enfrió. Era una simple chica de preparatoria un año menor que él y aun así era capaz de transmitirle sentimientos tan aterradores.
Razón de más para andarse con cuidado con ella.
Y ahora que Gyutaro les había dado la espalda, estaban solos para tratar con Daki.
Descifrar sus secretos, el origen de su posesión y sus intenciones futuras parecía más difícil ahora que nunca.
Giyuu rompió la conexión entre sus ojos y se alejó en silencio. Daki hizo lo mismo manteniendo la cabeza en alto.
Solo en su club, Tanjiro mantenía sujeto su teléfono mientras miraba embobado la pantalla en negro, debatiéndose todavía sobre como hablar con Zenitsu. La verdad es que esperaba haber podido hacerlo en persona. El rubio se desapuntó de la obra, con lo que esperaba verle por el club en la tarde, pero ahí estaba solo él, supuso que con la ausencia de los demás, Zenitsu se habría ido directamente a casa.
Suspiró decaído y abrió su mochila sobre la mesa con la intención de guardar su teléfono, pero al final no lo hizo al ver allí dentro la barra de labios que le dio Koyuki. Otra de sus tareas pendientes. Se supone que su intención era devolvérselo, pero como con Zenitsu, al final no había hecho nada.
Dejó su móvil sobre la mesa y sacó el pintalabios, mirándolo desde los pocos ángulos desde los que lo podía observar. Lo destapó como la otra vez y enrojeció de nuevo al ver el potente color rojo de la barra. Era un color definitivamente atrevido, seguro que considerado seductor por muchos, definitivamente... lujurioso. ¿Cómo se le ocurría a Koyuki que eso le quedaría bien a él?
Era inadecuado y seguro que si se pintaba los labios se vería ridículo. No era una chica, era imposible que eso le quedase bien. Aunque a Yuichiro la verdad es que si le había sentado bien... bueno, pero su apariencia era bastante más andrógina que la suya.
- Se lo tengo que devolver - y eso dijo, pero continuaba mirando fijamente el pintalabios - La próxima vez... sí, se lo devolveré - todavía lo sujetaba destapado entre sus manos - Nada más ver a Koyuki... se lo daré inmediatamente.
Y por mucho que insistiese en voz alta, en realidad no lo guardaba. Su mirada seguía fija en el producto sin estrenar mientras internamente se cuestionaba si lo que pensaba hacer estaba bien o no. Comprobó mirando a su alrededor que estaba solo (aunque eso lo sabía desde que llegó) y acercó algo tembloroso la punta del pintalabios a su labio inferior. La barra de labios chocó contra su labio y Tanjiro hizo presión, dejándose una primera mancha que intentó continuar de no ser porque la puerta del club se abrió sin él esperárselo.
Manteniendo todavía el pintalabios contra su boca, giró su rostro para encontrarse con Giyuu que le miraba tan tranquilo como si en realidad no lo acabase de descubrir haciendo algo vergonzoso. Su cuerpo entero se tensó y aunque por un momento valoró la opción de desmayarse por la vergüenza, decidió optar por una alternativa menos popular pero que por la personalidad de Giyuu, podría funcionar.
Hacer como que no había pasado nada.
- Se... ¡Se-senpai, hola! - alejó la barra de sus labios, la cerró y la metió entre sus muslos, intentando actuar lo más normal, aunque ya tuviese una visible mancha roja sobre su labio inferior - ¿To-todo bien? ¿Qué tal los ensayos? ¿Ne-necesitan ayuda con el vestuario o los decorados? Iré ahora mismo a ayudar.
- El ensayo regular, Daki es complicada como coprotagonista y desconozco el ritmo de avance de vestuario y decoración.
- Ya... - suspiró internamente creyéndose a salvo. Le había seguido la corriente con lo que había ignorado lo del pintalabios, ¿no? - Creo que me pasaré por si acaso y con respecto a Daki... - elevó la mirada cuando Giyuu caminó hacia él - ¿O-ocurre algo?
- No.
- Ah... como estás así... mirándome tan...
- Siempre estoy mirándote, no sé que tiene de raro.
- ¡N-no digas eso como si fuese algo casual!
- Lo que no es casual es lo que estabas haciendo y honestamente, me sorprende que pienses que no tengo el descaro para hacer eso.
- ¿El... el descaro para hacer qué...?
- Esto - con una tranquilidad digna de envidiar, Giyuu metió la mano entre los muslos de Tanjiro y sacó de allí el pintalabios, dejando a un Tanjiro sonrojado y al borde del infarto.
- ¡SENPAIIIIIIII! ¡N-n-n-n-n-n-n-no puedes meter las manos entre mis muslos cuando tú quieras!
- No lo he hecho por eso, sino porque me escondías algo. Y aprovecho para puntualizar que, si metiese las manos ahí simplemente porque quiero, viviría mi vida con mis manos entre tus muslos.
- ¡SENPAAAAIIIIII!
- Y no me cambies de tema - le enseñó el pintalabios - ¿A qué viene esto?
- ¡¿Eh?! Pu-pues... n-no es lo que crees.
- No me tomes por tonto. Vivo con una chica, sé que es un pintalabios - lo destapó, mirando fijamente la punta que hace nada había tenido la suerte de chocar contra los labios del pelirrojo - Desconocía que te interesasen estas cosas, pero es un descubrimiento bastante agradable.
- N-no me gusta, de hecho es la primera vez que... bueno... y-ya sabes.
- ¿Por qué lo hacías entonces? - Giyuu arrastró una de las sillas para ponerla al lado de Tanjiro y se sentó allí - ¿Nuevas experiencias?
- No necesito una experiencia así, es que... yo... n-no quería hacer de cortesana en la obra. Creo que no quedaría bien en la obra, no tengo un rostro tan femenino como Inosuke o los Tokito, pero Koyuki pensó que la razón por la que no quería era porque... porque tuvimos una conversación sobre el color rojo y...
Tanjiro comenzó a trabarse al hablar, dejando a Giyuu más confuso.
- ¿Qué le pasa al rojo? Creo que hace tiempo dijiste que te gustaba.
- Ya... pero eso fue antes de...
- ¿De qué?
- Pues... ¡Pu-pues de enterarme de que era un color lujurioso! ¡Y sucio!
- ¿Sucio? Es solo un color.
- Pe-pero está vinculado a la lujuria, por eso es sucio. Tú no entiendes estas cosas, senpai.
- No te lo negaré, no lo entiendo.
- Pues por eso no hace falta que digas na...
- Cosas tan artísticas como la vinculación de colores con emociones u otras cosas tal vez sea imposible de comprender nunca para mí - le interrumpió de manera calmada mientras continuaba observando el pintalabios entre sus manos - Rojo una cosa, azul otra, verde, amarillo, morado. Sinceramente, no sé. Tal vez sea porque me cuesta seguir a las mayorías.
- ¿De qué... de qué hablas?
- De que tú estás diciendo que el rojo es un color lujurioso solo porque es la mentalidad popular, de la misma manera que el resto de colores tienen su vinculación porque otras personas se la han dado. De la misma manera que es imposible pensar como todo el mundo, también debe ser imposible sentir como todo el mundo - levantó la mirada del pintalabios para centrarse en la expresión de Tanjiro que había pasado de mostrarse preocupado a interesado por lo que estaba contando - El sentimiento que evoca un color en ti debes decidirlo tú. No todos tendrán la misma vinculación, variarán según la persona.
- Eso... ¿eso es así?
- Tú mismo lo has demostrado, ¿no? Tenías una visión completamente distinta del color rojo hasta que te dijeron eso.
- Visto de esa manera... - agachó un momento la mirada para alzarla de nuevo algo tímido - Y senpai... ¿cómo ve senpai el rojo?
- ¿Qué tipo?
- ¿Tipo?
- No sé mucho, pero sé que hay muchos rojos.
- Ah... pu-pues... no sé, ¿en general? ¿El normal?
- La respuesta no es muy concreta, pero en fin - se encogió de hombros despreocupado - Creo que el rojo lo vinculo con la sangre.
- ¿La sangre? - la expresión de Tanjiro decayó - Eso es... como vincularlo con la violencia, ¿no? No es... la respuesta que esperaba.
- No valores mi respuesta si no la has escuchado entera. Esa es mi respuesta para el rojo general, pero no veo todos los rojos así.
- ¿Entonces...?
- Pues otra gama de colores de rojo no la interpreto de la misma manera.
- ¿Por ejemplo?
- ¿Por ejemplo? - atrapó el rostro de Tanjiro sujetándolo por la barbilla con la mano izquierda, provocándole un sonrojo inmediato - El rojo de la gama de color específica "Kamado Tanjiro" supongo que lo vinculo a...
- ¿A-a...?
- A felicidad.
- ¿Felicidad? ¿Por qué?
- Porque es lo que siento al verlo.
Aunque escuchar aquello le avergonzó más todavía (si eso era posible), no lo expresó de ninguna manera pues no se veía capaz de mirar hacia otro lado que no fuesen los ojos de Giyuu. Si bien el mayor tenía como defectos el ser demasiado directo y pensar poco en las consecuencias de sus palabras, podías tener la certeza de que cuando hablabas con él, siempre te hablaba en serio y con sus verdaderos pensamientos por delante.
Con lo que lo que acababa de decir no era ninguna mentira.
Y aunque no estuviese bien, le hacía inmensamente feliz.
Aprovechando que Tanjiro no se había movido ni un ápice y que mantenía sujeto su rostro, acercó el suyo un poco hacia el pelirrojo, pero en seguida desechó la idea imprudente de robarle un beso en semejante situación. Se llevaría dos bofetadas, primero de Tanjiro y luego de Tsutako cuando se enterase. Los impulsos atrevidos que te generaba el amor eran ciertamente aterradores.
Renegando de su primera opción, optó por una segunda que tampoco estaba tan mal.
- ¿Te importa?
- ¿Eh? - Tanjiro parpadeó por fin, mirando primero desconcertado hacia el pintalabios que Giyuu había levantado en alto, luego, al entender lo que quería hacer, miró tímidamente hacia abajo - N-no.
- Bien - acercó la barra a los labios del chico, pero no terminó de juntarlos - Perdona si soy brusco. Es la primera vez.
- ¡Jo, senpai! ¿Lo haces a propósito? - protestó con los ojos cerrados por la vergüenza.
- No tengo ni idea de qué estás hablando.
- Jo.
Estaba a punto de hacer un puchero, pero que Giyuu presionase por fin el pintalabios contra su labio inferior le hizo desistir de ello y preferir quedarse quieto mientras el mayor, bastante concentrado, continuaba coloreando sus labios.
Tanjiro juntó con fuerza los muslos, nervioso y avergonzado por si los latidos de su corazón sonaban demasiado fuertes o por si Giyuu se estaba riendo internamente al verle tan rojo, porque aunque no tuviese un espejo delante, el calor acumulado en su rostro era el suficiente para saber que su sonrojo se debía expandir incluso hasta sus orejas.
No sabía si se estaba entreteniendo a propósito, pero a Tanjiro se le hizo eterno este momento. Creyó que la tardanza de Giyuu le fastidiaba, pero cuando terminó, se decepcionó un poco.
- Ya está.
- ¿Sí?
- Sí.
Algo inseguro, Tanjiro alzó la mirada para que Giyuu le observase bien.
- ¿Q-qué... qué tal?
- Eres precioso - soltó sin pensar mucho en las consecuencias, solo en lo que sentía en aquel momento.
- ¡¿AAAAAH?! ¡¿Q-qué dices, senpai?! ¡De-deja de burlarte! Jo...
- ¿Por qué crees que me burlo? Es la verdad. Eres precioso, con rojo o sin rojo en tus labios.
- ¿N-no te da vergüenza decir esas cosas?
- ¿Por qué me daría vergüenza decir la verdad?
- Senpai... en serio eres incorregible. A-ayer te despides llamándome corazón y hoy vuelves a decir cosas vergonzosas.
- ¿Te pareció vergonzoso lo de ayer?
- Pues... ¡pues sí!
- ¿Por qué? Pensé que quedamos en eso. Yo soy tu sentido común y tu mi corazón.
- ¡Ya! Pero lo que yo soy para ti suena más vergonzoso que lo que tú eres para mí.
- ¿Sí? Bueno, de ser así, lo siento, eso es lo que eres para mí. No lo cambiaré.
- Me lo imaginaba - Tanjiro se hizo con su móvil para mirar en la pantalla como se veía con el maquillaje puesto. La verdad, es que era raro, pero no se veía tan mal como se imaginaba - Te quedó bien, senpai.
- ¿Sí? Pues no es por presumir, pero también sé cocinar, planchar y dar conversaciones interesantes. Bueno, lo último más o menos. Lo digo por si... te interesa de cara al futuro.
Tanjiro rio por lo bajo, devolviendo su teléfono a la mesa y centrándose en Giyuu.
- ¿Tan importante es no estar soltero de mayor para ti?
- Ya te dije que en la sociedad japonesa...
- Y yo ya sé que no te pueden importar menos los valores y pensamientos de la sociedad japonesa. Senpai, no quiero que me veas como la única opción que tienes en el mundo. Solo porque yo te aprecie, no quiere decir que sea la única persona que vaya a hacerlo. Debes verte con mejores ojos. Eres genial. Eres inteligente, sincero y justo. Alguien así se merece querer casarse con la persona que ame, no con alguien que no ama solo por descarte.
Al terminar de decir aquello y contrario a lo que esperaba, Tanjiro no se sintió mejor. Si Giyuu le había pedido matrimonio dos veces solo porque pensaba que nadie iba a ser capaz de quererle, entonces no podía estar más equivocado. Porque por muchos pensamientos negativos que tenga respecto al tema, sí que existe una persona en el mundo que está enamorada de él.
Nezuko.
Y podría solucionar el problema tan fácilmente si simplemente le hablase de los sentimientos de su hermana... pero había un nudo formado en su estómago que le impedía hacerlo.
- Es... ¿un "no" entonces?
Tanjiro suspiró. Darle una respuesta era fácil en su cabeza, pero ya en persona la cosa se complicaba muchísimo más. Porque por mucho que quiera apoyar a Nezuko, no consigue hacerlo bien.
Se siente como un mal hermano mayor cada vez que experimenta esta mezcla se sentimientos raros en su pecho cuando está con Giyuu. Y se siente asustado, porque teme investigarlos y descubrir de que se tratan en realidad.
Es un mal hermano mayor y seguramente en el futuro acabe siendo castigado por ello.
- Sé con certeza que Tomioka-senpai conseguirá pareja, se casarán y serán muy felices juntos. Por eso... lo siento. Debes buscar tu propia felicidad, senpai, no conformarte con una vida conformista e incompleta. Por eso... no puedo casarme contigo.
- No te disculpes. Te puse en un aprieto preguntándote eso. Cualquiera me habría mirado raro y tachado de loco, pero tú reflexionaste tu respuesta de manera seria. Gracias.
- Bueno... aunque fuese raro, era una proposición tuya, tenía que tomármela en serio y... - rascó su mejilla entre nervios y avergonzado - E-era la primera vez que me pedían matrimonio. No sabía bien que decir.
- Sí... te entiendo. Es la primera vez que me rechazan una proposición. No sé bien qué decir.
- ¡AH! Lo... ¡Lo siento! - sintiéndose ahora culpable, Tanjiro se inclinó en una reverencia - ¡Lo siento, lo siento!
- Deja de disculparte. Haces que me sienta más rechazado.
- ¡A-a-a-a-a-a-a-ah! ¡Lo sien...! Hmmm... - alzó de nuevo la cabeza, apartando la mirada no sabiendo bien qué decir a continuación - N-no quiero... no quiero que esto cambie nada entre nosotros, senpai. Tú sigues siendo muy importante para mí. Nada de lo que pienso o siento por ti ha cambiado por esto.
- Lo mismo digo.
- ¿Eh? - Tanjiro le miró confuso.
- Y además tienes razón. Si me caso contigo, no quiero que sea porque no tienes más opciones. Sé que eso no te haría feliz.
- Senpai - sonrió algo nervioso - Hablas como si sí o sí tuvieses que casarte conmigo.
- Quiero que la persona que se case conmigo lo haga orgulloso de su decisión y quiero pedírselo directamente, sin excusas de por medio. Quiero hacerlo feliz - lo reflexionó un poco con la mirada agachada para después mirar directo a los ojos de Tanjiro - No te haré casarte conmigo por descarte. Perdóname por haberte propuesto algo así.
- Tranquilo, está bien - le sonrió con calma - Me alegra que lo entendieses. La persona que esté contigo tendrá mucha suerte.
- Le haré feliz, te lo prometo.
- Jajaja, no hace falta que me prometas a mí nada.
- Gracias por hacerme comprender esto mejor, mi "corazón".
Tanjiro enrojeció de nuevo. Aunque ahora no le había llamado solamente corazón, parecía más vergonzoso que por teléfono pues le tenía frente a frente.
- E-e-e-eh... ca-cambiando de tema. Debería quitarme ya esto, ¿no? - señaló hacia sus labios para hacer referencia al pintalabios - Pero no tengo desmaquillante...
- Y cambiando de tema de tu cambio de tema. ¿A qué hora te bañas?
- ¡Pero senpai! ¿Para qué quieres saber eso?
- Ya te lo dije, para saber cuándo llamar la próxima... digo, para saber cuándo no llamar la próxima vez.
- ¡He escuchado perfectamente lo que estabas diciendo al principio! ¡Jo, senpai, eres incorregible! ¿Tú de verdad quieres casarte en el futuro?
- Pero si te hablaba en serio. Es que estaba preocupado por si te llamaba y estabas en la bañera. ¿Qué habría pasado si hubiésemos mantenido una conversación estando tú desnudo?
- ¡No te habría cogido el teléfono!
- ¿En serio? ¿Y si hubiese sido algo serio? ¿No me lo habrías cogido solo por estar desnudo? ¿Tanto te desagradaría escuchar mi voz estando desnudo?
- ¡AH! - Tanjiro enrojeció completamente al imaginar la escena. Seguramente si eso hubiese pasado, habría tenido un infarto - No es... ¡Jo, que no es así, senpai!
Tanjiro hacía una tierna rabieta avergonzado mientras Giyuu le miraba embobado como si tuviese delante a la cosita más linda del planeta, que, a sus ojos, eso era Tanjiro. Sí, el chico tenía razón. Si quería casarse con él en el futuro, no podía hacerlo como su única opción.
Debía ser la primera opción de Tanjiro o nada tendría sentido.
Un par de golpes en la puerta y el ruido de esta siendo abierta llamó la atención de ambos. Por ella se asomó una chica de gafas redondas y bata de laboratorio que miró a ambos lado hasta dar con Giyuu aunque el escenario que se encontró, de este junto a un chico con los labios pintados, pudo resultar algo malinterpretable.
- Esto... ¿molesto?
- ¿Por qué preguntas? - Giyuu por supuesto que no lo entendió, caso contrario a Tanjiro que tuvo que agachar la mirada.
- E-e-e-e-eh, n-no, s-si me das un momento... ¿q-qué necesitas?
- Venía a ver a Tomioka, es con respecto a lo que me pediste el otro día.
- ¿Eh? ¿El otro día?
- ¿Ya lo tienes?
- Sí, estos son los resultados - le entregó el análisis realizado a Giyuu, aunque recordando su puesto en el ranking de notas, supuso que tendría que explicarle lo que hay ahí puesto - Parecía un simple dulce, pero analizando su composición he encontrado una mezcla curiosa de atropina y protamina. No son los ingredientes típicos para un postre.
- Pero eso... ¿qué quiere decir? - preguntó confuso Tanjiro.
La chica iba a abrir la boca para responderle, pero Giyuu se le adelantó tras terminar de leer rápidamente el resumido informe.
- El dulce es un antídoto.
- ¿Eh? - las gafas de la chica resbalaron hacia abajo al escuchar la conclusión del peor de los 9 mejores - S-sí.
- Un... ¿antídoto? - escuchar aquello hundió los hombros de Tanjiro pues ya podía ver venir por donde iba todo aquello - Senpai... ¿qué es...?
Giyuu dobló la hoja y la dejó sobre la mesa, agradeciendo a la chica después y despidiéndose de ella. Una vez que se quedó solo con el líder del club, es cuando por fin se pudo explicar bien.
- Le llevé un dulce de los que el director trajo a Kanae y el resultado de sus análisis es el que acabas de escuchar. Llevan antídoto.
- ¿Antídoto...? Pero, ¿por qué el director iba a...?
- Porque él es consciente de lo que de verdad ha atacado a Kanae, quien había acabado envenenada como resultado. Como dudo que tenga las competencias necesarias para hacer un antídoto de verdad, se lo ha debido pedir a Tamayo. Creo que mencionándote al director y a Tamayo no hace falta dar muchas explicaciones más. Lo endientes, ¿verdad?
- Quien atacó a Kanae-senpai... - Tanjiro bajó la mirada preocupado hacia su regazo - Era un demonio...
- Sí - Giyuu asintió sin ganas, sabiendo que se venía algo que a Tanjiro no le iba a hacer mucha gracia - Un demonio capaz de producir veneno.
Tanjiro apretujó sus puños contra su regazo al escuchar aquello. Hasta ahora, solo tenían conciencia de un demonio con semejante habilidad tan peligrosa.
Shabana Gyutaro.
Si las pocas pruebas que había no le dejaban en una buena situación, las que acababan de surgir menos.
- Estoy cansadaaaa - fue el ruidoso y profundo suspiro que escapó de los labios de Suma después de salir por fin de la escuela.
Se le había hecho tarde por muchísimas razones. Primero por hacer el boceto para su cuadro, después porque se olvidó de que le tocaba a ella ese día limpiar el aula y encima se había quedando estudiando en la biblioteca tanto tiempo que al final se acabó quedando dormida. ¿Le podían echar la culpa de eso último? Estudiar era aburrido.
- Al final no sé si he hecho algo productivo en todo el día - protestó enfurruñada con ella misma -Tal vez me vaya mejor si le pido sus apuntes a Hina-chan.
Para distraerse por el camino, sacó su teléfono móvil y empezó a revisar sus redes sociales, aunque esta actividad tan despreocupada no fue lo suficiente para no darse cuenta de que había alguien que le estaba siguiendo. Bloqueó la pantalla de su teléfono y se quedó viendo la imagen negra en ella. ¿Qué era lo que se suponía que tenías que hacer en esta clase de situaciones? ¿Llamar a la policía? Pero si quien te perseguía se percataba de ello...
Al final y siendo muy arriesgada, se detuvo, dejando que quien estuviese detrás de ella la alcanzase e incluso la sobrepasase. Cuando esto pasó, Suma pudo ver mejor que quien había pasado era un alumno cualquiera de su escuela. Debían vivir por la misma zona y el chico solamente iba de camino a casa.
Suspiró aliviada tras eso. Tal vez estuviese malpensando demasiado las cosas, pero era imposible no hacerlo después de enterarse de que alguien había atacado a Kochou Kanae.
- Tal vez vi demasiadas películas de miedo...
El sonido de la bombilla defectuosa de una de las farolas detrás de ella llamó su atención. A unos cuantos metros, la luz de una de las farolas parecía estar fallando. En un momento dado, se apagó por completo, pero no tardó mucho en volver a funcionar, solo que esta vez debajo de su luz se encontraba una figura tapada completamente con una túnica negra.
Eso activó todos sus sensores de peligro que se vieron intensificados cuando vio como de una de las largas mangas de la túnica se asomaba una hoz con la punta roja. Se dio la vuelta inmediatamente para correr, pero cayendo del cielo tras realizar un sobrenatural salto apareció aquel desconocido frente a ella y sin darle tiempo a reaccionar, atacó con su hoz en un tajo lateral que solo consiguió rajarle la parte superior del uniforme, gracias a que se echó para atrás a tiempo, con lo que no llegó a abrir su piel.
El apartarse tan apresuradamente provocó que se tropezase con sus propios pies y que cayese hacia atrás, situación perfecta para que su agresor intentase golpearla de nuevo. Y eso intentó hacer, alzando en alto la hoz para clavarla sobre la chica, solo que no llegó a hacerlo al sentir como algo golpeaba contra su cabeza. No lo suficiente duro como para dejarle fuera de combate, pero si lo suficiente compacto como para llamar su atención.
Observó el objeto lanzado que ahora yacía tirado sobre el suelo. Era blando, estaba envuelto en plástico y se había quedado destrozado con el golpe, sin embargo, se podía ver lo que era.
Un pan de chocolate.
- ¡Oyeeeeeeee! ¡¿Qué haces agrediendo estudiantes, pervertido?! - la voz de una mujer detrás de Suma resonó por toda la calle - ¡Voy a llamar a la policía!
La silueta comenzó a retroceder, retirándose poco a poco hasta que comenzó a correr en dirección contraria a donde estaban ahora las dos chicas.
Con el agresor en fuga, la salvadora de Suma se acercó corriendo hacia ella, dejó su bolsa de la compra en el suelo y se agachó para comprobar que estuviese bien.
- ¿Te ha hecho algo?
- N-no, bu-bueno, casi - Suma llevó una mano a su pecho para intentar tranquilizar su respiración, aunque fue peor porque con lo que dio fue con su uniforme rasgado que servía de prueba de que lo que acababa de vivir no era ninguna pesadilla - Muchas gracias, esto... - se quedó mirando embobada los ojos azules de su salvadora que bajo el manto de la noche y agitada todavía por el susto, no pudo evitar identificarlos con los de otra persona - ¿Gi...yuu?
- ¿Mm? Ah, no, no. Me llamo Tsutako, soy su hermana mayor.
- ¿Su her... su hermana? - intentó relajar su respiración y centrarse mejor en sus alrededores. Ahora que la miraba mejor, era imposible que fuese Giyuu, y no solo por ser una chica y una persona completamente distinta, pues incluso los ojos que se le habían hecho similares eran algo distintos al tener más luz que los del chico - Sí... os parecéis.
- ¿Conoces a mi hermano? ¿Eres su amiga? - preguntó emocionada a pesar de la situación - ¡AH! Pero solo su amiga, ¿no? Mi hermano ya está locamente enamorado de otra persona. ¡AH! - tapó su boca de repente - Pe-pero no se supone que tuviese que decirlo... ¡N-no le digas que te lo he dicho, por favor!
- Va-vale - Suma intentó sonreír a pesar de temblar todavía. Aquella mujer era bastante agradable y ahora que la miraba mejor, le sonaba haber visto su cara cuando finalizó el evento de la casa encantada. Aunque era muy sorprendente que fuese familia de Giyuu viendo como actuaba - Mu-muchas gracias, me has salvado.
- Tranquila, no podía dejar a un pervertido andar a sus anchas. Vamos - la ayudó a ponerse de pie - Tenemos que avisar a la policía de que hay un individuo así por la calle. Además te acompañaré a casa. No tengas miedo, ¿vale?
- Gracias - sonrió con algo de pena e incluso remordimiento. Experimentar la amabilidad de la hermana de Giyuu después de que ella se portase tan mal con su club la hacía sentirse algo culpable - Y lo siento...
- No sientas nada. Vamos, vamos.
Tsutako cargó de nuevo la compra y usó su brazo libre para pasarlo por detrás de la chica y transmitirle seguridad. Ambas se alejaron de allí hacia calles más iluminadas y con más tránsito de gente.
En el lugar que dejaron, encima de una de las farolas, la silueta vestida de negro se encontraba de pie, con sus hoces colgando de sus manos y con la mirada fija en las dos chicas que se alejaban tranquilamente.
Aunque aparentemente parecía estar mirando a ambas, quien de verdad tenía toda su atención era Tsutako.
Hola!!! Hasta aquí el capítulo. No os marchéis todavía porque traigo memes.
Vale, que me paso con los memes de Giyuu. Como dato curioso del cap, diré que al principio tenía pensado que Tanjiro ACEPTASE la propuesta de matrimonio de Giyuu, obviamente no por admitir estar enamorado, sino como un pacto de amigos que en el fondo sabe que no se va a cumplir. Sin embargo, a medida que escribía, decidí cambiarlo porque creo que queda mejor así. Que te digan que sí solo como última opción no creo que dejara satisfecho a ninguno.
Gracias por leer, os quiero y nos vemos en el próximo capítulo.
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