III. Encantador
—Me gusta Jimin —había dicho Yoongi con tanta seguridad que hizo a Namjoon voltear a mirarlo para corroborar que acababa de recibir la información correcta, volteó su lata de cerveza también. Internamente maldijo su torpeza y partió a la cocina por un paño para secar su desastre, escuchando un par de vagos detalles que su amigo les contaba acerca de cómo conoció a Jimin.
Sentía un nudo en el estómago mientras más escuchaba la historia y lo adorable de los gestos que tenía el menor con él. "Nadie me ha tenido tanta paciencia", "No conozco mucha gente que siga acercándose a mí después de verme en un mal día" —le parecía un poco injusto con Hoseok—, fueron alguna de las frases que mencionó entre pregunta y pregunta parte del interrogatorio de Seokjin, quien disfruta de las historias de amor ajenas.
"Namjoon, tú solo me cuentas sobre las chicas con las que te acuestas...esas no son historias de amor", se quejó más de una vez.
Se siente de la misma manera —retorcijón en el estómago e incómodo a morir— ahora que está junto a Yoongi y Seokjin parados fuera de la sala de práctica del club de baile "a la espera de Hoseok".
No debió ir con ellos. Debió haber buscado una excusa. No debió dejarse arrastrar por Seokjin.
—Quizás no venga a esperarlos hoy —suspira resignado Jin con una pequeña bolsa en la mano.
Si Namjoon no estuviera tan nervioso, habría reclamado esas galletas en caso que su dueño no apareciera. Ayer las había probado y sabían maravillosas.
Taehyung es afortunado y no lo piensa solo porque Seokjin es su amigo y es su deber dejarle bien ante el mundo entero exponiendo sus virtudes. Sabe que su hyung es realmente bonito en todas las formas y merece un dulce romance de película, de las que tanto le gusta ver, como compensación divina a su amabilidad.
—Veo asomándose por el corredor a tu alien favorito —comenta Yoongi haciendo una seña con la cabeza.
Seokjin brinca como un resorte, mirando hacia donde le indica su amigo.
—Deséenme suerte —les pide a sus compañeros antes de adelantarse al encuentro con Taehyung.
Namjoon habría dicho algo si su mente no estuviera centrada en como lidiar con su actual problema. Uno enorme. Cuando la música cesa, sabe que necesita escapar de ahí antes de verle y que él le salude con esa voz suave que le derrite por dentro. Comenta que irá a la máquina expendedora por si Yoongi quiere algún refresco en particular, quien niega con los ojos fijos en la puerta.
Esto de sentir culpa es nuevo para él, al menos a tales grados, no como cuando rompió el tazón de Mario favorito de Jin. Sino culpa de esa que te hace no poder mirar a la otra persona sin la perturbación de por medio, pero ¿cómo le decía a uno de sus mejores amigos que se había involucrado con el chico que le gusta? Sexual y emocionalmente —en ese orden—.
Sabe que debió hacerlo la misma noche que Yoongi soltó el "me gusta Jimin", en lugar de prolongar lo inevitable, pero se quedó en silencio tratando de asimilar que se refería al mismo chico mejillas gorditas que conoció durante la fiesta de bienvenida hace más de dos meses.
Incluso debió hacerlo antes, cuando las salidas comenzaron a ser continuas y la relación tomaba algo más de forma que simples encuentros casuales.
Mira la máquina sin decidir que quiere. La verdad es que no se le antoja beber nada, solo es su excusa. Así como sus otros dos amigos usan la de esperar a Hoseok.
Siente una mano posarse en su brazo con delicadeza y gira la cabeza hacia la persona que requería su atención. Presintiendo de quien se trata, desatando un hormigueo en su interior.
—Buenas tardes, hyung —dice Jimin con esa voz dulce y los ojitos entrecerrados que acompañan su sonrisa.
—Buenas tardes, Jiminnie —y no puede evitar sonreírle también.
Jimin se acerca a la máquina para sacar una botella de agua mineral. Namjoon observa por completo al chico hermoso que tiene al lado, con los mechones rubios apegándose a su frente con pequeñas gotitas de sudor que no tarda en secar con el dorso de su mano pequeña. Sus mejillas aún están rosadas después de la práctica extenuante. Lindas mejillas llenitas.
Tiene recuerdos muy nítidos de las mejillas encendidas y de esas manos...y los que hacen en su cuerpo. También con su boca y se obliga a frenar.
—¿Sigue en pie lo del viernes?
Namjoon asiente y Jimin se despide con un rápido "Nos vemos" cuando escucha a uno de sus amigos llamándole a unos metros de distancia.
Termina por escoger un café frío solo para no llegar con las manos vacías. No quiere mirar a Yoongi y cuando lo hace de reojo —también mira a Jin y a Hobi—, ve que sonríe.
Todos sonríen. Él lo hace, tratando que no se note que sigue turbado.
Mirar a Yoongi es sinónimo de culpa. No entiende en que momento se volvió tan carente de lógica. "El miedo", responde desde el raciocinio. Está en un continúo debate consigo.
—Aceptó las galletas —celebra el mayor. No quería sumar otro rechazo—. ¡Y me dijo "gracias, Seokjin sunbae"!
—Dentro de un par de bolsas de galletas más deberías invitarlo a almorzar —dice Namjoon, integrándose a su grupo.
—Yoongi, podrías hacer lo mismo, invita a Jimin —Hoseok le da ánimos.
Namjoon muerde su labio y rehúye de la mirada que Jin acaba de poner sobre él. De la que dice "sé que algo está pasando, mi instinto me lo dice". Porque si algo tiene que admitir, es que su amigo es como una madre/padre y cuida de los tres haciéndole honores al rol. El pack de amigo-madre/padre incluye sensibilidad para detectar problemas sentimentales en los amigos-hijos.
Ya se mentalizó que apenas llegara al apartamento junto a Jin caería la pregunta de "¿Pasó algo nuevo contigo que no sepa?" "Depende", diría él, "lo que no es nuevo fue que me llevé a una persona desconocida a la cama después de una fiesta, lo nuevo fue que se trató de un chico, lo nuevo y problemático es que hablamos del chico que le gusta a Yoongi. Por cierto, el chico me gusta".
Eso bastaría para que Seokjin lo mire con expresión de alarma y su voz se eleve dos octavas cuando exclame su nombre.
"Ah, sí, ahora salimos y follamos con frecuencia, lo siento el doble por no habértelo contado".
Se traga el suspiro resignado que quiere soltar y da una palmadita cuidadosa al hombro de Seokjin; sabe que sus manos son torpes. Rompe cosas —y prefiere que sean cosas en lugar de personas— con la misma facilidad que respira.
Sabe que tal y como está procediendo podría dañar o romper su relación con Yoongi y no quiere. Tampoco quiere dejar lo que está construyendo con Jimin, se siente demasiado bien a su lado y quiere ser egoísta, decir como si fuera un crío caprichoso: "¡yo lo vi primero!". Si lo hubiese acompañado a la fiesta de bienvenida, quizás la historia habría sido diferente para ambos, aunque no le sirve enfocarse en el consuelo barato de rearmar escenarios hipotéticos si las acciones hubieran sido distintas.
Si Yoongi hubiera estado a su lado esa noche, habría quedado tan extasiado como él cuando vio a Jimin bailar. Su amigo había faltado a las dos primeras semana con la excusa que solamente eran para bienvenidas e introducciones al nuevo año académico.
Casi no asistió a la fiesta, casi se quedó en casa trabajando en adelantar unas composiciones, si no fuera porque Hoseok tocó la puerta del apartamento, abrió su armario y escogió un buen outfit para él. Alegó escudándose en su cansancio que no le acompañaría, pero su amigo no aceptaba la respuesta sin antes luchar por transformarla en un sí.
—¿No me digas que no quieres llevarte a una chica atractiva a tu cama? Por cierto, deberías terminar de tenderla o ninguna querrá meterse aquí.
No estaba muy convencido de poner todo el esfuerzo que requería llevarse a una chica a la cama y las energías que implica el acto sexual en sí, aunque haciendo caso a la sugerencia terminó de tenderla y fue la fiesta de bienvenida tras los varios minutos de insistencia y pucheros.
Se arrepintió cuando puso un pie dentro de recinto, la música sonaba fuerte y se entremezclaba con el barullo de la gente. Moverse entre ellos resultaba caótico y sentía un calor sofocante por tantos cuerpos que evaporaban el alcohol mientras sudaban en la pista de baile. Hoseok era todo sonrisas mientras tiraba de su brazo hasta que en algún punto le soltó y perdió de vista su cabellera pelirroja.
Procuraba mantenerse contra la pared y miraba hacia todos lados intentando reubicarlo o al menos encontrar un rostro conocido para no sentirse tan perdido entre la multitud. Sus ojos fueron a la pista de baile, quizás estaba ahí, sabía lo mucho que a su amigo le gustaba mostrar su talento, pero no lo vio.
Le gustó la canción que comenzaba a sonar. Meditó si arrojarse y bailar con quién sea o quedarse de pie aturdido en el mar de cuerpos. No lo hizo, una figura contoneando sus caderas al ritmo de la música le dejó hipnotizado, siguiendo cada paso que daba. Fluía y se movía con tanto encanto que no dejaba de pensar en el deleite visual que era ese chico rubio. Formaban un círculo alrededor de él y de su compañero, las personas parecían aguardar un turno para bailar con ellos. Namjoon quería reclamar el suyo también.
Sintió un tirón en el brazo, Hoseok había vuelto a su lado y lo arrastraba lejos del montón. Namjoon ya había perdido de vista al chico rubio que se movía espectacular en la pista. Deseaba, haciendo invocación a la ley de la atracción —de la que varias veces se burló junto a Yoongi—, encontrarse con él. Lo deseaba con fuerzas.
Varias veces Hoseok llamaba a gritos que le prestara atención y lo intentaba, pero su mente aún estaba con la escena de baile y su encantador protagonista.
—Voy al baño —avisó elevando el tono de voz.
Se abrió paso entre la gente y lo primero que hizo fue mojarse la cara, el calor le ahogaba. Alzó la mirada al espejo y ahí vio unos cabellos rubios y una de esas miradas que parecieran sonreír por si solas. "Bonito", pensó. Su corazón se disparó en latidos fuertes cuando cayó en cuenta que el chico bonito era el mismo que el de la pista. Justo a su lado, como diciendo que su deseo fue escuchado y la ley de la atracción era efectiva. Lo deseas con ahínco y las fuerzas del universo lo atraen a ti, "¿qué clase de estupidez es esa?" dijo la primera vez que oyó que hasta había libros de esa pseudo filosofía de vida.
El chico bonito le sonrió y Namjoon lo hizo de vuelta. Necesitaba hablarle, preguntarle su nombre, pero no alcanzó, acababa de pasar por su lado cruzando la puerta antes que las palabras salieran. Quizás ni siquiera le sonreía a él. Pensaba que debió enfocar su deseo con más especificidad.
"Encontrarme con el chico bonito. Hablar con el chico bonito".
Lamentó su perdida de oportunidad y regresó con Hoseok, quien charlaba animadamente con algunas de sus compañeras del club de street dance. Participó de la conversación sin mayores ánimos, mirando a su alrededor en la búsqueda de una cabeza rubia.
—¿Buscas a alguien?
Namjoon se limitó a asentir, para después agregar un "voy por algo para tomar", dejando a Hoseok con las chicas.
Llegar a la barra fue una odisea aún mayor que pasar por entrada y que atravesar el camino al baño. Estaba a una fila más de personas antes del mesón y sintió un hombro estrellarse contra su brazo. Lo ignoró, se había acostumbrado a los empujones.
—Nos volvemos a encontrar.
La voz sonó como una suave melodía para Namjoon y le hizo voltear, viendo un poco más abajo una cabellera rubia. Su corazón saltó brusco.
—Park Jimin.
El chico rubio bonito, Jimin, le volvía a sonreír —ya podía confirmarlo— y la emoción hormigueaba en su estómago.
—Kim Namjoon —se presentó conteniendo la euforia del nuevo encuentro—. ¿Cerveza?
—Por favor —le sonrió de tal manera que Namjoon no sabía descifrar si coqueteaba intencional o era natural en su forma de expresarse. O si eran sus propios sesgos que le hacía ver cosas donde no las había.
Deseaba tanto que sí le estuviera coqueteando deliberadamente.
Se propuso no dejar escapar a Jimin esa noche, claro si el chico bonito quería compartir tiempo con él, pero haría lo posible para que así fuera.
Pidió las dos cervezas, el siguiente paso era salir de ahí sin verterlas. En el proceso de escape del tumulto Namjoon sintió la mano del rubio sujetar su brazo de vez en cuando para no perderse. Lo que Jimin sí perdió fue al menos un tercio del líquido, por su parte era un verdadero milagro que aún conservara el vaso lleno. Lo natural hubiera sido que el vaso acabara en el suelo o en su pantalón.
Jimin reía y eso le hacía sonreír.
—Gracias, Namjoon-ssi, ¿o puedo llamarlo hyung?
Namjoon asintió con un montón de emociones burbujeando en su pecho, en su vientre —"hyung"—. Bebió un poco para aplacar lo que estaba experimentando. ¿Debería invitarlo ya a bailar? Le debía un agradecimiento a Hoseok que lo había ayudado con clases particulares a cambio de sesiones de estudios o sus pasos serían un fiasco. Coordinar sus extremidades siempre era un desafío. Desafío que tomaría por Jimin. Ese y muchos más.
Un agradecimiento mayor era que su amigo lo arrastrara a la fiesta.
—Te he estado buscando —apareció frente a ellos un chico de cabellos oscuros—. Hay un concurso de baile, tienes que participar conmigo, ganaremos —dijo con confianza, tirando del brazo de Jimin.
El chico rubio lo miró como disculpándose sin necesidad de decirlo.
—Ve y gana —le sonrió—. Los estaré apoyando.
—¡Nos vemos, Namjoon hyung! —alzó su vaso, bebió y se dejó arrastrar por el más alto.
Volvió al campo de batalla una vez terminada su cerveza. Llegar a la barra nuevamente le estaba costando, además del mar humano, se cruzaba con personas conocidas que buscaban alguna conversación y una que otra chica buscando algo más. Esquivaba y se disculpaba, porque su prioridad era un nuevo trago y encontrar un lugar estratégico —cómodo y con buena vista— para disfrutar del concurso de baile.
"Jimin bailando", especificó en su mente.
Escuchaba los aplausos y gritos a los concursantes. Cuando el animador anunció los nombres de Jimin y Jungkook, un par de adorables novatos, se estiró para mirar por sobre varias cabezas, aprovechando las ventajas de su estatura.
—Tienen talento, los voy a reclutar para el club de baile —comentó Hoseok al llegar a su lado.
Namjoon asintió con los sentidos absortos en el chico bonito. En el desplante y la naturalidad con la que se movía al ritmo de la música, coordinando con su amigo como si hubieran planeado una coreografía en lugar de una improvisación. Sus piernas...tuvo que morderse el labio, eran perfectas y los músculos se marcaban firmes bajo un pantalón apretado. Quería tocarlas.
Hubo un estallido de ovaciones cuando terminaron. Aplaudía también y Hoseok animaba gritando sus nombres. Fueron anunciados como los novatos ganadores y recibieron de premio una botella de soju y tickets para comida gratis en una nueva cafetería en el centro comercial. Namjoon asumía que el mayor premio era la experiencia de victoria en la primera fiesta universitaria. Una buena forma de empezar el año académico.
No se dio cuenta en qué momento jalaron de sus brazos y unas compañeras los llevaron a la pista de baile. Hoseok tiraba de su mano diciendo "vamos, esta vez no te pierdes de mi vista" con una sonrisa alegre. Ese chico era como un sol.
Aceptó bailar sin mayores ganas, de querer hacerlo anhelaba que fuera con Jimin contra su cuerpo. Si ampliaba un poco más la gama de posibilidades, quería hacer muchas cosas con el bailarín ganador de la fiesta y de preferencia sin ropa de por medio.
Fueron integrándose más personas al grupo. Uno de sus amigos le palmeó el hombro a modo de saludo y se ubicó a uno de sus costados. El círculo se ampliaba y terminó contagiándose de las risas y uniéndose a las conversaciones mientras bailaban. Comentaban lo típico, la fiesta de bienvenida comparándola con la del año anterior, los estudiantes nuevos que les llamaba la atención, las canciones que deberían sonar. Namjoon omitió hablar de Jimin, aunque sí lo hicieron Hoseok y la chica que estaba junto a él.
—Baila tan bien, es tan lindo, apenas lo vea seré una buena noona y le invitaré un trago.
A Namjoon no le agradó la idea. Imaginaba la facilidad con que el menor debía recibir invitaciones de copas y propuestas de otros. Y no le agradó ya que caía en cuenta que su pequeño encuentro no tenía porqué ser especial para Jimin, una cerveza gratis más y hasta eso llegaba. No pudo evitar mirar a su alrededor, aunque sin señales de encontrar la cabeza de hebras claras. Debía admitir que se estuvo ilusionando agarrándose de lo poco que pudo tener a su alcance con el rubio, alimentando las fantasías con prácticamente un mero intercambio de palabras.
No supo tampoco cómo fue que comenzaron con las rimas improvisadas, mucho menos cuando un círculo más extenso les rodeaba, aplaudiendo y vitoreando. Estaba demasiado distraído, que si no fuera por Hoseok diciéndole "es tu turno de lucirte", ni sabría de qué iba todo. Tras las insistencias de sus amigos, terminó por pararse al centro desorientado y con el micrófono que le entregó Jiho desafiando un "veamos si me superas".
Namjoon no quería superarlo, tampoco lucirse, quería estar compartiendo tiempo con el bailarín protagonista de sus actuales fantasías. Echó un vistazo rápido a las chicas que conocía y con cierto margen de confianza —no quería incomodar a ninguna—, pero necesitaba un poco de inspiración y cada una tenía algo que le llamaba la atención, podían ser miradas o sonrisas, servía en este caso para empezar con algo simple y salir del paso. Gracias a ellas fue armando los primeros versos, quienes reían y gritaban su nombre cuando se sentían identificadas en las líneas. Su corazón dio un brinco violento dentro de su pecho cuando distinguió la cabellera rubia entre un mar de colores oscuros.
Jimin le observaba con una sonrisa y se perdió en ella, le hizo un corazón con los dedos y no pudo más con el deseo que desbordaba por el chico de primer año, se dejó llevar. Continuó con los versos, tenía toda la inspiración que necesitaba a poca distancia. Dejaba expuesto lo maravillado que se sentía cuando veía esa figura esbelta fusionarse con la música. Sus miradas conectaron y continuó recitando sus encantos, iba tanteando el terreno, probando hasta dónde le dejaba seguir, el pequeño rubio iba asintiendo y su "¡Namjoon hyung!" se mezclaba con los gritos. Sentía que tenía el permiso para hacerle saber lo dulce que imaginaba sus labios gruesos, lo sensual de sus piernas bien definidas cubiertas por ese apretado pantalón de mezclilla. "Gracias por elegirlos, te lucen muy bien".
El chico lindo reía, mordía su labio que tanto quería probar y cubría sus mejillas. Namjoon le guiñó un ojo y los gritos aumentaron. Continuó con lo mucho que querría empujarlo contra una pared y tener esas piernas perfectas envueltas en su cintura, balanceando las caderas de la misma forma atrevida que lo hacía al bailar.
Acababa de dejarle la invitación abierta a su cama y se sentía liberado. Solo le quedaba esperar si la tomaba o no.
—¿Quién te inspiró así? —Hoseok pasó un brazo por su hombro.
—Alguien a quien necesito buscar ahora.
—Qué bueno que tendiste tu cama —comentó entre risas.
Esquivó a sus amigos y a las chicas que le sonreían, buscaba con desesperación, mirando a cada persona con cabello rubio. Finalmente terminó siendo Jimin quien le encontró, sujetando su brazo con suavidad que apenas sentía el agarre de sus dedos.
—¿Está bien que me haya sentido aludido?
Namjoon analizó la expresión expectante y tomó conciencia de todas las propuestas sucias que le hizo. ¿Entonces ahora qué? Estaba sonrojado hasta las orejas y no entendía por qué justo tenía que bajar la timidez. Quizás tenía que ver con la forma en que acababa de mirar con total atención en como Jimin se relamía los labios. Asintió en respuesta el "sí" que no lograba salir de su boca.
La risa de Jimin se escuchaba melodiosa y Namjoon quería atesorar ese sonido.
—Ya tiene mi aprobación para que hagas todo eso —apretó un poco más su brazo—. ¿Qué estás esperando?
El cerebro de Namjoon haría cortocircuito en cualquier momento. La voz que acababa de usar Jimin fue tan suave e inocente que dudó que la conversación estuviera en la misma sintonía, pero era la mirada hambrienta y la sonrisita provocadora que le daba a entender que sí, que tenía el consentimiento.
—¿Te arrepentiste?
No respondió en palabras, jaló del menor hasta tenerlo contra su pecho, acunó sus mejillas calientes y lo besó. La boca de Jimin se abrió para invitarle a intensificar lo que inició como un roce de labios. Namjoon deslizó sus manos por los costados, delineando su cintura, notando la firmeza del cuerpo que exploraba. Los brazos del más bajo envolvieron su cuello y empujaba sus caderas.
—¿Vienes conmigo? —preguntó con la voz profunda directo en el oído de Jimin.
Eso bastó para que continuaran con los besos y terminaran con uno largo, consumiéndoles el aire, apoyados contra la puerta del apartamento del mayor.
—Aún puedes decir que no quieres continuar.
Quería asegurarse de que fuera de mutuo acuerdo cualquier cosa que pudiera pasar. El atractivo chico de primer año contestó atacando su boca con ansias, degustando del calor y la humedad que le ofrecía.
—Quiero, pero no a la vista de alguno de tus vecinos de piso.
Entraron y en cuanto la puerta se cerró, los besos seguían intensificándose y las manos buscaban piel bajo la ropa que tocar mientras caminaban torpemente, sin despegarse, a la habitación de Namjoon, quien estaba en deuda con Hoseok —una vez más— y su insistencia por tender la cama.
Era la primera vez de Namjoon junto a un chico y no lo sentía como una diferencia. Siempre se había asumido como hétero solo porque no había conocido a ningún hombre con quien quisiera compartir alguna experiencia sexual y afectiva.
Nunca descartó la posibilidad.
Lo más cercano que estuvo a sentir algo, fue cuando conoció a Seokjin en su primer año de universidad y pensó "un chico al que me gustaría besar", porque su rostro le pareció una obra de arte y quedó en eso, una idea sin mayor forma que nunca intentó llevar a cabo. Hasta que apareció el bailarín rubio de mejillas lindas y sonrisa hasta en la mirada, provocando una explosión de necesidades y deseos que no había proyectado en nadie con tal vehemencia. Ni siquiera con las chicas protagonistas de sus aventuras sexuales o un par que fueron relaciones medianamente serias.
Quería recorrer, probar y el chico bonito le dejaba, siendo receptivo a todas sus caricias, dándole la confianza para seguir en la travesía realizada por sus manos y su boca.
Le sorprendió de manera grata cuando Jimin se montó sobre su regazo, quitándose la camiseta y dejando expuesta su piel clara y abdomen tonificado. Las manos pequeñas se aferraron a sus muñecas para inmovilizarlo mientras se movía para aumentar la fricción. Namjoon simulaba embestidas, ansiando por seguir acariciando por todas partes. Le deseaba desnudo cabalgando sobre la erección apretada dentro de su pantalón.
No recuerda haber deseado tanto follar a alguien como en ese instante.
Recuerda haber susurrado un "por favor, Jiminnie" antes que el resto de ropa acabara regada por el piso, que sus dedos se metieran dentro del cuerpo caliente, preparándolo sin dejar que la desesperación por hundirse le apuraran. Quería que la experiencia tuviera la menor cantidad de dolor posible para el rubio, que lo disfrutara tanto o más que él.
Empujó contra ese culo perfecto cuando Jimin apoyó las rodillas en la cama y se agarró del respaldo con ambas manos, diciendo con voz cargada de deseo que le quería dentro. Los gemidos llenaban la habitación, así como Namjoon lo hacía con besos sobre el cuello, hombros y espalda mientras sus manos dibujaban los músculos marcados de los brazos y el abdomen.
Recuerda cada detalle de esa noche como si fueran las escena de su película favorita. Los grabó en su memoria, porque la expresión que puso Jimin después de haberse desplomado sobre su pecho lo cautivó todavía más, cuando pasó los dedos para retirar el cabello que se pegaba a su frente húmeda y repartió varios besos en su rostro, sus ojos brillaron antes de achicarse y terminar desapareciendo bajo las pestañas. Juraría que era como mirar estrellas.
Mirar a Jimin a los ojos es como ver las estrellas. Cada vez que lo hace se estremece porque la mirada del chico se ilumina cuando algo le produce alegría y se vuelven dos líneas al sonreír extenso. Entiende que Yoongi—así como debe de haber varias personas más— cayera rendido ante ellos. Él lo hizo y está más que agradecido con su destino.
"Jiminnie, eres un maldito encantador".
***
Creo que tengo algo con las piernas de Jimin (...)
Gracias por leer y comentar, me hacen feliz 😆❤️
Merecen todo el amor del mundo, ya tienen el mío >u<
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