10. Lo siento/Te odio




Lo siento/Te odio.


Clover.

Creo que he llegado a mi residencia caminando en una especie de nube mágica, ni siquiera cuando le he dado caladas a un porro me he sentido tan volada, que bueno que Callum no sea una droga universal o estaría causando estragos por el mundo.

Anoche, cuando nos besamos, pensé que eso era lo mejor de cualquier fantasía, pero ¿Lo que ha pasado hoy? No puedo siquiera describirlo. Sus palabras, sus dedos, el ambiente, el orgasmo.

Si bien puedo volverme un desastre cuando un chico me gusta, luego comienzo a agarrarle el ritmo. Me gusta pensar que soy una persona con personalidad y me gusta quien soy cuando me relaciono con las personas o cuando solo soy yo con mis pensamientos, pero sé que pese a mi personalidad activa y poco tímida, es cuando estoy excitada que algo se libera de mí, prueba de ello es lo que sucedió hoy.

Me siento agradecida de estar cómoda con mi sexualidad, no me cohíbo en lo sexual porque siento que es algo natural en lo que me dejo llevar. El sexo puede ser incómodo cuando tú y la otra persona no tienen compatibilidad, pero cuando hay miles de chispas y parece que el mundo se desdibuja, el sexo es maravilloso.

Si bien he tenido varias parejas sexuales, sean novios o unos poquitísimos ligues e incluso lo que fue un amigo con beneficios al que terminé llorando porque no se enamoró de mí cómo en las novelas, decido que lo sucedido hoy va a borrar a quien hasta ahora consideraba "ese encuentro" con el que te dices: nadie podrá superarlo, nada será tan bueno cómo esto. Pero resulta que eso se debía a que Callum no me había tocado, no así y es que ¡Por todo lo divino! Ni siquiera necesitó meterme la mano en las bragas, solo hubo falta de una fricción, besos y hablar obsceno. Fue un orgasmo alucinante y el hecho de que fuese con él, me supera.

Estoy nerviosa sobre la conversación que debemos tener, no sé muy bien que diré y la verdad es que me siento algo incierta. Siempre establecí que Callum era una especie  de luna, se supone era alguien para admirar, no algo tan real. No sé qué es lo que quiere, pero yo estaba bien. No me sentía abatida por la vida por no relacionarme con él de una manera más cercana o íntima, no me sentía incompleta por llevar mi feliz vida de soltera y aunque no había sexo en mi vida en meses, yo era capaz de al menos liberarme mediante  a orgasmos que yo misma me daba.

Mi vida no era triste o desolada. No lloraba nuestra inexistente relación o soñaba despierta con  que fuésemos algo más allá de compañeros de clase o irlandés y el trébol de las notas. Entonces, todo este cambio repentino me desarma y genera un poco de estrés por pensarlo demasiado. Sería fácil decir: "solo déjate llevar Clover"; pero la verdad es que eso no funciona para mí. Siempre estoy pensando, siempre quiero anticiparme, cuando las cosas no salen cómo las espero o me toman por sorpresa, tiendo a estresarme y luego tenemos el otro punto: el inequívoco defecto de sabotearme.

Ni siquiera lo planeo, simplemente un día estoy feliz y optimista y al siguiente estoy analizando la joven vida de mi madre y preguntándome qué experiencias no pudo vivir o cuánto le habría gustado tal cosa. Tal vez tengo alguna culpa común cómo otros tantos niños cuyas madres murieron al darlos a luz, porque a veces te ataca el pensamiento: mi luz brilló al costo de que la suya se apagara y no, esto no me lo dijo mi papá o algún familiar resentido, mi familia es maravillosa, estos pensamientos los generé yo mientras fui creciendo entendiendo que mi mamá estaba muerta y que de hecho no la conocía de nada, que no tenía ningún recuerdo y solo podía vivir a través de los recuerdos de los demás y fotos capturadas de una belleza estática que no envejecería jamás.

Es un poco chocante tener que conformarte con conocer a tu mamá por medios de los demás, fui una niña cínica y a veces me preguntaba si ellos no estaban mintiéndome al venderme una imagen de mamá que no era real y aun me lo pregunto. También era extraño porque la amo, pero a veces me cuestiono ese amor porque no la conozco, no la conocí y me pregunto si amo la idea que me dieron de ella o la amo por haberme dado la vida y ser mi mamá. Son pensamientos confusos que luego me ponen de un humor extraño en donde decido seguir con mi vida en tranquilidad sin hacer nada memorable, sin destacar, sin nada extraordinario.

— ¡Bu! —Gritan detrás de mí, pero ni siquiera me asusto mientras Edna camina a mi lado—. ¿Qué tal tu cita con el cadáver?

Bien, Clover, vuelve en ti y no te precipites. Fueron unos besos, un orgasmo y una posible cita o algo así, no tienes que volverte una imbécil al respecto o sabotear algo que ni siquiera inicia.

—Fue bien, aún tengo informes qué hacer y muestras que estudiar —respondo subiendo las escaleras junto a ella—, pero no fue una cita solo con el cadáver.

—Debes contener ese chisme, lleguemos primero a la habitación y comamos algo, muero de hambre.

Asiento y terminamos de subir las escaleras mientras me cuenta cuánto odió su última clase de hoy y que le ofreció unas guías explicativas de su primer año a la novia de Jagger, eso me recuerda a que esta mañana ambas tuvimos clase temprano y no pudimos hablar sobre lo que haya pasado entre ella y James anoche, eso debo preguntarlo.

Una vez estamos en nuestro lugar, un apartamento tipo estudio, me doy una ducha rápida, luego hacemos unas palomitas de maíz, sacamos una botella barata de vino frío y trozos de queso ¡Más kilos para mí! Pero me digo que mañana al caminar y trotar lo quemaré.

— ¿Qué pasó con James? —pregunto antes de que abordemos lo mío.

— ¿Qué va a pasar? Follamos, es realmente bueno —Sonríe a través de su vaso—. Valió la pena toda la expectativa que nos hicimos y el tanteo que llevábamos durante un mes.

—Qué bueno, hubiese sido terrible que terminaras decepcionada —Doy un largo trago a mi vino antes de volver a hablar—. ¿Y ahora?

—Ahora seguramente volveremos a hacerlo, pero nada serio. Sabes que no quiero nada exclusivo mientras estudio y a James le gustan todas —Se encoge de hombros—. Se enrolla con otras y yo con otros. Es buenísimo follando y lo disfruté un montón, tanto como para querer tener un par de encuentros más, pero no es cómo si me enamoró a través de la penetración candente de su polla.

—Sutil.

Lo digo nada más que para molestarla porque todos los que conocen a Edna saben que lo último en su lista es ser sutil y que de hecho le da igual. Ella me da detalles sin censura de la manera en la que las cosas se dieron, desde el baile sensual a los gemidos en la habitación de James en la fraternidad.

Desde que tengo uso de razón, Edna ha sido muy comunicativa en cuanto a contarme sobre su vida y no lo hace por presumir o ser malvada, es simplemente que confía muchísimo en mí y de alguna manera siempre termina contándomelo todo, no se puede contener.

—Ahora dime qué pasó con tu cadáver.

—Primero tengo que hablarte de anoche —Me bebo lo que resta de  mi vaso y me sirvo más vino.

—Soy toda oídos. Tuvo que pasarte algo realmente intenso porque estás bebiéndote el vino cómo agua —murmura mientras se lleva un puñado de palomitas de maíz a la boca y me ve beber del vaso.

—Si supieras que sí —Tomo un trozo de queso—. Por algún giro de la vida, terminé en el auto de Callum Byrne pasándome humo con su boca, el humo de un porro cabe destacar —Su única reacción es enarcar una ceja.

— ¿En qué posición? ¿Fue cómo esa vez tonta en la que inhalaste de la boca de tu ex?

—No. Él estaba a horcajadas sobre mí y fue tan intenso.

—Apuesto a que nada más cuando te lo propuso ya te habías mojado —Sonríe—. Espero esta historia se ponga aún más interesante.

—Cuando terminamos de fumarnos el porro, él me preguntó si yo era su trébol irlandés...

—Entonces sí leyó la nota y sabe que eres tú.

Doy un trago a mi vino enmascarando que me molesta que ella lo deduzca tan rápido cuando yo de tonta y chica caliente, me dejé llevar sin notar el significado de sus palabras.

—La cosa es que no me di cuenta porque estaba demasiado...

—Caliente y necesitada de que te la metiera.

—Demasiado distraída —respondo ignorando sus acertadas palabras—y luego él me besó y fue tan candente —bebo más vino porque lo necesito—. Me beso de una manera en la que los dedos de los pies se me encogieron y lo toqué.

—Dime que en la polla —suplica y asiento— ¿Sobre la ropa o debajo?

—Sobre y fue breve.

—No es la respuesta que esperaba —su entusiasmo disminuye—, pero tengo fe en que este chisme se volverá mejor, no me decepciones.

Rodando los ojos antes sus palabras me recargo el vaso mientras le hablo de que luego Stephan apareció, sobre encontrar las notas y la manera en la que hui. No se sorprende, solo asiente y me da esa mirada de: mi pobre, imbécil.

—Pero la nota decía que él estaría feliz.

—Sí, pero me bloqueé. En mis planes nunca estaba que él lo supiera, yo estaba más que feliz con el anonimato y saber que él lo sabía me bloqueó y más que lo supiera desde hace tanto tiempo.

—Te abochornaba las cosas sucias que le escribiste ¿Verdad? Me acuerdo que en la primera nota le dijiste que querías que te la pusiera en el culo —Se ríe—. Quién sabe qué pusiste en las demás.

—No estás ayudando.

—Solo digo que guardarse que lo sabía debió ser un trabajo difícil.

— ¿Por qué lo hizo?                                                                                                                          

—Eso tendrás que preguntárselo, nena —Nos recarga la copa mientras lo dice—, pero en fin, sigue nutriéndome con información.

—Esta mañana ha entrado a la práctica porque era mi compañero junto a Kevin.

—Demasiada casualidad para ser una casualidad.

Asiento con lentitud y me bebo todo el vino de un solo trago antes de servirme más y entonces comienzo a realmente hablar con las emociones a mil sobre el momento en el que entró, la locura de conversaciones e incluso le doy detalles sobre abrir el cadáver y debido a que se encuentra relajada por el vino, ella lo deja pasar.

—Él fue increíblemente impresionante cuando sacó las vísceras ¿Tienes idea de cuán difícil es hacerlo sin ocasionar un desastre o tener mala precisión? Y se veía tan bien...

— ¿Se veía bien despellejando un cuerpo? Porque si es así, te iría bien el malote de masacre de Texas o de Hostel.

— ¡No! —Rio— Me refiero a que se veía imponente e increíble con esa actitud de concentración mientras hacía algo que no es fácil e incluso el patólogo pudo ver que lo hizo más que bien.

— ¿Te mojaste en presencia de un cadáver?

— ¡Dios! No, por supuesto que no.

—No sé si creerte, no soy quién para juzgar, pero es que a mí la idea de ponerme caliente por un hombre mientras otro está abierto en una mesa, me parece más una pesadilla.

—Edna, ponerse caliente no es la única reacción que puedes tener por alguien que te gusta —digo con lentitud, la lengua ya me pesa un poco y me siento demasiado relajada—. Sí, puedes excitarte, pero también hay momentos en el que ver su destreza o inteligencia te cautiva y no es algo simplemente sexual, es algo más.

»Trato de decirte que ver a Callum ser tan bueno en algo que admiro y respeto fue increíble para mí. No, no pensé en sexo cuando lo vi realizar un proceso tan difícil, pensé "¡Vaya! Él es realmente bueno y uno de los mejores, qué bueno es poder ver eso" y me sentí agradecida de poder vivir esa experiencia.

Se hace unos segundos de silencio mientras ella me ve fijamente con esos ojos azules. Tomo otro trozo de queso y luego bebo vino, maravillada con la combinación de sabores.

—No he experimentado eso, supongo, así que no puedo entenderlo, pero suena cómo algo genial, nena.

—Lo fue —Sonrío.

—Tú también debes de ser muy buena en lo tuyo y fuiste quién extrajo muestras de los órganos y una costilla o lo que sea, hiciste algo grande.

—Hice un buen trabajo —admito, algo crecida por su halago mal dado.

—Seguro Callum pensó "que fascinante e inteligente mi bizcochito sensual" —dice riéndose.

—Terrible apodo —Le arrojo un trozo de queso que cae en su cabello e igual se lo come—, pero bueno la cosa es que después, al terminar, algo pasó.

—Dame un adelanto, solo dime que fue algo caliente para no perder mis ilusiones.

Me bebo una vez más el vaso de vino de un solo trago antes de darle lo que me pide. No soy tan detallada cómo ella, me limito a decir que me subió al lavamanos, que me beso cómo si fuese su adicción y me tocó como si mi cuerpo fueran las nubes que quería alcanzar, también menciono el orgasmo inesperado.

—Qué sucia —sonríe—, me encanta. Estoy impresionada de que consiguieras un orgasmo por encima de la ropa. Es decir, eso es cómo cuando estás en la pubertad y descubres que frotarte contra algo se siente delicioso y te corres rápido, pero cuando conoces el sexo, correrse simplemente con el toque de dedos sobre la ropa parece una tarea difícil.

—Lo sé, lo sé. Además habían personas intentando entrar, pero es que...

—Sí, Callum te trabajó bien —alza la copa en un brindis silencioso.

—Me cuesta todavía asimilar que eso pasó.

— ¿Y ahora? —repite la pregunta que le hice sobre James y darle una respuesta se siente complicado.

—No lo sé, estoy asustada de la posibilidad u oportunidad —bebo—. Eres consciente de que no pretendía que él se fijara en mí o esperaba algo de esto, era totalmente honesta cada vez que te dije que no era mi plan salir con él o volverlo real.

»Dentro de poco estaré en mi último año y el plan ha sido concentrarme en lo que serán unas duras prácticas y conseguir algún trabajo que poco a poco me adentre al mundo de las ciencias forenses. Y me ha gustado estar soltera...

— ¡Joder! También amo estar soltera.

Rio golpeando mi vaso con el suyo. Siempre he considerado que en la vida hay todo tipos de momentos, en algunas ocasiones desearías tener un novio o te sientes feliz dentro de una relación, pero otra veces te sientes a gusto con tu soledad sentimental, con el disfrute de tu soltería y yo estaba-estoy en esa etapa.

—Pero te gusta Callum ¿Cierto? —asiento porque eso queda claro en las notas que le dejé— y te gusta cómo te hizo sentir —asiento de nuevo—, pero estás asustada.

—No quiero decir por qué lo estoy, tal vez te parecería tonto.

—Nunca me parecería tonto algún temor que tengas —asegura con seriedad—, pero respeto si no quieres decírmelo aun, porque sé que algún día me lo dirás.

— ¿Qué voy a hacer, Edna?

—Lo primero es que conversen, ya desde ahí ¿Por qué no dejarse llevar?

—No puedo, no sé lo que es dejarse llevar, pensarlo me da pánico.

— ¡Claro qué puedes! Te dejaste llevar y le dejaste notas a un irlandés que te gustaba, te dejaste llevar y de ese mismo irlandés te fumaste un porro para luego comerle la boca; te dejaste llevar y te dio un maldito orgasmo alucinante ¿Cómo que no puedes?

»Nena, amo esa cabecita tuya, pero no dejes que te diga que no puedes hacer algo, porque si te lo propones sé que puedes.

—Lo que más me encanta de tomar vino contigo es que curiosamente te vuelve sabia y filosófica.

— ¿No lo soy sin beber vino?                   

—No, sin vino eres una sucia, cruda y directa que asusta a muchos.

—Lo tomaré cómo que soy un encanto —Me guiña el ojo.

***

Hay un zumbido que quiero callar mientras me cubro la cabeza con la almohada, pero el zumbido persiste hasta que estirando la mano, tomo el teléfono que no sé cuándo puse a cargar. Se trata de una llamada de Oscar.

— ¿Qué quieres? —gruño y me doy cuenta de cuán seca tengo la garganta y el latido en mi cabeza ¡Qué dolor!

—Darte los buenos días no es lo que quiero, lo que yo quiero saber es por qué mi compañera de informe en pareja no ha aparecido en la puta clase —masculla.

— ¿Qué clase?

—Voy a matarte y luego yo mismo te realizaré la autopsia para exclamar "¡¿Qué clase, Clover?! La puta clase" mientras te extraigo el cerebro que lo olvidó—gruñe—. ¿Cómo que qué clase? ¡Tenemos una evaluación!

—Cómo sea, me duele la cabeza.

—Te duele la cab... —No termina porque finalizo la llamada y dejo el teléfono al lado de mi cuerpo.

Cierro los ojos y me llevo las manos a la cabeza ¡Dios mío qué dolor! Y la boca simplemente me apesta más de lo que lo hace el aliento matutino. Estoy muerta en vida.

El teléfono vibra de nuevo, una y otra vez, lo ignoro.

Lo ignoro hasta que abro los ojos tan de golpe que siento como si me dieran con un bate en el cráneo. Me estiro tomando el teléfono para ver llamadas pérdidas de Oscar, Maida y un número desconocido, pero me fijo aún más en el día y la hora.

—Mierda, mierda, mierda —salto de la cama y me mareo, también se me revuelve el estómago—. No, no, Clover, no hay tiempo para que vomites.

Corriendo me desnudo hasta el baño, me cepillo los dientes y grito cuando el agua helada me quema la piel, pero no la gradúo, me aguanto sacándome el hedor de borracha y resaca de encima, me lavo el cabello súper mal, pero al menos el olor a coco del shampo disimula el desastre que soy. Hago un desastre de agua que no puedo limpiar en este momento al salir del baño desnuda y secándome muy mal con una toalla mientras tomó un suéter negro sin ponerme sujetador y un pantalón de pijama a cuadros que según yo hoy puedo hacer pasar por pantalón. Lo primero que veo para mis pies son unos converse que me pongo sin calcetines y tomo el teléfono junto a mi mochila mientras salgo del lugar peinándome la larga cabellera mojada y casi matándome al bajar las escaleras.

Corro y siento que vomitaré o que me dará algo trágico como un accidente cardiovascular porque es que la resaca que me cargo podría matarme y todo este agite no me ayuda. Tropiezo con varias personas que se molestan, pero no tengo tiempo para disculpas y cuando entro a la escuela disminuyo la velocidad, pero camino a toda prisa hacia el salón de clases.

Veo la hora en mi teléfono dándome cuenta que llegó cincuenta minutos tarde a una clase de dos horas y medias. Me llevo una mano al estómago y rezo para controlar las arcadas porque de verdad creo que podría vomitar y mi cabeza necesita con urgencia unos calmantes. Tomo un par de respiraciones profundas y luego abro la puerta.

Hay un breve silencio y unas cuantas personas me observan, algunas con diversión, sé que me veo ridícula. El profesor con su política de "todos somos adultos y los que se perjudican son ustedes con sus faltas" me permite unirme a la clase y me recalca que no cree que alcance a hacer mucho de la evaluación porque mis compañeros ya llevan una hora adelantados, también me apuñala cuando me dice que estoy sin compañero, lo que me condena a hacer el trabajo de dos en menos tiempo que los demás y es un presagio de que no lo lograré, pero me esforzaré.

Subiendo los escalones  veo a Oscar en el equipo de Maida con otra chica, ni siquiera puedo sentirme traicionada, si acaso, me siento aliviada de que no le tocara hacer el trabajo solo o saliera mal por mi culpa. Mis ojos oscuros se encuentran con los suyos avellanas.

—Lo siento —Gesticulo.

—Te odio —Me gesticula de vuelta y casi rio.

Tomando asiento, acepto la hoja con la evaluación que me dice qué informe y respuesta debo dar, sacando mi bolígrafo trato de alentarme diciéndome que no todo está perdido.

Estoy sedienta, tengo ganas de vomitar y mi cabeza me duele tanto que de verdad siento que me explotará, pero eso me pasa por beber dos botellas de vino con Edna sin medir las consecuencias, sin control alguno. Ni siquiera sé cuando fui a la habitación a dormir o cuándo llegué a mi límite, bebí con la confianza de que estaba en casa y ahora miren este no bonito resultado.

Veo con fijeza las letras en la hoja y te prometo que leo cinco veces la primera pregunta, pero no logro concentrarme para entenderla pese a que seguramente conozco la respuesta porque soy buena estudiante y conozco de mis clases, pero no puedo en este momento.

Una gota cae sobre la hoja y me doy cuenta de que es una lágrima. No sé si viene de la frustración, el malestar o angustia de sentirme perdida en este momento.

—Bien, Clover, tú puedes —Me susurro leyendo de nuevo la pregunta. No funciona.

Los minutos pasan y mantengo la vista fija en la hoja mientras una mano va de mi estómago a mi cabeza. Voy a morirme, esa es la conclusión a la que llego, voy a morirme por haberme bebido el vino como si fuese agua.

Tomo profundas respiraciones para contener las náuseas y luego de un buen rato, parece que logro entender la primera pregunta. Es horrible tener que será tan extensa, detallista y científica en la respuesta porque pensar se siente cómo si tiraran de mi cerebro de un lado a otro, es doloroso y agobiante también frustrante, pero consigo responderla y luego estoy respondiendo la segunda, pero no soy tan afortunada porque el tiempo se acaba cuando voy finalizando la tercera pregunta de seis.

Ni siquiera soy capaz de entregar las hojas, el profesor me las quita y no lo veo, mi vista está clavada en mi pequeño escritorio. ¡Mierda, mierda, mierda! Esto nunca me había pasado.

Me muerdo el labio inferior y las manos me tiemblan.

—Clover ¿Dónde mierda se supone qué...? —Dice Oscar acercándose a mí. Alzo la vista y no sé cómo me veo, pero su enojo baja un poquito—. ¿Vas a llorar?

—Oh, amor ¿Qué pasa?

Amo a Maida, pero en este momento su voz que tiende a ser un volumen más alto de lo normal, no hace nada bueno por mi cabeza.

— ¿Clover? Te odio, pero igual quiero saber por qué vas a llorar —Me dice Oscar.

—Respondí  menos de la mitad —respondo con la voz rasposa, de verdad necesito agua— y no fueron respuestas respetables, son acertadas, pero no lo que se espera —Parpadeo intentando contener las lágrimas—. Me cagué en la evaluación, Oscar, estoy jodidísima.

—Amor, pero tienes buenas notas en las otras evaluaciones —Me consuela Maida.

—Pero ese no es el punto, Maida. Esto es horrible.

—Bueno, que te pasara eso no es lo único horrible, tú te ves horrible con esa resaca. Vamos te dejaré llorar sobre mí por esto y yo te digo cuánto te odio por la manera irresponsable en la que hoy me hiciste quedar mal y tener que abandonarte.

—Lo siento, Oscar.

—Te odio, Clover —es su respuesta—. Mucho.

Está vez sonrío mientras toma mi mochila colgándosela del hombro y Maida enlaza su brazo con el mío cuando me levanto, no deja de parlotear que una mala evaluación la tenemos todos  y que aunque me bajará un poco el promedio, seguiré siendo de las mejores de la clase. Pero apenas voy a mitad de camino cuando mi estómago me dice que no puede luchar más así que llevándome una mano a la boca, corro, abandonando a mis amigos en el salón mientras busco el baño más cercano.

—Clover —dice un acento irlandés, pero no me detengo—. ¡Clover! ¿Piensas seguir escondiéndote? Pues vale, lo capto, quedamos así.

¿Escondiéndome? No pienso más sobre ello porque encuentro el baño y gracias al cielo hay unos pocos cubículos desocupados porque vomito sin ninguna vergüenza en el inodoro. Siento que los órganos se me saldrán con cada profunda arcada y desperdicio que sale de mí. Lloriqueo y prometo en medio de la faena que no beberé más, pido perdón a Dios y a mi cuerpo.

Vomitar hace que mi cabeza duela a niveles en los que comienzo a fantasear con ser decapitada para que no me duela más y cuando solo me queda la desagradable sensación de vomitar la bilis, mi cuerpo se encuentra con ligeros espasmos, débil y sudoroso.

Tirando de la cadena, apestando a vómito y con el alma queriendo escaparme del cuerpo, salgo del cubículo. Al ir al lavamanos me veo en el espejo y estoy enfermizamente pálida, mi cabello es un desastre y de verdad estoy vestida ridícula. Me salpico agua fría en el rostro y tomo profundas respiraciones. Estoy tan sedienta que no puedo evitar reunir en mis manos algo del agua del grifo e ingerirla, no importa si me podría dar diarrea, no queda nada en mi estómago que pueda soltar por debajo.

—Sobrevivirás, Clover, lo harás —Me aliento con voz temblorosa.

Sabiendo que mis amigos no han de saber a cuáles de los baños fui y para evitarles ir a cada uno de la escuela, saco el teléfono del bolsillo frontal del suéter y lo desbloqueo. Estoy buscando a Oscar para escribirle cuando reparo en el número desconocido que tiene varios mensajes.

«Esta es la dirección de mi apartamento»

«Lógicamente soy Callum»

«Me encantó lo que sucedió hace unas horas y para aclarar: siempre me gustaron las notas»

Hay más mensajes con diferencia de hora. En uno me preguntaba si tenía alguna alergia referente a la comida y en otro fue algo dulce diciéndome que no tenía que estar nerviosa porque no iba a pasar nada que no quisiera y principalmente quería que tuviéramos la conversación. Pero entonces yo no aparecía ni respondía, tampoco respondí sus mensajes...Bueno, eso es mentira porque veo la única respuesta que le di pasada la medianoche y que no recuerdo haber escrito.

Clover: No puedo, lo siento.

Y su falta de respuesta me revuelve el estómago. ¡Joder! La cena con Callum.

Estuve en un buen ambiente con Edna bebiendo y bailando con música de su teléfono, perdí la noción del tiempo y también de mi cabeza y sobriedad. Y estoy segura que aun estando ebria, mi "no puedo, lo siento" se refería a un contexto sobre no poder no tener miedo, pero se lee cómo si le dijera a Callum que no puedo con nada de esta situación.

Lo recuerdo hace unos minutos llamándome y luego cortándome o algo así porque no estamos saliendo, porque tiene la impresión de que siempre huiré o algo cómo eso o tal vez porque está muy enfadado.

Anoche de verdad no pretendía huir, sí estoy asustada y no sé muy bien que haré con esto, pero me había armado de valor para ir con esa conversación y despejar la incertidumbre, solo que me embriagué y ahora Callum parece haberme sepultado junto a mis notas porque le dije que "no puedo" e ignore sus intentos de llegar a mí.

Mi cabeza me va a matar con tales pensamientos, así que con el teléfono aun en mano, me la sostengo.

—Clover, Clover, Clover —susurro, pero no suena ni la mitad de bueno cómo cuando Callum lo dice.


Holisss, paso muy, muy rápido porque me apuran y no quiero que me dejen.

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Espero les guste.

Un beso.

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