7 Calabazas y dulces
Dedicado con todo mi amor a Trejo285 💕Solo existe otra persona que ama tanto el melizabeth, el Halloween y el romance como yo, y esa es esta magnífica mujer. No te reconozco suficiente tu trabajo nena, pero eres maravillosa. Fabulosa escritora, grandiosa fan, excelente amiga. Este capítulo es para ti, ¡sigamos disfrutando la #spookyseason juntas!
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Tardó un poco, pero el Halloween por fin había llegado en toda su gloria. Calabazas sonrientes decoraban las mesas, cortinas de terciopelo cubrían las ventanas, fantasmas transparentes flotaban del techo entre luces cálidas, y parecía que cada mueble tenía algo negro, naranja o con glitter. Telarañas como manteles, calderos como tazas, luces de colores, y también algunos posters de películas de miedo. El departamento de Lancelot estaba irreconocible pues, tal y como le había ayudado con su mudanza, su entusiasta amigo había ido a ayudarle a decorar la casa para recibir la temporada.
—No puedo creer que te dejé hacer esto.
—Es una buena compensación por el incidente del otro día —Aquello aún hacía al rubio ruborizarse. El desastre de la "cita" en el árcade era algo que lo atormentaba por las noches, pero afortunadamente había logrado traer algo bueno, pues ahora Tristán lo visitaba casi a diario. Tanto se la pasaba metido en el departamento que, un día, le había propuesto que le permitiera decorárselo.
"Aquello sería mejor que tener mechoncitos de pelo en los muebles", bromeó. Al final, Lancelot había visto la ventaja, y no solo por superar aquel suceso. La verdad, a él también le encantaba Halloween. Era un gusto culposo, un deseo de niño que lo avergonzaba casi tanto como las bolas de pelo. Al final no tuvo importancia, pues al albino también le fascinaba, y se había propuesto poner el lugar digno de una guarida de monstruo.
—¿Ya terminamos?
—Aún no —rio de modo sospechoso, como si estuviera ocultando algún secreto—. Ahora tú me vas a ayudar.
—¿A qué? Tú ya pusiste tu casa como si fuera una mansión embrujada.
—No, la casa no, Lance. Prepárate, porque ahora vas a tener que aguantarte un desfile de modas.
—Ash... —gruñó, pero en realidad, no era tan malo. Tristán lo acomodó en el sofá y llenó la mesita de la sala con dulces y botanas sabrosos. Pretzels, caramelos de maíz, chocolates, malvaviscos y galletas de formas divertidas. Al parecer, entendía lo poco que le gustaban los shows de pasarelas, y parecía decidido a retenerlo el mayor tiempo posible—. ¿En qué canal transmiten?
—No es un programa, Lance. —confesó por fin, sacando la última caja sin abrir—. Voy a ir a una fiesta de disfraces, y me he traído todos los que tengo para que me digas cuál me queda mejor. —El cuarto se quedó en silencio tras esta declaración, y ambos sintieron enrojecer las mejillas mientras percibían claramente cómo el ambiente iba cambiando.
No lo habían hablado. Ni siquiera lo habían admitido abiertamente ante sí mismos, pero ahí estaba. Los sentimientos del uno por el otro flotaban en el aire de forma aún más notoria que el aroma de los dulces, y aquello era una descarada estrategia de coquetería, una que les dejó la piel erizada, y no precisamente de miedo.
—O-olvídalo —dijo el albino, completamente nervioso—. Fue una mala idea. Mejor lo hago luego con Gawain.
—No —dijo Lance valientemente. Acto seguido tomó un paquete de pretzels salados, lo abrió, y se acomodó en el sofá con los ojos fijos en él—. Hagámoslo, ¿qué tenías en mente? —Se sintió tan feliz que por poco y le muestra los colmillos. En cambio, salió corriendo al baño del pasillo para cambiarse de ropa, y al volver, comenzó una pasarela privada que los tenía tan ruborizados como divertidos.
El primero fue, por supuesto, el disfraz vampiro, uno tan cliché e irónica como podía; de monja, y Lancelot casi se desternilla de la risa al verlo con su hábito negro; de bruja, lo cual el rubio pensó era poco respetuoso con el movimiento feminista; y también de diablo, y ahí es cuando la cosa subió de tono. Al principio la idea había sido divertida, pero ahora, aquello estaba pasando de gracioso a sexi. El traje de gato fue demasiado para los ojos de Lancelot, que apartó la mirada, incómodo y sin atreverse a ver el cuerpo de su amigo enfundado en aquel mono negro pegado.
—¿Demasiado ajustado? —No respondió—. Bu-bueno, no importa. Tengo uno de sirena que te podría gustar. Es parecido al de "Aquaman", pero yo digo que... —Antes de terminar, sintió cómo algo le caía encima. Lancelot le había puesto el más simplón de los disfraces: la sábana con hoyos, que era un disfraz de fantasma—. Esto, ¿Lance?
—Sal conmigo —pidió, y Tristán sintió que se le salía el corazón mientras el otro lo inmovilizaba en un abrazo de espaldas—. No como amigos, sino... en una cita. Una de verdad.
—Lance... —No le permitía mirarlo. Solo siguió abrazándolo, ocultando su rostro y las emociones que sentía.
—Me cansé. Ya es hora de que enfrentemos... esto. Esta cosa rara que sucede entre los dos. ¿Quieres o no? —Podía saberlo incluso sin mirarlo. Lancelot debía estar rojo hasta las orejas, pero jamás permitiría que nadie lo viera sin su aura de "chico rudo", así que simplemente obedeció y se quedó quieto.
—De acuerdo. Tengamos una verdadera cita.
—Y no irás a esa fiesta con ninguno de esos disfraces. Llevarás la sábana.
—¡¿Qué?! ¿Por qué no puedo usar los otros?
—Porque no, y ya —gruño otra vez, pero el refunfuño había venido de un abrazo incluso más apretado.
—Está bien —aceptó el vampiro sintiendo un calor delicioso por todo el cuerpo—. ¿A dónde quieres que vayamos?
***
Ya llegó la hora de ponerse traviesos 😏✨ ¡Hola a todos! Aquí Coco, quien ya se está apuntando, lista para recibir los días fuertes, y superfeliz y traviesa, pues mi historia finalmente está yendo a donde quería ir. Después de todo, esta es una historia de amor 🤭💕 Faltan dos semanas para el día de las brujas, así que más me vale ponerme a trabajar. Al parecer, Lance piensa igual, fufufu. ¡Eso sería todo por ahora, mis amores! Les deseo un excelente inicio de semana, les mando un beso y un abrazo y, si las brujas lo quieren, nos vemos muy pronto para más 💋
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