008
A la mañana siguiente, cuando Yoongi despertó, lo hizo con una sonrisa.
¿Cómo no hacerlo? Su melodía genérica favorita de su celular lo despertó a la misma hora de siempre, y en su bandeja de notificaciones, un mensaje de buenos días de Jimin, ¡de Jimin! ¡Su sonrisa es tan grande que le está doliendo la cara!
Después de haberle declarado sus sentimientos, Jimin siguió con su práctica mientras él lo veía con suma adoración, pero se tuvo que ir una hora y media más tarde por una llamada programa con unos compañeros de su carrera, puesto a que tenían un trabajo grupal próximo a presentar.
Se despidió de lejos, sobre todo porque el rubio estaba todo empapado de sudor y, honestamente, la piel sudada o mojada le provoca un asco irremediable. Pero le dejó en claro que ni bien terminara con lo suyo, quería seguir hablando con él por mensaje. Y así fue. Se durmió con los mensajes de Jimin y amaneció de igual manera, ¿quién puede tener tanta suerte en el mundo? Exacto, nadie menos que él, Min Yoongi.
Como de costumbre y ya como parte de su rutina diaria, el pelinegro se sentó sobre su cama, estiró su cuerpo, al levantarse, primero se colocó sus zapatillas y después se dirigió al baño. Minutos más tarde, con su ropa puesta, la cual eligió la noche anterior, ya se encontraba ayudando a su madre a preparar el desayuno, mientras ella empacaba el almuerzo que su esposo iba a llevar para que evite comer en cualquier
—Estás feliz — Yoongi se sonrojó ante lo dicho por su madre —. ¿Sucedió algo?
—Mmm, nada en particular — murmuró, pero con una sonrisa aún más grande, la cual pudo disimular cuando vio a su padre —. Buenos días, pa.
—Buenos días, Gi. Amor, huele delicioso — dijo el hombre, primero dándole un beso en la cabeza a su hijo y después a su esposa —. Gi, recuerda que hoy te toca hacer las compras a ti.
—Ay, ¿de nuevo?
Uh, él odia ir de compras.
—Fuiste hace dos meses, es tu turno de nuevo, hijo.
—Esta vez no te demores mucho, por favor. Y lleva tu celular.
Bueno, en realidad no lo odia mucho, pero es algo que le ha traído problemas de vez en cuando. Como la última vez, que se quedó en el supermercado casi cuatro horas completas yendo de un pasillo a otro, buscando todo lo que su madre escribió en una lista que le dio. Había ido sin celular, creyó que no habría problema, puesto a que su familia sabía qué iba a hacer y hasta Namjoon lo sabía, pero grande fue su sorpresa ver a su amigo buscarle con desespero por todo el lugar porque se demoró mucho.
—Está bien.
Sería un día largo.
Yoongi miraba con mucho interés su celular.
—¿Me estás escuchando?
—No.
Jisoo suspiró mientras terminaba de escribir sus notas, se encontraba sentada al lado de aquel pelinegro que le pareció lindo, y un poco intrigante, desde el primer día que lo vio en sus talleres de Poesía anteriores.
—¿Esperas noticias de algo?
—Sí.
Bueno, sabe que Min Yoongi no hablaba mucho.
Era un buen estudiante y era conocido por ser un poco estoico, con dificultad para las presentaciones orales y casi siempre se salía con la suya para no tener alguna, callado en clase, muy callado, algunos no saben que tiene voz o siquiera puede hablar.
Pero hay muy pocos, solo Jisoo, quien ha trabajado con él y, a simple vista, pueden deducir que son amigos. Más compañeros que amigos, pero para ella era algo.
Su presencia no le hace incómoda al pelinegro, puede decir que le es indiferente, sin embargo, siente que con ella deja de ser un poco un bicho raro y rata de biblioteca que su nombre ha adoptado. Al menos, la chica también es un poco silenciosa, centrada en lo suyo y no lo quiere tocar. Un hallazgo en un mundo que no entiende sus necesidades.
—La clase ha estado aburrida — dijo la chica, le respondió con un leve murmullo que quería transmitir que estaba de acuerdo con ella —. ¿Esta es tu última clase del día?
—Sí.
—¿Y vas a hacer algo después?
—Sí.
—Oh.
—Ajá.
—¿Puedo saber qué es?
—Compras. Comida.
—Ah, entiendo. Yo iba a ir con unos amigos a por helado...
—Ok.
Jisoo suspiró de nuevo, intentando no desanimarse. Le gusta Yoongi, ¿a quién no le gustaría? Sabe de lo que dicen de él, pero detrás de su mirada neutra y rostro inexpresivo, ha conocido de a poco al Min Yoongi que se preocupa por sus clases, es responsable y un poco tierno cuando hablan por mensajes y la desesperación llega a su cuerpo cuando le dice que están tomando asistencia en las clases que comparten juntos.
—Pensé que quisieras venir con nosotros.
—Voy a estar ocupado, iré de compras al supermercado.
—Genial, ven con nosotros, íbamos a ir al centro comercial de todos modos. Pasamos primero por un helado y después, si quieres, te acompaño a hacer tus compras...
—No, gracias.
La joven se entristeció un poco.
—¿Por qué no?
¿Mi "no" no es suficiente?
—Porque no quiero ir a comer un helado con tus amigos, no los conozco.
—Pero vas a estar conmigo, y a mí sí me conoces. Y de paso te los puedo presentar, estoy segura que te van a agradar y tú a ellos.
—¿Por qué querría conocer a más personas? Ya te conozco a ti y eso es suficiente para mí.
Mientras Yoongi fruncía el ceño hablando, sin dirigirle la mirada a Jisoo, quien también se hacía ilusiones sola, él ya se encontraba frustrado por la falta de mensajes de Jimin en su bandeja de entrada.
No era broma cuando le preguntó qué hacen las personas después de decirse que se gustan.
Con su primer novio, fue tan infantil e inmaduro que le da jaqueca preguntar. No fue un día tan especial como el día que le dijo a Jimin que le gusta, puesto a que este chico fue directamente a la pregunta decisiva del comienzo de una relación, no lo recuerda gratamente.
En cambio, con su segunda novia, fue más extraño aún, porque un leve sí se le escapó de sus labios cuando la chica se lo preguntó de manera espontánea y muy incómoda, cuando ella se encontraba recostada en su pecho mientras conversaban con un grupo de compañeros que Yoongi tenía al final de su preparatoria.
Aquel peso incómodo en su pecho recuerda todavía, con el ruido de las voces de esas personas que ya no recuerda ni sus rostros. Las clases habían terminado y esos chicos decidieron pasar el rato bajo la sombra de un árbol, riendo y siendo bulliciosos. Y claro, Choi MeiWoo lo llevó arrastrándolo de su mano, solo para usarlo como almohada suave.
—MeiMei, tu novio es muy serio.
Ese fue el comentario que desató toda su historia, hecho por la novia de uno de sus amigos. Luego se dio cuenta que era la típica reunión de amigos con sus parejas, cada uno intentando presumir a la persona que tenían al lado. MeiWoo no tenía qué presumir, aun así, ahí estaba.
¿Me veo muy serio? Pensé que estaba haciendo un perfecto masking.
—Yoongi no es serio, solo es un poco tímido — dijo la chica sobre él, girándose a verlo para apretar sus mejillas, algo que le molestó, pero que no comentó —. Y aún no somos novios...
—¿Qué? ¿Todavía no?
—Yoongi, ¿qué esperas?
—¿Qué te pasa, Min?
—¿Haces que parezcan novios y aún no se lo pides?
Esos y más comentarios fueron casi gritados en su cara. Él solo quería salir corriendo de allí, ir con Namjoon y contarle a sus padres su pésimo día en la escuela.
—Chicos, tranquilos. Vamos a nuestro ritmo. ¿Verdad, Gi? — sin poder hablar, él solo asintió —. A menos que... sí quieres que seamos novios.
Así sin más lo dijo, en frente de todos.
Los demás lo miraban expectantes, las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos, pero permitirse eso solo significaba más burlas y ataques hacia su persona. Su cuerpo se paralizó, tanto que MeiWoo se preocupó un poco como para salir de entre medio de sus piernas donde estaba recostada y sentarse bien en el pasto, con la mirada e ilusión expectante mientras veía las voces de sus amigos comentar una que otra cosa no agradable.
—Yoongi, ¿quieres ser mi novio?
—Sí — respondió de manera automática por temor, su voz tambaleando un poco —. Ajá...
De inmediato, ella se abalanzó hacia él y sobre su pecho, esta vez haciéndolos caer sobre el suelo en un abrazo incómodo, que hacía presión sobre todo su cuerpo y el nerviosismo de su ser se evidenció en no saber dónde colocar sus manos. Solo quería ese cuerpo lejos, muy lejos del suyo.
No fue hasta después de que se quedó sola con Mei en la parada de bus, que la chica tomaba, que pudo soltar un gran suspiro de agotamiento, llorando de inmediato.
—Gi... ¿Qué ocurre? ¿Estás bien? ¿Necesitas algo?
Él negó con la cabeza, finalmente rechazándola, cuando lo quiso tocar. No lo entendía, su llanto provenía del estrés sometido, de sus manos en su cuerpo, de su molesto y largo cabello enredándose entre sus dedos, de la presión social a la que lo expuso al preguntarle eso frente a sus amigos, de él mismo accediendo a todas sus peticiones por el miedo que le dejó su anterior pareja.
—Yoongi, me estás... asustando.
Le gustaba Choi MeiWoo, pero no quería ser su pareja. No quería volver a cargar con el peso de ser parte de una relación.
Aun así, acepta que fue una buena chica con él.
Yoongi odia tener crisis enfrente de personas que no sean su familia, no solo porque pueden tildarlo de raro o extraño, sino porque, y aunque no le guste admitirlo, necesita ayuda para regularse y volver a un estado normal, según él.
Porque MeiWoo no tenía la fuerza suficiente ni tampoco sabía que debía de sujetar sus muñecas para que no golpee su cabeza, tampoco que debía evitar que se desplome en el suelo porque después de eso sería difícil levantarlo para que puedan abrazar su cuerpo con tanto empeño para evitar moverse, porque la inmovilización le ayudaba mucho, la presión en sus extremidades alivia su ansiedad, pero no en el suelo, no le gusta que lo presionen contra el suelo en sus crisis.
Nunca hay que presionar a Min Yoongi sobre el suelo para que su angustia disminuya.
Así como también desconocía muchas cosas, pero que fue aprendiendo poco a poco, puesto a que fue la primera persona, externa a su familia, en presenciar sus crisis y saber que es autista.
Ese día, Mei llamó a un maestro que tenían en común, aprovechando que estaban cerca de la escuela y él se contactó con sus padres para socorrerlo.
Sinceramente, Yoongi no creyó que la vería después de haberse recuperado.
—Tengo autismo — le dijo, solo un par de días habían pasado y, por voluntad de Mei, fue a verlo hasta su casa —. Lamento haberte asustado...
—¿Por qué no me lo dijiste?
Se encogió de hombros. No le gustaba decirlo.
—No pensé que fuera importante.
—¿Y lo q-que pasó? ¿Qué son? ¿Por qué llorabas tan mal?
—Son solo berrinches — MeiWoo lloraba mientras se acercaba al pelinegro, asustada, pero también preocupada —. No les doy importancia.
Con eso, Yoongi creyó que Mei no lo quería ver, era entendible, suficiente trabajo le daba a su familia y a la de Namjoon, no quería sumar otra persona a su lista de dependientes. Sería espantoso.
Pero fue su sorpresa cuando ella no solo fue ese día, que terminó en una conversación muda e incómoda, porque al día siguiente fue con sus dulces de mandarina favoritos, y al día siguiente también, y el día posterior a ese hasta que logró ir a la escuela de nuevo.
En clases, fue igual, ella estaba muy pendiente de él y se preocupaba por su bienestar. Alerta a las multitudes, hasta se dio cuenta que ha estado investigando sobre el autismo para ayudarlo.
Choi MeiWoo estaba muy enamorada de él. Min Yoongi no le correspondía del todo.
Por un tiempo, deseó haberla conocido antes que su primer novio. Muchas cosas hubiesen sido diferentes.
Ahora, la pregunta del millón: ¿Quiere una relación con Park Jimin?
No lo sabe.
¿Jimin querría una relación con él? Tampoco lo sabe.
—Jisoo — le llamó en voz baja, la chica le miró con atención —. ¿Somos amigos?
—Claro, ¿por qué?
Lo que sí sabe y está seguro, es que nunca más volverá a acceder a cosas que le disgusta solo para complacer a alguien, mucho menos aguantar malos tratos. No, jamás. Se lo prometió a su mamá.
Aunque, pensándolo bien, Jimin no parece ese tipo de persona que le fuerza a besarlo, tomar su mano o tocar su cuerpo. Pero, ¿quién sabe? Las apariencias engañan y él ya tuvo malas experiencias en el pasado que le hacen desconfiar hasta de él mismo. Así que no, mejor ir con precaución y cautela, el respeto será importante para lo que sea que florezca entre ellos dos.
Pero, ¿cómo estar seguro? Necesitaba otra perspectiva que no sean sus padres o Namjoon, su vínculo afectivo afectaría su sesgo en sus respuestas.
—Solo preguntaba... — murmuró, sentándose correctamente en su asiento — ¿Qué significa cuando estás enamorado de alguien, pero no sabes si deberías tener una relación con ese alguien?
Ouch.
Jisoo escuchó sus ilusiones romperse.
—Pues, no creo que signifique algo en específico — respondió, hablando en voz baja —. Si estás enamorado de una persona, creo que la mayoría preferiría estar con esa persona, o así me pasa a mí... Pero, son tus decisiones después de todo. Puedes estar enamorado de una persona, pero no sabes si esa persona sería una buena pareja o no sabes si puedes arriesgarte a entrar en una relación de compromiso con ella por cualquier motivo.
—Ok.
Tan divino.
—¿Estás enamorado?
—Sí. Creo. Creo que sí.
—Qué lindo.
—Me da ansiedad.
—Oh — susurró, la clase ya terminó y el docente acaba de salir del auditorio —. El enamoramiento es confuso, pero la parte de formar una relación lo es aún más. Puede resultar de muchas maneras, pero el resultado depende de cuánto compromiso pongan las partes que la conforman.
—Supongo...
—Ya me voy. Avísame si necesitas algo más. Somos amigos, así que puedes contarme lo que sea — dijo, queriendo decir algo más, pero lo único que optó por hacer fue tocar el hombro del pelinegro como despedida —. ¡Suerte en tus compras!
Yoongi suspiró, también recogiendo sus cosas. Pero sus acciones quedaron congeladas cuando su celular empezó a vibrar por una llamada entrante. No le gusta el sonido que produce el aparato como default, casi siempre lo tiene en silencio o vibración.
Era Jimin. Contestó.
—Hola.
—Hey — respondieron al otro lado de la línea —. Lamento no contestar antes, estaba ensayando. ¿Ir de compras sigue en pie?
—Sí.
—¿Es una cita?
—Sí.
—¡Bien! — el pelinegro sonrió, después se asustó por hacerlo — Oh, pero aún debo ducharme y cambiarme de ropa, ¿quieres esperarme o nos vemos allí?
—Te espero, ¿dónde estás?
—Auditorio del teatro.
—Está bien, ya voy — con su pulgar temblando cortó la llamada, suspiró —. Cita...
Con la ilusión en la mano, guardó sus pertenencias para dirigirse al auditorio que ocupan más los estudiantes de teatro. No estaba muy lejos de donde estaba, pero la distancia se hizo aún más corta con su rápido y ansioso paso. En el camino, mandó un mensaje al chat grupal que tiene con sus padres y Namjoon, avisándoles que ya iba a por las compras y con la compañía de Jimin.
Una cita haciendo algo que le gusta, increíble.
Solo espera no sobreestimularse en la sección de embutidos.
holis, disculpen la falta de separadores, estoy escribiendo desde un computador donde no los tengo descargados, más tarde los subiré.
primer capítulo introductorio del segundo arco de las nubecitas, centrado en el florecimiento de la relación y el pasado de cada uno.
los tqm, gracias por leer.
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