CAPÍTULO 34
RUBY
Era la vez que más tiempo me estaba tomando para poner la mesa porque sabía que, una vez hubiera terminado, el juego del gato y el ratón comenzaría, y las resistencias apenas podía levantarlas. La esencia de Daryl se notaba más y más cerca, cosa que me hizo temblar el pulso de mi cuello como si estuviera a punto de salírseme el corazón de los labios.
Unas manos que comenzaba a conocer bien, se deslizaron por mi estómago como una serpiente se desliza por la arena en busca de alimañas con las que saciar su hambre. El aliento ardiente de él me erizó cada vello de mi cuello incluyendo a mis pezones bajo mi sujetador.
Había transcurrido tanto tiempo desde la última vez que alguien me sedujo, que alguien me acorraló para hacerme doblegar ante el deseo. El recuerdo de Edgar me hacía daño porque era como engañarle, pero era cierto lo que Korovin decía; debía de comenzar a aceptar las cosas.
Tenía que seguir viviendo porque mi vida no había acabado. Me sentencié yo misma a sufrir, a dejar de sentir la tibieza de otra piel por recuerdos que nunca olvidaría sí, pero que debían de hacerse a un lado. La boca de Daryl comenzó a besarme uno de los hombros, lamiendo mi piel delicadamente pero su otra mano dejaba claro que deseaba enloquecerme.
Apretaba una me mis caderas mientras que su otra mano me sujetaba el pelo para echarme hacia atrás la cabeza haciéndola descansar sobre uno de sus hombros. Ya mi cerebro dejó de responder, me abandoné completamente a las manos de aquel hombre que me excitaba y que me hacía perder el juicio por una bulliciosa sensación de rabia.
-Ya te tengo nena, te tengo en mis manos y no pienso soltarte. Ni aunque me ofrecieras todas las reliquias que tienes en tu poder, no podría nada compararse a la suavidad de tu piel y lo poderoso que me siento al hacer gemir a una mujer como tú.
Me mordí los labios, sacudiendo mi trasero involuntariamente. Un ronco sonido salió de la boca de Daryl notando su endurecido secreto.
Con violencia, él me tomó en brazos llevándome hasta una de las encimeras de la cocina, colocándome sobre ella de espaldas a él. De aquella forma, yo estaba a su merced sin poder ver lo que él me haría a continuación.
-Ahora voy a ir deshaciéndome de ciertas cosas que no deberías de llevar puestas en mi presencia. Quiero ver ese bonito trasero que me hace perder los estribos.
Comenzó a desabotonar el vestido intentando no romperlo, pero dudaba que quedara sano tras la brusquedad e impaciencia de sus dedos. Y más pronto que tarde, el vestido azul quedó en el suelo, quedando solo en ropa interior.
-Interesante, ropa interior de color amarillo. Eres toda una caja de sorpresas, cielo.
Sus manos masajearon mi trasero mientras que su boca iba besando la parte baja de mi espalda. El frío de la superficie combinado con el calor que iba germinando por cada fragmento de mi piel, me ocasionaba una dulce tortura.
El tiempo me pareció una variable a ignorar estando entre sus brazos.
Sus dedos juguetearon con mis braguitas, estirándolas y haciendo que se apretaran contra mi entrepierna. El encaje me proporcionaba un cosquilleo delicioso, mordiéndome los labios intentando ahogar los gemidos. Pero eso a Daryl no le gustó y me lo hizo entender dándome una sonora palmada en mi trasero.
-Eres una mujer mala al no dejarme escucharte. Deléitame con tu voz, hermosa sirena.
Cuando introdujo sus dedos en mi interior, no tuve más remedio que emitir un grito descomunal haciendo que él se sintiera orgulloso. La profusa humedad de mi vagina hacía deslizar sus dedos con facilidad sin olvidarse de estimular mis labios inferiores y mi clítoris hinchado.
-Daryl...ummm
-Sé que te gusta, que te enloquece que te toque de esta forma. No dudes en decirme lo que deseas, ni implorarme que siga tocándote, besándote, acariciándote. Todo yo por entero te pertenezco.
Ahora era su boca la que jugaba con ese trozo de tela, deslizando a veces su lengua contra mi sensible piel. En esoso momentos, mi cordura se iba yendo más y más, dejándome borracha de pasión. El deseo me estaba comenzando a morder, a desgarrarme en dos necesitando cosas que llevaba tiempo sin pensar si quiera.
-Daryl...necesito...
Las reacciones de mi cuerpo sumado a mis ruegos hicieron entender lo que necesitaba. Las manos de él desabrocharon mi sujetador, deslizándolo y haciéndome acostar de nuevo sobre el mismo en aquella fría superficie. Llegó el turno de mis bragas de encaje, cayendo junto con mi vestido quedando completamente desnuda.
-Voy a follarte como nunca nadie lo ha hecho jamás. Voy a hacer que te olvides de todo, que pienses que ha sido tan increíble como un sueño pero que los dolores de tu cuerpo te hagan entender que ha sido bien real. Pero ahora yo voy a desnudarme y quiero que me veas.
Me hizo poner de pie llevándome al sofá del salón a toda prisa colocándome acotada boca arriba en aquel enorme sofá de cuero. Mi piel estaba erizada y sudorosa.
-No quiero que pierdas detalle a mi cuerpo y su longitud. Quiero que veas mi pene y que lo toques, lo saborees antes de que esté dentro de ti. No quites tu vista mientras te muestro todo lo que tengo para ti.
Su cuerpo poco a poco me fue revelado como un tesoro escondido en un mapa. Era excitante ver a un hombre así, tan masculino e increíble desnudándose tan solo para mí. Ese tipo de adrenalina era la que necesitaba, no la que me proporcionaba robar reliquias porque de eso estaba bien servida.
Necesitaba sentir un poco de cariño ahora que estaba asustada y en peligro. Que la vida me valiera la pena si moría mañana.
Estaba preparada para zambullirme de lleno en las sensaciones que Daryl me prometía. No sabía cuánto tiempo tardarían Matt y Korovin pero pensaba aprovechar cada instante que pudiera. No tenía sentido reprimirme más porque hasta en ese preciso momento que él me excitó, supe que tenía necesidades ocultas desde hacía mucho tiempo pero que las enmascaraba por miedo.
Por miedo a manchar mis recuerdos con Edgar, pero él estaba muerto y yo seguía viva. Y aunque yo me entregara a otro hombre, no borraría jamás lo que había vivido con él ni mucho menos la necesidad de desenmascarar a Ákseli.
Su muerte no quedaría en el olvido, aunque mi corazón comenzara a latir por otro.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top