CAPÍTULO 23
DARYL
La noche se sintió tensa, demasiado tensa para mi gusto y no era para menos; mi hermano se encontraba completamente desorientado y con la culpabilidad de no saber en la situación en la que estaba.
En aquella cárcel comprendí que la humanidad estaba bien jodida y que, al igual que fuera de ella, la gente se movía por jerarquías de poder. Podrías haber cometido el por delito, pero si te ganabas el favor del resto, era considerado alguien importante con más derechos que cualquiera.
En la mayoría de los casos hasta la misma policía estaba amedrentada por estos hombres, sobretodo porque bien sabían la clase de contactos que les esperaban fuera. Por esa razón, la cárcel era más peligrosa que lo que la gente realmente creía.
Hasta muchos de ellos podían contratar prostitutas de fuera para satisfacer sus necesidades y su soledad. En algunas ocasiones, he tenido que ver y oír como capullos como esos montaban orgías en su propia celda sin que los guardias hicieran nada.
Pero lo que decía cada día y por lo que pedía gracias era que Matt no hubiera pasado por algo así. De ambos, él era el más sensible y el que menos en líos se metía en clase, por esa razón en un lugar como esa cárcel hubiera acabado realmente mal a los dos días.
Durante la noche él apenas se movía de su lugar, pero mi instinto decía que él seguía despierto. No quería obligarle a hablar, tan solo esperaba a que me hiciera preguntas para responderlas lo menos bruscamente posible. Por lo que le había contado, él sabía que Ruby me había sacado de la cárcel bajo un contrato que ella misma hizo en la que me requería como uno de sus empleados, en concreto, como replicador de reliquias. Matt mostró su disconformidad y no le culpaba; papá había muerto por estar en un mundo como aquél, pero en mi caso no tenía opción.
El poder saber que podría comenzar de nuevo sin antecedentes que enturbiaran mi currículum era suficientemente bueno como para hacer lo más rápido y mejor posible mi trabajo, aunque admitía a veces que el trabajo no estaba realmente mal.
Pero el peligro era algo con lo que mejor no jugar demasiado.
Al menos durante la mañana, Matt parecía más receptivo que antes, aunque no dejaba de mostrarse pensativo. Debíamos de reunirnos en el salón para reunirnos con Eduardo para saber más acerca del viaje que íbamos a hacer. No había olvidado mi segunda misión; averiguar quién era el soplón oculto en la mansión.
Y ahora tenía otro fiel ayudante para poder llevar a cabo con éxito esa misión de tan suma importancia.
-Espero que donde tengamos que ir no nos cueste demasiado caro-Dijo Matt en voz baja mientras caminábamos por el pasillo. No iba a mentirle porque él debía de estar preparado para cualquier cosa:
-No te miento hermano, las cosas pueden ponerse realmente feas. Por desgracia además del viaje tenemos otro tipo de inconvenientes que te comentaré en un lugar más seguro.
Matt me hizo detenerme poniéndose delante de mí, pero no había tiempo para explicar más. Además, no sabía si tal soplón había puesto cámaras o micrófonos por cada punta de la mansión, así que debía de tomar una serie de precauciones.
Le hice un gesto silencioso que me siguiera. Al principio pude ver en sus ojos que no iba a ceder, pero al ver mi seriedad nada normal en mi caso, él se lo pensó mejor y decidió pasármelo por esta vez. Solo esperaba que Eduardo fuera lo suficientemente inteligente como para haber elegido un buen lugar dónde hablar.
Cuando llegamos al salón, él nos esperaba con una taza de café entre las manos y con demasiada tranquilidad en su rostro. Casi parecía que hasta sonreía más de la cuenta.
Cuando iba a preguntarle, él nos tendió una taza a cada uno y nos dijo de forma enigmática:
-Señores, es hora de tomar algo bien cargado, es esencial para comenzar el día con una buena sonrisa. Acompañadme a un lugar donde se pueda admirar el hermoso jardín de nuestra anfitriona.
Eduardo hizo un leve movimiento con la cabeza apenas perceptible, pero sentí que estaba actuando por alguna razón. Tan solo los que le conocían sabían perfectamente que él sería incapaz de tener detalles como preparar café a otros miembros de la mansión o bien sonreírles deseándoles un buen día. No es que fuera precisamente mal tipo, pero no era la alegría de la huerta.
Atravesamos todo el salón y pasamos por un pasillo completamente desconocido para mí. me limité a no hacer preguntas y cada vez que veía a Matt abriendo la boca, le propinaba un ligero codazo para que captara el mensaje.
Finalmente llevamos a una estantería de libros la cual se abrió completamente a modo de puerta oculta. Ambos nos quedamos completamente sorprendidos, pero entramos a la estancia completamente sorprendidos.
En medio de aquella sala había una enorme mesa de madera cuyas patas eran como columnas griegas las cuales tenían enrolladas varios dragones de pequeño tamaño. Todo lo que nos rodeaba era realmente ostentoso y Ruby extrañamente nunca me había mencionado aquel lugar.
Mi hermano y yo nos sentamos con nuestra taza de café entre las manos, Eduardo se colocó en la ventana cerrando la persiana con suavidad sin borrar aquella sonrisa que más que hacer sentir cómodo, me daba un auténtico repelús.
-Me alegro que hayáis venido, necesitaba alguien con quien hablar para sentirme menos solo. Ser un simple vigilante en una mansión tan grande tiene un lado demasiado solitario. Por cierto, dadme vuestros teléfonos y así no tendremos distracciones tecnológicas que entorpezcan nuestra agradable charla.
Sin pensarlo le tendí el mío y Matt le dio el suyo sin preguntar. Ambos teléfonos incluido el de Eduardo, quedaron dentro de una caja metálica cerrada con un candado y combinación. Tras colocarla sobre un pedestal de mármol, aquel artefacto descendió hasta desaparecer por una trampilla que había en el suelo. La sonrisa de Eduardo se tornó en su mueca de siempre, seria y estirada. La función había terminado.
-Ahora que por fin podemos hablar os voy a ir contando ciertas novedades y cosas que debéis hacer. Primero os voy a decir dónde estamos. Este lugar solamente está en conocimiento de Ruby, Edward y mío, así que vosotros ahora formáis parte de este selecto grupo. No podéis si quiera mencionar este lugar ni aunque estemos fuera de estas paredes, así que usaremos algo en clave para referirnos a este lugar. Cada vez que diga de irnos a tomar un café, me referiré a que haremos un lugar justo aquí y si os preguntáis el motivo seré claro: quizás haya altavoces por toda la casa e incluso cámaras. Sabemos que hay alguien que ha filtrado información a Ákseli acerca de nuestra próxima excursión, así que debemos de ser cautelosos con todos los que nos rodean.
Desde aquí saldremos como si tal cosa mencionando que saldremos a hacer unos recados a Ruby ya que se encuentra enferma y se quedará en el dormitorio para que nadie la moleste. Yo me iré con vosotros, pero Edward va a quedarse con un equipo de contactos que tiene para supervisar toda la operación desde la mansión. Entre todos ellos hay informáticos y hackers que pueden averiguar un poco más acerca del soplón que tenemos entre nosotros. Es importante que salgamos de aquí con gran naturalidad.
- ¿Y nuestro equipaje? -Preguntó Matt. Eduardo sonrió levemente y se sentó sobre la mesa antes de contestar. Todo parecía que estaba bajo control.
-De eso no hay que preocuparse, vuestras maletas las llevarán al helicóptero que será nuestro medio de transporte. Todo debe parecer normal para no levantar sospechas así que no hagáis nada fuera de lo común.
-Eso hermano, sigue siendo un capullo para que no se piensen nada raro-Dijo Matt medio en serio medio en broma. Esperaba que todo aquel teatro saliera bien, aunque conociendo el espíritu de perfección de Ruby, antes ella daba su mano a poner a cualquiera de nosotros en peligro.
La pregunta era la siguiente, ¿Dónde demonios estaba aquel helicóptero?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top