Capítulo 27: La balanza de Rubin
- ¿Esa es la araña donde encerrasteis al demonio de Ayaki Rui? - la pregunta de Kanao rompió el silencio formado en aquel pasillo de la posada mientras Tanjiro observaba desconcertado entre sus manos el objeto que le había dado Rui.
- Sí, pero...
- Pero tendría que estar en la escuela – le interrumpió Zenitsu - ¿Qué hace aquí?
- ¿Es la misma araña? - preguntó Giyuu. Tanjiro intercambió miradas con él y acercó la imitación del insecto a su propia nariz para olfatearlo.
- Creo... que sí.
La confirmación del pelirrojo provocó que Rui se estremeciera, aunque intentó disimularlo haciendo como que no pasara nada. Genya se quedó mirando de reojo al chico al notarle tenso.
- Bueno, ¿y qué más da? - Inosuke se encogió de hombros – La dejamos en una habitación y cuando volvamos a la escuela la regresamos al club.
- No sé si es tan sencillo... es decir, alguien la ha sacado de la escuela y se la ha dado a Rui – Tanjiro volvió a bajar su mirada a la araña de plástico - Si lo ha hecho, será por algo.
- ¿Por qué no nos lo quedamos uno de nosotros? - propuso Yuichiro – Es decir, si alguien quiere usarla, no podrá si la tenemos nosotros y obviamente... - miró solo durante un segundo a Rui para después girar la cabeza – No la podemos dejar con él.
- ¿Quién se la queda?
La pregunta de Kanao no fue respondida por nadie inmediatamente. Obviamente a nadie le hacía mucha gracia la idea de ir cargando con un demonio encerrado por la montaña, bastante tenían con ir vigilando a cinco demonios de verdad. Al temer que le devolvieran el objeto, Rui se abrazó a sí mismo y agachó la cabeza, pero un peso sobre ella le hizo volver a levantarla, era la mano de Genya acariciándole.
- Me la quedo yo.
- ¡¿Eh?! ¡No! - Yuichiro le regañó con el ceño fruncido - ¡¿Por qué?! ¿Te parece bien ir cargando un demonio en la mochila?
- Caminaré junto a uno, así que, qué más da.
- Genya... - Rui cerró los ojos cuando sintió la presión de la mano del mayor acariciando su cabeza.
- Todo estará bien, te lo prometo.
El rojo abordó todo el rostro de Rui y tuvo que usar sus manos para cubrirlo. Genya se quedó confuso por eso, pero Giyuu contempló la escena estupefacto. Ahí estaban, las increíbles habilidades inconscientes de Genya para seducir y enamorar. Debería tomar notas de ellas.
- De acuerdo, entonces, ¿te la quedas tú, Genya? - preguntó Tanjiro para confirmar.
- Sí.
- De acuerdo, al volver a la escuela habrá que investigar cómo ha llegado aquí. Bueno, dicho esto, hay que prepararse para salir a la montaña.
Giyuu se sobresaltó, esto indicaba que debían separarse para prepararse, pero él todavía no había podido hablar con Tanjiro a solas sobre la confesión. A este paso no lo conseguiría. Aprovechando que todos comenzaron a marcharse para dispersarse, Giyuu tomó a Tanjiro de la muñeca y se lo llevó en la dirección contraria del pasillo por donde se iban todos. Quedando ocultos de miradas indiscretas, las mejillas de Giyuu se colorearon de rojo por lo que iba a decir.
- Tanjiro...
- ¿Sí? - ladeó la cabeza, haciendo que sus hermosos pendientes se mecieran. El corazón de Giyuu se aceleró, era demasiado lindo y lo quería demasiado.
- E-en el festival deportivo... en aquel momento...
- ¿Sí?
- T-tú... ¿t-tú... te me confe...?
- ¡¡¡Tomioka Giyuuuuuuuu!!! - una estrepitante voz aguda les interrumpió. Al mirar hacia el origen se encontraron con un niño muy bajito de enormes ojos redondos y mejillas coloradas - ¡Por fin te encuentro! ¿Por qué huiste cuándo hablábamos? ¡Yo no había acabado!
- Kotetsu...
- ¿Un amigo? - Tanjiro le sonrió - Mejor os dejo solos, hablamos luego, senpai.
El pelirrojo se despidió con la mano y Giyuu se quedó estático en su sitio. Lloraba por dentro, una oportunidad de oro tirada a la basura.
- ¡Tomioka! - Kotetsu saltó para golpearle en el brazo, pero Giyuu no reaccionó en el momento, tuvo que estar golpeándole más veces para obtener respuesta.
- ¿Qué quieres? Pensé que ya me dijiste todo lo que me querías decir.
- ¿Qué? ¡Claro que no! ¡Pero si no te dije nada! Tú te marchaste antes.
- Qué más da, ¿qué quieres entonces?
- Quería que me dieras un consejo. Hay una persona que me gusta ¡Y yo también quiero que se me confiese como se te confesaron a ti! ¿Qué hago?
- Aunque me preguntes a mí... - rascó su mejilla confuso, parece que Kotetsu estaba preguntando a la persona equivocada, pero cómo decir que no a esos enormes ojos y es que maldición, tenía unos ojos demasiado enormes y saltones – Supongo que... - no sabía bien que consejo dar, pero la imagen de un conquistador nato se le vino a la cabeza – Debes... parecer un chico malo, pero ser en realidad demasiado bueno. Creerte muy hetero y repetirlo todo el rato, rodearte de chicos jóvenes, ser malísimo en matemáticas y decir frases seductoras sin darte cuenta.
- ¿Eeeeeeh? - Kotetsu hizo una mueca - ¿Y eso funcionará? Suena a la descripción de alguien muy patético.
- Funcionará, créeme, está probado completamente.
- Si lo dices tú...
- ¿Eso es todo?
- Sí... supongo que sí. ¡Oye! ¿Qué tal te va con tu novio?
Giyuu suspiró por la frustración. ¿Cómo se atrevía a preguntarle eso cuando él mismo les había interrumpido? Este niño era tan entusiasta como metomentodo.
- ¿Sabes? Cuando me case, te haré mi padrino – Kotetsu infló su pecho con orgullo.
- ¿Gracias?
Por los pasillos y tras dejar a Giyuu con Kotetsu, Tanjiro avanzaba con una pequeña sonrisa en el rostro. Le hacía feliz que el círculo de amistades de Giyuu se hiciera más grande, aunque quien le iba a decir que entablaría relación con alguien tan joven. Poco a poco estaba dejando de ser tan cerrado con todo el mundo y eso le hacía sentirse un poco orgulloso. Había conseguido ayudarle para bien.
- Tanjiro.
Al ser llamado, el chico se dio la vuelta y se encontró con Rui jugueteando nervioso con sus dedos y con la mirada agachada.
- ¿Pu-puedo preguntarte algo?
- Sí - asintió con fuerza y caminó hacia él - ¿De qué se trata? ¿Es sobre el demonio araña? Tranquilo, Genya lo cuidará bien. No puede hacerte daño.
- N-no es eso... es... - enredó uno de sus dedos en un mechón de su pelo y pensó la mejor manera de preguntar aquello – A ti... tú... tú estás enamorado ¿verdad?
- ¿Eh? ¡¿QUÉ?!
- De Rengoku Kyojuro, ¿no?
- ¡AH! - su alma casi le sale por la boca - ¡¿Po-por qué dices eso?!
- Pues... por el poster del club, por la cara de bobo que pones cuando habla en algún discurso y bueno... por lo nervioso que te pones si alguien te pregunta si te gusta. Creo que te delatas un poco tú solo.
- Pe-pero... ¡¿A-a qué viene esta pregunta?!
- ¿Cómo...? - los ojos azules de Rui bajaron hacia el suelo - ¿Cómo te diste cuenta de que era amor?
Los nervios y la vergüenza abandonaron el cuerpo de Tanjiro al ver que lo que Rui quería era un consejo.
- No me digas... que estás enamorado.
- No lo sé - se acarició su propia cabeza en la misma zona que antes Genya había tocado – ¿Hay una prueba... un test o algo que te confirme sin lugar a dudas que estás enamorado?
- Bueno... no creo que algo así exista.
- ¡¡¡¡EXISTE!!!!
Una voz femenina resonó al final del pasillo. Lo siguiente que pudieron escuchar al mirar en esa dirección fueron unos pasos acelerados y de lejos vieron como Mitsuri avanzaba a toda velocidad como si su vida dependiera de ello. Al llegar frente a los dos chicos, la chica dejó de correr y recuperó el aire.
- Kanroji-senpai, ¿qué haces aquí?
- Sentí... sentí... - habló con dificultad por la repentina carrera - Sentí que alguien estaba hablando de amor, ¡Así que vine corriendo! ¿Quién fue? ¡Ah! ¿Tal vez Tanjiro-kun? ¡Sí, por supuesto! Acepta mis felicitaciones en tu relación con Tomioka-san.
- ¡¿Q-qué dices?! - protestó con el rostro rojo.
- Soy... soy yo - confesó Rui con algo de vergüenza.
- Ah... Rui-kun... ¡Claro, es en secundaria cuando empiezan los primeros amores! Vamos, vamos – se metió un poco en su espacio personal obligándole a retroceder - Cuéntame un poco sobre la situación.
- Pu-pues... - miraba a cualquier sitio menos a los enormes y brillantes ojos verdes de la chica – E-es un chico... que... que con unas pocas palabras consiguió salvarme - cerró los ojos con fuerza cuando recordó su confesión.
- ¡Kyaaaa! ¡Qué romántico!
- Es amable, aunque algo idiota. Me trata bien y hace que me sienta nervioso cada vez que hablamos. Mi corazón se acelera si estamos solos y me siento algo molesto si tiene situaciones íntimas con otras personas.
- ¡Kyaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! Sabiendo todo eso ¿por qué lo dudas?
- E-es que yo nunca... yo nunca... ¿cómo quieres que lo sepa si yo nunca me he enamorado? No puede ser simplemente... ¿qué le tenga cariño?
Ante el cuestionamiento de Rui, Tanjiro comenzó a pensar en su propia situación. ¿Qué pasaba con aquel momento en el festival deportivo en el que pensó de manera distinta en Giyuu? ¿Y si se aceleró pensando aquello? ¿Podría haber acumulado tanto estrés pensando que tal vez esté enamorado de Giyuu cuando lo único que siente es un cariño muy fuerte?
- ¿Cómo los diferencias? - Rui por fin habló a la chica mirándola a los ojos - ¿Cómo sabes si es amor?
- Ay, ay, ay – Mitsuri puso ambas manos sobre su cadera y asintió varias veces con la cabeza – Estos polluelos inexpertos. El amor es muy complejo, tal vez la ciencia no pueda abarcarlo completamente, pero sin embargo, ya lo ha intentado varias veces. ¿Queréis saber?
Mitsuri les guiñó un ojo. Tanjiro y Rui se miraron entre ellos y asintieron con la cabeza.
- Pues escuchad atentamente. ¿Sabéis quién es Zick Rubin? - al recibir dos negativas, la chica sonrió - Fue un psicólogo social y además autor de la primera medición empírica del amor: la balanza de Rubin.
- No sabía... Kanroji-senpai, de verdad eres una de las mejores alumnas.
- Jajaja, no es para tanto. Tal vez Rengoku-san o Shinobu-chan puedan superarme en otros campos, pero si es ciencia, física o matemáticas relacionadas con un concepto amoroso, ¡soy invencible! - la chica enseñó bien sus músculos y prosiguió con su explicación - Los estudios de Rubin están destinados a solucionar tu problema, Rui-kun, pues Rubin quería saber cómo podías diferenciar el amor romántico del cariño emocional. Para empezar, Rubin estableció que el amor partía de tres componentes básicos: apego, cuidado e intimidad mientras que la amistad se conceptualiza en otros tres sentimientos: calidez, cercanía y admiración por el otro. Rubin diseñó dos escalas de 13 ítems cada una para que la gente pudiera reflexionar sobre si sus sentimientos son de amor o de cariño. ¿Queréis verla?
Ambos chicos asintieron con la cabeza y Mitsuri sacó su móvil para ofrecérselo a los chicos todavía con una sonrisa emocionada en el rostro.
- Pensad en esas cosas, ¿os sentís así con "esas" personas?
- ¿Por qué hablas como si esto tuviera que ver conmigo también...? - preguntó Tanjiro pero solo obtuvo una risita de la chica – Bueno... echémosle un vistazo.
Escala del amor
1. Si "A" está triste, quiero animarlo de inmediato
2. Confío en "A" en todo sentido
3. Me es fácil ignorar los defectos de "A"
4. Haría casi cualquier cosa por "A"
5. Me siento muy posesivo con "A"
6. Si no pudiera estar más con "A", me sentiría miserable
7. Cuando me siento solo, mi primer impulso es ir a buscar a "A"
8. Una de las principales preocupaciones es el bienestar de "A"
9. Le perdonaría prácticamente todo a "A"
10. Me siento responsable por el bienestar de "A"
11. Cuando estoy con "A", paso mucho tiempo mirándolo
12. Me haría muy feliz que "A" confiara en mí
13. Lo paso mal cuando "A" y yo no nos llevamos bien
Escala del cariño
1. Cuando estoy con "A", casi siempre tenemos el mismo estado de ánimo
2. Creo que "A" se adapta bien a todo
3. Realmente recomendaría a "A" para un trabajo responsable
4. En mi opinión, "A" es una persona excepcionalmente madura
5. Confío muchísimo en el buen juicio de "A"
6. La mayoría de la gente reaccionaría de manera favorable a "A" tras conocerlo brevemente
7. Creo que "A" y yo somos muy parecidos
8. Votaría por "A" en una elección de nuestra clase o grupo
9. Creo que "A" es una persona que se gana el respeto de inmediato
10. Siento que "A" es una persona con la que comparto muchos valores
11. "A" es una de las personas más simpáticas que conozco
12. "A" es el tipo de persona que a mí me gustaría ser
13. Me parece que puedo contar con "A" en cualquier situación
Al terminar de mirar todos los ítems, Tanjiro comenzó a sudar de los nervios. ¿De verdad esto tenía base científica? No sabía que pensar ahora mismo, de todos esos ítems planteados, podía decir que en la escala del amor todos se adaptaban a sus pensamientos sobre Giyuu, sin embargo, en la escala del cariño, no podía decir que el 1, 2, 7 y 10 pudieran y encima tenía sus dudas sobre a 11. Es decir, Giyuu era simpático, pero... a su manera. ¿Qué quería decir esto entonces? Si cumplía más ítems en la escala del amor que en la del cariño quería decir eso entonces...
¿Qué estaba enamorado de Giyuu?
Agitó la cabeza con fuerza. No, no podía ser eso. Giyuu era el chico del que estaba enamorada su hermana, no podía ir en esa dirección. Volvió a leer las escalas, pero ahora pensando en Rengoku. En este caso, el chico no pudo decir que sí a todos los ítems de la escala del amor, sin embargo, en la escala del cariño cumplía con todos. Su pequeña reflexión se vio interrumpida cuando notó como el móvil de Mitsuri que sujetaba Rui comenzó a temblar. Al mirar hacia el chico, este tenía el rostro rojo hasta las orejas.
- ¿Rui?
- ¿S-si te sientes identificado con todos los ítems de la escala del amor... y-y no cumples con todos las del cariño...? ¿Q-qué quiere decir eso...?
- Jejejeje – Mitsuri tapó su boca para ocultar su risa - ¿Tú que crees?
- E-entonces... - el rostro sonriente de Genya pasó por su mente y su corazón comenzó a latir tan rápido que casi lo podía sentir salírsele del pecho – E-entonces yo... d-de él... y-yo a él...
- Estás enamorado~ - susurró Mitsuri a su oído.
- Pero yo... pero yo... - sus latidos bajaron un poco el ritmo cuando recordó que la confesión en la escuela no fue en serio y que, a pesar de su amabilidad, el centro del mundo para Genya parecían ser otras dos personas y ninguna era él.
Sin saber bien qué decir, Rui devolvió el teléfono a la chica y salió corriendo de allí. La expresión divertida de Mitsuri desapareció y se cambió por una preocupada.
- ¿Le he... molestado?
- No, tranquila. Creo que Rui... - Tanjiro miró en la dirección por la que se había ido – Solo está nervioso por su primer amor.
- Awwww – los ojos de Mitsuri se llenaron de estrellitas por la emoción - ¡Que lindo! El amor puede parecer difícil, ¡pero merece la pena! ¡No os rindáis! - levantó su pulgar en señal de ánimo.
- Kanroji-senpai... ya te he dicho que yo no...
- En tu grupo de excursión está también Tomioka-san ¿no?
- Sí, ¿por qué...?
- Je... jejejeje – la chica disimuló muy mal su risa y su sonrisa picaresca – Eso es todo lo que tengo que decir entonces.
- ¿De qué estás...?
- Me tengo que ir - salió corriendo por el pasillo y alzó la mano para despedirse de Tanjiro - ¡Hablemos de amor otro día!
A Tanjiro no le dio tiempo a decir nada, se había quedado solo en el pasillo. Negó con la cabeza por los extraños pensamientos que le habían dado ese extraño test de Mitsuri y fue a su habitación a prepararse. No podía permitirse pensar en más problemas que no fueran el de Hantengu y sus cinco versiones.
La excursión de la escuela Sakurajima por fin inició sus actividades. Los alumnos de todos los cursos, divididos en grupos de seis, realizarían caminatas a través de la montaña para disfrutar de la vegetación y el entorno natural que estos ecosistemas brindan. Los bosques pueden parecer sitios simples, solo un montón de árboles, pero las personas bien preparadas tienen habilidades para convertir estos sitios en lugares interesantes o, en realidad, para usar su información inútil acumulada sobre estos sitios para intentar llamar la atención de la persona que le gusta.
- ¡Eh, Tanjiro! - llamó su atención el llamativo presidente de cabellos color llama – Echa un vistazo aquí, la vegetación de esta montaña es muy variada. ¿Sabes? Eso se debe a las diferentes alturas de la montaña con que te puedes encontrar cualquier tipo de vegetación según ascendamos o descendamos.
- ¿Sí? - Tanjiro le sonrió - Eso es fascinante.
Rengoku no cambió su sonrisa, pero Giyuu a su lado le miró con superioridad. Tanjiro le sonreía, pero no mostraba emoción auténtica por la información aburrida que le acababa de proporcionar.
- Mira y aprende. Tanjiro.
- ¿Sí?
- ¿Sabes? La temperatura de la montaña va descendiendo si vas más arriba, esto es lo que se conoce como gradiente térmico, pero te puedes encontrar con más humedad debido a que las bajas temperaturas provocan menos evaporación y a que la colisión de las nubes por su altura provoca el determinado bosque de neblina a ciertas alturas.
- Vaya... - Tanjiro sonrió de nuevo, la misma sonrisa que le había dedicado a Rengoku – Eso es muy interesante.
Un aire frío recorrió los cuerpos de Rengoku y Giyuu. Recibían sonrisas, pero se sentían menospreciados.
- Oye, Tanjiro – quien habló ahora fue Himejima – Mira esa nube del cielo, debe haber sido creada por un demonio de montaña, lo digo por volumen y velocidad de movimiento y sobre todo porque parece que tiene dos cuernos.
- ¡¿EN SERIO?! - los ojos del pelirrojo brillaron y miró hacia el cielo emocionado - ¡Waaaa! ¡Es increíble, Himejima-senpai! ¡Tú eres increíble, sabes tantas cosas!
Y Rengoku y Giyuu casi se caen de cara al suelo. ¿Cómo es que conocimientos reales eran pasados por alto y otros sin base científica eran tan elogiados? Ah, sí, porque se trataba de Tanjiro. Ambos estaban enamorados de un chico diferente a la mayoría. Bueno, de ser así, podían cambiar de estrategia.
- ¡Tanjiro! - le volvió a llamar Rengoku.
- ¿Sí?
- ¡Mira...! ¡Esta hoja! - la alzó como si fuera increíble - ¡Parece creada por un demonio!
- Oye... esa iba a ser mi estrategia – Giyuu se agachó y recogió una piedra – Tanjiro, mira, esta debe ser una piedra demoniaca.
- Pues... no. Senpais... los demonios no hacen hojas ni piedras, no digáis tonterías.
Y la hoja voló y la piedra cayó. Rengoku y Giyuu se quedaron como estatuas mientras el resto comenzaba a avanzar. Tras unos segundos, recuperaron los sentidos y siguieron al resto. Himejima iba junto a Tanjiro contándole cualquier tontería sobre demonios mientras que este escuchaba atentamente cada palabra. Urogi también iba escuchando, no sabían si de verdad le importaba, pero al chico le había caído tan bien Tanjiro que cualquier interés suyo era bien recibido. Douma iba un poco por detrás del trío y se dio un poco la vuelta para mirar a Giyuu y Rengoku, el muy desgraciado estaba conteniendo la risa.
- Bueno, era evidente que no iba a funcionar - farfulló Rengoku.
- Intentarlo era obligatorio - comentó Giyuu y después ambos chicos suspiraron al mismo tiempo - ¿Por qué te has unido a este grupo?
- ¿Hmm? ¿Acaso necesitas preguntar mi motivo? Pensé que era evidente.
- Intentar un avance romántico en una montaña es muy ambicioso.
- Sí... tal vez, pero no imposible y además, así tengo vigilada a la competencia – eso último lo mencionó mirando a Giyuu, sin embargo, el chico no le había devuelto la mirada.
Giyuu prefirió callarse cualquier respuesta. Le habría gustado mucho restregar a Rengoku por la cara que Tanjiro se le había confesado, pero no podía hacer eso sin aceptar su confesión antes, al menos así le podría restregar que ahora son pareja y que deje de intentar meter su nariz entre medias de ambos.
- Ese chico... - los ojos de Rengoku estaban ahora sobre la figura de Urogi - ¿Es el nuevo demonio que perseguís?
- No exactamente... o sí. El recipiente original se ha fragmentado en cinco.
- ¿En cinco...? ¿Cuál es el original?
Giyuu abrió la boca para contestar, pero antes de hacer nada tuvo que frenar de golpe porque Douma se había parado y les observaba fijamente con sus brillantes orbes de color arcoíris.
- ¿De qué habláis~? ¿Puedo unirme a la conversación?
- ¡No es nada! - Rengoku usó su ruidoso tono normal y le dedicó una enorme sonrisa - ¡Información poco útil de la montaña! ¡Jajajajaja!
La sonrisa de Douma se esfumó y fue sustituida por una mueca de fastidio. Se dio la vuelta y continuó detrás de Himejima, Tanjiro y Urogi.
- Tienes alguna idea de qué hace él aquí ¿no? - Giyuu por fin se giró para mirar a Rengoku al preguntarle.
- Aunque pueda no parecerlo, Douma no actúa al azar. Si ha pedido a Tanjiro unirse a este grupo, es por algo.
Giyuu volvió a mirar hacia delante. ¿Había algo en este grupo que le sirviera a Douma? Lo único que le podía pasar por la cabeza era Urogi. ¿Era su objetivo ese chico entonces? Pero, ¿para qué?
- No bajes la guardia – le advirtió Rengoku aunque contrario a tomárselo bien, Giyuu acabó frunciendo el ceño.
- Perdona, pero creo que tienes un pensamiento extraño sobre que estamos en el mismo bando.
- ¿No lo estamos? Al menos en este tema.
- No, para empezar, no me fío de ninguno de vosotros, ni de Tamayo, ni de ti, ni incluso del director.
- Es comprensible – no se enfadó por su falta de confianza, al contrario, sonrió como si se lo viese venir – No hemos sido del todo sinceros.
- Y parece que no parecéis tener intención de serlo.
- Jajajaja, es curioso que seas tan diferente de Tanjiro.
- Que Tanjiro tenga tanta fe ciega en ti no implica que yo comparta la misma actitud.
El ambiente cambió entre ellos, pasó del de una pelea algo infantil por ganarse la atención de un chico a un ambiente algo frío de dos personas que no se caían nada bien y la verdad es que era así. Rengoku ya declaró en su momento que no soportaba a Giyuu, pues se podría decir que Giyuu sentía lo mismo hacia él, no solo por ser su principal rival amoroso, esa actitud tan energética parecía ser usada en muchas ocasiones como una barrera para ocultar todo lo que sabía y es que por mucho que pareciera ser una especie de aliado, no terminaba de sentir esa seguridad que le debería dar alguien así. Pero esto no solo pasaba con Rengoku, por supuesto que el director y Tamayo le daban la misma impresión. Aunque de Kagaya no poseía muchas pruebas sólidas, el hecho de que decidiera pasar por alto los incidentes de Rui en la escuela y de Nakime en su mansión era suficiente para él.
Siendo Tanjiro alguien tan inocente y confiado de los demás, Giyuu debía adoptar el papel de mente fría para velar por su seguridad.
- ¡AH! - el grito de Urogi sobresaltó a ambos que le miraron inmediatamente, el chico estaba mirando hacia el cielo muy emocionado - ¡¡Un pájaro enorme!! ¡Está volando! ¡Mira, mira, Tanjiro!
- Jajajaja, sí - el pelirrojo asintió, le resultaba muy dulce que Urogi se emocionara por cualquier cosa insignificante.
- ¡Como mola! Oye, oye, Tanjiro, ¿te gustan los pájaros? ¿Cuál te gusta más? ¿No te gustan? ¿Te gustan más los animales de tierra? ¿El curry te gusta? ¿Cuál es tu color favorito? ¿Tu frente es tan dura como parece? ¡Menuda cicatriz enorme tienes en la frente! ¿Cómo te la hiciste! Oye, Tanjiro, oye, oye.
- S-son muchas preguntas – le sonrió nervioso. Su hiperactividad era linda pero también algo agobiante.
- Oye Tanjiro, oye, ¿te has dado cuenta, te has dado cuenta?
- ¿De qué?
Urogi señaló a Rengoku y Giyuu.
- A esos dos les gus...
Y en un parpadeo, Rengoku y Giyuu avanzaron rápidamente y taparon la boca de Urogi.
- ¡JAJAJAJAJAJAJA! ¡Urogi, eres un chico con mucha energía, eso es bueno! ¡JAJAJAJAJAJA!
- Sí... pero aprende a no decir cosas innecesarias... - Giyuu forzó una tétrica sonrisa.
Tanjiro rió nervioso, parece que esos dos se llevaban bien con Urogi. Si supiera lo que en verdad pasaba...
- Oye, Uro-chan – le llamó Douma.
- ¿Ah? ¿Me hablas a mí? - una vez liberado de las manos de los dos chicos loquitos por Tanjiro, Urogi preguntó.
- Sí. ¿Participaste en el festival deportivo?
- ¡Sí, claro! - golpeó su pecho orgulloso - ¡Soy un increíble deportista!
- ¿En qué pruebas estuviste?
- ¡En todas!
- ¿Qué clima hizo?
- ¡Soleado!
- ¿Te acuerdas de los comentaristas?
- ¡Sí! ¡Tú! - le señaló.
- ¿Te acuerdas de quién se ganó la atención del público?
- ¡Sí! ¡Tanjiro! - ahora señaló al pelirrojo.
- ¿Y qué hizo?
- ¡Llamar idiota a alguien!
- ¡E-e-e-e-e-e-eh! ¡¿Po-por qué hablamos de esto de repente?! - se quejó Tanjiro con las mejillas rojas.
- Es sana curiosidad – Douma sonrió de manera dulce para calmar a Tanjiro y después volvió a dirigir su atención a Urogi - ¿Qué me dices del festival cultural? ¿Estás en algún club? ¿Hiciste algo?
- ¡No! - negó con bastante energía - Pero tengo entendido que un club se vistió de yokais ¡eso sonaba muy divertido!
- ¿Dónde vives?
- Mmm... haces muchas preguntas... ¡pero no me molesta! ¡Jajajaja! ¿Cómo te llamabas?
- Douma.
- ¡Que nombre tan raro!
- Podría decir lo mismo del tuyo.
- ¡Jajajaja! ¡Oye, oye! ¿De qué curso eres? ¿Cuánto mides? ¿Te gusta el pescado? ¿Y el curry? ¿Cuál es tu ingrediente favorito en las bolas de arroz?
- Oye... - la sonrisa de Douma regresó, pero se notaba más forzada ahora – Era yo quien te estaba preguntando.
- ¡Está bien que quieras hacer amigos! - Rengoku se metió entre ambos para alejar a Douma - ¡Pero de todas esas cosas podéis hablar luego! ¡Jajajajaja! Vamos, Urogi – puso su mano sobre el hombro del chico y le empujó hacia Himejima y Tanjiro para que siguiera caminando con ellos.
Quedando más atrás Douma y Giyuu, este último se quedó atento a como la expresión del rubio de ojos arcoíris cambiaba de sonriente a una más seria. Despacio y sin decir nada más, Douma siguió caminando detrás del resto y Giyuu detrás de él. No necesitaba que Rengoku le dijera nada para sospechar, el presidente del club de periodismo tramaba algo entre manos.
El ambiente de la excursión era agradable para la mayoría, la mayoría en la que no se encontrase Shinazugawa Genya pues él estaba atrapado en un grupo de estudiantes de secundaria donde uno de ellos ni le dirigía la mirada y el otro se aseguraba de mantenerse lo más alejado posible de él. Bueno, entendía lo de Muichiro, le enfadó y su frialdad era su castigo, pero... ¿qué narices le había hecho a Rui? ¿Era porque llevaba al demonio consigo? ¿Tenía miedo o algo así? De verdad que no entendía a la gente joven.
- Oye - recibió un codazo por parte de Yuichiro que le señaló con la mirada a su gemelo menor.
- E-eh... s-sí... ¡Mu-muichiro! - le llamó, pero el chico siguió caminando como si no le hubiese escuchado.
- ¡Muichiro! - ahora quien le llamó fue Yuichiro, con él sí se giró.
- ¿Qué?
- Genya tiene que decirte algo - aceleró el paso para dejarles más atrás y otorgarles algo de intimidad.
- ¿Qué? - los ojos color menta de Muichiro se quedaron sobre su persona, se veían nublados, nada que ver con cómo le miraba antes de meter la pata hasta el fondo con él.
- L-lo que te dije por la noche... no era... no era lo que quería decir.
- No lo entiendo, si Genya no quería decir lo que dijo, ¿por qué lo dijo?
- Hmm... - ahora no sabía qué decir, Muichiro hacía preguntas muy complejas para su mente, aunque tuvieran sentido - ¡Pues porque soy idiota! ¿Qué más explicaciones necesitas? El cerebro funciona así ¿sabes? Algunas veces sueltas cosas que no quieres decir.
- Sigo sin entender. Yo no digo cosas que no quiero decir, si el cerebro procesa información que no quieres decir, tu boca simplemente no pronuncia esas palabras.
- ¡Ay, deja de pensar como un robot por un solo segundo! Escucha...
- Ya escuché. Fin de la conversación - se giró, sus largos mechones azabaches revolotearon, golpearon el rostro de Genya y después continuó caminando.
Con Muichiro un poco más lejos, Genya pegó un profundo suspiro. Que conveniente sería que existieran los viajes en el tiempo, así podría pegar a su yo del pasado y evitar que destrozase los sentimientos del chico.
- Je... jejejeje – una risa a su lado le despertó de sus pensamientos y buscó el origen. Era raro porque no veía a nadie, al menos a nadie a la altura de sus ojos - ¡Estoy aquí! - viendo que no le veía, el chico agitó sus brazos y Genya bajó la mirada, pues sí, había un niño ahí abajo.
- Hola ¿Te has perdido? ¿Cuántos años tienes?
- ¡¿Qué dices?! ¡Si soy de tu grupo de la excursión!
- Ah... pues... no lo sabía.
- ¡Pero bueno! ¡Presta un poco más de atención a tu entorno! - golpeó con su puño la pierna de Genya pues a su brazo no llegaba – Me llamo Kotetsu por si no te acuerdas.
- Ah, ya... vale - echó a andar detrás del resto e ignoró al chico.
- ¡Oyeeeeee!
- ¿Qué te pasa? - detuvo sus pasos solo para que el chico gritón supiera que le estaba haciendo caso.
- He visto lo de hace un momento. Ay, ay, ay, tu orgullo debe estar muy herido porque Muichiro no ha caído en tu inútil intento de seducción.
- Mi... ¿qué?
- Ríndete, no puedes ganarte el corazón de Muichiro porque lo pienso conquistar yo – Kotetsu mostró su mano abierta y luego la cerró con fuerza para mostrar su determinación - He recibido consejos del mismísimo Tomioka Giyuu, el más estúpido de los nueve mejores, con lo cual, no puedo fallar.
- ¿Qué? - Genya se quedó con la boca abierta - ¿Tomioka te ha dado consejos para conquistar a Muichiro?
Kotetsu asintió con la cabeza, inocentemente omitía que Giyuu no sabía que el chico que le gustaba era Muichiro. Saber eso solo hizo que el humor de Genya empeorase, pensó que Giyuu era su amigo, entonces, ¿por qué le da consejos a otros para conquistar a Muichiro?
- ¿Por qué ha hecho eso...?
- Este es el fin de tu perversión, Shinazugawa Genya – Kotetsu le señaló dramáticamente como si fuera el héroe prometiendo derrotar al villano - ¿Crees que no he escuchado las guarradas que les haces a los Tokito? Incluso sé que te cuelas en sus habitaciones para tocarlos por la noche.
- Oye... esa información como que está alterada.
- Los toqueteas debajo de la ropa y los besas en cada momento que puedes, ¡y encima besos con lengua!
- De nuevo te informo de que esa información está alterada.
- Muichiro... - Kotetsu se limpió una lágrima que caía por su ojo – Pensar que has tenido que aguantar tanto tiempo las acciones de este depredador sexual.
- ¡Definitivamente tu información está alterada!
- ¡Pero es el fin! Es el fin... ¡Porque yo estoy aquí! No puedo perder con los consejos de Tomioka, el más idiota de los nueves mejores no puede estar equivocado.
- La manera en la que lo nombras no suena a persona de la que haya que fiarse...
- ¡Cállate! No toleraré que menosprecies a uno de los estudiantes más idiotas de la escuela.
- ¡Tampoco suena a que le estés defendiendo!
- ¡Muichiro! - y como si Genya no existiera, Kotetsu le ignoró y echó a correr hacia el Tokito más tranquilo.
- ¿Qué?
- Je – Kotetsu sonrió de lado, entrecerró los ojos y puso su mano debajo de su propia barbilla para hacerse el interesante y tener un poco más de aspecto de chico malo – Quiero que sepas que soy tan malo, pero tan malo que cuando voy al super y en la leche pone "abrir aquí", la abro en mi casa.
Una gélida corriente de aire recorrió el entorno meciendo los cabellos de Muichiro. Sus ojos seguían monótonos, sin rastro de sentimientos. A unos cuantos pasos detrás de ellos, Genya se quedaba de piedra por la estupidez que había hecho Kotetsu. ¿Se puede saber qué consejo de seducción le había dado Giyuu?
- ¿Qué te parece?
- Me parece que el lugar correcto para abrir los briks de leches son los domicilios, así que haces bien – y volvió a andar dejando a Kotetsu algo confundido.
- ¡Espera, espera, espera! - con una pequeña carrera consiguió ponerse delante de Muichiro y cortarle el paso - ¿Sabes, sabes? Puedo ser un chico malo, pero aun así ayudo a los ancianitos a cruzar la carreteara.
- ¿Sí? - Muichiro miró al cielo para imaginarse la escena, Kotetsu era tan bajito que más que parecer que él ayudaba a los ancianos a cruzar, parecía que estos ayudaban a un niño pequeño a hacerlo – Es bueno.
Intentó volver a andar, pero Kotetsu no le dejó.
- ¡Espera! - extendió los brazos a los lados para cortar su camino - ¡Soy super hetero, amo a las chicas con locura!
- ¿Sí? Te llevarás bien con Genya entonces.
- Y... y... ¡y soy espantoso en matemáticas! Uno más uno es siete ¿no?
- ¿Sí? Te llevarás bien con Genya entonces.
- Repitió lo mismo dos veces... ¡No, no tiraré la toalla!
Muichiro dio por acaba la conversación e intentó seguir caminando, pero justo cuando dejó atrás a Kotetsu, este se dio la vuelta y tomó su muñeca pillando al chico por sorpresa al tirar de ella y hacerle girar, por fin conseguía un cambio de expresión en su rostro. Genya comenzó a sudar ante lo que pretendía hacer Kotetsu. La expresión de Kotetsu se volvió seria, parecía todo un galán de telenovela, pero no podíamos olvidar que era un chico de secundaria fan de Giyuu. Obviamente las cosas no le pueden salir bien.
- Se te ha caído el bombón que te envuelve, papel.
La mandíbula de Genya casi choca contra el suelo al ver la tremenda metedura de pata que había tenido el chico con el piropo que había hecho. ¡Había cambiado las palabras "bombón" y "papel" de lugar! Que torpe era, ahora no le extrañaba que idolatrase tanto a Giyuu.
- ¿Papel...? ¿Bombón? - y el cerebro de Muichiro comenzó a procesar, le había dejado bien confundido - Bombón... mmm... creo que físicamente, un bombón no puede envolver algo, a no ser que esté derretido, aunque esa no es la mejor manera de envolver algo. Se quedará pegajoso.
- ¡No, no! Me he equivocado, yo lo que quería decir era...
- ¿Qué demonios haces? - Yuichiro apareció, viendo que se quedaban tan atrás había ido hacia ellos. Viendo a Kotetsu agarrar la muñeca de su hermano, le dio un pequeño golpe en la cabeza para que le soltase – No toques a mi hermano con tantas confianzas, ¿quién te crees?
- ¡Ay, me pegaste!
- ¿Por qué te quejas? Si no he usado nada de fuerza.
- ¡Bruto! No eres para nada como Muichiro. ¡Él es dulce y tierno!
- ¿Y a mí qué más me da? - señaló hacia delante – Que corra el aire.
- Jo... - sobando la zona golpeada, Kotetsu caminó hacia delante.
- ¿Se puede saber qué ha sido todo eso? - interrogó a su gemelo que solo pudo encogerse de hombros.
- Kotetsu dice que se me ha caído el bombón que me envuelve y que soy un papel.
- ¿Qué?
- ¡Ese enano se le está intentando ligar! - se chivó Genya.
- ¡¿Qué?! ¡¿Y a ti te parece bien?! - volvió a preguntar a su gemelo.
- ¿El qué?
- Va detrás de ti.
- No, ahora va delante.
- ¡No nos referimos a eso! / ¡No nos referimos a eso! - le regañaron al mismo tiempo. Muichiro no era muy espabilado que digamos.
- Lleváis un rato gritando mucho aquí atrás - cansado de sus ruidosas voces, Zohakuten retrocedió y fue hacia ellos – Vais a conseguir darme dolor de cabeza – sus gruesas cejas se fruncieron. Genya respondió su mala mirada con otra mala mirada, pero Yuichiro se puso delante de él y le dedicó una sonrisa.
- Lo siento mucho~ - su voz sonó muy aguda, todavía mantenía su plan de ser dulce y amable con la fragmentación más joven de Hantengu.
- Tch - chistó por lo bajo y recorrió a esos tres con la mirada, al llegar a Muichiro, se quedó mirándole fijamente.
- Duda. ¿Ocurre algo?
- Tokito Muichiro – los labios de Zohakuten se separaron solo para pronunciar su nombre completo.
- Sí, encantado de conocerte.
- Idiota, yo ya te conozco. ¿Cómo no voy a conocer al cuarto mejor alumno de la escuela?
- ¿Verdad~? Mi hermanito posee un gran cerebro - presumió Yuichiro.
- Supongo - guardó sus manos en sus bolsillos y volvió a fruncir el ceño - Las grandes notas pueden lograrse de dos maneras, o clavas bien los codos o... clavas bien las rodillas.
La sonrisa dulce de Yuichiro se borró enseguida al escucharle una insinuación tan seria, en cuanto a Genya, este frunció más el ceño si era posible. De los tres, Muichiro fue el único que parecía no entender de qué estaba hablando Zohakuten.
- ¿Qué has...?
- Retira eso - interrumpió Genya a Yuichiro mientras daba un par de pasos para situarse delante de Zohakuten – Ahora.
Los ojos dorados se alzaron para mirar el rostro de Genya, su ceño se frunció y su boca se curvó hacia abajo mostrando una expresión de desagrado.
- ¿Estás ordenándome algo?
- Te estoy diciendo que retires lo que has dicho, maldito mocoso.
- No lo voy a hacer, ¿y tú? ¿Qué vas a hacer?
- Pero serás...
Genya le enganchó del cuello de su abrigo, tal parece que todas las versiones de Hantengu le iban a hacer hervir la sangre. Zohakuten no pareció verse afectado por el agarre, al contrario, estaba bien tranquilo y con la misma calma que mostraba, sacó su mano de su bolsillo y la puso sobre la muñeca de la mano que Genya usaba para sujetarle. En un parpadeo, Genya vio como el entorno daba una vuelta entera o para ser más exactos, no era el entorno el que había girado, sino su cuerpo pues ahora estaba tirado sobre el suelo. Su espalda y su cabeza dolieron por el choque, la posición en la que había acabado le permitió ver todavía a Zohakuten, que ahora, estando más alto al estar él en el suelo, se veía como una especie de dios observando a un gusano.
Definitivamente le estaba empezando a odiar tanto como al Hantengu original.
- ¡Genya!
Las vistas que tenía de Zohakuten no tardaron en ser cortadas pues Yuichiro y Rui acudieron inmediatamente a ayudarle. Muichiro también fue a comprobar que estaba bien, aunque mantuvo distancias.
- Genya... - preocupado, Yuichiro palpó detrás de su cabeza para ver si se había hecho alguna herida.
- ¿Estás bien? - le preguntó Rui.
- Sí.
- Genya... - Muichiro se agachó un poco para mirarle más de cerca.
Viendo que se debatía entre mantener su enfado o acercarse por su preocupación. Genya se sacudió la ropa y se puso de pie para hacerle ver que no había sido nada grave.
- Ha sido una caída, no me voy a morir por eso.
- ¿Una caída...?
- ¿Dices... qué ha sido una caída?
Yuichiro y Rui le miraron como si estuvieran viendo a un extraterrestre y después se giraron rabiosos hacia Hantengu.
- ¡No es una caída cuándo te tira alguien!
- ¿Por qué lo has hecho?
Genya comenzó a sudar, ahora tenía dos chihuahuas a punto de lanzarse a matar a Zohakuten, eso tampoco era bueno.
- ¡Eres un pedazo de...!
- Shhhh - tapó la boca de Yuichiro en cuanto le vio ponerse violento.
- ¡¡¡¡MMmmmmmm!!!! - aun amordazado, intentó gritar, pero Genya no le soltó.
Impidiendo que Yuichiro soltase una sarta de insultos tan ofensivos que podrían hacer a cualquiera llorar, volvió a intercambiar miradas una vez más con Zohakuten quien ahora parecía ver con asco al mayor.
- No vuelvas a mirarme así nunca en tu vida.
Como si no hubiera pasado nada, el Hantengu más joven retomó su caminata e ignoró a Kotetsu que se había acabado dando la vuelta para ver qué era lo que estaba pasando ahí atrás.
- ¡¿Por qué has hecho eso?! - se quejó Yuichiro una vez que Genya destapó su boca.
- Porque tiene bastante con odiar a una persona del grupo, si empiezas a caerle mal tú también entonces no podremos acercarnos a él.
Yuichiro gruño, en realidad Genya tenía razón. Si estallaba en rabia contra Zohakuten entonces no tendría sentido haber sido tan simpático con él todo este tiempo y haberle estado sonriendo como un estúpido. No podían volverse todos sus enemigos.
Viendo que Muichiro se ponía detrás de él para ver cómo estaba su cabeza, Genya decidió contestar a su pregunta no formulada.
- Ya he dicho que estoy bien.
- ¿Seguro? Te ha tirado al suelo solo con una mano - al contrario que Muichiro, Rui si ponía en palabras su preocupación.
- Que estoy bien – para calmar su preocupación, Genya acarició la cabeza de Rui. El rostro del chico no tardó en teñirse de rojo.
- ¿Y a ti qué te pasa de repente? - Yuichiro alzó una ceja, el comportamiento de Rui últimamente se le hacía muy raro.
- Nadaaaaaaaaaaaaaaaaaa - ocultó su rostro entre sus manos, parecía como si el humo comenzase a salir de sus orejas. A saber, que estaba pasando por esa cabecita.
- Bueno, de todas formas, te has caído. Te llevaré con la enfermera cuando volvamos.
- Te he dicho que no hace falta.
- Y yo te digo que sí.
- No.
- Ay, Genya, no seas crío - se acercó a su oído para susurrar – Si vas... haré eso que te gusta que te haga cuando estamos solos...
- ¡ESO NO ES UN PREMIO! - protestó sonrojado - ¡¿Y A QUÉ TE REFIERES?!
- Genya... - Yuichiro apartó la mirada avergonzado - ¿D-de verdad quieres hacérmelo decir delante de todos...? Maldito pervertido.
Viendo lo acaramelado que se estaba poniendo Yuichiro, Rui frunció el ceño y tiró de Genya hacia él.
- Tal vez quien deba llevarlo con la enfermera sea yo.
- ¡¿Ah?! ¿Tú por qué? - Yuichiro se enganchó del otro brazo para tirar en la dirección contraria a la que tiraba Rui.
- Pues porque yo no tengo intenciones tan pervertidas como tú.
- ¡Ja! Venga, vamos a contar mentiras.
- ¡Pero si es cierto! Y-yo nunca ha-haría a Genya eso... y eso otro... n-ni le tocaría ahí y-y luego eso con la boca... y-y debajo de las sábanas... - su cabeza se calentó demasiado de nuevo.
- Serás pervertido. ¡Aléjate ahora mismo de él!
- ¿Me llamas pervertido tú?
Muichiro se mantuvo al margen de la pelea y se quedó mirando atentamente la cabeza de Genya hasta que comprobó que no tenía ninguna herida por ningún lado. Al terminar de comprobar, suspiró aliviado. Kotetsu se había acercado, pero se detuvo al ver como Genya estaba rodeado de tres chicos lindos preocupados por él.
El alumno de primero se quedó con la boca abierta por la impresión. Era aterrador, ese ser, ese ser que trascendía a cualquier ser humano común y corriente tal vez debería ser catalogado como un poderoso dios pues sin apenas hacer nada ya tenía ese harem alrededor. ¿Existiría alguna religión pagana que le adorase? Lo más seguro es que sí.
Bien, pues tenía que ir más en serio para robarse el corazón de Muichiro antes de que Shinazugawa Genya, dios de la lujuria y de los harems le robase la inocencia en una nada inocente orgía.
- ¿Qué Tomioka qué?
- Que ese bastardo se quería follar a mi hermano.
- Oye... venga ya.
- ¡Te digo la verdad!
Iguro suspiró. Había conseguido estar en el mismo grupo que Mitsuri para la excursión y solo por eso pensó que iba a poder pasar más tiempo con la chica, pero había sido muy iluso. Mitsuri se había encargado de buscar al resto de personas que les faltaban para completar un grupo de seis y esos habían acabado siendo Sanemi, Nezuko, Nakime y por algún motivo que no entendía... Shabana Gyutaro. Ahí Iguro ya pensó en tirarse ladera abajo para ver si moría y renacía como el esposo de Mitsuri en otra vida. El mayor de los Shabana no le caía bien, era problemático, contestón y... bueno, Sanemi también era un poco así, pero a él le perdonaba porque era su amigo.
Ignorando la presencia de Gyutaro, Mitsuri no había hablado con él en ningún momento. Estaba muy ocupada charlando animadamente con Nezuko y con Nakime, cosas de chicas supuso. Con lo cual, a él no le había quedado de otra que hablar con Sanemi. No le importaba, era su amigo, pero... ¿por qué tenían que hablar de una cosa tan rara como que Tomioka Giyuu se quería acostar con su hermano? Por dios, a veces a Sanemi se le iba la cabeza.
- ¿Por qué no me crees?
- Venga ya.
Al terminar la caminata del primer día y regresar a la posada, solo Sanemi e Iguro entraron pues Mitsuri se quedó con las otras dos chicas fuera y a Gyutaro le perdió de vista, ni idea y tampoco le importaba.
- Ese bastardo de Tomioka es un maldito degenerado.
- Tal vez, pero ¿por qué querría algo con Genya?
- Iguro... aunque no me creas y aunque yo no sepa bien porque... Genya tiene una extraña habilidad para enamorar a cualquier ser humano...
- Genial, será afortunado con las chicas.
- Déjame acabar. A cualquier ser humano... con pene.
- Que habilidad tan rara, ¿y quieres dejar ya esa tontería? A Tomioka no le gusta tu...
- ¡¿Por qué has hecho eso?!
Sanemi e Iguro dejaron de andar cuando escucharon la voz de Genya gritar, al buscar el origen, acabaron asomándose a un pasillo donde solo se encontraban Genya y Giyuu.
- Oye, oye... no me jodas... - Sanemi comenzó a sudar.
- ¿Por qué me has hecho eso...? - Genya bajó el rostro dolido.
- Genya... yo... yo no sabía. Te juro que, si hubiese sabido que esto te iba a hacer daño, yo no habría...
- ¡No me vengas con excusas! ¡Se acabó! ¡A partir de ahora tú y yo no somos nada! ¡Es el fin!
- Genya... ¡Genya! - Giyuu estiró la mano hacia el chico, pero este ya había salido corriendo.
Debajo de su máscara, la boca de Iguro estaba abierta por la sorpresa. ¿Qué mierda acababa de pasar?
- E-eh... bu-bueno... al menos han roto ¿no?
- ¡Será cabrón! Ahora ha roto el corazón a mi hermano.
- ¡¿Y ahora eso por qué te importa?!
- Pues que nadie deja a mi hermano, iré a partirle la cara.
- ¡Nooooo! Nosotros nos vamos.
Tirando de él, Iguro al final consiguió persuadir a Sanemi de no asesinar a Giyuu por supuestamente partir el corazón de Genya, aunque la realidad no era exactamente como ellos la habían pensado. Tanjiro, que había estado viendo también toda la escena, pero desde el principio, salió de su escondite y fue hacia Giyuu que se encontraba algo confuso sobre qué hacer ahora.
- Senpai.
- Yo... yo no sabía que el chico que le gustaba a Kotetsu era Muichiro. Si lo hubiese sabido, no le habría dado consejos.
- No pasa nada – Tanjiro posó su mano sobre su hombro para darle ánimos - No lo hiciste con malas intenciones.
- Pero es que pensé... que me estaba acercando a Genya, pensé que lo estaba haciendo bien. Hace mucho tiempo que... - la figura de Sabito pasó por su mente, dibujando una expresión triste en su rostro – Hace mucho que no intento acercarme a los demás, tal vez... por eso es que sigo siendo un torpe en las relaciones sociales.
- Genya es un chico complejo y difícil, pero es muy amable. Aunque te haya dicho eso, sé que te sigue considerando un amigo. No decaigas.
Giyuu suspiró profundo y cerró los ojos, al volver a abrirlos, se giró para mirar a Tanjiro.
- Gracias.
- No ha sido na...
Cerró la boca en el mismo momento en el que el primer ítem de la escala del Amor de Rubin pasó por su mente: "Si A está triste..." No. "Si Giyuu está triste, quiero animarlo de inmediato".
- ¿Eh? - alejó su mano del hombro del mayor y la llevó contra su pecho, ¿por qué cambiaba la "A" por el nombre de Giyuu?
- ¿Ocurre algo?
- No, no, no es nada...
- Entonces... Ta-Tanjiro, te-tenía algo que preguntarte.
- ¿Sí?
- Eh... e-en el festival deportivo... ¿tú...?
- Esto... ¿interrumpo? - sin saber bien en qué momento, el Hantengu original había aparecido entre ellos.
- Sí - le contestó Giyuu sin pelos en la lengua.
- Senpai, no seas malo – se giró para mirar a Hantengu - ¿Ocurre algo?
- Que-quería saber... - agachó la mirada mientras jugueteaba con sus dedos - ¿Qué tal ha ido el primer día?
- Bueno... - antes de que Genya se pusiera a gritar a Giyuu, había recibido por parte de Yuichiro un resumen sobre lo que había pasado en su grupo. De una u otra manera, habían conseguido vigilar de cerca a cada Hantengu – Urogi parece un chico normal, es decir, es muy hiperactivo, pero al mismo tiempo curioso. Sobre Aizetsu, tengo entendido que se pasó todo el viaje mirando triste hacia el suelo y manteniéndose lo más alejado posible de su grupo. Karaku fue todo lo contrario, se reía todo el rato y lideraba a su grupo. Sekido... eh... pa-parece que generó algún conflicto al enfadarse por cualquier cosa y Zohakuten...
- ¿Qué hizo él?
- Ti... tiró a Genya al suelo.
- Ese chico... - Hantengu se agachó para poder abrazar sus rodillas y comenzar a temblar de miedo – E-es tan aterrador, d-de verdad que deberías ser cautelosos a su lado.
- No tenemos suficiente información para saber por qué tienes un demonio, pero... - Tanjiro agachó la mirada – Urogi... no me parece alguien malo, ni triste, ni solitario, ni enfadado. Me cuesta pensar que sea el resultado del poder de un demonio. Por mucho que lo piense... no logro entenderlo.
- Karaku es alguien alegre - aportó Giyuu - Él tampoco parece adaptarse a ese estándar.
- Hay tanto que no entiendo – el pelirrojo se agachó al lado del anciano para comenzar a acariciar su espalda y darle ánimos - Pero no te preocupes, Hantengu-san, resolveremos todo esto.
- Sí...
Saliendo de la enfermería después de haberse desahogado malamente con Giyuu y de haber sido revisado por Tamayo como tanto le exigían Yuichiro y Rui, Genya regresó a su habitación donde cerró la puerta al encontrar que esta se encontraba vacía y hurgó entre su mochila hasta que dio con el libro de los eudaemonios. Al recordar como Zohakuten le había tirado al suelo sin despeinarse, apretó el libro entre sus manos y fue rápidamente hacia la parte de invocación. Tan absorto estaba leyendo que no se dio cuenta de que alguien había entrado.
- ¿Qué haces?
Genya se sobresaltó, al darse la vuelta se encontró con Rui mirándole confuso.
- Rui...
- ¿Qué es eso? - señaló al libro, no podía ver mucho, pero si el título del capítulo escrito en mayúsculas: "Invocación" - Genya... ¿qué estás haciendo?
El mayor cerró el libro de golpe, ahora Rui sí podía ver el título.
- ¿Eudaemonios...? ¿Qué es eso? ¿Quieres invocar demonios? ¿Por qué?
- No es eso, no son demonios, son eudaemonios.
- ¿No es acaso lo mismo? Yo ya tuve un demonio y te puedo asegurar que no fue nada agradable.
- Pero no es lo mismo.
- ¿Por qué?
- Porque el eudaemonio no me hará daño, no se alimentará de mis sentimientos ni buscará devorarme ni nada parecido.
- ¿Y qué necesidad...? ¿Qué necesidad tienes de hacer esto?
- Lo has visto ¿no? Zohakuten me tumbó en medio segundo. ¿Crees que tal y cómo estamos vamos a poder hacer algo contra él? ¿O contra los otros cuatro? Si hago esto, es para proteger a todos.
- ¿Proteger...? - se mordió los labios pensando en el demonio araña que había decidido cargar él - ¿Por qué haces estas cosas tan estúpidas...? - agachó la mirada al mismo tiempo que apretaba los puños - Si "proteger" significa para ti lo mismo que "hacerte daño" entonces... no quiero ninguna protección tuya.
- ¿Rui? ¡Rui! - reaccionó tarde cuando Rui le había quitado su mochila y se había puesto a hurgar hasta que dio con la araña de plástico - Devuélveme eso.
- No quiero que hagas esto.
- ¡Devuélveme eso! - soltó el libro y comenzó a perseguir a Rui por la habitación.
- ¿Por qué...? ¡¿Por qué, por qué?!
Tras estar correteando un rato y esquivando a Genya, el mayor consiguió alcanzar su hombro, pararle y hacer que se diera la vuelta. Iba a gritarle, pero al ver aquellos ojos azules amenazando con ponerse a llorar en cualquier momento, su boca se cerró automáticamente. Al recordar como provocó las mismas lágrimas a Muichiro, su estómago se encogió y el cuerpo le dolió más que cuando Zohakuten le tiró al suelo.
- M-me debes un baile... - consiguió pronunciar aguantando las lágrimas - ¿Ya se te ha olvidado? Idiota...
Genya dejó escapar una pequeña risa por lo estúpido de la situación y de sus pensamientos. Primero Muichiro y ahora Rui ¿Por qué tenía esa habilidad para hacer llorar a chicos lindos? ¿Y por qué pensaba que un chico era lindo? Su heterosexualidad cada día más dañada.
- Rui.
Al ser llamado, intentó mirarle, pero no pudo pues Genya le había agarrado de la cintura para juntar sus cuerpos en un abrazo. El rostro del más joven se volvió de color rojo y dejó caer la araña al suelo por la impresión del acto tan poco esperado.
- Créeme, me es difícil olvidar las promesas que hago a mocosos como tú. Así que, si crees que la voy a incumplir, pégame con todas tus fuerzas.
Las manos de Rui temblaron, pero acabaron envolviéndose también alrededor de Genya, devolviéndole el abrazo. Apoyó su rostro contra su hombro, aspirando el aroma del chico y relajándose con este.
- No te pido que te parezca bien, solamente... entiéndeme.
Rui farfulló algo inentendible, abrió poco a poco sus ojos y a medida que sus mejillas se enrojecían todavía más, el ítem número ocho de la balanza de Rubin apareció en su mente: "Una de las principales preocupaciones es el bienestar de A". Ese simple pensamiento fue suficiente para que Rui separase al chico de un empujón e intentase calmar su cabeza mirando a cualquier lado menos a él.
- Eh... ¡ejem! - frotó sus ojos para limpiar las patéticas lágrimas que se le habían escapado – O-olvida eso...
- De acuerdo, pero tú tienes que olvidar esto – se agachó para recoger el libro.
- Idiota, no lo olvidaré, pero lo que haré será no contarle nada a Tanjiro y los demás. ¿Es suficiente para ti?
- Me basta con eso.
Ambos se agacharon para recoger la araña que Rui había dejado caer, pero sus dedos se acabaron rozando y Rui se alejó de un salto.
- ¿Qué pasa?
- ¡Na-nada! ¿Q-qué iba a pasar? Eh... eh... - palmeó su rostro con fuerza haciendo que Genya se le quedara mirando raro.
- ¿Estás... estás bien?
- Sí - hizo un puchero mientras controlaba las lágrimas, se había golpeado a si mismo demasiado fuerte – Dame eso - señaló el libro – Quiero echarle un vistazo.
Cumpliendo su petición, Genya le dio el libro y Rui se sentó sobre el suelo para comenzar a leer un poco por encima los conceptos básicos, entre ellos qué era un eudaemonio y su método de invocación. Genya se sentó a su lado, pero Rui le ordenó que aumentara la distancia, no sabía que tanto le molestaba estar cerca de él, pero como tampoco era bueno enfadarle, le hizo caso y se separó un poco más. Cuando terminó de leer lo que él consideraba importante, Rui cerró el libro y lo dejó sobre su regazo para después dejar escapar un profundo suspiro.
- Eres un completo desastre, ¿de verdad vas a fiarte de lo que diga un libro tan viejo y tan fantasioso? Nada te asegura que salga bien, ni siquiera que funcione.
- Bu-bueno, tendré que intentarlo ¿no? - eso la verdad es que le avergonzó, que un estudiante más joven se metiera con él por ser iluso.
- Mmm... - Rui devolvió su mirada hacia el libro - ¿Hay algo... que yo pueda hacer?
- Tal vez sí, ven conmigo.
Genya salió de la habitación sin decirle a donde iban, Rui tampoco preguntó, apretó el libro contra su pecho y se fue detrás de él. Manteniendo un poco las distancias, Rui aprovechó para mirarle desde atrás. Genya era muy alto, aunque se tratase de un alumno mayor, era incluso más alto que Tanjiro, Zenitsu e Inosuke que estaban en su mismo curso, sus hombros eran anchos y su figura imponente, pero en el momento en que abría la boca esa aura intimidatoria se iba y podías ver que en realidad se trataba de un chico dulce que se preocupaba por los demás a su manera. Sentía que pensar demasiado en él estaba haciendo que la sangre se le subiera al rostro así que usó el libro para tapar de su nariz hacia abajo.
Que molestia, ¿por qué de todos los momentos tenía que comenzar a ver a Genya de otra manera justo ahora?
- Es aquí.
- ¿Mm? - Rui apartó el libro de su rostro y se quedó mirando el lugar al que le había llevado Genya.
Estaban fuera de la posada, pero no dentro de la montaña. El chico le había acabado llevando a una especie de cobertizo que supuso que era donde los trabajadores guardaban trastos como rastrillos, caretillas o simplemente material viejo que no sabían dónde dejar.
- Genya... - le llamó, pero de poco le sirvió porque el chico ya se había metido dentro así que no le quedó de otra que seguirle - ¡Gen...! ¡¡¡¡YAAAAAAAAAAAAAAA!!! - no pudo controlar un chillido de vergüenza al ver como ahí dentro Genya comenzó a sacarse el jersey - ¡¿Q-Q-Q-Q-Q-Q-Q-Qué...?!
Un cortocircuito incendió su mente al recordar las palabras que había usado: "¿Hay algo que yo pueda hacer?"
- Y-y-y-yo no... ¡¡¡Yo no me refería a esto!!! - cayó de rodillas al suelo dejando confuso al mayor.
- ¿Qué te pasa ahora?
- ¡Pervertido!
- ¿Qué? ¡No! Mira – hizo a Rui abrir el libro para que viera las páginas de la invocación - Tengo que dibujar estos símbolos en mi cuerpo.
- Ah... - Rui leyó rápidamente, su corazón parecía más calmado, pero también algo decepcionado – Ya... ¡cla-claro! - se puso de pie y sacudió el polvo de sus rodillas – Ya lo sabía...
- ¿Por qué chillabas entonces?
- Me sorprendió. Avisa antes de desnudarte.
Genya se alejó de él y fue hacia un rincón oscuro del cobertizo, cuando volvió, lo hizo con un bote lleno de carbón hecho polvo, al meter la mano allí, sus dedos salieron manchados de negro y los pasó por su estómago para dibujarse un símbolo que Rui conocía bien. No podía olvidar esa estrella atrapada en un círculo que Tanjiro y los demás dibujaron para exorcizarle. En su momento la usaron para sellar a un demonio, ¿ahora la iban a usar para invocar a uno?
- Toma – le ofreció el bote.
- ¿Por qué? - preguntó alzando el rostro para mirarle a los ojos.
- Dibuja el mismo símbolo en mi espalda.
- Ah... eh... y-ya... s-sí... ¡vo-voy! - dejó el libro a un lado y cogió el bote de carbón para hacer lo mismo que Genya y dibujar la estrella, pero ahora en su espalda. Tardó más de la cuenta, pero porque sus dedos comenzaban a temblar a medida que construía la figura sobre su piel. Cuando acabó, separó su mano rápidamente y aceptó un pañuelo que Genya le ofrecía para limpiar sus dedos manchados de carbón - ¿Y ahora? - se hizo de nuevo con el libro para ver más de los pasos.
- Para invocarlo, necesito una habitación completamente vacía - empezó a contar mientras volvía a mancharse las manos de carbón para dibujar el mismo símbolo de su piel, pero ahora en el suelo – Y es importante que no haya interrupciones, por eso te necesito para vigilar.
- Entiendo... - cerró el libro para dejarlo atrapado entre sus brazos y su pecho - ¿Y luego?
- Debo meditar para invocarle - terminó de contar al tomar posición al sentarse en el suelo encima del símbolo que había dibujado.
- Meditar... ¿tú? - frunció el ceño, había poca fe en él.
- ¿Por qué pones esa cara? - eso le fastidió un poco, él no era tan gruñón como aparentaba, la meditación no era problema para él - Sé hacerlo.
- No te he dicho que no sepas...
- ¡Lo que dices es que no crees que pueda hacerlo! Argh, que fastidio, tú espera fuera ¿vale?
- Vale - apretó más el libro contra su pecho y salió, antes de cerrar la puerta, se quedó mirando un rato al mayor – Genya.
- ¿Qué?
- ¿Esto es seguro?
Genya relajó los hombros, no iba a mentirle en la cara.
- No lo sé.
- Ya veo - levantó el libro, una vez más lo usaba para cubrir la mitad de su rostro – Genya.
- ¿Qué?
Genya levantó la mirada, los ojos azules de Rui le miraban algo apenado. Tal vez se había pasado metiéndole en todo esto y lo mejor hubiese sido mantenerle al margen.
- ¿T-tú conoces la balanza de Rubin?
- ¿La qué?
- ¡Mejor olvídalo! - cerró de un portazo, su rostro volvía a ponerse rojo. Tomó posición para meditar, pero la puerta se había abierto y Rui asomaba la mitad de su cuerpo por ella – Genya...
- ¿Y ahora qué?
- Solo... quería recordarte que me debes un baile y has prometido dármelo. Si un demonio te secuestra y te lleva al infierno, te perseguiré para que bailes conmigo.
- De acuerdo y ahora sal por favor.
- Sí...
Rui cerró de nuevo pero esta vez se aseguró de no volver a abrir. Esperando a que la invocación de Genya funcionase, él decidió cumplir con su parte y vigilar por si alguien venía para que no le interrumpieran. Se apoyó contra la pared del cobertizo y se dejó caer contra el suelo hasta quedar sentado. Aprovechó el tiempo para echar un vistazo por su cuenta al libro de eudaemonios. Buscó concienzudamente un apartado o algo similar que hablase de consecuencias o efectos secundarios. Si descubría ahora mismo que algo malo le podía pasar a Genya, echaría abajo la puerta y le tiraría de los pelos si hace falta para sacarle de ahí. No encontró nada, puede que o no existieran efectos adversos o simplemente sus autores habían decidido omitirlos. Que ridículo, ¿quién escribía este tipo de libros para empezar? Ni siquiera tenían una base que asegurase que la información que contenía era cierta.
Puede que todo fuese falso y que Genya lo único que estuviese consiguiendo allí dentro fuese poner la mente en blanco. Bueno, visto así, nunca viene mal meditar un poco.
Continuó esperando, cinco, diez, quince y hasta treinta minutos, pero Genya no salía para decirle nada. Comenzado a agobiarse y a temerse lo peor, Rui se puso de pie y abrió la puerta del cobertizo, importándole bien poco si interrumpía la llamada del ser sobrenatural.
- Genya – le llamó en voz baja.
El chico abrió poco a poco sus ojos y se quedó mirando hacia la nada. Esa actitud preocupó un poco a Rui y con paso lento se acercó hasta él. Al estar a suficiente distancia, se agachó para poder mirarle a los ojos.
- Genya – puso su mano sobre su hombro y le zarandeó un poco - ¿Genya?
- Te...
- ¿Te...?
- Go...
- ¿Go...?
Rui comenzó a sudar por los nervios, ¿había funcionado?
- Ten... go...
- ¿Ten... go? ¿Ten-go? - repitió sus palabras, ¿sería ese el nombre del eudaemonio que ha invocado? Sonaba chino.
- Tengo hambre - alzó del todo su mirada al mismo tiempo que su estómago sonaba. Rui casi se cae al suelo por esto.
- No me fastidies... ¿no ha funcionado?
- No – se sobó la tripa – Argh, maldición, tanto tiempo aquí sentado y no he conseguido nada.
- Tal vez hayas hecho algo mal – se levantó al ver que Genya hacia lo mismo.
- No lo sé... mierda, me siento un estúpido - frotó con fuerza su estómago para borrar el estúpido símbolo allí dibujado.
- Tanjiro sabe mucho de estas cosas.
- Pero no puedo preguntarle a él - recogió su jersey y se lo volvió a poner – Y tampoco a Himejima, se lo acabaría contando a Tanjiro. Argh, mierda, mierda y mierda, ¿y ahora qué?
- Tal vez... sea lo mejor ¿no? - agachó la mirada manteniendo todavía el libro contra su pecho – Porque así... estás bien.
- Porque así no tengo excusa para olvidarme de bailar contigo ¿no? - suspiró cansado, al ser el suelo de tierra, le bastó removerla con el pie para deshacer el dibujo satánico del suelo - Oye pues a lo mejor eres tú a quien se le olvida el baile.
- ¿Cómo se me va a olvidar si soy yo quien te lo está...? ¡Ay! - se quejó cuando Genya le golpeó la frente con el dedo - ¡Oye!
- Ya que amenazas con perseguirme hasta el infierno si se me olvida, yo haré lo mismo contigo si se te olvida. Bajaré, me quemaré los pies y te sacaré a bailar.
- Idiota... - cubrió su frente recién golpeada. El calor se acumulaba en sus mejillas - ¡A mí no se me olvidaría!
- Cuento con ello – su tripa volvió a sonar - ¡Ah, pero que hambre! Muero de hambre.
- Vámonos de aquí entonces y... ¡¿có-cómo vas a bailar si se te queman los pies?!
- Oye... no me digas que te lo has tomado en serio.
Genya se rascó la cabeza. Él en realidad solo estaba bromeando al hablar tanto del infierno, pero hay que ver, la gente joven no sabía captar las bromas. En compañía de Rui, abandonaron el cobertizo y volvieron hacia la posada.
Sin ser conscientes de ello, un par de ojos azules les observaba desde el segundo piso. Allí dentro, Aizetsu observaba sin despegar ojo como la parejita regresaba a la posada. Reconocía el rostro de Genya, él junto a otro chico le habían estado observando demasiado atentamente en la cafetería y hoy en la caminata en la montaña justo había pasado lo mismo, notaba como más miradas no se despegaban de su persona, pero ¿por qué hacían eso? ¿Qué buscaban de él? Sentirse espiado le hacía sentirse tan triste.
Pero había un recuerdo más, un recuerdo que no parecía pertenecerle pero que aun así estaba en su cabeza. Recordaba al chico de la cabeza rapada, le llamaba "viejo verde" e incluso casi le tira por la ventana. Algunas lágrimas se le escaparon por eso, ¿había necesidad de ser tan malo con él? ¿Qué le había hecho?
- Llamarme viejo verde... es tan cruel de su parte...
Se secó las lágrimas, lloraba por un recuerdo que no era suyo, pero si no era suyo, ¿de quién era? Aizetsu no necesitaba muchas pistas para saber que algo había mal y esos chicos que tanto le observaban debían saber algo. Mejor que él tampoco les perdiera de vista.
Lo intentó más veces, lo intentó demasiadas, pero Giyuu no lo conseguía, no había manera de conseguir estar solo con Tanjiro. Ni siquiera cuando se habían ido juntos a la cafetería, su soledad duró poco pues Urogi no tardó en alcanzarlos y en revolotear alrededor de Tanjiro como si fuera una polilla y el pelirrojo una vela encendida.
- ¡Tanjiro, Tanjiro! ¿Qué camino seguimos mañana? Tanjiro, Tanjiro.
- No hace falta que le llames tantas veces, si solo le das un segundo, te contestará - un poco cansado de su hiperactividad, Giyuu le tuvo que contestar.
- No me importa – el chico le sonrió y sacó un mapa para dejarlo sobre la mesa y enseñarle la ruta que harían mañana - Himejima-senpai las marcó, mañana haremos esta.
- ¡Es emocionante! ¡No puedo quedarme quieto! - cogió el mapa y lo elevó sin dejar de mirarlo, por debajo de la mesa, comenzó a mover sus piernas, parecía que no podía estar ni un solo segundo tranquilo.
- Lo noto.
- ¡Senpai!
Giyuu rodó los ojos y apartó la mirada. Urogi no se había ofendido ni nada por el estilo y tal vez puede que no fuese capaz de eso.
- E-eh... Urogi.
- ¿Sí? ¿Sí? ¿Sí?
- Tú... sabes cuándo es tu cumpleaños ¿no?
- ¡Sí!
- Y donde vives...
- ¡Sí!
- Y tu color favorito.
- ¡Amarillo!
- Y tu comida favorita.
- ¡Amo los gyozas! ¡Tanjiro, come conmigo gyozas!
- O-otro día...
- ¡Vale! - le rechazaron, pero su sonrisa no se desvanecía.
La sonrisa de Tanjiro comenzó a flaquear. Urogi era tan real y cada intento por indagar en él para descubrir el motivo de la posesión de Hantengu, le hacía querer dejar las cosas como estaban ahora. Urogi no era malo y las cosas que no son malas no se deberían exorcizar ¿no? Giyuu suspiró, sin necesidad de la habilidad para leer mentes, sabía lo que estaba pasando ahora por esa cabecita tan dura y es que Tanjiro era demasiado amable y eso es tanto una cualidad como un defecto.
- Urogi – ahora fue Giyuu quien le llamó.
- ¿Sí? ¿Sí? ¿Sí?
- La primera vez ya te había escuchado, no hace falta que lo repitas tres veces.
- ¡Sí, sí, sí!
- Otra vez... bueno, da igual. Dime una cosa, ¿hay algo actualmente que te moleste o que te tenga intranquilo?
- ¿Molestar...? ¡No, no, imposible! Ni siquiera sé cómo se siente eso.
- ¿Cómo no vas a saberlo? - farfulló el de cabello azabache - ¿Y hay algo que haya pasado recientemente que no te haya gustado?
- Recientemente... que no me haya gustado... ¡Que pregunta tan rara! ¡No lo sé!
- Podrías hacer el esfuerzo de pensarlo un poco.
- Mmm, no sé, no sé, se ve difícil.
- Hazlo por Tanjiro.
- Senpai...
- ¡Lo pienso ahora! - no le costó convencerle así que Urogi se cruzó de brazos y cerró los ojos para hacer memoria – Mmm... no sé si tendrá algo que ver, pero... hago muchos exámenes y estudio mucho, tal vez tenga cansancio acumulado por eso...
- ¿Cansancio? - Giyuu arqueó una ceja. Juraría que Urogi no sabe lo que es estar cansado - ¿Y de qué exámenes estás hablando?
Urogi abrió la boca, pero no dijo nada, su expresión sonriente se vio congelada mientras pensaba.
- Hago... exámenes... y... no me gustan.
- ¿Algo más? - insistió, era muy poco probable que un examen fuera el origen de todo, sobre todo porque el Hantengu original era un adulto.
- Mmm... ¡ah, no me gusta pensar en esto! Quiero hablar de otras cosas. Tanjiro, ¿te gusta el matcha?
- Tanto te gusta hablar, pero resulta que es solo para lo que te interesa – se quejó Giyuu.
- ¡Es que no lo puedo evitar! - Urogi alzó sus manos y su mirada hacia el techo – Es como si llevara mucho tiempo sin decir todas las cosas que pasan por mi mente, como si hubiese estado dentro de una jaula.
- Urogi... - Tanjiro se quedó mirando al chico. Este bajó la mirada del techo hacia él, sus emocionados ojos dorados volvían a estar sobre él.
- Me hizo muy feliz cuando me hablaste. A partir de ahora, quiero hablar siempre contigo, ¡de cualquier cosa! Quiero que seas el primero en escuchar todo lo que pasa por mi cabeza – sus labios formaron una sonrisa y sus brillantes dientes blancos se mostraron en esta – Porque eres mi amigo, ¿verdad?
Tanjiro no pudo devolverle la sonrisa y tampoco contestarle y Giyuu pudo notar perfectamente por qué. El pelirrojo se estaba acercando demasiado a ese Hantengu, creando sin querer un vínculo que a la larga solo acabaría haciéndole daño y causando problemas.
Urogi no era real, esa sonrisa no era real y cualquier vínculo que formase con él tampoco lo sería.
Para proteger a Tanjiro de un dolor predecible, tal vez fuese mejor que se centrase en investigar a otro Hantengu que no fuese Urogi.
- ¿Estás bien? - ladeó el rostro y lo acercó más al pelirrojo – Tu expresión ahora mismo es rara.
- ¿Mm? - Tanjiro forzó una sonrisa – No... estaba pensando en otra cosa.
- ¿En qué? ¡Cuéntame, cuéntame, cuéntame! ¿Es en sushi? ¿Onigiris? ¿Pensabas en películas? ¡Ah, seguro que puedo adivinar cuál!
- ¿Seguro? Inténtalo.
Tomándoselo como un reto, Urogi comenzó a decir cualquier película que se le venía a la mente y Tanjiro negaba con una sonrisa cada una de ellas. La personalidad de Urogi era demasiado agobiante para alguien como Giyuu así que prefirió despedirse de ellos por ahora y dar una vuelta. Antes de salir de la cafetería, miró una última vez a Tanjiro y Urogi juntos. Definitivamente Tanjiro era demasiado amable y ante ese inminente dolor que se avecinaba por su amabilidad, a él le gustaría protegerle.
Caminando por los pasillos de la posada, Giyuu tuvo un tiempo en soledad para pensar. Las relaciones sociales eran tan complejas y difíciles como recordaba. Por hacer un amigo, Tanjiro iba a pasarlo mal cuando este desapareciera, de la misma manera que él al conseguir ayer profundizar en su relación con Genya, ahora lo pasaba mal porque este se había enfadado con él.
Socializar es raro, difícil y un completo dolor de cabeza. Admira a la gente como Tanjiro por lograrlo con tanta facilidad.
Recordando ahora como Genya le había gritado, pensó que tal vez podría arreglar su enfado haciendo que Kotetsu se rindiera en su intento de conquistar a Muichiro así que le buscó, teniendo que preguntar a unas chicas de primer curso de secundaria por su paradero. Estas le contaron que les pareció verle entrando en uno de los baños. Giyuu siguió sus indicaciones y fue hacia los baños, al entrar las baldosas blancas y los cubículos alineados le dieron la bienvenida, pero lo que de verdad le llamó la atención fue un chico bajito subido a una silla para poder verse en el espejo.
Era Kotetsu, su pelo estaba suelto y su mano derecha sostenía una maquinilla de afeitar. Viendo que en su mano izquierda había una foto, Giyuu ya se temía lo peor.
- ¡¿Qué haces?! - le arrebató tanto la maquinilla como la foto. No se llevó ninguna sorpresa, era una foto de Genya.
- ¡¡Tomiokaaaaaa!! ¡Tus consejos no funcionaron! - le recriminó - ¿Cómo puedes ser el más idiota de los mejores si no puedes dar ni un consejo de amor?
- ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?
- Viendo que el plan A no ha funcionado, debo recurrir al B obligatoriamente.
- ¿Y ese es...?
- Cambiar mi look. Verás, he notado que Shinazugawa Genya y yo somos físicamente un poquito distintos.
Poquito. ¿Había dicho poquito? Podías poner a Kotetsu y a Genya juntos y pensar que eran de especies distintas.
- No es que Shinazugawa tenga rasgos atractivos, es decir, sus ojos son enanísimos.
- Los tuyos son demasiado grandes...
- Y tiene mucho pelo.
- Tú también...
- ¡Pero lo lleva rapado, como los delincuentes!
- Tengo mis dudas sobre si raparte la cabeza es delito.
- ¡Argh, entiende mi desesperación por favor! Si dejo a Muichiro mucho más tiempo a merced de ese delincuente sexual... ¡¡Lo más seguro es que su pureza sea arrebatada de la manera más inhumana posible!!
- Ya veo...
Giyuu se quedó sin palabras. La percepción de la realidad de Kotetsu estaba bastante alterada. La pureza de Muichiro decía, pues con las veces que ha abierto la puerta del club y se ha encontrado a Genya siendo manoseado por los gemelos como si fuese un melón en el mercado, pues no, eso de pureza no se podría confirmar. Si hacen eso en la escuela, a saber qué hacen en su casa. Aquí ninguna virginidad está 100% asegurada.
- Pero hacer algo como imitar el peinado de Genya no te asegurará nada.
- ¿No?
- Claro que no.
Kotetsu pensaba cosas muy raras, si imitar peinados tan descaradamente funcionase, él se habría teñido el pelo de rubio y naranja hace mucho tiempo, pero pensándolo, le quedaría muy ridículo.
- No lograrás nada intentando enamorarle fingiendo ser otra persona. Si quieres llamar su atención de verdad, entonces debes ser tú mismo.
- Tomioka... - los ojos de Kotetsu brillaron. De repente Giyuu parecía haber sido iluminado como si fuese un dios que traería prosperidad y paz a la tierra - Sí... ¡tienes razón! No puedo rescatar a Muichiro de ese pervertido imitándole, ¡debo rescatarle siendo yo! ¡Wooooaaaa! ¡Como molas! No me extraña que seas el más tonto, eso es maravilloso.
- ¿Qué tiene de maravilloso ser tonto...?
- Jo, muchas gracias – se bajó de la silla y le abrazó, solo llegaba a la altura de su cadera – Ojalá la escuela ignore tu torpeza académica y suba tus notas por tus conocimientos amorosos.
- No... mi nota bajaría si hicieran eso.
Se quedó tieso como una estatua mientras Kotetsu le abrazaba. Vale, ¿qué narices había hecho? Él había venido a hablar con él para convencerle de que dejase a Muichiro en paz y así recuperar la amistad de Genya, pero las cosas sin querer habían tomado un camino un poco distinto. Ahora la había fastidiado más pues en vez de convencerle para rendirse, lo que había hecho era apoyarle.
Sí, las relaciones sociales son su asignatura pendiente en la vida.
- Debería pensar un par de frases molonas para decirle.
- E-espera.
Kotetsu había deshecho el abrazo y había salido corriendo del baño. Giyuu le siguió y llegó justo en el momento en que, por correr, el chico se chocaba con alguien que le sacaba cien cabezas y con un cuerpo mucho más consistente que el de ese pequeño niño con lo que Kotetsu cayó al suelo.
- Ay...
- Kotetsu – Giyuu fue hacia él pero se detuvo antes de llegar al ver a la persona con la que había chocado.
Al darse la vuelta, un chico de piel morena, cabello oscuro y largo, ojos tenebrosamente rojos y un pronunciado ceño fruncido miró con desprecio a Kotetsu que todavía seguía en el suelo. Era Sekido, habían ido a dar con el peor Hantengu posible.
- Perdo...
- ¿Por qué no miras por dónde vas?
- ¿Eh?
- Maldita rata – se agachó para coger al chico del cuello de la camisa y levantarle – No puedo mirarte a los ojos si no es así. ¿No te da vergüenza vivir tan cerca del suelo? Eres una asquerosa babosa.
- Oye – Giyuu no se pudo quedar quieto ante la actitud violenta del Hantengu más terrorífico y fue hacia él para agarrar su muñeca con fuerza - Déjale en paz.
- ¡¿Ah?! - soltó de repente a Kotetsu haciendo que este chocara contra el suelo y miró con rabia a Giyuu - ¿Y tú quién eres, bastardo?
- ¡Oyeeee! ¡Vigila cómo le hablas! - se quejó Kotetsu todavía tirado en el suelo - ¡Estás frente a uno de los estudiantes más idiotas de la escuela! ¡Muestra respeto!
- Kotetsu... tu manera de ayudar no es la correcta.
- ¿De los más idiotas? Menos respeto me infundes, maldita mosca.
- ¡¿AH?! ¡¿Mosca?! - al imaginare a una pequeña mosca con la cara de Giyuu, Kotetsu ardió en rabia - ¡¿Cómo te atreves?! ¡Pero que grosero eres! ¿Y qué me dices de ti? ¡Tu cara es todavía más espantosa!
- ¡Kotetsu!
- Vaya, vaya... pero si la babosa tiene pelotas. ¡Que divertido!
Ese Hantengu no llevaba el diálogo por bandera, a Giyuu le quedó claro al verle cerrar el puño y dirigirlo contra Kotetsu. Cruzándose en su camino, Giyuu interrumpió el golpe y recibió un puñetazo en la mejilla que le tiró al suelo.
- ¡AH! ¡Tomioka!
- Tch – desde arriba, Sekido le miró con desagrado - ¿Qué haces recibiendo golpes que no son para ti?
- ¡¿Pero tú de qué...?!
Kotetsu se calló cuando Giyuu le tapó la boca con una mano mientras que usaba la otra para sobar su mejilla roja por el golpe. La ausencia de una respuesta violenta pareció aburrir a Sekido que bufó y se marchó dando grandes zancadas de ahí no sin antes dejarles una advertencia.
- ¡No os volváis a cruzar en mi camino, babosas!
Kotetsu comenzó a temblar de la rabia y cuando Giyuu destapó su boca, por fin estalló.
- ¡¿Qué le pasa a ese?! ¡Va soltando golpes sin pensar en nada! ¡Será bruto! ¡Devolvámosle el golpe!
- No – Giyuu se levantó y sacudió su ropa.
- ¡¿Eh?! ¡¿Por qué?!
- Porque no es el momento ni el lugar. No puedes dejarte llevar tan fácilmente por tus emociones, usa la cabeza.
Al ser regañado por su ídolo, Kotetsu bajó el rostro apenado.
- Lo siento...
Giyuu suspiró y volvió a tocar su mejilla. Dolía.
- ¡Eh! - llegando por el pasillo, Tamayo se paró justo a unos cuantos pasos de distancia y puso ambas manos en las caderas para quedárseles mirando - ¿Qué estáis haciendo? ¿Una pelea? - miró a Kotetsu y luego a la mejilla golpeada de Giyuu – Oye, ¿no te da vergüenza recibir una paliza de un chico que acaba de entrar en la secundaria?
- ¡Oye, que yo no he pegado a nadie!
- No os peleéis aquí dentro o nos echarán de la posada – Tamayo se dio la vuelta y comenzó a andar - Sígueme.
La mujer les había llevado a la enfermería de la posada, al ser Tamayo la enfermera de la escuela, los dueños la habían dejado completa libertad para usar esas instalaciones. Llevando una pequeña bolsa de hielo en su mano, la dejó contra la mejilla de Giyuu que estaba sentado en una de las blancas camas que había allí. Al sentir el frío sobre su mejilla, se quejó y después tomó él mismo la bolsa.
- ¿Quién te ha pegado? Debo dar parte a la escuela.
- ¡Ha sido un chico super enorme! - se chivó Kotetsu.
- ¿Himejima? Me cuesta creerlo.
- ¡No, ese no! Su pelo era largo y oscuro y su mirada terrorífica.
- ¿Shinazugawa Genya?
- ¡No...! - Kotetsu se lo pensó un poco - ¡Sí, ese mismo! Expúlselo por favor, además es un agresor sexual.
- Kotetsu – Giyuu le llamó por su nombre para hacerle callar – No han sido ni Himejima ni Genya.
- ¿Ha sido una chica? No te avergüences - se quedó mirando un rato la cara de Giyuu - ¿Shinobu?
- Me da la impresión de que piensas que todo el mundo quiere pegarme...
- ¿Ha sido Senjuro?
Eso fue como un ladrillo cayendo en su cabeza. De verdad Tamayo pensaba que hasta el alumno más tranquilo y pacífico como Senjuro era capaz de pegarle.
- Tienes una lista demasiado larga de posibles agresores míos.
- Ah, ya sé. Ha sido Tanjiro. De acuerdo, ¿en qué parte del cuerpo has metido las manos, pequeño pervertido? Bueno, ni sé para qué pregunto, los muslos, ¿verdad?
- ¡Oigaaaaa! ¡Pero de qué va! Tomioka no es así de cochino.
- Además, sabría apañármelas para tocar sus muslos y librarme de un golpe.
- No te sientas orgulloso de eso - presionó más el hielo contra su mejilla provocando que Giyuu se quejara – Tengo que hacerte unas cuantas preguntas más para la escuela. Tienen que ser en privado – se giró para mirar a Kotetsu.
- ¿No me puedo quedar?
- No – puso la mano detrás de la espalda del chico y lo empujó hacia la puerta - Podéis hablarlo luego.
- ¡¿Eh?! ¡Espe...!
Tamayo interrumpió a Kotetsu cerrando la puerta de un golpe, quedándose a solas con Giyuu.
- Quien te ha golpeado, ¿ha sido un demonio?
- ¿Por qué te debería contestar?
- Para saber si debo dejar el reporte en blanco o hacer uno de verdad.
- Déjalo en blanco entonces, ah y yo no te he pedido ayuda - tiró la bolsa de hielo sobre la cama e intentó marcharse, pero Tamayo no se apartó de la puerta.
- Espera, escúchame.
- Lo siento, eres muy mayor para hacer una confesión de amor a un estudiante y yo ya estoy enamorado de otra persona.
- ¿Qué clase de pervertida crees que soy?
- No lo sé, porque no sé nada de ti.
- Por favor – estiró ambos brazos para quedarse pegada a la pared y que Giyuu no pudiera apartarla de la puerta – Esto es serio, es por vuestro propio bien.
- Pues habla rápido o gritaré y diré que me has tocado en zonas poco adecuadas.
- Tú de verdad... - una de las cejas de Tamayo comenzó a temblar – Vosotros exorcizasteis a tres demonios, tres demonios de categoría baja. Si continuáis... - los brazos de Tamayo bajaron, al igual que su mirada – Yo creo que deberíais abandonar.
- ¿Por qué?
- Porque no tenéis ni idea. Esto no es un juego, os estáis poniendo en peligro y yo quiero prevenir eso. ¿No eres consciente de ello? - pellizcó su mejilla todavía roja por el golpe – Eso te lo ha hecho un demonio con sus poderes todavía dormidos, ¿qué crees que te hará cuándo despierten?
- Y esa postura protectora que mantienes... ¿está en desacuerdo con la del director?
- ¿Qué?
- Él parece saber también cosas, pero al contrario que tú, él no parece ponernos obstáculos. Al contrario, parece querer facilitarnos las cosas e incluso pasa por alto los destrozos que hacemos mientras tanto. ¿Por qué existen esas dos posturas vuestras?
- Tomioka...
Aprovechando que había bajado la guardia, Giyuu apartó a la mujer y consiguió abrir la puerta.
- Me da igual que lo digas por nuestro bien. No puedo confiar en una persona incapaz de decirme la verdad y lo mismo pasa con el director o con Rengoku. Me da igual si estáis en el mismo bando o en posiciones distintas. Haré lo que crea correcto, eso es todo.
A Tamayo no le dio tiempo a replicar, Giyuu huyó de la enfermería. Mientras avanzaba por los pasillos, le parecía escuchar como alguien hacía lo mismo por el techo así que se paró y miró hacia arriba. Una rejilla de ventilación de abrió y por ella se asomó el Hantengu más viejo.
- ¿Pero qué...?
- Ho-hola...
- Tú... ah... - suspiró agotado - ¿Qué haces ahí arriba? Ahora eres un empleado de la posada, ¿no deberías estar trabajando?
- E-es que...
- Da igual, baja. Quiero hablar contigo.
- Hmmm... - pensándolo un poco, al final hizo lo que Giyuu le pidió y de descolgó por el techo. ¿Cómo demonios habría conseguido subir ahí arriba para empezar? - ¿Q-qué es...?
- Urogi nos habló de unos exámenes, dice que hace muchos y que no le gustan, ¿te suena de algo? Tal vez tu problema resida allí.
- ¿Exámenes...? N-no, no... yo... yo no sé de qué habla.
- Maldición... entonces seguimos sin avanzar.
- Hmmm... - levantó su dedo tembloroso para señalar su mejilla - ¿Qué te ha pasado?
- Sekido.
- W-waaaa... e-e-e-es aterrador...
- No ha sido para tanto. Sanemi da más miedo y seguro que golpea peor.
- ¿Quién es Sanemi? ¿Un boxeador o algo así?
- Sí, algo parecido.
- Suena aterrador... no quiero verle.
- ¿Te da miedo y ni lo has visto? Entonces mejor no te hablo de Kochou Shinobu.
- I-i-i-i-iiiiii – se abrazó a si mismo – Su-suena tenebroso, ¿quién es? ¿Un demonio?
- Efectivamente. Dicen que si la miras directamente a los ojos, te convertirás en piedra.
- ¡Noooooooo! – aterrorizado por lo que le contaba, Hantengu se agachó en el suelo y comenzó a temblar. Teniéndole ahora desde una perspectiva más baja, Giyuu pudo ver como de la enorme calva que tenía comenzaban a sobresalir dos cuernos.
- Mierda – tocó superficialmente las pequeñas puntas de su cabeza – Esto no es bueno.
Sentado en aquella mesa de la cafetería, Rui no podía hacer otra cosa que mirar como Genya devoraba plato tras plato. Sí, le dijo que tenía hambre, pero esto era pasarse un poco ¿no?
- ¿Acaso no tiene fondo ese estómago tuyo?
- Ahora mismo no – pegó un largo trago de agua y se quedó mirando los seis platos que se había comido ahora vacíos – Y todavía tengo hambre...
- ¡¿Todavía?! Oye, vas a llamar mucho la atención si dejas sin comer al resto de la escuela ¿no crees?
- ¿Y qué quieres que haga? – dejó su espalda contra el respaldo de la silla. Su tripa seguía gruñendo.
- Si comes tanto te dolerá la tripa – tras regañarle, miró de reojo el libro que habían dejado a un lado de la mesa – Genya, ¿vas a intentarlo de nuevo?
- Pues si no sé que he hecho mal, no puedo intentarlo de nuevo ¿no crees? Acabaría obteniendo el mismo resultado.
- Supongo...
Rui atrajo el libro hacia él y lo abrió por la parte de la invocación. ¿Y si lo que había pasado simplemente es que se habían saltado una hoja? El libro era viejo, lo mismo estas estaban muy pegadas. Agarró con más fuerza las hojas por si había alguna pegada para poder separarla, pero en eso una se le escurrió de entre los dedos y como resultado el papel le acabó cortando el dedo, haciéndole una pequeña herida. Se quejó en voz baja, pero nada más, no iba a montar un escándalo por eso. Sentado frente a él, Genya dejó de comer cuando un olor extraño llegó a su nariz. Miró hacia Rui y al ver la sangre escurrirse por el pequeño corte, su garganta se sintió seca como si no hubiese tomado agua hace días y su estómago volvió a gruñir en hambre.
- ¿Y-y con lo de Muichiro qué vas a hacer? - le preguntó con un puchero, quería hacer ver que no le importaba eso – Genya, ¿Ge...? ¿Eh?
No terminó su pregunta cuando el mayor había tomado su mano y la había llevado hasta su boca, a escasos centímetros de esta le hizo estirar el dedo índice que era el que se había cortado y se lo metió en la boca. Rui se quedó de piedra, pero cuando sintió como algo húmedo acariciaba la punta de su dedo, su rostro se coloreó completamente de rojo y sacó su dedo rápidamente de la boca del mayor haciéndolo con tanta fuerza que casi se cae de su silla.
- ¡¿Q-Q-Q-Q-Q-Q-Q-Q-QUÉ HACEEEEEEEES?! - chilló, pero no parecía un chillido de molestia, solamente de vergüenza.
- ¿Eh? - Genya parpadeó, parecía ajeno a lo que acababa de hacer – Eh... n-no sé... - miró el dedo de Rui, su mano ahora temblaba al estar el chico al borde de un infarto y la sangre había desaparecido al limpiarla él con su lengua – Pe-pero... de-déjame probar una cosa.
- ¿El qué?
Genya volvió a agarrarle, pero ahora por el brazo, lo estiró hacia él y le bajó la manga de su jersey. Rui miraba avergonzado pero expectante lo que sea que el otro le fuese hacer. Era vergonzoso para él ser capaz de escuchar los latidos apresurados de su propio corazón. Maldijo tantas veces en su cabeza, cuantas ganas tenía de darle una patada a Genya y cuantas ganas de dejarse hacer. ¿Cómo podía ser eso posible?
- ¡Ah! - Rui dio un pequeño salto y emitió un pequeño gemido de sorpresa cuando notó de nuevo algo húmedo contra su piel. Al mirar hacia el origen, el rojo ahora le llegó hasta los pelos de la cabeza. Genya había acercado su rostro a su brazo y le estaba lamiendo lentamente del antebrazo hasta la muñeca, cuando llegó a esta, abrió su boca para morderle, pero el pobre corazoncito de Rui no pudo más - Ge-ge-ge-ge-ge.... ¡¡¡GENYAAAAAA!!! - uso su mano libre para propinarle una bofetada que pareció devolverle los sentidos.
- ¡AY! ¡¿Pero qué haces?!
- ¡Noooooooo! ¡¿Qué haces tú?! ¡Idiota, idiota, idiota, idiotaaaaaaaaaa! - alejó su brazo del chico, al chocar su mano contra su propio pecho, bajó la mirada hasta esta. Su dedo todavía estaba húmedo, la saliva de Genya seguía ahí, lo que quería decir que si se lo metía a la boca... ¿no le estaría besando indirectamente? - A-a-a-a-a-a-a-a-a-a-a-a-a-a – su mente pareció comenzar a echar humo, parecía un robot a punto de explotar.
- Perdona, no sé por qué he hecho eso - con sus sentidos ya recuperados, se disculpó algo avergonzado. Había hecho una cosa sin mucho sentido y Rui tenía derecho a molestarse – O-oye... no se lo digas a Yui ni a Mui y por lo que más quieras... - le suplicó juntando sus manos como si estuviera rezando – No se lo digas a Tanjiro o ya sabemos lo que dirá, mierda, en serio pienso que va a comisión por esa maldita frase.
- ¿Po-por qué iba a querer que alguien se enterase de esto? Te tomas unas confianzas muy malas - intentó no mirar su dedo.
- Lo siento, es que... no sé... argh, te sonará raro, pero por un momento pensé que te veías delicioso.
- ¡Genya!
- ¡Perdón! Pero es que... es que...
El labio de Rui comenzó a temblar, temiendo caer en la tentación, cogió una servilleta y limpió su dedo, después recogió el libro y se puso de pie.
- Esto es importante, deja de pensar en cosas pervertidas.
- Ya lo sé.
- Y... y...
- ¿Y?
- Y... y... - se quedó en blanco, ¿qué estaba a punto de decirle? No, no quería decirle nada más, bueno, quería seguir hablando con él, aunque no tuvieran de qué hablar. Solo quería seguir escuchando su voz. Maldición, en realidad solo estaba pensando en estupideces – M-me voy... n-nos vemos mañana.
- Va... vale – le despidió con la mano, pero Rui ya había salido corriendo.
Le notaba algo raro hoy y encima se había llevado su libro, pero a eso último no le dio importancia, después de todo no le servía si las invocaciones no funcionaban. Con el sabor de la sangre de Rui todavía en su paladar, Genya movió la lengua en su boca para poder degustarlo antes de que desapareciera.
Ya no tenía hambre.
Hola!!! Hasta aquí el capítulo. Como ya dije, este arco, aunque tenga giyuutan, se enfoca también en otras parejas (las del harem de Genya) así que me temo que si solo venís a leer si Giyuu y Tanjiro se besan de una vez pues lo mismo os vais a acabar aburriendo. Esta historia es una historia cuya trama hay que desarrollar, tended eso en cuenta.
Ahora sí, la hora de los memes.
Cuando enamoras a tu tercer uke de cabello oscuro y ojos claros:
Esta línea la dejaré aquí expresamente para mis queridos lectores pertenecientes a la generación de cristal y defensores de lo políticamente correcto para que comenten todas sus importantes quejas. Sí, Genya le ha chupado el dedo a Rui sin su consentimiento, lamento que eso haya dañado sus sensibilidades y les haya provocado lágrimas. Espero que esta Navidad Santa Claus les traiga un poquito de sentido del humor, que les hace falta. Un beso.
Gracias por leer, os quiero y nos vemos en el próximo capítulo.
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