xvii. Malas sensaciones

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El primer juicio que cualquiera con suficiente conocimiento del mundo sobrenatural se hace sobre los licántropos con ojos azules es que son despiadados y carecen de conciencia. Ni siquiera se tiende a compararlos con los alfas, pues ellos simplemente arrebataron una vida inocente sin siquiera una necesidad de poder detrás. Porque muchas veces somos capaces de justificar malas acciones con su propósito, como si aquello le quitará el peso a lo que en cualquier caso esta mal.

Marianne Boniadi pensaba que el propósito no justifica las acciones. Que pese a todos los factores existentes, no existía razón alguna que justificará el arrebatar la vida de un inocente. Así que en realidad, Anne intentaba que su pensamiento fuera realmente coherente con sus acciones y que su juicio no se nublara debido al amor incondicional que le tenía a su hermano mayor. Sin embargo, no podía evitar que aquella incondicionalidad provocará estragos en su cerebro y la llevara al punto de ignorar el tema.

Porque quizás era cierto, y Luc era un despiadado que cometió más errores de los que podía contar.

Pero eso no era algo que ella deseaba tener que enfrentar aún, prefería la bendición de la ignorancia...aunque aquello no fuera algo que estuviese en los planes de sus cercanos, especialmente de Derek Hale, quién apenas habiéndola conocido hace un par de semanas, sentía la necesidad de remover ese nervio.

—Oye, quizás no funcionó con Liam, pero, si que funcionó conmigo ese talismán tuyo. —Le comentó la pelinegra al último nombrado una vez que se acercaban a su destino y Stiles estaba ocupado tratando de asegurarse de que el beta se encontraba completamente en sus cabales—. Alfa, beta y omega...definitivamente voy a empezar a usarlo antes de mis actuaciones.

—¿Sabes que mentí y que esto no es mágico, cierto? —La miró con duda y cierta compasión.

—Lo sé, pero la idea de tener algo tangible se me hace más fácil...aún que tengo malas experiencias con los amuletos, por la maldición y eso —explicó con cierta incomodidad al pensar en aquello y poder sostener el triskelion entre sus manos—. Y ya estoy bastante aburrida del sol, la luna y la verdad.

—Es por tu hermano —afirmó el ojiverde sin siquiera detenerse a pensar en sus razones para querer intervenir.

—Tiendo a olvidar que Peter es familiar tuyo —comentó sin sacar la mirada del objeto y soltando un suspiro—. Pero si, él tiene bastante que ver con eso.

Era extraño pero de algún modo la muchacha le recordaba a Hale esa inocencia de juventud. Aquello que el perdió junto a su primer amor y a la mayoría de su familia. Quizás por eso tenía la necesidad de entregarle la conversación que ella tan desesperadamente quería tener con el alfa verdadero. Marianne solo necesitaba ser escuchada y que alguien le pusiera los pies devuelta en la tierra.

—Tu tienes ojos azules, pero, no eres malvado —soltó la chica sin siquiera detenerse a pensar en sus palabras. No quería ser inapropiada, pero no podía evitar soltar sus dudas.

—No lo sé, tu decides que imagen tienes de mí. —Derek musitó entre suspiros. De algún modo la pelinegra era la viva imagen de lo que le faltaba—. ¿Cambió aquella por el color de mis ojos sabiendo la historia que hay detrás? —aludió a la historia ya conocida.

Anne no pudo evitar fruncir el ceño al darse cuenta que quizás había sido demasiado injusta. Le costaba aceptar que Luc no era una persona perfecta porque siempre lo había visto como su máximo referente, deseando ser aunque fuera ligeramente parecida a él.

—Creo que ya entiendo el punto. —La muchacha habló luego de unos segundos tratando de procesar todo lo dicho y su impacto—. Gracias —sonrió e hizo un ademan para devolverle el talismán.

—Consérvalo. Y velo como un amuleto bueno, aunque sea una baratija. —Volvió a ponerlo entre sus manos y una pequeña sonrisa se asomó en su rostro—. Las cosas tienen la importancia que les damos.

Fue entonces que el vehículo se detuvo, haciéndoles notar que finalmente habían llegado a su destino.

—No puedo creer que lo hice...por un momento pensé que iba a despedazarlos a todos —confesó Liam con una sonrisa que causo molestia en la pelinegra, pues ella había tenido bastante que ver y ni siquiera un agradecimiento.

—Si. Hubiera sido un incómodo camino devuelta. —Stiles comentó con su común tono sarcástico, tratando de desviar la tensión del ambiente.

—¿Crees que podrás mantener el mismo nivel de control dentro de la iglesia? —Le preguntó Derek al beta con duda, provocando que este dirigiera su mirada a Marianne y asintiera, mostrándoles que podía controlar sus garras.

—De nada —bufó la anteriormente nombrada.

En ese momento el ojiverde simplemente asintió y abrió las puertas, siendo repentinamente atacado por un berserker que lo lanzó al suelo con fuerza y comenzó a atacarlo frente a ellos, siendo posteriormente disparos escuchados. Fue por lo anterior que de forma instantánea el rubio atrajo a Anne a su pecho, había sentido como el corazón de la muchacha había comenzado a latir con rapidez y la posibilidad de un desmayó podía ser posible.

—¿Marianne? —trató de hablarle Liam una vez que los disparos se detuvieron y ella seguía aferrándose a él como si su vida dependiera de aquello.

—No...no puedo con esto. —Le salió un hilo de voz cuando se alejó para ver la profunda herida de Derek y como Stiles trataba de asegurarse de que se encontraba bien—. Es demasiado...debería quedarme —confeso temblorosa. No se podía acostumbrar a la idea de tener a la muerte tan cerca, de esa inestabilidad de poder estar hablando con alguien en un momento y que al otro esa misma persona estuviera herida de gravedad.

—Escúchame. —Dunbar le llamó la atención y la obligó a mirarlo al poner sus manos sobre sus mejillas para limpiar una que otra lágrima—. No voy a dejarte.

Y fue con ese simple conjunto de palabras que la muchacha tuvo las fuerzas para soltar un gran suspiró y bajar del vehículo con toda la intención de dejar de lado su temor. Se encontraba repentinamente dispuesta a enfrentar incluso criaturas desconocidas con su nula experiencia, sabiendo que al menos tenía a alguien de su lado.

Aquello fue algo que Liam apreció en silencio.

—Encuentren a Scott. —Les dijo Derek casi sin fuerzas por tratar de ocultar su dolor y no retrasarlos más.

Un escalofrío recorrió a la chica Boniadi cuando entraron con rapidez al lugar siguiendo a Peter Hale, en quién encima de todo, no confiaba en lo absoluto. La idea de colaborar con quién había mordido a su hermano no le agradaba en lo absoluto. El hombre le había arruinado la vida gratuitamente a Luc, y ni siquiera parecía arrepentido.

—Debemos entender donde estamos y como vamos a encontrar a Scott y Kira —anunció el anteriormente nombrado una vez que todos se detuvieron en medio de los temibles túneles y el teléfono de Stiles comenzó a sonar.

—Estoy bien —recalcó Marianne al sentir de forma intensiva la mirada del beta puesta sobre ella, como si revisara cada dos segundos que se encontraba en buen estado—. Si mi corazón late rápido es solo por mi mal estado físico. —Le aclaró teniendo dificultad por respirar debido a todo lo que habían corrido.

—No te alejes. —La tomó de la mano de forma imprevista para que continuaran avanzando y su nerviosismo se viera disminuido. Marianne no lo dijo en voz alta, pero se lo agradecía.

—¡Al suelo! —exclamó Malia cubriendo al par de menores del grupo cuando un berserker trató de atacarlos. Luego tuvieron que comenzar a correr con rapidez hasta un lugar más alejado y seguro—. Busca a Scott y Kira, lleva a Marianne contigo. —Le dijo a su novio, entregándole a la pelinegra nombrada la katana de la kitsune.

A regañadientes el beta tuvo que soltar a Anne y verla desaparecer en la oscuridad. Le aterraba el no tenerla a su lado todo el tiempo, más aún sabiendo que los monstruos que llevaban tanto tiempo causándole pesadillas estaban sueltos. Aunque sabía lo capaz que era la chica de defenderse por si sola y encontrar modos de mantenerse a salvo, más aún teniendo a Stiles con ella, igualmente estaba la interrogante y todo el temor sobre el riesgo que corría.

—Este lugar es horrible —comentó Boniadi con los pelos de punta al estar recorriendo los túneles sin nada más que una linterna como apoyo.

—Por lo mismo, no sueltes mi brazo. Lo único que nos faltaría es que te pierdas. —El chico Stilinski le dijo ocultando su nerviosismo y acelerando el paso.

El par recién pudo respirar con algo de tranquilidad cuando lograron encontrar a Kira, a quién Mar instantáneamente se lanzó a abrazar repitiendo lo feliz que se encontraba de verla con vida y preguntando por Scott, quién según lo que les había explicado su novia, era uno de los berserkers a los que anteriormente enfrentaban y que los demás podían llegar a asesinar sin saber. Fue por ello que tuvieron que volver corriendo a decirles que se trataba del alfa verdadero, que comenzó a atacarlos al instante y provocó que todos se dispersaran.

Marianne no supo que hacer, tan solo pudo correr hasta una esquina para tratar de escapar del berserker que en aquel momento parecía perseguirla con toda la intención de atacarla. Bastaron solo instantes para que la lanzara a una de las paredes cercanas y se acercará de forma amenazante con toda intención de atacarla. En un movimiento, apareció Peter jalándola del brazo y sacándola del camino justo antes de poder seguir saliendo dañada.

—No voy a agradecerte —pronunció al instante la chica, aún con la respiración agitada y la adrenalina tan alta que sus dolencias debido al ataque ni siquiera se sentían.

—Tampoco lo esperaba, niña. —Hale respondió copiando su tono y siendo interrumpido antes de poder decir algo por el sonido de la mascara de Scott cayendo al piso.

—Tú. —El anteriormente nombrado apuntó al hombre, provocando que todos los presentes lo miraran con atención—. Sabías tanto como Argent...y le enseñaste a Kate, la ayudaste solo por poder.

La respiración de la pelinegra volvió a agitarse y su mirada se volvió algo borrosa. Todo había dado un vuelco que no se esperaba.

—Por el poder de mi familia, para que me fuera heredado como merezco. No usurpado por un adolescente idiota que no derramaría sangre de sus enemigos ni cuando esta justificado. No mereces ese poder —soltaba con rabia en cada una de sus palabras, teniendo apenas un momento para voltearse hacía la chica junto a él—Y tu hermano. Lo convertí en mi beta, le enseñé a matar...y se desperdició corriendo con Satomi. —La observaba de forma espeluznante, tanto que le provocaba escalofríos y desató una rabia incontrolable en Liam, que desde la lejanía era detenido por su alfa—. Tal vez solo me equivoqué de Boniadi —finalizó transformándose y haciendo brillar sus ojos.

—Aléjate de ella. —La voz de Lucienne resonó en el lugar al mismo tiempo que el sonido del cuerpo de la coyote colisionando con la pared al tratar de atacar a su padre.

—Finalmente una reunión. Así todos podemos contarle a tu hermanita como asesinaste a tu suegro y el noble Scott te guardo el secreto. —Todas las miradas cayeron sobre la muchacha, que parecía estar apenas reteniendo las lágrimas en sus ojos.

Si alguna vez Marianne sintió que la atacaban por sorpresa definitivamente fue esa vez. En su mirada estaban claros: temor, tristeza, impotencia y sobretodo rabia. Era realmente difícil distinguir todas las emociones en sus ojos porque no eran propias de ella.

Se trataba de una respuesta inesperada.

Todo lo que Peter Hale había dicho tenía sentido, tanto que le aterraba. El padre de Sarah había muerto alrededor de cuatro años atrás debido a un supuesto ataque animal. Ella misma había asistido al funeral y consolado a su cuñada en el cementerio, tratando de ser un apoyo y que la chica no se desahogara solo con Luc. Fue en ese momento que comenzó a abrirse más con Abrams, tratando de ser su amiga e iniciando la relación de confianza que supuestamente mantenían. Sin embargo, todos le habían mentido, incluido Scott, que también lo había sabido todo desde el inicio.

Cuando finalmente pensó que tenía a alguien en quién confiar, él le mintió.

Y ahora solo estaba el sentimiento de perder otra vez.

—Nunca fuiste un alfa, siempre fuiste un monstruo.

La voz del alfa verdadero la trajo devuelta a su presente.

Una sensación de frío intenso cuando la adrenalina bajo provocó que Anne bajará la mirada hasta su propio cuerpo. Recién en ese momento pudo notar que su blusa estaba manchada de sangre al igual que las yemas de sus dedos luego de tocar la zona de su estómago. Era peculiar como apenas en ese momento las secuelas del ataque de McCall siendo un berserker se hacían notar.

—Li...Liam. —Llamó al muchacho en un susurro con la voz temblorosa y las manos llenas de sangre luego de tratar de cubrir su herida. Los ojos del rubio se abrieron al escucharla gracias a su agudizado oído y sentir el temible aroma metálico de la sangre.

Y fue solo cuestión de segundos para que corriera hasta el lugar en el que ella se encontraba y que la atrapara entre sus brazos cuando se desvanecía.



© STAIRSCARS

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