3. La normalidad


La normalidad

Clover

—Hola... —Hago una pausa— Han pasado quince días y la verdad es que... Te extraño, por favor vuelve.

Finalizo la nota de voz y presiono enviar, sin embargo, como todas las veces desde que se fue, se marca como entregado, pero no leído.

He hablado con una de sus hermanas, Kyra. Ella reflejó su preocupación por él, pero me hizo saber que se encuentra en buenas manos, lo que no se sintió como un alivio, no obstante, aligeró la angustia.

Giro en la cama y suspiro con la mirada clavada en la pared.

Debería levantarme, responder a mis correos, organizar mi viaje a Brasil y aprovechar estos días en casa, pero la verdad es que ni mi cuerpo ni mi mente quieren.

Un toque en mi puerta abierta me hace girarme hacia el otro lado y encuentro a Valentina, mi joven madrastra, con un Shadi sonriente que me dice hola con la mano haciéndome sonreír.

—Necesito tomar un buen baño antes de que tu padre llegue y vayamos a cenar ¿Puedes cuidarlo?

Ruedo los ojos y palmeo mi lado en la cama.

—Eso no tienes ni qué preguntarlo, Valentina.

Ella ríe en tanto básicamente corre a arrojarlo en la cama en donde mi hermanito rebota riendo antes de sentarse y estirarse para tomar mi teléfono queriendo llevárselo a la boca, se lo quito a tiempo.

—Tienes que dejar de intentar llevarte todo a la boca.

Abre y cierra la mano pidiéndome que se lo dé, pero sacudo le cabeza en negación y en su lugar le doy besos sonoros en la palma haciéndolo reír.

—¿Puedo tomarles una foto? —pregunta Valentina.

—Me veo horrible.

—No es cierto, siempre estás hermosa.

Sé que mi camisa tiene una mancha de la salsa de la pasta de la comida anterior, que mi cabello está hecho un desastre y mis ojeras son pronunciadas haciéndome ver pálida. No hay manera en la que esté hermosa en este instante, pero asiento y dejo que me tome una foto con mi hermanito antes que corra emocionada a bañarse.

Sus largos baños se han convertido en su mayor motivación y recompensa desde que llegué a casa.

—¡Ma! —grita Shadi mirando hacia la puerta y con un puchero.

—Ya vuelve, estás bien conmigo.

Me mira y cuando le hago una mueca se ríe.

Mi hermanito tiene poco más de un año y es precioso con su abundante cabello oscuro como el de los Mousavi, pero los ojos azules y nariz de Valentina. Siento que el tiempo se ha ido muy rápido, que dentro de poco tendremos un niño y no a un bebé. Ya camina con pasos tambaleantes y balbucea algunas palabras, me parece que es bastante pesado, pero es encantador además de ser social.

—Vas a tener una vida muy genial y sin dramas, Shadi —decreto y ríe sin entenderme, dejándome acostarlo a mi lado mientras abro la aplicación de videos en mi teléfono para que ambos veamos.

Selecciono el video de mi cumpleaños, esa noche tranquila en la que con un pastel sencillo mis amigos y Callum me celebraron.

—La morena de rizos increíbles y falda acampanada es Maida, pronto, cuando se sienta un poco mejor seguro viene a verte —Le digo—. La pareja abrazada son Oscar y Kevin, los extraño mucho, ahora se encuentran en Gales con la familia de Kevin y espero verlos antes de que regresen a Nottingham.

»Estoy segura de que reconoces a Edna, ama discutir con Kevin, pero siempre es en broma y ¡Ah! Mira —hago pausa en el rostro sonriente—. Él era Stephan, divertido como el solo, elocuente e inolvidable, un gran amigo y gran persona... Ahora es una estrella en el cielo a la que extrañamos mucho.

Presiono reproducir y Stephan se ríe junto a Callum mientras Edna sacude la cabeza en negación con una sonrisa y la Clover del video mira a Callum con corazones en los ojos.

—Y el pelirrojo es mi persona favorita, el amor de mi vida. Mi irlandés, mi Callum —suspiro—. Deberías recordarlo, él te ama y te cree su bebé, espero pronto venga a vernos —sueno insegura—. Deseo que lo haga, Shadi.

—¡Dame! —grita pareciendo querer lamer el pastel de la pantalla y río.

Continúo mostrándole los videos que reflejan muchos de los momentos felices de mi último año universitario, río y lloro, sin creerme que ahora se trata de recuerdos y que no volveremos a estar todos juntos, pero tratando de agradecer que al menos aun algunos podremos reunirnos.

¡Dios! La vida puede ser una auténtica mierda.

Shadi se aburre y se baja de la cama por lo que alterno la mirada de él a mi teléfono, desplazándome por las fotos, sonriendo con lágrimas en los ojos cuando me topo con una foto de Callum cargando sobre su espalda a Stephan quien tiene una cerveza en la mano. Mi irlandés iba tomado, pero consciente mientras que Stephan estaba bastante ebrio, esa noche no dejaba de cantar de manera desafinada y ahora sé que en secreto ya se encontraba saliendo con Maida.

Es difícil cargar con la culpa, una parte de mí reconoce que yo no le arrebaté la vida, pero otra se atribuye que quizá si no hubiese molestado a esa mujer, esto no habría pasado, sin embargo, si no me hubiese defendido ¿Estaría siquiera viva? Y a su vez me pregunto ¿Pero vale más mi vida que la de Stephan? Porque yo no estaría y él sí.

Abro nuevamente mi chat unilateral con Callum en donde su última respuesta fue la mañana de la graduación.

No dejo de pensar en nuestra discusión antes de la fiesta.

Presiono para enviar una nueva nota de voz.

—Lamento que discutiéramos esa noche, lamento muchas cosas, Callum. Te amo y te echo de menos, quiero abrazarte y estar para ti. Estoy en casa y siempre le hablo a Shadi de ti —hago una pausa mirando a mi hermanito jugar con mi zapato—. Debo organizar mi viaje a Brasil ¿Recuerdas que es a mediados de noviembre? Estamos en agosto, dime por favor que te veré mucho antes de irme. Vuelve, hablemos, por favor, regresa.

Termino la nota de voz con un suspiro y me entretengo jugando con Shadi hasta que papá llega.

Voy a cenar con mi familia y eso alivia un poco mi alma, pero esa noche, la pesadilla es bastante vívida y aunque no me asfixio, lloro contra la almohada con una sensación asquerosa de manos en mi cuerpo y de luchar por mi vida.

Recuerdos volviendo en pesadillas.

***

El desayuno transcurre en silencio y soy consciente de que papá y Valentina comparten una mirada que seguramente se trata de mí.

De esta madrugada.

Sin embargo, finjo no notarlo, aunque mi cuerpo refleja la tensión. Mi hermanito sería una gran distracción, pero sorprendentemente se encuentra dormido, lo que supongo que es un reflejo de su cansancio cuando en la madrugada no lo dejé dormir.

—Clover... —comienza papá y lo miro.

Puedo ver la preocupación, el cansancio e impotencia en su mirada.

Es un gran padre, solo que siempre ha sido torpe e incómodo para conversar conmigo y sé que en este momento lo frustra no tener todas las palabras o tacto para sacarme las verdades que sospecha me callo.

Fui acosada, arrinconada y al parecer tocada de maneras repugnantes, he sido maltratada y causé dolor en defensa propia, bloqueo recuerdos, mi novio hizo tratos con la mafia irlandesa, también asesinó a alguien, no sé si de hecho mi novio sigue siendo mi novio, mi amigo fue asesinado en nuestra fiesta de graduación y mi novio (¿ex?) está desaparecido.

Esa es una declaración que no le daré a Ehsan Mousavi.

—¿Si? —respondo.

—¿Estás bien?

Sí, no, no lo sé.

Asiento con lentitud y ninguno de los dos lo creemos.

Abre la boca, pero la vuelve a cerrar y se aclara la garganta.

—¿Quieres mantener los planes de irte a Brasil? —pregunta y asiento— Porque estará bien si quieres quedarte en casa, no nos enfadaremos por el dinero invertido y estoy seguro de que con tu perfil universitario encontrarías trabajo hasta iniciar tu maestría...

—El plan sigue siendo el mismo, papá —Le sonrío y no parece convencido, pero presionar no es su especialidad por lo que asiente y suspira.

—Ya debo irme al trabajo —Comparte otra mirada con Valentina—. Ante cualquier cosa no duden en llamarme.

Besa mi cabeza, besa los labios de Valentina y sale de la casa igual de preocupado que esta mañana.

Miro mi plato de comida mientras Valentina se desliza en los asientos hasta sentarse a mi lado.

—Yo no te voy a preguntar si quieres hablar, Clover —Me dice y la miro—. Vamos a hablar.
—¿Lo haremos?

—Sí, porque cuando te despiertas en la madrugada con una de tus personas favoritas gritando y luego crees que morirá asfixiada las cosas cambian. Sé que nos llevamos muy pocos años para que me consideres una figura materna, pero te amo y eres mi familia.

»No sé si está mal que te presione, pero lo que sé es que no quiero volver a revivir ese momento. Estamos preocupados por ti y lo sabes, y no, no pienses que eres una carga. Hay momentos buenos y momentos malos, no es un pecado sentirnos tristes o mal, pero tu salud mental y física importa, hay que sanar.

Me muerdo el labio en tanto nos miramos y finalmente mis hombros caen, agotados del peso de mis pensamientos y emociones.

—No puedo decirte todo.

—A veces poco es suficiente —asegura sonriéndome de manera alentadora.

Cierro los ojos intentando reorganizar mis pensamientos y cuando los vuelvo a abrir respiro hondo.

—Fui acosada en la universidad.

Los labios de Valentina se contraen y sus ojos se estrechan, pero asiente tomándome la mano, instándome a continuar.

—Y hay cosas que no recuerdo. Había tenido episodios como los de esta madrugada —confieso—, asustaban a Callum... y a Stephan.

Trago recordando esos momentos.

—Callum me habló sobre recibir ayuda, pero yo... Creo que tenía miedo —Hago una pausa—. Tengo miedo —corrijo.

»Me aterra recordar algo que me haga mucho daño, pero también me lastima no recordarlo y no puedo evitar pensar que si hubiese recordado, tal vez...

Stephan y Callum estarían aquí.

—Las cosas serían diferentes... mejor —termino por decir—. Me siento una cobarde y es raro, porque una gran parte de mí se siente autentica, pero luego está esa vocecita que me hace sentir ajena, mal, triste, como si una parte de mí estuviese muriendo.

»Callum no me estaba presionando, pero por alguna razón sentí la necesidad de tranquilizarlo y mentí. Le mentí de una manera descarada sobre estar yendo a terapia e incluso fingía ir a las citas y decía toda esta palabrería que leía en internet —Me río sin humor.

—Oh, Clover —Le da un apretón a mi mano—. La confianza.

—La rompí —reconozco— y creo que intentaba mentirme más a mí que a él porque en el fondo sabía que no es tonto, que él tenía que leer en ello, pero lo dejé extenderse como una infección desagradable.

—Y él siempre lo supo —suspira y asiento.

—El día de la fiesta de graduación me confrontó y creo que entré en pánico y me sentía avergonzada de mis mentiras. En lugar de reconocer que me equivoqué, volqué todo hasta él y discutimos fuertemente, dije cosas que no quería, lo lastimé y aunque estábamos juntos en la fiesta, todo era tenso y raro, pensé que lo conversaríamos.

Fue la primera vez que me reconocí como una víctima.

—Pero entonces Stephan... —Mi voz se quiebra—. Callum se fue.

—¿A qué te refieres? Nos dijiste que estaba en Irlanda llevando su duelo.

Miro nuestras manos.

—Se fue, no sé a dónde, su familia dice que está bien, pero no hay detalles. No hemos hablado, no sé exactamente su paradero, no sé si sigue siendo mi novio, no sé si estamos rotos, no sé si lo volveré a ver...

A medida que continúo mi angustia se vuelve palpable y ella me atrae a un abrazo al que me aferro.

—Respira hondo, Clover.

Lo hago sintiendo un nudo ansioso expandirse por todo mi cuerpo.

Me aterra la idea de no volver a ver a Callum.

—Lo echo de menos y sé que hice mal, pero Valentina ¿Por qué querría recordar algo que fue horrible y bloqueo?

Hace silencio durante un largo tiempo.

—Clover ¿Por qué querrías pasar largas horas sin dormir y al hacerlo asfixiarte? —susurra— ¿Crees que mereces ese tipo de daño? ¿No crees que mereces sanar tu mente, emociones y tu cuerpo?

—Crees que me castigo.

—No, creo que eso es lo que tú crees —Se aleja para mirarme con seriedad—. Lo que yo creo es que tienes derecho a sanar, que no podemos obligarte a dar el paso, pero duele ver el proceso.

»Esto no se trata de si Callum regresa o no, que confío en que lo hará, va más allá de tu romance. Se trata de ti, de tu amor propio, tu salud, tu vida, tu presente y futuro. Terapia no significa solo recordar, es más que eso.

»¡Maldita sea, Clover! Me encantaría tener las palabras correctas, honestamente no sé si la estoy cagando ahora, pero mi niña, eres más que esto, eres fuerte, increíble y valiente.

—No quiero seguir preocupando a papá.

—Es tu padre, siempre va a preocuparse por ti, es su derecho, te ama y tu dolor siempre será el suyo, pero sabes ¿Qué?

Niego con la cabeza.

—Cuando des el paso, no lo hagas pensando en Callum, en tu padre, en mí u otros. Hazlo pensando en esa Clover del pasado viviendo el presente y que merece un gran futuro. Hazlo por ti.

Asiento en medio de un suspiro.

Hacerlo por mí.

Dar el primer paso.

Ser valiente.

En el pasado lo habría hecho con facilidad, en el presente me lo pienso.

—Llora y grita si quieres hacerlo.

Y eso hago.

Grito.

Pienso en que no vi las señales de la Cobra.

Siento rabia por la muerte de mi amigo, por la ausencia de Callum ¡Por lo que me hicieron!

Han pasado cuarenta y nueve días desde el horrible suceso.

Y ha pasado un año desde que me atacaron.

Grito y grito llena de rabia y dolor.

Y finalmente cuando lloro, Valentina lo hace conmigo, susurrando cuánto lamenta que haya sido lastimada.

Despertamos a Shadi y él llora al vernos llorar.

Lloramos los tres y es tan agotador, pero tan catártico.

***

Dos días pasan cuando una noche sin pesadilla me hace extrañar tener más noches de esa.

Echaba de menos una noche de más de cuatro horas de sueños.

Echaba de menos no temer a dormir.

Echaba de menos algo tan básico como abrir los ojos y solo bostezar queriendo seguir durmiendo un poco más.

Echaba de menos: la normalidad.

Así que pensé durante un largo tiempo en la cama y deseé tener otras de esas mañanas.

No fueron las pesadillas las que me llevaron a dar el primer paso: fueron esas horas de normalidad.

Así que esa mañana mientras Valentina le cambiaba el pañal a Shadi le dije que me ayudara a buscar un terapeuta.

Había miedo en mi voz e incluso incertidumbre, pero también la sensación de: esto está bien.

Clover: finalmente estoy buscando un terapeuta. He dado el primer paso, Callum. Tengo miedo, pero quiero sanar.

Presiono enviar y me quedo con la mirada fija en la pantalla, esperando.

Una vez más se marca entregado, pero no leído.


Espero estén teniendo bonitas fiestas.

Pronto más de esta historia, como ven, el tiempo está pasando e iremos sanando (creo), así que pronto estaremos sonriendo (espero) o al menos saber qué es de la vida de Callum...

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