Inesperada coincidencia.

* El siguiente capítulo posee contenido violento, agresivo, sexual y/u obsceno, no apto para menores de edad. Se recomienda discreción.

Capítulo 5.

Inesperada coincidencia.

Liam resopló y se dejó caer en el respaldo de la silla, el servidor había tenido algunos problemas y él, como programador del área de soporte técnico de la empresa, había tenido muchísimo qué hacer; le gustaban las computadoras, sí, pero cuando no eran cuestiones de trabajo, claro estaba. Afortunadamente ya todo estaba en orden, había logrado pasar la "prueba de fuego" en su nuevo empleo aportando bastante para la resolución del problema. Ya estaba a jueves y solo le quedaba un día más en su semana laboral, los sábados y domingos los dedicaba para ir a nadar o salir por allí.

La camarera retiró el plato vacío de la mesa y él agradeció. No había tenido tiempo de comer al medio día y por eso había devorado ese jugoso corte de carne sin reparos, aun así, solicitó como postre una rebanada de ese pastel de chocolate que se veía delicioso en la publicidad.

Miró los cubos de hielo en su vaso con bebida de cola y sin planearlo recordó a Kris, ese magnífico encuentro del fin de semana pasado; por el mucho trabajo no había tenido tiempo de pensar en ello. ¿Qué estaría haciendo ese guapo hombre en ese momento? Había dicho que iba y venía de la ciudad por trabajo, así que pudiera no estar en Fallcity, aunque eso no iba a impedirle pasear por el mismo bar otra vez. Pero Liam nunca había repetido compañeros de cama, a excepción de John, un chico que conoció en el instituto, eso fue después de que Jared le rechazara y antes de que decidiera mudarse a Fallcity. No es que John fuera su pareja sentimental, él era solo alguien con quien pasarla bien, con quien experimentar cuando estaban bebidos, por supuesto. Y eso había quedado atrás.

La camarera dejó frente a él un bonito plato con una apetitosa rebanada de pastel y un fino cubierto, recordándole que estaba a sus órdenes si algo más se le ofrecía. Liam le sonrió y una vez estuvo solo comenzó a comer, esta vez lento, disfrutando el sabor dulce de la cobertura; la carne la había devorado, pero para esto se tomaría su tiempo.

Estaba tan bueno que pensó que su magnífico sabor le había hecho alucinar; dejó el cubierto y se relamió los labios; otra vez, allí estaba, la risa sedosa de Kris.

Tragó saliva y alzó el rostro con lentitud, no queriendo parecer apurado. Miró con cautela alrededor, el restaurant era algo grande, incluso contaba con terraza, y un área de bar; servían diversos cortes de carne, además de otros platillos y cerveza, así que siempre había comensales.

Una brillosa y larga cabellera rubia ondulante no pasó desapercibida en su búsqueda, la mujer llevaba un vestido rojo sangre, tenía un precioso y simétrico cuerpo, si no fuera gay no dudaría en fantasear con ella; entonces miró mejor a las personas que estaban a su alrededor, había una mujer más y tres hombres, uno de ellos era Kris. Todos estaban sentados alrededor de una mesa redonda y alta, cada uno ocupando un taburete.

Podía jurarlo, era él, con esa barba azabache y perfecta, el cabello frondoso, la sobresaliente estatura, y esa espalda ancha que se amoldaba perfectamente a ese traje sastre gris oscuro.

Liam tragó saliva y miró su plato; encontrar a Kris allí, sin duda, era una agradable e inesperada coincidencia. Él era algo desvergonzado, pero admitía que hasta para él sería muy atrevido, y descarado, ir a saludarle; además ¿qué le diría? No había ocurrido nada más que sexo entre ellos, asombroso sexo, a decir verdad.

Comió un bocado más de pastel y fingió mirar de nuevo alrededor, notó como Kris ponía una mano en la cintura de la rubia de manera demasiado casual, ella seguía hablando y los demás de la mesa rieron, Kris incluido.

Sintió una ligera punzada de celos, pero la ignoró de inmediato, como bien sabía, la mujer podría ser incluso esposa de Kris, y eso no debía afectarle.

Volvió a centrarse en su pastel, tenía aun bastante de su porción y pensó que si se entretenía lo suficiente podría mirar a Kris un rato más, eso sí, disimuladamente.

Notó que Kris parecía animado y divertido en ese grupo; pronto un hombre y las dos mujeres se marcharon, quedando así el adonis y un sujeto más todavía en la mesa.

Por momentos Liam se sentía como un acosador, pero enseguida se convencía de que no era así, pues había sido casualidad encontrarle allí.

Cuando el semblante de Kris dejó de ser divertido y pasó a ser uno bastante formal, Liam tuvo la interesante idea de que, cuando llegase a su casa esa noche, se tocaría pensando en Kris, porque esa expresión dura y seria estaba en su rostro cuando lo tomó en su cama aquella vez.

Probablemente estaba hablando con el hombre sobre algo de negocios, qué importaba, Liam seguía mirándole furtivamente, aunque cada vez de manera menos constante, para no ser descubierto, por supuesto; solo asegurándose de que aún seguía allí.

Quedando menos de la mitad de su pastel, la camarera se acercó a su mesa y deslizó media hoja de papel doblada a la mitad sobre la madera.

—Señor, le envían esto— dijo ella.

—¿Quién?— preguntó algo sorprendido y confuso.

—El caballero que está en el área del bar.

Liam desdobló la hoja, quedándose sin respiración al leer la nota.

Así que también te gusta mirar, ¿eh?

K.

¡Santo Dios, le había descubierto!

La camarera estaba a punto de marcharse, pero Liam la detuvo justo a tiempo.

—¿Podrías préstame tu bolígrafo un momento? Por favor— le pidió, porque no iba a dejar las cosas así, además, Kris le había dicho que le agradaba, por su sentido del humor único

—Sí, claro— ella lo tomó de su bolsillo y se lo tendió.

Liam escribió debajo de la hermosa caligrafía de su último amante.

Casi nunca lo hago, deberías sentirte afortunado.

L.

Después le devolvió el bolígrafo a la camarera, al igual que la hoja doblada y le pidió de favor que se la entregase al caballero que la había enviado.

Quería ser testigo de su rostro cuando leyese la nota, quería ver la genuina sorpresa, seguramente Kris no se esperaría tan osada y directa respuesta.

Pero el sorprendido fue él, pues cuando la camarera dejó el papel junto a Kris, este, ante la atención de su interlocutor, desdobló la hoja, la leyó para sí mismo y sonrió descarado para luego guardar la nota en el bolsillo interior de su saco.

Liam sintió sonrojarse y en seguida desvió su atención a lo que quedaba de su postre, cayó en la cuenta de que no sabía exactamente qué hacer después. ¿Comer de prisa y marcharse? ¿Dejar el pastel a medias e irse? ¿Esperarle?

Lo último sonaba muy tentador, pues daba la posibilidad de pasarla bien nuevamente a su lado, en su cama.

Empujó el plato casi vacío lejos, vaciló un poco con el vaso entre sus dedos antes de darle un sorbo y mirar sobre este hacia donde Kris estaba. Entonces, su corazón latió frenético cuando vio que el guapo hombre estrechaba la mano de su acompañante, acomodó las solapas de su saco y giró para caminar directamente hacia él, hacia Liam. La caliente sonrisa sobre aquella varonil barba podría derretir a cualquiera, gracias al cielo que no le estaba sonriendo a cualquiera, le estaba sonriendo a él, solo a él.

—Hola— dijo Kris cuando llegó, permaneciendo de pie.

—Hola— se obligó a no titubear, no dejará que le viera nervioso.

—Así como a ti, a mí también me gusta mirar a veces— el comentario de Kris era evidentemente en doble sentido, así como lo había sido su nota.

—Es bueno saberlo— contestó.

La camarera llegó a su mesa y le preguntó si podía retirar el plato, Liam asintió, se puso de pie y dejó unos billetes en la mesa, era bastante bueno con los números y desde antes, cuando tuvo la carta en sus manos, ya había calculado el monto de su consumo, propina incluida.

—¿Tienes prisa?— le preguntó Kris.

Se encogió de hombros, —tengo algunas cosas qué hacer— mintió, porque lo único que tendría que hacer era regar un par de plantas que Noah le había obsequiado; no iba a mostrarse ansioso ante Kris por algo más, aunque los dioses sabían que estaba aguantando las ganas de apoyar las palmas de sus manos en el duro pecho escondido debajo de ese impoluto traje sastre.

Kris esperó a que la camarera se retirase y dijo en voz baja, —me preguntaba si quisieras ir a un lugar cómodo, donde podamos charlar más íntimamente; eso si las cosas que tienes que hacer pueden esperar.

Allí estaba, esa insinuación y brillo en los ojos azules que Liam estaba esperando.

¿Para qué darle más vueltas al asunto? Era obvio que los dos querían pasarla bien esa noche, la confirmación de ello fue que menos de diez minutos después Liam estaba siendo besado y apresado entre una puerta y una figura reacia a dejarle ir. El hotel donde ahora Kris se estaba hospedando se encontraba a la vuelta, y tardaron nada en llegar, cuando estuvieron en la soledad de la habitación, Kris había asaltado su boca con hambre.

Liam logró percibir el sabor a alcohol y un leve resto de tabaco en el aliento de su amante, sin duda excitante; sabía que sus manos estaban arrugando la perfecta camisa del otro, pero este al no quejarse solo favoreció a que Liam continuara tocándole desesperado.

El zipper al ser bajado y luego el sonido característico de los pantalones al caer le calentaron más, rápidamente Kris les dejó a ambos solo en calzoncillos, arrastrándole después hacia la cama.

Liam quedó abajo, recibiendo tanta atención en su cuello y pecho que sintió que era ilegal, ese hombre caliente sí que sabía usar la lengua. Un gemido se atoró en su garganta cuando Kris realizó movimientos sinuosos sobre su pelvis, chocando sus caderas protegidas aun por sus calzoncillos; pronto, esos movimientos simularon envestidas contundentes y el cerebro de Liam estaba frito.

Kris se instaló en su cuello, besándole, lamiéndole el lóbulo de la oreja derecha y, sin dejar de realizar sus embates pélvicos, susurró, —dime, dime lo que quieres, pídemelo.

Liam no pudo evitar mover las caderas también, y en un momento en el que el aire le fue suficiente para hablar, dijo: —quiero que... quiero que te des prisa, maldita sea.

La risa ronca de Kris era preciosa y ardiente, dio un último lametón antes de acomodarse mejor encima y meter la mano en los calzoncillos de Liam, en la parte de atrás, rebuscando entre sus glúteos para comenzar a tocarle en su parte más íntima.

Estaba ansioso y necesitado, así que no tardó mucho en estar listo; Kris se incorporó y se sacó los calzoncillos permaneciendo frente a Liam, con su gran mano se frotó un poco más hasta quedar erguido en toda su plenitud, luego se estiró hacia la mesilla de noche y del cajón sacó un preservativo. Era evidente que ya lo tenía preparado, en un lugar accesible en su cuarto de hotel, listo para ese tipo de encuentro, y la idea de que cualquiera podría haber estado en la cama de Kris en ese momento le molestó a Liam, aunque pensándolo bien, jamás había estado tan agradecido de las coincidencias.

Una vez enfundando en el látex, Kris descendió de nuevo para besarle en los labios con ferocidad mientras se deshacía de la única aprenda del otro; ya completamente desnudos, el apuro de Liam era evidente al tirar de la cadera de su amante e incitarle a unir sus cuerpos.

Kris se separó unos escasos centímetros de su boca, lamió los labios rojos de su amante y sobre ellos dijo, —te dije que también me gustaba mirar, así que es mi turno de observarte— de un movimiento rápido les hizo girar, dejando a Liam encima y agregó, —quiero que me montes mientras te tocas.

Que no se dijera más, Liam le tomó la palabra y el control, dándose placer sobre ese precioso y duro cuerpo; los primeros centímetros se ajustaron lentamente a él, después fue muy rápido; la primera ondulación de la cadera de Liam le había arrancado a Kris un gruñido, para la segunda había encontrado el ángulo correcto y de allí partió su cabalgata.

A pesar de que el aire acondicionado estaba encendido, Liam sentía el ambiente muy caliente, pero eso no le hizo dejar de moverse, de arriba hacia abajo, no hasta que ambos estuvieron satisfechos. Después de liberarse, Liam sintió lo mismo en su interior, Kris había sucumbido dentro del envoltorio plástico y ahora ambos buscaban regular su respiración.

Kris era muy atento, eso debía reconocerlo, pues fue muy cuidadoso al limpiarle después, a ambos.

Tras unos minutos, Liam comenzó a tener un poco de sueño, en especial estando muy cómodo sobre el pecho de Kris, mientras este le acariciaba el cabello.

—La última vez no tenías eso— Kris señaló el pequeño colgante que pendía del cuello de Liam, era un diminuto dije en forma de L suspendido por un fino hilo de oro.

—Mi hermano me lo obsequió, esta semana— mintió, bueno, en parte; efectivamente, Noah se lo había obsequiado, de hecho, él tenía uno igual, pero con la letra N; ambos hermanos lo poseían desde hacía varios años, aunque Liam no solía usarlo cuando iba a nadar o cuando salía a ligar por temor a perderlo o a que se lo hurtaran, esta vez "su ligue" no había sido planeado, por eso lo llevaba puesto.

—¿Tienes hermanos? ¿Cuántos?— preguntó Kris interesado.

—Sí, tengo uno— respondió.

—¿Mayor o menor?

—Menor.

—¿Y se parecen?

—No en realidad— no consideraba eso como una mentira, él y Noah no se parecían; sus padres lo decían y el menor de los gemelos lo expresaba seguido, no porque se avergonzara de él como humano, eso jamás y Liam lo sabía muy bien; sino que lo hacía como parte del cuidado y protección hacia su hermano mayor, de esa manera Noah exigía a los miembros de la manada que le dieran su lugar y respeto a cada uno.

—¿Él te hizo eso?— Kris señaló la cicatriz en el brazo de Liam, entre el hombro y el codo derecho.

—Sí, hace años, cuando estábamos jugando en el jardín de la casa de nuestros padres— esta sí era una verdadera mentira, porque esa marca había sido hecha por los dientes de Noah, cuando tuvo la loca idea de que mordiendo al mayor podría convertirlo; pero los efectos secundarios fueron contraproducentes, pues el humano enfermó, una clara señal de que su cuerpo estaba rechazando la mordida; la noche que se pasó en cama con fiebre, Noah no se despegó de su lado, llorando y pidiendo perdón, culpándose por hacerle enfermar. Esa había sido la primera y única vez que había visto a Noah tan desconsolado, fue entonces cuando pudo dejar atrás el resentimiento secreto que tenía hacia él, entendió y aceptó que no era culpa de Noah el que hubieran nacido diferentes y que el menor también sufría de alguna manera por ello; desde entonces los cumplidos, los abrazos y las sonrisas para con Noah se convirtieron completamente en verdaderos, sinceros e incondicionales.

—¿Y tú, tienes hermanos?— preguntó Liam, decidiendo que no iba a dar más información y pensando en que también tenía derecho a saber un poco sobre su amante, y porque realmente deseaba saber.

—Tengo una, mi hermana es mayor que yo.

—¿Se parecen?— hizo la misma cuestión.

—A veces— dijo Kris y sonrió, —los dos podemos comportarnos como unos verdaderos hijos de perra cuando queremos.

Liam rio por el comentario y Kris le miró atento, se acercó a él y le besó en los labios lentamente, tan diferente a hacía solo unos minutos, —eres hermoso— le dijo cuando el contacto finalizó, las palabras fueron tan suaves e íntimas que Liam sintió un calor agradable en el pecho.

—Tú también lo eres— le contestó acariciándole el mentón, era la primera vez que estaba con alguien con barba, y le estaba gustando mucho.

—Prefiero que me llames guapo o apuesto, no hermoso.

Liam rio con fuerza y rebatió, —también podría llamarte vanidoso, ególatra o presumido.

Kris rio igualmente, —bien, ya entendí, la próxima vez solo te daré las gracias por el cumplido.

"La próxima vez", Liam se mordió la lengua para no decir algo sobre ello, no quería parecer empalagoso o urgido por poner la fecha del siguiente encuentro. En cambio, le besó los labios profundamente, pensado que sería una despedida, pues seguramente no habría otra coincidencia como esa. Después de ello salió de la cama, llevándose consigo la sábana, Kris estaba muy bien exponiéndose desnudo, extendido sobre el colchón.

—¿Te vas ya?— preguntó cuando Liam comenzó a recoger sus pertenencias.

—Es algo tarde, debo regresar a mi apartamento.

—¿No quieres quedarte?— Kris arqueó las cejas, pareciendo algo ansioso; Liam prefería pensar que era su imaginación.

—Mañana tengo que ir a la oficina temprano, es mejor si me voy de una vez— le dio la espalda y comenzó a vestirse; escuchó el sonido de los resortes del colchón, pasos sobre la alfombra y unos segundos después sintió la presencia de Kris tras él; Liam volteó y el hombre, que seguía en su traje de Adán, le estaba extendiendo su teléfono móvil.

—Pensé que tal vez pudieras darme tu número, así la próxima ocasión que esté en la ciudad podría llamarte para salir y tomar un café.

¡Oh, sí! Eso sería maravilloso.

Liam asintió y colocó los números en el artefacto, al igual que su nombre y luego se lo devolvió; cuando comenzó a buscar en su bolsillo su propio móvil para solicitar también la información de contacto de Kris, este le extendió una hoja de papel, la misma que habían intercambiado en el restaurant.

Liam sonrió cuando vio que allí estaba anotado el número de Kris en su excelente caligrafía.

—Así que... ¿me llamarás?— preguntó Liam caminando de espaldas, guardando la hoja en su bolsillo, yendo hacia la salida; se recrearía lo más posible, hasta los últimos segundos, con esa bella imagen.

—O tú podrías hacerlo— respondió Kris.

—Tú eres el que viaja todo el tiempo, no quiero importunarte— tomó la perilla de la puerta.

Kris pareció pensarlo por dos segundos y dijo, —solo mándame un mensaje de texto cuando desees, yo te contestaré de igual manera y en la medida de lo posible te llamaré.

Eso sonaba muy prometedor.

—Bien— Liam asintió y abrió la puerta, —entonces, nos vemos hasta la próxima vez.

—Sí, hasta la próxima.

Y Liam se marchó, dejando a Kris muy sonriente y muy desnudo en medio de la habitación.

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ESPACIO PARA CHARLAR: Creo que sí, definitivamente Liam y Noah son diferentes, por no decir, casi opuestos; Liam es como más... "descarado".

Una vez, hace mucho tiempo, una persona me preguntó por qué Noah, o su padre, no habían mordido a Liam para convertirlo; en ese momento lo único que pude contestarle es: Ya lo sabrás más adelante. Pues bien, en este capítulo estuvo la verdadera respuesta.

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