La lucha continua a pesar de llevar así más de una hora. Ninguno de los agentes se quiere dar por vencido, pero la melena rojiza iba ganándo, como siempre. En un momento, ambos rivales se alejan unos cinco metros y ella aprovecha esa ventaja. Corre hacia él y en el último momento, enreda sus piernas en el cuello del rubio. Él sabe que está perdido, las piernas de su contrincante son armas letales, nadie sale vivo de ellas.

El rubio corre hacía una pared, para intentar escapar de ella y al chocar contra la pared. La pelirroja de ejercer presión en el cuello, pero sigue estando encima de él.

- Ambos sabemos que has ganado.

- Sí, ambos lo sabemos - contesta ella, bajándose de su cuello, pero aferrándose a la cintura de él. El arquero aprovecha para besar apasiodamente a la espía. Sus entrenamientos siempre acaban así, pero ninguno se queja.