Ⅶ: El vuelo del colibrí
Después de la discusión, ambos cenaron separados luego de mucho tiempo en el que gozaron de la compañía de la persona elegida, llenando los silencios en la complicidad de sus miradas. Un recuerdo que ahora parecía lejano e inalcanzable aun cuando sus caminos estaban a unos cuantos metros de volver a unirse nuevamente.
La soledad que se sintió más gélida de lo que TaeHyung recordaba casi que glacial en el vaho que penetraba en sus huesos cuando posaba su atención en una habitación diseñada para dos y que fue personalizada por ambos, que en el eco de la noche y las gotas de lluvia que comenzaban a caer, la boca se le inundo del sabor amargo de lo que antes era cotidiano y que ahora se sentía repugnante en la ausencia que quería tener a su lado.
Cada uno enajenado en sus pensamientos, abstraídos de la realidad circundante y alejados físicamente en la distancia; permanecían unidos en sus memorias y sentimientos que dedican al contrario así no pudieran verlo.
―¿Kook te sucedió algo? ―cuestionó NamJoon sin poder evitarlo más y en contra de lo que JiMin le surgió para darle su espacio, ya que, el azabache apenas ingresó al comedor, los saludo desde la distancia y se sentó en una mesa cercana a los ventanales del fondo que a esa hora la mayoría de los residentes evitaba por la baja temperatura que comenzaba a descender en la Isla con el inicio de la tormenta que ya se desataba en el lugar.
Dirección que el pelirosa no pudo ignorar y fue en busca de su menor, a quien algo le había sucedido.
―¿Kook estás ahí? ―preguntó de nuevo al no ver una reacción en el contrario que mantenía su atención en la voraz lluvia que caía con mayor fuerza.
Una potencia semejante a la velocidad con que los pensamientos de dos almas separadas giraban en el último suceso que los marcó, causado por el adverso que en una noche sombría y lluviosa anhelaban tener entre sus brazos.
―Disculpa ¿Llevas mucho tiempo llamándome? ―dijo JungKook al salir de la ensoñación que la que estaba sumergido y notando la presencia de NamJoon al girar el rostro, que lo examinaba con su mirada castaña.
―No tanto al menos ―bromeó―. Pero quiero saber si algo te sucedió ―aclaró viendo la intención del de orbes obsidiana al negar con su cabeza y en el vano intento que interrumpió al seguir diciendo―. No puedes negarlo Jeon JungKook.
El azabache consideró entre huir o quedarse y afrontar lo que le estaba ahogando el pecho en melancolía, por lo que, invitó a NamJoon a sentarse en una de las sillas que estaban disponibles.
―Discutí con TaeHyung ―murmuró con la viva esperanza de encontrar consuelo o una solución si confesaba el arrepentimiento que cargaba sobre sí mismo.
―¿Quieres decirme qué sucedió? ―indago a la espera del momento en que Kook se sintiera cómodo para hablar.
―Ahora que lo analizo con más calma, creo que fue un malentendido que no logramos decir de la mejor forma y nos exaltamos por estar enfrascados en nuestras propias emociones ―expresó aún sin responder a la pregunta de NamJoon.
Que sin querer añadir alguna apreciación sólo por llenar el silencio que secundo a lo revelado por el azabache, le otorgó ese instante para pensar y ordenar lo que deseaba decir.
Debido a lo que el lenguaje no verbal de JungKook manifestaba en el momento, permitiendo a sus sentidos ver la confusión que su mirada gritaba.
―Discutimos porque él no comprendía el motivo de mi disgusto al haberse ido sin decirme, además de mis acusaciones por hacerlo ―confesó dándose cuenta de las posibles equivocaciones que ambos cometieron.
El inicio de un primer reclamo que debido a la forma en que fue enunciado, se interpretó de forma errónea causando que las palabras fueran dichas desde la posición personal de cada uno sin conectar con el contrario y así unificar la verdad fraccionada que terminó explotando.
JungKook ahora concluía que lo que dijo pudo ser mejor expresado, pero tampoco se culpaba por su reacción natural al dolor que la situación le causó y que se potenció a partir de las acusaciones de TaeHyung. Aun así las inseguridades estaban tomando fuerza y presencia, una la cual ignoraba pero sin hacerlas desaparecer.
Porque allí seguirán.
―Se acusaron uno al otro con lo que sucedió ¿Cierto? ―enunció el pelirosa ayudando a su menor con lo que decía, acertando en el proceso, porque si había alguien que podía orientar a JungKook en su relación era él mismo, con una sólida y duradera relación sentimental con su pareja hasta la actualidad.
―Sí ―respondió―. Ambos solo pensamos desde lo que sentimos y no contemplamos al contrario y cuando lo quisimos hacer los reclamos aparecieron y fue peor ―ahora su mayor temor era atosigar al castaño como creía haberlo hecho, tal vez fue muy invasivo con su propia percepción y muy insistente en querer comunicarle a su pareja cómo se sintió.
¿Acaso se equivocó por la preocupación mostrada hasta llegar a incomodar con sus actos?
―¿Por qué siento que te estás culpando? ―NamJoon se esforzaba por ser sutil en sus apreciaciones para no asustar al contrario, porque sabía muy bien lo que estaba pensando y como sus cuestiones se reflejaban en su rostro.
―Porque lo estoy haciendo ―sonrió con amargura―. Porque siento que fui muy reiterativo con Tae, que exagere tanto el querer saber dónde o cómo estaba y lo presione aún más porque se fue sin decirlo ―podría estar suponiendo, lo tenía presente, pero también recordaba las palabras que dijo TaeHyung acerca de lo injusto que estaba siendo al no respetar su espacio.
Y fue justo lo que trato de hacerle entender, que no buscaba acaparar todo su tiempo o sus momentos en soledad, sino transmitirle su preocupación y más que todo el hecho de haberlo dejado aunque no solo porque estaba con JiMin y NamJoon, pero sí se sintió relegado por su pareja.
Nuevamente esta sobre pensando la situación que se teñía de gris melancolía porque creía que el hecho de haber expresado lo que le molesto y después se convirtió en malestar, no debió hacerlo, debió gestionarlo mejor y guardar silencio.
¿Pero en una relación no es importante la comunicación para decir aquello que el otro hace qué sin darse cuenta nos lastima? Creía que sí, pero el dilema que lo asalta opina lo contrario.
―¿Le hiciste saber a TaeHyung como te hizo sentir de la misma forma en que me lo estás diciendo? ―respondió el pelirosa.
―No de la misma forma pero sí le explique lo importante que hubiera sido que me hiciera saber que se iba y también expuse qué me sentí dejado de lado ―explicó masticando un poco de kimchi con arroz para entretenerse en algo más que no fuera el constante debatir de sus inseguridades.
―¿Qué tan similar fue Kook? Y lo digo porque dependiendo de la manera en que lo hayas dicho se puede decir si la reacción de Tae fue desacertada o errónea por una mala interpretación ―aclaró NamJoon siendo imparcial o al menos tratando de serlo.
―Admito que inicialmente lo que dije fue como un reclamo por haberse ido pero no por estar solo sino por como lo hizo ―expuso―. Pero después lo que me lastimó fue ver que solo pensó en sí mismo y reaccionó como si tratara de apropiarme de su tiempo, además dijo ciertas cosas que él sabe que me lastiman porque me conoce ―reconocía que la forma en que expuso su malestar no fue el adecuado pero lo que sí lo abatió fue el desinterés de su pareja en lo que la situación había generado.
―Kook si hay algo que puedo afirmar es la naturalidad de lo que acaba de pasar, en las parejas suelen haber discusiones que no tienen un gran origen de fondo, sino que si luego se mira fueron pequeños errores de interpretación y que a veces uno se enfrasca tanto en su dolor que busca que el otro lo sienta de esta misma forma, pero eso solo hace que las cosas que se digan sean hirientes ―manifestó NamJoon desde su propia experiencia.
―A veces es inevitable anteponer la forma en la que uno ama y pretender que el contrario lo haga de forma similar ¿O me equivoco? ―puntualizó el azabache comprendiendo lo que se le decía y concordando con que ambos por una vez jalaron tanto el vínculo que los une hacia su propio lado que olvidaron encontrarse en el medio para llegar a un acuerdo como solían hacer.
―Si Kook, es por ello que como pareja deben llegar a acuerdos sobre lo que para cada uno representa un límite innegociable, pero también hay que aprender a que cada uno ama de una forma distinta y lo expresa de diversas maneras también, y todas y cada una de ellas son tan válidas como las propias, siempre y cuando no los lastimen y en caso de que suceda hay que hablarlo con calma y estando dispuesto a ceder aquello que sabemos que puede ser ―declaró NamJoon con el firme deseo de ayudar a su menor a enfrentar su relación.
―¿Debería ir con él para hablarlo? ―curioseo el azabache moviendo sus dedos sobre la mesa para aliviar la tensión.
―¿Es lo que deseas hacer o lo que piensas que TaeHyung desea? ―contradijo el pelirosa.
Iniciando el juego de cuestiones que deberían despertar la consciencia del azabache para integrar la realidad subyacente bajo la quimérica felicidad que vivía.
―De forma egoísta quiero tenerlo a mi lado porque cuando discutimos no salimos de la habitación hasta arreglarlo, pero esta vez no quería hacerlo y por un momento se mostraba ―reveló―. Y eso responde el motivo de no querer ir hacia él está vez, quiero ser egoísta conmigo y hablarlo hasta sentirme seguro.
―A veces debes imponerte sobre el miedo a la tensión para hallar las respuestas a las que has estado huyendo ―explicó el de ojos marrón―. Porque debes tener presente tu bienestar y no ceder sin ser plenamente consciente de porqué lo haces o si es tu deseo ―comprendía la duda que tenía paralizado a JungKook sin saber qué hacer en una lucha entre su bienestar y el de su novio.
Una contradicción que debía sortear él mismo sin esperar a que un agente externo llegará para deshacer el entramado del que todos estaban sujetos.
―Esperare a aclarar mis pensamientos y así tomar una decisión ―expresó JungKook no muy seguro de cómo proceder.
Pero con el anhelo floreciendo en su corazón de sortear esta dificultad para respirar con tranquilidad y decidir lo mejor para su relación.
Por primera vez ambos durmieron separados, cada uno ubicado en el extremo que les correspondía en la cama, tratando de ignorar el arrepentimiento que sentían, enfrentándolo contra la espalda contraria que era lo único que veían del contrario.
En especial cuando JungKook llegó a la habitación y vio a TaeHyung acostado dándole la espalda a la puerta, y cuando dirigió su mirada hacia el escritorio, encontró los envases vacíos y limpios que contenían muchos más papeles de colores de los que había hecho, corazones y estrellas verdes reposaban junto a los violetas que hizo.
Podía significar poco pero para ambos encerraba un gran significado que rememoraba el pasado que fueron creando, cuando TaeHyung aún era muy tímido para expresar lo que recién estaba descubriendo sentir por JungKook y elaboraba pequeños corazones de papel que tenían distintos significados por los colores con que los elaboraba.
Un acto silencioso de disculpa que aliviano su corazón del tormento culposo que sentía.
A la mañana siguiente al lado de su almohada halló un poema que TaeHyung le escribió junto a más corazones de papel que lo rodeaban. Dejándolo con una tímida sonrisa mientras enfrentaba los planes que tenía para el día y un recordatorio que TaeHyung dejó pegado informándole que estaría con YoonGi en su terapia.
―Buenos días Kook ―saludo Jin apenas vio al pequeño azabache caminando por los alrededores.
―Buenos días por la mañana Jin ―respondió el azabache siguiendo su camino en compañía del enfermero.
― ¿A dónde nos dirigimos si puedo saber? ―indagó el rubio un poco extrañado por lo desanimado que se veía, sin los ojos sonrientes que acompañaban la sonrisa estirada en sus labios, evidenciando el esfuerzo que hacía por fingir y ocultar lo que le pasaba.
―Vamos a la sala de arte ―indicó con su mano señalando el espacio que se veía a los lejos.
―¿Estás preparando algo para exponer? ―averiguó Jin.
―Estoy preparando un cuadro de especial inspiración ―tema que ya tenía definido pero sin saber bien cómo lograrlo o terminar de culminar la gran parte que ya desarrolló.
―¿Y de qué se trata? ―pero por la sonrisa fugaz que iluminó el rostro del azabache sabía de quién provino la inspiración.
―Sabes que no obtendrás nada de mi hasta que lo veas el día de la exposición ―declaró con fingida inocencia a la par que cerraba repetidamente sus párpados.
―No me hagas ojitos Kook ―amenazó señalándolo con su dedo índice―. Y yo que me he arriesgado por ti ¿Cómo es posible que merezca esto? ―exagero deteniendo sus pasos y colocando sus manos sobre su pecho, todo bajo la atenta mirada del azabache.
De forma inmediata ambos estallaron al unísono en una contagiosa risa por lo dramático que podía ser el enfermero. Que buscaba hacer sonreír a su menor y que al conseguirlo pudo sentirse un poco más tranquilo.
Por más que quisiera preguntarle directamente sabía que solo causaría mayor presión y si él estaba ahí era para ayudar a sus pacientes a desprenderse de la carga que debían soportar en sus terapias.
―Solo diré que parte del rostro de Tae estará allí en el cuadro ―reveló JungKook, teniendo un poco de piedad con su mayor así su estado fuera una mentira.
―¿Y la otra parte? ―dijo reanudando su andar.
―La otra parte depende de que la idea que tengo salga bien ―aclaró JungKook divagando en su plan y poniendo a prueba sus habilidades para cumplir con lo que tenía en mente.
―¡Wow, qué maravilla! Me quedó super claro, gracias Jeon ―satirizo con la misma duda que aumentó de tamaño por la increíble explicación del de orbes ónix.
―Después no digas que no soy benevolente ―opinó siguiendo la misma retahíla de ironía creada por el enfermero.
Y una vez estuvieron cerca de la zona a la que JungKook se dirigía, SeokJin le dio forma a lo que debía ser manifestado.
―Concéntrate en lo que conoces pero también abre tus dudas para que capten la verdad que poco a poco vas develando Kook, hasta ahora vas muy bien y ―ánimo Jin, conociendo el proceso de JungKook y las instancias a las que el equipo estaba llegando con su tratamiento, y el conflicto ante el que el contrario se vería expuesto con mayor frecuencia. Y allí estaría para ser nuevamente su soporte conocido en medio del tormento que se avecinaba.
―Me has dado la inspiración que necesitaba ―agradeció con una pequeña inclinación despidiéndose del enfermero para dar vuelta e ingresar a la sala de arte.
Lugar en el que NamJoon y JiMin lo recibieron con alegría y apurándolo a tomar asiento para dar inicio a la clase.
El profesor que impartía las lecciones usualmente inicia con un caluroso recibimiento y una pequeña conversación para saber cómo todos se encontraban. Después procedía a resolver la preguntas de cada artista, quienes buscaban resolver las cuestiones que los detenía de avanzar con la obra que se encontraban desarrollando.
A partir de las instrucciones de SeoJoon, el azabache procedió con la siguiente fase de su proyecto, ya teniendo el bosquejo a carboncillo elaborado, el cual le servía de guía para orientar el trazo que ya tenía adelantado en gran parte, en especial, la mitad del rostro de TaeHyung que debía terminar.
Aún no comprende de dónde tomó la valentía para retratar el apolíneo rostro de su novio, si bien se consideraba un buen dibujante y pintor, el realismo por medio de la pintura siempre era el mayor desafío para un artista y más si se trataba del rostro humano que buscaba plasmar como una copia del original.
―Kook ahora lo que falta son los puntos de iluminación para resaltar sus facciones y que definas estas zonas ―señaló el profesor la nariz curva de TaeHyung o al menos la parte que había dibujado y que ya estaba casi que terminada.
―Muchas gracias profesor ―emitió el azabache guiando el pincel un poco húmedo con una pequeña gota de pintura gris para darle ese foco de claridad que necesitaba y mientras lo hacía notaba como esas partes señaladas adquirían mayor lucidez y realismo.
Una vez se sintió conforme con lo que logró formar, emprendió el reto de la siguiente parte del cuadro, en este caso la otra parte del rostro de castaño, que consistía en desintegrar la media cara en diversos fragmentos irregulares y hasta ahí era medianamente fácil de realizar, sin embargo, su dolor de cabeza era que esos mismos pedazos debían contener partes del rostro de TaeHyung, de las partes que se desprendían como el cristal y aquellos que se acercaban al extremo del lienzo se deshacían en diversas variedades de flores marchitas y deshojadas e incluso agregaría unas en la parte inmaculada de la cara de su novio.
La obra que retrata la pasión del amor que siente y los traumas que los envuelven a ambos, como una flor celestial creciendo en un campo árido y ardiente.
JungKook trataba de evitar un nuevo encuentro tenso con TaeHyung, ya que a lo largo del día se ocupó en diferentes actividades lo que lo tuvo fuera de la habitación gran parte del tiempo. Ambos estaban evitándose uno al otro, alargando las horas para saber cómo afrontar otra incómoda noche.
Pero ya había agotado todas sus opciones y ahora llevaba entre sus manos una bandeja con comida para TaeHyung, porque se aseguró de preguntarle a Hobi o Jin si el castaño ya había ido o pedido por sus alimentos y ante las respuestas negativas, decidió llevarle sus alimentos, después de todo no quería que dejara de probar el kimchi que tanto le gustaba.
Y después de las horas en las que terminó con la pintura bajo sus uñas y su nariz impregnada del olor del óleo, sus inseguridades se asentaron hasta el fondo del turbio océano que residía en su interior, logrando ver en la claridad de la superficie su verdadero rostro y las respuestas que en el halló. La seguridad que tenía en sí mismo y el amor que los dos construyeron.
Si había algo que reconocer era la sinceridad con la que ambos se trataban, exponiendo aquello que les molesta o incomoda, aunque en esa ocasión fallaron y solo se lanzaron falsas acusaciones.
Una vez llegó a la puerta de su habitación notó por la pequeña ranura inferior que la luz del interior había cambiado de color captando diversos tonos qué no sabía de donde eran generados. Con renovada curiosidad sujeto la perilla y la giró lentamente para ver el universo de colores que allí habitaban.
―Te amo por el solo hecho de tu existencia en el mundo ―comenzó a proclamar TaeHyung al ver que la puerta finalmente fue abierta por su pareja y una vez la misma fue cerrada pudo darle rienda suelta a sus sentimientos formados poesía―. En un inicio el temor fue el mayor sentimiento conocido y el anhelo se convirtió en el oxígeno que cada día evangelizó la panacea que buscaba como la salvación al delirio causado por la luna.
››Un misterio que entre tus ojos colmados de la oscuridad del Cosmos refulgió la magnificencia de las estrellas allí atrapadas, cautivas para la vanagloria de la que eres merecedor, por tantos misterios que aún no descubro es que tu amor se ha convertido en el salvador de la existencia que creía olvidada.
Al finalizar lo que tantas hojas de papel le costó crear y diversos borradores formar, finalmente obtuvo su preciado baluarte, una composición creada desde su alma y la verborrea de palabras que en muchas ocasiones callaba como parte del miedo a verse expuesto, pero sabiendo que caería sobre los brazos de su novio a quien había llegado para resurgir como el viento que libre circula por el planeta.
Y su punto de gravedad se hallaba en los orbes obsidianas que en medio de lágrimas lo observaban, sintiendo su caricia lejana.
―Yo... ―JungKook enmudeció por el jolgorio que lo inundó por cada oración que su novio pronunció, una composición que estrujo su alma, nutriéndola en el fruto de una palabra más inmensa y apoteósica que el amor, un sentimiento que movía el espacio tiempo comprimiéndolo al interior de la habitación mientras derribada cada contención que en las últimas horas fueron formadas.
―Déjame hablar a mi esta vez, por favor ―pidió el castaño acercándose cauteloso al cuerpo contrario que aún paralizado dejó la bandeja sobre el escritorio, aunque sin apartar su preciosa mirada de la propia.
La oscuridad y el sol reflejados en sus iris, una simbiosis imperfecta que en ellos cobraba sentido.
―Está bien ―respondió cortamente sin tener algo coherente para decir mientras seguía repitiendo las palabras que TaeHyung le dedicó.
―En el momento en que todo sucedió pensé en mí y sé que ese no es el error, y reconozco que no fue lo que tratabas de decir y que yo de cierta forma malinterprete ―precisó―. De hecho puedo asegurar que los dos elegimos las palabras erróneas y una forma no muy asertiva de expresarlo.
››Nos enfrascamos en nuestra posición, en defenderla, y fue donde nos perdimos, y cometí un error porque aunque busque mi seguridad en un inicio debí decirte que me iba, porque pensé que de haber sucedido a la inversa, me hubiera sentido mucho más afectado. Además, me disculpo por lo hiriente que fui con mis palabras, solo que hay ocasiones en las que uno solo dice tratando de herir al contrario pero tú no lo merecías.
Los orbes ónix deshicieron la contención que sus párpados mantenían en sus lágrimas, se deshizo voluntariamente ante el avasallante orgullo que nació en su ser una vez más al ver a su novio, a su tímida y preciosa pareja expresar lo que tanto le costó comprender a lo largo del día. Una enredadera que construyó llevándolo a lo alto hasta hacerlo aterrizar de nuevo en la realidad que debía enfrentar y es por ello que al llevarle la cena a TaeHyung tomó la decisión de enfrentar el temor a la verdad, porque en ese instante su mayor inseguridad seguía a flote.
Sin embargo, teniendo a su novio al frente y con una disculpa en su mano, todo dolor fue curado y todo miedo fue acallado.
―Me disculpo por la forma en que dije lo que dije ese día, no quería reclamarte el hecho de yo hacer esto o aquello, si no demostrarte cuanto me importas, solo que me equivoqué y no fue la manera en reflejarlo ―expresó el azabache, inundando el cómodo silencio en el que se vieron capturados, en medio de las tenues luces de color que simulaban el Universo al interior de la habitación.
Ambos reconocían el error tras sus actos impulsivos que los condenó a lastimarse sin pretenderlo más que para dejar claro cuanto las acciones contrarias lograron herirlos.
Y ahora volvían a caracterizarse por la comunicación, en el aquí y ahora, no abogando al perdón porque las palabras ya fueron dichas sino reconociendo el arrepentimiento que se vería materializado en acciones y hechos transformadores.
―Si no cuidamos nuestra relación y protegemos el amor que nos tenemos uno al otro podemos llegar a perderla y por mi parte haré lo posible y lo incognoscible para continuar a tu lado, hasta que tú me pidas que me detenga ―manifestó TaeHyung acortando la distancia final entre sus cuerpos y sostuvo con tanta delicadeza el rostro de JungKook, como si su tacto pudiera lastimarlo a causa del mínimo movimiento.
―Estoy feliz de amarte Kim TaeHyung y por ahora y en el tiempo que sigue no pienso soltarte ―pronunció con su voz gangosa y un poco rasposa por el llanto, mientras aferraba sus manos a la cintura de su novio, queriendo sostenerlo y nunca más soltarlo.
El azabache resplandecía en felicidad y agradecimiento, después de la conmovedora noche que compartió con su pareja hace unos días atrás, dejando desvanecer el recuerdo de la discusión que sólo fortaleció su vínculo. Enredándose con mayor fuerza sobre sus cuerpos y empujándolos a estar uno en el otro, dos cuerpos y un alma colectiva que contiene la remembranza del origen del amor.
Y con esa misma motivación ambos emprendieron su camino diario para desarrollar sus actividades, una explosión de energía que ahora se encontraba condensando en el cuadro que seguía preparando, cada vez más cerca de terminarlo, pero tomando todo el tiempo que tenía disponible debido a los efectos que debía implementar y el realismo que tenía que darle al rostro de TaeHyung que se vería en los diversos fragmentos.
―¿Cómo van las cosas Kook? ―preguntó NamJoon desde su asiento cercano al del azabache.
Sacándolo del debate mental en que tan apaciblemente estaba sumergido.
―¿A qué te refieres? ―devolvió JungKook sin comprender a qué se refería concretamente su mayor.
―¿Cómo van TaeHyung y tú después de superar lo de su discusión? ―aclaró el pelirosa, aparentemente concentrado en la pintura a la que trataba de integrarle pequeños pedazos de arcilla para darle relieve, pero que no se veía mas que como una masa pegada en el lienzo.
―Hasta ahora todo va muy bien desde que volvimos a hacer prevalecer la comunicación ―confesó el azabache mezclando un poco de acuarela color mostaza para diluirla en el agua y depositarla sobre el ojo de TaeHyung que iba contenido en uno de la cristales deshechos de su rostro.
―Puedo afirmar que la confianza y la comunicación son fundamentales en una relación y más que todo por las circunstancias en las que ambos se encuentran, lo cual, requiere un mayor esfuerzo para continuar juntos ―añadió NamJoon con sinceridad y midiendo la reacción contraria, mientras divagaba sobre lo que estaba creando sin prestarle verdadera atención.
―Creo que ambos ahora lo comprendemos mucho mejor ―asintió JungKook estando de acuerdo con lo que dijo el contrario.
―Y será una situación que puede repetirse más adelante, y cuando ocurra deberán recordar estas primeras experiencias para saber cómo afrontarlos y no sentir que a cada discusión por mínima que sea su relación este por terminar ―el pelirrojo que hasta el momento se había mantenido en silencio concentrado en la escultura que realizaba decidió intervenir y apoyar lo que NamJoon decía.
Ambos conectaron sus miradas y captaron el mensaje implícito que allí estaba codificado, ellos dos a lo largo de los años vivieron diversas experiencias colmadas de euforia, amor e intenso dolor, siendo el epítome que los tenía hoy en Salm-ui seomgwang.
―Creo que después de esta experiencia Tae y yo sabemos que lo que sigue para nuestra relación no siempre será fácil de gestionar o resolver al primer intento, pero firmemente espero que podamos vencer cada obstáculo ―afirmó el azabache.
―Nunca está de más recordar, que si hay algo que no te agrade y que te ves forzado a aceptar solo porque creas que es tu pareja y hace parte de sus defectos, debes tener en cuenta cuanto daño estos pueden llegar a hacerte. ―aconsejo NamJoon, sabiendo lo complicado que podría llegar a ser a diferenciar en la persona amada los defectos tolerables de aquellos que herían en lo profundo creando inseguridades y nuevos dolores que afrontar.
JungKook respondió con un efusivo asentimiento y una sincera mirada atrapada en sus orbes oscuros, comprendiendo la importancia de seguirse diferenciando de la otra persona para no sujetarse a ella por la dependencia y la necesidad de ser avalado por la misma. Él debía garantizar su individualidad y autonomía para detectar las instancias que no debían ser toleradas o tomadas como parte de las sombras que alberga el contrario.
―Estoy harto, ni entiendo porque decidí hacer esto cuando a duras penas puedo hacer bolitas con palos que simulan las patas ―JiMin murmuró entre dientes frustrado y molesto con lo que había elegido para moldear en arcilla.
―¿Y entonces por qué elegiste hacerlo? ―bromeó el pelirosa para abrir el tema central al que querían llegar. Recibiendo en su rostro el trapo sucio con el que JiMin se limpiaba las manos.
―¿Qué tipo de ave es JiMin-ssi? ―cuestionó el azabache dirigiendo su atención a lo que estaba elaborando su mayor que se veía un poco molesto de no saber cómo seguir con lo que suponía eran las alas.
―Se supone que es un colibrí pero las alas se me dificultan mucho ―expresó JiMin, negándose a pedirle ayuda a su profesor porque quería esforzarse por sí mismo hasta obtener el fruto de su dedicación.
―Se nota ―el sarcasmo fue palpable en la voz de NamJoon y el contraataque de agua que JiMin con sus manos busco asestarle.
Sintiéndose vencedor cuando la camiseta contraria y parte del cabello del pelirosa terminarán húmedos por su obra y acción.
―Mejor sigue con la amorfa creación que estás haciendo ahí ―señaló JiMin el lienzo del mencionado que exhibía una amalgama variada de colores y formas inconexas.
―Mejor me iré a cambiar porque cierto alguien no tolera la verdad ―satirizo el de ojos marrón levantándose para pedirle permiso al profesor de ir a cambiarse.
―Que alivio ―molesto JiMin viendo al pelirosa retirarse del salón.
Ambos se sumieron en un agradable silencio mientras intentaban de nuevo concentrarse en lo que estaban haciendo, sin embargo estaban atentos a lo que el contrario hacía, en especial JungKook que se atrevió a hacer la pregunta que lo tenía dudando sobre el posible significado.
―JiMin-ssi ―hablo para llamar la atención del contrario que rápidamente dirigió su mirada hasta la propia.
―Dime Kook ―devolvió.
―¿Por qué elegiste un colibrí? ―cuestionó para deshacer el nódulo que comenzaba a poseer su pecho de forma lenta y acelerando sus latidos a la espera de la respuesta del mayor.
― ¿Está quedando muy deforme o qué? ―bromeó para aligerar la tensión que supondría su confesión.
―¡Claro que no! Tu obra tomará vida cuando le agregues color ―exclamó negando toda posibilidad, no porque fuera su amigo, sino porque lo hecho hasta el momento en verdad le gustaba, solo que su cuestión subyace a un deseo inconsciente muy profundo que no comprende―. Solo que me parece curioso que hayas elegido un colibrí cuando en Corea no se pueden ver ―explicó JungKook al anticipar la conmoción para quienes asistieran a la exposición de arte al ver un ejemplar desconocido para la gran mayoría.
Un hecho verídico, ya que el hábitat de los colibríes es única y exclusivamente en toda la extensión de América, su lugar de origen y permanecía. Siendo conocidos en el lado opuesto del hemisferio por sus espléndidos colores tornasolados y su vuelo veloz.
Aunque no toda la población los conocía, habían unas pocas personas que tenían el privilegio de visualizarlas si viajaban más allá de su país o de conocerlas si investigaban sobre la fauna.
―Solo molestaba Kook, sé que mi pequeña ave sin alas está quedando medianamente decente ―añadió con una cálida sonrisa en sus labios―. Me atrevo a decir que muchos o la gran mayoría no van a tener idea de que es un colibrí, pero para mí es una representación y un homenaje a mi hermano, ya que, de forma contradictoria era su animal favorito ―y fue inevitable que su voz temblara al referirse a su amado castaño, a su hermano.
―¿Y cómo tu hermano llegó a conocerlos? ―preguntó moviendo el pincel entre sus manos, enfocándose en el relato de JiMin y lo difícil que debía ser para él mencionarlo a viva voz.
―En un viaje que hizo mi familia a Canadá cuando él tenía seis años y yo nueve, estuvimos en una zona boscosa con diferentes variedades de flores al inicio del mismo y allí los vio por primera vez para quedar maravillado por siempre ―relato JiMin con su mirada en la arcilla entre sus manos mientras los recuerdos tomaban el foco de su memoria.
La mente del de orbes obsidiana se disocio del presente al perseguir la estela indómita que enardecía las reminiscencias de su consciencia que fue abducida por la similitud que aguardaba en lo profundo de su ser, un cosquilleo se hizo presente reclamando la atención merecida sobre el decadente secreto que alberga.
Un vaivén que lo tenía de aquí para allá, entre la inconsciencia de sus recuerdos y la actualidad de su vida.
―¿Y tuvieron más experiencias para verlos después de esa? ―sin saber a qué obedecía y sin reparar el abismo por el que su consciencia transitaba, JungKook sentía la curiosidad llamarlo hasta lo profundo que el contrario compartía.
―Cuando ya estábamos más grandes, creo que cinco años después fuimos a Colombia, una país que hace parte de América Central y en el que se avistan con mayor frecuencia los colibríes, y nos quedamos por dos semanas en una casa rural y no imaginas la cantidad de esas aves que mi hermano vio durante esos días ―aún podía escuchar la risa grave y a la vez delicada de su hermano cuando corría a verlos para ir por él y mostrarle lo que sus orbes con tanta ilusión veían―. Y en ese mismo lugar, en una ocasión encontró a un pequeño colibrí bebé caído en el suelo, creyendo que estaba muerto lo sujetó y vio que seguía con vida, por lo que, preocupado entró con el pequeño acunado entre sus manos y tras alertarnos a todos nosotros intentó darle un poco de agua y al cabo de sus minutos en los que lo contempló y acarició lo impulsó a volar lanzándolo con delicadeza hacia el aire y el colibrí finalmente abrió sus alas y se fue ―si cerraba sus ojos aún veía a su hermano adorando a la pequeña criatura que es día encontró y la inmensa sonrisa cuando el pequeño colibrí pudo volar.
―Debió ser hermoso para tu hermano ayudarlo ―dijo JungKook sintiendo parte de la emoción que bailaba en la mirada impropia―. ¿Es por ello que has escogido al colibrí? Por las experiencias que hicieron feliz a tu hermano.
Un recuerdo que había visto hace un tiempo o era una vestigio de alguna vida pasada que fractura la brecha del tiempo para llegar hasta su presente actual y hacerle saber de su existencia, a través de los colores que danzaban por el reflejo de la luz sobre el batir acelerado de un par de alas diseñadas por la naturaleza para sostener un cuerpo pequeño y un pico alargado que captura el néctar de las flores.
Su consciencia alternaba la atención que debía mantener y el fango que la sumergía en los gritos reminiscentes que flotaban sobre la turbia agua que oculta sus traumas.
Parpadeando con rapidez enfocó su visión en la melancólica sonrisa del pelirrojo.
―En parte sí y la otra obedece al misticismo que se le atribuye a los colibríes ―por la expresión de asombro que iluminó el rostro del azabache no se atrevió a preguntar si quería saberlo pues ya tenía una respuesta―. Es un animal espiritual que se relaciona con la energía, la sanación y la adaptabilidad, además simboliza la reencarnación, ya que, el colibrí puede bajar tanto sus pulsaciones vitales para volver a recobrar la misma energía al día siguiente, representando el ciclo de volver a la vida.
››Y desde las leyendas más antiguas se dice que esta pequeña ave es un mensajero que comunica al plano terrenal con el lugar o espacio al que van las almas de las personas fallecidas, por ello, se cree que si llegas a ver a un colibrí es porque un ser que ha fallecido te envía un mensaje.
JiMin al inicio creía que era una mentira, solo una leyenda popular que a lo largo del tiempo y los milenios fue transmitida, no obstante, en uno de los viajes que realizó para hallar el recuerdo de su pequeño hermano, al pensar en él con tanto fervor y súplica estos pequeños seres llegaban en cada momento que lo necesitaba, como si él estuviera allí.
―Y elaborar este colibrí ¿Es un mensaje que quieres transmitirle a tu hermano, cierto? ―concluyó JungKook tan conmovido que sin evitarlo unas furtivas y vivaces lágrimas se desprendieron de sus lacrimales acompañando a las contrarias en el rostro del pelirrojo que le sonría con emoción a la escultura que hacía, como si su hermano estuviera presente.
Un latido vibro con tanta fuerza en su pecho que lo asustó, al sentir y rememorar una experiencia que pudo contemplar al lado de alguien a quien no recuerda, creyendo que fue hace tanto tiempo, incluso durante su infancia que visitó un campo colmado de flores que fue visitado por azar del destino por los pequeños seres que rápidamente huyeron del lugar.
Un veloz aleteo que a su razón atacó dejándola inerte sobre el suelo ardiente que comenzaba a reavivar las cenizas que la catástrofe dejó.
―Quiero inmortalizar su presencia en este mundo, en mi mundo y en el de quienes lo conocimos y amamos ―confesó JiMin sumergido en la misma perturbación que veía en los ojos ónix del menor.
―Veo que las alas de ese colibrí son invisibles, gran trabajo JiMin-ah ―NamJoon interrumpió con su característica ironía haciendo reír a los demás que emigraron de la burbuja de añoranza en la que se hallaban.
―Es mejor eso al cuento abstracto con el que de seguro vas a engañar a los presentes ese día ―bromeó JungKook uniéndose a sus mayores.
―Hasta JungKookie me apoya ―aludió el pelirosa retomando su trabajo.
Ambos amigos continuaron molestándose, mientras el tierno apelativo a su nombre no dejaba de resonar en su interior, y no solo porque de esa forma lo llamaba su novio, sino sintiendo que esa misma entonación remitía al pasado que no reconocía y que estaba tras el velo que temía descubrir.
Escritora:
La experiencia que se narra del recuerdo del hermano de JiMin con el colibrí, efectivamente es real (me sucedió a mí un día que llegue de clases y lo vi tirado en el suelo). Además, las leyendas míticas de estas pequeñas aves son ciertas.
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