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Se recomienda escuchar la canción con el capítulo a partir del 🎶
Tic tac
El sonido de las manecillas del reloj estaba amenazando con llevarse su propia cordura a algún lugar inhóspito y desolado, peor que las cuatro paredes bajo las que se encontraba.
Tic tac
Observó el horario en la fina cadena de oro en su muñeca, comenzando a desesperar.
Miró hacia los lados, tratando de encontrar algo más en lo que pudiera distraerse que no fuera el sujeto que se encontraba a pocos metros de distancia.
Los finos cabellos del hombre a tan solo unos pasos de distancia estaban colocados hacia atrás de manera pulcra, dándole un aspecto duro y varonil que hacía que se le hiciera agua a la boca.
Embebido en un fino traje de diseñador, nadie creería sus orígenes, ni tampoco cuestionaría su lugar en la cadena de mando.
Infló sus mejillas, ¡Por muy guapo que fuera, eso no le daba derecho a plantarle!
—Oye Yoon— pronunció el joven de hermosas facciones de porcelana y cabellos color chocolate, cansado de que el contrario no le prestara atención. Los minutos pasaron sin obtener respuesta alguna, por lo que terminó por levantarse del lugar que había estado ocupando para posarse detrás del Min—Estoy aburrido—Manifestó con pesar, sin embargo, continúo sin obtener ni un ápice de su mirada — ¿Cuándo dejaras de ignorarme? — Demandó con insistencia, mientras un puchero se formaba en sus labios.
—El día que comprendas que el mundo no gira a tu alrededor, princesa— respondió sin quitar la mirada de los informes que tenía en frente.
Sus palabras hicieron que la mueca en el joven se incrementara. ¿Qué podía ser más importante que su presencia en ese cuchitril que tenía de oficina?
¡Él era Kim SeokJin, por todo lo santo!
Hijo de uno de los magnates más grandes del país, dueño de una belleza sin igual, un cuerpo esbelto que parecía tallado por el mismísimo Miguel Ángel, y ni hablar de su inteligencia que superaba con creces a todos los neandertales con los que el Min se rodeaba en lo cotidiano.
YoonGi tendría que estar más que agradecido de no solo compartir el mismo aire, sino, del hecho que SeokJin estuviera interesado en el menor.
YoonGi tendría que estar posado de rodillas pidiendo perdón por enfocarse en algo que no fuera su persona, y por todo el tiempo que estaba haciéndole perder en vez de estar enfocándose en algo que sí llamara su atención.
Jin se mordió el labio antes de que una idea se cruzara por su mente, sí el Min quería continuar con esa absurda tenacidad de ignorarle, ¡Pues bien!
¡Podía intentarlo cuanto quisiera! Pero que se abstuviera a las consecuencias de sus actos.
Lentamente comenzó a delinear su cuello con una de sus falanges, mientras que llevaba su boca a la altura de su oreja y comenzaba a dejar leves mordiscos en esa zona.
Llevó su otra mano libre por el pecho del Min, para luego bajar lentamente hacia su entrepierna y comenzar a acariciar el miembro contrario.
Pequeños suspiros comenzaron a salir de la boca del mayor, sintiendo como el calor en su cuerpo comenzaba a aumentar.
SeokJin comenzó a restregarse a sí mismo contra la espalda del pelinegro, buscando su contacto, necesitando que YoonGi dejara lo que sea que estuviera haciendo y lo empotrara contra su escritorio, como tantas veces había hecho con anterioridad.
—Quítate, Jin— Advirtió con hastió de la actitud infantil que estaba teniendo el mayor, preguntándose nuevamente por qué le dejaba pulular a su alrededor si continuamente estaba tocándole los cojones.
—¡Min YoonGi! — Golpeó el escritorio en el que Min se encontraba trabajando — ¡Préstame atención! — gritó completamente indignado, ganándose una mirada que hizo que su alma se congelara durante unos instantes.
—Tienes exactamente 5 segundos para retirarte antes de que te quiebre la mano, princesa— su voz era totalmente transparente sobre la promesa de destrucción sobre sí, de no cumplir sus órdenes.
SeokJin tragó grueso para luego retirarse lentamente. Tal vez sí había cruzado una línea entre ellos, pero ¡No era su culpa!
Desde que se habían conocido en un bar de mala muerte en dónde Jin había terminado gracias a una de sus búsquedas de aventuras rebeldes, en dónde YoonGi había terminado por salvarlo de unos cerdos homofóbicos que intentaron propasarse con él, Min se movió como un depredador en la oscuridad, como un ángel vengador que se bañó en la sangre de sus enemigos, para luego adoptarle como sí de un cachorro perdido se tratara.
Desde el momento en que cruzaron miradas, SeokJin había permanecido a su lado, y había calentado su cama más de una vez, sin que YoonGi se quejara ni una sola vez.
Aun recordaba la primera vez que el menor le había dedicado la palabra.
— ¿Acaso te estaban molestando, princesa? — Habló con el rostro salpicado de sangre y con una gran sonrisa de lado— No te preocupes, —pateó a uno de los subnormales en el suelo— Haré que se disculpen contigo— Pisó su cabeza —Escorias cómo estás no deberían siquiera dirigirle la palabra a bellezas como tú.
“Princesa”.
SeokJin debería de sentirse molesto y hasta ofendido de que alguien se refiriera a si mismo de esa manera, sin embargo, en boca de ese sujeto le sonaba como un halago digno de su persona.
YoonGi atribuyó su gentileza a qué se le había antojado una pelea y sus rostros llamaban a sus puños, pero para SeokJin fue el momento justo en el que pudo sentir como sí algo dentro suyo por fin hiciera click, como sí en ese desvergonzado extraño hubiera encontrado “eso” que hacía mucho tiempo estaba buscando.
AgustD, el capitán, el depredador Min, eran uno de los tantos nombres que YoonGi tenía en los barrios bajos del pueblo de Palgongsan.
Era la primera vez que alguien le trataba de esa manera tan cruda y honesta.
El Kim estaba acostumbrado a que todo el mundo hiciera a su voluntad, a causa del dinero y las conexiones de su padre, y por un instante, pensó que este sujeto no sería la excepción, pero nada de eso sucedió.
Min YoonGi le había salvado de esos rufianes porque se le había antojado en ese momento, y para Jin, eso era como una bocanada de aire fresco.
Ese sujeto que yacía en el baño carmesí proveniente de sus contrincantes estaba completamente desquiciado, y aun así se le hizo de lo más apetecible, llamativo y exótico que su alma ansiaba poseer.
No se haría ideas equivocadas, ese individuo solo entendía el lenguaje de la selva, la supervivencia del más fuerte, y querer confundirle con un animal domesticable, sería su perdición, pero, con los cuidados correspondientes, un león también podía ser una mascota en el contexto correcto.
Kim SeokJin sabía que estaba haciendo un berrinche impropio de su edad y de su clase, pero, ¡Estaba completamente frustrado!
Desde que cierto castaño con fachas de mosquita muerta se había aparecido en sus vidas, había arruinado completamente sus planes y la pseudo relación que creía tener con el Min.
Antes de que pudiera volver a hablar, fueron interrumpidos con la risa de un recién llegado.
—Lo siento— Se disculpó sin realmente sentirlo— No pude evitar perderme tal show— Volvió a reír— Si planean continuar, déjenme traer algo para ponerme cómodo y disfrutarlo como se debe.
— ¿Viniste a algo importante o solo quieres tocarme las pelotas? —Preguntó sin quitar la mirada del Kim. Las palabras de YoonGi hicieron que el recién llegado estallará en carcajadas.
—No— Murmuró, mientras se limpiaba una pequeña lágrima que salía de su ojo ante el ataque de risa— Para eso ya están otras personas que hasta te diría, pueden hacerlo mejor que yo.
—HoSeok, ¿Acaso quieres morir?
Una sonrisa burlona se posó en su rostro— Se me antoja a veces— se encogió de hombros— Pero luego recuerdo que sí no estuviera vivo, me perdería momentos como este— Levantó sus cejas en señal de interés— Por cierto, antes de que pienses en crucificarme— Se adelantó— Tu pequeña mascota se encuentra aquí.
YoonGi tomó sus papeles silenciosamente para luego guardarlos en un cajón y dirigirse hacia donde el Jung se encontraba, antes de salir, le dedicó unas palabras al Kim.
—Creo que te estás tomando más atribuciones de las que te corresponden, princesa—Comenzó, con una voz que hizo que la piel de SeokJin se erizara—Nadie tiene permitido tocarte porque me caes bien— Mencionó de manera oscura—Tienes mi protección por el momento, no hagas que cambie de parecer— Finalizó, retirándose del lugar, mientras HoSeok le tiraba un beso a lo lejos.
— ¡Maldito seas! — Gruñó, para luego tomar un florero que tenía a mano y estallarlo contra el reloj de la pared.
—Jefe, ¿No crees que le tienes muy suelta la correa a ese chihuahua? — Jung silbó al escuchar el sonido de los vidrios al estrellarse, inclusive hasta tuvo que sacudirse algunos pequeños fragmentos de ambos objetos de sus cabellos.
—Metete en tus asuntos, Hobi— Le cortó, no tenía el humor suficiente como para que le recordaran las faltas de respeto de SeokJin— ¿Dónde está? —Murmuró con impaciencia mientras miraba hacía los costados buscando su presencia.
— ¿Dónde está quién? — Preguntó mientras sacaba una paleta de su bolsillo, sin notar como la ira del pelinegro comenzaba a brotar—Jeeee— Se quitó la golosina de la boca al sentir la mirada asesina por parte del Min— ¿Hablas del lindo cachorro que adoptaste?—No hizo falta que el mayor respondiera, ambos sabían que se refería a él— Está en la sala, esperándote como buen chucho que es—Tragó saliva—Tienes que hacer algo con tu mal humor— Le dio otra lamida a su dulce— Necesitas un polvo— Expresó a viva voz sin importarle cualquier represalia que el contrario pudiera tener— O tal vez 5—Murmuró al ser consciente de que YoonGi le había arrebatado el dulce y lo había tirado por los aires.
Sin esperar a su acompañante, el pelinegro emprendió su camino hacia la sala.
🎶
¡Estaba impaciente!
Hacía días que no tenía novedades de su informante y eso era algo que estaba causándole más molestias que de costumbre.
Min YoonGi era un hombre de negocios, totalmente despiadado con sus enemigos y cualquiera que se interpusiera en su camino en la búsqueda de alcanzar sus objetivos.
No tenía tiempo ni deseos de cualquier tipo de distracción que no fueran sus próximos proyectos de gobernar esa mugrosa ciudad en la que vivía, y llevar su extensión hasta el país mismo sí hacía falta.
Claro que conservaba algunos juguetes para su recreación siempre y cuando tuviera ganas, y su cuerpo necesitara quitarse el veneno.
Sin embargo, desde que había conocido a ese “cachorro” como HoSeok le había nombrado, él y la mirada de venado desahuciado que ese sujeto traía consigo, provocaron en su interior sentimientos contradictorios que todavía no terminaba ni quería discernir.
Por un lado, ansiaba la destrucción completa de su persona, del ser que había sido creado en las profundidades de la oscuridad donde había estado atrapado.
No hacía falta ser un genio, ni tampoco averiguar su pasado para notar lo que a simple vista podía comprender.
Park JiMin era un ser que estaba completamente fragmentado.
Era un alma rota que no buscaba redención alguna y tan solo esperaba que su hora llegara para volverse a hacer uno con la tierra.
“Del polvo venimos y hacia el polvo iremos”, parecía ser su estandarte del día a día.
YoonGi estaba de acuerdo con ese punto, pero, además de eso, había algo más que motivaba a su cuerpo a seguir viviendo, a sus pulmones de seguir respirando y a sus piernas de continuar su camino.
En sus ojos podía vislumbrar el fuego enardecido, el hambre de sangre y justicia, la venganza y aniquilación completa.
Allí estaba, a pocos metros de distancia esperándole.
JiMin le dedicó una de esas falsas sonrisas que estaba acostumbrado a darle al mundo general y que tanto le repugnaban.
Sin perder el tiempo, se adentró en la habitación y cerró la puerta tras de sí.
La orden estaba dada desde hacía demasiado tiempo, nadie tenía el permiso ni la autoridad para interrumpirles, aun todo el maldito universo estuviera por explotar, ¡Nadie podía pasar hasta que el Min no le dejara ir!
YoonGi dio otro paso hacía el castaño, quien le dedicó una leve reverencia en señal de respeto.
— ¡¿Dónde demonios se supone que estabas, JiMin?! — Demandó con pronunciado enojo. ¡Hacía dos semanas que no sabía absolutamente nada de su persona!
—Señor Min — Su voz sonaba tranquila y calma, tan ensayada como su sonrisa— Lamento haberme ausentado— Hizo una pausa— Los encargos que me encomendó están todos en posición para cuando usted ordene su traslado y—
— ¡No te pregunté sobre el maldito trabajo, Park! — YoonGi dio un paso más hacia el menor, sintiendo el aroma a su perfume de roble amarrado, dejando que concentrarse en su fragancia le ayudara a calmar la rabia, cuando notó las marcas en su cuello. Agudizó la vista, reconociendo aquellos hilos rojizos que apenas y estaban cicatrizando como rasguños, lo que provocó que nuevamente volviera a ver en rojo— ¿Quién fue?
El castaño hizo caso omiso a su pregunta— La carga que pudimos transportar fue mucho mayor que veces anteriores—Insistió.
—Fue ella, ¿Verdad?— Volvió a interrumpirle, mientras notaba el brillo en su mirada, como sí pudiera leer su mente— Ni siquiera trates de negarlo—Prácticamente escupió las palabras, sin poder esconder el asco que sentía hacía esa persona.
Min YoonGi odiaba por sobre todas las cosas la mentira, ¡La mentira y a esa maldita mujer que osaba tocar lo que no le pertenecía!
— ¿Acaso importa? — se atrevió a preguntar, dejando su fachada de lado.
YoonGi apretó sus puños hasta más no poder, tratando de controlarse ante las facciones que expresaban la anhedonia del castaño. Por fin estaba mostrando su verdadera faceta, ese que hacía que el pelinegro se impacientara por querer provocar algo en el menor.
—Claro que sí— Respondió luego de unos minutos, acercándose hacía su persona y tomarlo de la corbata— No me gusta que toquen mis pertenencias, Park.
—Es mi esposa— Alegó sin mover ni un musculo de su rostro.
“Esposa”.
Como sí tal título tuviera mayor peso que la posesión que el Min había hecho sobre su persona.
Como sí una simple palabra fuera un justificativo mayor que el reclamo que YoonGi había hecho de su ser.
Como sí esa estúpida relación ficticia que una loca que no soportaba que su marido nunca aspiró a enlazarse a su lado, y que de ningún modo le desearía físicamente, fuera razón suficiente como para soportar los sinfines de caprichos y ataques de ira que tenía cuando lograba notar un ápice de la realidad; Park JiMin jamás deseó compartir su vida con ella, nunca se habría pasado por su mente el contraer nupcias, ni mucho menos, ser padre con una persona de su estirpe.
Ella había confundido la coacción y falsa buena voluntad de casarse, sus sonrisas completamente ensayadas y el aura de aparente felicidad ante su unión, con la tormenta que sucedía en el interior de Park.
Confundió su respeto y cariño fraternal, la protección bajo la que JiMin la había acobijado, con un matrimonio de verdad.
Malinterpretó su posición social y justificó sus abusos en pos de derechos maritales, producto de ello, existían las hijas del castaño, el continuo recuerdo de las faltas de la fémina.
Park JiMin podía ser un aparente muñeco que no haría nada en contra de tales acciones, pero Min YoonGi tenía su sangre pidiendo venganza.
Lissana había cruzado la línea que YoonGi le había trazado, una y otra vez…
Lissana le había tocado los cojones directamente en más de una oportunidad.
YoonGi le habría a torturado a cualquiera por mucho menos, en cambio, esta mujer se jactaba de tener derechos sobre la propiedad de otros.
El pelinegro sabía que el menor deseaba ver a los altos mandos de su comunidad arder en el peor de los infiernos, y que confiaba en YoonGi como el demonio que lo llevaría a cabo, pagando con su alma misma de ser necesario, pero había algo que el Min también deseaba, y entre aquellos deseos egoístas, se encontraba con acabar con aquella mujer que había continuado con la profanación de su bien más preciado.
El deseo oscuro brilló en su mirada, deleitándose con las formas en las que acabaría con ella, una sombría promesa a sí mismo.
Sí Lissana quería jugar con fuego, él la quemaría hasta los cimientos.
Determinado, volvió a cruzar miradas con el castaño— De rodillas, esclavo—Ordenó.
—Sí, amo— Esbozó, tratando de mantener la emoción a raya. ¡Por fin podría liberarse luego de tanto tiempo!
YoonGi sonrió internamente al notar el brillo en los orbes contrarios, brillo que encendía su cuerpo hasta el lugar más recóndito.
JiMin también aprendería su lugar en este universo, así él tuviera que sacarle la mierda a golpes.
Holi ❤️
Nuevamente nos vemos!
Lamento la demora, pasan que cosas 😅
Iba a subir este capítulo antes pero a mí hermana se le cayó un techo en la cabeza 🥲 por suerte no se murió ni se quebró nada gracias a Lady Gaga y BTS 💞
Anyways, espero que andén súper bien y que disfruten este capítulo ❤️
Nuevamente les digo que closer es una historia fuerte comparada a mis otras historias y que no van a encontrar rosas y pasteles aquí.
Tengo planes académicos con esta historia y espero poder desarrollarlos como quiero ❤️
Les dejo muchos besos y abrazos ❤️
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