CAPÍTULO 5


RUBY

Daryl se encontraba frente a mí con su rostro completamente pálido escuchando la noticia que salió de mis labios. La lástima es que no pillaran al imbécil de su hermano porque si no tendría a ambos bajo el brazo trabajando para mí.

Lo único que me molestaba profundamente era la actitud de ese malcriado que parecía tener las hormonas demasiado activas para mi gusto, ¿Qué se creía que era intentando seducir a la mano que le daba de comer y tenía la llave de su libertad?

Esperaba que aquello fuera un mero intento para no mostrar su miedo frente a mí, como una especie de caparazón para no mostrar sentimientos. Si eso era así, esperaba que ese caparazón lo mandara al carajo porque si era cierto que yo le atraía, el infierno se abriría sobre él y le chamuscaría el culo de un balazo.

-O sea que, si no acato tus normas sin rechistar como un perrito faldero, volveré a la cárcel-Me preguntó con una sonrisa entre cínica y divertida.

-Exacto, pero no volverás de una pieza, eso te lo aseguro. Ahora viene la parte más importante y debes de prestar atención para que todo salga bien. Se trata de nuestra próxima misión y tú serás el que ponga un señuelo.

- ¿Qué misión? ¿Acaso nos vamos de viaje? -Preguntó sin apartar la vista de mí.

-Exacto, en concreto nos vamos a unas galerías de antigüedades de Londres para robar un espejo de mano que perteneció a una familia adinerada. La mujer sufrió un trágico final y la casa donde fue encontrado estaba en muy mal estado; nadie sabe lo que ocurrió allí, pero lo poco que pudieron salvar se va a exponer en esa galería.

- ¿Y qué tiene de especial ese espejo?

-A parte de la historia que tiene detrás y de la familia a la que perteneció, posee un rubí en la parte trasera del espejo que incrementa mucho su valor. He de decirte que las cosas que robo no siempre tienen un valor grande por su dinero si no por su historia, para mí esa es la parte más importante de cualquier objeto.

Daryl se quedó pensativo durante un buen rato. Parecía que estaba sopesando con bastante cautela mis palabras, pero no podíamos quedarnos mucho más tiempo sin hacer nada. De pronto, él me lanzó una pregunta inesperada:

- ¿Por qué haces esto Ruby?

-No entiendo tu pregunta Daryl, además, ¿Qué más te da lo que hago o no con mi vida?, lo que debes de asegurarte es que cumples con tu parte de nuestro trato.

Pero él no parecía darse por vencido, levantándose del asiento y deslizándose hacia donde yo estaba. Se sentó en el borde de la mesa, clavando su mirada sobre mí de forma insistente:

-Sigo pensando que es extraño que una mujer como tú se inmiscuya en tanto peligro sin una buena razón, al menos eso es lo que intentas hacer creer a los demás. No pareces ser una chica mala sino una chica perdida en su vida y que necesita emociones fuertes para sentirse viva.

Me levanté de golpe de mi asiento y lo tomé del cuello de forma amenazante; no me estaba gustando el tono que estaba empleando conmigo.

Mis razones eran personales y era algo que a nadie le importaba, ni siquiera mis guardaespaldas tenían idea de mí y así quería que fuera siempre.

-Mira Ortega, no me cuestiones ni a mí ni a los motivos que me llevan a hacer lo que hago. Solo requiero tus malditos servicios sin cuestionar si doy el perfil o no de una matona o ladrona de antigüedades; eso es algo que no te debe interesar. Si no quieres acabar echo un muñeco de trapo en el sucio agujero de donde te saqué, más te vale crear una réplica del rubí del espejo que vamos a robar para poder intercambiarlo con el real. Ya he puesto a trabajar a mis hombres para que hagan el resto del espejo, pero tu parte es la más importante para que parezca aún más auténtico. Así que haz bien tu trabajo y nos llevaremos bien.

Y ahora sal de mi despacho.

Toqué el botón de debajo de mi mesa, apareciendo casi al instante dos de mis guardaespaldas. Me dirigí a ellos:

-Llevadlo al taller para que comience con su trabajo. Todos los materiales que necesite, dádselos sin rechistar o cuestionar nada. Y lo más importante es que no lo molestéis hasta que él termine su trabajo.

Luego miré a Daryl y le dije con tono serio:

-Si necesitas algo, en el taller hay un botón para llamar a cualquiera de mis guardaespaldas que serán los que te proporcionen lo que necesitas. Creo que tienes todo lo necesario en el taller, pero cualquier cosa no dudes en pedirla. Te llevarán el almuerzo en una hora y a las tres de la tarde la comida.

- ¿Y cuándo podré salir del taller?

Sonreí débilmente haciendo palidecer a Daryl; la respuesta no iba a gustarle:

-Cuando termines tu trabajo. Agradece que hay un baño en tu lugar de trabajo.

- ¿Y la cama? -Preguntó temeroso.

-Podrás dormir sobre una cuando termines tu trabajo, tienes asignado un cuarto para cuando demuestres tu talento y confianza. Si veo un paso en falso o un intento de huir de mi casa, las cosas créeme que serán mucho peores para ti. Si cumples, la habitación será tuya y las comodidades serán mucho mejores.

Les hice un gesto a mis dos sirvientes y se llevaron a Daryl al sótano donde se encontraba el taller. Una vez fuera, cerré la puerta de mi despacho pudiendo respirar un poco de paz que necesitaba. Aquel tipo estaba sacándome de mis casillas y eso no podía tolerarlo.

Debía de vengarle, vengarle como todos aquellos que como él perdieron la vida haciendo lo que más amaban en el mundo. Mi vida de color y sin riesgo, tranquila y apacible, se desmoronó aquel día en un instante. En un simple segundo, dejé la vida que conocía y me metí en un mundo completamente diferente e inhóspito que, inesperadamente, se me daba muy bien.

Pero era la venganza la que me guiaba por esos parajes, por ese dolor infinito que no se iba de mi corazón. Y con cada reliquia que robaba y con cada pistola que empuñaba, aquella herida parecía doler menos.

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