Capítulo 19: Jaula de soledad

Los ojos de Giyuu se comenzaron a abrir poco a poco, la luz que entraba por la ventana le dificultaba la tarea, pero cuando consiguió que sus alrededores se dejaran de ver como manchas borrosas y se comenzara a enfocar todo, descubrió que no se encontraba solo en el futón. Tanjiro dormía a su lado, compartiendo la misma almohada y con el yukata algo desordenado debido a algún movimiento nocturno. Aunque lo suyo al despertar era levantarse, decidió quedarse un rato mirando el pacífico rostro durmiente del pelirrojo. Sus labios estaban entreabiertos, por lo que el aire escapaba por ahí en forma de pequeños suspiros. Al mirar más abajo y centrarse en su pecho que estaba quedando al descubierto, cerró los ojos y con algo de vergüenza le colocó bien esa parte del yukata. Parecía mentira que de verdad bajase tanto la guardia como para dormirse allí. ¿Qué habrán pensado Genya y Zenitsu cuando no le vieron ayer? Aunque más importante que Genya y Zenitsu, ¿Qué es lo que habrán pensado Uzui y Gyutaro al ver a Tanjiro aquí?

- Buenos días, bello durmiente - la burlona voz de Uzui le hizo mirar hacia arriba, él y Gyutaro se encontraban mirándolos fijamente. En el caso de Uzui, estaba haciendo su mayor esfuerzo para no dejar escapar las risas, en cuanto a Gyutaro, este tenía el ceño fruncido - ¿Besarás a la princesa para despertarla? Oh, claro, querrás intimidad.

- ¿Qué? No.

- Serás cabrón.

- No es lo que parece.

- Que malo - Uzui se agachó para ponerse a su altura - Que bien guardadito te tenías el que estás saliendo con el pelirrojo.

- ¡N-no estamos...!

- ¿Hmm? - ante su grito, Tanjiro se removió en sueños y se enganchó a su cuerpo - Tomioka-senpai...

Las acciones del pelirrojo solo hicieron que la sonrisa de Uzui se ensanchara y que el ceño de Gyutaro se frunciera todavía más.

- Como ya he dicho...

- Nada, nada, no tienes que darnos explicaciones. Cuando despierte que desayune, pero no os entretengáis en ejercicios mañaneros ni nada por el estilo ¿vale?

- ¿Qué?

- Jajajaja, que espabilado, desde luego no me lo esperaba para nada.

- Oye, espera.

Uzui le ignoró completamente y abandonó la habitación arrastrando a Gyutaro con él. Tirado en el futón con Tanjiro abrazado a él, Giyuu se comenzó a preguntar cuál es la cara que pondría el otro al despertar y ver la postura en la que se encontraba. Mejor ir pensando en taparse los oídos cuando comenzase a gritar como un desquiciado.

Nakime se sentó de rodillas frente a un espejo de la habitación y comenzó a pasarse con delicadeza su peine sobre sus finos y largos cabellos azabaches. El silencio de la habitación era reconfortante, hace poco que había despertado y le preocupaba interactuar con Mitsuri después de lo de ayer, pero pudo respirar tranquila al girarse y ver que su futón estaba recogido y con una nota sobre este que con corazoncitos y dibujos de conejitos ponía que había salido a correr. No hurgó mucho en su maleta para buscar que prenda ponerse hoy, tampoco pensó que tuviera importancia así que se vistió con uno de sus comunes vestidos negros de hombreras. Al terminar de vestirse, se puso de pie y se observó de cuerpo completo, con el flequillo tapando sus ojos, su piel pálida y toda ella de color negro, parecía la muerte buscando a su siguiente víctima. Ese pensamiento le provocó un suspiro profundo y un ruido detrás de ella hizo que se girase rápidamente, en realidad no había nadie allí pero el armario de la habitación estaba medio abierto, era extraño porque según recordaba, antes no estaba así.

Con precaución se acercó a paso lento para acabar abriendo el armario y observar atenta por si había algo dentro. En realidad no había nada sospechoso, solo la ropa que Mitsuri sacó de su maleta y que ahora descansaba colgada sobre las perchas. Un agradable olor a fresas proveniente de esas ropas llegó a sus fosas nasales. No solo olía bien, la ropa era muy bonita, toda de colores alegres y llamativos, colores que definitivamente ella no se atrevería nunca a vestir. Entre las prendas que descubrió, una llamó su atención más que ninguna y es que era un vestido de color rosa palo mucho más corto de los que ella suele usar y además dejaba los hombros y las clavículas al aire. Pasó con delicadeza su mano sobre aquel vestido. No lo podía negar, la chica de cabello rosa era perfecta, sumando a su larga lista de perfecciones, tenía un gusto envidiable para la moda.

Se mantuvo durante unos segundos sujetando el vestido y acabó girando la cabeza hacia el peine que había abandonado frente al espejo. No había nadie, estaba sola, así que supuso que no pasaría nada. Rápidamente se quitó el vestido negro que llevaba, se puso el rosa del armario de Mitsuri y se dirigió hacia el espejo. Su boca se abrió un poco por la sorpresa, era hermoso y aunque esto no lo sentía siempre, ahora mismo se sentía guapa así vestida, aunque la zona del pecho se sentía algo vacía debido a que la pelirosa tenía unas proporciones más generosas. Se giró sobre si misma para verse desde todos los ángulos, era precioso, pero faltaba una cosa. Al agacharse, se hizo con el peine y comenzó a peinarse una vez más solo que esta vez comenzó a trenzar sus cabellos, imitando las trenzas de Mitsuri. Acabó el peinado y aunque no se veía idéntica debido a que su pelo era liso, verse a si misma como Kanroji Mitsuri la hizo verse hermosa, era hermosa, estaba hermosa, era...

No era ella. Era Kanroji Mitsuri quien era hermosa. Era su vestido, su peinado, ella solo la estaba imitando y eso no le daría verdadera belleza. Puede que debiera de intentar dejar cambiar su aspecto y dedicarse a observar desde las sombras como la flor de cerezo que era Mitsuri continuaba danzando bajo el sol.

Antes de decidirse por recuperar su anterior ropa, siguió posando un rato más frente al espejo, ajena a que detrás de ella la puerta de la habitación estaba algo abierta y la cámara de un móvil la apuntaba para sacarla una foto.

A unas habitaciones de distancia, Kanao esperaba a que Daki terminara de cambiarse. Como la chica no se decidía por salir, Kanao decidió dar dos toques ligeros a la puerta.

- ¿Daki? ¿Estás bien?

- Que raro - la chica salió de allí rascándose su cabeza - ¿Dónde estará mi móvil?

- Puede que se te cayera en la playa.

- Imposible, lo tenía cuando me fui a dormir. Argh, menuda mierda.

Con ambas ya preparadas, se dirigieron hacia el comedor para desayunar. En la mente de Daki todavía estaba el pensamiento de donde podría estar su móvil pero la mirada fija de Kanao sobre ella la estaba comenzando a mosquear.

- ¿Se puede saber que miras?

- A ti.

- No me digas.

- Verás, como ambas pertenecemos al género femenino, la sociedad ve bien y común que nos hagamos ciertas preguntas íntimas.

- Oye - Daki se paró y la miró raro - ¿De qué preguntas me hablas?

- ¿Tú has realizado ya el acto sexual?

- ¡¿Ah?!

- Aunque pensándolo, pareces mostrar un rechazo hacia al género masculino, con lo que hay muchas probabilidades de que tu himen se mantenga intacto.

- ¿Y esa pregunta de mierda a que viene?

- ¿Qué opinas del despertar sexual?

- Opino que eres muy rara.

- No veo la relación entre la pregunta y la respuesta.

- Piérdete.

- No creo perderme, me sé el camino.

- ¡Argh, pero que pesada! - al reconocer a su hermano de lejos, salió corriendo hacia él - ¡Onii-chan, onii-chan, oni...! ¿Qué te pasa? - al tenerle ya de frente, descubrió una mueca de desagrado en su cara.

- Nada.

- ¿Hmm?

- Genya, di "ah".

- Genya, dime "ah" a mí.

- No diré "ah" a nadie hasta que me expliquéis que hacíais metidos en mi futón.

- Como el Genta no come, ¡atacaré yo!

- ¡Suelta mi comida!

- Buenas energías por la mañana - Uzui entró junto a Gyutaro y las chicas en la cafetería del hotel donde ya se encontraban comiendo los demás. Al ver a los seres del género opuesto, el rostro de Genya cambió de color y bajó la mirada.

- Biinis diis.

- ¡JAJAJAJA! ¿Qué es eso? A veces hablas raro.

- Genya es tímido, está creciendo - Muichiro tomó el rostro del chico y lo ocultó en su pecho.

- Creo que está mayorcito para que se le encoja la colita cuando tiene una tía enfrente, ¿acaso quieres morir virgen? - ante la pregunta de Gyutaro, Yuichiro frunció el ceño.

- Genya no morirá virgen, nos tiene a nosotros.

- Pensándolo así... - Inosuke dejó de tragar y adoptó una postura reflexiva - La madre selva es misteriosa.

- Madre naturaleza - le corrigió Zenitsu aburrido mientras desgarraba una tostada.

- Descojona al Genta de su habilidad para comunicarse con las chicas...

- Despoja.

- Y en su lugar le da dos penes que meterse en la boca.

- ¡¿Quién se mete penes en la boca?! - golpeó la mesa, al sentir las miradas de Kanao y Daki sobre él, dejó que ahora Yuichiro acogiese su rostro en su pecho para esconderse de la presencia femenina.

- Ya, ya, ya pasó Genya - las manos de Yuichiro se pasaron con gentileza sobre su cabeza.

- Apoyo - Muichiro posó su mano sobre su espalda - Genya no puede hablar con mujeres, pero puede hablar conmigo.

- ¿Me estáis consolando...? Tengo mis dudas.

Zenitsu suspiró ante esto y apartó la mirada cuando Uzui le revolvió el pelo en forma de saludo. Repasando con la mirada a los que acababan de llegar, le faltaban algunas personas importantes.

- ¿Sabes dónde está Tanjiro? - se giró para preguntar al albino que había tomado asiento a su lado - Cuando yo me fui a dormir no estaba, pensé que acabaría llegando, pero cuando me desperté tampoco estaba.

- Hmmm... el pelirrojo... - rascó su mejilla y miró hacia el techo - Pregúntale a Tomioka, tal vez él lo sepa.

- ¿Por qué Tomioka sabría...?

- ¡Buenos días! - al comedor llegó corriendo Tanjiro con el pelo algo desarreglado y con Giyuu detrás de él - ¿Q-qué tal la mañana?

- Bien, ¿y la tuya? ¿Dónde has dormido?

- Eh... - intercambió miradas con Giyuu, no le pudo sostener durante mucho la mirada y la apartó rápidamente - Cambiemos de tema...

- ¿Por qué?

- Porque yo... - enseñó a todos el cuaderno entre sus manos - Quiero que hagamos algo diferente el día de hoy.

- ¿No limpiamos? ¡Bien! ¡Fiesta entonces! - Inosuke comenzó a celebrar antes de tiempo.

- Tenemos muchos días, pensé que podíamos dedicar alguno a hacer otra actividad.

- ¡Nadar!

- Fuera de la playa.

- ¿Ah? - la emoción de Inosuke fue sustituida por una expresión de disgusto. Era como todo un niño pequeño que al viajar al mar no se imagina en otro sitio fuera de él - No quiero.

- Por favor, escuchadme, tengo varios destinos que os pueden interesar personalmente a cada uno, pero esos serán otros días. El primer día de actividades especiales tiene que ser uno destinado, por supuesto, a la actividad principal del club.

Sus palabras despertaron la curiosidad de todos los allí presentes, aunque Zenitsu se podía oler que seguro que esa actividad no era del gusto de muchos.

- Tanjiro... ¿Qué es lo que...?

- Tengo constancia de este evento desde hace mucho, así que me moría de ganas por venir - Tanjiro abrió el cuaderno por una página que no le había enseñado a Giyuu, allí, decorado con purpurina y rotuladores de colores resaltaba el escrito de "Expo Demonios" - ¿No os late de repente el corazón con fuerza? - sus ojitos comenzaron a brillar, estaba emocionado, aunque el sentimiento no parecía compartido con el resto.

- Pues no - el primero en contestarle y en aguar su fiesta fue Yuichiro.

- Duda, ¿Qué es eso?

- ¡Una exposición! - Tanjiro alzó más en alto el cuaderno, como si eso lo hiciera más emocionante - Dedicada entera y exclusivamente... ¡¡A los demonios!! ¡Kyaaaaaaaaa! - cerró el cuaderno y lo apretó contra su pecho - ¿No es emocionante? ¡Es emocionante! Todos los conocimientos sobre demonios del mundo, de diferentes culturas, de diferentes lugares reunidos en un mismo sitio. De solo pensarlo hace que el corazón se me salga del pecho.

En la mente de Tanjiro, al anunciar esta noticia se imaginaba unas reacciones mucho más distintas de las que obtuvo. Se esperaba al menos rostros emocionados y alegres pero con lo que se encontró fue con miradas cansadas sobre su persona, salvo la de Uzui y Zenitsu, el primero observaba divertido las reacciones de todos mientras que el segundo las analizaba preocupado al ver la inexistente acogida que había recibido su propuesta.

- ¿A qué vienen esas caras? Inosuke, ¿no te emociona?

- Pues... - se dejó caer sobre la mesa, con su barbilla sobre esta - No mucho, yo quiero jugar en la playa.

- Pero son demonios, ¿no os emociona?

- ¿No son los demonios el centro del club? Si son vacaciones, deberíamos descansar de eso - argumentó Yuichiro, dejando a Tanjiro con las palabras en la boca.

- Argumentación. Cuando en vacaciones haces lo mismo que todos los días, pierden su encanto.

- Pero...

- Las vacaciones son para descansar - comenzó a hablar Genya aunque evitaba mirarle para tener fuera de su visión a las chicas - Ya nos dedicamos a los demonios en los días normales.

- Hmmm... - se giró ahora para quedar frente a Daki.

- Onii-chan - la chica cedió su decisión a su hermano, ante esto Tanjiro se giró para enfocarse en él.

Al sentir la mirada suplicante de cachorrito de Tanjiro sobre él, Gyutaro buscó con la mirada a Giyuu y le gruñó, acto que no terminó de entender del todo el azabache.

- Gyutaro-senpai.

- ¿Ahora vienes a por mí? Creo que disfrutas de otras compañías.

- ¿Eh?

- Tch - maldijo por lo bajo, no entendía por qué había dicho eso - Paso - lo rechazó completamente y siguió mirando mal a Giyuu, aunque como a él le daba igual, le ignoró completamente.

- Si mi onii-chan no va, yo tampoco.

- No... Kanao, ¿y tú?

- Me temo que si no es una actividad del club, no tengo el deber de ir y en el caso de que lo sea, nadie parece mostrar la intención de ir.

- Vale - el ánimo de Tanjiro decayó rápidamente - No pasa nada.

Intentó no mirarle para que no le afectara su expresión de desilusión, pero aunque no le viera, Giyuu sabía que estaba poniendo esa cara. Este tipo de actividades no era su fuerte, en realidad ninguna actividad que suponga entablar contacto con otro ser humano lo es, pero esa exposición le hacía tanta ilusión al pelirrojo, que Giyuu de verdad quería llevarle.

Alguien que siempre andaba con la cabeza pensando en los demás se merecía también pasárselo bien.

- Yo iré - al salir como voluntario, todos se le quedaron mirando raro, salvo Tanjiro que recuperó el brillo en sus ojos.

- ¡¡¿En serio?!!

- Sí... solo... no te pongas triste.

La petición le sonó extraña al principio, pero por la alegría del momento se enganchó a su brazo y lo apretujó contra su pecho.

- ¡Gracias, senpai, eres el mejor!

Al ver a Giyuu comenzar a enrojecer por la cercanía del pelirrojo, Zenitsu acabó frunciendo el ceño. Era evidente que dentro del chico se estaba gestando un sentimiento mucho más profundo por Tanjiro, pero si de verdad eso llegaba a pasar, todo se acabaría poniendo patas arriba y no estaba dispuesto a dejar que eso pasara.

- Yo... yo también voy.

- ¿Te apuntas? ¡Ya somos tres!

- Cuatro - Uzui levantó la mano - No soy de tu club, pero la exposición parece extravagante, me gusta.

- ¡Y ahora cuatro! ¿Seguro que el resto no os vais a arrepentir? Aceptaré encantado vuestras peticiones.

- No - contestaron todos a la vez, haciendo gruñir a Tanjiro mientras hacía un puchero.

- Vaaaaale, preguntaré a Nakime-san entonces.

- Y por supuesto yo voy - adelantó Giyuu al ver venir que Tanjiro no le iba a soltar el brazo ahora que le había enganchado.

- Así es, ¿te has dado cuenta? - le preguntó mientras comenzaba a arrastrarle - Ya eres capaz de leerme la mente. Eso es que tenemos una compatibilidad perfecta.

- Será eso, también dicen que los que duermen en el mismo colchón, se vuelven de la misma condición.

El rostro de Tanjiro se tiñó de rojo rápidamente y le soltó.

- Senpai... no fue mi intención dormirme en tu futón - comenzó un jugueteo nervioso con sus dedos y le miró de reojo haciendo inconscientemente un lindo pestañeo - Es vergonzoso que recuerdes eso.

Giyuu tuvo que retroceder unos pasos porque unas flechas invisibles en las que estaba escrito la palabra "lindo" le golpearon de lleno tan fuerte que casi le hacen sangrar.

- ¿Tomioka-senpai? - Tanjiro le vio raro al ver como casi cae al suelo como si le hubieran dado una paliza - ¿Qué te pasa?

- No sé cuántos de estos golpes soportaré...

- Mmm... no sé de qué hablas - tomó su mano y le arrastró hacia la habitación de Nakime y Mitsuri. Una vez allí delante, tocó la puerta y esperó sonriendo junto a Giyuu a que la chica le abriese la puerta.

La puerta se abrió lentamente, dejando ver el oscuro aspecto de la chica, con tanto su pelo como su ropa de negro.

- Nakime-san, buenos días. ¿Te interesa ir a una expo de demonios?

No podían ver sus ojos debido al flequillo, pero era muy evidente que la chica debía estar pestañeando confusa por la petición.

- Aunque te pueda sorprender, no es un evento que emocione a todo el mundo.

- Yo creo que es muy emocionante, ¿no quieres saber sobre los demonios, Nakime-san?

La chica estuvo un rato completamente quieta para después mover suavemente su cabeza de un lado a otro en un signo de negación.

- Lo que yo te he dicho.

- Vale, no pasa nada. Aunque, Nakime-san, toma - Tanjiro sacó un trozo de papel de su ropa y se lo tendió - Es mi número de teléfono, no pasa nada si no quieres hablar con palabras, mensajéame todo lo que quieras.

La chica lo aceptó, se lo quedó mirando un rato y se puso a teclear en su propio teléfono para enseñarle lo que había escrito. En la pantalla se leía un "¿Por qué?".

- Porque me caes bien, podemos ser amigos.

Se puso a teclear otra vez y una vez más le enseñó la pantalla: "No me conoces".

- Sí, es cierto, pero conozco a alguien parecido a ti y por nada del mundo le dejaría solo, entonces a ti tampoco. Si tienes alguna preocupación, solo escríbeme, vendré enseguida.

Nakime volvió a bajar la mirada hacia el número escrito en papel. No era por el simple hecho de tener problemas para hablar, ella no sabía cómo responder ante alguien siendo tan amable con ella, después de todo eso no era algo común de su día a día.

- Repitamos el partido del otro día en otro momento. Nosotros nos vamos - sujetando todavía la mano de Giyuu, Tanjiro se despidió con la mano y le volvió a arrastrar por los pasillos.

Algo tímida, Nakime levantó la mano y le despidió de la misma manera. Cuando le perdió de vista, se encerró en su habitación y se apoyó contra la puerta para dejarse caer al suelo, abrió el papel y se dedicó a mirar embobada el número de Tanjiro.

Era la primera vez que un compañero de clase le facilitaba su número, eso la hacía sentirse emocionada.

- ¡Zenitsu, mira! - pegado a la ventana del autobús en el que se desplazaban, Tanjiro le señaló el mar donde se podía ver un barco pesquero abandonar la costa - En la playa no se veían barcos.

- Sí, es bonito - Zenitsu se pegó también a la ventana aunque intentó disimular su emoción, vivían en una zona no costera de Japón, era normal perder la cabeza cada vez que veían el mar.

- ¡Zenitsu, gaviotas!

- ¡Ah! Digo... s-sí, las veo.

- Puff - Uzui hizo un mal intento de aguantar la risa, hecho que fue notado por Zenitsu, este le miró de reojo con el ceño fruncido y las mejillas rojas.

- ¿Qué te pasa?

- Nada, es que estás muy lindo intentando que no se te note emocionado cada vez que ves el mar.

- ¡Déjame en paz!

- Tomioka-senpai, ¿tú no quieres mirar?

Al ser preguntado de repente, Giyuu, que se encontraba sentado justo en el asiento detrás del pelirrojo y el rubio, se sobresaltó ya que en vez de mirar el paisaje que señalaba Tanjiro, él se había dedicado a mirar el lindo rostro de emoción que se dibujaba en el líder del club cada vez que se percataba de alguna cosa insignificante.

- No, no creo que haya nada digno de mirar. ¿Barcos y gaviotas? Las puedes ver en internet.

- Senpai - sus mejillas se inflaron en un puchero - Déjate llevar por el verano y emociónate.

- Lo intentaré.

- Suena un intento muy falso.

- ¡Tanjiro! ¡Un yate!

- ¡Waaa! ¡Va muy rápido!

Al verle volver a emocionarse por algo tan insignificante, no pudo controlar una pequeña sonrisa. Le gustaba verle así, divertirse y sentir curiosidad por cualquier tontería. Esa era su naturaleza y era terriblemente lindo.

- Lindo - comentó Uzui en el asiento al otro lado del pasillo del autobús. Estaba mirando a Giyuu y parece que se había ganado su atención. El albino sonrió de lado porque había dicho en voz alta lo que se imaginaba que estaba pensando Giyuu.

- ¿Qué dices? - se aseguró de que Tanjiro y Zenitsu seguían distraídos mirando por la ventana - No te entiendo.

- ¿No? - su sonrisa se ensanchó más porque Giyuu era incapaz de despegar la mirada de Tanjiro para hablar con él - Vale, vale, entonces haz como que no he dicho nada, pero hey, límpiate la baba.

- No babeo - solo por si acaso, se pasó la mano por debajo de la barbilla, causando una carcajada en Uzui y llamando la atención de los otros dos chicos.

- ¿Qué pasa?

- Nada, nada - Uzui limpió una lágrima que le había salido por la risa y Giyuu se cruzó de brazos y cerró los ojos, mejor hacerse el dormido el resto del viaje.

Tanjiro y Zenitsu intercambiaron miradas, en realidad ninguno entendía que es lo que pasaba entre esos dos así que volvieron a pegarse a la ventana para seguir mirando el mar o al menos lo hizo Tanjiro porque Zenitsu se quedó mirando a un par de chicas sentadas unos asientos por delante que cuchicheaban entre ellas sin apartar la mirada de ellos.

- Oye, oye, ¿no es el albino super guapo? Parece un modelo.

- Su amigo también, es super sexy y sus ojos azules son preciosos.

Zenitsu rodó los ojos, cómo se podían hacer esos comentarios sobre gente que no conoces. Ya le gustaría apagar la llama de la esperanza de esas dos diciéndoles que el albino super guapo le había estado comiendo la boca sobre una cama matrimonial en una noche de tormenta. ¡¿Pero qué estaba pensando?!

- El verano... derrite mis neuronas.

- ¿Has dicho algo, Zenitsu?

- No...

El resto del camino en autobús fue tranquilo, aunque Tanjiro se temía que su amigo rubio se hubiera mareado porque bajaba del vehículo con el ceño fruncido. Su actitud gruñona en realidad se debía a que se había pasado el resto del viaje escuchando como las dos señoritas desconocidas cuchicheaban sobre Uzui y Giyuu. Era increíble lo descaradas que eran.

- ¿Estás bien, Zenitsu? ¿Te mareaste?

- No, vamos.

El rubio lideró el camino, nadie se quejó, Tanjiro incluso pensó que se ponía al frente porque estaba emocionado por llegar a la exposición. Al llegar frente al edificio donde se iba a llevar a cabo la exposición, Uzui, Zenitsu y Giyuu frenaron para observar el tipo de personas que se reunían para acudir a exposiciones de este tipo. Si tuvieran que trazar un patrón de vestimenta, dirían que son todos góticos con piercings en las cejas y símbolos satánicos tatuados en los brazos. Aunque claro, también existía otra variante de fan de los demonios, una variante creada exclusivamente para clasificar a Tanjiro en ella.

- ¡Llegamos! - se puso a dar vueltas de la emoción. Ninguna de sus prendas era negra, eran shorts verdes, camiseta blanca y una chaqueta de manga corta de color rojo. Todo colores que le hacían resaltar entre el resto de gente y a todo esto había que sumar su mochila con estampado de mapaches en ella. El 99% de visitantes parecían rendir culto a una secta demoníaca, pero Tanjiro parecía proceder del país de los osos amorosos.

- Todavía no entiendo como puede ser tan fanático de los demonios cuando todos son tan... bueno, digamos contrarios a él.

- Oye, rubio, ¿por contario te refieres a góticos adoradores de Satán?

- Lindo... - murmuró Giyuu absorto en su mundo viendo como Tanjiro seguía revoloteando en la entrada.

- Pero si son los chicos del autobús.

Al ser mencionados por una voz femenina a sus espaldas, se dieron la vuelta, Zenitsu acabó frunciendo el ceño al reconocer a esas chicas como las chicas del autobús.

- Que coincidencia.

- ¿Vosotros veníais a esta exposición también?

- Sí - las contestó Uzui con una amable sonrisa mientras Zenitsu comenzaba a gruñir internamente - Llevamos tiempo queriendo venir, así que vamos a entrar ya. Pasáoslo bien.

- Espera - una de las chicas detuvo a Uzui tomando su brazo, sus mejillas se tiñeron de rojo al notar su musculatura - Ya que venimos a lo mismo, ¿por qué no vamos todos juntos?

- Sí, a lo mejor nos volvemos amigos y todo ¿no? - la otra chica se acercó a Giyuu para sonreírle, este solo se quedó confuso.

¿Qué les pasaba a esas chicas? La razonable mente de Giyuu no podía comprenderlo. ¿Qué lógica tenía el que como iban al mismo sitio debían ir juntos? Aplicando ese pensamiento a otros ámbitos, entonces debías caminar junto a un desconocido al baño solo porque tenéis el mismo destino. Giyuu podía ser muy inteligente para muchas cosas, pero en conocimientos sociales era un torpe de campeonato y no se podía percatar de algo que Uzui y Zenitsu habían notado desde el primer segundo. Estas chicas querían ligar con los mayores del grupo.

- Chicos, ¿qué pasa? - Tanjiro se acercó a ellos al ver que no avanzaban.

- Hola, les estábamos mencionando el que podríamos ir todos juntos. La exposición será más divertida en un grupo grande.

- ¿Eh?

- Además, nos sentiremos más seguras si tenemos unos chicos fuertes para protegernos si nos ataca algún demonio ahí dentro.

- No creo que allí dentro os ataque nadie. Los demonios tienen otras cosas que hacer en verano - por la mente de Giyuu pasaron las versiones chibis de Rui y Enmu, uno jugando con los hilos mientras comía sandía y el otro echándose una siesta. No le hacía falta estar allí presente para saber qué era lo que los reconocidos ex-demonios estaban haciendo - Y lo de ahí dentro serán figuras falsas, es imposible que ataquen a nadie.

- Bueno, mejor prevenir que curar, ¿no? - dio un paso para acercarse más a Giyuu, al ver eso, Tanjiro estiró la mano y se enganchó de la ropa del mayor.

- Gracias por la oferta, señoritas, pero preferimos ir solo nosotros cuatro - Uzui rechazó la oferta con una amable sonrisa.

- Si es por vuestros hermanos pequeños, no es preocupéis, somos buenas con los niños.

- ¿Hermanos...?

- ¿Pequeños...?

Esa confusión se sintió como dos rocas aplastando a Zenitsu y a Tanjiro. ¿Cuántos años les estaban echando para llamarles niños? La confusión avergonzó a Tanjiro, él era el mayor de sus hermanos y ahora le estaban confundiendo con un niño pequeño, por otra parte, Zenitsu estaba que ardía en llamas de la ira de que lo confundieran con un mocoso. ¡Y peor aún! ¿Cuándo pensaba esa buscona soltar a Uzui? ¡¿Y por qué eso es lo que más le molesta?!

- Jajaja, me temo que ha habido una confusión, no son nuestros hermanos pequeños - Uzui se quitó con delicadeza la mano de la chica de su brazo y rodeó la cintura de Zenitsu para pegarle a su cuerpo - Son nuestros novios, esto es una cita doble.

- ¿Ah...? - Zenitsu parpadeó un par de veces para luego teñirse completamente de rojo - ¡¿AAAAAAAAAAAH?!

- ¿Qué pasa, cariño? ¿Por qué tan nervioso después de todo lo que hemos hecho hasta ahora?

- ¡Uzui!

- Sé que te da vergüenza, cariño, pero estas chicas deben comprender que no queremos que nos molesten en nuestra cita.

No tardó en comprender que las verdaderas intenciones de Uzui al mentir eran deshacerse de las chicas, así que a Zenitsu no le quedó más remedio que seguirle la corriente y dejar que Uzui le mantuviera pegado a su cuerpo, aunque bajó la mano para que la del mayor se mantuviera en su cintura y no bajase más, ya había sentido como casi le toca el trasero.

- S-sí... es una cita, no queremos que nos molesten, ¿a qué no? - miró directamente a Tanjiro, este captó el plan enseguida y soltó la camisa de Giyuu para engancharse de su brazo.

- Así es, somos... somos... - aunque lo intentó, de verdad que lo intentó, su rostro acabó haciendo una extraña mueca al no ser capaz de mentir - Somos novios, en una relación muy avanzada, incluso nos hemos metido entre las sábanas a hacer bebés.

Giyuu no comprendió del todo la situación, pero entendió que buscaban deshacerse de las chicas así que aportó su granito de arena.

- Sí y he enterrado la cara entre sus muslos.

- ¡No, eso no!

- Vale, pues he tocado sus muslos por debajo de las sábanas.

- ¡Nooo!

- Entonces, froté mi miembro entre sus muslos.

- ¡No has hecho nada con mis muslos!

- ¿Seguro de eso? ¿No pasó en el aniversario en el que te disfrazaste de conejita playboy?

- ¡Senpai!

- ¿Senpai? - las chicas se miraron entre ellas, todo esto les apestaba a mentira - Entonces, si vosotros sois novios, ¿podéis besaros?

- ¡¿Eh?! - el primero en escandalizarse fue Zenitsu, ya se había besado con Uzui pero no tenía motivos para volver a hacerlo - Cla-claro que podemos besarnos, pero ahora mismo no tenemos por qué, si queréis creernos pues bien y si no, pues vosotras veréis lo que hacéis.

- Vale, pues elijo no creeros.

- ¡Pero...!

- ¿Qué pasa? Si no queréis nuestra compañía simplemente decidlo.

Zenitsu frunció el ceño, era mucho más fácil decir eso que hacerlo, pero sabía que aunque admitiesen que no las querían cerca, estas acabarían fingiendo encuentros casuales allí dentro, después de todo, le habían echado el ojo a Uzui y Giyuu. Con lo que solo había una solución posible.

- Bueno, si un beso es lo que queréis...

- ¡E-espera, Uzui...! - las protestas de Zenitsu llegaron a oídos sordos cuando el mayor le tomó por la cintura y le trajo a su cuerpo para plantarle un beso en los labios que dejó con los ojos abiertos y el rostro rojo tanto al rubio por estar siendo besado frente a tanto público como al pelirrojo por estar observando lo que, para él, era un escena tan subida de tono - U... ¡Uzui! - golpeó dos veces el pecho del mayor, solo con el segundo golpe consiguió que este le soltara y mirara con una suave sonrisa a las dos chicas que ahora estaban con la boca abierta.

- Ahí tenéis, el beso que queríais.

- Idiota - farfulló Zenitsu mientras se limpiaba algo de saliva que se le había escapado en medio del beso.

- Oye, oye, Tomioka, vamos, demostradle a estas señoritas que sois pareja.

- ¿Mm?

- ¡¿EH?!

Tanjiro y Giyuu intercambiaron miradas, Giyuu la tuvo que apartar avergonzado mientras que Tanjiro decidió mirar hacia el suelo con las mejillas coloradas. Las chicas, algo sorprendidas porque no se esperaban que Uzui besase el chico de verdad, se centraron ahora en los otros dos chicos. Al sentirse observados, Tanjiro comprendió que tenía que hacer eso aunque fuese vergonzoso.

- Senpai...

- ¿Qué...? - al ser tomado de ambas muñecas para obligarle a mirarle, comenzó a sudar de los nervios - ¿Qué estás...?

- Solo es... - tragó duro y bastante nervioso por lo que iba a hacer - Solo es un segundo, por favor, no te enfades, Tomioka-senpai.

Tanjiro se puso de puntillas y cerró los ojos, el corazón de Giyuu casi se sale de su pecho. ¿Era esto real? ¿Le iba a besar? La trayectoria así lo indicaba, pero él... ¡¿qué debe hacer él entonces?! Giyuu sabía muchas cosas, sabía por ejemplo que mezcla de químicos usar para transformar el color azul en blanco, pero no sabía qué hacer en esta situación así que simplemente cerró los ojos y espero a que pasase lo que tuviera que pasar. Esperó de los nervios a que los suaves y delicados labios de Tanjiro chocasen con los suyos, pero el choque no lo sintió en los labios, si no en la mejilla. Al abrir los ojos, sus nervios habían desaparecido y su rostro solo reflejaba la más pura desilusión.

- Y-ya está - les restregó por la cara Tanjiro a las dos chicas bastante orgulloso de su hazaña - ¿Qué tal? ¡Un beso muy sucio!

- ¿No le ha besado en la mejilla? - preguntó una de las chicas a su compañera - ¿Por qué se siente tan orgulloso?

- Que rarito... mejor vámonos.

Viendo como las chicas se retiraban, Tanjiro y Zenitsu suspiraron al sentirse más tranquilos, aunque el pelirrojo sentía que se debía disculpar.

- Senpai, lo siento mu... ¿qué te pasa?

- Nada... - el rostro de Giyuu se notaba algo sombrío, una extraña mezcla entre la rabia por haber recibido lo contrario a lo que esperaba y la vergüenza de haberse preparado mentalmente para recibir un beso de verdad - Creo que el sol me ha dado mucho en la cabeza.

- Oh... entremos entonces - Tanjiro lideró el camino, aunque fue incapaz de mirar a Uzui y Zenitsu a los ojos por haber presenciado un beso de verdad entre ellos.

- Ti-tiene una explicación... - con unos pocos pasos, Zenitsu se pudo acercar a la oreja de su amigo para susurrarle - Y no es la que piensas.

- Tranquilo, no pasa nada, me alegro de que te beses con el chico que te gusta.

- ¡No me gusta! - se avergonzó al segundo al sentir las miradas de los mayores en él - Y-y... ¿tú? ¿Se puede saber qué te pasa con Tomioka?

- ¿Mm? ¿A qué te refieres?

La pregunta le confundió, pero no se pudo centrar mucho en ella tras adentrarse en la primera sala de la exposición. Esta se encontraba a oscuras, salvo por las luces que iluminaban las vitrinas donde reposaban diversas estatuas de demonios. El sitio podría haberse hecho pasar como un túnel del terror y habría colado completamente. Algunos de los demonios tras el cristal tenían forma similar a la de humanos, otros parecían mitad animales y otros parecían simplemente aberraciones que aparecerían sin ninguna duda en las pesadillas de Zenitsu esta noche.

- Iugh... - Zenitsu decidió quedarse rezagado, esperando a que Uzui y Giyuu les alcanzaran para que su temor a que alguna de esas estatuas estirara el brazo y les alcanzara disminuyera - Que espanto, ¿a quién se le ocurre hacer una exposición así?

- El sitio es curioso, no te lo voy a negar, pero parece que a él le encanta - Uzui señaló con la cabeza a Tanjiro, este se había quedado fascinado frente a la estatua de uno de los demonios.

- Wao...

Zenitsu, Uzui y Giyuu no tardaron en ponerse a su lado para ver que demonio había captado su atención. Al ver la extraña mezcla de un ser con cuerpo de lobo, cola de serpiente y cabeza de búho, el rostro de Zenitsu perdió todos los colores mientras que Giyuu se cuestionaba internamente si eso era biológicamente posible.

- ¿Qué es esto, pelirrojo?

- ¡Aamon! - contestó entusiasmado - Es un marqués del infierno, demonio de la ira, el séptimo de los 72 demonios goéticos y uno de los ayudantes de Astaroth. Con sus poderes puede ver el pasado y el futuro, con lo que puede saber quiénes han pactado con Satanás y reclamarles su alma por ello. La traducción de su nombre es "Aquel que induce a la ira y al asesinato", lo cual coincide con el pecado capital que representa. ¡¿No es increíble?!

- ¿Por qué lo dices tan emocionado...? - Zenitsu volvió a mirar la estatua pero por el miedo que le dio, tuvo que apartar rápidamente la mirada.

- ¿Y ese? - Uzui señaló otra vitrina, esta era de una especia de leopardo con rasgos de persona - Parece un mutante jajaja.

- No es un mutante - igual de emocionado, se dirigió hacia allí - ¡Es Flauros! Es un Gran Duque del infierno. Puede contestarte a toda clase de preguntas sobre cualquier tiempo, pasado, presente o futuro, él lo sabrá todo, pero tienes que hacerle entrar en un triángulo mágico o te acabará mintiendo.

- Sabes mucho de demonios, por algo eres el líder del club.

Las palabras de Giyuu hicieron que Tanjiro se avergonzara y jugara con sus dedos.

- Tampoco es para tanto.

- ¿Y cómo es qué te gustan estas cosas? - preguntó Uzui - Porque la gente que veo por aquí es todo lo contrario a ti.

- Mi padre tenía un libro sobre demonios de distintas culturas. Un día lo leí y me parecieron muy entretenidos.

- Tu padre tiene cosas raras - comentó Giyuu e hizo que sus mofletes se inflaran en un puchero.

- No son raras, son fascinantes.

- A mí me resulta gracioso, ¿de verdad los conoces todos? ¿Y este? - Uzui señaló una vitrina al azar.

- Es Vetala, es un diablo-vampiro que pertenece a la mitología hindú.

- ¿Y ese?

- Un Oni, ese es japonés, ¿no es adorable?

- ¿Dónde está lo adorable? - Zenitsu analizó de arriba abajo aquel ser de color rojo con cuernos y un tapa rabos con estampado de tigre.

- ¿Y ese de allí?

- ¡Nasu! Él se transforma en mosca para colarse en los cuerpos de los recién fallecidos.

- Esto es tan irracional, ¿por qué se transformaría en mosca? De poder transformarse en alguien, podrían transformarse en algo más genial ¿no crees?

- Pero senpai, sus motivos tiene para transformarse en mosca.

- Las moscas sobrevuelan las heces, ¿de verdad hay algún buen motivo para transformarse en eso?

- No quiero escuchar ningún comentario en busca de racionalidad aquí - se cruzó de brazos.

- Oye Tanjiro, ¿y esto es un demonio? - Zenitsu se había parado frente a una estatua que contrario al resto, no daba tanto miedo ya que parecía más un ángel que un demonio - Tiene alas, a mí me parece un ángel.

- Ah, ese es...

- Lucifer - la duda de Zenitsu no fue respondida por Tanjiro sino por otra persona al lado de la figura. La oscuridad de la sala no les permitía ver con claridad a ese hombre, aunque sí pudieron identificar el sombrero que llevaba al igual que unos mechones ondulados que sobresalían y unos brillantes ojos rojos.

- Sí... Lucifer - Tanjiro se puso al lado del desconocido - "El ángel caído", ¿no suena poético?

- ¿Caído? ¿Acaso no tiene alas? ¿Se puede caer con eso?

Tanjiro se preparó alegremente para resolver la duda de Uzui pero el hombre a su lado se volvió a adelantar.

- Lucifer fue la mayor creación de dios y tal vez uno de sus peores errores, un ángel hermoso e inteligente, un querubín, lo cual implicaba que tenía dos pares de alas. Lucifer era distinto al resto de ángeles, sobresalía tanto que no tardó en percatarse de que merecía estar en un puesto superior, un puesto equiparable al de dios. Su orgullo y soberbia le acabó conduciendo a una rebelión contra su creador para expulsarle de su trono, el resultado fue que perdió y acabó expulsado del cielo y sentenciado en el abismo.

- Vaya... - Zenitsu se acercó más a la figura para observarla más de cerca - Me parece curioso que un ángel se transforme en demonio.

- Se piensa que los ángeles son puros e imposibles de corromper - los ojos rojizos del hombre con sombrero se clavaron disimuladamente sobre la figura de Tanjiro que observaba atentamente la figura de Lucifer - Pero mientras tenga consciencia, mientras sienta... cualquiera puede caer.

Aunque Tanjiro no notó como el hombre le miraba, Giyuu sí y la verdad es que eso no le gustaba nada así que se coló entre medias para dificultar la visión del desconocido. Al sentirle tan de repente a su lado, Tanjiro le quiso preguntar que pasaba, pero cuando devolvió la vista al hombre de ojos rojos, Giyuu se encontró con que ya no estaba.

- ¿Tomioka-senpai? ¿Estás bien?

- Sí - miró a su alrededor, solo estaban ellos y grupos de chavales góticos y adoradores del infierno, no había ni rastro del hombre del sombrero, como si nunca hubiera estado allí.

- Si te sientes mal podemos vol...

- No - negó suavemente y señaló otra vitrina - ¿Ese qué demonio es?

- ¡Ah! Pues ese es...

Ignoró la mala sensación que le dio el hombre del sombrero y continuó recorriendo la exposición junto a Zenitsu y Uzui mientras que Tanjiro explicaba la historia y origen de cada demonio expuesto.

Genya se encontraba junto a Inosuke ocultos detrás de unas rocas en la playa. Ambos chicos intercambiaron miradas con las que se dijeron todo, asintieron con la cabeza y se dispusieron a salir de su escondite pero solo salió Genya ya que Inosuke solamente hizo el amago y volvió detrás de la roca. El resultado fue que al lanzarse a atacar con su pistola de agua, fue disparado antes por Yuichiro que se encontraba al otro lado. Cuando el gemelo mayor soltó el gatillo y de su pistola dejó de escapar agua, Genya se giró rabioso hacia la roca.

- ¡¿Qué mierda?! ¡Esto era un ataque en equipo!

- ¡En los equipos nunca falta el que se sacrifica! - Inosuke salió de la roca pero a una velocidad tan rápida que a Yuichiro no le dio tiempo de apuntarle y solo conseguía mojar con su pistola de agua a la arena.

- ¡Quédate quieto, cerdo veloz!

- ¡JAJAJAJAJA! ¡No soy un cerdo, soy un jabalí! - con destreza acabó detrás del chico y le encañonó la espalda para atacar pero un chorro de agua le mojó a él antes de eso - ¡AH! ¡Un ataque por la espalda! - al girarse, miró como Muichiro bajaba la pistola con la que le acababa de mojar - Que rastrero.

- Confusión. Es lo que tú planeabas hacer.

- Pero lo mío sí vale.

- ¿Qué más da? Perdisteis - Yuichiro fue a celebrar con su gemelo chocando los cinco - ¡Torpes, torpes! Os debería dar vergüenza que unos chicos de secundaria os den semejante paliza.

- Duda, ¿quieres llorar en mi regazo, Genya?

- ¡No! Podemos perder la batalla, pero no la guerra.

- ¡Eso, eso, queremos la repancha!

- Revancha.

- En realidad es lo mismo.

- En realidad no.

- Que ruidosos - a unos metros de distancia, Daki se encontraba junto a Kanao intentando confeccionar un castillo de arena decente aunque para su mala suerte, todos sus intentos se acababan desmoronando - Tch, menuda mierda.

- Lo ideal para un castillo consistente es construirlo con arena próxima al mar porque ya se encuentra húmeda y antes de comenzar a asentarlo, debes construir un piso de arena para que se asiente allí.

- ¿Incluso sabes de estas cosas? - Daki se echó a un lado para mirar a su hermano tumbado en una de las toallas, parecía estar disfrutando de un plácido sueño o eso pensaba porque las gafas de sol le impedían descubrir si estaba despierto o no - ¿Por qué no me hace caso?

- Tal vez piense que como chica, debas relacionarte con otras chicas. Es común que quiera que busques apoyo en otras féminas, después de todo, él no podrá aconsejarte con problemas menstruales.

- Cállate - Daki golpeó la arena para que esta acabara salpicando a Kanao - A pesar de que pareces un robot, en el fondo eres una chica. Dime, ¿a qué venía la pregunta de esta mañana? ¿Acaso te interesa tanto alguien que quieres hacerlo con él?

- Respecto a eso - los ojos de Kanao fueron a parar a Inosuke discutiendo con Yuichiro - Biológicamente, los hombres y las mujeres están diseñados para reproducirse juntos, con lo que cabe de esperar que mantenga relaciones para perpetuar mi línea de sangre.

- ¿Qué mierda? ¿Cuántos años crees que tienes para estar pensando en tener hijos? ¿Y qué es eso? ¿Acaso crees que el sexo es algo que solo se hace por necesidades biológicas?

- ¿No es así?

- ¿Eres humana? Dios... - Daki estampó su mano contra su rostro por la frustración que le causaba esta conversación - No puedes tener sexo justificándolo como necesidad biológica o algo así.

- Pero...

- El sexo se tiene cuando te gusta un chico de verdad, si no te gusta, entonces ni te molestes en abrir las piernas.

- ¿Gustar? - miró disimuladamente a Inosuke disparando ahora como venganza al gemelo mayor - ¿Y qué implica eso exactamente? Los estudios teóricos sobre el amor son muy controversiales.

- No sé - se encogió de hombros - Simplemente alguien te gusta y ya.

- Hmm... es una respuesta bastante ambigua. ¿Qué hay de ti? No me contestaste a si has mantenido relacio...

- ¡¡Chicos!! - Mitsuri llegó cargando una enorme sandía que abultaba casi el triple que ella - ¡¡Os he traído un pequeño aperitivo!!

- Ah... ¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAH!!!!!!!! - Genya soltó la pistola y se tapó los ojos ante el espectáculo de ver rebotar los pechos de la chica en el pequeño y apretado biquini que había decidido llevar hoy - ¡¡¡Piriiiiiiiiiiiii!!!!

- ¡No te escucho, Genya, voy para allá!

- ¡¡¡¡¡NIIIIIIIIIIIII!!!!!!!

- Oh, bueno - se dirigió hacia las toallas debajo de las sombrillas donde ya se encontraban Nakime y Gyutaro y hacia donde se dirigieron el resto - No es verano si no hay sandía, ¿no creéis?

- ¿Y de dónde la has sacado? - le preguntó Yuichiro - Es exageradamente grande.

- Es que somos muchos y no quería que nadie se quedase con hambre. ¡Muichiro-kyun~! ¿Quieres que te alimente?

- No.

- ¡Joooooo! ¡Que frío! ¿Qué hago entonces con todo mi amor?

- Otorgárselo a otra persona.

- Jooooooo, jooooo, jooooo - la chica se puso de morros - Pero yo quiero dárselo a Muichio-kun. Bueno, qué más da - no tardó en recuperar su buen humor y comenzó a rebanar la sandía para repartir los trozos entre los demás - Disfrutad.

- ¡A comer! - Inosuke pegó un enorme bocado con el que engulló la mitad del trozo que tenía - ¡¡Waaa, que sosa!!

- Es sandía, no melón, que esperas - Genya pegó también un bocado, aunque más pequeño que el del bruto chico jabalí - Pero a mí me encanta.

- ¡¿En serio?! - Mitsuri le preguntó emocionada y casi causa que Genya se atragante con la sandía que estaba comiendo.

- Hmmm.... hmmm... - el rostro de Genya se fue poniendo cada vez más rojo, intentó mirar a Mitsuri a los ojos, pero se dio por vencido debido a su incapacidad de hablar con chicas y se dejó caer entre los brazos de Yuichiro para llorar por la frustración.

- No llores, Genya, cuando nos casemos, podemos no invitar a ninguna chica.

- Protesta. No creo que seas la persona con la que Genya se unirá en matrimonio.

- Genya es muy lindo, debe verse tan hermoso vestido de novio - el comentario puro y sin ningún motivo oculto de Mitsuri causó que la vergüenza en Genya se incrementara hasta niveles nunca antes vistos, dejándole incluso al borde del llanto.

- ¿Está bien? - cuestionó Gyutaro mientras desgarraba la sandía con sus afilados dientes.

- Sí - Yuichiro acarició con cariño la cabeza de Genya - Es solo alguien tímido.

- La vergüenza a hablar con chicas es más común en la adolescencia de lo que creéis - Kanao decidió aportar un poco de información - No obstante, si persiste, tal vez debas acudir a psicólogos.

- Nah, no hace falta, yo soy mejor que un loquero - Inosuke se señaló a si mismo con confianza - Haciendo un análisis profundo del impaciente...

- Paciente - corrigió Muichiro en sustitución de Zenitsu.

- Sí, sí, es lo mismo. Puedo decir que su trauma se debe a una obsesión con los penes, es decir, no habla con chicas porque ama con locura los penes. ¿Solución? Que se meta uno o dos en la boca.

- ¡¡Istípidi!! - Genya se alejó de los brazos de Yuichiro y le lanzó arena de la playa a Inosuke. La escena, curiosa aunque graciosa, causó varias risas en Mitsuri que cautivaron completamente a Nakime.

- ¿Tu móvil apareció? - al acordarse de ese hecho, Kanao decidió preguntarle a Daki para recibir una negación como respuesta.

- Que va, ni idea de donde está.

La aparentemente tranquila y pacífica tarde de juegos en la playa fue interrumpida de golpe cuando los móviles de todos comenzaron a vibrar. En la mayoría se reflejaba el mensaje de un número no guardado mientras que en el de Gyutaro se observaba que era un mensaje mandado desde el número de su hermana.

- ¿Qué es esto? - sin dejar de comer sandía, Inosuke abrió el mensaje en su móvil, viendo varias fotos de Nakime posando frente al espejo de la habitación vistiendo la ropa de Mitsuri e incluso imitando su peinado - Ah, pero si es la chica del flequillo largo. ¿Qué haces, cosplay?

- Esta ropa... ¿es suya? - Yuichiro arqueó una ceja - No parece lo que suele llevar.

- No es suya - Muichiro miró de reojo como Mitsuri se había quedado con la boca abierta viendo la foto en su móvil.

No hubo muchos comentarios más, solo silencio y tensión tras haber visto las imágenes. Al tratarse de una chica, Genya no fue capaz de decir nada, pero veía claramente como Nakime había comenzado a temblar mientras observaba las fotos recién enviadas. Era obvio que se debía sentir avergonzada, incluso algo humillada porque quien hubiese enviado esto tenía claramente un fin dañino y parece que lo había conseguido. La escena era tan tensa y tan incómoda que no les quedó de otra más que esperar a que Mitsuri hiciera algún comentario, pero la chica seguía mirando perpleja como Nakime modelaba en las fotos imitándola a ella. No podía negar el hecho de que era algo extraño, pero más allá de que la chica haya tomado su ropa y se la haya puesto sin permiso, algo más llamaba su atención, el ángulo y distancia de las fotos, parecían no haberse hecho desde un ángulo visible, más bien parecía que habían abierto la puerta y habían sacado la foto.

¿Quién había hecho eso? ¿Un pervertido? Si alguien había conseguido abrir la puerta, le podrían haber hecho algo peor a Nakime que sacarle un par de fotos y eso la preocupaba. No obstante y aunque no fueron las mejores palabras, su mente solo pudo expulsar los pensamientos que tenía hacia ese pervertido sin rostro que había sacado sin permiso fotos a una chica.

- Que asco...

El mundo de Nakime pareció detenerse justo en ese segundo. Los ojos verdes parecían mirar con desaprobación la foto, aunque ella no comprendía que a quien en verdad desaprobaba era a quien se había atrevido a sacarla, con lo que su pálida piel comenzó a sudar de los nervios. Estaban al aire libre, pero sentía como si ni una gota de oxígeno llegara a sus pulmones, respirar se le estaba dificultando, tal vez se tratase de un ataque de ansiedad. El ver como el resto se la habían quedado mirando sin saber bien ni que decir ni que caras poner no ayudó. Se sentía aplastada, humillada y terriblemente avergonzada. Le habría parecido perfecto que una ola enorme del mar se la tragase allí mismo.

No estaba dispuesta a permanecer ni un segundo más allí así que sin pensárselo, se puso de pie y salió de allí corriendo. Solo al sentir como la chica huía, Mitsuri pudo caer en lo que acababa de decir y en el malentendido que podía haber creado.

- ¡Espera! ¡Nakime-chan, yo no me refería a...! - sus gritos fueron en vano, Nakime había cogido bastante distancia y los sollozos que había comenzado a emitir le dificultaban escucharla.

Mitsuri se quedó mirando destrozada como Nakime se alejaba. No se explicó bien, había sido malinterpretada y la había causado mucho daño.

Nada había sido adrede y aun así, se sentía como la peor persona sobre la tierra.

A cierta distancia de ellos, se encontraba una mujer de piel pálida y ojos rojos cubriéndose con un parasol. Entre sus manos se encontraba el móvil que anteriormente había cogido prestado de la habitación de Daki para sacar la foto y sembrar el pánico. Todo iba por buen camino.

- Eres prometedora, Nakime - guardó el móvil, ya se encargaría de devolverlo después y sacó otro objeto interesante que se encontró en el hotel donde sus víctimas se hospedaban. Un pendiente simulando una carta hanafuda, idéntico al que llevó ese chico que hace unos años le hizo pasar más de un dolor de cabeza - No me decepciones.

- Aquí tiene, su valle de lágrimas con almas arrepentidas buscando el perdón cubiertas de una capa de sangre - anunció la camarera desganada mientras dejaba el plato que en realidad era un helado frente a Tanjiro - Es el especial de nuestro cocinero.

- ¿Cómo se llama?

- Se llama raja hígados.

- Oh.

- Los amigos le llaman Kevin.

- Dale las gracias a Kevin-san de mi parte por favor.

- Lo que sea.

La camarera hizo explotar una pompa de chicle y se marchó de allí dejando a Zenitsu y Giyuu mirando con duda el postre pedido por el pelirrojo.

- ¿De verdad te vas a comer algo tan raro?

- Es un helado y mira, estas virutas de chocolate parecen mini calaveras ¿no son adorables?

- Pues no...

- Todo tiene nombres tan raros - comentó Uzui mientras intentaba buscar en la carta algo que supiera que es - ¿Tú como sabes lo que son?

- ¿Hmm? Pues porque es evidente.

- No lo es - dijeron todos al mismo tiempo haciendo pestañear confuso a Tanjiro.

Tanjiro se encogió de hombros, no entendía como era que el resto no entendía el menú, pero si estaba en su idioma. Se hizo con la cuchara y la hundió en el helado para llevársela directa a su boca, sus mejillas no tardaron en adquirir un pequeño rubor por lo delicioso que estaba.

- Está tan bueno como da a suponer su nombre.

- ¿Lo hace? - Uzui volvió a mirar el menú.

- Sí, ¿queréis probarlo? - volvió a meter la cuchara para ofrecerle su contenido a Giyuu - ¿Quieres, senpai?

- ¿Eh? Bu-bueno... - abrió un poco la boca para dejarse alimentar, aunque un pensamiento fugaz llegó a su cabeza. Si se metía en la boca una cuchara que antes había estado en la boca de Tanjiro... ¡¿No era eso un beso indirecto?!

- ¡Waaa! Pero senpai... - como ante tal pensamiento, Giyuu cerró la boca al instante, la cuchara de Tanjiro acabó chocando de lleno con la boca cerrada de Giyuu y un poco de helado se derramo por la ropa del mayor y otro poco se dejó escurrir por los dedos y la mano de Tanjiro.

- Perdón.

- No pasa nada - dejó la cuchara sobre la mesa y procedió a limpiar lo poco que había escurrido por su mano con la lengua - Es lo bueno de que sea helado, que puedo limpiarlo así.

Giyuu se quedó mirando asombrado como la lengua de Tanjiro salía de su boca para recorrer de una manera tan inconscientemente sensual su propia piel.

- Como es helado... ¿se puede limpiar con la lengua?

- Sí, supongo que sí.

Giyuu bajó su rostro rápidamente a su propia entrepierna, suspiró desilusionado cuando vio que no había ni una gota de helado allí. Tal acción no pasó desapercibida por Zenitsu que miraba con una ceja levantada la particular actitud del azabache con el líder del club.

- Tanjiro, ¿me acompañas al baño?

- ¿Por? - preguntó mientras volvía a tomar una cucharada de helado y la acercaba una vez más a Giyuu.

- Acompáñame, es importante.

- Vale - esta vez Giyuu había abierto la boca pero Tanjiro devolvió la cuchara al cuenco de helado antes de poder darle nada.

El rubio se levantó rápidamente de su sitio y se dirigió a los baños con el pelirrojo detrás. Una vez allí y solos, comenzó a juguetear nervioso con sus dedos pensando cual sería la mejor manera de comentar a Tanjiro el problema actual.

- Tanjiro... ¿cómo te lo digo?

- No hace falta que lo digas, ya sé lo que pasa.

- ¿En serio?

- Claro - le sonrió - Quieres que Tomioka-senpai y yo nos vayamos para dejarte a solas con Uzui-senpai, ¿por qué no me lo has dicho antes?

- ¡¿Qué?! ¡Claro que eso no es!

- Mentiroso jajaja.

- Lo que quería decirte era... ¿n-no notas a Tomioka algo raro últimamente?

- Tomioka-senpai es... particular, así que no sé qué defines por comportamiento raro.

- Pues a que se pega a ti, te defiende ante cualquier comentario borde de Gyutaro e incluso se apunta a una actividad como esta solo porque tú querías venir, ¿no te parece raro?

- Hmm... no.

- ¿No? ¿Acaso has olvidado cómo era cuándo le conocimos? No soportaba el estar con más gente y ahora mira como está.

- Es bueno que Tomioka-senpai cambie a mejor.

- No te equivoques, no digo que esté mal el que se esté volviendo más social pero es que lo que está mal... - suspiró, no sabía como tratar esto - Oye, Tanjiro, ¿a ti todavía te gusta Rengoku?

- Sí, claro que sí.

- Pues tal vez deberías recordárselo a Tomioka.

- ¿Por qué?

- Pues porque... - Zenitsu enrojeció, de verdad que le daba vergüenza este tema - Porque creo que le gustas.

- ¿Eh? ¿Yo? - se señaló a si mismo.

- Sí.

- Pero... - la conversación que Giyuu mantuvo con Tsutako llegó a su mente, en ella la chica hacía alusión a que su hermano se encontraba enamorado - Pe-pero...

- Creo que si no le dejas bien claras las cosas... podría haber malentendidos.

Tanjiro agachó un momento la mirada pero la volvió a levantar con una sonrisa.

- No creo que Tomioka-senpai esté enamorado de mí, pero sí que parece estar enamorado de alguien, puede que eso sea lo que le está motivando a cambiar. El amor solo hace bien.

Zenitsu suspiró, menudo ingenuo cabeza hueca era su amigo. Por otro lado, en la mesa de la cafetería seguían Giyuu y Uzui, el primero observaba la cuchara abandonaba por Tanjiro como si fuera lo más interesante del mundo mientras que el otro le miraba divertido, mirada que no pudo pasar por alto.

- ¿Qué?

- Te gusta.

- ¿Perdona?

- El pelirrojo, pero tranqui, creo que a él también le gustas.

- Gracias por una opinión que nadie ha pedido. A Tanjiro le gusta otro chico.

- ¿Y?

- ¿Cómo que "y"?

- ¿Esa es tu excusa?

- ¿A qué te refieres?

- Nada, nada, es que veo una excusa muy conveniente esa de "es que le gusta otro", ¿por qué no me has contestado simplemente "no me gusta"?

- No voy a hablar de esto contigo, es estúpido.

- ¿Sabes? A mí me gusta Zenitsu.

- Debe ser la noticia más nueva que tengo - contestó con sarcasmo provocándole una risa.

- Le dije que me gustaba.

- ¿Y?

- Me dijo que le gustaba otro chico. Parece que tenemos más cosas en común de las que puedes pensar, ambos somos dos tontos enamorados y a nuestros intereses amorosos ya les gusta otro, pero ¿sabes por qué no podemos tirar la toalla con ellos?

La atención de ambos chicos fue a parar a las puertas del baño donde Tanjiro y Zenitsu salían conversando, por la cara de emoción de Tanjiro seguro que de alguna cosa de los demonios que tanto le gustaban, se notaba además en la sonrisa por compromiso que tenía Zenitsu para que su amigo no pensase que lo que hablaba le aburría. Aunque seguían mirando a los más jóvenes, Uzui no dejó de hablar mientras una sonrisa de bobo enamorado se dibujaba en su rostro.

- No tiramos la toalla porque nos provocan maripositas en el estómago, hacen que nos suden las manos, que la cabeza nos dé vueltas, que digamos tonterías al hablar, que se nos trabe la lengua, que actuemos como estúpidos, que se nos acelere el pulso y que nos preguntemos "¿cómo hace este chico para no salir de mi cabeza?". No renunciamos porque no todo el mundo es capaz de hacernos sentir esas cosas y eso es precisamente lo que les hace especiales - los ojos de Uzui por fin se despegaron de Zenitsu para ver a Giyuu que seguía admirando a Tanjiro - ¿No opinas igual?

Le había escuchado perfectamente, aunque no hubiese dado signos de ello, estaba demasiado ocupado observando lo hermoso que se veía el chico riendo, pero no era solo riendo, también cuando hacía pucheros, cuando se preocupaba, cuando se esforzaba, cuando actuaba imprudente, cuando se volvía un cabezota, cuando despotricaba sobre demonios o cuando se enfada. Todas sus facetas eran hermosas y... únicas, porque no cualquiera se ve así frente a sus ojos. No cualquiera le hacía sentir como si tuviera fiebre a su lado, no cualquiera hacía que sus latidos aumentaran así, no cualquiera le hacía olvidarse del mundo a su alrededor y lo más importante, no todo el mundo le hacía replantearse si estar solo es realmente lo que ha querido hasta ahora.

Y precisamente por todo eso puede que Tanjiro fuese tan especial.

La noche había caído ya en la playa, las farolas se habían encendido y los negocios se encontraban cerrando sus puertas. No obstante, los restaurantes y las discotecas se mantenían abiertas por lo que el tráfico de gente continuaba por la calle, aunque eran principalmente turistas. Entre tanta gente vestida elegantemente para cenar o simplemente para bailar se encontraba Nakime que caminaba cabizbaja sin un rumbo fijo. Sabe que debería volver al hotel, no puede ignorar para siempre a Mitsuri y a los demás pero ahora mismo se sentía tan avergonzada que dudaba de si sería posible volver a mirarles a la cara. Mitsuri la había visto vestida como ella y había dicho que era asqueroso, el solo recordar aquello hacía que le entrasen ganas de llorar.

- Le doy asco...

- ¡...! - Nakime miró alrededor, ¿quién había dicho eso? ¿Acaso no había sido... ella? Pero sus labios no se habían movido.

- No solo a ella...

Frenó de golpe, de repente le pareció que todos los turistas la miraban a ella con afilados y brillantes ojos rojos. ¿Por qué? ¿Por qué se la quedaban mirando?

- Me miran... porque me juzgan... ¿por qué...? ¿No pueden dejarme sola? Solo quiero... estar sola, para que nadie me vuelva a lastimar.

Se tapó los oídos, sabía que esa voz no era suya, a pesar de que sonaba como ella.

- Si tan sola quieres estar... ¿no hay un lugar perfecto para ello?

Nakime levantó el rostro de repente, dejando ver un poco de uno de sus oscuros ojos entre su flequillo. Su mirada se encontraba fija en la casa encima del acantilado, la mansión Ubuyashiki que ahora mismo debía encontrarse vacía, el único sitio que podría servirle como refugio ahora mismo. Sin pensárselo dos veces, salió corriendo hacia allí, chocando con algunas personas por el camino pero no molestándose en disculparse. Cuando llegó frente a la mansión, por fin se dio cuenta de que no llevaba la llave con ella por lo que su recorrido había sido en vano. ¿Y qué hacía entonces? Volver al hotel no era para nada una opción. Pensó en marcharse, pero la puerta se comenzó a abrir lentamente con un chirrido que le puso los pelos de punta. ¿Acaso no la cerraron bien el otro día? ¿Se quedó abierta? ¿Y se abría justo cuando ella pasaba? Todas esas dudas le dieron igual, lo único que quería ahora era un lugar donde aislarse y ese le venía perfecto.

Empujó la puerta y se adentró en el sitio, recorriendo todos los rincones con la mirada por si había alguien de verdad ahí dentro. Su mirada pasó por la ancha escalera que llevaba al piso de arriba, no había nadie, así que recorrió con la mirada los alrededores de la escalera, cuando volvió a fijarse en ella, esta vez sí había alguien. Por el susto cayó hacia atrás, aterrizando sobre su propio trasero. La mujer parada en la escalera tenía la piel pálida, los ojos rojos y un recogido en el pelo que dejaba escapar dos mechones ondulados. El uniforme de su escuela no fue lo único que la delató, solo con su rostro, Nakime ya la reconoció como la chica que conoció en los baños de la escuela, pero ¿qué hacía aquí?

- Buenas noches, Nakime - con elegancia, comenzó a descender por la escalera. Al sentirla cada vez más cerca, Nakime comenzó a retroceder todavía tirada en el suelo - No tienes por qué temer, estoy aquí para ayudarte.

Eso la confundió, se preparó para salir corriendo en cualquier momento, pero le sorprendió como al terminar de descender por las escaleras, la chica no se dirigió hacia ella sino hacia la puerta del sótano. Una vez frente a ella, Muzan se giró.

- Sé que esa gente se ha portado mal contigo, pero tranquila, aquí no podrán volver a hacerte daño.

Muzan abrió la puerta del sótano y bajó por ella, recuperando un momento la lucidez, Nakime se puso de pie para marcharse de allí pero justo al momento de darse la vuelta, Muzan apareció frente a ella, haciendo que se cayese otra vez por el susto.

- ¿De verdad quieres irte, Nakime? - se agachó para ponerse a su altura y ofrecerle la biwa que había recuperado del sótano - ¿No te importa volver con ellos? ¿Ni qué se vuelvan a burlar de ti? ¿Acaso...? - alargó su brazo para acariciar uno de los largos y lisos mechones de Nakime - ¿No es sola como mejor estás? ¿No son molestos el resto? Puedes quedarte aquí, puedes volver este sitio tu fortaleza. El sitio donde puedes estar encerrada... para siempre. No tendrás que hablar con nadie, no tendrás que soportar a nadie, ni miradas, ni comentarios. No necesitas a nadie, Nakime - Muzan sonrió, dejando ver sus largos colmillos - Y nadie te necesita a ti, ¿no salen todos ganando?

Sus palabras comenzaron a calar en ella, pero su mano viajó hacia un trozo de papel que tenía guardado, se trataba del número de Tanjiro. Ese chico se había ofrecido a ayudarla. Viéndola titubear, Muzan frunció el ceño y tomó su mano libre para hacerle coger la biwa.

- Nakime, ellos no son tus amigos. ¿No recuerdas acaso como Kanorji Mitsuri ha dicho que le das asco? Quédate aquí, aíslate y si alguien viene a molestarte... - de detrás de su espalda sacó la púa para tocar la biwa - Deshazte de él, ¿vale? - todavía titubeaba con el papel en su mano así que se lo arrebató y lo dejó caer en cualquier rincón de la habitación - No les importas, Nakime, pero tampoco los necesitas. Estás bien sola, es lo que quieres ¿o no?

Estar sola... ¿era lo que quería? No pudo evitar pensar en el sonriente y animado rostro de Mitsuri pero esas bonitas memorias fueron empañadas por la cara de espanto que puso al verla vestida como ella. En un impulso, tomó la púa de la biwa y la apretó contra su pecho al igual que el instrumento, la sonrisa de Muzan no hizo nada más que ensancharse.

- Que tu melodía resuene, Nakime, la melodía de la soledad.

Nakime colocó el instrumento en posición, dejando el mástil reposar en una de sus manos mientras que apoyaba la parte de abajo en su regazo. Observó detenidamente la púa en su mano libre, sus uñas habían comenzando a crecer, al igual que su pelo cuyos mechones se extendían hacia cada rincón posible de la habitación. Lentamente, acercó la púa a las cuerdas de la biwa y las frotó, provocando un chirrido a sus espaldas. El suelo y las paredes se movían, la madera de las escaleras se levantaba y los objetos que reposaban sobre los muebles habían acabado cayendo al suelo.

Por fuera la mansión seguía viéndose normal, por dentro se estaba transformando en un caos. Una prisión para encerrar a un alma solitaria como Nakime.

- Me lo he pasado tan bien - Tanjiro se estiró dentro del autobús, llevaba dos bolsas llenas de recuerdos - Una pena que los demás no hayan querido venir. ¿Qué habrán estado haciendo?

- Habrán estado en la playa - le respondió Zenitsu mientras hurgaba en una de las bolsas de Tanjiro - ¿Era necesario que compraras esto? - sacó una figura de un gato mitad demonio - ¿Para quién es? ¿Para Nezuko-chan?

- Para Himejima-senpai. Le gustan los gatos.

- Ah...

- Ahí debes llevar un regalo para cada persona que conoces ¿no, pelirrojo?

- Más o menos.

- Casi te llevas la tienda entera.

- Me gustan las tiendas de regalos.

- Las tiendas de regalo son una trampa para que compres cosas estúpidas - Giyuu no tardó en dar su cruel pero sincera opinión.

- ¿Ah? ¿Qué tiene de estúpido este sacapuntas con cara de demonio?

- ¿Hace falta que lo diga?

- Deberías haberle comprado algo a Tsutako-san.

- No creo que allí hubiese algo para ella.

- Hmm... - Tanjiro metió la mano en la bolsa y sacó una taza verde con forma de cara de kappa - Pues yo la he comprado esto.

- Tanjiro... - Zenitsu se quedó mirando con asco la taza - Da grima...

- ¡Jajajajajaja! Pero que gustos tan buenos, a mí me gusta - Uzui levantó el pulgar en señal de aprobación.

- ¿Verdad? Los demonios de la mitología japonesa son muy lindos.

El autobús se detuvo y los cuatro bajaron. La noche ya había caído completamente por lo que todas las farolas se habían encendido, iluminando cada rincón salvo el mar debido a que eran las estrellas las que se encargaban de eso.

- Trae - Giyuu le arrebató una de las bolsas y cargó con ella - Deben pesar.

- Sí, muchas gracias, senpai.

- Vamos - Giyuu comenzó a caminar detrás de Uzui y Zenitsu que iban más adelantados, aunque Tanjiro se dispuso a seguirlos, se quedó quieto en su sitio.

- Tomioka-senpai.

- ¿Qué? - se detuvo y se giró para mirarle.

- A ti... ¿a ti yo te...? - las palabras dejaron de salir de su garganta cuando se preguntó el por qué de su pregunta.

¿Qué haría exactamente con su respuesta? ¿Y qué haría... con lo que implicaría una respuesta afirmativa?

- ¿Ocurre algo? - al verle callarse de repente, Giyuu se le quedó mirando preocupado.

- No... no es nada. Bueno... en realidad... ¿qué es lo que piensas de mí?

- ¿Eh? - sus cejas se levantaron al no esperarse esa pregunta ahora mismo - ¿A qué viene eso?

- ¿Qué sientes cuándo me ves?

- No entiendo por qué...

- Mejor déjalo - le dedicó una sonrisa forzada - No sé por qué te he preguntado eso, lo siento.

Aunque Uzui y Zenitsu iban más adelante, la buena capacidad auditiva que compartían les permitió enterarse de cada cosa de la que ambos hablaban. Uzui sonreía con nostalgia al verse reflejado en parte en Tomioka mientras que Zenitsu miraba triste hacia el suelo. No hacía falta escuchar la respuesta de Giyuu para saberla y la verdad es que le preocupaba que esos dos acabasen como él y Uzui, porque las relaciones son de dos, cuando hay tres, eso ya es un problema.

- ¡YASMINE! - un potente grito procedente de un chico con rostro femenino enganchado a una farola llamó su atención. Al ver de donde procedía confirmaron que efectivamente era Inosuke enganchado a una farola y gritando - ¡¿DÓNDE ESTÁS, YASMINE?!

- ¡Cerebro de guisante! - Genya llegó corriendo hacia él - ¡Que se llama Nakime!

- ¡¿AH?! ¡¿Y qué nombre estoy diciendo, come penes?!

- ¡QUE YO NO COMO PENES!

- Bla, bla, bla, escupe el semen de la boca y luego vuelve a hablarme.

- Pero serás... - motivado por la rabia, Genya intentó escalar la farola pero no tenía tanta habilidad como Inosuke que se burlaba al ver que no podía alcanzarle - ¡Baja de esa farola y pelea como un hombre!

- ¡Genya! - Yuichiro llegó acompañado de Muichiro y se enganchó de la camisa de Genya para devolverle al suelo - ¡Deja de hacer el tonto y busca en serio a Nakime!

- ¡A ello voy! ¡Pero después de darle una paliza a este!

- ¡Buuuuuuu! - le sacó la lengua en señal de burla.

- ¡Baja!

Muichiro observaba hacia arriba como Genya escalaba un poco de la farola y luego miraba hacia abajo por como se escurría y caía. Su atención se desvió por un momento de la farola y se centró en los cuatro chicos a unos cuantos pasos de distancia.

- Tanjiro.

- ¿Ah? / ¿Eh? - Genya e Inosuke se empujaron sus caras ya con ambos en la alto de la farola - ¡Tanjiro! / ¡Gonpachiro!

- ¿Qué pasa? - el pelirrojo salió corriendo hacia donde se encontraban con el resto detrás - ¿Le ha pasado algo a Nakime-san?

- Pues... - Yuichiro intercambió miradas con su gemelo para después sacar su móvil y enseñar la foto de Nakime vestida con la ropa de Mitsuri - Esta foto nos llegó a todos, a Kanorji le pareció asqueroso que alguien se colase en la habitación para fotografiarla, pero... no se explicó bien y Nakime pensó que era ella la que le daba asco por coger así su ropa.

- ¿Qué...? - el rostro de Tanjiro se descompuso al imaginarse lo avergonzada y dolida que debía haberse sentido Nakime - ¿Dónde está?

- Información desconocida. Nakime salió corriendo después de eso. No conseguimos encontrarla.

Tanjiro apretó la bolsa entre sus manos y se dio la vuelta hacia el resto.

- ¡Nosotros también la tenemos que buscar!

Uzui, Zenitsu y Giyuu asintieron ante la propuesta, pero antes de hacer cualquier cosa, Uzui se dirigió hacia los gemelos y los locos de la farola.

- ¿Dónde está Kanroji?

- La niña de trenzas fue a buscarla a la mansión del director feo.

- Esa chica es muy sensible, debe sentirse fatal.

- Ella no quería dejar sola a Nakime-san - con algo de tristeza, Tanjiro agachó la mirada - Y las cosas han acabado así... ¡Inosuke, Genya! - con decisión, elevó su rostro - Seguid por esta zona, los Tokito pueden adentrarse en la ciudad, Uzui-senpai y Zenitsu las afueras y Tomioka-senpai y yo la playa. ¿Dónde fueron Kanao, Daki y Gyutaro-senpai?

- En el hotel - Genya fue quien le contestó - Por si Nakime decidía volver.

- Vale, vamos entonces.

Todos se desplegaron por las zonas que les indicó Tanjiro. Mientras esto ocurría, Mitsuri acababa de llegar frente a las puertas de la mansión Ubuyashiki. Miró a los alrededores pero no había rastro de Nakime.

- Nakime-chan...

Rebuscó por los arbustos cercanos, por los árboles y en un estúpido e ingenuo intento hasta buscó debajo de una piedra. Se sentía verdaderamente frustrada por ser la culpable de todo esto, si tan solo se hubiera expresado mejor no habría acabado ocurriendo esto. Miró la fachada del edificio, podía estar ahí dentro pero en realidad la chica no tenía las llaves con lo que era imposible o eso pensó hasta que vio como la puerta se encontraba entreabierta.

- ¿Ladrones...? - se asustó pensando lo peor pero se tranquilizó al pensar que se podía tratar de Nakime - Debería avisar a los demás.

Se dio la vuelta dando la espalda a la casa para sacar su móvil y buscar entre sus contactos el de Kanao. Al localizarlo, intentó presionar el icono de llamada pero un chirrido a sus espaldas la estremeció y una mano tapándola por detrás la boca y tirando de ella hacia dentro fue lo que terminó de impedirla hacer cualquier cosa. Su móvil se estrelló contra el suelo y la puerta de la mansión se acabó cerrando después de dejar atrapada a su nueva víctima.

- ¡¡Nakime-san!! - Tanjiro gritó con todas sus fuerzas a la orilla de la playa.

La zona no era que estuviera muy iluminada, pero con la poca que había les servía para identificar que allí no había nadie más aparte de ellos.

- No está por ningún lado... - sus ojos burdeos volvieron a recorrer los alrededores, pero no había ni un alma.

- Tanjiro - Giyuu se acercó hacia él - Dejemos de buscar aquí, las posibilidades de que huyera de la playa y acabara en la misma playa son remotas.

- Pero entonces... ¿dónde buscamos?

- Si ha salido corriendo porque estaba avergonzada, ha debido buscar un sitio que le permita estar sola.

- Pero aquí... - Tanjiro miró más allá de la playa, como eran vacaciones de verano, el interior de la ciudad estaba repleto de gente - Hay tanta gente.

- Debería ser un sitio desierto, sin nadie.

- Un sitio donde pudiera estar sola...

- Al que no pudiera acceder cualquiera - los ojos azules de Giyuu se clavaron en el acantilado a las espaldas de Tanjiro donde descansaba la mansión de Ubuyashiki Kagaya - Tanjiro.

- Un sitio así... - se dio la vuelta para mirar el mismo sitio que miraba Giyuu - ¿Crees que podría ser la mansión del director?

- Tal vez.

- Pero la puerta estará cerrada.

- Podría haber encontrado la manera de entrar por una ventana.

- Hmm... Kanroji-senpai me tiene también preocupado, ella solo quería ayudarla, no tenía malas intenciones. Encontremos a Nakime-san para que puedan aclarar las cosas.

El pelirrojo recibió un asentimiento de Giyuu, intentó dirigirse hacia el acantilado pero una anormal brisa fría de aire le recorrió de arriba abajo provocándole un escalofrío. Era extraño porque las temperaturas habían sido extremadamente altas, incluso a estas horas de la noche.

- Que frío - se quejó por la brisa.

Giyuu también la sintió, era raro porque no debería haber existido en primer lugar. Puede que esto en las películas pudiera ser interpretado como una señal de malagüero y puede que en la vida real igual.

- Senpai, la bolsa.

Tanjiro le intentó avisar, pero fue demasiado tarde, la marea había subido lo suficiente para salpicar la bolsa que llevaba Giyuu. Este la elevó rápidamente, viendo como el intento de logo kawaii con forma de carita de emoticono de demonio había quedado húmeda. Esto también podría ser un presagio o pura casualidad, pero el hecho de que una chica tímida, introvertida y solitaria se haya marchado corriendo a saber donde le hacía temer lo peor.

Porque los casos de Rui y Enmu los habían descubierto en la escuela, pero nadie le decía que no podían pasar fuera de ella.

- Antes de proponer a alguien que se una al club, mejor dile primero que no va a tener vacaciones.

- ¿A qué te refieres?

- ¿Te has traído esa brújula detecta demonios?

- Por supuesto - asintió emocionado - Como buen investigador de demonios, voy siempre preparado. De todas formas tenía planeado cazar un kappa, así que la necesitaba.

- Tráela y reúne a los demás.

- ¿Por qué?

- Tengo un presentimiento - volvió a mirar hacia la mansión en el acantilado - Un mal presentimiento.


Hola!!! Hasta aquí el capítulo. Nakime ya ha caído, ¿Quién pensáis que va a tomar el papel protagonista en este exorcismo para salvarla? ¿Qué va a pasar con Mitsuri? Se viene un momento muy importante para Giyuu así que no abandonéis la historia.

Gracias por leer, os quiero y nos vemos en el próximo capítulo.

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