Dedicado con amor a acker-blossom ✨ A veces se tiene talento, a veces se trabaja duro. Qué honor conocer a alguien que hace/es ambas cosas. Te quiero mucho, estimada colega. Ojalá podamos seguir juntas en este mundo de la escritura por mucho tiempo, fufufu 💕

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Lancelot caminaba de un lado al otro del nuevo departamento como si fuera perro enjaulado, esperando a que él llegara, pero pese a que no era nada del otro mundo lo que iban a hacer, estaba tan contento que apenas podía contenerse. Tristán iba a ayudarlo a mudarse del piso siete al nueve. La excusa había sido una mejor vista y plomería más nueva, pero en realidad, tanto la mudanza como la reunión no era más que una excusa. Por fin habían comenzado a acercarse, y el chico lobo no sabía qué hacer con sus sentimientos.

¿Por qué Tristán era una persona tan asombrosa? Inteligente, pero no pedante. Guapo, pero no creído. Amable, pero no debilucho. Tenían la misma edad, pero él ya había decidido ser doctor. No podía evitar tenerle un poco de envidia, pero aunque personalmente aún no tenía ni idea de qué quería hacer su vida, esa no era la parte importante de su relación. Lo que en verdad quería era aprender, entenderlo, motivarse a ser mejor teniendo de vuelta a su rival preferido. Todo, claro, sin que notara que su cola peludita se agitaba de felicidad con la idea de la primera visita a su casa.

«Ya basta. ¡Basta!», se regañó a sí mismo, tratando de contener la transformación. «¿Qué soy? ¿Un púber? ¡Alto!», gritó internamente, logrando dominar su cuerpo justo a tiempo de que su invitado tocara la puerta.

—Hola Lance —sonrió el albinito con una caja grande de cartón en las manos—. ¿Listo para convertir este lugar en una verdadera "guarida del lobo"?

—¡¿Qué?! —preguntó espantado, y solo volvió a respirar bien cuando vio a su amigo con una anticuada lámpara de lava en las manos—. Ah. No pondrás esa cosa ridícula en mi casa, pero está bien. Vamos.

—¡Vas a ver que terminamos en un tris! —sonrió, motivado. Pero, por supuesto, no fue así. Sus poderes estaban fuera de control, y antes de que llegara la hora del almuerzo, Lancelot ya había roto dos jarrones, destrozado una silla, rasgado varias sábanas, e incluso mordido un peluche—. Bueno... esto... ¿Y si yo soy quien pone los focos nuevos? —Se ofreció el otro amablemente, tomando aquellas muestras de fuerza sobrenatural como simple torpeza—. Los techos en este piso son un poco más altos. Pásame una silla.

Ahora Lancelot no sabía si pedirle que se fuera y terminar solo, o decirle que mejor dejaran la mudanza. Se moría de la vergüenza, ¿por qué estaba tan descontrolado? Entonces vio que la silla donde estaba parado Tristán se tambaleaba, rota también, y apenas logró reaccionar a tiempo para impedir que se cayera. El sonido del vidrio del foco al caer al piso se sincronizó con otro sonido, uno dentro de su corazón. No había sido consciente de la pared invisible entre ellos hasta que, al tocarlo, esta se quebró.

—Buena atrapada, ¡qué reflejos! —le sonrió el chico, como si no notara para nada que estaba siendo cargado cuál novia en los brazos de su amigo—. Necesitas muebles nuevos, Lance. Estos parecen muy viejos.

—¿Eh? Claro, tienes razón.

«Así que eso era», se relajó, dejando que un poco de sus instintos salieran y disfrazando una inhalación profunda con una larga olfateada al albino. «Huele tan bien», sonrió, por fin dominando sus poderes y transformación. «Así que solo tenía que familiarizarme con su aroma y presencia». Él sabía que no era exactamente eso, pero igual, logró autoconvencerse lo suficiente para terminar su mudanza en paz y pasar el resto de esa tarde en su nuevo sofá, feliz, devorando pizza con Tristán frente a su televisor. 

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Awwwww >3< Nuestro cachorro de lobo se pone nervioso/feliz con su amigo, pero, ¿será que es solo eso? Fufufu. Nos vemos la siguiente semana para ver como este pequeño romance toma más potencia con el inicio de la Spooky Season. ¡Ya saben qué hacer! 💋