12. Arruinados


Arruinados.

Callum.


—¿Babearás sobre los trago? —Me pregunta Kyra y ni siquiera volteo a verla.

—Es posible que lo haga —respondo, siguiendo a Clover a través del bar en dónde reparte bebidas.

Qué bien le queda ese jean ajustado ¡Duendes! Amo su culo y sus piernas y amo cómo camina, también amo que odie que sus pantalones nunca se ajusten a su cintura porque es más estrecha que sus caderas y que el culo que ya declaré amar, eso la obliga a usar cinturón y amo que la camisa rosa que está usando deje una franja de la piel de su espalda baja, oscura, tentadora y sé que deliciosa, a la vista.

—Callum, están esperando el trago —Carraspea Kyra a mi lado.

Despego la mirada de Clover para ver al tipo que espera por el trago y que ahora también ve a mi novia, eso me hace enarcar una ceja en tanto deslizo con demasiada fuerza el trago hacia él.

El tipo, rubio sucio porque he decidido que así lo llamaré, me da una sonrisa cómo si compartiéramos un secreto o juguete ¡Ja! Estúpido.

—Entiendo por qué te distraes, es un buen culo —Me guiña el ojo antes de volver a verla—. Demasiado buen culo, apetitoso ¿Está disponible?

—Esta será una noche difícil —susurra Kyra y soy el único que alcanza a escucharla.

—Termina el trago y vete de mi bar —hablo por encima de la música hacia el rubio sucio.

—Callum —sisea mi hermana.

—¿Perdón? —pregunta rubio sucio.

—No te perdono y quiero que te vayas de mi bar.

—¿Está de broma, verdad? —Le pregunta a mi hermana.

—La verdad es que... —Kyra se calla cuando Clover se acerca a nosotros.

Mi novia tan inocente y pura, recita los tragos de la mesa seis, ajena al degenerado sucio que abiertamente le echa una mirada al culo y que parece tener intenciones de agarrárselo por la manera en la que estira la mano.

—Hazlo y te sacaré cada órgano del cuerpo mientras estés vivo —Le digo con fuerza sin despegar la mirada de él—. Estira un poco más esa mano y por todo el oro de Irlanda que te la corto, quitándote uno por uno los dedos que uses para tocar a mi novia.

Ante mis palabras Clover voltea a ver la mano del rubio sucio extendida y veo el momento en el que fuego aparece en su mirada y hace algo inesperado ¿Será que nos demandarán por eso? Porque golpea con la bandeja la mano del tipo haciendo que suene fuerte y que él grite de dolor.

¿La tocó? No, porque ella lo detuvo ¿Es correcto lo que hizo? No me importa porque hace mucho Clover vivía aterrorizada cuando era acosada y está harta de esa mierda, a mí me encanta que se defienda. Eso es, reina, acaba con esos putos patanes que intenten pasarse de listos o lo haré yo.

Si hipotéticamente Clover asesinara a un tipo que la toque sin su permiso, yo escondería el cuerpo sin preguntas y sin ser juzgón, incluso podría felicitarla si lo hace limpiamente cómo hemos aprendido en nuestras clases compartidas. Qué gran pareja hacemos ¿Verdad?

Pero volviendo al rubio sucio, él está a punto de gritar y reclamar por el ataque, pero Clover se inclina y le susurra algo que lo tiene apretando los labios, palideciendo y alejándose de ella antes de bajar de la silla e irse.

—¡Oye! Paga —Se apresura mi hermana a ir detrás de él y cómo es atlética sé que lo alcanzará.

Mi atención está en Clover que me ve a través de sus espesas pestañas cubiertas de rímel en tanto desliza la bandeja, objeto de la agresión, por la barra. Sin importarme nada y sabiendo que hay dos trabajadores más atendiendo la barra, tomo impulso deslizándome por encima de la barra hasta estar al lado de Clover que me ve boquiabierta.

—¿Te calentó mi despliegue de atletismo y coordinación?

—Me mojó —responde sin dudar—, pero necesito que se prepare el pedido de la mesa que se encuentra esperando a que vuelva.

—Yo lo tomo —dice Kyra llegando tras perseguir al rubio sucio—. Conseguí que pagara.

»Tienen cinco minutos para mimarse antes de que vuelvan a trabajar ¿De acuerdo? —Nos advierte y yo le arrojo un beso.

Volviendo mi atención a mi trébol, tomo un mechón de su cabello envolviéndolo en mi índice. La verdad es que luego de toda la cosa de casi ser infectado por una bacteria no reconocida, las cosas han ido súper bien. Me ha encantado tener a Clover en mi tierra y ver la manera en la que se relaciona con mi familia, todavía embriaga a las personas en el bar porque no sabe mezclar bebidas y cada noche parece que acumula admiradores, pero no cómo el de hoy. También he amado todo el sexo alocado que hemos tenido y no voy a negar que he disfrutado meterle juguetes y dedos en el culo, esperando ansiosamente cuando será mi polla ¡Qué bonito!

—¿Qué le dijiste para que se cagara en los pantalones y huyera? —Le pregunto, tirando con un brazo de su cintura para acercarla a mi cuerpo.

—Solo jugué con sus miedos derivados de los prejuicios —responde curveando esos labios sensuales en una sonrisa.

Mi espalda y yo nos hemos acostumbrado a que nuestra novia es bajita y supongo que ella y la suya a que yo soy alto, así que me resulta natural ver hacia abajo cuando hablamos, ya ni me duele.

—Le hablé en persa y luego al final dije ¡Kaboom! Y ya sabes, sus prejuicios de mierda hicieron el resto —confiesa sin perder la sonrisa.

Terrorismo.

Eso no es una broma y estoy seguro de que no debería reírme, pero lo hago por lo bajo porque no puedo luchar contra ello, solo Clover usaría algo que la ha ofendido durante años para asustar a alguien.

Cómo una especie de novio sinvergüenza que apoya tal comportamiento errado de su novia, extiendo una mano en una de sus nalgas y le beso la comisura de la boca ¿Premio o castigo?

—Qué mala eres, mi trébol.

Poniéndose de puntillas, con las manos en mi rostro, me obliga a bajar todavía más en tanto me da un beso de lengua, profundo y emocionante al que no me niego y del que pido más apretando los dedos en la carne de su culo para presionarla contra mí, para que sienta cómo comienza a ponerme duro, pero Kyra, que no es la hermana divertida, nos corta el rollo haciéndonos saber que debemos volver al trabajo y cómo me gusta el dinero, lo hago.

La noche es tranquila pese a ser un jueves, no hay más patanes y Moira llega tarde, también la veo coquetear con un par de tipos, pero cómo sé que ella es más peligrosa que ellos, me relajo, dedicándome a ser encantador con cada cliente cuyo potencial sea soltar tanto dinero en tragos cómo quieran.

Falta poco para que pueda irme, porque mis padres me dejan irme horas antes debido a que Clover es nuestra invitada y dicen no querer explotarla, así que me encargo de salir por la puerta trasera con dos grandes bolsas de basura que arrojo al contenedor y es exactamente cómo una película de terror que el panorama cambia.

Salida oscura y solitaria, sensación extraña de ser vigilado, estoy atento aunque me veo relajado y eso explica por qué no grito o me cago encima cuando alguien dice mi nombre, de hecho frunzo el ceño cuando al girar me encuentro con Colin, el tipo de manos amistosas que cometió el error colectivo que sufren muchos: enamorarse de mí.

De acuerdo, no se enamoró, pero sí que quiere que lo folle o follarme, tal vez ambas cosas.

—La entrada al bar es por el otro lado —Le hago saber.

Sonríe y hace esta cosa de repaso visual lento en donde me desviste, lo imagina y le gusta.

—Lo sé. Me encantaría quedarme a conversar contigo o hacer más, pero esto tiene que ser rápido —Tras hablar me arroja lo que mis reflejos con rapidez atrapan—. Ya sabes quién lo manda.

»Ojalá tener la oportunidad de conocernos mejor en otro oportunidad ¿No?

—Sueña con ello —respondo de manera odiosa.

—Lo hago —Me guiña un ojo.

Cierto que las personas masoquistas aman torturarse deseando lo que saben que no van a tener, soñando despiertos con ello con hipotéticos escenarios que nunca serán realidades. Cada quien se lastima cómo quiere, supongo.

No dice más, tampoco lo detengo, lo dejo irse y solo cuando ha desaparecido del todo desenvuelvo lo la hoja atada con una liga que resulta envolver una paca con al menos cien billetes de cien euros. La hoja tiene un mensaje en lapicero negro con una letra bastante brusca:


«No eres mi favorito y sigo creyendo que eres realmente raro.

Tu papá en este momento me odia.

Aun los espero en la boda.

Gracias por abrir al muerto y por alertarnos de la bacteria que pudo matarte.

Tu vida no tiene valor, pero cómprate un dulce.

Revisa tu cuenta bancaria.

No mates a nadie (se te ven las costuras de la oscuras.)

Sin amor y con algo de aprecio, Lorcan.

Disfruta del pago de tu trabajo.

No vuelvas a llamarme... Al menos que sea una emergencia de vida o muerte.»


Enarcando las cejas, me saco el teléfono del bolsillo aun sosteniendo la paca de billetes de cien e ingreso a una de mis cuentas bancarias. En la primera sigo teniendo el mismo saldo de mis ahorros para la maestría y el doctorado, en la segunda me doy cuenta de que Arlene se compró cosas en internet con mi tarjeta ¡Mocosa astuta! Y finalmente en la tercera mis ojos se abren.

Sé que tenía unos solidos tres mil cien euros en esa cuenta, pero ahora tengo ciento cinco mil euros de algún depósito.

Es un tacaño, pudo darme doscientos cincuenta mil, pero mi bondad y yo aceptaremos este monto ¿Qué esperaban? ¿Qué gentilmente rechazara un dinero que me gané? Pero ¡Qué va! Este dinero mal habido es mío. Qué igual todo el dinero corriendo por el mundo está manchado de sangre, eso a mí no me intimida, fue trabajo honesto y soy ambicioso, me gusta darme mis caprichos y mi cuenta se ve hermosa con el dinero.

Lo único que tengo que hacer es que papá no se entere o matará a Lorcan. Guardándome el teléfono y la paca de dinero, regreso al bar cómo si nada hubiese sucedido, recogiendo mis cosas y teniendo un rapidito en la oficina con Clover, excelente cierre de la noche.

***

Clover gime y menea el culo de una manera hermosa, haciéndome sudar al ver cómo mi dedo empapado de lubricante es absorbido tras un poco de resistencia, cómo siempre se tensa, pero mientras mi otra mano masajea su clítoris ella se relaja.

—Te ves tan increíble.

—¿Con tu dedo metido en mi culo? —pregunta con la mejilla presionada a la cama, la almohada debajo de sus tetas, rodillas abiertas presionadas en el colchón y el culo al aire.

Rio por lo bajo, sacando con lentitud el dedo antes de deslizarlo de nuevo, ella se estremece. Hago este juego de meter y sacar el dedo durante un par de minutos antes de tomar más lubricante y hacer que un dedo se convierta en dos. Exhala y se tensa, pero luego la codiciosa empuja contra mi mano y abandono el pequeño nudo de nervios entre sus piernas, para abrir mejor su trasero y ver la manera en la que mi dedos se hunden. Soy un tipo sucio y no me avergüenza admitirlo, de hecho, antes de mis dedos, estuve lamiéndola y besándola ahí de una manera en la que dudo que alguna vez lo olvide.

Desde hace días Clover ha estado lista para esto, quizá incluso desde mucho antes, pero me gustó jugar con nuestras ganas y expectativas, pero hoy ese culito hermoso será follado y que honor que sea por mí, me siento honrado, me siento como si tuviese una polla de oro o la más valiosa de Irlanda.

Dos dedos se convierten en tres y ella maldice aferrándose a las sabanas, meneándose y empujando contra mi mano, murmurando cosas que no logro entender.

—¿Qué dices, mi trébol?

—Que dejes de jugar y me la metas por el culo.

Le doy un azote en la nalga que la hace jadear.

—Chica sucia —digo dejando caer otro azote.

—Más.

—¿Cómo terminé emparejado con alguien igual de sucia que yo? —Dejo caer mi palma con un poco más de fuerza y gime—. Estás goteando, te encanta que te azote mientras juego con tu culo.

—Lo amo.

—¿Tanto cómo me amas a mí?

—A ti te amo más.

Sonrío y abriendo mis dedos en su interior, extendiéndola tanto cómo puedo, viendo que lo aguanta y sabiendo que lo próximo que estará ahí seré yo. La vuelvo loca hasta que se quiebra lloriqueando y pidiéndome que lo haga, que la haga venir y entre en ella, empujando hacia atrás con ansias de sentirme en su interior de una manera en la que no lo ha hecho antes.

Manteniendo los dedos dentro de ella, con la otra mano me encargo del condón (soy un muchacho ágil y coordinado) y después recojo su humedad, mezclándola con lubricante para cubrirme, estando lo suficiente resbaladizo para no lastimar y no darle más que placer en algo que nunca antes había hecho.

—¿Preparada? ¿Quieres esto?

—Lo quiero —dice en voz ronca—, estoy nerviosa, pero emocionada.

—Ah, interesante, te emociona perder tu virginidad anal.

—Momento memorable en mi vida —ríe de manera ronca.

—En nuestra vida. Marquemos en el calendario: día en el que tuvimos sexo anal por primera vez.

No le advierto para que no se tense, simplemente saco mis dedos con lentitud y casi de manera inmediata presiono la punta de mi miembro cubierto en látex y no hay resistencia, pasa sobre el anillo con facilidad, pero sé que debe de estar sintiendo una quemadura y por un momento se tensa, pero llevo de nuevo una mano a jugar con su clítoris, relajándola lo suficiente para empujar otro poco más. Pulgada tras pulgada, tenso y cubierto en sudor, de rodillas detrás de ella veo cómo su hermoso culo me traga poco a poco ¡Es mejor de lo que imaginé! Apretado, cálido y la sensación de que muchos lo consideren sucio a mí me incita todavía más. Cuando se encuentra lo suficiente relajada, con ambas manos la separo, viendo de manera más clara cómo me introduzco hasta la empuñadura.

—Ya entró toda —digo y ella ríe por lo bajo.

—Grandiosa frase, irlandés.

Le doy una nalgada y gime, apretándome en su interior ¡Joder!

—¿Cómo te sientes, mi trébol?

Porque antes de follarla necesito saber que esto le gusta y lo disfruta.

—Me quema y escuece, pero me siento llena, caliente, excitada y sucia por dejarte meterla en mi culo —Hace un pequeño meneo que me tiene rodando los ojos—. Demuéstrame que tan bueno puede ser.

—Hecho.

Le tomo el cabello con una mano, haciéndola arquear la espalda y con la otra le tomo la cintura, dando en un principio pequeños empujones para ayudarla a adaptarse, pero pasado el tiempo, cuando ansiosa empuja hacia mí, comienza la verdadera fiesta.

Empujo hasta que mis monedas de oro suenan contra la carne de sus nalgas, su cuerpo se sacude hacia adelante con cada embestida y el golpeteo del choque húmedo resuena. Clover gime con fuerza, retorciéndose debajo de mí y meneándose tanto cómo puede. Amo cuando una de sus manos se mete debajo de su cuerpo, acariciándose e impulsando todavía más el crescendo hacia su orgasmo.

—¿Cómo te estás tocando, mi trébol?

—En el clítoris —gime— y me estoy metiendo dos dedos.

—Mételos cómo si fuesen míos.

La charla sucia la enloquece y me cuesta no correrme cuando me aprieta en su interior y veo su culo sacudirse con cada embestida, cuando se arquea y se ve preciosa. De hecho me corro segundos antes, pero siento que me muero porque en medio de mi orgasmo se corre, apretándome ¡Duendes! Espero hacer esto mil veces más.

Consigo salir de su culo antes de desplomarme boca arriba a su lado, ella se mantiene boca abajo, viéndome con el rostro sudado y la boca hinchada, su respiración tan jadeante cómo la mía.

—¿Te gustó? —susurro y asiente—. ¿Qué tanto?

—Lo haría de nuevo...Pero cuando no me arda el culo ni sienta que me estoy haciendo encima. Somos unos sucios.

—Nos encanta ser sucios —Sonrío.

Ambos reímos y la atraigo a mi cuerpo para que descanse contra mi costado, dándole suaves besos por todo el rostro.

—¿Te han follado, verdad? —rompe el silencio y sonrío hacia ella.

—Sí, no lo odio, me ha gustado, pero disfruto más ser quien folla —Hago una pausa—. Te dejaría follarme.

Se hace un breve silencio.

—Creo que eso me gustaría —confiesa—, nunca lo he hecho, de hecho eres el primer chico al que le tocó y meto un dedo cuando le hago una mamada y eso me gusta.

»¿Cómo te follaría? ¿Mis dedos? ¿Juguetes? ¿Un arnés?

—Podemos ser creativos —Me rio besándola.

—Amo la manera en la que podemos hablar de estas cosas y que no pensemos que el otro es un loco desviado.

—Tenemos algo que muy pocos consiguen. A veces el amor es más fácil de conseguir que alguien que sea tu alma gemela sexual.

»La química sexual se tiene con muchos, pero la compatibilidad al punto de no tener miedo de decir tus más profundos deseos y de disfrutar cualquier práctica, no sucede siempre. Podría follar con otras personas y aun así no olvidarte. Podría tener buen sexo, pero no mejor que el que tenemos. Ya nos hemos marcado, Clover, ya arruinamos la vida del otro.

—Me gusta estar arruinada —confiesa, dejando un beso en mi pecho.

—A mí también, me encanta que estemos arruinados.

***

No mentiré: me pone sentimental tener que despedirme de Clover.

Esta mañana mientras teníamos sexo solo pude verla debajo de mi cuerpo y pensar ¿Cómo me volví tan afortunado? Estas últimas dos semanas y medias juntas han sido espectaculares, viviendo en un hotel cómo ricos, trabajando en un bar cómo pobres y conviviendo cómo un matrimonio reciente que aún no se embarazaba y con familiares entrometidos. Fue cercano a la perfección incluso si discutimos un par de veces porque ¿En qué relación a veces no se tensan un poco las cosas?

Egoístamente quisiera decirle a Clover: "quédate, hagamos vida en Irlanda, nos casamos y obtienes ciudadanía", pero eso sería estúpido porque ambos somos estudiantes ambiciosos que quieren graduarse y tenemos planes después de ello que aún no sabemos cómo combinar.

Mi familia definitivamente la amó incluso Kyra que es la odiosita de la familia, todos quedaron encantados y esta mañana al despedirse le hicieron saber que podía volver siempre que quisiera incluso si me dejara, pero mamá resaltó que ojalá no rompa conmigo porque seguro yo me pondré muy miserable, cosa que no desmentí o negué.

Ahora están anunciando que su vuelo pronto va a embarcar y ella necesita pasar por seguridad, así que nos abrazamos con fuerza y luego nos besamos de una manera no recatada y desesperada que ocasiona que alguien pasando por nuestro lado nos llame indecentes desvergonzados, pero no nos importa.

No vuelvo a Nottingham hasta dentro de un mes que iniciemos nuestro último año. Cuatro semanas son poco, pero me ha gustado tenerla para mí.

—Gracias por haber venido —susurro contra sus labios.

—Me encantó haberlo hecho, me voy enamorada de este lugar. No tardes en volver.

—Lo haré pronto —prometo, besándole la sien— y no más compromisos falsos con el despreciable Frankie.

—Lo prometo.

Le tomo el rostro entre las manos dándole otro suave beso, uno más romántico.

—Ten buen vuelo y dale mis saludos a tu familia. Tócate pensando en mí, yo lo haré pensando en ti.

—Romántico —Se ríe.

—Te amo.

—También te amo —Me sonríe, viéndose tan feliz y radiante.

Tras otro abrazo, la despido con la mano mientras se aleja y antes de entrar, me arroja un beso que me hace sonreír.

Ahí va mi trébol, alias: el amor de mi vida.

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