XXII. Acumular y explotar
Tan solo explotó. Por lo general podía dejar pasar comentarios absurdos e incluso algunos malintencionados, creía que no valía la pena poner energía en ello. Aunque no pudo esta vez. No cuando vio a Taehyung tenso, mordiendo fuerte su labio y apretando los puños, no pudo. La rabia estaba bullendo en su estómago y subiendo por su garganta.
—¡No le hables así! —se abrió paso hasta llegar al centro de la polémica— ¿Acaso no puedes decir algo inteligente?
—S-seokjin sunbaenim —miró directo al suelo agachando leve la cabeza. Toda su altanería se vio anulada frente al mayor.
—Llevas meses aquí, ¿y no sabes cómo funciona? Partiendo de la base que no soy yo quien decide el elenco, eso lo hacen profesores que evalúan nuestras audiciones —hablaba rápido y se esforzaba por no hacer de esto una pelea—, además Taehyung es...—se detuvo porque la mano de su novio apretó su hombro.
—Podía defenderme por mis medios —soltó en un susurro.
Sintió un pinchazo dentro de su pecho cuando los ojos de su dongsaeng mantenían una expresión severa y dolida. Tragó saliva y enmudeció, la sorpresa se combinaba con el malestar. No le gustaba esa mirada, claro anuncio de que algo no va bien.
Cuando a la mañana siguiente, le escribe para desayunar juntos y no recibe una respuesta, comienza a desesperarse. Quiso buscarlo en el receso, pero el chico se hizo humo por el campus.
Ahora entiende que las cosas con Taehyung están tirantes, más de lo que imaginaba, y no soporta que su novio evadiera el contacto con él.
Quiere entender qué le molesta. Qué fue exactamente lo que hizo o dijo.
Busca a alguno de sus amigos cercanos para almorzar y desahogar un poco la tensión que lo comprime. Yoongi responde que está libre, compran almuerzo y buscan un lugar en los jardines. Seokjin revuelve la comida con los palillos sin probarla, intentando explicarse. El chico pálido lo escucha con paciencia, mantiene un semblante calmado y mirada analítica.
—Igual es un golpe al orgullo cuando alguien interviene en tu pelea.
Aparta la vista de los alimentos. Es como si algo hiciera click en su cabeza. Como si acabara de encontrar la pieza que faltaba.
—Es que no aguanté, era una acusación injusta —explica de todos modos. Nunca pretendió dejar mal posicionado a su novio.
—Quizás a Taehyung le molestó que no le dejaras el espacio para demostrar que puede poner en su lugar a sus histriónicos compañeros.
Aprieta los labios, entiende bien a que se refiere. Come un par de trocitos de fruta. La ansiedad baja de golpe y morder algo le ayuda a liberar tensión.
—...Ya sabes, es como cuando el hermano mayor se mete a defenderte y te hace sentir incapaz, además de ridículo porque los otros críos ya asumen que no puedes pelear solo tus batallas.
Simplemente reaccionó como dictaba su impulso, no se detuvo a pensar, no pudo aguantar que alguien le hablara así a su novio, fue inevitable saltar como animal a defenderlo.
—También me involucra, piensan que es favoritismo.
Además de ofender a Tae y su talento desbordante , también estaba siendo involucrado por favoritismo. Decían que gracias a él "obtendría algún papel principal" y se estaba aprovechando de los privilegios, ¿cuáles serían esos? Su novio pone tanto o más esfuerzo que cualquiera de primer año. ¿Cómo no va a ser motivo suficiente para sentir rabia luego de verlo menospreciado?
Las personas a su alrededor van caminando al edificio. La hora de almuerzo ha finalizado y no siente ánimos de regresar a clases.
—Te diría que esquivemos la clase que sigue, pero estoy al borde en la asistencia.
—Tampoco puedo, estoy haciendo méritos para postular como ayudante del profesor —aunque ahora que lo repite en voz alta se cuestiona la necesidad de tomar el puesto que antes lo entusiasmaba.
Los rumores son inevitables. Siempre ha sido consciente de su existencia y de la cantidad que lo han involucrado a lo largo de sus años en la universidad —en el instituto también, las personas siempre encuentran de qué hablar sobre otros—. Ahora está arrastrando a Tae en ellos y le asusta que su dongsaeng comience a sentirse abrumado. Hasta piensa en los que seguirán si se llega a hacer cargo de la asistencia del ramo, el mismo que cursará su novio el otro año...
Favoritismo. Que no puedan reconocer en Taehyung todo ese enorme talento y pasión, todo su esfuerzo, es algo que lo enfurece.
Y así como tiene talento, sabe que tiene el suficiente desplante para defenderse. No es que no haya querido reconocerle aquello.
Nota como la tensión baja por su cuello a expandirse por los hombros. A eso le suma el nudo en el estómago y detesta que toda ansiedad acabe somatizada. Al menos tiene a un buen amigo bajo el mismo techo que calienta sobras de comida y se sienta a su lado a escucharle.
Desde que conoce a Namjoon debe reconocer que es de lo más terapéutico conversar con él. Fue todo un acierto aceptar convivir juntos. Cuando necesitaba un nuevo compañero y apareció este chico de cabello teñido verde le transmitió confianza inmediata, detrás del tinte, las argollas, el pantalón de mezclilla desgastado; tenía una mirada tranquila y hasta tímida. Interesante, recuerda haber pensado como primera impresión. Luego fue observando al joven sensible y torpe que rompía cosas que el sujeto pálido arreglaba. Así fue que ganó dos amigos más cuando aparecía Yoongi a salvar los desperfectos técnicos cortesía del moreno y Hobi radiante con comida y panoramas grupales.
Aunque si algo terminó por afianzar la relación con Nam fue tras una conversación larga cuando estaba por recursar inglés —"¡es que quién recursa inglés!, me siento patético" "Varias personas, hyung"— y, además de una visión centrada sobre las presiones académicas, su nuevo dongsaeng lo asesoró con clases particulares a cambio que le cocinara algunos de sus platillos favoritos.
Adora a su amigo que también luce tan abatido como él. Ha estado tan metido en su conflicto con Tae que ha ignorado un montón de otras situaciones que silenciosamente ocurren a su alrededor. Namjoon siempre tragándose las penas cuando podría compartirlas con él. No resiste su hermetismo.
La confianza le permite no tener tanto tacto como para simplemente largar la pregunta: —Jiminnie no ha venido estos días, ¿pasó algo?
—Ha estado ocupado —responde cabizbajo jugueteando con los dedos.
—¿Quieres hablar de ello? Puedo preparar té de oolong.
Namjoon asiente, aunque no sabe por dónde comenzar a explicar. Le entristece no poder animar a su novio y notar como él se retrae de todo y todos. Quiere pasar más tiempo juntos, pero se debe conformar con un par de recesos entre las clases. Por otra parte no quiere poner exigencias caprichosas, pues entiende que Jimin está vertiendo toda su energía en la audición.
Hay un conjunto de deseos y pensamientos enredados en su mente, contradictorios y en constante choque, incluyendo aquellos pesimistas e injustificados que alumbran la posibilidad que Jimin en algún momento se aburra de la relación.
—Jimin no es el único que pone energía en sus responsabilidades y proyectos, no veo porqué no puedan pasar aunque sea un momento de calidad juntos.
—Intentamos pasar algunos recesos, pero siento como si lo interrumpiera —se encoge de hombros.
A Seokjin le transmite la impresión de como si Namjoon quisiera enterrarse en sí mismo. Se ve pequeño y triste como un cachorrito.
—¿Por qué lo dices?
Con cautela y suavizando las cosas le comenta algunas situaciones y sobre reacciones del rubio que lo han dejado sorprendido. Omite decirle que el lunes se enteró de lo sucedido en el club de teatro y justamente por Jimin que se lo comentó cuando lo acompañó a casa —todo por querer prolongar un poco más el tiempo juntos—. Esa conversación tampoco resultó bien.
Seokjin entre quejas se ofrece a modo de broma como mediador diciendo: —ya sabes cómo en esos programas de televisión— y Nam niega rotundo—. Tienes razón, ya ves cómo me fue intentándolo con Taehyung.
—No tienes habilidades para mediador, sabes que no puedes ser imparcial conmigo —Namjoon palmea su hombro y sonríe un poco.
Hablar con Seokjin no suele fallar como tranquilizante temporal. No se olvida de un pequeño agradecimiento por estar ahí y sonsacarle los problemas cuando no sabe ni siquiera cómo comenzar a hablar de ellos.
—Siempre piensas demasiado —comenta Jin con un bostezo—, por eso hay que darte empujoncito a veces.
Lo sabe. Por eso tardó tanto en hablar con Yoongi, además de estar asustado, pensó en tantas formas y momentos para decírselo y terminó por hacerlo a tiempo límite.
Podrá ser muy racional y comprender con facilidad...las situaciones ajenas, cuando se trata de sus propias emociones se bloquea y sale a la luz toda su torpeza.
—Quiero ayudar a Jiminnie y no sé cómo —dice finalmente, después de darse vueltas en relatos a los que les estuvo bajando el perfil—, pero nada de lo que hago parece estar bien, siento que termino por molestarlo más.
—Es difícil lidiar con alguien cuando está irritable, es decir, si estás presente se molesta, si no lo estás también, ¿no has buscado un punto medio?
En eso está, tratando de buscar cómo acercarse a un puercoespín en posición de defensa.
—Paciencia, Namjoon-ah, me has aguantado a mí cuando estoy enojado y eso ya dice bastante.
Tiene una fuente de paciencia alta. No pretende que algunas dificultades terminen por derrumbarlo, aún cuando los pensamientos pesimistas quieran decirle lo contrario.
Si aceptó una relación con su dongsaeng no es para dejarla ir al primer problema.
Le ha gustado cada dimensión de Jimin, ahora está conociendo otra faceta más que le asusta, pero quiere aprender cómo sobrellevar los momentos complejos, sabiendo que no serán los primeros, ni los últimos. No ha visto persona que se salve de sacar lo más oscuro de sí mismos bajo determinadas circunstancias.
Jimin es muchísimo más que un periodo complicado, que los enojos pasajeros.
Antes de dormir, no deja a un lado su infaltable ritual y le escribe a su novio un mensaje de buenas noches.
Taehyung mira el móvil iluminarse en la mesita al costado de la cama. Medita qué hacer, ha visto a su amigo y el hyung moreno un poco distanciados, asume que es por las presiones externas que sumergen al rubio,... pero también sabe que son estos momentos que sacan a un Jimin bastante diferente a lo usual.
Su amigo está irritable. Hasta él camina despacio por las piedras cuando está a su alrededor. Y por lo mismo es que evalúa si entregarle o no el aparato, más bien, si distraerlo o no mientras los dedos golpean sin piedad las teclas del computador.
—Namjoon hyung te escribió un mensaje, ¿te paso tu celular? —decide avisar de todos modos, el nombre había dejado de brillar en la pantalla.
—No, después reviso —Jimin hace un gesto con la mano para restarle importancia y la vez indicarle que no hable porque está en la cúspide de la concentración.
Hasta que la pierde, bufa frustrado y Tae alza la mirada preocupado en su dirección.
Jimin no sabe ni por qué tomó un curso de literatura para los créditos extra, pudiendo elegir entre tantos otros. Ahora sus ojos están cansados, odia el libro lleno de post-it que tiene sobre las piernas y el análisis a medio escribir en su portátil.
Ah, sí, lo tomó para compartir una clase junto a Jungkook, quien ni siquiera se encuentra ahí con ellos estudiando porque está feliz pasando la noche en la casa sin padres de su casi-novio.
Por respeto a sus cuerpos cansados, Tae exige horas de sueño medianamente razonables. Acepta y deciden dar por terminada la sesión de estudio cuando el reloj señala que ya es madrugada.
Taehyung está abrazando su cintura mientras duerme con la boca entreabierta, se remueve para alcanzar su teléfono. Lee el mensaje de buenas noches incentivador de ánimos para una semana difícil, su corazón se comprime y quiere responderle, pero es tarde y ya no se encuentra en línea. Le da pena sentir que ha sido injusto con Namjoon.
El estrés de la audición y un par de entregas finales —últimas chances de salvar la asignatura— lo han tenido con el peor de los ánimos posibles: hipersensible y en permanente enojo. Le cuesta tanto sostener una sonrisa y amabilidad, que queda reservada para profesores y algunos compañeros no cercanos, pero parte de su grupo de trabajo —no quita que por dentro los haya maldecido un montón de veces—.
No se soporta. Se ha dado varias bofetadas mentales en lo que va de la semana.
Mira la foto de fondo de pantalla, la cambió hace un tiempo, ahora hay una que se tomaron durante el corto viaje en su tierra natal. Salen sonrientes, Namjoon rodea sus hombros con su brazo largo y los hoyuelos se marcan en sus mejillas. Suspira derrotado y dolido, moviéndose con cuidado para dejar el celular sobre el mueble. No quiere despertar a Taehyung.
—¿No puedes dormir? —susurra sin dejar abrazar al bailarín.
—No —se reacomoda bajo las frazadas, disfrutando del contacto cálido.
—Ahora yo tampoco.
—Lo siento, ¿te desperté?
—Estos días he tenido el sueño ligero —comenta con una expresión acongojada.
—¿Cuándo hablarás con Seokjin hyung? —pregunta lo más suave posible, que no lo sienta como una exigencia.
—Hemos hablado —responde inseguro—...poco.
—Casi nada y no del tema en cuestión.
—Es que no sé qué decirle, estaba molesto, lo sigo estando, solo un poco, pero no me gustan que las cosas sean así. Ni siquiera sé si debería sentirme molesto.
—Es válido, Tae, también me habría enojado en tu lugar, pero ese no es el punto, en cualquier relación pasan estas cosas.
—¿Ves? Por esto es que no pensaba en relaciones, no son una buena idea —se encoge bajo el cobertor, apegándose más al cuerpo de su amigo.
—No digas eso, ¿acaso preferiría retroceder y que desapareciera todo lo que has vivido con Seokjin?
Taehyung niega enérgico. No lo cambiaría por nada.
—¿Qué hay de ti y Namjoon hyung? —pregunta directo
—Es diferente —se justifica, aunque debería aplicar en sí mismo el consejo que le dio a su amigo, debería disculparse por lo insufrible que ha sido los últimos días—. Quiero salir de todo lo que implica la audición.
—¿Y eso por qué excluye que pases tiempo con Namjoon hyung? —cuestiona sin entender—. Deberías hablarle, quizá después del partido, a él siempre le hace ilusión verte ahí.
—No podré ir esta vez —dice bajito con resignación y un montón de sentimientos encontrados.
Tae hace un movimiento afirmativo y susurra un "oh" despacito, sin saber cómo continuar. Jimin prefiere que sea de esa forma. No quiere seguir conversando. De preferencia quiere dormir, aunque no puede. Son demasiadas cosas en su cabeza.
Han sido una seguidilla de situaciones absurdas. Además, después que el enojo se desvanece queda la agotadora tristeza y las preguntas que quitan el sueño: "¿por qué tengo que reaccionar así?", "¿vale la pena poner tanto esfuerzo si la audición ya pareciera tener ganadores?", entre varias más igual de pesimistas.
Sonríe apenado. Pobre Namjoon que apareció corriendo con la botella de agua mineral en la mano.
—Es gasificada —dijo frunciendo el ceño.
—¿Querías una sin gas?
—Te lo recordé dos veces, hyung —apretó los labios y negó con la cabeza.
—Lo siento —rascó su nuca—, puedo ir por otra.
—Déjalo así, ya no es necesario —cortó con un bufido.
—Pero...
—Olvídalo —finalizó, levantándose para regresar al ensayo tras la pausa.
Actuó tan infantil. Todo fue tan fácil de evitar, pero no, se comportó como un crío orgulloso.
Luego siguió la pequeña discusión por el conflicto de sus amigos. Había estado tan frustrado porque no lograba una buena fluidez de pasos en los ensayos y su blanco de descarga terminó siendo su novio.
—Comprendo a Seokjin hyung, es normal que haya querido defender a Tae, haría lo mismo por ti si estuvieras en una situación similar.
—Hizo sentir a Tae subestimado, ¿no pudo esperar antes de involucrarse? ¿Acaso no confía en él?
Lo peor es que en el periodo de instituto Taehyung se molestó con él justamente por la misma causa, defenderlo de los compañeros abusadores.
—No es que Seokjin no confíe, solo estaba desesperado...
Había resoplando frustrado, se quejaba de que ese amable hyung había hecho sentir mal a uno de sus mejores amigos, independiente que no fuera su intención...
Él estaba haciendo lo mismo con Nam.
En ese momento no miró la situación a cabalidad para entender que era lógico que Nam iba a abogar por su amigo. Y también entiende la postura de Seokjin, pero ha estado tan irritable que todo es una excusa para sobrerreaccionar. Siente que ni él mismo se aguanta, no entiende como Nam tiene la paciencia para hacerlo.
La presión lo tiene atrapado en un círculo vicioso. En la molestia constante y en la consiguiente tristeza. Luego se enoja por estar deprimido y la rabia lo entristece porque lastima a las personas a su alrededor, personas cuyas acciones le perturban, hasta llegar a sentir que interfieren en sus objetivos. "¡No necesito descansar! ¡Estoy bien!".
No lo está.
Y vuelve la culpa...
La última espinita en el corazón se la enterró de forma voluntaria. Priorizó un ensayo supervisado por la profesora al partido de su novio. Lo peor, es que Namjoon lo comprendía perfectamente e incluso lo apoyaba, aunque su mirada estaba triste y Jimin en permanente irritabilidad quería seguir enojado pero no había excusa justa.
Si tan solo Namjoon le hubiera insistido habría podido justificar su rabia. Podría decirle que no sea egoísta.
Su hyung no ha sido egoísta con él en todo lo que llevan juntos. Ni siquiera un poco.
Nunca hay excusa justa para enojarse con ese chico torpe y adorable que busca por todos los medios su bienestar.
Ha estado sacando su peor cara frente a su novio y así y todo sigue enviándole mensajes de buenas noches cargados de cariño. Se siente terrible. Talla sus ojos húmedos con el dorso de la mano y no consigue conciliar el sueño.
Está agotado. No logra concentrarse durante ese tormento de día, menos todavía en el ensayo de mierda. Le enoja tanto que su cuerpo no esté respondiendo como le ordena. Se equivoca en pasos que antes dominaba y se siente tan avergonzado que quiere llorar, pero se las aguanta con fuerza. La profesora con mirada comprensiva y voz amorosa le sugiere que descanse, que hará otro ensayo el sábado por la mañana, agrega también que los bloqueos se superan con un poco de espacio.
—No bailes hoy, ni mañana, despéjate —le había aconsejado.
Mira la hora y sus latidos golpean fuerte dentro de su pecho, la adrenalina se dispara. Aún está a tiempo.
Lástima que no tomará el consejo de su profesora.
Imposible.
Jimin quiere bailar sobre el regazo de Namjoon o entre sus piernas, como el moreno lo prefiera. Quiere fundirse contra su piel caliente.
Usa toda la energía que le queda para atravesar el campus a zancadas hasta llegar a la cancha. La mochila rebota en su espalda adolorida porque no se preocupó de ajustar las correas. Siente la mezcla desagradable de calor-frío de su cuerpo agitado y el sudor pegotea la tela a su piel. Ni siquiera se cambió de ropa, está con su pantalón de buzo ajustado y la camiseta holgada que se llevó sin permiso del closet de su novio.
Distingue a sus amigos en las gradas, el lugar habitual donde suelen ponerse. No deja de correr, no se detiene, solo lo hace tras apoyarse en la baranda para sostener su peso, recupera un poco el aire para poder gritar con la fuerza que le queda en los pulmones.
Cuando el partido termina baja corriendo, esquiva a la gente y va directo hacia los jugadores que saludan a sus amigos antes de ir al probador.
—Hyung—-susurra ahogado y se cuelga de su cuello—, felicidades por un buen juego —lo aprieta más fuerte.
Namjoon lo sostiene por la cintura y susurra un tierno "Jiminnie", lleno de felicidad.
—Me alegro tanto de haber llegado —habla bajito contra su oído—. Me alegro aún más de estar contigo —agrega con la garganta que se cierra, nada de lo que diga basta para expresar todo lo que siente.
El abrazo se prolonga y Jimin se oculta en su cuello. Respira el aire caliente y ligeramente salado directo de la piel mojada. Su novio se queja pidiéndole que le deje ir, que regresará enseguida, pero antes necesita un baño y cambiarse. A Jimin no puede importarle menos. Han hecho tanto. Literalmente han sudado uno contra el otro, pieles húmedas y pegajosas en plena fricción ¿y le va a molestar ahora?
Junto a Namjoon intercambian miradas cuando sus amigos arman planes que no los incluyen, Seokjin es un poco más directo al decir que tendrán el apartamento a solas porque no volverá hasta mañana. Todos censuran preguntar qué pasó con Taehyung que se fue repentinamente luego de una despedida apresurada.
—Creo que ambos arrastraron a Jin hyung para sentirse menos incómodos —comenta el moreno abriendo la puerta mientras Jimin sostiene su bolso colgado a un hombro y la bolsa de comida tibia con ambas manos.
—¿Me ayudarías a juntar a Tae-Tae y Seokjin hyung? —pregunta Jimin sonriendo, dejando la comida en la cocina y buscando platos.
—Claro, los dos necesitan hablar.
"Y nosotros también", Jimin se dice a sí mismo con la mirada perdida en los fideos.
—¿Cuál es el plan? —pregunta Nam con las mejillas llenas.
—Algo simple, intencionar un encuentro.
—Me parece bien.
El rubio no se resiste a acercar trocitos de carne a la boca de su hyung, quien le insiste que debería comer más, ya que lleva días de práctica intensa y apenas ha tocado su plato. Jimin le cuenta con más detalles cómo han sido los ensayos y lo cansado que está porque se le ha juntado con el término del semestre, que se da cuenta que no ha aprendido a lidiar bien con la presión y lo mucho que lamenta haberse comportado como un pésimo novio por derramar sus frustraciones con él.
—Estamos aprendiendo —saca unos trocitos de pollo agridulce y los lleva a la boca de Jimin, alegrándose de no soltar ninguno en el camino.
Los dos son plenamente conscientes que aún quedan varias pruebas y obstáculos. Muchos aprendizajes y todavía más por conocerse. En ningún momento han dudado del querer enfrentarse juntos a la aventura que puede resultar una relación.
La conversación continúa después en la cama, Nam envuelve el cuerpo de su dongsaeng entre brazos y piernas, disfrutando de la espalda suave que se recarga contra su pecho.
—Está bien, no más "lo siento". Estamos bien.
Jimin sacude la cabeza, si hubo un detalle particularmente doloroso durante esos días del terror fue la excesiva comprensión de Namjoon.
Comparten besos perezosos y dedos que acarician con la misma calma la piel expuesta, coordinan empujes firmes y lentos. No hay apuro y mucho menos presiones.
No es necesario explicitarlo en palabras, ambos están demasiado agotados. El roce y tocarse con cariño es más que suficiente. No despegan sus bocas y han tironeado de la ropa interior para conseguir el exquisito contacto de piel con piel. Jimin se aprieta más contra el cuerpo de Namjoon, quien gime bajito, cierra los ojos y la fricción lo tiene viendo estrellas.
Namjoon lleva una de las manos para reducir el espacio de contacto de ambas erecciones. Acariciando con lentas subidas y bajadas.
—Extrañaba esto —dice el rubio con una sonrisa antes de morder el grueso labio inferior de su mayor, tirándolo con los dientes, acariciándolo con la punta de la lengua—. Estoy cerca —avisa encima de su boca, no tiene intenciones de esforzarse en aguantar.
—También —logra coordinar su respuesta universal. También lo extrañaba tanto como no lo imagina. También está cerca de acabar.
Se besan de forma desordenada, ahogando los sonidos cuando Namjoon desplaza la mano más rápido. Siente la piel caliente y los latidos contra su palma, seguida de la humedad escurriendo tibia.
—Pañuelos —pide para evitar el desastre que se filtra por los espacios de los dedos.
Jimin haciendo uso de su buena elongación, estira su brazo y logra abrir el cajón de la mesita al lado de la cama, tantea a ciegas por el paquete de pañuelos desechables hasta que los encuentra.
Se reacomodan bajo las frazadas, el chico más bajito atrapa a su hyung con los brazos. Nam se apoya contra el cuello de su novio y deja un par de besos fugaces. Jimin emite un "hmm" suavecito mientras rasca su cuero cabelludo.
—Me quedaría así por siempre —murmura el mayor.
—¿Seguro? —pregunta con esa inflexión coqueta que a Namjoon le encanta—, porque hay tantas posiciones y lugares donde me gustaría intentar.
Se derrite por dentro cuando habla de esa forma que bordea la inocencia, pero cargada de ideas lascivas. Susurra tan dulce en su oreja que le gustaría follarlo en algún escritorio de un aula vacía. El aliento tibio así como cada palabra lo estremece de pies a cabeza.
—Vamos, hyung, dime algún lugar donde quisiera hacerlo conmigo.
Continúan los mimos, el abrazo firme y la conversación a susurros. Especulan con las propuestas y planean las ocasiones. Namjoon quiere jugar con lencería y Jimin con la privación visual. Namjoon le pide un lap dance con una de sus canciones favoritas y Jimin demanda servirse un postre sobre esa piel morena. Quizás mañana prueben con alguna.
—Jiminnie...
—Hyung~
—Te adoro.
A Taehyung le causa gracia que su amigo haya utilizado una estrategia de comedia romántica para juntarlo con su mayor. Lo agradece, aunque hasta antes que el rubio apareciera en su casa, tenía planeado ir en busca de Seokjin.
Habían sido días de madurar la situación, de procesar y digerirla. De salir de su postura cerrada para finalmente entender las intenciones ajenas. Ciertamente estuvo enojado por la interrupción, por corroborar ante todos sus compañeros del club que salir con Jin era sinónimo de ser algo así como "su protegido", idea y sentimientos alimentados de los constantes rumores y desagradables comentarios de pasillo que finalmente lo llevaron a explotar con el enojo acumulado.
Enfriado el enojo y la tristeza permitiéndole reordenar la escena, comprende que su hyung solo quiso defenderlo, seguramente habría hecho lo mismo en su lugar.
Ahora está frente a sus ojos, hermoso como siempre. Expresión afligida como pocas veces la ha visto. Quizá como ese día en el jardín de la universidad cuando no creía que una persona tan admirable como Seokjin hubiera puesto los ojos en alguien simple y raro como él. Le duele haberse comportado tan terco, tanto como le da rabia de verse subestimado por sus compañeros.
—Tae, yo...
El menor extiende su mano y sujeta la de Seokjin entrelazando los dedos. Acaricia con las yemas la piel tersa entre los nudillos.
—Taehyung, no quiero que pienses...
—Lo siento, sé que querías cuidarme, pero necesito defenderme por mi cuenta, no quiero que tengan excusas para que crean que todo lo que pueda conseguir es por influencia tuya, Jin hyung —estrecha más firme su mano—. No quiero estar a tu sombra.
Seokjin asiente sin saber qué responder, percibe lo acelerado de sus latidos y que sus manos sudan, mezclándose con el alivio de la mirada cariñosa de Taehyung.
—Tampoco quiero que las personas subestimen tu esfuerzo y talento, jamás estarás a mi sombra, ni la de nadie, brillas demasiado.
Un escalofrío hace temblar a Tae y el calor arde en sus mejillas. La expresión de su hyung es intensa y llena de adoración, tanto que provoca un cataclismo interno.
—Lo que sí quiero es seguir avanzando a tu lado.
El joven de cabellos castaños tira de la mano de su dongsaeng para besar sobre los nudillos.
—También yo.
***
Así imagino la cara de Jimin irritado, como cuando Nam le trae agua con gas xD. Hasta enojado ha de verse adorable uwu
Lo siento ;A; soy un desastre con los tiempos últimamente.
Gracias por leer esto 💜
Cariños inagotables para uds.
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