La bodega.

Capítulo 2.

La bodega.

Las palabras "Hot Tattoo" en una elaborada caligrafía, pintadas sobre la entrada principal del local, hicieron a Noah sonreír. El día anterior Samuel le había dado la dirección y el nombre de la tienda que él y su socio Lucian tenían, al igual que el horario de atención. Era domingo y después de ir hasta las oficinas para reunirse con los abogados lame-botas, Noah tuvo tiempo de ir a tomar el desayuno en su restaurant favorito antes de que la hora de apertura de "Hot Tattoo" llegara.

<<¿Qué rayos? ¿No pudieron poner un poco más de empeño e imaginación?>> exclamó Noah cuando Samuel le dijo el nombre del negocio.

<<Mira quien lo dice, Silver Star no suena como una agencia de seguridad.>> había contraatacado el otro beta.

<<Puede ser, pero yo no le puse el nombre.>> se defendió.

Como fuera, Noah ya estaba allí para que Samuel firmara su contrato. Cruzó la casi vacía calle y suspiró antes de empujar la puerta.

La campanilla repicó, indicando a quien estuviera encargado que un cliente había llegado; entonces un aroma demasiado agradable, como si fuese el más dulce vino, le pegó de lleno en el rostro. Recordó haber sentido antes esa fragancia, sí, cuando visitó a Leonel en el hospital y sospechó que Sam había metido una botella a escondidas en el lugar. Claro, por supuesto, era justo ese aroma, excepto que ahora era mucho más intenso y delicioso; definitivamente esta vez Samuel no se escaparía, le sacaría la información sobre ese vino que olía tan maravillosamente bien.

—Un momento, por favor— a pesar de la amabilidad en la expresión, no pasaba desapercibido lo varonil que era la voz, la cual provino desde el fondo de la tienda, detrás de una cortina.

Noah se preguntó quién podría ser, y se reprendió mentalmente ante lo obvio, por supuesto, el socio de Samuel, ¿quién más? Seguramente era Lucian, uno de los hermanos de Leonel, de hecho, no conocía a ninguno personalmente, solo sabía sus nombres.

Unos pasos y después el sonido de varias cosas siendo movidas fue evidente.

—Disculpa la demora— una alta figura apareció tras la cortina, el par de cajas de cartón que cargaba le impedían a Noah observar su rostro.

—Con la remodelación hemos estado un poco...— el sujeto dejó las cajas sobre el mostrador y entonces su explicación se cortó cuando sus ojos se encontraron.

Noah pudo notar lo bien parecido que era, definitivamente él no era gay, pero sabía apreciar cuando alguien era apuesto, y esta persona en realidad lo era; sus ojos redondos y de color café claro eran preciosos, evidentemente él y Leonel compartían rasgos, pero la belleza del alfa que se encontraba enfrente no tenía comparación.

Tragó saliva y buscó su voz para romper el silencio, pues aparentemente ese guapísimo hombre también se había quedado mudo.

—Tú debes ser Lucian— dijo por fin.

—Ss-sí, soy yo.

Antes de acercarse al mostrador, Noah sonrió ante el leve titubeo que notó, le alegró pensar que pudiera estar causando el mismo efecto en él.

—Mi nombre es Noah Bennett— se presentó alargando la mano, —soy amigo de Samuel.

Lucian aceptó el saludo, estrechando la mano y, en cuanto rozó su piel, Noah lo supo; supo que todas las historias de Duncan eran ciertas, que cuando uno encontraba a su persona especial el corazón saltaba contento.

Y al parecer Lucian también había sentido algo, no estaba seguro de que él supiera lo que estaba sucediendo en realidad, pero su presencia definitivamente no pasaba desapercibida para el guapo alfa; pues a Noah se le dificultó soltarse del agarre, la breve renuencia de Lucian a dejar ir su mano se lo dijo.

La campanilla sonó y la puerta principal se abrió abruptamente.

—Lucian, lamento el retraso, mi padre quería...— Samuel detuvo su explicación cuando vio a sus dos amigos en el lugar; —disculpa Noah— miró al nombrado, —no pensé que llegases tan temprano, perdona si esperaste demasiado.

—Descuida— contestó, —está bien, Lucian y yo nos estamos conociendo.

—Oh, bueno— Samuel hizo un recuento mental, era cierto, ellos no se conocían personalmente.

—¿Así que tú eres el hermano mayor de Leonel?— Noah le dio la espalda a Sam y se centró en Lucian.

—Ee-eh, sí, yo, él, Leo es mi hermano pequeño.

Samuel entrecerró los ojos, la respuesta de Lucian era un poco tonta, prácticamente estaba repitiendo la pregunta, pero, con otras palabras.

—Samuel me ha hablado de ti, creo que haces una excelente labor, con la tienda y todas las responsabilidades que implica— Noah se puso cómodo, apoyando la cadera y un codo en el mostrador, cerca de las cajas que Lucian había dejado allí.

—Sí, claro, también Samuel me ha hablado de ti, y ahora que lo dices, no te he agradecido por ayudar a Leonel, con la atención en el centro médico, ya sabes— Lucian frotó su nuca, evidentemente nervioso.

—No, no; no tienes porqué agradecer, sólo fueron unas llamadas telefónicas, un par de favores que unos conocidos me debían, no fue nada que otro en mi posición no hubiera hecho, además Sam...

—Noah— le interrumpió Samuel, —¿trajiste el contrato?

—Oh, sí, claro— le extendió un sobre de color amarillo que seguramente había olvidado, —aquí lo tienes.

—Bien, lo leeré y te llamaré por la tarde.

—¿Qué? ¿Por qué no ahora?

—Porque estoy ocupado, Lucian y yo estamos trabajando en la remodelación, te llamo después.

Noah hizo un mohín gracioso mostrando su inconformidad; ante la atención de ninguno de los otros dos, Lucian sonrió debido al gesto que le pareció un poco adorable, pero solo un poco.

—¿A qué hora quieres que regrese?— preguntó Noah.

—Yo te busco.

—Por si lo habías olvidado, yo voy a ser tu jefe y necesito esos papeles firmados antes de la reunión de mañana— Noah se cruzó de brazos.

—En serio, Noah, estamos un poco ocupados, y con alguien como tú revoloteando por aquí no vamos a terminar pronto.

—¿Alguien como yo revoloteando? ¿Sabes que podría tomar esa expresión como una ofensa?

—No lo harías— le sonrió, —pero entiende, vamos a cambiar el color de la bodega; qué te parece si, mientras se seca la primera capa de pintura, me dedico a leer el documento, así hoy mismo lo tendrías a la hora de la comida.

Noah resopló derrotado, —eso espero— y giró de nuevo hacia Lucian, quien no se había movido de su lugar tras el mostrador; —¿tú también vendrás? Podríamos reunirnos para la hora del almuerzo, iremos al Paris-Pizza, yo invito— porque claro, no iban a ir a cualquier lugar.

—Yo no... no lo creo— contestó Lucian, —tengo un asunto con mi hermano.

—Invítale, uno más en la mesa no será problema— insistió.

—Lo lamento, tal vez en otra ocasión— volvió a negar el alfa.

—¿Eso quiere decir que tendremos una cita pendiente?

—Noah— intervino Samuel, —en serio, estamos ocupados.

Noah rodó los ojos, —Jared tiene la extraña manía de echarme y tratarme peor que al chico de los recados, y ahora tú también— caminó hacia la puerta; —espero tu llamada, y si no lo haces sabes que vendré a buscarte— amenazó.

Una vez Sam y Lucian estuvieron solos, el primero suspiró, —Noah es algo extraño— dijo—, es un buen amigo, sin duda, pero extraño, tiene una personalidad demasiado especial, por no decir chocante a veces.

—Sí, ya veo— exclamó Lucian antes de tomar las cajas de nuevo y llevarlas a la otra habitación.

Tal como Samuel dijo, las cajas de la bodega fueron removidas y después una capa de pintura color blanco brillante fue aplicada, mientras esta secaba, Sam aprovechó para echar un vistazo a la documentación; por su parte, Lucian se había mantenido demasiado callado y su amigo se lo atribuyó a la labor de ese día, pues entre el ajetreo de la remodelación y los clientes que llegaban a mirar y comprar piercings y llaveros, Lucian estaba bastante ocupado.

—¿Irás con tu amigo?— preguntó Lucian cuando vio a Sam colocar el sobre amarillo en una de las alforjas de su motocicleta.

—Sí, acabo de confirmar con Noah— explicó, pues segundos antes había estado con su teléfono móvil en la mano.

—¿Y a qué hora regresas?

—Espero que antes de las tres de la tarde— colocó su casco, —así terminaríamos con la última parte de la pintura a las cinco.

Lucian silbó, —lo dudo, como mínimo a las siete saldremos de aquí.

Sam gruñó, a las siete había quedado con Leo en ir al cinema, —entonces deberé estar de vuelta mucho antes— encendió el motor de su vehículo, —haré todo lo posible por zafarme de Noah— bajó la visera y avanzó.

Lucian le vio partir, se aseguró que la puerta del local estuviera cerrada con llave y fue hacia su motocicleta.

...

Durante toda la mañana, Noah sopesó la idea de llamarle a su hermano para darle la noticia: había encontrado a su pareja, y no era cualquiera, era un hombre muy guapo y, por lo que había escuchado, atento y dedicado. Entonces, una fugaz idea pasó por su cabeza: Liam podría ponerse celoso, pero enseguida la desechó, Liam no era así; era un tanto alocado, despreocupado y con la lengua un poco afilada, pero jamás se interpondría en su felicidad.

Su felicidad. Ahora Lucian sería gran parte de su felicidad.

Lucian, entre más lo repetía mentalmente más "bonito" le parecía el nombre. Finalmente decidió que no le comentaría a su hermano, no todavía, hasta que hubiera "algo más" entre él y su pareja; una cita, por lo menos.

Su pareja, esas dos palabras le erizaban la piel y le aceleraban el corazón.

Más lento de lo que deseó, Samuel se comunicó con él y confirmó la hora de la reunión, por eso ahora estaban terminando de comer en el restaurant Paris-Pizza.

Samuel deslizó el sobre de color amarillo sobre la mesa y después se echó hacia atrás, apoyando la espalda en la silla.

—Bien, entonces a partir de mañana estarás a mi entera disposición— dijo Noah antes de tomar la copa y beber con lentitud el vino blanco que había elegido para esa ocasión.

—¿Entera disposición? Las cláusulas son bastante específicas— rebatió Sam.

Noah sonrió tras su copa y la dejó en la mesa de nuevo.

—Tienes razón— dijo, se tomó unos segundos para disfrutar el sabor de la bebida que había quedado en su boca y para decidir que no se iría por las ramas, pues Sam, además de haberse convertido en un buen amigo, si era necesario podría "ayudarle" a llegar a Lucian.

—Lucian es soltero, ¿verdad?— soltó.

—¿Qué? ¿Lucian? Sí— la cuestión tomó a Sam por sorpresa, —¿Por qué quieres saber?— creyó que probablemente Noah estaba pensado en un puesto para él, así como había hecho con Leo al colocarlo en Silver Moon, aunque no imaginaba qué vacante solicitaría el estado civil específicamente soltero.

Noah apoyó el codo derecho sobre la mesa, elevando el brazo para apoyar la mejilla en la mano y dijo con soltura; —porque Lucian me interesa.

Samuel arrugó la frente confundido; —¿te interesa?

—Sí, Lucian es mi pareja, lo he descubierto hoy, cuando lo conocí.

Los ojos de Sam se abrieron casi tan grandes como lo hizo su boca; Noah y Lucian, juntos, eso era... era increíble.

—¿Qué?— exclamó Noah, —¿no crees que sea posible?

El ex bombero sabía que no podía cuestionar aquello, él había caído por el hermano menor de su amigo, un chico, por alguien que jamás imaginó, pero que no se arrepentiría jamás. Cerró la boca y tragó saliva, si el destino los había unido, él no era nadie para evitarlo.

—No sé si Lucian se haya dado cuenta de lo que realmente somos o no, pero puedo apostar mi auto a qué ha notado algo diferente en mi presencia esta mañana— que Noah dijera eso no era cualquier cosa, pues conducía un Maserati deportivo.

Sam sonrió pensando en que seria agradable que sus dos amigos salieran juntos, y agregó, —te aseguro que no se dio cuenta, y si lo hizo tardará mucho en descifrarlo, Lucian es bastante despistado cuando se trata de esas cosas; consiguió su anterior cita gracias a Lucas, aunque la chica resultó ser-

—No lo digas— le calló Noah, —no me agrada la idea de escuchar sobre sus anteriores conquistas.

Sam soltó una risilla, comprendía ese sentimiento, pero luego reparó en algo importante, —¿qué hay de Lily?

—Todavía no le he dicho— suspiró, —eres el primero con quien hablo de esto.

Samuel elevó las cejas, que Noah no hubiera corrido a los brazos de su hermano era asombroso, pero también entendía que no era fácil enfrentar todo lo que una pareja implicaba.

—Primero debo hablar con Lucian, espero que él me acepte— Noah se sonrojó, —y si todo sale bien le daré la noticia a Liam; a Lily y a mis padres por el momento no.

—Parece que ya tienes un plan— dijo Sam, miró el reloj en la pared y dijo, —estaré esperando tus buenas noticias entonces, pero ya debo irme.

—¿Tan pronto? Pero aún no hemos pedido el postre.

—Lo siento, no quiero demorar demasiado, aún falta terminar con la pintura de la bodega y necesito estar libre lo más pronto posible, tengo una cita con Leonel esta tarde— sonrió poniéndose de pie.

—¿Y Lucian?

—¿Qué hay con él?— preguntó Sam sacando algunos billetes de su bolsillo.

—¿Lucian estará allí, en la tienda?

—Sí, por supuesto, no sé qué planes tenga con Lucas, pero no creo que quiera quedarse hasta la noche pintando.

—Oh, entiendo— cabeceó Noah y agregó, —solo un favor, no le digas a Lucian todavía, has como si no supieras.

Samuel pensó que eso era un poco extraño, pero aceptable a la vez, aunque con Noah ya no estaba seguro de mucho; asintió, dejó la paga, se despidió y salió de allí.

Al llegar a la tienda, Samuel miró con más atención a Lucian, quien parecía normal, solo un poco más callado, pero nada que pudiera considerarse inusual o como una pista de lo que Noah le había dicho; tampoco le correspondía indagar, el otro beta había dejado en claro que él hablaría con Lucian sobre el asunto.

No habían pasado ni treinta minutos desde su llegada cuando una cuadrilla de hombres llegó a la tienda buscando a Samuel Donovan, estaban vestidos con ropa de trabajo y botas, con brochas y rodillos, listos para dedicarse a pintar; entonces el teléfono móvil de Sam sonó.

—¡¿Hiciste qué?!— exclamó Sam ante la explicación de Noah.

—Les envié un poco de ayuda, corre por mi cuenta, los honorarios de los trabajadores ya están pagados— dijo Noah al otro lado de la línea.

—No creo que sea necesario, nosotros podemos...

—No voy a permitir que mi pareja trabajé de más— soltó una risilla tonta y dijo, —mi pareja, ¿escuchaste lo bien que suena eso?

Samuel rodó los ojos y se alejó lo más posible de su socio, quien aun no entendía qué hacían esos hombres allí.

—Si se entera que es por él no le va a gustar, el pobre no tiene idea de lo que tramas todavía.

—Tienes razón, aunque esta ayuda no la puedes rechazar si deseas salir a tiempo para ver a Leo— cantarruneo.

Bueno, Noah tenía una razón válida.

Samuel, resignado, dijo, —está bien.

—¡Perfecto!— y colgó.

Sam suspiró, intentando idear algo para justificar la presencia de los trabajadores ante Lucian.

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ESPACIO PARA CHARLAR: ¿Es la "OTP" que esperaban / deseaban? Lo lamento si no, pues fue planeada desde que SMG estaba a la mitad.

El siguiente capítulo es de Liam, ¿qué habrá ocurrido con él y aquél sujeto con el que se encontró en la pista de baile? Puede que encuentren algunos adelantos durante la semana, ya saben en qué lugar. 

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