Capítulo 11: El tren de las pesadillas
La pantalla del móvil de Shinobu reflejaba el mensaje que mandó a Aoi hace varias horas y que todavía se mantenía sin contestación. La preocupación en su rostro era notable y no pasó desapercibida por sus dos acompañantes.
- Shinobu-chan – su hermana mayor la trajo a la realidad - ¿Todo bien?
- ¿Eh? S-sí... más o menos – sus ojos seguían fijos en la pantalla del móvil - Kanao - dirigió su atención a la otra chica allí presente – Aoi no ha ido hoy a clase ¿verdad?
- No, no ha ido.
- Ya veo... - sin pensárselo durante más tiempo, deslizó su dedo por la pantalla de su móvil para salir de la aplicación de mensajes para realizar una llamada a la chica que no daba señales de vida.
- Puede que Aoi-chan se encuentre hoy enferma y por eso no haya venido a la escuela, ¿no?
- No, Aoi es muy responsable con sus actividades del consejo estudiantil. Sé perfectamente que ella habría mandado un mensaje avisándonos por lo menos.
Kanao observó en silencio como Shinobu realizaba la llamada en el pasillo de la escuela en el que se encontraban. A ella también le parecía raro que Aoi no viniera a clase y mucho más raro le parecía que no las avisara a ninguna de ellas, pero debía tener un motivo ¿no?
A los oídos de Kanao llegó el melódico tono de llamada que sabía que poseía su compañera de dos coletas. Miró alrededor en busca de la figura de Aoi, pero allí no había nadie a pesar de que ella estaba segura de que ese era el tono de llamada de la chica. Se alejó de Shinobu y Kanae sin que estas se dieran cuenta, siguiendo el sonido del que creía que era el móvil de Aoi. Cuando llegó a la zona donde lo podía escuchar más fuerte, se llevó la sorpresa de que se trataba de las puertas que daban a la oficina del consejo estudiantil.
¿Había ido Aoi a clase?
- Con permiso – avisando su entrada, Kanao abrió la puerta y justo en ese momento, el sonido que ella había estado siguiendo se detuvo.
- ¡Hola Tsuyuri! ¿Vas ya a casa? ¡Buen trabajo el día de hoy! - nada más entrar, le recibió desde detrás de su escritorio el rubio presidente del consejo estudiantil.
- Hola... esto... - recorrió con la mirada cada esquina de la sala – A... Aoi.
- ¿Mm? ¿Kanzaki? ¿Ocurre algo con ella?
- Sí, ella... ella no ha venido el día de hoy. Es raro que no avise y me ha parecido escuchar su... - sus ojos se detuvieron en un montón de papeles colocados descuidadamente sobre la mesa, como si hubieran sido puestos ahí rápidamente.
- ¡Lo lamento, no hemos recibido ningún mensaje suyo! ¡Pero no te preocupes, seguro que se encuentra bien!
- Sí, es cierto... - intentó mirar a los ojos a Rengoku pero descartó rápidamente la idea al no ser capaz de mantenerle la mirada a sus hipnóticos ojos de búho.
- ¿Necesitas algo más, Tsuyuri?
- N-no... yo... lo siento. Me retiro ya.
- ¡Hasta mañana!
Kanao asintió con la cabeza y abandonó la sala. Una vez que volvió a quedarse solo, Rengoku apartó los papeles colocados descuidadamente sobre la mesa para dejar al descubierto un móvil con una carcasa de mariposas azules. La brillante sonrisa que había mantenido durante todo el día desapareció lentamente. Tranquilamente recogió sus cosas y metió el móvil que había estado sobre la mesa en su mochila para abandonar la habitación y la escuela.
A medida que sus pasos avanzaban, el cielo naranja que decoraba el paisaje iba tornándose más oscuro a medida que anochecía. Los pasos de Rengoku se detuvieron al llegar delante de una enorme casa decorada con glicinias por todos lados. Lo normal era pensar que esa era su casa porque ¿dónde iba a estar un alumno de preparatoria a estas horas? Pero no era así, esa no era su casa.
Abrió la verja y atravesó el jardín lleno de glicinias hasta llegar a la puerta, la cual fue abierta como si ya le estuvieran esperando.
- Hola - saludó con calma y sin emitir gritos.
- Buenas noches – Tamayo, que era quien le había abierto la puerta, le dio la bienvenida – Pasa.
La enfermera de la escuela se hizo a un lado y dejó pasar a Rengoku. Con el chico caminando por delante, acabaron llegado a una habitación en la que había dos camas blancas con dos personas durmiendo en ellas y en el espacio que dejaban las camas entre ellas, reposaba la figura del director de la escuela sentado en una silla. Al percatarse de su presencia, los ojos lavanda del director se posaron sobre Rengoku y le dedicó una suave sonrisa.
- Bienvenido, Kyojuro.
Rengoku solo asintió con la cabeza, miró por un momento la figura durmiente de Aoi y después se dirigió a la cama en la que estaba descansando su hermano pequeño.
- ¿Están teniendo pesadillas?
- No lo sé - confesó Tamayo, aunque al ver como la postura de Rengoku se tensaba, decidió rectificar – Deja que me explique. No podemos saber si están teniendo una pesadilla causada por medios naturales, lo que sí puedo decirte es que el demonio del sueño no les causará pesadillas. Ambos se encuentran muy lejos de la escuela y por lo tanto de su rango de alcance, aunque lamentablemente, que estén lejos del demonio no les salva de permanecer dormidos.
- Comprendo – su mirada se dirigió ahora a Kagaya – Gracias por cuidarlos.
- Cada estudiante de la escuela es como un hijo para mí, no puedo abandonarles así. Me quedaré aquí hasta que ambos despierten.
Tamayo suspiró ante esto, Kagaya hablaba muy literalmente. Desde que encontraron a ambos chicos dormidos en la escuela y los llevaron a su casa, Kagaya no se había movido de esa silla, como si estuviera velando por sus dulces sueños.
El tono de llamada de un móvil llamó la atención de los tres. Rengoku sacó el aparato que sonaba, se trataba del móvil de Aoi donde relucía el nombre de Shinobu, la cual la estaba volviendo a llamar. No dejó que el móvil siguiera sonando durante más tiempo, lo colgó y lo dejó en una de las mesillas de noche de la habitación.
- ¿Qué debemos hacer ahora? - pregunto el rubio.
- Dejar que los cazadores de demonios de nuestra escuela se encarguen.
Ante la respuesta de Kagaya, Tamayo frunció el ceño no muy contenta con esa decisión.
- ¿Cuánto tiempo piensas dejar que se pongan en peligro? ¿Acaso no viste las heridas que les dejó el demonio araña?
- No estoy preocupado por eso, sé que el Club de Investigación de Demonios saldrá victorioso, siempre lo hacen.
- ¡¿Pero qué dices?! - el grito de Tamayo sorprendió a Rengoku, puede que esa fuera la primera vez que veía enfadada a la tranquila enfermera de la escuela - ¡¿Qué siempre salen victoriosos?! ¡¿Se puede saber que te pasa?! - caminó furiosa hasta situarse delante del director - Tú mejor que nadie sabes que eso es mentira. Dejar que Tanjiro y los demás se encarguen de esto es peligroso, otra persona debe hacerlo.
- ¿Quién?
- Yo – puso su mano sobre su pecho para señalarse a sí misma – No es la primera vez que trato con un demonio, sé cómo actuar.
- Eso lo sé, Tamayo, sin embargo... - cerró sus ojos un momento para después mirar hacia el suelo – La parte fundamental de la derrota de un demonio es el exorcismo, los adultos como nosotros no tienen nada que hacer ahí, sin embargo, los miembros de ese club...
La mujer se mantuvo mirándole con rabia sin que Kagaya dijera nada más. Ante este ambiente tan incómodo, Rengoku entendió que era el momento de irse. Se acercó al cuerpo durmiente de su hermano y acarició su frente para después depositar un beso allí.
- El sueño acabará, te lo prometo - murmuró al oído de su hermano para después reincorporarse y dirigirse a los adultos allí presentes – Me retiro ya. Tamayo-san, muchas gracias por cuidar de Kanzaki y Senjuro - el chico hizo una reverencia, pero Tamayo simplemente apartó la mirada.
- No me agradezcas, solo les he dado un lugar donde poder esconderse mientras duermen, eso no es realmente una ayuda.
Rengoku le dedicó una sonrisa y se dirigió hacia la puerta, pero antes de salir, Kagaya le dedicó unas últimas palabras.
- Kyojuro, tener un alma apasionada está bien, pero existen momentos en que debemos saber mantener la cabeza fría. Este momento es uno de ellos.
- Sí, lo sé - desapareció por la puerta sin dedicarle una última mirada al director.
Una vez que se quedaron solos, Tamayo se dirigió a uno de los muebles de la habitación y abrió uno de los cajones, sacando de él una brújula roja que acarició con cariño y nostalgia.
- Todavía la guardas - comentó Kagaya.
- Sabes que es peligroso - ignoró su comentario y volvió a centrarse en el tema que le interesaba – Ese club no debería seguir existiendo, estamos hablando de demonios, es un tema muy serio para un grupo de adolescentes.
- Yo creo en ellos.
- Me da igual que creas en ellos, ¿por qué no cierras el club? Yo puedo encargarme de exorcizarlos.
- No puedes.
- ¡Sí puedo!
- Tamayo.
- ¿Qué?
- No sé cuánto tiempo me queda.
El cuerpo de Tamayo se tensó ante esto, por un momento se había olvidado de la complicada situación que atravesaba su ex compañero de club.
- Ubuyashiki...
- Confío en Tanjiro – una suave y cálida sonrisa se dibujó en su rostro – Por eso le confío todo, el librarnos de los demonios, el proteger la escuela e incluso... incluso si tienen un éxito completo, le confío mi salvación.
- ¿Por qué...? ¿A qué viene esa fe ciega en Tanjiro?
- Jajaja – una débil risa escapó de sus labios – Digamos que... - su mirada viajó a la brújula roja que sostenía Tamayo – Me recuerda a un viejo amigo.
Ya habían pasado 30 minutos desde que la clase empezó y el siempre estudioso alumno que era Zenitsu no había tomado ni una sola nota. Su cuaderno se encontraba en blanco mientras sus ojos estaban fijos en el puesto vacío que debería estar ocupando el recipiente del demonio del sueño. Enmu no estaba, pero entonces ¿Dónde estaba? La biblioteca fue el único sitio que pudo llegar a su mente, se aseguraría de revisar el sitio después de clase.
La puerta del aula se abrió sin llamar mucho la atención de la mayoría de la clase, pero la atención que sí llamó fue la del grupo de Tanjiro, ya que a través de esa puerta acababa de pasar el chico que hace un momento estaba ocupando la mente de Zenitsu. Sin embargo, lo que les sorprendía no era su simple presencia sino su apariencia, ya que el rostro limpio y similar a la porcelana ahora estaba manchado con cuadrados amarillos que se repartían por sus mejillas.
Enmu avanzó dentro del aula bajo la atenta mirada de los cuatro pares de ojos y se sentó en el sitio que le correspondía. No fue muy ruidoso, pero algo de ruido hizo, lo raro es que nadie se giró para observarle a parte de ellos, ni siquiera el profesor, aunque no tardaron en descubrir el por qué.
La frente del profesor que había estado escribiendo en la pizarra se terminó apoyando en la pizarra y dejó caer la tiza como si se estuviera quedando dormido ahí mismo.
- Gonpachiro – Inosuke tiró del uniforme del chico que se sentaba delante de él para llamar su atención, cuando la tuvo, le señaló al resto de la clase los cuales parecían estar quedándose dormidos.
Tanjiro frunció el ceño preocupado por lo que podría pasar en cualquier momento. Si ellos se quedaban dormidos, entonces nadie más podría evitar que el resto de la escuela cayera envuelta en una pesadilla. Decidido a pararlo ya, echó su silla para atrás pero el sonido de los altavoces del aula interrumpió sus acciones.
- Tamio Enmu, preséntate enseguida en el despacho del director.
- Rengoku-senpai... - murmuró Tanjiro al reconocer la voz que acaba de emitirse.
- Vaya... para un día que estoy bien despierto, que pena – Enmu se puso de pie y abandonó el aula sin decir nada más.
- Tanjiro – Zenitsu se giró preocupado hacia el pelirrojo - ¿Qué hacemos?
Inosuke y Genya también centraron su atención en el líder del club, esperando recibir instrucciones que no tardaron mucho en llegar.
- Genya, ve a por los Tokito. Inosuke, Zenitsu y yo iremos a por Tomioka-senpai.
- Oye, espero que no pienses comenzar ninguna pelea ahora. La escuela está llena y estamos a plena luz del día - le recordó Genya.
- Ya veremos qué pasa, pero necesito reunir a todos.
Los cuatro chicos se levantaron de sus sitios y abandonaron el aula. Nadie les dijo nada ya que estaban tan somnolientos que no se pudieron percatar de su retirada.
Por los pasillos de la escuela, Enmu caminaba tranquilamente hasta llegar al despacho del director. Una vez delante de la puerta, intentó llamar con los nudillos para pedir permiso, pero una voz desde dentro se adelantó a sus intenciones.
- Pasa.
Tras recibir el permiso de Rengoku, Enmu pasó y le dedicó una sonrisa al comúnmente energético presidente del consejo estudiantil, aunque el día de hoy no se le veía tan sonriente como siempre.
- ¿Qué necesita de mí, presidente-san?
- Haz que Kanzaki y Senjuro se despierten.
- ¿Mm? - Enmu ladeó la cabeza confuso - ¿Kanzaki...? ¿Senjuro? ¿Quiénes son esos?
- Son las personas a las que pusiste a dormir hace poco, haz que se despierten.
- Vale – su confirmación sorprendió a Rengoku, seguro que no esperaba que diera su brazo a torcer tan fácilmente – Pero... quiero que los traigas aquí.
- ¿Por qué?
- Porque no puedo despertarlos sin tenerlos delante, es lógico ¿no?
Lógico era, pero también tenía sentido que fuera una mentira y también estaban las palabras que le dijo Tamayo. Aoi y Senjuro estaban durmiendo, pero no tenían pesadillas por estar lejos de Enmu, si los traía entonces...
- ¿Quieres causarles pesadillas?
- No - intentó mantenerse serio pero la mirada seria de Rengoku le daba a entender que no le creía nada así que dejó salir la sonrisa que se estaba esforzando por contener - Ah~... digno del presidente del consejo estudiantil, no se te puede mentir. Vale, negociaré, despertaré a la chica, a... ¿Ka...? ¿Ka?
- Kanzaki.
- Sí, esa misma, pero... - sus labios se curvaron más formando una tétrica sonrisa – Quiero meterme en las pesadillas del mini presidente.
- ¿Por qué?
- Ah... ¿por qué será? - puso su dedo índice sobre su barbilla para pensarlo – Tal vez... porque así pueda hurgar un poco en la vida del increíble y admirado presidente del consejo estudiantil. Porque Rengoku Kyojuro no es tan perfecto como el mundo cree ¿no? Porque está hablando delante de mí sabiendo que tengo un demonio dentro ¿por qué sabes eso? ¿Y dónde está el director? ¿Acaso Rengoku Kyojuro está aprovechando su ausencia para actuar por su propia cuenta? Ah~... no puedo más con esta duda así que olvida mi oferta - alargó el brazo hacia él, dejando ver el dorso de su mano en la que apareció una boca – Dulces sueños, presidente-san.
La boca surgida en la mano de Enmu pronunció un "duérmete" pero antes de que terminara de formular la palabra, Rengoku pasó una de sus manos por detrás de su oreja. La situación desconcertó a Enmu, Rengoku seguía despierto.
- ¿Cómo...? - volvió a estirar su brazo y la boca volvió a ordenarle dormir, pero el chico no caía - ¿Por qué...? ¿Por qué no te duermes?
- He intentado actuar por las buenas - volvió a pasar una de sus manos por detrás de su oreja como si pulsara algo – Pero no ha funcionado.
- Oh... ¿y ahora? ¿Vas a pegarme?
- No y menos aquí, como presidente del consejo estudiantil debo velar por la seguridad de los estudiantes - acercándose a la mesa del director, Rengoku pulsó un botón y se acercó a un micrófono de la mesa - ¡Este es un comunicado del presidente del consejo estudiantil, Rengoku Kyojuro! ¡Actuando bajo la representación del director Ubuyashiki Kagaya, suspendo el resto de clases del día y las actividades de los clubs, por lo que cada alumno debe marchar hacia su casa! ¡Eso es todo!
Sus acciones solo sirvieron para confundir todavía más a Enmu. Cuando creía que Rengoku haría algo más, solo se acercó a él manteniendo su rostro serio.
- La orden de abandonar la escuela te incluyen a ti.
Ignorando su confusión por la actitud del rubio, Enmu se dirigió hacia la puerta y abandonó la sala. Unos segundos después de su salida, Rengoku fue detrás, siendo recibido rápidamente por los confusos rostros de Shinobu, Mitsuri e Iguro.
- Rengoku-san, ¿se puede saber a qué viene esto? - Shinobu fue la primera en aventurarse a preguntar.
- ¿Por qué suspendes las clases? No hemos sido notificados de nada de esto.
- ¿Y por qué hablas en nombre de Oyakata-sama? - Mitsuri tapó su boca por la sorpresa al temerse lo peor - ¿Le ha pasado algo?
Rengoku recuperó la sonrisa que había abandonado en su conversación con Enmu y volvió a su ánimo y gritos comunes.
- ¡JAJAJAJAJAJA! ¡Tranquilos, todo está bien! ¡Oyakata-sama no podía asistir el día de hoy por motivos personales y ha tomado la decisión de suspender las clases! ¡La noticia ha sido apresurada así que no os he podido notificar de antemano!
Shinobu e Iguro se mostraron reacios a esa respuesta, pero fue el caso contrario para Mitsuri.
- Uff... menos mal, estaba empezando a preocuparme.
- ¿En serio crees eso? - le cuestionó Iguro para recibir un asentimiento motivado de la chica.
- Por supuesto, es Rengoku-san de quien estamos hablando. Él no nos mentiría. ¡Ah! Y antes de que se me olvide, Rengoku-san, ¿qué le ha pasado a Senjuro-kun? No viene a la escuela y estoy preocupada.
La expresión de Rengoku no se vio alterada por esto, mantuvo su sonrisa y contestó a pesar de que por dentro su pecho se estaba contrayendo con fuerza.
- Senjuro se encuentra mal, pero tranquila, volverá a clase dentro de poco.
- ¿Sí? Eso me deja más tranquila. Cuando vuelva me aseguraré de llevarle a comer mochi.
- Le hará ilusión, tenlo por seguro – los tres presentes allí se hicieron a un lado y dejaron que Rengoku retomara su camino, pero una vez más se paró en el pasillo, aunque esta vez no fue porque alguien taponara su camino - ¿Ocurre algo?
- Debe ser difícil - Tamayo dejó de apoyarse en una de las paredes del pasillo – Mentir a la cara a tus amigos, pero supongo que es el difícil deber del presidente del consejo estudiantil. ¿Merece la pena ese puesto?
- Creo que la gente me necesita, por eso ocupo el puesto.
- ¿Sí? - los ojos morados de Tamayo observaron desde la distancia a las tres personas con las que acababa de hablar Rengoku - ¿Y ahora? ¿Qué es lo que planeas hacer? Creí que Ubuyashiki dijo que lo dejaras en manos del club. ¿Piensas desobedecerle?
- Respeto profundamente a Oyakata-sama, pero... - apretó los puños con fuerza - Cuando alguien tan cercano se ve afectado, es muy difícil quedarse quieto. No es porque no crea en Tanjiro y los demás, es simplemente que no puedo mantenerme sin hacer nada si Senjuro me necesita.
- Los hermanos en verdad lo tienen difícil - suspiró para después mostrar un rostro de tristeza, como si estuviera recordando algo.
- ¿Se lo dirás a Oyakata-sama?
- No, en su lugar... - separó las manos que mantenía juntas para poder ver la brújula roja que sostenía - Me gustaría ir contigo, ¿puedo?
- ¡Claro! - asintió emocionado y retomó la marcha con Tamayo caminando a cierta distancia detrás de él.
- ¿Qué es esto? - Inosuke observó completamente confuso las líneas de tren pintadas en el mapa de la estación - ¡Alguien a guarreteado esto! Malditos cerdos.
- ¡Son las líneas del tren, idiota! - Zenitsu golpeó su cabeza por detrás sin fuerza, ganándose un gruñido de su amigo.
Mientras ambos discutían en un lado, Tanjiro observaba de lejos la figura de Enmu en la estación del tren. Fue una suerte para todos que Rengoku diera la noticia de la suspensión de clases, así podían seguir a Enmu sin ningún tipo de problema y acabar en cualquier sitio que no fuera la escuela. Además, gracias a esto fue más fácil sacar a Giyuu y a los gemelos de sus respectivas clases.
- ¿Nos acercamos? - Muichiro dio un paso para situarse a su lado y preguntarle, pero Tanjiro negó suavemente con la cabeza.
- No, vosotros no – se giró para mirar a todos los miembros de su club – Esto es lo que vamos a hacer. Nos dividiremos en tres grupos. Genya y los Tokito se quedarán en la estación, los demás subiremos al tren al que suba Enmu y nos volveremos a dividir. Inosuke y yo iremos en su mismo vagón mientras que Zenitsu y Tomioka-senpai irán en uno distinto, ya que cabe la posibilidad de que caigamos dormidos y como no sabemos a qué vagones afectaría, lo mejor es dividirnos así.
Todos asintieron conformes al plan de Tanjiro menos Zenitsu el cual empezó a jugar nervios con su suéter. Tras pensárselo un poco, levantó tímidamente la mano.
- E-esto... pu-puedo... ¿puedo cambiar de grupo?
- Claro, entiendo que te dé miedo estar con Tomioka-senpai pero es un lugar público. Él controlará las cochinadas de su mente.
- ¿Por qué hablas de mí como si fuera un delincuente sexual?
- Puedes cambiar de puesto con Genya.
- N-no... no es eso. Yo quiero ir en el tren, pero... quiero ir con Inosuke en el vagón en el que esté Enmu.
La propuesta del rubio sorprendió a Tanjiro y a Genya. No era ningún secreto que Zenitsu no era conocido por su valentía y su iniciativa, si pudiera, él saldría corriendo siempre, por eso que no quisiera quedarse en tierra con los Tokito era bastante sorprendente.
- Zenitsu...
- ¡Por mí bien! - le interrumpió Inosuke – Pocas veces el Monitsu quiere dar la cara, si esta vez quiere, ¿para qué negárselo?
- S-sí, pero... ¿estás seguro? - quiso asegurarse Tanjiro.
El rubio simplemente asintió. En una situación normal ante el peligro, Zenitsu habría suplicado por ser del grupo que se tenía que quedar en la estación. Para él, cuanto más lejos del peligro mejor, pero Enmu... la situación con él era complicada. Principalmente porque había quedado demasiado en claro para él lo mucho que amaba Enmu torturar al pelirrojo con pesadillas, si dejaba a Tanjiro al lado del recipiente del demonio del sueño puede que este olvidara su pequeño pacto y atormentara a su amigo. Además, a todo esto, había que sumar el hecho de que necesitaba hablar con Enmu.
- ¡El cara muñeca se escapa! - Inosuke señaló hacia la dirección en la que estaba Enmu, parece que el chico estaba a punto de meterse en el tren que acaba de llegar a la estación.
- Vámonos, chicos, os encargamos el resto en tierra – tras despedirse de Genya y los gemelos, Tanjiro y los demás subieron el mismo tren que Enmu, siguiéndole de cerca para fijarse en que vagón se metía. Cuando llegaron al indicado en el que se sentaba Enmu, Tanjiro se giró para mirar a los demás - Inosuke y Zenitsu se quedan aquí, Tomioka-senpai y yo nos vamos al de detrás.
- ¡Vale! - Inosuke aceptó entusiasmado su misión y se dirigió rápidamente hacia donde estaba Enmu mientras el pelirrojo y el azabache desaparecían por la puerta hacia el otro vagón.
Al contrario que Inosuke, Zenitsu no se veía emocionado. Le dolía la tripa por los nervios y quería salir corriendo. Si caían dormidos por culpa del demonio, entonces su papel ahí se acababa y se irían sin haber conseguido nada.
- ¡Te atrapamos! - como era típico del chico, se plantó delante del asiento que había ocupado Enmu sin ningún tipo de plan - ¿A dónde planeas ir, niño muñeca?
- ¿Mm? - Enmu ladeó la cabeza confuso - ¿Quién eres?
- ¡AAAAAHHH! - frustrado, Inosuke empezó a tirarse de los pelos - ¡Deja de hacerte el idiota! Hace nada estuvimos juntos en una fiesta de pijamas.
- Oh... - sus ojos azules se fueron hacia la otra persona allí presente, provocándole algo de incomodidad - Sí, me acuerdo.
- Emm... nosotros... tú eres consciente de que tienes un demonio dentro ¿verdad? Se está volviendo peligroso, que rasgos de tu cuerpo empiecen a cambiar es la señal de que...
- ¿Y? Creí que había quedado muy claro, me da igual el daño que pueda provocar. Eso solo me causará placer, entonces ¿Dónde está el problema? Si te pones a pensarlo, yo estoy bien, el problema es de los demás, así que son ellos los que deberían buscar una solución.
- Pero serás... - sin controlarse más, Inosuke le levantó de su asiento a la fuerza sujetándole por el cuello de la camisa - ¡Eres un idiota!
- Inosuke – la mano de Zenitsu se posó sobre el brazo de su amigo en un intento de recuperar la paz - Déjame a mí.
- ¡Pero a este le da igual! ¡De hecho, ha dicho que le gusta! Si las cosas están así, entonces no podemos...
- Por favor, déjame intentarlo.
En una situación normal, Inosuke habría ignorado su petición y habría insistido en llevar a cabo una manera violenta de solucionar las cosas, pero pocas veces podía ver una mirada tan decidida en los ojos ámbar del vicepresidente del club.
- Lo que sea - soltó a Enmu, dejándole caer de vuelta a su asiento.
Habiendo conseguido una situación aparentemente más pacífica, Zenitsu tomó asiento al lado del recipiente del demonio del sueño mientras que Inosuke se sentaba a su lado.
- Oye... - suspiró cansado, ¿por dónde empezaba? - Enmu, no te voy a pedir que dejes que te exorcicemos para proteger a los demás, sé que si les causas dolor entonces tú obtendrás placer, pero... al menos hazlo por ti mismo.
- ¿Mm? Creo que no te queda del todo claro, mi propio dolor también me causará placer.
- ¡Pues precisamente por eso! - le gritó, sorprendiendo a los dos chicos e incluso a si mismo – L-lo que quiero decir es... ¡ejem! Si el demonio sigue dentro ti, nada asegura que sigas existiendo el día de mañana. ¿Eso tampoco te importa?
- Pues... - dejó que sus ojos azules se perdieran por el paisaje que se reflejaba a través de los cristales del vagón - Supongo que no, aferrarme a vivir no es algo que tampoco me apasione, después de todo ¿para qué?
- ¿Para qué...?
- Desde el principio yo no he tenido lugar en la sociedad, mi personalidad no es aceptada, seré repudiado y me veré envuelto en una depresión tan profunda que querré morir. Entonces, ¿por qué alargar mi muerte cuando seguro que disfruto con ella?
- Porque él... él se pondrá triste.
- ¿Él?
- Tanjiro – Zenitsu apretó sus puños con fuerza – La verdad es que eres alguien difícil de tratar. No puedo decir algo como "te comprendo" porque en realidad no lo hago y tampoco puedo decir algo como "te salvaré" porque no tengo la confianza para cumplirlo. No soy Taniro, no puedo esforzarme tanto y obtener lo que busco, pero lo que sí puedo decir es... "quiero ayudarte". ¿Eso está bien?
Ante la propuesta del rubio, Enmu hizo un puchero algo cansado de mantener la misma conversación.
- La verdad es que no, porque yo no quiero ser ayudado y de cualquier forma, ¿Cómo me vas a ayudar tú? Más allá de tu inteligencia, ¿Tienes algo?
- No... en realidad no tengo nada más y ni siquiera sé si soy realmente una persona inteligente.
- Entonces...
- Pero los "incompetentes" como yo, ¿no tienen permitido querer ayudar?
Los ojos azules de Enmu se posaron sobre la figura de Zenitsu para mirarle confundido. El chico desprendía un aura completamente distinta a la de Tanjiro. El pelirrojo era una persona digna de estar en el escalón más alto de la sociedad, sonriente y energético, todo aquello que él se propusiera lo conseguiría, después de todo era esa clase de persona. Sin embargo, ¿Qué pasaba con Zenitsu? Como bien había aceptado, estaba lleno de defectos y sin embargo quería hacer lo mismo que Tanjiro ¿no es eso lógicamente imposible?
Para empezar, Zenitsu no debía actuar con valor, eso echaría a perder la pirámide social. Los valientes no destacarían si todas las personas se atrevieran a enfrentar sus miedos.
- ¿Por qué has venido tú? - alejó su mirada para volver a dirigirla hacia delante - ¿Por qué no venía...? ¿Ta...? ¿Ta?
- Tan...
- Tanjiro - completó Enmu - ¿Por qué no viene él?
- Quería venir yo.
- ¿Y por qué? ¿No acabas de admitir que eres un cobarde? Debes estar asustado de que te cause una pesadilla.
- Sí, la verdad es que sí.
- ¿Entonces? Lo que hay que ver - resopló algo frustrado – Ahora soy yo el que no puede decir algo como "te comprendo" porque no te estoy entendiendo, ¿acaso te gusta el dolor?
- Claro que no.
- ¿Y por qué hablas conmigo si estás asustado? ¿Te gusta pasar miedo acaso?
- No, si fuera por mí, creo que viviría escondido debajo de mi cama.
- ¿Entonces? - por primera vez, Enmu frunció el ceño al no terminar de comprender las motivaciones de Zenitsu - ¿Por qué estás aquí?
- Ya lo he dicho antes – su rostro se giró al mismo tiempo que el de Enmu, cruzándose sus miradas – Soy un incompetente que quiere ayudar, eso es todo.
Enmu se quedó mirándole sorprendido. Puede que estuviera empezando a comprender, Zenitsu no era alguien con capacidades sobresalientes, nadie le envidiaría porque ¿Quién querría ser un cobarde y un llorón? Se podría decir que no era competente y de alguna manera su actitud tranquila de querer ayudar, totalmente distinta a la energética actitud del pelirrojo, le estaba transmitiendo un sentimiento extraño en el pecho, ¿Qué era?
- Oh... que mal, esto es un problema.
- ¿Qué pa...? - las palabras de Zenitsu se vieron interrumpidas por un peso sobre su regazo, cuando observó de que se trataba, se quedó congelado – Inosuke... - el ruidoso dios del club yacía dormido sobre su regazo, lo cual solo podía significar una terrible noticia para ellos.
- No pensé que serías precisamente tú el que me pondría en el límite - con calma, Enmu se puso de pie y extendió su mano hacia la frente de Zenitsu – Lo has hecho bien, pero no ha sido suficiente, descansa un poco – antes de que los párpados de Zenitsu se cerraran, pudo ver como Enmu le sonreía - Dulces sueños, Agatsuma-san.
En el vagón siguiente a donde estaba Enmu, Tanjiro y Giyuu esperaban alguna señal del grupo de vigilancia directa del demonio, pero de momento parecía que todo permanecía en calma.
- ¿Qué crees que está pasando? - preguntó Tanjiro.
- No sé y quien sabe, puede que hayamos caído ya dormidos sin darnos cuenta – sus ojos azules viajaron hacia la figura de Tanjiro, al notarlos, este solo pudo cubrir su cuerpo sonrojado.
- ¿Q-qué estás intentando imaginar para comprobar que es un sueño?
- Muchas cosas.
- ¡Senpai!
- De todas formas, podemos comprobarlo yendo al vagón de delante.
- Sí - Tanjiro se puso de pie y fue hacia la puerta del vagón con Giyuu detrás, pero en un momento dado se giró para mirar al azabache y cubrir su trasero – Espero que cuando camino por delante de ti no mires más abajo.
- ¿Insinúas que miro tu trasero? Tranquilo, considero que los muslos son prioritarios.
- Pero... pero... - sin ser capaz de responderle, Tanjiro se giró con el rostro rojo e intentó abrir la puerta del vagón, pero el parpadeo de las luces llamó su atención - ¿Qué...? ¡Ah! - un repentino temblor hizo que las luces volvieran a parpadear y que tanto el pelirrojo como el azabache, al estar de pie, casi cayeran al suelo. Para suerte de Giyuu, se pudo sujetar a uno de los asientos mientras que el otro chico aterrizaba en los brazos de uno de los pasajeros del tren – Uff, gracias, me has salvado.
- ¡De nada! - la animada voz de Rengoku le devolvió el agradecimiento.
- ¿Eh...? - cuando el rostro de Tanjiro se giró para ver a la persona que le había atrapado entre sus brazos, no pudo evitar que segundo a segundo su rostro se fuera poniendo cada vez más rojo – Re-re-re-re-re-re-re-re... ¡¡Rengoku-senpai!! ¡WAAAA! - se quedó mirando sorprendido como sus brazos le rodeaban -¡¡Re-re-rengoku-senpai me tiene entre sus brazos!! ¡Maldición, Tomioka-senpai, nos dormimos! ¡Esto definitivamente es un sueño y de los buenos!
Giyuu resopló algo fastidiado. Puede que Tanjiro pensara que estar entre los brazos de su amor platónico fuera una señal de haber caído en un sueño, pero en su caso, ¿Tiene sentido que Rengoku saliera en un sueño suyo? Obviamente esto era la realidad.
- Y si es un sueño... ahora viene la parte de la confesión... - tapó su boca sorprendido - ¡No sé si mi corazón está preparado!
- No es un sueño - una de las pasajeras se acercó hacia ellos, dejando ver que se trataba de la enfermera de la escuela, Tamayo - Así que tranquilo.
- Ah... n-no es un sueño, entonces... - volvió a mirar los brazos de Rengoku, al no poder soportar la vergüenza, pegó un salto y acabó chocando con el cuerpo de Giyuu - ¡Qué vergüenza! ¡Lo siento!
- ¡No te preocupes! - bajo la mirada para observar los brazos que Tanjiro acababa de abandonar – A mí no me molesta.
- ¿Qué?
- ¿Qué hacéis aquí? - preguntó Giyuu precavido.
- ¡Vaya, hablas en plural!
- Claro que sí, porque habéis venido juntos.
- ¿Y eso cómo lo sabes?
- Estabais muy cerca.
- Oh... ¡Pero podría haber sido una casualidad, las casualidades existen!
- No te lo voy a negar, sin embargo – miró de reojo a Tamayo - Después de confirmarle a Tanjiro que esto no es un sueño has dicho "Así que tranquilo", ¿por qué tiene que estar tranquilo de no estar soñando?
Tanjiro miró nervioso a las tres personas a su lado, de alguna manera Giyuu se veía muy arisco y desconfiado y parece que se estaban haciendo interrogatorios bastante tensos.
- Tomioka-senpai, esto puede ser...
- No – antes de que Tanjiro pudiera decir algo, Tamayo se adelantó - Tiene razón, venimos juntos y no es ninguna casualidad que estemos en este tren. Eres muy observador para ser el peor de los nueve, Tomioka Giyuu.
- No sé si "observador" es la palabra adecuada, simplemente soy... - giró su rostro para volver a centrar su atención en Rengoku - "Desconfiado".
- ¡Sí! - asintió con entusiasmo - ¡Se nota! ¡Tu ranking de popularidad no es muy alto que digamos!
- Perdona no ser tan popular como tú, pero es difícil destacar en una escuela en la que el chico más popular tiene un pelo ardiente, ¿Cómo puedes llamar la atención más que eso?
- ¡Jajajaja! Entonces, ¿no eres popular por mi culpa? ¡Discrepo!
Un silencio incómodo se hizo entre ellos. Tanjiro, sin saber bien que decir, miró a Tamayo en busca de ayuda.
- Rengoku, no hemos venido para esto.
- ¡Sí, cierto!
- ¿Y para qué habéis venido? - preguntó Tanjiro confuso.
Otra vez el silencio se hizo entre ellos, hasta que Giyuu se percató de un objeto similar a una brújula entre las manos de la enfermera. Justo en el momento en que pensaba comentarlo, otro temblor sacudió al vagón. Tamayo se pudo sujetar bien, pero Tanjiro, una vez más, se fue hacia los lados solo que esta vez fue atrapado por la izquierda por Giyuu mientras Rengoku le agarraba por la derecha.
- Gra-gracias.
- De nada / ¡Sin problema!
Los ojos azules se cruzaron de frente con los naranjas de Rengoku mientras ambos seguían sosteniendo al chico.
- ¡Puedes soltar, Tomioka!
- Tú también.
- E-esto...
- Hay que salir de aquí - interrumpiendo lo que a ojos de cualquiera serían dos adolescentes peleando por el mismo chico, Tamayo se adelantó hacia la puerta del vagón, pero esta no abría - Tch, cerrada.
- Enmu... - se separó del agarre de los dos chicos y salió corriendo hacia donde estaba Tamayo - ¡Zenitsu, Inosuke! ¡¡Zenitsu!! ¡¡Inosuke!! - aporreó con fuerza la puerta con la esperanza de que alguien del otro lado pudiera abrirla, pero ese no parecía ser el caso.
- Seguramente estén dormidos, el demonio del sueño lo habrá hecho.
- ¡Pero ese es un motivo más para querer sacarlos de ahí! Espera... ¡¿Demonio del sueño?! - miró sorprendido a Tamayo - ¿Cómo es que...?
- Me temo que ahora mismo no hay tiempo para explicaciones, lo importante es exorcizar al demonio al mismo tiempo que mantenemos a los pasajeros a salvo.
Los tres adolescentes apartaron la mirada hacia el resto de pasajeros, todos estaban confusos sobre qué era lo que estaba pasando y varios sí que habían acabado chocando contra el suelo y haciéndose daño debido a los dos temblores que habían asaltado al tren.
- Pero Enmu está...
- En el vagón de delante, ¿qué...? - al mirar la brújula roja que tenía entre las manos, Tamayo se sorprendió cuando esta pasó de señalar hacia la puerta a su lado a señalar la puerta más alejada, es decir, la del vagón de detrás - ¿Cambió de sitio?
- Esa brújula... - Tanjiro se quedó observándola sorprendido, era como la suya solo que esta era roja.
La atención de todos los pasajeros se desvió hacia la puerta que señalaba la brújula cuando un par de golpes se escucharon desde el otro lado. El primero de ellos en reaccionar fue Rengoku, con unos pocos pasos se situó delante de la puerta y alargó la mano con la intención de abrirla, pero esta acabó abriéndose antes de que él pudiera hacer algo.
- Mierda... - la persona que acababa de entrar en el vagón se sobó su frente con sangre, herida que seguramente le surgió al chocar contra algo en uno de los dos temblores del tren. Batiendo sus pestañas blancas, examinó confundido a las personas que conocía dentro de ese vagón - ¿Ah? Pero si sois vosotros.
Tamayo frunció el ceño al bajar de nuevo su vista hacia la brújula entre sus manos. Giyuu y Rengoku se mantuvieron observando con calma al chico recién llegado, a pesar de desconocer si su llegada era una bendición o un obstáculo más mientras que Tanjilo le observaba sorprendido, como si no esperara encontrársele ahí de ninguna manera.
- Hakuji-senpai... - pronunció Tanjiro en voz baja.
Sabiendo que el alumno de tercero era también un recipiente, todo apuntaba a que las cosas se pondrían todavía peor.
Ya había pasado media hora desde que el tren abandonó la estación y con Genya y los gemelos todavía allí, ninguno de los tres conseguía establecer contacto con ninguno de los chicos a bordo del tren.
- Mierda – maldijo en voz baja tras no obtener contestación por décima vez del teléfono del rubio – Si Zenitsu no contesta... - tragó duro ante su pensamiento, el rubio estaba en el vagón en el que estaría Enmu y conociendo su extraordinaria capacidad auditiva, era imposible que no estuviera escuchando el móvil, por lo que el motivo por el que no contestaba debía ser grave - Llamaré a Tanjiro, ellos iban a ir en el vagón del al lado - buscó el contacto del pelirrojo para llamarle, pero justo en el momento en que pegó el aparato a su oído, alguien chocó con él y este cayó al suelo - ¡Oye! ¡Pero mira por dónde...! - su boca se vio obligada a cerrarse al ver a la persona delante de él.
- Lo siento, no miraba por donde iba – una tímida disculpa vino de una chica de ojos rojos y cabello oscuro que llevaba el uniforme femenino de su escuela. Su intensa mirada y su coqueto parpadeo tiñó el rostro de Genya de rojo, hecho que no fue bien recibido por los gemelos a sus espaldas - ¿Te he hecho daño? Perdona por eso.
- N-n-ni, ni pisi nidi.
- ¿El qué? - se pegó más al cuerpo de Genya, haciendo que sus pechos casi rozaran con él, pero su cercanía no duró mucho cuando los dos chicos idénticos allí presentes se colgaron del cuerpo del mayor.
- Los intentos de seducción a Genya son inútiles, a él no le gustan las glándulas mamarias.
- A Genya le gustan los chicos, ¡así que piérdete!
- ¡Niiii! ¡Sii hitirisixiil!
- Perdón por eso, no era mi intención hacerte dudar de tu sexualidad – Muzan se giró para mirar el sitio donde tenía que llegar el siguiente tren – Parece que perdí el anterior, que pena. Bueno, da igual, todo estará bien aun si no llego.
- Ha salido hace media hora, llegas exageradamente tarde – Yuichiro la miró mal – Seguro que es por lo que te pesan esas dos bolas de grasa.
- ¡Iyi! - Genya le intentó regañar, pero era imposible en su situación.
- ¿Quién eres y por qué buscas seducir a Genya? - después de analizarla un rato con la mirada, Muichiro la preguntó todavía colgado del cuello de Genya.
- Soy una alumna nueva – le respondió mientras pasaba uno de sus mechones negros detrás de su oreja – ¿Algún problema con eso?
Muichiro no le respondió, simplemente dejó de mirarla para centrar su atención en Genya.
- Llama a Tanjiro.
- S-sí, yi li si - intentó agacharse para recuperar su móvil del suelo, pero tener a dos chicos colgando de su cuello lo dificultaba - ¡¿Quiriis siltirmi?!
- ¿Por qué sigues hablando como un estúpido? ¿Acaso ya nos estás engañando teniendo pensamientos cochinos con esta chica?
- ¡Nii! ¡Nii! - consiguió recuperar su móvil del suelo, una hermosa raya surcaba la pantalla, pero todavía funcionaba. Esta vez pudo marcar al número de Tanjiro sin ningún problema para después de un rato ser atendido por la voz del pelirrojo.
- ¡Genya!
- Por fin, oye frentón, ¿se puede saber que le ha pasado a Zenitsu?
- Creo que Enmu ha debido dormir a todo su vagón.
- Pues despiértale.
- No es tan fácil y además... - el silencio se hizo al otro lado hasta que la voz de Tanjiro volvió a sonar – Rengoku-senpai y Tamayo-san están aquí y además... Hakuji-senpai también.
- ¿Ah? ¿Hakuji? - al nombrarle, Genya acabó llamando inconscientemente la atención de Muzan – Mierda, ¿me estás diciendo que en ese tren hay dos demonios? ¿Qué mierda vais a hacer?
- Me alegra que preguntes, el tren en movimiento está resultando ser peligroso. Creo que lo primero debe ser detenerlo.
- ¿Y eso me lo cuentas por...?
- Esa es vuestra tarea, buena suerte.
- ¡¿Qué?! ¡Oye!
- Es una orden de tu líder, no puedes desobedecerla.
- ¡¿Te digo por donde me paso tus órdenes?! ¡Hey! ¡¿Me estás escuchando?! - apartó el móvil de su oreja solo para descubrir que Tanjiro había colgado – Pero será...
- Parece que afrontas una situación complicada - comentó Muzan a sus espaldas, poniéndole la piel de gallina - ¿Puedo ayudarte en algo?
Genya negó efusivamente con la cabeza, por su parte, los gemelos se mantuvieron mirando mal a la chica delante de ellos.
- Tú quédate aquí esperando tu tren, nosotros no te necesitamos – ambos se desengancharon del cuello de Genya, Yuichiro tomó su mano y le arrastró por la estación. Muichiro fue detrás de ellos solo que le dedicó una última mirada a la chica de ojos rojos, esta solo le sonrió y le despidió con la mano.
Una vez que los tres chicos desaparecieron de su campo de visión, Muzan se acercó tranquilamente al andén de la estación y miró por la dirección que había tomado el tren en el que estaba Enmu.
- Ese tren debe ser una auténtica pesadilla para ti ahora mismo, Tanjiro.
Con un elegante giro que hizo revolotear los bordes de su falda, Muzan abandonó lentamente la estación de tren.
Cuando los ojos de Zenitsu se volvieron a abrir, el escenario a su alrededor había cambiado completamente. Ya no se encontraba en el tren, sino que estaba de pie en el camino de ida a la escuela con un paraguas entre sus manos. No hacía falta que se mirara en alguna superficie de cristal para saber de qué color era su pelo, por su uniforme de secundaria oscuro, podía llegar a la conclusión de que su pelo era negro en esa época.
- Fallé... - dejó que el paraguas callera al suelo y él empezó a caminar en sentido contrario al resto de estudiantes como si de un zombi se tratara.
- Zenitsu – a lo lejos escuchó una voz, pero decidió ignorarla – Zenitsu, oye. ¡Zenitsu!
Sus pasos se detuvieron cuando sintió un tirón en su muñeca, al verse obligado a darse la vuelta, se encontró con Uzui.
- Pero ¿se puede saber qué haces? ¿Por qué tiras el paraguas al suelo? ¿Acaso quieres resfriarte?
- Deja de perder el tiempo – con un tirón, se libró del agarre de Uzui y siguió caminando por la lluvia – Deja el sueño y ve directo a la pesadilla, no me hagas perder el tiempo.
- ¿Qué haces, Zenitsu? - como si hubieran escuchado su petición, la voz del protagonista de sus pesadillas sonó detrás de él. Al darse la vuelta, pudo comprobar que allí ya no estaba Uzui, sino un adolescente de cabellos oscuro y ojos azul turquesa – No podía esperar otra cosa de ti, lloviendo y tú caminando sin paraguas. ¿Acaso no puedes hacer nada solo? Bueno, siéntete afortunado de tenerme a tu lado.
Un trueno resonó en el escenario y Zenitsu tapó sus oídos como si de un reflejo se tratase. Flexionando sus rodillas, quedó agachado mientras la tormenta comenzaba.
El sueño del rubio continuaba en el primer vagón, pero en el siguiente los pasajeros seguían despiertos, al menos de momento.
- No es una herida profunda, pero convendría mirarla con más cuidado cuando llegues a casa – Tamayo terminó de limpiar su frente con un pañuelo.
- Gracias – su mirada se desvió hacia Tanjiro y Giyuu en un rincón del vagón.
- Con Hakuji-senpai aquí, esto se ha vuelto todavía más complicado.
- No solo él - la afilada mirada de Giyuu se dirigió hacia Rengoku a unos pasos de ellos - Él también es un problema.
- ¿Rengoku-senpai? ¿Por qué?
- Porque está ocultando algo y no solo él, la enfermera también. Yo también he visto su brújula, es como la tuya, pero ¿por qué la tiene? También ella mencionó que había que exorcizar al demonio, ¿cómo sabe de la existencia de los demonios?
- N-no lo sé, pero...
- Con ellos aquí, también empiezo a pensar que es sospechoso que Rengoku diera ese comunicado de suspensión de clases.
- Senpai, me gustaría pedirte que te detuvieras. Es cierto que no sé qué está pasando con ellos, pero conozco a Tamayo-san, es una mujer muy amable y Rengoku-senpai es muy confiable y siempre está dispuesto a ayudar a todos. Aunque oculten algo, sé que no lo hacen con mala intención.
- Eres... urgh, eres tan tú.
- ¿Y eso qué quiere decir?
- Nada, olvídalo. Pero ¿qué me dices de Hakuji? Él es un recipiente ¿no?
- Sí... - apartó la mirada hacia Hakuji, justo en ese momento sus miradas se cruzaron – Yo... no lo sé. Ni siquiera sé que demonio tiene.
- ¿No había en tu cuaderno un demonio de la biwa?
- Pero Hakuji-senpai no lleva ninguna biwa, no puede ser ese.
- ¡Hola! ¡Siento interrumpir la conversación!
- Rengoku-senpai, ¿ocurre algo?
- ¡Sí! ¡Hay problemas! - señaló hacia un par de pasajeros que parecían estar quedándose dormidos – ¡La situación se complica un poco!
- ¿Un poco?
- Hay que salir de aquí e ir a por Enmu antes de que caigamos dormidos – Tanjiro se dirigió hacia la puerta del vagón e intentó abrirla una vez más, pero esta no cedía - Sigue sin abrir...
Algo frustrado, golpeó la puerta con su puño. Estaban atrapados en el vagón, atrapados sin saber que era lo que estaba pasando en el otro lado. Estaba prácticamente asegurado que tanto Zenitsu como Inosuke estaban dormidos y sufriendo pesadillas por culpa de Enmu. Que sus amigos estuvieran tan cerca sufriendo y que él fuera incapaz de hacer algo le hacía sentir un completo inútil.
- No te frustres por eso – la tranquila voz de Tamayo le despertó de sus pensamientos – Aunque atravesaras esa puerta, no encontrarías a Enmu.
- ¿Por qué?
Tamayo no respondió, simplemente le extendió la brújula y Tanjiro se acercó para mirar hacia donde señalaba. La flecha señalaba hacia el vagón anterior, pero había algo extraño y eso era que la flecha parecía estar curvándose hacia arriba, provocando un ligero ruido al chocar contra el cristal de la brújula.
- ¿Acaso...?
- Está en el techo - concluyó Giyuu para recibir un asentimiento de Tamayo – Comprendes bastante bien esa brújula.
Una vez más, Tamayo decidió guardar silencio y se dirigió hacia una de las ventanas del tren para abrirla bajo la atenta mirada de los chicos de la escuela Sakurajima ahí presentes.
- Tamayo-san, ¿qué haces?
- Subiré al techo.
- ¡¿EH?! ¡Te caerás!
- No importa, vosotros debéis quedaros aquí.
- ¡No! ¡¿Cómo quieres que te deje hacer algo tan peligroso?!
- No es la primera vez que hago cosas peligrosas, definitivamente sobreviviré.
- ¡Pero...!
- ¿Y después qué? - le interrumpió Giyuu – Enmu ni siquiera te conoce y tú tampoco le conoces a él, ¿qué piensas hacer ahí arriba?
- Cualquier cosa, lo conseguiré de alguna manera.
- Pero Tomioka-senpai tiene razón, no creo que Tamayo-san pueda hacer nada. En cambio, creo que nosotros...
- ¡No! - la voz de Tamayo sonó dura y tajante, intimidando de alguna manera a los cuatro chicos ahí presentes – Te quedarás aquí.
- Pero...
- ¡Te quedarás aquí y punto, Yoriichi! - al darse cuenta de su equivocación, Tamayo se tapó la boca sorprendida.
- ¿Yo... Yoriichi? - Tanjiro ladeó su cabeza confuso - ¿Quién...?
- Tanjiro... - algo más relajada, Tamayo retomó sus palabras – Por favor, hazme caso. Esto no es un juego. Son demonios de verdad, no sabéis donde os estáis metiendo y precisamente esta situación - miró de reojo a Hakuji – Es especialmente peligrosa.
- Eso ya lo sé, sé perfectamente que es peligroso.
- ¿Entonces por qué...?
- Porque Enmu nos necesita - se apresuró a contestarla – Y no solo él, Zenitsu e Inosuke están ahí dentro, seguramente sufriendo por una pesadilla.
- No entiendes nada Tanjiro, si de verdad quieres ayudarles, lo que tienes que hacer es quedarte a un lado y dejar que yo me ocupe.
- Si que entiendo, no es la primera vez que me enfrento contra un demonio.
- ¿Qué tiene eso que ver? ¿Crees acaso que todos los demonios son iguales? Las cosas solo se irán complicando cada vez más y llegará un momento en el que... - mordió sus labios reteniendo sus palabras - Llegará un momento en el que no podréis hacer más.
- No pasará eso.
- Sí pasará.
- ¡No lo hará!
- ¡Y yo te digo que sí! - Tamayo intentó recuperar un poco la compostura apartando su mirada de los ojos rojizos de Tanjiro – Entiendo que te preocupen tus amigos, pero salvarles poniéndote en peligro no tiene ninguna clase de mérito. Deberías echarte a un lado y dejar actuar a los que ya saben.
- No me importan los méritos, no busco nada de eso. Lo único que quiero es... - una sonrisa boba apareció en su rostro al recordar el principio del primer sueño que le hizo tener Enmu. Aunque en ese momento todo se tornara en una pesadilla, hubo un tiempo en el que fue un buen sueño de verdad – Quiero caminar con todos de vuelta a casa, escuchar a Inosuke presumir de ser un dios, que Muichiro y Yuichiro muestren exageradas demostraciones de amor a Genya y que él niegue lo mucho que los quiere, quiero ver a Zenitsu feliz y que Tomioka-senpai diga lo mucho que le gusta el club.
Tamayo se quedó observándole algo resignada, de verdad que era muy difícil llevarle la contraria a este chico cuando se proponía algo. Aun así, ella sabía que debía insistir si quería mantenerles alejados del peligro, pero al separar sus labios, nada salía. La nostalgia había bloqueado su mente al perderse en el rostro de Tanjiro. Ojos rojos oscuros, una cicatriz surcando su frente, pendientes hanafuda colgando de sus orejas, un espíritu inamovible y unas intenciones cálidas como rayos de sol.
Apretando la brújula roja contra su pecho, las palabras de Kagaya calaron dentro de ella: "Me recuerda a un viejo amigo".
- A mí también - murmuró en voz baja.
Ante el silencio de la mujer, Tanjiro intentó volver a hablar, pero se vio interrumpido cuando el presidente del consejo estudiantil posó su mano sobre su hombro.
- Unas intenciones bastante apasionantes, ¡No esperaba menos! ¡Sí, me gusta!
- Gra-gracias... - con sus mejillas rojas ante el halago, Tanjiro se vio obligado a apartar la mirada.
Giyuu le miró algo sorprendido desde lejos. A pesar de sus bromas estúpidas y sin gracias, su actitud reacia hacia la sociedad y su frialdad natural, el chico delante de él le seguía teniendo en cuenta y tratándole como uno más de sus amigos. De verdad que no le terminaba de comprender, Tanjiro no era normal, pero siendo sinceros, en ese loco club nadie era normal y puede que eso no tuviera nada de malo.
- Tengo una idea - Tanjiro, Rengoku y Tamayo miraron confusos a Giyuu al escucharle hablar – Pero necesito que nos dejes actuar a nosotros.
Tamayo se mostró reacia ante la petición, pero como Tanjiro se volvió a poner delante de ella con ese rostro tan decidido, a la enfermera de la escuela no le quedó de otra más que darse por vencida.
- ¿Qué es lo que planeas?
- Creo que en esta situación es obvio que estamos en desventaja. Para empezar, Enmu está en el techo del tren, aunque consigamos subir, acabaremos cayendo por la velocidad que lleva. Sin embargo, hay una persona que sí que debe poder mantenerse bien ahí arriba.
Ante su declaración, Rengoku y Tamayo se confundieron, aunque Tanjiro sonrió al estar entendiendo a quien se estaba refiriendo.
- Lo que Tomioka-senpai dice es cierto, si uno de nosotros sube con él...
- Podrá alcanzar a Enmu.
- Exorcizarle.
- Y despertar a los demás.
- ¿Soléis completar las frases del otro como una pareja de enamorados? - comentó Tamayo avergonzado a ambos.
- ¡No, no! ¡Claro que no es eso! - negó rápidamente Tanjiro.
- ¿Y quién es esa persona exactamente? - manteniendo su enorme sonrisa, Rengoku miró de reojo a Giyuu.
Tanto Giyuu como Tanjiro se giraron para mirar a la persona en la que estaban pensando. Al sentirse observado, Hakuji les dedicó una mirada extraña.
- ¿Qué miráis?
- Oye... es una broma ¿verdad? - Tamayo se sorprendió por eso, no podían estar hablando en serio – Tanjiro, hacer lo que estáis pensando vuelve todo todavía más peligroso.
- Lo sé, pero en este tipo de situación... - apretó sus puños con fuerza – Solo podemos ganar de una manera y es usando un demonio para poder enfrentar a otro demonio.
Hakuji arqueó una de sus finas cejas ante la duda, ¿qué era lo que se estaban proponiendo hacer?
- ¿Cómo que no contesta? - un hombre de mediana edad vestido como un operario del tren se sorprendió por lo que acababa de escuchar.
- Hemos intentando contactarnos con él unas siete veces desde que el tren salió, pero el maquinista no contesta.
- ¿Cómo está el tren?
- Sigue en movimiento, aunque es extraño porque parece que su velocidad está aumentando. ¿Qué deberíamos hacer?
- Tch, sigue intentando ponerte en contacto con el maquinista. Más le vale tener una buena excusa para no contestar nuestras llamadas.
Escuchando de cerca su conversación, Genya frunció el ceño molesto.
- Mierda, lo más seguro es que el maquinista esté también dormido.
- Genya – Muichiro tiró de su ropa – Llama a Tanjiro.
- ¿Ah? ¿Para qué?
- No te pongas celoso, solo quiero decirle como parar el tren.
- ¡No estoy celoso! ¡¿Y cómo mierda sabes cómo parar un tren?!
- Conocimiento general.
- ¡Como si eso fuera posible!
- Pero ¡qué más da! ¡Llámale ya! - le metió prisa Yuichiro.
- ¡Voy, voy! Tch, no hace falta que os pongáis así - sacó su móvil y marcó el número del líder del club.
- Y tampoco hacía falta que miraras tan descaradamente los pechos de la chica de antes – le echó en cara el gemelo gruñón.
- ¡N-no estaba mirando!
- ¿Genya? - al otro lado del teléfono sonó la voz de Giyuu, confundiendo al Shinazugawa menor.
- ¿Tomioka? ¿Dónde está Tanjiro?
- Está... digamos que está ocupado, ¿qué quieres?
- El maquinista del tren no contesta las llamadas de los operarios, lo más seguro es que esté dormido, además, la velocidad del tren está aumentando cada vez más. Muichiro dice que sabe cómo parar el tren y... o-oye - intentó protestar cuando Muichiro le arrebató el teléfono, pero no pudo.
- Tomioka Giyuu, deja de observar muslos y ponte a trabajar. Puedes ser un pervertido en cualquier otro momento.
- ¿A qué viene eso? Como alumno más joven, ¿no deberías actuar de una manera más linda?
- Lo que has dicho es asqueroso, me encargaré de comunicárselo más tarde a Tanjiro.
Un suspiro pesado provino del otro lado del teléfono, desde luego que para Giyuu era demasiado complicado tratar con Muichiro.
- Escucha, ahora mismo el acceso a la cabina del conductor es complicada. Volveré a llamarte cuando estemos allí.
- Por "estemos" ¿hablas de Tanjiro y de ti?
- No – tras unos segundos de silencio, volvió a hablar – Digamos que cuento con un colaborador especial.
Giyuu no espero a que Muichiro hablase más, colgó la llamada y se giró para mirar a Rengoku y a Tamayo.
- Tenemos que llegar a la cabina y parar el tren.
- ¡Sí, me parece bien! ¡Después de todo no puedo quedarme quieto cuando Tanjiro lo está haciendo todo!
Los ojos azules de Giyuu se elevaron hacia el techo del tren, ahí arriba se encontraban ahora mismo Tanjiro y Hakuji en una misión casi suicida con el objetivo de detener a Enmu. ¿Era peligroso? Demasiado y el hecho de que fuera en compañía de otro recipiente solo volvía la situación más complicada. Si el demonio de Hakuji le poseía ahí arriba, Tanjiro estaría atrapado entre dos demonios.
- Vamos a darnos prisa.
Rengoku y Giyuu cargaron al mismo tiempo contra la puerta bloqueada que conducía al otro vagón, pero esta no cedió.
- Maldición.
- ¡Intestémoslo una vez más!
- ¿Es necesario que grites?
Los dos chicos se prepararon para intentar derribarla una vez más pero un nuevo y violento temblor en el tren hizo que ambos acabaran tirados en el suelo.
- Definitivamente hay que pararlo – Giyuu sobó su cabeza adolorida y desde el suelo observó como en el vagón ya no quedaba nadie despierto a excepción de él, Rengoku y Tamayo.
- ¿Estáis bien? - preguntó Tamayo que había conseguido sujetarse para no acabar en el suelo.
- Sí, solo tenemos que intentar derribarla una vez más y... - sus manos acabaron encontrando en el suelo un objeto de color carne y con forma curvada – Pero esto es...
- Argh... - Rengoku también se reincorporó tras la caída, para Giyuu no pasó desapercibido el hecho de que el chico parecía buscar algo detrás de su oreja.
- Rengoku – le llamó, pero no obtuvo respuesta – Rengoku.
A pesar de estar llamándole, el chico parecía no estar escuchándole mientras buscaba algo por el suelo. Si sus sospechas sobre el objeto que había encontrado en el suelo eran ciertas, entonces ya comprendía la situación del presidente del consejo estudiantil.
Sin llamarle más veces, posó su mano en su hombro, llamando su atención y haciendo que este se girara para mirarle.
- Creo que esto es tuyo – Giyuu se fijó en como Rengoku había observado atentamente como se movía su boca - ¿Puedes leerme los labios?
- Ja... es algo que he tenido que aprender a hacer - recogió el objeto en la mano de Giyuu y se lo colocó en la oreja.
- Tú... ¿no oyes bien?
- Vaya, no me esperaba que Tomioka Giyuu supiera decir de una manera tan delicada "¿eres sordo?" ¡JAJAJAJAJAJAJA! - con su apasionada actitud de siempre, empezó a reír - ¡Sí, algo así! - pasó su mano delicadamente por la oreja en la que llevaba el audífono - No me esperaba que la primera persona que descubriera esto fueras tú.
- ¿La primera? - eso le extrañó, entonces, ¿ni siquiera en el consejo estudiantil sabían de eso?
- No es algo que disfrute comentando, mis problemas en realidad no importan.
- Tanjiro, ¿él tampoco lo sabe?
La sonrisa de Rengoku desapareció al oírle nombrar el nombre del pelirrojo.
- No se lo cuentes.
- ¿Por qué? ¿Crees que va a dejar de admirarte por...?
- No se lo cuentes - insistió.
Como no era el tiempo ni el momento de mantener una discusión por algo como esto, Giyuu decidió dejar el tema y volver a posicionarse delante de la puerta del vagón junto a Rengoku. Tras intercambiar miradas con los hipnotizantes ojos de búho del rubio, ambos volvieron a cargar una vez más contra la puerta, consiguiendo esta vez abrirla a la fuerza.
- ¡Chicos! - aunque Tamayo gritó, ambos chicos ya habían entrado al vagón delantero, dejándola completamente atrás - Será posible - dejó escapar de sus labios un suspiro – Las nuevas generaciones son demasiado impulsivas - apretó la brújula contra su pecho, sin darse cuenta, había sido dejada atrás.
Una vez dentro del vagón, Giyuu buscó entre los pasajeros dormidos dos rostros conocidos. No tardó mucho en encontrar la figura dormida del rubio con Inosuke roncando en su regazo.
- Zenitsu - empujó ligeramente al chico, pero este seguía durmiendo - ¡Zenitsu!
- Urgh... - el rostro de Inosuke se frunció estando todavía dormido pero sus ojos verdes se abrieron de repente y de un salto pegó dio un cabezazo sin querer a Giyuu - ¡¡Desperté!!
- Muy bien, ¿pero era necesario golpearme?
- Da gracias que no haya sido el Gonpachiro, ahora mismo estarías muerto – Inosuke pasó sus manos por su cuello, a pesar de su actitud energética de siempre, se le notaba algo hiperventilado. Seguramente había cortado su cuello para despertar de la pesadilla en la que estaba como hizo Tanjiro – Bueno, ahora que el todopoderoso Inosuke-sama está despierto, es el momento de patear al cara de muñeca, ¡ah, pero si no está! Ha huido porque me tiene miedo.
- No ha hecho eso, está en el techo.
- ¿Ah? ¿Y Gonpachiro?
- También.
- ¿Y qué hace ahí? Será estúpido, se caerá sin dios a su lado.
- No lo hará, no te preocupes por eso.
Giyuu dirigió su mirada hacia el techo, bien era cierto que Tanjiro no tenía a ningún dios de su lado, pero sí que contaba con un demonio. El único inconveniente es que ese demonio podía ser un arma de doble filo.
Mientras Giyuu y Rengoku conseguían acceder al vagón delantero, encima de este mismo vagón Enmu se mantenía en pie con el viento golpeando su rostro y sus cabellos revoloteando. Cualquier persona ahí arriba se habría caído por la velocidad del vehículo, pero Enmu se mantenía en pie sin ninguna perturbación.
- Vaya... - hizo un puchero – El chico de cara extremadamente femenina se despertó. Bueno, no importa – una sonrisa acompañada de un sonrojo llegó a su rostro - Todavía puedo disfrutar de Agatsuma-san.
- ¡Deja en paz a mis amigos!
La sonrisa de Enmu se desvaneció cuando escuchó la voz a sus espaldas. Al darse la vuelta se encontró con una imagen que le sorprendió. Sospechaba que Tanjiro podría llegar a ser tan loco como para subirse aquí arriba pero no le preocupaba ya que sabía que no duraría mucho allí, sin embargo, las cosas no se habían desarrollado así.
Tanjiro se encontraba ahí arriba, pero sus pies no se encontraban sobre el tren gracias a que un chico alto de cabellos negros, ojos azules y pestañas blancas le estaba cargando. Eso le confundía, ¿quién era ese chico y por qué podía estar ahí de pie sin ningún problema justo como él?
- Que desagradable - murmuró por lo bajo, pero luego volvió a sonreír y saludó con la mano a Tanjiro – Hola Tanjiro y.... me temo que no sé quién eres.
- Hakuji – se presentó de mala gana – Mierda, de verdad estás en el techo, ¿cómo es eso posible?
- Es una pregunta graciosa porque tú también estás en el techo.
- Ya – los ojos azules de Hakuji bajaron a sus propios pies – Tampoco entiendo cómo es que yo me mantengo aquí encima.
- Entonces solo has subido siguiendo a Tanjiro... vaya... eres una persona con habilidades increíbles de persuasión - tapó su boca para disimular su sonrisa - Pero creo que tu presencia aquí no es necesaria. Tanjiro, escucha, por muy tentador que sea, no voy a causarte ninguna pesadilla.
- ¿Por qué? - frunció el ceño como muestra de que no le creía.
- Por... ¿una promesa? ¿Tal vez? Solo te diré que tienes muy buenos amigos. Agradece a Agatsuma-san cuando se despierte o debería decir, si se despierta, jajaja.
Lo dicho por Enmu hizo crujir los dientes de Tanjiro.
- Déjale en paz...
- Mmm... - fingió pensárselo - No~, jajaja y aunque le prometí a Agatsuma-san que no te causaría pesadillas... - las venas empezaron a marcarse por su frente y los laterales de su rostro, manteniendo todavía su sonrisa – No prometí nada con respeto a Hakuji-san.
Tanjiro entendió rápidamente a que se refería con esa amenaza y tapó sus oídos con fuerza, aunque lamentablemente no pudo actuar a tiempo para cubrir a Hakuji ya que el brazo de Enmu se había extendido hacia ellos y la boca surgida en el dorso de su mano ya había pronunciado esas temibles palabras que embrujaban a sufrir un sueño doloroso. En algún momento pensó que tanto él como Hakuji caerían del tren, pero nada de eso pasó ya que ambos se mantenían en pie como si nada hubiera pasado.
- Hakuji... ¿senpai? - preguntó confuso el pelirrojo.
- ¿Qué?
- Estás... estás despierto.
- ¿Hablas en serio? ¿Cómo quieres que me duerma encima de un maldito tren en movimiento?
Enmu se quedó de piedra ante eso, primero Rengoku y ahora él. Ya eran dos personas que no caían dormidos ante el poder de su demonio. No comprendía que truco podría haber usado el presidente del consejo estudiantil, pero dudaba que lo de Hakuji fuera un truco porque ¿de verdad es coincidencia que esté encima de un tren en movimiento y que además no caiga dormido ante su poder? Algo definitivamente estaba mal con ese chico y solo sabía que se lo tenía que quitar de en medio cuanto antes.
- Que complicado, Tanjiro... a tu alrededor solo se reúnen personas problemáticas - murmuró - Entonces, eres Hakuji-san ¿cierto? Que interesante que no duermas ante el poder de un demonio, creo que ahora me interesa más hacerte dormir.
Tanjiro se preparó para volver a tapar sus oídos en el caso de que Enmu volviera a utilizar la boca en el dorso de su mano, pero lo que pasó a continuación no se lo esperaba de ninguna manera. Delante de ellos y surgiendo del mismo techo del tren salió una especie de tentáculo hecho de carne y repleto de ojos.
- Haku...
- No te preocupes por mí, definitivamente no me voy a caer.
Todavía con dudas, Tanjiro cerró los ojos para no caer dormido por el poder de Enmu. Aunque este le había dicho que no tenía interés en dormirle a él, si miraba esos ojos acabaría dormido inevitablemente. Por su parte, Hakuji no cerró los ojos y enfrentó de frente los globos oculares surgidos en el tentáculo delante de él. Para sorpresa de Enmu, el chico seguía sin dormir. Al volver a fallar, su sonrisa desapareció de su rostro.
- ¿Por qué...?
Te falta poder.
Una voz conocida resonó en su cabeza, ¿no era la que pertenecía a la chica de piel pálida y ojos rojos que le acompañaba en la biblioteca?
- ¿Dónde...?
Si quieres hacerle dormir, entonces recoge más placer. Tienes a la víctima perfecta allí dentro ¿no?
La víctima perfecta, sabía con exactitud quien era.
Los ojos de Enmu se cerraron y cuando se volvieron a abrir, el escenario delante de él había cambiado. Ya no estaban Hakuji ni Tanjiro y tampoco se encontraba encima de un tren, quienes estaban delante de él ahora eran Zenitsu tirado en el suelo con una figura teñida completamente de negro estrangulando su cuello.
La lluvia estaba empapando la dolorosa escena, una escena que definitivamente Enmu habría disfrutado, pero había algo extraño.
- Tú... - sin dar ningún paso, Enmu apareció al lado de la figura de negro - Estás teniendo un sueño lúcido.
Zenitsu no dijo nada, solo sonrió. Era cierto, desde el primer momento pudo reconocer que era un sueño, con lo cual y al igual que Giyuu, era capaz de controlarlo. Sin embargo, si podía controlarlo ¿por qué le daba a Enmu una escena con la que disfrutar?
- Esto es lo que quieres... ¿no?
Esta vez fue el turno de Enmu de mantenerse en silencio. Simplemente dio unos pasos para atrás y siguió observando la escena que Zenitsu había creado a propósito. Se supone que al verle sufrir, su poder debería verse incrementando por la descarga de placer que la escena le causaría, pero no estaba siendo así.
Alguien sufría, pero él no disfrutaba. ¿Por qué? Apretando sus puños, volvió a dirigirse hacia Zenitsu y como si la oscura silueta que le ahogaba no existiera, procedió a hablarle.
- Para.
- ¿Por... por qué? Creía... que te gustaban este tipo de... tipo de cosas.
Zenitsu le dedicó una sonrisa, lo cual enfadó más a Enmu.
- Para.
Tras observarle durante un rato, Zenitsu decidió ignorar su petición y empeorar su sueño. La figura negra que le ahogaba empezó a tomar forma, dejando relucir un collar con un taijitu fracturado amarrado a su cuello.
- ¿Por qué...? ¿Por qué eres tan estúpido? Mocoso llorica, cobarde, chillón. ¿Quién en su sano juicio te querría? ¿Eres tan estúpido que no entiendes eso? Nadie te quiere Zenitsu, a nadie le importas, solo yo. Solo yo te puedo tolerar – sus dientes crujieron fuertemente llamando la atención de Enmu, el cual se sorprendió más al ver como un par de colmillos se asomaban de la boca del chico – ¡Tu futuro solo existe a mi lado!
- Sí... - con sus ojos ámbar vacíos, posó sus manos sobre las del otro – Tal vez sea cierto. Lo siento, a partir de ahora... a partir de ahora lo haré mejor – temblando, una de sus manos alcanzó la mejilla del chico y la acarició con delicadeza – Kaigaku... te quiero...
Los dientes que crujieron ahora fueron los de Enmu, sus colmillos habían chocado tan fuerte en su boca contra sus dientes de abajo que hasta se había hecho daño. El dolor delante de él no estaba siendo solo físico, se notaba que Zenitsu estaba sufriendo psicológicamente también. ¿Eso no debería provocarle un placer mayor? Entonces, ¿Por qué no lo hacía?
- Para ya...
La figura encima de Zenitsu se difuminó, pasando a ser Enmu, quien compartía el mismo control del sueño que el rubio.
- ¿Por qué...? ¿Por qué me siento así? - apartó las manos del cuello de Zenitsu, dejándole respirar por fin.
- ¿A... así...?
- No siento placer... - observó sus temblorosas manos – No siento placer con tu dolor, ¿por qué? Y-yo soy un demonio.
- Ah... con que es eso – una risa cansada se escapó de sus labios, confundiendo a Enmu – Tal vez... ¿empatía?
- ¿Qué?
- Primera condición que tiene que cumplir una persona para que puedas disfrutar de su dolor: ser competente. Argh... - pasó una mano por su cuello adolorido, todavía costándole un poco hablar – Creo que yo... en realidad nunca he cumplido ni cumpliré esa condición. Soy algo inútil de todas formas.
- Tú...
- Segunda condición - le interrumpió - Que esa persona no te transmita calidez. Para ti... ¿para ti cumplo esa condición?
Enmu ya conocía la respuesta, fue precisamente por conocer la respuesta que tuvo que poner a dormir a Zenitsu. El rubio era un incompetente, su voz era aguda y molesta, provocaría dolores de cabeza a cualquiera que la escuche por mucho rato, su pelo hacía daño a la vista y era el típico personaje cobarde y llorón del grupo que quedaba eclipsado por alguien mucho más valiente y energético.
Era todas esas cosas y aun así era el tipo de persona con el que no podría disfrutar de su dolor, porque a pesar de tener miedo, había decidido tener todas las pesadillas que hicieran falta con tal de que él dejara en paz a Tanjiro.
El estómago de Enmu empezó a doler como si algo se removiera dentro de él. No le gustaba este sentimiento. Se supone que las personas sienten individualmente, entonces ¿por qué estaba empezando a sentir dolor cuando Zenitsu sufría?
- Empatía - una simple palabra de los labios de Zenitsu despertó a Enmu de su ensoñación - ¿Es eso lo que sientes?
- No...
- No es malo, de hecho, es todo lo contrario – con ambas manos atrapó el rostro de Enmu, haciendo que este tuviera que mirarle – Que seas capaz de empatizar demuestra que no eres un demonio como tú crees.
- ¿No...? - cerró los ojos un momento para disfrutar de la suave piel de Zenitsu contra sus mejillas – Agatsuma-san... creo que me caes bien.
- Zenitsu – separó sus manos de las mejillas de Enmu y las dejó caer al suelo al no tener más fuerza – Si despiertas a todos, puedes llamarme Zenitsu.
- Comprendo... creía que eras un cobarde, puede que me equivocara.
- ¿Equivocarse? Ja... - intentó reír, pero no tenía fuerzas – Puede que fuera del sueño haya mojado mis pantalones.
- Tranquilo, me aseguraré de que todos piensen que la orina en tus pantalones es un sueño.
- Deja de dar por hecho que me he meado del miedo - apartó la mirada avergonzado – N-no hay pruebas hasta que me despierte.
- Entonces... habrá que despertar – los ojos de Enmu se cerraron y al volverse a abrir ya no se encontraba encima de Zenitsu sino en el techo del tren.
La especie de masa de carne que se levantó delante de Hakuji y Tanjiro acabó desmoronándose junto a los ojos incrustados en ella.
Tanjiro pudo respirar más tranquilo por esto, pero al ver como los pasos de Enmu empezaban a tambalearse, su tensión volvió a elevarse. No sabía que podría haber pasado exactamente pero que la anterior masa de carne desapareciera podía ser una señal de que su demonio se estaba debilitando y había que recordar que el demonio era lo único que permitía a Enmu seguir ahí de pie sin caer debido a la velocidad del tren.
- ¡Hakuji-senpai, atrápalo!
- ¿Puedes no hablarme como si fuera un perro? Mierda ¡Eres insoportable! – un solo salto fue necesario para que Hakuji pudiera plantarse delante de Enmu e intentara atraparlo, pero las ruedas del tren frenaron de repente y el chico con cara de muñeca acabó cayendo encima de él. Al no tener tiempo para reaccionar, Hakuji se tropezó y cayó de espaldas, aplastando a Tanjiro con su peso y el de Enmu – Mierda... - miró hacia el chico tirado encima de su pecho - ¿Se puede saber que ha sido todo esto?
-Paró... el tren paró - estando debajo de Hakuji, Tanjiro pasó sus brazos por delante y le abrazó - Y Enmu se tranquilizó, ambas cosas las han tenido que hacer los miembros de mi club. ¿No son fantásticos?
La suave risa de Tanjiro empezó a sonar mientras este miraba alegre hasta el cielo. Todavía encima de él, Hakuji le miraba extrañado.
- ¿Se puede saber qué es lo que es tan gracioso?
- Que todo esto está a punto de acabar y yo... - sus ojos rojizos se perdieron por las nubes blancas que adornaban el cielo - Caminaré a casa con mis amigos.
- ¡Gonpachiro! - de una de las ventanas abiertas del tren se asomó medio cuerpo de Inosuke - ¡Paré el tren con mis amplios conocimientos tecnológicos! ¡Elógiame!
- No lo has hecho tú - la voz de Muichiro sonó desde el móvil de Giyuu, haciendo que Inosuke frunciera el ceño y se volviera a meter dentro.
- ¡¿Qué dices, mellizo besucón?! - arrebató el móvil a Giyuu y se puso a gritar al aparato - ¡Dímelo a la cara si te atreves!
- Haz una videollamada entonces.
- ¡LA HARÉ! - observó el móvil de arriba abajo para después dárselo a Giyuu – Hazla.
- ¿Qué ha pasado con tus amplios conocimientos tecnológicos?
- Tch, maldito conserje.
- Querrás decir hereje... - un recién despertado Zenitsu pestañeó algo cansado después de la pesadilla.
- ¡Monitsu, te measte!
- ¡III! - bajó la mirada alarmado, pero ahí no había nada mojado - ¡Inosuke!
- ¡Te lo creíste!
- ¡Cállate, cerdo!
Al quedar libre la ventana por la que se había asomado Inosuke, tanto Giyuu como Rengoku se asomaron.
- ¡Tanjiro! / ¡Tanjiro! - al notar que habían hablado a la vez, se miraron confusos entre ellos - ¡¿Estás bien?! / ¡¿Estás bien?!
- ¡Sí! Esto... ¡Sí a ambos!
Al escuchar esto, Giyuu y Rengoku dejaron escapar un suspiro de alivio, volviendo a mirar extrañado al otro por su extraño comportamiento. Giyuu simplemente apartó la mirada mientras que Rengoku le sonreía.
Tamayo llegó al vagón en el que estaban los demás con la brújula roja apretada contra su pecho. Sorprendentemente y contra sus expectativas, estos chicos lo habían conseguido. Al separar el objeto de su pecho, lo acarició con delicadeza con la yema de sus dedos.
Puede que estos chicos fueran capaces de más cosas de las que ella creía y puede que pudieran llegar a hacer lo que esa persona nunca logró.
Al abrir los ojos otra vez, Enmu cayó hacia él así que Zenitsu tuvo que soltar las manos de los demás y atrapar su cuerpo inconsciente tras exorcizarle el demonio.
- ¿Por qué ha caído hacia aquí?
- Porque le gustas - comentó Genya, a lo cual Zenitsu frunció el ceño y devolvió el golpe.
- Oye Genya, ¿qué tal te va con Rui? Te pregunto porque como te confesaste y eso.
- ¡Oye! ¡AY! - se quejó tras recibir una patada en cada pierna por cortesía de los gemelos - ¡¿De qué vais?!
- Mi pierna se escurrió.
- La mía no, ¡Y no te creas que he olvidado como veías los pechos de la chica de antes! ¡Eres un degenerado, Genya!
- ¡Que no le miraba las...! - dejó de hablar al ver la cara de asco de Tanjiro – Ni se te ocurra.
- Genya...
- ¡No!
- No sabía que...
- ¡Cállate ya la boca! ¡Frentón!
- Déjale acabar - exigió Giyuu.
- Gracias senpai – tras dedicarle una sonrisa, Tanjiro volvió a poner cara de asco – Genya, no sabía que eras esa clase de ser humano.
- ¡QUE NO ES ASÍ!
Genya pateó el suelo frustrado. Todos los miembros del club se encontraban en una zona detrás de la estación de tren por la que no pasaba nadie. Al detener el tren y tranquilizar a Enmu, llevaron a este allí para extraer al demonio de su cuerpo. Para sorpresa de todos, esta vez el chico colaboró y hasta les ofreció su pase de tren como objeto en el que encerrar el demonio. No supuso ningún inconveniente ya que se trataba de un objeto que había estado en contacto con él.
- Gonpachiro, ¿qué hacemos ahora con esto? - Inosuke agitó el pase de tren que antes era verde pero ahora era negro.
- Llevémoslo al club.
- ¿Y qué hacemos con el resto? - preguntó Yuichiro.
- ¿El resto?
- Oye, ¿no me digas que se te ha olvidado? - el gemelo gruñón puso una mala cara ante esto – Estuviste en el techo del tren con Hakuji ¿no? ¿Vas a dejar que se vaya sin más?
- Ah bueno, es que él... ya se ha ido.
- ¡¿Y lo dices tan tranquilo?!
- Bueno, bueno, no te preocupes - acarició la cabeza de Yuichiro como si de un niño pequeño se tratase – De momento todo está bien con Hakuji-senpai.
- ¡De-deja mi cabeza!
- Jajaja.
- ¡¿De qué te ríes?!
- Antes de que se marchara, intenté hablar con él, pero dijo algo como "Me da igual las cosas frikis que haga tu club, tonto" O algo así - cambió su voz exclusivamente para imitar a Hakuji.
- Tras esto, creo que queda confirmado completamente que Hakuji es un recipiente - comentó Giyuu ante lo que Tanjiro solo pudo asentir con la cabeza.
- Sí, así es – su mirada se perdió por el suelo. Si bien Hakuji había resultado una gran ayuda en esta ocasión, sabía que no iba a ser un caso fácil cuando tuvieran que exorcizarle.
- ¿Vamos a por Hakuryuu entonces?
- No podemos, no sabemos su demonio y tampoco de lo que se alimenta.
- Jo – algo molesto, Inosuke frunció el ceño - ¿Y qué hacemos ahora?
- Pues...
- ¿Qué tal hablar con Rengoku? - las palabras de Giyuu llamaron la atención de todos los allí presentes - ¿Por qué me miráis así? Es lógico querer hablar con él cuando nos ha estado ocultando que sabe sobre los demonios y no solo él, la enfermera de la escuela también era consciente de ello.
- Pero... aunque haya hecho eso, si lo ha hecho Rengoku-senpai no ha podido ser por algún mal motivo.
- ¿En qué te basas para creer tanto en él?
- Pues porque... porque... ¡Porque es Rengoku-senpai de quien estamos hablando! - con pocos pasos se plantó delante de Giyuu – Todos sus actos son honestos.
Giyuu suspiró cansado ante su actitud. La admiración, o más bien, el amor incondicional que sentía Tanjiro hacia Rengoku le impedía cuestionarse el hecho de que le había ocultado el conocimiento que tenía sobre los demonios.
- ¿Qué me dices de la enfermera? ¿Tampoco vas a cuestionarte nada sobre su brújula?
- ¿Brújula? - Zenitsu se extrañó ante eso – Tanjiro, ¿de qué habla?
Todos los demás se giraron para mirar al pelirrojo, el cual siguió manteniendo sus ojos encima de Giyuu solo que su postura decidida empezaba a flaquear.
- Tamayo-san...
- También te ha estado engañando. ¿No ha quedado lo suficientemente claro? ¿Por qué tienes esa imagen de que todo el mundo será sincero contigo solo porque tú lo seas con ellos?
- Eso no es... - los labios de Tanjiro empezaron a temblar mientras apretaba sus puños por la frustración - Y tú... ¡¿Y tú por qué tienes que desconfiar de todo el mundo?! ¡¿Por qué tiene que estar ese muro de hielo levantado a tu alrededor todo el rato?!
- ¡Porque si desconfío todo el rato...!
- ¡¡Si desconfías todo el rato te quedarás solo!! ¡¿Es eso lo que quieres?!
La postura de Tanjiro se veía aparentemente firme, pero era todo lo contrario. Sus ojos amenazaban con dejar escapar alguna lágrima en cualquier momento y al prestar especial atención al resto de su cuerpo, te podías percatar como sus hombros temblaban.
- No quiero que estés solo, ¿por qué si eres tan listo te cuesta tanto comprender eso?
- ¿Qué estás...?
- Confía en mí - golpeó su propio pecho con fuerza - ¡Déjame estar a tu lado y cree en mí! ¡Deja de aislarte! ¿No te das cuenta? Contra Rui y contra Enmu, ¡todo lo hemos logrado trabajando en equipo! ¡Nos necesitamos entre nosotros, por eso necesitamos confiar!
Giyuu solo pudo apartar la mirada ante esto, sus latidos se sentían irregulares tras las palabras de Tanjiro. Sí que era cierto, todo lo que habían conseguido hoy lo habían conseguido gracias a otra persona. Porque Rengoku derribó la puerta junto a él, porque Hakuji llevó a Tanjiro al techo del tren, porque Zenitsu consiguió debilitar al demonio y porque Muichiro le dijo como parar el tren.
Si hubiera estado solo, no podría haber hecho nada de eso.
- Oye... - intentó decir algo, pero un tirón en su brazo se lo impidió. Lo siguiente con lo que se pudieron encontrar sus ojos azules fueron con el pecho de Tanjiro. El líder de su club le había obligado a encorvarse y a enterrar su rostro en su pecho, calentando así sus pálidas mejillas - ¿Q-qué...?
- A partir de ahora y para siempre, prométeme que confiarás en mí.
- ¡O-oye!
- Por favor - insistió mientras apretaba más su agarre y las mejillas de Giyuu se ponían más rojas.
De lo que se había olvidado Tanjiro era de que los demás seguían allí. Las mejillas de Zenitsu estaban rojas por la escena que estaba observando mientras que Genya se había apresurado en tapar los ojos de ambos gemelos. Ninguno sabía que comentar ahora mismo, es decir, ¿de verdad Tanjiro se había olvidado que estaban allí? Para su buena suerte, Inosuke está presente.
- ¿Qué cochinadas hacéis? ¿No veis que no es el sitio adecuado?
Al tener al chico jabalí al lado, Tanjiro recapacitó mejor lo que estaba haciendo y sus mejillas no tardaron en pintarse de rojo.
- ¡Pe-perdón! - soltó de repente a Giyuu, dejando ver su rostro colorado - ¡N-no era mi intención! ¡Lo siento, lo siento! - empezó a hacer múltiples reverencias en un gesto de disculpa.
- La tensión sexual se palpaba en el ambiente.
- ¡I-Inosuke!
- ¿Qué? Es cierto. Pero no entiendo, creí que te gustaba el presi...
- ¡Hola! - como si hubiera sido invocado, Rengoku apareció allí. Al ver que su interés amoroso casi salía a la luz, Tanjiro tapó con fuerza la boca de Inosuke - ¡Espero que Enmu esté bien!
- Lo está, tranquilo – Zenitsu pasó sus manos por la cabeza de un durmiente Enmu que descansaba entre sus brazos.
- ¡Eso está bien! JAJAJAJAJAJA.
- ¿De qué se ríe? - preguntó Inosuke confuso – Nadie ha contado un chiste.
- ¡Tomioka! - al ser llamado por el rubio, su cuerpo pegó un pequeño salto - ¿Puedo hablar contigo?
- Habla si quieres.
- ¡A solas!
A Tanjiro le extrañó eso e intentó hablar, pero Giyuu puso su brazo por delante de él, cortando cualquiera de sus acciones.
- Vale.
- ¡Genial! ¡Sígueme!
- Ya - asintió con la cabeza y empezó a alejarse del resto de miembros del club, pero se detuvo un momento, llamando la atención de Tanjiro – Lo haré.
- ¿Eh? - Tanjiro ladeó la cabeza confuso.
- Confiaré en ti, ¿está eso bien, presidente?
Una sonrisa boba apareció en el rostro de Tanjiro tras escuchar como Giyuu le llamaba presidente.
- ¡No te defraudaré!
Giyuu no respondió, retomó su caminata para seguir a Rengoku el cual dejó de andar cuando llegaron a una zona algo alejada de donde estaban antes.
- ¿Se lo has dicho?
A Giyuu no le hizo falta que Rengoku concretara más.
- Si te refieres al audífono que usas, no.
- Bien, gracias por eso – con una sonrisa tranquila, Rengoku pasó su mano por detrás de su oreja.
- ¿Qué importancia tiene que Tanjiro sepa o no eso? ¿Crees que te va a juzgar por tener problemas de audición?
- No, Tanjiro nunca haría eso.
- ¿Entonces?
- Simplemente... quiero que me vea como alguien genial. ¿Está eso mal?
- ¿Y eso por qué? ¿A qué viene esa necesidad de lucir perfecto delante de Tanjiro? ¿Acaso a ti te...?
- ¡Tomioka Giyuu! - bastante animado, Rengoku posó ambas manos sobre los hombros de Giyuu manteniendo su brillante y energética sonrisa - ¡Te odio!
- ¿Qué? - una de sus cejas se arqueó en confusión. ¿Había oído bien? ¿Le acababa de decir que le odia con una sonrisa en la cara? - ¿Perdón? ¿Qué has dicho?
- ¡Que te odio! JAJAJAJAJAJA, ¡Te detesto, no puedo contigo! JAJAJAJAJAJAJA.
Ahora entendía menos, ¿se estaba riendo mientras decía que le odiaba?
- ¿Y por qué te ríes?
- ¡Me gusta estar animado! JAJAJAJAJAJA - volvió a golpear sus hombros, ejerciendo algo más de fuerza esta vez – Siempre obtienes todo lo que quieres sin esforzarte. Porque eres alguien bendecido con talento, por eso fracasas a propósito en los exámenes. Mientras los demás se esfuerzan por llegar a lo más alto, tú los miras con pena desde tu pedestal de superioridad. Detesto eso. Puedes obtener todo sin esforzarte y cuando digo todo... - su sonrisa desapareció por fin – Me refiero a absolutamente todo.
- ¿Qué estás...?
- No pienso perder en ningún ámbito - soltó los hombros de Giyuu, dejando algo de dolor en ellos por la fuerza que había usado – Porque yo he estado a su lado mucho tiempo antes que tú.
- ¿Se puede saber de qué hablas?
- ¿No te has dado cuenta? Que decepción, creí que eras más listo. Bueno... - su sonrisa no tardó en volver - ¡Cuando te des cuenta, será demasiado tarde! JAJAJAJAJAJA. ¡Me temo que las llamas acaban secando los ríos! Por lo que estás destinado a perder. ¡Sigue trabajando duro! - golpeó su espalda en señal de que le estaba dando ánimos, pero hacer eso después de decirle que le odiaba era muy contradictorio.
Rengoku se despidió con la mano sin decir nada más. Lo único que pudo hacer Giyuu fue quedarse mirando como la espalda del idolatrado presidente del consejo estudiantil se iba haciendo más pequeña a medida que se alejaba más.
Tamayo miraba la brújula roja entre sus manos. Ahora mismo se encontraba en la enfermería de la escuela un día después del acontecimiento del tren. Se giró un poco en su silla para mirar el cuerpo de Enmu descansado en una de las camas de la enfermería.
Aoi y Senjuro habían despertado después de que el demonio fuera exorcizado, pero eso no evitaba que ella tuviera que revisarles más tarde para asegurarse de que el poder del demonio del sueño no les hubiera dejado alguna clase de secuela y lo mismo pasaba con el recipiente del demonio anteriormente mencionado.
- ¿S-se puede? - una cabellera rubia se asomó tras la puerta, Tamayo guardó la brújula y se levantó para recibirle.
- Buenos días, ¿ocurre algo?
- N-no, solamente... - miró disimuladamente hacia el cuerpo de Enmu descansando en la cama - ¿Puedo...?
- ¿Pasar? Adelante - abrió completamente la puerta y abandonó la sala cuando Zenitsu se adentró completamente en ella.
Jugando algo nervioso con sus dedos, Zenitsu se debatió entre si acercarse o no a la cama.
- ¿Vas a acercarte ya? - la voz de Enmu le pilló por sorpresa y casi da un salto por el susto.
- ¿Estabas despierto?
- Sí - asintió tumbado y dándole la espalda a Zenitsu – Estaba pensando en algo que no me dejaba dormir.
- ¿Existe algo que no te deje dormir? Jajaja, que raro – su risa nerviosa se sintió demasiado forzada - Bu-bueno... - con pasos temblorosos y descompasados acabó sentándose en una silla que se encontraba al lado de la cama - ¿Q-qué tal?
- Supongo que bien.
- Ah, eso es bueno, esto...
- ¿Lo saben?
- ¿Quiénes?
- Los miembros de tu club, ¿saben que no tienes recuerdos de antes de tu primer año de secundaria?
La pregunta dejó a Zenitsu sin palabras.
- ¿Q-qué... qué dices?
- Es algo de lo que me he dado cuenta usando el poder del demonio. Al provocar un sueño a alguien, podía entrar en su subconsciente y en sus recuerdos. Pero en tu sueño, todo era borroso. Si bien conseguía crear escenarios, que nada se viera claro era una sospecha clara de que no tienes recuerdos.
- Entiendo... - sus manos se pasaron por sus cabellos rubios y tiraron de ellos hacia abajo - ¿Puedes guardarme el secreto?
- ¿Por qué?
- Pues... digamos que es lo mejor para todos. ¿Lo harás?
- Supongo que no tengo de otra.
Zenitsu asintió con la cabeza y pensó en otro tema de conversación, pero lamentablemente no había nada y parece que el chico no se veía con ganas de hablar.
- Zenitsu.
- ¿S-sí? - se sorprendió al ser llamado por su nombre.
- Si voy a clase, ¿tú hablarías conmigo?
- Claro que sí - esperó que Enmu dijera otra cosa, pero al ver que eso era todo, se levantó de la silla y caminó hacia la puerta – Me tengo que ir – pudo ver como la cabeza de Enmu se movía en señal de que le había escuchado – Bueno... hasta mañana.
- Zenitsu.
- ¿Mm?
- No eres tan incompetente como crees.
- ¿No? Gracias por pensar así de mí - agradeció en voz baja y salió de la enfermería. Una vez fuera, se permitió dar un profundo suspiro, pero una voz a su lado le asustó.
- ¿Estás bien?
- ¡IAAAAA! - debido al susto, Zenitsu pegó un salto que puso distancia entre sus cuerpos – N-no... ¡No me hables de repente y sin avisar!
- Perdón, solo quería saber si estabas bien – Uzui rascó despreocupadamente su cabeza - Después de todo acabas de salir de la enfermería. ¿Estás bien? - volvió a preguntar.
- Sí, solo había ido a visitar a alguien – se cruzó de brazos y le dio la espalda - ¿Quieres algo más?
- No, me alegro de que estés bien.
- Si eso es todo, vete - Zenitsu no se dio la vuelta, se quedó esperando hasta que escuchó como los pasos de Uzui empezaban a alejarse. Sabía que estaba siendo frío, pero esto era necesario. No podía llevarse bien con Uzui si quería mantener todo como estaba ahora, pero era inevitable que su pecho se contrajera con fuerza por eso - Espera...
A pesar de que habló bajo, Uzui le pudo escuchar perfectamente gracias a la perfecta capacidad auditiva que ambos compartían.
- ¿Sí? - él tampoco se dio la vuelta, hablando ambos de espaldas al otro.
- Lo de la última vez... no estuvo bien. Tú me guiaste a la tienda donde trabajaba Enmu y yo salí corriendo dejándote solo. No estuvo bien, así que... lo... lo siento.
- Estás haciendo un puchero, ¿verdad?
Zenitsu giró su rostro para mirarse reflejado en el cristal de la ventana, efectivamente lo estaba haciendo.
- Nunca has sido bueno pidiéndome perdón. Será porque te gusta siempre llevar la razón.
- Oye...
- Frunces esas cejitas tan pobladas y dices "I-idiota" - imitó una voz chillona, sonrojando a Zenitsu.
- I-idiota, mi voz no es tan aguda.
- "Mi voz no es tan aguda".
- Ah, con que te gusta imitar. Vale, yo también puedo. "Me llamo Uzui Tengen, Uzui con U de Untar mantequilla en el pan es mi ejercicio de todas las mañanas y Tengen con T de Tengo ganas de ir al baño" - intentó imitar una voz grave, pero le salió más parecida a un trol de montaña que a Uzui.
- ¡JA! ¡Esa ha sido buena!
- ¡¿De qué te ríes?! ¡Me estaba burlan...! - se dio la vuelta solo para encontrarse con que Uzui se había movido en algún momento y ahora estaba delante de él - ¿Q-q-qué miras tan cerca?
- Lo bonito que eres - pellizcó su nariz, poniendo su rostro más rojo por la vergüenza.
- I-idota... ¡Eres un gorila! ¡Gorila-senpai! ¡Suelta mi nariz! - dio un empujón débil a Uzui para que este le soltara. Al conseguir liberarse, salió corriendo por los pasillos con su rostro todavía rojo.
Al estar corriendo con los ojos cerrados, Zenitsu no se percató de la presencia de una persona caminando delante de él, así que el choque contra él fue inevitable.
- ¡Perdón! ¡Lo sien...! - su boca casi cae al suelo al ver delante de él al director de la escuela - ¡IAAA! ¡LO SIENTO! - con una reverencia que casi le rompe la espalda, Zenitsu agachó la cabeza en espera de cualquier regañina.
- No te preocupes, yo también iba despistado – le dedicó una sonrisa tras responderle con su natural voz calmada.
- Pero no iba despistado, yo iba con los ojos... - dejo de hablar al percatarse de algo en el rostro del director – Di-disculpe, ti-tiene... - señaló el lateral de su propio rostro para que el director entendiera a qué se refería.
Kagaya llevó su mano al lateral izquierdo de su rostro, una pequeña parte de su rostro, justo al lado de su ojo, se había vuelto rugosa y de color violeta.
- Oh... esto es un problema.
- ¿Pe-perdón?
- No es nada. Seguid trabajando duro, sé que vosotros podéis.
- ¿Gracias? - se hizo a un lado rápidamente cuando vio que Kagaya retomaba su caminata.
Dejando a Zenitsu atrás, Kagaya caminó directo a su despacho. Una vez allí dentro, cerró la puerta y fue directo a la silla detrás de su escritorio, sentándose y allí y girándola para quedar de cara a la ventana a través de la cual se podía ver el cielo azul.
Le parecía curioso la poca gente que se paraba a mirar detenidamente el inmenso y extenso cielo azul. En su caso, ahora que esa mancha había salido en su piel, tenía que aprovechar cada momento en el que pudiera ver el cielo.
- Mi cuenta atrás ha comenzado - giró su silla para quedar de frente a su escritorio y tomar el marco de fotos que allí descansaba, fijando su suave mirada en la figura central de la foto que llevaba un par de pendientes hanafuda – Pero confiaré en el líder del Club de Investigación de Demonios, como he hecho siempre, ¿no, Yoriichi?
Volvió a dejar el marco donde estaba y cerró los ojos para disfrutar del sonido que hacían los alumnos fuera del pasillo y en el patio al otro lado de su ventana.
Pasara lo que pasara, solo esperaba conservar las risas de los niños que crecían aquí.
Hola!!! Hasta aquí el capítulo. Nuestro rubio teñido por un rayo ha sido quien ha salvado el día. Quería usar a Enmu para demostrar que no todos los demonios pueden ser derrotados con la positividad de Tanjiro. Enmu era incapaz de empatizar con Tanjiro al verle tan perfecto así que sin Zenitsu, todo se habría ido un poco a la mierda.
Parece que a Sanemi no es el único que le cae mal Giyuu y Muichiro también le guarda cierto resentimiento por poner en duda sus sentimientos hacia el falso heterosexual, así que con Rengoku ya son tres las personas con las que Giyuu no se lleva bien. ¿Hará las paces con alguno? Con Rengoku creo que ya sabéis la respuesta.
Tengo la intención de hacer un capítulo 11.5 para saber un poco del pasado de Rengoku y Tanjiro y ya en el siguiente quiero que aparezcan dos personitas que tengo muchas ganas de escribir. ¿Sabéis quienes son?
Muchas gracias por leer, os quiero y nos vemos en el siguiente capítulo.
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