Capítulo 35: Culpabilidad

El ruido de la clase estaba en un segundo plano para él. Ahora mismo no existía nada más que no fuese él y el cuaderno de T.Y, no, de Tsugikuni Yoriichi, ahora que podía poner nombre a aquel hombre, sería mejor usarlo. Por más que le había estado dando vueltas a la situación, no lograba entender nada. Qué pasó con aquel club para que Yoriichi se rindiese con su labor, para que Tamayo se oponga a que continúen exorcizando demonios, pero, sin embargo, el director continúe apoyando sus actividades. ¿No estaban todos en el mismo club? ¿No experimentaron todos lo mismo? ¿Qué es lo que les hizo discrepar? ¿Acaso no estaba bien ayudar a los alumnos protegiéndolos de los demonios?

Su cabeza estaba hecha un lío desde que Haganezuka les dio semejante información, pero comerse la cabeza pensando en ello no iba a conseguir aportarle una respuesta milagrosa.

- ¿El destino...? - se cuestionó en voz baja mientras tocaba uno de sus pendientes y recordaba las palabras de Haganezuka.

Soltó su pendiente y se rindió en seguir pensando en esas cosas, poniendo sus cuadernos de la escuela sobre el de Yoriichi y aunque hizo eso, se quedó mirando su mano derecha, misma mano que todavía tenía rastros del raspón que se había hecho al chocar contra Giyuu en el cementerio y caer contra el asfalto.

La herida no trajo ningún recuerdo doloroso, al contrario, recordó el momento en que Giyuu besó su herida y sus mejillas no tardaron en colorearse de un potente rojo. Negó rápidamente con la cabeza, como si así consiguiese mandar a volar ideas peligrosas.

Giyuu era su amigo, su senpai, su compañero de clase, de club y su vicepresidente.

No era nada más, no era nada más, no era nada más, no era nada más, no era nada más. Nezuko estaba enamorada de Giyuu y eso no le tendría que afectar en lo más mínimo porque él está enamorado de Rengoku.

Sí, cada oveja con su pareja. ¡Aunque ninguno era pareja, así que no se aplicaba!

Perfecto, ahora le dolía más la cabeza.

Cerró los ojos en un intento de concentrarse y cuando lo creyó lograr, los volvió a abrir, solo para encontrarse de nuevo con su mano con la marca roja del raspón. No supo por qué, pero de repente lo demás pareció desaparecer y solo quedó el recuerdo de los labios de Giyuu contra su mano. Motivado por un impulso y no por una razón, Tanjiro comenzó a acercar sus labios a la zona que en su momento besó Giyuu, cerrando los ojos y todo como si de verdad se fuese a besar con alguien y no pudiese confrontar la vergüenza.

Todo iba bien en su burbuja hasta que pasó por alto el cómo el timbre sonaba y cómo no estaba solo en su habitación, sino en una clase llena de gente.

- ¿Qué haces?

- ¿Eh?

Abrió los ojos de golpe para encontrarse con Genya dado la vuelta en su sitio mirándole raro y no era solo él, sentado en el pupitre detrás del pelirrojo, Inosuke se encontraba con una ceja arqueada mirándole de la misma manera, solo que seguro que desde más tiempo. Y ya para rematar el comité observador, Zenitsu, Koyuki y Enmu se habían acercado a su mesa solo para encontrarse con el pelirrojo a punto de darse un beso con su propia mano.

¿Qué explicación se da a eso?

- ¿Estás bien, Tanjiro? - preguntó la chica.

- ¿Eh? ¡S-sí, claro! ¿Po-por qué no iba a estarlo?

- ¿Y por qué te ibas a comer tu mano, Gonpachiro? ¿Tanta hambre tienes?

- ¡No, no!

- Je... - siendo el único que parecía entender el trasfondo de la situación, Enmu rio en voz baja – Se ve como si hubieses estado perdido en un pensamiento sucio...

- ¡¿Qué?!

- Claro que no – aunque su amigo entrase en pánico, Zenitsu no tardó en negar la acusación - Tanjiro no haría esas cosas en clase.

- ¡Sí, sí! - asintió frenéticamente.

- Y entonces, ¿qué hacías? ¿Eh? - Genya se acercó más a su mesa, mirándole de forma sospechosa.

- N-no hacía nada, yo.... yo no... - intentó mirar a otro lado, pero allá donde mirase, tenía a alguien observándole de manera extraña - Yo... yo... - debía ser prudente, si mentía, se le notaría en la cara, así que debía decir la verdad, pero no toda la verdad – Pensaba... e-en besos...

- ¿Besos? - repitió extrañado Zenitsu.

- S-sí... ¡e-es un tema común para adolescentes de nuestra edad! ¿A-a qué sí? Eh... em... ¡Ge-genya! ¿Qui-quién fue tu primer beso?

- ¿Ah? ¿Por qué preguntas?

- ¡Sana curiosidad!

- ¿Por qué te importan los besos, Gonpachiro? Los besos no se comen - protestó Inosuke.

- Es simple cotilleo juvenil, jajajajaja.

- Mi primer beso... - el chico de cabeza rapada apartó la mirada avergonzado – Fue Muichiro, cuando estaba en primaria.

- Ya veo, que joven – Tanjiro sonrió, aunque por dentro sonreía de manera más satisfactoria al ver el final del túnel de este tema – Desde joven Genya apuntaba maneras. De verdad...

Y como si el mundo supiese lo que venía a continuación, todo se quedó en silencio, los pájaros dejaron de volar, las nubes de moverse, los coches de transitar por la calle, el tiempo dejó de pasar y en aquella aula se abrió una brecha espacio temporal que amplificó el volumen de las palabras que Tanjiro diría a continuación. Fue difícil, pero Tanjiro controló a medias la sonrisa de satisfacción que le provocó las palabras de Genya, aunque dicha satisfacción no pudo ser disimulada en sus ojos.

- No sabía que Genya era esa clase de ser humano.

- ¡¿POR QUÉ SONRÍES AL DECIRLO?!

- No sé de qué hablas, ja... ja... ja....

- ¡PERO SI TE ESTÁS RIENDO AHORA! Nah, qué más da, este tema me aburre.

- Oh, vaya – Tanjiro sonrió, aunque por dentro un Tanjiro imaginario se limpió el sudor de la frente.

- Mejor hablemos del recado ese de Haganezuka-sensei.

El recado al que se refería Genya era lo que les había dicho durante su primer día de asesor, mismo día en que les habló del club de Yoriichi. El profesor a cargo del club quería sí o sí que colgasen allí unas campanillas de viento, campanillas que por supuesto él no iba a dedicarse a comprar. Menudos caprichos infantiles tenía.

- ¿En qué tienda buscamos?

- Ah, sobre eso... verás, Genya, yo no puedo ir – se excusó el pelirrojo con una tímida sonrisa – Mi madre me ha pedido ayudarla con unos pedidos de la panadería. Lo siento.

- Bueno, qué se le va a hacer.

- Yo... yo tampoco puedo - intervino Zenitsu algo incómodo por tener que escaquearse también - Hace unos días mi abuelo se hizo daño en la espalda, voy a acompañarle al médico.

- Vale – Genya miró hacia el chico jabalí que estaba distraído intentando mantener un lápiz equilibrado sobre su frente - ¿Y tú qué?

- Mmmm... yo es que simplemente no quiero ir.

- ¡NO ME JODAS!

- Oye... - Inosuke miró hacia el suelo a su lado, el grito de Genya había provocado que se le cayese el lápiz de la frente – Últimamente hemos estado muy ocupados, es normal querer hacer el vago de vez en cuando.

- ¡Pero si el vago lo haces siempre! Además, ¿por qué te puedes escabullir con una excusa que ni es una excusa?

- Pues porque soy el dios del club – se inclinó para recoger el lápiz del suelo y señalar a Genya con él - Si quieres semejantes privilegios, tal vez deberías hacer más para subir de categoría en el club.

- ¿Y desde cuándo tenemos categorías?

- Pues desde siempre, pero llegaste nuevo al club y no te enteraste.

- ¿Y cuál es la mía entonces?

- ¿Ah? ¿No la sabes? Este Genta... - Inosuke le miró con pena – Esclavo sexual de los mellizos besucones.

- ¡YO NO SOY ESO! ¡Bah! Qué más da, ya tengo comprobado que discutir contigo es una pérdida de tiempo. Haz lo que quieras. Bien y entonces - devolvió su mirada a la figura del líder del club - ¿Quiénes vamos a ser entonces? Yui y Mui me dijeron por la mañana que no iban a poder tampoco, tenían que hacer algo por la tarde en su clase.

- Entiendo... - al saber eso, Tanjiro sonrió algo nervioso – Pues el caso es... que Kanao me dijo antes que ella tampoco puede, que Kanae-senpai le había pedido ayuda para regar las flores de la escuela.

- ¡Oye! No esperes que haga esta tarea tan tonta yo solo.

- No, no - negó con una amigable sonrisa – Si solo no vas a ir, tú tranquilo. 

- No me puedo creer cómo se han escaqueado todos, ¡menudos cara duras! - se quejó en voz alta Genya mientras caminaba al lado de Giyuu por el distrito comercial. Ambos, nada más acabar las clases, habían ido allí en busca de la dichosa campanilla de viento que demandaba el caprichoso profesor.

- A mí no me importa.

- ¡¿Y eso por qué?! Es que parecemos los chicos de los recados yendo a por un capricho tan tonto. Si no ponemos límites, son capaces de mandarnos a por dangos cada vez que Haganezuka tenga hambre.

- Sigo pensando lo mismo, no me importa. Además... me viene bien porque quería pasar tiempo contigo, Genya.

- Ah – el chico de cabeza rapada se detuvo de golpe, alejándose de Giyuu unos cuantos pasos y solo cuando obtuvo una distancia segura, es que se atrevió a hablar – Tomioka... no pienses mal de mí, pero... - estampó su mano contra su rostro, con un aura deprimente rodeándole – Lo siento, admitiré vergonzosamente que tengo preferencias por chicos de secundaria. Por eso... no pienses en mí como algo más.

- Está bien, esas no eran mis intenciones, no me interesa cambiar el estado de nuestra relación social y si me permites, te elogio por admitir una preferencia tan sucia. Hace falta valor.

- ¡NO ME FELICITES POR ESO! Y perdona – viendo que no había peligro, Genya se acercó a él de nuevo - Tenía que aclararlo... por si acaso.

- Está bien, no te preocupes. Oye, Genya.

- ¿Qué?

- ¿Nuestra relación social de amistad tiene el suficiente nivel como para contarnos cosas personales?

- ¿Mm? Pues... supongo, ¿por qué?

Desde que Gyomei le dijo aquello en el salón de té, Giyuu le había estado dando vueltas. Hace mucho que no tiene amigos, por lo que esos "pesos" de los que hablaba el mayor no los podía haber compartido de ninguna manera. Ahora que es alguien más integrado en la sociedad, es hora de compartir ciertas cosas con aquellos a los que puede llamar amigos, pero había que elegir bien a quien decírselo y a quien no y Genya le parecía la persona adecuada.

- Genya, ¿a ti te gusta alguien?

- ¿Eh? - ante la inesperada pregunta en plena calle, la sangre no tardó en subírsele al rostro, obligándole a aparta la mirada – Bu-bueno... estoy... todavía estoy pensando en ello.

- Respuesta ambigua, propio de ti.

Genya asintió con la cabeza y esperó a que dijera algo más, pero Giyuu se había quedado ahí callado mirándole, como esperando algo más. Vale, eso era algo incómodo.

- ¿Vas a decir algo más o...?

- Pregúntame a mí.

- ¿Qué?

- Lo mismo que te he preguntado. Venga, Genya, es la dinámica común de las conversaciones de amor entre dos amigos.

- Ah... no sabía.

- Oh, tienes problemas para sociabilizar entonces, comprendo. Tal vez eso nos lleve al camino de mejores amigos.

- No quiero que precisamente tú me acuses de problemas para sociabilizar... - se rascó la cabeza, decidiendo al final ceder y preguntar lo que quería a Giyuu - ¿A ti te gusta alguien?

- Vaya... esa pregunta es muy personal, Genya. 

- Vale, adiós.

- Espera – el mayor se apresuró en detener al de cabeza rapada – Debes escuchar mi respuesta completa.

- Lo que digas – se encogió de hombros y esperó con las manos metidas en los bolsillos.

- Pues aunque es una pregunta personal, ya que el avance de nuestra relación social nos sitúa entre amigos y mejores amigos, te concederé el deseo de responderte - aclaró su garganta y se dispuso a contestar – A mí...

Genya miraba aburrido al mayor por escuchar como este se iba por las ramas, antes de que este pudiese contestar, sus ojos se fueron hacia el edificio que tenían al lado, iluminándose su rostro al reconocerlo.

- ¡Es el arcade!

- ¿Eh? - Giyuu se giró para mirar a su lado. Efectivamente era un salón de arcade, mismo que visitó con Tanjiro en su cita. Sí, él defendería con orgullo que había sido una cita.

- Maldición, este último mes no he podido ir. ¡Hay que aprovechar!

El chico de cabeza rapada le dejó con las palabras en la boca e ingresó dentro del edificio. Giyuu gruñó un poco inconforme por haber sido interrumpido, pero tampoco le dio mucha importancia más, ya podría decirle aquello luego, tampoco tenía porque ser ahora mismo.

Siguiendo al Shinazugawa menor, Giyuu se adentró en el arcade, encontrándoselo de la misma manera que cuando fue con Tanjiro, salvo que el tráfico de gente parecía ser menor y era de esperar pues cuando fue con el pelirrojo era fin de semana y hoy era un día entre semana, el 90% de los allí presentes eran estudiantes que habían hecho una parada en su camino a casa.

- Este sitio se ve distinto entre semana.

- Anda, ¿tú vienes a estos sitios? Perdona, pero... no lo pareces.

- Solo vine una vez y lo hice porque me trajo Tanjiro, ¿y tú?

- Vengo con Yui y Mui cuando se encaprichan de algún peluche de la máquina. Se me da bien la máquina de gancho.

- A mí también - Giyuu asintió orgulloso, evitando decir los múltiples intentos que tuvo que hacer para ganar el osito que quería Tanjiro.

- ¿En serio? - Genya se le quedó mirando algo confuso. De verdad que Giyuu no daba las vibraciones de dársele bien jugar en ninguna de las máquinas, no siendo mitad robot como era – Es algo inesperado... ¡ah, ya sé! Ya que estamos aquí, aprovechemos para jugar.

- Bueno – Giyuu se encogió de hombros y comenzó a seguir al chico que, efectivamente, parecía conocer bien el sitio.

- ¡Todavía tienen el Battle Fighters, menos mal! - Genya terminó llegando al lado de dos filas de máquinas colocadas de manera paralela – Lleva muchos años aquí por eso temía que cualquier día...

Las palabras de Genya se quedaron a medias, cuando Giyuu terminó de alcanzarle, entendió el por qué cuando vio sentado frente a una de estas máquinas y jugando en ellas a Gyutaro vestido con ropa de calle. No le dijeron nada, pero al sentirse observado, el chico levantó la mirada y automáticamente frunció el ceño.

- Tch, debe ser una broma.

- ¿Así nos saluda? - farfulló Genya en voz baja para que solo Giyuu lo escuchase.

- Hola – no entendiendo la indirecta de que no los quería allí, Giyuu terminó por saludarle, provocando que Genya estampase su mano contra su rostro por la frustración de su torpeza social – Buenas tardes.

- Eran buenas hasta que habéis aparecido – les respondió con una sonrisa socarrona y después regresó su atención al videojuego – Haced el favor de iros por ahí y no molestarme.

- ¿Has ido a la escuela? - le interrogó el de cabello azabache al no verle llevando su uniforme.

- ¿Tengo pinta de haber ido, principito azul?

- No, por eso pregunto.

- Tomioka... era una pregunta retórica - le aclaró Genya. La verdad es que Giyuu era un poco como un Muichiro de un curso superior.

- Comprendo, error mío. Todavía estoy trabajando en mis interacciones sociales.

- Pues sigue trabajando y desaparece de mi vista – Gyutaro no se giró para mirarle, pero si levantó el dedo de en medio como forma de despedirse de él.

- ¿Por qué es tan grosero? Últimamente nos ha estado ayudando tanto con los exorcismos que he olvidado cómo es realmente. Bah, qué más da – Genya se dio la vuelta con la intención de irse a otras máquinas - Tomioka, vámonos.

Giyuu le escuchó, pero no hizo lo que le pidió. Sí que se movió, pero no para seguir a Genya a otro lado, sino para sentarse en la máquina pegada a la de Gyutaro, quedando frente a este. El mayor gruñó por lo bajo y se dispuso a ignorarle, pero en la pantalla frente a él apareció la invitación a entablar una batalla con otro jugador. Al levantar los ojos de la pantalla, se cruzó de frente con los de Giyuu que le miraban bastante tranquilo.

- ¿Qué haces, rey de los feos?

- Juego en el arcade.

- No me digas - sonrió de lado - ¿Y quieres que te dé una paliza tan fuerte que le duela hasta a tu abuela?

- Mi abuela ya es mayor, siempre le duele el cuerpo.

- Tomioka... - Genya llegó a su lado y le miró con pena – No te lo decía en sentido literal, lo sabes, ¿no?

- Claro, estaba de broma.

- ¡MENTIROSO!

- ¡JA! Me jode esa faceta tuya tan creída, pero, ¿quién soy yo para negarte una petición de recibir una paliza? Vale, acepto – en la pantalla la invitación apareció como aceptada y la lista de personajes para elegir se desplegó. Gyutaro eligió rápido, optando por un personaje gigante, musculoso y con dos hoces – Venga, no me hagas esperar, bastardo.

- No soy un bastardo. Conozco a mis padres.

- Tomioka... - Genya le miró de nuevo con pena, pero prefirió guardarse el comentario - ¿Mm? ¿Qué pasa? ¿No eliges al personaje?

- Voy.

Gyutaro y Genya se quedaron viendo cómo el vicepresidente del club escogía a su personaje. Al principio, eligió al primero de la lista, quedándose mirándole de manera muy concentrada, tanta, que Gyutaro y Genya comenzaron a sudar, aunque al final, movió el joystick, pasando al segundo personaje y después al tercero y más tarde al cuarto, así hasta llegar al décimo en una lista de treinta.

- Tomioka... ¿qué haces? - le terminó por preguntar Genya.

Giyuu alzó la mirada, echando hacia atrás su flequillo y agitando un poco su cabeza como si fuese el fantástico y genial protagonista de un manga shounen presumiendo su belleza.

- No sé jugar.

Gyutaro y Genya casi se caen al suelo al escuchar eso, pero mantuvieron el equilibrio para terminar gritándole furiosos.

- ¡ENTONCES NO APARENTES LO CONTRARIO! / ¡ENTONCES NO APARENTES LO CONTRARIO!

- Mierda, ¿en qué se basó el frentón para nombrarte vicepresidente con lo estúpido que eres?

- No sé si alguien con tus notas puede llamarme estúpido.

Viendo el enfado comenzar a burbujear dentro de Gyutaro, Genya se acercó a Giyuu rápidamente y le explicó en poco tiempo los controles, recomendándole incluso un personaje para la pelea.

- Entiendo, tomaré tus consejos.

- Eso espero.

- Bien, allá voy – tras anunciar sus intenciones, Giyuu intentó seleccionar el personaje recomendado por Genya, un samurái con una katana y una pistola, pero se pasó de clicks y al final acabó seleccionando el personaje de al lado. Un gatito con una barita mágica - Oh.

- ¡AH, deshaz la selección!

- Sí - y aunque lo afirmó, Giyuu se equivocó de controles y en vez de cancelar le dio a aceptar, aunque no dejó ver su error a través de la expresión en su rostro – Todo va según lo planeado.

- ¡NO, NO LO HACE!

- ¡JAJAJAJAJAJAJA! Mierda, qué fácil va a ser esto.

Gyutaro sonrió con enorme satisfacción al ver aparecer en la pantalla al diminuto gato que andaba a dos patas con una barita mágica. Cuando las enormes palabras de "Start" aparecieron en la pantalla, el alumno de último curso no perdió ni un segundo de su tiempo y se lanzó hacia el gato al que dejó K.O. en medio segundo.

- ¡JA! Vamos, vamos, demasiado fácil.

- No cantes victoria tan pronto, todavía me estoy acostumbrando a los controles - defendió Giyuu mientras seleccionaba de nuevo al gato.

- Oye, pero elige otro personaje.

- Tranquilo, Genya, empiezo a ver el camino de la victoria con este.

- Pues yo no estoy tan seguro...

- ¡Venga, que me duermo! - le metió prisa Gyutaro.

La batalla comenzó de nuevo y Gyutaro repitió sus mismos movimientos solo que esta vez no golpeó enseguida, sino que el personaje de Giyuu pegó un salto y evitó el ataque que le mató en la primera partida. La sonrisa de Gyutaro se torció ante eso, pero no duró mucho porque en el segundo movimiento ya estaba muerto de nuevo. Iba a fanfarronear delante de Giyuu pero una nueva pelea se reanudó de nuevo y Giyuu se mantenía con el mismo personaje.

- Oye, ¿cuántas veces quieres que te pateé el culo?

- ¿Ocurre algo? ¿Te alteras al pensar que un gato con improbables e irrealistas características mágicas puede vencerte?

- No digas tonterías, payaso.

Otra pelea comenzó y de nuevo Giyuu evitó el primer ataque, solo que esta vez también evadió el segundo, no obstante, cayó en el tercero. Gyutaro iba a levantar la cabeza, pero el sonido de la máquina le indicaba el inicio de otra pelea más, de nuevo con ese gato.

- Tomioka, ¿por qué no cambias de personaje?

- Tú tranquilo.

La racha de peleas con Giyuu y su gato mágico continuó por lo menos 20 rondas más en las que cada vez le costaba más tiempo vencerle. Cuando llegaron al asalto 25, ninguno de los movimientos de Gyutaro consiguió darle.

- Tch, ¡no me jodas!

- Todavía no te ha matado - comentó Genya sorprendido.

- ¿Por qué te sorprende? Detecto poca confianza en tu tono de voz.

- N-no, es que...

- No creo que haya nada raro, ¿no? Después de todo – Giyuu cambió de estrategia, dejando de usar los controles para esquivar y pasando a atacar, pero no con cualquier ataque sino con uno especial ya que su barra de poder estaba al máximo, no como la de Gyutaro que se había agotado por atacar sin descanso – Por algo soy el vicepresidente del club.

El diminuto gato hado invocó un hechizo que dejó hecho cenizas al personaje de Gyutaro y que marcó un "GAME OVER" por fin a favor de Giyuu. El alumno de tercero se quedó con la boca abierta, igual que Genya solo que este no tardó mucho en cerrarla para felicitarle.

- ¡Ganaste!

- Te lo digo de nuevo, ¿por qué te sorprende?

- ¿Por qué...? - Gyutaro cerró sus manos en dos puños que apretujó contra la máquina.

- Es el método de prueba y error – le respondió Giyuu al levantarse y llegar a su lado – Consiste en ir probando alternativas y verificar si funcionan. Si alguna alternativa no funciona, se continúa con una diferente, así hasta llegar a la solución. ¿Qué? Nada mal para tratarse del estúpido al que Tanjiro escogió como vicepresidente, ¿no crees?

- No presumas, cara de sapo y no te creas que esto ha acabado aquí - estampó ambas manos contra la máquina y se puso de pie para mirar desafiante a Giyuu – Voy a hacerte morder el polvo sí o sí.

- De acuerdo, inténtalo.

Las chispas comenzaron a saltar entre ellos y el pobre de Genya abandonó la idea de pasar una tarde tranquila en el arcade. Al final era mejor venir con los Tokito a rescatar algún peluche adorable de la máquina de ganchos. 

- ¡AH! ¡No me lo puedo creer! - Gyutaro pateó la máquina, el marcador de sus peleas con Giyuu iba 30 a 27, con él en desventaja - ¡Pero si apestabas en este juego! Es imposible mejorar tan rápido.

- "La práctica hace al maestro", ¿no lo has escuchado nunca?

 - No me vengas ahora con un refranero, idiota.

- Aunque sí que es cierto que te has hecho con los controles muy rápidamente - admitió Genya que se había acabado sentando en la máquina de al lado al ver que la ronda de peleas de esos dos estaba lejos de acabar – En realidad... siempre demuestras saber un montón de cosas, eres atlético, audaz, ingenioso y tienes una capacidad de aprendizaje asombrosa.

- Genya – Giyuu agachó la cabeza – Lo siento, me halagas, pero no puedo corresponder tus sentimientos.

- ¡NO LO DECÍA POR ESO! Es que, con esas capacidades... ¿cómo es que eres el peor de los nueve mejores? La verdad es que no lo entiendo.

- No quiero llamar la atención, me conformo con que mi presencia pase desapercibida - terminó por confesar. Si había conseguido ser considerado amigo de Genya, entonces no tenía sentido ocultarle aquello – Pero estoy pensando... que ya ha sido suficiente de eso.

- Argh, ¿guapo y listo? Cada vez me pones más enfermo – Gyutaro sacó la lengua en señal de asco y se levantó de allí con las manos en los bolsillos. Cuando sintió unos pasos a sus espaldas, no le hizo falta darse la vuelta para saber que eran Giyuu y Genya - ¿Qué cojones queréis ahora?

- ¿Dónde será nuestro próximo enfrentamiento? - cuestionó Giyuu.

- Hey, que yo también quiero jugar a algo.

- Tch, ¡perdeos de mi vista, feos!

- Pero si hace un momento me has llamado guapo. Además, ¿no te lo has pasado bien acaso? Yo he de confesar que sí. Ha sido entretenido, estos deben ser los entretenimientos de los que disfruta la juventud sociable de la que ahora formo parte.

- Tío... no te entiendo al hablar.

Giyuu iba a intentar explicárselo, pero al divisar a tres chicas reunidas frente a una de las máquinas de gancho del arcade se detuvo, siendo imitado por Genya y Gyutaro solo que estos no sabían el motivo de la pausa.

Los ojos de Giyuu se habían posado en el conocido uniforme de la escuela Sakurajima que vestían aquellas tres chicas de esbeltas figuras, pronunciadas curvas y generosos pechos. No, Giyuu no se había parado cautivado por sus bellezas, él era un fiel amante de los muslos de Tanjiro. No necesita pechos. Si se había parado era porque podía asegurar que al menos conocía a una de esas chicas, a aquella de cabello oscuro recogido en una coleta alta, con los ojos rosados y un característico lunar en su mejilla.

No sería muy bueno relacionándose, pero recordaba bien los nombres y las caras de las personas y aquella chica era Hinatsuru, la presidenta del club de arte que les prestó su ayuda para encontrar un asesor para el club y que él, según algunas opiniones (la de Tanjiro), había tratado bastante fríamente. Pues sí, tal vez no hubiese sido el más cordial con ella, pero está intentando cambiar, cambiar para mejor y así conseguir alcanzar el corazón de Tanjiro. ¿Y qué mejor para ello que rectificar de sus errores?

- ¿Tomioka? - Genya le miró confuso cuando le vio dirigirse hacia la máquina de gancho sin decirles nada.

En silencio se plantó detrás del grupo de chicas, las cuales parecían muy concentradas en intentar conseguir alguno de los objetos de allí dentro, aunque solo una podía jugar.

- Ya casi... ya casi... ya casi... - repetía constantemente la chica que se encontraba manejando el gancho la cual tenía un largo cabello oscuro que le llegaba por debajo de sus hombros y unos brillantes ojos azules.

- Ya casi está... solo un poco más - la animaba igual de nerviosa una chica a su lado de cabello oscuro recogido en una coleta, pero con varios mechones delanteros coloreados de rubio y unos, algo agresivos, ojos marrones.

- Hinatsuru – cuando Giyuu abrió la boca, la chica de ojos azules perdió la concentración y el llavero con forma de ratón musculoso se le escapó.

- ¡AH! ¡Noooooooo!

- ¡Maldición, ya casi estaba!

- No pasa nada, chicas – las consoló Hinatsuru para después darse la vuelta y mirar a quien la había llamado, al reconocerle, le dedicó una amigable sonrisa – Hola, Tomioka.

- ¿Interrumpo?

- Grrrrrr... ¡Pues sí! ¡¿No lo ves?! - la chica de ojos azules, los cuales ahora estaban aguados, se dio la vuelta para descargar su rabia contra él - ¡Me has desconcentrado! ¡Jo! ¡Y eso que casi lo tenía! ¿Sabes la de dinero que llevo gastado aquí?

- Suma, no le grites, es un alumno de un curso inferior – la reprendió de forma suave Hinatsuru.

- ¡Pues con más motivo, Hina-chan! Soy su senpai y me ha hecho desperdiciar una moneda de 500 yenes.

- Pero siendo sinceras... - la chica de cabellos rubios sonrió de lado, como aceptando la derrota – Lo más seguro es que se te hubiese caído al final.

- ¡Ah! ¡Pero Makio-chan! ¡¿Por qué eres tan mala conmigo?!

- Lo siento, ha sido mi culpa - caminó hasta plantarse frente a la máquina - Pero puedo conseguir lo que quieras, se me da bien esta máquina.

- ¿En serio? - frotó uno de sus ojos para librarlo de la humedad causada por las lágrimas de frustración acumuladas.

- Tomioka, no hace falta – algo apenada, Hinatsuru intentó detenerle – No tienes por qué molestarte en esto.

- Sí debo. Ha sido mi culpa por llamarte de manera imprudente, así que... - se encogió de hombros, metió una moneda en la máquina y se hizo con el control del gancho - ¿Qué es lo que quieres?

- Hmmm... - pegó su cara a la máquina y señaló el llavero de un ratón con músculos - Ese de ahí.

- ¿La rata pasada de anabolizantes?

- ¡No lo digas así! - protestó haciendo un puchero.

- Bien, de acuerdo. No tardaré nada.

Hinatsuru y sus dos amigas no perdieron detalle de cómo Giyuu hacía bajar el gancho, somo este rozaba el llavero sin llegar a engancharlo y como subía después sin ningún premio capturado. Decepcionadas por un logro prometido no cumplido, miraron raro a Giyuu quien, a pesar del fracaso, mantenía su rostro estoico.

- Bueno, dentro de las posibilidades existentes, el fracaso se encuentra incluido.

- Eso... ¿es una excusa?

- ¡Jo, no lo atrapaste!

Ante la decepción de sus amigas, Hinatsuru rio nerviosa. Genya, que de lejos había visto al otro hacer el ridículo, decidió que no le apetecía ver de nuevo una escena parecida así que se acercó a la máquina, hizo a un lado a Giyuu y metió él una moneda de su bolsillo.

- En este tipo de máquina no te servirá eso de la prueba y error.

- No es problema, ya conseguí un premio doble en este tipo de máquinas una vez.

- ¿Y cuántos intentos te llevó?

- Mm... puede que un número de dos cifras.

- ¡ESOS SON MUCHOS! Argh, tú déjame esto a mí. ¿Es ese ratón?

- Sí - la chica asintió con la cabeza y se centró en los movimientos de captura de Genya.

Los tres pares de ojos femeninos quedaron centrados de nuevo en el gancho, este bajó de nuevo, pero ahora, al estar controlado por Genya, quien poseía bastante más experiencia que Giyuu en dicha máquina, lo enganchó a la primera y lo sacó de allí, ofreciéndoselo a la chica, pero sin ser capaz de mirarla a los ojos.

- Ya está... - anunció en voz baja.

- ¡AAAAAAAH! - los ojos azules se iluminaron por la emoción y recibió el llavero de manos de Genya bastante contenta - ¡Muchas gracias! - más tranquila por tener el premio entre sus manos, decidió disculpare con Giyuu por si había sido muy brusca antes – Perdona por lo de antes, por gritarte y eso. Es que llevo varios días detrás de este llavero – dibujó una enorme sonrisa en sus labios – Me llamo Suma. ¿Y vosotros?

- Tomioka Giyuu.

- Gi-chii.

- Shinazugawa... Genya.

- Gen-chii.

- Oye, esos no son los nombres que te hemos dicho - comentó Giyuu sin entender.

- Jajajaja, me gusta usar abreviaturas – Suma se inclinó hacia un lado para ver a Gyutaro alejado detrás de ellos - ¿Él viene con vosotros?

- Sí, Shabana Gyutaro.

- Entiendo, entiendo.

- Yo soy Makio – apartando a Suma de un empujón, Makio se colocó a la fuerza en el campo de visión de los chicos – Encantada. A Hina ya la conocéis, ¿no?

- Sí, ella nos recomendó a nuestro asesor actual. Indirectamente... - los ojos azules se clavaron sobre la chica mencionada – Ha salvado nuestro club.

- ¿En serio? Jo, jo, jo, que buena senpai, Hina – se burló Makio, haciendo sonrojar las mejillas de su amiga – Y decidme, ¿de qué es vuestro club?

- Somos el Club de Inves...

- ¡A-a-a-a-a-ah...! - antes de que Giyuu pudiese decir el nombre de su club, Hinatsuru le interrumpió apresurada con un tartamudeo incomprensible.

- ¿Estás bien, Hina-chan?

- E-eh... sí.

- Gi-chii, ¿de qué has dicho qué era tu club?

- De...

- ¡Su-suma! - de nuevo, Hinatsuru interrumpió a Giyuu bastante nerviosa - ¿N-no querías ir de compras, al karaoke y a usar los cupones acumulados de aquella cafetería? S-si seguimos aquí entretenidas, al final se nos hará de noche.

- Oh, pues es cierto... - Suma miró el llavero en sus manos y después a Giyuu y a Genya - ¿Queréis venir con nosotras? Taro-chii también por supuesto.

- ¡¿AH?! - Genya no tardó en reaccionar ante la proposición mientras que Giyuu se mantenía como un tempano de hielo como era propio en él.

- Sí, sí, cuantos más seamos, mejor nos lo pasaremos. A mí no me importa – Makio dio su visto bueno - ¿Y a ti, Hina?

- ¿Eh? - la expresión que se dibujó en el rostro de la chica no parecía ser de aceptación, pero aun así forzó una sonrisa y asintió con la cabeza – S-sí, me parece bien.

- ¿En serio? ¡Genial! Pues vámonos entonces.

- ¡Pe-pero...! - Genya comenzó una protesta, ganándose la mirada de las tres féminas y poniéndole más nervioso – Mmm... ¡To-Tomioka, diles algo!

- Bueno, ¿por qué no? - se encogió de hombros tranquilo.

- ¡¿EH?! ¡¿TAN RÁPIDO ACEPTAS?!

- ¿Por qué habría que negarse? La gente sociable se reúne en grupos grandes y hace este tipo de cosas.

- Tomioka... tú no eres sociable.

- Genya, para tener el estatus social de mi amigo, eres un poco cruel conmigo.

- Es que... es que... - sonrojado hasta las orejas, se acercó más a Giyuu para que las chicas no pudiesen oírle – Es que... s-son mujeres...

- Bueno, sobre eso, no tengo pruebas más allá de la forma de sus cuerpos y sus desarrollados bustos, pero sí, a simple vista parecen del género femenino.

- Pu-pues por eso, yo no...

- Sí, a pesar de tu pánico al género femenino, he observado que ya eres capaz de hablar con chicas. ¿Por qué te debe molestar pasar tiempo con ellas entonces?

- E-en eso tienes razón, pero...

- Además, llevo unos días queriendo comprar algo para lo que necesito un punto de vista femenino. Me vendrá bien su compañía.

- Argh... que remedio, vale.

Giyuu asintió con la cabeza y cambió su atención hacia el grupo de chicas.

- Nos apuntamos.

- ¡Siiiii! ¡Genial! ¡Vámonos entonces! - Suma echó a correr, enganchando el brazo de Gyutaro por el camino y tirando del chico en contra de su voluntad.

- ¡¿Pero tú qué haces, petarda?!

- No seas gruñón, Taro-chii, tengo cupones de descuento en batidos de fresa, ¿sabes?

- ¡¿Y a mí qué mierda me importa?!

El grupo avanzó detrás de Suma, todos menos Hinatsuru que se había quedado quieta en el sitio. Notando esto, Giyuu se detuvo y se giró para mirarla.

- ¿Todo bien?

Hinatsuru no contestó, apretó con una mano el asa de su bolso que colgaba de su hombro mientras su otra mano la cerraba en un puño. A pesar de aquella acción y de que parecía estar mordiéndose los labios, relajó sus manos y su expresión, levantando la mirada y dedicándole una cálida sonrisa a Giyuu.

- Sí, perdón. Vámonos, nos acabaremos quedando atrás.

La chica avanzó siguiendo al grupo y Giyuu fue detrás de ella.

Todavía no podía ser considerado el rey de la sociabilización, pero hasta para él era evidente que la chica no estaba siendo sincera.

Interactuar con desconocidos era algo sobre lo que siempre acabarías dudando al principio, pero para sorpresa de Giyuu, no había sido tan difícil con aquel grupo de tres chicas. Tal vez fuese porque poco a poco está consiguiendo mejorar sus habilidades sociales o tal vez fuese simplemente porque ellas tres son bastante simpáticas y fáciles de tratar.

Sea cual sea la respuesta correcta, todos sabemos que es la segunda.

Aunque había comenzado a hacer cosas que nunca antes en la vida habría hecho, como relacionarse con los demás, no había llegado a pensar que podría hacer eso con gente fuera de su círculo de confort. ¿Qué cuál era ese círculo para Giyuu? Pues un círculo en el que los bordes era la gente de su club y el enorme centro era su amor pelirrojo. Se sentía distinto estar con ellas que con la gente del club, pero tampoco era algo que se sintiese mal.

Suma era alguien muy animada y parece que también muy sentimental pues se emocionaba o se entristecía con cualquier cosa. Makio en cambio era más dura, no parecían afectarle opiniones ni críticas, la chica era fiel a su propio estilo. Y en cuanto a Hinatsuru, pues ella era como el equilibrio perfecto, la que sin duda podría ser catalogada como una Yamato Nadeshiko, es decir, el estereotipo común de belleza japonesa perfecta.

No era ruidosa ni armaba jaleo, su sonrisa era agradable y su voz era suave, calmada y tranquila. De alguna manera, le recordaba un poco a Tanjiro, puede ser que por eso no se sintiese nada incómodo a su lado. No obstante, desde que sus grupos se cruzaron, para Giyuu no pasaba inadvertido que la chica sí parecía notarse algo incómoda cerca de ellos tres, lo cual no terminaba de entender porque fue ella misma la que ofreció a Tanjiro crear una alianza entre ambos clubs para apoyarse en los problemas. ¿Habría cambiado de opinión?

A pesar del extraño ambiente con Hinatsuru, la tarde que pasó en compañía de las chicas fue entretenida. Suma arrastró al grupo entero a un karaoke y mientras ella y Makio cantaban a todo pulmón canciones de anime desconocidas para él, los chicos (Gyutaro obligado por supuesto) y Hinatsuru golpeaban panderetas ofrecidas por el local para hacerlas acompañamiento. Las chicas también les arrastraron a tiendas de ropa y con cada modelito que se probaban, pedían su opinión. Genya poco podía decir por la vergüenza, aunque fuese ya capaz de hablar con ellas, Gyutaro opinaba que todo les quedaba mal y Giyuu simplemente decían que estaban bien.

La verdad es que, como acompañantes, esos tres chicos eran terribles. Menos mal que los quieren en sus casas.

Aprovechando que les habían llevado a tiendas, Giyuu sugirió una concreta ya que necesitaba la opinión de una chica y tras recibir opiniones de Suma y Makio, al final terminó realizando su compra que guardó en una pequeña bolsa de papel. Después de salir de esta última tienda, las chicas les llevaron a lo que era su objetivo principal más importante de la tarde que era aquella cafetería donde Suma tenía acumulados varios cupones descuento.

Y así es como los seis terminaron sentados en aquella mesa, las tres chicas sentadas en un lado de la mesa con los tres chicos enfrente. Suma había decidido compartir sus cupones con todos y les había invitado a batidos, estos habían aceptado su buen gesto menos Gyutaro que ni lo había tocado. Él al fin y al cabo solo quería marcharse de allí, pero el grupo de féminas era muy insistente y muy pesado para él. Sobre todo Suma, que para sus oídos era como una bocina rota.

- Y entonces y entonces, Makio-chan se emocionó tanto aquella vez en el juego de lucha que acabó golpeando a un chico que pasaba detrás sin querer. ¡Fue demasiado divertido!

- ¡Oye! ¡No fue divertido!

- ¿Eh? Pero para mí sí.

- ¿Sí? ¿Pues sabes qué fue para mí lo más divertido? Ese día que en gimnasia se te rompieron los pantalones y se te vio la ropa interior.

- ¡Waaaaa! ¡Makio-chan!

- Las alumnas de último curso no deberían llevar ropa interior con estampado de ositos.

Al escuchar la mención de su ropa interior, Genya casi escupe la bebida, en cambio, Giyuu estaba tan tranquilo. A veces envidiaba su impasividad ante cualquier cosa.

- ¡Oye, que no es tan raro! ¿A qué no? - preguntó Suma dirigiéndose a los chicos - ¿No es adorable la ropa interior con estampados?

- ¿Eh? N-no... no sé - contestó Genya apartando la mirada.

- Supongo que no están mal - comentó Giyuu encogiéndose de hombros ante la mirada de incredulidad de Genya. Este hombre no conocía el pudor – La ropa interior de estampados es de algodón, material recomendado por los expertos en higiene íntima.

- ¿Ves? Bonita e higiénica, tú sí que sabes, Gi-chii.

Genya miró raro al chico, ¿qué había en esa extraña cabecita de sabelotodo como para que al hablar de ropa interior con una alumna mayor no sintiese ni la mínima gota de vergüenza? Tomioka Giyuu era un verdadero misterio para la ciencia. La ciencia social.

- Voy a mear – y hablando de vergüenza, ahí otro que no tenía ninguna. Gyutaro abandonó su bebida sobre la mesa y se marchó en dirección al baño, frenando y dándose la vuelta con el ceño fruncido cuando notó como los otros dos le seguían - ¿Qué mierda hacéis?

- Necesito vaciar los líquidos de mi vejiga – explico Giyuu, siempre desde la lógica.

- Yo también tengo que ir al baño - el argumento de Genya en cambio fue más de persona normal.

- Tch, ¡id en otro momento!

- ¿Por qué? El baño no es tuyo – le reprochó Genya comenzando a avanzar a su mismo ritmo.

- Mierda, mira que sois pesados. Parece que me habéis buscado hoy para estropearme el día.

- Sí, claro, no tengo otra cosa que hacer.

- ¿La tienes, Genya?

- ¡¿TÚ DE QUÉ LADO ESTÁS?!

Gyutaro rodó los ojos y abrió de un empujón la puerta del baño, no molestándose en sujetarla para que no diese en la cara a los chicos que iban detrás de él.

- Pero que borde eres.

- Lo que digas, cabeza de gallo.

- ¡¿Cabeza de...?! ¡Oye!

- Lo dice por tu cresta, Genya.

- ¡No me digas!

- Como amigo, es mi deber social aclararte las cosas que no entiendas.

- Esta la he entendido perfectamente. Maldición, no sé ni por qué nos hemos molestado en hablarte hoy.

- Pues eso me pregunto yo también. Con lo tranquilo que estaba sin vuestra molesta presencia.

Gyutaro y Genya maldijeron al mismo tiempo, callándose su enfado hacia el otro y situándose en los urinarios de pared para, como había dicho Giyuu, vaciar la vejiga.

- ¡¿Por qué os quedáis tan cerca?! - se quejó de nuevo Gyutaro, ahora porque se habían plantado en los urinarios más cercanos, con Genya a su lado y Giyuu junto a este último.

- ¡¿Y qué más te da?! ¡Lo que me faltaba ahora es que me dijeses donde mear!

- Maldición, ¿qué quieres ver, cabeza de gallo? Pensé que solo te iban los mocosos de secundaria.

- ¡Olvídate de mí!

- No lo has negado, Genya.

- ¡De nuevo! ¡¿Tú de parte de quién estás?!

- Aunque ya me confirmaste antes tu fetiche con ellos...

- ¡CALLAOS Y DEJADME MEAR!

Gyutaro y Genya resoplaron enfadados mientras Giyuu se quedaba tan tranquilo. Era la primera vez que orinaba con conocidos tan cerca. Supuso que lo correcto era mirar hacia la pared, callarse y vaciar el tanque, pero hay acciones difíciles de controlar y tanto los ojos de Gyutaro como los suyos acabaron yendo hacia el chico situado en medio. Ya se vieron desnudos en las aguas termales en verano y ya lo notaron en ese momento, pero debían comprobarlo de nuevo.

- ¿Qué miráis? - cuestionó Genya con una vena marcándose en su frente.

- Nada – Giyuu apartó la mirada con calma – Supongo que esa es la explicación de que haya tanta gente detrás de ti, Genya. Increíble para tu edad.

- ¡¿EH?!

- ¿Tienes genes africanos, cabeza de gallo?

- ¡¿PERO QUÉ DECÍS?! ¡AAAAAH! ¡YA NO TENGO GANAS! - con el rostro rojo hasta las orejas, Genya cortó aquello rápidamente, se cerró el pantalón y fue directo al lavamanos.

- Ahora eres vergonzoso, ¿eh? Pues ninguno ha tenido ni una pizca de vergüenza cuando me ha arrastrado a esta mierda de cita triple – Gyutaro también acabó siguiendo a Genya al lavamanos.

- ¿Qué? - Giyuu fue el último y al ir igual a lavarse las manos dejó a Gyutaro de nuevo junto a los dos, solo que esto ya no parecía enfadarle - ¿A qué te refieres exactamente con eso?

- ¿Ah? ¿Sois tontos? - el mayor del grupo ladeó el rostro mientras los otros dos le miraban confusos – Tres chicas, tres chicos, yendo al karaoke, de compras, comiendo juntos... ¿en serio no os dais cuenta?

- No...

- ¡AH! - al contrario que Giyuu, Genya pareció entender lo que estaba diciendo y es que él en el fondo también notaba algo raro sobre todo esto.

Es que todas estas actividades... ¡Las hacía con los gemelos cuando le arrastraban a citas!

- ¡AAAAAH! - chilló de nuevo, ganándose una mala mirada por parte de Gyutaro - ¡Mierda, tienen razón, soy un infiel!

- ¿Por esto o por más cosas?

La pregunta de Gyutaro provocó que saliese una nubecita blanca de pensamiento por encima de su cabeza para recordarle el beso con Rui, no, los DOS besos con Rui. De nuevo completamente sonrojado, agitó las manos hacia arriba para disipar esos pensamientos.

- ¡¿POR QUEEEEEEE?! ¡¿POR QUÉ CUÁNDO ME DECIDO FIRMEMENTE SOBRE MI SEXUALIDAD ME PASA ESTO?!

- Y tú eres bastante más atrevido de lo que pensaba, vice – le sonrió con burla.

- ¿Yo? Yo no veía esto como una cita.

- Ya, ya y parecías tonto, ja.

- Es la verdad.

- Que sí, que sí, pero pobres de vosotros como "ciertas" personas se enteren, ¿no? Ya sabéis, tal vez... dos niños afeminados e idénticos o un presidente frentón. ¿Cómo era eso? Ah, sí, "No sabía que eras esa clase de ser humano".

- ¡AH! ¡No serás capaz!

- Capaz soy, pero estáis de suerte. No me apetece joderos la cita.

- ¡Que no es una cita! ¡Oye! ¡¿Me estás escuchando?! - Genya intentó detenerle agarrándole del hombro, pero el chico lo esquivó y se giró para mirarle con superioridad.

- Tranquilízate, cabeza de gallo. Ya os he dicho que me voy a portar bien y no decir nada. Después de todo, sois tan feos que es rara la oportunidad en la que llamáis la atención de las chicas.

- No sé si creerte.

- Bueno y si se me va la lengua, ¿qué? En realidad, ni siquiera tengo pruebas para delataros – se encogió de hombros y les adelantó para volver a su sitio.

- En eso tiene razón, Genya. No tiene manera de demostrar que de verdad estuvimos aquí con ellas.

- Pero aun así...

- Oye, Genya.

- ¿Qué?

- ¿De verdad es una cita triple?

- Mmm... - el chico puso mala cara – No... no lo sé. Argh, de momento mejor ingeniémonoslas para marcharnos lo antes posible.

Giyuu asintió con la cabeza y los dos regresaron a la mesa con las chicas donde Gyutaro ya estaba sentado dedicándoles una sonrisita que estaba haciendo que Genya crujiera los dientes de la rabia. En cambio, Giyuu estaba más tranquilo, aunque solo por fuera.

Por dentro no se sentía bien al pensar que estaba teniendo una cita con alguien más que no fuese Tanjiro. Suspiró pesadamente por dentro. ¿Era esta su primera infidelidad?

Sí, seguro que para muchos no cuenta.

Para Tsutako, si se entera, por mucho que le quisiese, seguro que le asesina.  

- ¡No quieroooooooooo!

- Inosuke, no seas infantil y deja de quejarte.

- ¡Aaaaaaaaah! ¡Pero! ¡¿Por qué?!

Inosuke estaba siendo arrastrado por la calle por un tranquilo Tanjiro que ignoraba las quejas y las malas caras del amigo que se autodenominaba el líder del club. Detrás de ellos avanzaban Zenitsu, Kanao y los Tokito, manteniendo distancias por si a la gente se le ocurría relacionarlos con aquellos dos que tanto llamaban la atención.

- ¡Jo! ¡Gonpachiro, es que no lo entiendo! - dejó de hacer tanta fuerza, dejándose arrastrar por el pelirrojo – Si ya fueron el Topioka y el Genta a por la manzanilla, ¿por qué tenemos que ir nosotros a acompañarlos?

- Campanilla – le corrigió el rubio aun a distancia.

- Porque nos escabullimos de malas maneras – le regañó algo serio – Es cierto que todos teníamos compromisos, pero en realidad no abarcaban toda nuestra tarde. Hemos sido groseros dejándoles el trabajo a ellos dos, por eso debemos remediar nuestro mal comportamiento buscándolos y pidiéndoles perdón. ¿Entendido?

- Pero mi compromiso era muy serio, Gonpachiro y sí abarcaba toda mi tarde.

- ¿No era hacer el vago?

- ¡Calla, Monitsu!

Tanjiro continuó liderando el camino, ignorando la discusión detrás de él de Inosuke y Zenitsu hasta que acabó encontrándose con una figura femenina vistiendo el uniforme de la escuela. Los demás, al divisarla, también se detuvieron y tras estar mirándose un rato, la chica frente a ellos frunció el ceño y se cruzó de brazos.

- ¿Qué miráis, feos? - ese fue el agradable saludo que les dedicó Daki.

- Hola a ti también - le respondió con sarcasmo un Yuichiro con el ceño fruncido.

- Y la tarde estaba siendo buena, que pena que al final estáis hasta en la sopa - observó a cada uno durante un rato hasta que clavó sus ojos sobre Tanjiro, dedicándole una sonrisa cínica - He escuchado que casi cierran el club, que pena que la vice no lo logró. Tal vez para la próxima la eche una mano.

- También es tu club, Daki - añadió Kanao severa – No deberías hablar así.

- Hablaré como me dé la gana, digo yo - elevó la barbilla para mirar con más superioridad todavía a aquel grupo – Y a todo esto... que raro veros incompletos.

- Y a ti que raro verte sin tu hermanito del alma, ¿no? - le contestó de manera mordaz Yuichiro cuya boca fue rápidamente tapaba por su gemelo.

Al escucharle mencionar a su hermano, Daki frunció el ceño, no le gustaba escuchar a ninguno de esos hacer mención de Gyutaro y menos ahora que le estaba comenzando a notar cada vez más distante, distante por culpa de ellos.

- No os metáis donde no os llaman. Que asco, ojalá poder borrar de mis retinas el haberos visto.

- Mejor sigamos - aconsejó Zenitsu en voz baja al pelirrojo. Daki tenía malas pulgas y seguirla la conversación no traería nada bueno.

El pelirrojo asintió con la cabeza e intentó continuar caminando hacia delante. Daki, para ignorarles, giró la cabeza, pero en el momento que hizo eso, su expresión cambió completamente. Curioso por aquello, Tanjiro siguió la dirección de la mirada de la chica y abrió bien en grande los ojos cuando vio lo mismo que estaba viendo ella.

Estaban parados al lado de una cafetería con un gran ventanal y a través de este se podía ver como Giyuu, Genya y Gyutaro compartían mesa con tres chicas. Daki y Tanjiro podían ser muy diferentes, pero ahora ambos compartían la misma expresión de desconcierto. Viéndolos tan concentrados, el resto del grupo no tardó en mirar en su misma dirección, siendo Yuichiro el primero en reaccionar en voz alta.

- ¡¿Pero eso qué es?!

- Lo suponía - Muichiro asintió lentamente con la cabeza – Genya cayó en la infidelidad.

- Anda y nosotros buscándolos, ¿ves cómo me tenía que haber quedado haciendo el vago, Gonpachiro? ¿Gonpachiro? - Inosuke tiró suavemente de su mano, consiguiendo librarse sorpresivamente del agarre de su amigo - ¿Oye?

- Tres hombres y tres mujeres juntos... parece una cita - soltó Kanao sin ninguna mala intención, solo por aportar el conocimiento de la lectura de manga en la que le introdujo Inosuke.

- No digas eso – Zenitsu miró algo incómodo a su amigo – Oye... Tanjiro... creo que... lo mejor será irnos. ¿No opinas lo mismo?

- ¡Ja! ¿Marcharnos? Que iluso – Yuichiro negó varias veces con la cabeza – Al descubrir una infidelidad, lo último que tienes que hacer es marcharte.

- Pero... si ni siquiera es una infidelidad.

- Para nosotros sí, ¿verdad, Mui?

- Afirmación. Genya dijo que nos quería, no toleraré un cambio de opinión.

- ¿Verdad? Pues vamos allá.

- ¡Espera! - Zenitsu agarró rápidamente el brazo del gemelo mayor - ¿Qué piensas hacer?

- ¿Ah? ¿Qué otra cosa voy a hacer? ¡Reclamaré lo que me pertenece! Así nadie me lo robará.

- ¿Qué? ¡Oye! - Yuichiro se le escapó junto a Muichiro, alarmado por lo que podía pasar, Zenitsu buscó consejo en el pelirrojo - ¡Tanjiro, hay que hacer algo!

- ¿Eh? S-sí... - pestañeó un par de veces, terminando de regresar a la realidad – Vo... ¡Voy!

- ¿Qué? ¡Pero Tanjiro!

Sin entender bien por qué, el pelirrojo salió corriendo junto a los gemelos, pero cuando llegó con ellos no los detuvo, sino que entró con ellos a la cafetería. Daki pareció despertarse también, echando a correr también para seguirlos. Llegados a este punto, Kanao y Zenitsu intercambiaron miradas, agarrando ambos a Inosuke y obligándole a entrar en la cafetería.

- ¡Ah! ¿Vamos a comer? - les preguntó emocionado.

Ninguno le respondió, buscaron al grupo y no tardaron mucho en dar con ellos pues la rabia que desprendían los pasos de Yuichiro era difícil de pasar por alto.

- Y entonces... - la charla animada de Suma se cortó de golpe cuando sintió a alguien pararse al lado de su mesa.

Tanto las chicas como los chicos se giraron para ver de quien se trataba, al encontrarse con Yuichiro, el rostro de Genya se quedó blanco.

- Mierda...

- Hola, Genya – a pesar de saber que estaba enfadado, Yuichiro le dedicó una hermosa sonrisa que tiñó de rojo las mejillas de las tres chicas.

- Que lindo / ¡Que lindo! / ¡Que lindo! - las féminas opinaron al mismo tiempo.

- Gracias - agradeció el cumplido todavía con una sonrisa angelical.

- ¡Ah! ¡Hay dos! - al darse cuenta de la presencia de Muichiro, Suma le señaló emocionada - ¡Kyaaaaaa! ¡Es hermoso!

Notando la misma actitud pegajosa que Mitsuri y solo por precaución, Muichiro prefirió ocultarse un poco detrás de su gemelo.

- Espera... ¿acaso no es...? - dándose cuenta de quien era el gemelo menor, Hinatsuru giró un poco la cabeza para encontrarse con el resto del club. Tragó duro ante lo que seguramente se vendría ahora, pero al divisar el rostro de Zenitsu, la ansiedad pareció asaltarla con más fuerza – Chi-chicas... ¿po-por qué mejor no nos vamos?

- ¿Eh? ¿Y eso por qué, Hina?

- Sí, sí, Hina-chan, ¿y esas prisas?

- Es que...

- Sí, ¿y esas prisas? - de golpe, Yuichiro estampó sus dos manos contra la mesa, dejando ver la vena que se le estaba marcando en la frente – Porque de aquí no se va nadie hasta que aclaremos un par de cosas. La primera, Genya.

- ¡Sí!

- ¿Qué haces en una cita triple con chicas después de habernos pedido tiempo para pensar en quién de nosotros dos es la persona que amas? ¿Eh, desgraciado?

- ¡No, no, no, no! - agitó rápidamente los brazos - ¡No es una cita!

- Vale, pues dime qué habéis hecho esta tarde.

- ¡Solo hemos ido al karaoke, de compras y ahora a esta cafetería!

- Genya... - Yuichiro le miró con desprecio - ¡¿Me estás tomando el pelo?! ¡Mui!

- Ya estoy en ello – Muichiro tecleaba algo tranquilamente en su teléfono - Ya está. Acabo de informar mediante un mensaje de texto a mi suegra de la infidelidad que Genya ha cometido.

- ¡PERO NO HAGÁIS ESO!

- ¿Cuántos años tienes para que se tengan que estar chivando a tu madre? - le preguntó Gyutaro haciendo un gran esfuerzo por no estallar en carcajadas por aquello.

- ¡TÚ DÉJAME EN PAZ! ¡Yui, Mui, escuchad! ¡No es lo que parece!

- Un consejo, no defiendas una infidelidad con una frase tan cliché. Te resta credibilidad.

- ¡Pero no es mentira!

- Te vas a arrepentir de esta... Shinazugawa Genya. ¡Mui! - Yuichiro chasqueó los dedos – Sepultemos el ataúd de este infiel.

- Sí - su gemelo asintió con la cabeza, tecleando de nuevo en su teléfono.

- Ahora... ¿ahora qué hacéis...?

- Explicación. Le mando un mensaje detallado a Shinazugawa Sanemi sobre los múltiples actos sexuales que nos has realizado en periodo de exámenes en vez de estudiar matemáticas.

- ¡ESPERAAAAAAAA! ¡ME ASESINARÁ!

- ¡No es mi problema! - le contestó rabioso Yuichiro.

- ¿Tú sabes de que va todo esto? - Makio se acercó a la oreja de Suma para preguntar, pero la chica solo se encogió de hombros.

- Creo que es un malentendido, pero no pada nada, lo aclararé ahora mismo y ya está.

- ¿Eh? ¡E-espera, Suma! - Hinatsuru intentó detener a la chica, pero no pudo.

Suma se había girado con una sonrisa pacífica hacia el grupo para intentar calmar el fuego que se había encendido, pero dicha sonrisa desapareció en el momento en que dio con la figura de Tanjiro. Sus ojos se clavaron con fuerza en sus tres características más destacables: la cicatriz, los pendientes y la enorme frente. Uniendo esos tres puntos, se levantó de golpe de su asiento, estampando ambas manos contra la mesa.

- ¡AH! ¡KAMADO TANJIRO! ¡ERES KAMADO TANJIRO! ¡¿VERDAD?!

- ¿S-sí? - el pelirrojo pegó un pequeño salto al ser llamado.

Al decir su nombre, Makio también se fijó en él y viendo aquellas mismas tres características, abrió la boca bien en grande por la sorpresa.

- ¡¿Qué?! ¡Será una broma! Es... ¡Es el líder del Club de Investigación de Demonios!

- ¿Nos conocéis? - sintiendo como su club era reconocido, Tanjiro sustituyó la sorpresa por emoción - Comenzar a ser populares es emocionante, pero algo vergonzoso. ¿No es genial, chicos?

- Te hará emoción a ti, Gonpachiro, yo soy un dios, soy famoso allá donde vaya.

- Son reacciones algo raras para ser de admiración - comentó Kanao que se intuía que si les reconocían, no era por algo bueno.

- ¿Tú crees? Esto... ¿de qué me conocéis? - Tanjiro se señaló a sí mismo entre nervioso y emocionado.

- ¡¿Cómo no voy a conocerte?! Después de todo lo que se habla de tu club por las clases de tercero.

- ¡¿Se habla de nosotros?! - las palabras de Suma iluminaron sus ojos - ¡Eso es genial!

- El presidente del club... Kamado Tanjiro - comenzó a enunciar Suma con un tono bastante más serio al que había usado durante toda la tarde.

- ¡Sí, ese soy yo!

- El fanboy más friki de los demonios, de frente infinita y con dos cartas colgando de sus orejas. Gobierna el club con puño de hierro.

- ¡¿Frente infinita?! - se tapó dicha parte de su cuerpo al ser llamado así - ¡Eso no es cierto!

- ¿Y lo de friki no te molesta...? - se cuestionó Zenitsu en voz baja.

- Y cerca de él siempre va... - Suma tragó tensa – Una bestia mitad jabalí capaz de despedazar en dos hasta la carne más dura.

- Anda, ¿había una bestia así en el club? - preguntó inocente Inosuke. Zenitsu se le quedó mirando raro.

- La bestia eres tú...

- No te olvides de los pervertidos, Suma – Makio se unió a la descripción del club, se la notaba tensa al tener enfrente al club de los que tantos rumores había - Dicen que en ese club hay un pervertido que se excita exclusivamente con los de la rama de secundaria. ¡Dicen que hasta tiene un harem!

- No puede ser... - del rostro de Genya escapó una pequeña lágrima.

- ¡Y el pervertido de los muslos! - continuó hablando Makio - En ese club hay un chico que vive exclusivamente para los muslos. ¡Dicen que no piensa en otra cosa!

- ¿En serio? - preguntó Giyuu, completamente ignorante de que se trataba de él.

- Eres tú... - de nuevo, Zenitsu acabó murmurando. ¿De verdad ninguno se había preguntado cómo le veían los demás?

- ¡Pero! / ¡Pero! - Suma y Makio se miraron al mismo tiempo, recuperando un rostro más tranquilo.

- Dicen que en el club también hay un chico guapísimo.

- ¡Sí, sí! - asintió emocionada Suma – Dicen que es un príncipe de larga melena oscura, ojos profundos que te leen hasta el alma y musculatura de dios griego.

- Anda, debo ser yo, ¡jajajajajaja! - Inosuke comenzó a reír con ambas manos sobre sus caderas.

- No lo creo... - tras murmurar aquello, Zenitsu miró de reojo a Giyuu. Parece que tampoco comprendía que a quien describían era a él.

- Esos rumores son algo crueles e injustos - protestó Tanjiro, ganándose de nuevo la atención de Suma que le miró con el ceño fruncido – Nadie en el club es así.

- En realidad los rumores me dan igual. Yo ya sé cómo eres sin necesidad de escucharlos.

- ¿A qué te refieres?

- Venga ya, no me dirás ahora que lo has olvidado. ¡Lo que hiciste a principio de curso!

- ¿A principio...? - intentó recordar, pero por su mente solo pasó cuando Giyuu se escondió en su club, le acorraló contra la pared y le amenazó con meterle mano si hacía ruido. El recuerdo coloreó su rostro de rojo así que negó varias veces con la cabeza para alejarlo de su mente - ¡N-no sé de qué hablas! ¡No tengo ni idea!

- ¡Claro que lo sabes! ¿O eres tan descarado que olvidas tan rápidamente cuando intentas robarle miembros a un club?

- ¡¿Qué?! ¡Yo no hice eso!

- ¿No? ¿Entonces no intentaste convencer a Tengen-sama a principio de curso de que se uniese a tu club?

- ¡Eso no...! - calló de repente e intercambió miradas con Inosuke y Zenitsu mientras la atención de todos estaba sobre su persona.

Pues ahora que lo pensaba... sí, le preguntó a Uzui para unirse a su club, pero recuerda perfectamente como este rechazó la invitación.

- Yo... s-sí que lo hice...

- ¡Ajá!

- ¡Pero Uzui-senpai se negó! No sé qué tiene que ver eso en todo esto...

- Que se negase no quita el hecho de que intentaste robarnos un miembro de nuestro club. ¿Cómo te habría sentado a ti eso?

- ¿Vuestro club? Yo no sabía que Uzui-senpai estaba en un club, además, es que estábamos desesperados, iban a cerrar nuestro club, teníamos que intentar que cualquiera se uniese.

- No me digas, ¿crees que tu club es el único con problemas? ¿Creéis acaso que sois el primer club que el consejo estudiantil ha intentado cerrar por falta de miembros? Nuestro club también es pequeño y también tiene cientos de problemas, ¡pero nunca hemos intentado robar miembros a otros clubs como hicisteis vosotros!

- Nosotros no...

- ¿Cómo puedes ser tan egocéntrico? ¿Acaso te crees la única persona con problemas?

- Yo... yo no... - no supo si era porque una alumna mayor le estaba regañando o porque otro motivo podía ser, pero las palabras se le atascaron en la garganta, volviéndole incapaz de contestarla adecuadamente.

Para su buena suerte, siempre podía contar con su vicepresidente.

- Suma – Giyuu se coló en la conversación sin alterar ni un poco su expresión - Estás perdiendo los nervios por un malentendido y me gustaría que pidieras perdón a Tanjiro.

- ¿Pero qué dices, Gi-chii?

- Digo - apoyó sus pies con firmeza contra el suelo y se puso de pie, manteniendo en todo momento aquella expresión tan estoica que lo caracterizaba – Que estás ofendiendo al líder de mi club, así que veo conveniente que pidas perdón.

- ¿Líder...? - Makio se quedó con la boca abierta cuando comenzó a atar cabos – Eres... no... ¡¿sois del Club de Investigación de Demonios?!

- Sí - Giyuu asintió con la cabeza y miró de reojo a Hinatsuru. El cómo la chica parecía querer desaparecer le daba a entender que ella había visto venir lo que pasaría si rebelaban de que club eran - ¿Hay algún problema con eso?

Makio se quedó de piedra asimilando lo que acababa de escuchar. Los tres chicos con los que habían pasado la tarde y con los que se habían divertido pertenecían al Club de Investigación de Demonios. Quien lo hubiera pensado.

- Suma – Giyuu la llamó de nuevo - ¿Vas a hacer lo que te he pedido?

- ¿Cómo quieres...? ¿Cómo quieres que haga eso? Gi-chii... no, Tomioka – la chica cogió su bolso y quitó el llavero de ratón, dejándolo frente al chico.

- Lo de Uzui fue un malentendido. ¿No lo entiendes?

- No... ¡¿Cómo lo voy a entender cuando no es la primera vez que lo hacen?!

- ¿Qué? - la expresión de Giyuu cambió por fin, demostrando confusión.

- ¿Quién de ellos es? - Suma se giró para mirar a Hinatsuru que en todo momento se había mantenido callada y con la mirada agachada - ¡Hina-chan! ¡¿Quién de ellos es?!

- Suma...

- ¡El club entero está aquí! ¡¿No?! ¡Es imposible que no esté aquí!

- Suma, para.

- ¿De qué estás hablando? - se interesó Kanao.

- ¡El desertor del club! ¡Abandonó el club de arte por irse al vuestro y por su culpa estuvimos al borde de la clausura! ¡No os hagáis los tontos! ¡Lo robasteis vosotros, como quisisteis hacer con Tengen-sama!

- Eso no es cierto. Nadie en mi club ha estado en el club de arte.

- ¡Mentiroso! Lo que pasa es que es un cobarde y no quiere dar la cara. Sois un club rastrero ¡y os da igual lo que le pase a los demás con tal de estar bien vosotros!

- ¡Suma, detente, ya! - Hinatsuru se levantó de golpe, forzando tanto su voz en ese grito poco habitual en ella que hasta sintió escozor en la garganta - Estás montando un espectáculo vergonzoso.

- ¡Pero, Hina-chan!

- No me apetece seguir presenciando una situación tan bochornosa. Tanjiro – la chica clavó su vista sobre el pelirrojo e inclinó su cuerpo en una reverencia – Lamento todo lo que acaba de pasar.

- ¡No, Hina-chan! ¡¿Qué haces?!

- Me marcho – colocó su bolso en su hombro – No me encuentro bien.

Realizando de nuevo una reverencia, esta vez para el grupo en su conjunto, Hinatsuru se marchó hacia la puerta, no sin antes dedicarle una mirada fugaz a Zenitsu. Cuando este se la devolvió, la chica apartó la cabeza rápidamente, apresurando sus pasos para salir de allí como si estuviese huyendo. El rubio no pudo ignorar la punzada de dolor que sufrió en su cabeza cuando la chica le miró, pero la intentó disimular lo mejor que pudo.

- ¿Y vosotras qué? - preguntó Yuichiro con aires de chulería - ¿Vais a continuar escupiendo acusaciones falsas o qué?

- No es justo... ¡Simplemente no es justo!

- Suma, creo que ahora no es el momento. Vámonos con Hina – Makio intentó detener a su amiga, pero esta parecía más rabiosa que nunca al tener al objetivo de su odio frente a sus narices.

- ¡Es que de alguna manera u otra siempre se salvan! Cuando impusieron la regla del asesor me preocupé por nuestro club... pero también me alivié porque sabía que el vuestro acabaría cerrando, que no existiría profesor en la escuela que quisiese hacerse cargo de vosotros, pero de nuevo, ¡una vez más! Os acabáis salvando no entiendo cómo.

Tanjiro y Giyuu se la quedaron mirando atentamente cuando dijo eso. Si se salvaron fue precisamente porque Hinatsuru les recomendó a Haganezuka, aunque parece que esta información la chica no la había compartido con sus amigas.

- Arrebatasteis un miembro del club... y a principio de curso intentasteis hacerlo de nuevo. ¡No es nada justo! ¡Nuestro club tampoco es grande, ni popular, tenemos los mismos o incluso más problemas que vosotros! Ya que no pensáis pedir perdón por eso... ¡resarciros al menos! Nos quitasteis a una persona y ya que ahora tenéis tantas... - Suma clavó sus ojos sobre los tres chicos sentados delante de ella - ¡Entregadnos a esos tres!

- ¡Y UNA MIERDA! - Yuichiro estampó sus manos contra la mesa, asustando a Zenitsu y provocando que llamasen más la atención de lo que estaban llamándola ya - ¡¿Quién te crees que eres?! Dejé que se colase una araña... ¡pero no pienso dejar el camino abierto a nadie más!

- Protesta, Genya no puede abandonar el club porque tiene sentimientos latentes hacia nosotros. Al igual que una planta sin sol, Genya se marchitaría si nos tuviese lejos.

- Oye... que me hacéis quedar como un obsesivo.

- Gyutaro-senpai está en el club porque Rengoku-senpai le asignó allí. Fue una petición del presidente del consejo estudiantil, él tampoco puede irse - intervino apresurado Tanjiro.

- Vale, pero Gi... Tomioka sí puede venir sin problema, ¿o no?

- No... ¡No! Tomioka-senpai es el vicepresidente de mi club.

- Vale, pues le haré una oferta para que lo deje. Es lo que hicisteis vosotros cuando nos robasteis un miembro, ¿no? Y lo que intentasteis hacer con Tengen-sama.

- ¿De qué oferta hablas? - la cuestionó Giyuu.

- Si te unes al club de arte pasarás unos días más tranquilos. Nosotros no nos metemos en problemas como el Club de Investigación de Demonios, nuestra actividad es más calmada. Te gusta el chocolate, ¿verdad? ¡Pues tendrás todo el que quieras! Y por si fuera poco... - Suma hizo una pausa dramática, añadiendo más tensión al ambiente - ¡Dejaré que te eches la siesta con la cabeza sobre mi regazo!

- ¡¿EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEH?! - el chillido de Tanjiro no se hizo esperar, bajando la mirada rápidamente a las piernas de la chica. Tenía unos muslos enormes, tal vez más grandes que los suyos.

Tranquilidad, chocolate y muslos. Por lo que conocía Tanjiro, era todo lo que Giyuu le pedía a la vida para ser feliz, por lo que temía que en verdad pudiese abandonarles por esa oferta.

- ¡Senpai! - el pelirrojo le miró agobiado y su silencio no hizo más que acrecentar su ansiedad.

Tanjiro se congeló en su sitio, en realidad no sabía bien que hacer ahora mismo, qué argumento poner para que Giyuu se quedase a su lado a pesar de las condiciones tan buenas de la oferta de la chica. En este tipo de situaciones es cuando la mente piensa con prisas y sin razonamiento y en el caso de Tanjiro, esto trajo como resultado que lo último que dijo Yuichiro antes de entrar comenzase a repetirse como un bucle en su cabeza.

"Reclamaré lo que me pertenece. Así nadie me lo robará"

- ... ío... - Tanjiro comenzó a balbucear, ganándose la atención del grupo entero – Mi... o...

- ¿Qué? - Suma arqueó una ceja confusa por todo aquello - ¿Qué dices?

- Que... - agachó la cabeza, dejando que esta se colorease como un tomate para luego levantarla de nuevo. Lo que iba a hacer era extremadamente vergonzoso y sinceramente, no sabía cómo volver a ver a Giyuu a los ojos luego - Mío... ¡¡¡TOMIOKA-SENPAI ES MÍO!!! Po... p-por eso no puede irse a vuestro club... po-porque... ¡¡E-es mío, mío, mío y mío!!

Solo cuando terminó de desahogarse de semejante manera es que se pudo dar el privilegio de recapacitar sobre lo que acababa de gritar a los cuatro vientos en un sitio público, lo cual provocó que fuese incapaz de levantar la cabeza y que sintiese tanta sangre concentrada en su cabeza que en cualquier momento podría experimentar una hemorragia nasal. 

Nadie dijo nada y eso no mejoraba para nada las cosas.

- Oye... Gonpachiro... - Inosuke le miró con algo de pena – A ti sí que te gusta llamar la atención, ¿no?

- Mira quien habla – le espetó en voz baja Zenitsu.

- No... ¡Y-yo no...! - Tanjiro miró a su alrededor, se habían vuelto el centro de atención de toda la cafetería, camareros incluidos - ¡N-no quería decir eso! Yo... n-no era eso... en serio...

Gyutaro se había quedado mirándole fijamente. Aquella declaración le había provocado un revoltijo en el estómago. En serio, ¿a qué venía eso ahora? Ese chico siempre escogía las peores situaciones para montar un espectáculo.

Era tan idiota, con esa frente tan enorme, esa actitud tan entrometida y esos ojos que brillaban por las lágrimas de vergüenza contenidas. En serio... pensar en verle llorar le resultaba más molesto que haberle escuchado decir aquella tontería.

- Tch – maldijo por lo bajo ante semejante pensamiento tan estúpido y se levantó de la mesa, pasando a ser ahora él el centro de atención - Oi, feas. Siendo sincero, vuestro club me la pela y bueno, el mío también.

- Pues entonces, te da igual en cual estés, ¿no? Te puedes venir al nuestro.

- No me da igual.

- ¿Por qué?

Gyutaro rodó los ojos. ¿Y si le soltaba así sin más que no podía dejar el club porque él y su hermana aquí presentes tienen un demonio dentro? Sería bastante gracioso verlas correr asustadas cuando pidiesen una prueba y él se lo mostrase. No había mentido, no le interesaba el club de Suma y tampoco el de Tanjiro, solo estaba allí para que exorcizasen a Daki, una vez que hicieran eso, se marcharía de allí. No volvería a cruzar palabra con personas tan molestas como Giyuu o Genya y lo mejor de todo, Kamado Tanjiro desaparecería de su vida.

Sonaba una idea tentadora o al menos en su cabeza porque el revoltijo en su estómago atacaba de nuevo con fuerza ante ese pensamiento.

Que situación tan ridícula.

- No pierdas el tiempo, estúpida. Ninguno de estos idiotas va a renunciar al club. No cuando los tienen tan bien "atendidos" allí y sí, lo digo con segundas intenciones, segundas intenciones sexuales.

- ¡Gyutaro-senpai! ¡Ay! - la protesta del pelirrojo se vio interrumpida cuando el mayor le enganchó de una de sus mejillas y la pellizcó - Senpai, ¿q-qué haces?

- Cállate - continuó tirando de su mejilla hasta dejarla roja, solo entonces la soltó. Ahora el chico tenía una excusa para continuar estando más colorado que un tomate después de lo que acababa de pasar – Bueno, yo ya me he aburrido de estar aquí. ¿Nos vamos a ir o qué?

- Sí... - Daki, que se había mantenido al margen en todo momento, por fin abrió la boca, esbozando una sonrisa y enganchándose del brazo de su hermano cuando este pasó a su lado - ¡Vámonos! Que estos idiotas se queden peleando.

La chica intentó caminar arrastrando a su hermano, pero este no se movió ni un centímetro. Confusa por esto, le intentó mirar a los ojos, pero este tenía la mirada fija hacia el frente.

- ¿Onii-chan?

- He dicho que nos vamos – se dio la vuelta hacia el club, provocando que Daki le soltase - ¿Estáis sordos o qué?

Aquel acto de Gyutaro fue incluso más sorprendente que lo que acababa de hacer Tanjiro hace nada. ¿Desde cuándo el chico no aprovechaba cualquier oportunidad para darles esquinazo y perderlos de vista?

- S-sí... l-lo mejor será irnos, e-esto Genya, To... - Tanjiro fue incapaz tanto de mirarle como de llamarle así que simplemente apartó la mirada y agradeció mentalmente a Gyutaro por darle una excusa para seguir rojo - Deberíamos... deberíamos irnos...

- Sí, sí, mejor irnos. Cuanto antes me eche la bronca mi madre mejor – Genya se levantó y se agachó un poco para quedar a la altura de Yuichiro - Estarás contento, mocoso malvado.

- Me basta con que no vuelvas a engañarnos yéndote a citas con mujeres, ¡traidor!

- ¡Que no era una cita!

- Decisión. Esta noche Genya dormirá solo.

- ¡AH! O-oye que tampoco ha sido para tanto. Eh... ¡ey!

A pesar de sus quejas, los gemelos hacían como que no le escuchaban y tomaban la delantera para marcharse de allí. Genya salió detrás de ellos y por la propia vergüenza que sentía ahora mismo, Tanjiro dejó escapar la oportunidad de usar su tan aclamada frase al ver lo afectado que estaba Genya por no compartir cama esa noche.

- Vámonos - Zenitsu puso una mano sobre el hombro de su amigo y este reaccionó.

- S-sí, va... vámonos.

El resto del club salió de la cafetería también, hermanos Shabana incluidos, quedando solo Giyuu y Tanjiro junto a las chicas. Aunque le diese vergüenza por lo que acababa de pasar, Tanjiro confrontó al mayor.

- Senpai... vámonos.

Giyuu no reaccionó inmediatamente, en su lugar se quedó batallando contra la dura mirada de Suma. Era una pena que una tarde tan agradable hubiese acabado de esa manera. ¿Ni siquiera había una oportunidad de arreglarlo?

- Suma.

- Vete. No tengo nada de qué hablar con alguien de un club como el vuestro y llévate eso - señaló el llavero que dejó sobre la mesa.

- No es mío. ¿Por qué me lo llevaría?

- Tampoco es mío. No quiero nada vuestro.

- Que ilógico - suspiró cansado y se hizo con la bolsa que llevaba, situándose al lado del pelirrojo y dejando el llavero sin tocar – Me ayudaste a elegir un regalo, así que gracias.

A pesar de su agradecimiento, Suma no le dijo nada y Makio tampoco intervino entre ambos. Ante semejante panorama, no le quedó de otra que marcharse de allí junto a Tanjiro.

Cuando el club entero finalmente se fue, Suma se dejó caer sobre su asiento, agachando la mirada y dejando apretados sus puños contra su regazo. Makio a su lado no pudo hacer otra cosa que suspirar.

Fuera del local, con la puesta de sol ya echándoseles a la espalda, Tanjiro se mantuvo lo más detrás del grupo que pudo, aunque no logró ir el último porque Gyutaro y Daki ocupaban ese lugar. La verdad es que le daba vergüenza que alguien comentase lo que se había puesto a gritar antes.

- En serio... ¿por qué no me traga la tierra...?

- ¿Qué pasa?

- Nada – incapaz de darle una respuesta, Tanjiro infló los mofletes - ¿Se puede saber qué hacías en una cita con tres chicas?

- No era una cita.

- Mmm... - bajó su mirada hacia la bolsa que llevaba - ¿Y eso?

- Es para mi hermana, su lazo se rompió, así que le compré otro. Suma y las demás me ayudaron a elegirlo, aunque honestamente... - levantó la bolsa hasta dejarla frente a sus ojos – No sé cómo dárselo.

- Con que era eso - murmuró para sí mismo y se castigó mentalmente por dejarse llevar por un impulso – O-oye, senpai, so-sobre lo de antes... pe-perdóname. Mejor olvida lo que dije, no era mi intención.

- ¿Qué tengo que perdonar?

- Senpai... - le miró mal - Tú en verdad quieres hacerme decirlo de nuevo.

- No es eso, es simplemente... que no sé qué tengo que perdonar ni olvidar. No has dicho ninguna mentira - giró su cabeza, clavando sus hermosos y profundos ojos azules en él - Yo soy tuyo.

- ¡¿Q-qué dices?! - su rostro enrojeció de nuevo, equilibrándose con el pellizco en su mejilla – N-no apoyes palabras que he dicho sin pensar.

Giyuu se encogió de hombros, restándole importancia y quedándose mirando al resto del club caminando frente a ellos.

- Lo que ha dicho Suma...

- Eso debe ser un malentendido, senpai. Nadie aquí fue parte del club de arte.

- Mmm... tal vez. No creo que se quedase tan tranquilo después de escucharla decir eso. Habría habido alguna reacción de su parte.

- Pues claro.

- Oye, ahora que soy oficialmente de tu propiedad. ¿Podemos dormir en la misma cama?

- ¡Senpai! ¡Jo! ¡Tú de verdad solo disfrutas avergonzándome! ¡Eres muy malo!

- Creo que, como "persona que te pertenece", debería tener mis derechos de poder echarme una siesta una vez al día sobre tu regazo.

- ¡Claro que no! ¿No te da vergüenza decir esas cosas?

- Que curioso, iba a preguntarte exactamente lo mismo.

- ¡Senpaaaaiiiii!

Tanjiro no pudo controlar ese último chillido, rojo hasta las orejas mientras golpeaba con ambos puños el brazo derecho de Giyuu. Detrás de ellos, Gyutaro avanzaba sin despegar los ojos de aquella escena, gesto que no pasó inadvertido por Daki que miraba a su hermano con el ceño fruncido.

- ¿Qué hacías con esas?

- ¿Mmm? Los feos esos me arrastraron.

- Vale ¿y qué hacías con ellos entonces?

- ¿Se puede saber qué te pasa? - cansado de tanta pregunta estúpida, Gyutaro se detuvo y encaró a su hermana – Estaba en el arcade y vinieron a joder, ¿quieres saber algo más o qué?

- Y si tanto te molestaban... ¿por qué narices te fuiste con ellos?

- ¿No te he dicho que me arrastraron? Si me vas a preguntar, podrías hacer el favor de escuchar mis respuestas.

- ¡Y tú podrías hacer el favor de decirme la verdad! - el grito de Daki llamó la atención del resto del grupo, deteniéndoles y haciendo que se girasen hacia ambos hermanos. Al sentirse el centro de atención, ambos hermanos chistaron, pero Daki no se detuvo - ¿Qué rayos te pasa últimamente? No eres tú mismo.

- ¿Y en qué te basas para decir eso?

- Tú no eres así... se supone... se supone que somos solo tú y yo - intentó mantener su voz serena aunque sus puños cerrados con fuerza estaban comenzando a temblar – Somos... lo único que tiene el otro.

- Y eso no ha cambiado, Daki. Solo te tengo a ti. En esta vida de mierda no tengo nada más.

- ¡MENTIROSO! - su grito salió por la rabia contenida que se tuvo que tragar durante todo el rato en la cafetería. Al girar su cabeza, sus ojos se clavaron con rabia sobre Tanjiro que se incomodó un poco por aquello – Te están sorbiendo el cerebro... ¡Esta pandilla de estúpidos! - con pasos rabiosos, avanzó hasta situarse frente a Tanjiro - ¿Por qué quieres arrebatarme...? ¡¿Por qué quieres arrebatarme lo único que tengo en la vida?! Si tú tienes tanto, ¡entonces haz el favor de no arrebatarle a los demás lo poco que tienen!

- ¿Qué...? ¿De qué estás hablando?

- Aléjate de mi hermano... y aléjate de mí. No te lo repetiré dos veces.

- No hace falta, la primera vez se te ha escuchado bien – Giyuu se movió hasta quedar frente a la chica, cubriendo a Tanjiro – Pero te aconsejo que pienses dos veces lo que vas a hacer a continuación.

La chica le fulminó con la mirada, pero como era propio en Giyuu, ni las miradas más rabiosas conseguirían hacerle nada. Después de todo, tiene una gran experiencia aguantando las miradas asesinas de Sanemi. Esta en comparación no era nada, aunque supiese que había un demonio detrás.

No dijo nada más, les dedicó una última mala mirada a todos y se dio la vuelta con elegancia, golpeando la cara de Giyuu con sus cabellos blancos para molestarle, aunque no lo consiguió.

- Os he permitido muchas tonterías por mucho tiempo y la verdad es que ya me estoy cansando.

- ¿Es una amenaza? - preguntó con calma Giyuu.

- Es un aviso – le corrigió con una sonrisa de lado y después se marchó en dirección contraria a la del grupo.

- Pero bueno, ¿qué le ha pasado a la Takoyaki tan de repente? ¿Tiene hambre?

- No creo que se enfadé así por tener hambre. ¿Tú sabes qué ha pasado?

Ante la pregunta de Kanao, Gyutaro apartó la mirada y se marchó por donde se había ido su hermana sin despedirse siquiera. El momento fue desconcertante, pero sabían que seguirle y preguntarle de nuevo no iba a servir de nada. Gyutaro les insultaría y se mantendría sin dar la respuesta. Así de hermético era él, una faceta suya bastante problemática, aunque Giyuu podría haber jurado que esa tarde se había abierto con ellos, aunque hubiese sido un poco.

Sus conocimientos sociales no le permitirían confirmarlo 100% seguro, pero a Giyuu le parecía que en el arcade se había divertido un poco, aunque lo mismo estaba equivocado.

- ¡AH! - una bombillita pareció encenderse sobre la cabeza de Inosuke cuando recordó por qué estaban allí – Oye, ¿comprasteis la campana del Dangozuka?

Giyuu y Genya compartieron un silencio mientras los demás los miraban. Aunque no había palabras, la respuesta estaba bastante clara.

- Senpai...

- Hmm - manteniéndose calmado, Giyuu cerró los ojos y asintió con la cabeza - Todavía hay tiempo.

- Corrección. No lo hay – Muichiro miró hacia el cielo, este estaba ya naranja, señal del atardecer y del cierre de la zona de comercios.

Y bajo la mirada de acusación de todo el club, Giyuu y Genya supieron que el día de mañana tendrían que volver a ir de compras y que seguramente como castigo, de nuevo les hacían ir solos.  

Tanjiro avanzaba a paso lento por los pasillos de la escuela, con la cabeza algo agachada por la vergüenza de lo que pasó ayer y que le había impedido mirar a los ojos a su hermana en toda la mañana. Declarar de su propiedad al chico que le gustaba a Nezuko era algo bastante descarado. De verdad que todavía no entendía cómo se había atrevido a gritar aquello, pero solo rezaba para que la chica no se enterase nunca.

Ahora que lo pensaba, si Daki estaba tan enfadada con ellos y si de verdad les había amenazado ayer, entonces se podría ir de la lengua, ¿no? No, ella no sabía que eso molestaría a Nezuko y de todas formas, tampoco tiene pruebas. Sería su palabra contra la suya, aunque Tanjiro no está seguro de poner un buen rostro para mentir.

Daki estaba resultando ser un recipiente tan problemático. Cada vez que la hablaban o se la encontraban al final lo único que conseguían era enfadarla más. Exorcizarla iba a ser complicado.

Decidió dejar las preocupaciones y la vergüenza de lado de momento y centrarse en lo que venía a hacer en aquella aula. Asomándose con un poco de pudor, dio con varios alumnos reunidos en distintos grupos, pero como se esperaba, su objetivo no estaba allí.

- Disculpa - terminó por acercarse a una chica de un grupo - ¿Sabes dónde está Tomioka Giyuu?

- Ah, ¿Giyuu?

Al escuchar como le llamaba por su nombre, Tanjiro frunció un poco el ceño. Seguro que ninguna allí se sabía su nombre antes del festival deportivo. Eso le parecía muy grosero, pero lo mejor sería callarse.

- Debe andar por la azotea, ¿no? - dijo otra chica del grupo.

- Sí, siempre que puede se escapa allí. Que pena, es guapo y atlético, pero es tan asocial.

- No se puede ser perfecto, supongo.

- El otro día le quería pedir una cita, ¡pero te acercas y ni caso te hace! Es como si no te viera.

- Que desperdicioooo, yo quiero un novio guapo como él, jajaja.

- Pero pensándolo, por muy guapo que sea, si al final ni te habla es un poco aburrido.

Las chicas parecía que se habían encerrado en su burbuja y se habían olvidado de él y por mucho que quisiese reprenderlas a gritos por lo groseras que estaban siendo con su senpai, decidió ser más educado.

- Gracias por la información. Iré a la azotea – se dirigió a la puerta, pero una chica le habló al percatarse de algo.

- ¡Oye! Tú eres el líder de su club, ¿no?

- Sí - asintió junto al marco de la puerta.

- ¿En serio? Lo mismo tú si puedes conseguirnos una cita, contigo habla ¿no?

- Sí, conmigo habla.

- ¡Genial! ¿Quedamos en eso entonces?

- No.

- Fantásti... espera, ¿qué has dicho?

- Lo siento – su mirada seria hizo desaparecer las sonrisas del grupo – Personas tan superficiales como vosotras no se merecen estar a su lado. Tenéis razón, Tomioka-senpai no es bueno relacionándose, pero se esfuerza mucho en ello. Si sois incapaces de reconocerle algo tan difícil para él, entonces no creo que ninguna se lo merezca.

- Oye... ¡pero que grosero! ¿Así hablas a tus senpais?

A pesar de las malas miradas del grupo de chicas, Tanjiro hizo una reverencia como despedida y se marchó. Solo cuando estuvo fuera es que se permitió mostrar su enfado en su rostro. Tal vez si hubiese sabido que chicas tan molestas iban a fijarse en él, lo mismo habría actuado de otra manera en el festival. Puede que sin querer le haya acabado generando muchos problemas.

Cuando llegó a la azotea, empujó la puerta que conducía a esta y salió, siendo recibido por el aire otoñal, todavía no lo suficientemente frío como acabaría siendo en invierno. Al girar la cabeza hacia la derecha se encontró con Giyuu sentado en el suelo y con el teléfono en la mano. El sitio era casi suyo por el tiempo que pasaba allí.

- Senpai.

- Hola - despegó su vista del teléfono para mirar cómo se sentaba a su lado.

- ¿Qué haces aquí fuera?

- Investigo.

- ¿Aquí? ¿El qué?

- Investigo citas románticas y no, para - presionó su dedo índice sobre la frente del pelirrojo para evitar que frunciera el ceño - No es para lo que crees.

- ¿Entonces?

- Quería demostrarte que lo de ayer no era una cita romántica. Mira, en su definición, una cita romántica es "una actividad social, generalmente entre dos personas, que se desarrolla con el objetivo de evaluar la idoneidad de una posible relación íntima o de pareja". Mi propósito no era ese, con lo cual no era romántica.

- ¿De verdad que te has puesto a investigar eso? - se pegó más a él para ver que, efectivamente, Giyuu había estado investigando conceptos de cita – No tenías que hacer tanto. Yo... la verdad es que ayer no me porté de la mejor manera.

- Ya te he dicho que tu declaración de propiedad no me disgustó.

- ¡Y-y yo ya te he dicho que me lo dejes de recordar! Jooooo.

- Aunque siendo sincero - bloqueó su móvil guardándolo en su bolsillo – Algo de lo que hiciste sí me molesto.

Al escuchar aquello, Tanjiro se preocupó.

- ¿El qué?

- ¿Por qué dudaste cuando Suma me pidió unirme a su club? Y no mientas, no sabes hacerlo.

- ¿"Por qué"? ¿Y qué otro motivo iba a haber...? - agachó la mirada, cerrando su mano derecha en un puño que presionó contra el asfalto de la azotea – Te ofrecía cosas tan buenas.

- ¿No sabes hacer contraofertas?

- ¿Y qué contraoferta iba a hacer? - levantó su rostro para mirar al mayor – No te puedo prometer días pacíficos como ella y ya te hago el almuerzo.

- ¿Y?

- ¿"Y"?

- Había una tercera cosa.

- Eeeeh... - al acordarse de la tercera cosa, Tanjiro recogió sus piernas, las abrazó y las dejó presionadas contra su propio cuerpo, mirando desconfiado al mayor – Senpai...

- ¿Sabes? Una siesta al día en tu regazo te aseguraría mi estadía en el club para toda la vida.

- ¡¿Al día?! ¡¿Y qué harías los fines de semana?!

- Hay horas en las que Tsutako sale, con lo que estoy solo en casa.

- ¡Eso suena a una proposición sucia!

- Podríamos hacerlo con Tsutako en casa, pero nos acabaría sacando fotos.

- ¡No quiero fotos de algo tan vergonzoso!

- ¿No? Bueno, una pena.

Giyuu se quedó mirando hacia delante, escuchando los pequeños gruñiditos de Tanjiro que le indicaban que se lo estaba pensando.

- Senpai...

- ¿Sí?

- Solo una vez.

- ¿Al día?

- No, ahora mismo, una sola vez.

- Pero, ¿vas a dejarte los pantalones puestos?

- ¡¿Por qué me los iba a quitar?! ¡Jo! ¡Hazlo antes de que me arrepienta! - soltó sus piernas, quedando sentado sobre las suelas de sus pies al estilo más tradicional japonés - ¡Ah! - gritó de la sorpresa por la rapidez con la que Giyuu dejó caer su cabeza sobre su regazo nada más terminar de colocarse bien - ¡Senpai! ¡No lo hagas tan de repente!

- Mierda... - presionó su mejilla y la comenzó a frotar contra su regazo – Si me muero, entiérrenme aquí mismo. 

- No digas eso... - sintió el calor en sus mejillas y lamentó que esta vez no la tuviese pellizcadas para al menos tener una excusa – Y-y no hagas cosas raras...

Giyuu solo asintió con la cabeza y cerró los ojos. A Tanjiro le pareció que de verdad se iba a quedar dormido, así que tomó la osada decisión de quedársele mirando. Sin poder apartar los ojos de sus labios, Tanjiro llevó su mano contra los suyos propios y presionó los dedos índice y corazón contra estos, provocando un temblor a su cuerpo entero ante la idea de que en vez de sus dedos pudieran ser los labios del mayor.

En serio... no comprendía que le pasaba últimamente como para estar pensando así de Giyuu.

- Oye.

- ¡AH! - al no esperarse que Giyuu siguiese despierto, Tanjiro casi sufrió un infarto cuando este abrió los ojos y le habló - ¡Senpai, me asustaste!

- No vuelvas a pensar una tontería así.

- ¿Eh?

- No vuelvas a pensar que puedo dejar el club solo porque me ofrecen unos muslos gordos a cambio.

- Pe-pero es que tú siempre andas hablando de muslos...

- ¿Y? Eso no cambia nada - giró su cuerpo, quedando de estar tumbado de lado a estar tumbado boca arriba, pudiendo mirar así directamente a Tanjiro – Soy tu vicepresidente, no me subestimes.

- Sí... tienes razón - sus palabras le provocaron una pequeña sonrisa.

- Y mi único presidente eres tú, Tanjiro. Nadie más. En la salud y en la enfermedad, ahora y siempre. Solo te aceptaré a ti.

- Pa-para de decir esas cosas, que parece que nos estamos casando.

- No es 2030.

- ¿Qué?

- No, nada, pero ahora que hablas de boda ¿te puedo hacer una propuesta?

- ¿Qué es?

- No es ningún secreto que no soy el mejor relacionándome.

- Pero vas mejorando un poco cada día, no seas cruel con tus propios avances.

- No creo que nunca sea suficiente y por eso, no creo que exista nadie en este mundo que fuese capaz de amarme sinceramente en un sentido romántico.

La pequeña sonrisa de Tanjiro comenzó a menguar cuando le escuchó decir aquello. ¿Debería interrumpirle y decirle que sí lo hay? Ignorando a aquellas compañeras de clase suyas tan petardas, Nezuko sí lo amaba y conociendo a su hermana, sabía que debía ser de una manera sincera y honesta, aunque no conociese la historia del origen de aquel amor. Honestamente... no sabía si quería conocerla.

- Eres muy cruel contigo mismo, senpai. Decir que nadie te va a amar es muy cruel e injusto.

- Sabes que nunca digo algo que no piense y sabes que tienes un don fascinante para pasar por alto defectos míos que molestan a todo el mundo, ¿no?

- No son defectos molestos.

- ¿Ves? A eso me refería. La conexión que he creado contigo, Tanjiro, no creo que pueda ser replicada con nadie más. Por eso, aunque te suene estúpido, si te parece bien y si en el 2030 no estás saliendo con nadie, ¿te parecería bien que nos casásemos?

- ¿Eh? - Tanjiro pestañeó unas cuantas veces confuso, necesitando unos segundos para procesar lo que le acababa de decir y finalmente dejar que el rojo se extendiese por su rostro - ¡¿Q-qué dices, senpai?! ¡¿Me acabas de proponer matrimonio?!

- Algo así, supongo. Es por el bien de ambos. En la sociedad japonesas los solteros adultos no están bien vistos.

- ¡Pe-pe-pero...! ¡Joooooooooo! - tapó con sus manos los ojos de Giyuu para evitar que mirase el exagerado tono rojo de su rostro - ¡Q-que te haya dejado recostarte en mi regazo no te da derecho a estas cosas, senpai!

- ¿Por qué te enfadas? Era solo una opción - se giró otra vez, librándose de las manos de Tanjiro sobre su rostro y quedando tumbado de lado de nuevo.

Por dentro tuvo que resoplar, al menos lo había intentado. Claro que eso de que nadie podía amarlo lo había dicho un poco mintiendo, él creía en sus posibilidades de enamorar a Tanjiro, si no podía enamorar a alguien más con su personalidad pues le daba bastante igual. A él no le sirve ningún esposo que no sea Tanjiro.

- Voy a dormir – le anunció después de cerrar los ojos.

No recibió respuesta de Tanjiro, supuso que le había avergonzado demasiado con lo que había dicho antes y así era, solo que había un poco más.

El líder del club estaba usando sus manos para tapar su boca, temiendo que de esta escapase cualquier palabra, chillido o grito del que se arrepintiese luego. Había decidido contener un poco la respiración como medida preventiva para evitar que Giyuu se percatase de los gimoteos que amenazaban con escapar de su garganta y las pequeñas lágrimas que se encontraban ya al borde de sus ojos. Al cerrar estos un momento con fuerza, consiguió dispersarlas, pero no logró lo mismo con sus sentimientos.

Una mezcla extraña de la que no sabía qué pensar se arremolinó en su interior.

Se sentía avergonzado por haber escuchado aquello, enfadado consigo mismo por haber recibido semejante propuesta del chico del que está enamorada su hermana, confuso al no entender por qué estaba sintiendo todo esto y lo más desconcertante de todo...

Se sentía algo feliz.

Y eso solo le hacía sentirse más culpable.  

La gente que salía del aula de Daki lo hacía bastante animada hasta que se fijaban en quien se encontraba esperando en la puerta. Por miedo y por preferir salvaguardar su propia seguridad, todos decidieron ignorar como Gyutaro se encontraba esperando en la puerta con cara de pocos amigos.

Cuando un grupo de chicas salió, estas evitaron rápidamente su mirada, pero eso no las volvió invisibles para él.

- ¿Dónde está mi hermana, feas?

- ¿Feas?

- No se mira al espejo ¿o qué?

Farfullaron las dos que se encontraban más al final del grupo mientras que la que estaba a la cabeza se atrevía a mirarle a los ojos algo nerviosa.

- N-no sabemos dónde está tu hermana. Déjanos en paz y no nos hables.

Cuando estas salieron huyendo, Gyutaro se adentró en el aula. Como estaba casi vacía, nadie le dijo nada y aunque hubiese habido más gente, nadie tampoco se habría atrevido a plantarle cara. Miró por todos lados, pero su hermana no estaba ahí. A pesar de la ausencia de la persona que buscaba, al conocer cuál era su asiento, se dirigió allí y se quedó plantado como una estatua mirándolo, recordando los papeles llenos de insultos que el club descubrió allí.

No se agachó del todo, solo inclinó un poco su cuerpo, lo suficiente como para meter una mano debajo del escritorio y agarrar un papel del cual al sacarlo pudo leer un enorme "PUTA" escrito en él. No tardó en arrugarlo entre sus manos, empujando la silla de Daki hacia atrás y sentándose de malas maneras allí.

Estaba tan harto de las chicas de la escuela.

- Pueden todas morirse e irse al infierno, no me importa una mierda - comenzó a rascar su mejilla con fuerza, esta vez usando más de la cuenta, tanta que al separar sus dedos se los encontró manchados de sangre – Toda esta puta escuela de mierda... puede hundirse en el infierno.

Sin que él lo supiese, su hermana se encontraba más cerca de lo que pensaba, siendo más exactos, en el piso de arriba donde en un aula vacía se encontraba junto a Muzan en su aspecto de adolescente, desahogándose con él sobre todo lo que había pasado ayer.

- Estaba con tres chicas ¡y con dos idiotas del club! ¿Por qué hace eso? ¿Por qué me cambia por ellos? ¿Ya no le importo? Pensé... pensé que íbamos a estar juntos para siempre, que no necesitábamos a nadie más, ¡que éramos solamente él y yo! ¡¿Por qué me hace esto?!

- Daki, ¿qué es exactamente lo que más te enfada de esta situación? - preguntó calmado Muzan a pesar del obvio enfado de la chica.

- Quedarme sola... - terminó por confesar con las lágrimas acumulándose en sus ojos - Yo... aunque para él ya no sea así, él para mí sí sigue siendo lo único que tengo. No tengo nada más allá de Gyutaro. Si me abandona... entonces me quedaré sola.

- Eso suena tan triste... - como el buen actor que era, Muzan fingió tristeza.

- Es culpa suya - farfulló con la mirada agachada.

- ¿De quién? - aunque sabía la respuesta, preguntó de todas formas, aguantándose la sonrisa que quería surcar su rostro.

- De ese club estúpido. Fue desde que nos metieron ahí que mi hermano comenzó a distanciarse. Esos idiotas le están lavando el cerebro – la furia en su rostro se difuminó, pasando a expresar auténtica tristeza – Quiero que las cosas vuelvan a ser como antes, quiero que Gyutaro se quede a mi lado, no quiero... no quiero perder lo único que tengo en el mundo. Si me llego a quedar sin nada... - se abrazó a sí misma - ¿Por qué motivo voy a vivir? ¿Cuál es el sentido...? Si al final no tengo nada.

- Suenas tan desamparada, Daki.

- Lo siento - apartó sus brazos de sí misma – Te estoy molestando con todo esto, ¿verdad? Es que... hablar contigo es tan sencillo.

- Me alegro que te sientas así a mi lado – le dedicó una sonrisa que consiguió animarla un poco – Pero he de confesarte que lo que acabas de decir ha hecho que me sienta un poco mal conmigo mismo.

- ¿Mmm? ¿Por qué?

- Porque dices que no tienes a nadie más que no sea tu hermano, eso me hace sentir un poco invisible.

- ¡Ah! ¡N-no, no! ¡No quería que sonase así! Es que...

- No hace falta que te excuses, sé que nadie te puede llegar a importar tanto como tu hermano. Eso demuestra lo puro que es tu corazón.

- N-no creo que sea para tanto...

- Eres una buena chica, Daki. Quieres proteger el único vínculo que tienes, el que te aferra a la vida, eso no es nada malo.

- Pero mi hermano...

- Tu hermano se quedará a tu lado, no tengo ninguna duda de que tus sentimientos le llegarán. Él también te debe apreciar tanto como tú a él.

- Eso último lo estoy empezando a dudar.

- Eres una chica estupenda, Daki. Cualquiera que te llegue a conocer bien no querrá separarse de tu lado.

- Eso también lo dudo.

- Pues es al menos lo que me ha pasado a mí.

- ¿Eh? ¿De qué hablas?

Muzan tuvo que hacer un esfuerzo para no sonreír de manera satisfactoria ante su siguiente treta y mantener aquella sonrisa suave y tranquila. Las cosas con Daki eran tan sencillas que a veces no reírse a carcajadas era demasiado complicado.

- Te quiero, Daki.

- ¿Eh?

- Me he enamorado de ti.

- ¡¿EH?! ¡¿Q-qué dices?! - por la sorpresa de aquello, la chica se levantó de golpe de la silla, haciendo que esta cayese al suelo - ¡¿Q-qué estás...?! ¡¿De mí?! - se señaló tan confusa como impactada - ¡¿E-estás seguro?!

- Creo que se pueden dudar de muchos sentimientos, pero nunca del amor, ¿no crees? Cuando quieres a una persona, simplemente lo sabes.

- Pero eso... - la chica se puso alerta cuando Muzan se levantó y se puso a su lado, agachándose para colocar la silla bien de nuevo.

- Mi intención no era incomodarte, Daki. Lo siento. Si quieres, podemos hacer como si nada de esto hubiese pasado.

- Ta-tampoco es eso...

- Me llevo sintiendo así un tiempo, Daki, pero preferí callármelo. Sin embargo, al escucharte hablar así, no he podido aguantarme más todo esto. Me rompe el corazón ver a la chica que me gusta estar triste. Haría lo que fuera con tal de hacerte feliz.

- ¿En... en serio...? - el sentirse tan halagada hizo que sus mejillas se tiñeran de rojo – Yo... yo no pensé que nadie pudiese sentirse así por mí... yo... Muzan, yo no... yo no creo ser el tipo de chica que esperas. Creo que te has equivocado. Lo siento.

- Créeme, Daki, eres justo el tipo de chica que espero.

- No puedo... creo que te acabarías decepcionando.

- No digas tonterías. Dime, ¿sabes acaso de dónde proviene la belleza de una flor?

- ¿Sus... sus pétalos?

Muzan negó lentamente con la cabeza.

- De sus raíces y las tuyas son fuertes, Daki. El mundo no es amable contigo, te maltrata, pero te mantienes en pie, esa fortaleza me fascina y me enamora al mismo tiempo y me impide apartar los ojos de ti. Quiero que seas feliz y haré todo lo que esté en mi mano por ello. Ya sea que quieras recuperar a tu hermano o que quieras reducir ese club a cenizas, yo me quedaré a tu lado, Daki, porque te quiero y el amor es la fuerza más poderosa que hay en el mundo. ¿No lo crees?

La chica no contestó y cuando Muzan dio un paso hacia ella, instintivamente retrocedió. No soportaba ser tocada por hombres, para ella eran seres sucios, manchados de egoísmo y crueldad, una categoría más baja que los animales, pero aun así, Muzan había logrado de alguna manera algo que pensó que nunca pasaría.

Había bajado sus defensas y eso le impidió seguir retrocediendo. La tranquilidad y el sentimiento de protección que le transmitía parecía tan irreal que casi parecía un sueño. ¿Podía existir un chico como él en el mundo? Y de ser así, ¿dónde había estado metido todo este tiempo?

Al tenerle ya casi encima, Daki cerró los ojos y con el rostro todavía rojo decidió entregarse a lo que fuese que le iba a hacer. Sus labios temblaron con anticipación, pero nada chocó contra ellos, en su lugar, sus cuerpos se juntaron y los brazos del chico la atraparon en un abrazo que todavía con algo de duda la chica comenzó a corresponder.

Entre los brazos de Muzan se sentía a salvo y que esto fuese un sueño o una pesadilla ya le dejó de importar. Muzan y sus sentimientos por ella eran reales y eso era lo único que le importaba.

O eso creía ella.

- A partir de ahora, busca tu propia felicidad, Daki. Yo me quedaré a tu lado, porque te quiero.

- Sí - asintió contenta, sintiendo que había un peso menos sobre sus hombros.

Aprovechando que la chica no le veía al estar abrazados, Muzan miró directo al cristal de la ventana que tenía enfrente, viendo reflejado en él como sus ojos rojos claros pasaban a tener un color más brillante y agresivo, como charcos de sangre.

Podían pasar los años, pero los adolescentes ingenuos y estúpidos que pasaban por la escuela nunca cambiarían. No hay mente más fácil de engañar que una dañada, confusa e ingenua y las escuelas estaban repletas de ellas.

No hay víctima más fácil de atrapar que aquella que se encuentra en pleno crecimiento emocional y personal, cuando dudan de todo lo que sienten y se creen cualquier cosa es cuando los demonios tienen las cosas más fáciles.

Daki ya estaba atrapada en sus garras y debía usar este nuevo juguete de la mejor manera. Todavía mirándose en el reflejo, disminuyó el brillo y color en sus ojos para regresarlos a los de su faceta de alumno normal.

Estará bien que Daki se mantenga siendo una flor, así él será la serpiente oculta bajo la sombra de sus pétalos.


Hola!!! Hasta aquí el capítulo. Cuidado Gyutaro porque estás en mi camino de corazoncitos rotos y yo los gozo mucho. 

Mi pensamiento durante todo el cap es el siguiente: "Tanjiro date cuenta" y creo que esa es en realidad la temática jajaja. 

Gracias por leer, os quiero y nos vemos en el próximo capítulo. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top