20. Un amigo cómo Oscar


Un amigo cómo Oscar.

Clover.


Mantengo la vista clavada en Oscar, preguntándome si la posición es casual o adrede quiere lucir cómo un supermodelo posando para Calvin Klein. Se encuentra sentado a horcajadas con las manos apoyadas hacia atrás en el banco en el que está sentado, la cabeza inclinada hacia los leves rayos de sol que hoy nos bendicen y las piernas abiertas estiradas. Las mujeres pasando no pueden evitar darle un largo vistazo y algunos hombres también.

Estamos haciendo un ensayo en equipo para una de nuestras clases, aprovechando el par de horas libres que tenemos y nos encontramos en un área común del campus porque Oscar aseguró que necesitaba sol cómo si fuese una planta haciendo fotosíntesis.

— ¿Lo estás haciendo adrede? —pregunto, viendo cómo de hecho una chica que ni idea de quién es le está tomando una foto a corta distancia, le frunzo el ceño y ella enarca una ceja hacia mí en desafío.

— ¿Qué cosa? —abre un solo ojo y ladea un poco el rostro para poder verme.

—El posar cómo un chico ardiente de redes sociales. Es molesto que todos pasen y nos vean, te pondré una bolsa de papel en la cara —Sonrío— o aún mejor, llamaré a Kevin para que salga corriendo de su clase y venga a hacer algo drástico cómo trepar sobre ti.

—Suena cómo algo que él haría —Sonríe.

—Lo sé, para ser alguien que hasta hace meses llevaba una vida sexual muy libre, parece ser notablemente celoso con su novio.

—Kevin es celoso con su tarea, sus juguetes, su bebida, su comida, sus amigos ¿Esperaba que no fuese celoso conmigo? —Se incorpora viendo alrededor—. Además...

— ¿Si? —pregunto cuando hace una pausa y frunce el ceño.

— ¡Oye! Deja de tomarme fotos —Le exige a la chica que le arroja un beso y de hecho le toma otra antes de alejarse—. No sé quién es ella, pero la odio desde ya.

—Lo que no me sorprende.

—Ódiala conmigo —Me ordena y enarcando una ceja asiento con lentitud.

—La odio, estoy odiándola contigo.

—Bien —sonríe y luego suspira pasando la página de uno de nuestros libros—. Lo que iba a decir, es que él no lo dice, pero yo puedo intuirlo ¿Sabes?

—No, no sé.

—Salí y tuve sexo con muchas mujeres, Kev vio y vivió todo eso, él es mi primer chico.

—Sexual —agrego recodando las palabras de Callum y Oscar rueda los ojos.

—Y creo que una parte pequeña de él todavía se siente amenazado de no ser suficiente para mí. Tal vez piensa, incluso si no quiere, que extraño chuparles las tetas a las chicas o comerlas —Se encoge de hombros— y no es que él sea inseguro o no confíe en lo que siento, pero supongo que es difícil verme tan enamorado de él cuando fui un clásico mujeriego cogiendo cómo un loco y rompiendo corazones.

Creo entender al menos un poco a Kevin, porque supongo que muchas veces – antes de involucrarme con Callum – me pregunté cómo una sola persona podría satisfacerlo, pensé en si era demasiado trabajo salir con un chico al que le gustaba tanto hombres como mujeres y aunque suena cómo un pensamiento muy ignorante, supongo que a veces pensamos de manera irracional con nuestras inseguridades.

¿Quién no tiene inseguridades en este mundo? Te apuesto a que incluso el poderoso Chris Evans tiene algunas.

— ¿Te sientes igual respecto a Kevin? Porque él también fue un poco libre, no tanto como tú, pero tiene historia...

—Antes me ponía más nervioso el ser inexperto con toda la cosa de chico con chico, pero luego me di cuenta de que es algo totalmente natural —Nuevamente se encoge de hombros—. A mí lo que me inquieta un poco es pensar que él pueda estarse sintiendo de esa manera. Puede que haya descubierto mi bisexualidad, que sepa que me gustan las mujeres tanto cómo a los hombres, pero amo a Kevin y no necesito a nadie más, no quiero ver a otras u otros, lo quiero a él.

— ¿Y por qué no se lo dices?

—Porque siento que va a incomodarlo, sabes que a Kevin no le gusta sentirse vulnerable... —Alza la vista para encontrarse con mi mirada—. ¿Crees que deba sacar el tema en nuestra conversación?

Durante todo el tira y afloja entre Kevin y Oscar, fui una consejera – incluso cuando no sabía que cada uno de ellos me hablaba del otro – todo fue tan intenso que pensé que me habían dado vacaciones desde la última vez que fue de hecho cuando aceptaron su épico amor, pero parce que de nuevo vuelvo a mis labores de consejera.

—Por mucho que a Kevin no le guste estar vulnerable, esto es una cuestión de su relación que parece incomodarte y que a él también lo está atormentando al menos un poco. No tienes que ser brusco cómo siempre...

—No soy brusco.

— ¿No lo eres? —Me cruzo de brazos a la altura del pecho—. ¿Quién fue el que lo insultó cuando le dijo que lo amaba?

—Fue la pasión del momento.

— ¿Quién arrojó la mochila a un lado con ira antes de besarlo? —Antes de que pueda responder sigo— ¿Quién lo sacó de una fiesta cuando ligaba alegando que le dolía alguna mierda del cuerpo que le diría después?

» ¿Quién fue tan, pero tan especial para pedirle una relación seria por Facebook?

—Espera, yo no hice eso —frunce el ceño.

—Estaba sentada entre los dos cuando le llegó una solicitud de aceptar que estaba en una relación contigo y luego le dijiste:

—"Tu boca es mía y lo demás también, eres mi chico" —repite él sonriendo recordando las palabras exactas.

—Eso mismo. Eres la persona más brusca para decir las cosas que conozco. Cuando salí con Rory me dijiste que estaba perdiendo mi tiempo, pero que me encantaba cagarme la vida.

—Un consejo sincero que no tomaste.

—El punto es —Lo corto antes de que pueda ser brusco recordándome que Rory jamás debió suceder—, que debes de tener un poco más de tacto cuando tengas esa conversación con Kevin.

—Lo intentaré, pero igual él sabe que ser sutil no es lo mío.

—Y te ama así —sonrío—. Ahora, continuemos con esto, deseo que avancemos lo suficiente para no tener que ocupar todo mi tiempo libre de la semana en este ensayo.

— ¿Para poder ir a saborearte a Callum?

—O para que me saboree a mí —respondo con descaro haciéndolo sonreír.

Recuerdo la manera en la que ayer desperté con un horrible dolor en el cuello y el brazo por estar apretujada en un sofá con él por quedarnos de dormidos. De hecho estaba tan desorientada que del susto me caí del sofá, pero descubrí que él tiene un sueño pesado porque solo se movió y siguió durmiendo, lo que me dio tiempo de cepillarme los dientes, ducharme y prepararme para mi clase. De hecho desperté cuando lo sacudí de manera suave y luego algo más brusca preguntándome si es que se encontraba en algún estado de coma. Por fortuna despertó. Con una sonrisa boba y medio dormido fue al baño, y cuando volvió se veía más humano; desayunamos juntos y luego tomamos caminos diferentes.

Hoy no lo he visto, pero intercambiamos un par de mensajes.

— ¿No te cabrea que nunca te dijera lo de que nos besamos? —Me pregunta Oscar, pero no me da oportunidad de responderle—. No fue muy leal que me besara con él sabiendo que te gustaba, pero estaba tan desesperado por entender si lo de Kevin era real o una casualidad, si había estado ocultando una parte de mí todos estos años.

Pienso de nuevo en mi estupefacción cuando lo supe, más allá de las bromas casuales que se hacen al respecto, no es algo en lo que me haya detenido a pensar demasiado.

—Me molesta un poco que no me lo dijeras y bien, tengo que admitir que da algo de celos que ustedes hayan tenido algún tipo de encuentro con Callum, pero ¿Qué puedo hacer? No hay maquinas del tiempo y al menos ninguno se quedó enganchado.

»Kevin estaba borracho y apenas recuerda, tú estabas enamorado y seguramente todo lo que hace Kevin te parece infinitamente mejor que lo que pueda hacer Callum.

Lo cual es un sacrilegio, porque ¿Quién puede besar mejor con Callum? Tiene una manera de besar que ni siquiera se puede explicar en palabras. Podría decirme "tal vez solo besaste a tipos que no sabían qué hacer", pero lo cierto es que una vez jugando verdad o reto me besé con Oscar y él era increíble besador, también he besado a Edna cuando nos hicimos pasar por lesbianas en una fiesta y he tenido novios – y mi amigo con derecho – que besan increíblemente bien, pero Callum... ¡Ufs! Si hubiese algún premio mundial con evento y alfombra roja, todos lo haríamos tendencia: #CallumDebeGanar.

— ¿Crees que las cosas con el irlandés son serias?

—No lo sé.

— ¿Es mejor de lo que imaginabas cuando soñabas despierta con él?

—No soñaba despierta con él —Me quejo y todo lo que hace es rodar los ojos—, pero él es increíble.

—Tú también lo eres, que no se te olvide.

Le sonrío y me devuelve el gesto antes de que nos pongamos de nuevo con nuestro ensayo, logrando avanzar lo suficiente. Somos un buen equipo, desde el primer año siempre hacemos pareja y Maida nunca se queja al respecto porque ella considera que debe hacer equipo al menos una vez con cada estudiante con el que compartamos clases a diferencia de Oscar y yo que siempre sabemos que vamos juntos.

—Mi mamá me escribió —dice cuando cerramos el libro y comenzamos a recoger las hojas llenas de notas junto a la portátil.

De inmediato lo veo. La mamá de Oscar no se tomó nada bien la noticia de la bisexualidad de su hijo, dejó de hablarle. Pasó de ser una madre extremadamente amorosa y consentidora, a ser una desconocida que no volvió a hablarle. Han sido meses, pero sé que para Oscar se deben sentir cómo años desde que su mamá se alejó, no es difícil ver que la extraña.

— ¿Quiere hablar contigo? —digo con ilusión, pero él sacude la cabeza.

—Va a casarse, su prometido no sabe que su hijo tiene novio. Él quiere conocerme e invitarme a la boda, ella no quiere que vaya —Hace una pausa—. Ni siquiera sé desde cuándo tiene novio. Pero bueno, su novio me envió la invitación e incluso quiere que vaya al ensayo de bodas.

— ¿Y piensas hacerlo?

— ¿Me haría muy cabrón ir cuando ella dice que no lo haga?

—Depende. Te haría un cabrón para ella, pero lo que yo no quiero es que te hagas daño a ti mismo si eso termina lastimándote.

—La extraño —suspira—. ¿Por qué no pudo tomárselo bien cómo mi papá?

El padrastro de Oscar, que lo ha criado desde que tenía cinco años, ni siquiera parpadeó o maldijo, solo le dijo algo cómo: trae al muchacho, quiero interrogarlo y saber si es digno de ti.

No puedo imaginar lo que es ser rechazado por una mamá que hasta hace no mucho decía que daría la vida por ti, que siempre estuvo presente, era amorosa y te apoyaba en tus decisiones. No puedo imaginar qué tanto le duele, pero sé que es mucho.

— ¿Crees que algún día deje de extrañarla?

No lo creo, pero no sé cómo darle esa respuesta, pero él parece descartarlo cuando frunciendo el ceño ve detrás de mí y luego siento el peso de una mano sobre mi hombro.

—Hola, Clover.

En el primer segundo estoy tensa y luego tiemblo, Oscar lo nota. Siento nudos en mi estómago y escalofríos mientras me paralizo sintiendo cómo toma asiento a mi lado.

— ¿Quién te invitó a sentarte con nosotros? —pregunta Oscar.

—Es un lugar libre —responde Bryce dejando caer su mano en mi muslo, doy un respingo y Oscar entrecierra los ojos hacia él pese a que no puede ver el gesto por debajo de la mesa.

Creo que estoy hiperventilando cuando su mano sube y se inclina para susurrarme en el oído.

— ¿Ya terminaste de divertirte con el irlandés? Porque te estoy esperando y la espera me está matando.

Voy a reaccionar, de verdad voy hacerlo. Voy a defenderme, voy a hacerlo justo ahora. Puedo, voy a moverme y alejar su mano, el miedo no me dominará...Voy a hacerlo...

Bryce es alejado de manera brusca y cuando alzo la vista, Oscar ha tirado de su suéter, arrojándolo al suelo mientras me insta a ponerme de pie sin perder de vista a Bryce. Tomo mis cosas arrojándolas de manera frenética a mi mochila mientras ellos comparten una mirada nada amistosa.

—Vuelve a hacer esa mierda de tocar a Clover sin consentimiento y te corto las manos —Le advierte mi amigo.

— ¿No es lo que quieres, Clover? ¿No quieres que te ponga las manos encima? —Sonríe hacia mí poniéndose de pie.

Abro y cierro la boca, siento un nudo enorme en la garganta que no me permite hablar y Oscar me ve, pero debe entender que estoy teniendo un serio problema, porque toma mi mochila y luego la mano, entrelazando nuestros dedos y dándome un apretón de apoyo.

—No, no es lo que Clover quiere.

— ¿Eres su portavoz?

—Sí y también soy su guardaespaldas por lo que te daré una maldita paliza si te veo tocándola sin que lo quiera. Mantente lejos, Bryce, no estoy jugando.

— ¿No quieres divertirte conmigo, Clover? —Me dice con una sonrisa depredadora y Oscar tira de mi mano para que comencemos a alejarnos.

Abro los labios y aunque mi voz no es tan fuerte, finalmente estoy diciendo algo por mí misma:

—No, no es lo que quiero. Aléjate de mí.

Oscar y yo nos alejamos, él se encuentra tenso y yo estoy aun un poco temblorosa. Cuando se detiene abruptamente pienso en decirle algo, explicarle por qué no hice ninguna maldita cosa, pero todo lo que hace es dejar que mi mochila caiga a sus pies y atraerme para un abrazo fuerte.

No me pregunta, no me cuestiona, no asume, no señala o hace deducciones, solo me abraza y yo me fundo en su cuerpo, aferrándome con fuerza a un abrazo que ni siquiera sabía qué necesitaba. Sin embargo, poco después, cuando caminamos a paso lento hacia nuestra próxima clase le cuento de la otra noche, sobre lo que le dijo a Callum. Oscar me escucha y maldice, sé que está enojado por la situación, tal vez también por qué no le dije antes, pero está entendiendo que a veces hablar no es tan fácil cómo lo hacen ver.

— ¿Sabes qué? Siempre estaré para cuidarte, pero por si un día no lo estoy o no está alguien más y esa basura aparece, yo te enseñaré a partirle la cara a puñetazos —asegura—. Vamos a enseñarte cómo tirarlo al suelo, cómo defenderte.

Lo triste es que siento que lo necesito porque sé que no será el último encuentro mientras asistamos a la misma universidad. No entiendo por qué viene a mí, por qué me está haciendo esto.

—Pero cuando aparece me paralizo, Oscar. —La tristeza es evidente en mi voz y él me toma el rostro en las manos, dándome una ligera sonrisa.

—Tienes miedo y eso es normal en esta horrible situación. No te castigues, hoy le dijiste que no lo querías y que se alejara. Tienes voz y poder, canela pasión oriental y me aseguraré que también tengas puños y patadas si simplemente se hace el sordo.

Asiento decidiendo tener fe en sus palabras y sintiéndome reconfortada de aprender a patearle el culo a cualquiera que quiera hacerme daño.

—Gracias, Oscar —Le aprieto la mano en la mía antes de que entremos al salón de clases.

—No tiene que agradecerme, debí patearle el culo.

— ¿A quién? —pregunta Maida cuando llegamos a su lado mientras se pinta las uñas de un color fucsia muy vivido.

Oscar me da una breve mirada y sacudo la cabeza en negación. Él suspira, nada contento con el secretismo, pero respaldándome.

—A un idiota que intentó pellizcarme el culo —termina por responderle a Maida.

—Qué desagradable, una vez casi le rompo la muñeca a un tipo que me agarró una teta en un baro. Qué asco los que tocan sin invitación, fui feliz cuando lloró rogando que lo soltara —Sonríe Maida—. Qué lindos recuerdos.

Sonrío, me gustaría tener un poco de esa valentía y no solo ser presa del pánico ¿Cómo supero eso? Comienza a preocuparme.

***

—Siento que Loren y Aleixi lo van a lograr, solo están muy nerviosos —dice Callum con la vista clavada en la televisión.

—Ellos me gustan.

No me puedo creer que luego de no vernos en dos días de verdad nos reuniéramos en su casa para terminar de ver los episodios del programa que comenzamos a ver juntos en mi "apartamento." Nos hemos devorado los episodios unos tras otros y estamos hacia los últimos de la tercera temporada.

Nunca me imaginé que una cita con Callum consistiría en nosotros dos tirados en un sofá viendo un programa lleno de dramas en donde criticamos y comentamos, es francamente divertido, además de ello, hablamos sobre nuestras culturas porque es precisamente ese factor el que parece influir demasiado en las relaciones de los principales del programa.

— ¿Irías a encontrarte conmigo si viajara y anteriormente solo habláramos por mensajes? ¿Me dejarías quedarme en tu casa y luego aceptarías casarte conmigo en el plazo de tiempo estipulado para que no me vuelva un ilegal y deba irme? —Me pregunta con rapidez dejándome alucinada.

Literalmente quedo con la boca abierta y los ojos como un ciervo a nada de que le pase un auto por encima si no se mueve y eso lo hace reír, por suerte, finalmente reacciono.

— ¿En este caso hipotético soy estadounidense? —pregunto y él asiente—. Creo que me daría miedo, no la parte de conocerte en persona, pero sí la presión de que debo decidir si en noventa días me caso contigo o te devuelvo a tu país.

—Creo que pese a que eso sea una gran presión, son las familias las que generan grandes problemas.

—Ten por seguro que mi papá se volvería loco si hiciera eso, te cortaría las pelotas.

— ¿Mis monedas de oro? —pregunta en un puchero y yo sonrío—. ¿Es muy rudo tu papá?

—Es sobreprotector y creo que odia la idea de que pueda llegar a tomar alguna decisión equivocada que me lastime.

— ¿Le caeré bien cuándo lo conozca?

— ¿Piensas conocerlo? —Es mi respuesta mientras lo veo sonreír acariciándome el muslo por encima de mi vestido largo hasta los tobillos.

—Sí, está en mis planes conocerlo.

—Qué confiado.

—Mi sangre irlandesa siempre me ha dicho que confíe en el poder de atracción.

—Irlandés con creencias —digo cómo si eso lo explicara todo y él ríe.

—Yo sí lo haría —dice tras unos minutos en donde continuamos viendo el programa, volteo a verlo—. Soy arriesgado y no me gusta quedarme con arrepentimientos o pensando "y si..." por lo que tomaría un maldito avión o te haría tomar un maldito avión, compraría un anillo esperando lo mejor y si en tres meses me sigo sintiendo emocionado de tu presencia y odio la idea de que te vayas, esperar eternos meses para estar contigo, sin duda alguna diría: sí, vamos a casarnos.

— ¿Qué pasa si solo quiero tu nacionalidad?

—Al menos me habré arriesgado —Sus pestañas bajan antes de que vuelva a verme—, prefiero un corazón roto que trabajaré en sanar, a un vacío de no haberlo intentado, no haberlo dado todo para ser feliz.

—Intenso y reflexivo —comento.

— ¿No se te aceleró el corazón cuando dije "sí, vamos a casarnos"?

—La verdad es que no.

— ¡Joder! ¿Y las bragas tampoco se humedecieron?

—Depende, la parte en la que dijiste que me harías tomar un maldito avión para verte en persona si fue excitante, la de "sí, vamos casarnos" me hizo pensar que podrías tener una intención oculta para tener una esposa extranjera cuyo límite para irse es corto.

—Me estás cortando la fantasía, Clover.

—No importa, eres lo suficiente creativo para idear algunas nuevas.

—Tienes razón, tengo un montón de fantasías.

Podrías establecer que no existen las sonrisas sucias, pero Callum tiene una, una que muestra en este preciso momento mientras su mano asciende por mi pierna acercándose peligrosamente al calor entre mis muslos. Porque la cosa es que mentí, sí hay humedad, pero no por las palabras recientes, tiene mucho que ver con el beso de bienvenida que me dio cuando llegué con un par de cafés fríos y con la manera en la que reparó en mi ropa cómo si quisiera arrancarla o simplemente apreciarla por horas.

— ¿Me hablaras de esas fantasías? —susurro.

—Haré algo mejor que eso —sus dedos tantean el borde de las bragas por encima del vestido—, te las mostraré. Podemos recrearlas, pero te advierto que no son inocentes.

— ¿Quién quiere ser inocente cuando se puede portar mal? —respondo y se lame los labios.

—Oh, te gusta ser mala conmigo ¿Eh? Pero eso debería saberlo teniendo en cuenta que me diste una mamada en un salón de clases y con una puerta sin seguro.

— ¿Eso es todo lo que recuerdas?

—No, Clover, también sueño con la manera en la que sonaba tu garganta cuando parecía que no podías llevarme más lejos, pero querías seguir tragando.

Una de las puertas se abre, nos sobresaltamos y él aleja su mano de mi pierna, pero mantiene una sonrisita mientras ahora me acaricia el cabello en un gesto aparentemente inocente. Stephan, a quien saludé al llegar, sale oliendo cómo un comercial de perfume masculino y viéndose francamente ardiente. Cuando nota mi mirada, me sonríe y gira con lentitud propinándose una nalgada en la mejilla derecha del culo, está tan firme que no se mueve, es bastante impresionante y envidiable. Troto y camino, pero definitivamente mi culo bastante notable no es firme.

—Tienes buen culo —digo en trance y luego me doy cuenta de lo que he dicho en voz alta porque Callum comienza a reír—. Quiero decir, perdón, yo quise decir...

—Sí, este culo es deseado —Me guiña un ojo Stephan y se acerca a nosotros viendo de manera breve a la televisión—. ¿De verdad pasarán la noche del viernes viendo todo ese drama?

Ambos asentimos y él suelta un bufido antes de revisar algo en su teléfono. Callum y yo volvemos la atención al programa, también aprovechamos para bajarle al menos un pequeño porcentaje a la tensión sexual en el lugar.

— ¿De dónde es él? —Pregunta Stephan asintiendo hacia la pantalla.

—Israel —respondo—, pero de verdad ama a Loren, no creo que lo haga por la nacionalidad estadounidense, creo en su amor.

— ¿Sabes qué te puedes dar un spoiler si lo buscas en internet? —Me pregunta Stephan.

—Te mato si te atreves a buscar el final de la temporada y nos dices —Lo amenaza Callum haciéndolo sonreír.

—Uhm, no sé, mis dedos curiosos ya se encuentran buscando en internet—tararea Stephan escribiendo en su teléfono—. Oh, mira, resulta que Loren y Aleixi...

— ¡No! —grito, haciéndolo reír.

—Vale, vale, no seré tan cruel, pero si quieren saberlo solo envíenme un mensaje.

—Gracias por tal gesto de amabilidad —mascullo.

—Acostúmbrate, porque así soy —Me guiña un ojo y se pasa una mano por la camisa cómo si verificara no tener alguna arruga—. Los dejo en lo suyo, me largo a la fiesta —Nos arroja un par de besos antes de irse.

Callum deja ir una respiración de alivio y vuelve la vista a la pantalla de la televisión, pero sigue sonriendo un poco sucio.

—Pensé que de verdad nos diría el final de ellos en la temporada.

—No es tan imbécil para decírtelo a ti, si hubiese estado yo solo, sin duda sí que lo hacía porque puede ser un bastardo —dice Callum.

—Entonces te he salvado.

—Pero por poco tiempo. Dale una semana y se sentirá tan en confianza que te arruinará cada serie o programa que quieras ver.

—Pareces demasiado confiado al creer que me quedaré mucho tiempo a tu alrededor.

Con una lentitud bastante dramática, gira el rostro para verme y su sonrisa se vuelve ladeada cuando baja un poco los parpados y me ve de una manera demasiado intensa.

—Oh, mi trébol, sé que no te irás. Estás tan deseosa de quedarte cómo yo. Piensas en mí cómo yo en ti y tienes tantas ganas de follarme cómo yo de darte una y otra vez. Quieres quemarte hasta las cenizas cómo yo quiero arder en ti. Apenas estamos comenzando ¿Por qué pensar en finales?

—Eso...

— ¿Eso qué?

—Eso me afectó —confieso, apretando las piernas juntas.

Pero él no hace nada al respecto, solo ríe por lo bajo y vuelve la atención a la televisión. Poco tiempo después cenamos pizza y terminamos la tercera temporada a eso de la medianoche. Estoy recostada de su costado, básicamente acurrucada, sus dedos juegan con mi cabello y mi mano se encuentra en sus abdominales por debajo de su suéter.

También estoy tensa, a la expectativa, adolorida y en camino a hacer el primer movimiento porque soy una criatura lujuriosa que ha sido tentada toda la noche, es simplemente crueldad la manera en la que "sutilmente" este hombre me ha estado torturando: ligeros toques, susurros al oído, profundos suspiros, su olor, su voz...Estoy sobrecargada.

—Tengo que confesar que me encantó —susurro intentando hablar del programa y no de nuestra situación no consumada.

—De alguna manera siempre termino cayendo en gustos culposos cuando cedo en algo que creo que no me gustará —Se ríe antes de estirarse—. ¿Y ahora qué hacemos? No tengo sueño.

Dice las palabras con lentitud, dejando que floten entre nosotros. La estática es pesada, el ambiente tiene tantas hormonas que si eres una persona muy fértil te prohibirían la entrada al lugar por alerta de inducción de embarazos múltiples.

Cinco segundos pasan desde sus palabras, cinco segundos en el que nos vemos, luego él me sonríe, le devuelvo el gesto y otros pocos segundos pasan antes de que me tome el rostro entre las manos y me bese.

Y cómo parece que pasa siempre, últimamente, ese es solo el inicio porque por supuesto que Callum Byrne no lo deja en un simple beso. Oh, no, él, nosotros, lo llevamos un poco más allá.



Poco a poco iremos conociendo de a poquito un poco más de la vida de los personajes secundarios que también le dan vida a la historia. Hoy pudimos ver una pizca más de quién es Oscar y sé lo que están pensando: Darlis, por favor, dale su historia.

Redes sociales:

Instagram: DarlisStefany

Twitter: Darlis_Steff

Espero les guste.

Un beso.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top