Capítulo 12: Alumnos problemáticos
En la oficina del consejo estudiantil, Kanao se encontraba colocando unos libros en las estanterías. Cuando alcanzó uno que le interesaba llevarse a casa, abrió su bolso con la intención de guardárselo, pero al hacerlo pudo ver como allí guardado tenía todavía el manga que le dio Inosuke.
- Kanao – Shinobu la llamó a sus espaldas, haciendo que esta cerrase su bolso rápidamente - ¿Tienes los papeles del club de caligrafía?
- Sí - se dirigió hacia otra de las estanterías de dónde sacó una carpeta llena de papeles.
- Kanao-chan se ve distraída - comentó Mitsuri en voz baja a Senjuro - ¿Será que ha llegado la primavera para ella?
- ¿Primavera? - Senjuro miró por la ventana, cada día hacía más calor debido a que se acercaba el verano – Pero si se acerca el verano.
Ante su respuesta, Mitsuri puso mala cara.
- Jo, Senjuro-kun, eres de esa clase de chico que no entiende la mente femenina.
- ¿Qué pasa con la mente femenina? - se interesó Iguro.
- Nada, Iguro-san no lo entendería.
- Obviamente no lo voy a entender si no me lo cuentas.
- Vale, vale, pues resulta... - miró a Kanao de reojo – Creo que la primavera ha llegado a Kanao-chan.
- ¿Primavera? - Iguro parpadeó confuso – Kanroji, sabes que se acerca el verano, ¿no?
- Otro igual – la cara de disgusto de Mitsuri se repitió.
- La primavera no ha llegado aquí a nadie, así que poneos a trabajar - exigió Aoi con ambas manos en sus caderas.
- ¿Ni a Aoi-chan?
- ¿Qué?
- Quiero escuchar qué chicos le gustan a Aoi-chan.
- ¿A mí? - se señaló sonrojada – Pu-pues ninguno, yo no tengo tiempo para esas cosas.
- Hmm – la chica de pelo rosa infló los mofletes en un puchero - ¿E Iguro-san? ¿Qué tal tu primavera?
- ¿Mi primavera?
- Jo, que si hay una chica que te gusta. A los chicos hay que dároslo todo mascado.
- Eh... - se quedó en silencio un rato mientras sentía los ojos verdes de Mitsuri encima de él - No... nadie, ¿por qué habría alguien? - apartó su mirada sonrojado.
- ¡Kyaaa! ¡Iguro-san se sonrojó! Acabas de pensar en la chica que te gusta, ¿a qué sí? Que cruel~, Iguro-san no nos quiere decir quien le gusta – tras soltar una pequeña risa, Mitsuri siguió ordenando los papeles entre sus manos mientras Senjuro la miraba fijamente.
- Kanroji-san, ¿no preguntas si hay alguien que me gusta?
- ¿Ah? - los ojos verdes de Mitsuri perdieron brillo ante su pregunta y su voz se volvió más grave – Vaya... cierto, me interesa saberlo, ¿hay alguien que se atreva a alejar a mi dulce Senjuro-kun de mí?
El rostro sombrío que mostró Mitsuri hizo que un escalofrío recorriera los cuerpos de Iguro, Aoi y Senjuro.
- N-no... no lo hay.
- ¡Kyaaaa! - el buen humor regresó a la chica y se lanzó a abrazar a Senjuro, enterrando su rostro contra sus pechos, haciendo que Iguro deseara ser ahora mismo un mini Rengoku como Senjuro – Que tontas son las niñas, ¿quién no va a querer a mi dulce, adorable, achuchable, tierno y amable Senjuro-kun?
- Kanroji-san, n-no puedo respirar - protestó con la cara atrapada en los pechos de la chica.
- Y ya que estamos, ¡Rengoku-san! - gritó para llamar la atención del rubio detrás de su escritorio - ¿Hay alguien que te guste?
- ¿Gustar? Pues...
La respuesta de Rengoku fue interrumpida por alguien pateando la puerta de la sala y adentrándose a ella de malas maneras. El ruido asustó a Mitsuri y Senjuro, Aoi se sobresaltó, pero intentó mantener una postura firme mientras que Iguro miraba mal a las dos personas que acaban de entrar.
- Ara, ara – Shinobu suspiró cansada – No os esperábamos tan pronto.
- ¿No? - el chico que acaba de entrar separó sus labios para sonreír, pero lo único que consiguió fue mostrar una intimidante sonrisa llena de dientes puntiagudos como los de un tiburón - Pues verás, resulta que no quería hacer esperar al respetado consejo estudiantil, eso me volvería un maleducado ¿no?
- ¿Maleducado? Eso ya lo eres por las formas con las que has entrado – le echó en cara Aoi, pero cuando sintió como los pequeños ojos verde lima se enfocaban en su persona, se vio obligada a tragar duro al sentirse intimidada - ¿Q-qué?
- Nada - recorrió de arriba abajo a Aoi, poniéndola más nerviosa todavía, pero Shinobu se interpuso entre ellos y les señaló las sillas delante de Rengoku.
- Tomad asiento, por favor – les pidió Shinobu - ¿Queréis tomar algo?
Analizando ahora a Shinobu, el chico negó con una mala cara y miró a la chica de pelo blanco a su lado.
- ¿Quieres algo?
- Sí, marcharme de aquí. ¿Se puede?
- Me refería a bebida - aclaró Shinobu.
- Tráeme un té verde entonces y hazlo rápido - enrolló uno de sus mechones en uno de sus dedos y empezó a jugar aburrida con él - No pienso estar aquí mucho tiempo.
- Por supuesto – tras dedicarla una sonrisa, Shinobu se dirigió a un pequeño armario de cristal para prepararla un té.
- Bueno – el chico echó la silla para atrás y se sentó en ella. Su acompañante le imitó solo que puso sus pies encima del escritorio de Rengoku, al estar llevando una falda, su ropa interior quedó casi expuesta – Hey... vuelve a mirar así a mi hermana y te juro que te mato, ¿te queda claro, presi?
- ¡No sé a qué te refieres con "así" pero he de decir que esas no son maneras de sentarse! - le respondió Rengoku.
- ¿Qué más da a dónde mire? Me quiero ir ya de aquí - la chica resopló cansada y empezó a balancearse en la silla.
- ¡Bien, acabemos rápido entonces! - Rengoku abrió su cajón y sacó dos carpetas con sus expedientes - ¡Shabana Gyutaro! ¡¿Cierto?!
- Tch, ¿por qué preguntas si sabes la respuesta? Y no me grites, imbécil.
- ¡Shabana Ume! ¡¿Cierto?! - giró su rostro para mirar ahora a la chica. Al escuchar ese nombre, esta dejó de balancearse en la silla y frunció el ceño.
- ¿Cómo me has llamado...?
- Daki – antes de que entrara en cólera, Gyutaro se adelantó y corrigió al rubio – Mi hermana se llama Daki.
- ¡Comprendo! - bajó su mirada al expediente - ¡Pero eso no es lo que pone aquí!
- ¿Me ves cara de que me importe lo que pone ahí? Joder, acaba rápido, yo también me quiero ir de aquí.
- ¡Lo haré! ¡Según vuestros expedientes, en lo que llevamos de curso habéis venido un total de...! ¡Oh! ¡4 días a clase! ¡Eso está mal y no puede ser!
- Joder... - Gyutaro pasó su mano por su cara, como si no pudiera aguantar un segundo más la voz de Rengoku - ¿Para esto me hacéis perder el tiempo?
- Ya que no asistes a las clases, creo que no debes tener ninguna actividad más interesante que necesite tu tiempo, ¿no? - Shinobu se acercó a la mesa y dejó la taza de té delante de Daki – Tu té, espero que esté a tu gusto.
Aunque le dejó la bebida, Daki no hizo ningún amago de intentar beberla.
- En realidad tengo miles de actividades más interesantes, mucho más interesantes y productivas que mirar a un viejo escribir en la pizarra. ¿Y tú? ¿Haces algo más productivo que enterrar la cara en libros?
No contestó a Gyutaro, en su lugar sujetó la bandeja del té contra su pecho y le sonrió, haciendo que este la mirara mal.
- Presi, ¿qué te parece si acabas ya la regañina y me voy a mi maldita casa?
- ¡Creo que te equivocas! ¡Esto no es una regañina! - volvió a guardar ambos expedientes – Es un castigo.
Ante su respuesta, Gyutaro solo pudo arquear una de sus cejas en duda mientras que Daki parecía indignarse.
- ¿Castigo? ¿Qué vas a hacer? ¿Qué limpiemos un maldito aula? Para tu información, lo ensuciaremos todavía más.
- ¡No, no es nada de eso! ¡Decidme! ¿Pertenecéis a algún club ahora mismo?
- ¿Ah? ¿Club? - Daki bajó las piernas de la mesa y estampó sus manos contra la mesa, haciendo que la taza de té cayera al suelo - ¿Se puede saber de qué hablas?
- ¡Os quiero recomendar un club, puede que os interese!
- ¡Ni te molestes! ¡No nos interesan los clubs!
- ¡¿En serio?! ¡¿Tú qué opinas?! - preguntó a Gyutaro, este solo empezó a rascar uno de los laterales de su cara.
- Oh, tío... tu puta cara simétrica te permite ser atractivo, pero eres tremendamente estúpido. Dime presi, ¿por qué crees que voy a perder mi valioso tiempo en un club de mierda?
- ¡Es un club que te gustará! ¿Por qué no le das una oportunidad?
- Imbécil - insultó Daki en voz baja para después girar su cuerpo para mirar a su hermano - Vámonos, nos está haciendo perder el tiempo.
Gyutaro ignoró a su hermana y se quedó mirando un rato con cara de asco los enormes ojos de Rengoku. Tras ese pequeño lapso de tiempo sin que ninguno dijera nada, Gyutaro se levantó lentamente y metió sus manos en sus bolsillos.
- Vale, enséñame el club, presi - dejó al aire una vez más sus afilados dientes – Me apetece jugar un poco.
- ¿No tenéis...? - Zenitsu tragó duro y abrazó su cuerpo tras sentir un escalofrío - ¿No tenéis el presentimiento de que algo horrible va a pasar?
- No. Venga Zenitsu, a veces eres un exagerado. Por cierto, ¿cómo queréis celebrar que tenemos una mesa nueva?
- ¡Comamos encima de ella!
- Inmovilicemos a Genya encima de ella.
- Podrías poner los muslos en ella.
- ¡Rechazada y rechazada! - señaló a Inosuke y a Muichiro con una sonrisa – Y por supuesto... rechazada – cambió su tono de voz a una más sombría para negar la petición de Giyuu.
- Oye, ¿por qué hay que celebrar tener una mesa nueva? ¿Acaso este club es pobre? - se interesó Yuichiro.
- ¡Más o menos! - Tanjiro le guiñó el ojo.
- ¡No lo digas tan feliz!
- Oye ¿Y no es raro que el consejo estudiantil nos regale una mesa así porque sí?
Ante la pregunta de Genya, todos se cruzaron de brazos y se quedaron mirando la nueva y más amplia mesa de la que ahora disponían.
- Tal vez sea solamente un premio por nuestro buen trabajo.
- ¿Buen trabajo? - Zenitsu hizo una mueca ante las palabras del líder del club – Con Rui casi destruimos la escuela y si Enmu se hubiera desatado aquí, ten por seguro que habría pasado lo mismo.
- Vale, pues es un premio por nuestra gran expansión.
- ¿Cómo nos van a premiar por eso si al principio querían cerrar el club? - protestó el gemelo gruñón.
- Pues entonces debe ser por...
- Cortejo – una simple palabra de los labios de Muichiro fue suficiente para llamar la atención de todos - ¿No está el presidente cortejándote?
- ¿Eh...? ¡¡¡¡¡¡¿EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEH?!!!!!!!!!!! ¡¿Re-re-re-rengoku-senpai?! ¡¿A mí?!
- Lo que dice el mellizo Yuichiro tiene sentido.
- Soy Muichiro.
- ¿Y qué he dicho? Oye, Gonpachiro, esto pasa en el mundo animal ¿sabes? Ahora tienes dos opciones: entregar el trasero o escupirle en la cara.
- ¡¡¿Trasero?!! ¡¡¿Escupirle?!! ¡¿Cómo voy a escupir a Rengoku-senpai?!
- ¿Trasero entonces?
- ¡Noooooo! - tapó su rostro con las manos completamente avergonzado.
Giyuu rodó los ojos ante esto, la mesa nueva no era un regalo de cortejo. Aunque la última vez que habló con Rengoku quedara en claro que este parecía sentir algo por el pelirrojo, dudaba que intentara seducirle regalándole muebles y mucho menos una mesa. También le sorprendía que Tanjiro no hubiera intentado conseguir una mesa más grande. Teniendo en cuenta lo mucho que al pelirrojo le gustaría tener más gente en el club, era obvio que era tarea difícil con su antigua mesa ya que ni siquiera entraban todos los miembros actuales. Él se seguía sentando en una esquina y por eso le daba igual, pero los gemelos acaban sentándose encima de Genya aunque puede que eso lo siguieran haciendo aunque hubiera más espacio.
La discusión sobre el motivo por el que les habían regalado el mueble se vio interrumpida cuando la puerta fue abierta por el sonriente presidente del consejo estudiantil el cual venía acompañado de Kanao y de dos personas más.
- ¡Buenos días!
- ¡AH! ¡Senpai!
- ¡Te asusté! ¡Lo siento!
- ¡No, no! Me encanta verte, ¡digo! ¡Me alegra! Me alegras la vista, ¡no! ¡Eso no, pero sí!
- ¡JAJAJAJAJAJAJAJA! ¡Te ves energético! - sus enormes e hipnóticos ojos se pasaron por cada persona del club hasta llegar a Giyuu – Eso está bien.
- ¿Qué mierda quieres?
- ¡INOSUKE! - Tanjiro y Zenitsu le gritaron en la cara como forma de regaño, de verdad que el chico no respetaba a ninguna figura de autoridad.
- ¡Quiero presentaros a dos personas! - el rubio se hizo a un lado para dejar ver a las personas detrás de él. Allí estaban un chico alto de pelo revuelto y dientes puntiagudos que los miraba con algo de asco. A su lado estaba una chica de pelo blanco bastante hermosa la cual se mantenía cruzada de brazos y sin mirarlos.
- Oh... - el rostro de Genya se quedó pálido - Miirdi.
- ¡Son Shabana Gyutaro y Shabana U...!
- Daki – los labios del más alto se separaron solo un poco para interrumpir al presidente – Se llama Daki.
- ¡Claro, perdón!
- Comparten apellido, ¿son hermanos entonces? - la pregunta de Tanjiro fue contestada con un asentimiento de Rengoku – Un placer, yo soy Kamado Tanjiro y... no tengo muy claro por qué nos están presentando.
- ¡Kanao!
- Sí - la chica entró al aula y mostró dos folios, uno en cada mano, para que todos los allí presentes pudieran verlos bien – Desde el día de hoy, Shabana Gyutaro y Shabana Ume son parte de este club.
- ¿Qué...? ¡¿QUÉ?! ¡No, no, no, no, no, no, no, no, no, no, no y no! ¡Eso sí que no! ¡Tanjiroooooooooo! - Zenitsu se enganchó al brazo del pelirrojo y empezó a agitarlo - ¡Dile algo!
Obviamente Zenitsu estaba en contra. No, no conocía a estos dos, pero solo con mirarles la cara, ya sabía que eran delincuentes juveniles y que la próxima actividad en su lista sería quemar el club con ellos dentro.
- Emm... di-disculpad, no entiendo muy bien esto – a pesar de tener a Zenitsu agitando su cuerpo, Tanjiro intentó mantenerse firme y sonreírles - Ellos dos son...
- ¡Nuevos miembros!
- Pero...
- ¡¿No os alegra?!
- Pues...
- ¡No, para nada! ¡Llévatelos por favor! ¡Iaaaaa! - al recibir una mala mirada de Gyutaro, Zenitsu se escondió detrás del cuerpo del presidente del club.
- No es que no me alegre tener nuevos miembros, es solamente que... ni siquiera me suenan sus caras. ¿Son nuevos?
- ¿Ah? - la chica de cabellos blancos arqueó una de sus finas cejas mientras levantaba su labio levemente en una expresión de disgusto – Por supuesto que no, este año hemos venido 4 días enteros a clase, ¿cómo es que no te has quedado con un rostro como el mío?
- Es que... 4 días son muy pocos.
- ¡Bueno, te los dejo aquí! - poniendo una mano en la espalda de cada uno de los hermanos, Rengoku los empujó hacia Tanjiro - ¡Espero que se sientan como en casa aquí! ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA! ¡Llevaos bien y no os peléis!
- No prometo nada - murmuró Gyutaro mientras miraba a Zenitsu detrás de Tanjiro.
- Ay madre... tengo que cambiarme urgentemente de club.
- Zenitsu – tras reprender en voz baja al rubio, Tanjiro empezó a jugar nervioso con sus manos. Ahora que Rengoku se había ido, solo quedaba ahí dentro su club entero junto a Kanao y a sus dos nuevos miembros – Esto... creo que deberíamos presentarnos, me llamado Kamado Tanjiro, soy el presidente del Club de Investigación de Demonios y este de aquí es el vicepresidente, Agatsu... - intentó echarse hacia un lado para dejar ver a Zenitsu pero este le agarró tan fuerte que le fue imposible apartarse – Jajajaja, Agatsuma Zenitsu, es un poco tímido - como Gyutaro empezó a moverse dentro de la sala, Tanjiro le siguió y continuó presentando a los demás - También están Hashibira Inosuke, Shinazugawa Genya, Tokito Muichiro, Tokio Yuichiro y Tomioka...
- Oye... - de repente se dio la vuelta, haciendo que Tanjiro dejase de hablar y que se asustara un poco al tener su intimidante presencia tan cerca – Escucha Inosuke o como mierda te llames, no me interesan vuestros putos nombres.
- Tan... - tragó duro – Tanjiro, me llamo Tanjiro.
- ¡Que no me importa!
- ¡Oye! - Yuichiro gritó a sus espaldas - ¿Por qué eres tan borde?
- ¿Ah? - Gyutaro se alejó de Tanjiro para acercarse ahora al gemelo mayor – Oh... joder, que niña más bonita, pero ¿qué haces aquí? ¿Te has escapado de la guardería? - agarró con su mano derecha su mejilla y empezó a tirar de ella.
- ¡¿Pero qué mierda haces?!
- Oye – Genya atrapó su muñeca y la apretó con fuerza haciendo que dejase de tirar de Yuichiro - Déjale en paz.
- Oh, tío... pero que cara más fea tienes - librándose del agarre de Genya, Gyutaro llevó su mano ahora libre hacia la mitad de su rostro para empezar a rascarlo – Estaba preocupado, todos en este club tienen una cara tan putamente bonita, sobre todo el travesti ese - señaló a Inosuke haciendo que se quedara pálido por la sorpresa.
- ¡¿Travesti?! ¡¿Me ha llamado travesti?!
- Pero menos mal... menos mal que estás aquí. Oye, no te pongas así cara fea, no quería hacer daño a tu novia, pero tío ¿cuántos años tiene? Eres un pervertido.
- ¡¡No es mi novia!! ¡¡Y tiene pene!!
- ¡Genya! - Yuichiro empujó al Shinazugawa con el rostro completamente rojo - ¡¿Tienes que gritar eso?!
- ¡¿Y por qué te avergüenza?! ¡Es lo que tienes!
- Genya es un insensible, pero es bueno saber que acude en tu rescate cuando un matón te molesta – Muichiro se acercó hacia él y se colgó de su cuello – Cada día Genya me gusta mucho más.
- ¡O-oye! ¡¿Qué haces?! - imitando a su hermano, Yuichiro se colgó de su cuello – Genya me estaba defendiendo a mí, ¡eso es que le gusto yo!
- Negativo, Genya te defendía porque eres el hermano del chico que le gusta.
- ¡¿Qué?! ¡El hermano del chico que le gusta eres tú!
- Me temo que no es así.
- ¿No? ¡Genya, díselo!
- ¡¿Podéis desengancharos de mi cuello antes de que me lo rompáis?!
- Oye... - los ojos de Gyutaro se abrieron como platos mientras volvía a rascar con fuerza uno de los laterales de su cara – Oh, tío... pero que mierda... eres el más feo de este club con diferencia y aun así tienes a dos chicas peleándose por ti. ¿Desde cuándo la gente fea tiene suerte en el amor?
- ¡Que son chicos, lo sé porque les he visto desnudos en la bañera y les he tocado cuando...! - dejó de gritar al sentir de lejos la mirada de Tanjiro.
- Genya... no sabía que eras esa clase de ser humano.
- ¡QUE NO LO SOY, LO JURO!
- Oh, tío... joder, será una broma ¿no? – Gyutaro usó ahora sus dos manos para rascar ambos lados de su cara - ¡Eres feo, eres feísimo! ¡Tan feo que no te hace falta disfraz en Halloween! ¡Aun así...! ¡¡Aun así tu día a día es un puto sueño erótico!!
- ¿Hacía falta repetir tantas veces que soy feo? Además, ¿quién te crees para llamarme feo? ¿Te has mirado a un espejo?
- ¡Oye! - con pasos firmes, Daki se dirigió hacia Genya con el ceño fruncido haciendo que el chico se quedase pálido - ¡¿Pero de qué vas?! ¿Acabas de llamar a mi hermano feo?
- ¡Ni, ni!
- ¿Ah? ¡¿Te estás riendo de mí?!
- ¡¡¡¡¡Niiiiii!!!!!
- ¡Lo sigues haciendo! ¿Pero de qué va este adefesio? Por dios, me estoy poniendo enferma por estar aquí dentro – Daki empezó a jugar con uno de los mechones de su pelo mientras recorría con calma la sala – Puff, ¿qué es eso? - señaló divertida el poster de Rengoku – No me fastidiéis, alguno aquí es un acosador del cejotas.
Todos miraron disimuladamente a Tanjiro el cual empezó a reír nervioso.
- Bueno, bueno, ¿qué os parece si os sentáis y nos contáis más de vosotros para conoceros mejor? Si vais a ser parte del club...
- ¿Perdón? - Daki le miró divertida como si acabara de contar el mejor chiste que había escuchado – Oye, lo siento frentón, pero no tienes ningún miembro nuevo.
- Pero Rengoku-senpai...
- Bla, bla, bla, bla - sacó su lengua en señal de burla – El cejotas puede decir blanco, pero yo te digo que es negro y a mí nadie me contradice, ¿te queda claro, frentón? - con uno de sus dedos empujó a Tanjiro por la frente.
- Pero...
- ¡Argh, pero que pesada eres, Kaki!
- ¡Me llamo Daki! ¡¿Y cómo te atreves a gritarme, maldito travesti?! ¡Ponte de rodillas y suplícame perdón!
- ¡Y una mierda! Tú y el Gyusapo os podéis ir de este club cuando queráis, de todas formas, nadie os quiere aquí. Cerrad la puerta al salir, pero ten cuidado y no te pilles tus dedos de niña tonta.
- Inosuke, estás siendo un maleducado.
- ¿Yo? Han empezado ellos.
- ¡¿Cómo te atreves a hablarme así?! ¡Arrodíllate y llora por mi perdón!
- ¡Que te jodan!
- Qué horror... - Daki dio un empujón a Inosuke - ¡Que asco, pero que asco das! ¡Tienes cara de chica y voz de camionero, realmente das asco! ¡No aguanto ni un minuto más mirándote a la cara!
- ¡Pues no me mires y vete a la mierda! - sin ningún remordimiento porque se tratara de una chica, Inosuke le devolvió el empujón, haciendo que esta chocara contra la vitrina en la que tenían guardado los objetos en los que atrapaban a los demonios.
- ¡¡¡¡AAAAAAAAH!!!!! - un grito de dolor salió de los labios de Daki en el momento en que la piel de su brazo entró en contacto con la vitrina.
Al escucharla gritar, Gyutaro fue corriendo hacia ella y tomó el brazo que había estado en contacto con la vitrina para verlo más de cerca. La piel blanca de su hermana había desaparecido para dejar ver la piel irritada propia de una quemadura. La temperatura del mueble era la normal, pero aun así había quemado su piel. Gyutaro maldijo por lo bajo y miró de reojo a Tanjiro detrás de él.
- ¿Está bien? - preguntó bastante preocupado – Inosuke no quería...
- Cállate - al girarse, Gyutaro le mostró un rostro tan terrorífico que Tanjiro tuvo que dar unos cuantos pasos hacia atrás.
- S-si se ha hecho daño podríamos... - alargó su brazo, pero Gyutaro frunció más el ceño y le gritó furioso.
- ¡¡¡NO TE ACERQUES A MI HERMANA!!!
- Creo que ya es suficiente – Giyuu, que hasta ahora se había mantenido al margen, se puso delante de Tanjiro para cubrirle – Este club es ruidoso, pero el ruido que habéis montado vosotros es exagerado. Si no queréis estar, ahí tenéis la puerta.
El más alto no dijo nada, tomó la mano de Daki y se largó de ahí tras dirigirle una última mirada a Tanjiro. Una vez que estos se fueron, Giyuu se dio la vuelta para mirar a Tanjiro.
- ¿Estás bien?
- Sí... gracias.
- Será mejor que te olvides de ellos, creo que a nadie de aquí les agrada su presencia ¿no?
Tanjiro miró al resto del club, Zenitsu se había escondido debajo de la mesa, Inosuke estaba con el ceño fruncido bastante enfadado y Genya estaba pálido y sin aliento por haber tenido a una chica tan cerca. En cuanto a Muichiro, este no cambiaba mucho su rostro así que no sabía bien que pensaba de los Shabana aunque la opinión de Yuichiro si quedó clara cuando se atrevió a gritar a Gyutaro. A la última persona que miró fue a Kanao, ella se había mantenido ajena a todo desde el principio así que no esperaba recibir ninguna reacción por su parte.
- Me hacía algo de ilusión tener nuevos miembros, pero... creo que no podrá ser.
- Al menos tienes una mesa nueva - intentó consolarle Giyuu.
- Sí, algo es algo – le sonrió mientras acariciaba la superficie de madera.
Fuera del club, Gyutaro caminaba delante de Daki por los pasillos de la escuela con las manos en sus bolsillos. Por su parte, su hermana tenía su mano sobre la piel de su brazo que había entrado en contacto con el mueble. No entendía muy bien que había pasado, solamente se había chocado, entonces ¿por qué sentía como si su brazo ardiera?
- Argh... seguro que han echado algo raro en el mueble. Lo cubrirían con un líquido que arde o yo qué sé - separó su mano, aunque no se percató de como la quemadura empezaba a desaparecer sola – Tch, ese maldito travesti, ¿cómo se atrevió a tocarme? Oye, vas a hacer algo ¿verdad? Ni se te ocurra perdonarlos. Espero que no dejes que se queden tan tranquilos después de lo que han hecho.
- No... tú tranquila – la siniestra sonrisa de tiburón apareció en los labios de Gyutaro – Lo van a pagar caro.
- Genial – emocionada, Daki aumentó la velocidad para ponerse a su lado - ¿Qué vamos a hacer?
- ¿No es obvio? Vamos a asistir a nuestro club.
- ¿Qué? ¡Ni en broma! Ese cuartucho me da asco y grima.
- Tranquila, solo vamos... para jugar con nuestros nuevos compañeros, ¿no te apetece?
Tras recibir una sonrisa maliciosa de su hermano, Daki entendió perfectamente sus intenciones.
- Oh... eso ya me apetece más.
Genya bostezó de camino a su club, la noche anterior no había podido dormir gracias a que dos personitas de aspecto idéntico habían decidido por su propia cuenta y sin su permiso dormir en su cama. ¿Qué dijo Gyutaro? ¿Qué vivía en un sueño erótico? Pues... un poco sí, pero no era un sueño erótico que él disfrutara, después de todo él era heterosexual ¿o no?
- Encima me llamó feo, pero ¿de qué va?
- Oye, cabeza rapada – una voz femenina le llamó desde lejos y le hizo dar un pequeño salto por el susto. Al buscar a la dueña de la voz, se encontró con Daki con medio cuerpo detrás de una puerta e indicándole con la mano que se acercara – Ven, cabeza rapada.
La verdad es que no se fiaba, el día de ayer Daki le había gritado en la cara y ahora se ponía a llamarle. Tenía un horrible y terrible presentimiento, así que lo mejor era ignorarla y seguir su camino.
- Si no vienes le diré a tus novias que me has tocado los pechos.
- Miirdi – se giró rápidamente para dirigirse hacia donde estaba Daki pero antes de que pudiera adentrarse dentro de la habitación, la chica se lo impidió con un empujón.
- ¿Qué haces? ¿Se puede saber quién te ha dado permiso para acercarte tanto?
- Piri si mi his llimidi ti.
- ¿Ah? - arqueó una ceja al no haberle entendido nada – Pero a ti que te pasa, ¿tienes un retraso o algo?
- ¡¿Qui quiiris?! - gritó mientras comenzaba a llorar en silencio.
- Cabeza rapada, das mucha grima, pero aun así tengo un regalo para ti.
- ¿Il qui? - las mejillas de Genya se tornaron rojas cuando sintió como Daki tomaba su mano y le entregaba algo para después hacerle cerrar el puño. La chica no le caía bien, pero sonrojarse había sido inevitable por lo guapa que era, además no estaba acostumbrado a tener a alguien del género opuesto tan cerca. Mierda, ahora que se ponía a pensarlo, su actitud era asquerosamente virgen.
- ¿No vas a desenvolver mi regalo? - le preguntó con una sonrisa coqueta.
Nervioso por haber recibido algo de una chica, Genya deshizo su puño y estiro el trozo de tela rosa que le había entregado. Pestañeó confuso un par de veces hasta que comprendió que lo que tenía entre las manos eran unas braguitas rosas.
- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡IAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
- Que chillón, cabeza rapada - tapó su nariz disgustada – Hasta aquí me llega tu olor a virgen. Ah, por cierto, pídele perdón a la dueña. Venga, chao - Daki se despidió con la mano y salió de la habitación donde estaba.
- Espera... ¿la dueña?
La puerta de la habitación donde había estado Daki se abrió para dejar ver la imagen de una sonrojada Nezuko envuelta en una toalla con el pelo mojado. Esta vez su cerebro procesó más rápido la información. Daki acababa de salir del vestuario de las chicas, Nezuko estaba en toalla porque había acabado su clase de gimnasia, Daki le había robado su ropa interior a la chica y se la había entregado a él, Nezuko había salido a buscarla y para acabar, él era el pervertido que tenía sus braguitas en la mano.
- ¡¿Genya?! - el rostro de Nezuko se tiñó de rojo al ver lo que tenía en la mano - ¿Qué haces con eso? ¡Devuélvemelo!
- ¡Ni hi sidi yi! ¡Li jiri! - agobiado, empezó a agitar el brazo en el que tenía sujeto el trozo de tela rosa con la mala suerte de que acabara chocando con la cara de un alumno que paseaba por los pasillos.
- Oi... - todas las venas de la frente de Sanemi se hincharon cuando agarró con fuerza el trozo de tela que su hermano le había estampado contra la cara. En el momento en que se lo despegó y pudo ver que era, Genya juró haber visto al mismo demonio pensando en asesinarlo.
- N-no... no son mías.
- ¿En serio? No me digas, no lo sabía - estiró una de sus manos y atrapó a su hermano por el cuello – Primero te montas tríos en la bañera y ahora robas bragas, ¡¡ERES UN BISEXUAL DEPRAVADO!!
- ¡Soy heterosexual!
- ¡¿TE CREES QUE ME CHUPO EL DEDO?! ¡HETEROSEXUAL MIS PELOTAS! - sus venas empezaron a hincharse más, tanto que Genya pensó por un momento que le explotarían ahí mismo – Creo que ya veo el problema de por qué eres tan malo en matemáticas, ¡ES QUE LA SANGRE QUE NECESITAS EN EL CEREBRO LA TIENES TODA EN EL PENE!
- ¡IAAAAAAAAA! ¡PIEDAD POR FAVOR, PIEDAD!
- O-oye... ¡De-deja a Genya! - algo intimidada por los gritos del albino, Nezuko salió en defensa del Shinazugawa menor - ¿No ves que es un malentendido? Genya es incapaz de hablar con chicas, ¿cómo se va a atrever a robar la ropa interior de una?
Al verla defenderle, Genya lloró como si tuviera delante a un mismísimo ángel de ojos rosas. Gracias al cielo, a la suerte o al todopoderoso Inosuke-sama, las palabras de Nezuko parecieron convencer a Sanemi ya que este le devolvió al suelo y le soltó.
- Tch, entonces, ¿qué hacía con esto? - agitó la prenda rosa en sus manos, avergonzando a Nezuko.
- N-no lo sé, ¡pero devuélvemelas!
- ¡¡Diki!! ¡¡¡Diiiiiikiiiiiiii!!!
- ¿Ah? ¿Pero qué dices?
- ¿Daki? - tradujo Nezuko y recibió un asentimiento de Genya.
- ¿Le entiendes?
- Sí, cada vez que habla delante de mí habla así, no he tenido de otra que aprender a entenderle.
- Li siinti.
- No pasa nada, Genya.
- ¿Daki? - murmuró Sanemi para sí mismo – Tch, la hermana de Gyutaro. Esos dos no te estarán acosando ¿no?
- Ni, sin... - suspiró cansado – Sin miimbris di mi clib.
- ¿Qué?
- Que son miembros de su club, ¡y dame ya eso! - le quitó de un tirón la ropa interior rosa que todavía sostenía y se encerró en el vestuario de un portazo.
- ¿A dónde te crees que vas? - antes de que Genya se marchara, Sanemi le atrapó del cuello de la camisa – Genya, te lo estoy diciendo en serio. Si esos matones te están molestando me lo tienes que decir.
Tras comprobar que Nezuko ya no estaba, Genya giró su rostro para mirar a su hermano.
- Nadie me está molestando y menos una chica.
- Genya... todas las chicas te molestan, si no lo hicieran, entonces serías capaz de hablar delante de una. Mierda, si tan solo fueras igual de bueno en las mates como metiendo mano a los Tokito.
- ¡¿A qué viene eso último que has dicho?!
- Viene a que si esa chica vuelve a meterse contigo me lo tienes que decir.
Eso conmovió a Genya, a veces su hermano mayor podía ser exigente e intimidante, pero eso no quitaba que seguía siendo su hermano mayor y por encima de todo quería protegerle.
- Gracias... Nemi - agradeció avergonzado.
- Ah y otra cosa.
- ¿El qué?
- ¡MENOS LENGUA CON LOS TOKITO Y MÁS MATES, IMBÉCIL! - cambió su tono de hermano preocupado por su tono de Sanemi de siempre - ¡¿CREES QUE NO LOS HE VISTO ESTA MAÑANA EN TU CAMA?! ¡POR DIOS, GENYA, ERES UN PUTO ADOLESCENTE SALIDO! ¡¿Y DÓNDE ESTÁ TU ÚLTIMA PUTA NOTA DE MATEMÁTICAS?! ¡ATIENDE PRIMERO TUS EXÁMENES Y LUEGO TU PENE! ¡¿NO SABES NI SIQUIERA ESO?!
- Lo siento, lo siento - empezó a disculparse sin saber muy bien por qué.
La puerta del vestuario se abrió un poco para dejar que Nezuko asomara un poco su rostro. Tuvo que tapar su boca para controlar la pequeña risa que quería escapar de sus labios al ver a Sanemi regañando a su hermano pequeño. A simple vista el albino intimidaba muchísimo, pero parece que incluso una persona así tenía su forma de preocuparse por su hermano pequeño.
Tras recibir una regañina sobre lo malditamente hormonal, salido y malísimo en matemáticas que era, Sanemi le dejó que se fuera. Se dirigió directamente a su club, aunque no sabía bien que hacer al volver a encontrarse con Daki. Seguro que ella se reiría y él se quedaría con cara de estúpido mientras se olvidaba de como pronunciar el resto de vocales que no fueran la "i".
- ¡¡¡¡Sábana Gyusapo!!! ¡¡¡Sábana Kakiiiiiiiiii!!! - con pasos fuertes, Inosuke apareció delante de él una vez que había llegado delante de la puerta del club.
- Oye, ¿se puede saber que te...? ¿Tienes...? Puff... ¡JAJAJAJAJAJA! - intentó controlar la risa, aunque fue imposible al ver la cara de Inosuke - ¡¿Qué te han hecho?! ¡JAJAJAJAJAJA!
- ¡No tiene gracia! - gruñó con su hermosa cara maquillada. Sí, le habían maquillado cuando se quedó dormido en la biblioteca y solo se dio cuenta de ello cuando notó como todo el mundo se le quedaba mirando embobados y algunos incluso sonrojados. Al notar eso salió corriendo al baño para ver como sus labios ahora eran rojos, sus pestañas eran más largas e incluso tenía colorete en las mejillas - ¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!!!!!!!!! ¡ESOS MALDITOS HERMANOS FUNDA NÓRDICA!
- Shabana, se apellidan Shabana.
- Eso, ¡Sábana!
- Esto... sí pero no.
- Se van a enterar, se han metido con el dios equivocado - abrió la puerta y entró violentamente en el aula con Genya detrás - ¡HEY! ¡¿DÓNDE ESTÁN?!
- ¿Quiénes? - le preguntó Tanjiro.
- ¡¡LOS HERMANOS FUTÓN!!
- Shabana – Genya le volvió a corregir, pero Inosuke siguió sin aprender.
- Eso, Sábana. Es un apellido complejo.
- Aquí lo único complejo es tu cerebro - comentó Zenitsu algo molesto mientras leía un libro sentado en su silla – Por cierto, estás muy guapo hoy.
El chico de rostro femenino empezó a gruñir furioso.
- ¡Kaki me ha pintado la cara! ¡Es una venganza por el empujón de ayer!
- Daki también me ha hecho algo, me ha hecho sostener... - miró disimuladamente a Tanjiro el cual le miraba atentamente – U-una cosa que no debía sostener.
- Ya veo... Gyutaro-senpai y Daki son algo... rebeldes.
- ¿Rebeldes? - Zenitsu cerró su libro y lo hizo chocar contra la mesa - ¡¿Esto es de rebeldes?! - al intentar levantarse de la silla, esta se levantó del suelo junto a él, demostrando que su trasero estaba pegado a su asiento - ¡Esto es de delincuentes juveniles! ¡Tanjiroooooooo! ¡¿Qué hago ahora?! ¡No quiero vivir pegado a una silla!
- Bu-buscaremos una solución, ya lo verás.
- ¡¡Tanjiro!! - la puerta del club se abrió de un golpe para dejar pasar a las figuras de los gemelos Tokito - ¡Le tienes que decir algo a esos abusones! ¡¡YA!!
- ¿Yui... chiro?
- ¡Sí!
- ¿Dónde...? ¿Dónde está tu uniforme?
- ¡¿Tú que crees?! ¡Esos matones estúpidos me le han quitado después de la clase de gimnasia y nos han dejado...! ¡Estas cosas! - se señaló su propio cuerpo el cual ya no vestía el uniforme de secundaria. El común traje negro había sido sustituido por un vestido de maid de color negro y unas medias blancas hasta las rodillas, sobraba decir que su gemelo andaba vestido de la misma manera - ¡¿De qué va?!
- La verdad es que no sé cómo reaccionar – Muichiro bajó la mirada para ver sus propias ropas de maid – Nunca me han gastado una broma así ¿qué se hace ahora? - con cada mano sujetó un borde de la falda y la levantó lentamente, dejando ver más piel expuesta.
- ¡AAAAAAAAAH! ¡N-NO TE SUBAS ESO! - Genya tuvo que tapar su nariz con su mano debido a que esta había empezado a sangrar.
- ¿Hmm? ¿Excito a Genya? - la falda de Muichiro se levantó un poco más, haciendo que el sangrado de Genya se intensificara.
- ¡PA-PARA!
- Pero... pero tú... - Yuichiro frunció el ceño con su rostro poniéndose rojo - ¡Eres un asqueroso, Genya! ¡El matón flacucho y su hermana la reina del drama nos han robado la ropa y tú lo único que piensas es en lo que hay debajo de la falda! ¡Haz algo! ¡Idiota!
- ¡Estoy haciendo algo!
- ¡¿El qué, aparte de desangrarte?!
- ¡Quejarme a Tanjiro!
- ¿Podéis hacer menos ruido? - Giyuu dejó de mirar por la ventana y dirigió su mirada al Shinazugawa menor y al gemelo escandaloso - ¿De verdad hay que montar tanto escándalo por chiquilladas como esta?
- ¿Chiquilladas...? - murmuraron al mismo tiempo Inosuke, Zenitsu, Genya y Yuichiro con una de sus cejas temblando.
- ¡¿TE PARECE ESTO UNA CHIQUILLADA?! - Inosuke se señaló su cara perfectamente maquillada.
- Pues la verdad es que sí ¿y por qué te ves tan femenino con maquillaje?
- ¡¿Y esto de aquí?! ¡¿Esto también es una chiquillada?! - Zenitsu se levantó una vez más y otra vez llevaba la silla pegada a su trasero.
- Pues sí y bastante infantil si me permites decir.
- Entonces, quitarnos la ropa aprovechando que estábamos en la ducha y cambiarla por vestidos de maid ¿es también una chiquillada?
- ¿No lo has notado a medida que hablabas? La verdad es que es algo decepcionante, Gyutaro y Daki parecían intimidantes, pero son todo palabras, en cuanto a sus acciones... pues dejan mucho que desear. Todo han sido actos infantiles. ¿Maquillarte? ¿Pegarte a una silla? ¿Esconder vuestra ropa? Y lo que sea que hayan hecho a Genya.
- ¿Qué te han hecho? - le preguntó Yuichiro con el ceño fruncido, pero Genya decidió guardar silencio.
- Todo son cosas que podrían haber hecho niños pequeños.
- ¡Que tranquilo estás! ¡Claro, como a ti no te han hecho nada! - le echó en cara Inosuke.
- Me da igual lo que me hagan, será alguna tontería de niños pequeños - abrió su mochila apoyada en una de las patas de su silla y sacó uno de sus libros con la intención de leerlo, pero al abrirlo pudo comprobar que sus páginas estaban manchadas con pintura roja y no se podía leer nada – Vaya, tal y como decía, chiquilladas. La verdad es que esperaba algo más fuerte – se levantó de la silla y echó su mochila a su espalda – Nos vemos más tarde.
La mano de Giyuu se posó en el pomo de la puerta, pero justo en ese momento la tela de su mochila, que parecía haber estado dañada a propósito por alguien, cedió y dejó caer el contenido que tenía.
- Se... senpai... - Tanjiro apretó los puños con fuerza mientras su rostro iba poniéndose más y más rojo.
- ¿Pero qué...? - al darse la vuelta, Giyuu sintió como las palabras que había estado diciendo de los hermanos Shabana se le volvían en su contra. Ahí mismo en el suelo y provenientes de su mochila recién rota, había un montón de revistas pornográficas. Sabía que era motivo para que el líder de su club entrara en pánico, pero sabía que no se iba a enfadar solamente por las revistas, era el contenido específico lo que le iba a acabar cabreando – O-oye, no son...
- Pelirrojos... ¡¿"Pelirrojos y muslos"?! - leyó con el rostro completamente rojo el título de una de las revistas. El resto eran casi más de lo mismo, todas de modelos pelirrojas en las que el tema principal eran sus regordetes muslos - ¡Tomioka-senpai! ¡¿Cómo te atreves a tener pensamientos impuros con el líder de tu club?!
- Que no son mías, me las habrá colado Gyutaro o Daki.
- ¿Seguro? ¿No has dicho que solo hacían chiquilladas? Creo que comprar revistas pornográficas es algo más que una chiquillada - comentó tranquilamente Muichiro, lo cual hizo gruñir a Giyuu por dentro. Seguro que el gemelo pacífico era el primero que había entendido que habían sido los Shabana pero desde luego que no le iba a ayudar.
- ¡Y tú no mires! - Yuichiro tapó los dos ojos de Genya y giró como pudo su rostro para mirar mal a Giyuu – Que asco me estás dando, Tomioka.
- Ya he dicho que no son mías.
- ¡JA! Prácticamente tiene tu nombre escrito, el único fanático de los muslos de este club eres tú - le señaló Inosuke de manera inculpatoria – Al Monitsu le van los chicos siete cabezas más grandes que él y el Genta le da a la pornografía de tríos, seguramente por su fantasía de fornicar con los mellizos. Le tienes ganas al Gonpachiro, ¡confiesa!
- ¡No! Han sido los Shabana.
- Sen... pa... ¡IIIIIIIII! - recogió una revista del suelo y empezó a golpear a Giyuu con ella - ¡No me lo puedo creer! ¡Esto ha llegado muy lejos! ¡No puedes...! ¡N-no puedes...! - cogió aire y expulsó lo que quería decir completamente avergonzado - ¡¡¡No me puedes usar para autosatisfacerte!!!
- ¡No lo hago! ¡Oye! ¡Deja de golpearme!
- ¡Mentiroso, mentiroso! ¡Confiesa! ¡¿Qué hago en esas sucias fantasías tuyas?! ¡¡¡¡¿Qué haces con mis muslos en esos sueños pervertidos?!!!!!!
- Ya te he dicho que nada - arrebató a Tanjiro la revista con la que le golpeaba y la tiró al suelo - ¿Cómo iba a traer yo esto aquí? Evidentemente han sido los Shabana.
- ¿No los usas como excusa entonces?
- Por supuesto que no.
Tanjiro se le quedó mirando desconfiado y todavía con las mejillas rojas.
- Y a todo esto, ¿a ti no te han hecho nada?
- Que hábil cambiando de tema, Tomioka-senpai. Bueno, a mí... no ha sido nada serio, solamente...
- ¿Qué pasa? ¿Qué te han hecho? - le preguntó Zenitsu.
Como todas las miradas estaban ahora sobre su persona, Tanjiro se dirigió a su mochila y sacó de allí el bento de salmón con daikon que preparaba siempre para Giyuu.
- Bu-bueno... solamente esto - abrió la caja que supuestamente debía contener comida, pero allí no había nada, solamente una foto en la que se podía ver a Gyutaro y a Daki comiéndose el almuerzo preparado por Tanjiro – Son algo... rebeldes.
- Querrás decir que son unos maleducados insoportables – le corrigió Yuichiro.
- Al menos solo ha sido eso, podría haber sido... - Zenitsu dejó de hablar cuando vio un aura oscura rodear a Giyuu – O-oye, ¿estás bien?
- Creo que me he equivocado – algunos mechones azabaches cayeron por su rostro, dándole un rostro serio y sediento de venganza – No son chiquilladas, esto ya es personal.
- Es solo un salmón.
Los ojos azules de Giyuu se abrieron como platos ante las palabras de Zenitsu.
- ¿Solo un salmón...? Estás muy equivocado. El salmón con daikon, no es SOLO un salmón. Para mí es mucho más - puso su mano en su propio pecho para comenzar un discurso que no cuadraba con su monótono rostro – El salmón con daikon es el sol de cada día, la lluvia que llega en el momento perfecto para cuando te echas la siesta en tu casa, es como los pétalos de cerezo adornando la escuela, como el momento perfecto en el que te dicen que no ha venido el profesor y te puedes ir a casa, como los muslos al descubierto por los pantalones cortos del uniforme de gimnasia...
- ¡Senpai, la revista de muslos entonces sí es tuya!
- Perdonad – Kanao, que hasta ahora se había mantenido en silencio y sin decir nada, intervino – A la vista de los problemas que os están causando Shabana Gyutaro y Shabana Ume, puede que la opción correcta a tomar fuera su expulsión, ¿no?
- ¡Exactamente! ¡Bien dicho, Kaori!
- Kanao.
- ¡Eso mismo! Bueno, pues hazlo – Inosuke y todos los demás se quedaron mirando a Tanjiro, como él era el líder, era a él a quien le correspondía expulsar a los hermanos del club.
- Bueno... sé que nos están molestando, pero... podríamos darles otra oportunidad ¿no?
- ¡No! - gritaron Inosuke, Genya y Yuichiro a la vez.
- Échales y diles que como me quito esta pintura de la cara.
- Pe-pero...
Sin prestar atención a las quejas de su líder, Inosuke empujó a Tanjiro fuera del club y fue seguido del resto de personas menos Kanao y Zenitsu.
- ¡Hey! ¿A dónde vais? ¡No me dejéis aquí solo! - protestó Zenitsu pero nadie le hizo caso – Kanaoooooo - giró su rostro para ver a la chica, pero esta ya se había levantado de su silla.
- Si van a expulsar a los Shabana del club, debo estar presente. Perdona las molestias.
- ¡No, pero no te vayas tú también! ¡Volveeeeeeeed!
La puerta se volvió a cerrar después de que se fuera Kanao y como ya no había nadie ni nada por hacer, Zenitsu dejó caer su cuerpo sobre la mesa.
- ¿Y cómo me despego yo de esto...?
El rostro apagado de Zenitsu volvió a iluminarse cuando escuchó como la puerta volvía a abrirse y levantó la cabeza de la mesa para buscar el rostro de algún miembro compasivo de su club, pero con lo único que se encontró fue con la enorme figura de Uzui Tengen.
- Tú...
- Buenos días a ti también. He visto como se iban los demás, ¿estáis jugando a travestiros? Lo digo porque el chico jabalí y los gemelos iban como chicas. Si es así, yo puedo ayudaros – hizo una pose extraña con sus manos, como si fuera a lanzar un kame hame ha – Yo soy el mejor en maquillaje.
- No lo dudo - murmuró para sí mismo – No estamos jugando a nada.
- ¿No? Oh, pero mira que hay aquí - Uzui se agachó en el suelo donde seguían tiradas las revistas que cayeron de la mochila de Giyuu – Bastante vistosas, pero lógicamente operadas. Los pechos naturales de este tamaño no existen, ¿sabes?
- ¿Y tú qué sabes? ¿Eres experto en pechos?
- Algo así - abrió la revista bajo la gruñona mirada del rubio – Wao... vaya, si hubiera sabido que era esto lo que hacíais en el club, a lo mejor me hubiera unido.
Zenitsu infló sus mejillas sin darse cuenta y frunció más su ceño. Que ganas tenía de patearle por meter su cara en revista de mujeres desnudas.
- ¡Sa-saca la cara de ahí! ¡Eres un adolescente hormonal!
- Oye, que la revista no es mía.
- ¡Pues tampoco mía, para que te enteres!
- ¿Y por qué motivo está en tu club?
- ¿Y eso que más da? - aporreó la mesa algo molesto – Vete antes de que alguien venga.
- ¿Mm? - Uzui ladeó la cabeza confuso y dejó la revista en el suelo para reincorporarse y ponerse de pie - ¿Por qué no me estás echando a patadas?
- ¿Qué?
- No sé, es muy raro que te quedes ahí... quieto.
El silencio reinó entre ellos hasta que Zenitsu decidió apartar la mirada y balbucear algo con la esperanza de que Uzui no le entendiera, aunque para su desgracia, su capacidad auditiva jugaba en su contra.
- Estoy... pegado.
- ¿Pegado? ¿Pegado a...?
El rubio hizo el intento de levantarse, pero la silla se movió junto a él, al ver que el albino intentaba controlar una risa, Zenitsu se cruzó de brazos y apartó la mirada.
- Vale, ya te has reído, te puedes ir cuando quieras.
- Por dios, Zenitsu, ¿cómo has...? ¡Ejem! - aclaró su garganta para disimular una carcajada - ¿Cómo has acabado con el culo pegado a la silla?
- ¿Importa? ¡El problema ahora es que voy a pasar mi vida aquí pegado! ¡Me graduaré en una silla, envejeceré en una silla y moriré en una silla! ¡Y encima no puedo ir al ba...! ¡O-oye! ¡¿Q-qué haces?! - protestó con el rostro rojo al ver como Uzui se agachaba y empujaba un poco su cadera, obligándole a levantar el trasero.
- Zenitsu, solo tus pantalones están pegados a la silla. Quítatelos y estarás despegado.
- Eso es... eso es... eso es cierto.
- Claro que es cierto, ¿qué le pasa hoy a este cerebrito? - golpeó débilmente la frente del rubio haciendo que este volviera a fruncir el ceño.
- ¡No hagas eso y...! No mires.
- Vale, vale. ¿Puedo ver las revistas entonces?
- No – le fulminó con la mirada.
Tal y como pidió, Uzui se dio la vuelta y Zenitsu se desabrochó los pantalones, pero antes de llegar a quitárselos, un pensamiento llegó a su cabeza. No recordaba nada de Uzui, según este, él se había confesado, pero desde ahí no sabía más. ¿Qué pasó después de esa supuesta confesión? ¿Y si...? ¿Y si habían atravesado ciertas líneas? ¿Y si...? ¿Y si su trasero pegado a la silla no era tan puro y virgen como él pensaba? No podía vivir ni quitarse los pantalones con esta duda.
- O-oye...
- ¿Quieres que te ayude?
- No, claro que no. Solamente te quería preguntar... ¿cómo...? - tragó duro para formular esta pregunta - ¿Cómo de lejos dices que hemos llegado tú y yo?
- ¿Mm?
- ¡Bu-bueno! Co-como dices que yo me confesé y... bu-bueno... eso, nosotros...
- Ah, te refieres a eso, pues nosotros... - una sonrisa de lado apareció en el rostro de Uzui – Nosotros si hicimos "algo".
- ¿A-algo?
- Sí, me acuerdo de ese día y de cómo gimoteabas diciendo "No, no me entra".
- ¡¿QUÉ?!
- Sí, así chillabas. Bueno, era normal que no entrara, era un hueco muy estrecho para algo tan gordo.
- ¡¿EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEH?! - la mirada de Zenitsu viajó a su propio trasero, ¿de verdad había sido profanado? - N-no puede ser...
- Estabas nervioso, sudoroso y gimoteando todo el rato, pero aun así te aconsejé que saltaras, así seguro que entraba.
- ¡No, para, para, para, para! ¡No quiero seguir escuchándote! - tapó su rostro completamente rojo con ambas manos.
- No sé por qué te avergonzaste tanto, eso suele pasar la primera vez, pero tampoco era para ponerse a llorar por eso.
- ¡¿Cómo querías que no llorase?! ¡Ahí abajo debes tener un maldito monstruo!
- ¿Qué?
- ¡WAAAAAAAAA! ¡Devuélvemela, devuélveme mi virginidad!
- No puedo.
- ¡AAAAAAAAAAAAAAAAH!
- No puedo porque no te la he quitado.
- ¿Eh...? ¿Qué? - se giró para mirarle con el rostro completamente pálido - A-acabas de decir que...
- Sí, esa fue la primera vez que no te entraban unos pantalones porque habías engordado. Me llamaste todo preocupado y lloriqueando por eso, pero ni siquiera saltando te entraron. Todos tus pantalones no te pueden durar para siempre ¿sabes?
- ...
- Bueno, ¿te los has quitado ya?
- ...
- ¿Zenitsu? - se dio la vuelta solo para recibir una patada en la rodilla - ¡Oye! ¡Que eso duele!
- ¡Idiota! ¡Pe-pensé que...! Pensé que...
- No, no paso eso que estabas pensando, pervertido, pero... nunca es tarde ¿no? - le sonrió de manera coqueta haciendo que Zenitsu echara humo por las orejas, no sabía si por la rabia o por la vergüenza.
- ¡SAL AHORA MISMO DE AQUÍ, GORILA-SENPAI!
- Venga, venga, que era una broma. ¿Qué le pasa a tu sentido del humor?
- Eres idiota, ¿lo sabías? - la mezcla de furia y vergüenza que se estaba acumulando en su pequeño cuerpo le impedían actuar hábilmente a la hora de quitarse los pantalones pegado a la silla así que Uzui tuvo que intervenir - ¿Qué haces? Quítame las manos de encima.
- Te estoy ayudando porque veo que tú solo no vas a acabar nunca.
En una situación normal habría pegado un puñetazo al perfecto y atractivo rostro de su senpai, pero ahora mismo solo quería despegarse de la silla por el agobio que le estaba dando. Más tarde cobraría venganza por esto y se castigaría a si mismo por haber pensado que Uzui era guapo.
- ¡¿Dó-dónde estás tocando?!
- Tu cadera, ¿cómo quieres que te quite los pantalones sin tocarte la cadera?
- ¡N-no sé, alguna forma habrá!
- Como chillas, ¿no habrá algo para que muerdas?
- ¡Acércame algo a la boca y te juro que lo destrozo!
- Ya, ya, hoy chillas más agudo de lo normal.
Tras forcejear un rato, Uzui consiguió quitar los pantalones de Zenitsu los cuales permanecieron pegados a la silla, aunque el chico no los llevara. Una vez libre, las piernas de Zenitsu comenzaron a temblar como si no hubiera caminado en su vida y acabó derrumbándose con medio cuerpo encima de la mesa y su trasero en pompa y de cara a Uzui.
- Que buenas vistas.
- ¡¿AH?! ¡Deja de mirarme!
- Que gruñón, ¿se puede saber que te pasa ahora en las piernas? Te pareces a Bambi.
- O-oye, n-no me toques – las mejillas de Zenitsu volvieron a colorearse de rojo cuando sintió como las manos de Uzui se posaban en sus caderas en un intento de levantarlo, pero justo en ese momento la puerta se abrió y una sorprendida Nezuko se quedó mirando la escena tan malinterpretable desde la perspectiva en la que estaba –Nezuko-chan...
- Eh... - sus ojos rosas fueron a parar en el cuerpo de Zenitsu recostado en la mesa y Uzui agarrando sus caderas por detrás, no le costó mucho pensar que era lo que podía estar pasando allí - Pe-perdón, e-estaba buscando a mi onii-chan, pero... ¡Perdón! E-estáis ocupados, es mi culpa, debí llamar, e-esto...
- ¡No, no! ¡No es lo que parece!
- ¿No...? - su mirada bajó al suelo del club que seguía lleno de revistas pornográficas, desde luego que el entorno no ayudaba para nada.
- ¡Eso no es...! ¡No son...! ¡Son de...! Y-yo solo... yo solo quería que mi trasero estuviera libre...
- ¿Tu... ? ¿Trasero...? ¡Va-vale! E-entiendo, me marcho, de verdad que lo siento mucho, no quería interrumpir.
-¡Que no, Nezukoooo-chan! - Zenitsu estiró la mano hacia la hermana del líder del club, pero esta ya se había ido por la puerta. Dejando de lado su vergüenza inicial, giró su rostro con rabia para mirar a Uzui a sus espaldas - ¡¿Y tú que tienes que decir?!
- Que siempre he pensado que tendrías el trasero un poco más grande, pero es de un tamaño sorprendentemente más pequeño de lo que esperaba.
- ¡Bueno, es que para un gigante como tú todo debe ser enano! ¡OYE! ¡Yo no me estaba refiriendo a eso! ¡Maldición! - aporreó con ambos puños mientras pensaba en los rostros de los dos principales culpables – Esos hermanos delincuentes... ¡Si no dieran tanto miedo...! ¡Le diría a Inosuke que les diera su merecido!
- Tranquilo, tigre, no vayas a matar a nadie. Por cierto, toma.
- ¿Hmm? - Zenitsu se consiguió poner de pie correctamente y vio como Uzui le tendía sus pantalones ahora despegados de la silla - ¿Qué...? ¿Po-por qué...?
- Tiré con fuerza y salieron.
- ...
- Soy muy fuerte, ¿sabes?
- ...
- De hecho... creo que podría haberte despegado desde el principio.
- ¡¿Y POR QUÉ NO LO HAS HECHO?!
- Bueno... - se encogió de hombros mientras miraba divertido la ropa interior de Zenitsu – Vi la oportunidad y la aproveché.
- ¡Idiota! - de un manotazo le arrebató sus pantalones e intentó ponérselos, pero no atinaba con Uzui mirando - ¡¿Qué?!
- Nada, estoy satisfecho – se encorvó un poco para quedar a la altura de Zenitsu poniéndole nervioso – Es la primera vez que consigo quitarte los pantalones después de todo. La próxima vez, me gustaría que fuera en un lugar más privado o al menos en uno en el que no haya revistas de pelirrojas con muslos gordos tirados por el suelo.
- ¡Cálla...! - su boca se cerró de repente cuando Uzui tomó uno de sus mechones y lo acercó a su boca para besarlo.
- No tengo nada en contra de las pelirrojas, pero, ya sabes, los prefiero rubios.
Aunque le quería gritar y echarle a patadas, lo único que pudo hacer Zenitsu fue agachar la cabeza para evitar que mirase su sonrojo. Seguro que sabía que le había avergonzado, pero no pensaba darle el privilegio de verle con el rostro más rojo que el pelo de Tanjiro. Tras sentir como el mayor revolvía su pelo y se despedía, Zenitsu se dejó caer al suelo con los pantalones a medio abrochar y tapó sus oídos con fuerza.
Los escuchaba perfectamente, pero no quería admitir que sus latidos se habían acelerado como locos y le avergonzaba demasiado que Uzui los hubiera llegado a escuchar también.
Gyutaro estaba recostado en una silla de un aula que se encontraba vacío mientras que su hermana estaba sentada en la mesa que acompañaba a la silla. Sus ojos estaban perdidos por el patio de la escuela que era recorrido por cientos de alumnos. Ver la perfecta apariencia que tenían todos había causado que incontrolablemente llevara sus manos a su rostro y empezara a rascarlo. Al verle realizar una vez más esa molesta manía, Daki atrapó la mano de su hermano y la apartó de su rostro.
- ¿Quieres dejar de hacer eso? Te vas a acabar arrancando la piel.
- Tch – se libró del agarre de su hermana de un tirón y guardó ambas manos en los bolsillos – Vienen.
- ¿Vienen? ¿Quiénes?
La pregunta de Daki no tardó mucho en ser respondida cuando la puerta del aula en el que se encontraban fue abierta y por ella aparecieron todos los miembros del club menos Zenitsu.
- Pero si son nuestros compañeros - una sonrisa burlona apareció en el rostro de Daki – Pero que guapo estás, travesti. Definitivamente el rojo pasión es tu color.
- Pero serás... ¡Dime cómo se quita esto!
- Con un beso ¿no es obvio?
- ¡TE VAS A BURLAR DE QUIEN YO TE DIGA!
- Oye, oye, no hace falta gritar tanto ¿no? - lentamente, Gyutaro se levantó de la silla y caminó hacia ellos. Daki no tardó en hacer lo mismo y situarse detrás de él con los brazos cruzados, manteniendo una mirada de superioridad - ¿Qué pasa, compis? ¿Vamos juntitos al club?
Tanjiro tragó duro por tener su terrorífica mirada sobre él, además el hecho de que le sacara unas cuantas cabezas no ayuda a no sentirse intimidado por el alumno mayor. La situación desde luego que no mejoró cuando Gyutaro puso mala cara por estar mirándole a los ojos y empezó a rascar su rostro.
- E-esto... Gyutaro-senpai.
- Así me llamo, ¿qué pasa?
- Pues... pa-parece que has estado portándote mal con el resto del club, bueno... no solo tú - miró disimuladamente a Daki, al instante recibió una mala mirada por parte de la chica – Me gustaría pedirte que pidieras perdón y... que vengas al club, puedes realizar las actividades con nosotros.
- ¡¿Qué?! - exclamaron al mismo tiempo Inosuke, Genya y Yuichiro. La intención de buscar a Gyutaro y Daki no era para nada darles una segunda oportunidad, era expulsarles del club, pero parece que Tanjiro había adoptado una decisión distinta.
- Pero ¡¿Qué dices?! ¡No veníamos a eso! - le reprochó Yuichiro.
- Ya, pero...
- ¡Gonpachiro, yo creía en ti!
- Es que...
- Vale, si tú no lo haces... ¡lo haré yo! - Genya se adelantó para quedar frente a ambos - ¡Estáis expulsados del club! ¡¿Lo entendéis?! ¡Expulsado! - señaló a Gyutaro – Y... ¡Ixpilsidi! - señaló ahora a Daki con el rostro rojo.
- ¿Ah? ¿Qué dices? ¡No te entiendo!
- Qui istis ixpilsidi, iris ini briji. Mi his hichi quidir cimi in pirvirtidi.
- ¿Qué? - Daki se quedó con la boca abierta al no haber entendido nada de esto. Miró a su hermano en busca de alguna respuesta, pero incluso a este le había sorprendido la extraña forma de hablar de Genya – Argh, que asco. La gente fea no sabe hablar.
- ¡Ni sii fii!
- ¡Genya no es feo! ¡Aquí la única fea eres tú!
- ¿Qué dices? - Daki se agachó para quedar a la altura del rostro de Yuichiro - Repítelo una vez más, mocosa.
- ¡Soy un chico!
- ¿Sí? Pues ahora no lo pareces.
- ¡AAAAAH! ¡Ya no puedo más! ¡Lo que el Genta estaba diciendo es que os quedáis fuera del club por estúpidos! ¿Entendéis? Y como volváis a poner un pie dentro, os echaré de una potente patada en el culo. ¿Cappuccino?
Daki y Gyutaro intercambiaron miradas confusos una vez más.
- Creo que si Zenitsu estuviera aquí presente, diría algo como "Querrás decir capisci, jabalí estúpido" - intervino Muichiro con calma.
- Sí, ciertamente es otra forma de decirlo.
- Tch, tienes una cara bonita y eso te sube el ego por las nubes, que insoportable – las uñas de Gyutaro se clavaron con fuerza sobre su piel mientras rascaba su rostro – Oye - llamó a Tanjiro - ¿No eres tú el presi? Entonces es tu deber echarme, venga, hazlo y nos iremos encantados de ese cuartucho para guardar escobas.
Todas las miradas de los allí presentes se posaron sobre la figura de Tanjiro, pero este ya había tomado su decisión hace rato.
- Yo... no os voy a expulsar.
La expresión de fastidio de Inosuke, Genya y Yuichiro no tardó en aparecer junto a la rabiosa expresión de Daki.
- ¿Qué? - pronunció enfadada la chica de pelo blanco.
- No os voy a expulsar.
- ¿En serio? Entonces aparta de mi camino – de un empujón, Gyutaro hizo a Tanjiro a un lado y se marchó del aula con su hermana detrás.
Si las miradas matasen, la que le acaba de echar Daki al pelirrojo le habría enviado a siete metros bajo tierra y si solo fuera la mirada de la chica...
- ¿A qué ha venido eso? ¡Creía que veníamos para echarles! - gruñó enfadado Yuichiro.
- No podemos.
- ¿Y eso por qué? ¡El Gyusapo y la Kaki se merecen un buen golpe por subnormales!
- Aquí nadie va a pegar a nadie.
- ¿No? Pues díselo a ellos – bastante molesto, Genya tomó las manos de los gemelos y se los llevó de allí - Os conseguiré ropa de chico.
- ¿Y nos cambiarás tú?
- ¡Claro que no!
- Si es Genya, entonces dejaré que sobrepase la línea prohibida y toque la zona que quiera.
- ¡U OS CALLÁIS O NO OS AYUDO!
Tanjiro buscó a Inosuke con la mirada, pero este ya se estaba yendo igual de molesto que Genya. En cuanto a Kanao, esta se había mantenido al margen para no molestar. Como la discusión se había zanjado, simplemente hizo una reverencia y se fue tranquila. Puede que ella fuera la única que se haya ido tranquila de allí.
- Se han enfadado un poco... ¿no? - preguntó a Giyuu que era el único que se había quedado con él.
- ¿Y qué esperas? Gyutaro y Daki les han molestado, es normal que no quieran que estén en el club.
- Sí... ¡ah! - se sobresaltó por el susto al sentir la mano de Giyuu en su brazo - ¿Q-qué pasa?
- Te ha empujado, ¿estás bien?
- S-sí... gracias por preocuparte, Tomioka-senpai – aunque le extrañó que Giyuu se preocupara por él al principio, agradeció su preocupación con una sonrisa.
- Sabes que no sé mucho sobre comportamientos sociales, pero... - Giyuu dio un paso al frente, quedando a escasos centímetros de Tanjiro - ¿Tengo que besarte?
- ¿Eh...? ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¿EEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEH?!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! ¡SE-SE-SE-SE-SE-SE-SENPAI! ¡POR SUPUESTO QUE NO!
- ¿No? Tengo entendido que después de los golpes, se besan las heridas y se canta algo así como "Sana, sana, culito de rana, si no sana hoy sanará mañana" ¿No se hace eso?
- Ah... era eso – Tanjiro relajó su cuerpo al ver aclarado el malentendido – Tomioka-senpai, el primer conocimiento social que deberías memorizar es el de especificar bien a la hora de hablar. Bueno, de todas formas, eso no hace falta, estoy bien así que no te preocupes. Por otro lado... - se quitó la mochila que llevaba a la espalda y tras hurgar un poco, sacó un pan de chocolate y se lo ofreció a Giyuu – Toma, es tu almuerzo.
- ¿Qué?
- Bueno, Gyutaro-senpai y Daki se comieron el salmón con daikon pero no esto. Es pan de chocolate, te encanta ¿no?
- Pero... - estiró la mano, pero dudo sobre si coger o no el alimento - ¿No es este tu almuerzo? Oye, da igual que los Shabana se comieran el salmón, comeré cualquier otra cosa.
- Acéptalo, senpai, de todas formas, quería compartirlo contigo. Es de la panadería de mi familia ¿sabes? Venga – Tanjiro desenvolvió el pan y lo partió a la mitad, ofreciéndoselo a Giyuu - ¿Mejor así? Ahora ambos comemos.
- Sí... - con sus profundos ojos azules iluminados por ver a su adorado pan de chocolate, Giyuu aceptó el alimento y le pegó el primer mordisco. Sus mejillas no tardaron en colorearse de rojo por el delicioso sabor del pan. Claro que el pan de chocolate normal estaba bueno, pero este era completamente distinto.
- ¿Te gusta?
- Sí... es como ser acariciado por un ángel.
- ¿En serio? Eso me hace feliz.
- Como echarse la siesta en unas sábanas recién limpias.
- Jajajaja.
- Como los buenos muslos que sudan después de la clase de gimnasia...
- Eso no hacía falta - comentó con mala cara.
Giyuu terminó su mitad de pan de chocolate bajo la contenta mirada del pelirrojo. Mientras masticaba lo último que quedaba del dulce, para los ojos de Giyuu no pudo pasar desapercibida la mochila abierta de Tanjiro.
- Oye, el salmón con daikon no es lo único que te han robado esos dos ¿no?
- ¿Eh? - la felicidad del rostro de Tanjiro desapareció y fue sustituida por la sorpresa de verse descubierto – Jo... eres tan difícil de engañar, Tomioka-senpai - acercó más su mochila al azabache para que este pudiera mirar dentro – Es tal y como dices, el cuaderno de T.Y y la brújula, ambos han desaparecido junto al salmón.
- ¿Crees que han sido ellos? - la respuesta que recibió fue un débil asentimiento con la cabeza - ¿Por qué no se lo has dicho a los demás?
- ¿Bromeas? Esto se habría convertido en una auténtica pelea de puñetazos si Inosuke se enteraba de que habían robado la brújula y el cuaderno.
- Pero de todas formas hay que recuperarlas. Necesitamos el cuaderno y la brújula para seguir exorcizando demonios.
- Sí... pero...
Giyuu suspiró cansado. La mente de Tanjiro ni siquiera barajaba la posibilidad de contarle a los demás que ambos objetos habían desaparecido. Siendo así, solo le quedaba una opción si quería recuperarlos.
- Los recuperaremos juntos, ¿vale?
- ¿Eh? - los rojizos ojos del chico se iluminaron ante sus palabras - ¿En serio?
- Sí.
- Pero Gyutaro-senpai y Daki... su índice de asistencia a clase es tan bajo, es tan probable que mañana ni siquiera estén aquí.
- No hay problema, si no vienen ellos, iremos nosotros entonces.
Tanjiro ladeó la cabeza confuso, no entendía bien a que se refería Giyuu pero si le había dicho que le ayudaría a recuperar la brújula y el cuaderno, entonces haría lo que hiciera falta.
Con la sábana de su cama tapándole hasta la boca, Tanjiro se mantenía despierto a pesar de que el reloj de su habitación marcaba las doce de la noche. Debido a los nervios, empezó a voltearse de lado a lado en la cama como si fuera una croqueta rebozándose. Sus nervios no venían para nada por el hecho de no poder dormir a altas horas de la noche, sus nervios venían por lo que haría esta noche. Cuando el móvil en su mesilla vibró, mandó a volar a la sábana que cubría su cuerpo y se lanzó a tomarlo, dejando ver que no llevaba el pijama sino ropa de calle.
La pantalla de su móvil brillaba con la llegada de un mensaje de su senpai de cabellos azabaches y se podía leer que él ya estaba abajo. Con bastante cuidado y sigilo, Tanjiro sacó sus zapatillas de debajo de la cama y se las puso para después acercarse a la ventana y abrirla. Al mirar hacia abajo pudo encontrarse con la figura de Giyuu con su móvil en la mano debido a que le acaba de enviar el mensaje. Su cabello azabache era difícil de distinguirse gracias a la oscuridad de la noche, sin embargo, sus ojos azules brillaban más de lo usual debido a la luz de la luna. Para un Tanjiro acostumbrado a verle con unos ojos más oscuros, fue inevitable quedársele mirando embobado.
- Oye, ¿vas a bajar?
- ¿Eh? ¡S-sí! Voy... esto... te-tenme paciencia – posó ambas manos temblorosas en el marco de su ventana y salió por esta apoyándose en el techo de ladrillo de debajo – Es la primera vez que me fugo de casa.
- ¿Con eso quieres decir que yo lo hago constantemente?
- Con eso digo que estás muy tranquilo ahí abajo.
- Si quieres armo un escándalo para que tus padres me echen a patadas.
- ¡E-espero que no me estés mirando el trasero!
- Eres muy creído, ¿lo sabías?
- Senpai...
- ¿Qué?
- ¿Qué hago si mi madre se despierta y se asoma a mi habitación?
- ¿Por qué piensas eso ahora?
- Pensar que se preocupe por mi culpa...
- Pues deja de pensar – Giyuu estiró ambos brazos hacia el techo en el que estaba Tanjiro – Salta.
- ¡¿Qué?!
- Que saltes.
- ¿Del tejado?
- Te subiste al techo de un maldito tren en marcha, ¿cómo es que tienes miedo ahora?
- Era distinto, te recuerdo que iba en la espalda de un demonio.
- Claro, todo el mundo sabe que es más seguro ir encima de un demonio que dejarte atrapar por un humano normal - soltó con ironía - ¿No confías en que te atraparé?
- No es eso...
- ¿Entonces? Tranquilo, solo manosearé un poco tus muslos.
- Para ya con eso - farfulló con las mejillas rojas infladas en un puchero – Me vas a atrapar ¿verdad?
- Claro que sí.
- Promételo.
- Te atraparé.
- Así no, pareces un asesino en busca de su víctima.
- Tanjiro, salta de una vez.
- Si me dejas caer, olvídate del salmón con daikon.
Giyuu suspiró cansado y bajó un momento su cabeza para volver a alzarla al rato extendiendo sus brazos más alto todavía.
- No te voy a dejar caer nunca, te lo prometo.
Las mejillas de Tanjiro se tiñeron de un débil sonrojo tras escuchar eso, las de Giyuu no tardaron en adquirir un color parecido tras reflexionar sobre lo que acaba de decir. Pensaba rectificar y cambiar sus palabras para que no sonaran a loco enamorado pero el cuerpo de Tanjiro cayendo entre sus brazos no le dio tiempo para pensar y tampoco para reaccionar ya que al haber tenido la mente en otro sitio, Giyuu acabó cayendo de espalda al suelo y con el pelirrojo entre sus brazos.
- Auch... ¿Estás...? ¿Estás...? - no pudo terminar su pregunta debido a que cuando volvió a abrir los ojos tras el golpe se encontró con el rostro de Tanjiro a escasos centímetros del suyo. A pesar de la cercanía, intentó volver a hablar, pero se perdió en los siempre brillantes y animados orbes rojizos.
- Lo siento – una vez que se dio cuenta de la aparente incomodidad del otro, Tanjiro se levantó rápidamente de encima de Giyuu - ¿Te has hecho daño?
- No, solo... - llevó su mano hacia su pecho, por un momento había sentido que se quedaba sin aire en los pulmones – Solo vámonos, si hacemos más ruido y despertamos a tus vecinos entonces sí que estaremos en problemas.
- Sí, cierto - miró una última vez hacia su casa para después empezar a caminar al lado de Giyuu.
- ¿A qué viene esa cara? Sabes que no nos estamos fugando ¿no? Vas a volver.
- Ya lo sé... Tomioka-senpai, ¿cómo has huido tú de casa?
- Por la puerta, mi hermana tiene el sueño muy profundo.
- ¿Y tus padres? ¿No te da miedo que se levanten ellos?
- Mis padres no están en casa, trabajan fuera del país.
- Oh... no lo sabía. ¿Qué son? ¿Transportistas?
- ¿Qué? Claro que no, son diplomáticos.
- Oh... suena a profesión difícil. ¿Qué hacen?
- Representan a Japón en relaciones internacionales.
- Oh... mis padres... hacen pan.
- Es una profesión más agradable desde luego.
- La suya parece complicada, ¿cómo lo hacen para sacar tiempo para pasarlo contigo?
- No lo hacen - metió ambas manos en sus bolsillos y elevó la mirada hacia la luna – Y tampoco me importa, no considero que sea tan importante que estén siempre aquí. Solo me las apaño bien.
- ¿En serio? - Tanjiro elevó la mirada también hacia la luna. A él no le parecía para nada que Giyuu "se las apañara bien", era listo, sí, pero era un desastre en temas que supusieran sociabilizar. El contacto humano parecía ser su asignatura pendiente.
- ¿Puedo preguntarte algo?
- Sí, por supuesto.
- ¿Cuál es la verdadera razón por la que no expulsas a los Shabana del club? ¿Acaso es solamente tu lado solidario queriendo reformar a dos pobres delincuentes?
- Pues... supongo... que es por Rengoku-senpai.
El ceño de Giyuu se frunció levemente al escucharle pronunciar el apellido del querido presidente rubio, fue imposible recordar en ese mismo momento como con una falsa sonrisa él le confesaba que le odiaba.
- ¿Qué tiene que ver exactamente Rengoku en todo esto?
- Él los metió en el club y él sabía perfectamente lo conflictivos que son, si hizo eso... ¿no puede ser...? ¿No puede ser por qué tal vez confíe en que yo puedo hacerles cambiar? Sé que no lo puedes entender del todo porque a ti no te gusta nadie pero... - llevó ambas manos a su pecho, una sonrisa de emoción surcó sus labios – Cuando sientes que la persona que te gusta confía en ti, se siente genial. Tan genial que lo único que piensas es en cumplir sus expectativas. No quiero decepcionar a Rengoku-senpai por nada del mundo.
- ¿En serio? Los sentimientos son todo un misterio para mí - comentó desinteresado.
A medida que avanzaban por las oscuras calles, las construcciones pasaban a estar más destrozadas y una ligera niebla empezaba a levantarse debido a la cercanía del río que surcaba toda la ciudad. Las farolas que ahora se alzaban en la calle iluminaban menos y algunas estaban incluso rotas. El panorama no era nada tranquilizador para el pelirrojo, pero aun así intentó mantener la calma, cosa que no logró debido al repentino rugido de una moto, la cual le hizo agarrarse del brazo de Giyuu por el susto.
El motero bajó la velocidad al pasar a su lado y silbó al pelirrojo después de mirarle de arriba abajo. Esto solo consiguió que Tanjiro agarrará con más fuerza el brazo de Giyuu y dejara de andar.
- ¿Po-por qué me silba?
- No sé, en las películas lo hacen ¿no? Es como si estuviera diciendo "eres sexy" o algo así.
- No me gusta...
Los ojos azules de Giyuu bajaron a su brazo el cual estaba siendo aprisionado con fuerza por las temblorosas manos de Tanjiro. Tenía claro que si el chico seguía asustado, entonces no iban a ir a ningún lado así que lo que tenía que hacer era precisamente calmar sus nervios.
- Oye - posó una de sus manos sobre la de Tanjiro, obligándole a soltar su agarre – Dame la mano.
- ¿Qué?
- Que me des la mano.
- Ya te he oído, pero... ¿por qué?
- A los brabucones de las películas se les quitan las ganas de silbar si piensan que vas con tu pareja.
- Todos tus conocimientos sociales son de películas?
- Sí y dame la mano – sin dejarle protestar, Giyuu tomó con fuerza su mano y empezó a caminar así. Tanjiro simplemente se dejó guiar mirando de reojo su mano unida con la de su senpai, la vergüenza llegó a sus mejillas en forma de sonrojo y cuando escuchó de nuevo una moto, se tensó y se pegó más al cuerpo de Giyuu. El conductor le miró de arriba abajo al igual que el otro, pero esta vez no hizo ningún ruido y le pasó por alto cuando le vio pegado a Giyuu - ¿Lo ves?
- Sí... ¡Gracias! - alzó su rostro para mirar el de Giyuu, este no pudo sostener su mirada y decidió continuar mirando al frente.
Sus pasos les acabaron conduciendo a un polígono industrial donde la neblina que provocaba el río era más débil. Allí pudieron observar que el sitio estaba lleno de motoristas y de gente con aspectos para nada simpáticos.
- Esto... - Tanjiro apretó con más fuerza la mano de Giyuu - ¿De verdad Gyutaro-senpai y Daki están aquí?
- Eso tengo entendido.
- Y ahora... ¿qué hacemos? ¿Preguntamos a alguien?
- No digas tonterías, por estos sitios hay que andar con cuidado – Giyuu le devolvió a Tanjiro su fuerte apretón en la mano y le guio por las calles del polígono.
- ¿Y si no están?
- Estarán.
- Pero...
El sonido de un motor justo detrás de ellos hizo que Giyuu tirara con fuerza de la mano de Tanjiro, atrapando al chico entre sus brazos y apartándolo de la carretera por la que acababa de llegar una motocicleta roja en la que iban montadas dos personas. El vehículo mantuvo el motor encendido, pero aun así detuvo su recorrido justo delante de ellos para que ambos pasajeros pudieran saludarles.
- Oye, oye... pero si es el presi frentón - Gyutaro sonrió, sacando a relucir sus dientes de tiburón - ¿Qué te trae por aquí?
- Tch – la chica agarrada a su espalda les dedicó a ambos una mirada de asco - ¿A qué habéis venido? ¡Fuera de mi vista!
- Hey, no te pongas así - intentó calmarla Gyutaro a lo cual su hermana frunció el ceño y apartó la mirada con un diminuto puchero en el rostro – Es nuestro presi, le tenemos que respetar ¿no?
- ¿Por qué? No estamos en la escuela, aquí él no es nadie.
- Ah, sí... es cierto - Gyutaro se bajó de la moto dejando a su hermana todavía sobre ella y se acercó a paso lento hacia Tanjiro y Giyuu. La neblina del lugar y el humo de las motocicletas daban al lugar un tétrico aspecto de color verde y teñía de este mismo color la esclerótica del mayor - Aquí fuera solo sois dos personas que me caen mal y sabiendo eso... yo si fuera vosotros me iría corriendo a llorar en el regazo de mi mamá.
La mano de Tanjiro viajó directamente a su nariz para tapársela, desde que habían llegado había sido asaltado por un horrible hedor a alcantarilla y a humo de motocicletas, pero lo que había llegado ahora a él era un olor completamente distinto, una mezcla extraña, un olor dulce... y otro completamente insoportable.
- ¿Qué te pasa, presi? - Gyutaro tiró con fuerza del brazo de Tanjiro para hacer que se destapase la nariz - ¡Pero presi! ¡Que maleducado! ¡JAJAJAJAJA! ¿Estás diciendo con eso que huelo mal?
- Yo no he dicho eso.
- ¿Y por qué te tapas la nariz? ¿Qué pasa? - tiró con fuerza del pelirrojo una vez más, causándole dolor en el brazo por la fuerza que había ejercido – La calle no huele tan bien como tu casita ¿no? Has cometido un gran error abandonando tu castillo esta noche, princesita. El exterior está lleno de monstruos o... ¿tal vez sean demonios?
La presión ejercida en el brazo de Tanjiro desapareció al mismo tiempo que la espalda de Gyutaro chocaba con su moto. Bastante sorprendido, Gyutaro se quedó observando como Giyuu mantenía su brazo estirado después de haberse atrevido a empujarle.
- Para ya - comentó secamente con sus ojos azules siendo iluminados por la luna.
- Oh... tío... pero ¿qué es esto? - las manos temblorosas de Gyutaro viajaron a ambos lados de su rostro y comenzaron a rascar con fuerza – Mierda, tío, mierda, mierda y más mierda, ¿qué pasa con tu puta cara? ¡Es jodidamente simétrica! ¡JA! Joder... tío, pareces un puto príncipe de cuento – su cuerpo se relajó un poco más y dejó de rascar su cara para comenzar a rascar su cuello – Pero vaya mierda, ¿no te sientes terriblemente estúpido al rescatar a la princesa de otro? No habrá beso de gratitud para ti después de esto.
- No busco ningún beso, busco que devuelvas lo que le has robado a Tanjiro.
- ¿Ah? - Gyutaro hizo una mueca de fastidio mientras Daki escuchaba atentamente con el ceño levemente fruncido - Tío, si hablas del salmón... me temo que no te va a gustar como te lo voy a devolver.
- No hablo de eso, hablo del cuaderno y de la brújula, devuélvelos.
- ¿O si no...?
- O si no nada, no hay opciones, los devuelves y punto.
- Tío... pero que valiente eres, debe ser por esa cara que tienes – los afilados dientes de Gyutaro desaparecieron de su vista en el momento en que cerró la boca – Tu cara bonita hace que pienses que estás por encima del resto, que asco me das. ¿Sabes? - sus dedos agarraron con fuerza el cuello de su camisa y acercaron sus rostros – Si desfiguro de un puñetazo esa cara bonita que tienes... entonces creo que ya no serás tan valiente ¿no?
- ¡Para ya! - Tanjiro le apartó del cuerpo de Giyuu de un empujón - ¡No hemos venido para que nos pegues! ¡Queremos el cuaderno y la brújula! ¡Ya!
- Tch, intimidas tanto como un chihuahua gruñendo.
- ¡Hey, feos! - les gritó Daki desde la moto – Dejad de una vez a mi hermano, nosotros no tenemos vuestras estúpidas cosas.
- ¡Eso no es cierto!
- Argh, cállate ya – Gyutaro alejó al pelirrojo de un ligero empujón y se subió a la moto junto a Daki – Si de verdad has perdido algo, entonces ve a llorarle a tu mamá y que ella te lo encuentre.
- ¡Eh! ¡¿A dónde...?! - la protesta de Tanjiro no llegó a odios de nadie debido a que Gyutaro hizo rugir el motor de su motocicleta y partió de allí dejando humo, provocando en seguida un ataque de tos en Tanjiro.
- Son tan complicados como parecen.
- Pero ellos... - frunciendo el ceño, Taniro disipó con la mano el humo que quedaba a su alrededor.
- Si están tan decididos a no devolvernos la brújula y el cuaderno tal vez deberíamos volver con Inosuke o con Genya y... - giró el rostro para mirar a Tanjiro pero la figura del chico ya no estaba allí, ahora se encontraba caminando por la misma dirección por la que se habían ido los hermanos - ¡Hey! ¡Tanjiro!
- Empujan, gritan, intimidan, roban... ¡Ya basta! ¡Son solo dos adolescentes! No quería recurrir a esto, pero... - sus brillantes ojos rojizos perdieron algo de brillo – Voy a tener... que usar un cabezazo.
- ¿Qué...? - Giyuu se quedó en blanco y sin palabras, ¿un cabezazo? ¿Eso es lo que pensaba usar contra Gyutaro que le sacaba unas 20 cabezas? Tendría que saltar con una cama elástica para alcanzarle la cara - ¿Qué piensas conseguir con eso?
- ¡Mi cuaderno y mi brújula!
- Tanjiro, ¡Tanjiro! - viendo que el chico no tenía ninguna intención de escucharle, Giyuu se adelantó y le agarró de la muñeca - No me gusta admitirlo, pero Gyutaro tiene razón. Fuera de la escuela nada le impide darnos una paliza.
- Senpai, si tanto miedo tienes de que te pegue, entonces quédate aquí y déjame a mí.
- Idiota, no me importa que me pegue a mí - tiró una vez más de su muñeca al ver que seguía caminando solo que esta vez no midió su fuerza y provocó que su cuerpo se diera la vuelta y chocara de frente contra el suyo – Me importa que te pegue a ti.
Al notar ambos sus cuerpos tan pegados, dieron rápidamente un paso hacia atrás al mismo tiempo con las mejillas coloradas. Tanjiro rascó su brazo nervioso y miró de reojo al mayor.
- Tomioka-senpai, siempre estás invadiendo mi espacio personal.
- Bueno, tú tampoco conoces bien el concepto de "espacio personal" - suspiró y llevó una de sus manos a masajear sus sienes debido al estrés - Vale, esto es lo que haremos. Hablaremos una vez más con esos dos, pero lo haré yo, tú quédate atrás.
- ¿Qué? ¿Y eso por qué?
- Porque si vuelves mañana al club con un ojo morado todo el mundo se preguntará que ha pasado, pero si vuelvo yo no se armará tanto escándalo.
- Pero...
- Sin peros, lo haremos así o me voy y te dejo aquí solo a merced de moteros pervertidos.
- ¿No serás capaz...?
- Pruébame.
La lucha de miradas entre ellos duró unos momentos en los que Tanjiro pensó en el miedo que le daban todas las personas que transitaban este sitio por la noche. Desde luego que lo último que querría es quedarse aquí solo.
- Bueno... pero si Gyutaro-senpai se vuelve a poner violento, entonces te protegeré con uno de mis cabezazos. Son muy fuertes, ¿sabes?
- Te creo, así que vámonos.
- ¡Espera!
- ¿Qué?
Tanjiro extendió su mano hacia él, lo cual le confundió.
- Es... es para que los pervertidos se alejen. Solo por eso, ¿vale? No creas... no creas cosas raras.
- ¿Por qué pensaría cosas raras? - tomó su mano y retomaron su caminata – Tienes el ego por las nubes, ¿lo sabes?
Siguieron buscando a los Shanaba por el polígono industrial tomados de la mano. Mientras que Tanjiro iba tenso y apretaba más su agarre cada vez que se acercaba alguien, Giyuu iba extrañamente cómodo y tranquilo a pesar de estar andando por un sitio tan peligroso a altas horas de la noche.
Aprovechando que Tanjiro no le estaba prestando atención, desvió su mirada para ver su perfil. ¿Pensar cosas raras? ¿Cómo iba siquiera a hacer eso? Él ya sabía que su líder estaba perdidamente enamorado de Rengoku, aunque a él se le ocurriera pensar por un momento que a Tanjiro le gustaba, ese pensamiento estaría más cerca de una película de ficción que de la realidad.
Había 0% de posibilidades de que el pelirrojo sintiera por él lo que siente por Rengoku, después de todo, era todo lo contrario al rubio. Aunque fuera estúpido y sin sentido, era la primera vez que un porcentaje le hacía sentirse mal.
El polígono industrial resultó ser más grande de lo que pensaban y aunque llevaban unos 30 minutos caminando por él, no había rastro de los Shabana, solamente se habían cruzado con gente con malas pintas que devoraban con la mirada a Tanjiro. Giyuu podía sentir como el chico estaba asustado, pero en ningún momento le había pedido irse a casa. Puede que fuera valiente o simplemente un cabezota que se había prometido a si mismo recuperar el cuaderno y la brújula. Bueno, cabezota sí era, tenía pruebas y ninguna duda.
- Hmm – una expresión de desagrado se dibujó en el rostro de Tanjiro, el cual se llevó la mano a la nariz – Este sitio apesta, huele tan fuerte que me está dando dolor de cabeza.
- Aguanta un poco más, les acabaremos encontrando.
Tanjiro tapó con más fuerza su nariz, el olor se estaba volviendo insoportable después de estar tanto tiempo aquí. Basura, los motores de las motocicletas y podía jurar que ahora incluso olía a orina. ¿La gente de verdad meaba en la calle? Era horroroso y asqueroso. La mezcla de olores horribles le podría haber hecho desmayarse ahí mismo si no fuera porque un olor agradable llegó a su nariz, un olor dulce, el mismo de antes, era el olor de...
- Daki.
- ¿Qué?
- Daki – se soltó de la mano de Giyuu y echó a correr con el azabache detrás de él, no tardó mucho en llegar debajo de una farola donde estaba Daki encima de la moto de su hermano, sin él en esta - ¡Daki!
La chica giró su rostro y puso expresión de desagrado al visualizar a los dos chicos que corrían hacia ella.
- Otra vez – maldijo en voz baja y esperó a que los chicos llegaran hacia ella con los brazos cruzados - ¿Qué queréis? ¿No veis que me hacéis daño a la vista?
- ¡El cuaderno y la brújula!
- ¿Otra vez? Pero que pesados – algo fastidiada se bajó de la moto y les dedicó a ambos una mala mirada – Como no desaparezcáis de aquí en 5 segundos, le diré a mi hermano que os parta la cara cuando vuelva.
- Nos iremos, pero me tenéis que devolver lo que me habéis robado.
- Tch – el ceño de Daki se frunció - Todavía con eso, eres insoportable ¿lo sabías?
- Sé que habéis sido vosotros, vosotros abristeis mi mochila para robar el salmón con daikon y después... - Tanjiro estiró la mano para tocar a Daki pero justo en el momento en que su dedo rozó superficialmente su brazo, los ojos de la chica se abrieron como platos.
- ¡¡NO ME TOQUES!! - el chillido que emitió resonó en todo el polígono y sorprendió tanto a Giyuu como a Tanjiro – Ni se te ocurra... - sus dientes crujieron, miraba con tanto odio al pelirrojo que podría haberle fulminado con la mirada perfectamente - ¡¡Ni se te ocurra poner una de tus asquerosas manos sobre mí!! ¡¡No vuelvas a acércate más!! ¡¡Tócame solo un pelo de la cabeza y juro que...!!
- Hey, hey – los gritos de Daki fueron interrumpidos por un hombre borracho tambaleándose – Mierda, me tocó la lotería, no todos tienen la suerte de encontrarse una chica tan guapa.
- Argh, que asco – Daki se giró para tener al hombre de frente y mirarle de manera despectiva - Púdrete, viejo.
- Waaa, pero que borde, ¿estás sola? - hizo el amago de tocarla, pero Daki desvió furiosa de un manotazo la trayectoria de su mano.
- Vuelve a acercarme esos dedos sucios y asquerosos y haré que rueden por el suelo.
La mente del borracho pareció aclararse un poco cuando borró la sonrisa de su rostro y miró más serio a Daki. Unos metros más lejos de la escena, Gyutaro salía de una gasolinera con una bolsa entre las manos. No tardó mucho en divisar a lo lejos como un borracho estaba acosando a su hermana. Tras maldecir en voz baja, dejó la bolsa que traía en el suelo y levantó un poco su camisa para posar su mano en un mango similar a un hueso que sobresalía de dentro de sus pantalones. Sus brazos empezaron a tronar como si sus huesos estuvieran dislocándose y una mancha negra empezó a expandirse por su cara al mismo tiempo que sus uñas cambiaban de color.
Cuando ya estaba más cerca, detuvo sus pasos al ver como el pelirrojo se había interpuesto entre el borracho y su hermana.
- ¿Qué haces? - preguntó extrañada Daki.
- Regañar a este desconocido, ¡usted! - le señaló con el dedo - ¡Está muy mal molestar a chicas! ¡Y también está muy mal caminar borracho por un polígono industrial, es peligroso y podrían robarle!
- Oye... - una de las cejas de Giyuu empezó a temblar por la escena - ¿Le estás regañando o aconsejándole?
- Las dos cosas. Ahora, si es tan amable...
- ¡Quita! - de un empujón apartó a Tanjiro y caminó hasta quedar cara a cara con Daki – Mierda, eres más bonita de cerca.
- Tócame un pelo y rodará tu cabeza, viejo.
- ¿En serio? Inténtalo - antes de que su mano se posara sobre el cuerpo de Daki, sintió como alguien daba dos toques en su espalda, al girarse, pudo encontrarse otra vez con el rostro para nada contento de Tanjiro - ¿Tú otra vez?
- Déjala en paz.
- ¿O?
- O le daré un cabezazo.
- ¿Un cabezazo? Piérdete.
- Vale, usted lo ha querido.
Giyuu se tensó ante esto, ¿acaso Tanjiro quería dormir esta noche en el hospital? No podía tumbar a un adulto de un cabezazo, sí que era cierto que su cabeza era enorme, pero de ahí a dejar K.O a alguien con eso había bastante diferencia. Intentó acercarse al pelirrojo para detenerle, pero ya era demasiado tarde, al pegar un salto, la enorme y dura frente de Tanjiro chocó contra el rostro del borracho, haciéndole perder la consciencia y caer al suelo. Después de que este cayera, no se pudo escuchar ningún sonido más, Daki y Giyuu estaban con los ojos abiertos tras ver esto. Un cabezazo, un simple cabezazo había sido suficiente para dejar a un adulto con la nariz sangrando y tirado en el suelo.
- Las veces que me advirtieron de tus cabezazos... - Giyuu tragó duro - Pensé que era broma.
Gyutaro se quedó mirando la escena delante de él mientras alejaba lentamente su mano del mango del objeto enganchado en sus pantalones y la mancha negra desaparecía de su rostro al igual que el color en sus uñas. Con paso más apresurado, llegó a donde estaban todos y tomó a Daki de la muñeca para hacerla subir a la moto.
- O-oye, espera... - Tanjiro intentó acercarse, pero después de recibir una mirada de reojo de Gyutaro, este aceleró la moto y desaparecieron a toda velocidad por las calles vacías.
La niebla ya no dejaba ni ver las luces de la moto y la nariz de Tanjiro volvió a ser asaltada por olores horribles después de que Daki abandonara la escena.
Se había escapado de casa, había ido a un sitio lleno de delincuentes, había dejado inconsciente a un borracho y todo para nada.
No había conseguido ni su cuaderno ni la brújula y con las cosas como estaban, estaba empezando a temer el no volver a ver ambos objetos nunca más.
Al día siguiente, dos cuerpos parecidos a zombis andaban dando tumbos por los pasillos de la escuela. Con sus ojos maquillados por hermosas ojeras, Tanjiro y Giyuu iban chocando sin mala intención con cada alumno que se cruzaba en su camino.
- Senpai... - la voz de Tanjiro salió más parecida a una persona agonizando en su lecho de muerte que a un adolescente de 16 – Cuaderno... brújula...
- Ya lo sé, ya lo... sé - le respondió con su voz en su mismo estado.
Ambos chicos acabaron gastando tanto tiempo buscando a Gyutaro y Daki ayer por la noche que acabaron volviendo a altas horas de la madrugada a sus respectivas casas, aunque para su buena suerte ni la familia de Tanjiro ni la hermana de Giyuu se dieron cuenta de que se habían escapado por la noche.
- ¡AH! ¡Pero que feos estáis! - Inosuke, junto al resto del club menos Kanao, llegó delante de ambos chicos en estado zombi – Bueno, el Topioka ya era feo desde antes.
- ¿Se puede saber por qué tenéis esas caras? - les preguntó Zenitsu ante lo que ambos chicos se miraron entre ellos para después dedicarle una sonrisa que en cualquier otra situación habría sido bonita si no fuera por lo tenebrosos que se veían sus rostros por las ojeras.
- Zenitsu... gracias por preocuparte...
- ¡Deja de sonreír! ¡Ahora mismo dais miedo!
La crítica de Yuichiro hizo que ambos se miraran entre ellos, sí que era cierto que estaban horribles.
- Tomioka-senpai y yo... bueno, hemos pasado una mala noche.
- Oh... - Muichiro dejó escapar de sus labios una falsa expresión de sorpresa - ¿Y qué habéis hecho exactamente para que ambos pasarais una mala noche?
- ¡AH! ¡No puede ser! - Inosuke se llevó las manos a la cabeza - ¡FORNICACIÓN! ¡Pero Gonpachiro, te mereces algo mejor! ¡Ten ambiciones más altas, hombre!
- Oye... - Giyuu quería protestar, pero no tenía fuerzas ni para eso.
- ¡JA! - de la garganta de Genya salió una seca y ruidosa risa para después señalar divertido a ambos – ¡Pero que hipócrita eres a veces! Siempre me tratas de pervertido y resulta que el cochino eres tú. Bueno, tranquilo porque no soy rencoroso, solo quiero una disculpa por cada vez que me has dicho "Genya, no sabía que eras esa..." ¡Oye! ¡Pero no me ignores!
Tanjiro siguió caminando inconscientemente en zigzag hacia su club. Aprovechando que ahora es el descanso podría echar una pequeña siesta que le permitiera recuperarse un poco de su falta de sueño. Abriría la puerta del club y se dormiría en el suelo si hacía falta. Lo importante es que estaría relajado en su club y más tarde podría volver a pensar cómo hacer para recuperar los objetos robados por los Shabana.
Esas eran sus intenciones hasta el momento, pero se vieron obstaculizadas cuando al entrar a su club un olor fuerte asaltó sus fosas nasales. Era un olor fuerte y conocido, hasta el momento solo lo había podido oler mezclado con un olor dulzón, pero de ese último no había ningún rastro ahora mismo lo que provocaba que fuera un olor siniestro que hizo que su garganta empezara a escocer y doler. Restregó sus puños contra sus ojos para espabilarse y poder visualizar mejor la figura del chico sentado de malas maneras en una de las sillas de su club.
- Hola, presi – el saludo de Gyutaro vino acompañado de una sonrisa para nada amistosa debido a sus puntiagudos dientes – Has dormido mal por lo que veo.
- Sí... un poco.
- Tanji... ¡IAAAAA! - Zenitsu llegó junto al resto, nada más ver a Gyutaro allí, se escondió detrás del pelirrojo - ¿Q-qué hace él aquí?
- ¡Hey, cara fea! - Inosuke entró bastante enfadado - ¡¿Qué mierda haces aquí?! ¡¿No quedó claro cuando os dije que no quería veros más en el club?!
- Relájate, travesti, quedó perfectamente claro, pero... digamos que las cosas han cambiado.
- ¿Cambiado? ¿Vienes acaso a pedir perdón? - le preguntó Genya a lo que Gyutaro dejó escapar una risa.
- Tampoco os emocionéis, ¡hey! - llamó la atención de Tanjiro y le lanzó a la cara el cuaderno que le robó mientras arrojaba la brújula a Giyuu. Ambos objetos fueron atrapados, uno mejor que otro debido a que Giyuu atrapó la brújula en el aire, pero Tanjiro solo pudo atrapar el cuaderno cuando este ya estaba estampado contra su cara.
- Pero... - Tanjiro abrió el cuaderno para comprobar que todo estaba bien y miró confundido a Gyutaro - ¿Por qué?
- Soy un capullo, no te lo voy a negar, pero yo pago absolutamente todas mis deudas. Ayudaste a Daki, así que te devuelvo tus mierdas como forma de pago.
- Yo no... - acariciando con cuidado los bordes del cuaderno, Tanjiro levantó su ojerosa mirada – No ayudé a Daki esperando algo a cambio.
- Ya lo sé, pero es mi código de honor.
- ¿Tú tienes de eso? - le preguntó un escéptico Giyuu sin percatarse de como la flecha de la brújula estaba empezando a moverse.
Gyutaro no le respondió, solo se mantuvo sonriendo mientras rascaba levemente su rostro.
- Ayer estuve leyendo lo que había ahí escrito. Oye, lo que hay en ese cuaderno es increíblemente interesante y la brújula igual.
- ¿Sí? Entonces, ¿te interesan los demo...? ¡Ay! - se quejó por el dolor que sintió cuando Zenitsu le pellizcó la espalda.
- Ni se te ocurra, le tienes que echar.
- Mierda, que rencoroso es el rubio.
- ¡Me pegasteis a una silla!
- Olvida y perdona, cejotas, olvida y perdona – Gyutaro le restó importancia al asunto y se levantó de su silla – Creo que mi comportamiento sí que fue algo inadecuado, pero este sitio sí que se ve interesante. Es la primera vez en la escuela que veo un club que investiga cosas que no existen.
- ¿Qué no...? Te equivocas, sí que existen.
- Tanjiro, noooooo – le suplicó Zenitsu pegado a su espalda.
- Los demonios existen y este club los encuentra y los exorciza.
- Oh, mierda, ¿en serio? Sí que parecéis interesantes. ¿Y cómo hacéis exactamente eso? ¿Los...? - su garganta pareció secarse un momento - ¿Los matáis?
- ¿Qué? Claro que no, verás, los demonios se alojan dentro de recipientes. Estos demonios se alimentan de sentimientos y...
- ¡Tanjiro, para! - ambas manos de Zenitsu taparon la boca del pelirrojo.
- ¿Recipientes? - la afilada mirada de Gyutaro viajó hacia la vitrina en la que había una araña de plástico y un pase de tren - ¿Esos son los recipientes?
- No – Tanjiro se quitó las manos del rubio y continuó hablando – Son alumnos.
- Oh... - a paso lento, Gyutaro se acercó a la vitrina y acercó uno de sus dedos, sin embargo, no llegó a tocarla – Entonces, lo que hacéis es buscar demonios en cuerpos de alumnos y se los sacáis, ¿sois...? Unos curanderos o algo así, ¿no?
- Bueno... no creo que seamos eso. Sí que combatimos demonios, pero...
- Entonces, sois cazadores de demonios ¿no?
- ¿Cazadores? No creo, esa palabra suena tan...
- Violenta – el dedo de Gyutaro chocó con fuerza contra la vitrina, pero este se vio obligada a quitarlo rápidamente al sentir como si las llamas se lo abrasaran – Yo no veo nada de malo a que sea violenta. A veces hay que ser así y mancharse un poco las manos, ¿no?
Gyutaro giró su cuerpo para mirar a Tanjiro, parece que el sueño que asaltaba el cuerpo del pelirrojo había desaparecido completamente de su cuerpo a medida que hablaba con el mayor y no solo eso, por algún motivo su cuerpo acababa de tensarse, como si le quisiera avisar mandándole una señal de peligro.
- Oye, presi, juzgue mal tu club. ¿Puedo volver a empezar? - ante el rostro de confusión de Tanjiro y de desconfianza de los demás, Gyutaro extendió su mano hacia el líder del club – Me llamo Shabana Gyutaro, alumno de tercero de preparatoria, encantado.
Aunque dudó antes de hacerlo, Tanjiro estiró lentamente su mano hacia la de Gyutaro para estrecharla. Justo en el momento en que sus dedos estaban a punto de rozarse, Giyuu bajó la mirada hacia la brújula en sus manos. Al ver la flecha girada, apretó con fuerza el objeto y buscó con la mirada al pelirrojo para advertirle.
- ¡Tanjiro, no le toques!
El aviso de Giyuu llegó tarde, Gyutaro había estrechado con fuerza su mano y había tirado de él para colocarle justo en frente de su cuerpo, dándole la espalda.
- Oh, presi... - el aliento de Gyutaro chocó contra su oreja al mismo tiempo que sentía un objeto afilado rozar su barbilla – Tu puto príncipe azul siempre está ahí para vigilar tu espalda, que mal me cae.
- E-eres... - Zenitsu, al igual que el resto del club, se quedó paralizado ante el cambio de aspecto en Gyutaro.
Sus ojos ahora estaban más caídos, la esclerótica de sus ojos había adquirido un color amarillo y unas espantosas manchas negras se habían esparcido por su rostro haciéndolo ver más aterrador de lo que ya era. Al igual que pasó con Rui y con Enmu, sus uñas habían cambiado de color. Su mano derecha sostenía un instrumento afilado parecido a una hoz la cual nadie sabía de donde había salido y mantenía la punta de esta rozando el cuello de Tanjiro.
- Oh, tíos, ¿qué os pasa en la cara? Os veis horrorosamente feos ahora mismo, ¿no piensas igual, presi?
- Tch, ¡suelta al Gonpachiro si no quieres recibir uno de mis asaltos de frente!
- Observa mejor la situación, travesti – Gyutaro acercó más la hoz al cuello de Tanjiro – Ahora mismo el que tiene la sartén por el mango soy yo.
- Suéltale - exigió Giyuu a lo que Gyutaro le miró mal.
- Oh, tío, te habré llamado príncipe azul, pero eso no te da derecho a hablarme como si fueras superior y menos ahora - señaló con la cabeza al chico delante de él - Recuerda quien manda ahora mismo – viendo que había conseguido volver dóciles a todos los allí presentes, Gyutaro continuó hablando – Como he dicho antes, voy a volver a empezar. Me llamo Shabana Gyutaro, soy un recipiente o como mierda queráis llamarlo y tengo una orden para el Club de Investigación de Demonios.
- ¿Orden? - Tanjiro giró un poco su rostro para intentar mirar a Gyutaro.
- Sí, os va a encantar. Es muy sencilla para vosotros. Lo que tenéis que hacer... - su sonrisa se volvió más amplia, dejando ver sus intimidantes colmillos – Investigar y exorcizar a un demonio, pan comido ¿no?
- El demonio... ¿eres tú?
- No – para impedir que Tanjiro se moviera más, Gyutaro agarró su cara con su mano libre y le obligó a mirar hacia delante – Lo que vais a hacer a partir de ahora es investigar y exorcizar al demonio que se ha metido dentro de Shabana Daki y para que quede claro – su mano pasó de estar agarrando el rostro de Tanjiro a ir a su cabeza para tirar de su pelo hacia arriba – No estoy pidiendo nada, es una orden, por lo que negarse no es una opción.
La afilada punta de la hoz a escasos milímetros de su cuello y el siniestro olor de Gyutaro dificultaba la respiración de Tanjiro. La verdad es que no se habría esperado para nada que el que aparentaba ser un simple delincuente resultara ser un recipiente y por lo que decía, Daki también lo era.
Ante la situación actual, solo había una decisión que podía tomar.
Hola!!! Hasta aquí el capítulo. Ya tenemos dos cosas nuevas: nuevos miembros y nuevos demonios por exorcizar, pero no va a ser ni tan rápido ni tan sencillo. Es abusón y maleducado pero tranquilos que a Gyutaro le queda bastante desarrollo y como mini spoiler os digo que en algunos momentos va a jugar un papel importante. Va a estar interesante ver como se desenvuelve el club con dos demonios como miembros.
Primer capítulo del año y primer capítulo super largo porque yo soy así. ¡Vivan los muslos de Tanjiro!
Gracias por leer, os quiero y nos vemos en el próximo capítulo.
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