Capítulo 21.5: Alcanzando la luna
NOTA: Es posible que este capítulo al principio genere confusión por eso mejor os hago algunas aclaraciones que seguro me agradecéis. Al igual que el capítulo 11.5 contenía los pensamientos de Rengoku de por medio, este contiene los pensamientos de Giyuu y al igual que ese capítulo, comienza en el pasado, por eso no os preocupéis si comienza y no entendéis nada de lo que pasa. También aclarar que a diferencia del de Rengoku, este se mezcla con el presente, ósea a veces hay fragmentos del pasado y a veces del presente (aunque hay más presente que pasado), pero tranquilos que tampoco es super raro y complejo y en realidad se entiende bien.
Nada más, así que a disfrutar.
#teamemo
No se puede volver al pasado, ni arreglar lo que has roto, tampoco el daño que has hecho
Sin embargo, si se pudiese dar el caso y pudiese pedir perdón a la gente que he hecho daño, tal vez empezaría por ella, por mi hermana
Tsutako, perdona por ser un estúpido
- Con esto la inscripción de su hermano en la escuela queda completa, muchas gracias por confiar en nosotros – Ubuyashiki la regaló una sonrisa, poniendo a Tsutako nerviosa, pero al mismo tiempo sonrojándola por la belleza natural del director de la escuela.
- ¡Ja-jaracias! ¡Digo! ¡Gracias! Jajajajaja... perdone – al final agachó la cabeza avergonzada, de reojo miró a su hermano pequeño sentado a su lado. Su mirada azul estaba perdida por la mesa del director y encima de su mejilla resaltaba una gasa blanca que tapaba la herida provocada en una pelea en su anterior escuela.
- Giyuu – Ubuyashiki se dirigió al chico, al que al igual que Tsutako, le habló con calma y suavidad – Estoy seguro de que esta escuela te va a encantar, está llena de gente que estará deseando hacerse tu amigo.
¿Amigos...?
¿Para qué necesitaba algo tan estúpido?
El chico no respondió, Tsutako intentó tomar su mano pero Giyuu la apartó y aunque lo intentó disimular, su hermana se notaba muy herida y preocupada por ese gesto. Sabiendo la incómoda situación que se estaba generando, Kagaya decidió aportar su granito de arena para relajar el ambiente.
- ¿Qué os parece si dais una vuelta por la escuela? Así Giyuu se sentirá más familiarizado cuando venga aquí.
- S-sí, es una buena idea, ¿te parece bien, Giyuu?
No contestó, pero se dejó llevar por su hermana a los pasillos de la escuela. Tsutako se aseguró de recorrer cada rincón, señalándole cualquier cosa estúpida a Giyuu para intentar provocar alguna reacción en él, pero no conseguía nada. Tras subir unas escaleras, estas les acabaron conduciendo a la azotea de la escuela. Asomándose por la valla de seguridad que evitaba caídas, Tsutako se sorprendió por las vistas tan amplias de la escuela que daba esa zona.
- ¡Waaaaa! ¡Giyuu, tienes que mirar esto! Este lugar es increíble.
Giyuu se puso a su lado, mirando lo mismo que ella, pero incapaz de sentir la misma emoción. Tsutako veía un paisaje hermoso, pero él solo veía árboles y tierra, no había nada especial allí. ¿Por qué se emocionaba su hermana en primer lugar?
- Esta escuela es preciosa, ¿no opinas lo mismo?
No recibió respuesta alguna. Su hermano se mantenía a su lado como si fuese una estatua o incluso un robot con pensamientos automatizados e incapaz de sentir algo al estar allí. Giyuu no se quedó más tiempo mirando hacia la nada, se dio la vuelta e intentó marcharse por la puerta de la azotea. Podía ser frío pero al menos había tenido el detalle de girarse para esperar a su hermana. Tsutako apretó la valla con fuerza, tomando un profundo suspiro antes de soltarla y dirigirse hacia Giyuu. No llegó a alcanzarle, se quedó a unos pasos de distancia y forzó una sonrisa.
Siempre te has hecho la fuerte para que yo no tuviese que hacerlo
Has cargado conmigo cuando no tenías que hacerlo
Has estado allí todo el tiempo aguantando a alguien como yo
¿Por qué?
- Giyuu, ¿sabes que te quiero?
- ¿A qué viene eso?
- No sé... - se encogió de hombros. Decir eso no venía al tema, pero simplemente sintió que lo tenía que decir – Cuando quieres a alguien, lo suyo es decírselo, para que lo sepa y para que forjéis un vínculo más fuerte.
- Aun así, no entiendo por qué ahora de todos los momentos tienes que de...
- Giyuu – le interrumpió con su voz rota. Sus ojos azules, idénticos a los suyos, reflejaban cansancio. Era una chica que por las constantes ausencias de sus padres se había tenido que hacer cargo ella sola del cuidado de su hermano pequeño, dejando de lado para ello su propia vida y sus relaciones. No se comunicaba bien con ella, pero eso no quería decir que en el fondo de su ser no la respetase y la quisiese - Sé que no lo tenemos fácil, mamá y papá nunca están, pero... - bajando la mirada, comenzó a juguetear con sus dedos índices - Yo... siempre voy a estar aquí.
No soy dulce, ni expresivo, tampoco comunicativo
Y aun así, desde el principio
Siempre han existido personas que se han querido mantener a mi lado de manera desinteresada
- Soy tu fabulosísima onee-chan – Tsutako levantó ambos brazos, haciendo el tonto intento de sacar músculos y le volvió a dedicar esa extraña sonrisa falsa que le intentaba transmitir que todo saldría bien – Si algo va mal, simplemente déjamelo a mí. Estaré aquí para ti.
Tsutako, gracias por mantenerte a mi lado, a pesar de que, admitiéndolo, soy un imbécil integral
Tsutako, perdona por no haber sido un hermano comprensivo, por haber sido frío y distante
Perdóname por no contarte mis problemas, a pesar de que siempre has estado dispuesta a escuchar
A partir de ahora te haré caso y dejaré saber a los demás lo mucho que me importan
Aunque soy un hermano tan estúpido, ¿me escucharás cuando te hable del chico que me gusta?
Las estrellas ya habían comenzado a brillar en el cielo y la gente ya hacía el suficiente ruido como para ser imposible escuchar a alguien a tu lado si no pegabas la oreja a sus labios. En la entrada del hotel en el que se hospedaban, Giyuu, Uzui, Gyutaro, Genya e Inosuke esperaban fuera a que las "reinas del baile" terminaran de arreglarse para irse todos juntos a aquel festival de verano que se celebraba en la zona. Cada uno miraba a un sitio distinto, pero Uzui estaba muy concentrado mirando a cada uno de ellos que parecían poseer, por pequeña que fuese, una herida cada uno. En el caso de Giyuu era el más evidente porque tenía heridas en la cabeza y una mano vendada por un corte.
- Oye, ¿vais a decirme ya que mierda ha pasado mientras buscabais a Nakime? ¿Y la mansión de Oyakata-sama?
Nadie contestó, se hicieron los desentendidos y Uzui frunció más el ceño.
- Ay, que cotilla eres, gorila albino. El pasado, pasado está.
- Ya... ¿y qué le decimos a Oyakata-sama?
- Podemos decirle que le han entrado a robar – Inosuke infló su pecho orgulloso – Es un plan sin pantanos.
- Lagunas – corrigieron al mismo tiempo Giyuu, Genya y Gyutaro.
- ¡Es lo mismo!
- ¡Claro que no! ¿Y se puede saber qué sentido tiene? - Genya decidió plantarle cara por su estúpida idea – Le entran a robar ¿y le derrumban la casa? ¿Por qué?
- Eran ladrones violentos.
- ¡Ni siquiera un ladrón violento puede derribar una casa así como así!
- ¡¿AH?! ¡No me grites!
- ¡No me grites tú!
Chispas comenzaron a saltar entre Genya e Inosuke pero nadie hizo nada para detenerlos. Habrían continuado gruñéndose como dos perros si la puerta del hotel no se hubiera abierto y hubieran llegado el resto de chicos y chicas que faltaban.
- ¡¡¡Ya estamos aquí!!!!
Mitsuri llegó liderando el grupo. Vestía un yukata rosa con corazones blancos y puede que o adrede o porque la prenda en realidad no era de su talla, su escote se mantenía un poco abierto y sus pechos eran algo visibles. No llevaba sus habituales trenzas, sino que su pelo iba recogido en dos moños. Con su mano derecha les saludaba mientras que con la izquierda agarraba la mano de Nakime y la guiaba. El ex-recipiente del demonio de la biwa llevaba un yukata bien cerrado en la zona del pecho, todo lo contrario a Mitsuri. Como era de esperar, era de color negro con flores rojas en la parte de abajo. Sus largos cabellos azabaches no caían libremente por su espalda, estaban peinados en un recogido bien sujeto con horquillas doradas. Lo más seguro era que Mitsuri la hubiera vestido y peinado, quedaba confirmado por como la chica se intentaba ocultar por la vergüenza de que la viesen con ropa que no había elegido ella.
- ¿Estamos guapas? - Mitsuri se plantó frente a Genya, este enseguida enrojeció y se quedó mudo y al borde del llanto.
- ¡IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!
- ¡Jajajajajaja! ¡Pero que lindo! ¡Ah, Tomioka-san! - llevó a Nakime frente al chico a pesar de que esta hacía todo lo posible por esconderse - ¿A qué Nakime-chan está muy guapa?
- Bueno... no sé de moda, pero supongo.
- ¿Supones? Hmmmm... - frunció el ceño al no estar contenta con la respuesta - Tomioka-san es tan rudo con las chicas...
- ¿Y eso que significa?
- Naaaaada.
- Ge-ny-aaaaaaaaaaa – Yuichiro bajó con su gemelo con los brazos cruzados y mirando al chico con el ceño fruncido - ¿Por qué la primera persona a la que miras es a Kanroji? ¿Tanta obsesión tienes por las tetas?
- ¡La miro la primera porque ha sido la primera en llegar!
- ¡Mentiroso! ¡Y ahora nos tienes delante y no dices nada de nosotros!
- Decepción. Lloraré si Genya no dice nada bonito de mi yukata.
- ¡Vale, vale!
Se quedó mirando bien a los gemelos y al poco rato acabó con las mejillas rojas. Iban iguales, pero no del todo. Muichiro llevaba un yukata de color añil con nubes negras desparramadas por todos sitios mientras que Yuichiro llevaba la versión contraria, es decir, un yukata negro con nubes de color añil. Sus largos cabellos azabaches daban para un sinfín de peinados y parece que Mitsuri lo había aprovechado bien pues había replicado el recogido de Nakime en ellos pero haciendo trenzas en los laterales y dejando dos mechones sueltos para que cayesen por su pecho y dejasen ver el color menta de sus puntas.
- Estáis... estáis... - apartó la mirada sonrojado - ¡Estáis muy bien! Mierda, ¿qué más queréis escuchar?
- Preferiría una confesión de amor de Genya.
- Que se le va a hacer, nos conformaremos con ese piropo tan pobre.
- Pues lo siento, maldición, que exigentes.
- Cuando queráis nos vamos – Daki también llegó, su yukata era negro, con una raya azul que lo atravesaba y con varios puntos blancos repartidos por todos los rincones asemejándose a estrellas y algunas lunas menguantes repartidas por las mismas zonas. Su pelo blanco iba atado en una coleta alta - ¿Qué pasa? ¿Nunca habíais visto a una chica?
Inosuke le iba a contestar con alguna grosería, pero se quedó callado cuando vio salir de detrás de la albina a Kanao con el pelo suelto y vistiendo un yukata azul oscuro con mariposas rosas y azules cruzadas por todos sitios. Abrió la boca, pero la cerró al segundo, metió las manos en sus bolsillos y apartó la mirada de ambas. Ante esto, Daki frunció el ceño fastidiada y Kanao simplemente agachó la mirada.
- A todas las chicas les quedan geniales los yukatas, vosotras incluidas en ese grupo - comentó Uzui con burla mirando a los gemelos.
- ¡No somos chicas!
- ¿Seguro? Es que como Genya dice que es hetero y como anda babeando por vosotras...
- Genya es homosexual, ¿no es evidente?
- ¡No decidas mi orientación sexual sin consultarme!
- Venga, ¿dónde está el plato principal? Quiero ver a mi rubio.
- No soy tu rubio, estúpido - Zenitsu apareció con el ceño fruncido llevando un yukata de color amarillo con un degradado a naranja y con pequeños triángulos blancos por todos lados – Y a mí estas cosas no me quedan bien.
- ¡Que dices! ¡Pero si estás super sexy!
- ¡Los yukatas no son sexis! Lo que pasa es que tú eres un pervertido.
- Jajajajajaja, sé que en el fondo me adoras - revolvió la cabeza de Zenitsu, aprovechando para ver ese mechón negro surgido en su cabeza entre tanto rubio.
- ¡Deja de despeinarme!
- ¿Dónde está Tan...? - Giyuu se había acercado para preguntarle a Zenitsu, cosa que no hizo falta porque el pelirrojo acabó llegando el último, con ese yukata de cuadros verdes y negros algo desarreglado por haber llegado corriendo y con sus hermosos pendientes hanafuda rebotando a cada paso que daba.
- Perdonad, vámonos ya.
Con solo tenerle en frente, Giyuu enrojeció. Se veía tan tierno y achuchable, ahí estaban sus ganas otra vez de besarle. Así había sido desde su reencuentro en la playa, era tener al chico en frente y tener que contenerse con todas sus fuerzas para no sellar sus labios con los suyos. Al sentirse observado, Tanjiro le dedicó una sonrisa y giró sobre si mismo para dejarse ver por todos los ángulos.
- ¿Me queda bien, senpai?
- Eres muy lindo.
Tanjiro casi tropieza, no se esperaba una respuesta tan directa y con tan poca vergüenza.
- E-emm...
- ¿Nos vamos o qué? - Gyutaro se coló entre ambos, destrozando su pequeña burbuja.
- S-sí, cla-claro... eh...
Los ojos de Tanjiro se cruzaron con los de Giyuu, viéndole tan enfocado en él, el pelirrojo solo acertó a apartar la mirada y jugar nervioso con un mechón suelto. Por supuesto que no era la primera vez que se miraban, pero ahora la mirada de Giyuu se sentía distinta, era más cálida, como si hubiese cambiado aquello que miraba pero no tenía sentido porque él no había cambiado nada. ¿Por qué le miraba distinto entonces?
- Chicos – Zenitsu les llamó, el resto había empezado a avanzar y ellos tan absortos en su mundo de miradas extrañas - ¿Os quedáis allí para siempre o qué?
- Mejor, así podré devorar todo el takikaki de los puestos yo solo.
- Takoyaki – le corrigió Zenitsu mientras rodaba los ojos - ¿Y cómo te confundes con esa palabra? Si algunas veces llamas a Daki así.
- ¿Así cómo?
- ¡Argh! ¡Es que eres increíble!
- ¡Jajajajaja! ¡De nada!
- ¡AAAAAAH! ¡Si es que no puedo contigo!
Los demás continuaron alejándose del hotel y aunque Tanjiro aseguró que se iban, sus pies seguían sin moverse, al igual que los de Giyuu como si alguien les hubiese clavado allí para que no se movieran.
- Eh... de-deberíamos...
- ¿Nos vamos?
El mayor extendió su mano hacia él, gesto que le tomó por sorpresa. No era común ver a Giyuu buscando contacto humano.
- Senpai... - tragó duro por la preocupación - ¿Te ha poseído un demonio?
- Eso no puede pasar - alargó más su mano hacia él - Porque tú estás aquí.
- ¿Yo?
- Sí, sé que es imposible perderme si estás aquí.
- Ah... - el halago provocó un pequeño sonrojo que se intensificó al segundo cuando Giyuu acabó con la distancia y agarró su mano para seguir a los demás - ¡Ah! ¡To-tomio...!
Caminando tomados de la mano y aprovechando que Giyuu iba más delante que él, Tanjiro se tomó su tiempo para quedarse mirando fijamente su espalda. No sabía decir cómo, pero se sentía distinto, era Giyuu pero también alguien distinto a Giyuu, al menos al que conocía hasta ahora. Desde el momento en que lo conoció había sentido ese indestructible muro de hielo a su alrededor, pero ahora mismo era como si el camino entre ellos se hubiese despejado, tanto que incluso había sido el mayor quien le había tomado de la mano para caminar. Una iniciativa poco común en él.
Aunque fuese algo distinto al Giyuu de ayer, se le veía feliz y eso era en realidad lo único que le importaba. Con una sonrisa que no pudo contener, Tanjiro apresuró el paso para dejar de caminar detrás de él y ponerse a su misma altura.
- Senpai, ¿te gusta...?
- Sí.
- ¿Eh? Pero si no me has dejado acabar, ¿te gusta comer takoyaki en los festivales de verano?
Giró el rostro para contestarle y poder ver como esa hermosa sonrisa que tanto amaba surcaba las mejillas del pelirrojo en espera de una respuesta.
Ah... mierda, que lindo es
- Está bueno.
- ¿En serio? Compremos uno juntos y compartámoslo.
- Sí.
La cabeza me da vueltas por algo tan simple
Es tan estúpido y tan ilógico
Pero no puedo evitarlo
Me gustas mucho
En esta época del año, la escuela Sakurajima se encontraba cerrada para el paso de los alumnos, a excepción de 9 de ellos seleccionados por distintos profesores para hacer una prueba de nivel. Al tratarse de un examen, lo normal sería estar nervioso pero tal actitud no era común entre esas personas, personas con las que había intercambiado pocas palabras.
No quería, sabía lo que pensaban y ya sabía cómo eran sin necesidad de hablar con ellos
No me interesaba estar con nadie más
Así estaba bien, solo
La soledad era la única realidad que me mantenía a salvo del dolor
A pesar de que fuese falsa
- Oi – con todos esperando fuera de la sala en la que se realizaba el examen para que prepararan esta, Sanemi se acercó a Giyuu que estaba apoyado contra la pared - ¿Es verdad que has sido recomendado por Oyakata-sama?
Lo analizó con la mirada. Pelo albino, heridas en el rostro, contextura fuerte y ojos que irradiaban violencia. No necesitó ni preguntar, estaba celoso por haber sido él quien recibiese la recomendación del director.
- Sí, he sido yo.
- Tch, ¿por qué? Si se ve que eres un mierdecilla.
- Pregúntale a él.
Aunque se notaba que su respuesta le enfadó, no le dejaron responder porque Iguro apareció para llevarse a Sanemi lejos de él.
- En serio... - Iguro le miró de reojo, decepcionado - ¿En qué criterios se habrá basado Oyakata-sama?
- Tal vez simpleza – sentado en el suelo, Uzui le señaló con aires de grandeza – Porque lo que es destacar no destaca nada.
- Pero es muy lindo, seguro que Oyakata-sama también ha valorado lo adorable que es – de una Mitsuri sonrojada empezaron a salir corazoncitos que Iguro se aseguró de eliminar con la mirada.
- Juzgar por la apariencia puede resultar precipitado – Shinobu dio su opinión con una voz calmada pero que le puso la piel de gallina – Mejor esperemos a ver qué es lo que Tomioka-san puede hacer.
Siguieron conversando entre ellos. De algunos como Sanemi e Iguro sabía que hablaban de él por cómo le miraban mal de reojo, otros como Himejima parecían no juzgarle por no haber abierto la boca en ningún momento para criticar su presencia allí. También existían personas como Mitsuri que le daba igual todo y se intentaba juntar con él aunque eso hiciera que la mirada asesina de Iguro se clavase con más fuerza sobre su persona.
No hizo caso a ninguno, ningún año en el que hizo ese estúpido examen de nivel, para él eran simples desconocidos con los que compartía grandes habilidades académicas, pero él nunca las sacó a relucir. Él ni siquiera quería presentarse a ese examen, pero no podía no ir al ser recomendado por el director.
Al finalizar la prueba de nivel más reciente, la del año en el que se unió al club, él fue el último en abandonar el edifico aquel día. En la entrada todavía estaban todos. Uzui y Gyomei conversaban entre ellos, eran los únicos alumnos de tercero allí así que este era su último examen de este tipo, ya no tendrían más oportunidades para enseñar a la escuela en qué nivel estaban. Otro dúo que conversaba eran el de Iguro y Sanemi, viéndolos por separado no esperarías que fuesen amigos, pero parece que tenían varias cosas en común como el hecho de que él no les caía muy bien que digamos. Por supuesto que las chicas se mantenían juntas, Mitsuri parecía estar enseñando a Shinobu algo en su móvil y la chica correspondía a su entusiasmo con una sonrisa de esas que encandilaban a todos pero que a los chicos de este grupo les provocaba escalofríos. Muichiro se mantenía al margen, observando al cielo y mirando una nube que transcurría lentamente. Ese chico era el que más parecido podía tener con él, pero no se molestó en intentar hablarle porque no necesitaba a nadie y no quería estar con nadie. La sociedad y las relaciones interpersonales eran todo problemas y dolores de cabeza.
Intentar entenderte con otra persona solo complicaría tu vida de una manera innecesaria.
Siempre ha habido gente alrededor
Pero nunca me han llegado a interesar lo más mínimo
- ¡Hey! - Rengoku apareció detrás de él, aunque su estrepitosa voz le habría causado a cualquiera un infarto, ese no era el caso de Giyuu - ¿Qué tal el examen?
- Bien – una respuesta seca y corta, esperaba que con eso el rubio entendiese que no tenía ni la más mínima intención de hablar con él.
- ¡Me alegro! ¡Todos los años quedas en último lugar, espero que en este consigas llegar más alto!
- ¿Por qué gritas?
- ¡Jajajajaja!
Me pregunto... ¿Cómo habría sido mi vida si hubiera tomado decisiones distintas?
Si hubiese continuado la conversación con Rengoku, si me hubiese atrevido a juntarme con el resto
Si hubiese actuado de otra manera... ¿Te habría conocido?
Me da miedo pensar en esas cosas, pensar que si hubiese tomado una sola decisión distinta en algún momento de mi vida, nuestro encuentro no habría existido
La soledad en la que me aislé me acabo conduciendo a ti, así que no odiaré a mi yo de esa época
Una vez más, si pudiese viajar al pasado, creo que seguiría pidiendo perdón a los demás
Pero también me buscaría a mí mismo porque hay algo muy importante que me diría
Todos se acabaron marchando de la escuela, quedando solo Giyuu. Aunque Rengoku y Mitsuri se ofrecieron a marcharse junto a él, los acabó rechazando. Estaba bien así, no necesitaba a alguien super parlanchín al lado para comerle la oreja. En su trayectoria para llegar a su casa acabó pasando por delante de un parque donde Tsutako, fija como una estatua, le estaba esperando.
- Hola.
- ¿Qué haces aquí?
- Esperaba a que terminara el examen, supe que irías directo a casa así que... esperé aquí.
- No era necesario.
- Yo creo que sí.
- Y yo te digo que...
- Mira~ - de su bolso sacó un pan de chocolate que cerró inmediatamente la boca de su hermano y le dibujó estrellitas alrededor – Jajajaja, ¿Te alegras de que tu hermosa onee-chan haya venido a acompañarte?
- Te vuelvo a repetir que no hacía falta - aceptó el pan que le ofrecía a su hermana y comenzó a degustarlo con un pequeño sonrojo en las mejillas.
- ¡Que lindo! ¡Mi Giyuu es el chico más lindo! Tch, ¿Por qué nadie lo aprecia adecuadamente?
- No es culpa del resto, hazme caso.
En el camino, Tsutako era la que hablaba mientras Giyuu escuchaba y masticaba. Comparándolos, era bastante impresionante que fueran hermanos ya que solo su parecido físico lo abalaba, en cuanto a temas de personalidad parecían el yin y el yang. Su hermana dejó de hablar en algún momento, pensó que fue debido a que se le habían acabado los temas de los que hablar al igual que a él se le había acabado el pan de chocolate. Cuando se quiso dar cuenta, Tsutako no le acompañaba, se había quedado rezagada al dejar de caminar.
- ¿Tsutako?
- Giyuu – la chica apretó con fuerza la correa de su bolso - Tú... ¿Eres feliz?
- ¿Qué?
- Ah... que tontería... - palmeó sus mejillas varias veces, dejándoselas un poco rojas, pero ignorando el dolor para dedicarle una sonrisa – Perdona, es que... sé que para los hermanos pequeños esto son como "basuras empalagosas" pero es que... yo de verdad te quiero mucho, Giyuu y por eso verte así...
- ¿Así? ¿Así cómo?
- Pues... como si... como si estuvieras vacío. Giyuu... yo... quiero volver a ver tus ojos brillar.
Giyuu no contestó, mantuvo sus labios sellados mientras su hermana hacía un esfuerzo increíble por contener las lágrimas. Cada día era así para Tsutako desde que Giyuu se transfirió de escuela. El saber que su hermano no era feliz le provocaba un dolor agudo en el pecho. Con sus padres ausentes, ellos eran el pilar donde el otro se debía apoyar al sufrir, pero Tsutako sabía que Giyuu no tenía intención de mancharla a ella con sus heridas y eso, contrario a hacerla sentir mejor, la acababa dañando.
- Perdona, ay que tonta me he puesto por un momento - recogió con su dedo índice una lágrima y recuperó su sonrisa tranquilizadora para volver a ponerse a la altura de Giyuu y retomar la caminata con ella enganchada al brazo de su hermano - ¿Qué quieres para cenar?
- Hmm... salmón con daikon.
- ¡¿Eh?! ¿Otra vez? ¡Giyuu, te vas a acabar convirtiendo en salmón!
- No me quejaré.
El dolor y la angustia acumulada valdrán la pena
Yo del pasado, ahora, en el presente, ya no estás solo
Nunca más vas a estarlo
- ¡¡Que aproveche!! - Mitsuri abrió la boca en grande y dio un bocado que acabó con la primera bolita de dango de aquel pincho - ¡Waaaaaaa! ¡Que rico está! Nakime-chan, prueba.
Mitsuri le acercó el pincho, pero pensar que seguir comiendo de allí podría significar un beso indirecto con Mitsuri obligó a Nakime a rechazarlo negando con la cabeza varias veces.
- ¡¿Eh?! ¿Por qué?
- ¡Este pulpoyaki está realmente bueno! - al lado de las chicas, Inosuke se entretenía devorando como si fuera un animal – Si fuese mi última cena, ¡la tomaría con gusto!
- Se llama takoyaki – le corrió Zenitsu cubriéndose con una mano el rostro para que no le salpicase la comida que tan bestialmente estaba devorando el dios/mascota del club.
- Bueno, no está mal – Yuichiro se metió una bola de takoyaki a su boca de su propio plato porque compartir comida con Inosuke era un hecho impensable – Pero los he probado mejores.
- Opinión. Le doy un 7/10 - Muichiro tragó después de terminar de degustar y pinchó otra bolita, pero para acercarla al rostro de Genya - ¿Quieres?
- ¿Hmm? Bueno - abrió la boca esperando que Muichiro le alimentase pero el chico cambió la trayectoria y se metió la bolita en la boca causando que una vena de Genya se marcase en su frente – Oye... ¿y eso a qué viene?
La respuesta llegó cuando Muichiro atrapó el rostro de Genya y lo acercó al suyo para poder besarle y pasarle la bolita de takoyaki con la lengua. Al separarse del beso, Genya echaba humo por las orejas mientras que Muichiro se mantenía calmado con un Yuichiro rabioso al lado.
- ¡¡Oyeeeee!! ¡¿Qué estás haciendo?! - le echó en cara a su gemelo - ¡¡Yo todavía no he besado a Genya esta noche!!
- Solo los más rápidos prosperan.
- ¡¿Ah?! ¡Genyaaaaaa! ¡Bésame!
- ¡¿AAAAH?!
- ¡¿Por qué te quejas?! ¡Si a Mui le has besado tan tranquilo!
- ¡Es que yo no le he besado! ¡Me ha besado él! Siempre hacéis eso, os da igual el momento y el lugar y me metéis la lengua hasta el fondo.
Tanjiro torció la boca al escuchar eso, sus ojos se hicieron más pequeños y miró con despreció a Genya. No fue hace tanto, pero se había sentido como una eternidad sin haberle dicho esto.
- Genya, no sabía que eras esa clase de ser humano.
- ¡¡Pero si lo de la lengua me lo hacen ellos!!
Ante tal escena, Nakime sacó rápido su móvil y comenzó a teclear agobiada. El móvil de Tanjiro vibró y al comprobar su buzón de mensajes, se encontró con uno de Nakime. La chica, aunque había sido exorcizada y aceptada en su círculo de amistad, seguía sin poder hablar con ellos en voz alta. Confiaba en que poco a poco pudiera acabar consiguiéndolo, pero de momento habría que seguir así.
- No, Nakime-san, tranquila, Genya no tiene como costumbre besar a sus amigos. De hacerlo, lo volvería un depravado que debería estar en busca y captura por la policía. Tú por eso no te preocupes.
- Yi... ni sii in pirvirtidi - aclaró Genya con el rostro rojo mirando a Nakime.
- Argh, que peste – Gyutaro se tapó la nariz haciendo una mueca de desgrado – Como apesta a virgen.
- ¡IYI!
- Hmm... ahora que lo pienso... - Zenitsu bajó la mirada a su piruleta de cereza - ¿No hay demasiadas cosas en este festival que son redondas? Es decir, toda la comida que sirven es redonda, los takoyaki, el dango, galletas, piruletas y hasta algodones de azúcar redondos.
- Los adornos también - Kanao levantó la mirada hacia las cintas que unían los puestos – Todo son bolas o figuras redondas.
- ¿Ah? ¿Un festival de una sola forma? - Uzui puso mala cara – Que aburridoooo, esta gente es más simple que el color blanco.
- ¿Y no será que es un festival en honor de un dios redondo? - farfulló Inosuke con la boca todavía llena.
- Los dioses no son redondos, ¿Qué dios obseso atrae seguidores? - se quejó Daki.
- Buda es un dios representado como una persona rellena, pero no creo que el festival ponga cosas redondas solo por eso – Giyuu miró a los puestos de la zona, era curioso pero cierto, todo eran cosas redondas.
- Disculpe – como no se iba a quedar con la duda, Tanjiro se acercó a la dueña de uno de los puestos y le preguntó su duda - ¿Por qué todo en este festival es redondo?
- ¿A qué es para adorar a un dios gordo? Bueno, no todos son súper musculosos como yo.
- Ah, eso, supongo que no sois de por aquí y no lo sabéis - la mujer señaló hacia el cielo, todos siguieron la dirección de su dedo hasta llegar a encontrarse con una enorme luna llena en el cielo – Es por eso.
- ¿La luna? - todavía mirando hacia el cielo, Tanjiro preguntó en voz alta.
- Está toda redonda – tras tragarse su último takoyaki, Inosuke se deshizo del plato de cartón en una papelera y se limpió los restos de su boca con el brazo - Está noche habrá muchos hombres lobo.
- Por favor, Inosuke, los hombres lobos no existen – los ojitos de Tanjiro parecieron adquirir una estrellita de confianza – Son demonios que se transforman en hombres lobos.
- No todo en el mundo son demonios - comentó Zenitsu en voz baja ante los delirios de su líder - Entonces, ¿Qué pasa con la luna?
- Veréis, tiene que ver con una historia de amor.
- ¡¿AMOR?! - Mitsuri casi se lanza encima de la mujer que retrocedió un poco intimidada - ¡Cuente, cuente! ¡Quiero oírla!
- Eh... s-sí. Bueno, es una leyenda muy vieja pero ya sabéis que estas cosas acaban gustando. Veréis, hace mucho tiempo existían dos muchachos jóvenes llamados Sol y Luna, estos se amaban con locura, tanta era la fuerza de su amor que acabaron poniendo celosa a la mismísima Afrodita, la cual bajó del Olimpo para desmentir su relación. Afrodita intentó seducir a Sol, pero el amor del muchacho por Luna era tan fuerte que se mantuvo firme y rechazó a la diosa. Furiosa por no haber conseguido lo que buscaba, Afrodita transformó a la pareja de enamorados en dos estrellas que se mantendrían separadas para siempre. Sol brillaría durante el día y Luna lo haría por la noche, siendo imposible el encontrarse ambos en el cielo.
- ¡Kyaaaaa! - Mitsuri llevó ambas manos a sus mejillas sonrojadas - ¡Un amor trágico! ¡Al estilo de Romeo y Julieta! ¡Lo adoroooo~!
- Este festival se hace para darle fuerzas a Luna. Como Sol rechazó a la diosa por Luna, cuando Afrodita les transformó, dotó a Luna de menos fuerza y resistencia, por eso su forma a veces no era redonda. Esta noche del año es en la que la Luna se ve más grande en el cielo, como eso quiere decir que está más cerca de nosotros, aprovechamos para darle fuerzas a Luna con luces, fuegos artificiales y motivándola a mantenerse redonda exhibiendo comida y adornos con esa forma.
- ¡Que lindo! ¡Me encanta!
- Ah, así que era por eso – Zenitsu abrió la boca y se metió la piruleta – Pues suena muy fantasiosa.
Giyuu respiró hondo y contó hasta tres para no comenzar a criticar los hechos tan ilógicos de la historia. Para empezar, la existencia de los dioses no estaba probada científicamente, con lo cual asegurar que Afrodita bajó del Olimpo era decir mucho y también estaba el hecho de que era imposible que dos personas se convirtieran en el Sol y la Luna cuando uno es un montón de gas y el otro es un montón de rocas.
Pero como decía cierto canal de YouTube, es su cultura y hay que respetarla.
- Es una historia muy bonita – Tanjiro levantó el rostro para mirar otra vez a la luna - Habrá que darle fuerza entonces.
Enterados ya de la temática del festival, entendían mejor el motivo de otras decoraciones con el sol y la luna como centro, estos incluso aparecían en algunos puestos como material para vender. Se siguieron paseando por los puestos del festival, probando la comida con forma redonda y jugando a los típicos juegos de caza de peces de colores o simplemente a algún juego de derribar algo. Inosuke por supuesto que se picó en todos con Genya y con Gyutaro, provocando una competición de tres bandos que solo consiguió que el resto de personas se les quedase viendo raro y que el resto de su grupo optase por hacer como que no les conocían.
- ¡AH! ¡Quiero la repancha!
- Jódete - Gyutaro le sacó el dedo del medio a Inosuke y le dio el premio que ganó, que era un peluche de perro pequeñito, a Daki.
- Jajajaja, por supuesto que no podías ganar a mi onii-chan, ton-tooooo~
Ambos hermanos se burlaron de él sacándole la lengua y la sangre de Inosuke comenzó a hervir de la rabia.
- ¡¡¡¡¡AAAAAH!!!!! ¡QUIERO LA REPANCHA!
- Revancha – el rubio le corrigió mientras quitaba cachos del algodón de azúcar para llevárselo a la boca.
- Vaya, rubio, hoy estás comiendo mucho azúcar.
- ¿Y qué? - apartó la mirada sonrojado – Es verano, es un festival, tengo derecho a comer sin frenos y sin preocuparme de a qué zona de mis caderas vaya después.
- Sí y da igual a donde vaya, me seguirás gustando igual.
- ¡Pa-para de decir cosas vergonzosas! - apartó con su mano el rostro de Uzui que se encontraba peligrosamente cerca.
- Genya – Yuichiro tiró de su ropa para ganarse su atención - Tengo sueño.
- ¿Ah?
- Yo también.
- ¿Los dos? ¡¿Pero qué sois?! ¿Dos bebés que se van a la cama pronto?
- Genya – Muichiro extendió los brazos hacia él - Cárgame como si nos acabásemos de casar y me llevases a la cama para hacer el amor.
- ¡NO SEAS TAN EXPLÍCITO!
- ¡Kyaaaaaa! ¡Ya es mío! - Mitsuri llegó arrastrando a Nakime desde un puesto de un juego de fuerza. El resto de clientes se había quedado de piedra al ver a la delicada chica de cabellos rosas tumbar de un solo puñetazo al saco con el que se medía la fuerza en el juego - ¡Colgantes para el móvil a juego para Nakime-chan y para mí! Mirad, mirad, son muy lindos – la chica enseñó junto a una tímida Nakime dos colgantes, uno con una figurita del sol y otra con una de la luna – Para mí la del sol y Nakime-chan se queda la de la luna que es tan linda como ella.
- Son muy bonitos - elogió Tanjiro con una sonrisa.
- Tanjiro – Giyuu llegó desde un puesto ocultando algo detrás de su espalda – Eh... e-esto... ¿ti-tienes hambre?
- Sí, un poco sí.
El mayor era muy obvio así que aunque él ya se había quedado lleno comiendo de todos los puestos por los que pasaba, haría un hueco si era para algo que Giyuu había comprado.
- Es... grande pero tenía buena pinta – de detrás de su espalda sacó una enorme galleta blanca decorada para que pareciese la luna.
- ¡Tiene muy buena pinta!
El pelirrojo se había acercado contento hasta él, tenerle tan cerca le había llegado a poner algo nervioso. De verdad que las ganas que tenía de besarle eran más fuertes que las ganas de Inosuke por comer o de Genya por ser un pervertido nada hetero.
- Yo... la quiero compartir contigo.
- ¿En serio? ¡Muchas gracias! - mientras masticaba la mitad que le había dado Giyuu, en sus mejillas aparecía un pequeño brillo rojizo - Está muy buena, me encanta.
El halago contagió la rojez en las mejillas a Giyuu que también se comió la mitad de su galleta sin despegar la mirada del rostro feliz de Tanjiro. Cuando el dulce desapareció de entre sus manos, se dio cuenta de que en las mejillas del chico había quedado una pequeña miga de la galleta.
¡Maldición, pero que lindo era! Lo quería, lo quería, lo quería. ¡Lo quería demasiado!
- ¿Pasa algo, senpai?
- Ti-tienes algo... algo aquí...
Sujetó de las mejillas al chico, provocando que su postura se volviera rígida y que se mirase nervioso a su senpai. La bonita atmósfera no duró mucho cuando Kanao se coló y pinchó con su dedo la miga en la mejilla del pelirrojo para llevársela ella a la boca.
- Tenías una miga - comentó con simpleza sin darse cuenta de la burbuja de felicidad de Giyuu que había reventado.
- Ah... - palpó su rostro para asegurarse de que no hubiera más - Gracias, Kanao.
- De nada – se giró para mirar confusa a Giyuu que parecía estar rodeado de un aura deprimente - ¿Qué pasa?
- Nada...
Eso contestó, aunque por dentro le gritaba a la chica que eso era suyo. ¡Era él quien le tendría que haber quitado la miga, preferiblemente con un beso! ¡Pero era muy pronto para un beso! Diablos, le iba a costar acostumbrarse a los terribles dilemas sentimentales que provocaba el amor adolescente. Tras bostezar debido al sueño, Muichiro se percató de varios niños encendiendo pequeñas bengalas que comenzaron a brillar hasta que se consumieron. Por puro capricho infantil, decidió tirar de la ropa de Genya y señalarle a aquellos niños.
- Genya, bengala.
- ¿Me darás alguna pista más en la frase? ¿Un verbo quizás?
- ¡Son bengalas! - Yuichiro se enganchó al otro brazo de Genya emocionado - ¡Encendamos bengalas!
- ¿Ah? ¿Benzapas? ¡Me encantan las benzapas!
- ¡¿Cómo te va a gustar algo que no sabes pronunciar?!
- ¡JAJAJAJAJAJAJA! Relaja, relaja – Uzui palmeó la cabeza del rubio, ganándose una mirada asesina de su parte – Si siempre te enfadas te saldrán arrugas eternas.
- Al principio del festival, creo que había una tienda que las tenía - aportó Kanao.
- ¡Yo voy a por ellos! - Mitsuri alzó la mano en alto para ofrecerse voluntaria.
- ¿Vas a ir tu sola?
- Nop – ante la pregunta de Uzui, Mitsuri negó con la cabeza y se enganchó del brazo de Tanjiro, guiñando un ojo a Giyuu - Robaré a Tanjiro-kun un momento para comprar bengalas. No lloren por nuestra ausencia, ¿vale?
- ¿Eh? Pe-pero...
- Oye, Kanroji, ¡espera!
Tanto las protestas de Tanjiro como de Giyuu le parecieron dar igual y la chica se llevó al pelirrojo hacia las primeras casetas del festival.
- Kanroji-senpai, espera, ve más despacio.
- ¡Ah, sí, cierto, cierto! - la chica detuvo sus prisas y comenzó a caminar más lento – Tenemos que andar lento porque tenemos que hablar.
- ¿Sobre qué?
- ¿Sobre qué va a ser? - invadió su espacio personal, provocándole un sonrojo por tener sus brillantes ojos verdes tan cerca - ¡Sobre amor!
- Waaaa, todos son muy bonitos, ¿no piensas lo mismo, Tanjiro-kun?
- Hmm... sí.
Tanjiro se mantenía de pie frente al puesto mientras que Mitsuri estaba agachada y observando todos los paquetes de bengalas como si fuera una niña pequeña en una juguetería. Le había arrastrado solo a él y parece que con un propósito, pero no le había dicho nada más así que le tocaba a él preguntar.
- Kanroji-senpai, ¿a qué se refería con lo que me ha dicho antes? Lo de que quería hablar de amor.
- ¡Ah, eso! - se hizo con un paquete con varios tipos de bengalas y lo observó de arriba abajo - Quería saber sobre el chico que te gusta.
- El chi... ¡NO, NO, NO! ¡¡A mí no me gusta ningún chico!!
- ¿Ninguno? ¿Rengoku-san tampoco?
- ¡NO, NO, NO, NO, NOOOOOOOO! - completamente rojo, empezó a agitar las manos nervioso provocando una sonrisa de ternura en la chica.
- Que lindo~, oye, Tanjiro-kun ¿y Tomioka-san?
- ¿Eh...? - dejó de mover los brazos pero su rostro siguió estando del mismo color colorado - ¿Q-qué pasa con él?
- ¿No te gusta?
- Pues... por supuesto que me gusta. Le quiero mucho.
- Oh... perdone, nos llevamos estos – Mitsuri pagó dos paquetes llenos de bengalas de todo tipo y con ellos en brazos, emprendió su camino del vuelta con lo demás junto a Tanjiro – En realidad hay muchas formas de gustar. ¿De qué manera te gusta Tomioka-san?
- ¿De qué manera?
- Si, ¿te darías besitos con él detrás de la escuela?
- ¡¿EH?!
- ¡Jajajaja! ¡Tu cara se pone roja! ¡Que linda!
- ¡M-me pongo rojo por las cosas que preguntas! - palmeó su rostro esperando que esto le ayudase de alguna manera a controlar la vergüenza que le provocaban sus preguntas.
- Adorable – Mitsuri abrazó con más fuerza las bolsas de bengalas – Oye, Tanjiro-kun, ¿te has pensando lo que te propuse de unirte al consejo estudiantil? Si de verdad no te gusta Rengoku-san entonces no digo nada, pero si de verdad es el chico que te gusta, ¿no te haría feliz unirte y estar a su lado?
- Pero unirme solo por un chico... ¡Y yo no he admitido que me guste!
- No es solo por Rengoku-san, él es un plus. Es que, al enterarme de las verdaderas actividades de tu club, no puedo sacarme la idea de la cabeza de que te quiero en el consejo. Eres valiente e inspirador, una figura perfecta para el consejo estudiantil.
Tanjiro no dijo nada, caminó mirando hacia el suelo. La oferta de Mitsuri había estado dando vueltas en su cabeza desde que se lo propuso y aunque la pudo dejar de lado ante la posesión de Nakime, había llegado el momento de dar una respuesta a la chica. Mitsuri no le metió prisa ni le presionó, una vez que pudieron ver al resto del grupo, apartados del festival e inmersos en la arena de la playa, fue que el pelirrojo dejó de andar y se preparó para darle su respuesta definitiva.
- La verdad es que sería muy feliz de trabajar junto a Rengoku-senpai.
- ¿En serio?
- Pero...
- ¿Pero?
- El consejo no es el lugar al que pertenezco.
- ¿El lugar? - Mitsuri pestañeó confusa por la respuesta – Si no es allí, ¿Dónde es?
- Es mi club, donde están todos mis amigos - levantó su mano para acariciar el pendiente que Giyuu recuperó para él - Para ti el consejo es el lugar donde se reúnen las personas que más quieres, donde te sientes a salvo y feliz ¿no?
- Sí.
- Pues mi club es así para mí. Soy consciente de que pertenecer al consejo no me prohíbe seguir en mi club, pero es que... - miró a lo lejos a sus amigos. Uzui molestando a Zenitsu despeinándole la cabeza, los Tokito enganchados a cada brazo de Genya y tirando de él para pelearse por un beso, Inosuke haciendo un castillo de arena improvisado con la ayuda de Kanao, Gyutaro tirado en la arena de la playa con Daki de pie a su lado abrazando con cariño el premio que consiguió para ella y Nakime junto a Giyuu comunicándose con él a través de mensajes de texto por su timidez para hablar. En un momento dado y al sentirse observado, Giyuu giró la cabeza y le sonrió - Quiero pasar todo el tiempo que pueda al lado de mis amigos. El club me necesita y yo lo necesito a él. Creo que, si en mi vida tengo menos momentos de Zenitsu chillando, Inosuke diciendo palabras mal, Genya siendo un pervertido, Muichiro y Yuichiro persiguiéndole por todos sitios, los Shabana causando problemas, Kanao vigilando todo y Tomioka-senpai comentando algo sobre mis muslos, sentiré como si me faltase una parte importante. Estoy bien donde estoy y quiero seguir dedicándome al 100% a luchar contra los demonios, así que sintiéndolo mucho... - el chico inclinó su cuerpo hacia delante en una reverencia en modo de disculpa – Me temo que, aunque agradezco tu oferta, tengo que rechazarla.
- Oh... vale... - se sintió descolocada, la verdad es que en el fondo esperaba que Tanjiro aceptase – No pasa nada.
- Y aunque rechazo tu oferta, tendré la osadía de pedirte un favor.
- ¿Qué es?
Tanjiro deshizo la reverencia y tomó una postura recta para poder mirar a la chica a los ojos.
- Todo lo que has visto en la mansión del director, lo que viste sobre Nakime-san y sobre los demonios, por favor, no se lo menciones a nadie.
- ¿Eh? Pero si avisamos a los alumnos...
- Se asustarán y serán objetivos más fáciles. Por favor, si de verdad quieres ayudar a la gente de la escuela, mantén todo lo que ha pasado en secreto.
- Bueno... si eso os ayuda, no diré nada.
- Gracias.
- Tampoco le diré a Rengoku-san lo mucho que te gusta.
- ¡¿AH?!
- Ni a Tomioka-san como te pusiste cuando pensaste que lo habías perdido para siempre. A mí esa reacción sí me pareció de todo un chico enamorado, jajajaja.
- ¡¿AAAAAAH?!
- ¡Hey! - al percatarse de la presencia de una Mitsuri contenta y un Tanjiro avergonzado, Inosuke se puso de pie y fue hacia ellos para recoger las bolsas con las bengalas - ¿Por qué os quedabais ahí sin decir nada? ¿Y qué te pasa en la cara, Gonpachiro?
- ¡¿A mí?! ¡Nada, nada! E-eh... ¡e-encendamos las bengalas! ¡Vamos!
El pelirrojo salió corriendo hacia la zona en la que estaban todos, detrás de él fueron Inosuke y MItsuri que tras abrir las bolsas comenzaron a repartir las bengalas. Aunque las bolsas tenían mucha variedad, todas eran bengalas sencillas de las que prendes la llama y te la quedas mirando entre tus manos hasta que desaparece. Por seguridad y por miedo a los incendios, a Inosuke no se le dejó encender ninguna, se la tuvo que encender Uzui y Kanao se tuvo que quedar pegado a su lado para que el chico no la agitase de manera extraña y quemase la cabeza de alguien. Genya se encargó de elegir las bengalas que pareciesen más seguras y encendió dos para darle una a cada gemelo. El entusiasmo en el rostro de Yuichiro no era ninguna expresión nueva, pero eso no quitaba el hecho de que fuese una expresión linda y en cuanto a Muichiro, aunque su rostro mostraba pocas emociones, se pudo ver claramente como sus ojitos color menta brillaban a la par que la bengala. Solo lo admitiría esa noche, pero sus pensamientos no habían sido nada heteros. Tras haber encendido la bengala del chico jabalí, Uzui encendió la más grande y llamativa que pilló y se la ofreció a Zenitsu que prefirió no sostener nada que contuviese fuego o chispas en su otro extremo, pero como el albino era insistente y persuasivo, no le quedó más remedio que sujetar la dichosa bengala, eso sí, con la mano de Uzui sujetando la suya, por seguridad más que nada, no por motivos ocultos. Daki no dejó que nadie más que no fuese su hermano encendiese la suya así que al hacerlo se la dio y él se quedó con las manos en los bolsillos viendo como semejante cosa tan estúpida era capaz de causar una sonrisa tan enorme en su hermana. Mitsuri y Nakime también encendieron la suyas, ambas presentaron reacciones muy distintas, mientras que Nakime se sorprendía por la mecha encendida al final de la bengala, Mitsuri la agitaba por el cielo emocionada por las chispas que soltaba.
- Tanjiro – a su lado, Giyuu le ofreció una bengala al ver que era el único que no tenía una entre manos.
- Gracias.
Dejó que Giyuu encendiera la suya y después prendiera la suya propia. Sus actitudes fueron muy parecidas a las de Nakime y Mitsuri, Tanjiro observaba emocionado la bengala mientras que Giyuu solo la sostenía. No terminaba de pillar la diversión de todo esto, pero si lo comentaba en voz alta lo más seguro es que acabase aguando la fiesta a todos.
- Son muy bonitas, ¿a qué sí?
- Hmmm... supongo, pero en realidad solo es luz provocada por la combustión de material pirotécnico en su interior.
- Senpai.
- Lo siento. No diré datos raros e innecesarios.
- No, mejor dilos, si no lo hicieras, no serías tú.
- ¿En serio?
Los ojos azules se perdieron en la mecha de la bengala que poco a poco se apagaba. Al final no duró mucho, la luz desapareció y el resto del aparato quedó inservible. No obstante, la de Tanjiro continuaba brillando. Que cruel metáfora de la realidad.
- ¿Crees que lo hice bien?
- ¿Hmm? - el pelirrojo apartó la mirada de su bengala para prestar atención al azabache - ¿El qué?
- ¿Ayudé bien a Nakime? ¿Pude ser el sol para ella?
- Es una pregunta difícil... - alzó la bengala para que sus chispas pudieran saltar por el cielo – La verdad es que para mí imaginar a Tomioka-senpai siendo el sol es muy difícil.
- ¿En serio? Eso... me desanima un poco.
- ¿Por qué?
- Si no soy el sol, entonces no puedo iluminar al resto.
- No hace falta que seas el sol, hay muchas figuras en el cielo que brillan.
- Ninguna lo hace como el sol.
- El sol no está ahora mismo y aun así vemos ¿no?
- Pero...
Tanjiro se movió grácilmente, como si el viento le estuviera empujando con cuidado. Con la bengala todavía en lo alto y él moviéndose, esta dejó un rastro de chispas por donde pasaba, permitiendo a Tanjiro dibujar en el cielo un círculo.
- Para mí, si tuviera que compararte con algo, yo diría que eres la luna.
- ¿La luna?
- Sí - asintió decidido por su respuesta.
- ¿Por qué?
- No brilla tanto como el sol, pero tiene un atributo digno de envidiar.
- ¿Cuál?
- Brilla en medio de la oscuridad y eso no es algo que todos sean capaces de hacer.
La comparación le avergonzó un poco, tanto que tuvo que bajar un poco la mirada al no poder seguir enfrentando los hermosos ojos burdeos del pelirrojo.
- La luz de la luna no es suya, lo sabes ¿no? Es el reflejo de la luz del sol.
- Jooo, incluso yo sé esas cosas. ¿Me llamas tonto, Tomioka-senpai?
- ¡No, no, no! - agobiado al verle creer que le había insultado, agitó las manos nerviosos – ¡No te estaba llamando tonto, eres muy listo y lindo!
- ¿Hmm?
- ¡No! ¡Lindo no! ¡Ósea sí!
- ¿Sí?
- ¡Ósea no!
- ¿No?
- ¡Argh! Olvida todo lo que haya dicho.
- Jajajaja, pero ¿Qué te pasa? De repente te pones nervioso, eso no es típico en ti.
- Por eso te digo que lo olvides...
- Jajajaja, bueno, la luz no será suya, pero digamos que de alguna manera la acaba volviendo de su propiedad. Se apoya en el sol, pero es ella quien brilla, ¿me entiendes? Ambos se necesitan, el sol quiere brillar en las zonas oscuras, pero no puede hacerlo si la luna no está allí y la luna quiere brillar en la oscuridad, pero necesita al sol para hacer eso. Se apoyan, se necesitan, son como...
- ¿Una pareja?
- Sí, como la de la leyenda que nos contó la señora del puesto. Está bien si no puedes llegar a ser el sol, pero te necesito a mi lado como la luna. Es una combinación que puede hacer brillar el planeta entero en cualquier momento, ya sea de noche o de día. ¿No opinas igual?
- Sí... supongo que sí.
No soy el sol
No brillo tan fuerte, ni alcanzo a tanta gente
Algunas veces no estaré completo, tendré partes ocultas, sumergidas en la oscuridad
Pero tú estás detrás y me das luz
Así que sé que, aunque esté oscuro, podré brillar
- Oww, se apagó - enseñó su bengala, al final la mecha se había consumido.
- Pidamos otra a Kanroji.
- Sí.
Antes de poder hacer nada, Nakime se acercó a ellos, había dejado a Mitsuri atrás junto al resto y se había plantado allí con la mirada agachada.
- ¿Ocurre algo, Nakime-san?
La chica asintió con la cabeza y tecleó con calma en su teléfono móvil. Con su mensaje escrito, volteó el aparato para que ambos chicos pudieran leer su mensaje.
- "Venid conmigo" - leyó Giyuu y miró al pelirrojo que parecía entender tan poco como él.
Nakime había liderado el camino hacia un destino desconocido, Tanjiro y Giyuu solo se habían mantenido detrás de ella sin cuestionarla nada. Se habían metido por una zona boscosa entre el festival y la playa, solo se detuvieron cuando la chica lo hizo y fue al llegar a una zona un poco libre de árboles.
- ¿Estás bien, Nakime-san?
Un asentimiento les hizo comprender que la chica no presentaba malestares, pero entonces, ¿a qué venía el llamarles a solas? Nakime puso ambas manos en su pecho, cogió aire e intentó tranquilizarse como si fuera una cantante con pánico escénico que iba a dar su primer concierto frente a una multitud. Aunque sus manos temblaban, las dirigió hacia su frente, más concretamente debajo de su flequillo, el cual levantó lentamente y dejó ver unos ojos cerrados con fuerza a los que se sumaba un adorable sonrojo en las mejillas por los nervios. Con su flequillo totalmente levantado, dejó ir el aire que había retenido y comenzó a separar sus párpados poco a poco, dejando al aire por fin esos ojos de un extraño color entre el negro y el gris, ni muy oscuros ni muy brillantes, pero increíblemente hermosos.
A veces tengo una duda recurrente en la cabeza
¿Es esto lo correcto? ¿No son los demonios algo que se nos escapa de las manos?
Somos unos críos
Nuestros problemas deberían resumirse en problemas académicos y sentimentales
Pero en momentos como estos, las dudas se te aclaran
- Gra... - los finos labios de Nakime se separaron para comenzar a balbucear completamente avergonzada por tener su rostro entero a la vista – Gra... gra... gra...
- Nakime, no hace falta que... - Giyuu la quiso detener, si mostrar sus ojos era un acto tan personal para ella, lo mejor era que no lo hiciera, pero la chica tenía otros planes. Volvió a coger aire y soltó por fin sus palabras con sus mejillas teñidas de rojo.
- Gracias.
Ambos se quedaron impactados, era la primera vez que veían lo que se escondía debajo del flequillo y la primera vez que la escuchaban formular una palabra. Recuperándose un poco del asombro y aunque el agradecimiento fue hacia los dos, Tanjiro sabía que este debería haber sido monopolizado para el verdadero héroe de la historia, así que se echó para atrás y empujó a Giyuu hacia delante. Este se confundió y se giró hacia el pelirrojo, pero solo levantó el pulgar en señal de aprobación.
- Eh... y-yo... de nada.
Nakime sonrió, una sonrisa sincera que podía utilizar con las personas que ahora consideraba sus amigos. No sabía si eso iba a ser mucho atrevimiento, tal vez sí o tal vez no pero como Tanjiro lo había hecho también, ella lo haría.
- Gi... - volvió a balbucear, el mayor no entendió a la primera, pero Tanjiro sí - Giyu...
- ¡AAAAAAAAAAAAAAH! ¡ALTO AHÍ! ¡N-NO PUEDES LLAMAR A TOMIOKA-SENPAI POR SU NOMBRE! ¡ES UN ALUMNO MAYOR!
- Ah... - Nakime sacó su móvil y comenzó a teclear para después enseñarle lo que quería decir a ambos.
- Hmm... "Tú le llamaste así en la playa" ¿En la playa? ¿Cuándo me llamaste así en la playa?
- E-e-e-e-e-e-e-e-e-e-e-eh... - el pelirrojo comenzó a sudar de puro nervio, sí que le había llamado por su nombre cuando pensó que la mansión le había aplastado, pero fue por la emoción del momento, no estaba bien tratar con tanta confianza a un chico que iba en un curso superior a ellos - ¡Q-qué más da! ¡No puedes llamar a Tomioka-senpai por su nombre y punto!
La chica no dijo nada más, dejó de sujetar su flequillo y sus ojos volvieron a quedar tapados. Ella y Tanjiro se quedaron mirando fijamente a Giyuu en espera de saber su opinión.
- Senpai, ¿Cómo te tiene que llamar?
- Pues... no sé, en realidad me da un poco igual.
- ¡¿Cómo te va a dar igual?!
Nakime enseñó la pantalla de su móvil, había escrito "Giyuu" pero Tanjiro estaba totalmente en contra de esto.
- ¡Noooooo! ¡No vuelvas tan fácil el llamarle por su nombre! ¿Acaso no te da vergüenza?
Intercambió miradas entre su móvil y el pelirrojo para acabar negando con la cabeza. Esto enloqueció más al pelirrojo que continuó echándole en cara que no podía llamar a un senpai por su nombre. Giyuu se quedó al margen, observando la discusión tan insignificante para él pero tan importante para Tanjiro.
No le gusta hablar
Y aun así habló para agradecerme
Conseguir cambiar a la gente para mejor
Conseguir devolverles o proporcionarles felicidad por primera vez
Es algo que se siente increíblemente bien
Me provoca un sentimiento cálido en el pecho
Y todo esto es gracias a ti
Los tres regresaron con el resto, estos se habían terminado las bengalas y esperaban en la arena de la playa a que algo pasara, aunque los recién llegados no sabían el qué.
- ¿Qué pasa? - preguntó Tanjiro a Zenitsu.
- Esperamos los...
- ¡Los juegos artificiales!
- ¿Los juegos?
- Los fuegos – le aclaró Kanao.
- Algunas personas han comenzado a reunirse aquí - Uzui señaló detrás de ellos, era cierto, había más personas en la playa que antes – Les preguntamos y dijeron que la playa era el mejor sitio para ver los fuegos artificiales.
- ¿Y cuándo empiezan?
- Dentro de un rato – le contestó una sonriente Mitsuri.
- Pues si queda un rato todavía... haré una visitita a los baños portátiles de atrás.
- ¡Pero pichón! ¡Te lo perderás!
- Los fuegos artificiales duran mucho, me perderé solo un poco. Vuelvo en un rato – Zenitsu elevó la mano en forma de despedida y abandonó la playa para dirigirse al festival y buscar uno de los baños portátiles.
- Ayyy, este Monitsu, parece mentira que sea uno de mis regordos cuando tiene tan poco entusiasmo por cosas como estas.
- Es devotos y es malo aguantarse las ganas de ir al baño - opinó Kanao - Tendrá consecuencias negativas para su vejiga.
- Tampoco creo que tenga tan mala suerte como para que los fuegos artificiales empiecen cuando él...
Las palabras de Yuichiro se silenciaron ante el sonido de un silbido en el cielo acompañado de una explosión. Si antes lo decían, antes pasaba. Los fuegos artificiales habían empezado con el rubio ausente y se habían robado la atención de todos completamente. Nadie miraba hacia otra dirección que no fuese el cielo y como este era iluminado casi en su totalidad con distintas gamas de colores. La única persona que se atrevió a despegar su mirada del cielo fue Giyuu para dirigirla hacia algo que, a su parecer, era cien veces más hermoso que la pólvora estallando en el cielo. A su lado, Tanjiro se mantenía con la mirada hacia arriba, perdida en el espectáculo nocturno de colores. Como en cualquier momento, se veía precioso a sus ojos. La herida en su frente seguía vendada, pero eso no le quitaba la belleza a su rostro. Sus labios estaban un poco curvados en una pequeña sonrisa, le gustaría que esa sonrisa fuese más grande, desde ahora solo quería ver sonrisas en ese rostro y él se encargaría personalmente de ello. Es lo que haces con la persona que te gusta ¿no? Buscas hacerle feliz. El color de los ojos del chico cambiaba en intervalos según el color del fuego artificial que estallase en el cielo. Los colores como el amarillo y el rosa daban más luz a aquellos orbes burdeos, pero el azul y el verde se la quitaban, no obstante, ninguno impedía que Giyuu se perdiera en esas dos joyas. El aire nocturno era escaso, pero era el suficiente para mecer los pendientes del chico.
En un impulso incomprensible, estiró su mano para atrapar uno de los pendientes y así detener su movimiento. Al sentir esto, Tanjiro se giró para verle, al principio confuso por la acción, pero luego le sonrió.
No sé cuánto tiempo voy a aguantar tus sonrisas
No sé cuánto tiempo voy a aguantarme las ganas que tengo de besarte
Ahora que entiendo lo que siento
¿Cuánto voy a aguantarme sin decírtelo?
El pelirrojo se acercó a él, con el ruido que provocaba el espectáculo era obvio que no se iban a entender sin estar tan cerca.
- ¿Qué pasa? ¿Estás bien?
Nunca he estado mejor
Pero sé que es una respuesta que te va a extrañar
¿Sabes qué? Aunque me calle mis sentimientos por ti
Hay algo que no me pienso callar
- Tanjiro.
- ¿Cómo?
Negó con una sonrisa y se señaló la oreja, no le había podido escuchar. Para facilitar la correcta comprensión de su mensaje, Giyuu enredó dos de sus dedos con otros dos del líder de su club. Aunque era un agarre débil, fue suficiente para tirar de él y dejar sus rostros casi rozándose. Tanjiro se sonrojó, pero no se alejó, solo apartó la mirada en espera de lo que el otro quisiera hacer. Aunque los ojos azules se pasearon un rato por sus labios, acabó moviendo la cabeza para llegar a su oreja y que así pudiera escucharle sin problema.
Si pudiese viajar al pasado
No cambiaría nada de lo que ha pasado, volvería a hacer todo de nuevo
Me escondería en tu club, me uniría, perseguiría demonios y me enamoraría de ti
El amor es raro
Te cambia la vida en un pestañeo
Hace que te duela la cabeza, el pecho, que se te erice la piel
El amor es confuso
Te hace dar vueltas
Te da sensaciones nuevas que no conoces
El amor da miedo
Porque te impulsa a hacer cosas que nunca habrías hecho
El amor es inexplicable
Porque echando la mirada atrás, no consigo determinar el momento exacto en el que caí
No sé cuál fue el momento exacto en el que te metiste dentro de mi cabeza
Pero no quiero que te vayas
Porque eres lo mejor que me ha pasado en la vida
- Estoy muy feliz de haberme unido a tu club.
Solo dijo eso, pero fue suficiente para que, al separarse, la sonrisa de Tanjiro fuese más grande que antes, incluso parecía a punto de llorar por eso. Sabía que eran unas palabras que el pelirrojo llevaba esperando mucho tiempo, pero a pesar de eso no supo cómo reaccionar. Abrió la boca, pero en realidad no dijo nada, se acercó más a él, pero en realidad no hizo nada. Parece que sus sentimientos se habían quedado atascados en su garganta.
Era algo que pocas veces pasaba, pero Tanjiro no sabía cómo expresar la felicidad que le había causado eso. Solo acertó a soltarle y a lanzarse encima de él para abrazarle. Eso sorprendió a Giyuu pero aun así le correspondió con la misma fuerza, poniendo una de sus manos en su espalda y la otra en su cabeza.
No he experimentado demasiados abrazos en mi vida
Pero este es sin duda el mejor
El abrazo se rompió, pero por decisión de Tanjiro porque si fuese por Giyuu, habría gastado toda la noche con el pelirrojo entre sus brazos. Tanjiro le sonrió y tiró un poco de él para hacerle avanzar hacia los demás. Cuando se juntaron más al resto, le soltó, quedándose mirando hacia el cielo mientras Giyuu seguía mirándole a él.
Echando un vistazo hacia atrás
Me doy cuenta de lo estúpido que he sido siempre
De lo cerrado que he mantenido mi corazón
De lo aislado que me he asegurado de estar
Porque el contacto trae daño
Soy un cobarde y no quiero sufrir
Pero tú me has hecho ver que merece la pena
El dolor que me traiga el contacto con los demás valdrá la pena
Porque de ese contacto ha nacido un sentimiento maravilloso
- Tanjiro – le llamó, pero el pelirrojo no se giró, el ruido de los fuegos artificiales había vuelto su voz insonora y la única manera de comunicarse bien era estar a su lado.
Sé que mi yo del pasado es un cobarde
Sé que la realidad en la que vive se siente segura
Y sé que sabe que es una realidad falsa
Pero no sabe que más allá de ella hay un mundo que merece la pena
Hay un club lleno de gente estúpida
Pero que al final del día te hacen reír
Que no te dejan comer solo
Y que te arrastran a actividades estúpidas
No sabe que hay un chico más valiente que cualquiera
Con una sonrisa que eclipsa al sol
Con unos brillantes ojos burdeos
Con unos pendientes hanafuda colgando de sus orejas
Con una melena pelirroja mal recortada y extrañamente peinada
No sabe que ese chico va a dar la vuelta a su mundo
Va a hacer que vea las cosas de manera distinta
Sé que mi yo del pasado desea una vida tranquila
Sin sobresaltos, una vida común de adolescente
Me temo que eso es imposible
En el momento en el que se meta en ese club, habrá firmado la sentencia de muerte de sus días pacíficos
Pero también sé que no se va a arrepentir
Porque allí le espera su primer amor
Yo del pasado, todo el dolor y soledad merecen la pena
Solo para llegar hasta aquí
"Kamado Tanjiro"
Ese es el nombre de tu futuro dolor de cabeza
Pero también es el nombre de tu primer amor
Atesóralo
La brisa nocturna regresó, meciendo los cabellos azabaches de Giyuu pero gracias a su coleta ninguno se interpuso entre sus ojos y el chico frente a él. No le iba a escuchar, así que no tenía sentido decirlo en voz alta, pero, aun así, quería poner estos sentimientos en palabras.
- Me gustas.
Como era de esperar, no obtuvo respuesta. El ruido era demasiado y Tanjiro no había podido escucharle. A pesar de eso, sonrió. Sentimientos puestos en palabras que no llegarían a nadie, pero eran sentimientos liberados. Se quedaría como una bonita anécdota entre él y esta playa ya que eran los únicos que habían escuchado aquella confesión de amor.
Un recuerdo de verano, supuso, el verano en que casi muere aplastado por un edificio y el verano en que descubrió que estaba enamorado. Su vida era rara desde luego. Miró al resto de sus acompañantes, solo faltaba Zenitsu, ¿Se iba a perder de verdad los fuegos artificiales por estar en el baño? Se giró por si le veía venir de lejos pero para su sorpresa, el chico estaba más cerca de lo que pensaba, de hecho solo estaba a unos pasos de él. ¿Cuándo había llegado?
- ¿Hace cuánto que estás ahí? - preguntó aunque era obvio que no le podría escuchar.
O ese sería el caso si Zenitsu no tuviese el oído que tenía.
Al percatarse de ello, su boca se encogió y la sangre se le subió a la cabeza al igual que el pánico. Miró a Zenitsu a los ojos, este tenía una mirada impactada. Sus ojos dorados eran ahora más pequeños y su boca estaba torcida en una mueca. Eran como dos estatuas mirándose fijamente. Giyuu petrificado por haber dicho lo que había dicho y Zenitsu por haber escuchado lo que había escuchado.
Su confesión, que creía que era un secreto entre la playa y él parecía que era un secreto entre ellos y una personita más de desarrollado sentido auditivo.
Y con tal secreto suyo ya en conocimiento de una persona, su primer verano como adolescente enamorado llegaba a su fin.
Querido yo del pasado, a veces eres torpe
Pero no dejes de serlo
Es parte de tu encanto
Hola!!! Hasta aquí el cap y el fin del verano en el fic, pero no lloren porque en la escuela todavía les quedan muchos eventos interesantes por vivir. Espero que hayáis podido captar esas similitudes entre Rengoku y Giyuu que aunque son como el día y la noche, se parecen bastante. Ambos no tienen inicios bonitos (en el caso de Giyuu nos falta pasado suyo por ver pero ya veis que de su antigua escuela, donde estaba con Sabito y Makomo, no se fue entre besos y abrazos) y los dos han conseguido llegar a donde están gracias a Tanjiro, que ya de paso les ha robado el corazón. Sin embargo, cabe resaltar que aunque les inspire la misma persona, lo hace de manera distinta y eso tiene que ver con las personalidades que tienen y que les diferencian. Sencillamente, acaban siendo el sol y la luna.
Dejen su estrellita si os da pena que Zenitsu haya tenido que escuchar como Giyuu se le confiesa a su amigo pensando que nadie le escuchaba.
En el siguiente cap toca enfrentar las consecuencias del hundimiento de la mansión de Ubuyashiki.
Gracias por leer, os quiero y nos vemos en el próximo capítulo.
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