Hermanito.
Capítulo 26.
Hermanito.
Kristopher oprimió el botón rojo para finalizar la llamada y guardó el teléfono móvil en el bolsillo interno de su saco; desde la última vez que tuvo su encuentro con Liam no había hablado con él, hasta ahora. Las palabras "te amo" sollozadas por el humano habían hecho vibrar su corazón, se sintió tan extasiado que estuvo a punto de gruñir satisfecho y mostrar sus colmillos. Afortunadamente pudo contenerse, se concentró en lograr su propio orgasmo y luego huyó fuera de la habitación porque el aroma a Liam le estaba volviendo loco. Pensó entonces en terminar con su relación, pedirle que ya no se vieran más, pero Liam había dicho que solo había sido un "desliz" y que no había porqué preocuparse; Kris pensó que le gustaba mucho la manera de ser del humano, tan despreocupado, con humor picante y a veces cínico; así que tomaría lo que pudiera de él. Por eso fingió creerle y acordaron continuar como siempre.
Sin embargo, no había tenido noticias de él, y Kris tampoco le había llamado; de eso ya iba a ser una semana, una semana en la cual él y David habían estado ocupados con su trabajo. Pero no pudo esperar más, por eso decidió telefonearle y hablar como si el asunto de "aquél par de palabras" nunca hubiera sucedido; Liam hizo lo mismo y el lobo lo agradeció. Lo mejor de todo es que estaba planeando hacerle una visita inesperada; apenas finalizara con su próxima reunión importante, iría a Fallcity a encontrarse con Liam.
—¿Por qué sonríes así?— preguntó David al entrar al auto, el beta había aparcado e ido a una tienda veinticuatro-horas, Kris se había quedado dentro esperándole.
—No estoy sonriendo.
—Lo estás— insistió David al arrojarle el paquete de cigarrillos a su amigo en su regazo, para después él abrir el empaque de goma de mascar y agregar, —pero está bien, no me digas, ya me imagino que tu humano tiene que ver con eso.
Kris rio, —de acuerdo, no te diré.
David negó con la cabeza y puso al auto en marcha; una vez se incorporaron al flujo vehicular, Kris cambió el tema, incluso se puso serio.
—¿Estás seguro que es el camino?
—Lo estoy, he estado aquí antes— respondió el beta.
—No pensé que fuera así de llamativo— expresó Kris mirando el rascacielos, se dirigían directamente a él.
—Los Bennett no solo son los líderes de esta manada, sino que también contribuyen a la economía de la ciudad.
—¿Contribuyen?
—Son accionistas en varios negocios— explicó David, —en la medicina, hotelería y en la seguridad privada.
—Y a las oficinas de este último es a donde vamos, ¿cierto?
—Correcto; deberías venir tú también a las reuniones de vez en cuando y no dejarme todo el trabajo a mí— exclamó el beta justo cuando ingresaron al estacionamiento del rascacielos.
Kris rodó los ojos y no volvió a preguntar, dejó que David le guiara y hablara por él; David era su mejor amigo y su beta; era cierto que su hermana, Sophie Michaelson, era la actual líder de su manada y tenía su propio beta; pero no había nadie más en quien Kris pudiera confiar incluso su vida, además, David era bueno rastreando, matando y también en reuniones de etiqueta y formales; todo un estuche de sorpresas.
Al salir del elevador, Kris siguió a su amigo hasta un escritorio con un enorme jarrón con girasoles, donde una joven humana les dio la bienvenida.
—Hola, Grace— sonrió David.
—Señor Cook, les estábamos esperando— contestó ella sonriente.
—¿Llegamos tarde?
—Oh, no; por supuesto que no, pero siempre es un placer tenerlo por aquí.
Bien, para Kris no pasó desapercibida la mirada coqueta de la humana para con su amigo; si tan solo supiera, David no era de los que buscaban solo una aventura o romance fugaz. Decidió mejor mirar alrededor, la decoración era mínima, pero bonita y sobre la mesa de centro de la sala de espera había también flores, eran rosas.
El sonido de unos tacones bajos se escuchó sobre el leve repiqueteo de los teléfonos de los escritorios contiguos, con su oído de cambiaforma, Kris pudo distinguir muy bien los pasos.
—Ustedes deben ser Kristopher Michaelson y David Cook, bienvenidos.
Ambos giraron en redondo y se encontraron con una bonita beta, con un vestido gris y el cabello recogido en un moño alto, —yo soy Lillian Conelly— ella se presentó e inclinó levemente la cabeza, reconociendo así su estatus y condición cambiaforma.
Ellos también cabecearon en asentimiento.
Luego Lillian miró a Grace, —por favor, si llama alguien de la constructora toma el mensaje y luego me ocuparé de ello.
—¿Qué hay del señor Noah, no lo atenderá él?— preguntó Grace.
La beta negó con la cabeza, no iba a decirle que Noah le había telefoneado muy temprano diciéndole que iba a pasar unos días con Liam; Lily sospechó que era algo que solo el mayor de los gemelos podría resolver, sobre todo si eran asuntos del corazón, por lo que únicamente dijo: —yo me encargaré por el momento, solo voy a llevar a nuestros invitados a la sala de reuniones y regreso a mi oficina.
—De acuerdo, señorita— asintió, luego miró a David mucho más sonriente, —hasta luego— se despidió específicamente de él.
Kris miró a su amigo con las cejas alzadas, este solamente se encogió ligeramente de hombros; David solía ser despistado en cuanto a los flirteos y suspiros que provocaba.
—Por aquí, por favor— dijo Lillian y cuando estuvieron algo lejos del escritorio de Grace, informó: —además del círculo íntimo, el alfa Isaac los atenderá personalmente.
Ambos agradecieron y pronto llegaron a la oficina de este, un bonito letrero dorado con las letras "I. Bennett" adornaba la puerta de madera.
Lillian tocó y luego abrió la puerta entrando primero, los dos hombres esperaron unos segundos antes de seguirle.
—Alfa, el beta David y el alfa Kristopher están aquí— anunció ella, luego salió de allí.
Isaac los miró y cabeceó reconociéndolos; ellos asintieron y luego bajaron la cabeza en señal de respeto, pudiera ser que Kris e Isaac fueran iguales, pero era el territorio de Isaac.
—Así que, tú eres el hermano menor de Sophie— dijo Isaac tras unos instantes, —al fin tengo el gusto de conocerte, ella nos ha hablado maravillas de ti— no era inusual que entre líderes hubiera comunicación, y menos en una situación como la suya.
—El gusto es mío, alfa; pero debo advertirle que, cuando se trata de mí, mi hermana puede llegar a exagerar— respondió Kris con algo de soltura, mirándole de frente, algo en el rostro del lobo mayor se le hizo familiar, tal vez... bueno, no sería extraño haberse encontrado antes con él, pudiera ser que en el pasado Isaac Bennett se hubiera reunido con sus padres, Kris era bastante joven y en ese entonces no le prestaba demasiada atención a ello, ya que la sucesora sería Sophie, no él.
David, por el contrario, ya había tratado con el alfa Bennett antes y le había dicho a su amigo que era un sujeto, además de práctico, bastante agradable y cordial, aunque a simple vista podría intimidar.
Isaac sonrió cálido, —eso lo juzgaré yo, aunque Dylan me ha dicho que han hecho un excelente trabajo— miró a David cuando dijo lo último, pues de los dos, con este había tratado el tema específicamente.
—Alfa, lamentablemente los resultados no fueron satisfactorios esta vez— dijo el beta adelantando algo de las noticias que traían.
Isaac asintió y caminó hasta una pared lateral, donde colgaba desde el techo un lienzo decorativo, era como un enorme tapete bordado con flores; lo hizo a un lado y dejó al descubierto una puerta metálica, era un ascensor.
David ya lo había visto antes, por eso, ante la mirada dubitativa de Kris, Isaac dijo, —esta es la oficina del CEO de la firma, ahora vamos a la sala de reuniones de la manada, allí Dylan y los demás nos esperan.
Oh, claro, eso era.
...
..
.
Liam miró a su hermano recostado en su sofá, el lobo miraba y a la vez no el programa de televisión. Noah había llegado inesperadamente por la mañana, justo antes de que Liam fuese al trabajo; al humano no le había sorprendido en realidad, pues Noah solía hacerlo; pero ahora, al regresar de la oficina, notaba a su hermano menor algo extraño; podría jurar que había permanecido en esa posición y haciendo lo mismo todo el día.
—Ey, Noah, ¿a dónde iremos a cenar?
—Donde quieras— contestó sin mirarle; Liam estaba seguro que los infomerciales no eran tan importantes como para ignorarlo así.
—¿Qué te parece si vamos al restaurant de la última vez? Ése que tiene un nombre hippie— tiró el anzuelo, pues el mismo Noah así había descrito el nombre antes de haberse quejado de la insípida sopa.
—Sí, está bien— balbuceó.
No, no estaba bien; Noah solo parecía estar de cuerpo presente, pues incluso parpadeaba con lentitud; algo le había ocurrido e intuía lo que era, pues no había mencionado al "maravilloso Lucian" en ningún momento desde que llegó.
Liam tomó de nuevo sus llaves y billetera para dirigirse a la salida de su apartamento y dijo: —ya regreso, no tardo—, no esperó una respuesta, Noah estaba demasiado ensimismado.
Poco más de una hora después, Liam se encontraba frente a la estufa preparando los ingredientes para cocinar, casi no le gustaba hacerlo, pero esto era necesario.
Hizo la salsa y coció la pasta, mezcló todo y le agregó los condimentos, tenía que ser muy cuidadoso para encontrar el punto exacto de sal y pimienta, los lobos tenían los sentidos más agudos, además de que esta era una de las comidas favoritas de su hermano.
Cuando estuvo satisfecho, sirvió dos platos y los llevó a la sala para colocarlos en la pequeña mesa del centro, frente a Noah; el lobo solo le miró de soslayo y se removió un poco.
Liam fue de nuevo a la cocina y regresó esta vez con una botella de vino tinto, la predilecta de Noah, un sacacorchos y dos copas de cristal.
—Si sigues ignorándome, te juro que me acabo la botella yo solo— le amenazó, empujando a su hermano con el trasero para tener un espacio en el sofá.
Inevitablemente Noah se hizo a un lado y dejó de mirar la televisión para centrarse en lo que había en realidad sobre la mesa, ahora se daba cuenta que olía delicioso y que en verdad tenía hambre.
Con toda intención, Liam exageró su maniobra al intentar descorchar la botella, luego miró a su hermano listo para pedir algo que sabía no iba a negarse: —¿me ayudas?— le ofreció la botella y el sacacorchos.
Noah tomó los objetos y, sin ningún esfuerzo, la destapó; luego le devolvió los objetos.
El mayor sirvió una copa, luego miró a su hermano y preguntó, —¿quieres un poco?— quería hacerlo hablar, pronunciar al menos unas diez palabras; pero contrario a su deseo, Noah solo afirmó con la cabeza y bajó su mirada. ¿Dónde estaba el Noah parlanchín?
Liam le entregó la copa, se sirvió él en la segunda y dijo, —será mejor que comamos, sino se va a enfriar.
Para su fortuna, Noah comió; solo el murmullo de la televisión evitaba el incómodo silencio.
Noah finalizó y dejó el plato vacío sobre la mesa y luego volvió a subir las piernas al sofá; a su lado, Liam le observó, pensó que un elogio a sus habilidades culinarias hubiera estado bien, pero por el momento se conformó con que su hermano menor se hubiera acabado toda su porción.
Recogió los platos y los llevó a la cocina, los dejó sucios en el lavabo, prefirió regresar al lado de Noah a terminar el vino.
El beta solo había estado así de callado cuando Liam recientemente se mudó, pero con los días su humor había vuelto; el mayor esperaba que esta vez las cosas se compusieran de la misma manera.
Se mantuvo en silencio a su lado, sentado derecho, totalmente apoyado en el respaldo, mirando el noticiero a volumen bajo, hasta que sintió la cabeza del lobo en su hombro.
—Li, ¿crees que soy una molestia?— murmuró Noah recostado en él.
—Sí, a veces— contestó, pensando que con un poco de humor podría hacerlo salir de su letargo, pero no fue así, a veces olvidaba que su forma de bromear podía ser algo incompatible con la sensibilidad del otro; pues Noah suspiró y se encorvó un tanto.
Por eso Liam de inmediato trató de enmendarlo, —bueno, puedes serlo para algunos, pero solo porque eres demasiado cariñoso y no están acostumbrados a ello— pasó el brazo alrededor de sus hombros y lo atrajo hacia él en un abrazo fraternal, —yo soy el que da más disgustos porque soy el hermano mezquino, tú eres el afectuoso y tierno, recuerda eso.
Noah suspiró, —Lucian no me quiere a su lado porque cree que soy una molestia.
El corazón de Liam se agitó, reconoció la ira recorrer su cuerpo, y fue evidente cuando vociferó; —¡¿eso te dijo?!— incluso se separó de Noah para verle de frente, a los ojos.
La mirada de Noah vaciló.
—¡Dime, Noah!— Liam exigió y tomó el rostro de su gemelo entre sus manos para obligarle a enfrentarle, —¿Te ha echado de su lado con ese estúpido argumento?
El lobo relamió sus labios, —nn-no.
El entrecejo de Liam se frunció, no entendía bien, era claro que Noah estaba afectado, pero ahora más que nunca quería saber por qué.
—Yo solo lo escuché una tarde— confesó Noah, —él y su hermano Lucas estaban hablando de mí, no sabían que yo estaba oyéndoles.
Liam tenía claro que escuchar conversaciones ajenas podía traer varios conflictos, él lo hacía a menudo en el trabajo, gracias a ello sabía qué tanto podía confiar y en quienes; había envidia y celos en esa oficina, pero siendo como era, a Liam no le importaba en lo absoluto que incluso algunos pensaran que era "la puta del jefe" debido a su rápido ascenso. Pero Noah era otra historia, una completamente opuesta, bien lo había dicho Liam: él era el mezquino y Noah el afectuoso y tierno, también debió agregar sensible y terriblemente confiado con las personas que estimaba.
—¿Y qué dijo con exactitud?— preguntó Liam un poco más calmado, se obligó a tranquilizarse porque levantar la voz seguramente alteraría a Noah.
—Lucas le aconsejó que me dejara, que me cambiara por ti.
—¿Por mí?— Liam se preguntó qué diablos tenía él que ver en todo eso.
Noah se encogió de hombros, —le dijo que tendría el mismo panorama, pero estaría libre de las cursilerías, porque yo era demasiado pegajoso.
—¡¿Qué le ocurre a ese idiota?!— exclamó Liam, —¡No me importa que sea un maldito lobo, voy a asesinarlo!
—No, Li, déjalo.
—¡Lucas es un bastardo, merece ser envenenado con plata!— elevó la voz.
—¡No!— gritó Noah y le abrazó con la fuerza necesaria para evitar que se levantara del sofá; no era como si Liam en ese preciso momento fuera a ir en busca de Lucas para hacer cumplir sus palabras, pero evidentemente Noah así lo había interpretado, sobre todo porque añadió, —no lo lastimes, él es importante para Lucian.
Liam respiró profundo y exhaló, su hermano menor era muy fuerte físicamente, pero a la vez frágil emocionalmente, además confirmaba lo crédulo que era; ¿cómo un humano podría con un lobo?, sus palabras no eran en sentido literal, o bueno, no mucho.
—Descuida— le dijo a Noah y acarició su cabello, —no le haré daño.
Noah sorbió su nariz y le soltó sin mirarle a los ojos, —gracias.
—No me lo agradezcas, mejor dime, ¿qué respondió Lucian a las barbaridades de su hermano?
Noah se mordió el labio inferior, parecía dubitativo, —éé-él... él no...no...
—¿Lucian aceptó la propuesta?— Liam pensó que lo mejor era guiar a su hermano con preguntas concretas.
—No.
—¿Lucian dijo específicamente que eras molesto y que no quería volver a verte?
Noah meneó la cabeza con lentitud antes de decir, —no.
—Mira, hermanito, escuchar una conversación a hurtadillas puede causar malos entendidos; puede que solo presenciaras un momento de reflexión y debilidad y, si así fue, eso no quiere decir que le desagrades a Lucian; ¿has hablado con él últimamente?
—No en realidad— respondió con algo de timidez.
—¿Qué significa eso?
Noah se encogió de hombros, —Lucian ha ido a la oficina a buscarme, dijo que eran las palabras de Lucas, no las suyas— se sonrojó de repente y añadió, —incluso me besó, pero yo le eché de inmediato.
Las cejas de Liam se elevaron y preguntó con un tono apropósito demasiado inocente viniendo de él, —¿por qué razón te habría besado?
—Porque es una buena persona y quiere enmendar su error; sabe que me atrae y que con eso yo-.
—Sí, seguramente por eso— le interrumpió, —pero también podría ser porque tú también le atraes.
Noah le miró por fin, pues había estado cabizbajo, era como si nunca hubiese pensado en esa posibilidad; sus ojos se veían más verdes debido a las lágrimas; Liam aún se sorprendía de lo iguales y opuestos que eran a la vez.
—¿Qué?— preguntó Liam ante el gesto, —¿no has pensado que después de estos meses no te ha tomado cariño?— le secó una lágrima con el pulgar y agregó, —hermanito, eres increíble y no te miento cuando digo que es imposible no quererte.
Noah exhaló, junto con el aire de sus pulmones dejó salir también gran parte de su pesar, —¿qué debo hacer entonces?, ¿qué me aconsejas?, ¿debo perdonarle?
Era un lobo, pero como el típico hermano menor, y como hacía cuando eran pequeños, seguía necesitando la guía de Liam; así que este dijo orgulloso y con firmeza: —cuando te sientas listo, solo dale la oportunidad a Lucian de explicarse, escúchalo de manera objetiva y toma una decisión; no estaría bien que perdieras la oportunidad de un amor de cuentos de hadas por un mal entendido.
Noah se lo pensó tres segundos, luego afirmó con un frenético movimiento de cabeza y dijo, —hasta entonces, ¿puedo quedarme aquí, contigo?, no quiero pensar en ello por ahora.
—Claro, eres bienvenido por el tiempo que desees— le sonrió; Liam no pensaba que Lucian fuese un mal sujeto, bien lo había dicho cuando lo conoció: le parecía algo lento y despistado, pero no malo; además, él mismo había visto lo feliz que había estado Noah con su sola presencia.
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ESPACIO PARA CHARLAR: Y bueno, cada uno buscó consejos (ja, ja, ja). Nos leemos la próxima semana, o antes, en El Baúl del Tesoro.
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