FINALIZA EL PASADO

La incredulidad es la manifestación emocional que la duda genera ante la incapacidad del pensamiento racional y lógico que busca sintetizar, comprender e integrar la información que ha sido comunicada con la que ya conforma el repertorio intelectual previo, en donde, no se dispone del mecanismo cognitivo para afrontar o dar respuesta de forma acorde a las exigencias presentadas. La consciencia pasa a ser un agente pasivo en lo que registra y determina aquello que puede ser integrado sin que un conflicto emerja entre las partes involucradas.

Siempre vigilante y cautelosa de las conexiones registradas y albergadas en el inconsciente que está al acecho ante cualquier intransigencia que quiera perpetrar el sin sentido que lo rige, velando por la integridad psíquica y evitar la aniquilación del ser imaginario.

―Debemos dejarlo descansar ―pronunció NamJoon atrayendo la atención de su novio que no le quita la mirada al somnoliento azabache que hace un rato cayó dormido después de pasar la tarde todos juntos.

―Sé que han pasado unas semanas pero el miedo sigue latente en un recordatorio del que no puedo deshacerme ―murmuró el pelirrojo siguiendo a su pareja fuera de la habitación de JungKook.

Después del colapso sufrido hace días atrás, se determinó que la psique del azabache está suprimiendo el recuerdo traumático de la muerte de TaeHyung, porque reconoce y manifiesta diversas pesadillas de lo ocurrido la noche del accidente, sin embargo, el momento en el que socorre al castaño y llama a los servicios de emergencia, no logra ser evocado con éxito, de forma renuente y altamente reactiva se niega a una explicación acerca del estado de TaeHyung, que él cree con vehemencia que sigue en coma y que los demás solo están empeñados en mantenerlo alejado para protegerlo del impacto que le puede generar verlo en la condición en la que se encuentra.

Es una situación que los favorece, porque ahora no está decidido en ir a verlo, al menos hasta que se recupere completamente. Ya que, reconoce su recaída como un signo de debilidad en el que debe trabajar para dar todo de sí en la recuperación de TaeHyung en la que prometió estar en cada paso que diera cuando finalmente despierte.

―Quisiera ser positivo en este momento y darte un parte de tranquilidad pero me destroza el alma mentirte ―confesó el pelirosa ingresando a la cocina de la casa de los padres de JungKook, luego de asistir al recital de piano y recorrer parte de la ciudad en medio de una plática banal, decidieron quedarse hasta que llegara algún miembro de la familia Jeon para mayor tranquilidad de todos al velar por la seguridad de JungKook.

Se alejaron lo más posible de la habitación del azabache y de las escaleras por si llega a despertar y termina escuchando algo que no soportaría en el estado de desequilibrio en el que se encuentra.

―¿Cuál es tu diagnóstico? ―preguntó JiMin sentado en una de las sillas ubicadas en la isla de la cocina, mientras sostiene la mano de su pareja sobre el muslo impropio, dado que NamJoon está sentado sobre la mesa atento al panorama que desde allí se contempla, gracias al espacio abierto de la sala y el comedor.

―Sin faltarle a la ética de mi profesión ―desde su posición como psicólogo con una maestría en trastornos mentales debe mantener la distancia con el tratamiento de JungKook, porque involucrarse más a fondo atentaría contra las reglas bioéticas de su carrera―. Me remito a dar mi impresión profesional sin aseverar lo que pueda pasar, pero debido a la reactividad emocional de Kook y como en cada oportunidad al vivir sus recuerdos evocados por la confesión a cerca de la muerte de TaeHyung ―se detiene al sentir como la mano de su novio aprieta la propia ante el duelo que incluso le duele admitir tanto así que su garganta aprieta por el dolor que escala desde su pecho hasta cristalizar sus ojos, porque el castaño era y será como el hermano que nunca tuvo―, y negar cada testimonio, solo indica el esfuerzo conjunto que la consciencia y el inconsciente están realizando por escindir la formación traumática que repercute en su estado, cuando ese mismo recuerdo suprimido es puesto en tela de juicio lleva al organismo de Kook al colapso para tener tiempo de volver a reordenar lo que el exterior trata de revelar o contradecir.

Es un mecanismo de defensa de la mente, extinguir recuerdos y encapsularlos al interior de diversas formaciones en las que los traumas habitan y que guían ciertas acciones inconscientes que las personas realizan sin saber la causa que lo origina, pero existentes en los niveles del aparato psíquico, en especial, del primer nivel que no siempre se reconoce a simple vista, el ello, donde la contrariedad abunda y se moviliza por el principio de placer, que en el estado de JungKook se manifiesta en la necesidad de tomar su sufrimiento y negar cualquier razón que sea opuesta al objetivo vital del que se encarga el yo, mantener el principio de realidad, en el que para subsistir se debe omitir lo doloroso e instaurar una nueva verdad, que para el azabache significa mantener el recuerdo y la memoria de TaeHyung presente, porque admitir su muerte representaría la aniquilación de su fantasía.

―¿JungKook seguirá en ese estado cada vez que sea confrontado con la realidad? ―cuestionó JiMin para aclarar la única duda que le generó la explicación de su novio, después de estar presente durante su carrera y la especialización posterior es imposible no haber aprendido algo sobre el tema.

―Es lo que espero que no suceda ―concluyó llevando la mano de su novio hasta sus labios para dejar cortos besos sobre su cálida piel, buscando consuelo en su tacto, uno que lleva explorando y conociendo desde hace ocho años desde que son pareja.

Una que vivía felizmente en el idílico lugar que formaron como un refugio y que ahora yace roto debido a la pérdida de la luz de sus vidas.

―¿A dónde se supone que vamos? ―interrogó JungKook desde el asiento trasero del auto en el que viaja en compañía de NamJoon como piloto y JiMin al lado de su novio, es la persona que se ha encargado de ambientar la conversación que han mantenido durante el trayecto y rellenar los cortos silencios que eran invadidos por las canciones que coreaban con ánimo y emoción.

En la antesala que prepararon para lo que estaba a un kilómetro de distancia de suceder.

―Es un lugar que nos va a dar a todos las respuestas que necesitamos ―manifestó JiMin concentrando en los árboles que van dejando a su paso y mirando por el retrovisor que el otro auto los estuviera siguiendo. En el cual viajan sus padres y la familia de JungKook, todos unidos para ir al lugar que les dará las pautas futuras que deben solucionar.

―¿Y cuál se supone que es esa respuesta que necesito? ―debatió con diversión sin tomar muy en serio las palabras de su hyung.

‹‹El lugar en el que descansa tu amor eterno›› dijo mentalmente el pelirrojo tan solo riendo para evitar responder la pregunta carente de seriedad de su dongsaeng. Tal vez la forma en que lo están afrontando no sea la mejor porque saben o al menos intuyen lo que ocurrirá cuando JungKook reconozca el lugar al que se dirigen.

Van en dirección al cementerio ubicado a las afueras de la ciudad de Busan, para visitar los restos tangibles que alguna vez formaron el cuerpo de TaeHyung, vestigios que ahora yacen resguardados al interior de una urna custodiada en una cripta familiar en donde Kim Ji Cheol y Bae DooNa esperaban ser llevados por sus hijos Kim JiMin y Kim TaeHyung cuando la muerte viniera por ellos, siguiendo el designio natural que todo padre anhela cumplir, y bajo ningún deseo ser ellos quienes presencien el trayecto final de uno de sus hijos antes de tiempo, no ser ellos los que deban despedirse del ser a quien le dieron vida por medio de su amor.

Para los padres perder a un hijo es lo más doloroso y devastador que se pueda experimentar, porque la ilusión de esa persona formándose desde el vientre a la cual conocen y cuidan desde su nacimiento y en cada una de las etapas que van alcanzando los llena de ilusión de verlos crecer tanto como sea posible, son una extensión y formación de dos cuerpos, uniéndolos por medio de un vínculo invisible del que no se tiene conocimiento hasta que su pequeño ser se aflige o se enferma, un enlace que los rodea como familia y que se secciona cuando la muerte arriba en un anuncio de penuria, que los padres sienten como si sus entrañas fueran despojadas de la luz del vínculo que ya no posee un receptor.

La pérdida de un hijo es una sentencia que se lleva con su partida una parte del alma que no retorna, dejando un vacío a través del cual deben sobrevivir y continuar sus vidas, cuando comprenden que la agonía de su pérdida es solo de ellos y que el mundo sigue avanzando a la prisa del tiempo que solo los hace sentir miserables.

―Ya casi llegamos ―pronunció YeoBeen desde los asientos traseros que comparte con los padres de TaeHyung, ya que los propios van al mando del auto, siendo su madre la que lleva la capitanía.

Su aviso no fue más que una breve irrupción en el permanente silencio en el que se mantuvieron durante todo el camino, cada uno englobado en sus propios pensamientos y manteniendo a sus demonios controlados para cumplir con el objetivo que marcaron para el día. Jeon HyeJin y Jeon NoMin están agradecidos por el esfuerzo monumental que la familia Kim muestra con osadía y resiliencia, ellos como padres pueden sentir mínimamente el dolor que los atraviesa al considerar estar en la misma situación si alguno de sus dos pequeños azabaches muriera.

Porque fueron ellos quienes elaboraron la idea de traer a JungKook al lugar donde yace la existencia física de su TaeHyung, para quitarle toda posibilidad al azabache de seguir pensando y afirmando que él sigue en coma.

Ji Cheol y DooNa, lo vieron crecer a la par de su pequeño hijo, en una diferencia de dos años, ambos fueron cercanos desde la primera vez que se conocieron. Los hijos menores de ambas familias con su presencia y relación los unieron en una mucho más grande y sólida.

Y aunque tratan de seguir viviendo a la vez que aceptan la muerte de su pequeño hijo, ver a JungKook sufrir de la forma en que lo hace así él no sea consciente de ello, los destroza aún más, imponiéndoles un mayor peso, porque ver a la persona que tanta alegría le causó a TaeHyung, los desespera por retribuir una pequeña parte del amor que gracias al azabache su hijo conoció antes de morir.

Lo que los guía al momento presente del cual se definirá el futuro que como familia deberán afrontar. Porque el tiempo avanza y las opciones se van agotando.

―En nombre de mi familia les agradezco lo que están haciendo ―pronunció NoMin cuando su esposa detuvo el carro en el estacionamiento del inmenso lugar que luce como una reserva natural debido a la amplia extensión de bastos y coloridos terrenos sobre el cual edificaron el cementerio.

―Somos una familia sin importar lo que suceda, y así como ustedes ahora son nuestro soporte, nosotros lo seremos para JungKook en este momento ―respondió DooNa inclinando su rostro hacia arriba para contener las lágrimas que comienzan a inundar su mirada.

De forma paralela, JungKook mira a su alrededor reconociendo el lugar en el que están todos reunidos. Extrañado solo sigue a JiMin y NamJoon que lo esperan fuera del auto.

―¿Por qué estamos precisamente en este lugar? ―interrogó de nuevo un poco nervioso al no tener una clara idea de a quién pertenece el luto que vienen a visitar.

―No debería definirlo como una sorpresa, porque este lugar es todo menos grato de visitar, pero hay algo importante que quiero mostrarte ―explicó JiMin―. ¿Quieres acompañarme? Y si no, puedes quedarte con el resto de la familia ―el plan acordado es que solo irán en un principio NamJoon y él junto a JungKook hasta el lugar donde está el pequeño altar construido en memoria de su hermano, y los demás caminarán a una distancia considerable para no agobiar al azabache.

Necesitan con urgencia un resultado, sin importar lo positivo o negativo que sea, porque están en un limbo en el que no saben cómo proceder y el tratamiento depende de las decisiones que hoy tomen en torno al bienestar de JungKook.

El desespero crece con el paso de los días en los que ven como la salud mental del menor se desvanece, después del colapso que sufrió desde que JiMin le informó sobre el fallecimiento de TaeHyung, JungKook comenzó a desarrollando conductas anómalas, que en un inicio pasaron por simples conversaciones en voz alta que mantenía consigo mismo, en susurros bajos relataba su rutina o manifestaba lo que sentía. Un comportamiento que fue desapareciendo al cabo de tres semanas, las pláticas se detuvieron y lo dejaron pasar, agradecidos de una variable menos de la que preocuparse.

Hasta que las temáticas esporádicas reaparecieron y con el pasar de los días se enfocaron en prestarle mayor atención, cuando JungKook que estaba solo en casa, después de todo no podían vigilarlo como un pequeño incapaz de dar un solo paso sin supervisión y mucho menos porque él se daría cuenta, empeorando la situación.

Por lo que, enrutaron la sobreprotección de otra manera, que dio resultado, cuando JiMin ingresó a la casa de los Jeon después de terminar su jornada laboral, con el libre acceso de la llave que le dieron, ingresó en silencio al notar la soledad en la que estaba sumida la vivienda, dirigiendo sus pasos a la habitación de JungKook, logró percibir diversos murmullos través de la puerta tan bajos que fueron inteligibles para su audición, aunque no pudo reconocerlos sabía que se trataba de una conversación.

Situación que los alertó al comprender lo que estaba pasando cada vez que el azabache se quedaba solo en casa.

En las ocasiones que se iban, llegaban sin anunciarse para que él no se diera cuenta y usualmente lo encontraban hablando con alguien más, manteniendo una conversación en la que los silencios eran las respuestas de la nada que luego JungKook se encargaba de responder. En las dos semanas siguientes, comenzaron a dejarlo solo por tiempos más prolongados en casa, sin preguntarle sobre sus conversaciones, porque mencionarlo sería ponerlo en alerta y lo que menos necesitaban era que la conducta fuera escondida.

‹‹Ya debes irte Tae, antes de que vean que estás aquí›› NamJoon logró captar esa simple frase que desató el grave pronóstico de JungKook.

Se dieron cuenta que el azabache simulaba tener conversaciones con TaeHyung y que cada vez que lo encontraron hablando solo era él con quien lo hacía. El origen del delirio que puede ir derivando en la esquizofrenia.

Su familia en medio de la desesperación y el temor por considerar la internación si los síntomas seguían en aumento, decidieron confrontarlo con la última opción que disponen, saben que puede ser un choque emocional para JungKook y hasta una alternativa agresiva de realizar, pero están al borde de la desesperanza al ver que no pueden ayudarlo y es una verdad que les carcome la tranquilidad que no parecen merecer, porque no solo deben digerir la ausencia eterna de TaeHyung sino ver como su otro niño de luz se consume poco a poco en la locura del trauma que no ha logrado asimilar.

―Lo haremos juntos ―reveló JungKook al ver la agonía en los orbes oscuros de su hyung, que con el tiempo se ve más perdido y consumido en un dolor que desconoce. Así que, si acompañarlo va a lograr que sonría como ahora lo hace al mirarlo con tanta dulzura equiparable a miel que los rayos del sol desprenden sobre el lugar, va a tomar su mano e ir donde él necesite.

A medida que el camino se acorta, JiMin sujeta la mano de NamJoon una última vez para obtener la fuerza necesaria para explicarle lo sucedido una vez más al azabache. Él siente la necesidad de hacerlo y llevarlo al lugar donde yace la manifestación física de su hermano.

Deposita un efímero beso sobre los labios de su novio y espera a que JungKook sujete la mano que le extienda para afirmarla con fuerza y batallar contra lo que ambos van a encontrar.

―¿Vas a visitar a alguien aquí? ―investigó el azabache totalmente ignorante de los motivos que guían a su mayor.

¿En verdad no lo sabe o prefiere fingir ignorancia al tratar de acallar las alertas que queman las fibras de sus músculos para que retroceda y detenga su avance? JungKook tiene miedo de continuar pero la resolución de apoyar a JiMin es aún más grande que su razón y voluntad.

―Si Kook, quiero presentarte el lugar donde la persona más importante en mi vida yace inmortalizado ―respondió el pelirrojo otorgándole una conciliadora mirada que desborda melancolía.

Lo que ocasiona mayor confusión en el azabache que sin darse cuenta sus pies ya no se mueven y debe alzar su rostro cuando JiMin lo hace detenerse frente al arco de la entrada de piedra del Columbario en el que yacen los pequeños nichos que contienen las cenizas de los restos mortales incinerados. Con una mirada interrogante qué es ignorada por el contrario, ambos suspiran con pesadez antes de adentrarse al lugar, dubitativo se demora unos instantes en seguir el camino de JiMin a quien ve detenerse en una zona en especial que se diferencia de las demás que fueron pasando en el trayecto.

Una pequeña pared de yeso adornada con diversas flores fabricadas y pulidas en el mismo material pintadas con colores cálidos adornan el arco formado alrededor del único espacio ocupado, perteneciente a la familia Kim, en el que yace resguardada la urna cineraria de la persona inmortalizada sobre el grabado de piedra que ornamenta la lápida de mármol que ve borrosa a causa del malestar metamorfizado en lágrimas que descienden una tras otra al reconocer el nombre que allí está escrito junto a la fecha de nacimiento y fallecimiento del ser que más ha amado en su corta existencia.

―JiMin... ―llamó JungKook esperando una señal, un indicativo que negara lo que ante sus ojos se presenta.

Está viendo el nicho en que yacen las cenizas de una vida que fue abruptamente arrancada por la crueldad de un destino que ya estaba escrito y que los sentenció a vivir en la penuria.

―JungKookie, es cierto, lo que ves el real ―confesó el pelirrojo repasando con sus dedos las letras talladas sobre la lápida, no quiere pronunciarlo en voz alta, no allí, donde reposan las cenizas de la persona que fue, es y seguirá siendo su hermano.

―¡Mientes! No lo hagas, no juegues con esto ―suplicó JungKook comprendiendo la referencia explícita de lo que ve. En verdad él falleció como se lo han venido recordando y que con desespero niega.

Comienza a hiperventilar, no queriendo sucumbir a la desesperación trata de recordar cómo respirar correctamente para al menos obtener algo más de oxígeno y aclarar las ideas que vagan con prisa en su memoria, ningún pensamiento se asienta para visualizarlo y ver el contenido de lo que debe recordar pero que no entiende.

―Nunca jugaría con la vida de TaeHyung y mucho menos ante ti que eres como mi hermano ―declaró en un llanto bajo y contenido que le permitiera hablar al mismo tiempo en que se desahoga y clama por ayuda para que todo salga bien―. Él no sobrevivió la noche del accidente, lleva seis meses aquí.

JungKook lo ve de nuevo, todo se presenta como una película en blanco y negro que lo hace perder fuerza y caer sobre sus rodillas a la vez que se sostiene con sus manos en el suelo viendo como sus lágrimas caen sobre la piedra marrón grabada en la baldosa que lo sostiene, brama con fuerza cuando los recuerdos dejan de ser reproducidos con violencia y ponen pausa en las escenas que son bañadas por el color escarlata que se desprende de su cuerpo y el de su novio a quien ve respirar por última vez antes de dejar atrás la vida terrenal que lo lastimo por acción propia.

Fue él quien con sus palabras hirió a TaeHyung y fue él quien causó el accidente por una imprudencia originada del desespero de perderlo, y que irónicamente lo llevó a añorarlo para siempre.

―Yo lo hice, yo lo asesine ―vociferó con voz ronca alejándose del cuerpo de JiMin que buscaba ayudarlo. No puede permitir que lo toque, no a él, quien condenó a TaeHyung.

Oh por todo lo sagrado, él lo hizo.

―JungKook tu solo tenías amor para darle ―expresó JiMin tecleando con rapidez en su celular para que los demás fueran a socorrerlos, en especial a JungKook que estaba entrando en otra crisis.

―Si hubieras presenciado lo que le dije esa noche, no estarías tan seguro de lo que dices ―se aborrece a sí mismo, jodidamente lo hace, porque lo último que le dijo a su novio fue una sarta de berrinches y palabras filosas que lo lastimaron. Esa fue la última experiencia que TaeHyung se llevó.

―Lo se Kook, yo lo sé ―dijo el pelirrojo con conocimiento de lo que JungKook menciona, él durante la primera crisis que tuvo y en la que lo acompañó en medio de la lluvia antes de caer inconsciente, le relató entre frases inconexas las réplicas y acusaciones que le dirigió a lo largo de la fatídica noche.

Y no se atrevería a condenarlo por su comportamiento, claramente presenciar las palabras que muy seguramente fueron dolorosas para su hermano, lo lastima, pero comprende que hacen parte de las discusiones que se pueden tener como pareja y que en ese momento JungKook no estaba pensando en que todo acabaría de esa forma. Uno no vive pensando en qué momento la muerte va a llegar, sino que cada día y cada decisión se elige desde el presente y lo que signifique en el instante actual.

Pero al ver el desespero de su pequeño azabache adjudicándose la responsabilidad de lo sucedido le permite ver que parte del síntoma que sostiene y da fuerza a la reactividad de JungKook, es la culpa alojada en su corazón y fusionada en su memoria en el permanente recuerdo de lo que se cree perpetrador de haber hecho.

―No lo entiendes, yo lo jale, yo tomé su brazo y por eso perdió el control ―murmuró JungKook contradiciendo el perdón que su mayor le concede, por lo que busca con desesperación las acciones que derivaron en el desenlace del accidente que inició por su imprudencia, esperando que el pelirrojo al conocer los detalles lo repudie de la misma manera en la que él mismo lo hace.

Merece ser condenado por causar la muerte de la persona que tanto juró proteger.

―Para mí nunca serás el culpable de una situación que no podrías anticipar ―aclaró JiMin conteniendo entre sus brazos el cuerpo débil del menor que sigue flagelándose con la responsabilidad de un accidente que no podía ser previsto por la misma naturaleza humana nublada en la ignorancia de anticipar los movimientos que la muerte causa.

Cuando los demás llegaron para controlar e intervenir en la situación, la mente de JungKook estaba fija en el nombre cincelado sobre la lápida, una muestra irrefutable que desintegra los vanos intentos de su conciencia para negar las pruebas que se le muestran. Se ha quedado sin posibilidades, las alternativas explotaron antes de ser ejecutadas y entre los destrozos un hecho se alza y remarca con fuerza el velo negro que ha esperado por el tiempo que para TaeHyung terminó.

Su cuerpo se paraliza, sus articulaciones no ceden ante el movimiento que su familia ejerce sobre sí mismo para hacerlo reaccionar y sus orbes que poco a poco se van cerrando se llevan grabados cada letra y número en la inscripción de mármol que lo lanza a la conocida inconsciencia de la espera no volver a salir.

Ambas familias ni en sus más remotas pesadillas llegaron a imaginar el infierno en vida que les tocaría afrontar, cuando oleada tras oleada un nuevo golpe los derrumbaba cuando apenas lograban salir del anterior ataque que por poco amenazaba con torturarlos hasta el cansancio.

Luego del ataque de pánico de JungKook creyeron ingenuamente que sería el punto de partida hacia el posible tratamiento para ayudarlo a afrontar la pérdida de TaeHyung. Con esperanza lo llevaron al lugar donde reposaban sus restos físicos anhelando que su psique lograra integrar la realidad con el delirio que comenzó a desarrollar, sin embargo, fue lo que desató el verdadero calvario para los cinco integrantes de la familia, que como una sola batalla contra la muerte de uno de ellos y se atormenta por el delicado estado del otro ser que ha perdido el principio de realidad.

―Es la única solución que tenemos ―pronunció HyeJin esforzándose por aceptar que internar a JungKook es lo mejor que pueden hacer. Pero es justamente la decisión que tanto teme; el solo hecho de imaginar a su pequeño hijo en una institución de salud mental la hace sentir impotente al ver que fracaso como madre y que su pequeño peligra.

―Entre más pronto actuemos será mucho mejor porque no sabemos cómo irá evolucionando la condición de JungKook ―mencionó NamJoon presente en la reunión familiar en la que deben decidir sobre las próximas acciones a ejecutar en torno al tratamiento del azabache.

En un comienzo lo consideraron pero concluyeron que era una alternativa muy riesgosa y cruel al saber que podían manejarlo mediante la ayuda psicológica que los ha guiado durante este tiempo, por lo que esa opción se convirtió en un descarte, en la última elección cuando ya no hubiera nada más que hacer.

Lastimosamente el día llegó a través de un anuncio fatídico, en el momento en que JungKook recobro la conciencia se dieron cuenta que no era él completamente, aunque despertó con un poco de ansiedad y agitación por la pesadilla que lo sacudió dentro de todo estaba tranquilo y sereno como si no hubiera colapsado hace unas horas atrás, y todo fue aún más desconcertante porque no mencionó a TaeHyung en ningún momento ni comento nada sobre lo sucedido, actuando con normalidad.

Todo hasta que la familia Kim apareció en escena, JiMin principalmente que fue a verlo cuando despertó y para sorpresa de todos una tan chocante que les arrebató el aliento, JungKook no lo reconoció y solo se asustó al ver como un extraño intentaba abrazarlo cuando no lo conoce; lo mismo sucedió con los señores Kim e incluso con NamJoon, cuatro personas tan amadas y necesitadas para el azabache parecía ser una sombra que desató su ansiedad al ver que le pedían algo que no comprendía.

‹‹No sé quiénes son y que yo recuerde nunca los he visto›› respondió JungKook tan asustado por la desesperación del pelirrojo que pedía ser recordado sin éxito alguno.

Un diagnóstico que fue confirmado después de una exhaustiva evaluación, amnesia disociativa, es la pérdida de memoria originada por un acontecimiento traumático que impide de forma parcial o total recordar las experiencias relacionadas al evento detonante del sufrimiento, en el que se suprimen los recuerdos vinculados y asociados al trauma, e incluso seleccionar solo ciertos acontecimientos para ser escindidos.

Lo que significó para la mente de JungKook, perder los recuerdos asociados a su inmenso dolor, que se origina a partir de la muerte de TaeHyung, por lo que, todo elemento que reactive el sufrimiento se perdió en su inconsciente y fue bloqueado de la memoria y su fácil evocación, restringiendo el acceso a la formación traumática, que fue derivada a otra alteración que comenzó a manifestar el azabache al revivir la escena del accidente que lo dejó en coma por un tiempo, siendo el único recuerdo de lo sucedido, lo que demostró la variante de amnesia selectiva que desarrollo.

―Me destrozo ver el miedo reflejado en su mirada cuando me vio como un extraño ―comentó JiMin exteriorizando su dolor por la nueva pérdida que viven acerca de la persona que todos conocen, ya no queda más que un cascarón vacío que ha olvidado parte de su vida y reprimido sus traumas para sobrevivir.

―No podemos permitir que todo siga evolucionando ―sugirió DooNa agotada y extenuada por el dolor que sigue atravesando su cuerpo y alma. No ha podido afrontar la muerte de su hijo y ya siente que le están arrancando de nuevo otro pedazo más de su ser por la fragilidad de JungKook, del pequeño que aprendió a amar con tanta facilidad que lo siente como un hijo más.

Si ahora se mantiene el pie lo hace por amor a su hijo mayor, a JiMin, y a su esposo que la sostiene e impulsa a continuar existiendo, así sea en medio del dolor y el luto que por siempre llevará.

Están preocupados por JungKook y totalmente comprometidos en ayudar a sus padres a tomar la mejor decisión para su hijo.

―No queremos otra pérdida más, por favor ―aludió Ji Cheol sosteniendo la mano de su esposa que lucha por no ceder al llanto que se acumula en sus orbes marrón.

―Sabemos que es lo mejor, pero no dejo de sentirme como si hubiera fracasado como madre ―pronunció HyeJin ocultando su rostro entre sus manos para dejar salir las lágrimas que desean liberar el dolor que lleva en su interior, siendo refugiada por su esposo en una abrazo protector.

―Mi amor, entonces ambos hemos fallado como padres ―respondió NoMin―. Pero como personas y como familia hemos hecho lo mejor que podíamos hacer, todos nos comprometimos con la alternativa antes de considerar esta opción y que nuestros esfuerzos hayan fracaso no depende de nuestra responsabilidad porque no podemos controlar ni manipular la mente de nuestro hijo, él debe enfrentarlo y nosotros estaremos ahí incansablemente en cada paso que tome ―llegó a sentirse culpable producto de la desesperación de ver cómo su hijo se desvanecía entre sus manos, sin saber qué debía hacer, comprendió que la situación actual está más allá de lo que él como padre puede realizar y que deben pedir la ayuda correspondiente para su hijo.

―Aquí todos nos sentimos fracasados y culpables por no poder hacer más por Kook, solo que en ocasiones el amor no es suficiente, mucho menos ahora que él está atrapado en un bucle que si bien lo protege también lo lastima más que a cualquiera de nosotros ―declaró JiMin recargando su cabeza en el hombro de NamJoon, sintiendo sus brazos rodearlo.

―Sabemos lo que debemos hacer y todos estaremos allí involucrados en su tratamiento, no lo dejaremos solo ―explicó el pelirosa conteniendo el dolor de lo que deben hacer para ayudar a JungKook.

Él fue la persona encargada de contactarse con el centro de salud mental Salm-ui seomgwang, responsabilizándose de todo el proceso de investigación y evaluación del hospital para determinar si JungKook iba a estar en un buen lugar. En donde conoció a YoonGi desde el primer día de reconocimiento y rápidamente el peligris le generó la confianza suficiente para relatar el diagnóstico de JungKook que había sido derivado del hospital donde lo estuvieron atendiendo todo este tiempo.

Durante horas le informó al psicólogo los avances y retrocesos que el azabache presentaba y el resultado final fue previsto por YoonGi, quien se comprometió desde el inicio con el caso particular que tenían frente a ellos, concordando que debían buscar un tratamiento alternativo debido a las ideaciones psicóticas que ya han fragmentado la psique del menor.

Ahora con el aval de la familia de JungKook y desde el conocimiento que se encargaron de transmitirle a su hijo sobre un lugar que le ayudará a enfrentar las pesadillas y los episodios disociativos que constantemente desatan sus ataques de ansiedad al revivir las escenas del accidente que sufrió, las cuales siguen volviendo a través de sus sueños y el pánico que siente ante estímulos exteriores que activan sus memorias tortuosas, el azabache accede a hacerlo, por sí mismo y por su familia.

Sintomatología que escaló hasta convertirse en un trastorno de estrés postraumático diagnosticado por YoonGi que se encargó de evaluar los criterios que JungKook debía cumplir y determinar la voluntad del menor en relación al tratamiento que lo espera al ingresar al hospital.

―Será un largo trayecto ―confirmó JiMin viendo los tímidos pasos que daba JungKook al ingresar al hospital en el que se encontrarían días después cuando la primera parte del tratamiento fallará.

―Lo haremos en memoria de TaeHyung y por el bienestar de JungKook ―ánimo NamJoon a su pareja abrazándolo por la espalda, mientras ven al azabache cruzar la entrada del lugar, ambos ubicados a unos metros en la distancia para no ser vistos por JungKook antes del tiempo en que deban de entrar en escena.

Una batalla preparada contra los demonios y los traumas que habitan en la absoluta penumbra del aparato psíquico del de orbes obsidiana, los cuales guían y conducen la voluntad que continúa anclada al recuerdo de la presencia que el tiempo condenó a la inexistencia.

Escritora:

La melancolía la tengo atorada en el corazón por todas las emociones que atravesé escribiendo este capítulo, a la vez que me voy desprendiendo de todo lo vivido con esta historia que si bien tiene un final doloroso, hay una bonita esperanza para el final.

Dejo mis lágrimas de emoción aquí 🥀