Delirio Ⅱ: Frenesí

Agh... Por favor, más jadeó el azabache perdido en las potentes embestidas.


Dime lo que quieres y te lo daré reto el castaño dando una profunda estocada en la próstata de su pareja que sollozo del placer que lo embargaba.


Necesito que me llenes de ti... gimió ante el impacto del pene contrario en su punto sensible que rogaba por ser profanado aún más.


Necesito que me hagas llorar hasta no poder aguantar más imploró sediento de una mayor posesión en su cuerpo.


Maldita sea gruñó él por el deleite que aprisionaba su miembro en el interior de su pareja y sujeto sus piernas hasta ponerlas sobre sus hombros y arremeter sin parar.


Sintiendo sus músculos arder por el esfuerzo, sus penetraciones cambiando de ritmo, para sacar su pene y embestir de un solo movimiento hasta lo profundo.


¡Justo ahí! lloriqueo por la amalgama de sensaciones a la que su próstata era sometida y al borde del dolor convertido en placer por la posición a la que fue sometido. Y sus gritos inundaron el espacio por lo jodidamente bien que estaba siendo penetrado.


Siénteme en lo profundo y recuerda que solo yo podre hacerlo susurró para arremeter unas veces más hasta el que el éxtasis del orgasmo los inundó.


Deshaciendo las paredes de la lacónica realidad en la que se encontraban presos de las creencias y esclavos de los delirios. Que en el placer carnal hallaron la liberación final que los sentenció a la absolución de la existencia.

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