XX. Terreno minado

Namjoon enreda una y otra vez con absoluto cuidado los dedos entre las hebras rojizas. Jimin llega con una taza caliente y dulce de una infusión de hierbas relajante de las que guarda Seokjin para los periodos de estrés. Ambos comparten miradas preocupadas, abrumados de ver a alguien tan brillante como Hobi apagado y con los ojos en algún punto fijo, con las rodillas recogidas, luciendo como una adorable y frágil bolita.

Acompañan en silencio. Namjoon estuvo escuchando toda la descarga de angustia y tendiendo pañuelos hasta verlo quedar con las energías reducidas y pequeño en ese rinconcito del sofá. Confirmó su sospecha de años, su amigo está enamorado de Yoongi, cargando en silencio con los sentimientos. Aguantando y reprimiendo.

También sospechaba que en algún momento iba a explotar como campo minado, solamente bastaba con dar los pasos exactos y aquí tiene el resultado de sus temores.

-Puedes usar mi cama -sugiere Namjoon y Jimin asiente, los dos pueden resistir una noche en el estrecho sofá.

Hoseok niega reacomodándose, aún encogido y en el rincón. A Jimin le recordaba a las arañitas asustadas.

-Traeré frazadas -menciona el rubio, sabe que están guardadas en lo alto del armario, aunque nada que una silla no le permita alcanzar. Quiere que su novio descanse después del "me duele el culo" y el puchero tras despertar de la siesta.

El pelirrojo por fin decide estirar sus extremidades agarrotadas y coge la taza con la infusión tibia, intenta que pase por su garganta, siente que todavía no se deshace aquel nudo desagradable que le quita el aire, pero ya no se ahoga como al principio cuando las palabras se atascaban.

Agradece que sus dongsaengs solo se hayan limitado a escuchar sin hacer preguntas y sin aconsejar, únicamente acompañando con sus respiraciones tranquilas. No necesita que le recuerden que literalmente salió huyendo, corriendo a trompicones por la escalera. Menos que le digan que deberá enfrentar a Yoongi, porque lo sabe mejor que nadie. De momento no está preparado para mirarlo sin querer llorar por la estupidez que hizo.

Tantos años de autocontrol para tirarlo todo por la borda apenas hubo cercanía. No era la primera vez que estaban a menos de un palmo de distancia. Ahora entiende cuando comentaban que bastaba un segundo para arruinar algo y pensaba que era un decir exagerado. "¿Cómo? Si un segundo es muy poco". Lo arruinó en un segundo y continuó saltando sobre las trizas cada fracción de tiempo que su boca permaneció unida hasta su llegada al apartamento ajeno.

¿Qué estaría pensando Yoongi? Quiere, y a la vez no, saberlo.

No es como si en tantos años no hubieran algunos conflictos y discusiones con su hyung, con la salvedad que nunca duraban más de un par de días, si es que no unas cuantas horas antes de compartir miradas arrepentidas, cabezas gachas y a veces Yoongi abría los brazos y Hoseok lo envolvía firme.

-Puse a Yoongi hyung en una situación incómoda -susurra bajito cuando Namjoon le avisa que le dejará dormir.

-Bueno, hyung, ¿qué hay de ti que has estado en situaciones incómodas por bastante tiempo? -dice comprensivo y acompañado de una caricia en el pelo rojo y brillante.

Quiso rebatir y decirle que voluntariamente se puso en situaciones incómodas, asumía su responsabilidad en aquello. Nadie lo forzó a fijarse en Yoongi y menos al voto de silencio, a reprimirse. Simplemente había definido sus prioridades en la relación y mantener la valiosa amistad que compartían era la primera. Un enamoramiento perfectamente podía quedar relegado a segundo plano.

Y así lo creía hasta ahora, pero bastó un sencillo segundo para que sin pensar se abalanzara a los labios de su hyung. Incluso evoca el tacto suavecito y tibio, el aroma ligero del café y el sutil sabor el azúcar.

Se envuelve con la frazada y aprieta los párpados. No puede dormir, pero lo intenta. En su mente rondan un montón de especulaciones y fantasías sobre las reacciones de Yoongi y las propias. Algunas en la que el mayor se siente decepcionado -la mayoría-, otras en que es comprensivo y todo sigue sin problema, el beso solo fue un pequeño desliz sin mayor peso -para Yoongi, porque para Hoseok fue remezón interno catastrófico-. También imagina la respuesta idealizada, esa en que su hyung mágicamente se da cuenta que le corresponde y su pecho duele.

No sabe cuántas horas transcurren imaginando varias escenas, pero el peso del cansancio y la tristeza terminan por anular la poca energía que tenía. Se duerme con la imagen del rostro desconcertado de Yoongi en la mente.








Seokjin bosteza y el agotamiento lo nota en cada parte del cuerpo, en sus movimientos perezosos y en sus párpados hinchados. Le pesan y se siente lacio. Namjoon y Jimin por más cuidados que trataron de salir, igual lo terminaron por despertar.

Lo primero que hace tras poner los pies fuera de la cama es una rápida parada a la cocina por un vaso de agua para su garganta seca.

"Cambiamos las sábanas de mi cama, avísale a Hoseok hyung que deje el sofá". Encuentra la nota en un post-it pegado a la puerta del refrigerador.

Mira a Hoseok hecho un ovillo y el corazón se le aprieta, sigue en la misma posición que lo vio al llegar en la madrugada a oscuras de la mano de Taehyung y alumbrando con la linterna del celular. Namjoon le avisó que el pelirrojo pasaría la noche con ellos y así planificó un ingreso cuidadoso. Su novio batallaba por no chocar con algún mueble.

-Ve a la cama de Namjoon, acaba de salir -dice Seokjin con una caricia suave en el cabello desordenado.

Hoseok abre los ojos, está medio consciente y medio dormido todavía. De alguna parte su cuerpo saca fuerzas para dar paso tras paso hacia la habitación de Nam.

-No te preocupes, cambió las sábanas antes de salir.

El pelirrojo avanza arrastrando los pies, si no estuviera tan abatido y con el sueño sobre los párpados, habría reído por tanta consideración. Piensa que debió aceptar la oferta de las películas de terror y dejarse abrazar, capaz se quedaba dormido rodeado por Yoongi y ahora estaría en su cama, la cercanía no lo habría pillado de improviso. Habría estado temblando de principio a fin, pero tal vez no lo habría besado.

¿O sí? No sabe.

Al menos la cama de Namjoon es cómoda y huele a suavizante.

Seokjin cierra la puerta de la habitación de su dongsaeng una vez que ve a Hobi sobre el colchón y arropado por el cobertor. Regresa junto a Taehyung quien estira sus brazos por la cama y murmura palabras vagas y sueltas. La primera vez que lo escuchó hablar entre sueños llegó a saltar por el susto.

Acomoda a Tae para hacerse un lugar y con la vista al techo piensa en cómo estará Yoongi. Seguramente también se debió desvelar con variadas suposiciones.








-Estábamos sentados en el sofá, bromeando, me acerqué porque su expresión de pánico era divertida y me besó.

-¿Y qué hiciste? ¿Qué le dijiste? -sonó escandaloso contra su oreja apegada al móvil.

-Nada.

Permaneció estupefacto como si su imaginación alborotada recreara locas situaciones. Aunque hasta la fecha nunca había fantaseado con Hoseok, era una especie de tema vetado para su cerebro. Una vez, en los años de instituto, soñó que besaba a Namjoon y apenas fue capaz de mirarlo a la cara al día siguiente, al subsiguiente se quejó directo con el moreno, quien estalló en carcajadas incrementando su reclamo por inmiscuirse en su espacio onírico.

Ahora no lo había soñado y no sabía cómo mirar a Hobi.

-¿Cómo que nada?

"¿Qué esperabas que hiciera?", quiso preguntar, le vendría bastante bien una orientación sobre cómo actuar ante situaciones de amistades que traspasan confusos límites. Seguramente a Jin le ha pasado con sus variados amigos y pretendientes.

-Nada, antes que alcanzara a procesar bien de qué iba todo, ya había escapado.

-Entró en pánico, dale un espacio, todos hemos hecho algo impulsivo alguna vez -intentó animar Seokjin.

Y Yoongi quiere convencerse de que fue solamente eso. Algo impulsivo, por más que muchas alarmas se han alumbrado en su cabeza señalándole lo contrario. No duda de lo impulsivo del beso, sino más bien del trasfondo, de la expresión de miedo de su amigo, de lo que sentía y guardaba hasta que llegó al límite. ¿Qué sentía Hoseok? Piensa en cómo lo estuvo arrastrando sin darse cuenta.

Quisiera que las cosas fueran tan simples como las plantea su hyung.

Sabe que tiene todos los ingredientes en la mesa y la receta por escrito. Sabe hacia que dirección apuntan las cosas, pero no quiere mirarlas, no quiere darle nombre, no sabe cómo abordarlo.

La noche fue un transcurso de silenciar continuamente a su mente ansiosa por especular escenarios. Un "shht" cuando decía un: "¿No has pensado que Hobi...?". ¿Qué parte de no querer pensar no estaba clara?

Ni siquiera lo formula porque hacerlo es como si lo invocara, como darle forma. Se fuerza a dormir, le pide a su cerebro la necesaria desconexión con la consciencia y solo le ofrece un sueño a saltos.

Cada ruido le hace abrir los ojos, está con la constante sensación que su amigo abrirá la puerta, ¿entonces qué? ¿Qué podría decirle?

Nada.

No hizo nada.

No le dirá nada.

Logra quedarse dormido cuando el cielo comienza a aclarar y despierta un par de horas después igual de cansado que al principio. Plantea la posibilidad de comprar los inductores de sueño que venden a escondidas algunos jóvenes de la facultad de medicina.

Sigue tendido en la cama mirando la otra que está vacía. Asume que su mejor amigo de seguro pasó una noche tan terrible como la suya, sobrecalentando su cabeza de vaya a saber qué ideas. Y en verdad no quiere saberlas porque la mera intuición aprieta su estómago.

Recoge las piernas y cierra los ojos, es domingo, el día de la semana que disfruta dado que puede dormir hasta la hora que se le da la gana -si tan solo pudiera dormir-. Con un chasquido de frustración piensa en la lista de quehaceres que agoten esa odiosa y persistente reserva de energías que no sabe de dónde sacó. Aún no es una persona académicamente libre, todavía le quedan algunas entregas y poco plazo, que apreciaría que lo angustiara más que la ausencia de su mejor amigo. Trabajos pendientes que absorben su atención y le permiten olvidarse cada tantas fracciones que Hoseok no tiene las intenciones de volver.

Mordisquea su labio mientras corrige lo que acaba de redactar, los aprieta, es consciente de la fricción, recuerda el beso y su concentración acaba de hacer un viaje a la punta del cerro.

Sus labios hormiguean y se pregunta, sin contar ayer, cuándo fue la última vez que recibió un beso. ¿Meses? ¿Un año? La universidad suavizó su vida afectivo-sexual a diferencia de su intempestiva adolescencia.

Quizá por eso no deja de pensar en lo tibios y blandos labios de su mejor amigo. Para eso su concentración sí regresa.








Seokjin entra a la cocina, mirando los ingredientes que quedan en el refrigerador y la alacena para improvisar un almuerzo. Algo sencillo y rápido, le encarga la misión a su novio de animar al pelirrojo, que lejos de ser el sol de siempre, se asemeja a un frío día nublado.

Hoseok sigue sentado en el sofá, usando la ropa que Seokjin acaba de prestarle y cae un poco suelta por los hombros. Está en silencio junto al chico de grandes ojos oscuros que lo observa, desviando de tanto en tanto buscando la forma de no incomodarlo. Le sorprende sentir de repente un par de brazos que lo envuelven sin apretar, tibio y suave.

-Los abrazos ayudan -dice en voz baja y con timidez disonante al gesto repentino de invasión de espacio personal-, si estás incómodo puedo alejarme, hyung.

-Está bien -asiente aún sorprendido, pero disfrutando del calor ligero. No viene mal un poco contacto físico reparador-. Gracias, Tae -agrega cerrando los ojos y quedándose quietecito.

Se siente arrullado y cómodo. La respiración tranquila sincroniza con la suya, siendo una compañía junto a los otros sonidos sutiles: Jin cocinando, golpes provenientes de algún otro piso, los pocos autos que transitan por el sector un relajado domingo.

-Hyung, a veces necesitamos de estas situaciones que nos ponen incómodos para fijarnos en todo lo que ignoramos -dice al cabo de unos cálidos minutos estrechando al mayor.

Parpadea confundido tanto por la lentitud que procesa la información y por los brazos que se alejaron. Ahora Taehyung ayuda a Jin con los platos que deja en la mesa.

Le gustaría más que nada que esa posibilidad fuera una certeza. Haber sacudido algo a su hyung.

...Que alguna vez pudiera mirarlo con un poquito de deseo. Porque sabe que Yoongi lo ama, pero no como quisiera y eso no es responsabilidad de su hyung.

-Lo preparé justo como te gusta -comenta el mayor, señalando el arroz frito con kimchi.

Hoseok apenas come, la mirada fija de Seokjin lo presiona a llevar los palillos a su boca. Mañana le toca un día duro y piensa en la expresión de Yoongi cada vez que le recuerda que cuide su cuerpo.

Yoongi, quien seguramente se ha de estar saltando todas las comidas. Gracias a Jin no será así, que tras acompañar a Taehyung a la parada de autobús y le lleva un tupper con comida.









Yoongi se asoma por la puerta y Seokjin se topa como un buen clarividente con la imagen había estado previendo: a una persona similar a un muerto en vida. Pálido, ojeroso, expresión abatida. Se hizo a un lado, cediéndole el paso al mayor que suspira pesado.

-¿Cómo está? -pregunta en un murmullo.

-Se ve igual de triste que tú -dice luego de extender el tupper-. Caliéntalo, te haré compañía mientras comes, porque apuesto mi amor por Tae-Tae que no lo has hecho en todo el día.

No tiene hambre y piensa en negarse, pero la expresión firme de su hyung de brazos cruzados le hace chasquear la lengua e ir a la cocina. Obedece a su mayor -sus padres estarían orgullosos- y mira la comida iluminada dentro del microondas.

El castaño se acomoda a su lado en el sofá y Yoongi agradece antes del primer bocado, no puede desconocer que Jin no deja de preocuparse por él.

Kimchi. Hobi adora el Kimchi.

Y por su parte adora a Hobi y no soporta estar distanciado con él, pero sabe que un poco de espacio entre ambos es necesario para pensar las cosas -esas que justamente está evitando pensar-.

Jin lo ayuda hablando de cualquier otro tema, gesticula y mueve las manos, lo hace la mayor parte del tiempo, aunque no ha reparado de qué tanto hasta ahora que su atención busca cualquiera cosa de dónde agarrarse. Le cuenta sobre las discusiones que cada vez escalan de nivel dentro de su club ahora que deben elegir las obras que presentarán antes que se acabe el semestre. También de los rumores que ha escuchado sobre Taehyung y él de sus compañeros que sospechan de un posible favoritismo de un sunbae con peso dentro del área dramática.

-Las personas pueden ser estúpidas, hyung, además de envidiosas.

-Asumía que algo así pasaría si tenía pareja.

-¿Te arrepientes? ¿No era que decías que de tener novio esperabas que fuera de preferencia de otra facultad?

-¡No! -exclama y negando con la cabeza al mismo tiempo-, adoro a Taehyung, creo que te darás cuenta que no siempre algo sale como lo piensas originalmente.

Hace un movimiento afirmativo, sintiendo que aún no profundiza en la intención de esa última frase. Sabe que hay una, la mirada de Jin lo estudia y pareciera dudar si añadir algo más.

Seokjin se retira un poco más tranquilo ahora que su dongsaeng está alimentado. Yoongi vuelve a volcar su atención en los quehaceres académicos, al menos así el tiempo pasa lento, pero no tanto como si estuviera tirado en la cama con la vista al caballito de mar en el techo.

El despertar no es favorecedor cuando mira la cama vacía. Guardaba la pequeña esperanza que Hoseok regresaría por la noche y lo encontraría durmiendo con el cabello revuelto y la boca entreabierta por la mañana.

Inicia la semana con una maldición en los labios y un ánimo de mierda con el que acude a su asignatura odiada. No quiere ni siquiera saludar a sus compañeros con los que se cruza en el camino, aunque lo hace breve y rápido cuando es inevitable.

Lo primero que nota al entrar al salón es a Jimin en los puestos habituales de ambos y con dos vasos de café. Alza la mano con una pequeña sonrisa, seguramente a estas alturas hasta el rubio está en conocimiento de qué pasó con Hoseok. Lo nota en la excesiva amabilidad, en las preguntas cuidadosas y la mirada comprensiva.

-Podríamos almorzar juntos hoy -sugiere Jimin al término de la clase.

Yoongi asiente, había planificado escaparse a dormir, pero la tranquila aura que transmite su dongsaeng rubio viene bastante bien ahora que camina a ciegas. Incluso en el receso Jimin lo acompaña a comprar otro café y se cruzan con el pelirrojo que rápidamente se escabulle entre las personas.

Que Hoseok no haya vuelto en todo el domingo es una desesperación, pero que le rehuya la mirada por los pasillos de la facultad es aún peor. Hace de su inicio de semana una tensión absoluta que intenta liberar apuñalando la hoja de apuntes cada vez que recarga fuerte el lápiz al escribir.

Transita por diversas emociones entre la desesperación y el enojo, pero entiende que no puede culpar a Hoseok, no puede presionarlo. Tampoco logra encontrar una respuesta a si debería acercarse primero o aguardar con paciencia.

Salió de una situación tensa con Namjoon para entrar en otra con Hoseok. Vaya año.

Al terminar el último bloque de clases de la mañana se encuentra con Jimin esperando fuera del salón y es extraño, porque habitualmente tendía a ser Hoseok la persona que estaba parada frente al aula con su presencia brillante y un entusiasta "vamos por comida".

El Yoongi de hace semanas atrás habría estado en una nube de felicidad de encontrarse al chico de mejillas llenas esperando por él para un almuerzo a solas. Habría sonreído como un tonto pensando que sería una especie de cita.

Ahora es solamente un ligero alivio que le evita buscar un lugar solitario y eludir gente conocida y deseosa de general vida social.

Jimin conversa lo justo y necesario, le arranca un par de pequeñas sonrisas, pero que no alcanzan a ser suficiente para cambiar la perspectiva respecto al día de mierda que está teniendo, se aventuraría a extender la afirmación como la predicción de la semana entera.

Prefiere distraerse centrándose en la ansiedad del bailarín y sus intenciones de audicionar para un papel de extra de una compañía de danza contemporánea.

-...Sé que somos varios los interesados y es solo para formar parte del reparto extra, pero sirve para el currículum, apenas la profesora lo comentó corrí a preguntarle los detalles al término de clases...

Yoongi lo escucha atento, picoteando la comida con los palillos, pero sin llevarla a la boca. Entiende a lo que se refiere, también cuando ha estado la posibilidad se suma a proyectos de sus profesores o compañeros mayores.

-Me entusiasma aún más saber que es un grupo conformado por ex estudiantes de la universidad.

-¿Cuándo es la audición?

-Dentro de un mes.

Se siente extraño hablar de Hoseok como si pesara el nombre sobre su lengua, pero terminó por sugerirle que hablara con el pelirrojo, quien ya había participado previamente en audiciones y lo más seguro es que tendría buenos consejos al respecto.

También se da cuenta que su estómago ya no se llena de las mariposas que revoloteaban cada vez que estaban juntos.

Quiere pensar que al menos eso es una buena señal.

Lo que no es una buena señal es que Hoseok siga sin aparecer por el apartamento. Escucha unos golpecitos hacer eco, pero sabe que se trata de Namjoon quien está tras la puerta y lo estudia con sus ojos preocupados. Seguramente lo sabe todo y con todos los detalles que desconoce.

Es un alivio no tener que contar el suceso una segunda vez.

-¿Cómo estás, hyung? -suena suave, como si tanteara terreno minado.

-Agobiado -responde sincero.

Se arma un silencio incómodo en el que Nam evalúa si indagar o no.

-¿Avanzamos en el trabajo de composición? -decide ir por camino seguro.

Justo la pregunta que Yoongi necesita oír.

-Por favor -le tiene la paciencia colmada ese proyecto que pareciera no tener fin.

Namjoon prefiere no pregunta más. Nota que Yoongi es bruma y confusiones, cualquiera que se encuentre con su mirada oscura, podría leerlo con un poco de atención y empatía básica.

-Hoy perfectamente podemos terminarlo - le anima el menor avanzando al pequeño cuarto en el que improvisaron algo como un estudio de bajo presupuesto, pero que funciona bastante bien.

Empieza a replantear su sesgo negativo, no es justo desconocer que tiene amigos en constante preocupación que no lo dejan peleando en soledad con su caos interno. Pequeños oasis en los que logra descansar un periodo breve.

-Quedó bien, seguro ese inútil tendrá una buena calificación gracias a nosotros.

Hasta le molesta pensar que un trabajo bueno como el que acaban de hacer vaya a acabar en manos de ese sujeto, pero recuerda por qué y por quién lo hace y el corazón pareciera estrujarse en el pecho.

-Gracias a ti, hyung.

-Tan modesto -le da un sutil golpe en la nuca a su dongsaeng que sigue mirándolo con culpa y timidez innecesaria.

-Podríamos pedir una pizza -propone el moreno estirando con pereza sus largas piernas y brazos.

-¿Por qué tú, Seokjin hyung y tu novio insisten en alimentarme?

El menor brinca ligero y soba su nuca. Quizá Nam no esperaba la naturalidad con la que ya asumió que el rubio bonito con el que fantaseaba ya es un proyecto jamás llevado a cabo. Idea muerta. Guerra perdida -desde el principio-. Casi no duele, no a comparación de la ambigüedad que se avecina con Hoseok.

-Creo que es porque estás delgado y ojeroso, eso inspira a invitarte comida -se encoge de hombros y Yoongi lo mira falsamente ofendido.

-Bien, acepto porque como buen dongsaeng la comprarás esta vez.

Terminan compartiendo una de tamaño familiar que Yoongi come sin hambre. Namjoon le enseña nuevas canciones pegadizas que añadió a su repertorio y es una baja dosis de alivio retomar los panoramas abandonados.

Tardes de música, conversaciones triviales. Un oasis.

-Gracias, Namjoon-ah -palmea su espalda al despedirse y la sonrisa de su dongsaeng le recuerda a un cachorro feliz.

Hoseok no regresa el martes y Yoongi lucha contra el impulso de ir al apartamento de sus amigos a sacarlo a rastras si es necesario con tal que tengan una conversación madura como dos personas entrando a la adultez.

Pretende esperar hasta el viernes, si no traza una fecha la ansiedad terminará por consumirlo en vida.








El miércoles por la tarde Hoseok ya no da más, perdió la cuenta de la cantidad de errores que cometió durante las prácticas. Descoordinación, pasos errados y la concentración puesta en el pálido hyung que evitaba encontrar y no en las secuencias que debieran estar integradas en su cuerpo luego de tantos ensayos.

No puede seguir así. No enfrentarlo se transformaría en algo más terrible que sí hacerlo.

Hoseok sabe que seguir huyendo deja de ser opción y no porque haya sacado solo una muda de ropa cuando visitó el apartamento vacío. No quiere que su relación con su adorado hyung continúe distante. Desea verlo, disfrutar de su risa y las encías rosadas que muestra cada vez que los pequeños dientes se exhiben alineados. Yoongi sonríe tan bonito que de pensarlo duele.

Soltó una bomba y ahora necesita hacer algo al respecto. No resiste no hablar con Yoongi.

Se arma de valor, aprieta las correas acolchadas de su mochila para liberar tensión y hace girar la llave en el pomo de la puerta. Mira hacia la pequeña sala de estar y su hyung brinca en su dirección botando al suelo los cuadernos abierto con el movimiento brusco. El pelirrojo se encoge en su sitio, pero se fuerza a no escapar de aquel semblante preocupado.

Ambos se examinan en silencio. Yoongi nota que los ojos de su dongsaeng están rojizos y su expresión luce cansancio acumulado. El panorama que observa Hoseok en el más pálido no es diferente, rostro hinchado y tonos morados en la piel ensombrecen su mirada por la falta de sueño. De todas formas su hyung nunca deja de parecerle hermoso, aún cuando su aspecto roza el desastre.

Ambos rozan el desastre y se observan sin saber cómo comenzar.

Yoongi está asustado, se obliga a mirar el panorama completo, a ponerle palabras a ese miedo intenso que se sitúa como peso plomo en su estómago.

Está absolutamente aterrado que Hoseok confirme que está enamorado de él.

-Cómo...

-Olvídalo, ¿sí? -pide bajito, una súplica con ojos vidriosos.

-¿Crees que es lo mejor? ¿Eso quieres?

Hoseok querría confesarse y quitarse de encima todo lo que ha guardado por años, olvidándose de las consecuencias.

-Fue algo tonto, fue un impulso -se excusa finalmente, esperando que su hyung no insista. No quiere hacer de su amistad algo incómodo para ambos con un sentimiento no correspondido. No quiere poner a Yoongi en esa situación.

Asiente inseguro, no deja de desconcertarle el hecho que Hobi oculte aquello que lo carcome de vaya a saber cuánto tiempo. No puede desconocer que quizás hay algo más, que tal vez el beso no fue algo tonto, un impulso.

Algo tonto no implica esfumarse por días sin explicar nada.

La Incertidumbre hace zumbidos en su cabeza que es un completo caos de ideas encontradas. Teme de la respuesta y la vez quiere una, pero no se atreve exigir tampoco.

¿En qué momento las cosas tenían que complicarse tanto?









***
Ahora el YoonSeok tendrá su espacio más protagónico uwu

Gracias por la paciencia y el apoyo que le dan mi hijo (ya no le queda taaanto para terminar).
Les adoro mucho 💜

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