INICIO DEL PASADO

El dióxido de carbono expulsado por medio de sus respiraciones se condensa en el interior del auto en el que ambos viajan, sin poder bajar las ventanillas debido al diluvio que desde lo alto del cielo continúa cayendo, ya van horas desde que una pequeña llovizna escaló a una imperante tormenta que los atrapó en medio del camino que aún les falta por recorrer.

―Puedes bajar un poco la ventanilla si estas muy acalorado ―manifestó TaeHyung desde el asiento del copiloto al ver los intentos de su pareja por obtener un poco más de aire frío que no provenga desde la calefacción del auto que ya se siente tibio y reciclado, lo que aumenta la temperatura interna y la densidad en al aire que comparten desde hace más de media hora.

Ambos se dirigen a Itaewon, aunque más por un capricho de su novio que por elección propia, pero van retrasados debido a los trayectos en los que debió detenerse cuando la lluvia se volvía tan espesa que ni la luz de los potentes faros logra atravesar el manto acuoso. Situación que tiene al azabache irritable y con el ceño fruncido en un adorable mohín que se forma entre sus labios sin que se dé cuenta, y TaeHyung se siente bendecido de poder apreciarlo y tenerlo solo para él.

Oh por todo lo sagrado, se siente famélico de la persona con la que ha compartido desde hace más de diez años.

―Para que si después de todo terminare logrando que la cojinería se estropee ―riño JungKook cruzado de brazos y mirando a través del húmedo parabrisas, solo para no caer en la tentación de mirar a su sonriente novio que trata de provocarlo después de la discusión que durante el trayecto han mantenido intermitentemente.

―Sabes que no lo dije en esas palabras Kook ―explicó el castaño con toda la paciencia que lo caracteriza, además, si alguien aquí merece estar enojado es él mismo, porque si están en medio de la tempestad que no les permite avanzar como quisieran se debe a la insistencia de JungKook.

―Lo sé, pero sentí que el solo hecho de bajar el vidrio también te iba a incomodar ―pronunció JungKook.

En realidad ni sabe cómo llegaron a discutir por algo tan mínimo y absurdo como la jodida ventana y la lluvia que solo hace que su mal humor aumente. Negándose a admitir la imprudencia de sus decisiones.

―Me es difícil adivinar cómo debo decir las cosas si tú lo interpretas de otra ―suspiró con fastidio por no haberse negado a la perseverancia de su pareja por salir de la reunión en la que estaban con su familia solo por ir con sus amigos que tanto le insistieron debido a la sorpresa que le tienen preparada a JungKook.

Y aunque ellos no hubieran querido revelarla fue la única forma de traer al azabache. Solo que la lluvia se interpuso en su camino como el enemigo que trata de detenerlos.

―Estoy cansado y sofocado, quiero que salgamos de aquí pero sé que no podemos hacerlo hasta que la lluvia baje un poco de intensidad ―dijo―. Si hubiéramos salido hace una hora atrás la tormenta no nos hubiera atrapado ―se quejó como venía haciendo desde que dejaron la casa de sus padres en la que también estaban los padres de TaeHyung, ambas familias celebrando su cumpleaños durante el primero de septiembre, uno que interrumpió por ir con sus insistentes amigos para que asistiera y por primera vez quiso ser egoísta y hacer uso de su deseo para ir en compañía de su novio.

Solo que salieron un poco más tarde de lo previsto y es lo que lo enoja. Que todo lo que planeo no se está cumpliendo.

―Se que estas molesto conmigo pero como pretendías irte sin siquiera compartir el pastel con nuestra familia ―en verdad entiende la molestia de Kook por el clima que los tiene varados en el camino, pero tampoco cree justo ser merecedor de toda la responsabilidad cuando casi que obligó al azabache a quedarse un poco más de tiempo hasta que partieran el pastel.

Siempre ha sido parte de la tradición celebrar sus cumpleaños junto a la familia de ambos y en especial porque este sería el último que compartirían, debido a los planes que tienen de mudarse juntos. Y es lo que le agrega mayor emoción a la euforia de JungKook por reunirse con sus amigos.

―Podíamos saltarnos esa parte o hacerlo mañana, no es como si fuera la última vez ―sabe que está siendo caprichoso y mezquino al culpar indirectamente a su pareja, cuando agradece que lo haya hecho quedarse esos minutos que de haberse perdido ahora la culpa lo estaría acechando, pero debido a su obstinación sigue afirmándose a la imprudencia que debe mantener y el orgullo que no le permite retroceder aun cuando sabe que se está equivocando. Un mal hábito que vuelve cada cierto tiempo.

―Ambos sabemos que la culpa no te hubiera dejado JungKook ―expresó TaeHyung con un tono de voz conciliador aunque bajo debido al agotamiento mental que lo ataca.

―Esa sería una preocupación para ocuparme más tarde ―está tan frustrado que solo puede reconocer sus emociones y la molestia ensombrece cualquier resquicio de conciliación que lo haga comprender lo que su novio le explica.

―Si tanta molestia iba a significar para ti quedarte con nosotros unas horas más, mejor te hubieras ido primero como te lo sugerí ―su tranquilidad llega hasta un punto que JungKook sabe trastocar, más que todo cuando se comporta como un pequeño caprichoso y lo culpa de variables que no puede prever. Como la lluvia que pronosticaron para el día y que se desató con mayor fuerza de la anticipada.

―Hubiera sido lo mejor ―masculló entre dientes y un poco dolido por la impaciencia que se coló en la voz barítono de TaeHyung. Sabe que se lo merece por los constantes reclamos que ha soltado uno tras otro y ante los que su pareja se niega a responder sin querer entrar en una discusión.

TaeHyung decide morderse la lengua para contener el disgusto que JungKook tanto quiere hacerle sentir y gracias a los cielos que parecen haberse compadecido del malestar que se aglomero en su estómago, la lluvia aminoró lo suficiente para poner nuevamente en marcha el auto que comenzó a rodar con suavidad debido al asfalto mojado que dificulta el libre tránsito a una velocidad mayor.

Sin embargo, el mayor pecado se cierne cuando la arrogancia se desata en un corazón turbado por el egoísmo y la provocación amparada en la indiferencia que TaeHyung ha asumido los últimos metros, en los que ha ignorado sus palabras e intentos vanos de formar una conversación.

―¿Crees poder avanzar un poco más rápido? ―JungKook mencionó con toda la impertinencia de la que podía hacer uso, enfatizando su acción al mantener su mirada en el reloj en su muñeca, concluyendo que van a llegar tarde.

No obstante, su réplica es ignorada, de nuevo, dejada de lado como si no importara.

―Ellos ya están allí y nos esperan TaeHyung ―reclamo sin contener la molestia que se abrió paso en su rostro, con el ceño fruncido y una mirada colmada en absoluto reproche, que su pareja fugazmente captó al mirarlo para volver a fijar su vista en el camino. A sus veinte años recién cumplidos sigue siendo dominado por la temeridad intransigente que lo hace perder cada vez más.

―Estoy conduciendo lo más rápido que puedo ―contestó impávido y con una expresión inescrutable sin revelar lo cansado que está de la situación. No entiende porque JungKook está llevando hasta el extremo una simple complicación.

―Se que no quieres ir y no estás obligado a asistir ―replicó y no obtuvo respuesta, otra vez―. Puedes dejarme allí y después irte ―sabe que se equivocó en la elección de sus palabras al terminar de pronunciarlas, pero de nuevo, prefirió disculparse en silencio antes que ceder al orgullo y admitir su equivocación.

―¿Entonces para que la insistencia en que te acompañara, solo para ser tu chófer particular? ―cuestionó sin disimular la fatiga que ensombreció su rostro. Ni entiende qué hace ahí cuando al parecer su presencia no es deseada.

―TaeHyung no cambies mis palabras ―soltó aireado y ofendido consigo mismo por la forma en que está tratando a la persona que más ama, todo por un capricho, en realidad, no se trata de la importancia de cumplir la hora pactada con sus amigos, sino de estar con su pareja y la sorpresa que le tiene preparada, pero a este paso ya lo estropeó todo y por voluntad propia.

―Si, soy una jodida mierda que solo quería compartir más tiempo contigo y nuestras familias el día de tu cumpleaños, y gracias a mi egoísmo estas llegando tarde a la reunión con tus amigos y tras de eso controlo el clima y tengo la responsabilidad de que la lluvia nos haya atrapado ―soltó una acusación tras otra, harto de lo hiriente que está siendo su novio, harto de ser el receptor de la molestia ajena cuando lo único de lo que es culpable es de querer su felicidad y arriesgarse en medio de la carretera.

―¡Esto se hubiera evitado si hubiéramos salido antes! ―gritó sin tener excusa alguna de su absurdo comportamiento.

―No pienso discutir sobre algo sin sentido ―TaeHyung cortó la discusión porque sabe que hablar con el azabache en el estado que está solo lo va a indisponer más y debe estar atento al camino.

―Es la primera vez que pido que nos vayamos antes de cortar el tonto pastel ―murmuró igual de cansado que el castaño y pasando por alto la importancia que había tras la torta que fue preparada para ese día―. Solo quería una celebración diferente pero ni eso puedo tener.

―Cuando nos adentremos más a la autopista detendré el auto y allí pediré un taxi para que te puedas ir a tu dichosa reunión ―sentenció con sus manos afirmadas en el manubrio, decidido a zanjar la conversación y empeñado en cumplir con su decisión. Por lo que, aceleró un poco más el auto y pendiente de que las llantas no se deslizaran, después de todo la lluvia se había convertido en una leve llovizna.

―¿Ahora pretendes dejarme tirado a la mitad del camino? ―bufó  incrédulo por lo que pretendía hacer TaeHyung. Ambos deben llegar juntos o de nada servirá, él debe asistir para al menos compensar lo mierda que se está comportando.

―Para que si solo estás empeñado en llegar allá y yo soy solo la persona que te daño los planes ―respondió TaeHyung.

―¡Por eso mismo, no los termines de dañar con tu ausencia! ―gritó eufórico al ver como aleja e impulsa lejos de sí mismo a su bondadoso y paciente novio, solo por no saber cómo gestionar de manera adecuada la expectación que yace deshecha.

―¿Por qué se supone que me estás gritando? ―reclamó TaeHyung manteniendo un tono bajo pero grave en su tono a la vez que la lluvia comienza a caer con un poco más de fuerza, pero ya están cerca a la ubicación en donde dejaría a JungKook así que no había inconveniente alguno en mantener la marcha que llevan.

―Estoy harto de que no te importe lo que por una vez quería hacer por ti ―reprochó fuera de sí y la sensatez que olvido.

―No te pedí que hicieras algo por mí, si luego me vas a culpar JungKook ―expresó dolido y respirando profundo para mantener la calma que conforme pasa el tiempo se va extinguiendo.

―Está bien, ni te necesito allí después de todo, ya no tiene sentido ―cada palabra fue dirigida con la intención de lastimarlo, pero en el afán de hacerlo se terminó hiriendo cuando vio como el rostro de TaeHyung se enrojeció tratando de contener las lágrimas de enojo e ira por su actuar. En verdad no entiende lo que le pasa.

El de piel canela intentó limpiar la furtiva lágrima que cruzó su mejilla pero su acción fue detenida por la mano de JungKook que tomó la propia y con la contraria la retiró en una incómoda posición.

TaeHyung se paralizó ante el tacto cálido de su novio y aunque no quería deshacer el toque, terminó por girar su rostro hacía al frente, no queriendo ceder. El azabache arrepentido por sus acciones de forma imprudente retuvo la mano ajena que trataba de alejarse y tal vez en su desespero no midió la fuerza que le imprimió a su agarre y un jalón que TaeHyung respondió al querer soltarse con el enojo floreciendo, ocasionó que la mano contraria sobre el volante lo girará más de lo debido ocasionando un fuerte movimiento en el carro saliéndose del carril designado.

―¡TaeHyung! ―pronunció JungKook aterrado por lo que ocasionó, al mismo tiempo en el que TaeHyung retoma el control del auto con rapidez.

Pero para su desgracia en el momento en que TaeHyung vuelve a estabilizar el carro que parece patinar sobre el asfalto totalmente inundado por el agua de lluvia y en su afán de evitar el árbol caído sobre la parte de la vía contraria a la que se dirigía maniobró con brusquedad el volante perdiendo el control cuando las llantas se deslizan una vez más a mayor velocidad guiando el auto sin dirección a la próxima curva que los recibiría.

―Sostente mi cielo ―alcanzó a decir TaeHyung ante los gritos de JungKook que sostiene con fervor su ropa, aferrándose a su cuerpo y en su desespero alcanza a poner su mano sobre el tórax del azabache tratando de que el impulso de su cuerpo no fuera tan fuerte.

TaeHyung lo intento, pero la pronunciada curva empapada por el lodo sólo acrecentó la imposibilidad de recuperar el control del auto, un último volantazo y la carrocería impactó de lleno contra el muro de contención a un lado de la vía, ambos ocupantes sintieron el latigazo de la gravedad sacudir sus cuerpos, empujándolos hacia adelante con tal brusquedad que la columna vertebral la resintió hasta devolverlos de nuevo a sus posiciones originales tras el impacto de la parte posterior de sus cabezas contra el cojín de los asientos.

Aunque todo el espacio para TaeHyung se vio reducido cuando la bolsa de aire lo recibió hasta aprisionarlo, tanto así que la respiración se le hizo imposible y sus costillas cedieron a la presión externa hasta fracturarlas y sentir como la sangre comenzaba a llenar su boca. Aun sabiendo que su vida comienza a desvanecerse, su único pensamiento es el estado de JungKook y lo último que sus fuerzas le permiten hacer es girar su cabeza hacia el lado derecho y ver el terso rostro de su novio bañado por la sangre que de su cabeza corre.

―Te amo... ―musitó con dificultad anhelando sentir su piel una última vez, por lo que, con la poca energía que en su cuerpo reside, estiró su mano hasta alcanzar la de su pareja que yace inerte a un lado de su cuerpo, la sostiene y allí en medio del tacto tan conocido se guarda esa sensación en sus entrañas para llevarla consigo hasta más allá de la vida que espera por él. A la cual sucumbe una vez lo ve respirar y saber que su existencia seguirá.

El desafortunado desenlace de una noche que prometía unir a dos almas las termino separando hasta la finitud de la existencia, una que fue deshecha para uno de ellos y el otro se encuentra luchando por su vida en medio de una cama de hospital.

JungKook aún no lo sabe, aún no despierta para afrontar la realidad que él mismo llevó entre sus manos la fatídica noche del accidente, cuando sintió la sangre bermellón brotar como un río del cuerpo de su pareja hasta ver cómo su respiración se desvanecía y él entre gritos y lamentos pedía una nueva oportunidad, un milagro que no valoro en el momento que lo tuvo, porque en los últimos instantes de la vida de su tesoro, él le discutió y lo hirió con sus filosas palabras por no saber cómo gestionar la ansiedad para que todo saliera bien y de nada sirvió porque todo se convirtió en una auténtica depravación que lo consumió cuando vio la vida perderse en la mirada de TaeHyung.

Él lo vio a su lado sangrante y moribundo, desesperado salió del auto como pudo al soportar el dolor que lo hizo gemir de desesperación por no moverse con más rapidez y socorrerlo, hacer algo para conversar la última llama de vida que agónica alumbraba en el pecho de TaeHyung mientras llegaba la ayuda de emergencias. Fue lo primero que logró hacer, buscar su celular que debido al impacto la pantalla se rompió pero aún funcionaba, por lo que, mientras esperaba el arribo de la ayuda, salió del auto para dirigirse al lado contrario en donde el cristal lateral yacía deshecho y con pequeños destrozos en el rostro de TaeHyung.

La última imagen que tuvo de él, cuando suplicó en la soledad de una lúgubre carretera porque su pareja volviera a respirar, porque su pecho se moviera indicando que algo de vida quedaba allí para reanimar y que los paramédicos podrían hacer algo más que llevárselo en un camilla y separarlo de su cuerpo.

Kim TaeHyung murió el día donde la vida prometía darles un nuevo comienzo y terminó sentenciándolos al sufrimiento eterno.

―Ahhh... ―el azabache se quejó cuando un borroso recuerdo lo despertó totalmente agitado y sin tener plena consciencia de dónde está. No reconoce nada más allá del turbulento sueño precedido por el baño de sangre que sobre su cuerpo cayó e incluso ahora que está despierto alcanza a captar el olor ferroso de la misma que cree sentir en sus manos, por lo que, se apura a ponerlas frente su rostro siendo detenido por la vía que yace conectada en la zurda.

Se siente totalmente perdido en el momento en que siente sobre su rostro un pequeño tubo que lo conecta a un aparato mecánico y al girar levemente su cabeza observa el monitor médico que mide las pulsaciones, el suero que tiene conectado y otras pequeñas pantallas que no sabe definir qué son, lo que indudablemente corresponde a una habitación de hospital.

‹‹¿Por qué estoy acá?›› piensa al detallar el resto del cuarto en el que está alojado y debido a la poca fuerza que posee para siquiera sentarse sobre la cama comprende que lleva un tiempo allí sin moverse lo suficiente. Poco a poco trata de apoyarse sobre sus antebrazos que afirma sobre el colchón para impulsarse un poco y ver los diversos arreglos florales que la decoran, rompiendo con el blanco impoluto que se observa en las paredes y parte de la ropa de cama.

El olor que capta es un placer para su olfato después de haberse retirado la mascarilla de aire, puede sentir con mayor exactitud las notas de lavanda, vainilla y algodón que ambientan el aire y le roban protagonismo al desinfectante tan clásico y conocido de los hospitales. Es una impresión que se le hace familiar y le ayuda a calmarse.

Sensación que es interrumpida por la entrada de su hermana a la habitación que al verlo despierto, boquea sin saber cómo reaccionar y da un paso hacia lo que cree que es la puerta y susurra en voz alta algo que no alcanza a comprender y en verdad el dolor alojado en su cabeza no le permite prestar atención.

Hasta que lo siguiente que vuelve a sentir es el cuerpo de YeoBeen sobre sí mismo, tratando de no lastimarlo, ya que no se apoya totalmente en su cuerpo.

―Al fin Kook, has despertado ―pronunció su hermana con gran efusividad.

Detrás de ella, la presencia de sus padres, le llamó la atención por las lágrimas que tienen en sus ojos desbordados en alegría y felicidad, una tan pura que la sintió en el sabor dulce de su saliva que al pasar se sintió como un caramelo tan intenso que comenzó a sentirse amargo sobre su lengua y paulatinamente ensombrecer todo lo que su mirada veía, lo que su cuerpo sentía y los que sus emociones le transmitían.

La apatía llegó como un ráfaga de viento que lo sacudió llevándose consigo toda agitación que lo despertó y todo pensamiento que reclamaba atención, absolutamente toda su perturbación interior fue drenada, adquiriendo una tonalidad grisácea que se sintió como si le robaran la energía que apenas su cuerpo recuperaba.

Las demás palabras y cuestiones que entre cortos abrazos y caricias en su rostro por parte de su familia, las vivió fuera de sí, como si le hubieran quitado el foco principal de su consciencia y la movieran hacia un lado, siendo un espectador más. Incluso ante las preguntas del personal médico respondía con monosílabos y asentimientos de cabeza, tan sutiles que debieron repetirle las mismas preguntas en distintas ocasiones para obtener su confirmación.

―¿Cómo te sientes en este momento JungKook? ―cuestionó el psicólogo que integra el grupo de médicos que lo estuvieron atendiendo durante este tiempo.

―Nada ―respondió el azabache con total sinceridad y su tono pausado de voz fue el síntoma que advirtió de una variabilidad en su conducta.

En el reporte médico se estipula la disminución en la expresión de sus emociones, aparentando indiferencia o apatía hacia el entorno, aunque el diagnóstico inicial está dentro de los parámetros esperados después de haber estado en coma inducido durante un mes debido a la gravedad de las lesiones que sufrió, en especial, la lesión intracraneal que fue operada con éxito, la mejor decisión para favorecer su recuperación fue mantener el estado de coma en el que su cuerpo se sumergió, el cual, se prolongó un mes más hasta despertar, luego de permitirle a su cerebro la voluntad para recobrar la conciencia una vez las secuelas fueran reparadas de forma orgánica.

―Estamos felices de tenerte con nosotros ―pronunció la azabache sosteniendo entre sus delicadas manos el rostro de su hijo a quien sintió perder por momentos, cuando la ausencia de respuesta era el día a día durante esos largos meses. Fue un alivio cuando les dijeron que ya todo dependía de la voluntad de JungKook y de la estabilización de su organismo para emerger del coma.

Y hubieran seguido esperando esa oportunidad el tiempo necesario hasta volverlo a tener entre el cobijo de sus brazos como familia. Ahora lo más importante y lo que acordaron para salvaguardar la integridad emocional de JungKook durante su tiempo de recuperación, es brindarle todo el cuidado y comprensión que necesita, porque los meses venideros no serán fáciles de afrontar.

―Se que ya he descansado mucho, pero quiero dormir, lo siento ―JungKook excusó su falta de motivación con el cansancio aparente que no es del todo una mentira. Aunque su cuerpo estuvo en estado de relajación absoluto durante dos meses, su retraimiento va más allá de sentirse agotado aún con la falta de energía que debe ir recuperando poco a poco, su estado obedece al vacío que siente alojado en su pecho desde que despertó, pero decidió guardarlo para sí mismo y evaluar porque su familia ha estado omitiendo la presencia de TaeHyung.

Es la única emoción que lo domina, saber cómo se encuentra su pareja, y estuvo esperando a que ellos lo dijeran, pero también comprende que solo han pasado unas pocas horas desde que despertó.

Pero no podía aguantarse más y antes de que sus padres y su hermana salieran de la habitación detuvo su marcha.

―¿Me pueden decir cómo está TaeHyung? ―preguntó JungKook mirándolos desde la cama en la que está acostado a la espera de una respuesta que tarde un poco en llegar.

Después de un par de miradas, su padre NoMin es quien toma la palabra.

―Él está en el mismo estado en el que tu estabas Kook, aún no ha despertado ―mintió.

La alerta se extendió en su mirada preocupada y su expresión atormentada al saber que su novio se encuentra en estado de coma. Su sola mención es el detonante para la represa alrededor de sus emociones, su única causa, su principio y su final llevan grabados el nombre de su novio.

Debía levantarse de allí e ir por él, ver y sentir su calor para sentir que está vivo.

Ante su intento por levantarse de la cama, su hermana lo frena una vez más.

―JungKookie, se más que nadie el deseo que sientes por ir a verlo ―aclaró―. Pero por más que quieras, Tae fue trasladado a otro hospital, porque en el momento en que la ambulancia fue por ambos debido a la temporada de lluvia y a sus heridas debía ser atendido antes que tú ―por recomendación profesional y lo que acordaron como familia, lo mejor por ahora es ocultar la verdad sobre lo sucedido esa noche, porque el estado psíquico de JungKook está comprometido.

―Con más razón debo ir a verlo ―manifestó con decisión y osadía porque al mínimo intento de levantarse su cuerpo lo resintió en un quejido que brotó y lo llevó a acostarse de nuevo.

―Kook ten cuidado con tu salud ―explicó NoMin, abrazando a su esposa, reteniéndola para que su hija mayor lograra tranquilizar al azabache.

―Necesito verlo y saber que está bien, aunque esté inconsciente ―pidió JungKook en vano cuando su hermana tomó su manos.

―Aunque quieras ir a verlo, sabes que TaeHyung no quisiera que lo vieras en ese estado, él quisiera que te recuperarás primero, porque ahora no dispones de la fuerza necesaria y aún estás delicado, y segundo, para que puedas cuidar de él, tu debes recuperarte totalmente, también debes pensar en tu bienestar ―explicó Jeon YeoBeen con voz conciliadora y mirada aprensiva, tratando de mantener la calma y no delatar alguna señal que alertara a su hermano.

Aún no es el momento para afrontar la cruda realidad que le espera.

JungKook quiso protestar y rogar por verlo, pero la sola mención de lo que su pareja le diría, le permitió concentrarse en un solo objetivo, recuperarse para poder brindarle todos los cuidados necesarios a su novio y expiar sus errores. Porque sabe que todo el accidente fue por su causa, fueron sus impulsivas decisiones en las que se empecinó en recriminar una y otra vez hasta que se le ocurrió forcejear mínimamente con su pareja y eso fue lo que desencadenó la desconcentración que causo que el auto se saliera de control.

Puede seguir esperando hasta que TaeHyung crea ser suficiente y que su cuerpo le permita despertar de nuevo.

―Por favor, cuando vengan pueden traerme noticias sobre su estado, es lo único que les pido por ahora ―solicitó el azabache.

―Así será hijo ―pronunció su madre antes de despedirse una vez más y dejarlo descansar.

Los días para JungKook se van convirtiendo es una escala de grises, carentes de intensidad más que la acumulación del pigmento que lo hace más claro o más oscuro, la variabilidad sólo coexiste entre ambos polos.

La apatía se instala de forma intermitente en su comportamiento afectando sus emociones y su reacción ante los estímulos que lo rodean, no se siente conectado, está ausente y ensimismado en sus recuerdos porque intuye que algo ha fallado, la recuperación mnésica colapsa cuando intenta recordar qué sucedió la noche del accidente.

Sabe qué estaban discutiendo debido a sus reclamos que van y vienen hasta que TaeHyung pierde el control del auto y a partir de allí todo son gritos e imágenes borrosas empañadas por el vino tinto de la sangre. No recuerda qué sucedió después ni cómo se supone que llamó al servicio de emergencias.

―Kook intenta comer un poco más ―pronuncia HyeJin, su madre, sacándolo de la burbuja en la que estaba analizando las últimas dos semanas de su vida internado en el hospital.

Está cansando de la simple rutina en la que debe alimentarse correctamente para obtener la energía suficiente para comenzar a fortalecer su cuerpo por medio de las sesiones de terapia que debe cumplir. Ahora ya puede hacerlo por sí mismo sin la ayuda de un caminador o una persona que sea su apoyo, por eso está desesperado en salir de una vez por todas e ir con TaeHyung.

Su recuerdo permanente que lo sigue incluso al dormir, en medio de su presencia inamovible a la que se niega soltar, él, tan solo él es el causante que sus inertes emociones vuelvan a efervescer del manto gélido que lo bloquea. Sin importar que la culpa florezca al ver los intentos de su familia por animarlo y sacarle una mísera sonrisa, no puede hacer más que fingir para calmarlos y darles consuelo después de ver el cansancio al que estuvieron sometidos mientras estaba en coma.

―¿Cómo está TaeHyung? ―cuestionó ya un poco exasperado por las evasivas que los últimos días eran más frecuentes o el silencio era la única respuesta que obtenía.

Presiente que algo más está pasando y si lo están evitando confrontar es porque no quieren que se entere, y está casi seguro que se trata sobre su novio.

―El día está soleado, podemos intentar salir un rato, ya que ayer la lluvia nos dañó la salida ¿Qué te parece? ―prosiguió su padre pasando por alto su pregunta anterior.

―No quiero salir y tampoco quiero comer más, solo quiero saber que me ocultan ―declaró cansado de seguir manteniendo una fachada de aparente tranquilidad que pierde sentido por la mención de su novio.

―Kook esas actividades son parte fundamental de tu tratamiento, para que puedas mejorar satisfactoriamente y así... ― YeoBeen es interrumpida por acción de su hermano que con su expresión les indica que ya está harto de las imprecisiones y que ya no las seguirá aguantando.

El psicólogo les advirtió que en el cualquier momento JungKook iba a ser más insististe hasta no dejarles más opción que revelar la verdad, una decisión que la dejo a consideración de la familia, que ahora se mira con abatimiento al no saber cómo seguir postergando la realidad de lo sucedido.

―Poder ir con TaeHyung y cuidarlo apropiadamente y no ser una carga, si eso lo sé y me lo han dicho, pero solo les pido saber de su estado o hablar con sus padres porque sé que deben estar igual que ustedes de angustiados ―manifestó JungKook, porque en sus días internados no había tenido comunicación ni con el hermano de su novio que lo siente como uno propio ni su madre o su padre, ninguno de ellos.

Estaban ausentes y tal vez les ayudaría el apoyo de sus padres que ya habían pasado por lo mismo.

¿Por qué es el único preocupado por ellos?

―En el momento en que la vida de un hijo está en peligro, lo único en lo que como familia uno se enfoca es en esa persona, uno no quiere saber nada más que la pronta mejoría en este caso de ese hijo lastimado ―pronunció HyeJin con los ojos abnegados en lágrimas, reteniendo y conteniendo, sintiendo que en cualquier momento todo cedería por su propio peso.

―Por eso mismo, los padres de Tae y su hermano necesitan de ustedes, de nosotros, para darles aliento, por favor, siempre hemos sido como una sola familia y ahora no es momento de dejarlos solos ―manifestó el azabache y una solitaria lágrima emanó con fuerza de sus lagrimales, sin haberlo contemplado un pequeño llanto buscaba ser liberado.

La familia presente se sorprendió al ver la conmoción y el sufrimiento que atraviesa a su pequeño cuando TaeHyung es el tema central, y les destroza aún más la verdad que le están ocultando, porque no están allí junto a la madre, el padre y el hermano del castaño, porque él ya no está, y ellos solo están cumpliendo la voluntad de pasar su duelo en solitario, además de asegurar el bienestar de JungKook.

―Ya no podemos seguir con esto ―murmuró la azabache a sus padres que hubieran deseado tener más tiempo para ver en un mejor estado a su pequeño hijo, pero no hay una forma para hacerlo y entre más continúen ignorándolo la verdad será totalmente demoledora para JungKook cuando esta explote de la peor forma.

Y considerándolo, estar en el hospital representa un beneficio al contarle la noticia, porque pueden ayudarlos en caso de una crisis. Ahora solo disponen de una opción, una que les duele de forma similar al sufrimiento que aqueja a la familia de TaeHyung.

YeoBeen decide ser quien le dé la noticia a su hermanito, porque JungKook desde pequeño le ha tenido una devota y ciega confianza, siempre era ella a quien él acudía cuando tenía un problema que resolver o quería un abrazo, a pesar de la diferencia de edad, ella lo asumió con la mayor felicidad. Solo que no tiene idea alguna de cómo afrontarlo y disminuir el dolor de su pequeño.

―¿De qué están hablando? ―indagó JungKook al no comprender los murmullos compartidos entre sus padres y su hermana.

―Kook quiero que sepas que las decisiones que tomamos lo hicimos pensando en tu bienestar ―refirió NoMin antes de permitirle a su hija hablar con su hijo menor, su pequeña adoración que injustamente fue castigada al responsabilizarlo de una situación que en sus manos no estaba controlarla.

―Por favor, solo díganlo y ya, sin rodeos ―apuro JungKook ansioso y desesperado al ver que ninguno tomaba la decisión de hablar. Hasta que su hermana volvió a interceder por ellos.

―Como no hay una forma más o menos suave de decir la verdad y sé que no te gustan las evasivas ―la azabache suspiró, inhalando con profundidad para ganar valentía, una inspiración que se iría cuando la agonía volviera a nublar la mirada de su niño adorado―. Kook, la razón por la que no estamos con la familia de Tae ahora mismo es porque ellos pidieron un tiempo a solas para asimilar lo sucedido.

―¿Ellos estuvieron mientras yo estaba en coma? ―averiguó el azabache.

―Si Kook, ellos estuvieron al tanto de tu estado ―intervino su madre.

―Entonces, no entiendo lo que quieres decir, eso que tiene que ver con que no pueda ir a verlos o que ellos vengan ahora que desperté ―dijo JungKook confundido por el actuar de sus suegros y su cuñado―. ¿O será que se sienten mal al ver que desperté y que TaeHyung aún no lo ha hecho?

―Nada de eso Kook, ellos se alegran inmensamente porque estés bien ―aclaró la azabache mayor―. Se debe a que están enfrentando una dolorosa pérdida ―antes de continuar procedió a sentarse a los pies de la cama de su hermano.

―¿De qué estás hablando, qué pérdida? ―cuestionó sin tener conocimiento de lo que su hermana hablaba, o tal vez el dolor que aguarda en lo profundo de su alma, es la manifestación que va a cobrar sentido con sus palabras.

―Ahora mismo no te acuerdas de qué manera llamaste a emergencias ¿Cierto? ―decidió ir aclarando los pequeños vacíos en torno a la situación posterior al accidente.

―No, no recuerdo nada más que el momento final en que el auto perdió el control y se salió del carril ―mencionó el de orbes obsidiana.

―La colisión fue lo suficientemente grave para ambos, aunque más para TaeHyung porque la bolsa de aire en esta ocasión lo aprisionó y le causa mayores lesiones ―declaró en medio de la inseguridad por continuar al ver como los orbes ónix comenzaban a derramar lágrimas sin control, una a una iban cayendo con desconsuelo―. Aunque tú actuaste con la mayor rapidez incluso aguantando el dolor que estabas sintiendo, TaeHyung no sobrevivió, él murió mucho antes de que la ambulancia llegará.

El silencio fue absoluto y mortal después de la confesión de YeoBeen, que ninguno se atrevió a desviar la mirada, su atención fue eclipsada por JungKook, que dejó de llorar abruptamente y su rostro perdió toda mueca de dolor, solo una máscara helada quedó, una impresión vacía plasmada en su blanquecina piel que fue perdiendo la vitalidad que había recuperado, una insuficiente y carente en la que poco a poco el alma se iba marchitando hasta casi querer huir de la prisión que representa la carne.

El estado de shock abstrajo la mente de JungKook a través del fragmento que trató de ser evocado en medio del recuerdo del accidente que terminó con la vida de su persona adorada. TaeHyung no estaba muerto. Él está esperándolo.

‹‹Él sigue vivo, él me está esperando›› pensó JungKook con la mirada fija en las flores de la habitación, en especial, los crisantemos violetas que le habían traído, allí su alma pereció y la inconsciencia lo sumergió en un estado de seminconsciencia a través del estupor debido a la falta de reacción que acelera los latidos de su corazón de manera ensordecedora, el único ruido que reconoce, ya que, todo a su alrededor se mueve en cámara lenta, provocándole una delirante risa que se va desvaneciendo hasta que sus ojos son resguardados por sus párpados para salvarlo del atroz panorama que lo estaba torturando.

Su cuerpo cae inerte una vez más.

El inicio de todo el ciclo se formó ese día, cuando una mente frágil y atormentada por la culpa sucumbió a la locura y la negación fue su constante defensa contra el mundo.

Escritora

La psique ante un evento traumático de alta intensidad que no logra ser asimilado, escinde o secciona voluntariamente el suceso vivido "como si no hubiese existido", lo aísla en el inconsciente, lo almacena en la memoria como un recuerdo oculto que permanece, pero no se recuerda de forma voluntaria. Es un mecanismo de defensa de la mente para enfrentar los traumas.

Si surgen dudas, aquí estare para contestarlas.

Espero estén disfrutando la recta final de la historia 🥀