XV. Desprevenido

Jimin despierta frustrado, ha estado sintiéndose así todo el fin de semana, desde que su hyung le pidió montones de disculpas por no querer armar planes, aunque esto no fue exactamente el motivo de su frustración, lo que gatilla su estado actual era la voz que sonaba triste y no poder hacer nada al respecto.

Que Namjoon le no explicara incrementa su desesperación. Es su novio, es lógico que quiera saber qué ocurre, que se preocupe como lo haría con cualquiera de las personas que quiere. Primera vez que ve a su hyung, sujeto siempre tan templado, abatido. Necesita abrazarlo. También se cuestiona hasta qué punto esa necesidad es propia por no saber cómo abordar la angustia ajena y un abrazo no solo sirve para sostener a otro, sino a uno mismo.

Camino a la universidad le escribe a Namjoon preguntándole si almorzarán juntos, pero responde que estará ocupado con su grupo de trabajo, aunque sí le promete ir a buscarlo a final de clases, ahora es Jimin que con un puchero le cuenta que estará con Yoongi en la biblioteca. Las temporadas de exámenes, entrega de trabajos y proyectos sumergen en una atmósfera tensa a cada facultad del campus. Su último mensaje queda en visto.

Al entrar divisa la cabellera decolorada de Yoongi, sabe que el profesor está por llegar, así que toca con suavidad al mayor, los dedos se deslizan con suavidad por el hombro. Le apena interrumpirlo cuando se ve tan tranquilo durmiendo. Nota que los párpados aprietan con resistencia y cuando levanta la mirada su corazón se estruja porque luce más pálido de lo habitual y hay marcas oscuras bajo unos ojos que demuestran tristeza más que simple cansancio.

—¿Te siente mal, hyung? —pregunta preocupado. Espera que al menos Yoongi no evada su pregunta como lo hizo Namjoon.

—Estoy cansado —dice con voz apagada—. ¿Cómo estás, Jimin-ah?

Evadió igual que Namjoon y él opta por hacer lo mismo. Está cansado, durmió mal, triste y no quiere dar explicaciones. Ahora entiende un poco a su novio y a su amigo que lo observa preocupado.

—Cansado también —responde con una sonrisa pequeña.

"Cansado" se convierte en la palabra clave para abatido, ambos lo entienden y lo dejan así.

Su atención regresa al profesor que apenas deja sus cosas en el escritorio comienza con un bombardeo de información, de tanto en tanto dice "esto puede aparecer en el examen" y frases similares que lo impacientan. A ratos mira a Yoongi de reojo que toma apuntes flojamente como si fuera la inercia haciéndose presente. Su mente de seguro está en otro sitio, en alguno pesaroso, asume.

¿Acaso no es una persona confiable que sus hyungs no pueden abrir un poco aquello que los consterna?

A veces su naturaleza sensible y autoexigente le hace poner aún más responsabilidad sobre sus hombros. "Hacerse cargo de problemas ajenos no es sano, puedes apoyar, pero no son tuyos", recuerda que Taehyung sabiamente le había dicho una tarde que estuvo preocupado en exceso por Jungkook, que para peor no quería contestar sus llamadas.

—Yoongi hyung —lo llama como si temiera perturbarlo—, ¿nos juntamos en la biblioteca o prefieres otro lugar?

—En la biblioteca está bien.

Intentan sonreírse mutuamente, pero no funciona y cada uno sigue un trayecto diferente. Jimin se traslada al salón donde se imparte introducción a la danza moderna. Le resulta molesto cuando sus compañeros notan su desánimo y le preguntan con la mejor de las intenciones.

Necesita tanto su espacio de confort junto a sus amigos, que le resulta apremiante que aparezcan pronto. Ahora es Taehyung quien trae un semblante confundido y rozando la angustia. "¿Qué le pasa a la gente hoy?", como si las estrellas se alinearan para turbar a sus cercanos. Al menos el menor de los tres se ve normal...,lo escruta con más detenimiento y nota matices de alegría. Eso es un alivio, ya podrá preguntarle por qué, tal vez sea por algo que pasó en la fiesta de viernes y sospecha si tiene relación con uno de los chicos del club de baile.

Compran almuerzo en la cafetería, pero prefieren ir a los jardines. Hay un grato sol tibio que a ratos lo tapan las nubes.

—Tae, ¿qué pasa contigo? —Jungkook pregunta directo al grano.

—Creo que dije una tontería y ahora no sé...

Taehyung baja la mirada y reordena la situación en su cabeza antes de explicarla, ya que ni siquiera tiene claro cómo fue que pasó todo.

Su mañana comenzó rara, cuando tropezó al bajar de la cama y después al llegar a la facultad sentía una vibra extraña, una presión inexplicable sobre la nuca hasta que halló la causa en varios pares de ojos que lo recorrían de pies a cabeza a medida que avanzaba por el pasillo principal. Debía admitir que le gusta la atención, pero cuando está sobre las tablas, no fuera de ellas.

Se observó en el reflejo de un vidrio por si tenía algo pegado en la cara. Nada, todo en orden. Se preguntaba si era como esas pesadillas en que uno va sin pantalones y ropa interior ridícula. Incluso miró su pantalón para corroborar que estuviera cerrado. La situación empezaba a generarle ansiedad y quería saber qué estaba pasando, no era habitual sentirse tan observado, ...tan expuesto. Un fenómeno de circo. Sus compañeros también voltearon en su dirección tras cruzar la puerta del aula.

En su mente ideaba varias películas absurdas y episodios de pérdida de consciencia o algún agente extraño manejando su cuerpo. Eso explicaría que hubiera hecho algo demasiado raro y/o aberrante que justificara tanta atención encima.

En silencio y perturbado se ubicó en un pupitre vacío en la segunda fila, cerca de la pizarra. Algunos compañeros con los que conversaba a menudo se acercaron a su lado.

—Necesito preguntártelo directamente...—dijo una de la chicas con expresión entre curiosa y divertida.

—Es que muchos te vieron y lo están comentando por todos los pasillos...—continuó otro de sus compañeros.

—¿Me vieron en qué?

¿Acaso se iba a cumplir alguna de las películas con las que fantaseaba para darse una explicación coherente que calmara su ansiedad?

—En la fiesta...

—Con Seokjin sunbae —complementó el chico que se apoyaba en su escritorio.

—Entonces, ¿estás saliendo con Seokjin sunbae?

...¿Saliendo?

Salían, técnicamente habían ido a varios sitios, se juntaban regularmente. Citas. Además habían besos, intercambiaban mensajes con frecuencia y disfrutaba en demasía de la compañía de Jin.

¿Entonces estaban saliendo? ¿O no?

Acababa de entrar en una de esas paradojas para las que no estaba preparado. Su cerebro iba a explotar. "¿Así se sintió Jimin hyung?". La incertidumbre era rara y desagradable, en especial por qué no sabía qué demonios responderle a la gente que le hizo notar aquello que no se había preguntado.

Simplemente había asumido que le gustaba mucho y quería seguir adelante con lo que sea que tenían. Olvidaba lo mucho a las personas le gustaba indagar en la vida ajena y ponerle nombre a las cosas.

—¿Sí o no? —presionó una tercera compañera.

—Eh...¿sí? —no pensó al hablar.

—¿Sí?

—Estamos como...saliendo —la presión no ayudaba en nada.

—¡Estás saliendo con Kim Seokjin! —chilló la primera chica dando pequeños brinco—. ¡Gané la apuesta! ¡Estaba segura que había algo entre ustedes!

Tae parpadeó tratando de comprender la situación que acababa de crear. Escuchó al otro extremo del salón que alguien exclama un "¡Kim Taehyung está saliendo con Kim Seokjin!" y los ojos volvieron a estar por montones encima.

—De verdad estás saliendo con él...

—No podía creerlo cuando escuché los rumores.

¿Tan raro era que Seokjin saliera con alguien como él? ¿Tan mal sonaba la idea? porque notaba que no todas las miradas eran felices, es más, varias eran pura desaprobación e inevitablemente le sentaba mal. Apretó los labios y jugó con sus dedos como si fuera una solución para tanta tensión en su cuerpo.

—No te lo tomes a mal —dijo con tono comprensivo una de las chicas que estaba junto a él en el club de teatro—, es que Seokjin sunbae se ve tan inalcanzable.

—Por eso sorprende que hayas sido tú...

Su compañero que estaba en su mesa le dirigió una mirada reprobatoria a la joven que estaba cruzada de brazos y dijo suavizando la inflexión: —Es que hasta ahora por lo que hemos escuchado Seokjin vivía rechazando confesiones y no se le conocía alguna pareja estable.

"¿Lo habré dicho mal?" Y terminó por convencerse que fue un error cuando se percató que el rumor se esparció como una epidemia. Incomodidad no era suficiente para describir la sensación de nudo en el estómago cada vez las personas lo veían y hablaban a susurros. Rascaba su nuca y prefería andar con la vista al suelo, calculando los pasos y obstáculos para no tropezar.

Agradecía el intento de su compañera del club de teatro por distraerlo hablándole de otros temas lejanos a los rumores que tanto parecían disfrutar sus compañeros de facultad.

¿Había llegado ya a oídos de Seokjin? Sacó su teléfono móvil para escribirle y debió suponer que caer de la cama era una señal de cómo podría ser su día, el aparato se apagó por falta de batería, seguramente anoche conectó mal el cargador. 

Maravillosa forma de empezar.




—Míralo así, eres como una pitonisa y solo hiciste una predicción del futuro —sugiere Jungkook mordiendo una manzana.

—Es cierto, además en cualquier momento tiene que pasar, Seokjin hyung va en serio contigo —agrega Jimin queriendo darle tranquilidad a su amigo—, es imposible que se moleste por eso.

—A fin de cuentas fue Seokjin quien te buscó primero y lo siguió haciendo luego que lo rechazaras diciéndole que estaba confundido —complementa el joven de cabello oscuro.

—Pero quizás evitaba preguntar para que no fuéramos el centro de los rumores.

—Bueno, hasta mis compañeros de danza comentaban algo al respecto —dijo Jimin, recordando que les respondió un: "estamos en plena temporada de exámenes, ¿y se preocupan de quién sale con quien? Ordenen sus prioridades".

Los rumores encienden como pólvora en la facultad. Seguramente la universidad entera. Seokjin es como figura pública. Incluso fue calificado en una tonta lista de los chicos más guapos. Cualquier novato a tales alturas está familiarizados con los "dioses" y "diosas" de cada carrera y los chismes jugosos. La tendencia natural de Jimin es querer proteger a Taehyung de esto último, las personas pueden ser crueles y no quiere que malos sentimientos y tensiones innecesarias lleguen a alguien tan bueno como Tae.

—No gastes energía en preocuparte, pronto recordarán que los exámenes son más importantes que los chismes —Jungkook alza los hombro, maldiciendo cuando su manzana cae al suelo.

Taehyung no quiere gastar energías, pero le es difícil ahora que es sobreconsciente de cómo atrae atención indeseada. Espera que Seokjin no se sienta incómodo. Necesita hablarle y tiene que esperar un par de largas horas más para terminar los módulos de clases.

Lo espera por el pasillo, no quiere llegar antes y toparse con sus curiosos compañeros que ya deben estar al tanto de todo. Varios especulan cuándo pasó y algunos le han preguntado cómo fue que se le declaró a Jin para que no lo rechazara. Se abstiene de decir que fue al revés.

—Seokjin hyung —camina hacia él apenas lo ve y sujeta con suavidad su muñeca—. Lo siento, quizás estás incómodo por mi culpa, perdón, me preguntaron si salía contigo y no pude decir que no, yo pensé que..., bueno sé que no lo hemos hablado y...

Hablaba muy rápido y no respiró profundo antes de soltar una corriente de la conciencia. Siente que se ahoga y no sabe si es por la verborrea, los nervios o por Jin que sostiene sus mejillas tibias. Puede ser todo junto.

—Está bien, Tae-Tae, estamos saliendo después de todo —desliza los pulgares por la piel tersa y sonrosada—, no era así como esperaba que comenzáramos a salir oficialmente, quería proponerlo en la próxima cita.

—Pero no quiero que hablen sobre ti o que hayan personas que se molesten porque estás conmigo.

—No puede importarme menos, no he deseado nada tanto como salir contigo —confirma con expresión determinada.

Taehyung percibe las diversas señales disonantes en su interior, por una parte le tranquiliza escucharlo, por otra su corazón late raudo y el hormigueo se asienta en su vientre. Las emociones bullen por cada paso que da junto a su sunbae hacia el auditorio.

Los murmullos se detienen abruptos cuando ven llegar a los protagonistas de las conversaciones. Seokjin se muestra imperturbable y se pasea entre sus compañeros repartiendo las instrucciones. Tae intenta concentrarse y le resulta difícil, primera vez que desea que las horas en el club pasen veloces como aleteos de moscas.

El de cabellos rosados nota la preocupación del menor y sabe que los rumores están en el aire. Escuchó comentarios disimulados por el aula durante la mañana, lo distrajo de su otra preocupación: Namjoon y Yoongi. Sus amigos le preguntaron si era verdad, en qué momento Taehyung se le declaró y qué fue lo que vio en él y no en otro; respondió con evasivas sin cuestionarse de dónde nació la historia, porque Jin nunca pensó en ocultarlo y las señales siempre estuvieron expuestas, no se las explicitaba a su ahora oficialmente novio por temor a abrumarlo, pero los ojos puestos en su relación estaban de antes.

—¿Saldremos hoy? —le pregunta una vez que están lejos del escrutinio público.

—No puedo, Tae-Tae, mañana presentamos un trabajo grupal—aprieta sus manos, no quiere soltarlo, menos si tiene esa mirada triste y asustada.

—Entiendo hyung...

—Mañana, podríamos almorzar juntos, también puedo esperar a que salgas de tu club o acompañarte —propone con su encantadora sonrisa que derrite el corazón del menor.

—¿En serio quieres acompañarme? —pregunta entre lo incrédulo e ilusionado.

—No te lo diría si no fuera así.

La expresión se transforma en una de alegría que le sienta preciosa. Ojos que brillan, sonrisa que se estira y brazos que lo envuelven. Todo es muy cálido.

¿Cómo no iba a ofrecerse a acompañarlo? Considera que parte fundamental para la relación es prestarle atención a lo que le apasiona a su dongsaeng, cuyo rostro pareciera iluminarse cada vez que habla de extraterrestres y las galaxias. Seokjin no lo dice en voz alta, pero a veces le asusta lo inexplicable, recuerda las horas de sueño reducidas por varios días después de ver The Fourth Kind junto a Yoongi que para su espanto se negó a acompañarlo en el apartamento esa noche. Estuvo solo y texteando a Namjoon que visitaba a su familia. "Hyung, son más de las tres de la mañana, ¿pasó algo?" "No puedo dormir".

—Te llamaré por la noche —se despide besando rápido y corto en la coronilla.

Tae se toca el lugar que los labios rozaron y se forma una boba sonrisa que no se borra en todo el camino a casa. Durante la cena menciona que está saliendo con un chico de la carrera, se forma un minuto de silencio y empieza un bombardeo de preguntas. El nombre de su hyung es pronunciado por cada integrante de su familia, quienes buscan saber cómo es, inclusive su hermano menor con el celular en mano busca su perfil en las redes sociales.

A diferencia del interés y ojos encima en la universidad, el que su familia lo haga no le resulta intimidante. Ellos lo comprenden, no lo juzgan y se alegran por él, esperan ansiosos a conocer al joven que enamoró al disperso Taehyung.

Les escribe a sus amigos que ya es oficial y Jimin exige celebrarlo, Jungkook responde con un "era hora".

Recostado en su cama y agotado se dedica finalmente a procesar su día caótico. La semana, el último mes. Ha sido mucho en muy poco tiempo. Citas, besos, hormonas alborotadas, novio. Si le preguntaran qué esperaba de su primer año de carrera no habría respondido nada eso, pero está feliz con el cúmulo de sorpresas, aún cuando dista de ser agradable estar en boca de media universidad, recibiendo oleadas envidia, de miradas curiosas y otras reprobatorias de ceños fruncidos. Afortunadamente en el club de ufología no dicen nada al respecto, ni lo miran como a un fenómeno de la mano de un chico hermoso.

"Eres precioso", su madre y Jimin se lo repetían en varias ocasiones, aunque le cuesta recordarlo cuando está al lado de Seokjin rostro esculpido por los dioses y hombros amplios que cualquiera quisiera abrazar.

—Tenemos un invitado hoy —comenta alegre su amiga de literatura.

—¡Bienvenido!

—Hoy tenemos previsto análisis de película.

Seokjin entiende las razones por las que Taehyung disfruta del espacio. Las personas reciben con ánimos a sus integrantes e invitados, generan una atmósfera afable y en la mesa hay comida. Otros chicos aparecen con fuentes gigantes de palomitas de maíz. Recibe tantas sonrisas y "bienvenido", que le cohíbe un poco, apegándose al menor que acaba de prepararle un té.

—Sin rencores —le dice en voz baja y entre risas uno de los estudiantes más antiguos.

Su respuesta se limita a una sonrisa tímida, no han olvidado la ocasión que su club le quitó la reserva del auditorio.  

Más allá de las miradas curiosas de los que vienen recién entrando al encontrarse con el famoso Seokjin, no se transforman en objeto de atención. Menos todavía cuando dan inicio a la película.

Tae rodea a su hyung pasando un brazo por sus hombros, percibe cada sobresalto en las escenas bruscas. Si algo le enternece del mayor es que sea tan asustadizo, arranca sonrisas involuntarias y le gusta notarse alegre, que pequeños gestos se sientan como una sacudida en su interior.

Seokjin quiere convencerse que ha alcanzado tal grado de madurez que superó The Fourth Kind, por lo que esta noche no soñará con extraños visitantes dejando figuras en sus campos de maizales por el mero hecho de ver Sings.

Terminada la película empieza un intenso análisis sociocultural y de cómo la figura del "extraterrestre" funciona como arquetipo. Se arman debates y Jin prefiere dedicarse a mantener las mejillas llenas de comida.

—Gracias, hyung.

—Podría acompañarte de nuevo.

Taehyung desea besarlo. Estrujarlo en un abrazo y besarlo hasta el cansancio. Primero lo intenta con señales sutiles como observar fijamente los labios llenos y luego a los ojos, pero la telepatía no está funcionando.

—Seokjin hyung, quiero besarte —declara firme y Jin siente que se atora.

Buscan de camino por el pasillo un aula vacía, la mano de Tae se aferra a la suya y entre suaves tirones señala el baño. Acaban dentro de un pequeño cubículo y las bocas unidas. Suspira en medio del beso y sujeta las caderas de su dongsaeng que empuja entre sus piernas. Intenta frenarlo, no quiere otra situación incómoda como aquella tarde de películas.

Taehyung no se detiene y si lo hace es para morder su grueso labio inferior, tirando, succionando para continuar la búsqueda afanosa de su lengua. Cierra los ojos y abandona los pensamientos, deja que su novio se siente sobre su regazo mientras hace un recorrido en ascenso por la espalda, manos bajo la camiseta, tacto directo con su piel caliente.

Realmente no está pensando, no procesa en qué momento abandonó la boca tibia para repartir besos por el cuello expuesto. Son los ruidos roncos y el cuerpo que se estremece sobre el suyo que le hacen notar que ha dejado un par de marcas rojizas.

—Las puedo tapar con corrector —dice a modo de disculpa.

A Taehyung no le importa, ataca de nuevo sus labios y cumple su cometido de besarlo hasta el cansancio, o casi, está convencido que nunca se aburriría de hacerlo, pero siente los labios hinchados, calientes y adormecidos que debe ser lo más parecido.

—Tae-Tae —susurra con cariño mesando su cabello—, no podemos seguir aquí.

—¿Por qué no?

Porque tensaba al máximo sus límites de autocontrol. En el momento que se balanceaba sobre sus caderas deseaba tanto bajar de su pantalón y follarlo ahí mismo, pero si algo espera de la primera vez juntos es que sea como un ritual, lleno de juegos previos y en un lugar cómodo, no entre cuatro paredes delgadísimas y a oídos de cualquiera que entre.

—Quiero intentar tantas cosas...

Taehyung se estremece anticipado de imaginar todo lo que incluía esa propuesta. También lo desea, está impaciente y con el calor que se concentra más abajo de su vientre.

—Pero no en un baño estrecho.

—¿Cuándo? —pregunta para hacer de la proposición algo concreto.

Seokjin con las mejillas rojas no creía que su sesión de besos en el baño terminaría con fecha y hora agendada para follar. En su romántica cabecita algo así debía ocurrir después de una cita bonita, aquello que se entiende implícito con caricias que van subiendo poco a poco de tono.

—Jueves después de clases, Namjoon tiene práctica de básquetbol —dice todavía desorientado.

Esto lo agarra desprevenido, sigue sin tomarle el peso. Hasta que lo hace una vez entrando a su apartamento y recuerda que le dijo "jueves después de clases". Quiere contarle a Nam, aunque desiste tras verlo con absoluta concentración metido en partituras. "Época de exámenes", suspira. Verifica que haya comido y puede ir tranquilo a su habitación.

No puede hacer tanto más por Nam y Yoongi, cada uno encerrado en sí mismo, pero sí procura que se estén alimentando bien, Hoseok pasa por la noche a buscar la comida que guarda especialmente para ellos.

El jueves... una vertiginosa sensación lo hace quedarse quieto procesando, reproduciendo la conversación para corroborar que no hubo una interferencia que le hizo malinterpretar.

Ahora tiene el permiso concedido de intentar tantas cosas y cuando hay tanto de donde elegir se produce la paradoja, ¿por cuál comienzo? Querría saber qué le gusta a Taehyung, qué posición prefiere ocupar, qué no le gusta.

Seokjin se define a sí mismo como una persona amoldable, que a veces oscila entre el amante complaciente y el caprichoso. Dar, recibir, todo está bien para él que disfruta de la búsqueda de aprendizajes y descubrimientos que le ayuden a tener una vida sexual plena.

Nunca se sintió inseguro con las personas de turno, aprendía en la práctica o se basaba en una intuición que no solía fallar. Hasta que piensa en Taehyung, empiezan las preguntas y ya no se siente tan seguro. Quiere relajarse y convencerse que el jueves podrá conocer de los gustos de su novio en la acción misma, pero la ansiedad le impulsa a querer información previa.

Jimin. Adorable dongsaeng, iluminador de almas confundidas, aunque le toma varios minutos decidirse a enviar o no un mensaje.

Pésima decisión. El rubio le responde que sea delicado y paciente con su mejor amigo que jamás lo ha hecho con nadie. Traga saliva, se impone la responsabilidad que si va a ser la primera vez de Taehyung debe ser una de esas experiencias que recuerde bien y con cariño hasta el fin de sus días.

Es una especie de peso en la mente que lo mantiene desconcentrado de sus actividades. Se equivocó dos veces en la misma parte del guion y le costó seguir el hilo en las prácticas de improvisación. Tuvo que contenerse de responder cuando escuchó el comentario en voz baja de una compañera que recitaba un: "estar enamorado lo tiene así".

Siente que si pudiera resumir su semana lo haría con la palabra: preocupaciones. Por Taehyung, por Namjoon, por Yoongi, por Hoseok. Básicamente él y Hobi quedaron en medio del fuego cruzado y tienen que hacer malabares en la fina cuerda que cruza los extremos de involucrarse y dejar espacio.

Decide llamar a Yoongi para almorzar. Lo ve tan abatido como ha estado Namjoon. Le aprieta el pecho cuando sus dongsaengs están tristes. Por el bien de ambos busca temas de conversación relajados, omite preguntarle detalles de la historia, ni traspasar sus preocupaciones respecto a Tae. Termina abrazándolo y dejándole en claro que su apoyo está presente.

Los últimos bloques de clases así como llegaron rápido, se escapan de su percepción con la misma velocidad. La ansiedad lo consume vivo, casi parecen llamaradas que arden en sus mejillas y descienden más abajo directo al sur. Por más que se repite no pensar, su mente arma situaciones vívidas.

Sale del aula y se topa con una sorpresa en forma de chico bonito de cabello claro y sonrisa rectangular que dice un "Seokjin hyung". Teme que cuando Tae busque su mano esté sudando. Malditos nervios

Se pregunta si su novio estará igual, pero el menor habla despreocupadamente de su día y de sus sospechas compartidas con Jimin respecto a que a Jungkook le gusta alguien. No logra leerlo o quizás sí, a veces hablar mucho puede ser una defensa ante la tensión.

Se observan largos minutos en silencio en el apartamento vacío. A momentos se sonríen y avanzan pasos torpes hacia el otro. Quién comienza.

Taehyung solo conoce los rituales a través de las películas y las experiencias detalladas que le Jimin le suele contar. Prefiere ser directo y sincero ante todo.

—A la única persona que he toqueteado entre las piernas además de mí, fue a Jimin, una vez. No sé tampoco siquiera cómo empezar a pedirlo —dice apoyando las manos en las caderas contrarias, trazando los relieves duros.

—Espera, Tae-Tae...

Bueno, hay que tomar lo que se desea, le ha dicho Jungkook. No quiere complicarse con nada y mientras Jin se deshace en explicaciones de que no quiere abrumarlo y quiere ir a su ritmo, Tae no pregunta y no pide permiso cuando mete la mano dentro del pantalón ajeno. Seokjin brinca y lo mira sorprendido. Taehyung está demostrando con acciones qué tan rápido pretende ir.

—Tae...

Fuerza su mano bajo la ropa interior. Quiere tacto directo sobre la piel que se siente tan suave y caliente. Lo que es blando comienza a tomar forma rígida y es tan íntimo cómo se agranda entre sus dedos.

—Jungkook me había regalado una caja de condones de sabores para usar ese miércoles y Jimin sobres de lubricante.

Jin gime y la mano de Tae hace un movimiento sobre la extensión. Está encantado, deseando sacar la ropa a tirones para mirar. Está grabando las sensaciones táctiles, quiere continuar con las visuales. No descarta grabar el sabor.

Quiere hacer de su hyung una experiencia y deleite para todos sus sentidos.

Seokjin tiembla con esos dedos que aprietan justo dónde y cómo le gusta. Avanza un poco más, busca su boca y tantea a su dongsaeng por encima del pantalón de mezclilla.

—Estar de pie en medio de la sala no es muy cómodo —susurra sobre sus labios antes besar corto sobre ellos. 

Entra a la habitación de Jin, hay cuadernos y un chaleco beige desparramado en el escritorio. Le gusta, se siente tan cómodo ahí y junto a su novio que comienza a desvestirse dejando las prendas en la silla.

Seokjin está contemplando lo hermoso que se ve con el cabello revuelto y cada milímetro de piel expuesta. Le encanta el ligero tono tostado y los lunares que se reparten por distintos sitios que se le antoja besar.

A Taehyung lo estremece cada vez que nota en los ojos de Jin tanta adoración. No recuerda que alguien lo hubiera observado como si fuera una de las maravillas del mundo. Siente las mejillas enrojecer y decide a desvestir al mayor que no está haciendo. No pretende ser la única persona desnuda en el cuarto.

—Hyung, las camisas son complicadas —se queja en su arduo trabajo de abrir botón tras botón, aunque se rinde tras los cuatro primeros y exige que alce los brazos para quitarla por encima desordenado los cabellos rosados que estaban pulcramente peinados en su sitio.

A momentos Tae siente que tiene uno de esos sueños eróticos que lo hacen despertar con el calor por todas partes y algo que se alza vigoroso entre las piernas. Tiene que tocarlo para asegurarse que es tan real como su existencia. Desliza las palmas por los hombros anchos, delinea bajando por los brazos y sube desde las caderas a la cintura estrecha. Desde el vientre plano al pecho.

Seokjin rodea el cuello de su dongsaeng, lo besa con las ansias acumuladas y haciendo peso lo insta a situarse sobre su cuerpo en la cama. Está tan receptivo que cada sensación envía pequeñas descargas agradables, partiendo por el contacto entre sus pieles, siguiendo por el hormigueo sobre los labios. Tae aprieta sus costados con las piernas y percibe a cabalidad el peso de la erección presionando la suya.

—Puedes pedirme lo que quieras —susurra contra su oído a completa disposición.

Se baja de su regazo y reparte un camino con breves lamidas y mordiscos en descenso.

—Guíame, hyung —apoya ambas manos sobre los muslos blancos, masajeando y separando para besar entre ellos—, enséñame cómo te gusta.

Taehyung se guía por instinto y aprendizaje vicario, no espera que lleguen instrucciones e inicia con besos por la extensión y lamidas en el glande húmedo. Succión lenta y comprime con los labios.

—Vas muy bien, Tae-Tae —lo anima con caricias cuidadosas en el cabello—, baja un poco más y usa tu lengua —pide enroscando sus dedos en la hebras sedosas—, justo así —complementa cuando algo resbaladizo se desplaza por la piel sensible.

Raro. Primera vez con un pene en la boca y solo puede definirlo como raro y ajeno. Todo es extraño, el sabor, el aroma y el calor que irradia sobre su lengua, nota un latido muy ligero y el incremento de temperatura al punto que le asusta, piensa como si tuviera un pedacito de vida. La idea llega a ser terrorífica y sabe que si se lo comentara a sus amigos de seguro le harían burla por años, escucha la voz de Jungkook diciéndole " primera vez que chupas uno y lo haces sonar como experiencia de película de terror" o a Jimin con un "¿pedacito de vida? Me acabas de perturbar". Quiere reír, pero le es difícil, siente que se ahoga con carcajadas a medio morir por la vía de escape bloqueada por el invasor.

Le quita el aire, la saliva escapa de sus comisuras, intenta bajar más, pero su garganta se contrae y sus ojos se llenan de lágrimas. Es engorroso, aunque la expresión de su hyung lo vale por completo. Lo hace con calma, lo saca un poco, respira profundo y vuelve a bajar.

—N-no tan profundo —susurra preocupado, tratando de mantenerse quieto y no empujar dentro de la boca caliente que lo tiene viendo estrellas cada vez que aprieta los párpados—. Usa tu mano para cubrir el resto.

Sube, baja y coordina los movimientos con los dedos que lo envuelven, repite una y otra vez. El calor y la tensión se concentran en la ingle, Seokjin no quiere terminar tan pronto.

—No todavía —pronuncia ahogado—, no sigas —le ruega, tirando sin fuerzas de su pelo, retrocediendo de su boca.

Taehyung limpia el rastro mojado de su mentón y la comisura de los labios rojizos y abultados. Jin está seguro que esta faceta tan desconocida de su novio debe ser uno de los eventos más fascinantes de su vida, lo graba detalle a detalle en su memoria.

—Nosotros cómo...—pregunta con la garganta que la siente áspera y las mejillas al rojo vivo.

—¿Tienes los sobres de lubricante?

Tae asiente enérgico y salta de la cama a buscarlo a su mochila. Seokjin agarra uno de los condones que le regaló Namjoon fielmente guardado en la mesita al lado de su cama, ya definió su rol esta ocasión. Si algo pretende de la primera vez de su novio es que sea con una completa ausencia de dolor.

—Ven —Jin lo llama y toma los sobres de la mano de su novio para dejarlos a un lado—. Lo pondré por ti —dice bajito y sonriendo mientras lo enfunda con el látex—. Siempre podemos cambiar, podemos hacerlo de la forma que más te guste, tenemos muchas veces por delante —abre uno de los sobres bajo la mirada curiosa de Taehyung, el líquido escurre frío por sus dedos, los frota para entibiar un poco antes de meterlos.

—Seokjin hyung, quiero mirar, separa más las piernas —pide con la vista atenta a los movimientos del índice y medio, entrando, saliendo, antes de agregar el anular.

Los ojos ávidos lo estremecen y gime cuando toca la zona que concentra tantas terminales nerviosas. Muere de ganas por sentir a su novio haciendo presión entre las paredes angostas, justo ahí donde las yemas presionan.

—Puedes hacerlo, Tae-Tae —dice separando más las piernas, disfrutando del calor del cuerpo contrario cuando se sitúa entre ellas.

Se aferra a la espalda de Taehyung, quien entra en un movimiento lento y continuo, lo recibe un espacio reducido y caliente que se ciñe a su pene rígido. "Asombroso". Muchas veces había subestimado cuando Jimin le decía que el sexo podía ser increíble, más si es con alguien especial. Ahora lo reconoce, es la sensación más íntima que ha sentido desde que tiene memoria. Está totalmente acoplado y Seokjin se mueve en vaivenes suavecitos.

—Bésame, hyung —exige con empujes más fuertes, inclinándose hacia su boca.

Jin presiona su nuca y sus labios se encuentran en un beso desordenado que ahoga los ruidos de ambos. Sus cuerpos están en completa sincronía, cada centímetro expande en su interior y oprime justo sobre ese punto que envía descargas que lo remecen y crispan sus dedos. Está tan cerca...Correrse con Taehyung dentro es como un sueño, pero el orgasmo es tan real e intenso que lo sube más allá de cielo, cierra los ojos y disfruta de los destellos placenteros encendiéndose igual luces que se apagan tan rápido como llegan.

Tae emite un ruido más ronco y se esconde contra su cuello al momento que las contracciones brindan la exquisita sensación que lo hace terminar hundido lo más profundo que puede e intentando no desplomarse.

Está fascinado y piensa en lo mucho que gustaría recuperar las fuerzas para hacerlo de nuevo. Para intentar esas muchas cosas que le tiene prometidas Seokjin. Con él y solo con él porque todas sus fantasías comenzaron a tener su cara y no consigue imaginar que pudiera haber otra.

—Sigo pensando que eres el mejor hyung del mundo —sonríe luego de quitar el preservativo y batallar torpemente por anudarlo.

—No te imaginas lo enamorado que estoy de ti —confiesa apretando los brazos alrededor de sus hombros, atrayéndolo contra su pecho.

—Es la primera vez que me enamoro —cierra los ojos dejándose arrullar por el palpitar y respiración acompasada.

Y está feliz de haberse enamorado del mejor hyung del mundo.
 
  

  
  
  
  
Jimin está de pie inclinado hacia delante, identifica la figura larga de su novio correr con grandes zancadas de un lado a otro. Percibe el ambiente raro entre sus hyungs que apenas parecen mirarse y Nam no ha volteado más de una vez en dirección a las gradas. Lo viene intuyendo desde que nota que no comparten tiempo juntos. Quizás hubo una pelea y eso explicaría las caras tristes y que ninguno de los dos haya querido comentar algo para no involucrarlo en tensiones gratuitas.

Prefiere pensar en otra cosa, quizás en lo bien que lo debe estar pasando Taehyung.

—Crees que hoy Tae-Tae...

—Lo mínimo que espero de Taehyung es que consiga meter la mano en el pantalón de Seokjin.

Espera lo mismo, cuando sea de noche lo llamará para oír todos los detalles. Jungkook se queda en silencio, está interesado mirando a los jugadores. Nada le saca la idea de que se devora con los ojos a uno en particular...

—Así que...¿Yugyeom? —pregunta alzando ambas cejas—. ¿Esa es la razón de que hayas venido hoy conmigo?

—Es mi amigo y nuestro compañero del club de baile, ¿por qué no venir a darle ánimos también? —dice tratando de sonar normal.

Su dongsaeng no puede engañarlo, no con tantos años de relación encima.

—Va a clases conmigo también.

—Ya lo sé.

—¿Desde cuándo se hicieron tan cercanos?

—Desde que mis amigos consiguieron parejas he conocido gente nueva —explica como restándole importancia.

—Pensé que te gustaba la chica de curso superior que está en composición ¿Jieun?

—Que la encuentre bonita no significa que me guste.

—¿Y Yugyeom?

—Deja de preguntarme estas cosas —reclama abandonando la expresión neutra.

Da justo en el clavo.

—Bien, bien, me detengo por hoy —acota en son de paz—. ¿Saldrás con él? ¿Vienes a esperar que termine la práctica?

Ve el ceño fruncido y no quiere que su amigo busque alguna inofensiva, pero embarazosa venganza, que nunca es buena, mata el alma y la envenena. "Ya no tengo alma", dijo un día Jungkook.

—Entendí, me detengo.

La conversación le ayudó a relajarse. Namjoon mira a las gradas, sonríe amplio y lo saluda. Espera de vuelta la sonrisa con hoyuelos que no llega. Jungkook le da un par de palmadas ligeras en el hombro.

—Saldré con Yugyeom después.

Que lo admita arranca otra sonrisa más.

Termina la práctica y espera por Namjoon. Primero aparece la cabellera decolorada de Yoongi, quien apenas sonríe y hace un gesto de despedida por su lado.

—Buena práctica, hyung —lo anima antes que siga su camino.

Minutos después Nam camina hacia su dirección con el cabello morado húmedo y un chaleco a rayas holgado que le prestó hace varios días atrás. A su novio las mangas le quedan bien, a él largas que cubren sus manos.

Le gusta mucho ver a Namjoon con su ropa.

—Me gusta como te queda ese chaleco —comenta con una sonrisa.

—Me gusta este chaleco —devuelve la sonrisa, los surcos en las mejillas apenas se acentúan. Sigue triste y desea tanto poder hacer algo.

—Debes tener hambre, ¿vamos por ramen? —pregunta sujetando su brazo.

—Donde quieras, Jiminnie.

"¿Dónde quiera?"

—¿Irías conmigo el fin de semana a Busan?

Quizás un cambio de ambiente le siente bien a Namjoon. Además la noticia sobre su novio literalmente viajó de ciudad. Ansía con llevarlo a los lugares que han sido nicho de recuerdos de una linda niñez, de esos que le da nostalgia y alegría, qué mejor que compartirlo con una persona tan importante como su hyung.

—Vamos.
 
 
 
 
 
 
 
***
Gracias por apoyar a esta historia ;u;
Les mando cariño infinito >u<
💜

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