V. Efecto
Jimin lo ve a la distancia de espalda frente a la máquina expendedora. Reprime las ganas de correr para llegar a él. Primero saluda educadamente a quienes reconoce como los amigos de Namjoon. Yoongi —su compañero de uno de los cursos y con quien a veces comparte algunos recreos o sesiones de estudio en la biblioteca, siempre trae café para ambos y Jimin aporta con alimentos dulces— y Seokjin, quien está enamorado de uno de sus mejores amigos. "Es atractivo y amable", recuerda haberle comentado a Taehyung.
Continúa, sin correr, porque no quiere parecer desesperado, solo pasos rápidos, hasta llegar a la máquina. Se debate unos segundos respecto a su siguiente movimiento. Se recrimina sentirse tan tímido, le parece tonto cuando ya se han visto desnudos varias veces en lo que va del mes. Toca su brazo con delicadeza y Namjoon voltea.
Se siente ansioso, como suele pasar cada vez que se encuentran en el campus en lugar de una cama o una cita en algún otro sitio a solas. Sabe que su hyung también lo está, aunque en menor medida que la primera vez que se toparon en la universidad después de todo lo acontecido en noche de la fiesta de bienvenida.
Aún recuerda con nitidez cuando despertó con "el chico de la fiesta" rodeándolo con el brazo y durmiendo con la boca entreabierta.
Era la primera vez que Jimin follaba con un desconocido. Eso solía pasar un par de citas después, de preferencia en una relación medianamente estable y con nombre.
Se había quedado quieto pensando en como escapar del cálido brazo que se ceñía en su cintura. No tuvo que esperar mucho, cuando Namjoon despertó también lo miró con expresión de sorpresa, retirándose a un extremo de la cama estrecha. Jimin sintió un poco de frío.
—Buenos días —dijo en un murmullo con la voz ronca, mirando las ropas tiradas por doquier.
—Buenos días —susurró antes de levantarse y recoger las suyas y las ajenas, dejando las últimas sobre una silla. Y no porque fuera particularmente ordenado, sino porque no sabía si debía dejarlas en el suelo o no. Las tomó y ni idea si lo mejor era entregárselas, devolverlas al piso o la silla.
¿Cómo se suponía que tenía que proceder después de sexo casual con un desconocido? ¿Existía un manual para eso? De ser así, lo estaba necesitando. Por lo menos recordaba su nombre. Namjoon. Lo recitó como un mantra mientras el mayor se hundía en él y temblaba sacudido por el placer, era imposible olvidarlo. Su rostro comenzaba a calentarse.
—¿Quieres tomar una ducha? ¿Desayuno?
Jimin asintió, la ducha se le hacía absolutamente necesaria. Esperó que el anfitrión trajera las toallas prometidas.
—¿Necesitas ropa? ¿Algo más?
Negó y le siguió hasta el baño. Estaba ordenado y veía variedad de productos para el cabello y la piel. Internamente lo agradecía, el pelo teñido requería cuidados especiales y el de Namjoon se sentía muy suave cuando enredó sus dedos mientras trabajaba con la boca entre sus piernas. Tampoco podía olvidar los besos, de esos intensos que dejó en sus labios y los otros cortos que repartió en su rostro antes de quedarse dormido. Se estremeció y se preguntaba qué demonios haría a partir de ahora, ¿dejarlo como algo casual? Había sido un buen polvo, muy bueno, reconocía. Quería más, pero no se atrevía a exigirlo.
Al salir del baño le entregó las toallas dobladas al mayor, quien le invitó a sentarse a desayunar. La comida olía deliciosa.
—Gracias —dijo sonriendo antes de probar un bocado, asombrándose de lo bien que sabía—. Está muy buena.
—Vivo con uno de mis mejores amigos, él cocinó, no deja que yo lo haga, seguramente quemaría el apartamento entero —le sonrió, se remarcaban los hoyuelos en sus mejillas—. Soy bastante torpe.
Jimin apretó los labios pensando en la palabra Guapo, para referirse a Namjoon.
—Entiendo, soy torpe también, a veces rompo cosas, a veces me tropiezo porque no me fijo por dónde camino.
Namjoon volvió a sonreír y Jimin quería besarle justo encima de los hoyuelos.
Cuando terminó de comer, el mayor se acercó a retirar su plato y se ofreció a ayudarle, aunque el anfitrión negó.
—Llamaré a un taxi para ti.
—No es necesario, vivo más o menos cerca de aquí.
—Muy tarde —dijo ya con el teléfono contra la oreja.
Desde ese día había pasado una semana en que no intercambió contacto, ni siquiera visual, con "el chico de la fiesta". A veces lo reconocía a lo lejos por el campus, pero la idea de acercarse le avergonzaba al punto de dejarlo paralizado en el sitio, siendo arrastrado por sus amigos para que no estorbara el paso a la gente.
Quizás Namjoon ni siquiera se acordaba de él y solamente fue otra experiencia más pasando por su cama, una poco memorable.
Para Jimin la experiencia había sido asombrosa, memorable, sentía mariposas en el estómago con solo partir recordando los versos en la pista de baile, los besos y el cosquilleo descendía a la zona sur de su cuerpo si recordaba los otros detalles.
Les había contado a sus amigos con tanta emoción —apenas se juntaron al día siguiente de la fiesta—, lo fascinante que había sido la primera vez que tenía una sesión de sexo casual con un guapo desconocido de algún curso superior de vaya a saber qué carrera y que no quería que quedara solo en eso. Aunque Jungkook, atravesando una resaca del demonio y voz de la razón, le hizo aterrizar.
—¿Te pidió el número?
Jimin negó.
—¿Se lo pediste a él?
Volvió a negar con la cabeza. ¿Cómo había olvidado algo tan importante?
Pasaron un par de días más y el tema de "el chico de la fiesta" salió en la conversación durante la noche de películas. Jimin había tratado de evitarlo, pero el menor del grupo lo recordó.
—¿Te ha enviado alguna solicitud por las redes?
—No —se lamentó llevándose un puñado de palomitas de maíz a la boca.
Entendió que a Namjoon no le había interesado contactarlo nuevamente y él, por su parte, tampoco había hecho algo al respecto. Pensar en acercarse y hablarle le resultaba imposible si se quedaba paralizado a distancia, de frente seguramente haría el ridículo tartamudeando bajo la atenta mirada inteligente que tenía el "joven prodigio", como supo los recientes días que apodaban a al chico de la fiesta.
—Búscalo si te interesa —comentó Jungkook como si fuera algo de lógica. "Quieres algo, lo buscas, se acaba el drama".
El menor del grupo pasaba por alto los límites del respeto con sus mayores.
—Lo haces sonar fácil.
—Es fácil.
—Él debería hacerse responsable también y buscar a Jimin —opinó Taehyung cruzándose de brazos—. Y tú deberías llamarnos "hyung" a nosotros —agregó en plan de queja.
Jungkook rio entre dientes y Tae hizo un mohín frustrado. Jimin solo se limitó a comerse sus emociones y problemas devorando la fuente entera de palomitas.
Evaluó la opción sugerida por el menor de sus amigos. Realmente tenía ganas de volver a ver a Namjoon, aunque esta vez quería saber qué le gustaba, conocerle, salir a citas, repetir la experiencia en su cama también, por supuesto. Quería usar los tickets que había ganado y aún guardaba en la billetera.
Quería que volviera a improvisar inspirándose en él.
Apenas viera a Namjoon se armaría de valor y lo invitaría a la cafetería del centro comercial. Lo repetía una y otra vez como si con ello la convicción aumentara.
Acomodó la mochila en su hombro, se irguió para dejar atrás la postura de sujeto derrotado y caminó hacia la biblioteca, ya tendría tiempo para buscar al chico de la fiesta, le sonreiría de la forma que los demás halagaban como un rasgo distintivo. Sonrisa en la mirada y en la boca, sumado a un poco de coqueteo espontáneo.
Un "hola" le hizo voltear. Jimin se sobresaltó al reconocer al dueño de esa voz. Imposible no grabarla en su cabeza cuando gemía "Jiminnie" en su oído, ronco y profundo.
—Buenas tardes —dijo con una sonrisa torpe y manos apretando el borde de la ropa.
Maldijo, tenía que usar su sonrisa de coqueteo. No estaba resultando su improvisado plan y estaba seguro que sus manos comenzarían a sudar.
—¿Te acuerdas de mí? Nos conocimos en la fiesta de bienvenida...
—S-sí, Namjoon-ssi —asintió con un nudo en el estómago. Confundido hasta con el honorífico a utilizar, el orden en que se elabora una oración, la fecha y el año. Todo. Estaba pasando, estaba frente al chico guapo de la fiesta y juraría que su cara estaba prendida como hoguera—. Cómo olvidarlo —aunque lo último lo soltó en un susurro más para sí mismo.
—Hyung, está bien que me llames hyung —dijo torpemente—. Ese día me di cuenta que olvidé pedirte el número —Namjoon lo miró como disculpándose—. Estuve buscándote por la universidad, pensé en agregarte a alguna red social, pero creí que sería incómodo, no quería parecer acosador o algo así y no quería que...
—Hyung —detuvo su discurso nervioso. También se sentía nervioso, demasiado.
Era reconfortante saber que los dos debían verse como un par de torpes interactuando. Un manojo de nervios.
—Solo quería saber si podemos cambiar números y, no sé, ¿salir?, ¿almorzar juntos?
—Sí —dijo forzando su voz a salir, porque empezaría a hiperventilar. Sacó su móvil para traspasar su número y guardar el del mayor—. Estoy libre el sábado, ¿estás libre el sábado? —dijo en un impulso de valentía.
Desde ahí comenzó una seguidilla de citas. La primera en la cafetería, después en otros lugares, cines, bares, restaurantes, parques. Aunque sus favoritas siguen siendo cuando piden comida a domicilio y disfruta de la cama de su hyung, especialmente de las caricias que deja sobre su piel cuando están juntos en ella.
Si algo es seguro para Jimin es que sigue sintiendo cosquillas en el estómago cada vez que acuerdan algún plan juntos. También cuando intercambian besos, o se toman de las manos o lo abraza de forma sorpresiva. En general lo reconoce como el "efecto Namjoon", pasa cada vez que está con él.
—Buenas tardes, hyung.
—Buenas tardes, Jiminnie.
Le encanta cuando le llama de formas cariñosas. Sonríe aún más amplio que sus ojos se cierran. Está feliz.
Se acerca a la máquina expendedora, retira el pelo que le cubre un poco los ojos y se debate entre un agua o un refresco dulce. Se decide por el agua.
—¿Sigue en pie lo del viernes?
Cuando Namjoon lo confirma, siente las mejillas quemar, están más rojas que cuando salió de la práctica. Hace un pequeño gesto de despedida con la mano y corre hacia Jungkook que lo llama a pocos metros.
—Asumo que no contamos contigo el viernes —dice el chico de cabellos negros.
—Tengo una cita —Jimin celebra sonriendo.
—Mal amigo, nos dejas solo por tercera vez un viernes de películas —Taehyung se cuelga de cuello y encarama su espalda.
Jimin sostiene sus piernas y camina con él a cuestas hasta la salida, cuando ya sus músculos comienzan a reclamar por un descanso, suelta a Taehyung con lentitud para darle a entender que tiene que bajar. Se estira con un pequeño quejido, está agotado y piensa en lo mucho que quiere llegar a descansar.
—Estoy esperando, Tae —dice el chico de cabellos oscuros con la mirada hambrienta.
—¿Qué cosa? —pregunta sin entender.
Jungkook señala la bolsita de galletas. Jimin también las mira, aunque que procura ser más disimulado y atacar cuando Taehyung decidiera compartirlas.
—¿Ya le viste las formas? —comenta el rubio con una sonrisa, pensando que el gesto del mayor había sido muy tierno.
Tae mira a través de la tela traslúcida para identificar las figuras, son galletas con forma de pequeñas caritas de alien de colores. Eso significa que Seokjin había empleado tiempo en hacer o buscar algo personalizado provocando un hormigueo tibio. Aunque así comienzan los desastres románticos en las películas, dejándose enganchar por las acciones dulces.
—Tae-Tae tienes que dejar de pensar como si fueras protagonista de una comedia romántica adolescente —comenta Jimin, leyendo fácilmente a su amigo. Demasiados años juntos le forzó a desarrollar esa habilidad.
—Debe ser sugestión por la película que vimos la otra vez, recuerda Tae, tenía final feliz. Igual, siendo serios, dudo que alguien se esmere tanto por una apuesta u otra tontera de esa índole.
—Seokjin no se ve como esa clase de personas.
—El protagonista de la película tampoco —se defiende abriendo la bolsa de galletitas.
Sus amigos atacaron primero como buitres famélicos. Taehyung siente un poco de pena al ver el alien morir destrozado en la boca de Jungkook.
Cuando llega el viernes, Jungkook y Taehyung observan como Jimin pareciera brillar iluminando cada lugar que pisa, sonriendo, saludando, incluso cantando mientras hace tareas tan simples como quitarle la cáscara a una naranja. Les ofrece gajos a sus amigos, el menor de los tres lo recibe con la mano, a Tae se lo acerca a la boca, pues sostiene un libreto y no deja de repasar las líneas para su audición una y otra vez.
—¡Lo harás bien, Tae-Tae!
—¿No está Seokjin en el club de teatro?
Jimin codea a Jungkook, no necesita que ponga presión innecesaria.
—Sí, lo vi en un video que grabaron de una obra el año pasado, estuvo increíble —dice serio con los ojos en su guion, teniendo plena conciencia que debe hacer un trabajo de buen nivel si quiere pasar la prueba. No cualquiera entra al club de teatro como actor.
—Bien, está focalizado —suspira el rubio aliviado, eso le permitía a su amigo centrarse en algo más que sentirse protagonista de una comedia romántica.
—¿Y qué harás en tu cita de hoy, Jimin-ssi?
—Hyung —corrige, sabiendo que no conseguirá nada, al menos lo intenta—. Aún no lo sé, es turno de Namjoon hyung elegir, quizás pasemos la noche en el apartamento o salgamos a comer. ¿Me ayudarás a elegir qué usar hoy?
—No.
Jungkook ignora el puchero y las insistencias pensando en una mejor forma de pasar su tarde de día viernes, quizás debería aprovechar de ir al gimnasio. Sin embargo, no sabe en qué momento su "no" se transformó en "sí" y se encuentra sentado en la cama del rubio mirando la ropa repartida en el suelo. Ya es la quinta vez que prueba un outfit para la cita en la noche y no cree que le quede paciencia para seguir viendo como saca y tira las prendas.
—Me gusta más la segunda opción —comenta para empezar a dar por finalizada la ronda de modelaje del apuesto Park Jimin—. Aunque no sé por qué te preocupas tanto si Namjoon te la va a quitar apenas entres al apartamento.
Jimin se sonroja, "no siempre es así" quiere protestar. A veces sí, pero otras su hyung destaca que tiene estilo para vestir que la ropa plus size lo hace ver adorable.
—Me gusta verme bien.
—Las camisas son difíciles de quitar, Namjoon ya te rompió una, elige otra cosa.
Todavía se lamenta por el botón perdido de su camisa, no ha vuelto a encontrar uno igual para reemplazarlo. Opta por seguir su consejo y se queda con la segunda opción. Chaleco holgado a rayas, pantalón de mezclilla apretado, converse rojas —gran descubrimiento cuando supo que Namjoon las ama con locura— y una gargantilla de terciopelo que le regaló en la última cita.
Aplica un maquillaje ligero que suavice el aspecto de su piel y destaque sus ojos —aunque su hyung asegura que no lo necesita— y Jungkook en lugar de seguir aburriéndose sentado sobre el colchón, se hace cargo de peinarlo con los dedos.
Se despide de su dongsaeng y parte al apartamento de Namjoon, sintiendo que la alegría burbujea en su pecho. La ansiedad de verlo se incrementa con cada paso que da hacia la puerta y siente que no puede con ella cuando aprieta el timbre y lo escucha aproximarse. Se arroja a sus labios apenas se asoma por la puerta.
—Jiminnie —dice con cariño después del beso, sumando otros cortitos en los labios y por el rostro antes de quitarse de la entrada para dejarle pasar.
Jimin por fuerza de la costumbre camina a la habitación del mayor y se deja caer en la cama. Namjoon le sigue y ríe suave. Al menor le gusta su risa.
—No te pongas tan cómodo, vamos a salir.
—¿Dónde?
Namjoon le enseña un par de tickets.
—Hay una presentación de danza contemporánea de una compañía francesa, pensé que te gustaría.
Jimin se estremece de pies a cabeza y se levanta de un salto para colgarse del cuello del más alto. Le encanta como Namjoon almacena en su memoria información sobre él y le sorprende con ese tipo de detalles, porque hace dos semana comentó vagamente que una compañía francesa estaba de gira por Asia presentando sus trabajos recientes.
Está maravillado. Siente que quiere reír, incluso lo hace.
Namjoon también lo está, porque los ojos de Jimin brillan, sabe que está feliz y eso le encanta.
***
Me gusta que el NamMin tenga momentos dulces uwu (bueno en general me gusta lo dulce y creo que se nota x'D).
Muchas gracias por leer, votar, comentar; 💕 les adoro >u<.
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