Capítulo 13: Reencuentro

La punta de la hoz seguía presionando contra su garganta en espera de escuchar una respuesta sumisa y patética de Tanjiro. Si se quería preguntar cómo era que había llegado a esa situación tenía que recapitular al día de ayer en el que Rengoku llevó a su club a dos nuevos miembros, los cuales resultaron ser maleducados, egocéntricos, soberbios y para empeorar más las cosas, ambos tenían un demonio dentro, o eso al menos era lo que decía Gyutaro.

Poseídos o no, la situación había llegado a alterar los nervios de Tanjiro y le había llevado al límite.

- No.

- ¿Ah? - Gyutaro bajó la mirada para ver la cabeza de Tanjiro - ¿Qué has dicho?

- He dicho "No" - enfatizó bien la negación y giró un poco su rostro para mirar a Gyutaro – No te pienso ayudar, ni a ti ni a tu hermana, no si haces las cosas de esta manera.

- Tanjiro... no le enfades en esta situación - le advirtió un nervioso Zenitsu.

- Me da igual, que se enfade, que patalee, que haga lo que quiera. No pienso ayudar a alguien que me pide ayuda poniéndome una hoz en el cuello.

- Oh, presi... que respuesta tan equivocada. Dime, ¿de qué manera planeas rogarme para que no esparza tus entrañas por el bonito suelo de tu club?

- No vas a hacer eso.

- ¿No?

- No, porque si haces eso, entonces definitivamente nadie ayudará a tu hermana.

Un pequeño chasquido de molestia llegó a los oídos de Tanjiro, había dado justo en el clavo. La situación no era tal y como pensaba Gyutaro, de hecho, era todo lo contrario.

- Quien tiene la sartén por el mango no eres tú y eso me lo ha dejado bien claro tu comportamiento – sin ningún miedo en el cuerpo, Tanjiro caminó tranquilamente para alejarse de Gyutaro, este no cumplió ninguna de sus amenazas y le dejó marchar bajo la asombrada mirada de los demás - Quienes de verdad tenemos el control somos nosotros, nos necesitas ¿no? Si no fuera así, no habrías vuelto al club para amenazarnos.

- Eres menos tonto de lo que pensaba - murmuró para si mismo – Entonces, ¿no vas a exorcizar a Daki?

- Ya te lo he dicho antes, no os voy a ayudar si haces las cosas así.

- ¿Así? - Gyutaro arqueó una de sus cejas en señal de duda - ¿Entonces...?

- Para empezar, quiero que pidas perdón a Zenitsu por pegarle a una silla - señaló al rubio poniéndole nervioso.

- ¡No, no, no! ¡No hace falta que...! ¡IAAAA! - chilló un segundo para callarse de repente al tener el aterrador rostro de Gyutaro delante.

- Cejotas, lo siento por pegar tu enorme culo a una silla.

- ¡AH! ¡¿Cómo que enorme culo?!

- Ya está - se giró para mirar a Tanjiro.

- No está - señaló ahora a los gemelos - Pídeles perdón por esconder su ropa.

Gyutaro dedicó una mala mirada al pelirrojo que habría congelado la sangre de cualquiera, incluso la de Tanjiro pero ahora mismo estaba decidido a mantenerse firme ante él. Si Gyutaro quería ayuda, primero debería dejar que Tanjiro corrigiera ese mal hábito de no pedir perdón por hacer cosas malas.

- Que pesado, ¡hey, mocosas!

- ¡Que somos chicos!

- Sí, sí, lo que digas, bonita. Siento haberos puesto guapas.

- No parece una disculpa.

- ¡Es que no lo es!

Tanjiro se cruzó de brazos cuando Gyutaro volvió a mirarle, pero era lógico que ahí no acababa la cosa. Con un movimiento de cabeza, Tanjiro señaló a Inosuke. Mierda, si de verdad Gyutaro no les necesitara, entonces les colgaría del edificio más alto de la escuela, a Tanjiro el primero.

- Travesti, siento que el maquillaje te siente tan bien y por cierto - miró de reojo a Tanjiro – Fue Daki la que te maquilló, así que yo en realidad no debería estar disculpándome.

- Es tu hermana pequeña, asume la responsabilidad – con otro movimiento de cabeza, señaló ahora a Genya.

- Argh, bueno, este y ya ¿vale? ¡Oye, feo! Siento que Daki te diera las bragas de la niña de ojos rosas, pero alégrate, es lo más cerca que vas a estar de tocar la ropa interior de una chica.

Genya casi se cae al suelo después de escuchar las palabras de Gyutaro, de repente sentía sobre su persona tres miradas rabiosas. ¿Había contado bien? Sí, eran tres.

- Genya... - Muichiro le miró sin ningún rastro de sentimientos - ¿Por qué dejaste que te diera eso? ¿Eres un fetichista?

- Mereces ser castigado – Yuichiro le dedicó una mirada cargada de enfado – Así que reza al dios en el que creas.

- ¡¿Pero por qué os enfadáis conmigo?!

- Ojos rosas... - la mirada que Tanjiro le dedicó fue tan fría, como si no estuviera mirando a un ser humano sino a un gusano que se arrastra por el suelo - ¿Quién era exactamente, Genya?

- ¡Nadie, nadie, no la conoces!

- Era una niña de pelo oscuro – le delató Gyutaro – La forma de sus ojos era similar a los tuyos.

- ¿Sí? No me digas – Tanjiro sonrió al chico de la cabeza rapada y este temió por su vida – Bueno, esas son todas tus disculpas.

- Ejem – Giyuu aclaró su garganta, pero Tanjiro le ignoró - Oye, ¿y mi disculpa?

- ¿Por qué?

- ¿Por las revistas tal vez?

- Ah, no, tío, esas eran tuyas.

Tanjiro frunció el ceño ante esto y miró mal a Giyuu mientras inflaba sus mejillas en una pequeña rabieta.

- Está mintiendo, mírale - Giyuu señaló al mayor el cual estaba intentando controlar una cruel risa – Al menos que se disculpe por comerse el salmón.

- Se acabó el lameros el culo, ¡tú! - con mala cara, estiró uno de sus dedos para señalar a Tanjiro – Saca el demonio de Daki.

- No.

- ¡¿Ah?! - de forma amenazante se situó a escasos centímetros de su cuerpo y le fulminó con la mirada – Creo que no nos estamos entendiendo bien, princesita.

Tanjiro rodó los ojos ante esto. "Presi" y "princesita", ambos motes se escuchaban extraños y algo incómodos para él, pero si tuviera que elegir, preferiría mil veces que le llame "presi".

- No lo niego porque no vaya a hacerlo, lo niego porque no puedo hacerlo.

- ¡¿Ah?!

- ¡Nada de "Ah"! - le devolvió el grito y se cruzó de brazos en un intento de imponer autoridad – A partir del día de hoy eres miembro oficial de mi club, tanto tú como tu hermana, lo que implica que tienes que respetar mi autoridad como líder. ¿Entiendes?

Gyutaro maldijo por lo bajo y se alejó un poco del cuerpo del pelirrojo, este descruzó sus brazos y le continuó mirando a los ojos.

- Haremos un trato, ¿te parece bien?

- ¿Trato?

- Sí, escucha, no me he negado porque no vaya a hacerlo, me he negado porque no puedo exorcizar a Daki si no sé de qué se está alimentando el demonio. Investigaremos a Daki el tiempo que esté en el club y además...

- No.

- ¿Qué?

- Sé lo que ibas a decir, quieres exorcizarme a mí también. Bien, quieres hacer un trato ¿no? Pues hagamos un trato – dejó caer al suelo la hoz que sujetaba, al deshacerse el contacto que existía con su piel, el objeto pasó de ser un arma a ser un simple hueso – Daki y yo nos quedaremos, investigarás como librarla de su demonio y yo haré las mierdas que me pidas para colaborar – al ver como la mirada de Tanjiro se iluminaba por eso último, frunció el ceño y decidió explotar su efímera burbuja de felicidad – Sin embargo, a mí me dejarás en paz. ¿Me escuchas? No quiero que me exorcices, en todo caso, solo dejaré que hagas eso una vez que hayas librado a Daki. Esas son mis condiciones, no pienso cambiarlas.

El pelirrojo se lo pensó durante unos pocos momentos, pero no tardó mucho en extender su mano hacia Gyutaro.

- Trato hecho. 

Las uñas de Daki golpeteaban la mesa del club bastante molesta. Para empezar, no entendía muy bien que hacía allí ni por que su hermano estaba tan callado, ni siquiera había mostrado la intención de insultar o fastidiar a algún miembro del club, entonces ¿qué pintaban ellos allí si no era para molestar? Giró algo fastidiada su rostro para encontrarse de frente el de Zenitsu, este solo pudo ahogar un grito y apartar su mirada.

- Onii-chan, vámonos de aquí.

- No.

- ¡¿Ah?! ¿Por qué?

- Me quiero quedar.

- ¡¿Qué?!

- Bueno, bueno – Tanjiro dio un par de aplausos para llamar la atención de la chica, la cual giró el rostro enfurecida para encararle – Ya que sois nuevos en el club, ¿qué os parece que nos contéis un poco sobre vosotros? ¿Sois de la ciudad o venís de fuera?

- ¡¿Y a ti que te importa?! - le respondió una furiosa Daki.

- ¿De qué clase eres, Daki?

- De una, ¿qué más da?

- ¿Te llevas bien con tus compañeros de clase?

La última pregunta de Tanjiro hizo que la chica se levantara de su asiento y tras dirigirle una última mirada a su hermano en busca de alguna reacción de su parte, frunció el ceño y se marchó del club con la frente en alto y sin mirar atrás.

- Se fue - comentó un aburrido Genya – Oye, tú podrías haber colaborado respondiendo a las preguntas por ella.

- Tch, ¿qué mierda esperabais? Daki no es fácil de tratar. Es orgullosa, vanidosa y a veces algo estúpida.

- Pues menos mal que es tu hermana - murmuró Zenitsu aunque de todas formas se ganó una mala mirada de Gyutaro que le puso los pelos de punta.

- Entiendo, puede que hablar con ella directamente sea complicado. Tal vez deberíamos empezar a investigar sobre ella por otro lado, tal vez podríamos... - los pensamientos de Tanjiro fueron interrumpidos cuando la puerta fue tocada suavemente, cuando esta se abrió finalmente, Kanao se levantó de su asiento para recibir a las dos personas recién llegadas mientras los demás se extrañaban por su presencia.

- Tomioka Giyuu - llamó Aoi en la puerta con Senjuro detrás - Tokito Muichiro, presentaos en el despacho del consejo estudiantil.

- ¿Tomioka-senpai y...? ¿Muichiro?

Giyuu arqueó una de sus cejas ante la duda de estar siendo llamado por el consejo estudiantil, pero recordando las fechas que eran, empezaba a sospechar cual era el motivo por el que los llamaban. Tanjiro intentó preguntar, pero ambos chicos que habían sido llamados se levantaron antes de eso y siguieron a Aoi y Senjuro. Una vez delante de la puerta donde los solicitaban, Aoi y Senjuro se echaron a un lado para dejar entrar primero a los dos chicos. Muichiro posó su mano en el pomo, pero no llegó a abrir, en su lugar se hizo a un lado y dejó el camino libre a Giyuu.

- Tú primero.

Giyuu frunció el ceño algo extrañado mientras Aoi y Senjuro simplemente apartaban la vista sabiendo que era lo que esperaba nada más abrir la puerta. Si bien se le había hecho raro que Muichiro le pidiera entrar primero, sabía que no habría motivo para alarmarse, después de todo era el despacho del consejo estudiantil. ¿Qué peligro iba a encontrarse allí si no era Shinobu y una de sus tétricas sonrisas?

Dio un paso hacia delante y abrió la puerta que Muichiro se negó a abrir. Lo primero con lo que se encontró su rostro fue con un par de pechos, unos suaves pero firmes pechos se lanzaron encima de su rostro nada más abrir la puerta. Aunque no podía mirar a la cara a la dueña de esos suaves bultos, su voz la delataba perfectamente.

- ¡¡¡¡¡Muichiro-kuuuuuuuun!!!!!! ¿Por qué eres tan lindoooooooooo? - sin ser consciente de a quien estaba apretujando contra sus pechos, Mitsuri le atrapó en un asfixiante abrazo.

- Ejem – una sonrojada Aoi carraspeó su garganta para llamar la atención de Mitsuri y señalar con la cabeza al verdadero Muichiro.

- Oh... ¡Ah! ¡Me equivoqué! ¡Lo siento, lo siento! - Mitsuri soltó a Giyuu pero su rostro ya era de color rojo debido al impacto de los pechos de la chica, parecía que le habían dado un potente balonazo en toda la cara.

- No importa.

- Que vergüenza... ya van cuatro veces.

No entendió bien a que se refería, pero en el momento en el que entró en la sala y vio a Sanemi, Uzui y Gyomei con la misma marca roja que habían dejado sus pechos en su cara comprendió la situación.

- ¡Kanroji! ¿Otra vez? - protestó algo molesto Iguro.

- Es que... es que... ¡Es que estaba tan emocionada! Me gusta tanto Muichiro-kun, quiero abrazarle tanto y ahora que le tengo delante... ¡Muichiiiiirooooo-kun! - la chica se lanzó ahora hacia su objetivo, pero Muichiro se situó rápidamente detrás de Senjuro el cual empezó a sudar – Jajajaja, mala elección, Muichiro-kun, para mí... - una mirada algo maliciosa apareció en su rostro – Esto es... ¡Premio doble! ¡Jajajaja! ¡Os atrapé! ¡Muichiro-kun y Senjuro-kun, solo para mí! ¡Jajajaja!

- So-socorro... - Senjuro y Muichiro empezaron a ser asfixiados por los poco aparentes fuertes brazos de la chica de pelo rosa.

- Kanroji-san, por favor, debemos centrarnos – le recordó una calmada Shinobu sentada también en uno de los sillones del despacho.

- ¡Bienvenidos! - un sonriente Rengoku recibió a los recién llegados desde detrás de su escritorio - ¡Sentaos, por favor!

Giyuu no se molestó ni en mirar los ojos del rubio presidente, en su lugar se dirigió hacia los sillones donde el resto estaban sentados. En el sillón pegado a la pared estaban Shinobu, Iguro y Gyomei mientras que en el que se encontraba en frente y separado por una mesa estaban Sanemi y Uzui. La duda estaba servida para él, ¿se sentaba al lado de Shinobu o de Sanemi? ¿Cuál le daba más miedo? Como la respuesta la tenía clara, se sentó al lado de Sanemi sin pensarlo más.

- Tch, tienes los huevos bien puestos, Tomioka.

- Ara, ara~, ¿te has sentado allí por algún motivo en específico, Tomioka-san?

- Para nada.

- Ya que estamos todos, deberíamos empezar la reunión, ¿no, Rengoku-san? - Mitsuri se sentó al lado de Iguro y como tenía atrapado a Muichiro, le obligó a sentarse encima de ella. Este intentó liberarse, pero los brazos de la chica eran demasiado fuertes.

- Kan...

- ¡Kyaaaaa! ¡Que linda es la voz de Muichiro-kun! - apretó con más fuerza el cuerpo del chico, casi cortándole la respiración - ¡Y qué bonito es! ¡Me encanta todo lo que sea lindo como Senjuro-kun y Muichiro-kun!

- ¿Qué mierda miras? - al sentirse observado por Giyuu, Sanemi le dedicó una mala mirada.

- ¿Golpe de pechos? - Giyuu señaló la marca roja en su cara y luego la de Sanemi.

- ¿Por qué no vas y que te jodan?

- Rengoku, di lo que tengas que decir, algunos tenemos cosas extravagantes que hacer.

- ¡Sí, cierto, lo lamento! ¡JAJAJAJAJAJA!

- ¿Por qué mierda te ríes? - preguntó un desganado Sanemi aunque no obtuvo respuesta.

- ¡Supongo que os preguntaréis por qué os he reunido a todos! ¡Y la respuesta es...! - Rengoku levantó un poster que se encontraba apoyado sobre su mesa, dejando a ojos de todos su contenido - ¡Era para avisaros, en invierno dará comienzo la competencia académica entre escuelas! ¡Como los 9 mejores alumnos de la escuela Sakurajima, tenemos el deber de representarla! ¡¿No os emociona la idea?! ¡JAJAJAJAJAJA!

- ¡Sí! - la única persona emocionada que respondió fue Mitsuri - ¿Oh? ¿Qué pasa? ¿No os emociona?

- Hmm... ¿cómo te lo digo? - Uzui se encogió de hombros mientras pensaba – Parece una actividad poco vistosa, así que paso.

- Yo también paso - Sanemi se apuntó a la idea del mayor – Ya hicimos la prueba de nivel, ¿por qué competir ridículamente con gente más estúpida que nosotros?

- Yo tampoco tengo la intención de participar – la negativa de Gyomei sorprendió más que la de Uzui y Sanemi – Tal vez si hubiese sido otro año... pero es que este es mi último año, me gustaría centrarme solo en el examen de ingreso a la universidad.

- Rechazado - revolviéndose todavía entre los brazos de Mitsuri, Muichiro se unió a la negativa – No quiero dedicar tiempo a algo que me mantenga alejado de Genya.

- ¡Kyaaaaaa! ¡Muichiro-kun está enamorado!

- Yo tampoco participaré - Giyuu fue la última persona en rechazarlo, gracias a dios, tanto a Uzui, Sanemi, Gyomei y Muichiro les había parecido mala idea. Si hubiese sido solo él quien se negaba, sabía que habría tenido al resto intentando obligarle a participar.

- Bueno, si eso era todo, nos vemos otro día - Uzui se levantó del sillón y se dirigió a la puerta con Sanemi, Gyomei y Giyuu detrás, Muichiro no había podido unirse debido a que no tenía manera de librarse de los brazos de Mitsuri.

Aunque Giyuu se creía a salvo de tener que participar en un evento tan ridículo cuando llegase el invierno, se le había pasado por alto lo bien que se le daba a Rengoku salirse siempre con la suya.

- ¡Comprendo! ¡Estáis en vuestro derecho de no querer participar, aunque es una pena! ¡Oyakata-sama se habría puesto tan contento con nuestra victoria!

Los pies de Uzui, Sanemi y Gyomei frenaron de golpe, haciendo que Giyuu chocase contra la espalda de Uzui que era quien tenía en frente. Maldijo internamente, Rengoku sí que sabía que palabras exactas usar para conseguir lo que quería.

- ¿Oya...?

- ¿Kata...?

- ¿Sama?

- ¡Sí! ¡JAJAJAJAJAJAJA! ¡Oyakata-sama se emocionaría tanto con nuestra victoria! ¡Quién sabe que otras reacciones puede tener!

Giyuu maldijo para sus adentros cuando vio como Uzui, Sanemi y Gyomei parecían pensarse ahora la propuesta.

- ¿Qué...? Es decir, solo por curiosidad, ¿qué otras reacciones podría tener Oyakata-sama? - preguntó Gyomei a lo que Uzui y Sanemi asintieron compartiendo su misma duda.

- Pues... - la mirada de Rengoku fue hacia una de las esquinas del techo como si estuviera pensando la respuesta, aunque Giyuu sabía que su respuesta ya estaba pensada con antelación - Oyakata-sama... ¡Se sonrojaría mientras dice lo orgulloso que está de nosotros!

La idea aportada por Rengoku hizo que todos los allí presentes abrieran los ojos como platos y presentaran un ligero enrojecimiento en sus mejillas menos Muichiro y Giyuu.

- Mierda... ¡No juegues con nosotros, Rengoku!

- ¡No lo hago! ¡Creo de corazón que si ganamos... Oyakata-sama nos dirá lo mucho que nos quiere!

- ¡¡¡¡¡¡¿Q-q-q-q-q-q-q-querer?!!!!!!!! - Mitsuri casi se atraganta con su lengua tras escuchar eso – E-entonces... ¡¿Oyakata-sama confesará su amor hacia nosotros?! ¡Kyaaaa! ¿Qué hacemos si ocurre eso?

- ¿Llamar a la policía? Somos menores - comentó Giyuu aunque parece que nadie le estaba prestando atención.

- Oyakata-sama... ¡ejem! Bueno, visto lo visto, sí que es cierto que la cagaríais en la parte de matemáticas sin mí, así que si no hay de otra...

Sanemi estaba dentro.

- Las impresiones son importantes y me temo que ninguno de vosotros puede dejar tanta huella como yo así que... que remedio, me veré obligado a participar.

Uzui estaba dentro.

- Si participando podemos hacer feliz a Oyakata-sama... entonces no me puedo negar de ninguna manera.

Gyomei estaba dentro.

- Yo no quiero – agarrado todavía por Mitsuri, Muichiro empezó a revolverse.

- ¡Oh! ¿Seguro? ¡Creo que, si te ve destacando tanto, a Genya puede que le llames todavía más la atención! ¡JAJAJAJAJAJA!

Muichiro dejó de revolverse cuando escuchó como el rubio mencionaba a Genya y fue justo en ese momento en que Giyuu se temió que la presión social pudiera con él. Había que admitir que Rengoku era bueno cuando quería conseguir algo, ya que parece ser que no conseguirlo no era una opción para él. Las personas que se negaban a participar al principio eran cinco contándole a él pero ahora eran simplemente una, la odiosa presión de grupo podría acabar obligándole a participar en lo que para él era una actividad ridícula, pero desde luego que no estaba dispuesto a dar su brazo a torcer.

- ¡Tomioka! - Rengoku le llamó con una sonrisa - ¡Muichiro se apunta! ¿Y tú?

Las miradas de todos los allí se presentes se posaron sobre el único chico que se negaba a participar, al final había acabado sucediendo lo que tanto temía.

- No.

Su respuesta seca fue recibida por la mirada para nada contenta del resto, sin embargo, esto no deshizo la inalterable sonrisa de Rengoku.

- ¿Ni siquiera...? ¿Ni siquiera si te digo que nos enfrentaríamos a la escuela Mizuhara?

Giyuu se giró lentamente para clavar sus profundos ojos azules en la brillante figura del presidente rubio. Tanjiro le podía adorar por ser increíble o lo que fuera, pero seguro que no conocía el lado manipulador que poseía el presidente y que solo salía a la luz en momentos importantes como este.

- ¿Mizuhara? - Shinobu preguntó en voz alta mientras empezaba a hacer memoria - ¿De qué me suena el nombre de esa escuela?

- ¡Ah! ¡Yo, yo! - Mitsuri elevó su mano emocionada - ¡Yo la conozco!

- ¿No era la escuela con el mejor alumno de la ciudad? - Iguro se adelantó en responder bajando la emoción de Mitsuri por decir lo que ella quería decir.

- ¿La ciudad? Esa puta escuela tenía al mejor alumno de todo Japón - los ojos de Sanemi viajaron hacia el techo intentando recordar - ¿Pero quién mierda era?

- Los rumores decían que su coeficiente intelectual estaba por encima de la media - comentó Gyomei.

- ¿Y qué? Nadie se acuerda de él, eso es que era tan poco llamativo que todo el mundo le olvidó, que desperdicio.

- ¡Bueno, era menor, así que las fotos y su información era bastante restringida! - informó a todos Rengoku con una sonrisa, su mirada se acabó yendo de reojo a Giyuu - ¿Tú le conoces, Tomioka?

A todos les extrañó que Rengoku preguntase ahora a Giyuu así que se le quedaron mirando en espera de escuchar una respuesta, respuesta que nunca llegó porque Giyuu se volvió a dar la vuelta, abrió la puerta y se marchó.

- ¿Y a ese qué le pasa? - preguntó algo molesto Iguro.

- ¡Debe estar nervioso! ¡JAJAJAJAJAJAJA!

- Rengoku-san – ante la llamada de Shinobu, Rengoku dejó de reír, pero no de sonreír - No parece que Tomioka-san quiera participar, ¿qué hacemos?

- ¡No hay problema! - los hipnóticos ojos de búho se quedaron mirando la puerta por la que se había ido Giyuu - Participará, no tengo dudas.

Tras le reunión con Rengoku y los demás, Giyuu había ido directo a la azotea de la escuela. No se había molestado en esperar a Muichiro, después de todo no tenía la intención de pasarse por el club lo que quedaba de día así que no tenía sentido esperar al menor y menos si este podría llegar a preguntarle por su actitud anterior.

Un suspiro profundo escapó de sus labios y se quedó mirando el cielo azul de la mañana. El clima era agradable, el verano se acercaba y permitía a los alumnos el cambiar sus chaquetas por sus camisas de manga corta. Aunque las cigarras no se podían oír todavía, no había duda de que el verano se acercaba y si algo provocaba en Giyuu, era sueño. Sus párpados empezaron a pesar y sus ojos acabaron cerrándose. Sabía que no podía dormirse, pero era difícil no hacerlo. Con todo el pesar de su alma, abrió los ojos solo para encontrarse de frente con el rostro al revés de Tanjiro.

- ¿Pero qué...?

- Senpai – Tanjiro infló las mejillas molesto - ¿Por qué no has vuelto al club?

- Maldición... oye, yo solo... - intentó levantarse, pero no midió bien las distancias y acabó chocando con la cabeza de Tanjiro. Juró que por un momento vio las estrellas por el golpe - ¡Ay! Mierda, lo de tu frente es 100% cierto.

- Oye... - Tanjiro frunció el ceño ante sus insinuaciones y volvió a inflar las mejillas solo que ahora con un pequeño sonrojo en ellas - ¿Qué insinúas de mi frente?

- Que podría destrozar un ladrillo de un golpe.

El puchero de Tanjiro continuó hasta que levantó la cabeza para que Giyuu pudiera levantarse libremente, pero este solo rodó por el suelo y se quedó sentado en él.

- ¿Qué haces aquí? - preguntó mientras sobaba su frente.

- Muichiro volvió al club, pero tú no.

- ¿Y hacía falta buscarme?

- Estaba preocupado – el rostro de molestia de Tanjiro desapareció para dejar ver uno más preocupado - ¿Ha pasado algo?

Las caricias de Giyuu sobre su propia frente cesaron al mismo tiempo que apartó la mirada para observar el panorama que ofrecía la azotea.

- ¿Muichiro te dijo algo de la reunión?

- Sí... - algo nervioso, Tanjiro comenzó a jugar con sus dedos – Dijo que era una reunión para participar en una competencia académica en invierno o algo así, a ti... ¿te pidieron participar?

- Sí, pero no voy a participar.

- ¿Por qué?

- Es un evento ruidoso, odio eso.

- ¿Y...?

- ¿Y?

- Hay otra razón, ¿no?

- ¿Qué?

- Es que... - Tanjiro removió nervioso sus piernas – Simplemente siento que eso no es todo. Senpai... tú... ¿estás bien?

- ¿Perdona?

- Solo quiero saber... solo quiero saber si estás bien, si no es así...

- Si no es así, ¿qué?

- Me gustaría ayudarte.

La honestidad y bondad de las palabras de Tanjiro tenía un efecto extraño sobre Giyuu. No quería contarle la verdad, después de todo no era una historia que le apeteciera relatar pero tampoco podía rechazar su interés.

- No quiero competir contra la escuela rival, eso es todo.

- ¿Es una escuela muy fuerte?

- Antes sí.

- ¿Antes? ¿Cuándo?

- Hace unos años.

- ¿Y ahora? Si ahora ya no es tan fuerte, entonces podéis ganarla ¿no?

- No es algo tan sencillo como ganar o perder, el problema es... que no quiero cruzarme con él.

- ¿Él?

- Creo que ya hemos tenido suficiente charla – Giyuu se puso de pie y sacudió su ropa – No me encuentro bien, lo mejor será que me vaya a casa, así que no estaré en el club por la tarde. ¿Estaréis bien lidiando con Gyutaro vosotros solos?

- Sí - Tanjiro asintió con la cabeza.

- Genial, entonces me voy a ir yen...

- Zenitsu y los demás lidiarán bien con Gyutaro-senpai.

- ¿Qué? - Giyuu le miró extrañado - ¿Zenitsu y los demás? ¿Y tú que piensas hacer?

- Pues acompañarte a casa. Has dicho que te encontrabas mal ¿no? Te acompañaré entonces, no quiero que te pase nada malo.

La mente de Giyuu pensó en protestar, pero sus labios no transmitieron el mensaje, ¿para qué? Cuando al cabezota presidente de su club se le mete algo en la cabeza no había manera de sacárselo.

- Bien, como quieras – Giyuu metió sus manos en sus bolsillos y se echó la mochila al hombro para bajar de la azotea. El pelirrojo no tardó en seguirlo de cerca, extrañándose en seguida del lugar al que se estaban dirigiendo.

- Senpai, ¿por qué vamos a la parte trasera de la escuela? Dijiste que te irías a casa ¿no?

- Y eso voy a hacer, irme a casa – el azabache empezó a correr de repente, al encontrarse a escasos metros del muro de la escuela pegó un salto y lo atravesó con facilidad dejando a Tanjiro impactado - ¿No ibas a venir conmigo?

- Pero... pero... ¡¡¡¡Se-se-se-senpai!!!! ¡Esto no es abandonar la escuela porque te encuentras mal, es huir saltando muros!

- Ah, bueno, entiendo que no vengas. Este comportamiento no es decente ni nada por el estilo ¿no? Es un comportamiento digno de delincuentes y pervertidos, bueno, hasta mañana entonces.

- E... ¡Espera! Voy... voy a hacerlo.

- Oh... adelante.

Tanjiro tragó duro para ir dando pequeños pasos hacia atrás con el fin de coger carrerilla. Cuando estuvo lo suficientemente lejos, dejó de retroceder y empezó a correr hacia delante, aunque antes de llegar al muro frenó en seco.

- ¿Qué pasa?

- Hmm... - pequeños gruñiditos de fastidio se escaparon de los labios de Tanjiro y estiró los brazos hacia el muro - Ayúdame.

- Pesas mucho, no podré levantarte y te caerás de culo.

- ¡Mentira, sí que puedes!

- ¿Y qué haremos si no puedo y te caes? Si tu trasero es tan duro como tu frente, entonces causarás un terremoto.

- ¡Senpai! - protestó Tanjiro con el rostro rojo.

- Vale, vale, pero deja de gritar, a este paso acabará viniendo alguien – Giyuu tomó los brazos de Tanjiro los cuales seguían estirados y tiró del chico sin ningún problema, consiguió subirle encima del muro en el que él se encontraba. Ya con ambos ahí arriba, Giyuu saltó hacia el otro lado, aterrizando perfectamente en la calle. Tanjiro le imitó y dio el salto, mirando nervioso hacia la escuela que acababan de abandonar – Si no te sientes a gusto con esto, vuelve a saltar el muro.

- N-no... he dicho que te acompañaré y te acompañaré.

- Como quieras, aun puedes arrepentirte a medio camino.

Unos pocos pasos fueron suficientes para que Giyuu se situara por delante de Tanjiro, para no quedarse atrás, el pelirrojo comenzó a andar a su mismo ritmo.

- Es la primera vez... que me escapo de la escuela, ¿qué haré si se entera Nezuko? ¿Qué ejemplo la estoy dando?

- Oye, que nadie te ha obligado.

- Jo, senpai, de verdad que no me esperaba este comportamiento por tu parte. Saltar los muros de la escuela es algo muy serio ¿sabes?

- Pues tú también lo has hecho.

- ¡Pero no había maldad en mis acciones! ¡Ah! ¡Mira, senpai, no han pasado ni diez minutos desde nuestra huida! Podemos volver como si nada hubiese pasado.

- No voy a volver a la escuela en el día de hoy. Si de verdad te están viniendo los arrepentimientos, entonces te puedes dar la vuelta.

- Pero... pero... ¡Pero! - una de sus manos se enganchó en el uniforme de Giyuu para intentar tirar de él, pero este le ignoró completamente - ¡Tomioka-senpai! ¡Hazme caso!

Los pasos de Giyuu se detuvieron, pero no por la crisis de moral de Tanjiro, sino porque la calle delante de ellos se encontraba en obras y no dejaban pasar. El pelirrojo estaba intentando usar la situación de la calle como excusa para que se dieran la vuelta, pero Giyuu no tardó en encontrar un mapa del camino de desvío de la obra y retomar su camino con Tanjiro todavía enganchado a su ropa.

El desvío marcado le acabó llevando por un camino que se le hacía extrañamente familiar, era un camino que hacía tiempo que no transitaba, un camino que estaba haciendo que de verdad se estuviese empezando a sentir mal.

- Ah, es otra escuela – el comentario de Tanjiro hizo que Giyuu frenase de repente - ¿Tomioka-senpai? ¿Estás bien?

- Tal vez... tal vez tenías razón, volvamos a la escuela.

- ¿Qué? ¿Ahora me das la razón? ¿Qué te pasa?

- Qué más da, vámonos.

- Pero...

Giyuu se dio la vuelta con la intención de marcharse, pero antes de que pudiera hacerlo, una chica saliendo de la escuela se percató de su presencia y llamó su nombre con una sonrisa.

- ¡Giyuu! - los ojos azules de la chica se iluminaron al reconocer la figura del chico al que había llamado. Tanjiro se quedó observándola de arriba abajo, vestía un uniforme marinero típico de cualquier escuela de secundaria, su pelo era oscuro y le llegaba por encima de los hombros, su flequillo caía por su frente, aunque como no era muy largo dejaba a la vista los hermosos ojos de la chica, unos ojos que tenían una hermosa mezcla de azul con verde - ¡Giyuu, viniste!

La sonrisa de la chica se hizo más grande a medida que corría en dirección al azabache, pero este no tardó en destrozar sus ilusiones.

- No he venido de visita ni nada parecido, de hecho, yo ya me iba.

- ¿Qué...? ¡Pero Giyuu!

La felicidad que embriagaba a la chica fue rápidamente sustituida por una mirada de tristeza que afligió el corazón de Tanjiro. No sabía quién era ella, pero parecía ser una conocida de Giyuu, sin embargo, ¿por qué no quería hablar con ella?

- Tomioka-senpai, ¿por qué estás...?

- Makomo – una voz grabe sonó desde dentro del recinto escolar, la postura de Giyuu se volvió rígida y tanto Tanjiro como la chica se giraron para ver al dueño de la voz el cual se dirigía hacia ellos. Vistiendo el mismo uniforme que la chica solo que en su versión masculina, hacia ellos se acercó un chico de la altura de Giyuu con el cabello desordenado y de color melocotón y una afilada mirada lavanda. Lo más llamativo del chico no era para nada su aura intimidante, sino la gruesa cicatriz que surcaba una de sus mejillas - ¿A dónde te estabas...? Ah, pero si eres tú.

Giyuu se acabó girando completamente para encarar al chico delante de él. En cuanto a Tanjiro, este solo podía sentir a cada segundo que la escena era demasiado tensa. Era obvio que Giyuu conocía a las dos personas delante de él, pero a ojos de Tanjiro y seguro que, a ojos de cualquiera, no parecía un reencuentro cálido ni amigable, no con la forma en la que el chico de la cicatriz le estaba mirando.

- Sabito.

Al ser llamado por el azabache, el chico de la cicatriz solo pudo poner una mueca de disgusto y rodar los ojos, pero cuando su mirada se posó en la de la figura del pelirrojo allí presente, la escena cambió completamente.

- Sabito... ¡Sabito, espera! - angustiada al verle echar a correr de repente hacia Tanjiro y Giyuu, la chica intentó atraparle temiéndose lo peor - ¡Sabito, no hagas nada violento! ¡Sabito!

Los gritos de la chica no parecieron llegar a su objetivo. Temiéndose lo peor, Giyuu se preparó para recibir un golpe o algo parecido, sin embargo, los pies del chico se detuvieron delante de Tanjiro y no de Giyuu. Al tenerle tan cerca, Tanjiro tuvo que dar un paso hacia atrás. La mirada del chico al que llamaron Sabito reflejaba seriedad y determinación y si miraba más de cerca, podía ver que había un pequeño sonrojo en sus mejillas.

- Eres...

Tanjiro tragó duro y dio nervioso otro paso hacia atrás.

- Eres... ¡¡¡¡Eres precioso!!!!!

- Eh... - Tanjiro parpadeó confuso unos segundos para después sonrojarse completamente - ¡¿Eh?!

- Esto... - con el sonrojo más notable, Sabito llevó una de sus manos a su pecho, más concretamente, a donde estaba su corazón - ¡Esto es amor a primera vista!

- ¿Qué...?

- ¡Eres precioso y te quiero a mi lado! ¡Sal conmigo, me gustas!

- ¡¡¡¡¡¿Queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?!!!!!!!!!!!! ¡N-ni siquiera sé quién eres!

- ¡Sabito, llámame Sabito! - acercó más su rostro, pero Tanjiro volvió a poner distancia - ¡Ah, que lindo eres! Bien, me he decidido, me quiero casar contigo.

- ¡¿Ca-ca-ca-casar?! ¡¿Qué dices?!

- Bueno, obviamente no podemos ahora pero cuando cumplamos 18 lo haremos.

- ¡¿Pero qué estás diciendo?! ¡Senpai! - Tanjiro se giró en busca de ayuda proveniente de Giyuu pero este solo pudo suspirar cansado al igual que Makomo.

- Supongo... que hay cosas que nunca cambian.

- ¡¿Qué nunca cambian?! ¡Su amigo se me acaba de declarar y ni siquiera sabe quién soy!

- ¿Amigo? - la emoción en la cara de Sabito por estar confesando su amor se esfumó rápidamente cuando le escuchó decir eso – No te deberías precipitar, solecito.

- ¡No me pongas motes cuando ni sabes mi nombre!

- Nosotros no somos amigos.

Tanjiro intentó volver a mirar a Giyuu pero Sabito le volvió a hablar y no le dejó.

- ¿Quieres salir conmigo?

- ¿Qué? ¡Claro que no!

- ¿Ni siquiera sabiendo que me he enamorado de ti?

- ¡Es la primera vez que me ves!

- Te acabo de decir que es amor a primera vista.

- ¡Es una primera vista demasiado literal!

- Sabito, déjale, ¿no estás diciendo siempre que te has enamorado cada vez que ves a alguien lindo?

- ¡Es que me he enamorado! Solecito, sal conmigo.

- ¡No me llamo Solecito! ¡Me llamo Tanjiro!

- Tanjiro, ¡te amo! ¡Sal conmigo!

- ¡No! ¡A mí...! A mí... - cerró los ojos con el rostro rojo - ¡A mí ya me gusta otro chico!

Makomo bajó la mirada apenada por la vergonzosa confesión que había tenido que hacer el chico por culpa de su amigo, en cambio, la mirada de Sabito pareció agudizarse y viajó hacia Giyuu.

- ¿Otro chico...? Vaya... la vida es estúpidamente buena contigo, Giyuu.

- ¿Qué?

- Que la vida te trata bien, que envidia – Sabito se alejó por fin de Tanjiro y fue hacia Giyuu – Huyes como una rata y vuelves solo para restregarnos lo feliz que eres. ¿Cómo puedes ser tan capullo?

Aunque el insulto y la actitud del chico pareció no tener efecto en Giyuu, Tanjiro frunció el ceño para nada contento con cómo le estaba tratando.

- Sabito, para por favor – las palabras de la chica parecieron volver a no llegar a los oídos de Sabito porque la ignoró completamente.

- Dime una cosa, ¿todavía practicas kendo?

- ¿Kendo? - Tanjiro miró confuso a Giyuu, este solo pudo negar débilmente con la cabeza.

- Vaya, tú de verdad que lo abandonas todo - el chico se encogió de hombros mientras miraba aburrido a Giyuu, sin embargo, su mirada no tardó mucho en volverse afilada – Pero no me extraña, eres Tomioka Giyuu, obtienes todo lo que quieres sin despeinarte. Tú no tienes ni idea de lo que es esforzarse.

- Oye, ¿se puede saber de qué hablas? Estás siendo muy grosero.

- Déjalo - Giyuu le restó importancia, aunque Tanjiro no se veía muy contento con eso – Y vámonos.

- ¿Irte? ¿Así cómo así? ¿Me tomas el pelo? - Sabito sonrió de lado – Es la primera vez que te tengo delante desde la secundaria, no creerás que voy a dejar pasar la oportunidad de hacerte morder el polvo. Venga, ¿por qué no practicamos kendo?

- Tomioka-senpai te ha dicho que ya no lo practica.

- ¿Y? Aunque pasen mil años, algo que se le ha dado bien se le seguirá dando bien. Esa es la clase de monstruo que es Tomioka Giyuu.

- ¿Qué...? ¡Oye, discúlpate ahora mismo! ¡Estás siendo muy maleducado!

- Tanjiro – Giyuu le llamó, ganándose la atención de todos los presentes allí - Da igual.

- ¿Entonces...? - una de las cejas de Sabito se arqueó mientras esperaba la contestación de Giyuu. Al recibir un ligero asentimiento, sonrió de lado – Genial, será como los viejos tiempos, Giyuu.  

En el gimnasio de la escuela Mizuhara, Sabito y Giyuu terminaban de prepararse para el pequeño enfrentamiento de kendo que tendrían. Makomo se mantenía al lado de Sabito mirando algo triste a Giyuu desde lejos mientras que Tanjiro estaba al lado del azabache.

- Senpai, no tienes nada que demostrar, simplemente vayámonos.

- No te preocupes, nos iremos después de esto.

Tanjiro no se veía muy convencido con eso, pero no es que fuera tarea fácil hacer retroceder a Giyuu cuando ya tenía casi toda la armadura del traje puesta. Como solo le faltaba el protector de la cabeza, Tanjiro se agachó para acercárselo.

- No hace falta.

- ¿Eh? Pero es el protector de la cabeza, te harás daño sin él.

- Hazme caso, no lo necesitamos.

- ¿Necesitamos...?

- ¿Listo? - Sabito se acercó hacia el azabache, al ver que tampoco usaba la protección para la cabeza, Tanjiro se extrañó y más al ver que estaba llevando una máscara de zorro - Hagámoslo como en los viejos tiempos – sus palabras fueron contestadas con otro asentimiento de Giyuu mientras ambos se colocaban para empezar el combate – Al levantarme esta mañana no pensé que tendría premio doble, saldaré cuentas contigo y además enamoraré a Tanjiro con mi arte en el kendo. Puede que mi suerte cambie desde ahora.

Tanjiro hizo una mueca de desagrado al escuchar al chico mencionar que quería enamorarle. Él, al igual que Makomo, se acabó haciendo a un lado para que ambos chicos comenzaran.

- Yo no sé mucho de kendo - acabó confesando a la chica a su lado - ¿Cómo va?

- Es bastante sencillo, las partidas se van ganando si obtienes dos puntos. Los puntos los ganas según la parte del cuerpo que golpees. Puedes golpear cuatro sitios distintos: la cabeza, la garganta, la muñeca y el cuerpo.

Makomo le explicó todo con educación y una pequeña sonrisa, aunque Tanjiro agradecía su amabilidad y simpatía, había un hecho que le estaba molestando bastante.

- ¿Has dicho que puede golpear la cabeza y la garganta? No llevan protección en la cabeza, se harán daño.

- Tranquilo, si se trata de Giyuu, él definitivamente no se dejará golpear.

La sonrisa que le dedicó Makomo tenía la intención de tranquilizarle, aunque parecía que ni ella se terminaba de creer sus propias palabras ya que Tanjiro pudo percibir como cierto olor de inseguridad salía de la chica. Su atención se devolvió hacia los dos chicos allí presentes cuando escuchó como Sabito gritaba y daba inició el pequeño torneo que habían montado. A pesar de no saber mucho de ese deporte, Tanjiro podía decir que Sabito lo controlaba solo con ver como balanceaba la espada de madera, por su parte, Giyuu solo bloqueaba sus ataques, impidiendo que llegasen a alguno de los puntos que había mencionado Makomo.

- Disculpa... no quiero sonar maleducado, pero... ¿quién eres?

- Cierto, con todo el jaleo armado por Sabito, no me he podido presentar. Me llamo Makomo, tú eres Tanjiro ¿no? Así te presentaste con Sabito.

- S-sí... eres... ¿eres amiga de Tomioka-senpai?

- Podríamos decir que sí, después de todo nos conocemos desde pequeños e incluso estábamos en el club de kendo de la escuela.

- ¿Tomioka-senpai...? ¿En un club?

Las palabras de la chica le sorprendieron por dos motivos. El primero es que no se esperaba para nada que Giyuu, el chico asocial y con alergia a relacionarse con personas, hubiese sido parte de un club y el segundo motivo es que no sabía que era un club de otra escuela, con lo cual quería decir que Giyuu fue parte de la escuela Mizuhara antes de entrar en Sakurajima.

- Yo... no lo sabía.

- ¿No? - el rostro de Makomo sustituyó su ligera sonrisa por un rostro de tristeza - ¿Giyuu no te ha hablado de nosotros? - al recibir una negación del pelirrojo, Makomo bajó la mirada - ¿Ni siquiera le habla a su novio de nosotros?

- ¿Su novio? - Tanjiro pestañeó confuso unos segundos para después ponerse rojo - ¡No, no! ¡Espera, te estás equivocando!

Antes de que Tanjiro pudiera corregir a la chica, el sonido seco de un golpe devolvió su vista al enfrentamiento de kendo que se estaba desarrollando delante de ellos. El cuerpo de Tanjiro se tensó al ver como Giyuu había recibido un golpe en su muñeca.

- ¿Ah? Eso ha sido ridículamente fácil, ¿me estás tomando el pelo?

- Hace mucho que no practico kendo, ¿qué esperabas?

- Sí, seguro que es eso – la voz de Sabito no sonó muy convencida por sus palabras y la máscara que llevaba impedía interpretar sus pensamientos a través de su rostro, aun así, Tanjiro pudo percibir un olor que no le gustó para nada. El olor de la hostilidad – Oye, Giyuu.

Ante la llamada de Sabito, Giyuu levantó la vista de su muñeca la cual se encontraba temblando por el golpe hacia los ojos de la máscara de zorro. El tiempo que los estuvo mirando fue corto porque el golpe que recibió en la mejilla con el shinai de Sabito le hizo girar el rostro con violencia. Makomo se tapó la boca sorprendida por el golpe mientras que Tanjiro se tensó completamente. En la mejilla de Giyuu se instauraba ahora una mezcla de dolor y ardor, dolor por el golpe y ardor porque este había dejado su mejilla roja y la sangre no iba a tardar en aparecer.

En el fondo se lo veía venir y la verdad es que no tenía intención de hacer otra cosa que no fuese dejar a Sabito hacer lo que quisiera. El golpe se volvió a repetir solo que ahora en la otra mejilla, dejando ambos lados de su cara colorados y un sabor a sangre en su boca. El tercer golpe llegó también en su cabeza solo que esta vez golpeó el lateral de su rostro, al lado de su ojo. El shibai de Giyuu cayó al suelo tras esto y sus oídos empezaron a pitar. Mantuvo su cuerpo quieto en espera de que Sabito repitiera el golpe a pesar de que podía escuchar los gritos de Makomo pidiéndole parar, sin embargo, el cuarto golpe no llegó a su rostro sino a sus rodillas, haciéndole caer al suelo.

Entendiendo que Sabito quería rematarle de la forma que le dejase a él de la manera más patética, elevó el rostro para ver la blanca máscara de zorro que cubría el rostro del que alguna vez pudo considerar su amigo.

Amigos... eso eran, pero ya no. ¿Cuándo fue...? ¿Cuándo fue que él se quedó solo?

Una sonrisa amarga se dibujó en el rostro de Giyuu, esperó el nuevo golpe que Sabito daría en su cabeza con los ojos abiertos y de rodillas, pero el golpe nunca llegó. El shibai de Sabito se detuvo justo a tiempo antes de impactar de lleno en la espalda del chico que ahora se encontraba abrazando a Giyuu. Tan pronto como Sabito había movido su brazo, Tanjiro se había lanzado hacia Giyuu para cubrirle en un abrazo. No sabía si Sabito sería capaz de golpearle o no, lo único que sabía es que no le iba a dejar seguir haciéndole esto a Giyuu.

- Tanjiro – Sabito se quitó la máscara para dejar ver su tranquilo rostro - Estás en medio.

- Eres horrible – sin mirarle, Tanjiro abrazó con más fuerza a Giyuu - ¿Por qué haces eso? ¿No es tu amigo?

- ¿Ah? ¿Amigo? Te perdonaré esa tontería solo porque eres tú, Tanjiro. Oye, voy a contar hasta tres, tú decides si te apartas o no – el brazo de Sabito volvió a elevarse para intentar dar un golpe, al ver que le parecía dar igual golpear a Tanjiro en el camino, Giyuu intentó quitárselo de encima, pero le fue imposible – Uno – empezó a contar.

- Tanjiro.

- Dos.

- ¡Tanjiro, aparta!

- ¡¡No!! - abrazó con más fuerza a Giyuu, dejando su boca más cerca de su oído todavía - No voy a dejar que haga eso.

- Tres – Sabito murmuró para si mismo pero no llegó a dar el golpe, en su lugar bajó el shinai y resopló cansado - Tanjiro te ha librado de una buena, hazme un favor y no vuelvas a venir a esta escuela.

Sabito dejó apoyada su shinai en una de las paredes del gimnasio y se marchó de allí con la máscara de zorro todavía entre sus manos. Makomo le miró irse bastante triste para después dirigirse preocupada hacia donde estaba Giyuu.

- Giyuu, ¿estás bien?

- Sí, solo han sido un par de golpes – una sensación algo fría le embriagó cuando sintió como Tanjiro deshacía el abrazo, podía sentir como, al igual que la chica, le miraba bastante preocupado por los golpes que había recibido. No le gustaba ser el centro de atención y ahora mucho menos.

- Giyuu, lo siento, yo no pensaba que Sabito se atrevería a pegarte. Ha sido tan...

- Déjalo - con sus rodillas algo temblorosas, Giyuu se puso de pie – Los golpes ya están dados y si le han ayudado a desahogarse, me alegro.

Los temblorosos labios de Makomo intentaron formular alguna oración coherente pero no fueron capaces y antes de que pudiera darse cuenta, Giyuu se había quitado la armadura y había recogido sus cosas. No le hizo falta decir nada, al cruzar la puerta del gimnasio sintió como Tanjiro caminaba detrás de él, pero extrañamente no le decía nada, eso era raro si se trataba del ruidoso presidente de su club, pero en el fondo se alegraba.

No sabía si sería capaz de mirarle a la cara en estas circunstancias, a ojos del pelirrojo se había tenido que ver demasiado ridículo al recibir todos esos golpes sin defenderse.

Hace mucho que le dejó de importar lo que los demás pensaran de él, sin embargo, ahora mismo por su cabeza no paraba de rondar el que pensaba Tanjiro después de eso.

Quería saber y al mismo tiempo no, intentó controlar una risa ante esto. ¿Desde cuándo le habían vuelto a asaltar estos pensamientos tontos de adolescente? 

Si la presión pudiera matar a una persona, Agatsuma Zenitsu se encontraría ya a cinco metros bajo tierra. Cuando se unió al club este tenía ya 3 miembros, Gyomei como presidente, Tanjiro como vicepresidente e Inosuke como... bueno, nunca supo que era exactamente Inosuke en el club. El organigrama de aquella época le permitía participar en el club sin tener apenas responsabilidades, el problema vino cuando esto cambió. Cuando Gyomei abandonó el club, Tanjiro ascendió automáticamente a presidente quedando el puesto de vicepresidente vacío. Al quedar solo tres miembros contando a Tanjiro, la elección para el puesto era obvia, es decir, ¿Inosuke vicepresidente? Estaba seguro de que, aunque lo intentaran, el consejo estudiantil no permitiría eso. Siendo las cosas así, a Zenitsu no le quedó de otra que aceptar el puesto de vicepresidente esperando nunca tener que ejercerlo, para su desgracia, ese día había acabado llegando.

Después del almuerzo había recibido un mensaje en su móvil del pelirrojo presidente de su club, para su desgracia, este le comunicaba que ni él ni Giyuu podrían asistir al club después y que él quedaba a cargo de continuar investigando a Daki.

Vale, podía pasar por alto que "misteriosamente" Tanjiro se ausentara con Giyuu, era sospechoso pero sabía que su amigo vivía enamorado de Rengoku así que ese tema no le preocupó, lo que le preocupó es como mierda se hacía cargo del club con un demonio, un bruto jabalí, un homosexual que se cree hetero y con dos gemelos en celo constante.

- Diosito... ¿hice algo mal en otra vida?

- ¿Ah? ¿Dices algo, Monitsu?

- No, nada - negó con la cabeza mientras controlaba sus lágrimas y miró a todos los allí presentes, menos Daki, Tanjiro y Giyuu, estaban todos, Kanao incluida – Esto... s-si os parece bien, seguiremos investigando a Daki ¿va-vale? Bueno... he pensado que como somos bastantes... l-lo mejor sería dividirnos en grupos y preguntar por la escuela, preferiblemente a compañeros de su aula, ¿os... os parece bien?

- Supongo que sí, ¿y cómo nos dividimos?

- Pues... contando a Kanao somos 7 así que...

- No me cuentes – le interrumpió Gyutaro – Quienes tenéis que arreglar lo de Daki sois vosotros, no yo.

- Y-ya - quería protestar y echarle en cara el morro que tenía, pero Gyutaro había superado a Hakuji y ahora era el alumno que más miedo le daba en la escuela – Vale, somos 6, será más fácil, esto...

Los ojos ámbar de Zenitsu revisaron a todos, ahora venía otro gran problema, ¿cómo los separaba? No podía poner a ningún gemelo con Genya porque el otro se enfadaría por no ir con él, tampoco podía poner a Kanao con él porque Genya sufriría un infarto e Inosuke tampoco era una opción porque se acabarían peleando. En cuanto a Inosuke, este no podría ir ni con Genya ni con Yuichiro por lo agresivos que eran, Muichiro tampoco podía ser porque era demasiado pacífico, ¿le ponía con Kanao entonces?

- Tanjiro... vuelve.

- Disculpa – Muichiro levantó un poco su mano con la intención de pedirle turno para hablar - ¿Te importa si voy contigo?

- ¿Eh? ¿Conmigo? - el rubio se señaló confuso, esa sí que no se la esperaba, él creería que ambos gemelos querrían ir solamente con Genya.

Como contestación solo obtuvo un pequeño asentimiento de Muichiro mientras Yuichiro le miraba con una ceja arqueada.

- ¿Estás seguro de eso? Yo iré con Genya entonces.

- Sí, sé con completa certeza que Genya está enamorado de mí. Cualquier acercamiento que experimente contigo será el resultado de imaginar que tú eres yo.

- ¿Ah? - no muy contento con la explicación, Yuichiro frunció el ceño.

- Además, sé que Genya no puede experimentar una erección si yo no estoy presente.

- ¡Porque tú lo digas! El otro día que nos besamos... ¡Genya se puso duro!

- Sí, no niego que la sangre de Genya se pueda concentrar en su miembro si te confunde conmigo.

- ¡Él sabía que me estaba besando a mí! Genya sabe diferenciarnos cuando nos besamos, ¡es imposible que nos confunda!

- Que sepa que te está besando a ti no quiere decir que no pueda imaginarme a mí. Los sueños eróticos de Genya son un escenario en el que me somete a voluntad.

- ¡¿Ah?! ¡Pues... pues...! ¡Y-yo también salgo en sus sueños eróticos! ¡Y me hace cosas más fuertes que las que te hace a ti!

- Ejemplo.

- Pues... pues... - Yuichiro cerró los ojos por la vergüenza y gritó - ¡M-me venda los ojos...! ¡Y lame todo mi cuerpo! ¡No deja ningún lugar seco en mi piel! Para hacerlo más morboso incluso echa chocolate en mi piel para dejarme pegajoso.

- Nivel bajo. En los sueños eróticos de Genya, ata mis manos a la cabecera de la cama y separa mis piernas para disfrutar de mi interior. Las embestidas de Genya son tan duras que el cabecero de la cama no deja de chocar contra la pared.

- ¡¡¿HABLÁIS DE MIS SUEÑOS ERÓTICOS?!! ¡¡PORQUE PARECE QUE SON VUESTROS!! - los puños de Genya se estamparon con nula fuerza sobre las cabezas de los gemelos, aunque eso no evitó que ambos llevaran sus manos a sus cabezas algo adoloridos.

- Genya... - Zenitsu se le había quedado mirando con algo de decepción.

- ¡Oye, no me jodas!

- Lo siento, pero ahora actúo en sustitución de Tanjiro así que... no sabía que eras esa clase de ser humano.

- ¡¡AAAAAAH!!

- Vale, nosotros nos vamos ya – Zenitsu comprobó con una mirada de reojo que Gyutaro no tenía intención de colaborar para después dirigir su mirada al resto de personas – Kanao, lo siento, si Inosuke te molesta, simplemente pasa de él y Genya... recuerda que estás en una escuela.

- ¡¿Qué insinúas con eso?!

El rubio pasó de contestarle y salió del club con Muichiro siguiéndole de cerca. No estaba muy seguro de sacar nada en claro el día de hoy. Con Tanjiro y Giyuu ausentes, las cosas eran difíciles de realizar. Si el mayor se lo proponía, podía tener buenas ideas y Tanjiro contaba con la suficiente motivación y dotes de mando para llevarlas a cabo. Con las cosas como estaban, se tendrían que conformar de momento con una vaga investigación en el aula de Daki. Los pensamientos de Zenitsu se vieron interrumpidos cuando sintió un pequeño tirón en la manga de su uniforme, al girarse se pudo encontrar con la monótona mirada de Muichiro.

- ¿S-sí?

- Duda.

- ¿Duda...? Ah, ¿quieres preguntarme algo? - ante el asentimiento del chico, Zenitsu rio algo nervioso, tenía una manera extraña pero algo linda de comunicarse.

- ¿Conoces a los compañeros de clase de Daki?

- La verdad... es que no, no sé quiénes son. Tampoco creo que Gyutaro los conozca, después de todo apenas viene a la escuela. ¿Qué te parece si de momento vamos a su aula?

- Hmm... - Muichiro ladeó la cabeza mientras lo pensaba – Uzui Tengen.

- Ah... ¿qué? - la ceja de Zenitsu empezó a temblar al escuchar ese nombre, no sabía cómo, pero siempre acaba con ese nombre resonando en sus oídos - ¿Q-qué pasa con Uzui?

- Preguntar.

- ¿Preguntar? ¿El qué?

- Compañeros.

Otra risa nerviosa se escapó de los labios de Zenitsu, al gemelo menor sí que le gustaba ahorrar en palabras.

- ¿Le quieres preguntar por los compañeros de Daki? - el gemelo asintió y Zenitsu sintió como sus hombros empezaban a pesar. En cierta medida era molesto, Uzui tenía demasiado conocimiento sobre la gente de la escuela, era obvio que él sabría quiénes son los compañeros de Daki pero preguntarle era molesto, sobre todo si tenía en cuenta que el otro día le quitó los pantalones – Vale... Muichiro, ¿te parece bien si le preguntas tú?

- Duda. ¿Por qué?

- Bu-bueno, como los dos sois parte de los mejores alumnos de la escuela... jajaja, es normal ¿no?

- Hmm... - otra vez su cabeza se ladeó mientras pensaba – Amor.

- ¿Amor?

- Amor – dispuesto a no soltar más palabras de las necesarias, Muichiro señaló al rubio – Amor.

- ¿Amor...? - Zenitsu se señaló a sí mismo, sus mejillas se tiñeron de rojo al empezar a entender su mensaje – N-no es así, ¿sabes?

- ¿No?

- Pues no, no pienses cosas que no son.

Zenitsu volvió a liderar el camino solo que esta vez acabaron llegando al aula de Uzui. La cabellera rubia se asomó solo para localizar al chico durmiendo sobre su mesa. Haciendo señas con la mirada, indicó sin palabras al gemelo pacífico que entrara y preguntara.

- ¿Por qué no lo haces tú?

El rubio no contestó, simplemente negó con la cabeza y le empujó ligeramente para que entrara en el aula. Muichiro no opuso resistencia y se presentó con unos pocos pasos delante del pupitre de Uzui.

- Dile a Zenitsu que, si quiere preguntar algo, que lo haga él mismo – sin levantar su rostro del pupitre, Uzui se adelantó en hablar antes de que Muichiro pudiera hablar.

- ¿Sabías que éramos nosotros?

- Sí - Uzui se echó para atrás, levantando su rostro y estirando su cuerpo – Mi oído es el mejor, puedo escuchar absolutamente todo, como las uñas de Zenitsu ser mordidas porque me está escuchando atentamente ahora mismo.

El rostro de Muichiro se giró en la dirección en la que estaba Zenitsu, efectivamente, este se estaba mordiendo las uñas.

- Increíble.

- Tch – Zenitsu maldijo por lo bajo y se acabó presentando con los brazos cruzados y el rostro algo rojo delante del pupitre de Uzui – T-tienes que hacernos un favor.

- ¿Ah? - Uzui puso mala cara - ¿Qué es eso de "tienes"? Que me obligues de antemano a hacerlo elimina el hecho de que sea un favor.

- Pu-pues... ha-haznos un favor, por favor.

- Que mal – un suspiro de decepción se escapó de los labios de Uzui – Esas no son maneras de pedir favores.

- ¡¿Y cómo te lo pido entonces, gorila-senpai?!

- Creo que podrías intentar hacerlo de una manera más linda, ya sabes, algo así como "Uzui-senpai, le deseo tanto".

- ¡Eso no es una petición de un favor!

- No, pero si me lo dijeras, te haría todos los favores que me pidieras por el resto de mi vida.

Zenitsu se pensó por un momento hacer una petición rápida con voz melosa para acabar con esto cuanto antes, después de todo, Uzui ya le había bajado los pantalones, no tenía sentido avergonzarse por decirle algo meloso. No obstante, la presencia del alumno más joven le echó para atrás. Zenitsu podía renunciar a su dignidad en privado, pero no en público, creía que debía mantener algo de "orgullo de alumno superior". Como si le hubiera leído la mente, Uzui sonrió de lado y se acomodó mejor en su sitio.

- ¿Qué es lo que querías saber?

- Emm...

- Tranquilo, tú solo dilo y ya. En el futuro encontraré la forma de cobrarme esta información.

- Si tan solo no conocieras a toda la escuela... - murmuró por lo bajo.

- Te escucho, cariño.

- Es sobre Daki.

- ¿Daki?

- Shabana Ume, ¿conoces a algún compañero de su clase?

- Sé quién es Daki, pelusita. No hace falta que me lo aclares.

- No me llames pelusita.

El sonido de la silla siendo arrastrada hacia atrás llamó la atención de Zenitsu y Muichiro, Uzui se había levantado demostrando algo de pereza en el cuerpo y empezó a caminar hacia la puerta del aula.

- Sígueme, mi vida.

De los labios de Zenitsu escapó un gruñido molesto, aun así y como no tenía de otra, siguió a Uzui junto a Muichiro. La mirada para nada indiscreta del menor acabó incomodando a Zenitsu.

- ¿Q-qué?

- "Cariño" "Pelusita" "Mi vida", desconocía el hecho de que manteníais esta clase de relación.

- ¡N-no tenemos esa clase de relación!

Una sonrisa amarga se dibujó en el rostro de Uzui al escuchar esas palabras, ahora mismo por su mente solo podía pasar el recuerdo de un chico de cabello azabache y ojos ámbar haciéndole una torpe confesión de amor. Un recuerdo que por alguna extraña razón no estaba en la mente de Zenitsu.

- Tal vez... si te hubiese detenido...

Las palabras de Uzui sonaron en voz baja, pero eso no era impedimento para que Zenitsu le escuchara alto y claro.

- ¿Uzui?

- Ah, es aquí - como casi se pasaba, Uzui frenó de golpe y Zenitsu chocó de frente contra su cuerpo.

- ¡Uzui!

- Dime, amorcito.

- ¡No frenes de golpe! ¡Y no me llames así!

- La clase de Daki es complicada, está llena de estúpidos y de hipócritas, pero oye, hay excepciones – la puerta delante de ellos fue abierta sin cuidado por Uzui dejando ver el aula de música de la escuela. Durante la realización de las clases allí, el aula acaba desordenada y con algún otro pentagrama tirado por el suelo, pero ahora mismo se encontraba ordenada, con los instrumentos perfectamente guardados. Las persianas estaban algo bajadas, pero aun así dejaban entrar los rayos naranjas de la tarde e iluminaban la figura de la única persona en el aula. Su piel era pálida y sus cabellos azabaches largos le llegaban por encima de la cintura, con un largo flequillo cubriéndole casi todo el rostro, impidiendo así ver sus ojos.

- Uzui...

- Ella es Otokawa Nakime, va a la misma clase que Daki. Podéis hablar con ella.

El rostro de la chica se le hizo conocido, estaba casi completamente seguro de que ella era una de las chicas que intentaron reclutar para el club cuando estaba en riesgo de cierre. Algo incómodo y nervioso, Zenitsu se adentró en el aula con un paso y le dedicó una sonrisa nerviosa.

- Ho-hola, me llamo Agatsuma Zenitsu, ¿t-te importa que te pregunte algo?

- ...

Como si estuviera hablando con la pared, Zenitsu no obtuvo ninguna contestación.

- Esto... Nakime, ¿verdad? Verás, me gustaría saber un poco más sobre Daki y...

- ...

- O-oye... ¿te pillamos mal?

- ...

Sin entender bien que pasaba, intercambió miradas de confusión con Muichiro y luego le dedicó una mala mirada a Uzui.

- Oye.

- Ah, por cierto, Nakime casi nunca habla.

- ¡¿Y por qué me traes con ella si sabes eso?!

- He dicho "casi", quien sabe, puede que vosotros la hagáis hablar.

- Tonto, no me hagas perder el tiempo. Perdona por molestarte, Nakime – algo molesto, Zenitsu salió del aula con los otros dos detrás de él. Una vez fuera, cerró la puerta y fulminó con la mirada a Uzui – Eres un gorila-senpai sin cerebro.

- Ya te lo he dicho, pelusita, la clase de Daki está llena de estúpidos, Nakime es la más aceptable para hablar.

- ¡Pero si no habla! ¿Te estás burlando de mí?

Uzui solo se encogió de hombros, Zenitsu no disponía de tanta paciencia el día de hoy así que tomó a Muichiro de la mano y se lo llevó hasta el aula de Daki.

- ¿Ya no preguntamos?

- No, mejor investigamos directamente – el rubio abrió la puerta del aula y se encontró con aproximadamente unas cuarenta mesas vacías. Desde luego que no iba a ser fácil - Una tiene que ser la de Daki, busquémosla ¿vale?

La petición fue respondida con un asentimiento de Muichiro y mientras él comenzaba a revisar las cajoneras de las mesas de detrás, Zenitsu lo hacía con las de delante. Aunque debía centrarse en buscar, su mente no podía ignorar el pensar si Inosuke le estaría causando algún problema a Kanao, de cualquier forma, se aseguraría de pedirla perdón luego por hacerle cargar con semejante chico. También estaban Genya y Yuichiro, esa combinación definitivamente...

Zenitsu dejó de rebuscar en las cajoneras para mirar disimuladamente al chico que le acompañaba. Era evidente que Muichiro no le había querido acompañar por gusto, seguramente él prefería ir con Genya y la idea de que este fuera con su gemelo no debía hacerle nada de gracia, pero lo más seguro era que se hubiera ofrecido voluntario porque vio los problemas que tenía para controlar la situación.

- Muichiro.

- ¿Sí? - preguntó sin dejar de rebuscar.

- Perdona por no saber manejar la situación, es que... es difícil siendo todos tan... ¿especiales? Lo siento, de verdad.

- Innecesario. No ha sido ningún problema para mí.

- Pero... - Zenitsu decidió dejar de mirarle, le daba algo de vergüenza sacar este tema – Has dejado... el camino libre a Yuichiro.

Las manos de Muichiro se alejaron de la cajonera que estaba revisando y se puso de pie mirando a la nada. Zenitsu temió lo peor, ¿le había molestado? Debido a la naturaleza inexpresiva del chico, era imposible saberlo.

- ¿Muichiro?

- Tranquilidad. No me molesta que estén juntos ahora. Confío en mis posibilidades y sé... - se quedó en silencio un rato, la seguridad en sus palabras pareció cambiar con lo siguiente que dijo – Quiero creer que la persona que Genya ama soy yo.

Zenitsu rascó su mejilla algo incómodo, no debería haber sacado el tema y ahora no sabía cómo arreglarlo, pero ya que estaba sacado, quería preguntar algunas cosas que le dieron curiosidad desde el principio.

- Dices que te gusta Genya, pero vosotros... lo "compartís" de alguna manera... n-no me malinterpretes, no os estoy juzgando ni nada parecido, pero... es que... ¿a ti de verdad te parece bien que el chico que te gusta se bese con otro? Es muy...

La mirada de Muichiro pasó de estar perdida por el aula a bajar a la mesa delante de él, la cual acarició con cuidado mientras se pensaba su respuesta.

- Yui es... la persona que más quiero en el mundo, mucho más que a mí mismo y Genya es el chico del que estoy enamorado, quiero besarle, abrazarle y ser uno con él.

- No te adelantes – le advirtió Zenitsu algo nervioso, sabía que ese "ser uno con él" no era nada puro.

- Yui es mi otra mitad. Es una versión completamente distinta de mí, no duda, no se guarda lo que piensa, actúa por impulso y es algo que envidio. Me gusta estar a su lado porque me siento completo, porque las cosas que no puedo hacer o que no puedo entender de repente ya no son un problema.

- Pero...

- "Los gemelos comparten gustos" o eso dice la gente, no fue así para Yui y para mí. No nos gustan las mismas cosas, no pensamos las mismas cosas. En su momento pensé que estaba bien, los gemelos no tienen por qué ser completamente idénticos, pero... cuando Genya apareció, supongo que ese fue el momento en que de verdad compartimos el mismo gusto por algo. Yui es un buen chico, Genya sería estúpido si no lo elige a él.

- Oye... ¿eso te parece bien?

- Yui es... la persona que más quiero en el mundo - volvió a repetir sus palabras – Pero también... es mi mayor obstáculo para ser feliz.

- Ya veo - una risa seca escapó de los labios de Zenitsu para después tirar suavemente de sus hebras rubias – Es tan cruel eso de que alguien que quieres te impida ser feliz.

- Respuesta. "No" y "no" - respondió a las dos preguntas anteriores que el rubio le había hecho – Pero sé que Genya necesita experimentar todo nuestro amor, solo así puede tomar una decisión.

- Entiendo, creo que solo puedo decir... buena suerte.

- No necesito suerte, seduciré a Genya y le haré caer ante los placeres de la carne.

- ¿Eh? - su ceja tembló al escuchar eso.

- Si Genya toma mi pureza, la sociedad exige que me tome como su esposo.

- La sociedad... ¿La sociedad de qué época exactamente?

- Cambio de tema. ¿Cuál es tu relación exacta con Uzui Tengen?

- ¡Ninguna!

- ¿No habéis caído ante los placeres de la carne?

- ¡Claro que no!

- Decepción. Creí que podrías aconsejarme.

- ¡P-por supuesto que no! ¡Y eres muy joven para hacer ese tipo de cosas!

- No hay problema. Culparé a las hormonas y a la adolescencia por los actos carnales y socialmente impuros que realizaré con Genya.

- ¡Muichiro!

- Tranquilidad. Tengo nociones básicas de educación sexual y conozco la importancia del preservativo.

El labio de Zenitsu empezó a temblar mientras su rostro se volvía completamente rojo al escuchar como Muichiro hablaba con tanta calma de un tema tan íntimo como lo era el sexo. Agobiado por el repentino calor que había asaltado su cuerpo, abrió rápidamente una de las ventanas del aula y asomó su rostro para tomar aire.

- Tanjiro... son los gemelos los que son esa clase de ser humano – su mirada bajó hacia los alumnos que se marchaban hacia sus casas, la figura alta de una chica llamó su atención, su figura era esbelta y sus largos cabellos estaban recogidos en una coleta alta. Al sentirse observada, la chica se dio la vuelta y miró hacia los lados y después hacia arriba. Zenitsu pudo distinguir los brillantes ojos lilas de la chica y un lunar en su mejilla izquierda. Sus miradas se cruzaron y el rubio no supo cómo reaccionar, al principio temió que pensara que era un pervertido espiando, pero un pequeño dolor en su cabeza hizo que pusiera mala cara y que sus piernas temblaran, por su parte, la chica apartó la mirada y con un rostro aparentemente triste abandonó la escuela - ¿Pero qué...?

- Descubrimiento – Muichiro intentó llamar la atención de Zenitsu pero el rubio no le hacía caso, con unos pocos pasos se plantó al lado del chico y tiró suavemente de su brazo – Descubrimiento.

- ¿Eh? S-sí - dejó que Muichiro guiara su cuerpo hacia una de las mesas que había estado revisando, Muichiro metió la mano en una de las cajoneras y sacó un cuaderno que extendió al rubio, este comprobó el nombre de Daki escrito en la cubierta, pero cuando lo abrió lo descubrió vacío - Bueno, no va a clase, es normal que esté vacío.

- Zenitsu – Muichiro volvió a tirar de su brazo y le hizo agacharse para ponerse ambos a la altura de la cajonera.

Allí debajo Zenitsu pudo observar que había un montón de papeles, lo cual era extraño porque Daki no solía aparecer por su clase, esa cajonera debería estar vacía, al menos en teoría.

- ¿Qué se supone que guarda a...? - al intentar sacar uno de los papeles, el resto cayó también, quedando desperdigados por el suelo con su contenido a la vista de ambos chicos – Pero que...

- Zenitsu.

- Con que esto es lo que la pasa.

- ¿Qué hacemos?

Una de las manos del rubio se estiró y recogió uno de los papeles del suelo.

- ¿Crees que Shabana Gyutaro lo sabe?

- No lo sé, pero esto... puede estar relacionado con su demonio - recogió todos los papeles que pudo, sin decir nada, Muichiro le imitó - Busquemos a los demás, tenemos que hablar con Tanjiro. 

El ardor en su rostro no había desaparecido en ningún momento durante su camino a casa y tampoco había podido escuchar ningún comentario del pelirrojo, aún así, Tanjiro se había mantenido caminando detrás del él con la cabeza agachada. La sangre en su boca se había secado y aunque no se había mirado al espejo, temía que alguna zona de su rostro hubiera cambiado de color por los golpes recibidos. No le importaba por temas de estética, pero como su hermana le viera llegar así, estaba seguro de que el corazón le dejaría de latir.

- Espero que no esté en casa - deseó en voz alta, aunque no obtuvo respuesta por parte del pelirrojo. Dando por finalizado el viaje, Giyuu llegó delante de la puerta de su casa, no quería enfrentar a Tanjiro así, por lo que prefirió despedirse sin darse la vuelta – Ya llegué, te puedes ir a casa – una vez más no escuchó ninguna respuesta. Decidió ignorar el comportamiento tan extraño del líder del club y abrió la puerta de su casa, nada más poner un pie dentro, sintió como la mano de Tanjiro se enganchaba suavemente a su uniforme - ¿Qué pasa?

- Quiero pasar.

- No hay nadie, estaremos solos y no sé si podré controlar mis hormonas de adolescente.

- Me da igual - respondió de manera seca sin levantar su rostro – Quiero pasar.

- No eres consciente de lo que significa que entres aquí cuando estamos los dos solos ¿verdad?

- Me da igual.

- ¿Sí? Pues atente a las consecuencias.

- ¡AH! - el chillido de Tanjiro sorprendió a Giyuu, el chico por fin había levantado su rostro, no sabía como interpretarlo, parecía una mezcla de molesto y preocupado - ¡Ya te he dicho que me da igual! ¡Así que voy a pasar!

- Oye... ¡O-oye! - Giyuu no pudo protestar después de que Tanjiro tomara su mano con fuerza y le metiera dentro de la casa, en un pestañeo, el pelirrojo le había acabado arrastrando a su habitación y de un empujón le hizo sentarse sobre su cama – Oye, ¿se puede saber qué estás...? ¡Oye, Tanjiro!

No le dio tiempo a decir nada más, el pelirrojo se había ido por la puerta dejándole solo en su habitación. Le escuchaba perfectamente caminar por su casa, aunque no sabía muy bien qué estaba haciendo. ¿Se iría? Pero entonces, ¿para qué había entrado? Dejando de lado la presencia de Tanjiro en su casa, Giyuu tocó superficialmente su mejilla golpeada. Escocía, escocía como el infierno y debía curárselo antes de que Tsutako llegase a casa o armaría un escándalo, aunque el escándalo lo armaría igual cuando le viese con tiritas en el rostro.

- Mierda - farfulló por lo bajo, el rostro de Sabito pasó por su mente y no pudo evitar golpear con un puñetazo la cama debido a la frustración - Mierda...

El sonido de unos pasos llegando a su habitación captó su atención, al mirar hacia la puerta se pudo encontrar con Tanjiro llegando hacia él con el ceño fruncido y con un botiquín entre las manos.

- ¿Qué estás...?

- Quédate quieto, senpai – Tanjiro dejó el botiquín apoyado en la cama, al lado de Giyuu y lo abrió para sacar lo que necesitaba para tratar los golpes recibidos. Sacó una gasa y echó en ella alcohol etílico que posó suavemente sobre la herida en la mejilla del mayor, recibió enseguida una queja y cambió su ceño fruncido por un rostro de preocupación - Lo siento, sé que arde.

- No es nada, no soy tan mocoso como para quejarme por un poco de... ¡ay!

- ¿Decías?

Giyuu apartó la mirada, ganándose una pequeña sonrisa de Tanjiro. En completo silencio, Giyuu se dejó curar los golpes en las mejillas y en el resto del rostro. Tanjiro puso una tirita grande en cada mejilla, tapando así los roces que habían creados los golpes.

- Tal vez deba bajar a por hielo... - comentó refiriéndose a su golpe encima del ojo - Está un poco morado - rozó el golpe con uno de sus dedos, pero se apartó rápidamente cuando Giyuu pegó un pequeño salto - ¡Lo siento! ¿Te hice daño?

- Umm...

- Creo que lo mejor será que baje a por hielo. Espérame aquí, senpai.

Nada más escuchar como Tanjiro salía de su cuarto, Giyuu tapó su rostro con sus manos. ¿Qué había sido eso? Durante todo el proceso de curación de Tanjiro había sentido como si el aire le faltase. ¿Estaría sufriendo acaso un infarto? Pero era imposible, el brazo izquierdo no le dolía, pero... en el pecho sí que empezaba a sentir cierta presión.

- ¿Qué es esto...?

- ¡Senpai! - el grito de Tanjiro hizo que saltase en su sitio como si de un gato se tratase – Le traje hielo, no temas, la hinchazón bajará.

Tanjiro volvió a ponerse delante de él y presionó los hielos envueltos en un trapo contra la zona golpeada encima de su ojo.

- ¿Por qué...? - cerró uno de sus ojos al no poder soportar la temperatura tan baja - ¿Por qué estás haciendo esto?

- ¿Por qué...? ¿Cómo que por qué? ¡Te han pegado! ¡¿De qué manera iba a dejarte solo?!

- Ya... - cerró sus ojos centrándose solamente en el frío que provocaba el hielo contra su piel y en el suave aroma a vainilla que se podía percibir por la cercanía del pelirrojo.

- De todas formas, ¿qué ha sido todo eso? ¡Ese chico es un abusón! ¿Cómo se atreve a pegarte de esta manera? Le debería haber pegado un cabezazo.

- No te preocupes por eso, en el fondo... puede que me lo mereciera.

- ¿Eh?

- Puede... que me mereciera que me haya golpeado.

- ¡No digas tonterías! - presionó con más fuerza el hielo, haciendo que Giyuu abriese ambos ojos y se encontrara de frente con los ojos borgoña del líder de su club – Nadie se merece ser golpeado, mucho menos alguien tan amable como tú, senpai.

- ¿Amable?

- Sí - asintió con una sonrisa – Intentaste apartarme del golpe, ¿no? Eso dice mucho de ti.

- Que te pusieras delante de mí también dice mucho de ti.

- ¿En serio?

- Sí, dice que eres un cabezón imprudente, pero con buenos muslos.

Tanjiro recuperó su ceño fruncido y levantó el trapo con hielo para dejarlo caer en un suave golpe contra Giyuu, haciendo que este se quejase.

- ¿Has dicho algo, senpai?

- N-no...

- Sí, eso creía. De todos modos... no sabía que venías de otra escuela.

- Ah... bueno, no estuve mucho tiempo.

- ¿No?

- No – a Giyuu le sorprendió que Tanjiro no preguntase nada más, en su lugar se centró en seguir manteniendo el hielo contra su piel - ¿No vas a preguntar nada más?

- ¿Quieres contarme algo más?

- Yo... cuando te dije que confiaría en ti, te lo estaba diciendo en serio, así que simplemente deberías preguntar lo que te interese.

- Oh... que Tomioka Giyuu quiera hablar es algo especial, debo aprovechar – de los labios de Tanjiro escapó una suave risa que hizo que un pequeño sonrojo apareciera en las mejillas de Giyuu.

- Solamente pregunta.

- ¿Lo que quiera?

- Pregunta y ya.

- Pues... - el mayor se estaba preparando mentalmente para explicarle de alguna manera su pasado en esa escuela pero la pregunta que llegó no se la esperó para nada - ¿Cuál es tu color favorito?

- ¿Eh?

- ¿Cuál es tu color favorito? - repitió su pregunta con una sonrisa.

- T-tú... ¿de verdad te vas a preocupar por...?

- Jo, senpai, dijiste que responderías a mis preguntas.

- Pero... argh, azul, supongo.

- Jajaja, me lo imaginaba. El mío es el verde, pero el rojo me gusta también mucho. ¿Qué es lo que más te gusta a parte del pan de chocolate?

- Los mus...

- Vale, no hace falta que contestes esa. Umm... ¿te gustan los perros?

- Supongo... no me desagradan así que... aunque creo que no les caigo bien.

- Jajaja, me gustaría verte con un perro, senpai – Tanjiro se pensó su siguiente pregunta - ¿Te gusta alguien?

- ¿No me hiciste esa pregunta antes? Ya te la respondí.

- Pero las personas cambian y sus sentimientos también. ¿No lo ves ahora?

- ¿Ahora?

- Sí - asintió contento – El Tomioka Giyuu que conocí al principio del curso no me estaría respondiendo preguntas estúpidas como estas. ¿Y bien? ¿Te gusta alguien?

- N-no... - su mirada cayó y su boca habló por primera vez en su vida por su propia cuenta – N-no lo sé...

- ¡Waaaa! - los ojos de Tanjiro se iluminaron por su respuesta - ¡Senpai está enamorado!

- ¿Eh? - al darse cuenta de lo que había dicho, maldijo por lo bajo y apartó la mirada – No me has entendido bien. He dicho "No, lo sé". Los signos de puntuación son importantes.

- ¡¿Ah?! ¡Mentira! ¡No hiciste ninguna pausa! Ahí no había ninguna coma. Eres un senpai tramposo - infló sus mejillas en un puchero, el mayor solo le respondió encogiéndose de hombros.

- ¿No me vas a preguntar nada más? ¿Ni siquiera nada sobre Sabito o mi antigua escuela?

- Es que... estoy feliz de que quieras ser sincero conmigo y abrirte más, pero Sabito y tu otra escuela... ¿cómo lo digo? Se nota que son temas de los que no te agrada hablar.

- ¿Desde cuándo te importa que no quiera hablar de algo?

- Tal vez desde que... - el hielo fue retirado de la frente de Giyuu y dejado a un lado en la cama. La sensación gélida que había quedado en su frente no tardó mucho en desaparecer cuando sintió como el pelirrojo posaba su frente sobre la suya y como buscaba su mano reposando sobre la cama para entrelazar sus dedos. El pecho de Giyuu volvió a contraerse con fuerza y cuando levantó la mirada se encontró con los ojos de Tanjiro de frente, sus narices rozándose y sus bocas prácticamente a centímetros. La mirada del pelirrojo era confiada pero suave al mismo tiempo, era como estar bajo los mismos rayos del sol – Desde que senpai dijo que confiaría en mí. Sé que lo dijiste en serio, por eso no quiero obligarte a hablar de algo que no quieres, sé que eventualmente me lo contarás, así que no tengo prisa. Cuando estés preparado es cuando escucharé todo, pero mientras... - apretó más fuerte el agarre entre sus manos y pegó más sus frentes, haciendo que el aire empezase a dejar de entrar en los pulmones de Giyuu - ¡Quiero conocer más! Cuéntame más, quiero saberlo todo sobre Tomioka Giyuu, quiero... ¡Quiero ser alguien especial para ti! Por favor, senpai, déjame ser parte de tu vida.

Giyuu se quedó sin palabras, hipnotizado seguía mirando los ojos de Tanjiro con el rostro completamente rojo. Al principio pensó que sería por la herida, pero no podía ser eso, ya que era toda su cara la que ardía en llamas. ¿Qué era esto? Sus dedos entrelazados con los de Tanjiro parecían temblar, temía que el pelirrojo pensase que se encontraba enfermo por su rostro rojo y los temblores de su cuerpo, pero su mirada no parecía dispuesta a despegarse de sus ojos.

No pudiendo sostener más su mirada, Giyuu cerró con fuerza los ojos y cuando los volvió a abrir se encontró mirando más abajo en el rostro de Tanjiro, para ser más específicos, sus labios. Finos y brillantes, esos labios que siempre se encontraba curvados en una sonrisa, esos labios de los que solo salían regaños hacia su persona cuando hacía un comentario sobre sus muslos, esos labios que le llamaban "senpai" con voz dulce...

La boca de Giyuu se secó y se vio obligado a tragar duro, no entendía bien que estaba pasando ahora mismo, pero nunca en su vida había sentido su corazón latir tan rápido, ni siquiera cuando corría en educación física.

¿Fiebre? ¿Taquicardia? ¿Un infarto? Cualquier opción era válida pero no sabía cómo apaciguar los efectos. Todo había empezado cuando Tanjiro pegó sus frentes así que... esa debía ser la solución. Como se sentía nervioso al sentir que en cualquier momento su corazón saldría disparado por su garganta, Giyuu no fue muy delicado cuando se echó para atrás de repente, haciendo que Tanjiro perdiera el equilibrio y que como sus manos estaban entrelazadas, inevitablemente acabase cayendo encima del mayor.

Giyuu pestañeó algo confuso mientras miraba hacia el techo, esta era la primera vez que le estaba costando tanto pensar. Los pequeños quejidos del líder de su club llamaron su atención y bajó la mirada hacia el cuerpo del chico encima de él, grave error.

- Ay... senpai, pero ¿qué haces? - Tanjiro había cerrado los ojos por acto reflejo, pero ahora los había vuelto a abrir para mirarle desconcertado al principio y luego algo molesto – Aprovechando que estamos solos para tirarme a tu cama... así que ibas en serio con lo de no controlar tus hormonas de adolescente... ¡Senpai, eso no está bien! - desenredó sus dedos y se acomodó para despegarse del pecho de Giyuu pero seguir estando sentado en su regazo a horcajadas – Intentar hacer cosas cochinas con el líder de tu club no está bien, ¿no entiendes eso?

Inesperadamente, Tanjiro había comenzado a echarle la bronca en una posición increíblemente incómoda. Puede que el pelirrojo no se hubiese dado cuenta pero ahora mismo se encontraba sentado sobre su entrepierna e inconscientemente movía un poco las caderas provocando un roce que podría acabar provocando una situación para nada cómoda.

- Ta-Tanjiro, para.

- ¿Parar el que? Senpai, eres tú el que debería parar. Si sigues con tus comportamientos pervertidos, un día de estos puedes crear un terrible malentendido, ¿lo entiendes? - en su faceta de chico echándole la bronca a alguien mayor, Tanjiro se había cruzado de brazos y había bajado un poco su pecho, provocando sin querer una mayor presión entre su trasero y la entrepierna del mayor.

- Tanjiro... - Giyuu se mordió el labio y cerró los ojos, ¿qué era esto? ¿En serio? ¿De verdad su cuerpo estaba actuando tan hormonal? Definitivamente debía haber pillado un resfriado - ¡Tanjiro, para!

Las manos del azabache se posaron de sorpresa sobre las caderas del pelirrojo con la intención de apartar el cuerpo del chico. Al no esperarse tal acción, Tanjiro posó instintivamente sus manos sobre el pecho de Giyuu por miedo a perder el equilibrio y justo en ese momento la puerta de la habitación se abrió dejando ver a una chica de pelo negro atado en una larga trenza.

- ¡Giyuu~! ¡Te traje pastel de chocolate de esa pastelería tan buena que...!

El rostro de la recién llegada se quedó pálido y su brazo se quedó alzado con la caja del pastel en el aire mientras analizaba la situación en la habitación de su hermano pequeño. Su hermano, el mismo adolescente que había perdido hace tiempo el interés por el contacto humano se encontraba ahora sobre su cama con un chico irrealmente lindo sentado sobre su regazo. Podía ser cualquier cosa, sí, podría pensar eso si las manos de su hermano no estuvieran sobre las caderas del pelirrojo y las del chico desconocido en el pecho de su hermano.

- ¡Tsu-tsutako! ¡No es...! - intentó excusarse Giyuu con el rostro rojo pero su hermana había retrocedido lentamente y de un salto hacia atrás había desaparecido de la habitación, cerrando la puerta tras marcharse.

- ¿Tsutako? - Tanjiro infló las mejillas y bajó su mirada molesta hacia el mayor – Senpai, ¿con cuánta confianza se te meten chicas en la habitación?

- Tonto, es mi hermana y ha debido de pensar que... que...

Tanjiro pareció no estar entendiéndole bien hasta que bajó su mirada hacia su propio cuerpo sobre el del mayor. Lentamente, su cara completa acabó adquiriendo un color similar al de su pelo. Como si el cuerpo de Giyuu quemara, apartó las manos de su pecho y entró en pánico.

- ¡¿V-v-v-es lo que te decía?! ¡L-lo ha malinterpretado por tu culpa!

- ¿Mi culpa? Tú eres que el está encima de mí.

- ¡Po-po-porque tú me pusiste en esta posición! ¡Se-se-se-senpai pervertido! - cerró sus ojos y pegó un pequeño salto sobre la entrepierna del azabache - ¡Ah! M-me he clavado algo... - intentó girarse para ver que era lo que estaba chocando contra su trasero, pero Giyuu no le dejó.

- Ba-ba-bájate primero.

- ¡Senpai! - el rostro de Tanjiro se transformó en uno de preocupación cuando se percató del rojo en el rostro de Giyuu - Estás rojo, ¿te dio fiebre?

Al intentar comprobar la temperatura de Giyuu, este rehuyó el contacto de su mano extrañando al pelirrojo. Intentó volver a tomar su temperatura así pero el sonido de su móvil desde su mochila le devolvió a la realidad e hizo que se levantase de encima de Giyuu. Al quedarse sin nadie encima, Giyuu alargó su brazo y atrapó un cojín sobre su cama para ponerlo sobre su entrepierna para tapar el bulto semi despierto por los incómodos frotes de Tanjiro. Necesitaba con urgencia saber que había pasado ahí ahora mismo y por qué sentía que si abría la boca se le saldría el corazón por el pecho. Mientras la mente de Giyuu era asaltada por un debate existencial, Tanjiro había sacado su móvil para comprobar que quien le estaba llamando era Zenitsu.

- ¿Zenitsu? - preguntó tras contestar a la llamada.

- Tanjiro, descubrimos algo sobre Daki. ¿Dónde estás?

- En la habitación de Tomioka-senpai.

- Vale, pues... espera... ¿qué?

- ¿De qué se trata?

- Es... creo que sería mejor que lo vieras con tus propios ojos. ¿Puedes venir al club?

- Pues... - se giró para mirar a Giyuu rojo sobre la cama – Tomioka-senpai... no se encuentra bien. No quiero dejarle solo, ¿podéis venir aquí?

- Supongo... oye, Tanjiro, ¿Tomioka y tú...? Es decir...

- ¿Qué pasa?

- Nada, mejor déjalo. Mándame la dirección e iremos.

- Vale, nos vemos ahora – Tanjiro colgó y mandó la dirección de la casa a Zenitsu por mensaje – Senpai – se volteó hacia el azabache algo serio – Descubrieron algo sobre Daki, vienen de camino.

- Sí... lo que sea – Giyuu se había girado para quedar de lado en la cama mientras abrazaba el cojín que antes presionaba contra su entrepierna.

- Bajaré para esperarles, tú puedes esperar aquí mientras. Tu rostro sigue bastante rojo por los golpes.

- S-sí... debe ser eso.

El cuerpo de Giyuu solo pudo perder algo de tensión cuando escuchó como la puerta de su habitación se cerraba después de que Tanjiro se fuera. Una vez solo, dejó el cojín de lado y se giró para quedar mirando hacia el techo. Usó su antebrazo para tapar sus ojos, ¿a dónde habría ido su hermana después de ver una escena tan malinterpretable? Genial, ahora no solo debería explicarle los golpes en su cara, también debía explicarle por que tenía a un chico sobre su cuerpo y sobre su cama.

- Mierda, solo das problemas – lentamente apartó su antebrazo y se quedó observando hacia el techo como si fuera lo más interesante del mundo. La fugaz imagen de los labios de Tanjiro tan cerca de su rostro hizo que de alguna misteriosa e inentendible manera se sintiese ansioso, a esto se le sumaba la petición tan extraña que le había hecho. Formar parte de su vida, eso era lo que le había pedido – En serio.... - llevó su mano derecha a su pecho y apretó con fuerza su uniforme - ¿Qué es esto?  

Zenitsu, Inosuke, Genya y los gemelos acababan de llegar a la dirección que Tanjiro mandó al rubio. Tras pulsar el timbre, los cinco esperaron a que alguien apareciera para abrir la puerta.

- Monitsu, ¿por qué Gonpachiro está en la casa del Topioka?

- Pues... n-no lo sé.

- Je, es un pervertido.

- Genya... no creo que seas el más adecuado para hablar de ser un pervertido – Zenitsu miró de reojo como ambos gemelos estaban enganchados de cada brazo del Shinazugawa menor. Tras escuchar a Muichiro hablar por primera vez sobre cómo se sentía, había dejado de ver tan cómico el particular trío amoroso formado en el club - Además, recordemos que estamos hablando de Tanjiro. ¿No recordáis que él besa el suelo por donde Rengoku camina? Una relación entre Tanjiro y Tomioka es simplemente...

La puerta de la casa se abrió y un sonriente Tanjiro recibió a su club vistiendo un delantal con bolas de arroz dibujadas en él.

- ¡Chicos, llegasteis! Pasad, pasad.

El pelirrojo se hizo a un lado y los demás entraron bastante extrañados por la visión tan hogareña del líder del club en una casa que obviamente no era suya.

- Esto... Tanjiro.

- ¿Sí?

- Emmm...

- Quemado – la nariz de Muichiro se movió suavemente al estar olfateando un olor proveniente de la cocina.

- ¡Ah! ¡El curry! - Tanjiro salió corriendo hacia la cocina dejando a los chicos en la entrada.

- ¿Pero qué está haciendo? - preguntó Yuichiro arqueando una ceja.

- ¡La cena! ¡Bien, me moría de hambre! ¡Jajajajaja! - Inosuke echó a correr detrás del pelirrojo con los ojos brillando.

- Oye... Zenitsu – Genya le llamó - ¿No creerás que...?

- Pues la verdad... es que no lo sé.

Siguieron a Tanjiro e Inosuke a la cocina, el pelirrojo se encontraba removiendo el curry en la olla con una mano mientras que con la otra mantenía apartado al chico jabalí.

- ¡Gonpachiro, déjame probarlo!

- No, esta es la cena de Tomioka-senpai.

- ¿La cena...? - Zenitsu y Genya intercambiaron miradas nerviosas.

- ¿Y se puede saber por qué le estás cocinando? - preguntó Yuichiro.

- Tomioka-senpai ha tenido problemas el día de hoy, simplemente le cuido.

- Ya... ¿y solo le cuidas preparándole la cena?

- Bueno, antes de que llegaseis, he estado planchando, limpiando los cristales y pasando la aspiradora. Cuando termine de prepararle la cena le prepararé la bañera.

- Tanjiro... - una de las cejas de Zenitsu empezó a temblar - ¿Sa-sabes lo que parece todo esto?

- ¡Sí! - asintió feliz – Un líder preocupado por un miembro herido de su club.

- En realidad...

- Matrimonio – Muichiro soltó una palabra de golpe que confundió a Tanjiro.

- ¿Matrimonio?

Una falsa tos proveniente de Zenitsu y de Genya hizo que Tanjiro dejase de mirar al gemelo menor para mirar a ambos chicos.

- ¿Queréis agua?

- No, no. Mejor centrémonos en el motivo por el que hemos venido.

La mirada de Tanjiro siguió los movimientos de Zenitsu, al ver como este sacaba de su mochila una carpeta se dirigió al fuego en el que estaba el curry y lo apagó, golpeando la mano de Inosuke la cual intentaba probar de la cena que no era suya.

- Tomioka-senpai está arriba, vamos.

Siguieron a Tanjiro hacia el piso de arriba, al entrar en la habitación de Giyuu se encontraron con este metido entre las sábanas y con varios golpes en su rostro.

- Vaya... ¿estás bien? - se interesó el rubio.

- Sí, no es nada.

- ¡Topioka, tienes la cara destrozada! Te la han desfigurado.

- Cállate - Genya empujó al chico de cara femenina y se acercó al azabache - Tú tranquilo, las heridas hacen a los chicos más guapos - señaló con orgullo la cicatriz en su rostro.

- Nunca imaginé que te meterías en una pelea, no pareces esa clase de chico. ¿Te podremos seguir llamando cara besugo con el rostro así? - Yuichiro buscó una respuesta en su hermano, este solo se encogió de hombros.

- Un cara besugo será siempre un cara besugo.

- Bueno, de todas formas, no te metas en una pelea si sabes que no puedes ganarla, estúpido.

- Ya – Giyuu apartó la mirada, no sabía bien que decirles. El tono de voz de Yuichiro no sonaba tan arrogante como siempre. ¿Acaso estaban...? ¿Acaso estaban intentando consolarle? No tenía ni idea de cómo reaccionar ante esto.

- Zenitsu, ¿qué encontrasteis sobre Daki?

- Muichiro lo encontró debajo del pupitre de Daki. Son papeles, pero... bueno, mejor míralos tú.

Tanjiro recibió de las manos de Zenitsu la carpeta en la que habían guardado los papeles encontrados. Para que Giyuu pudiera verlos también, Tanjiro se sentó en la cama.

- Pero esto... - la mirada de Tanjiro mostró confusión mientras que Giyuu frunció levemente el ceño.

- Ya veo, esto puede estar directamente relacionado con su demonio.

- Pero... - miró un momento a Giyuu para después volver a bajar su mirada hacia los papeles. Eran papeles con escrituras diferentes, pero todos compartían una misma cosa en común, estaban llenos de insultos. No se trataba de insultos al azar, todos acusaban a Daki de ser la misma cosa. Tomó uno de los papeles para sacarlo de la carpeta, en él relucía la palabra "puta" escrita con bolígrafo rojo - ¿Creéis... que Gyutaro-senpai lo sabe?

- No estoy seguro, es decir, si él lo supiera... ¿no habría dado una paliza a toda su clase?

Tanjiro asintió débilmente ante las palabras de Zenitsu. Giyuu tenía razón, esto podía estar relacionado con el demonio que se encontraba dentro de Daki. Si de verdad la chica está sufriendo acoso escolar, no había duda de que dentro de ella se debía estar generando un sentimiento de rabia o de frustración.

- Duda. ¿No es raro? - la pregunta de Muichiro hizo que todas las miradas se posasen sobre él.

- ¿El qué? - le cuestionó Yuichiro.

- Los insultos. Existe una amplia variedad de insultos, pero "zorra", "perra", "puta", son los que más se repiten. ¿Por qué solo hay insultos que la relacionan con una prostituta?

- Oye... ¿no estarás diciendo que...?

Tanjiro apretó el papel entre sus manos y se levantó de la cama de Giyuu.

- Necesito hablar con Gyutaro-senpai.

- El Gyusapo no quería colaborar, ¿no es raro? Puede que él ya lo sepa.

- ¡Pero es su hermano!

- ¿Y? - Genya se encogió de hombros – No se le veía muy fraternal que digamos.

- Aun así, si él supiera esto... ¡no creo que él dejase que...!

- Independientemente de si lo sabe o no, sí que es cierto que el acoso puede ser la razón de que tenga un demonio. Gyutaro nos pidió liberarla del demonio ¿no? Pues si el acoso es el origen, entonces sí o sí tiene que ayudar.

Tanjiro escuchó atentamente las palabras de Giyuu pero no contestó nada más. En su lugar se quedó observando los papeles llenos de insultos hacia la chica de cabello blanco. Ya había experimentado lo borde y maleducada que podía ser Daki pero no pensaba que eso justificara el hecho de que la insultaran de esta manera. Por la mente de Tanjiro no pudo evitar pasarse el vago recuerdo de como Daki actuaba cuando alguien intentaba tocarla, se alteraba y gritaba, justo como si por el hecho de tocarla ya buscasen hacerla daño. Definitivamente no le gustaba para nada lo que estaba empezando a sospechar.

- Dejémoslo por hoy - murmuró algo decaído para después dedicarle una sonrisa a Zenitsu y el resto – Buen trabajo, chicos.

- De nada – Inosuke infló el pecho con orgullo ante lo que Zenitsu frunció el ceño.

- ¿Y tú que has aportado exactamente, jabalí?

- ¿Yo? Mis bendiciones y sabiduría, pensé que era obvio.

- ¡¿Qué bendiciones?!

- ¡¿Ah?! ¡¿Crees acaso que podríais haber descubierto eso sin las bendiciones de Inosuke-sama?!

- ¡Pues claro que sí!

- ¡Pero bueno, Monitsu, que desagradecido!

- Chicos – Tanjiro les regañó con la mirada – Tomioka-senpai no se encuentra bien, ¿podríais dejar de armar tanto escándalo?

- Todavía no nos has dicho que le ha pasado – le cuestionó Yuichiro, Giyuu solo pudo apartar la mirada.

- Tomioka-senpai no quiere hablar del tema.

- Si no se encuentra bien, lo mejor será que le dejemos descansar ¿no? - Zenitsu se dirigió hacia la salida de la habitación, los demás le siguieron menos Tanjiro, al notar esto, el rubio se giró para llamarle – Tanjiro, ¿bajas?

- ¿Eh? S-sí, bajo ahora.

Tras dedicarle una sonrisa suave, Tanjiro se sentó en la cama y volvió a bajar la mirada a los papeles entre sus manos. El rubio había abandonado la habitación así que se había vuelto a quedar solo con Giyuu.

- Senpai.

- ¿Sí?

- ¿Qué piensas tú? - preguntó sin levantar el rostro.

- Lo único que tenemos son insultos en papel. No podemos decir con certeza que se trate de acoso si no es un comportamiento reiterado, pero la verdad... es que sí lo creo.

- ¿Y te acuerdas...? - inconscientemente, Tanjiro apretó con fuerza los papeles entre sus manos – Cuando alguien intenta tocar a Daki, ella...

Giyuu resopló, el pelirrojo estaba empezando a imaginar las peores situaciones. No existían pruebas 100% seguras de que Daki estuviera siendo acosada por sus compañeros. Tenían esos papeles, pero nada más. No había pruebas visuales y tampoco físicas en el cuerpo de la chica, solo tenía una personalidad soberbia que podía tener sus orígenes en cualquier motivo.

- ¿Crees que acaso alguien la ha...?

- ¿Lo hueles?

- ¿Eh? - Tanjiro levantó la cabeza y empezó a olfatear, no sería su curry ¿no? Imposible, había apagado el fuego, pero no olía nada - ¿El qué?

- Huele a quemado.

- Imposible, apagué el fuego de la cocina.

- El fuego no está en la cocina, está aquí - su dedo presionó la frente del líder del club - Estás quemando demasiadas neuronas, relájate un poco, no podemos estar 100% seguros de que lo que estás pensando ahora mismo sea cierto.

- Pero...

- Seguiremos investigando a Daki ¿vale? - para que el tema desapareciera de la cabeza de Tanjiro, Giyuu retiró los papeles de sus manos y los dejó en su mesilla – Han hecho un buen trabajo aunque tú no estuvieras.

- Pues claro que sí, Zenitsu es el vicepresidente del club ¿dudas de sus habilidades? - Tanjiro presumió orgulloso de su amigo.

- Teniendo en cuenta que se asusta con la cosa más insignificante...

- Senpai, debes respetar a los cargos superiores en el club.

- Mejor paso.

- Oye... que no es algo en lo que tengas opción.

Giyuu se tumbó en la cama y tiró de la manta para cubrirse entero, ahora mismo no quería recibir una regañina llena de pucheros del pelirrojo.

- Por cierto, y ahora que quieres cambiar de tema... ¿qué harás? Con la competencia académica me refiero. No quieres participar por Sabito ¿verdad?

- Buena pregunta - suspiró cansado – No me ilusiona especialmente tener que plantarle cara a Sabito, pero, aunque él no estuviera... seguramente tampoco participaría. Odio llamar la atención.

- Entiendo – Tanjiro bajó la mirada y elevó un poco sus pies para empezar a mecerlos en el aire – Es un poco decepcionante, me habría gustado verte competir – no pensaba decir más, pero al ver como Giyuu destapa su cabeza y le miraba confuso, decidió seguir – Es que... es algo que llevo notando desde que nos conocimos. Tomioka-senpai... en realidad es muy inteligente y habilidoso, pero a la hora de la verdad... ¿puede ser que te contengas de alguna manera? No sé, creo que en el enfrentamiento de kendo de hoy no estabas dándolo todo.

- ¿En serio? - preguntó desinteresado – Debe ser tu imaginación.

- Jajaja, tal vez imagine cosas, pero mi olfato nunca falla – dio un ligero toque a su propia nariz – Mi olfato delata el potencial oculto de Tomioka-senpai.

- No deberías pensar así, acabarás decepcionándote al ver la realidad.

- Tranquilo, veo claramente la realidad.

- ¿Sí? ¿Y qué ves?

- Veo a alguien amable, listo y muy habilidoso, pero que se ha cubierto con un manto de hielo por algún motivo. No sé qué pasó en el pasado con Sabito en tu otra escuela y no quiero que me lo cuentes por obligación, pero cuando sientas que puedes hablar de ello, te escucharé encantado.

- Piensas demasiado bien de la gente.

- Pienso bien de la gente que sé que de verdad son buenas. Senpai – Tanjiro giró su rostro para mirarle a los ojos – Estoy muy feliz de que seas parte de mi club, yo... yo te quiero mucho, senpai.

Los ojos de Giyuu se abrieron como platos ante la tímida confesión, sus orejas y su rostro completo no tardaron en adquirir un color completamente rojo. Su corazón había pegado un salto tan grande que ya no sabía si estaba todavía dentro de él. ¿Qué era esto? Sabía que Tanjiro no se refería a un querer romántico, se refería a un querer de amigos, pero entonces, ¿por qué su cuerpo se sentía tan raro? Solo con unas pocas palabras había conseguido transformar su rostro en una parrilla ardiendo. Supuso que era pura vergüenza, vergüenza porque hace demasiado tiempo que no mantiene una relación de amistad con nadie. Después de Sabito y Makomo, Giyuu se alejó completamente de las relaciones sociales. Ya no sabía cómo actuar con otras personas. Era eso ¿no? No sabía aceptar cumplidos y tampoco interactuar en grupos sociales.

Vergüenza, vergüenza, vergüenza, era simple vergüenza. No la quería sentir, pero era inevitable. Ahora que sabía eso, le gustaría saber la solución para calmar un poco su corazón.

- ¿Tomioka-senpai? - Tanjiro ladeó un poco su cabeza mientras le preguntaba ya que se encontraba confuso ante la repentina petrificación del mayor - ¿Estás bien?

Giyuu se sobresaltó un poco y dio dos pestañeos para tirar con fuerza de la manta y volver a cubrir su cuerpo entero.

- S-sí... ¡ejem! Estoy bien, esto... perdón por lo de la cena, no hacía falta que la hicieras. Llévate todo el curry que quieras, bueno, eso si Inosuke deja algo.

- ¡Ah! ¡Inosuke! - al darse cuenta del peligro que corría la cena allí abajo, Tanjiro se levantó de la cama y corrió hacia la puerta.

- Ta-tan... ¡ejem! - Giyuu maldijo en voz baja, ¿por qué empezaba a tartamudear? - Tanjiro.

- ¿Sí?

- No me hace gracia enfrentarme a mi antigua escuela, pero... l-lo haré, ¿vale?

- ¿En serio?

- Es que... has dicho cosas tan... bueno, que más da. Participo y ya, ¿contento?

- ¡Sí! - dio un aplauso emocionado acompañado de un pequeño salto – Quiero ver competir a Tomioka-senpai.

- Lo que sea - farfulló por lo bajo.

El mayor solo retiró la sábana que cubría su cabeza cuando escuchó como Tanjiro abandonaba la habitación entre risas de felicidad, era ridículamente simple hacerle feliz.

En una farmacia cercana, una chica de cabellos azabaches y ojos azules revisaba la estantería de preservativos bastante pensativa. Sin ningún motivo aparente, sus ojos se aguaron y pequeñas lágrimas empezaron a escapar de sus ojos.

- Giyuu... estás haciendo cosas de adolescentes como llevarte a tu novio a casa... hasta lo ibais a hacer... ¡Mi hermano por fin está viviendo su juventud! - limpió sus lágrimas de felicidad con el dorso de su brazo y empezó a echar sin pena alguna varias cajas de preservativos en la pequeña cesta que llevaba – Aunque no me hayas contado que tienes novio... ¡Yo te apoyo, Giyuu! Tu hermana mayor te apoyará en lo que sea, así que no temas.

Con algunas lágrimas de felicidad escapando todavía de sus ojos, Tsutako continuó echando cajas de preservativos en su cesta bajo la desconcertada mirada de los clientes allí presentes y con una idea equivocada de que era lo que estaba pasando en la habitación de su hermano.  

La delgada y pálida figura de una chica de cabello oscuro transitaba esa mañana los pasillos de la escuela. A pesar de que su flequillo tapaba sus ojos, parecía que podía ver perfectamente. Nadie se percataba de su presencia y ni siquiera la dedicaban una mirada, era tal y como si fuera un fantasma. Las multitudes del pasillo detuvieron sus pasos cuando cierto grupo de personas hicieron acto de presencia.

- ¡Kyaaa! ¡El consejo estudiantil! - una chica cercana a Nakime gritó de la emoción y ella junto al resto de alumnos se echaron a los lados para dejarles pasar.

- ¡Rengoku-senpai! - un grupo de chicas saludaron emocionadas al rubio, al ser respondidas con una sonrisa, estas casi se desmayan en el suelo.

- Kochou-san es tan elegante y hermosa... quiero ser como ella.

- ¡Kanroji-san! - los gritos a la última chica hicieron que Nakime se pusiera de puntillas para poder mirar sobre tanta cabeza y vislumbrar la radiante figura de la chica de pelo rosa devolviendo con ambas manos los saludos que recibía del resto de alumnos.

- ¡Kanroji-senpai, te quiero!

- ¡Kyaaa! ¡Kanroji-senpai, eres tan guapa!

- ¡Kanroji-san! ¡Cásate conmigo!

- Tch – un aura de pocos amigos empezó a rodear a Iguro, aura que no pasó desapercibido por Shinobu, Aoi y Senjuro.

- Iguro-san, ¿todo bien? - preguntó Shinobu.

- No, ¿qué le pasa a toda esta gente ruidosa? No hace falta armar tanto escándalo cuando llegamos por la mañana, da asco que babeen tanto por Kanroji ¿y por qué nadie grita mi nombre?

- No sé si estás molesto por los fans de Kanroji-san o porque nadie te vitorea a ti - comentó Aoi por lo bajo.

- Kanroji-san – una chica con el rostro rojo se interpuso en el camino de la chica de pelo rosa – Y-yo... ¡por favor, acéptela! - se agachó en una reverencia y extendió un sobre en sus manos que Mitsuri aceptó encantada.

- Sí, muchas gracias.

La chica no pudo decir nada más, presa de la vergüenza huyó de allí mientras Mitsuri observaba muy feliz la carta.

- ¿Qué te han dado, Kanroji? - preguntó Rengoku.

- Ah, es una carta de confesión de amistad.

- ¿Ah? - las cejas de Shinobu, Aoi e Iguro se arquearon en duda.

- ¿Confesión de amistad? - ante la duda de Kanao, Mitsuri asintió con una sonrisa.

- Mucha gente de la escuela me da cartas diciendo lo mucho que me quieren, yo las acepto porque también los quiero mucho.

- Pero Kanroji-san... eso no son cartas de amistad.

- ¿No lo son?

- Son... - Shinobu pensaba decirle la verdad, pero ante los brillantes e inocentes ojos verdes de la chica era imposible ser sincera sobre el verdadero significado de esas "confesiones de amistad" - Nada... creo que tienes razón.

- Jajajaja, no hace falta que te pongas celosa, Shinobu-chan, por muchas cartas de amistad que reciba, Shinobu-chan tiene un puesto fijo y eterno en mi corazón. Lo mismo pasa con Rengoku-san, Iguro-san, Aoi-chan y Kanao-chan y por supuesto... ¡Con Senjuro-kun! - de un salto la chica había atrapado a Senjuro en un abrazo asfixiante contra sus pechos - ¡Kyaaaaaa! ¡Senjuro-kun es lo más lindo de esta escuela y lo quiero mucho, mucho, muchísimo! Senjuro-kun ocupa el puesto número uno en mi corazón.

- Ka-kanroji-san... no puedo respirar.

- ¡JAJAJAJAJAJAJAJA! ¡La energía de Kanroji es contagiosa! - Rengoku empezó a reír con ambas manos en sus caderas.

- Senjuro... - Iguro se quedó observando fijamente como el chico intentaba liberarse del potente abrazo de Mitsuri – ¿Cómo es posible que seas el chico más afortunado de esta escuela?

El resto de alumnos seguía observándoles maravillados a pesar de la escena que estaban montando. No era ningún secreto que el consejo estudiantil era increíblemente popular en la escuela, eran los líderes de los alumnos y sus modelos a seguir. Especialmente Rengoku y Mitsuri, ellos se llevaban la mayor parte de la atención, era casi seguro que la mitad de la escuela había estado enamorada de alguno de ellos en algún momento y como no estarlo. Ambos desprendían energía y buen humor, eran personas que simplemente eran imposibles de odiar.

Nakime, que se había mantenido observando el paseo del consejo estudiantil, retomó su caminata por los pasillos hasta llegar a uno de los baños. Una vez allí comprobó que se encontraba sola y se dirigió hacia uno de los espejos. Con ambas manos separó suavemente tres mechones de su cabello y empezó a trenzarlos, no tardó mucho debido a que su pelo era bastante liso. Cuando acabó pudo observar el resultado en el espejo, su pelo suelto ahora estaba separado en tres trenzas al igual que la aclamada Kanroji Mitsuri, pero a pesar de haber conseguido imitar su estilo, nada en ella se veía como la chica más popular de la escuela. En su lugar parecía una copia oscura y mal hecha de ella.

- Bonito peinado – una de las puertas de uno de los cubículos del baño se abrió, pillando por sorpresa a Nakime y haciendo que rápidamente empezara a deshacer las trenzas. Era extraño, habría jurado que revisó el baño para asegurarse de que este estuviera vacío, pero allí mismo había una chica de pelo oscuro y ojos rojos – Me recuerda al de Kanroji Mitsuri, ¿eres una fan suya o algo así? Supongo que sí, ¿quién en esta escuela no la idolatra?

Muzan no recibió respuesta alguna, Nakime había terminado de deshacer las trenzas y se había quedado plantada delante del espejo sin emitir ruido alguno como si de una estatua se tratase.

- Debe ser frustrante... desear ser algo que no puedes ser. Las personas como Kanroji Mitsuri hacen que todo parezca tan fácil. La popularidad, el carisma... no son cosas fáciles de obtener. De cierta manera... ¿no piensas que las chicas como ella son odiosas?

A través del espejo Nakime pudo observar cómo los ojos de la chica detrás de ella se volvían más rojos. Sin ningún interés en escucharla decir ni una palabra más, Nakime abandonó el baño con la cabeza agachada. Solo ahora en el baño, Muzan dejó escapar una sonrisa sacando a la luz sus largos colmillos.

- Los adolescentes de verdad son seres increíblemente estúpidos.  


Hola!!! Hasta aquí el capítulo. Actualización después de... ¿tres meses? En fin, mucho tiempo pero al menos he conseguido terminar este capítulo en el que ya estamos notando quien va a ser el primero en caer enamoradito 7w7.Creo que hace tiempo alguien preguntó por Sabito y Makomo, bueno, ahí los tenéis jajaja.

Me da muchísima rabia no poder traeros capítulos más seguido pero por desgracia esto es lo que hay de momento :( 

Gracias por leer, os quiero y nos vemos en el próximo capítulo. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top