010

Las nubes se veían... dulces.

Yoongi, con su labio inferior entre sus dientes, se distrae con el reflejo del cielo nublado y brillante que le otorga la pantalla de su celular. Las ve caminar con la ayuda del viento, la luz del sol debería de darles la suficiente energía para que ellas brinden un espectáculo sublime a sus ojos enamorados.

Suelta un chillido y le fue inevitable no mover sus brazos al son de su alegría, alegría la cual está esperando a la salida de la facultad de letras, puesto a que ella misma le dijo que ahora irían a caminar y pasar el tiempo juntos y algo más, que dejó en sorpresa.

Él odia las sorpresas, pero lo deja pasar solo por Park Jimin.

Su novio.

—¡Ah! — exclama cuando la emoción traspasa los límites de su cuerpo. En su propio sitio, da un pequeño brinco y su sonrisa se vuelve más grande —. Tranquilo, respira — se dijo a sí mismo, obligando a calmarse —. No empieces a actuar extraño...

Detrás de él, una figura masculina lo ve con el ceño fruncido tras haberlo llamado un par de veces, aunque debió de desistir en capturar la atención del pelinegro cuando vio que se encontraba con sus usuales audífonos negros.

De pronto, toda emoción de Yoongi se vuelve extrañeza, sorpresa y susto cuando una mano se posa con brusquedad sobre su hombro, en lo que no supo identificar si era un saludo amistoso o no.

—Hey, Yoongi — dijo la figura una vez se quitó sus cascos —. ¿Te asusté?

—Choi — respondió en forma de saludo, caminando un pequeño paso para deshacerse del contacto innecesario que su cuerpo estaba sufriendo —. No. ¿Necesitas algo?

—Sí, tus notas sobre el conversatorio que tuvimos en el taller de dramaturgia. No pude asistir la semana pasada y ahora el maestro quiere... Bueno, ya sabes que tenemos tarea. ¿Me ayudas? Por favor.

—Uhm, aún no he pasado mis apuntes en un documento. ¿Quieres que te los pase cuando lo haga? Aunque, la verdad, no sé cuándo lo haga porque estoy ocupado con otros trabajos. ¿O prefieres tomarle fotos a mis notas?

—Si tu letra es legible, sí.

—De acuerdo.

A Yoongi le llevó un tiempo saber cómo funciona un entorno estudiantil.

Sin burlas de por medio, claro está.

Recuerda con agriedad su infancia, cuánto lloraba antes de ir a clases por las ofensas que recibía de sus compañeros insensatos y sus maestros poco empáticos. No era suficiente pasar de un médico a otro y el rechazo de su padre biológico ante sus crisis, también debía afrontar a aquellos niños que se turnaban para tocarlo, mientras ellos reían con fuerza y él lloraba a más no poder.

Culpa a su autismo por ello.

Aunque, en su momento, no sabía a qué se debía su extraña manía de fijación en varios temas, su stimming o sus problemas sensoriales.

Después de hablarlo con su madre y que un psiquiatra le haya dado su diagnóstico a los diecisiete años, no supo cómo reaccionar.

¿Era bueno? ¿Malo? Solo fue extraño.

—Puedes verlo así, no es tu culpa — le había dicho Namjoon, después de enterarse de la noticia que su madre se encargó de contar —. Acepta cómo eres, no es tu culpa que algunas personas tengan el cerebro del porte de un maní como para degradar a una persona por ser diferente a los demás.

—¿Y tú cómo... lo aceptaste? Cuando te dieron tu... diagnóstico.

—Bueno, no lo recuerdo. A mí me diagnosticaron el TDAH cuando era pequeño. Por lo que mi vida siempre tuvo las comodidades y apoyo que necesité.

—Eso tiene sentido... — de todas maneras, Yoongi no se sentía cómodo con la etiqueta de persona autista. La aborrecía — Lo peor es que no tengo... cura.

Namjoon solo se encogió de hombros y asintió, no sabía qué más decir.

Por suerte y privilegios, pudo acceder a un diagnóstico a temprana edad, nadie en su familia se mostró reacio a sus comportamientos y pudieron ayudarlo en cuanto necesitó en su infancia, por lo que tiene una buena relación consigo mismo y aquella etiqueta de TDAH que está escrita y ahora adjunta como información especial a la hora de entregar su currículum.

En cambio, Yoongi no. Aunque, siendo sinceros, Kim lo intuyó desde siempre.

Y le dolía el rechazo que su mejor amigo tiene hacia sí mismo.

—Yo no le veo nada de malo, por si mi opinión te ayuda — susurró —. Tu madre ni tu padrastro...

—Mi papá...

—Cierto. Tu papá — Yoongi asintió, era el mismo tiempo en que tomó la decisión de cambiar su apellido ni bien tenga la mayoría de edad —. Tu padre menos, Yoon.

—Es extraño... — chilló en voz baja —. No quiero tener... autismo.

—En realidad, se es austista, pero... Perdóname. No tengo cómo darte consuelo.

Sentía que todos los problemas, situaciones y demás que afrontó que le llevaron al borde del colapso se pudieron haber evitado si tan solo no fuese autista.

En cierta parte, entiendo lo que ser autista significa para él.

Ser autista es necesitar de sus audífonos con reducción de ruido exterior, es la manera en la que busca no tener contacto físico con ningún extraño y hacerle saber a sus allegados que no quiere que le toquen en un día de esos en los que ansía arrancar su propia piel porque le incomoda, es tener extrañas sensaciones como que le duela el cabello o la planta de sus pies estén demasiado en contacto con la textura de sus calcetines, pero también es que, aun así, anhele caminar con las manos entrelazadas o con su brazo enganchado en el de su acompañante y los fuertes abrazos de contención que necesita de vez en cuando para regular su respiración.

Es no entender, pero estudiar las reglas sociales y no comprender cuando se muestra reacio a tener conversaciones arbitrarias que no llevan a ningún lado, como cuando fingen interés en su bienestar antes de pedirle un favor o cuando no reconoce cuándo se termina una charla, las veces en las que ha recibido algún reclamo por marcar el visto a conversaciones por mensaje que ha tenido a lo largo de su vida, lo cual hace cuando ya no tiene qué más responder y no lo ve como algo malo. Es analizar cada relación social que tiene para ver cómo debería actuar a los demás para no incomodar.

Es aún tener burnouts cuando una situación lo sobrepasa en demasía, en cómo quiere envolverse tal tamal en sus mantas gruesas para regular su ansiedad, para así pasar horas escuchando Michael Jackson o viendo preparaciones de violines desde cero, en sus comidas olvidadas y lo inútil que se siente cuando su madre aún debe preocuparse a que coma de manera saludable y preguntarle si ha a tomado agua o ha ido al baño, porque hasta esas mínimas cosas se van y desvanecen en lo que transcurre el tiempo donde sus pensamientos aparecen frente a sus ojos y le dan jaqueca.

Ser autista es eso y mucho más para él, es más que el llanto que se traga cuando nota la diferencia entre su persona y una, a su perspectiva, normal en cualquier entorno. Es haber llorado y tenido crisis al momento de presentar su examen para entrar a la universidad, es haber tenido que pausar sus estudios un par de años por la dificultad que se le presentaba para entrar a sus clases.

Es no haber podido ir a la universidad en taxis o transporte particular porque no podía bajarse del vehículo y siempre pedía que lo lleven de vuelta a su casa. Después, es que su padre había pedido vacaciones para ir a dejarlo por él mismo y haber esperado por horas en la camioneta para volver a casa, sin resultado.

Es saber que debe esforzarse un poco más siempre para subsistir en un mundo que no está hecho para él.

Ahí es donde entra su conflicto.

¿Cómo aceptar el apoyo y ayuda que necesita, si no sirve de nada a ojos externos? ¿Si podrían verse como ventajas o lástima? No es sorpresa para sus compañeros de sus diferentes materias cuando en todo el semestre no ha hablado en voz alta y se salva de las exposiciones, ponencias y debates en las que se contará con una calificación importante y él está exento de ello, porque presenta a sus docentes su diagnóstico y su incapacidad de hablar frente a más de dos personas.

Y su conflicto crece más cuando en su diagnóstico aparece la palabra discapacidad.

—Aquí tienes.

—Muchas gra... Wow, es bastante — mencionó Choi al ver sus apuntes —. ¿Escribes todo lo que dicen?

—Algo así, cuando lo tengo en documento hago resúmenes, me centro en las ideas principales y redacto mi propia opinión respecto al tema tratado, también me ayudo de los materiales dados.

Además, escribir todo y prestar atención a lo que escucha es una manera de ver las palabras, esa es su forma de estudiar.

—¿Crees que me puedas ayudar con ello también? Soy pésimo haciendo eso y ahora necesito ayuda para pasar el taller.

—Ahora el taller se centra en la constancia de tareas, trabajos grupales y creación de guiones... No creo que pueda ayudarte. Es decir, por esta vez puedo apoyarte con el conversatorio, pero después tienes que velar por ti mismo y en tu desempeño. También puedes optar por tutorías, sabes que es obligación de los maestros responder por ellas cuando las necesites.

—¿Y tú serías mi tutor? — preguntó, en lo que empezaba a tomarle fotos a su cuaderno —. Estaría encantado que fuese tú quien me ayude en eso.

Si a Yoongi se le dificulta analizar el ambiente universitario, ni siquiera puede distinguir entre un acercamiento de interés romántico con uno que no.

Por ahora, en clases, él únicamente va a estudiar. No puede evitar los trabajos grupales, por lo que se muestra colaborativo siempre cuando los grupos son obligatorios, puesto a los que se da por elección, en las materias que tiene con Kim Jisoo, ambos hacen grupo. Y si no es así, por suerte, siempre hay alguien que le pregunta si puede trabajar con él, a eso le dio gracias a sus buenas calificaciones.

—Estoy haciendo mis horas de prácticas preprofesionales en una editorial ajena a cualquier cosa de la universidad, por el momento no me dispongo brindarme para tutorías — mencionó, puesto que desde su semestre tenían esa oportunidad y, aunque la institución daba las herramientas para hacerlas allí dentro, él optó por hacerlas en el trabajo de su padre —. Creo que hay otros chicos de semestres más avanzados que pueden ser tus tutores.

—Olvídalo... — dijo Choi, con una sonrisa que no pudo descifrar y, seguido a esto, tomó un bolígrafo que estaba en su chaqueta para anotar algo en la esquina de una hoja y, finalmente, entregárselo —. Te escribí mi número para que puedas mandarme el documento hecho, me has salvado. Muchas gracias.

—No hay de qué.

—Te debo una — volvió a insistir —. ¿Te parece saldar mi deuda yendo por un helado?

—Me gusta el helado, pero insisto que lo dejemos como un favor entre compañeros.

—¿Solo somos compañeros? Auch, Yoongi. Llevamos compartiendo talleres y materia de teoría desde el segundo semestre.

—Ah... No lo sabía.

—Está bien, es razonable. Creo que es la primera vez que tenemos una conversación que no sea en clases — el pelinegro asintió, sin saber qué más decir —. De acuerdo, nos vemos, entonces. Escríbeme pronto.

—¿Ok...?

Yoongi miró por dónde Choi iba alejándose de él, mientras se encogía de hombros y guardaba su cuaderno. No tiene mucho cuidado en acordarse en guardar su número o escribirle, lo hará cuando vea conveniente.

Vuelve a colocarse sus audífonos, A Teenager's Romance de Ricky Nelson se reproduce desde la playlist que Jimin creó con base a los gustos de ambos y, como si aquella canción de los sesenta fuese un detonante, recuerda su emoción inicial, sonriendo en grande cuando ve el mensaje de su novio en el que le avisa que ya está llegando a la facultad.

Alza la mirada y busca al rubio entre los estudiantes, logra verlo después de unos minutos con su usual vestimenta relajada, cabello despeinado que parece peinado y aquella sonrisa que agranda sus abultadas mejillas, ocasiona lindas arrugas en las esquinas de sus ojos y que ha sido protagonista de algunos versos en su libreta.

Dugun... Dugun, dugun, dugun.

Park Jimin, por su parte, también sintió su corazón acelerarse. ¿Cómo no pasarle? Yoongi no es una persona que pueda ocultar fácilmente lo que siente y, ahora, se le ve la emoción a flor de piel y la proyecta en la sonrisa que le da cuando sus miradas se conectan y sus corazones se sienten cálidos.

—Jimin...

En una osadía, el rubio rodea con sus brazos al mayor y, aún más atrevido, roza sus labios con la pálida mejilla de su novio. No se tarda mucho cuando su cintura es rodeada por el pelinegro, quien está parpadeando con rapidez al sentir aquel beso como un suave roce de la brisa.

Sí, son tan suaves como las nubes.

—¿C-Cómo te fue...? — Yoon preguntó, aún sin separarse del abrazo y con el rostro caliente, puesto a que tenía conocimiento que el contrario tenía una pequeña presentación de un trabajo en el cual estaba poniendo mucho empeño.

—Muy bien. No obtuve la máxima nota, pero tampoco me fue tan mal — Park respondió, ya alejando su cabeza y sonriendo al ver el sonrojo que ocasionó —. ¿Y a ti?

—Bien. Uhm... Hoy escribí un poema.

Sobre ti.

—¿Taller de poesía?

—Sip.

—Qué lindo — como si alejarse significa un frío mortal, distanciaron sus torsos para poder hablar de frente —. ¿Listo? Podemos ver juntos el atardecer desde el parque.

—Claro, vamos.

Namjoon se encontraba frente a una máquina expendedora, esperando con paciencia que no tiene que su lata de café frío llegue hasta sus manos.

No debería tomar café, pero un poco de cafeína no le iba a hacer daño a nadie.

La máquina estaba demorando más de lo usual y hacía mucho ruido. Realmente, él podía escuchar sus engranajes y los conductos de ventilación a su alrededor. Por suerte, el pasillo se encontraba medio vacío, así que no debía preocuparse de algo más que conseguir su café para aliviar su corazón y tener la suficiente energía para centrarse en sus tareas.

No planeaba volver a casa tan temprano.

De todas maneras, la única persona que le hacía volver a casa antes del anochecer porque le da miedo la oscuridad, ahora está ocupada con su novio.

Se siente desempleado, por alguna extraña razón.

Cuando el ruido de la lata cayendo de la máquina retumba en sus oídos, toma su bebida y se dirige con una calma tranquila a una banqueta fuera de la biblioteca. En su regazo, descansa su mochila con llaveros sensoriales en sus cierres y se dedica a jugar con ellos en lo que su cerebro se encarga de procesar lo que estaba aconteciendo en su vida.

Min Yoongi tiene novio.

¿Por qué no está feliz por él?

Esa falta de emoción le provoca pesadez en su corazón. No lo entiende. Puede que también sienta un poco de preocupación, pero así como el mismo Yoongi lo dijo, él ya es un adulto y debe de tener la autonomía para decidir sobre sus relaciones sociales, románticas y cualquier decisión que tome con respecto a esto.

Tiene miedo.

Lo único que quiere hacer es guardar a su amigo en una cajita de cristal para que nadie le haga daño. El mundo era muy mundano y sucio para una persona como Min Yoongi.

Y él no puede hacer nada al respecto.

¿Por qué se siente tan desplazado?

Antes de Park Jimin, la frase estoy con Namjoon significaba para sus padres que todo se encontraba en orden y él seguro, pero ahora con la presencia de aquel rubio, la frase cambió a un estoy con Jimin y fue el mismo Yoongi que le contribuyó seguridad a su nombre, lo cual los señores Min lo aceptaron, con preocupación, pero lo hicieron más rápido que él.

Esto nunca pasó con sus anteriores parejas, lo cual no sabe decir si es bueno o malo.

Los años de su primera relación pasaron volando delante de sus ojos, siendo él testigo de primera mano en cómo aquel noviazgo de niños se iba deteriorando por el tiempo hasta quedar en cenizas de lo que en un inicio comenzó como una buena amistad. En ese momento, admite haber sentido recelo en cuanto a esta persona se acercaba a Yoongi, pero uno del tipo en el que conocía que su amigo a veces se veía obligado a hacer cosas que no quería o a comportarse de tal manera con tal de encajar y no verse como un bicho raro a la vista de los demás, puesto a que no era sorpresa para nadie que era víctima de las habladurías de otros.

Era como un sabor agrio en la boca de saber que su mejor amigo la estaba pasando mal en un ambiente que puede evitar.

Por esto, también fue quien le indujo a terminar dicha relación.

—Es extraño... No quiero estar con él, no quiero besarlo, ni siquiera quiero tomar su mano — le había dicho Yoongi, en una de esas tardes cualquieras en que pasaban juntos en la habitación del mismo —. Pero... antes, sí... Antes, sí. No mucho, pero sí. Solo que él... se ha vuelto tan extraño para mí, ni siquiera sé si lo sigo queriendo o no.

—¿Y no te enamoraste? — él preguntó.

—No... No lo hice — en ambos había un cargo de conciencia —. Pero él... él me dijo que sí estaba enamorado de mí... No le respondí.

Namjoon se quedó callado. En ese momento, tampoco entendía lo que implica el amor y sus diferentes matices.

—¿Crees que debería... terminar con... él?

¿Qué más debería haber dicho en vez de aquel?

No tiene nada en contra de Jimin, solo se siente un poco celoso, a decir verdad.

No quiere sentirse así.

Suspira en lo que se termina su café y vuelve a levantarse, lo mejor será concentrarse en sus tareas y no en esos extraños sentimientos que no ha logrado concebir cuándo florecieron.

Con el corazón aún latiendo con fuerza, Yoongi cierra sus ojos un segundo al sentir la brisa impactando en su rostro.

—Creo que va a llover — dijo el rubio, ambos ya se encontraban en el parque habitual, sentados en unas banquetas de madera poco cómodas —. ¿Esta es la brisa de la cual me hablaste esa noche en la fiesta?

—Mi felicidad, sí. Es muy relajante.

Eso y darse cuenta que sus manos, fácilmente, podrían ser el resguardo de las pequeñas manos de su novio.

—Ahora que lo dices... Es verdad, es muy relajante — los dos agradecen en silencio que no haya más personas en el parque, más que unos cuantos niños, una pareja y un par de ancianos —. Muy oportuno para este día.

—¿Por qué lo dices?

—Tuve un mal día hasta que te vi — a Jimin, realmente, ese coqueteo inocente le salía por naturaleza y lo decía con tanta liviandad que Yoongi por un momento se preguntó si escuchaba lo que salía por su boca —. Cansado, más que todo. Quería compartir un momento contigo antes de irme a casa.

Para él, es realmente gratificante la compañía del mayor, escuchar su suave voz hablar en voz baja, sus manos cálidas rodeando las suyas y el haberse dado cuenta que Min camina tratando de no pisar las grietas del suelo.

—¿Tuviste ensayos?

—Sí, pero también... — el rubio suspira, debatiendo en si contar lo que estuvo rondando su cabeza el día de hoy — No es la gran cosa, solo que no he estado teniendo el rendimiento que quiero tener en mis materias y talleres, creo que debería esforzarme más.

—¿Por qué?

Park se encogió de hombros.

—Me siento un poco inseguro... por la edad. Soy el mayor del primer semestre, no tengo tanta estabilidad como los demás, ni el mismo rendimiento. Gran parte, si no es decir todos, provienen de preparatorias o bachilleratos de artes, incluso de academias; son personas que se han interesado y practicado danza desde hace años. Y yo... Yo solo practicaba a escondidas de mis padres en mi habitación.

—Eso no te hace menos — dijo el pelinegro, llevando su mirada al contrario —. Es verdad que aquí encuentras a muchos que provienen de otras instituciones artísticas, como yo, que es por el convenio que tienen todas y su beneficio de que sigamos el mismo camino hasta aquí con su intercambio de información de oportunidad. Que tú no hayas tenido las mismas oportunidades no es motivo de menospreciar. Creo que lo más importante para mantener una carrera de artes es la pasión y constancia, y tú tienes ambas.

—Lo sé, solo es un poco difícil. Y hay días como los de hoy en los que no doy todo de mí. Mis profesores me dicen que estoy detrás de mis compañeros y en las coreografías me mandan al final, recalcando que ese siempre será mi lugar.

—Sí, algunos son así de malditos...

—No es algo que pienso la mayor parte del tiempo, a veces, solo... a veces sucede como hoy. Había estado dando todo mi esfuerzo para lograr ser el centro, pero no fue así. Creo que me decepcioné un poco de mí mismo.

Yoongi se quedó callado unos segundos, sin saber qué decir para expresar el apoyo que le quería dar a su pareja.

—Yo también me decepciono de mí mismo a veces — optó por decir —. Asimismo, soy mayor que la mayoría en mis materias de quinto semestre, mi única amiga de la carrera tiene tu edad, me parece. Tengo una condición... que me impide hablar en público o frente a muchas personas, se siente como una ventaja y desventaja, pero en mi caso lo compenso particularmente con mis profesores respectivamente.

—¿Qué condición?

El pelinegro señaló su cabeza, sin darle mucha importancia.

—Lo que quiero decir es que quiero que sepas que entiendo y simpatizo cómo te estás sintiendo, así como tienes mi apoyo para momentos como este. Cuando a mí me sucede, suelo recordar que no fue culpa mía ni de nadie que yo tenga una cierta diferencia al resto de las demás personas... Puedes intentar haciendo eso, sé que no es fácil, pero a medida que más lo practicas, más fácil se te hace.

Lástima que Min no siga sus propios consejos. Al menos, no al pie de la letra y siempre.

—Tiene sentido... Gracias, Gi. Lo intentaré — Jimin apretó la mano que apresaba entre las suyas con una sonrisa —. He estado un poco inseguro estos meses, pero me alegra mucho haber dejado derecho por danza. Realmente, esta es mi pasión.

—Lo entiendo. En cambio, yo nunca me vi estudiando algo más que Literatura.

—También me alegra mucho porque te conocí — con eso, las mejillas del mayor se tornaron de un carmesí lindo y perceptible a simple vista. Park, con una sonrisa ladina, besó la palma contraria con un casto roce de labios —. Y espero que este acontecimiento, que no fue coincidencia, sea uno de los mejores en mi vida.

—A mí me alegra saber que soy parte de tu gratitud.

—Lo eres. Y te confesaré que eres parte de lo que me aferra a esta ciudad — Yoongi le miró, con incredulidad y sin saber muy bien a qué se refería —. Antes de conocerte, estaba planeando volver a Busán. Seúl no se estaba sintiendo como mi hogar.

—Oh, cierto. No eres de aquí. Pero... ¿y tu familia? ¿Y qué sucede con SeokJin y Taehyung? Los conociste antes que yo.

—Mis padres ya estaban asentados aquí desde hace más de quince años y mi hermana por un poco menos, tenemos una gran diferencia de edad. En cambio yo, viví con mi abuela en Busán hasta que tuve que prepararme para el suneung, ese año de estudio recuerdo que mis padres me ordenaron estrictamente que lo haga bajo su supervisión, la UNS era prioridad para ellos, aunque no me sentía muy cómodo en su tutela. Se sentía como si no fueran mis padres...

—Básicamente, eran extraños... Lo entiendo.

—Sí, fueron extraños. Seúl es tan extraño y le tomé un cierto odio a la ciudad como tal por no conocerla, por perderme cada tanto, por no conocer a nadie, por dejar de lado lo que yo creía como amistades, por separarme de mi abuela... Creo que hasta ahora seguiría prefiriendo Busán antes que Seúl, pero me acostumbré. Aprobé el examen, entré a derecho y ahí conocí a Taehyung.

» No tengo una amistad como la tuya con Namjoon, no con Taehyung, no con Jungkook, ni siquiera con SeokJin. Somos amigos que nos quejamos de vez en cuando e indagamos en el sentimentalismo una vez al mes. Ya hablaba con ellos antes de conocerte y recuerdo haberles dicho que no me sentía cómodo en Seúl, dejar mi antigua carrera me desorientó mucho y lo primero que se me ocurrió fue volver a donde siento que pertenezco.

—Busán...

—Sí, pero me aceptaron en danza y comprendí que es bueno convivir con personas con tu misma pasión. También te conocí. Y, no sé si te lo han dicho antes, Min Yoongi, pero tu presencia irradia una calidez que nunca antes había sentido en una persona.

Ay.

—Después, todo fluyó como agua y henos aquí. El atardecer es muy lindo a tu lado.

AY.

—Hablando de a-atardeceres, t-tengo una sorpresa... para ti.

—¿Sí? ¿Qué es?

—Un poema — dijo con rapidez, Yoongi nunca fue bueno con las sorpresas y no había dado atisbo de su pequeña creación antes porque la había escrito hace un par de horas —. Tú también dijiste que tenías algo para mí...

Antes de que el rubio dijera algo, el mayor buscó entre su bolso su cuaderno de ideas. Al instante, se arrepintió de haber sentido el impulso de mostrarle lo que escribió, principalmente porque la hoja donde estaba el poema estaba con garabatos con el nombre de quien lo hace sentir en las nubes.

—Escribí esto... pensando en ti y... en el cielo.

«Mierda, habla bien. De algo tuvieron que servir las terapias del lenguaje y habla.»

Jimin miró con sus ojos abiertos lo que estaba puesto frente a él, con un sonrojo casi imperceptible. Lo leyó con rapidez, eran dos estrofas compuestas por cinco y cuatro versos respectivamente; su corazón, y cree que hasta su alma también, se sintieron cálidas al verse reflejado en un bello atardecer de colores rojos y naranjas como estaba escrito.

Alzó su mirada y vio a su pareja ver todo a su alrededor para evitar verle a los ojos. No pensó mucho y rodeó con sus brazos los hombros contrarios, ganándose un pequeño sobresalto de su cuerpo tenso, que segundos después se relajó bajo su tacto mientras que soltaba suspiros totalmente enamorados.

—Está muy lindo, quiero leerlo de nuevo. — Dijo, para volver a tener su atención en la pequeña libreta.

Yoongi fue más rápido y, simplemente, arrancó la hoja y se la entregó.

—Ten, es tuya. Es tu poema.

—Nunca me habían usado como musa... Es muy hermoso, Gi, de verdad. Ay, creo que voy a llorar.

—Tienes que empezar a acostumbrarte — susurró el mayor, acercándose a su rostro con lentitud —. Dicen que cuando un escritor se enamora de ti, quedas inmortalizado en letras.

Enamorado.

Estar enamorado es como estar en las nubes.

—Gracias, Gi. Lo atesoraré — Jimin dobló la hoja, no sin antes leer el poema de nuevo, y lo guardó en su billetera. Después, de su mochila sacó una bandeja térmica y la colocó en su regazo —. Yo te traje esto.

Yoongi, inmediatamente, abrió su boca con una gran sonrisa al ver lo que contenían.

—¡Dumplings!

—Sip, este es de carne de res, este de cerdo... — mencionó, señalando cada uno de los cuatro bao dumplings que trajo —. Este es de pollo y el más chiquito es de vegetales con un poco de sopa, debes tener cuidado al comer porque te puedes embarrar.

—Se ven muy esponjosos... — el pelinegro, con sumo cuidado, acercó su índice para acariciar la masa con delicadeza —. Huelen bien.

—Yo los hice, creo que alguna vez mencionaste que te gustan.

—¡Me encantan! — Min, sin pensarlo mucho, agitó su diestra después de alejarla de la comida tal aleteo dulce, sin darse cuenta — Son mis favoritos. Las comidas esponjosas me fascinan porque no son muy duras como para que me duela al masticar ni tan resbalosas para que me dé asco comer después de unos segundos; el relleno no me da tanto problema porque la masa es lo suficientemente fuerte y equilibrada con su sabor para no sentir que estoy comiendo de más de cada cosa en un solo bocado.

Por ello es que también le atraen los labios de su pareja, ¡se ven tan esponjosos que los quiere morder!

Jimin soltó una risa pequeña, le dio ternura que el contrario haya dicho todo eso mirando los dumplings y con rapidez, no entendió algunas palabras que dijo, pero lo dejó pasar.

—Mi nana me ayudó a hacerlos.

—¿Tienes niñera?

—Hablo de mi abuela, fue un poco difícil porque por el celular que tiene y se rehúsa a tirar solo podemos hablar por llamada; lo hacemos de vez en cuando, le pedí ayuda para repasar la receta porque quería darte un detalle.

«Ay, estoy enamorado.»

Min Yoongi se reconforta al sentir cálido su corazón, por sus sentimientos correspondidos y su naciente enamoramiento que cada día crece tal árbol de cerezo para crear el escenario más bello que alguien pudo haber imaginado.

—¿Cuál quieres probar primero?

—El de pollo.

—Aquí tienes — dijo el rubio, pasándole el correspondiente —. ¿Te molesta compartir mitad y mitad cada dumpling o prefieres que nos repartamos dos cada uno?

En cualquier otro caso, Yoongi hubiera preferido comer todo eso solo.

Pero el hecho de compartir con Jimin lo que ama, le llena más que cualquier otra comida.

—Mitad y mitad.

—¡Bien! Come tú primero y luego yo.

Ay, lo que hace el amor.




















Tus esponjosos labios de nube miré,
tus mejillas sonrojadas quiero acariciar,
tu cabello de cielo atardecer adoraré,
tus ojos de estrellas se crearon
para que yo tenga a quien mirar.

El atardecer no le hace justicia a tu belleza,
pero tu compañía al mirarlo es inaudita.
Antes quería vivir en un eterno lapso de atardecer,
pero ahora sé que prefiero ver su reflejo en tus pupilas.

—Ojos color atardecer.
GiGi.

holas. volví.

5k palabras como disculpa por haber tardado en actualizar, iba a escribir más, pero tengo el tiempo justo con cosas de mi vida je, en ig les voy contando.

cuídense, los tqm.

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