17. Aquella noche...

Aquella noche...

Clover.


—Me estoy desangrando, estoy 100% segura de ello —dice Edna haciendo que los dos estudiantes que pasan por delante de nosotros volteen a vernos—. Me sangra la vagina porque tengo la menstruación.

Apenas ella termina de hablarles, ellos aceleran el paso. Yo rio y ella suelta un bufido señalándolos con el café que sostiene en la mano.

— ¿Lo ves? Hay un montón de hombres buenos afuera, pero también un montón de imbéciles. Huyen porque escuchan que durante varios días del mes la vagina nos sangra —Bebe de su café en una breve pausa en su discurso—. Ah, pero bastante que les gusta perforarla una y otra vez con sus penes y a algunos hasta les gusta comérsela, y ni hablemos de dedear.

» ¿Qué pasa, idiota? ¿No sabías que el "coñito mojado" al que le dices "te encanta cómo te follo" también se humedece con sangre"?

Deja de caminar haciendo que yo también me detenga, la veo y rio por lo bajo, siempre hay tiempo para un pequeño discurso de Edna y créeme, ella es apasionada sobre ellos. Mientras parece querer fulminar a cada hombre a nuestro alrededor, me bebo un poco de mi café.

—Te lo digo, Clover, haz que una de las pruebas de fuego para el irlandés sea tu menstruación. Los verdaderos hombres se quedan, las basuras huyen en cuanto aparece un por un poco de sangre.

—Callum no está en ninguna prueba —Le digo—, pero si está interesante lo de verificar el idiometrometro.

» ¿Recuerdas a Rory? —La pregunta sobra porque es evidente que recuerda a mi último novio—. Una vez me bajó en su habitación y actúo cómo si fuese una bomba...Una bomba de sangre y se quejó de que manché su sabana.

—Se quejaba de tu peso, hizo esa idiotez ¡Dios! Qué maldito error era Rory. Qué bueno que nunca se la chupaste y eso que a ti te encanta chupar cómo campeona.

— ¡Vaya! Me pintas cómo una ganadora olímpica de mamadas.

Edna comienza a reír mientras retomamos la caminata dirigiéndonos primero a su escuela porque amo pasar tiempo con ella y aprovecho la caminata larga que luego tendré que hacer para mi clase al otro lado del campus.

—Bueno, me dijiste que te gustaba sentirla en tu boca, que te hace sentir poderosa, nena.

Sonrío porque aunque no hice exactamente uso de esas palabras, sí me refería algo muy parecido. No me malentiendas, no voy por la vida cayendo de rodillas para cualquiera, de hecho podríamos decir que soy un poquito quisquillosa sobre ello. ¿Rollos de una noche? Lo siento, pero no te daré sexo oral y tampoco estoy exigiendo que me lo hagas.

Cómo cualquier persona que comienza su vida sexual, era un completo desastre cuando inicié en el mundo de "pene en la boca", fue mi amigo con beneficios – de la escuela – con el que poco aprendí, descubriendo lo que le gustaba y lo que a mí me gustaba. Él fue un tipo de genial, porque lo hacía divertido y era paciente, luego simplemente perdía la cabeza cada vez que lo llevaba a mi boca y momento tras momento más ahondaba en mi garganta – aunque bueno, su pene no era muy largo, pero ¡Dios mío! Él sí que sabía usarlo –, fue lamentable que no se enamorara de mí cómo yo lo hice de él, pero esa ya es otra historia.

He tenido tres novios en mi vida, dos de ellos en la universidad, el otro durante la escuela. Con dos de ellos bajé y lo disfruté, pero ¿Rory? Tenía mis reservas, además nuestra relación tuvo una duración de cinco meses en dónde por alguna razón solo hasta el par de meses finales dejé que el sexo se uniera a la relación, pero no era que lo hiciéramos demasiado y he de admitir que él era bueno, por fortuna mis compañeros sexuales siempre han sido buenos algunos mejores que otros, pero el punto es que cuando el sexo se inició en la relación, a mí cómo que ya me caía un poco mal Rory y la idea de llevarme su pene a la boca equivalía en pensar en mordérselo por lo hijo de perra que podía ser a veces con sus opiniones críticas sobre mi forma de comer, mi peso, mi menstruación y el pasar demasiado tiempo con mis amigos.

Sí, cinco meses fue demasiado tiempo con un tipo que suena tan desagradable, pero ¡Oye! ¿No cometemos todos algunos errores a veces?

Cuando tu novio o la persona a la que se lo haces es genial, cuando te da confianza y se deshace bajo tus atenciones experimentas una sensación de placer y poder a la que podrías volverte una adicta o al menos así me siento y cuando pienso en tener la remota posibilidad de respirar a tan solo centímetros de lo que Callum lleva entre las piernas, sonará infinitamente sucio: pero es que la boca se me hace agua y la garganta la siento seca.

—Sé que a Callum se la chuparás y estoy bien con ello, porque ese irlandés tiene pinta de ser muy agradable. Creo que hasta ahora está siendo genial contigo y te ves asustada, pero emocionada, a la expectativa.

—Así me siento —confieso luego de beber de mi café—. Él...Está resultando mejor de lo que imaginé.

Sonrío recordando toda la noche en el bar y nuestra despedida. No lo vi durante el fin de semana, pero intercambiamos mensajes y en la mayoría de ellos me hizo sonreír o querer pasar todo el día con el teléfono conectado al cargador para que la charla nunca muriera con mi batería.

—Y es un chico sucio —dice Edna—. Qué afortunada, nena.

No le di todos los detalles a Edna, pero sí que sabe que Callum y yo tenemos una atmosfera sexy y sucia que nos envuelve. Siempre he sido abierta con mi sexualidad, apasionada y curiosa, pero supongo que no me había encontrado con alguien con el que tuviera tanta compatibilidad y que me inspirara a insinuar suciedades fuera del dormitorio o ser abiertamente descarada sobre insinuaciones de las que cosas que deseo que me haga o que yo quiero hacerle. Eso me tiene en una nube lujuriosa.

—Creo que hoy no pasaré la noche en mi habitación —anuncia cuando llegamos a la puerta de su escuela.

— ¿Por qué? —Bebo lo último de mi café y antes de que pueda responderme, camino hasta la papelera para botar el envase.

Al regresar, ella se encuentra bebiendo lo que resta de su café y debo esperar a que vuelva de botar el vaso para obtener finalmente una respuesta.

—He quedado de pasar la noche con un par de amigos estudiando unas leyes y repasando unos casos penales que nos toca defender en la clase del viernes. Me encantaría que no me tocara estudiar cuando estoy sangrando, pero para nosotras las mujeres la vida es todo menos justa.

»En fin, tienes el lugar para ti sola, puedes meter al irlandés y pasarla bien —Me arroja un beso con los labios fruncidos—. Antes me pasaré para darme una ducha, gracias por el café y la caminata.

—Rómpete el cerebro —Le digo cómo siempre, ella sonríe.

—Por cierto, vi a Jamie ayer en el centro comercial y me preguntó por ti, por si estabas bien o algo extraño te había pasado. ¿Hay algo que no me has dicho?

Seguramente la expresión de mi rostro me delata, porque sé bien que la razón de la pregunta de James se debe a lo sucedido con Bryce la otra noche, algo que he sepultado muy atrás en mi cabeza en una zona de "no revivir ese momento nunca más".

Edna me conoce demasiado bien por lo que decirle que no pasa nada sería una completa estupidez, sin embargo, no es algo de lo que quiera hablar en este momento.

—Te lo cuento luego ¿De acuerdo? Pero estoy bien, es solo que la otra noche tuve un encuentro desagradable en el que James intervino.

—De acuerdo, te adelanto que estoy cabreada de que no me lo dijeras y de que no me lo digas ahora, pero promete que me contarás.

—Lo prometo, Edna moda —Me burlo de su nombre, hace un par de meses que no lo hacía—. Ahora ve a clases, ya vas con retraso.

Me da una larga mirada antes de hacerme prometer de nuevo que le diré, después se va corriendo. Tengo media hora antes de mi próxima clase, pero teniendo en cuenta que mi escuela está a unos quince minutos a paso lento, es buena idea comenzar la caminata.

No he puesto un pie en la escuela cuando la voz de Maida, gritando mi nombre, me hace voltear, no debería sorprenderme la ropa que está usando, pero de igual forma siempre consigue hacerlo.

Hoy lleva un enterizo de látex que francamente hace que todas sus curvas se marquen de una manera más allá de sexy que tiene a varios tipos comiéndosela con la mirada, el suéter con que acompaña tan atrevida prenda no disimula la atención de su tetas y sus muslos ¡Y mierda! Bendito sea ese abdomen sacado de múltiples clases de pilates.

—Amor —dice dándome un abrazo fuerte y debido a la diferencia de estatura, mi mejilla termina presionada a uno de sus pechos con un pezón acariciándome el pómulo.

—Estoy segura de que muchos quisieran estar en mi lugar —Me rio cuando finalmente me deja ir—. Te ves...

— ¿Si? —Me insta a continuar, a la expectativa.

—Cómo una fantasía hecha realidad, súper sexy.

—Me encantaría tener tus tetas para que se abultara más aquí —Se señala el pecho que si bien es pequeño, luce seductor—. ¿Parece que no llevara bragas, verdad?

—Da esa impresión, de que va desnuda debajo de todo este látex negro.

—Tengo un tanga sin costura, muy diminuto —me informa mientras comenzamos a caminar para ir a nuestra clase—. Tengo una cita hoy o algo así.

— ¿Con quién? ¿Quién es el afortunado?

—No te lo diré todavía —Enlaza su brazo con el mío—, pero amor ¿Cuéntame qué pasa con el único hombre del que me prohibí enamorarme?

No puedo evitar reír. Digamos que Maida es observadora y fue tal vez la primera en darse cuenta de que miraba demasiado a Callum, así que en una fiesta cuando mi mirada estaba plasmada en el baile obsceno y descarado del irlandés con una estudiante, ella me pinchó con el codo y me dijo: nunca me enamoraré de él, súfrelo tú por las dos.

—Estamos en algo —respondo cuando llegamos a la puerta en donde veremos nuestra clase.

Me detiene tomándome de los hombros y viéndome con una sonrisa llena de picardía junto al característico brillo emocionado en su mirada.

—Debo confesar que pensé que nunca harías nada y eso me desilusionaba porque pienso que nunca hay que tirar la toalla sin haberlo intentado.

—Concuerdo con Maida.

Ambas nos sobresaltamos ante el cálido acento irlandés que nos toma por sorpresa. Al voltear, por supuesto que ahí se encuentra Callum con algo de cabello cayéndole sobre la frente, una sonrisa coqueta y su espléndida presencia.

—Hola, nuevo amor —Lo saluda Maida con una gran sonrisa—. ¿Te das cuenta de tu gran fortuna porque mi canela pasión oriental te dé más que la hora?

—Me doy cuenta —responde él sin verme.

—Te tomó demasiado tiempo, pero bueno, al menos ya disfrutaste lo suficiente para reconocer cuando tienes a alguien verdaderamente bueno frente a ti.

—Maida —digo en una clara señal de que corte su rollo pese a que quiero abrazarla por la linda manera en la que se expresa de mí.

Agradezco su amor y que me tenga en alta estima, pero tampoco quiero que degrade a las personas con las que Callum se haya relacionado antes de mí porque no me considero mejor que otros y siempre he evitado caer en cualquier tipo de comparación.

—Bueno, disfrútense —Nos dice entrando al aula—. ¡Kev! ¿En dónde está nuestro amor Oscar?

Intento seguirla para escuchar la respuesta e ir a mi asiento, pero una mano cálida toma la mía tirando de mi cuerpo contra el suyo y simplemente así, estoy cuerpo a cuerpo con Callum, quien de hecho está sonriendo al liberarme la mano para llevar ambas a mis caderas y hacerme retroceder hasta que mi espalda se encuentra contra la pared.

Flexiona las rodillas, baja el rostro y se inclina hacia mí ¡Por todo lo bendito! Yo no sé que haré con esa sonrisa y esa mirada seductora, pero si él se lo propone podría hacer lo que quiera porque ¿Cómo podría negarme cuando básicamente estoy babeando por arriba y goteando por abajo?

—Hola por aquí, mi querida Clover —murmura, sin importarle que las personas que van llegando nos pasan por al lado, saludándonos, pero muy curiosos.

—Hola, irlandés —susurro.

— ¿Qué tal te fue estudiando la práctica de Kevin difunto? —Me pregunta, retirándome una mano de la cintura para peinarme el cabello, el cual traigo suelto.

—Bastante bien, Kevin quiere que nos reunamos mañana para discutir las hipótesis y redactar el informe final, pero creo que todos concluimos en lo mismo sobre el Kevin difunto.

—Está bien, me parece perfecto.

Asiento y nos mantenemos viéndonos antes de que se lama los labios y luego los presione contra mi boca en suaves y continuos besos provocativos de corta duración. Cada beso me hace abrir un poco más la boca antes de que lo sienta sonreír contra mis labios.

— ¿Sabes cuántas horas he esperado desde la madrugada del sábado para besarte esta sexy boquita? —susurra dándome un mordisco algo fuerte en el centro del labio inferior.

—Las mismas que yo —respondo dejando una mano apoyada en su abdomen, por encima de la camisa, siento cómo se tensa bajo mis dedos, todo es tan firme.

—Las mismas que tú —musita antes de besarme de nuevo, pero esta vez es un beso largo y completo.

Su beso es demandante, exigente y tal vez con un toque de posesión. Me besa con una intensidad que podría magullarme los labios y con unos movimientos de su lengua que me hacen dar tanto cómo recibo. La mano en mi cabello se adentra y tira, dándome un ligero pinchazo en el cuero cabelludo y un apretón, con su otra mano, en la cadera.

—El aula de clase no es un lugar para compartir saliva —escuchamos la voz de la profesora.

Callum retira sus labios de los mío y ladea el rostro para ver a la profesora, puedo decir que estoy abochornada, pero es más honesto dejar en claro que el tamaño de mi emoción y calentura es más grande que el de la vergüenza.

—Estamos compartiendo saliva afuera del aula —señala Callum con una sonrisa.

Creo que la profesora solo rueda los ojos, ella está acostumbrada a respuestas y refutaciones desconcertantes de Callum durante la clase, en secreto creo que él es uno de sus estudiantes favoritos. Así que todo lo que hace tras ese gesto, es entrar y dejarnos afuera.

Obtengo otro pequeño beso y luego ambas manos se encuentran peinando mi cabello. De verdad parece que las hebras oscuras despiertan algo en él, es algo que anoto para tener en cuenta en el futuro.

—Exhibicionistas —Nos acusa Oscar pasando por nuestro lado y adentrándose sin decir nada más o darme tiempo a darle un latigazo verbal en respuesta.

—Entremos, la clase está por empezar —estoy señalando lo obvio, pero no pueden culparme cuando estoy encontrando mi estabilidad cuando aleja su cuerpo del mío.

— ¿Tu próxima clase comienza de inmediato? —pregunta, asiento en respuesta—. Yo tengo un grupo de estudio por unas dos horas y estoy trabajando en la elección de mi trabajo de grado...

— ¿Tan rápido?

—Quiero empezar desde temprano para lo enloquecer sobre el final el último año.

—Tal vez debería copiarte tal método —Musito.

Murmura un vago "umju" mientras su mirada persiste en su dedo enrollando y liberando un mechón oscuro de mi cabello.

— ¿Qué haces más tarde? —pregunto, recordando las palabras de Edna, no es que todo se trate de sexo y deba ser algo inmediato.

Quiero pasar algo de tiempo con él y conocerlo tanto cómo pueda.

—Haré lo que esté pasando por la cabecita de mi trébol.

Estoy respirando hondo y ordenándome no dejar ir un suspiro o engancharme a su cuerpo mientras imploro que me diga un poco más de esa dulce labia.

—Puedes venir a mi lugar y no sé, ver película o hacer algo. No lo sé, solo sé qué podrías venir, si quieres —Mis palabras salen cómo un desastre, pero su sonrisa me hace saber que ha entendido que lo estoy invitado a pasar el rato.

—Quiero.

Me da un ligero tirón en el cabello antes de que se adentre al aula y yo camine detrás de él con el corazón acelerado. Un par de miradas están sobre mí, supongo que intentando entender cuándo pasó lo de Callum conmigo, pero amigos, yo estoy igual de sorprendida y todavía es una novedad, disfruten de esta primicia.

En el mismo puesto de siempre, rodeado de las mismas personas, Callum se encuentra sentado, me guiña un ojo cuando paso por ese escalón y yo sonrío antes de deslizarme al lado de Oscar.

—Me parece increíble que estés tan enganchada y aun no follan —susurra Kevin—. Cuando ese hombre esté dentro de ti, Dios nos dé fuerza porque vas a estar tan penetizada que caminarás sobre semen.

— ¿Qué? —Volteo a verlo, tiene la vista al frente, pero está sonriendo porque la mano de Oscar le acaricia el cabello.

—Es así —Me dice sin verme—. Una vez tienes contacto con el pene de quien te gusta, tu vida no vuelve a ser la misma y te quedas penetizada.

—Empollada también suena bien y es del verbo: me metieron una polla, toqué una polla, chupé una polla, vi una polla —sugiere Oscar sonriendo—. Te vas a empollar, canela pasión oriental.

Todo lo que hago es reír porque me parece que nunca se detienen con sus ocurrencias. Poco después la clase comienza y mientras Edna está mensajeándose con diferentes personas, los tortolos a mi lado están susurrándose cosas de las cuales alcanzo a escuchar algunas del tipo "desearía tenerla en mi boca justo ahora" "Aun puedo sentirte adentro" "Ya quiero repetir" junto otras cuestiones que me hacen saber que la vida sexual de mis amigos se encuentra en una zona de alta ebullición y no se aburren.

Yo, sorprendentemente, presto atención a la clase porque sé que si ninguno de ellos está escuchando del todo, yo soy la salvación. Digo, los cuatros somos excelentes estudiantes, pero a veces podemos distraernos un poco.

Poco después ya no hay salvación porque me aburro y dejo de tomar apuntes.

La profesora nos recuerda que el viernes debemos hacer llegar el informe, que ya se está revisando lo entregado durante la práctica y una serie de cosas importantes que de verdad nos tienen un poco tensos porque nadie quiere equivocarse. Luego ella retoma la clase hablando sobre dentaduras y la zona craneal cuando mi teléfono vibra, no dudo en revisarlo.

Irlandés: Te quedas después de clase? Necesito decirte algo

Tengo unos veinte minutos antes de mi próxima clase y el profesor no es realmente malvado si llego algunos minutos tardes.

¿Qué podría querer decirme Callum?

Clover: Puedo. Me quedaré

No vuelve a responderme, pero cuando alzo la vista me está viendo, me da una asentimiento y posterior a ello me arroja un beso antes de volver su atención a la clase.

La clase se me hace larga y tediosa así que me dedico a jugar al horcado con Oscar en la esquina de su libreta; sus palabras son totalmente complicadas de adivinar mientras que las mías son la cosa más inesperada, pasamos toda la clase riendo por lo bajo o conteniendo la risa mientras jugamos.

Cuando la clase finalmente termina, Oscar me ha ganado más veces de las que puedo contar y he aprendido otro par de palabras de las que no tenía ninguna idea. Con lentitud guardo mi libreta junto a los lapiceros y la guía de práctica. Mis amigos se encuentran esperando que me levante para poder caminar a las escaleras, pero cuando solo encojo las piernas para darle espacio suficiente para transitar, los tres me ven con desconcierto.

— ¿Piensas quedarte aquí? —pregunta Oscar.

—Algo así, tengo una conversación pendiente. Llegaré unos minutos tardes a la clase.

—Podría quedarme aquí tratando de descifrar lo que sucede, pero eso sería malgastar mis veinte minutos libres cuando bien podría irme y tomar un café con mi novio —continúa Oscar.

—Y conmigo —agrega nuestra amiga.

—Y con Maida —acepta él—. Te veo en clase, no tardes demasiado.

—Sí, sí, bebé, termina de salir, me estoy meando encima y necesito llegar al baño —Lo apremia Kevin haciéndome reír por lo bajo.

—Te veo en clases, amor —me arroja un beso Maida, razón por la que le perdono que me pisa el zapato al salir.

Permanezco en mi asiento viendo cómo el salón en cinco minutos poco a poco se va desocupando dejando solamente a Callum, quien se pone de pie y baja los escalones hacia el escritorio luego de cerrar, sin pasar seguro, la puerta. Tomando la mochila, decido alcanzarlo porque es evidente que no va a subir y cuando estoy en el último escalón, él se sienta sobre el escritorio.

— ¿Qué puede ser tan importante como para que renuncie a algún bocadillo en mis veinte minutos libres y posiblemente llegue tarde a clase?

Dejo la mochila en una esquina del escritorio y me acerco con lentitud a él. Aunque su actitud no es cerrada o molesta, es un poco extraño que no esté dándome una de sus sonrisas o que he de hecho no me haya dado una respuesta inmediata llena de picardía.

— ¿Qué sucedió con Bryce Rhode? —habla con tranquilidad.

—Eh...

—La otra noche ¿Qué pasó exactamente con Bryce Rhode?

Muchas respuestas pasan por mi cabeza y aunque abro la boca, nada sale. He enterrado en ese momento en el fondo de mi cabeza, tal vez de manera adrede o sin siquiera darme cuenta, porque el miedo y la manera en la que me sentí...Simplemente no me gusta pensar en ello y menos cuando estoy experimentando otro tipo de sensaciones y emociones. La solución nunca será barrer los problemas debajo de la alfombra, pero supongo que es un mecanismo de defensa porque solo recordarlo me asusta.

Uno de los dedos de Callum va a mi entrecejo, alisando lo que debe ser un ceño fruncido y luego sus manos están en mis caderas, acercándome a su cuerpo, específicamente entre sus piernas, pero luego una de sus manos se traslada a mi barbilla para instarme a verlo a los ojos.

— ¿Qué pasó exactamente con ese imbécil?

— ¿Cómo lo sabes?

—Así que sí pasó algo —dice y lo veo confundida—. Él idiota estuvo en mi casa alardeando sobre mis gustos o una mierda cómo esa, diciendo cosas que francamente no quiero repetir, pero que te involucraban.

— ¿Por qué estaba en tu casa? —Quiero retroceder, pero su mano en mi cadera me acerca otro poco más.

—Porque tiene alguna mierda rara sucediendo con mi compañero de piso.

— ¿Stephan?

—No, Stephan jamás se uniría a su mierda. Hablo de Michael ¿Lo conoces?

Yo no, pero creo que Maida sí. Si busco en mi memoria algún recuerdo de la noche de San Valentín, puedo recordar algo sobre ella diciéndome que no viera a Michael vender algo, que nos mantuviéramos alejadas.

— ¿Qué dijo...Bryce? —pregunto, aunque por mi tono suena más a una exigencia nerviosa.

—Mierdas, basuras y quiero saber qué está pasando, por qué ese tipo de un momento a otro me está hablando de ti de esa forma.

—No lo entiendo... ¿Estás enojado conmigo por eso?

—No estoy enojado —Deja ir una respiración lentamente—, estoy preocupado porque él es...

— ¿Una horrible persona? Lo sé —tomo la mano que me sostiene la barbilla, alejándola porque estoy abrumada con esta conversación inesperada—. Lo que sucede es que la otra noche, cuando fui a esa reunión en el estacionamiento...Cuando me fui cómo una tonta...

— ¿Cuándo hice la cosa estúpida de los celos?

—Bueno, no lo iba a decir así, pero la cosa es que fue esa noche. He caminado muchas veces sola de noche en el campus y no se supone que tenga que caminar con miedo ¿Tú lo haces? ¿Caminas con miedo, Callum?

—No, no camino con miedo de noche.

—Exacto, tal vez fui ingenua pensar que cómo cualquier hombre podía caminar de noche en el campus mientras me pateaba mentalmente por no haberte explicado lo que sucedía...

—No creo que eso te haga ingenua, creo que dice mucho sobre que la sociedad no sirve —Me interrumpe con amabilidad y yo resoplo—. Es en serio, Clover, no te hace ingenua hacer algo que yo puedo hacer con normalidad.

—La cosa es que estaba caminando a la residencia cuando él apareció, no recuerdo alguna vez haber hablado o coincidido con él, pero lógicamente sé quién es por lo que hace —Me doy cuenta de que estoy hablando muy rápido por lo que desacelero—. Y traté de ignorarlo con educación y alejarme, pero creo que tenía alguna mierda en su sistema porque él se volvió insistente y su mirada era...Sucia y no de la manera en la que tú me has visto o cómo me has hecho sentir, fue asqueroso.

Me estremezco ante el recuerdo y la verdad es que la experiencia se debe reflejar en mi rostro, porque Callum me termina de acercar a su cuerpo y me envuelve en sus brazos con mi mejilla recargada de su pecho. Quisiera devolverle el abrazo, pero de alguna manera mis manos han quedado atrapadas entre nuestros cuerpos por lo que solo soy una persona de pie contra él.

—Quería que fuera con él a la fuerza, pero por fortuna James llegó y hubo intercambio tenso entre ellos —Trago—. Debo confesar que estaba asustada y yo...Ehmm... Es horrible admitir esto, pero es que yo solo me quedé paralizada, no luché o corrí, ni siquiera grité. No hice nada.

—Tenías miedo, Clover.

—Pero no hice nada, podría haberme lastimado y no hice nada.

Esa es una de las razones por la que no le he contado a nadie sobre esto, me siento avergonzada y tan molesta conmigo misma, me siento decepcionada porque siempre pensé que era capaz de defenderme, de luchar por mí y solo me sentí débil e impotente mientras me tomaba con fuerza el brazo diciendo todas esas cosas.

—Clover, el miedo tiene muchas maneras de actuar en nosotros, no siempre reaccionamos igual. Es válida tu reacción, no te castigues por ello cuando claramente no has hecho nada malo.

Es que lo sé, tengo en claro que no es mi culpa y aunque sé que mi reacción podría ser considerada aceptable y justificable ante la situación, no evita que una parte de mí no se sienta incómoda y avergonzada de no hacer absolutamente nada. Sin embargo, trato de llegar a un acuerdo conmigo misma en dónde me digo que si hubiese una próxima vez – que espero no sea el caso – le patearé al culo.

—Hay que enviarle una canasta de frutas a James —digo tras unos minutos de silencio.

— ¿Qué James? Hay como diez o más James en esta universidad.

—Hablo de James Miller.

— ¡Jamie! —dice—. Claro, ese James de primer año.

—Él llegó y me sacó de esa situación, me acompañó a la residencia. Estaba enojado por lo que había sucedido.

—Quiero decir muchas cosas, algunas horribles sobre esa maldita basura de Bryce, algunas en agradecimiento hacia el bendito James y otras sobre que estoy tan feliz de que estés bien —suspira—. Lamento que vivieras tan horrible momento.

—Es cuestión de dejarlo atrás —musito.

Ya no quiero pensar en eso y vale, se siente bien haberlo compartido con alguien y estoy suponiendo que más tarde lo hablaré con Edna, pero ya, no quiero revivir el momento una y otra vez ni dejar que me moldeé el resto del día.

Así que me separo lo suficiente de Callum, pero sus manos en mi cintura no me dejan ir tan lejos, lo que me hace reír por lo bajo.

— ¿A dónde piensas que vas, Clover?

—Si no lo recuerdas, tengo una clase a la que ir.

— ¿Qué tan temprano quieres llegar? —pregunta.

Y en mi mente las palabras cobran un doble significado. Atrás queda la sensación desagradable de recordar aquella noche y ahora mi cabeza junto a mi cuerpo se llena de otras emociones mucho más satisfactorias y positivas, todas ellas tienen que ver con Callum.

Llevando una mano a su rodilla, me encuentro viéndolo con fijeza al rostro. Tiene una expresión curiosa, divertida, pero un poco cautelosa, estoy suponiendo que en su cabeza aún se desliza el hecho de que tuve una noche nada agradable que pudo terminar peor de lo que fue, pero no quiero que piense en ello o sienta alguna especie de culpa por no haber hecho algo súper novelístico cómo correr detrás de mí cuando me fui debido al malestar de los celos.

Con lentitud, asciendo una por su pierna y cuando llego al muslo me encargo de dejar que mis dedos se cuelen por el lado interno.

— ¿Mi trébol? —susurra.

No es que me gusten los hombres posesivos, pero sé que cuando Callum me llama "su trébol" no lo hace de una manera territorial y cavernícola, además, tengo que admitir que me gusta cuando lo hace con ese acento irlandés que ahora me dice tantas cosas.

— ¿Qué tan temprano quieres llegar, irlandés? —repito la pregunta que me hizo hace unos instantes, solo que mi tono tiene un toque definitivamente insinuante que él no se pierde.

Me ve como si determinara que tan en serio voy con mis palabras y si está bien que pasáramos de un momento serio, conversando sobre lo que sucedió aquella noche, a este escenario con una tonalidad caliente en una temperatura ascendente; sin embargo, cuando parece que la expresión en mi rostro le da suficiente respuesta, verifica que mi disposición es genuina y no un caso de "distraigamos a Callum para no hablar de algo feo cómo esa noche", el escenario cambia.

Antes de que me dé cualquier reacción de carácter sucio, su mirada va a la puerta cerrada, no tiene seguro, pero se supone no hay clase en este aula por lo menos en una hora ¿Y sabes algo? La intriga y miedo de que alguien pudiera entrar le agrega una adrenalina adictiva a esta situación.

Primero despliega una sonrisita lenta que sube más del lado izquierdo, sin embargo, la sonrisa desaparece cuando se lame los labios antes de morderse el inferior. Llevando las manos a los bordes del escritorio se reclina hacia atrás y luego sus piernas se abren lo suficiente, dejando espacio para una prominente erección que comienza a alzarse.

—No sé si quiero llegar rápido o lento, lo dejo a tu elección, pero lo que sí sé con certeza, es que quiero que me hagas llegar, Clover.



Holaaa, si hay errores, pido disculpa, pero tengo sueño xD

Otra nota que he dejado en claro en mis redes: teniendo en cuenta que no a todos les gustan las escenas +18 descriptivas o con mucho de talle, cuando se vaya a subir algún capítulo con este contenido tendrá el "+18" en el título y podrás saltártelo si no deseas leerlo sin perderte algún detalle importante de la historia. Es para que cuando lleguemos a esos momentos, nadie se incomode.

Redes sociales:

Instagram: DarlisStefany

Twitter: Darlis_Steff

Espero les guste.

Un  beso.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top