- ¡Felicidades, Tasha! - grita el arquero, una vez dentro del salón. Estaban ellos dos solos, más una criaturita que muy pronto conocería la espía.

- No es mi cumpleaños - dice ella, apartando la vista del periódico para observar al rubio, quién esta de pie, mirándola espectante.

- Lo sé - dice él. Silba tres veces y por la puerta aparece un cachorrito de color arena, corriendo hacía la pelirroja.

Ella quita el periódico justo a tiempo para que el perro se tire a su regazo, sacando la lengua, juguetón. Lo coge en brazos y mira a sus ojos color negro azabache, al momento, ya le tenía cariño. Le acaricia la cabeza y ríe feliz.

Mira al rubio y este sigue sonriendo. Ella intenta recordar que celebran, su cumpleaños no es, el de Clint tampoco, no es el aniversario de cuando se conocieron, ni el de Budapest...

Barton espera paciente, sabe que Romanoff se dara cuenta tarde o temprano.

De pronto ella le sonríe ampliamente, se levanta del sofá y abraza a su compañero con amor.

- No hacía falta celebrar esto - susurro en su oído.

- Sí hacía falta. Que menos que recordar cuando me salvaste de Loki...