Capítulo 18: La juventud trae conflicto
Eran las 8 de la mañana y con el sol iluminando ya las primeras olas del mar, todos habían abandonado ya el hotel y se encontraban dirigiéndose a la mansión de Ubuyashiki para continuar limpiando. Tanjiro lideraba el camino, mientras que Giyuu lo cerraba. Nadie dijo nada ante esto, aunque lo común últimamente era ver a Giyuu pegado al líder del club. Mitsuri intercambió mirandas, observando primero a Tanjiro y después girándose para ver al final a Giyuu. Como el silencio no era algo que ella dominase, decidió hablar.
- ¿Estás bien, Tanjiro-kun?
- ¡S-sí! - el pelirrojo se sobresaltó, llevaba un sonrojo en sus mejillas – Pe-penefectamente, ¡digo! Perfectamente.
- Hmmm... qué manera más rara de contestar.
- Oi – Gyutaro desaceleró sus pasos para quedar a la altura de Giyuu - ¿Qué le pasa?
- No lo sé.
- Mientes como el culo.
- Oye, oye, Gonpachiro, ¿dónde está el Monitsu? ¿Y el gorila?
- Les debió pillar la tormenta ayer. Seguramente hayan pasado allí la noche.
- ¿Y ya está? ¿Te parece bien? - le preguntó Yuichiro con el ceño fruncido - ¡Nos separaste en una habitación distinta a la de Genya para evitar que hiciéramos esa clase de cosas!
- Zenitsu es alguien sensato, sé que no ha hecho nada de esas cosas.
- ¡No lo sabes con seguridad!
- Sí lo sé.
- Disculpad – Kanao interrumpió la conversación - Si "esa clase de cosas" significa relaciones sexuales, creo que la biología nos indica que es muy probable que sí que hayan intimado. Es decir, el desarrollo hormonal adolescente implica cambios en la conducta y en el desarrollo muscular. Lo que tú puedes suponer como imposible que Zenitsu esté haciendo, puede ser ahora algo realmente posible. Las relaciones sexuales en adolescentes son algo más común de lo que piensas, el hecho que de verdad debería preocuparte es si han usado o no el profiláctico.
- Pro... ¿qué? - Inosuke se quedó mirándola como si estuviese hablando en otro idioma.
- El preservativo – la aclaración de Giyuu al final de la fila hizo que el rostro de Tanjiro acabase de colorearse de rojo completamente y comenzase a negar con la cabeza.
- ¡No, no y no! Que Zenitsu no es así.
- Lo descubriremos al llegar. Los varones que han mantenido relaciones sexuales presentan más sensibilidad en la zona de las caderas.
- ¡Que Zenitsu no ha hecho eso!
- Duda.
- ¿Y ahora qué?
Muichiro se señaló sus propias orejas.
- ¿Dónde están tus pendientes?
- Ah... - Tanjiro se palpó las orejas – He... he perdido uno de mis pendientes. Ya aparecerá.
- ¿Y eso está bien? - le cuestionó Genya – Es la primera vez que te veo sin esas cartas colgando de las orejas.
- Sí, no pasa nada. Venga, tenemos que ver si Zenitsu y Uzui-senpai se encuentran bien.
No tardaron mucho en llegar a la mansión donde Tanjiro introdujo la llave en la cerradura y empujó la puerta suavemente para permitir al resto adentrarse. Miró alrededor en busca de la familiar cabellera rubia y aunque estaba a punto de llamarle a gritos, no tardó mucho en divisarle vaciando una estantería de libros viejos para limpiarla.
- Zenitsu...
- ¿Mm? Ah, hola.
- ¿Hola? ¡¿Hola?! ¡¿Cómo que hola?! - apresuró el paso para llegar hasta su amigo y comenzar a zarandearle - ¡¿Por qué no has llamado ni nada?!
- Es que... sa-sabes que no me gustan las tormentas. Mi cerebro se anuló completamente, en lo único que podía pensar era en ocultarme de los truenos debajo de una sábana.
- ¿Solito debajo de una sábana o en compañía? - el comentario de Gyutaro salió de manera mordaz, Zenitsu solo apartó la mirada.
- ¿Qué insinúas?
- ¿Me otorgas el permiso para tocar tu cadera? -la pregunta de Kanao hizo que Zenitsu la mirase raro.
- ¿Por qué?
- Me gustaría comprobar si has realizado el acto del coi...
- ¡Ya, ya! Ya está, ¿dónde está Uzui-senpai?
- ¿Me buscabas, pelirrojo? - Uzui llegó bajando las escaleras, todos le miraron menos Zenitsu que decidió agachar la mirada y centrarse en lo bonito que era el suelo – Mira que os habéis tardado, aunque no me molesta que me dejéis tiempo a solas con mi pichón.
- ¿Qué...?
- ¡E-esto! Y-ya que estamos todos aquí, mejor ponernos a limpiar ¿no? Así podremos volver a la playa ¿no?
- ¡Sí, sí! Quiero volver y darle otra paliza al Topioka.
- ¿Qué te hace pensar que el partido de ayer fue una victoria tuya?
- Bueno, vosotros perdisteis porque os quedasteis sin un jugador, con lo que el equipo de Inosuke-sama sale vencedor. Es pura logista.
- Lógica.
- ¿Y qué he dicho?
- Empieza a limpiar ya – Zenitsu le lanzó un plumero que fue atrapado de mala gana por Inosuke. Cuando el rubio se dirigió a las escaleras para continuar con su limpieza del piso de arriba, Tanjiro le detuvo agarrando su muñeca y acercándole más a él - ¿Qué te pasa?
- ¿Has...? Ejem, ¿has hecho "eso"?
- ¿Eso? ¿El qué?
- Pu-pues... "eso", "eso", ya sabes que es "eso".
- Pues no, no sé qué es "eso". Si me quieres decir algo, dímelo de una vez.
- Se... sexo - farfulló Tanjiro con el rostro rojo intentando no mirarle a los ojos.
- ¡¿Qué?! ¡Pe-pero qué dices!
- E-es que habéis pasado la noche juntos, ¿dónde habéis dormido?
- Que hayamos dormido bajo el mismo techo no tiene nada que ver y... he-hemos dormido en habitaciones separadas - decidió mentir - ¿Y vosotros? ¿Algún accidente nocturno?
- No, los gemelos se quedaron en su habitación.
- ¿Y Tomioka?
- ¿Q-qué pasa con Tomioka-senpai?
El nerviosismo de Tanjiro al mencionar al mayor no pasó desapercibido por Zenitsu.
- ¿Él también se quedó en su habitación?
- S-sí, él y la Torre de Tokio durmieron juntos, no se pueden separar.
- ¿La Torre de qué?
- ¡Nada! ¡Nada! Penedoname, ¡digo! ¡Perdóname!
- Oye, ¿estás bien?
- ¡Sí, sí!
- ¿Sí? ¿Y dónde están tus pendientes?
- Hmm... - con mala cara, Tanjiro se tocó sus lóbulos desnudos – He perdido uno.
- ¿Dónde lo viste por última vez?
- En el baño, me lo quité para meterme y cuando salí después de verle la Torre de Tokio a Tomio... ¡No, no, nooooooooo!
Abochornado por el recuerdo, Tanjiro tapó su rostro usando sus dos manos mientras que Zenitsu le miraba confuso.
- Oye... ¿entre Tomioka y tú ha pasado algo?
- ¡No! ¿Q-qué iba a pasar?
- Si tú lo dices... cuando volvamos al hotel te ayudaré a buscar el pendiente ¿vale?
- Gracias – Tanjiro le dedicó una sonrisa de gratitud, aunque no tardó mucho en desaparecer al percatarse de un cambio en el pelo de su amigo – Zenitsu... ¿qué es eso? - estiró su mano y enganchó entre sus dedos uno de sus mechones, este, a diferencia del resto de su cabeza, era de color negro - ¿Te teñiste el pelo?
- ¿Qué? - Zenitsu retiró la mano del pelirrojo y la sustituyó por la suya, su cuerpo entero se tensó al ver que lo que decía era cierto, uno de sus mechones se había vuelto negro.
- ¿Qué pasa?
- ¿Eh? Nada... no es... no es nada. Tal vez haya sido por estar mucho tiempo debajo del sol.
- ¿Insinúas que el sol te ha chamuscado el pelo? A mí no me parece que esté quemado, además, estuviste todo el tiempo debajo de la sombrilla. No es posible que...
- Recuperará su color normal, no te preocupes. Venga, tenemos que limpiar si queremos ir a la playa.
Zenitsu reordenó su pelo para asegurarse de que ese mechón quedase lo más oculto posible y terminó de subir las escaleras. Aunque le notaba extraño, su atención no pudo estar más tiempo encima de Zenitsu debido a que viajó hacia la figura de Nakime detrás de él, la cual se dirigía hacia el sótano.
- Nakime-san - bajó las pocas escaleras que había subido y se posicionó a su lado – Ayer no te lo pude preguntar. ¿Qué tal? ¿Estás bien tras el golpe? - no recibió palabras, solo un asentimiento – Menos mal, me preocupó cuando Daki te golpeó con el balón. Kanroji-senpai se preocupó mucho.
- ...
- ¿Nakime-san?
La chica negó con la cabeza, en señal de que no le pasaba nada. Sabía que estar mucho tiempo con Tanjiro no tenía mucho sentido para ella. El chico se veía alguien muy parlanchín, al igual que Mitsuri y eso no era compatible con ella. Con la intención de ignorar cualquier comentario que el pelirrojo pudiera hacer, Nakime intentó abrir la puerta que conectaba el primer piso con el sótano, pero una mano se estampó contra esta y le bloqueó el camino. Siguiendo la dirección del brazo, no tardó con encontrase con los ojos lima de Daki mirándola fijamente.
- Oye feo - habló refiriéndose a Tanjiro – Hoy ayudaré a Nakime a limpiar el sótano, ¿te parece bien?
- Hmmm... ¿por qué?
- ¿Por qué? - Daki se giró y le dedicó una sonrisa de lado – Porque somos compañeras de clase, es natural que quiera que nos llevemos bien.
No muy convencido por sus palabras, intentó protestar, pero Daki ya había tomado la decisión ella sola y había abierto la puerta para adentrarse en el sótano con Nakime. A pesar de encontrarse a oscuras, Daki bajó sin dificultad la escalera tirando de la muñeca de Nakime para arrastrarla con ella. Una vez en el suelo, Daki por fin prendió la luz y soltó a la otra chica.
- ¿Lo sabes? - su pregunta no obtuvo respuesta, lo cual la cabreó todavía más - Te acabo de preguntar algo, ¡contesta!
El grito la sobresaltó, pero cogió su teléfono y se puso a teclear para enseñárselo después. Al girar el aparato hacia la chica, esta pudo leer un "¿Saber qué?", lo cual solo la hizo chistar con la lengua.
- ¿Te haces la loca? ¿No eres acaso de mi misma clase? Como me entere de que hablas de algo sobre "ese tema" tendrás problemas conmigo - como manera de despedida, Daki pateó una estantería que se encontraba pegada a la pared y todos sus contenidos se precipitaron contra el suelo junto al polvo que levantó su caída - Y ponte a limpiar, tienes trabajo.
Nakime no entendía a que se refería exactamente con "ese tema", pero agradecía que se hubiese ido del sótano. Daki es el prototipo de chica que la causa una terrible ansiedad. Si se hubiese atrevido a hablar, tal vez le tendría que haber dicho que ella no estaba muy puesta en lo que pasaba en su clase, por lo que no tenía ni idea de lo que hablaba. Para ella cuanto más lejos se mantuviera de todos mejor y así era como pensaba seguir. Se acercó a la estantería para recoger los objetos que tiró Daki, cuando levantó una caja del suelo se encontró sobresaliendo lo que le pareció el mástil de un instrumento, al tirar con cuidado de él, lo acabó sacando del todo para encontrarse con una Biwa de madera algo vieja.
- ¿Nakime-san? - al escuchar la voz de Tanjiro, Nakime pegó un pequeño salto en su sitio por el susto. El chico se encontraba bajando la escalera y traía a Giyuu con él, arrastrado como era típico para que el mayor le acompañase a un sitio al que evidentemente no quería ir - ¿Te encuentras bien? He escuchado un ruido y... oh... se ha caído todo, ¿necesitas que te ayudemos?
Recibió una negación, lo cual era pura satisfacción para Giyuu porque así se podían ir, pero era lógico que Tanjiro no lo iba a dejar así.
- Te ayudaremos con esa estantería ¿vale?
Antes de que pudiera ponerse a teclear algo en el móvil, Tanjiro ya se había agachado a su lado y se había puesto a recoger algunos objetos y como si se tratase de un marido incapaz de negarle algo a su mujer, Giyuu había suspirado y se había puesto a recoger también.
- La estantería se ve algo vieja, ¿estará bien si dejamos las cosas allí de vuelta? Se podrían caer otra vez.
- No creo que se hayan caído por la vejez - comentó Giyuu mientras veía de reojo la marca de un golpe en una de las patas de la estantería.
- ¿Qué es eso, Nakime-san? - Tanjiro señaló el instrumento en sus manos, como era de esperar, Nakime no dijo nada, aunque Giyuu se ocupó de contestar.
- Parece una biwa.
- ¿Una biwa?
- Es un instrumento musical tradicional japonés, es parecido al laúd, aunque es una variante de la pipa, un instrumento chino.
- Sí que es cierto que parece un laúd, nunca había visto una de cerca.
- Es común, en un instrumento muy viejo, en el periodo Meiji perdió mucha presencia por la popularización de los instrumentos occidentales.
- Es una pena, es muy bonito.
- Pero falta la púa, sin ella no se puede tocar.
- A lo mejor está en una de las cajas. ¿Crees que el director toca la biwa?
- Ni idea.
- Naki... - sus palabras se quedaron en sus labios cuando vio a la chica con la mirada perdida en el instrumento, sus uñas, que se notaban algo largas, acariciaban con cuidado la gastada madera mientras pensaba en lo que acababa de decir Giyuu. Un instrumento que perdió presencia, al borde de la extinción, ¿no era como ella? - ¿Nakime-san?
- ...
- ¿Quieres buscar la púa? - al recibir un asentimiento, Tanjiro sonrió y se alejó un poco para dirigirse a las estanterías más lejanas – Puede que la guardasen por separado, puede estar aquí también.
Al girarse para mirar a Nakime, se quedó observando la espalda de la chica junto a la de Giyuu. Esos dos no tenían solo en común el color de su pelo y la palidez de su piel, viéndolos uno al lado del otro no pudo evitar pensar en aquella característica que les unía mucho más allá de su apariencia física. Pensando en ello, volvió con paso tranquilo junto a ambos y se agachó un poco para quedar entre ellos.
- Nakime-san, a partir de hoy yo también limpiaré el sótano.
La decisión tomó por sorpresa a Nakime, ayer quedaron en que el sótano era suficiente para una sola persona y que lo haría ella sola. Ayer no hubo quejas, ¿por qué ahora decía eso?
- ¿Por qué? - ante la mudez de Nakime, fue Giyuu quien preguntó.
- Bueno, es que creo que debe ser muy aburrido limpiar sola.
- La acción de limpiar comúnmente suele ser aburrida, no veo la lógica de que en compañía será divertido.
Tanjiro infló las mejillas ante el modo lógica pura de Giyuu.
- No tiene lógica.
- El no tener lógica no tiene lógica.
- Senpai – le regañó Tanjiro con el ceño levemente fruncido – He dicho que limpiaré junto a Nakime-san y es lo que haré. Por cierto, ¿quieres que volvamos a jugar en la playa? Esta vez podemos derrotar a Inosuke, Kanao y Daki.
Al mencionar a la última, Nakime apretó con fuerza la biwa y negó con la cabeza.
- ¿No quieres jugar? Bueno, no pasa nada, podemos hacer más cosas. ¿Sabes bucear, Nakime-san?
La chica asintió débilmente con la cabeza y aunque Tanjiro quería seguir preguntándole cosas para saber que más podían hacer juntos en la playa, tenía que subir para recoger sus instrumentos de limpieza si de verdad quería ayudarla.
- Vuelvo enseguida, ¿vale?
Detrás del pelirrojo fue Giyuu, que una vez fuera del sótano, le planteó una duda importante al líder del club.
- ¿Qué haces?
- ¿Mm? - Tanjiro se detuvo y se le quedó mirando confuso - ¿Perdona?
- ¿Qué estás haciendo? ¿No has notado que esa chica tiene un problema para relacionarse?
- ¿Problema?
- Es obvio, no habla, lo cual es una señal clarísima de su nulo interés en sociabilizar. Está claro que no le interesa juntarse con nadie. ¿Por qué gastas tu tiempo en hablar con ella?
- Bueno... - Tanjiro lo pensó un momento para después sonreírle - Digamos... que me recuerda un poco a ti, por eso gasto mi tiempo con ella.
- ¿A mí? Sabes que yo no tengo pechos ¿no?
- No me refiero al género, creo que Nakime-san y tú os parecéis en otros aspectos, por eso no puedo dejarla sola.
- ¿Incluso si es lo que quiere?
- ¿Lo que quiere? - repitió la pregunta para sí mismo al mismo tiempo que acariciaba el lóbulo de su oreja desnuda – No creo que nadie esté solo voluntariamente.
- Yo lo estaba.
- ¿En serio?
Aunque Giyuu iba a contestar, la fugaz imagen de Sabito y Makomo pasó por su mente y se tragó las palabras que iba a soltar.
- De todas formas, tú lo has dicho, tú lo estabas, es pasado. Si de verdad quisieras seguir solo, ni siquiera estarías aquí.
Giyuu apartó la mirada, parecía mentira como el pelirrojo tumbaba con tanta facilidad su faceta de chico solitario, aunque no coincidía del todo con que Nakime y él fuesen iguales. Sus ojos azules solo se levantaron un poco para mirar de reojo como el chico volvía a acariciar su lóbulo, parece que echaba en falta los pendientes.
- ¿No tienes otros? - se señaló su propia oreja para que supiera de que estaba hablando.
- No quiero otros – Tanjiro se dirigió hacia la escalera para comenzar a subirla y recoger sus instrumentos de limpieza, pero se detuvo cuando volvió a escuchar a Giyuu.
- Entonces lo encontraré.
El pelirrojo se confundió por esa actitud, pero al poder visualizar la mirada decidida del mayor, le dedicó una cálida sonrisa de gratitud.
- Cuento contigo.
Giyuu asintió con la cabeza y al igual que el pelirrojo, subió las escaleras solo que él iba a continuar limpiando el piso de arriba. Observándolos desde una habitación del piso de arriba se encontraba Zenitsu, que viendo la profunda relación que se estaba forjando entre esos dos no pudo hacer otra cosa que suspirar profundo. Para intentar disfrutar de unos momentos a solas, Zenitsu se encerró en una de las habitaciones y se dirigió al espejo más cercano para observar el mechón de color negro que destacaba en sus rubios cabellos.
- ¿Qué se supone que haga con esto?
- Pichón - la entrada repentina de Uzui le erizó los pelos como si fuese un gato al que habían asustado.
- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAH! ¡Me asustaste! - con la presencia del mayor, Zenitsu intentó ocultar su mechón negro entre los rubios - ¡Haz más ruido al pasar!
- ¿Acaso quieres que aporreé la puerta? ¿No te asustaría de todas formas?
- Mejor déjalo, ¿qué quieres? - se dirigió hacia una de las ventanas y se dispuso a limpiarla – Tu piso es el de abajo.
- Pensé que era buen momento para hablar sobre lo de ayer, ¿o planeas que lo dejemos de lado?
Al mencionar aquello, Zenitsu frunció el ceño y apartó la mirada avergonzado por sus actos.
- Sobre lo de ayer... solo puedo decir que lo siento, no era mi intención besarte.
- ¿Seguro? Se te veía muy feliz comiéndome la boca.
- ¡Uzui! - le riñó con el rostro completamente rojo, le avergonzaba el inexistente sentido de la vergüenza del mayor – Ya te he dicho que no era mi intención.
- Bueno, bueno, de todas formas ¿estás bien?
- Sí, lamento haberte preocupado.
El rubio le dedicó una débil sonrisa. Nada de lo que pasó ayer lo hizo completamente consciente, era como si alguien atrapado dentro de él le impulsara a hacer aquello. No pudo controlarlo, solamente se lanzó porque ese alguien en su interior se sintió realmente feliz cuando Uzui lo besó, a partir de ahí se dejó llevar, en un pestañeo se encontraba con Uzui sobre él comiéndole la boca a gusto pero un pinchazo en su cabeza le obligó a detenerse así que con algunas lágrimas asomando de sus ojos le pidió a Uzui parar. La felicidad que le causó el que le devolviera el beso se desvaneció poco a poco de su rostro, pero lo intentó disimular lo mejor que pudo y al final durmieron en la misma cama pero dándose la espalda, aunque Zenitsu seguía teniendo miedo a la tormenta, prefirió abrazar una almohada y esconderse bajo las sábanas.
- ¿Estás seguro de eso?
- Sí, tenemos que seguir limpiando ¿vale?
- Claro, oye, Zenitsu.
- ¿Sí?
- Toma – Uzui le tendió el collar que había perdido ayer – No te lo terminé de devolver.
- Ah... gracias - estiró la mano para recuperar el collar y aunque lo normal cuando recuperas algo perdido es estar feliz, no pareció verse así para el menor – No lo parece, pero es importante.
- Perdona por no devolvértelo cuando lo encontré, no estuvo bien.
- Tranquilo.
- Necesitaba una excusa para quedarme a solas contigo.
- Ya te he dicho que está bien, no te preocupes.
- Vale – con las manos en los bolsillos, Uzui se dirigió hacia la puerta – Oye, Zen - frenó en seco para preguntarle - ¿Conseguí crearte un buen recuerdo?
- Fue mi primer beso – una incontrolable sonrisa boba se dibujó en su rostro a pesar de que hizo todo lo posible por controlarla – Pero no creas que va a pasar más.
- Ya veremos, es la primera vez que me besas por voluntad propia, confío en que habrá una segunda.
Uzui le guiñó el ojo y se fue, Zenitsu tuvo que controlar una risa propia de colegiala enamorada. Con el mayor fuera de la habitación, Zenitsu se quedó mirando el collar que recuperó y acarició el adorno que colgaba de él con delicadeza para después dejar escapar un profundo suspiro.
¿Cuántas serían ya las llamadas perdidas que tenía de él?
- ¡TATATATATATATATACHAAAAAAAAAAAAAAN! - Mitsuri tiró de la manta que ocultaba un objeto varado en la arena de la playa. Al quedar al descubierto, todos pudieron observar una enorme moto de agua que hizo que los ojos de Inosuke brillaran como estrellas – Jajajaja, ¿a qué es linda?
- ¡Mola! ¿De dónde la sacaste, niña de trenzas?
- Me llamo Kanroji - infló los mofletes en un puchero – Cuando no te acuerdas de mi nombre hieres mi corazón, pero llámame Mitsuri-chan si quieres.
- Mi... ¿Mishushi?
- Está bien, es un mote lindo.
- No es un mote - murmuró Zenitsu – Es el cerebro de Inosuke haciendo su mejor esfuerzo.
- Hay un negocio cerca de la playa, allí puedes alquilar barcas, flotadores e incluso motos acuáticas. Lo he conseguido allí.
- Pero Kanorji-senpai... ¿está bien con el precio?
- ¡Sí! Le pedí dinero a Oyakata-sama y él me lo dejó. Kyaaaaaaaa, es tan lindo y amable.
- Y consentidor - añadió Giyuu.
- Le amo.
- Nos malcría.
- Nos ama, vamos – Mitsuri empujó sin problema la moto y la llevó hacia el agua - ¿Quién se monta conmigo primero, Muichiro-kun tal vez?
- Negación.
- ¡Waaaaaa! ¡Pero que cruel! Me haría tan feliz sentir como Muichiro-kun se abraza a mí cuando aumente la velocidad. ¡Sería taaaaaaaaaaaaaaaan lindo!
- Hmmm... - el rostro de Muichiro perdió color ante la emocionada actitud de Mitsuri – Me decanto por el rechazo, m-me marearé...
- Bueeeeeeeeeeno, ¿Y Yuichiro-kun?
- Paso.
- ¡¿Eeeeeeeeeeeeeeeeeh?! ¡Joooooooooo! ¡Quiero que alguien lindo me abrace mientras conduzco a 200 km/h!
- ¡Eso es peligroso! - la regañó Zenitsu.
- ¡Jo, jo, jo, jooooooooooooo! Senjuro-kun se habría apuntado, me habría abrazo con fuerza y me habría dicho con sus hermosos ojitos de búho que tenía miedo, pero yo le habría dicho "Tranquilo, Senjuro-kun, yo te protegeré", se habría sonrojado y habría confesado lo mucho que me ama.
- ¡¿En qué manga te has basado para pensar eso?!
- Oye, Kanroji, ¿qué te parece si el primero en probarla soy yo? - se ofreció Uzui.
- ¿Por qué?
- Porque no creo que hayas montado muchas de estas. La probaré yo primero, tú puedes ir detrás ¿vale?
- Vaaaaaale, pero después quiero que alguien lindo me abrace a toda velocidad.
Mitsuri se rindió y dejó que Uzui se montara para después subirse ella. El mayor arrancó como si de una moto de verdad se tratase y se adentró en mar abierto con Mitsuri abrazándose con fuerza a él y chillando de la emoción, parece que ya se le había olvidado el berrinche de hace un momento. Había sido rápido.
- ¿Por qué no montáis con ella? - les preguntó Genya aprovechando que la lejanía de la chica le otorgaba una mejor capacidad de habla.
- Rabieta. Genya debería ser más territorial cuando una chica fantasea con nosotros abrazándola.
- Eres idiota Genya, al menos ponte celoso o algo ¿no?
- ¿Ah?
Ambos gemelos apartaron la mirada de él, rechazándole completamente, cosa que Genya no entendió del todo. En fin, los gemelos son seres extraños y sobrenaturales.
- Quiero montar... - Inosuke se sentó en la orilla de la playa y se quedó observando fascinado como Uzui manejaba la moto – Mola mucho...
- Oye, Inosuke, si no sabes manejarla lo mejor será que no la conduzcas – el Tanjiro en modo madre no tardó en salir.
- Pero quiero.
Tanjiro se tuvo que tapar los ojos ante la brillante mirada de súplica de Inosuke pero como buena madre que era, se tenía que negar.
- No, de eso nada.
- Tanjiro tiene razón - le apoyó Zenitsu - Además, conociéndote, lo más probable es que atropelles a alguien.
- ¡Pero que mal reflejo tenéis de mí!
- Querrás decir imagen.
- ¡Es lo mismo!
- De momento mejor espera tranquilo a que Uzui-senpai y Kanroji-senpai vuelvan ¿vale?
Inosuke gruñó por lo bajo y decidió esperar como si de un perrito se tratase. Pero su hiperactividad, junto al sol pegándole en la cara y su culo mojándose por las olas que llegaban a él no ayudaban así que se tuvo que buscar algo que hacer mientras esos dos terminaban el paseo. Miró al resto de sus acompañantes pero ninguno le pareció una buena opción para malgastar su tiempo con él hasta que se percató de como Kanao se alejaba de ellos mientras miraba cuidadosamente el suelo, como si estuviera buscando algo. La curiosidad le pudo así que se levantó y de una carrera logró alcanzar a la chica que giró su rostro al percatarse de su presencia y esperó a que le dijera algo.
- ¿Qué haces, Kaori?
- Busco una caracola.
- Ah.... eso es raro.
- No, es una actividad común en las playas. Quiero encontrar una para llevársela a Kanae.
- ¿Ka...? - a la mente de Inosuke llegó rápidamente el sonriente rostro de Kanae – Ah, la Kanan, ¿y para qué quiere eso ella?
- No... soy... soy yo la que quiere llevárselo.
- ¿Hmm?
- La normativa social dicta que cuando vas de viaje debes llevar un recuerdo a amigos y conocidos de la zona que visitaste.
- Otra vez hablas raro ¿Y por qué le llevas algo que te encuentras en el suelo? ¿Eres pobre? ¿No tienes dinero para comprar algo de verdad?
- Tu sinceridad puede ser interpretado por algunos como algo borde. No es correcto preguntar a alguien si es pobre. De todas formas, no tengo problemas económicos. El motivo por el que busco una caracola es porque quiero que Kanae escuche el mar.
- Kaori... - Inosuke se le quedó mirando raro - ¿Te golpeaste la cabeza?
- No, no sufro ninguna contusión ¿a qué se debe la pregunta?
- Hmm...
- Aunque no es científicamente correcto, la creencia popular dice que si pegas una caracola a tu oreja podrás escuchar el mar.
- ¿Y es cierto?
En vez de responder con palabras, Kanao decidió responder con acciones, así que revisó una vez más el suelo a su alrededor y divisó una caracola a unos pasos de ella. Cuando la recogió, caminó de vuelta hacia Inosuke y se la tendió.
- Pégala a tu oreja.
- Vale – Inosuke aceptó el objeto que le ofrecía la chica, así que tal como pidió, se pegó la caracola a la oreja y comenzó a escuchar una reverberación en su oído similar al de las olas del mar cuando llegan a la orilla - ¡AH! ¡LO ESCUCHO! ¡SUENA DE VERDAD! - asombrado por el descubrimiento, Inosuke se despegó la caracola y la señaló emocionado - ¡Kaori, encontraste una caracola mágica! Vendámosla y hagámonos millonarios.
- Me temo que no tiene valor económico.
- ¡Pero es mágica!
- No – Kanao se agachó para llegar a la arena de la playa e ilustrar su explicación con un dibujo hecho con sus dedos – Lo que suena es el aire de su interior. Todos los sonidos surgen debido a una vibración, el aire dentro de la caracola vibra por cualquier gesto pequeño a su alrededor, incluso por el aire que choca contra ella. Solo eso basta para poder escuchar ese murmullo en su interior que confundimos con las olas del mar.
- Sabes cosas muy raras, Kaori.
- Lo considero conocimiento básico.
- Pero Kaori, eso no es básico. Básico es saber qué día el Gonpachiro lleva doble de carne en el almuerzo para poder robarle un poco o cual es el momento del día en el que Monitsu va al baño para poder hurgar en su mochila y copiarle la tarea. Esa es información que salva vidas.
- Es información... peculiar – Kanao se levantó y sacudió sus piernas por si algo de arena había llegado a ellas. Durante unos segundos se quedó observando el rostro maravillado de Inosuke que seguía escuchando el mar a través de la caracola - ¿Me permitirías hacerte una pregunta?
- Dispara.
- No, no pretendo dispararte.
- Que me digas que es.
- ¿Por qué Kaori?
- ¿Qué?
- No llamas a nadie bien por su nombre y en cambio, los nombres que usas son bastante rebuscados. ¿Por qué en mi caso me llamas Kaori? Comprendo que lo asocies con mi nombre al empezar por "Ka", pero es un nombre muy común en la sociedad japonesa, me sorprende que no me llames con un nombre más extraño.
- ¿Qué no llamo a nadie por su nombre? ¿Por qué dices eso? Tu nombre es Kaori, lo sé perfectamente porque va contigo.
- ¿Va conmigo?
- Pues claro – Inosuke se señaló su propia nariz – Kaori, porque hueles a flores.
La respuesta la sorprendió. El nombre Kaori significaba "perfume" o "fragancia" y parece que el torpe cerebro de Inosuke lo había asociado con ella debido a que le agradaba su olor. Espera, puede que agradar fuese ir muy lejos, si que es cierto que a nadie le molesta como huelen las flores, salvo si eres alérgico al polen, entonces no te debe gustar mucho acercarte a olerlas. ¿Era Inosuke alérgico al polen? ¿Por qué se estaba comiendo tanto la cabeza con esto? Se estaba empezando a marear y todo por pensar tantas tonterías.
- ¿Te gusta como huelen las flores?
- Sí, supongo que sí.
- Entonces... insinúas que huelo bien.
- ¿Sí? Andas algo ida hoy y eso que eres muy lista. Me ayudaste con inglés y todo.
- No sabía que prestarías atención a algo tan insignificante como mi aroma.
- Soy el dios del club, observo atentamente a cada siervo que tengo y me quedo con cada detalle.
- No sabía - Kanao bajó el rostro y se intentó tapar todo lo que pudo su cuerpo con sus manos. Saber que Inosuke estaba tan atento a ella, hacía que al estar en biquini delante de él se sintiese terriblemente expuesta - Debería... debería cambiar mi atuendo de playa.
- ¿Por qué?
- Tal vez un bañador de cuerpo entero sea más apropiado.
- Ponte lo que quieras, aunque... - Inosuke la recorrió de arriba abajo, quedándose mirando descaradamente sus pechos – Ese está bien.
- ¡...! - Kanao se dio cuenta de la dirección de sus ojos y puso algo de distancia entre ellos tapando sus pechos. Había leído sobre esto en los libros y había sido advertida por Shinobu alguna vez, era el apetito sexual de un hombre saliendo a flote frente a sus ojos. En este tipo de situación, las hormonas duplican la fuerza del género masculino, con lo que el único resultado posible es que va a acabar siendo tomada salvajemente sobre la arena de la playa. ¡Pero era indecoroso! Si bien el sexo y la sexualidad son aspectos inevitables en la mente del ser humano, el dejarlos salir a flote en cualquier lugar estaba completamente prohibido. La sociedad exige experimentar la sexualidad en lugares íntimos, no en medio de la playa – Y-yo... es indecoroso.
- ¿El qué?
- Tus pensamientos... tus pensamientos ahora mismo.
- ¿Ahora? - Inosuke cerró los ojos, ¿sus pensamientos ahora mismo? Pues era que tenía hambre y no existía nada mejor para calmar eso que un poco de carne - Sí, ahora solo puedo pensar en carne.
- ¿Eh...? - Kanao se quedó completamente roja ante la confesión, no se podía sentir más a punto de ser devorada por la bestia sexual de Inosuke – Car... ne...
- Sí - empezó a salivar un poco ante su imaginación - No puedo esperar a tenerla entre mis manos.
- A-a-a-a-a-a-a-a-a-a-a-a-a-a.... no es... ¡Es indecoroso! - Kanao salió corriendo de allí.
- ¿A dónde vas? - Inosuke miró la caracola que la chica ni se había molestado en recuperar – Las niñas son raras.
Al día siguiente, la rutina de limpieza tomó unos horarios diferentes. Por la mañana decidieron estar en la playa mientras que la tarde la usaron para limpiar la mansión Ubuyashiki. Fue un cambio que propuso Mitsuri y aunque pensaron que lo hizo con la idea de que aprovecharan en la playa el mayor número de horas de sol posibles, en realidad estaban un poco alejados de la realidad.
- Se está haciendo de noche - informó Zenitsu al asomarse por la ventana de la cocina - ¿Nos vamos?
- Sí, tal vez sea lo mejor. Continuemos mañana - Tanjiro apoyó la idea y se dirigió hacia la entrada para abrir la puerta, pero Mitsuri se interpuso con una sonrisa en sus labios - ¿Kanroji-senpai?
- ¿En serio nos vamos ya?
- Está oscureciendo.
- Ya, pero hacer cosas en una noche de verano es la verdadera esencia de la juventud.
- ¿Qué cosas? - Zenitsu se acercó, escéptico por lo que la chica podía estar planeando.
- Jajaja – la pelirosa enseñó lo que había estado ocultando tras la espalda. Todos se reunieron allí para ver de qué se trataba, al ver un tablero ouija, Zenitsu comenzó a sudar mientras que los ojos de Tanjiro comenzaban a brillar de la emoción - ¡Hablemos con los muertos! - sus palabras desde luego que no encajaban con lo sonriente que estaba.
- Que extravagante, me encanta como piensas, Kanroji.
- ¿Pero qué tontería es esta? - Daki rechazó la idea completamente - Pensé que eras de las más listas de la escuela, pero saltas con esto.
- ¡Es divertido!
- Es irrealista – Giyuu ignoró a la chica bloqueando la salida y posó su mano en el pomo de la puerta – Es imposible hablar con los muertos.
- ¡Yo quiero intentarlo! ¡Podríamos hasta hablar con un demonio!
Ante la emoción de Tanjiro, Giyuu puso mala cara y abandonó las ganas de marcharse.
- Si tú lo dices...
- Te tiene dominado - soltó Gyutaro, consiguiendo que Giyuu le mirase mal – No me mires así, eres su perra.
- Olvídame.
- Venga, venga, intentémoslo.
Mitsuri salió disparada hacia el salón, donde con la ayuda de Uzui y Tanjiro, consiguió despejarlo lo suficiente para poder dejar el tablero en el suelo y formar un círculo a su alrededor.
- Apaguemos las luces y encendamos velas.
- ¿Por qué? - cuestionó Zenitsu.
- ¡Porque será más emocionante! ¡Kyaaaa! ¡Muichiro-kun, puedes abrazarme si tienes miedo!
- Negación.
- ¡Ah! ¡Que cruel!
Como la actividad contaba con la aprobación de Tanjiro, ya todos sabían que iba a ser imposible escabullirse, así que se rindieron, apagaron las luces y encendieron unas velas que había en la cocina. Si Mitsuri y Tanjiro te querían arrastrar a una actividad, mejor ríndete, es imposible huir.
- Esto es un dolor en el culo – Gyutaro se sentó en el círculo que formaban con mala cara - ¿Y cómo mierda se hace esto?
- Todos tenemos que poner un dedo sobre el puntero, hablaremos con los espíritus y estos nos responderán moviendo el puntero.
- ¿Qué mierda? Cualquiera puede tomarnos el pelo y mover el puntero por su cuenta.
- Pero nadie lo hará, lo hará el espíritu con el que hablemos. Chicos, escuchad atentamente, la ouija tiene una serie de reglas importantes – el rostro de emoción de Tanjiro fue sustituido por uno más serio – Para empezar, nunca debéis jugar solos, tampoco hay que permitir que el espíritu empuje el puntero hacia los extremos de la tabla, así comienzan las posesiones. También es muy importante pedir permiso al espíritu antes de jugar y al terminar cuando nos vayamos a marchar, si no nos despedimos de él, podríamos enfadarle. Entre las preguntas que le hagamos nunca le debemos preguntar cuando nos vamos a mo...
- Si sigues hablando me acabaré quedando dormida – le interrumpió Daki - Empieza ya esto antes de que me marche.
- Es mi primera vez jugando, pero me esforzaré - Mitsuri fue la primera en poner el dedo en el puntero, a los pocos segundos el resto hizo lo mismo menos Daki - ¿Daki-chan?
- Ni de coña os toco.
- Pero todos tenemos que tocar el...
- Tch, ya, ya, cállate - Daki buscó la mano de Kanao, al localizarla, puso su dedo sobre el de ella – Empieza ya.
- Perfecto. Hola, buenas noches, perdonad, señores espíritus, ¿podemos hablar con vosotros, por favor?
- ¿Hace falta ser tan educada? - le cuestionó Yuichiro.
- Es que no quiero que se enfaden y nos asesinen.
- Piri isi, miji ni jiguir.
- ¿Hmm? No te entiendo, Genya-kun.
- Dice que le encantan los penes – tradujo mal Inosuke.
- ¡Niiiiiiiii!
- Se mueve – Muichiro bajó su mirada hacia el puntero, no se habían dado cuenta, pero este se había comenzado a mover lentamente hacia la palabra "Hola".
- ¡Waaaaaa! - los ojitos de Tanjiro comenzaron a brillar – Es un espíritu de verdad, ¿será un demonio?
- ¿Cómo puede apasionarte tanto esto? - comentó por lo bajo Giyuu mientras se fijaba atentamente en los dedos de todos los participantes.
Era obvio que a alguno le apetecía tomarle el pelo al resto y estaba moviendo el puntero, solo faltaba cuestionarse quien, aunque podía descartar a algunos. Mitsuri, Tanjiro, Zenitsu, Daki y Nakime quedaban descartados. Los dos primeros estaban demasiado emocionados con esto, el rubio era demasiado cobarde, Daki ni siquiera tenía el dedo encima del tablero, sino encima de la mano de Kanao y Nakime no parecía ser el tipo de personas que gastaría estas bromas. Su principal sospechoso pasó a ser Uzui, seguro que le resultaría divertido asustar a Zenitsu. Que infantil por su parte.
- ¿Qué le queréis preguntar? - Mitsuri lanzó su pregunta a todos.
- ¡Yo, yo! Yo le quiero preguntar la combinación ganadora de la lotería - la mente de tiburón de Inosuke iba cien pasos por delante del resto.
- Istípidi.
- No se te entiende, Genta, sácate el pene de la boca.
- ¡Istípidi!
- Preguntadle algo y que se vaya ya – les metió prisa Zenitsu – Este juego en realidad no me hace mucha gracia.
- Empezaré yo entonces. Espíritu-san, ¿es acaso Senjuro-kun el ser más hermoso del planeta? - el puntero se movió hacia el "Sí" - ¡Kyaaaaaaa! ¡Lo sabía!
- ¿Y hace falta convocar a un espíritu para preguntar eso? Para empezar, ¿está bien que estemos hablando con un "espíritu" así como así?
- Tomioka-senpai tiene razón, lo primero es lo primero. Señor espíritu, ¿es usted un espíritu bueno?
El puntero se alejó del "sí" para volver a señalarlo una vez más.
- ¿Nos dice que sí y nos fiamos? - Yuichiro arqueó una ceja - ¿No deberíamos desconfiar si de verdad es cierto que estamos hablando con un muerto?
- Pero si desconfiamos, no tiene sentido jugar. Preguntémosle más cosas.
- Vale, pues lo haré yo. Aprovechemos su conocimiento – Giyuu decidió poner en duda la existencia de ese espíritu - Señor demonio, ¿cuál es el número que ocupa la decimocuarta posición en el número pi?
- Pero que preguntas más aburridas haces, Topioka.
- Solo quiero corroborar la autenticidad del espíritu, si de verdad es uno claro está.
El puntero estuvo unos segundos quieto, casi dando la razón a Giyuu de la falsedad del espíritu pero cuando este se acabó moviendo y señaló al número 9, el ceño del chico se acabó frunciendo. Era una pregunta muy rebuscada, dudaba si quiera de que Uzui, Mitsuri o Muichiro supieran la respuesta.
- ¿Acertó? - se interesó Tanjiro, al recibir un asentimiento, su rostro se iluminó mientras que el de Zenitsu perdía color.
- Ta-tal vez esto no ha sido una buena idea.
- ¡Pero es un espíritu de verdad! Preguntémosle más cosas.
- Preguntadle cosas que de verdad sean interesantes – se quejó Gyutaro – Se morirá por segunda vez del aburrimiento si le preguntáis sobre mates.
- Insisto en que le preguntemos por la combinación ganadora de la lotería.
- No tenéis ni idea – Gyutaro rodó los ojos ante el comportamiento estúpidos de sus compañeros - En estas cosas se preguntan cosas más siniestras, por ejemplo... ¿quién de nosotros será el primero en morir?
- ¡No hacía falta que fuese tan siniestro! Ese tipo de preguntas no le interesan a nadie...
Las protestas de Zenitsu quedaron en un segundo plano cuando el puntero comenzó a moverse sobre las letras del tablero. La primera sobre la que se posó fue la T, para continuar con la A, luego la N y así hasta formar el nombre completo que dejó con mal estómago a la mayoría.
- Tanjiro... - el propio mencionado en el tablero fue el que leyó el nombre completo que había formado.
- No tiene gracia – Giyuu ni esperó a que Tanjiro saliese del shock y se lanzó a atacar a Gyutaro con la mirada – Te has pasado.
- ¿Ah? Pero si yo no he hecho nada.
- Eres tú el que ha movido el puntero solo para asustar a Tanjiro.
- ¡Que yo no he hecho nada!
- ¿Por qué eres así con él? Es el que mejor te trata en el club, incluso en la escuela me atrevería a decir.
- ¿Eres sordo o no te quieres enterar? ¡Que yo no he movido nada!
- No te creo.
- A lo mejor si te estampo el puño en la cara me crees.
- Waaaaaaaa, n-no os peleéis – Mitsuri entró en pánico ante la actitud de los dos chicos – Esto... lo ha dicho un espíritu... ¡Pero no implica que sea cierto! - aclaró en seguida para intentar calmar al pelirrojo que seguía con la mirada perdida en el tablero.
- ¿Se puede saber que os pasa? Pensaba quedarme callada ante este juego tan estúpido, pero no voy a pasar por alto que acuses a mi hermano. Parecéis unos críos, los fantasmas y los espíritus no existen, es obvio que es uno de vosotros el que está moviendo el puntero – su afilada mirada viajó hacia Nakime – Y sé perfectamente quien es. Bien, la siguiente en preguntar al espíritu seré yo. Dime, ¿no es Nakime la chica más fea, simplona, aburrida y asquerosa de toda la escuela?
- Daki – antes de que Tanjiro pudiera reprenderla por semejante pregunta, el puntero se movió hacia el sí. El líder del club no pudo hacer otra cosa que mirarla enfadado, aunque la chica se veía bastante sorprendida por el resultado – Daki, eso no ha estado bien.
- Yo no he sido, ¿cómo iba a ser yo? Mira mi dedo.
- Cierto – Kanao asintió con la cabeza, al tener su dedo sobre el suyo era imposible que hubiese sido ella.
- Pero...
- Habéis sido uno de vosotros. Podrías haber sido tú.
- Yo no he sido.
- Pues alguien lo ha movido. ¿O me vas a decir que es un espíritu el que piensa que Nakime es fea?
- ¡Daki!
- ¡No me grites, feo!
- Pídela perdón.
- ¡Que yo no he sido! ¿Por qué sospechas de la única que no ha podido mover ese trasto? ¿Por qué no sospechas de cualquiera de los aquí presentes? ¿No son la mayoría chicos? Pensarán que es fea por no tener un pelo llamativo o unas tetas enormes, por no sonreír todo el rato como una tonta o por no halagarles por cualquier cosa estúpida que hagan. ¡Porque los chicos son así! - el autocontrol de la chica parecía estar al borde del colapso - ¡Estúpidos, primarios, egoístas, brutos! ¡Dominan y destruyen porque no saben usar su fuerza para otra cosa!
- Daki.
- ¡Buscan caras bonitas que sonrían como bobas todo el tiempo, da igual la situación! ¡Por eso no les gusta!
- ¡Daki!
- ¡No les gusta porque buscan chicas como ella! - señaló con uno de sus dedos a Mitsuri - ¡Un canon de belleza tan irrealista que es estúpido! ¡La belleza es la cúspide de la aceptación social, si no eres guapa, entonces eres invisible! No eres como ella y ya está, eres menos que una sombra para cualquiera.
- ¡Da...!
- Basta – interrumpiendo a Tanjiro, fue Gyutaro el que intervino – Daki, ya es suficiente.
- Yo solo... he dicho la verdad.
- Bueno – Uzui pasó su mirada por los protagonistas del escándalo. Tanjiro se veía todavía molesto por la actitud de Daki, Mitsuri se sentía incómoda por lo que había dicho y Nakime simplemente miraba hacia abajo, como no hablaba era imposible saber su opinión sobre todo esto – Creo que ya hemos jugado bastante con esto. Es hora de irnos a la cama, ¿no os parece?
- Sí, vámonos - aprovechando que ninguna atención femenina estaba sobre él, Genya se permitió hablar normal y tomar las manos de los gemelos para levantarlos de allí - Tal vez esto no haya sido buena idea.
- Lo lamento - murmuró Mitsuri – Yo... no era mi intención.
- No has hecho nada malo – la consoló Uzui – No pidas perdón - recogió la ouija y la dejó junto al puntero sobre uno de los muebles de salón - Vámonos - agitó las llaves de la casa al mismo tiempo que abría la puerta – Ya es hora de que los mocosos se vayan a la cama.
- ¡Yo no tengo sueño! - la protesta de Inosuke no se hizo esperar.
- Me da igual. Vamos, vamos - vigiló que todos atravesasen la puerta de la mansión hacia el exterior - ¿Desde cuándo hago yo el papel de mamá? - preguntó cuando Tanjiro llegó a la puerta, pero este solo siguió caminando con el rostro cabizbajo.
Una vez que todos salieron, Uzui apagó las velas, dejando la mansión en completa oscuridad. Lo que podría haber sido una noche interesante y misteriosa alrededor de la ouija se acabó convirtiendo en una discusión que acabó con una premonición terrorífica dedicada a Tanjiro y unos comentarios crueles hacia Nakime, ambos hechos por un supuesto "espíritu" y la verdad, es que no estaba muy lejos de la realidad.
Con pasos lentos y silenciosos, una figura de ojos rojos acabó llegando frente a la mesa donde dejaron la ouija.
- Oye, oye... os olvidáis de despediros – sin tocarla, Muzan consiguió mover el puntero hacia la palabra "adiós" - Que mocosos más maleducados.
En su cuarto del hotel, Tanjiro se encontraba sobre su futón vistiendo un yukata otorgado por el hotel para que usasen en sustitución de sus pijamas. Entre sus manos se encontraba un cuaderno con un cronograma de actividades y un mapa de la zona en la que se hospedaban. Había pasado tanto tiempo pensando en esta excursión, en su cabeza solo se veía como divertida y entretenida, pero estaba tomando un curso conflictivo y deprimente. Nakime no parecía estar pasándoselo bien, Daki era como siempre un desencadenante de conflictos y la siempre energética Mitsuri parecía decaída por el reciente comentario de la albina.
- ¿No puedo cambiar esto...? - palpó su oreja desnuda para después dejar escapar un profundo suspiro - ¿Y qué hago con esto?
Tanjiro cerró el cuaderno entre sus manos y salió de su habitación, dejando solo a Genya durmiendo a pierna suelta debido a que el rubio todavía no había llegado a la habitación. La ausencia de Zenitsu le llamó la atención y por un momento pensó en pasarse a hacer una visita a la habitación de Uzui pero rechazó rápidamente la idea. Zenitsu ya le dijo que no había pasado nada y por supuesto que confiaba en su amigo. Tal vez a quien sí se debería pasar a visitar fuera a Nakime, para ver cómo se encontraba o a Daki para regañarla por su actitud de antes. Puede que Gyutaro también le debiese una explicación, él era quien había hecho esa pregunta que obtuvo una respuesta tan tétrica.
- Se supone que las vacaciones son para relajarse – Tanjiro suspiró cansado. Se encontraba a kilómetros de su casa, de su escuela y de su club y aun así tenía preocupaciones y problemas que sustituían a los del día a día y como guinda del pastel, había perdido uno de los pendientes que le regaló su padre. Esto definitivamente no eran las vacaciones que planeó desde un principio - Además... - tragó duro con las mejillas rojas – Tampoco estaba en mis planes ver la Torre de Tokio...
Al girar en uno de los pasillos, Tanjiro frenó en seco al ver de lejos a Giyuu hablando con otros residentes del hotel. Eso sí que fue más paranormal que haber estado hablando con un espíritu mediante una ouija. ¡Tomioka Giyuu estaba hablando con desconocidos! ¡¡¡Tomioka Giyuu!!!!! ¡¡¡¡HABLANDO POR VOLUNTAD PROPIA!!!!!!!!!
- Demonio... ¡Senpai, yo lo salvaré! - como buen líder, Tanjiro se lanzó a salvarle - ¡Tomioka-senpai, estoy aquí para ayudarle!
- ¿Qué...? - antes de que pudiera darse la vuelta, el pelirrojo le atrapó por la espalda en un abrazo que tiñó sus mejillas de rojo - ¡¿Q-qué haces?!
- Lo siento, senpai, esto ha pasado porque te quité el ojo de encima. Por eso un demonio te ha poseído.
- ¿Qué?
- Te conozco, repudias el contacto humano, por eso sé con certeza que por nada del mundo iniciarías una conversación con desconocidos. ¡Un demonio te poseyó! ¡Pero yo estoy aquí! ¡Yo te salvaré!
- ¿Un demonio? ¿Y cuál?
- ¡El demonio de la sociabilización!
- Eso no es un demonio – Giyuu consiguió separarle de su cuerpo y golpear ligeramente su frente – Estoy hablando para ayudarte.
- ¿Para ayudarme? - pestañeó confuso al mismo tiempo que se sobaba la zona golpeada en su frente.
- Como siempre, sacas conclusiones antes de tiempo – Giyuu se disculpó con los huéspedes con los que estaba hablando y tomó de la muñeca al pelirrojo para alejarle de allí - Les estaba preguntando por tu pendiente.
- ¿Eh?
- Te dije que lo buscaría, pues eso estoy haciendo.
- Por eso... preguntabas a desconocidos... eso no te gusta.
- Pues no, no me gusta, pero si quiero encontrarlo tendré que buscarlo bien ¿no te parece?
- Haces algo que no te gusta... ¿por mí?
- ¿Por qué te sorprendes? No es la primera vez.
- ¿Y por qué?
- ¿El qué?
- ¿Por qué haces algo que no te gusta por mí? - la pregunta pilló desprevenido a Giyuu y desde luego no ayudó que Tanjiro se le quedase mirando fijamente con esos brillantes ojos burdeos.
- Pu-pues... no sé, po-porque... - rascó su mejilla nervioso, si tuviese un espejo delante podría haber visto ese desprevenido sonrojo en sus mejillas - ¿Acaso necesito un motivo? Quiero recuperarlo, porque es algo que te importa ¿no?
- Sí, me importa – con una sonrisa nostálgica, Tanjiro volvió a acariciar su lóbulo - Gracias por buscarlo, es un regalo de mi padre, me pondría muy triste no recuperarlo.
- En el peor de los casos, habla con él y dile que lo perdiste. No visualizo a nadie de tu familia enfadándose.
- Mi padre no se enfadará, pero yo me pondría muy triste y perdería el hechizo mágico.
- ¿Hechizo? - Giyuu se le quedó mirando raro - ¿La cena te sentó mal? La magia no existe.
- ¿Los demonios tampoco? - la pregunta de Tanjiro le hizo rodar los ojos, lo cual le provocó una risa.
- Probaste la existencia de demonios, nadie ha hablado de magia.
- Jajaja – Tanjiro dio un par de pasos para situarse delante de una de las puertas de cristal del hotel con vistas al mar - ¿Sabes? Yo no he sido siempre así.
- ¿Así cómo? - preguntó mientras se ponía a su lado - ¿Cabezón? ¿Entrometido? ¿Charlatán? ¿Malpensado?
- ¡Senpai! - protestó avergonzado – Jo, podrías medir un poco el alcance de tus palabras - infló sus mejillas en uno de sus clásicos pucheros, pero no tardó en recuperar su rostro normal – Antes de que mi padre me diera los pendientes, era alguien cobarde y temeroso, además... - jugó algo distraído con sus dedos – Tampoco era bueno hablando con los demás.
- ¿Tú? ¿Qué hablas hasta con las paredes?
- Senpai.
- Ya, ya, medir mis palabras.
- Papá me regaló esos pendientes, son idénticos a los suyos y les lanzó un hechizo de valor, siempre que los llevase puestos, podría hacer cualquier cosa. No habría nada imposible para mí.
- ¿Apoyas entonces tus actos en unas cartas que cuelgan de tus orejas? Es algo extraño.
- Así somos las personas, necesitamos apoyarnos en este tipo de cosas para seguir adelante.
- Pero llevar esos pendientes o no, no tiene nada que ver con como eres.
Tanjiro apartó su vista del mar y la dirigió hacia Giyuu, los profundos ojos azules de este le observaban atentamente.
- Eres cabezón, entrometido, charlatán, malpensado y valiente, lleves o no los pendientes. El cómo eres ahora no lo ha creado un par de pendientes, tu personalidad la has forjado tú mismo, con tus propias decisiones tomadas por tu propia voluntad. Eres... - por un momento su mente se perdió completamente y su lengua soltó directamente lo que su cerebro pensaba – Eres maravilloso.
- Eh... - procesando lo que Giyuu le acababa de decir, su rostro completo no tardó en teñirse de rojo, al igual que las mejillas de Giyuu cuando se dio cuenta de lo que había dicho.
- E-es decir...
- No... m-me ha quedado claro.
- No he usado las palabras adecuadas.
- ¿No? - Tanjiro usó sus manos para abanicar su rostro que sentía exageradamente caliente – A mí me han gustado.
Giyuu acabó apartando la mirada, a veces la mejor solución era huir.
- Seguiré buscando un poco más antes de irme a la cama ¿vale?
- Vale...
- Hasta mañana.
- Hasta... - no le dio tiempo a despedirse, el mayor ya se estaba alejando por los pasillos – Hasta mañana...
Tanjiro posó una mano sobre su pecho con la intención de calmarse un poco. No se terminaba de acostumbrar a un Giyuu tan distinto del que conoció. Si bien le alegraba que el chico se sintiese a gusto a su lado y estuviesen creando un vínculo de amistad profundo, parece que las repentinas muestras de aprecio que le mostraba le continuaban pillando de sorpresa.
- ¿Por qué...? Hace que me dé tantas vueltas la cabeza...
Con la intención de obtener un poco de paz, Tanjiro abrió la puerta de cristal frente a él y salió fuera para pasear un poco por los jardines del hotel pero una familiar cabellera rubia junto a otro rostro conocido llamó su atención.
- ¿Zenitsu...? ¿Y Kanao?
- ¡Tanjiro! - al percatarse de su presencia, Zenitsu pareció mostrarse aliviado - ¡Por favor, ayúdame con esto!
- ¿Qué ocurre?
- Es que Kanao dice...
- Me parece que Inosuke muestra interés sexual por mí.
- Ah... ¡¿QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE?! ¡¿INOSUKE?!
- Sí - asintió tranquila a pesar de lo que estaba diciendo - Él, cito textualmente, solo podía pensar en carne. Además, le resultaba más satisfactor el verme en biquini en vez de en bañador.
- Pe-pe-pero... ¡Inosuke suelta cosas sin pensar, no pienses mal de él!
- No pienso mal - declaró con su común rostro pacífico - Tampoco veo mal que sienta interés sexual por mí, es común. Las hormonas revuelven el organismo adolescente.
- ¿Quieres que hable con él? Inosuke puede ser muy bruto y algo maleducado, te debe haber parecido algo incómodo...
- La solución no es reprimirlo.
- ¿Eh?
- La solución a la lujuria adolescente no es reprimirla, al contrario, es dejarla salir.
- ¿Q-qué...?
- La lujuria enferma el cuerpo, para curarnos, debemos saciar los deseos que nos provoca, por lo que la solución que la biología nos plantea, es que mantenga relaciones sexuales con Inosuke.
- ¡¿AAAAAAAAAAAAAAAH?! ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO! - chilló Tanjiro con el rostro rojo - ¡ESO ESTÁ MAL!
- Eso la he dicho yo, pero...
- ¿Qué es exactamente lo que está mal?
- ¡E-el...! ¡El sexo! ¡Somos muy jóvenes!
- Incorrecto, el proceso de madurez sexual se desarrolla entre los 9 y los 18 años, como en teoría la plenitud de la madurez sexual se alcanzará al final de esa etapa, será imposible delimitar tus gustos si no has experimentado.
- ¿Experimentando...?
- Sí, si no experimentas tu sexualidad ahora, no podrás concretar como adulto tus preferencias sexuales.
- A-a-a-a-a-a-a-ah... - el rostro de Tanjiro se ponía más rojo con cada palabra que salía de la boca de Kanao – A-aun así... ¡No está bien!
- ¿Por qué?
- ¡Po-porque no está bien que hagas "ese tipo de cosas innombrables" con una persona que no quieres!
- ¿Por qué?
- ¡Porque...!
- El amor y la atracción sexual no tienen que ir de la mano.
- ¡Si que van!
- Entonces, ¿cualquier persona que te excite es una persona de la que estás enamorada?
- No, pero...
- ¿No te interesa sexualmente nadie al que no estés vinculado con sentimientos románticos?
- Y-yo no... - la torre de Tokio alzándose en la entrepierna de Giyuu le obligó a agachar la mirada – N-no...
- Como adolescentes que somos, debemos experimentar biológicamente un despertar sexual. Sería ir en contra de la naturaleza el intentar obstaculizar el de Inosuke – el sonrojo en las mejillas de Tanjiro habló por si solo para Kanao – Obstaculizar el tuyo tampoco es una buena idea. Experimentar es necesario para tu desarrollo biológico.
Zenitsu esperó a que Tanjiro le reprochara eso, pero para su sorpresa, el pelirrojo continuó mirando hacia abajo sin decirle nada a Kanao.
- En ocasiones el silencio dice más que las palabras.
- Está mal... - comenzó a balbucear - ¡Está mal!
Tanjiro salió corriendo de allí sin llevar una dirección clara. Al volver a adentrarse en el hotel, continuó corriendo durante unos segundos por los pasillos bajo la confusa mirada de algunos clientes. Las palabras de Kanao le hacían pensar inexplicablemente en su momento en el baño con Giyuu, podía pecar de inocente en ciertos aspectos, pero sabía de sobra que el hecho de que la Torre de Tokio se haya alzado quiere decir que Giyuu se excitó por algo, era increíble, hasta alguien como Giyuu caía en la lujuria provocada por el verano y no era solo él. Si se ponía a pensarlo, ¿no había caído Zenitsu también? ¿Qué pasó exactamente ayer por la noche con Uzui?
- No, no - palmeó sus mejillas para alejar malos pensamientos – Pensar eso está mal, está fatal, está...
No supo exactamente qué fue lo que guio sus actos en ese preciso momento, pero cuando regresó a su habitación no se dirigió hacia su futón, recogió el cuaderno con su planificación del viaje y aunque observó como los gemelos se habían colado en la habitación y dormían uno a cada lado de un Genya atrapado profundamente en el mundo de los sueños, no dijo ni hizo nada. El mantenerse siempre cerca de Genya era un resultado de los deseos sexuales de los Tokito, incluso ellos que eran mucho más jóvenes que él estaban experimentando el temido despertar sexual que mencionó Kanao.
Eso hacía que pensase seriamente en su situación, ¿qué pasaba con él? ¿Tenía deseos sexuales? ¿Qué tipo de chico le excitaba? No iba a dudar de su amor por Rengoku, por supuesto que el rubio estaba las 24 horas del día en su cabeza y le hacía fantasear con estar a su lado como pareja, pero hablando en un aspecto más sucio, ¿le había causado Rengoku ese calor en el bajo vientre que correspondía a la excitación?
- Para, para de pensar en eso - negó rápidamente con la cabeza – No está bien... no está bien... - se comenzó a repetir en voz baja hasta que llegó frente a la habitación de Giyuu.
El pelirrojo apretó el cuaderno contra su pecho, había llegado hasta allí pero nada más. No estaba seguro de que su voz fuese a salir para llamar a Giyuu así que intentó volver a caminar para alejarse pero la puerta abriéndose de repente casi le provocó un infarto.
- ¿Tanjiro? - el mayor se le quedó mirando atentamente - ¿Qué haces aquí?
- Eh... pu-pues... ¿estás solo?
Nada más soltar esa pregunta se quiso dar una bofetada así mismo, ¿qué clase de pregunta digno de agresor sexual era esa?
- Sí, Gyutaro no ha vuelto todavía, Uzui tampoco.
- Claro... e-entonces... ¿te importa si...? - agachó la mirada, tapando la mitad de su rostro con su cuaderno - ¿Te importa si paso?
- N-no... adelante – Giyuu se hizo a un lado, cuando Tanjiro pasó, los ojos azules viajaron automáticamente hacia su trasero y como si este tuviese ojos en la espalda, se lo tapó usando el cuaderno - Tú sí que sabes cortar todo signo de diversión. ¿A qué has venido?
- No podía dormir y... quería... bueno, era solo preguntarte, no tienes que querer hacerlo.
- ¿Hacerlo?
- S-sí...
- ¿Hacer? - tragó duro - ¿Hacer qué?
- E-es... puedes negarte... no, mejor no te lo pregunto, no tienes ninguna obligación de hacerlo y seguro que te resulta molesto.
Tanjiro tenía suerte de ser Tanjiro, si hubiese sido otra persona dándole una explicación tan vaga, Giyuu le habría mandado fuera con una respuesta fría y carente de sentimientos, pero al ver como el líder del club restregaba sus piernas nervioso y se movía levemente de lado a lado con esas mejillas regordetas brillando en color rojo hacía que lo último que quisiese hacer fuese mandarle fuera.
- ¿Qué es lo que quieres?
- ¿Quieres...? - los ojos de Giyuu miraron hipnotizados como los regordetes labios de Tanjiro se separaban con cada sílaba que pronunciaba - ¿Hacerlo...? ¿Conmigo?
El cerebro de Giyuu desconectó, parece que había una actualización instalándose en el peor de los momentos, así que su cerebro no trabajando un rendimiento del 100% comenzó a analizar la petición del pelirrojo. ¿Hacerlo? Era una pregunta muy vaga, ¡que al menos especificara más! ¡¿Y por qué andaba con el rostro rojo?! ¡Conecta, Giyuu, conecta!
La sangre en las mejillas es símbolo de vergüenza, Tanjiro le está pidiendo algo que le da vergüenza, ¿o es el hecho de estar allí solos lo que le da vergüenza? ¡Espera, más importante todavía! Le había preguntado si estaba solo, es decir, Tanjiro quiere hacer algo que le da vergüenza y que no puede hacer con más gente alrededor. ¿Qué encaja en esa descripción? Pues al increíble y desarrollado cerebro de Tomioka Giyuu no se le ocurre otra respuesta que aquella. Son adolescentes, solos en una habitación de un hotel en la playa, con solo un fino yukata cubriendo sus cuerpos y además ambos se vieron partes importantes del cuerpo completamente expuestas ayer... ¡¡¡LA RESPUESTA ES SEXUAL!!!
Kamado Tanjiro busca sexo.
- Senpai – le llamó con un tono suplicante - ¿Lo harías... conmigo?
El labio de Giyuu comenzó a temblar, ¿qué respuesta esperaba el pelirrojo? Era una proposición tan indecente.
- ¿Y... y Rengoku?
- Rengoku-senpai... - bajó el cuaderno para que Giyuu pudiera ver su rostro avergonzado completo – Rengoku-senpai no está aquí... solo estamos tú y yo.
- E-entonces... n-no sé... s-si es una petición del líder de mi club... supongo que no la puedo rechazar.
La respuesta pareció complacer a Tanjiro.
- ¿Cuál es tu futón?
- ¿Ah...?
- ¿Cuál es?
- E-eh... e-este - señaló el futón en el que dormía él. La verdad es que le sorprendía lo atrevido que estaba siendo Tanjiro.
- Genial – se sentó de rodillas encima del futón de Giyuu y lo palmeó indicando al mayor que tomara asiento frente a él - ¿Vienes?
- ¿E-estás seguro?
- Sí.
- Supongo... que será lo que tú digas entonces.
El ver como Giyuu dirigía sus manos hacia la tela que anudaba su yukata, hizo que Tanjiro entrase en pánico.
- ¡WAAAAAAAAAAAAAAA! ¡¿QUÉ IBAS A HACER?! - cogió rápidamente la almohada de Giyuu y se la tiró a la cara - ¡¡NI SE TE OCURRA ACERCAR LA TORRE DE TOKIO A MI CARA!!
- ¿Qué? - se quitó la almohada de la cara, tenía el rostro rojo por el golpe - Pensé que venías a tener sexo.
- ¡¿AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH?!¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
- Pues explícate mejor, tus palabras son confusas.
- ¡¿Y TÚ QUÉ SENPAI, ACASO IBAS A ACEPTAR?!
No obtuvo una respuesta rápida a su pregunta, Giyuu se le había quedado mirando con las mejillas algo rojas.
- ¿Qué motivo habría para negarse? - le respondió evitando mirarle – Es decir, biológicamente hablando...
- ¡Para! ¡Tú también con esas tonterías de la biología!
- No son tonterías, es la naturaleza humana.
- Pues ya no quiero ser humano, prefiero ser un conejo.
- ¿En serio? Los conejos pueden mantenerse continuamente copulando. ¿Prefieres vivir así?
- ¡Ya, ya! Me queda claro - dejó escapar un resoplido de sus labios – Pero me da igual la biología, no somos animales, tenemos consciencia, criterio, no sé, algo que nos impide lanzarnos encima de cualquier persona, ¿no piensas igual?
- Sí... pero... - devolvió la almohada a su sitio al mismo tiempo que tomaba asiento frente a Tanjiro – Si piensas que alguien es atractivo, lo lógico es interesarte sexualmente por él.
- ¿En serio... piensas eso? - tiró de uno de sus cabellos en un tonto intento de tapar la cicatriz de su frente – Debe ser mentira.
- No lo es. Ayer no te vi completamente desnudo, estabas de perfil y el vapor me dificultaba la visión, pero lo poco que vi fue suficiente para decirte que eres hermoso – su cerebro procesó tarde lo que había dicho, pero ya no había manera de arreglarlo - ¿A qué habías venido? - intentó cambiar de tema.
- Hmmm... - Tanjiro se revolvió en su sitio con el rostro rojo por lo que le acababa de decir - ¿Quieres ayudarme a planificar lo que queda de viaje?
- ¿Planificarlo?
- Sí - Tanjiro abrió el cuaderno y se lo enseñó - Tenía planificado horarios y actividades en la playa.
Giyuu tomó el cuaderno, efectivamente allí estaba especificado cada detalle. La hora de salida, la estimada de llegada, la ubicación de la mansión de Ubuyashiki y un feo dibujo del reparto que habían hecho. Al pasar a la siguiente página, vio un dibujo extraño de algo que le pareció una especie de hombre tortuga.
- ¿Qué es esto? ¿Un monstruo?
- Es un kappa.
- Ah.
- ...
- Sí, desde cierto ángulo...
- Quería buscar kappas - confesó avergonzado de su dibujo – Porque estamos cerca del mar.
- Con esa lógica, deberíamos pescar también porque estamos cerca del... - pasó la hoja, había una actividad de pesca - ¿En serio?
- ¿Qué pasa? Creo que Inosuke se divertiría mucho pescando.
- Esparciría los gusanos por todos lados, ¿y qué piensas hacer con Daki? Ella no participaría en una actividad así.
- Ya lo sé - estiró su mano para pasar a la siguiente página - Por eso hice una búsqueda de las mejores tiendas de ropa de la zona. Pensé que eso podría gustarle.
Continuó pasando páginas, el viaje planificado por Tanjiro no se limitaba solo a la playa, parecía que tenía pensado pasarse por varias zonas de la ciudad entre las que destacaba un refugio de aves y un jardín botánico.
- Son zonas raras para visitar en verano.
- A Zenitsu le gustan los pájaros y sé que Kanao ayuda en el mantenimiento de las flores de la escuela, por eso pensé que el jardín botánico sería un sitio agradable para ella.
- Piensas en todo – la siguiente página llamó más su atención, era la foto de una panadería, no parecía tener nada de especial para querer visitarla, pero al lado de la foto una flecha roja la señalaba y la unía a la escritura de "Pan de chocolate" y a un dibujo feo de lo que supuso era él sonriendo – Mierda... - tapó su boca intentando controlar el revoltijo de emociones en su interior. Incluso él estaba dentro de la planificación de Tanjiro, el chico era malditamente adorable – Lo tienes todo bien organizado.
- En realidad no todo.
- ¿A qué te refieres?
- Pues que no contaba con Uzui-senpai, ni con Kanroji-senpai y mucho menos con Nakime-san.
- No creo que sea difícil encontrar alguna actividad entretenida para Uzui y Kanroji.
- Ya, pero... Nakime-san... es algo complicada. ¿Tú que piensas que le podría alegrar?
- No es alguien sociable, preferirá que la dejes sola.
- Esa opción no me parece bien, ¿sabes? He observado que la biwa llamó mucho su atención, ¿crees que le gusta la música?
- Podría ser el caso.
- La podríamos llevar a una exposición de instrumentos tradicionales.
- O a una biblioteca que allí está prohibido hablar.
- ¡Senpai! - Tanjiro golpeó su brazo para regañarlo.
- Solo lo digo porque obviamente no le gusta hablar, ¿acaso la has escuchado decir una sola palabra desde que hemos llegado aquí?
- No quiero llevarla a un sitio que la aísle más, quiero llevarla a algún sitio que la acerque más a los demás.
- Un autobús en plena hora punta será suficiente para acercarla a los demás.
- ¡No hablo de acercarla apretándola contra otros!
- Deberías especificar cuando hablas.
- Sí o si no la gente podría llegar a pensar que busco mantener relaciones sexuales con ellos.
Giyuu casi se cae al suelo por eso, menudo golpe bajo se acababa de llevar. Junto a Tanjiro investigaron con el móvil de Giyuu sitios que podrían ser del agrado de Nakime y se fueron apuntando algunos en el cuaderno del pelirrojo. Durante todo el tiempo que estuvieron pensando y buscando, Giyuu agradeció que ni Gyutaro ni Uzui decidieran aparecer por allí. Pasar tiempo con Tanjiro, aunque fuese en una cosa tan insignificante como esta era reconfortante. Le gustaba pasar tiempo con él. Ambos pasaron de estar sentado frente a frente a sentarse lado a lado, Giyuu se tenía que regañar internamente cuando Tanjiro se pegaba de más a él para mirar la pantalla de su móvil y quedaba un hueco entre el yukata y su piel que dejaba entrever su pecho. Durante más de 10 segundos dejó de escuchar la voz de Tanjiro lo cual le extrañó teniendo en cuenta lo charlatán que era, pero sus dudas se resolvieron cuando sintió como la cabeza del chico chocaba contra su hombro, se había quedado dormido.
- No te duermas en la habitación de otra persona - pinchó con delicadeza su mejilla, observando como esta recuperaba inmediatamente su forma – Tanjiro.
- Uhmm... - un ruidito le indicó que le había escuchado, pero seguro que no lo había entendido.
- Te estás quedando dormido, ¿tanto te aburro?
- Noooo... - apretó su mejilla más contra su hombro – Tomioka-senpai... es genial...
- Pues no hagas que este senpai tan genial tenga que llevarte en brazos a tu habitación - al intentar moverle, el cuerpo de Tanjiro casi se cae hacia un lado por lo que Giyuu puso su mano rápidamente detrás de su espalda y le ayudó a tumbarse lentamente sobre su futón - No te quedes dormido en una habitación que no es la tuya – su regañina no obtuvo respuesta, la calmada respiración en el chico le indicaba que se había quedado dormido – Oye, si no te despiertas meteré la mano debajo del yukata y gozaré de lo lindo con esos muslos – el no obtener respuesta ante una de sus pervertidas amenazas confirmó completamente que se había dormido.
Problemático, eso fue lo único que pasó por su cabeza. Le podría llevar en brazos a su habitación, pero si Tanjiro despertaba en medio del transporte lo más seguro es que malpensara todo y se pusiera a chillar que es un pervertido o cosas así. Debido a aquello, decidió que esperaría a que el pelirrojo despertara, no era muy probable que se quedara tan dormido en una habitación que no era suya o al menos eso pensaba él. Acomodó al chico mejor encima del futón y le arropó un poco, no quería que la tentación de palparle los mulos le llamase. Su mirada se pasó por las orejas desnudas del chico, en verdad se veía extraño sin los pendientes. Bajando más se percató de que el cuaderno seguía atrapado entre sus manos así que con cuidado de no perturbar su sueño, Giyuu se lo arrebató con delicadeza y movido por la curiosidad propia del ser humano, siguió ojeando las últimas hojas escritas. Aunque se esperó encontrar con reglas y horarios para el viaje del vuelta, antes de aquello se encontró con el cronograma de un festival de verano de la zona, el evento de los fuegos artificiales estaba subrayado en un amarillo fosforito y al igual que en el resto de actividades, les acompañaba un dibujo muy cutre, en esta ocasión era un dibujo de varias cabezas feas que supuso que eran las suyas.
Para Giyuu fue imposible controlar una pequeña sonrisa, el chico si que dibujaba feo o si de verdad les ve con esa forma, entonces Tanjiro debe de pensar que son monstruos. El dibujo que le representaba a él se ganó su atención, detrás de su cabeza había unos triángulos mal dibujados que interpretó como su coleta y extrañamente, en su cara había una enorme sonrisa. Parece que le gustaba mucho dibujar cosas irreales. Una flecha unía el dibujo del supuesto Giyuu a unas palabras escritas en rojo y encerradas en un círculo en señal de que era importante.
"¡Debe pasárselo bien!"
La fuerza con la que sostenía el cuaderno disminuyó, de verdad que ese chico era increíble. Puede que nunca llegase a entender porque era así de amable con él, porque se preocupaba o porque le cuidaba, pero le daba igual entenderlo o no. Era amable, de buen corazón y dispuesto a darlo todo por los demás. Esto ya era pasarse, el chico no era solo hermoso físicamente, sino que por dentro era toda una joya de ser humano. Le debería haber dado igual, pero Giyuu también quería que Tanjiro se lo pasase bien en estas vacaciones.
El mayor cerró el cuaderno para no cotillear nada más y lo dejó a un lado del futón, como este era grande, se tumbó al lado del chico y se le quedó mirando. Sus parpados cedían de vez en cuando, señal de que él también se iba a acabar quedando dormido.
- Para ya - comenzó a murmurar antes de dormirse – Si sigues siendo tan amable... siento que voy a perder la cabeza completamente.
Sus ojos acabaron cediendo, viendo por última vez el pacífico y lindo rostro durmiente de Tanjiro antes de acompañarle en el mundo de los sueños.
Mitsuri dio una vuelta y otra más en su futón, la última que dio la hizo quedarse mirando el futón de Nakime. La chica se encontraba dentro, arropada hasta las orejas y dándola la espalda. Aunque estuviese a escasa distancia de ella, Mitsuri sentía que en realidad la chica estaba a millones de años luz de distancia y tal vez, esa distancia la hubiese acabado creando ella sin darse cuenta, el solo pensarlo le provocó un pinchazo en la tripa. La chica de cabellos rosas se despojó de la manta sobre ella y en silencio recogió su móvil de su mochila y salió de la habitación tras dar una última mirada a Nakime.
Sola en el pasillo desbloqueó la pantalla de su móvil donde se podía ver la imagen de Senjuro. Como extrañaba al dulce y amigable chico que adoraba abrazar. Sin pensarlo, fue directa a sus contactos, en favoritos se encontraban algunas personas con las que mantenía sus llamadas más frecuentes, por supuesto todo el consejo estaba allí guardado. A pesar de que su dedo en un principio se posó en el contacto de Rengoku, acabó reculando y pulsó el de Iguro. Con sus mejillas tiñéndose de rojo por la vergüenza de estar llamando tan tarde, Mitsuri esperó a que alguien contestase al otro lado de la línea. Como parecía tardar mucho pensó en rendirse y colgar pero justo en ese momento Iguro respondió.
- ¡Kanroji! - la chica fue recibida por un potente grito - ¡¿Q-qué ha pasado?! ¡¿Por qué llamas?! ¡¿Te ha hecho algo un hombre pervertido con los que viajas?!
- Buenas noches, Iguro-san y no jajajaja, nadie me ha hecho nada pervertido. Todos son muy amables conmigo, me siento una princesa rodeada de gente super linda y tierna.
- Más les vale, cuando me enteré de que ibas a ese viaje... y que Tomioka estaba... ¡¡SI TE HACE ALGO IRÉ CORRIENDO AHORA MISMO!!
- Pero estamos muy lejos de casa.
- ¡Me da igual! No dejaré que ese simplón de pocas palabras se salga con la suya.
- Pocas palabras... - murmuró con Nakime dentro de su mente – Oye, Iguro-san, ¿puedo hacerte una pregunta?
- ¿Qué es?
- ¿Tú crees... qué está mal el como soy ahora mismo?
- ¿Ah?
- Es que... ¿tú crees... que creo ideales inalcanzables? Tal vez... debería bajar el ritmo ¿no? Ya sabes – con uno de sus dedos enredó uno de sus mechones rosas que ahora se encontraban sueltos – Ser más normal, para no molestar a nadie.
- Pero Kanroji... - Iguro suspiró profundo - ¿Qué tontería es esa? ¿Quién es el estúpido al que le molestas?
- Solo... solo era un pensamiento.
- Pues deja de pensar esa tontería. Demonios, cualquier comentario tonto se te mete en la cabeza. Escucha, tú eres fantástica tal y como eres, no creas ningún ideal inalcanzable, demuestras que las personas dulces y amables pueden existir y relacionarse con bichos raros como yo.
- Jajaja, ahora es Iguro-san el que dice tonterías. No eres un bicho raro, Iguro-san es muy amable.
- Habría que preguntar a más personas sobre esa opinión.
- Jajajaja, siempre me anima mucho hablar contigo, Iguro-san. Ojalá estuvieras aquí, conmigo.
- Ah... ¡AH! - al otro lado se escuchó como algo chocaba contra el suelo, seguramente Iguro que se había caído - ¡¿Co-contigo?!
- ¡Sí! Y Rengoku-san, Shinobu-chan, Aoi-chan y por supuesto mi dulce y tierno Senjuro-kun. Os amo a todos, muchisisisisisisisimo – el pensar en todos ellos y recordar que ahora mismo ninguno estaba a su lado hizo que la sonrisa de la chica flaquease un poco – Os echo de menos.
- Kanroji...
- Seguro que es una opinión impopular, pero me gusta la escuela porque allí me encuentro con las personas que tanto quiero.
- A mí también porque... bueno... allí... estás tú...
- ¿Mm?
- ¡Quiero decir...! Cu-cuando acaben las vacaciones volverás a ver a todos así que no te preocupes.
- Habré echado tanto de menos a todos que los saludaré con un apasionado beso de amor.
- ¡¿BE-BE-BESO?!
- Sí, el solo imaginar las besuqueables mejillas de Senjuro-kun... ¡Kyaaaaaaa! ¡Me muero de amor~! Jajajajaja.
- Me gusta escucharte reír.
El comentario pilló por sorpresa a Mitsuri que presa de la vergüenza agachó la mirada como si todas las respuestas del universo estuvieran en el suelo.
- O-oye... Kanroji... ¿tú... tú tienes alguien que...? No, mejor olvídalo.
- ¿Qué es?
- Nada, nada, solo quería preguntar si... bueno, había alguien en tu corazón o...
- Senjuro-kun - contestó rápida y decidida.
- No respondas tan rápido - otro suspiro por parte de Iguro – Me refiero a en tu corazón en el sentido de... bu-bueno... ya sabes, de hacer cosas con él.
- Senjuro-kun – la respuesta llegó igual de rápida.
- Cosas románticas, de pareja... - confesó por fin - ¿Con quién... con quién te ves casada en el futuro?
- ¿Casada? Pues...
- Pero un matrimonio serio, con alguien con quien esperaras tener hijos y... y esas cosas.
- Hmmm... pues creo que sería sin lugar a dudas...
Un pitido de su móvil llamó su atención, al separar el objeto pudo ver como la rayita de la batería estaba a punto de apagarse. Se estaba quedando sin batería.
- Waa, que mala pata, hablamos mañana, Iguro-san.
- ¡¿EH?! ¡Pero espera, contesta por favor!
- Bye-bye – se despidió de buen humor y colgó. El fondo de pantalla de Senjuro acabó desapareciendo de la pantalla cuando esta se apagó por la poca batería.
Al regresar a su habitación, Nakime seguía durmiendo en la misma posición. Con cuidado de no despertarla, Mitsuri enchufó su móvil para cargarlo, regresó a su futón y se arropó observando la espalda de la chica. Iguro tenía razón, no había nada malo en cómo era ella ahora mismo, no había nada malo en intentar llevarse bien con todos, ni en sonreír, ni en desear lo mejor para todos.
No había manera de que fuese malo el tender una mano amiga a aquellos que están dejando atrás. Por ese mismo motivo iba a seguir esforzándose por conseguir volverse amiga de Nakime, no la dejaría sola bajo ninguna circunstancia.
- Nakime-chan – la llamó en voz baja, aunque supuso que esta estaba durmiendo – Dulces sueños.
Mitsuri acabó cerrando sus ojos y acurrucándose más en el futón. Desde el otro lado de un cristal que conectaba su habitación a un pequeño balcón con vistas al mar, Muzan miraba mal a la chica de cabellos rosas que se acababa de quedar dormida.
- Que molesta – se sinceró con odio y con su mirada rojiza clavada en ella – Os quitaré de en medio, a todos. No falles, Nakime.
Nada más pronunciar su nombre, la chica se levantó exaltada del futón y miró a su alrededor. No había nadie. Pensando que había sido todo producto de su imaginación, volvió a recostarse con la intención de recuperar el sueño.
Sus tranquilas vacaciones estaban a punto de complicarse.
Hola!!! Hasta aquí el capítulo. En el siguiente ya es el comienzo de las complicaciones y de los demonios. Si bien Mitsuri me parece un personaje que es 100% amor y me gusta mucho escribirla en esta historia, me temo que está en el punto de mira de Nakime así que seguramente sea la primera a la que las cosas se le van a poner feo y me temo que no va a ser la única. No quiero hacer spoiler pero recen por nuestro rayito de sol pelirrojo.
18 capítulos ya y todavía por el tercer demonio. Los demonios a exorcizar que planeo meter son aproximadamente diez contando a Rui, Enmu y Nakime así que como no me gusta que las historias queden de 400 capítulos está casi completamente asegurado que Club de Investigación de Demonios tendrá segunda temporada y tranquilos porque a esta temporada le queda mucho todavía.
Gracias por leer, os quiero y nos vemos en el próximo capítulo.
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